El ajedrez de Macri: mover a Susana Malcorra sin entregar las Malvinas
La jugada para lograr protagonismo en la ONU. El temor a un acuerdo secreto con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas.
Por Rodrigo Lloret | Perfil
Malcorra, candidata a suceder a Ban Ki-moon en la ONU. | Foto: Cedoc
El presidente Mauricio Macri está jugando por estas horas una crucial partida de ajedrez sobre el tablero mundial. Pero el deseo de impulsar la candidatura de Susana Malcorra para la Secretaría General de las Naciones Unidas podría tener un impensado impacto en el histórico reclamo argentino por la soberanía de las islas Malvinas.
Malcorra tiene una carrera brillante en la diplomacia de las Naciones Unidas, donde trabajó por 12 años. Fue directora de Operaciones del Programa Mundial de Alimentos entre 2004 y 2008. Luego fue secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, donde se desempeñó hasta 2012. Y, finalmente, se convirtió en la jefa de Gabinete del secretario general Ban Ki-moon, hasta el 10 de diciembre de 2015, cuando fue convocada por Macri para conducir el Palacio San Martín.
La jefa de la diplomacia argentina, no quedan dudas, tiene un gran aval para ser la sucesora del surcoreano desde el 1° de enero de 2016. Pero, para alcanzar su objetivo, Malcorra debe lograr dos condiciones: obtener la mayoría en el Consejo de Seguridad de la ONU y que ninguno de los miembros permanentes vote en contra. Si tan solo un país de los cinco grandes se opone, el camino de la canciller estará clausurado.
El mismo reglamento de la Asamblea General indica que el Consejo de Seguridad debe presentar al candidato para que luego sea votado en sesión privada y secreta. Por lo tanto, Malcorra solo podrá ser secretaria general de las Naciones Unidas si Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, China y Francia la apoyan.
Y es en Gran Bretaña donde se plantea el principal obstáculo. ¿Por qué apoyaría el gobierno británico a una candidata de Argentina a convertirse en nada menos que la principal funcionaria del principal organismo internacional donde se discute la soberanía de las Malvinas?
Malcorra jura que ese tema no fue tratado en la reciente reunión que mantuvo con su colega británico, Philip Hammond. En cambio, aclaró que solo se avanzó en los temas en común: cooperación en el Atlántico Sur, la promoción de inversiones y lucha contra el crimen organizado. Ambos cancilleres se encontraron el pasado 4 de julio en Londres y la reunión representó el primer encuentro entre funcionarios de tan alto nivel de Argentina y Gran Bretaña en 15 años.
Curiosamente, la cumbre se produjo muy pocos días antes de que Argentina oficializara que Malcorra competirá por la ONU.
Es en ese marco, donde hay que prestar atención a las recientes declaraciones que Malcorra hizo a la prensa, en particular, una extensa entrevista que concedió al diario Clarín en Londres, donde la canciller ha pasado los últimos días.
La estrategia de Malcorra sobre Malvinas podría resumirse en dos puntos:
1. Encapsular Malvinas (una fórmula que recuerda la figura del “paraguas” utilizada por el menemismo)
“(Con Gran Bretaña) tenemos lo que yo como ingeniera digo, el principio de Paretto: hay un 80% de cosas en las cuales estamos de acuerdo y siempre hay un 20% en el cual no estamos tan de acuerdo. La ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cual es ese 20%: son las Malvinas. Entonces, en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir resultados en el 80%. En el caso de Malvinas, nosotros tenemos un mandato claro, definido por la Constitución. Entonces ni siquiera hay un signo de pregunta respecto de si esto es o no es un tema prioritario para nosotros. Pero también reconocemos que, con esta retórica enormemente agresiva que hemos tenido en los últimos tiempos, no se ha avanzado en ningún resultado concreto, no nos ha servido a los efectos de estar más cerca de una solución”.
2. Sumar a los kelpers a la mesa de negociación (algo que también hizo el menemismo)
“A medida que avanzan los tiempos, y hay un mayor reconocimiento a la participación de los pueblos, hay un mayor reconocimiento a la participación de la sociedad civil en distintas formas, uno puede ir pensando en opciones de aperturas. No tengo ninguna sobre la mesa en este momento. Pero sería flexible a decir: ‘a ver, escuchemos y pensemos abiertamente’. (…) Vamos a pensar en la gente, en las personas. Una de las cosas que yo quiero resaltar es que, hoy por hoy, no hay ningún impedimento por parte de la Argentina en que los isleños tengan autorización para viajar y para volar en cualquier momento que necesiten, particularmente si hay una emergencia. Pero, de repente, hay cosas que podemos hacer para flexibilizar y facilitar eso aún más. Entonces parte de lo que debemos trabajar en los próximos meses es precisamente en que cosas puntuales. Que pueden ser pequeñas grageas. Nada va a ser una enorme política de estado, podemos trabajar para facilitar esta apertura”.
No está mal, nada mal, que se recuperen las relaciones con Gran Bretaña. Argentina debe superar el conflicto más importante para su diplomacia a través del diálogo. Pero tratándose de un tema tan importante, no debe quedar ninguna duda de lo que se está negociando.
Algo de eso planteó recientemente el ex canciller Dante Caputo en una columna titulada “La oportunidad de Malcorra”, publicada en el diario La Nación. “La campaña que implica hablar con cada uno de los países para obtener el apoyo llevará, lógicamente, a un encuentro con el Reino Unido. Esa reunión no debería convertirse en una negociación en la cual la cuestión Malvinas esté en el centro de la discusión. La Argentina deberá reafirmar su posición sobre la solución diplomática y eventualmente avanzar hacia alguna idea innovadora que cuente con apoyo del gobierno y la mayoría de la oposición. Me parece indispensable que en esas reuniones estén presentes dos miembros de la oposición parlamentaria. Los motivos son sencillos de imaginar: todo acuerdo de palabra debe tener testigos que aseguren su cumplimiento y conviene que en un tema de esta naturaleza haya una representación más amplia que la del gobierno. Un procedimiento sencillo que dará seguridad para el Reino Unido y para la Argentina”.
Nunca antes en la historia de la ONU, un argentino logró convertirse en secretario general de las Naciones Unidas. Se trata de un lugar de mucho prestigio para nuestra diplomacia. Pero es también un premio que no debe lograrse a cualquier precio.
Macri debe pensarlo muy bien antes de mover a su Dama.
miércoles, 18 de mayo de 2016
lunes, 16 de mayo de 2016
Relatos británicos de la guerra (8): Linda Kitson y la emoción de dibujar el Sir Galahad
"El dibujo del Sir Galahad es uno de mis peores - yo estaba demasiada abrumada por la emoción '
Linda Kitson, de 67 años, fue el artista de guerra oficial designada por el Museo de Guerra Imperial
The Daily Telegraph
Ven el trabajo y ajustan con el artista que va a hacrer el trabajo. Tenía 37 años y fue contratado porque hago el dibujo rápido - me resisto a la palabra "boceto". Mis dibujos son una reacción a lo que está allí, sin tiempo para el embellecimiento. Por lo general, nos llevó unos 20 minutos, porque todo lo que se movía, jeeps y helicópteros - que sólo podían dar una impresión de ellos. Había poca oportunidad de familiarizarse con el tema. Me gustaría llamar a los Gurkhas en una caseta de puesto de mando de un día y al día siguiente sería volado en pedazos. Mi dibujo del Sir Galahad que cuelga en el Museo Imperial de la Guerra es uno de mis peores porque estaba abrumada por la emoción - todos los fantasmas de la Guardia Galesa que había llegué a conocer.
Supongo que sí se destacan un poco porque me tomó un enorme baúl de hojalata con suficientes pinturas, tintas y lápices para durar años. Se necesitaba hombres para llevarlo pero creo que pensaban que me ayuda era menos aburrido que el resto de sus funciones. También tuve un taburete y una sombrilla de 7 pies. Un sargento me hizo un brazalete de camuflaje que celebró los cinco tipos de dibujo implemento que pudiera trabajar con ellos. Congelar los dedos eran un problema. Fue amargo. Tenía cinco capas de ropa. Royal Marines estaban distribuyendo medias para damas. Estas enormes hombres corpulentos!
Me las arreglé para obtener alrededor de 100 dibujos de vuelta en el Queen Elizabeth 2, pero me preocupaba - eran mis bebés. Llevar el resto alrededor era una pesadilla, así que les conseguiría de nuevo a la sede y los puso en un tronco con una nota que dice: "Si me pasa algo conseguir éstos de nuevo al Museo Imperial de la Guerra"
Linda Kitson hoy
Linda Kitson, de 67 años, fue el artista de guerra oficial designada por el Museo de Guerra Imperial
The Daily Telegraph
Ven el trabajo y ajustan con el artista que va a hacrer el trabajo. Tenía 37 años y fue contratado porque hago el dibujo rápido - me resisto a la palabra "boceto". Mis dibujos son una reacción a lo que está allí, sin tiempo para el embellecimiento. Por lo general, nos llevó unos 20 minutos, porque todo lo que se movía, jeeps y helicópteros - que sólo podían dar una impresión de ellos. Había poca oportunidad de familiarizarse con el tema. Me gustaría llamar a los Gurkhas en una caseta de puesto de mando de un día y al día siguiente sería volado en pedazos. Mi dibujo del Sir Galahad que cuelga en el Museo Imperial de la Guerra es uno de mis peores porque estaba abrumada por la emoción - todos los fantasmas de la Guardia Galesa que había llegué a conocer.
Supongo que sí se destacan un poco porque me tomó un enorme baúl de hojalata con suficientes pinturas, tintas y lápices para durar años. Se necesitaba hombres para llevarlo pero creo que pensaban que me ayuda era menos aburrido que el resto de sus funciones. También tuve un taburete y una sombrilla de 7 pies. Un sargento me hizo un brazalete de camuflaje que celebró los cinco tipos de dibujo implemento que pudiera trabajar con ellos. Congelar los dedos eran un problema. Fue amargo. Tenía cinco capas de ropa. Royal Marines estaban distribuyendo medias para damas. Estas enormes hombres corpulentos!
Me las arreglé para obtener alrededor de 100 dibujos de vuelta en el Queen Elizabeth 2, pero me preocupaba - eran mis bebés. Llevar el resto alrededor era una pesadilla, así que les conseguiría de nuevo a la sede y los puso en un tronco con una nota que dice: "Si me pasa algo conseguir éstos de nuevo al Museo Imperial de la Guerra"
Linda Kitson hoy
domingo, 15 de mayo de 2016
CF Ernesto Proni Leston ubica al HMS Sheffield
Gestas y héroes olvidados por la mayoría de los argentinos: Cazando al HMS Sheffield
Historia del silencioso trabajo que realizó un grupo de hombres, a bordo de un viejo avión de exploración desarmado, que localizó y guió un histórico ataquePOR RUBÉN DURÁN | El Intransigente
Gestas y héroes olvidados por la mayoría de los argentinos: Cazando al HMS Sheffield Capitán de Fragata Ernesto Proni Leston y de su Neptune 2-P-112
Después del inicio de las hostilidades del 1 de mayo de 1982, las cosas habían tomado un cariz angustiante para la Armada Argentina: El 2 de mayo el crucero ARA General Belgrano había sido torpedeado y hundido por el submarino HMS Conqueror, el aviso ARA Alférez Sobral había sido atacado con misiles por helicópteros enemigos y se desconocía su paradero, la Flota de Mar, con el portaviones ARA 25 de Mayo a la cabeza, no había logrado montar el ataque programado en contra de la escuadra británica y recibió órdenes de dirigirse a aguas seguras por el peligro de los submarinos nucleares enemigos.
La única carta que por el momento le quedaba a la Armada era la 2ª Escuadrilla de Caza y Ataque con sus novísimos Super Etendard, armados con misiles Exocet. Los primeros cinco aviones habían llegado a la Argentina en noviembre de 1981, y desde esa fecha comenzó el programa de asimilación de dicho sistema de armas, que preveía la llegada en abril de 1982 de técnicos franceses que debían realizar la puesta a punto del sistema de disparo del misil. A raíz del desembarco argentino en Malvinas, los expertos franceses suspendieron el viaje y los integrantes de la Escuadrilla se vieron obligados a desarrollar técnicas propias para dejar a los Super Etendard plenamente operativos, lo que demandó un gran despliegue de imaginación y trabajo, que rendiría sus frutos en mayo de ese año.
Pero, para alcanzar su objetivo, los pilotos de los Super Etendard debían ser guiados hasta las proximidades del mismo por un avión explorador, quien debía transmitirles información actualizada de la ubicación de los barcos enemigos que debían atacar.
Estas aeronaves, cuyo diseño databa de fines de la Segunda Guerra Mundial, también recibieron la peligrosa misión de efectuar vuelos de exploración antibuque en la zona de Malvinas, para informar a los aviones de la Fuerza Aérea Argentina si el camino hacia las islas estaba despejado o no de amenazas.
Así fue como en la noche del 3 de mayo de 1982, el entonces Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston recibió la orden de realizar un vuelo de exploración, por lo que en la madrugada del día siguiente despegó a bordo del Neptune matrícula 2-P-112, lo acompañaban diez tripulantes más: Capitán de Corbeta Sepetich (copiloto), Teniente de Fragata Pernuzzi (operador radar), Teniente de Fragata Gatti (navegante), Teniente de Corbeta Meneses, y los Suboficiales Heredia, Sosa, Del Negro, Saavedra, Yerba y Fernández..
Con un cielo poblado de nubes bajas, el solitario avión inició su tarea. La misma consistía en volar a escasa altura del mar, para evitar ser detectado, al llegar a un determinado punto, Proni Leston aceleró motores y elevó el avión hasta llegar a cerca de los 900 metros de altitud. En ese momento se activó el radar por unos segundos y luego el avión regresó a la relativa seguridad del vuelo bajo.
Así estuvo operando por casi una hora y media, cuando Pernuzzi le comunicó que los cristales del radar se habían quemado. Proni Leston le ordenó que los cambie, ya que con los cristales rotos la pantalla de radar se torna difusa y no es posible identificar correctamente los blancos. A las 7:50 de ese 04 de mayo volvió a elevarse por encima de las nubes. Esta vez, el radar reparado localizó un objetivo de porte mediano que emitía señales de contramedidas típicas de un buque de guerra, por lo que comunicaron de inmediato la novedad al continente.
El Neptune continuó acechando al blanco, esperando nuevas instrucciones del comando, y a las 8:45 Proni Leston volvió a elevarse, detectando en esta oportunidad a tres barcos enemigos ¡A sólo 96 km. de distancia! Es decir, dentro el alcance de las patrullas aéreas de combate de los Harrier.
Conciente del peligro, Proni Leston volvió a descender a toda velocidad y se alejó a una distancia prudencial, pero siempre vigilando a su presa. Después de las 9:00 se produjo otro inconveniente: se volvieron a quemar los cristales del radar y no quedaban más repuestos.
La arriesgada maniobra rindió sus frutos, ya que permitió localizar correctamente a los tres barcos enemigos.
Ya habían cumplido. Pocos minutos después, Proni Leston se comunicó con los dos Super Etendard que ya estaban en camino y les transmitió la valiosa información. A las 11:40 de ese día, un Exocet disparado por la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque impactó en el destructor Clase 42 HMS Sheffield, gracias al heroico trabajo realizado por los tripulantes del Neptune.
Este fue el último combate de tan noble avión, ya que al desgaste producido por el paso de los años se sumaron las duras condiciones climáticas que debió enfrentar. Por ese motivo, los dos Neptune dejaron de volar operativamente entre junio y julio de 1982. Sus fuselajes permanecieron al aire libre y expuestos al deterioro, pero gracias al esfuerzo de un grupo de hombres de la Armada, el 2-P-112 de Proni Leston fue reconstruido y actualmente se encuentra en exhibición en el Museo de la Aviación Naval, en la Base Comandante Espora, como tributo a aquellos hombres que no dudaron en enfrentar al peligro para cumplir con su compromiso con su Patria.
Lamentablemente, el destino fue menos benéfico con Proni Leston. Si bien fue condecorado por su valiente actuación, una vez retirado como Capitán de Fragata de la Armada debió trabajar como remisero, porque la jubilación no le alcanzaba para mantener su hogar.
Trabajando en un remis, precisamente, fue asaltado y sufrió una herida de arma de fuego. Una vez recuperado, siguió viviendo con bajo perfil, hasta que el día 16 de septiembre de 2007 su alma emprendió un último vuelo hacia la eternidad. La noticia de su muerte pasó desapercibida para la mayoría de los medios nacionales (privados y estatales), al parecer más interesados en el fallecimiento del comandante inglés Jeremy Moore, ocurrido un día antes.
Historia del silencioso trabajo que realizó un grupo de hombres, a bordo de un viejo avión de exploración desarmado, que localizó y guió un histórico ataquePOR RUBÉN DURÁN | El Intransigente
Gestas y héroes olvidados por la mayoría de los argentinos: Cazando al HMS Sheffield Capitán de Fragata Ernesto Proni Leston y de su Neptune 2-P-112
Cazando al HMS Sheffield
Mucho se ha hablado y escrito sobre el ataque de la Aviación Naval contra el destructor HMS Sheffield, el 04 de mayo de 1982. Se ha puesto énfasis en la efectividad de los aviones Super Etendard y sus misiles Exocet y del profesionalismo de sus pilotos. Pero poco se dice del silencioso trabajo que realizó un grupo de hombres, a bordo de un viejo avión de exploración desarmado, que localizó y guió aquél histórico ataque. Esta es su historia.Después del inicio de las hostilidades del 1 de mayo de 1982, las cosas habían tomado un cariz angustiante para la Armada Argentina: El 2 de mayo el crucero ARA General Belgrano había sido torpedeado y hundido por el submarino HMS Conqueror, el aviso ARA Alférez Sobral había sido atacado con misiles por helicópteros enemigos y se desconocía su paradero, la Flota de Mar, con el portaviones ARA 25 de Mayo a la cabeza, no había logrado montar el ataque programado en contra de la escuadra británica y recibió órdenes de dirigirse a aguas seguras por el peligro de los submarinos nucleares enemigos.
La única carta que por el momento le quedaba a la Armada era la 2ª Escuadrilla de Caza y Ataque con sus novísimos Super Etendard, armados con misiles Exocet. Los primeros cinco aviones habían llegado a la Argentina en noviembre de 1981, y desde esa fecha comenzó el programa de asimilación de dicho sistema de armas, que preveía la llegada en abril de 1982 de técnicos franceses que debían realizar la puesta a punto del sistema de disparo del misil. A raíz del desembarco argentino en Malvinas, los expertos franceses suspendieron el viaje y los integrantes de la Escuadrilla se vieron obligados a desarrollar técnicas propias para dejar a los Super Etendard plenamente operativos, lo que demandó un gran despliegue de imaginación y trabajo, que rendiría sus frutos en mayo de ese año.
Pero, para alcanzar su objetivo, los pilotos de los Super Etendard debían ser guiados hasta las proximidades del mismo por un avión explorador, quien debía transmitirles información actualizada de la ubicación de los barcos enemigos que debían atacar.
Exploradores de la Armada
Cuando comenzó el conflicto de Malvinas, la Armada contaba con la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, conformada por sólo dos veteranos aviones Lockheed Neptune que permanecían en servicio gracias al enorme trabajo del personal de mantenimiento de la escuadrilla. Estos aparatos comenzaron a operar en la zona de conflicto a fines de marzo de 1982, participando en hechos de importancia histórica, como el hallazgo de los sobrevivientes del ARA General Belgrano, que permitió realizar una de las operaciones de rescate de náufragos más importantes de la historia de las guerras modernas.Estas aeronaves, cuyo diseño databa de fines de la Segunda Guerra Mundial, también recibieron la peligrosa misión de efectuar vuelos de exploración antibuque en la zona de Malvinas, para informar a los aviones de la Fuerza Aérea Argentina si el camino hacia las islas estaba despejado o no de amenazas.
Así fue como en la noche del 3 de mayo de 1982, el entonces Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston recibió la orden de realizar un vuelo de exploración, por lo que en la madrugada del día siguiente despegó a bordo del Neptune matrícula 2-P-112, lo acompañaban diez tripulantes más: Capitán de Corbeta Sepetich (copiloto), Teniente de Fragata Pernuzzi (operador radar), Teniente de Fragata Gatti (navegante), Teniente de Corbeta Meneses, y los Suboficiales Heredia, Sosa, Del Negro, Saavedra, Yerba y Fernández..
Con un cielo poblado de nubes bajas, el solitario avión inició su tarea. La misma consistía en volar a escasa altura del mar, para evitar ser detectado, al llegar a un determinado punto, Proni Leston aceleró motores y elevó el avión hasta llegar a cerca de los 900 metros de altitud. En ese momento se activó el radar por unos segundos y luego el avión regresó a la relativa seguridad del vuelo bajo.
Así estuvo operando por casi una hora y media, cuando Pernuzzi le comunicó que los cristales del radar se habían quemado. Proni Leston le ordenó que los cambie, ya que con los cristales rotos la pantalla de radar se torna difusa y no es posible identificar correctamente los blancos. A las 7:50 de ese 04 de mayo volvió a elevarse por encima de las nubes. Esta vez, el radar reparado localizó un objetivo de porte mediano que emitía señales de contramedidas típicas de un buque de guerra, por lo que comunicaron de inmediato la novedad al continente.
El Neptune continuó acechando al blanco, esperando nuevas instrucciones del comando, y a las 8:45 Proni Leston volvió a elevarse, detectando en esta oportunidad a tres barcos enemigos ¡A sólo 96 km. de distancia! Es decir, dentro el alcance de las patrullas aéreas de combate de los Harrier.
Conciente del peligro, Proni Leston volvió a descender a toda velocidad y se alejó a una distancia prudencial, pero siempre vigilando a su presa. Después de las 9:00 se produjo otro inconveniente: se volvieron a quemar los cristales del radar y no quedaban más repuestos.
El último esfuerzo
El piloto avisó a sus superiores de la novedad y éstos le ordenaron utilizar una vez más el equipo, a pesar de estar averiado. A las 10:30. Proni Leston cumplió con la orden, pero esta vez, en lugar de ascender hasta los 900 metros habituales, decidió superar la barrera de los mil metros, con la intención de lograr una mejor detección con el radar parcialmente fuera de servicio.La arriesgada maniobra rindió sus frutos, ya que permitió localizar correctamente a los tres barcos enemigos.
Ya habían cumplido. Pocos minutos después, Proni Leston se comunicó con los dos Super Etendard que ya estaban en camino y les transmitió la valiosa información. A las 11:40 de ese día, un Exocet disparado por la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque impactó en el destructor Clase 42 HMS Sheffield, gracias al heroico trabajo realizado por los tripulantes del Neptune.
Este fue el último combate de tan noble avión, ya que al desgaste producido por el paso de los años se sumaron las duras condiciones climáticas que debió enfrentar. Por ese motivo, los dos Neptune dejaron de volar operativamente entre junio y julio de 1982. Sus fuselajes permanecieron al aire libre y expuestos al deterioro, pero gracias al esfuerzo de un grupo de hombres de la Armada, el 2-P-112 de Proni Leston fue reconstruido y actualmente se encuentra en exhibición en el Museo de la Aviación Naval, en la Base Comandante Espora, como tributo a aquellos hombres que no dudaron en enfrentar al peligro para cumplir con su compromiso con su Patria.
Lamentablemente, el destino fue menos benéfico con Proni Leston. Si bien fue condecorado por su valiente actuación, una vez retirado como Capitán de Fragata de la Armada debió trabajar como remisero, porque la jubilación no le alcanzaba para mantener su hogar.
Trabajando en un remis, precisamente, fue asaltado y sufrió una herida de arma de fuego. Una vez recuperado, siguió viviendo con bajo perfil, hasta que el día 16 de septiembre de 2007 su alma emprendió un último vuelo hacia la eternidad. La noticia de su muerte pasó desapercibida para la mayoría de los medios nacionales (privados y estatales), al parecer más interesados en el fallecimiento del comandante inglés Jeremy Moore, ocurrido un día antes.
viernes, 13 de mayo de 2016
Las bajas del ARA Gral. Belgrano
Lista de muertos del Crucero ARA General Belgrano
Introducción
Apellidos >>
A B C D
E F G
H I J L M
N O P Q R
S T U V Z
Introducción a listas de muertos del Crucero ARA General Belgrano
La lista esta dividida en cinco partes y ordenadas alfabéticamente según Apellido y Nombre estos se encuentra en la primera columna de estas listas, juntamente con el Documento Nacional de Identidad que lo identifica. La segunda columna corresponde al grado militar en 1982. En la tercera columna figura la provincia de nacimiento y localidad. La cuarta columna lugar en donde se encuentran sus restos y la quinta una foto del tripulante fallecido.
La mayoría de las imágenes se obtuvieron de http://www.ara.mil.ar/malv/malv/3c.html, hemos trabajado con el fin de ampliarlas y mejorarlas pero a pesar del esfuerzo algunas no son nítidas por este motivo solicitamos a aquellas personas que tengan en su poder o conozcan alguna web que contenga imágenes nítidas de estos compatriotas nos lo hagan saber vía contacto
La cantidad total de muertos del Crucero ARA General Belgrano fueron 2 civiles y 321 militares, total 323. Historia del Crucero
Introducción
Apellidos >>
A B C D
E F G
H I J L M
N O P Q R
S T U V Z
Introducción a listas de muertos del Crucero ARA General Belgrano
La lista esta dividida en cinco partes y ordenadas alfabéticamente según Apellido y Nombre estos se encuentra en la primera columna de estas listas, juntamente con el Documento Nacional de Identidad que lo identifica. La segunda columna corresponde al grado militar en 1982. En la tercera columna figura la provincia de nacimiento y localidad. La cuarta columna lugar en donde se encuentran sus restos y la quinta una foto del tripulante fallecido.
La mayoría de las imágenes se obtuvieron de http://www.ara.mil.ar/malv/malv/3c.html, hemos trabajado con el fin de ampliarlas y mejorarlas pero a pesar del esfuerzo algunas no son nítidas por este motivo solicitamos a aquellas personas que tengan en su poder o conozcan alguna web que contenga imágenes nítidas de estos compatriotas nos lo hagan saber vía contacto
La cantidad total de muertos del Crucero ARA General Belgrano fueron 2 civiles y 321 militares, total 323. Historia del Crucero
Tripulación del Crucero A.R.A. General Belgrano | |||
Jerarquía | Personal | Sobrevivientes | Bajas |
Jefes y Oficiales | 56 | 53 | 3 |
Suboficiales Mayores y Principales | 11 | 10 | 1 |
Suboficiales Primeros | 26 | 25 | 1 |
Suboficiales Segundos | 76 | 40 | 36 |
Cabos Principales | 131 | 86 | 45 |
Cabos Primeros | 93 | 65 | 28 |
Cabos Segundos | 235 | 158 | 77 |
Marineros | 55 | 27 | 28 |
Conscriptos | 408 | 306 | 102 |
Civiles | 2 | 2 | |
Total | 1093 | 770 | 323 |
jueves, 12 de mayo de 2016
miércoles, 11 de mayo de 2016
FN FAL: El más exitoso del Mundo
FN FAL: más exitoso rifle de la batalla del Mundo
Mike Perry | Special Operations
La Fabrique Nationale Fusil Automatique Leger (fusil automático ligero), o FN FAL como se le conoce más comúnmente, comenzó la vida en 1946, cuando FN y Gran Bretaña crearon un prototipo de rifle operado con cerrojo cerrado que utilizaba el cartucho 7.92x33mm intermedio alemán. Esta nueva munición fue un primer intento de un cartucho que podría hacer el trabajo tanto de la ametralladora de corto alcance y un rifle de largo alcance. Prueba de ello vino de primer fusil de asalto del mundo real, el Sturmgewehr 44, que fue utilizado con gran éxito durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de su promesa para futuros diseños, sin embargo, tanto FN y los británicos decidieron ir con una creación indígena basado en el 7,92 llamado la munición de 7x33mm, o calibre intermedio .280. Esta munición se mantuvo dentro del ámbito del cartucho de rifle de asalto. Numerosos prototipos de fusil fueron creados y, al igual que con la prueba alemana, las pruebas mostraron una gran promesa, y todos predecía que iba a ser adoptada.
Es decir, hasta que los estadounidenses se involucraron y ejercieron su influencia.
Un cartucho estándar, y no el diseño de fusil, fueron la fuerza motriz para que a finales de 1940 debido a un deseo por la nueva organización de la OTAN se proveyera de un calibre común para la logística y la intercambiabilidad entre las armas. Con los avances de la pólvora, el Coronel René Studler, del Ejército de EE.UU., ofreció un casquillo 30-06 acortada disparar la misma bala de peso como el famoso ganador de la guerra y lo sometió a la prueba de la OTAN. El cartucho de Studler estaba destinado a plena potencia, y no era un cartucho de fusil de asalto; era conocido como 7.62x51mm o .308 Winchester. También era el cartucho primario para una nueva arma EE.UU., a continuación, en forma de prototipo, denominado T25. No hace falta decir lo que sucedió después nunca se ha dejado claro.
En 1950, el T25 se sometió a pruebas en contra del prototipo de FAL y el EM-2, un diseño bullpup británica, ambos en calibre .280. Posteriormente, el U.S insistió cambiar tanto las armas a la nueva munición de calibre .30, lo que FN hizo sin discusión, e incluso ofreció a Estados Unidos un acuerdo para que se acumule el FAL libre de derechos con el cartucho de Studler.
No significaba nada para los británicos, ya que desestimaron el cambio de calibre y continuaron desarrollando y adoptando el EM-2 con la munición .280 ese mismo mes.
Luego vino una conversación reportada entre el presidente Harry Truman y el primer ministro Winston Churchill que finalmente selló el destino del rifle y la munición. Se creía que había un acuerdo hecho de que los EE.UU. adoptaría el FAL como su rifle estándar si los británicos adoptaban la 7.62x51mm. Gran Bretaña cedió, y no sólo adoptó la munición, sino que al FAL también. Lo mismo no puede decirse de los EE.UU. Continuó arrastrando sus pies y desarrolló el T25 más hasta que se venció el FAL en los ensayos, y pasó a ser producida como el M-14 en 1959. En ese momento, el FAL había sido en la producción durante 5 años, y fue encontrar con éxito los fabricantes y compradores, que trata de una especie de justicia poética a la forma de pensar no inventado-aquí-del gobierno de Estados Unidos.
Gran Bretaña fue de los primeros en poner el FAL en producción designándola el rifle autocargante L1A1. Más países de la OTAN hicieron lo mismo, y se introducen dos variantes diferentes dependiendo de las unidades de los diferentes países de medida: pulgadas o métricas. Aparte de eso, las armas básicamente el mismo aspecto, y rápidamente creció en popularidad como los primeros ejemplos se utilizan con buenos resultados por los británicos en contra de la insurgencia comunista en Malasia en los finales de los 50. Su contraparte, el M-14, comenzó el servicio sólo para ser desafiado poco después por un diseño más nuevo llamado el M-16.
Debido a esto, el FAL se convirtió en la principal arma para defender la bandera de la libertad a lo largo de los años 60, 70 y 80, ya que se enfrentó a su principal adversario, el AK-47 soviético, en las muchas guerras de poder entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que rabia Al rededor del mundo. En raras ocasiones, incluso se enfrentó a sí mismo, como por ejemplo cuando se equipó a los ejércitos de Gran Bretaña y Argentina durante la Guerra de las Malvinas 1982.
Este período es quizás punto más alto del arma, como lo fue en el momento de ser utilizado por más de 90 países. forma delgada del FN FAL se encontró siendo actualizado para satisfacer estas demandas pesadas, como variantes surgieron con plegable poblaciones para paracaidistas, barriles pesados para el equipo y armas automáticas, cañones cortos para las funciones de Comando. Armado con una revista de 20 asaltos, su precisión y potencia superó al AK en la distancia, y se encontró compensadas en esas situaciones como el G3 de Alemania Occidental, también en .308.
Sólo en los años 90, a medida que más naciones se fueron a la más pequeña munición de 5,56 mm .223, qué el FN FAL realmente empieza a ver su caída uso, con su máxima expresión campeón, la otrora reacia Gran Bretaña, finalmente decir adiós en 1986. Los intentos de convertir el FN FAL a 0.223, conocida como el CAL, no tuvieron éxito como otras naciones siguieron el ejemplo. Hoy en día, sólo unos pocos (principalmente del Tercer Mundo) países utilizan el FN FAL, e incluso ese número se está reduciendo.
"El arma correcta del mundo libre ', como se le ha llamado cariñosamente, puede reclamar legítimamente su lugar como el mayor rifle que respondió a la llamada durante esos días inciertos de la Guerra Fría. Mientras que nunca un fusil de asalto, que dejó su marca como el último de los grandes fusil de combate, un linaje que se remonta mucho más tiempo.
Mike Perry | Special Operations
La Fabrique Nationale Fusil Automatique Leger (fusil automático ligero), o FN FAL como se le conoce más comúnmente, comenzó la vida en 1946, cuando FN y Gran Bretaña crearon un prototipo de rifle operado con cerrojo cerrado que utilizaba el cartucho 7.92x33mm intermedio alemán. Esta nueva munición fue un primer intento de un cartucho que podría hacer el trabajo tanto de la ametralladora de corto alcance y un rifle de largo alcance. Prueba de ello vino de primer fusil de asalto del mundo real, el Sturmgewehr 44, que fue utilizado con gran éxito durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de su promesa para futuros diseños, sin embargo, tanto FN y los británicos decidieron ir con una creación indígena basado en el 7,92 llamado la munición de 7x33mm, o calibre intermedio .280. Esta munición se mantuvo dentro del ámbito del cartucho de rifle de asalto. Numerosos prototipos de fusil fueron creados y, al igual que con la prueba alemana, las pruebas mostraron una gran promesa, y todos predecía que iba a ser adoptada.
Es decir, hasta que los estadounidenses se involucraron y ejercieron su influencia.
Un cartucho estándar, y no el diseño de fusil, fueron la fuerza motriz para que a finales de 1940 debido a un deseo por la nueva organización de la OTAN se proveyera de un calibre común para la logística y la intercambiabilidad entre las armas. Con los avances de la pólvora, el Coronel René Studler, del Ejército de EE.UU., ofreció un casquillo 30-06 acortada disparar la misma bala de peso como el famoso ganador de la guerra y lo sometió a la prueba de la OTAN. El cartucho de Studler estaba destinado a plena potencia, y no era un cartucho de fusil de asalto; era conocido como 7.62x51mm o .308 Winchester. También era el cartucho primario para una nueva arma EE.UU., a continuación, en forma de prototipo, denominado T25. No hace falta decir lo que sucedió después nunca se ha dejado claro.
En 1950, el T25 se sometió a pruebas en contra del prototipo de FAL y el EM-2, un diseño bullpup británica, ambos en calibre .280. Posteriormente, el U.S insistió cambiar tanto las armas a la nueva munición de calibre .30, lo que FN hizo sin discusión, e incluso ofreció a Estados Unidos un acuerdo para que se acumule el FAL libre de derechos con el cartucho de Studler.
No significaba nada para los británicos, ya que desestimaron el cambio de calibre y continuaron desarrollando y adoptando el EM-2 con la munición .280 ese mismo mes.
Luego vino una conversación reportada entre el presidente Harry Truman y el primer ministro Winston Churchill que finalmente selló el destino del rifle y la munición. Se creía que había un acuerdo hecho de que los EE.UU. adoptaría el FAL como su rifle estándar si los británicos adoptaban la 7.62x51mm. Gran Bretaña cedió, y no sólo adoptó la munición, sino que al FAL también. Lo mismo no puede decirse de los EE.UU. Continuó arrastrando sus pies y desarrolló el T25 más hasta que se venció el FAL en los ensayos, y pasó a ser producida como el M-14 en 1959. En ese momento, el FAL había sido en la producción durante 5 años, y fue encontrar con éxito los fabricantes y compradores, que trata de una especie de justicia poética a la forma de pensar no inventado-aquí-del gobierno de Estados Unidos.
Gran Bretaña fue de los primeros en poner el FAL en producción designándola el rifle autocargante L1A1. Más países de la OTAN hicieron lo mismo, y se introducen dos variantes diferentes dependiendo de las unidades de los diferentes países de medida: pulgadas o métricas. Aparte de eso, las armas básicamente el mismo aspecto, y rápidamente creció en popularidad como los primeros ejemplos se utilizan con buenos resultados por los británicos en contra de la insurgencia comunista en Malasia en los finales de los 50. Su contraparte, el M-14, comenzó el servicio sólo para ser desafiado poco después por un diseño más nuevo llamado el M-16.
Debido a esto, el FAL se convirtió en la principal arma para defender la bandera de la libertad a lo largo de los años 60, 70 y 80, ya que se enfrentó a su principal adversario, el AK-47 soviético, en las muchas guerras de poder entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que rabia Al rededor del mundo. En raras ocasiones, incluso se enfrentó a sí mismo, como por ejemplo cuando se equipó a los ejércitos de Gran Bretaña y Argentina durante la Guerra de las Malvinas 1982.
Este período es quizás punto más alto del arma, como lo fue en el momento de ser utilizado por más de 90 países. forma delgada del FN FAL se encontró siendo actualizado para satisfacer estas demandas pesadas, como variantes surgieron con plegable poblaciones para paracaidistas, barriles pesados para el equipo y armas automáticas, cañones cortos para las funciones de Comando. Armado con una revista de 20 asaltos, su precisión y potencia superó al AK en la distancia, y se encontró compensadas en esas situaciones como el G3 de Alemania Occidental, también en .308.
Sólo en los años 90, a medida que más naciones se fueron a la más pequeña munición de 5,56 mm .223, qué el FN FAL realmente empieza a ver su caída uso, con su máxima expresión campeón, la otrora reacia Gran Bretaña, finalmente decir adiós en 1986. Los intentos de convertir el FN FAL a 0.223, conocida como el CAL, no tuvieron éxito como otras naciones siguieron el ejemplo. Hoy en día, sólo unos pocos (principalmente del Tercer Mundo) países utilizan el FN FAL, e incluso ese número se está reduciendo.
"El arma correcta del mundo libre ', como se le ha llamado cariñosamente, puede reclamar legítimamente su lugar como el mayor rifle que respondió a la llamada durante esos días inciertos de la Guerra Fría. Mientras que nunca un fusil de asalto, que dejó su marca como el último de los grandes fusil de combate, un linaje que se remonta mucho más tiempo.
martes, 10 de mayo de 2016
domingo, 8 de mayo de 2016
UK: 42 Commando
42 Commando
Wikipedia
Insignia de la gorra de los Royal Marines
Activo 1943 - presente
País Reino Unido
Rama Royal Marines
Rol: Comando
Tamaño Batallón
Parte del Servicio Naval
Barracas / CG Cuarteles Bickleigh, Devon
Lema (s) Per Mare Per Terram (Por mar Por Tierra) (América)
Comandantes
Corriente
Comandante el Tte Coronel Richard Cantrill OBE MC RM
Capitán General SAR El Duque de Edimburgo (Capitán General, Royal Marines)
El 42 Commando (se lee y pronuncia Four Two Commando) es una unidad subordinada dentro de la Brigada de Comandos 3 de los Royal Marines, el director de la formación de Comando, bajo el mando operativo del comandante en jefe de la flota.
Con la tarea como una unidad de comando, 42 Cdo RM es capaz de una amplia gama de tareas operativas. Basado en Bickleigh cuarteles cerca de Plymouth, el personal despliegan regularmente fuera del Reino Unido sobre las operaciones o la formación. Mientras brigada de comando 3 RM son la formación de la guerra clima frío director, el personal son capaces de funcionar en una variedad de teatros incluyendo la selva tropical, desierto o terreno montañoso.
Todo el personal que se han completado el curso de Comando en el Centro de Comando de Entrenamiento (CTCRM) en Lympstone en Devon, que les da derecho a llevar la boina verde, con personal adscrito de haber completado el Curso Comando todas las armas.
Historia
Segunda Guerra Mundial
Las unidades de comando iniciales eran todas del ejército británico, pero en febrero de 1942, se pidió a los infantes de marina reales de organizar unidades de comando de los suyos, y 6.000 hombres se ofrecieron.El No. 42 (Marina Real) Commando se creó en agosto de 1943, bajo el mando del Teniente Coronel R C de M. Leathes a partir del 1 Batallón de la marina real, como parte de la expansión de los comandos. Fueron asignados a la 3rd Special Service Brigade que se servía en la India y Birmania, en 1943-1945, incluidas las operaciones en el Arakan y Assam. Tomaron parte en la tercera campaña de Arakan y llevó a cabo una serie de desembarcos anfibios abajo de la costa de Birmania. Incluyendo los desembarcos en Myebon y la Batalla de la colina 170. A continuación, regresó a la India para prepararse para la operación Zipper de la invasión de Malasia británica. La guerra terminó antes de que comenzara la operación y el comando fue desviado a ocupar de nuevo Hong Kong.
La reocupación británica de Hong Kong en 1945: Hombres de 42 comando marina y niños del Orfanato Tai Po ver un espectáculo de fuegos artificiales durante una fiesta organizada por la unidad
Posterior a la Segunda Guerra Mundial
Después de la 1ª Segunda Guerra Mundial, las 2ª y 4ª brigadas de comandos se disolvieron dejando sólo una brigada - el tercero (40 (RM), 42 (RM) y 45 (RM)). El Comando estaba involucrado en operaciones durante el enfrentamiento con Indonesia (Borneo). Fue durante esta gira que la famosa incursión Limbang se llevó a cabo por la Compañía Lima. A lo largo de la década siguiente se basó en Singapur en el HMS Simbang (RNAS Sembawang).Volviendo al Reino Unido
Después del regreso al Reino Unido, el Comando se desplegó en Irlanda del Norte, las Nuevas Hébridas en 1980 y ejercerá regularmente en el extranjero. Más recientemente, el Comando ha visto servicio operacional en Georgia del Sur, Montserrat en 1995, Irak y Afganistán.Junto a operadores del SAS, el 42 Commando participó de la toma del Monte Harriet
Conflicto de las Malvinas
En 1982, tras la invasión argentina de las Islas Malvinas, el Comando desplegado en la operación corporativa. El 21 de mayo, el Comando de reserva eran Brigada en San Carlos bajo el teniente coronel Nick Vaux RM. La unidad fue desplegada para apoderarse de Monte Kent en una noche peligrosa de helicóptero. Para el 4 de junio, la unidad se había movido hacia delante, sobre todo al amparo de la oscuridad, a las posiciones al oeste de terreno elevado con vistas a Puerto Stanley y el último reducto argentino. Después de días de sondaje de reconocimiento, una brigada asalto tuvo lugar en la noche del 11/12 de junio en la que la tarea del Comando era asegurar Monte Harriet en el flanco derecho brigada.A la luz de la luna y de las temperaturas de congelación, 42 Comando movido sin ser detectados a través de los campos de minas enemigos en unos 9 km de derecha que flanquea el movimiento para sorprender al enemigo en su retaguardia. asaltos consecutivos por "K" y "L" Las empresas siguieron, en pendientes pronunciadas Onto posiciones empresa. Contra una fuerte resistencia a fuego de artillería y continua, los marines prevaleció. Por primera luz más de 30 enemigo había muerto y más de 300 prisioneros tomados como Comando 42 consolidó en el Monte Harriet. Comando 42 sufrió dos accidentes mortales en sí - uno en el Monte Harriet y uno en la montaña Wall.
Morteristas del 42 Commando en la batalla del Monte Harriet
Por la valentía mostrada en el ataque en el Monte Harriet, el 42 Commando fue galardonado con un DSO, una cruz militar, cuatro medallas militares y ocho hombres fueron mencionados en despachos.
Historia reciente
El nuevo milenio vio el Comando desplegar sobre la Operación Telic 1 para la invasión de Irak en 2003, donde se puso en marcha un asalto helicóptero en la península de Faw-Al apoyar Comando 40. La unidad de regresar de la Operación Herrick en Afganistán el 16 de abril de 2009, donde sirvió como el grupo de batalla regional (Sur).Desde mayo de 2013, 42 Commando ha tomado el relevo del 45 Commando como el grupo de tareas de líder de Comando. Se despliegan como parte del Grupo de Respuesta 13 Grupo de Trabajo de PUMA ejercicio en Albania y el Oriente Medio.
Mike Compañía de Comando 42 Royal Marines durante la Operación Volcán
jueves, 5 de mayo de 2016
Geografía: Port Edgar (Gran Malvina)
Port Edgar
El puerto Edgar está situado en el sureste de la isla y perfectamente ubicado para fantásticas oportunidades para caminar a lo largo de las costas y acantilados, ofreciendo excelentes vistas de sonido de Malvinas. Colonias de pingüinos están cerca del asentamiento y las ballenas se ven a menudo. Buena pesca también está cerca.
Contacto Puerto Edgar
Tiempo de vuelo directo desde Puerto Argentino 52 minutos.
Duración del viaje desde Port Howard aproximadamente 3 horas.
Acceso: Por carretera, FIGAS
Flora / fauna: Pingüinos y ballenas
Actividades: Senderismo, trucha de mar y pesca de la lisa, la cría de ovejas y la demostración de esquila, ver la vida silvestre
Alojamiento en Port Edgar (sin servicio de comidas)
El puerto Edgar está situado en el sureste de la isla y perfectamente ubicado para fantásticas oportunidades para caminar a lo largo de las costas y acantilados, ofreciendo excelentes vistas de sonido de Malvinas. Colonias de pingüinos están cerca del asentamiento y las ballenas se ven a menudo. Buena pesca también está cerca.
Contacto Puerto Edgar
Tiempo de vuelo directo desde Puerto Argentino 52 minutos.
Duración del viaje desde Port Howard aproximadamente 3 horas.
Acceso: Por carretera, FIGAS
Flora / fauna: Pingüinos y ballenas
Actividades: Senderismo, trucha de mar y pesca de la lisa, la cría de ovejas y la demostración de esquila, ver la vida silvestre
Alojamiento en Port Edgar (sin servicio de comidas)
miércoles, 4 de mayo de 2016
La foto robada del ARA Belgrano
La foto robada que hizo historia
Un oficial argentino fotografía el hundimiento del crucero General Belgrano y entrega las fotos a su superior. Cómo después esas imágenes fueron primicia del New York Times, cuando aún acá no se conocía la noticia, fue un secreto militar que esta investigación descubre por primera vez
Héctor D'Amico - LA NACION
A propósito del 34° aniversario sobre el hundimiento del crucero General Belgrano, LA NACION vuelve a publicar esta nota de Héctor D´Amico, que detalla el origen de esta imagen y su posterior difusión.
Un enorme animal prehistórico agonizante y silencioso, ése era el aspecto del crucero General Belgrano en aquellas fotos borrosas tomadas momentos antes de que se fuera a pique. Cuando las proyectaron, nuestra reacción fue la sorpresa y el silencio. Nadie sabía que esas imágenes existían. Ni quién las había tomado. Las vimos por primera vez la tarde del 8 de mayo de 1982, en la antigua redacción del diario The New York Times, a pasos de Times Square. Seis días antes, dos torpedos disparados por el submarino británico Conqueror habían condenado al Belgrano a su último destino, un valle montañoso en el oscuro abismo marino que se extiende más allá de la plataforma continental, a cuatro mil metros de profundidad.
El azar y la generosidad de un colega norteamericano me permitieron estar ese día en la redacción del Times y ser testigo de una de las trágicas primicias de la Guerra de Malvinas: la foto de la catástrofe que más vidas costó en el conflicto. Al día siguiente, la imagen del barco, escorado a babor, con la proa amputada por el primer torpedo, los cañones inútiles apuntando al cielo, convertido en el ataúd de centenares de marinos, fue la noticia dominante en los periódicos y las pantallas de todo el mundo, y quedó para siempre como una cicatriz en la memoria de los argentinos.
Un diálogo al pasar, mientras se diseñaba la portada histórica, fue la primera señal de que algo no encajaba en aquellas fotos. Todo indicaba que eran auténticas, pero no había manera de confirmarlo, ni con quién. Mostrar en medio de una guerra inconclusa el documento de un ataque que había costado 323 vidas resultaba demoledor para el gobierno militar, para quienes todavía combatían en las islas y para millones de argentinos esperanzados con la causa de Malvinas. La decisión final del diario fue que la foto llevara sólo el crédito de Gamma, la agencia que la había vendido. Pero no habría mención alguna del fotógrafo. Vista en perspectiva, resultó una medida premonitoria: cuando las rotativas empezaron a imprimir la edición del domingo 9 de mayo, ya circulaba en la redacción el rumor de que las fotos habían sido obtenidas mediante el pago de un soborno de varios miles de dólares. El rumor mencionaba a un oficial de la Armada como el supuesto destinatario del dinero. En las antípodas de las trincheras, un nuevo escándalo se ponía en marcha.
Llamé a Buenos Aires para alertar al director de la revista Siete Días , de la cual era corresponsal, y su respuesta me recordó de inmediato el clima de temor, censura y paranoia extendida en que se ejercía el periodismo bajo el gobierno militar, situación que se había agudizado con el conflicto. Escuchó la historia y pidió dos o tres precisiones sobre la foto del Belgrano. Después lanzó la pregunta: "¿Vos también vas a colaborar con el servicio de inteligencia inglés?." Era el típico caso de argumentación precoz: la noticia no podía ser otra cosa que una operación del enemigo, un montaje con el que la prensa norteamericana hacía su aporte a la Task Force. El origen espurio de las fotos era, según él, la confirmación de que se trataba de un caso de fotos fraguadas. Fin de la conversación.
Las tres llamadas que recibí más tarde fueron, en ese orden, de la Secretaría de Información Pública de la Presidencia, de la Misión Argentina ante las Naciones Unidas y de la embajada en Washington. Las consultas, que parecían calcadas, revelaban el nerviosismo del gobierno por el impacto que tendría la noticia, pero también exponían una enorme ingenuidad. ¿Existe alguna posibilidad de que The New York Times acepte postergar la publicación de esas fotos?
El 2 de mayo, a las 16.01, cuando el primer torpedo del submarino Conqueror impactó en el crucero y arrancó de la estructura del barco más de quince metros de proa, el teniente Sgut subió como pudo hasta la cubierta, entre el humo, las explosiones y los gritos. La cubierta parecía un campo de batalla por el que deambulaban sin rumbo los heridos. En el momento en que escuchó la orden de abandonar el barco, Sgut reconoció entre los caídos al cabo Escobar, que yacía inmóvil, con quemaduras graves. Bajó entonces otra vez a la cabina, se puso un anorak y tomó una manta para abrigar a Escobar.
Sgut quedó al mando de una balsa salvavidas ocupada por cinco hombres moribundos y otros seis con golpes menores y quemaduras. Acomodó a su lado a Escobar para evitar que se durmiera y, al hacerlo, sintió el bulto de la cámara de 35 milímetros en uno de los bolsillos. El peso de Escobar le impedía moverse, pero alzó la cámara como pudo y tomó las primeras fotos del crucero. Observó como, a unas 150 yardas de distancia, el barco se balanceaba sobre las olas enormes y oscuras mientras seguía escorándose entre las balsas de color naranja. Sgut alcanzó a ver cómo algunas de las balsas, empujadas por el viento, se estrellaban contra las planchas de acero del Belgrano y se desgarraban.
Volvió a tomar la cámara y esta vez alcanzó a distinguir en el visor la pequeña silueta de dos hombres de pie sobre la cubierta. Días más tarde, al ser rescatado, supo que se trataba del comandante del Belgrano, el capitán de navío Héctor Bonzo, y de un suboficial de apellido Barrionuevo. El suboficial había recibido una orden extraña: saltar al mar con Bonzo si éste se resistía a abandonar el barco. No fue necesario. Cristina, la esposa de Sgut, recuerda, aún hoy, las palabras exactas con las que su esposo describió la escena: "Bonzo fue el último, se zambulló de palomita".
El Belgrano se hundió a las cinco de la tarde, una hora después de ser alcanzado por los torpedos. La larga noche de espera sobre las balsas, para muchos, no fue otra cosa que una forma diferente de encontrar la muerte. El teniente Sgut ejerció el mando en la balsa con el rigor que imponían las circunstancias. A falta de morfina, se propuso aliviar al cabo Escobar haciéndole ingerir una pasta que improvisó moliendo los analgésicos que había en la balsa. Pero fue inútil. Escobar dejó de respirar a la madrugada. También ordenó a sus hombres orinar sobre las cantimploras para poder descongelar el agua potable. Cada tanto, estiraba la pierna y golpeaba con la bota al conscripto Chaparro para que no se durmiera. En medio de la oscuridad, cuando la fuerza de las olas empezó a desgarrar las balsas, golpeándolas y encimándolas unas contra otras, tomó la decisión más difícil: cortó las cuerdas que las mantenían unidas y las liberó a su suerte.
Al desembarcar en el puerto de Ushuaia junto con otros sobrevivientes, Sgut tanteó en el bolsillo del anorak para saber si la cámara seguía allí. Estaba sana y al parecer, seca. Era un modesto milagro después de la odisea en la balsa en uno de los mares más hostiles del mundo. No se separó de ella hasta llegar a la base naval de Puerto Belgrano, donde se la entregó en mano a su superior, el comandante Héctor Bonzo. El teniente Sgut no sabía, no podía saberlo, cómo las imágenes que había tomado le cambiarían la vida para siempre. El comandante Bonzo pidió revelar el rollo en la mayor confidencialidad y lo dejó en custodia de técnicos del Servicio de Inteligencia Naval. Se trataba, después de todo, de material sensible tanto en el plano militar como en el de la acción psicológica.
La primicia de The New York Times, seis días después del hundimiento del Belgrano, había disparado toda clase de recriminaciones dentro de la Armada. La Junta de Comandantes pidió que se investigara el episodio como lo que era, la violación de un secreto militar y una burla a las Fuerzas Armadas.
El orgullo herido del teniente y la falta de una respuesta oficial lo impulsaron a hacer su propia pesquisa. Contrató un estudio de abogados en Nueva York, en 1984, e inició acciones legales por 2.750.000 dólares contra The New York Times, Newsweek, Associated Press y la agencia Gamma-Liasson. Un año antes, The Best of Photojournalism, uno de los referentes mundiales de la fotografía periodística, había dedicado las dos primeras páginas del catálogo a la foto del Belgrano. El crédito de la foto era una sola palabra: anonymous.
Al ser interrogado por el juez, en una corte de Nueva York, el teniente aclaró que había cumplido con el deber moral al entregar el rollo a sus superiores, pero se había sentido burlado al reconocer sus fotos en los diarios argentinos. "Hice las tomas con una cámara de aficionado y son el único documento que tenemos del hundimiento. Mis superiores me devolvieron los negativos, es cierto, pero nunca aceptaron hablar de lo sucedido", le explicó al juez.
En su declaración, afirmó que no tenía ningún interés económico en las fotos. El juez debe de haberle creído. Falló a su favor, pero por una suma de 20.000 dólares y le reconoció sus derechos como autor de las fotos. Cristina, la esposa, recuerda muy bien qué pasó con el dinero. "Diez mil dólares fueron para los abogados, tres mil para gastos y con los siete mil restantes compramos un Taunus de segunda mano", dice. Desde el juicio, todo lo que se recauda por los derechos de publicación de las fotos es donado por la familia a la Asociación de Amigos del Crucero General Belgrano".
La Armada, sacudida por el escándalo en pleno conflicto bélico, ordenó investigar el affaire hasta dar con el responsable. El capitán de corbeta José Garimaldi fue juzgado, encontrado culpable y dado de baja por haber duplicado los negativos de las fotos y haberlos vendido sin autorización. Murió en 1994.
El capitán de fragata Martín F. Sgut falleció el 4 de enero de 2010. Fue, obligado por las circunstancias, tal vez el mejor corresponsal de guerra que haya tenido la marina en sus filas.
Un oficial argentino fotografía el hundimiento del crucero General Belgrano y entrega las fotos a su superior. Cómo después esas imágenes fueron primicia del New York Times, cuando aún acá no se conocía la noticia, fue un secreto militar que esta investigación descubre por primera vez
Héctor D'Amico - LA NACION
A propósito del 34° aniversario sobre el hundimiento del crucero General Belgrano, LA NACION vuelve a publicar esta nota de Héctor D´Amico, que detalla el origen de esta imagen y su posterior difusión.
Un enorme animal prehistórico agonizante y silencioso, ése era el aspecto del crucero General Belgrano en aquellas fotos borrosas tomadas momentos antes de que se fuera a pique. Cuando las proyectaron, nuestra reacción fue la sorpresa y el silencio. Nadie sabía que esas imágenes existían. Ni quién las había tomado. Las vimos por primera vez la tarde del 8 de mayo de 1982, en la antigua redacción del diario The New York Times, a pasos de Times Square. Seis días antes, dos torpedos disparados por el submarino británico Conqueror habían condenado al Belgrano a su último destino, un valle montañoso en el oscuro abismo marino que se extiende más allá de la plataforma continental, a cuatro mil metros de profundidad.
El azar y la generosidad de un colega norteamericano me permitieron estar ese día en la redacción del Times y ser testigo de una de las trágicas primicias de la Guerra de Malvinas: la foto de la catástrofe que más vidas costó en el conflicto. Al día siguiente, la imagen del barco, escorado a babor, con la proa amputada por el primer torpedo, los cañones inútiles apuntando al cielo, convertido en el ataúd de centenares de marinos, fue la noticia dominante en los periódicos y las pantallas de todo el mundo, y quedó para siempre como una cicatriz en la memoria de los argentinos.
Un diálogo al pasar, mientras se diseñaba la portada histórica, fue la primera señal de que algo no encajaba en aquellas fotos. Todo indicaba que eran auténticas, pero no había manera de confirmarlo, ni con quién. Mostrar en medio de una guerra inconclusa el documento de un ataque que había costado 323 vidas resultaba demoledor para el gobierno militar, para quienes todavía combatían en las islas y para millones de argentinos esperanzados con la causa de Malvinas. La decisión final del diario fue que la foto llevara sólo el crédito de Gamma, la agencia que la había vendido. Pero no habría mención alguna del fotógrafo. Vista en perspectiva, resultó una medida premonitoria: cuando las rotativas empezaron a imprimir la edición del domingo 9 de mayo, ya circulaba en la redacción el rumor de que las fotos habían sido obtenidas mediante el pago de un soborno de varios miles de dólares. El rumor mencionaba a un oficial de la Armada como el supuesto destinatario del dinero. En las antípodas de las trincheras, un nuevo escándalo se ponía en marcha.
Llamé a Buenos Aires para alertar al director de la revista Siete Días , de la cual era corresponsal, y su respuesta me recordó de inmediato el clima de temor, censura y paranoia extendida en que se ejercía el periodismo bajo el gobierno militar, situación que se había agudizado con el conflicto. Escuchó la historia y pidió dos o tres precisiones sobre la foto del Belgrano. Después lanzó la pregunta: "¿Vos también vas a colaborar con el servicio de inteligencia inglés?." Era el típico caso de argumentación precoz: la noticia no podía ser otra cosa que una operación del enemigo, un montaje con el que la prensa norteamericana hacía su aporte a la Task Force. El origen espurio de las fotos era, según él, la confirmación de que se trataba de un caso de fotos fraguadas. Fin de la conversación.
Las tres llamadas que recibí más tarde fueron, en ese orden, de la Secretaría de Información Pública de la Presidencia, de la Misión Argentina ante las Naciones Unidas y de la embajada en Washington. Las consultas, que parecían calcadas, revelaban el nerviosismo del gobierno por el impacto que tendría la noticia, pero también exponían una enorme ingenuidad. ¿Existe alguna posibilidad de que The New York Times acepte postergar la publicación de esas fotos?
La hermandad del mar
El teniente de fragata Martín Sgut sintió rabia al ver las fotos del Belgrano en la tapa de La Nacion. En realidad, era rabia y humillación lo que sentía. Eso fue lo que le confesó a su familia.El 2 de mayo, a las 16.01, cuando el primer torpedo del submarino Conqueror impactó en el crucero y arrancó de la estructura del barco más de quince metros de proa, el teniente Sgut subió como pudo hasta la cubierta, entre el humo, las explosiones y los gritos. La cubierta parecía un campo de batalla por el que deambulaban sin rumbo los heridos. En el momento en que escuchó la orden de abandonar el barco, Sgut reconoció entre los caídos al cabo Escobar, que yacía inmóvil, con quemaduras graves. Bajó entonces otra vez a la cabina, se puso un anorak y tomó una manta para abrigar a Escobar.
Sgut quedó al mando de una balsa salvavidas ocupada por cinco hombres moribundos y otros seis con golpes menores y quemaduras. Acomodó a su lado a Escobar para evitar que se durmiera y, al hacerlo, sintió el bulto de la cámara de 35 milímetros en uno de los bolsillos. El peso de Escobar le impedía moverse, pero alzó la cámara como pudo y tomó las primeras fotos del crucero. Observó como, a unas 150 yardas de distancia, el barco se balanceaba sobre las olas enormes y oscuras mientras seguía escorándose entre las balsas de color naranja. Sgut alcanzó a ver cómo algunas de las balsas, empujadas por el viento, se estrellaban contra las planchas de acero del Belgrano y se desgarraban.
Volvió a tomar la cámara y esta vez alcanzó a distinguir en el visor la pequeña silueta de dos hombres de pie sobre la cubierta. Días más tarde, al ser rescatado, supo que se trataba del comandante del Belgrano, el capitán de navío Héctor Bonzo, y de un suboficial de apellido Barrionuevo. El suboficial había recibido una orden extraña: saltar al mar con Bonzo si éste se resistía a abandonar el barco. No fue necesario. Cristina, la esposa de Sgut, recuerda, aún hoy, las palabras exactas con las que su esposo describió la escena: "Bonzo fue el último, se zambulló de palomita".
El Belgrano se hundió a las cinco de la tarde, una hora después de ser alcanzado por los torpedos. La larga noche de espera sobre las balsas, para muchos, no fue otra cosa que una forma diferente de encontrar la muerte. El teniente Sgut ejerció el mando en la balsa con el rigor que imponían las circunstancias. A falta de morfina, se propuso aliviar al cabo Escobar haciéndole ingerir una pasta que improvisó moliendo los analgésicos que había en la balsa. Pero fue inútil. Escobar dejó de respirar a la madrugada. También ordenó a sus hombres orinar sobre las cantimploras para poder descongelar el agua potable. Cada tanto, estiraba la pierna y golpeaba con la bota al conscripto Chaparro para que no se durmiera. En medio de la oscuridad, cuando la fuerza de las olas empezó a desgarrar las balsas, golpeándolas y encimándolas unas contra otras, tomó la decisión más difícil: cortó las cuerdas que las mantenían unidas y las liberó a su suerte.
Al desembarcar en el puerto de Ushuaia junto con otros sobrevivientes, Sgut tanteó en el bolsillo del anorak para saber si la cámara seguía allí. Estaba sana y al parecer, seca. Era un modesto milagro después de la odisea en la balsa en uno de los mares más hostiles del mundo. No se separó de ella hasta llegar a la base naval de Puerto Belgrano, donde se la entregó en mano a su superior, el comandante Héctor Bonzo. El teniente Sgut no sabía, no podía saberlo, cómo las imágenes que había tomado le cambiarían la vida para siempre. El comandante Bonzo pidió revelar el rollo en la mayor confidencialidad y lo dejó en custodia de técnicos del Servicio de Inteligencia Naval. Se trataba, después de todo, de material sensible tanto en el plano militar como en el de la acción psicológica.
La primicia de The New York Times, seis días después del hundimiento del Belgrano, había disparado toda clase de recriminaciones dentro de la Armada. La Junta de Comandantes pidió que se investigara el episodio como lo que era, la violación de un secreto militar y una burla a las Fuerzas Armadas.
El orgullo herido del teniente y la falta de una respuesta oficial lo impulsaron a hacer su propia pesquisa. Contrató un estudio de abogados en Nueva York, en 1984, e inició acciones legales por 2.750.000 dólares contra The New York Times, Newsweek, Associated Press y la agencia Gamma-Liasson. Un año antes, The Best of Photojournalism, uno de los referentes mundiales de la fotografía periodística, había dedicado las dos primeras páginas del catálogo a la foto del Belgrano. El crédito de la foto era una sola palabra: anonymous.
Al ser interrogado por el juez, en una corte de Nueva York, el teniente aclaró que había cumplido con el deber moral al entregar el rollo a sus superiores, pero se había sentido burlado al reconocer sus fotos en los diarios argentinos. "Hice las tomas con una cámara de aficionado y son el único documento que tenemos del hundimiento. Mis superiores me devolvieron los negativos, es cierto, pero nunca aceptaron hablar de lo sucedido", le explicó al juez.
En su declaración, afirmó que no tenía ningún interés económico en las fotos. El juez debe de haberle creído. Falló a su favor, pero por una suma de 20.000 dólares y le reconoció sus derechos como autor de las fotos. Cristina, la esposa, recuerda muy bien qué pasó con el dinero. "Diez mil dólares fueron para los abogados, tres mil para gastos y con los siete mil restantes compramos un Taunus de segunda mano", dice. Desde el juicio, todo lo que se recauda por los derechos de publicación de las fotos es donado por la familia a la Asociación de Amigos del Crucero General Belgrano".
La Armada, sacudida por el escándalo en pleno conflicto bélico, ordenó investigar el affaire hasta dar con el responsable. El capitán de corbeta José Garimaldi fue juzgado, encontrado culpable y dado de baja por haber duplicado los negativos de las fotos y haberlos vendido sin autorización. Murió en 1994.
El capitán de fragata Martín F. Sgut falleció el 4 de enero de 2010. Fue, obligado por las circunstancias, tal vez el mejor corresponsal de guerra que haya tenido la marina en sus filas.
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