miércoles, 29 de abril de 2015

Georgias del Sur: El ataque de la HMS Antrim

La Operación Paraquet 

Este fue el nombre en código por el que el Reino Unido designó durante la Guerra de las Malvinas al conjunto de sus acciones militares para recobrar las islas Georgias del Sur, ocupadas por la Argentina en abril de 1982. Esta operación fue subsidiaria de la operación principal, denominada Operación Corporate, cuyo objetivo era retomar las islas Malvinas.

El nombre paraquet es en idioma inglés una forma alternativa de parakeet (periquito), pero las tropas británicas en el Atlántico Sur frecuentemente denominaban a la operación como Operación Paraquat, en alusión a que podría volverse tan mortal para ellos como el herbicida Paraquat.

Ataque al ARA Santa Fe 

La Operación Paraquet se había transformado en una operación de rescate de alta montaña y una extraña persecución de un submarino diésel-eléctrico construido durante la Segunda Guerra Mundial, mientras las tropas de Capitán de Corbeta Luis Lagos en Grytviken y las del Teniente de Corbeta Alfredo Astiz en Puerto Leith permanecían ajenas a lo que pasaba. Los británicos se concentraron ahora en hallar un punto de inserción adecuado —escuchando esta vez los consejos de los científicos del British Antarctic Survey— y en cazar al ARA Santa Fé .

El capitán Young no podía ocultar su rabia, decidió terminar el tema allí y planificar el rescate para el día siguiente. Dos valiosos helicópteros se habían perdido, la misión había fracasado terriblemente, 16 hombres estaban abandonados en el glaciar por otra noche más. Pronto, lo que debía ser una misión de reconocimiento se transformó en una operación de rescate, el retraso era inadmisible dentro del marco de una operación más amplia. El único helicóptero disponible debería realizar un último esfuerzo para rescatarlos y volver a empezar.

Finalmente, las 1100 horas del 22 de abril, Hamilton se comunica con el destructor “Antrim”: “Imposible moverse. Bajas por el clima son inminentes”.
Los preparativos para el rescate demandaron 45 minutos, el Wessex HAS.Mk.3 guiaría a los dos HU.Mk.5 con su sistema de navegación hasta el punto de extracción. Sin embargo, la tormenta de nieve los hizo volver a sus buques. Una vez repostados, a las 1330 horas realizaron el segundo intento por una nueva ruta, esta vez observaron el humo naranja de las granadas fumígenas de los comandos. Uno de los UH.Mk.5 aterriza, pronto lo hace su gemelo y el HAS.Mk.3, ahora cargados debían volver a los buques. Sin embargo, el primer helicóptero se estrella al perder contacto con el HAS.Mk.3 que lo guiaba. Ante la situación, éste último guía al segundo HU.Mk.5, este pierde referencias y también se estrella.
El Wessex HAS.Mk.3 comunica la situación al HMS “Antrim” y avisa que retornaba al buque a desembarcar al personal que había rescatado. La falta de luz hizo que los dos helicópteros accidentados se dieran por perdidos y sus pilotos debieron unirse a los 14 comandos en el glaciar.

Mientras tanto en Malvinas llega la visita del Presidente de Facto L.F.Galtieri, en misión de protocolo revista tropas en Puerto Argentino e inspecciona los mandos en el cuartel de Moody Brook. Acompañado por Jofre y Menéndez saluda uno por uno a los oficiales a cargo.
No realiza ningún acercamiento hacia las tropas acantonadas en trincheras en los montes aledaños.
Durante su viaje a las islas le comenta al periodista Gómez Fuente , que si para la victoria se necesitara 40.000 bajas argentinas pagaría el precio, cuando en las islas solo había 12.000 hombres, 7.000 de ellos concentrados en Puerto Argentino. Los británicos para la 1er. fase de desembarco en Georgias ya llevaban empleados cientos de hombres, de los que se le sumarían 3.000 luego a fines de mes , más 24.000 que llegarían a mediados de Mayo.



(Foto: HMS Antrim y HMS Plymouth llegan a las cercanìas de Puerto Leith y se preparan para bombardear )

martes, 28 de abril de 2015

Kelpers pisan minas argentinas esperando que exploten

Malvinas: la mitad de las minas que puso Argentina siguen enterradas
A 33 años de la guerra.Se estima que aún permanecen bajo tierra entre 8.000 y 10.000 explosivos instalados por las tropas argentinas




Natasha Niebieskikwiat - Clarín
Mañana, los kelpers participarán de la experiencia de caminar en territorio liberado de minas. Los invitaron los expertos del proyecto de desminado que contrató el Foreign Office. A la manera de una típica publicidad comunitaria, el director del proyecto, Julius Unsing, llamó a los habitantes del archipiélago a “unirse y caminar adentro de lo que fue un campo minado” y experimentar que “ya no están allí”. Lo dijo en el semanario Penguin News, en una nota titulada “Haciendo las Falklands seguras”
Estos trabajos son curiosos y lejanos para los argentinos de hoy, protagonistas involuntarios de una de las herencias que más enojó a los isleños con el continente tras el desembarco militar del 2 de abril de 1982.  Es que pese al plan de desminado que comenzó en 2012, 33 años después de la guerra aún quedan entre 8 mil y 10 mil minas enterradas, poco menos de la mitad de las que fueron.

Con la idea de proteger sus posiciones, los militares argentinos plantaron unas 20.000 minas antipersonales y 5000 minas antivehículos. Los planos que debieron entregar los argentinos tras la derrota frente a los británicos firmada el 14 de junio del 82, no conllevó la inmediata liberación del suelo, y como ocurre en todos las zonas de conflicto, las minas terminan siendo un drama humanitario.
En Malvinas hubo accidentes que le costaron la vida o mutilaciones a los habitantes, aunque lo inhóspito del lugar permitió la marcación de las zonas peligrosas. De ahí esos carteles tan famosos incluso para los turistas que dicen “Danger, mines” (“Peligro Minas”). Varias de las mejores playas del islote del Este (la llamada aquí isla Soledad), no pudieron usarse por décadas a raíz de las presencia de minas. El problema es que el movedizo suelo de turba y arena las fue removiendo de un lugar a otro, dificultando su ubicación. Las playas se poblaron de pingüinos y otras aves debido a que su peso no activa las explosiones.

Argentina y el Reino Unido mantuvieron algún grado de comunicación en sus inicios sobre cómo iba a ser el desminado. Finalmente, las tensiones bilaterales generaron el habitual ruido entre las partes y no hubo cooperación.
En 2012 los británicos comenzaron sus trabajos con la empresa Batec Internacional, que utiliza trabajadores especializados que provienen de Zimbawe, una ex colonia británica en Africa. Las autoridades de las islas dijeron hace años a este diario que trabajan bajo el marco de la ley, y ahí están ya, terminando esta temporada, de ahí el encuentro comunitario de mañana. Están en la fase 4 del proyecto de desminado y volverán en septiembre, tras los fríos y nevadas del invierno.




lunes, 27 de abril de 2015

Soldados, "torturas" y depresión

El 58% de los excombatientes sufre de depresión, uno de cada 10 ha tenido pensamientos suicidas
Heridas abiertas de la guerra de las Malvinas
Un grupo de excombatientes de las Malvinas denunció a militares por torturar soldados durante la guerra. Pidieron que fueran sentenciados por crímenes de lesa humanidad.
Por: El Espectador





Hace unos días, la Corte Suprema argentina rechazó la solicitud de que lo militares fueran sentenciados por crímenes de lesa humanidad. El cronista y excombatiente Roberto Herrscher explicó a la revista Anfibia por qué estos crímenes no deberían prescribir.

“Sí, soy un excombatiente de la guerra de las Malvinas. Pero no, no es esa la razón por la que estoy indignado. La Corte Suprema de nuestro país le da la espalda al grito de justicia de los veteranos de La Plata. Y en este pedido de justicia por las torturas cometidas contra soldados por sus jefes en Malvinas, aun los que no habían nacido en 1982 deberían sentir como propia la causa de esos chicos de los pozos de zorro en los montes alrededor de Puerto Argentino que, cuando llegaron las tropas británicas, ya estaban quebrados”.

Roberto Herrscher dice además que el caso presentado por los integrantes de la asociación de veteranos, CECIM de La Plata, tiene que generar reflexión en todos los ciudadanos argentinos. Primero, porque los aproximadamente 10.000 soldados que fueron enviados a pelear a las Malvinas no tenían oportunidad de ganar contra el ejército británico, pues la operación fue sumamente mal planeada. Los ingleses se habían preparado para pelear en sus incontables guerras contra ejércitos diversos, además estaban armados y vestidos para combatir bajo las inclemencias del frío intenso.

Testimonios que han quedado plasmados en documentales y reportajes como Los chicos de la guerra de Daniel Kon e Iluminados por el fuego de Edgardo Esteban, se evidencia que los soldados eran maltratados por sus jefes. Herrscher, por ejemplo, nunca había tenido un fusil en sus manos, cuando llegó a las Malvinas le entregaron uno y le dijeron que no podía gastar munición practicando, tampoco le explicaron cómo debía cuidarlo. Su fusil se encasquetó con el agua de mar y nunca funcionó. Posiblemente si se hubiera tenido que defender con él, habría perdido la vida.

Los británicos tenían gafas de visión nocturna y fusiles con miras infrarrojas. Los argentinos tenían hambre, agotamiento, estaban metidos en pozos inundados y no veían nada. Los mandaron a pelear como con vendas en los ojos. Sin embargo, la denuncia que llegó a la Corte Suprema no fue por la falta de preparación y la desigualdad con la que evidentemente peleaban los jóvenes soldados argentinos. Fue por las torturas, los tratos humillantes y degradantes a que fueron sometidos por sus propios superiores.

El CECIM pedía que un grupo de oficiales y suboficiales fueran sentenciados por crímenes de lesa humanidad. Los oficiales y suboficiales acusados no se defendieron negando las acusaciones, solo dijeron que esos delitos ya habían prescrito. Los abogados de la asociación de veteranos respondieron que los delitos no podían prescribir porque eran hechos de lesa humanidad, iguales a las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura. El caso se enredó cuando se dijo que los soldados por ser militares estaban en una situación distinta, no obstante ellos realmente eran civiles que fueron obligados a vestir uniforme para defender a su país en esa guerra.

“Para limitarse solo al caso más frecuente: atar de pies y manos a un muchacho debilitado por el hambre y el frío, sujetando sus ataduras a estacas clavadas en el piso, dejarlo así acostado sobre el fango helado durante horas, inmovilizado y sin ninguna protección contra el clima inhóspito del Atlántico Sur, hasta que estuviera al borde de la muerte por enfriamiento, para así, con el pretexto de castigarlo, intimidar a él y al resto de la tropa es en sí una forma de maltrato incuestionablemente cruel, brutalmente inhumano e intencionadamente degradante; una de las formas de maltrato, en fin, para las que reservamos el término ‘tortura’”. Esas fueron las palabras del procurador Luis Santiago González Warcalde, cuando defendió la teoría de que eran crímenes de lesa humanidad ante la Corte, y que por esa razón no podían prescribir.

Herrscher dice que tuvo suerte de que sus superiores lo trataran a él y a sus compañeros con mucha humanidad, pero sostiene que no puede asumirse que el tratamiento a los soldados es una suerte de lotería, algunas veces bien y otras con mal. Algunos de los veteranos interesados desde hacía mucho tiempo en interponer la denuncia tenían dudas de hacerlo porque consideraban que podría ser visto como deshonroso acusar a héroes de la patria, personas que inclusive murieron defendiendo el país. Sin embargo si Argentina ahora está bajo una democracia le corresponde actuar como tal y dar una lección sobre el sufrimiento soportado por sus soldados.

Tal vez Malvinas siempre fue lo que se vio en el momento de la transición a la democracia: el último, el peor, el más significativo crimen de una dictadura atroz. Después se conoció cómo trataron a los enemigos a los soldados del ejército contrario que cayeron en manos de oficiales y suboficiales argentinos. Pero no se podía esperar otra cosa, cuando sus propios hombres fueron víctimas de torturas y maltratos.

Los excombatientes quedaron profundamente decepcionados de lo que pasó en las Malvinas, de lo que fue como experiencia personal y nacional, pero hoy 33 años después también experimentan la profunda decepción que les causó el fallo de la Corte Suprema, que les dice en nueve líneas que esos delitos están prescritos y que ya nada se puede hacer, que fue en el marco de un conflicto en el que ellos también eran combatientes. ¿Pero entonces quién le responde a los veteranos que pelearon una guerra perdida a la que los mandó con ojos vendados la dictadura? Según un estudio oficial realizado en 2012, el 58 por ciento de los exsoldados sufre de depresión y tres de cada 10 reconoce haber tenido pensamientos suicidas.

domingo, 26 de abril de 2015

Malvinas: La ingeniería de Pérez y la ITB (1/2)

Operación "Uka-Uka'(Parte 1) 
por Guillermo Poggio 

Como una batería costera improvisado casi hundió un destructor británico en las Malvinas 


  El siguiente es un extracto del Boletín del Centro de la Armada Argentina Naval. Escrito por contralmirante (R) Julio M. Pérez, que fue publicado en abril de 2008 y Poder Naval tradujo y adaptó para los lectores. 


Después de mi graduación como guardiamarina en la 'Promoción 85', estudié Ingeniería Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Más tarde, en 1967 y 68, fue asignado a graduarme en Orientación y Guiado de Misiles en la "Scuola d'Ingegneria Aerospaziale" de la Universidad de Roma (Italia). A principios de 1969 fui nombrado nuevamente por la Marina para trabajar en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA), trabajando en el desarrollo de misiles, donde tuve la oportunidad de hacer varios proyectos.  Más tarde, fue destinado al edificio Libertad (Alto Mando de la Armada), donde, uniéndose a la Comisión de Estudio Especial, encabezada por el capitán de marina Juan Jiménez Baliani, se desarrolló en 1975, entre otros proyectos, los estudios realizados hasta la instalación en los destructores de la clase Fletcher los misiles MM-38 Exocet que teníamos en ese momento (en realidad el Alte Pérez utilizó el término 'Fletcher' para designar las diferentes clases de destructores, pero que comparten grandes similitudes, tales como Gearing y M. Allen Summer).  En 1976 yo estaba alojado en Puerto Belgrano, para finalizar, ya hechos los estudios previos, la instalación del MM-38 Exocet en los destructores Py, Bouchard y Seguí y luego en el Piedrabuena, una tarea que se realizó con gran éxito.  En 1981, la Armada me asignó a unirse a un comité en Francia, donde supervisó la aprobación de la AM-39 para los aviones Super Etendard, así como un banco de nueva de control de prueba de misiles Exocet, mucho más avanzada que la instalada en Taller Central de Misiles de Puerto Belgrano, y que nos permitió verificar toda la familia de Exocet (MM-38, AM-39 y MM-40) disponible en la Armada. 

Preparación antes y durante el conflicto del Atlántico Sur 
En febrero de 1982, época de la recuperación de las islas, se instaló un nuevo banco de control en el Taller Central de Misiles en Puerto Belgrano (regresó a Buenos Aires a mediados de marzo). A pesar de haber muchos colegas ejerciendo funciones de mando en la Operación Rosario, sólo el 2 de abril es que tuve información del desembarco a través de noticias de la radio.  A finales de abril de 82, después de un fallo se produjo en el banco del Taller Central de misiles, viajé a Puerto Belgrano y logré resolver el problema a través de los esfuerzos de un excelente equipo de técnicos que trabajaban allí. En ese momento atracaba en la base la corbeta ARA Guerrico, liderado por mi amigo, el entonces capitán de corbeta Luis Carlos Alfonso, con uno de los contenedores de Exocet dañados durante los intensos combates en Grytviken. 

 

El contenedor había sido impactado con una bala que atravesó la cubierta exterior y golpeó la unión entre los dos propulsores de misiles. Otra bala dio en la "manga" los cables que envían la nave a la información obtenida por el misil, haciendo que la entrada de agua del mar, el aislamiento con la consecuente pérdida de alrededor de 15 cables de alimentación que estaban conectados allí. Afortunadamente, en menos de una semana se pudo resolver el Exocet y el sistema de corbeta estaba de nuevo operativo. 

En esos momentos la Fuerza Aérea Argentina había recibido los misiles R-550 Magic. En ese momento no habíamos desempacado el banco de pruebas de los Magic (el programa de adquisición de los Super Etendard) y como el contrato, se llevaría a cabo con la participación de expertos franceses en su aplicación. Teniendo en cuenta la situación de emergencia, los pudimos poner en funcionamiento sólos con el apoyo del personal de la Oficina Técnica de misiles. 

A mediados de mayo, recibí una llamada del vicealmirante Walter Allara, entonces comandante de la escuadra, que me preguntó acerca de la posibilidad de eliminar uno de los sistemas de misiles Exocet uno de los barcos de nuestra flota para ser transportados a las Islas Malvinas y actuar como un batería costera. La idea era responder a la incesante fuego de la marina británica que atacó posiciones argentinas en las islas, que no podía responder con las armas adecuadas en la tierra (y especialmente por las incesantes demandas de Contralmirante Edgardo Otero, la máxima autoridad naval de las Malvinas, ya que " famoso "en las órdenes enviadas). 

Mi respuesta a la petición era que la tarea tomaría unos 45 días y también se cree que el sistema sería engorroso para el transporte. Para tener una idea de la magnitud de la instalación del sistema de misión en la nave incluye aproximadamente siete bastidores (como gabinetes) con una altura de 1,8 metros cada uno, 50 cm de profundidad y 80 pulgadas de ancho aproximadamente, por no hablar mangueras, cables (15 a 30 cables individuales). 

Almirante Allara dijo que no podía esperar tanto tiempo, así que le dije tratar de hacer algo más rápido y en caso de emergencia, pero no podía garantizar que iba a funcionar. Con este fin, el jefe del Arsenal de Puerto Belgrano, el capitán de mar Julio Degrange y la guerra, se hizo cargo de la coordinación de la obra, siendo informado de los progresos del proyecto. 

Me reuní con los jóvenes en el arsenal técnico Shugt Antonio y José Luis Torelli, había trabajado conmigo en el centro de control del banco y las instalaciones de misiles en los destructores de edad, y comenzó a trabajar en un sistema provisional, la convocatoria de juego de ABI, la instalación de Trío Berreta, debido a la precariedad del sistema y, parafraseando el nombre oficial de la placa del sistema, llamado ITS (instalación estándar de Tiro). 

Así que hemos creado unos pocos "cajas" que en realidad eran los ordenadores domésticos, con los que comenzó a medir las corrientes y las señales recibidas y transmitidas por el misil con la ITB. 

Utilizamos una simulación del sistema de guía de misiles que se conoce como "vector de fantasma" para determinar cuales fueron las señales y cómo llegaron al misil. El simulador es una copia del vector del recipiente misil, con una ventana donde se hace ver la televisión para comparar las señales que recibe el misil y el misil que en realidad "ver", a fin de comprobar las señales en el análisis final recibir (también tiene un sistema electrónico donde los parámetros que miden el misil recibe). 

Estas mediciones se realizaron sobre una destructores de la sustitución de toda la instalación de tres cajas de a bordo, y una serie de circuitos electrónicos han sido diseñados. Nuestro objetivo final es hacer que el misil se creía que para obtener la información producida por un sistema de control de fuego no es completa y algunos elementos precarios y manuales. 

En la operación, una vez que el misil es "armado" (realizar y dirigir sus giroscopios de transmisión, etc.), La nave envía una "palabra" (datos de la cadena) de 64 bits contenido que ya estaba pre-establecido, que no son los datos reales del lanzamiento del misil. Dependiendo de la información recibida por el misil, activa algunos circuitos y envía la palabra la parte de atrás de la nave, donde el sistema de compra lo que fue enviado a lo que fue recibido envió. En igualdad de condiciones, el buque envía una segunda "palabra", que ya contiene algunos parámetros reales de la liberación. Una vez más, el misil devuelve los datos y compara el sistema. Si no hay incompatibilidades, una cadena final de 64 bits enviados es, pero esta vez con todos los datos reales (la distancia del objetivo, la apertura de la ventana de búsqueda del sistema de guía de misiles, la altitud de vuelo, etc.) Y el misil devolver los datos correctamente, el disparo se produce de forma automática. 

El tiempo requerido para el intercambio de estos tres cadenas de bits y sus comparaciones es una fracción de segundo. 

Dado que el diseño de circuitos más complejos que cumplir las acciones de la instalación involucraría mucho más tiempo, decidí que las "cajas" enviaran a tres veces los datos reales (la tercera "palabra" es una secuencia normal de disparo). 

Finalmente, después de quince días de trabajo, que simula el proceso de liberación de todo y compruebe el "vector de simulación" que el misil recibía la información deseada. Así nos empezamos a buscar un generador que pudiese entregar una tensión trifásica de 400 ciclos y 60 ciclos. En ese momento, yo estaba seguro de poder realizar cambios de forma al ITB, sino para garantizar que el sistema funcionaba, habíamos hecho unos 15 disparos "simulados" con el "vector simulador" que, en teoría, funcionaba correctamente. En teoría, resolvimos el problema y mostramos era posible lanzar los misiles MM-38 de nuestra precaria instalación. 

   

Además, los talleres del Arsenal Puerto Belgrano, dirigidos por el entonces capitán de fragata Benjamín Dávila, también mi compañero, se construyeron sobre la base de un par de remolques. En el primero fue construido para soportar dos contenedores de misiles Exocet MM-38 (la plataforma de lanzamiento) y el otro tomó el generador eléctrico y las "cajas" que forman la ITB. Este fue todo el sistema, que emplea a un viejo generador de la tecnología de Siemens de hacía 30 años, utilizada por la Infantería de Marina en ese momento para los reflectores de los aviones (cada uno de estos dos camiones tenían un peso de 5.000 kg). 

Finalmente todo estaba listo. En ese momento, el Capitán de navío Degrange había nombrado a un oficial para ser enviado a las Malvinas con la instalación, y le respondí que quien iría sería yo porque yo era el único que conocía el sistema en detalle, y había diseñado los circuitos que realizaban la operación de la ITB. Todo fue coordinado y la carga fue transportada por un C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.   Sigue en la Parte 2

Poder Naval

sábado, 25 de abril de 2015

Georgias del Sur: Operación Paraquet (3)

23 de Abril
Operación Paraquet (parte 3)




A lo largo del día 21 de abril el resto de la fuerza británica llegó a las proximidades de las islas Georgias del Sur y el día 23, un débil eco en el sonar delató la presencia del submarino argentino ARA Santa Fe (S-21); todas las operaciones se detuvieron de inmediato, el RFA Tidespring fue enviado a aguas más apartadas, otros dos petroleros en aproximación se desviaron y la flotilla británica se desplegó en orden de combate para interceptarlo.

Con una nueva ruta de aproximación, el Wessex HAS.Mk.3 emprendió su vuelo el día 23 de abril, solo le restaban dos horas de luz y debía volar con una tormenta tremenda.
Al llegar a la posición logró identificar a los soldados bajo los botes neumáticos de supervivencia, rápidamente se posó sobre el glaciar y los hombres subieron al helicóptero, los SAS tardaron valioso tiempo cargando su equipo, excepto sus armas. El helicóptero estaba sobrecargado con unos 100 Kg. y realizó un aterrizaje de emergencia en la cubierta del destructor “Antrim”, sufriendo leves daños rápidamente reparables.

Lo peor había pasado, solo restaba retomar los trabajos para cumplir con el objetivo de la operación “Paraquat”, recuperar las Georgias a cualquier precio.

Prosiguen las negociaciones mientras es evidente la presencia británica en el área Georgias :

El Jefe del TOAS arriba a la capital Buenos Aires para conferenciar con el Alte. Anaya .

Whashington , la Argentina denuncia ante la OEA que buques britànicos se encuentran a 54 millas de las islas Georgias .

Los cancilleres de Gran Bretaña y Estados Unidos culminan un documento que sostiene un insatisfactorio resultado sobre la crisis de Malvinas .

Lima, tres expertos peruanos en polìtica internacional afirman que EE.UU con su mediaciòn en realidad intentan derrocar al gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri , para que su sucesor rescinda los derechos soberanos sobre los archipièlagos del Atlàntico Sur .

Londres , el ministro britànico informa que la flota ha entrado a la zona de "Alerta de Defensa" que està al alcance de la aviaciòn argentina .

El Decreto Nro. 757 del boletìn oficial designa a la capital Stanley como PUERTO ARGENTINO .

viernes, 24 de abril de 2015

Georgias del Sur: Operación Paraquet (2/2)

22 DE ABRIL

La Operación Paraquet  

fue el nombre en código por el que el Reino Unido designó durante la Guerra de las Malvinas al conjunto de sus acciones militares para recobrar las islas Georgias del Sur, ocupadas por la Argentina en abril de 1982. Esta operación fue subsidiaria de la operación principal, denominada Operación Corporate, cuyo objetivo era retomar las islas Malvinas.

El nombre paraquet es en idioma inglés una forma alternativa de parakeet (periquito), pero las tropas británicas en el Atlántico Sur frecuentemente denominaban a la operación como Operación Paraquat, en alusión a que podría volverse tan mortal para ellos como el herbicida Paraquat.


Ataque al ARA Santa Fe: 

La Operación Paraquet se había transformado en una operación de rescate de alta montaña y una extraña persecución de un submarino diésel-eléctrico construido durante la Segunda Guerra Mundial, mientras las tropas de Capitán de Corbeta Luis Lagos en Grytviken y las del Teniente de Corbeta Alfredo Astiz en Puerto Leith permanecían ajenas a lo que pasaba. Los británicos se concentraron ahora en hallar un punto de inserción adecuado —escuchando esta vez los consejos de los científicos del British Antarctic Survey— y en cazar al ARA Santa Fé .

El capitán Young no podía ocultar su rabia, decidió terminar el tema allí y planificar el rescate para el día siguiente. Dos valiosos helicópteros se habían perdido, la misión había fracasado terriblemente, 16 hombres estaban abandonados en el glaciar por otra noche más. Pronto, lo que debía ser una misión de reconocimiento se transformó en una operación de rescate, el retraso era inadmisible dentro del marco de una operación más amplia. El único helicóptero disponible debería realizar un último esfuerzo para rescatarlos y volver a empezar.

Finalmente, las 1100 horas del 22 de abril, Hamilton se comunica con el destructor “Antrim”:

“- Imposible moverse !! ".
Bajas por el clima son inminentes !! ”.

Los preparativos para el rescate demandaron 45 minutos, el Wessex HAS.Mk.3 guiaría a los dos HU.Mk.5 con su sistema de navegación hasta el punto de extracción. Sin embargo, la tormenta de nieve los hizo volver a sus buques.
Una vez repostados, a las 1330 horas realizaron el segundo intento por una nueva ruta, esta vez observaron el humo naranja de las granadas fumígenas de los comandos. Uno de los UH.Mk.5 aterriza, pronto lo hace su gemelo y el HAS.Mk.3, ahora cargados debían volver a los buques.

Sin embargo, el primer helicóptero se estrella al perder contacto con el HAS.Mk.3 que lo guiaba. Ante la situación, éste último guía al segundo HU.Mk.5, este pierde referencias y también se estrella.
El Wessex HAS.Mk.3 comunica la situación al HMS “Antrim” y avisa que retornaba al buque a desembarcar al personal que había rescatado. La falta de luz hizo que los dos helicópteros accidentados se dieran por perdidos y sus pilotos debieron unirse a los 14 comandos en el glaciar.

Galtieri visita las islas 

Durante su viaje a las islas , el Gral. Galtieri le comenta al periodista Gómez Fuente , que si para la victoria se necesitara 40.000 bajas argentinas pagaría el precio , cuando en las islas solo había 12.000 hombres , 7.000 de ellos concentrados en Puerto Argentino . Los británicos para la 1era. fase de desembarco en Georgias ya llevaban empleados cientos de hombres , de los que se le sumarían 3.000 luego a fines de mes , más 24.000 que llegarían a mediados de Mayo.

El Presidente Galtieri arriba a las islas Malvinas al mediodía a bordo de un Fokker F-28 en carácter de Comandante en Jefe del Ejèrcito . Ya en tierra es recibido por el Gobernador militar M.B.Menèndez y el componente de las tres fuerzas .
Luego de recorrer la capital saluda a una comitiva de oficiales y se reune con el Estado Mayor . Posteriormente a bordo de un helicóptero Puma recorre las islas por tres horas con parte de su comitiva .
Al atardecer partiría hacia Río Gallegos .

Mientras se desatan las primeras escaramuzas , la negociación sigue :

A bordo de un Concorde el Canciller britànico Pym arriba a Whashington para reunirse con el mediador estadounidense Haig . Serìa un ùltimo esfuerzo para evitar una guerra anglo-argentina por el archipièlago.

Londres , la Primera Ministra Margaret Thatcher declara que la visita de Galtieri al archipièlago en nada altera la soberanìa britànica de las islas , a pesar de las indefinidas negociaciones no descarta el uso de la fuerza .

En Naciones Unidas , el burò de coordinaciòn de Paìses No Alineados reiterò el apoyo justo de reclamo soberano argentino de las islas .
Y pide a Gran Bretaña que respete el pàrrafo 87 de la declaraciòn de la Conferencia de Lima de los paìses No Alineados (agosto de 1975).

Whashington , unidades de la fota britànica estaban hoy a 1.400 kms. de las islas Georgias , las fuentes de Inteligencia estiman que la avanzada briànica tomarà las Georgias del Sur para utilizarla como base de operaciones para la reconquista de Malvinas .

En una reuniòn preliminar en la OEA de cancilleres , el embajador argentino Quijano denuncia que la flota britànica se halla a 145 millas de la zona de seguridad fijada por el TIAR. El embajador reitera las intenciones agresoras del Reino Unido ante la presidencia del Consejo de la OEA.

jueves, 23 de abril de 2015

Georgias del Sur: Inicio de la Operación Paraquet (1/2)

Inicio de la Operación Británica "Paraquet"
Fase 1 de la reconquista de las Georgias del Sur




Parte de la Armada británica llega a la isla Ascencion transportando blindados , aviones , helicópteros y los primeros 3.000 soldados .

A lo largo del día 21 de abril el resto de la fuerza británica llegó a las proximidades de las islas Georgias del Sur

Fracaso de los planes británicos iniciales 

El mismo 14 de abril el SAS y SBS habían recibido las órdenes que indicaban que se deberían recapturar las islas Georgias a partir del 21 de abril, pero había que lograrlo antes de mayo.
Con el mínimo daño posible y sin bajas excesivas, el My Sheridan debía realizar su operación anfibia.
Éste ordenó al D Squadron del SAS realizar patrullas en las zonas de Strommness, Husvik y Leith en las gélidas islas Georgias (San Pedro) .

Por su parte, el SBS recibió la orden de realizar los reconocimientos en Grytviken y King Edward Point con el objeto de establecer un mínimo conocimiento del enemigo para realizar la recaptura de las islas Georgias.

El capitán John Hamilton + debería comandar a 18 hombres del SAS, estableciendo un puesto de observación y con la posibilidad de lanzar un ataque al nivel de Squadron sobre las posiciones argentinas.

El mayor Delves insistió en que los ocho Kms. de marcha deberían ser cubiertos por fuego naval, pues suponía que las tropas argentinas deberían estar aisladas y al borde del congelamiento y se rendirían rápidamente.

Pero el desembarco sería un problema, no se disponía de lanchas de desembarco ni personal para tripularlas. Solo podría confiarse en los helicópteros embarcados, éstos eran un aparato antisubmarino Wessex HAS.Mk.3 en el “HMS Antrim”, dos Wessex HU.Mk.5 utilitarios en el “HMS Tidespring”, más tres pequeños Wasp HAS.Mk.1, de ellos dos embarcados en el “HMS Endurance” y uno en la fragata HMS Yarmouth”.

Hasta ahí era una fuerza numerosa, pero los Wasp prácticamente no podrían transportar carga o personal debido a su tamaño, mientras que los pilotos de los Wessex no tenían experiencia en misiones de infiltración de fuerzas especiales o desembarco, menos si esto debía producirse bajo fuego.

Se planeó que fuerzas del SAS y del SBS se infiltrarían en la isla Georgia del Sur mediante helicópteros del RFA Tidespring y del destructor HMS Antrim,
pero el plan fallaría y tuvo que cambiar repentinamente cuando dos de los helicópteros Westland Wessex que transportaban a las tropas del SAS a una localización ambiciosa en la costa oeste se estrellaron en condiciones atmosféricas atroces en el glaciar Fortuna.

No se tuvo en cuenta a los experimentados científicos del British Antarctic Survey, conocedores de la zona, lo que dejó al 19º Comando del 22º Regimiento del SAS atrapados en el glaciar Fortuna en medio de un clima difícil: vientos de casi 200 km/h y olas de Fuerza 11, con el barómetro llegando a rozar los 965 milibares.

Las tropas y la tripulación aérea tuvieron que ser rescatadas en malas condiciones climáticas por el helicóptero Wessex del HMS Antrim, el último que quedaba de la expedición, retrasando la misión aún más.

Rescatar a los comandos atrapados costaría tres helicópteros británicos, hasta que finalmente 16 hombres agotados y helados lograron aterrizar en el HMS Antrim a bordo de un último helicóptero cargado muy por encima de sus especificaciones.

"El SAS va a desembarcar en el Glaciar Fortuna, el gran fracaso"... 

Después de evaluar la información de inteligencia, desde Londres se autorizó a que el SAS procediera como lo había planeado. Se obvió toda información sobre el teatro de operaciones para solo dar importancia a la misión y su contenido netamente militar.

A las 0930 del 21 de abril, el Wessex HAS.Mk.3, dotado de radar y equipo de navegación, despegó para una misión de reconocimiento, luego de encontrar un lugar de aterrizaje volvió al destructor y, junto con los dos Wessex HU.Mk.5 de transporte, despegaron con los 19 hombres a bordo y su equipo específico.

Pocos minutos después regresan debido a una tormenta de nieve. Después de un nuevo reconocimiento y la elección de una nueva ruta de acceso, los aparatos despegaron, la noche se venía encima y debían transportar al personal rápidamente antes de que la noche cayera.
Finalmente lo logran, pero las tropas solo hicieron medio kilómetro antes de tener que detenerse y tratar de acampar debido a la tormenta.

La noche del 21 al 22 de abril fue la peor demostración del clima de las Georgias, con vientos de hasta 180 Km./h y un mar de Fuerza 11 que hacía crujir a los buques británicos.

Ningún marino británico de la fuerza había experimentado alguna vez una situación de esta naturaleza. Si el clima continuaba así, Sheridan temía que los hombres perdieran su capacidad de combate y su moral afectara al resto de las fuerzas.

El único helicóptero disponible para el transporte de tropas, hasta la llegada de la fragata HMS "Broadsword", terminó siendo el Wessex HAS.Mk.3 del HMS "Antrim" .

Debido a la improvisación y la mala organización, los británicos perdieron dos helicópteros Wessex HU.Mk.5 en el Glaciar Fortuna.

La idea de los hombres del SAS era desembarcar en el Glaciar Fortuna y realizar una marcha desde allí hasta las posiciones argentinas para verificar su dispositivo y establecer la posibilidad de atacarlas desde el lugar menos previsto.

Los científicos del BAS que conocían la zona insistieron que era imposible hacerlo a esta altura del año, Sheridan también se mostró en contra, ni hablar de los Royal Marines y pilotos de helicópteros del HMS “Endurance”, únicos que habían estado en Georgias.
Pero nada había que hacer, los SAS estaban tan seguros de sus capacidades que incluso llamaron a Londres en donde dos oficiales del SAS con experiencia en el Himalaya apoyaron su posición.

Rechazaron consejos de las únicas personas, tal vez en todo el mundo, que conocían a la perfección la zona de operaciones, los jefes del SAS, Delves y Hamilton sobreestimaron sus capacidades y decidieron llevar a cabo su operación.

Conocían que los argentinos no habían desplegado sus mejores tropas, en tanto que sabían que no habían sido reforzados, ya que no había información sobre los buques argentinos en la zona.

El clima limitaba la exploración de las montañas, por lo que incluso la sorpresa táctica estaba a su favor.

El resultado de la misión un fiasco total , se producía la tercer derrota británica en la guerra , antes habían sido los Royal Marines en Stanley y Grydviken , ahora el SAS en el glaciar Fortune de las South Georgias .

miércoles, 22 de abril de 2015

Como no hay petróleo, los británicos no invierten

Petroleras frenaron sus planes para nuevas exploraciones en Malvinas
Tres empresas con inversiones en las Islas resolvieron detener la investigación de nuevos pozos. Su decisión se dio cuatro días después de la denuncia argentina. Alegan que se debió a la caída de los precios internacionales del barril




Las firmas Noble Energy, Falkland Oil and Gas (FOGL) y Edison International anunciaron su decisión de frenar los planes de exploración que tenían para trabajar en un segundo pozo petrolero al sur y al este de las Islas Malvinas.

"Creemos que una administración de capital disciplinada es crucial en el ambiente actual de precios del petróleo y esta decisión deja a FOGL en una posición financiera más enérgica", explicó este lunes el CEO de la empresa, Tim Bushell.

Las compañías aseguraron que el freno a las inversiones fue decidido por los bajos precios internacionales a los que cotiza el barril de crudo desde los últimos meses. Casualidad o no, el anuncio se produjo apenas cuatro días después de que el gobierno argentino presentara una denuncia penal contra esas tres empresas, además de Rockhopper Exploration y Premier Oil por "llevar adelante actividades de exploración de hidrocarburos en la plataforma continental argentina sin autorización".

Las tres firmas aseguraron que seguirán con sus perforaciones en otras regiones de las Islas. Incluso mostraron su esperanza de poder retomar en un futuro cercano las operaciones suspendidas esta semana. "Noble, Edison y FOGL siguen plenamente determinados en favor de la exploración en la cuenca sur y este", señalaron a través de un comunicado citado por la agencia internacional de noticias Reuters.

Según la firma de inversores Stifel, la noticia será tomada de manera positiva por los mercados: el segundo pozo que la empresa FOGL pensaba realizar en Malvinas era una de las operaciones más caras de la firma. Su cotización en bolsa parece haber confirmado esa lectura, ya que el lunes sus acciones abrieron con un alza de 4,3 por ciento.

La tensión diplomática entre Argentina y Gran Bretaña llegó a un nuevo nivel la semana pasada, cuando el gobierno argentino decidió citar al embajador británico luego de que Alicia Castro, su representante ante Londres, hubiese sido convocada apenas horas antes para reclamar por los dichos de Cristina Kirchner en su discurso del 2 de abril en homenaje a los ex combatientes de la Guerra de Malvinas.

Infobae

martes, 21 de abril de 2015

Go Fuckyourself, petroleras británicas

Petroleras frenaron sus planes para nuevas exploraciones en Malvinas
Tres empresas con inversiones en las Islas resolvieron detener la investigación de nuevos pozos. Su decisión se dio cuatro días después de la denuncia argentina. Alegan que se debió a la caída de los precios internacionales del barril
Infobae

Las firmas Noble Energy, Falkland Oil and Gas (FOGL) y Edison International anunciaron su decisión de frenar los planes de exploración que tenían para trabajar en un segundo pozo petrolero al sur y al este de las Islas Malvinas.

"Creemos que una administración de capital disciplinada es crucial en el ambiente actual de precios del petróleo y esta decisión deja a FOGL en una posición financiera más enérgica", explicó este lunes el CEO de la empresa, Tim Bushell.

Las compañías aseguraron que el freno a las inversiones fue decidido por los bajos precios internacionales a los que cotiza el barril de crudo desde los últimos meses. Casualidad o no, el anuncio se produjo apenas cuatro días después de que el gobierno argentino presentara una denuncia penal contra esas tres empresas, además de Rockhopper Exploration y Premier Oil por "llevar adelante actividades de exploración de hidrocarburos en la plataforma continental argentina sin autorización".

Las tres firmas aseguraron que seguirán con sus perforaciones en otras regiones de las Islas. Incluso mostraron su esperanza de poder retomar en un futuro cercano las operaciones suspendidas esta semana. "Noble, Edison y FOGL siguen plenamente determinados en favor de la exploración en la cuenca sur y este", señalaron a través de un comunicado citado por la agencia internacional de noticias Reuters.

Según la firma de inversores Stifel, la noticia será tomada de manera positiva por los mercados: el segundo pozo que la empresa FOGL pensaba realizar en Malvinas era una de las operaciones más caras de la firma. Su cotización en bolsa parece haber confirmado esa lectura, ya que el lunes sus acciones abrieron con un alza de 4,3 por ciento.

La tensión diplomática entre Argentina y Gran Bretaña llegó a un nuevo nivel la semana pasada, cuando el gobierno argentino decidió citar al embajador británico luego de que Alicia Castro, su representante ante Londres, hubiese sido convocada apenas horas antes para reclamar por los dichos de Cristina Kirchner en su discurso del 2 de abril en homenaje a los ex combatientes de la Guerra de Malvinas.

lunes, 20 de abril de 2015

La vida civil en la Patagonia durante el conflicto

Malvinas desde cerca
Los civiles que vivían en las ciudades patagónicas convertidas en bases militares aún mantienen vivo el recuerdo de aquellos dos meses en los que, a diferencia del resto del país, tuvieron a la guerra en la puerta de su casa.

MALVINAS, DESDE CERCA. (Ilustración de Oscar Roldán)

Por María del Mar - La Voz

A 33 años de la Guerra de Malvinas, son muchas las heridas que aún no cicatrizan de ese nefasto enfrentamiento armado. No sólo a los excombatientes y sus familiares cada 2 de abril les trae aparejado una mezcla de sentimientos, sino también a los habitantes sureños que vivieron durante 72 días bajo amenaza de un bombardeo en sus ciudades.

Siempre pensé que por el hecho de ser oriunda de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz) el 2 de abril tomaba una relevancia especial. Recuerdo más la Marcha de Malvinas que cantábamos en los colegios con un sentimiento similar al del Himno Nacional, que por ejemplo el Himno a Sarmiento, que todo estudiante recuerda a la perfección.

Es que para las comunidades de las ciudades como Río Gallegos, Río Grande (Tierra del Fuego) o Comodoro Rivadavia (Chubut), la Guerra de Malvinas se sintió mucho más cerca que en otros puntos del país. Esas ciudades formaron parte del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (Toas). Por su ubicación geográfica, eran centros de abastecimiento de combustible, alimentos y de armamentos y también de las operaciones militares. Desde allí salían y llegaban los aviones y helicópteros afectados a las acciones en las Islas. Río Gallegos está ubicado a sólo 543 kilómetros de la isla San Rafael y a 793 kilómetros de Puerto Argentino (el nombre que el dictador Leopoldo Galtieri le puso a la localidad históricamente llamada Stanley). Córdoba, en cambio, está a más de 2.300 kilómetros de la capital de las Islas, mientras que Buenos Aires queda a poco más de 1.898 kilómetros.

En 1982, la capital santacruceña tenía una tercera parte de los habitantes actuales; un poco más de 43 mil ciudadanos vivían en esta ciudad inhóspita y de inviernos crudos, muy similar al de las Islas Malvinas.

Durante esa década, la ciudad sumó nuevos habitantes que llegaban del centro y norte del país atraídos por oportunidades laborales en una época en la que los índices de desempleo crecían.

Sin embargo, ni los pobladores originarios del sur ni los nuevos vecinos se habían imaginado lo que les tocaría vivir durante dos meses y 12 días en 1982, tras declararse la Guerra de Malvinas. Fueron días que marcarían el resto de sus vidas en una medida muy diferente a la de sus compatriotas del centro y norte del país.

Estado de sitio

Lo primero que supe sobre la Guerra de Malvinas no lo aprendí en el colegio ni lo leí en ningún libro, sino que fueron los relatos que de a poco me iba contando mi mamá.

Había que tapar las ventanas con frazadas, circular sin luces, no salir después de las 5 de la tarde y reaccionar rápido ante la alerta para resguardarse de una posible caída de una bomba. Los ingleses amenazaban constantemente con atacar la ciudad.

Para este artículo le pedí a mi mamá que volviera a contarme sus recuerdos sobre aquellos días pero en forma más ordenada. Inmediatamente me envió algunas fotografías que tomó en aquella época.

Patricia Fogliatti, así se llama mi madre, había llegado de Córdoba a vivir a Río Gallegos apenas ocho meses antes de que estallara la Guerra de Malvinas.

“El 2 de abril de 1982, estaba con mi bebé de 1 año y medio en Córdoba, visitando a mi mamá. Ella me pidió que nos quedáramos, pero yo decidí volverme con mi hijo al sur, donde nos esperaba mi esposo. Todo el país estaba eufórico con la guerra, como si fuera un partido de fútbol; salían todos a festejar a las plazas con banderas”, recuerda Patricia.

En los meses de abril, mayo y junio, en esas latitudes el día es corto. Los habitantes recuerdan que amanecía alrededor de las 9.30 de la mañana y oscurecía a las 5 de la tarde. El clima era impiadoso; había mucha nieve. Una vez comenzada la guerra, para los riogalleguenses el día pasó a ser más corto aún.

“Lo primero que tuvimos que aprender fue a hacer el oscurecimiento, que consistía en poner las frazadas más gruesas que tuviéramos en las ventanas. Tenían que ser grandes, para que taparan bien las aberturas. A las ópticas de los coches se les ponía cinta aisladora negra: sólo se podía dejar libre una franja horizontal de un centímetro”, cuenta.

Había un jefe de manzana que se encargaba de supervisar y hacer cumplir el oscurecimiento de la zona. Además, a los habitantes se les pedía que desde las 5 de la tarde trataran de no salir de las casas ni transitaran por la calle.

Simulacro

Mónica Núñez llegó a vivir a Río Gallegos en 1980. Tenía 29 años, era de Capital Federal y llegaba con su esposo médico y una niña de 2 años. Cuando se desata la guerra, asegura su familia, les pidió que se volvieran a Buenos Aires, pero ella sentía que debía quedarse en el sur.

Mónica era maestra de primer grado en una escuela pública, y cree que sus alumnos de aquel entonces no deben recordar lo que fue aquello, pero ella sí, y con detalles.

“Cada escuela tenía un encargado de organizarnos ante cualquier alarma. Si sonaba, los niños tenían que esconderse debajo de los asientos. Mis alumnos eran pequeños y por eso, durante los simulacros intentábamos que sintieran que era un juego”, sostiene la maestra, que asegura que si bien nunca debió pasar por una alarma real, eran frecuentes los simulacros.

El estado de alerta no terminaba en el colegio. En los hogares, las familias también se preparaban por si sonaba una sirena o había una alerta del jefe de cuadra.

“En casa tenía preparadas unas canastas por si teníamos que ir al campo, porque cada familia ya sabía que tenía que tener viandas o artículos no perecederos para ir al campo si empezaban los bombardeos”, recuerda Mónica entre lágrimas, que dejan entrever cómo el paso de los años no pudo borrar la angustia que ocasionó vivir la guerra.

Alertas

Muchos ciudadanos recuerdan las alertas que solían emitir los jefes de cuadra. Había tres códigos de color: amarillo, naranja y rojo. Más intenso el color, más serio el peligro.

María de la Concepción Alonso Mata hacía 30 años que había llegado de España. Antes del ’82, la única referencia que tuvo sobre un enfrentamiento bélico provenía de sus padres, que habían vivido la Guerra Civil Española y le habían contado las miserias de esa experiencia. Nunca imaginó que le tocaría vivirlo en primera persona.

“Una vez estábamos en la casa de unos amigos y nos avisan que se había una alerta naranja, salimos como locos a buscar a nuestro hijo mayor y a meternos en nuestra casa”, narra Mary, quien en ese momento tenía dos hijos, uno de 11 años y otro de 7.

“Mis amigos tenían en el garaje una fosa donde ellos guardaban alimentos y se metían allí ante cualquier alerta. Nosotros agarramos a nuestros chicos y nos metimos en la casa, cerramos las persianas y nos quedamos quietitos hasta que pasara la alerta; por suerte, no pasó nada”, cuenta. También recuerda que era común ver pasar tanques de guerra frente a su casa de noche. “Iban para la ría (costanera)”, supone.

“Contábamos los aviones”

En la esquina de la casa de mis padres había un descampado, que los chicos utilizaban como canchita de fútbol. Sin embargo, durante la guerra ese espacio 2 tuvo otra función.

“Me acuerdo de haber espiado cuando escuchábamos que bajaban los helicópteros en la cancha de fútbol de la esquina de casa. Era de noche, tarde, bajaban bolsas que no sabíamos qué tenían adentro, si eran provisiones o cadáveres o qué. Todo era zona militarizada así que no nos podíamos acercar a los galpones donde los llevaban y no se sabía mucho”, recuerda Patricia.

“Cuando comenzaron los combates, escuchábamos pasar los aviones y los contábamos. Lo mismo cuando llegaban. Sabíamos que salían cinco y volvían cuatro; otra vez volvían tres, y así…”, recuerda Mónica.

“Soldaditos”

Los momentos más difíciles, y que peor impactaron anímicamente en muchos civiles fueron las partidas y regresos de los combatientes. “Soldaditos”, lejos de un término peyorativo, era la forma de referirse a ellos o describirlos por su característica más llamativa: su corta edad. Estrujaba el corazón verlos llegar del norte para ir a la guerra, y mucho más cuando volvían de ella.

Cristina Piñán vivía hacía ocho años en Río Gallegos con su esposo; tenía un hijo de apenas 1 año y medio y estaba embarazada de su segunda hija. Trabajaba en un banco y recuerda los simulacros de alarma que se realizaban en la ciudad, sin saber que no eran reales. Pero uno de sus recuerdos imborrables fue aquella jornada en la que visitaron a un grupo de jóvenes combatientes que fueron a Malvinas, y que nunca volvieron: “Recuerdo un sábado a la tarde que fuimos con unas compañeras del banco a visitar a un grupo de soldados que habían llegado desde Corrientes. Eran unos chicos muy jóvenes, pasados de frío, que creo no entendían muy bien qué estaban haciendo ahí. Les llevamos tortas, compartimos mates, algunos tocaban la guitarra, otros se animaban a bailar un chamamé. Seguro extrañaban a sus familias... Hicimos lo que pudimos por acompañarlos y hacerles menos cruel la situación, pero llegó el momento en que partieron hacia Malvinas. Lamentablemente ese grupo cayó en las Islas y ninguno volvió”.

Muchos voluntarios se acercaban a los soldados que llegaban o volvían de las Islas intentando ayudar o asistirlos de alguna manera.

“Yo estaba con un grupo de mujeres que ayudaban a los soldados que volvían de las Islas. Íbamos a Cáritas, pedíamos ropa y cosas para llevarles. Los recuerdo a ellos esperando en los pasillos del hospital, llenos de piojos, flacos, muy callados y que lo único que decían era que tenían mucho frío…”, se le corta la voz a Patricia al recordar ese momento y entre lágrimas alcanza a agregar: “No supimos qué destino tenían. Era muy duro ir”.

Noticias
Uno de los reclamos recurrentes entre las entrevistadas fue la diferencia entre la información que les llegaba por televisión, radio o revistas de Buenos Aires y lo que realmente ocurría.

“Estábamos recontra indignados porque en el resto del país se tomaba a la guerra como un gran partido de fútbol y acá se jugaban la vida”, sostiene Patricia.

Mary recuerda el día que se anunció el inicio de la guerra.

“Nos juntamos en Roca y San Martín (centro de la ciudad) y saltábamos al grito de “El que no salta es un inglés”, creíamos que íbamos a ganar la guerra, eso nos decían los medios de comunicación. Cuando nos enteramos de todo lo que pasó, me pareció espantoso haber hecho eso, haber llevado a esos chicos, que pasaron tanto frío y nunca les llegó nada de lo que enviábamos, fue horrible”, asegura Mary.

Mónica cuenta: “Lo primero que hacíamos era detestar lo que estábamos viendo. Eso yo lo sentí, cuando se declara la guerra. Las personas adultas que no estábamos envalentonadas por la propaganda dijimos que era una locura. Eran muy pocos los que creían en una victoria. Desde el momento que se declaró la guerra, hubo tristeza”.

“A nuestra familia que vivía en Buenos Aires creo que le pasaba lo que a todos los de allá. No tenían demasiada información y nosotros tampoco queríamos angustiarlos. Poco podían hacer; poco podíamos hacer los demás”, asegura Cristina y agrega: “La cuestión exitista que se vivió en Buenos Aires, con los mensajes que bajaban los militares (“Que vengan, los estamos esperando”, “Vamos ganando”), era lo que ellos recibían. Creo que lo que se vivió en Río Gallegos, lo mismo que en Tierra del Fuego, hace que Malvinas haya sido más real aquí que en otros lugares del país”.

Una guerra que no termina

Si bien el conflicto bélico finalizó el 14 de junio de 1982 con la rendición de las Fuerzas Armadas argentinas, para muchos argentinos la guerra no terminó, sigue ahí en recuerdos, pesadillas, ausencias y temor.

Al buscar testimonios para este artículo, me sorprendió el nivel de sensibilidad que los habitantes de mi ciudad natal que vivieron allí durante la guerra aún tenían a flor de piel. Incluso hubo personas que, entre lágrimas, se excusaron por no querer hablar del tema. “Es algo muy difícil para mí, aún no lo superé”, dijo una vecina.

“Creo que todavía sentimos que la guerra no terminó porque algún otro puede seguir con esto; la sensación de inseguridad quedó ahí”, concluyó Patricia.

Muchos años después de la Guerra de Malvinas, la sirena que sonaba ante un inminente ataque durante el conflicto bélico volvió a sonar; esta vez fue un 19 de diciembre, aniversario de la fundación de la ciudad. Los más chicos saltábamos de alegría por ese sonido fuerte que daba inicio a los fuegos artificiales por el cumpleaños de Río Gallegos.

“Esa vez miré a los viejos y estaban llorando. No entendía por qué. Miro alrededor y veo que toda la gente grande tenía los ojos llorosos. Ahí entendí lo que Malvinas y esa sirena habían significado para los habitantes de Río Gallegos”, recordó mi hermano sobre esta guerra que para muchos aún no termina.