lunes, 17 de marzo de 2014

Operación Cóndor y la política interna

El "cóndor" que desapareció de mi artículo 

 

Roberto Bardini 

Hace pocas semanas publiqué en RODELU un artículo de casi 4 mil palabras titulado "El vuelo de los cóndores". Fue un homenaje a aquellos 18 jóvenes –una mujer y 17 varones– que el 28 de septiembre de 1966, durante la dictadura del general Juan Carlos Onganía, desviaron un avión en pleno vuelo, aterrizaron en las Islas Malvinas y durante 36 horas hicieron ondear al viento banderas argentinas. 

Bueno, el asunto es que después de corregir ese artículo me "comí" un párrafo de cinco líneas. Y en ese párrafo figuraba el nombre de uno de los muchachos, que no apareció mencionado. No fue un olvido, sino un involuntario error técnico: en el apuro, uno aprieta la tecla DELETE cuando debe apretar SAVE, o algo así. Una de esas fallas más o menos habituales en esta era tecnológica que si llegan a ocurrir durante un concierto de rock o la transmisión de un partido de fútbol a uno lo linchan. 
Por suerte, en este caso uno puede enmendar el error con una aclaración, una posdata o una fe de erratas. Yo lo haré con un artículo-presentación. Permítanme, entonces, que les hable del joven que desapareció de mi trabajo: se llama Andrés Castillo y en la época del Operativo Cóndor tenía 23 años. Fue el último en unirse al grupo comando y el primero en descender en suelo malvinense. 

Como muchos adolescentes argentinos de la década del 60, Castillo –nacido el 2 de noviembre de 1942– había pasado por el movimiento Tacuara: "En el barrio no me acuerdo quién de nosotros se conecta con grupos nacionalistas y tenemos contacto con Tacuara", relató en Historia de la Juventud Peronista 1955-1988 (Oscar Anzorena, Ediciones del Cordón, Buenos Aires, 1989). "Casi todos los chicos del barrio entran a Tacuara (...), que levantaba la violencia como elemento de militancia y para nosotros era una cosa buenísima, algo en lo que creíamos. A partir de esto cae entre nosotros una serie de bibliografía, incluso fascista; leemos a José Antonio Primo de Rivera y tenemos una corrida hacia la derecha sin saber qué era la derecha, ni qué era el peronismo, ni la izquierda, ni qué era nada. (...) Nos integramos por el tema del nacionalismo, de la violencia, de la verdad de los puños y las pistolas por encima de lo racional, que prendía en nosotros". 

En 1961 se produjo un desprendimiento en Tacuara, encabezado por dos militantes de sus Brigadas Sindicales: Dardo Cabo y Edmundo Calabró fundaron el Movimiento Nueva Argentina (MNA), que se definía como peronista. El lanzamiento oficial del nuevo grupo fue el 9 de junio de aquel año, en conmemoración del levantamiento dirigido en 1956 por el general Juan José Valle contra la "revolución libertadora". 

El MNA nació en el Café "Matheu", en el popular barrio de Once, con siete miembros iniciales. Además de Cabo y Calabró, los primeros en llenar las fichas de afiliación fueron Andrés Castillo, Américo Rial, Rodolfo Pfaffendorf, López Vargas y Antonio Arroyo. El MNA se transformó en uno de los grupos más numerosos y activos de la Juventud Peronista. 

Al atardecer del 27 de septiembre de 1966, Castillo salió de su trabajo en la Caja de Ahorro y se encontró para tomar un café con Pfaffendorf cerca del Luna Park. Allí se enteró que el Operativo Cóndor estaba en marcha. "Yo quiero participar", dijo y se fue hasta el aeroparque en taxi. Como era primavera, vestía un delgado traje Príncipe de Gales y mocasines. Tras una breve conversación con Dardo Cabo, jefe del comando, logró subir al avión Douglas DC-4 y fue el primero en bajar de la aeronave en Puerto Stanley, capital de las Malvinas. Luego del operativo, los integrantes del grupo permanecieron presos nueve meses en el sur argentino. Castillo se casó en la cárcel. 

A comienzos de la década del 70, el ex militante del MNA fue uno de los fundadores de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), vinculada a Montoneros. Fue dirigente bancario y luego del golpe militar del 24 de marzo de 1976 permaneció desaparecido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). 

A las cuatro de la tarde del 19 de mayo de 1977, Castillo fue secuestrado por un grupo de hombres vestidos de civil e introducido a golpes en una ambulancia. En el vehículo le colocaron una capucha en la cabeza y le ataron los brazos y las piernas con grilletes de acero. Lo llevaron a la ESMA, donde fue torturado durante cinco días, en sesiones que duraban entre diez y doce horas. Uno de sus interrogadores fue el capitán de corbeta Jorge Eduardo Acosta, alias El tigre. Posteriormente vivió exiliado en Venezuela y España. 

Hoy, con 60 años de edad, Andrés Castillo continúa haciendo política con la misma pasión que en su juventud. En el peronismo, muchos lo consideran un "histórico". Como ven, no es justo que un personaje de este calibre desaparezca dos veces: una, en la ESMA; otra, en un artículo de homenaje. Honor a quien honor merece. 

17 de octubre de 2003 

© Roberto Bardini 
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