miércoles, 22 de abril de 2020

En honor a quién los británicos denominan Falklands a las islas Malvinas

Anthony Cary, el hombre homenajeado por la denominación británica de las islas






Anthony Cary, 5º vizconde PC (Privy Council o consejero privado) de Falkland (16 de febrero de 1656 - 24 de mayo de 1694; el apellido se deletrea Carey en algunas fuentes) fue un inglés nacido en Inglaterra, noble escocés y político inglés.

Nació en el castillo de Farley, Somerset, hijo de Henry Cary, cuarto vizconde de Faklands, a cuya nobleza tuvo éxito cuando era niño en 1663.

Se casó con Fiona Catherine Cary y tuvo una hija: Mila Inge Cary (m. 21 de octubre de 1683)

Como compañero escocés tenía derecho a ser miembro del Parlamento de Inglaterra. Por lo tanto, se desempeñó como diputado Tory para Oxfordshire durante 1685–1689, Great Marlow de 1689 a 1690 y Great Bedwyn desde 1690 hasta su muerte.

Juró el Consejo Privado de Inglaterra en 1692 y sirvió como Primer Señor del Almirantazgo de 1693 a 1694. Anteriormente ocupó cargos en este último departamento como Tesorero de la Armada de 1681 a 1689, bajo Carlos II y James II, y como Comisionado del Almirantazgo de 1690 a 1693. Samuel Pepys tenía una opinión bastante baja de sus habilidades, mientras admitía que padecía problemas crónicos de salud.

En marzo de 1694 fue enviado a la Torre de Londres por cargos de peculado y murió de viruela en mayo, a los 38 años, sin descendencia masculina. Fue enterrado en la Abadía de Westminster.

Las Islas Malvinas son denominadas Faklands en el Reino Unido en su honor. Los vizcondes de Malvinas a su vez toman su título de la residencia de los monarcas escoceses Falkland Palace, en Falklands, Fife, Escocia.

lunes, 20 de abril de 2020

Historias de civiles kelpers durante la guerra (1/5)

Haciendo sus disposiciones en consecuencia: Experiencias civiles de la Guerra de las Malvinas de 1982

Por Krysteen Ormond

Parte 1 || Parte 2 || Parte 3 || Parte 4 || Parte 5



Introducción

Tanto como lo fue en la década de 1950 como lo es ahora en 2013, los reclamos de soberanía sobre las Islas Malvinas dominan la política regional en América Latina, hacen titulares en Europa y continúan dividiendo a las naciones en todo el mundo.

El conflicto de setenta y cuatro días en 1982 fue el sueño de un periodista, con cientos de reporteros descendiendo en el lujoso hotel 1 de Buenos Aires y los periódicos sensacionalistas en Londres disfrutando de la oportunidad de titulares impactantes y mayores ventas. En los treinta y un años transcurridos, los sucesos de esos tres meses en el Atlántico Sur han seguido siendo titulares para periódicos, políticas para políticos y material para el historiador militar exigente. El mundo aparentemente no puede tener suficiente de este archipiélago accidentado 52 al sur del ecuador que demuestra ser una espina retorcida y enredada en las relaciones angloamericanas. No es difícil para el que desea aprender más sobre el conflicto encontrar material de lectura para satisfacer su curiosidad: los editores militares tienen decenas y de cuentas de las maniobras tácticas de las fuerzas argentinas y británicas y los analistas políticos han reflexionado durante mucho tiempo sobre quién necesitaba La guerra más. ¿Fue Galtieri tratando de desviar la atención de los "desaparecidos", o Thatcher astutamente dio un paso atrás y permitió la invasión, sabiendo que una victoria en el Atlántico Sur aseguraría otro término en Downing Street?

Los tinteros de los dibujantes de cómics del mundo difícilmente podrían rellenarse lo suficientemente rápido como para escribir otra ceja: levantar la caricatura de La Tácher o Galtieri con una luz poco comprensiva, mientras que los dramaturgos y novelistas han tenido éxito en la tragedia de esas cortas semanas de invierno. Allí, por supuesto, existen innumerables tomos legales que discuten la legitimidad del derecho de cualquiera de los países a enarbolar su bandera en las Islas, mientras se desarma el reclamo de la oposición.

Queda claro que el erudito que estudió la situación del Atlántico Sur en 1982 no tendrá problemas para aprender todo lo que hay que aprender sobre cómo Gran Bretaña experimentó la guerra y cómo Argentina experimentó la guerra. Sin embargo, lo que está ausente de las bibliotecas y colecciones, tan laboriosamente juntas para representar con precisión la guerra de estas islas indómitas, es cómo las Islas Malvinas experimentaron la guerra. ¿Qué pasa con la población civil de las islas en disputa, cuyas vidas fueron irrevocablemente cambiadas por la guerra, al igual que las de los militares y las mujeres?

El fascinante relato de Andrew Graham Yooll sobre la guerra desde la perspectiva de un periodista angloargentino que vive en Buenos Aires es exhaustivo, pero solo hace una referencia pasajera a los isleños: que había una escasez de mujeres en las Islas para 'satisfacer las necesidades' de la fuerza de tarea británica. 2 En los dibujos animados, los habitantes de las islas se representan como ovejas y pingüinos. Lo humano no existe. Hors de Combat: The Falklands / Malvinas Conflict in Retrospect, publicado en 2007 después de un coloquio en la Universidad de Nottingham, está editado conjuntamente por Diego García Quiroga y Mike Seear, veteranos argentinos y británicos, respectivamente. Es un trabajo de reconciliación, que reúne relatos tácticos de las fuerzas opositoras, un comentario sobre el trastorno de estrés postraumático (en adelante TEPT) por un destacado psicólogo internacional, análisis por un abogado de derechos humanos bien respetado y poesía de un profesor de la Universidad. Es un trabajo que con sensibilidad y respeto reúne a los argentinos y los británicos sobre su pasado compartido y su futuro desconocido. Pero no tiene en cuenta a los isleños y su retrospectiva de la guerra. De hecho, la única alusión real al isleño de Malvinas que aparece en la forma lo hace en forma de un diario de cineasta, con respecto a su proyecto de dramatizar la guerra a principios de la década de 1990. Se refiere a los lugareños que ha conocido de pasada, y no siempre de manera favorable. 3

En la Argentina contemporánea, hay muchas personas que se sorprenden al enterarse de que incluso había habitantes en las islas, que antes los habían considerado desolados y estériles. 4 En Gran Bretaña, la persona en la calle no está segura de dónde están las islas, y mucho menos de que sus habitantes sean ciudadanos británicos, con el inglés como lengua materna. Parece que esta sociedad ha sido pasada por alto por la sociedad y por la historia.

Si se busca, hay información disponible sobre la vida de los isleños durante el período de guerra. Las publicaciones son pocas y distantes, y están escritas casi exclusivamente por los mismos isleños. El historiador John Smith se encargó de anotar sus pensamientos cada día a medida que avanzaba la guerra, y Rosemarie King lo tipeó más tarde y lo publicó. 5 La propia King mantuvo un diario preciso y detallado, que solo se ha publicado formalmente como parte de las memorias de guerra de Mike Seear, Return to Tumbledown. 6 Las publicaciones más famosas sobre la guerra a través de los ojos de los isleños han sido publicadas por Graham Bound; periodista militar, isleño kelper y fundador del único periódico de las Islas. La recaptura de 1982 (publicado por primera vez como Falkland Islanders at War) ofrece relatos directos de los isleños sobre cómo era la vida con dos países opuestos que libran la guerra a su alrededor, 7 y Fortress Falklands, publicado en 2012, coincidiendo con el 30 aniversario de las hostilidades, examina la vida para los isleños a medida que aumentan las tensiones diplomáticas y exploran lo que puede deparar el futuro en estas tierras tan debatidas. 8

Quizás uno de los mejores volúmenes con respecto a la experiencia de tiempos de guerra no escrita por un isleño de las Malvinas en sí mismo es Las voces olvidadas de las Malvinas de Hugh McManners: La verdadera historia de la guerra de las Malvinas. 9 Publicado en asociación con el Museo Imperial de la Guerra, el trabajo tiene en cuenta las memorias de militares argentinos y británicos, pero también se basa en gran medida en los recuerdos de los lugareños. McManners presenta cada fase de la guerra como una serie de párrafos de estilo "sonados", que se mueven entre varias voces diferentes en cualquier capítulo dado, permitiendo que se desarrolle un rico tejido narrativo.

Esta tesis profundizará en la memoria del isleño, mirando hacia atrás tres décadas en sus días de guerra. El objetivo es aprender más sobre cómo era la vida de los civiles, de diferentes edades y antecedentes. Sus narraciones serán contrastadas con los relatos militares cuando sea apropiado, para mostrar capítulos superpuestos de una historia compartida. Se considerará el impacto que ha presenciado esta guerra en el individuo, y cómo su identidad actual ha sido moldeada por las experiencias de su pasado. Esta tesis también considerará brevemente la vida en las islas ahora, a medida que las relaciones entre Gran Bretaña y Argentina trasladen cada vez más al estado de guerra fría, y lo que el futuro puede traer a la pequeña comunidad que rastrea su ascendencia de las Malvinas desde hace nueve generaciones. Han pasado treinta años desde la Guerra de las Malvinas, y con el paso del tiempo, cada vez es más conmovedor hacer una crónica de los acontecimientos de 1982 desde la perspectiva de los propios isleños, antes de que sea demasiado tarde, y este aspecto inexplorado (y esencial). de la guerra se pierde indefinidamente.

Las principales fuentes utilizadas a lo largo de esta tesis son los diarios mantenidos por los isleños en el momento de los eventos que narran, y las memorias contadas durante las entrevistas personales realizadas en junio y julio de 2012, el momento del 30 aniversario del final de la guerra, y en enero de 2013. Se han utilizado otros textos militares, históricos y periodísticos para complementar el contenido de estas cuentas personales. En la medida de lo posible, se ha buscado una contraparte de cada memoria, ya sea en forma de un diario o el testimonio de otro isleño, o tal vez ambos, en un intento por eliminar parte del sesgo que aparece naturalmente en las historias orales, y particularmente en cuentas que tratan situaciones traumáticas o inusuales.

En el documento, Social Memory Studies, Olick y Robbins se refieren a los cuatro tipos de memoria de Assman: memoria mimética, material, comunicativa y cultural. 10

Describen lo comunicativo como "residuos del pasado en el lenguaje y la comunicación, incluida la capacidad misma de comunicarse" 11 y lo cultural como "la transmisión de significados del pasado, es decir, referencia histórica explícita y conciencia" .12 Estos son las dos formas de memoria que son más importantes al considerar los testimonios presentados en esta tesis; Las memorias de un niño de solo diez años tienen una memoria comunicativa muy diferente a las del hombre que sufre de trastorno de estrés postraumático como resultado de sus experiencias cuando tenía diecinueve años durante la guerra.

La memoria cultural también juega un papel clave al examinar los testimonios de todos los que participaron en esta tesis. Los eventos de 1982 son sin duda uno de los eventos más importantes, histórica y culturalmente, que ocurrieron en las Islas Malvinas, dando forma a las Islas y a su gente de una manera que no podría haberse previsto a principios de los años ochenta. Aquellos vivos y lo suficientemente mayores como para recordar habrán cambiado de alguna manera por sus experiencias (como muchos admitieron durante la entrevista) y para tres personas, el simple hecho de nacer bajo ocupación ha tenido un impacto en sus vidas. Con eso en mente, existe un recuerdo muy cultural compartido entre los isleños de la guerra, y hasta el día de hoy se conserva en monumentos conmemorativos, recuerdos y en políticas gubernamentales. Como el testimonio y / o diario de cada entrevistado ha sido comparado con una contraparte de otro encuestado con una experiencia de guerra similar, pero no idéntica, los dos testimonios corroboran y complementan la veracidad del otro.

Los diarios son una fuente histórica increíblemente útil, particularmente debido a su contemporaneidad; la mayoría de las veces, los diarios se escriben en el momento en que ocurren o están ocurriendo los eventos que se están relatando. Andy Alaszewski diferencia un diario de un registro o una memoria sobre la base de tres características: que las entradas sean regulares, personales y contemporáneas, es decir, hechas en el momento o lo suficientemente cerca del momento en que ocurrieron los eventos o actividades para que el registro no está distorsionado por problemas de recuerdo '.

13 Independientemente de la frecuencia de las anotaciones en el diario, el cronista registra sus propios pensamientos y opiniones en relación con su vida y experiencia, lo que los convierte en un relato muy personal y ostensiblemente veraz de su vida y sus tiempos. Sin embargo, de la misma manera, ser una colección de pensamientos personales del cronista significa que los diarios indudablemente estarán sesgados hacia ciertas convicciones y creencias sostenidas por el cronista, y por lo tanto no se puede ver que ofrezcan una cuenta imparcial del pasado.

Dentro de las Islas Malvinas, hay un pequeño grupo de sobrevivientes de la guerra que, por una razón u otra, se han hecho famosos por el papel que desempeñaron en la guerra. Este grupo selecto será el que aborden los periodistas a intervalos históricos clave y durante la producción de documentales de las Malvinas. Sin desear menospreciar sus esfuerzos o experiencia de ninguna manera, conscientemente no fueron incluidos en los encuestados para esta tesis. El razonamiento para esto fue que la información sobre estos individuos está fácilmente disponible, y la motivación principal para preparar esta tesis fue descubrir las historias no contadas de las experiencias de la guerra de los isleños. Sin embargo, ignorar las experiencias de estos individuos distorsionaría los resultados de la tesis y, en su caso, se han incluido referencias a sus experiencias.

Los encuestados que participaron en esta tesis fueron abordados de dos maneras: en primer lugar, se publicó una carta en el periódico local, Penguin News, en la que se pedía a cualquiera que quisiera participar de alguna manera que se presentara.
Aproximadamente la mitad de los encuestados fueron seleccionados de esta manera. Los encuestados restantes fueron contactados personalmente y se les pidió participar, en función de las publicaciones que pudieron haber escrito, o de un determinado evento que ocurrió durante la guerra que se consideró de particular interés para el contenido de esta tesis.

Se debe tener en cuenta el sesgo potencial del escritor que prepara esta tesis: un isleño de las Malvinas de cuarta generación cuya madre es una de las principales encuestadas que participaron en el estudio. Si bien el escritor apreciará la posible cuestión ética que esto plantea, se ha hecho todo lo posible para preparar una tesis libre de prejuicios políticos e ideológicos por parte del escritor, y toda la información recibida de Teena Ormond que aparece en esta tesis ha sido tratada de la misma manera que la información recibida y perteneciente a todos los demás participantes en la preparación de la tesis.

Borges comparó la Guerra de las Malvinas con "dos hombres calvos que luchan por un peine". El objetivo general de esta tesis es poner en texto los recuerdos de los isleños, a fin de crear una cuenta académica de la vida de los civiles en el país. Las islas Malvinas eran realmente como, cuando su mundo tranquilo entró en erupción en el otoño de 1982, y descubrir qué diría el peine sobre la guerra, si se le pregunta.


Notas

1  Graham-Yooll, Andrew. Fall 2007. ‘South Atlantic, 1982. The Forgotten War (Part I)’, The
Antioch Review, Vol 65:4, South Atlantic’s Forgotten War. pp610
2 GrahamEYooll, Andrew. Winter 2007. ‘South Atlantic, 1982. The Forgotten War (Part II)’, The
Antioch Review, Vol 66:1, Breaking the Rules. pp33
3  Urban, Stuart, ‘On the making of An Ungentlemanly Act’  in Garcia Quiroga, Diego & Seear,
Mike (eds.) 2007. Hors de Combat: The FalklandsDMalvinas Conflict in Retrospect
(Nottingham: Critical, Cultural & Communications Press) 
4  Based upon author’s own experience living in Argentina for 16 months in 2009 and 2010.  

5 Smith, John. 2001. 74 Days: An Islander’s Diary of the Falklands Occupation (Old Basing:
Quetzal)
6 Seear, Mike. 2012. Return to Tumbledown: The Falklands/Malvinas war revisited (Nottingham: Critical, Cultural & Communications Press)
7 Bound, Graham. 2007. Invasion 1982: The Falkland Islanders’Story (Barnsley: Pen & Sword
Military)
8  Bound, Graham. 2012. Fortress'Falklands: Life Under Siege in Britain’s Last Outpost (Barnsley: Pen & Sword) 

9 McManners, Hugh. 2007. Forgotten Voices of the Falklands: The Real Story of'the Falklands
War (United Kingdom: Ebury Press)
10 Ollick, Jeffrey K & Robbins, Joyce (1998) ‘Social Memory Studies: From the “Collective
Memory” to the Historical Sociology of Mneumonic Practices’ Annual Review of Sociology, Vol
24, pp111
11 Ibid.'
12 Ibid.,'pp112

13 Alaszewski, Andy. 2006. Using'Diaries'for'Social'Research (London: SAGE Publications). p84


viernes, 17 de abril de 2020

Coronavirus: VGM como siempre ayudando a la Patria, al contrario de toda la clase política

Los veteranos de Malvinas de todo el país se movilizan para enfrentar la pandemia

La cuarentena dispuesta para hacer frente a pandemia del COVID-19 disparó un aluvión solidario de parte de aquellos que en 1982 combatieron en las islas. Desde sus respectivos centros y asociaciones, llevan adelante una importante labor solidaria y asistencial con quienes más lo necesitan
Por Adrián Pignatelli || Infobae



Veteranos en la ciudad de Rosario, en uno de los tantos operativos solidarios.

La cuarentena no iba a vencerlos. El hecho tan simbólico como el de izar todos los días la bandera en el histórico monumento en la ciudad de Rosario no podía interrumpirse solo porque los empleados encargados debían cumplir con el aislamiento obligatorio. Fue así que veteranos de guerra de Malvinas, luego de obtener el permiso de las autoridades, se organizaron en turnos rotativos para izar y arriar todos los días la bandera del mástil mayor del monumento.

Esto es la punta de un iceberg solidario en el que los veteranos de todo el país se organizaron para dar una mano a los que más lo necesitan en esta cuarentena.

Adolfo Schweighofer, que desde enero de este año es el presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas del Ministerio del Interior, brindó a Infobae un panorama de las algunas de las actividades solidarias y sanitarias ante la emergencia por el COVID-19 que están llevando a cabo en conjunto la Comisión mencionada, la Confederación de Veteranos de Guerra de Malvinas de la República Argentina y la Federación Bonaerense de Veteranos de Guerra.

Manos a la obra

Para Schweighofer, que en la guerra fue un conscripto clase 62 del Destructor Piedrabuena -uno de los buques que rescató a los náufragos del Crucero General Belgrano- habla con pasión y cada tanto mezcla un “cumpa” o un “vago” para referirse cariñosamente a sus compañeros, donde la guerra selló a fuego lazos de amistad que hasta hoy perduran. Infobae lo encontró en plena recorrida callejera -tiene el permiso que le permite circular, aclara. Comprometido con la labor, aseguró que el secreto estaba en “organizar y planificar la solidaridad”. Y los veteranos tomaron la consigna al pie de la letra.


El Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas en plena tarea.

La pandemia los sorprendió cuando en todo el país se preparaban para conmemorar otro 2 de abril. Y a pesar de que son actos que se hacen a pulmón, aquellos que habían reunido dinero para contrataciones de músicos o equipos, lo donaron para que fuera usado en esta emergencia.

Pusieron manos a la obra para obtener alimentos para llevarlos a lugares donde siempre se necesitan. Contaron con la colaboración desinteresada de los camiones que llegan al puerto de Rosario a descargar el cereal y que vuelven vacíos a sus lugares de origen. Ahora lo hacen con mercadería o ropa para los que menos tienen.

Con la cocina a cuestas

También es común ver en ciudades o en barrios alejados, de muchos puntos del país, esas cocinas de campaña enganchadas a camiones que el Ejército donó a agrupaciones de veteranos de guerra. Cada cocina, originariamente alimentadas a leña, tienen la capacidad de brindar 250 raciones, y en su lateral acarrea un recipiente de 73 litros para chocolate, café o mate cocido siempre calientes.

Son muchos los puntos del país donde los veteranos están trabajando. Por ejemplo, en Santa Fe, integran el comité de crisis junto al municipio y al gobierno provincial. En Rosario, los veteranos coordinan la ayuda a indigentes de diversos barrios de esa ciudad, y la agrupación de Reconquista donó una bomba de infusión para el área de terapia intensiva del hospital local, valuada en 120 mil pesos.

A 187 kilómetros de la capital, camino al oeste, se encuentra la ciudad de El Trébol. Allí, los excombatientes -coordinados por Osvaldo Martínez y Oscar Scaglia- colaboran con el municipio en los controles de vehículos que ingresan. Para ello, realizan guardias de tres horas rotativas, en los que toman datos personales y temperatura a los automovilistas.


Veteranos de la provincia de Santa Fe entregando alimentos no perecederos.

En otros puntos, como San Javier, Esperanza, San Carlos Centro, San Justo, Gálvez, Rufino, Villa Ocampo y Laguna Paiva junto a ONG, reparten barbijos. Y en Cañada de Gómez arman colectas solidarias, consistentes en alimentos, especialmente leche en polvo, además de agua lavandina, desinfectantes, trapos rejilla, jabones y papel higiénico.

En la provincia de Buenos Aires llevan adelante diversas acciones solidarias y de asistencia, en coordinación con la Federación de Veteranos bonaerense. Como ejemplo, vale citar el caso de Mar del Plata, la Asociación Veteranos Defensores de Malvinas entrega alimentos no perecederos a comedores en distintos barrios, “dada la difícil situación sanitaria del país sumada a las dificultades económicas que complican día a día a la población marplatense”, cuentan. También en Tigre, donde es común verlos con la cocina de campaña a cuestas o en Merlo, asistiendo a escuelas.


En una escuela en Merlo, agradecen la ayuda de los veteranos.

Son miles los ex combatientes que se movilizaron para enfrentar la pandemia. Pero, lo cierto es que muchos de ellos desde hace años trabajan en distintas acciones en sus comunidades. En Corrientes, confeccionan barbijos en impresoras 3D para el personal médico, en Paso de la Patria e Ituzaingó reparten gratis los barbijos artesanales, o en Esquina donde colaboran para que al hospital no le falten insumos y medicamentos.


Veteranos del partido de Tigre, en plena tarea.

Los que tienen mal acostumbrados a la gente son los veteranos de Curuzú Cuatiá, ya que son memorables los locros que hacen para compartir con la gente. En la última Pascua, repartieron 150 platos y hacen la vista gorda cuando alguien vuelve a ponerse en la cola para tener una porción extra.

Del norte al sur

El Centro de Ex Soldados Combatientes en el Atlántico Sur de Santiago del Estero también entrega barbijos confeccionados por veteranos y participan de la campaña de vacunación antigripal domiciliaria a afiliados del PAMI en situación de riesgo; de esta manera, personas con diabetes, hipertensión, con afecciones cardiológicas y discapacitados, sean o no veteranos, están incluidos en esta asistencia. También son los encargados de llevarles medicamentos a los ex combatientes en situación de riesgo que no puedan acercarse a las farmacias. Todos los gastos corren por cuenta del Centro local.


En el centro de veteranos de Misiones, también se desarrollan acciones de asistencia.

En Misiones, los veteranos pusieron a disposición del gobierno las instalaciones de sus centros, así como 22 vehículos de propiedad de ex combatientes, a fin de usarlos para traslados de personas, o para llevar medicamentos o alimentos. En el hospital de Leandro N. Alem tres veteranos son los que preparan el almuerzo a médicos, enfermeras y personal de seguridad.

Agrupación 2 de abril es el nombre que lleva el Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas en Tucumán. Junto al Centro Vecinal Unidos por San Andrés colaboran en tareas de seguridad, salud, limpieza y recolección de residuos, y además son los que les acercan barbijos a personas mayores.


Todo listo para continuar haciendo barbijos, en Tucumán.

En el mismo sentido, se destaca el reparto diario de bolsones de alimentos que llevan adelante los veteranos de Neuquén, con productos adquiridos de sus propios bolsillos.

En Tierra del Fuego, donde las islas Malvinas se sienten tan cerca, en la ciudad capital se entregan barbijos junto a diversas ONG. El presidente del Centro y también de la Fundación Malvinas, Conrado Zamora, cuenta que cedieron sus instalaciones del centro para que fuera la oficina de coordinación de la línea 107 de las ambulancias de emergencias. Además, en la medida de sus posibilidades, se adecuaron las instalaciones de la fundación y se les brindó alojamiento a personas en situaciones de riesgo.


Veteranos neuquinos, trabajando en los barrios.

Schweighofer encuentra cierta similitud entre la pandemia y la guerra. “De Malvinas nos quedan, lamentablemente, las oportunidades perdidas y lo que nos pasa ahora nos brinda la oportunidad de crecer como sociedad. Y para esto, lo que vivimos en las islas a nosotros nos sirve”.

Habla con admiración de sus compañeros y del temple que muchos demuestran. Y asombrado, advierte: “Ojo que estos vagos no paran, eh”.

martes, 14 de abril de 2020

Realismo mágico: Contabilizarán los infectados de Malvinas como fueguinos

Ahora, el Gobierno también sumará los casos de coronavirus que se registren en Islas Malvinas

iProfesional


El Ministerio de Salud contabilizará a los casos positivos en el archipiélago como parte de la población de la provincia de Tierra del Fuego



El Gobierno nacional contabilizará a los enfermos de coronavirus en las islas Malvinas dentro los registros nacionales, como parte de la población de la provincia de Tierra del Fuego, informó hoy el titular de la Secretaria de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus.

"De acuerdo a la Constitución y a la legislación vigente, Argentina debe incluir a quienes están en Malvinas en sus estadísticas porque están en territorio nacional", explicó Filmus en declaraciones a Télam.

El titular de la secretaría, que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores, contó que la decisión se tomó tras un "diálogo con el canciller Felipe Solá y las autoridades de Salud -cuyo ministro es Ginés González García- y en común acuerdo con la provincia de Tierra del Fuego".

"Hemos decidido incluir los casos que se declaran en las islas como corresponde, como parte de la población de la provincia (de Tierra del Fuego)", reiteró Filmus, quien al mismo tiempo renovó el "ofrecimiento de ayuda humanitaria a los isleños".

Desde el Gobierno nacional se incluirá a los infectados por Covid-19 en los registros argentinos, pero se aclaró que "debido a que la ocupación ilegítima de las Islas impide tener datos propios, se tomarán los datos que la prensa difunde como víctimas del Covid-19 en Malvinas".

Los infectados que actualmente presentan las islas son 5 militares, según anunció la administración británica que ocupa el territorio.

Las cifras que lleguen desde Malvinas se sumarán próximamente al conteo diario que realiza la provincia de Tierra del Fuego, que -según el parte oficial de esta mañana- cuenta con 83 enfermos de coronavirus, 73 de Ushuaia y 10 de Río Grande.

Al inicio de la pandemia, el gobierno de Alberto Fernández le ofreció ayuda humanitaria a las Islas Malvinas y se puso a disposición para "colaborar con los habitantes a través del envío de alimentos frescos, insumos médicos o test para detectar el coronavirus, así como a disponer de los medios para realizar vuelos humanitarios que sean necesarios y lugares de atención en centros médicos del territorio continental argentino".

La propuesta del Gobierno argentino fue transmitida por Filmus a Mark Kent, el embajador del Reino Unido en la Argentina.

Por su parte, el gobierno británico de Malvinas emitió un comunicado en el que remarcó que "las islas tienen en marcha un plan sólido para abordar el Covid-19 y cuando necesiten ayuda adicional trabajarán con el gobierno del Reino Unido".

domingo, 12 de abril de 2020

Desembarco en San Carlos: La compañía C de Esteban derriba tres helicópteros con fuego de fusilería

Los héroes negados que la escuela no quiere recordar

Jorge Fernández Díaz


Carlos Esteban y sus soldados

Cuando el teniente trepó hasta la cima y se llevó los prismáticos de campaña a los ojos, vio el escalofriante espectáculo que se abría paso en la bruma: fragatas, destructores, helicópteros y lanchones iniciaban el masivo desembarco.

Era el Día D en el estrecho San Carlos, y la treta del teniente primero Esteban había sido un éxito: una vez tomado el pueblo y requisadas prolijamente las viviendas en busca de radios, armas y vehículos, había permitido que los isleños continuaran con su rutina y había escondido a su tropa.

De lejos y con aquellas apacibles chimeneas humeantes, parecía un acceso despejado; si los ingleses no hubieran caído en la trampa su estrategia hubiese sido distinta: los comandos habrían llegado por la noche y habrían asesinado a los soldados argentinos.

En ese momento, Esteban hizo un cálculo correcto: había en aquellas costas cinco mil hombres, y él disponía de solo cuarenta efectivos. Nadie le hubiera reprochado seguir la lógica, que consistía en dar por radio la “alerta temprana” a sus superiores, y luego rendirse con honor.

Pero aquel muchacho de 28 años que estaba a cargo de la Compañía C hizo lo inesperado: avisó y presentó batalla. Su proeza está en los libros de la historia militar de la Argentina y de Inglaterra; nadie conocía muy bien, sin embargo, lo que pensaba íntimamente durante esa guerra maldita.

Carlos Esteban se había recibido en Córdoba de licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Sabía a esas alturas que Galtieri no sabía, y que esa conflagración era un enorme error estratégico. Estaban destinados a perder, pero no podía contárselo a nadie.


El lugar donde luchó Esteban y su compañía filmado en 2012

Tal vez no le hubiera desagradado a Borges relatar la parábola de un valiente que aun reconociendo la futilidad trágica de su sacrificio, carga todo el tiempo con su secreto escepticismo y realiza a su vez una hazaña heroica.

Esteban, sus oficiales y aquella antología de conscriptos de la clase 62 que habían sido entrenados hasta la fatiga formaron parte del discretísimo operativo de reconquista de las islas Malvinas, y más tarde rodearon Darwin y redujeron a una población dócil que los esperaba con banderas blancas.

El jefe de esa localidad se llamaba Hardcastle, y mientras tomaban el té en su casa, Esteban advirtió con un estremecimiento que su propia mujer posaba en un retrato con la hija del flemático anfitrión: habían estudiado juntas en un colegio bilingüe de La Cumbre.

Se le antojó que esa asombrosa casualidad podía ser una señal del destino. A veces se alejaba del campamento para llorar, extrañaba mucho a su esposa y a su pequeño hijo; creía que nunca iba a volver a verlos. Después se recuperaba y echaba una arenga a sus bravos, a quienes todos cuidaban con esmero y con quienes compartían penurias sin distingos.

Esa actitud fue tan ejemplar que años más tarde el Pentágono envió una psiquiatra para determinar por qué entre ese puñado de reclutas no se habían producido ulteriores suicidios ni secuelas graves, ni denuncias ni maltratos, y en qué había consistido la fórmula mágica de sus líderes.

El 1° de mayo la Inteligencia les anticipó que sufrirían un ataque de aviación, y se refugiaron en los acantilados; hubo ocho horas de bombardeo y de guerra aérea con varios muertos, pero ellos salieron ilesos.

Les dieron una nueva misión: marchar a la zona norte y controlar el estrecho por el que podía colarse la segunda flota más poderosa de Occidente. Es precisamente allí donde sucede el legendario combate de San Carlos, que comienza cuando Esteban baja la colina, se comunica con la comandancia y prepara a los gritos el repliegue.

El primer Sea King surge entonces de la nada, y Esteban ordena cuerpo a tierra y silencio absoluto. A los cien metros, da orden de abrir fuego: los fusiles tronaron, las balas sacaron chispas del fuselaje y el helicóptero se bamboleó, empezó a largar humo y aterrizó de manera brusca.

Sin pérdida de tiempo, el teniente dispuso un cambio de posición. Justo en ese momento un Gazelle con un sistema de cohetes se les vino encima. Lo atendieron con la misma fusilería.

El aparato se sacudió en el aire, la cabina estalló en mil pedazos y el piloto, mal herido, intentó escapar hacia la desembocadura; su máquina cayó en el río y comenzó a hundirse.

Los británicos, desde la cabecera, empezaron a dispararles con morteros. Ellos cruzaron otra cuchilla y un Gazelle idéntico quiso cortarles el paso: “Repetimos la concentración de fuego y se desplomó totalmente en llamas -recuerda Esteban-. No hubo chance de que se salvara nadie de la tripulación”.

En esa mañana de sangre, el efecto sorpresa y la adrenalina jugaban a favor de los perdedores. Que siguieron moviéndose, ahora para ganar altura. El tercer Gazelle se presentó en sociedad apretando los gatillos, pero dibujaba un blanco perfecto: cientos de proyectiles le dieron una dura bienvenida y lo sacaron de circulación.

Fue en ese instante en que se abrió una extraña tregua. Cuatro helicópteros que costaban veinte millones de dólares habían sido derribados en veinte minutos.

Los ingleses, sorprendidos, hacían el control de daños y evaluaban la insólita situación, y la Fuerza Aérea argentina preparaba un ataque para impedir la avanzada. Esteban sabía que la infantería inglesa los buscaría por cielo y tierra para eliminarlos. Era hora de partir.

Lo que sigue es una ardua aventura que Hollywood no hubiera desaprovechado: los cuarenta y dos, considerados ya “desaparecidos en acción”, caminaron tres días y tres noches por la turba y el frío.

En el libro Bravo 25 se revelan sus peripecias: encontraron una casa vacía con algunos pocos alimentos donde a veces sonaba el teléfono en vano, pernoctaron al abrigo de las ventiscas y fueron acechados -mientras aguardaban escondidos y con aliento cortado- por un helicóptero que dio varias vueltas a su alrededor sin decidirse a destruirla o a marcharse.

Anduvieron bajo el sol pálido hasta el agotamiento, dieron con un caserío kelper, lo coparon a punta de pistola y enviaron dos estafetas en Land Rover a dar la buena nueva al Ejército. Tras incontables peligros, los rescataron, y en Puerto Argentino fueron recibidos con algarabía. Mohamed Alí Seineldín estaba particularmente exaltado.

Esteban le relataba el despliegue impresionante que había visto en el estrecho, pero el teniente coronel parecía sordo a los datos; confiaba en la Virgen: cuando lleguen los piratas -decía- ella producirá una tormenta y los hundirá.

Esteban seguía guardándose su amargo y exacto diagnóstico; a las pocas horas solicitó permiso para regresar a Darwin y participar de la defensa final. Allí su jefe acordó la rendición tras una intensa y desigual refriega.

Esteban y sus oficiales eran tratados con deferencia y admiración por el enemigo, aunque nunca quisieron privilegios: compartieron con los soldados rasos sus mismas incomodidades.

Al regresar a la patria, toda la “compañía de oro” fue condecorada, y el áspero informe Rattenbach la dejó a salvo de cuestionamientos.

Esteban está retirado y es hoy director del Departamento UADE Business School: en su posgrado enseña escenarios estratégicos, planeamiento, negociación política y derecho diplomático. Pocos saben quién es ese profesor afable.

Mayo contiene las efemérides de lo que estrategas militares denominan el “combate de San Lorenzo del siglo XX”. Escasas o quizá ninguna escuela dará cuenta, sin embargo, de esta historia callada por nuestra estupidez y nuestra mala conciencia. Esta derrota verdaderamente sublime.

miércoles, 8 de abril de 2020

La tensa charla entre Reagan y Galtieri previo al 2 de Abril

Así fue la tensa charla de Galtieri y Reagan a horas de la recuperación de Malvinas, y el extraño papel que jugó Stiuso

El 1° de abril de 1982, después de negarse, el entonces presidente de facto y su par de los Estados Unidos dialogaron por teléfono. Los imperdibles -y tragicómicos- detalles de aquella comunicación, y una de las primeras apariciones del hombre que manejó la inteligencia de nuestro país por años
Por Juan Bautista "Tata" Yofre || Infobae

 

Ronald Reagan y Leopoldo Fortunato Galtieri, actores principales del conflicto por Malvinas

El 1º de abril de 1982, “La Nación” sacó a la calle la edición nº 39.642, tras 113 años de reconocido periodismo. El ejemplar de ese día costaba 5.000 pesos y en la tapa, a cuatro columnas, se leía el título “Agravóse la crisis con Gran Bretaña” y a dos columnas se mostraba una foto de los diarios “The Guardian”, “The Daily Telegraph” y “The Sun” de Londres, en los que se informaba que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las Falklands en estado de alerta. “Hacia la batalla. Submarinos nucleares y barcos de guerra navegan para librar la acción definitiva” sostenía “The Daily Telegraph”. Otro título de La Nación fue: “Estados Unidos reiteró que se mantendrá neutral en el pleito” y es acompañado con la foto conjunta de los almirantes Anaya y Hayward, jefe de Operaciones Navales de la Armada de los Estados Unidos. Ya veremos cómo en la conversación entre los presidentes Leopoldo Fortunato Galtieri y Ronald Reagan se diría otra opinión.


El 1º de abril de 1982, a la mañana, el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla concurrió al Colegio Militar de la Nación, del que había sido su director once años antes. Por invitación del general Alberto Carlos Lucena inauguraba un ciclo de conferencias para el cuerpo de cadetes sobre las virtudes militares.


En abril de 2011 me contó que llevaba un rato hablando cuando observó que el director del Colegio se levantaba para atender una llamada urgente en un despacho cercano. Cuando termino la conferencia Videla pasó a otro salón donde se sirvió un “refrigerio” , ocasión en la que el general Lucena en voz baja le preguntó:


-Mi Teniente General ¿usted ha escuchado algo sobre una invasión?


-¿Una invasión? ¿Dónde? No sé nada.


Párrafo del Informe Rattenbach en el que aparece la fecha exacta en que la Junta Militar decidió concretar la Operación Rosario.


Cuando llegó a su casa tenía un mensaje: El general de división Antonio Vaquero, jefe del Estado Mayor del Ejército, vendría a visitarlo a las 20 horas. Con puntualidad castrense, Vaquero se presentó en su living y Videla lo esperaba vestido sobriamente con saco y corbata, impecable. Tras unas palabras Vaquero le dijo: “Mi general, le vengo a informar de una noticia que va a salir publicada en los diarios de mañana. Habrá un operativo conjunto militar y se ocuparán las islas Malvinas. El operativo sufrió un retraso por razones climáticas pero mañana a la madrugada se llevara a cabo”.


Jorge Rafael Videla se quedó helado. A renglón seguido y antes de despedirse, Vaquero le dijo: El teniente general Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle llegar que me la diga a mí". En segundos pasaron varios pensamientos por la mente del primer mandatario de facto del Proceso de Reorganización Nacional. ¿Sugerencia? ¿Ahora cuando todo está decidido?


Fijó su mirada en Vaquero y solo le dijo: “Que Dios los ayude"


Aparato de grabación a cinta abierta utilizado en la Casa de Gobierno.


Los movimientos de los buques de la Armada Argentina que se dirigían a las Islas Malvinas ya habían sido detectados por el sistema “informativo” de los Estados Unidos. En las primeras horas del 1º de abril, siguiendo el consejo del Departamento de Estado y del Consejo Nacional de Seguridad, el presidente Ronald Reagan llamó a la Buenos Aires para hablar con Leopoldo Fortunato Galtieri. En dos ocasiones se negó a atenderlo. Previamente, consulto a su canciller.

-Galtieri: “¿Qué hago?”


-Costa Méndez: “Mire Presidente, si Brezhnev lo llama a usted, usted no puede negarse, bueno, si Reagan lo llama a usted, usted no puede negarse”.


Años más tarde, Nicanor Costa Méndez dijo que “a las 22.30 el ‘timing’ fue favorable a la intención de Galtieri, porque la comunicación llegó una media hora después de lo que se llama ‘Fail Safe’, el momento en que se interrumpen las comunicaciones con los buques que intervendrían en la invasión y con los submarinos. Era la hora del “no retorno”, ya no había marcha atrás. Como me dijo un alto diplomático de la época, “a Reagan lo ningunearon”.


 
Galtieri y Mario Benjamín Menéndez, comandante de la fuerza que ocupó Malvinas, en las islas.


En la tarde del 1º de abril, Nicanor Costa Méndez sabía que tarde o temprano deberían atenderle el teléfono al jefe de la Casa Blanca. Encargó a su reducido “equipo especial” preparar una minuta sobre lo que debería decir Galtieri durante su diálogo con Reagan. Cerca de las 20 horas le dijo a Roberto “Boby” García Moritán, uno de sus secretarios: “vas a ir vos a la Casa Rosada y vas a ser el traductor”. “Canoro” Costa Méndez debería haber presenciado el diálogo (como lo hará en otras ocasiones) pero no fue: Temía que la situación se volviera incontrolable, como sucedió, o porque él no sería la figura principal de la escena. No lo decía en público pero había problemas de “cartel”.

El Secretario de Embajada “Boby” García Moritán había pasado un día agitado. Por la mañana fue a la cárcel de Devoto a visitar a su amigo Jorge Taiana y, sin mediar explicaciones, no lo dejaron salir. Tuvo que socorrerlo Gustavo Figueroa, la mano derecha de Costa Méndez. Sin embargo, a las 21, con apenas treinta y dos años, entró al despacho del presidente de facto de los argentinos. Lo estaban esperando Galtieri, el almirante Benito Moya y el general Héctor Iglesias. Después de los saludos protocolares, le entregó la minuta.

Galtieri la leyó y luego se la pasó a Moya e Iglesias. Como único comentario escuchó de uno de ellos una frase crítica: “Demasiado suave…ustedes los diplomáticos”. Pocos minutos más tarde observó como entraba un circunspecto coronel de Inteligencia que procedió a conectar un grabador de cinta abierta al teléfono que usaría Galtieri. Realizo su tarea y se retiro del despacho. El joven diplomático pensó que Galtieri tenía un teléfono especial pero no fue así, en ese momento usaba el clásico aparato negro de bakelita que proveía ENTEL. A la hora acordada, un edecán presidencial entró al despacho y dijo: “Señor Presidente, esta lista la comunicación con la Casa Blanca”. García Moritán se paró, levantó el tubo y escuchó del otro lado, en inglés, “¿la traducción la van a hacer ustedes?”. “Yes” respondió el diplomático.

Entonces Galtieri y García Moritán se pararon uno al lado de otro, pegaron sus caras con el tubo en el medio para escuchar, ofreciendo una imagen más proclive a una película cómica que a la gravedad que se vivía.

Después de los acostumbrados saludos de estilo, Reagan dijo que “tenía noticias que la Argentina adoptaría una medida de fuerza en las islas Malvinas” y que está “muy preocupado por las repercusiones que una acción de este tipo podría tener”. Respondiendo, Galtieri hizo una larga exposición sobre los derechos argentinos y la posición oficial al respecto. Viendo que el método que estaba utilizando con el diplomático era tan incómodo como ineficaz, ya que él era más alto y no hablaba correctamente el inglés (tan es así que un mes más tarde, conversando con el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry le confesaría que “mi inglés es muy pobre”), Galtieri se sentó en su sillón presidencial y escuchaba el relato de García Moritán y respondía lentamente para dar tiempo a una correcta traducción. Los otros dos jefes militares se limitaron a mirar y escuchar.

En un momento, Reagan dijo que la Primera Ministra británica era amiga suya y que Gran Bretaña era un aliado “muy particular de los Estados Unidos”, y cuando habló de lo que opinaría “la opinión norteamericana” en caso de un enfrentamiento armado, Galtieri se exasperó y levantando la voz y apuntándolo con el dedo le dijo a García Moritán: “Eso no lo dijo…no puede decir eso”. Tras afirmar esto se hundió en un profundo silencio. El Presidente de los Estados Unidos continuó hablando, y Galtieri permaneció pensativo, en silencio. Entonces García Moritán les dice a los jefes militares presentes: “¿Le contesto sobre la base de la minuta?”, recibiendo como toda respuesta un seco “sí”. En pocas palabras, el diplomático terminó conversando con Ronald Reagan, como pudo, ante la mudez de Galtieri. Una vez que terminó el diálogo telefónico, el teniente general Galtieri volvió a reiterar que dudaba de la calidad de la traducción. Mando llamar a los gritos al coronel de Inteligencia que esperaba en la antesala del despacho. “¡Coronel, ponga la grabación!”, ordenó.

El alto oficial rebobinó, mientras García Moritán imaginaba que su carrera diplomática estaba al borde del precipicio. Seguramente pensó en su esposa Lucila y en “para qué carajo me quedé en Buenos Aires, cuando estaba destinado a Ginebra”. Una vez que la cinta volvió al principio, el coronel paró el retroceso. Apretó “Play”, se escuchó “clic” y luego un largo zumbido…y nada más. El oficial de Inteligencia no había ligado bien a los aparatos y nada se había sido registrado. Manteniendo un rictus de pesar, García Moritán vio como Galtieri hacía salir “a salto de rana” a un Coronel de la Nación…una imagen entre patética y humillante que, seguramente, nunca olvidaría. Así comenzaba un enfrentamiento armado contra la tercera potencia militar y tecnológica del planeta.

Ante el accidente, Moya e Iglesias se comunicaron con la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y el Servicio de Inteligencia de la Armada (SIN) con una misma pregunta que recibiría una misma respuesta:

-“¿Ustedes grabaron la conversación del Presidente Galtieri con Ronald Reagan?”.

-“No, nosotros no grabamos el teléfono presidencial, y no teníamos orden de hacerlo...”

Días más tarde Galtieri mandó instalar un sistema de grabación de cinta abierta y la SIDE mando al mejor de sus técnicos. Así apareció en escena Antonio Horacio Stiuso, alias “Stiles”, un joven ingeniero en electrónica de treinta y ocho años, que se había incorporado al organismo en los tiempos de la “dictablanda” de Alejandro Lanusse.

Ante la desesperación por la falta de testimonio grabado, los cuatro testigos en el salón presidencial se pusieron a reconstruir la conversación, que fue escrita a mano por el almirante Roberto Benito Moya, jefe de la Casa Militar. García Moritán, con el correr de los minutos, tomó conciencia que algunos pasajes de la conversación no figurarían en la minuta. O que algunas palabras no se ajustaban a la conversación y para un diplomático una coma a la izquierda o a la derecha tiene un valor estratégico. En especial cuando Reagan dijo que la “opinión pública y mundial”, en caso de un enfrentamiento militar, adoptarían una actitud “negativa” con la Argentina. García Moritán no estaba en condiciones de decir ni agregar nada. En la medianoche, ya entrado el día 2 de abril de 1982, volvió al Palacio San Martín donde lo esperaba Costa Méndez y sus principales funcionarios. Relató, espantado, lo que le había tocado presenciar. Cuando terminó, el embajador Gustavo Figueroa le dijo con tono de hermano mayor para aflojar la tensión: “Escribí una minuta de lo que escuchaste para ‘Canoro’”. Al día siguiente, el canciller tuvo las dos versiones en su poder. La versión firmada por el almirante Moya –que también la recibiría el Ministro del Interior, general Alfredo Saint Jean—y la de García Moritán.

 
Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Downing Street. El norteamericano respaldó la posición británica (Shutterstock)

Según escribió García Moritan, el diálogo se desarrollo de la siguiente manera:

REAGAN: Le señaló al presidente argentino que tenía noticias que la Argentina adoptaría una medida de fuerza en las islas Malvinas. Con este motivo y muy preocupado por las repercusiones que una acción de éste tipo podría tener, quería señalarle al presidente argentino la preocupación de los EEUU y la necesidad de encontrar una alternativa al uso de la fuerza.


GALTIERI: En una larga, cuidadosa y detallada exposición señaló la posición la posición del gobierno argentino, recalcando la permanente voluntad de negociación que había mantenido.


REAGAN: Indicó la conveniencia de continuar las conversaciones y buscar una alternativa al uso de la fuerza, agregando que tenía noticias que Gran Bretaña contestaría al uso de la fuerza argentino.


GALTIERI: Señaló que la Argentina siempre había estado a favor de una solución pacífica, que la había buscado reiteradamente, y que la alternativa que pedía el presidente norteamericano estaba en el reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas por parte del Reino Unido, agregando que ese reconocimiento de la soberanía debía ser explícito y público.


REAGAN: Indicó que era muy difícil que el Reino Unido pueda efectuar ese reconocimiento. Que los Estados Unidos estaban dispuestos a ofrecer sus buenos oficios para la reanudación de las conversaciones y llevar a una solución. En éste sentido, ofreció enviar a su vicepresidente (George Bush) a Buenos Aires para mantener conversaciones y encontrar una solución negociada a la situación que se plantea. Asimismo en el mismo ámbito de las Naciones Unidas se puede encontrar una fórmula adecuada. En éste contexto, recordó la posición favorable de la embajadora ( Jeanne) Kirkpatrick, que indicó el presidente Galtieri la conoce bien, para trabajar en ese sentido.


Fragmento de la conversación presidencial anotada por el almirante Moya.


GALTIERI: Recordó los 17 años de negociaciones en el ámbito de las Naciones Unidas, señalando las distintas etapas de esa negociación, mencionó las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas y culminó su exposición con la reunión de febrero donde la Argentina presentó una propuesta -que manifestaba el ánimo negociador argentino conforme a las resoluciones del organismo multilateral, que no recibió contestación- con prudencia y paciencia hemos esperado una contestación para encontrar una solución pacífica. Y evitar el desembarco.


REAGAN: Señaló que un conflicto de esta naturaleza repercutiría en todo el hemisferio y crea una situación de grave tensión. Pasó a analizar la relación bilateral, efectuando una mención a la difícil relación durante la Administración Carter y señalando los esfuerzos de la Administración Republicana para recomponer la relación especial que existe hoy, agregando que esa relación especial puede sufrir gravemente.


GALTIERI: Indicó que el gobierno argentino valoraba en toda su dimensión la relación con los EEUU. Señaló que la Argentina no buscó esta situación, que estaba en el espíritu argentino encontrar una solución y que esa solución sólo podía encontrarse si Gran Bretaña reconocía esta noche la soberanía argentina sobre las islas.


REAGAN: Manifestó que era imposible ese reconocimiento en este momento. Volvió a mencionar que el Reino Unido daría una respuesta militar al desembarco. Y preguntó qué pasaría con los dos mil isleños.


GALTIERI: Indicó que el gobierno argentino expresamente daría todas las garantías, mantendrían su libertad, libre albedrío, propiedad, etc., pueden quedarse o emigrar. Ser argentinos o británicos, y pueden emigrar a los Estados Unidos si quieren.


REAGAN: Volvió a señalar que Gran Bretaña estaba dispuesta a dar una adecuada respuesta militar al desembarco. Que así se lo había hecho saber el Reino Unido. Que la señora Thatcher – amiga suya – era una mujer muy decidida y que ella tampoco tendría otra alternativa que dar una respuesta militar. Indicó que será un conflicto trágico con graves consecuencias hemisféricas.


GALTIERI: Indicó que la Argentina no buscó ésta situación y volvió a referirse a los antecedentes y voluntad negociadora del gobierno argentino.


REAGAN: Indicó que debía entender que Argentina mantendría su posición. Agregó que la relación sufrirá gravemente, que la opinión pública norteamericana y mundial adoptará una actitud negativa con la Argentina y el esfuerzo que él mismo había puesto para reconstituir la relación se vería gravemente afectado. Señaló que Gran Bretaña era un amigo muy particular de los Estados Unidos y que la nueva relación que mantiene hoy Washington con la Argentina, después de un largo esfuerzo ante la opinión pública norteamericana, se verá perjudicada.


GALTIERI: Indicó que la Argentina realmente lamentaba esta situación. Su capacidad negociadora y su actitud pacifista tenía un límite. Que se trata de uno de los últimos casos de colonialismo en el mundo y en particular en el continente. Que no llegamos a ésta situación sino después de agotar todas las instancias. Ésta situación no la queríamos crear. Los ingleses no son ni han sido nuestros enemigos. Esperamos que Estados Unidos de todo su apoyo para que ésta situación pueda superarse de la mejor forma posible. Es necesario que Estados Unidos entienda el límite al que llegó la Argentina. Y que Argentina esperaba que EEUU actuara, como amigo de británicos y argentinos para superar la situación actual.


 
Galtieri ante una plaza llena el 6 de mayo, días antes del ataque británico. (Victor Bugge)

Algunos de los párrafos más sustanciales del informe que redactó el almirante Roberto Benito Moya reproducen los siguientes instantes de la conversación presidencial:

REAGAN: Conozco a la Señora Thatcher y sé que es muy decidida, contestará todo acto de fuerza con más fuerza. Sé que éste es un tema muy sensible para Argentina. Nosotros deseamos construir una relación duradera con Argentina, Brasil y México y como Usted sabe tenemos una relación muy cercana con el Reino Unido… estoy también en proceso de acercar los países de Centro América y esto lo hará fracasar.

Sé que ha habido dificultades entre nuestros países, mi predecesor (James Earl Carter) no manejó bien nuestra relación con Argentina, situación que he tratado de cambiar. Si usted procede en su ataque mañana y Gran Bretaña resiste con fuerza, como sé que lo hará, no podrá evitar que mis conciudadanos no posibiliten el mantenimiento de nuestras relaciones. Le pediría a mi vicepresidente que viaje y trate de arreglar esta situación, pero por favor eviten el conflicto.

GALTIERI: Le agradezco pero es tarde, los hechos están lanzados.

REAGAN: ¿Eso quiere decir que siguen adelante con el desembarco?

GALTIERI: Eso quiere decir que la Argentina es una Nación soberana y tiene la libertad de decidir la utilización de sus medios diplomáticos o la fuerza.

REAGAN: Si hay desembarco, habrá resistencia y la violencia continuará.

GALTIERI: Si esta noche Gran Bretaña reconoce nuestra soberanía, el gobierno argentino tiene muy buena voluntad para efectuar la transferencia durante el año 1982.

Fin del diálogo entre Galtieri y Reagan según consta en el informe final de los comandantes sobre el conflicto, que no fue tomado en cuenta por la Comisión Rattenbach. Se pueden observar las firmas de Galtieri, Anaya y Lami Dozo.


 
2 de abril de 1982 en Malvinas, la rendición inglesa tras el Operativo Rosario.

El mismo día, a las 23.30 horas, el brigadier Ernesto Horacio Crespo, jefe de la IV Brigada Aérea con asiento en Mendoza, se encontraba conversando con el comandante de la Brigada VIII de Infantería de Montaña, general de brigada Eduardo Osvaldo Garay, dentro del casino de oficiales. Según me confió, en el marco del libro “1982” que me encontraba escribiendo, a las 23.30 recibió una llamada del brigadier mayor Hellmuth Conrado Weber, titular del Comando de Operaciones Aéreas de la Fuerza Aérea Argentina. “Preséntese en Buenos Aires”, escuchó Crespo. La respuesta fue: “mañana a primera hora viajo”. La orden fue tajante: “Venga ya”.

Señor, hago preparar un avión y voy. ¿Debo llevar ropa? ¿Para cuánto tiempo? Preguntó Crespo. “Para mucho tiempo” le dijo Weber.

Luego de pasar por su casa para buscar un bolso y despedirse de su familia, Crespo se subió a su “E-225” y a las 03.30 de la madrugada del 2 de abril estaba entrando en el edificio Cóndor, luciendo su buzo de vuelo, algo inusual para esos tiempos. Subió al 7º piso donde lo esperaba Weber. Sin muchos miramientos, Weber lo introdujo inmediatamente en tema: “Hay un procedimiento conjunto para tomar las Islas Malvinas y usted se va a hacer cargo del Comando Aéreo Teatro de Operaciones Sur (CATOS). El comodoro (Eric Knut) Andreasen le va a explicar qué y cómo se hizo” (había sido el ayudante del brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl, durante la planificación de la “Operación Azul/Rosario”).

-- “¿Por qué se hizo?” preguntó Crespo.

-- Recibiendo como toda respuesta de Weber: “Hay que cambiar el humor social a esta sociedad”.

Después los dos bajaron al 5º piso donde lo esperaba el brigadier general Basilio Arturo Lami Dozo y los más altos jefes de la institución. Cuando estuvo frente a su comandante en Jefe escuchó las misiones que se le tenían reservadas: Control de la frontera con Chile; prevenir una posible irrupción chilena en territorio argentino; apoyar las tareas del general de división Osvaldo García, jefe del Cuerpo V del Ejército; optimizar y fiscalizar el movimiento del aeropuerto de Puerto Stanley (todavía no era Puerto Argentino). En otras palabras, hacerse cargo del despliegue de las Bases Aéreas Militares (BAM).

-Dirigiéndose a Lami Dozo, Crespo preguntó: “Señor, necesito hacer una pregunta”. Luego de ser autorizado dijo: “¿La Fuerza Aérea tiene que intervenir en esta guerra?”.

-“No, es responsabilidad primaria de la Armada” respondió el más alto oficial aeronáutico.

-“¿Qué pasa si Inglaterra manda una fuerza, una flota, para recuperar las islas?”, volvió a preguntar Crespo.

-“La Armada se comprometió a tenerla parada a 180 millas de las islas”, fue lo que dijo Lami Dozo.

-“Creo que vamos a tener que combatir porque el Reino Unido puede mandar una flota y más si vienen submarinos nucleares que van a obligar a refugiarse a los barcos de nuestra Armada”, volvió a opinar, y levantando un poco el tono de voz, a la vez que miró a todos los presentes en general, que no decían nada, volvió a preguntar: “¿Y ustedes le creen a la Armada?”.

Como toda respuesta recibió la orden de que se callara y marchara a su destino en el Sur.

lunes, 6 de abril de 2020

La historia de Ramón Leiva (VGM)

VGM Ramón Leiva


A 36 años de la recuperación de Malvinas, el Veterano Ramón Leiva nos cuenta su historia.

sábado, 4 de abril de 2020

Homenaje al 2 de Abril durante la pandemia

Malvinas, un homenaje distinto en tiempos de la pandemia





Canal 7 Bahía Blanca

La pandemia del coronavirus afecta de diversas maneras el reclamo de soberanía argentina en las islas Malvinas. Por la cuarentena por primera vez no se hizo la clásica vigilia de los combatientes, aunque hoy es un día para dedicarlo especialmente a los 649 caídos en el conflicto iniciado hace 38 años, el 2 de abril de 1982.

Guillermo de la Fuente, presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de Bahía Blanca dijo que “por el coronavirus, este 2 de abril es diferente, pero con situaciones similares a las que vivimos en las islas, un enemigo, la vida dependiendo solo del resguardo”.

Aunque este año no haya vigilia ni festival, de la Fuente destacó la necesidad de “mantener el recuerdo de los camaradas caídos, que nos obliga a la responsabilidad, todo lo demás es circunstancial”

Y concluyó “como le decía a un amigo el otro día…. por lo menos ahora no caen bombas”