miércoles, 6 de noviembre de 2019

Niña en la operación Cóndor, zurdos peronistas en el 60

La niña que desembarcó en Malvinas




Un 28 de septiembre, 53 años atrás, Lucía estuvo en Malvinas

Ary Garbovetzky || La Voz


Tenía 9 y viajaba con su mamá en el avión secuestrado por militantes peronistas que izaron la Bandera en las islas.

A Teresita, su mamá, le corría una lágrima. Miraba por la ventanilla del Douglas DC4 de Aerolíneas Argentinas que habían tomado en Buenos Aires para ir a Comodoro Rivadavia, donde ella trabajaba vendiendo ropa entre sus amigas y conocidas. No le dijo por qué, incluso intentó tranquilizarla, pero Lucía, con 9 años, entendió que tenía miedo.

Eran las 6 o las 7 de la mañana del 28 de septiembre de 1966 y ya debían haber aterrizado, cuando Teresita se levantó para hablar con su amigo, el comandante Ernesto García Fernández (a quien Lucía nombra como Raúl), y en pocos segundos volvió a sentarse, con una lágrima que, como el agua del mar que se veía por debajo, parecía no tener fin.

Después de dar varias vueltas en redondo y llegar al límite del combustible, el avión aterrizó en el potrero para carreras cuadreras, en un claro de menos de 800 metros rodeado de cables de alta tensión, en las Islas Malvinas.

Un grupo de 18 militantes nacionalistas y peronistas liderados por Dardo Cabo y por María Cristina Verrier se habían infiltrado entre los pasajeros y habían secuestrado el avión, con el resto del pasaje y de la tripulación, para desviar su recorrido y aterrizar en Puerto Stanley. Era la respuesta política al recibimiento con honores del dictador Juan Carlos Onganía al duque Felipe de Edimburgo, quien visitaba el país para jugar un torneo de polo.
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La única foto. Lucía, a la izquierda, junto a su mamá, Teresita, a la azafata y a una familia que viajaba también en el avión, en la iglesia de Malvinas.

Lucía Miriam del Milagro París era la única niña entre los 20 pasajeros que no eran parte del grupo que bautizó la misión como “Operativo Cóndor” y que se convirtió en uno de los antecedentes de la lucha armada de las organizaciones políticas en Argentina, al punto de que es reseñada en el primer tomo de La Voluntad, el libro de Martín Caparrós y de Eduardo Anguita que recorre la historia de los militantes en los violentos ’60 y ’70.

El contexto político y la biografía de Cabo se unían en la Operativo Cóndor: el peronismo cumplía 11 años de proscripción, tras el golpe que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955, y Dardo Cabo, el líder de “los cóndores”, era hijo de Armando Cabo, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y de María Campano, quien murió por los derrames cerebrales que le causaron los estruendos del bombardeo sobre Plaza de Mayo. Con los años, Cabo sería un líder de la Tendencia Revolucionaria; primero, fundador de Descamisados, y luego, parte de Montoneros. Moriría fusilado, en una falsa fuga del penal de La Plata en 1977.

En Malvinas
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“Cuando aterrizamos en ese potrero, el avión se hundió muchísimo. Los primeros que se bajaron fueron ellos, que pusieron unas banderas argentinas en los cercos y en un palo que usaron como mástil. Era ya de día, estaba claro. Y en pocos minutos se llenó el lugar de curiosos. Tomaron rehenes y al rato aparecieron los policías o los militares”, recuerda Lucía en el comedor de diario de su casa de barrio Liceo, tercera sección, donde vive con su esposo, Jesús Paxiaroni.

Lucía vivía con sus abuelos, en Córdoba, y estudiaba como alumna pupila en el Colegio Santa Infancia. Extrañaba a su mamá, por eso Teresita decidió llevarla a Comodoro Rivadavia. Tomaron ese vuelo para estar un tiempo juntas.

“Como a las 11.30, con el cura de ahí como mediador (el holandés Rodolfo Roel, quien tuvo un rol clave en la negociación), nos dejaron salir. Bajamos por una salida de emergencia, de goma, como un tobogán. Y nos llevaron a todos a la iglesia”, relata la mujer, que ahora es abuela de niños que tienen la edad que ella tenía cuando conoció Malvinas. “Cuando nos quisieron separar en grupos, mi mamá me abrazó muy fuerte. No iba a dejar que no estuviéramos juntas”, rememora.
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“En la iglesia, nos dieron una sopa crema de tomate y un pedazo de carne horrible. ‘Tiene olor a pis’, le dije a mi mamá, que me dijo que era capón, una oveja vieja, por eso tenía ese sabor. A nosotras nos tocó ir a la casa del alcalde, que era muy linda, tenía escaleras de mármol y una habitación para cada uno. Fuimos con el comandante, el boxeador, el periodista y una persona que no me acuerdo quién era”, cuenta.

Del boxeador no hay registro y de quien no se acuerda Lucía es muy probable que haya sido el gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, contraalmirante José María Guzmán, la mayor autoridad argentina entre los pasajeros y, curiosamente, en el territorio que pisaba por primera vez en su vida y le habían asignado bajo su mando, a pesar de estar bajo control británico.

El periodista era Héctor Ricardo García, por entonces director de la revista Así y del diario Crónica (luego, también, del canal de televisión con el mismo nombre). García había subido al avión con su cámara de fotos siguiendo una misteriosa invitación de Cabo: “Tomá el avión que sale a Río Gallegos, vos solo, con tu cámara. Y vas a tener la primicia de tu vida”. No se equivocó: García publicó una de las crónicas más famosas del periodismo con la aventura del Operativo Cóndor: “Vi flamear la Bandera argentina en Malvinas”.


 (Javier Ferreyra/La Voz)

En la casa del alcalde, García le había dado una tarea fundamental a Lucía: avisar cuándo levantaban el teléfono en la planta baja para, sin hacer ruido, levantarlo él en la planta alta para escuchar las conversaciones. “Yo tenía que espiar desde el balcón; y cuando la servidumbre atendía el teléfono, tenía que levantar la mano”, relata.

La primera noche fue muy fría y los casi 20 jóvenes nacionalistas que habían quedado junto al fuselaje del avión sacaron las valijas e hicieron una fogata con todo lo que tuvieron a mano: ropa, papeles, libros.

Lo único que se salvó de las valijas de Teresita y de Lucía París fue una foto de la niña, de estudio, que al otro día encontraron junto al mar y hoy es casi el único recuerdo de esos días en la isla.

Hay otra foto, en la que está junto a su mamá, la azafata y una pareja con dos niños, dos varones, cuyos nombres no recuerda.

Los primeros en dejar la isla fueron los 18 militantes nacionalistas y peronistas, entre los que había obreros de la UOM, varios empleados y algunos estudiantes, con un promedio de 25 años.

Los pasajeros tuvieron que esperar un poco más, hasta que regresara por ellos el mismo buque, el Bahía Buen Suceso. Esos días, mientras aguardaban el barco, Lucía paseó por las calles de Malvinas, por “el pueblo”, como dice.

En unas lanchas militares, las llevaron hasta el buque.

Los tripulantes del Bahía Buen Suceso la adoptaron. Le regalaron dulces y un banderín firmado por todos que quedó en alguna parte en la casa de un tío, donde fue a parar luego de todas las mudanzas que tuvo que hacer en su vida.

“Cuando llegamos a Argentina, yo bajé con mi mamá al lado. Tenía puesto el tapadito que me gustaba, a cuadritos, color té con leche, pero al que mi mamá le había puesto unos botones horribles”, recuerda Lucía.

–¿Qué pensás hoy sobre lo que hicieron esos jóvenes en Malvinas?

–Con el paso del tiempo, creo que fue algo heroico, porque así le demostraron al mundo que las islas son argentinas.

Malvinas otra vez en su destino

En 1982, cuando estalló la guerra, Lucía estaba a punto de dar a luz a su segundo hijo.

Jesús, su marido, era controlador aéreo y debía ser movilizado hacia el conflicto, pero su jefe le dio permiso para esperar el nacimiento. El 12 de junio de 1982, Juan Pablo II daba su misa en Luján y Lucía iba en un auto al hospital Aeronáutico para parir. “Todos nos decían que iba a ser una niña, pero nació varón. Y como no teníamos nombre, le pusimos Juan Pablo”, recuerda. Jesús nunca fue a Malvinas: dos días después, ocurrió la rendición.

A fin del año pasado, Lucía se jubiló como enfermera del Hospital Nacional de Clínicas. Tiene cuatro hijos y seis nietos que pasan buena parte del día en su casa. Jesús, quien trabajó años en Río Turbio e hizo tres campañas antárticas semestrales, también está con ella: a fin de año se va a jubilar, promete.

Ella sueña con visitar otra vez Malvinas. Él, con volver a Río Turbio. El viaje al Sur, si logran concretarlo, tendrá dos escalas.

Hito en la resistencia peronista

El Operativo Cóndor estaba planeado para el 20 de noviembre, día de la Soberanía, pero la llegada del duque de Edimburgo aceleró los planes de Dardo Cabo, el líder del grupo de estudiantes, de obreros de metalúrgicos y de empleados, todos peronistas, que venían hablando del desembarco en Malvinas desde dos años antes, cuando Miguel Fitzgerald aterrizó en el mismo potrero que usaron ellos luego con su avioneta Cessna y dejó una proclama de soberanía a los isleños.

Dardo Cabo se casó, días antes, con la periodista María Cristina Verrier, la única mujer del grupo, quien tenía como segundo a Alejandro Giovenco.


La proeza. En un poste junto al hipódromo pusieron la Bandera.

Los derroteros de Cabo y de Giovenco son un símbolo de la “grieta” peronista de los ’70. Como tenían antecedentes, fueron a prisión por la toma del avión; y cuando salieron, Giovenco se unió a los grupos armados de la ultraderechista Concentración Nacional Universitaria (CNU), mientras que Cabo fundó “Descamisados”, una facción de izquierda peronista que terminó fusionada en Montoneros. Giovenco murió al explotarle una granada de mano, en 1974; Cabo fue fusilado en un falso operativo por fuga de la cárcel de La Plata, donde estaba detenido desde 1975, acusado de ser parte del grupo montonero que secuestró al empresario Jorge Born.

Verrier, hija de uno de los abogados que defendió a los militantes nacionalistas, no tuvo más participación política tras la muerte de Cabo.

Onganía recién dejó el gobierno tras el Cordobazo, en 1969.


Los "cóndores". El grupo que izó la Bandera en Malvinas.

El peronismo pudo volver a presentarse a elecciones en 1973, tras 18 años de proscripción.

El Operativo Cóndor fue reivindicado en 2012 por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien hizo una ofrenda en la Basílica Nuestra Señora de Itatí, de Corrientes, a una de las banderas que se izaron en Malvinas en septiembre de 1966.

Una noticia con un enorme impacto



Juzgados. Los militantes fueron juzgados por el secuestro del avión, pero no por invasión, ya que era suelo argentino.



Rendición. Así se informó dos días después de la toma simbólica. Nunca entregaron las banderas a los ingleses.



En vilo. La población estaba a favor de los jóvenes, pero el gobierno militar se había disculpado con los británicos.



Sorpresa. El 28 de septiembre, La Voz informaba sobre el aterrizaje del grupo en Malvinas.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Kelpers temen efectos negativos en su economía por el Brexit

En Malvinas temen los efectos del Brexit sobre la economía de las Islas

Fundación Nuestro Mar



Informe sobre la situación en las Malvinas y sentimiento de su población ante el inminente alejamiento del Reino Unido de la Unión Europea. – Aunque estén a 12.000 kilómetros de Londres, las islas Malvinas temen los efectos del Brexit, que puede golpear sus vitales industrias pesqueras y de carne, y dejar desamparada su increíble biodiversidad.

Mientras el gobierno de Boris Johnson y la Unión Europea discuten para tratar de alcanzar un acuerdo antes del 31 de octubre, los conservacionistas de este territorio en el Atlántico sur de 3.400 habitantes, no ocultan su preocupación. Para ellos, el Brexit puede significar la pérdida de una preciosa fuente de financiación de la UE.

Esther Bertram, directora ejecutiva de la ONG Falklands Conservation, dice que el Reino Unido debe asumir la responsabilidad de la vida silvestre de su territorio de ultramar, un archipiélago cuya principal isla se ubica a 470 kilómetros de las costas de Argentina, que sigue reclamando la soberanía de todo el territorio.

“No hay que olvidar que aquí está la vida silvestre más fabulosa del Reino Unido”, dice a la AFP. ”Aquí vienen las amenazadas ballenas sei; tenemos las mayores poblaciones de albatros de ceja negra, tenemos cinco (especies de) pingüinos, elefantes marinos del sur. Es un ambiente natural extraordinario“.

Según su gobierno, cerca del 90% de la biodiversidad de Reino Unido se encuentra en los territorios de ultramar.

En años recientes, las Malvinas, que cuentan con total autonomía de gobierno, han recibido unos 600.000 euros a través del programa BEST de la UE, que apunta a la protección de ecosistemas en regiones remotas y países y territorios europeos de ultramar. Bertram, de 45 años, se pregunta cómo se compensará tal déficit tras el Brexit.

”No ha habido ninguna garantía que en el futuro podamos tener acceso a la financiación de la UE. Creemos que el gobierno de Reino Unido tiene un compromiso con su biodiversidad en los territorios de ultramar tanto como en cualquier otro lugar“, afirma.

Las dos principales industrias en las Islas -la pesca y la carne- podrían verse afectadas negativamente por un Brexit sin acuerdo o incluso con un mal acuerdo, afirma Leona Roberts, una de las ocho integrantes de la Asamblea Legislativa electa de las Malvinas.

La pesca representó el 43% del PIB de las Islas entre 2007 y 2016, y el 89% de las exportaciones pesqueras en 2018 se hicieron a la UE.

”Actualmente nos beneficiamos de una exención de aranceles y de cuotas, y si esto cambia, estaríamos en una situación muy difícil con una caída considerable de los ingresos del gobierno”, afirma la legisladora Roberts.

Los aranceles de la Organización Mundial del Comercio (OMC) varían del 6 al 18%. El gobierno de Stanley estima que una salida sin acuerdo sería equivalente a una caída del 16% en las ganancias pesqueras.

La industria de la carne, que depende principalmente de granjas familiares, también podría sufrir un impacto significativo, aunque la mayoría de la carne de res y cordero de las Malvinas se envía a Reino Unido.

“Existe un potencial efecto colateral allí si se introducen aranceles y cuotas”, explica Roberts. Si se vende menos carne producida por Reino Unido a países de la UE, va a ser necesario importar una cantidad menor de las Falklands/Malvinas, lo que supone “el riesgo de pérdida de empleos”, agregó. El gobierno de las Malvinas estima que en este sector las pérdidas anuales podrían alcanzar hasta 30%.

Los habitantes del archipiélago no pudieron votar en el referéndum del Brexit. Las Islas no forman parte de Reino Unido, y por lo tanto tampoco de la UE, pero como territorio de ultramar se benefician de la unión aduanera.

Otro sector productivo, el de lana virgen, parece menos amenazado al tratarse de un segmento no gravado, dijo Keith Alazia, gerente de la granja Goose Green, ubicada en la isla Gran Malvina y una de las 92 granjas que albergan en las islas a más de medio millón de ovejas.

Pero los Isleños tienen también otras preocupaciones. ”Se dice que (…) nuestras medicinas van a ser más caras“, comenta Joanne Baigorri, de 27 años y empleada del único banco local.

Gabi McRae, una chilena que trabaja en Falkland Islands Meat Company, dice ya haber notado el efecto de una libra más débil. ”Hace unos pocos años, cuando cambiaba, una libra era igual a 1.000 pesos chilenos. Ahora son solo 600-700“, cuenta la mujer de 31 años.

La legisladoras Roberts, sin embargo, siente que pase lo que pase, el ”pragmatismo natural y el espíritu solidario” de los isleños los ayudará a encontrar una manera de sobrevivir.

(AFP/MERCOPRESS) #NUESTROMAR

jueves, 31 de octubre de 2019

Otra reseña rusa de la guerra de las Malvinas

La guerra de Malvinas: una historia del conflicto y sus consecuencias 

Este artículo discutirá otro conflicto del siglo XX, a saber, la guerra por las Islas Malvinas. Esta guerra se libró entre Argentina y Gran Bretaña en 1982. Duró menos de tres meses. ¿Por qué sucedió esto y qué hizo que estos países emprendieran una guerra entre ellos? Lea más abajo.


Fuente


Antecedentes 

A fines del siglo XVII, las islas Malvinas, un archipiélago, fueron descubiertas por marineros europeos, pero debido a su proximidad con Argentina, este país siempre las consideró parte de su territorio. En el archipiélago, que consta de dos islas grandes y más de setecientas pequeñas y rocas, no había población indígena, y con los años pasó de una mano a otra más de una vez. En el siglo XVIII, se fundó un asentamiento inglés aquí, pero durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Gran Bretaña se vio obligada a abandonar estas tierras. En 1820, los migrantes argentinos llegaron a las Islas Malvinas. Gran Bretaña estableció el control de las islas en 1833, reiterando sus derechos sobre estos territorios.




En la segunda mitad del siglo XX, Argentina tomó una serie de medidas diplomáticas para eliminar el estatus colonial de las Islas Malvinas. Este país tenía derechos sobre estos territorios y quería extenderles su soberanía. El tema de la descolonización se consideró en las reuniones de la ONU, pero aún no se ha resuelto. La Guerra de las Malvinas de 1982 acaba de suceder debido a esta disputa sin resolver.


¿A quién deberían pertenecer las islas? 

La situación empeoró a principios de 1982, cuando el jefe de la junta militar, que llegó al poder en Argentina en 1979, decidió invadir las Islas Malvinas. La guerra comenzó en un momento en que Argentina no estaba pasando por los mejores tiempos. En este sentido, el régimen militar del general Leopoldo Galtieri intentó apoderarse de las islas para desviar la atención de la población de los problemas internos del país, así como para fortalecer el orgullo nacional y unir al pueblo contra un enemigo común, en este caso Gran Bretaña.

La captura de las islas por parte de Argentina

Entonces, el 2 de abril, las unidades militares argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas, desatando así el conflicto que siguió. La captura de las islas que defendieron a unos ochenta marines ingleses estacionados en Port Stanley, ocurrió sin derramamiento de sangre. Los británicos se rindieron y se estableció un nuevo gobierno en las Malvinas, dirigido por el general argentino Menendos. En este sentido, tuvo lugar la Guerra de Malvinas, las razones por las cuales ambas partes en conflicto reclamaron este territorio.



El día después del desembarco de las unidades argentinas en las Islas Malvinas, se aprobó una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU llamando a las partes en conflicto a un acuerdo pacífico. Gran Bretaña rompió todas las relaciones diplomáticas con Argentina y envió un contingente militar a la región cuya tarea era recuperar el control de las Islas Malvinas. Argentina, a su vez, desplegó tropas adicionales allí y anunció el comienzo del borrador de los reservistas. Los países se impusieron sanciones entre ellos.

La guerra de Malvinas se estaba gestando. 

La escalada del conflicto por parte de Gran Bretaña fue organizada de inmediato por un grupo especial que se encargó de devolver las islas. El 25 de abril, las tropas británicas desembarcaron de buques de guerra maduros ocuparon la isla de Georgia del Sur, ubicada a menos de 1300 km al este de las Malvinas. Al día siguiente, el Secretario General de la ONU pidió a Gran Bretaña que cese las hostilidades, pero el país rechazó esta recomendación. La Guerra de Malvinas continuó estallando, las partes en conflicto arrastraron fuerzas adicionales a la región.



El 30 de abril, Gran Bretaña lanzó un bloqueo completo de las islas a través de submarinos y aviones. Inglaterra definió una zona de combate con un diámetro de 200 millas, que no se recomendaba ni siquiera a barcos y aviones civiles. Las posiciones argentinas se vieron afectadas, lo que resultó en daños significativos a la aviación, los aeródromos y otras infraestructuras.

El curso posterior de la guerra.

La derrota de Argentina el 2 de mayo, Gran Bretaña hundió el crucero argentino General Belgrano, que causó la muerte de 323 tripulantes. La comunidad internacional estaba extremadamente indignada por este acto, especialmente porque en el momento en que el submarino inglés torpedeó el crucero, estaba fuera de la zona de 200 millas establecida por la propia Gran Bretaña. La Armada argentina fue retirada a sus bases y ya no estuvo involucrada en el conflicto.



Posteriormente, el curso principal de la Guerra de Malvinas se trasladó al espacio aéreo. El 12 de junio, Gran Bretaña lanzó un ataque masivo contra Port Stanley, en el que Argentina concentró sus fuerzas principales. La guerra de Malvinas estaba llegando a su fin. Los marines y paracaidistas británicos participaron en esta operación, y se llevó a cabo un poderoso bombardeo de la ciudad, que resultó en víctimas civiles.

Después de que Port Stanley finalmente fue rodeado por las tropas británicas, se concluyó un alto el fuego entre las partes en conflicto. Así, el 14 de junio, las tropas argentinas se rindieron y los británicos ocuparon la ciudad. En este conflicto se resolvió, las Islas Malvinas volvieron al control británico.

Consecuencias y resultados Como resultado de la Guerra de Malvinas, Gran Bretaña perdió 258 personas asesinadas y más de 700 resultaron heridas. Los argentinos mataron a 649 personas, más de 1,000 resultaron heridos y más de 11 mil fueron hechos prisioneros.


La Guerra de las Islas Malvinas de 1982, en la que Argentina sufrió una humillante derrota, condujo posteriormente al derrocamiento del régimen de la junta militar de Galtieri. Pero Gran Bretaña, esta pequeña guerra victoriosa se ha beneficiado al aumentar la confianza nacional de los ciudadanos en el gobierno y permitir que el país establezca su posición en la comunidad internacional.

Situación actual

Las relaciones entre Argentina y Gran Bretaña se intensificaron en 2010, después de que este último comenzara la producción de petróleo en alta mar en las Islas Malvinas. Además, Inglaterra desplegó un contingente militar adicional en las islas, en relación con lo cual Argentina lo criticó, acusándolo de militarizar la región. La guerra de Malvinas y la disputa sin resolver siguen siendo la causa de las tensiones entre los países.


En 2013, se celebró un referéndum en las Islas Malvinas, en el que se planteó una pregunta sobre su estado. Se sabe que el 98% de los encuestados votaron para que las islas sigan siendo territorio británico de ultramar. Sin embargo, alrededor de 3 mil personas viven en las islas, la mayoría de ellas de origen británico. Argentina, a su vez, dijo que no reconocería los resultados del referéndum, ya que se celebró sin la aprobación de la ONU. Por lo tanto, el país hasta el día de hoy continúa reclamando estos territorios, considerándolos propios. Desafortunadamente, incluso en el mundo moderno, se están produciendo conflictos como la Guerra de Malvinas. Es solo que poco se sabe sobre muchos de ellos. Por cierto, en Argentina, las Islas Malvinas se llaman comúnmente Malvinas.

sábado, 26 de octubre de 2019

Buques de apoyo de defensa aérea

Guerra de las Malvinas. Barcos de apoyo antiaéreos

Revista Militar (original en ruso)



Un factor positivo absoluto en la Guerra de Malvinas fue la ausencia de víctimas civiles.


Se llevaron a cabo luchas caballerescas de pilotos y marineros en un entorno deshabitado. El humo se extendió, los destellos de las trampas florecieron y los restos de cohetes disparados se derritieron. El Sheffield y Coventry estaban en llamas, los escombros de los Skyhawks cayeron.

Solo rocas silenciosas y fuertes ráfagas de olas se convirtieron en testigos de esas batallas.

El nivel de violencia fue un orden de magnitud menor que en los conflictos ordinarios. Sin ejecuciones ni crímenes de guerra. Los británicos cumplieron estrictamente con los requisitos de la Convención de Ginebra en relación con los prisioneros de guerra. Los pilotos argentinos cancelaron de inmediato el ataque, reconociendo a un buque hospital como su objetivo.

Aquí hay una guerra tan inusual. Un conflicto marítimo único desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Tecnosfera de guerra

Réplicas de buques de guerra contra aviones de la década de 1950.

La única razón de la victoria fue una preparación aún más débil de los argentinos. Cuando los fusibles fallan al 80% de las bombas, no hay nada que esperar.

Sin embargo, las bombas volaron y dieron en el blanco. Más de 20 barcos ingleses tenían cubiertas y lados rotos (muchos más de una vez). Esto significó que la tarea de proporcionar un escuadrón de defensa aérea fue completamente fallida.







En la mira: la fragata británica

La pregunta principal es: ¿cuáles de las posibles medidas podrían proporcionar una mejor protección contra los ataques aéreos? En el marco del presupuesto y los fondos que tenían los británicos.

Según una versión, era imposible garantizar una defensa aérea confiable del escuadrón con la ayuda de los sistemas de defensa aérea solos. Incluso con armas antiaéreas modernas (potencialmente accesibles para los británicos) en cada fragata, el resultado final sería el mismo.

Esto se evidencia en las estadísticas de pérdidas de la Fuerza Aérea Argentina, tácticas y ejemplos específicos del uso de armas antiaéreas.


Tres semanas de combates activos en el mar y en el aire, cuando los argentinos intentaron evitar el desembarco de las tropas británicas en las Malvinas. En el período decisivo del 1 al 25 de mayo, solo ... 8 aviones de ataque argentinos fueron derribados por medios antiaéreos de los barcos.

3 victorias: gracias al sistema de defensa aérea Sea Wolff.
2 victorias - a causa del Sea Dart.
1 victoria: gracias al sistema de defensa aérea Sea Kat.
1 victoria - a causa de los cañones antiaéreos de la fragata "Antilope".

Otro avión se estrelló en el agua, tratando de evadir los misiles antiaéreos disparados, que finalmente derribaron a sus camaradas.

Por supuesto, los casos en que los "Daggers" y los "Skyhawks" encontraron un objetivo e intentaron atacar las naves fueron pocos, menos de tres docenas de episodios.

Y solo 8 aviones derribados.

Los resultados de los cañones antiaéreos del barco parecen decepcionantes. ¿Pero es realmente tan malo?

En mi opinión, la afirmación sobre la baja efectividad de los sistemas SAM no es cierta. Los que afirman esto no tienen en cuenta o no están familiarizados con una serie de circunstancias poco conocidas.

Sin estos factores, un sistema de eventos no puede considerarse completo. Y cualquier cálculo da un resultado fundamentalmente incorrecto.

Para empezar, el almirante Woodward tenía solo tres destructores modernos y dos fragatas que podían resistir la aviación argentina.

Después de un par de días, el número de destructores se redujo a exactamente dos (Glasgow y Coventry). La tercera figura valiosa, Sheffield, se perdió debido a negligencia criminal al comienzo de la guerra (4 de mayo de 1982).

En lugar de Sheffield, el Exeter, que estaba en ese momento en Jamaica, fue enviado a las Malvinas. Es decir mientras se decidió, mientras se habían hecho todos los preparativos necesarios, mientras el Exeter cruzaba el océano acercándose al Padre. Ascensión, aunque se eliminó el defecto de la chimenea (según la tripulación, distorsionó la radiación del radar, y esto se recordó en el último momento). Ha pasado mucho tiempo.

Equipado con los últimos radares Tipo 1022, 992Q, 1006, el Exeter superó las capacidades de cualquiera de los destructores del almirante Woodward, especialmente en términos de detección y combate de objetivos de bajo vuelo.

En la práctica, esto significó dos aviones de ataque Skyhawk derribados en un ataque (30 de mayo), mientras que ambos objetivos volaron por debajo del límite operativo de Sea Dart (30 metros). Gran resultado

Pero muy tarde. La espectacular destrucción de un par de "Skyhawks", junto con un reconocimiento "Lirejet" (7 de junio) no se aplican a los eventos del 1 al 25 de mayo, cuando el escuadrón británico irrumpió en las islas.

En cuanto al otro par de destructores modernos, llegaron incluso más tarde, como parte del grupo Bristol. El buque insignia es el destructor tipo 82 Bristol, el destructor de defensa aérea Cardiff y cinco fragatas, incluidas Andromeda tan importante y necesario (que se discutirá por separado).

Todos estos barcos entraron en la zona de combate después del 25 de mayo, cuando la intensidad de los ataques aéreos se redujo drásticamente y las acciones de la Fuerza Aérea argentina ya no pudieron afectar el resultado de los combates.

* * *

¿Por qué la unidad de Malvinas incluyó solo tres de los nueve destructores modernos de la Royal Navy? Al mismo tiempo, ni un solo destructor Tipo 42 de la segunda sub-serie, con nuevos radares que aumentaron la eficiencia de disparar a objetivos de bajo vuelo.
¿El 70% de la flota estaba en reparación? Si ahora.

Apenas recibió una orden, el Exeter se apresuró a entrar en la zona de combate y, al mismo tiempo, a los destructores modernos del grupo Bristol.

Un par de días después del comienzo del conflicto, 5 submarinos británicos (de un total de 11) ya estaban corriendo hacia el Atlántico Sur. ¡Los vehículos de propulsión nuclear llegaron a las islas, dos o tres semanas antes que las principales fuerzas del escuadrón!

Hay una subestimación del enemigo y la renuencia de los almirantes a arriesgarse a las modernas naves de superficie.

Inicialmente, el complejo de Woodward estaba equipado con naves de bajo rango en su mayoría obsoletas o obviamente "descontadas".

Condicionalmente combatientes destructores del tipo "Condado". Un par de fragatas oxidadas del tipo "Rothsey" (en ese momento la más antigua de toda la flota). No sufrió una profunda modernización tipo fragata "Linder". Y cinco barcos Tipo 21 con armas predominantemente de artillería.



No sé si hubo un cálculo sombrío. Lo obvio viene a mi mente: el Almirantazgo esperaba que las capacidades de estos barcos fueran suficientes para contrarrestar a la Fuerza Aérea Argentina. Y si de repente te ahogas, no te preocupes.

En términos de defensa aérea, todos correspondieron a la era de la Segunda Guerra Mundial, que permitió a los aviones a reacción bombardear y disparar barcos con impunidad.

Ocho de cada diez fragatas estaban equipadas con sistemas de defensa aérea Sea Kat, una parodia de misiles antiaéreos. SAM tenía una velocidad subsónica de 0.8M, lo que le dio a "Skyhokam" reactivo la capacidad de: a) realizar una defensa antimisiles; b) volar lejos de un cohete, ya que el alcance del Sea Kat no excedió los 5 km.

De los 80 lanzamientos de Sea Kat, solo un misil alcanzó su objetivo.

La única esperanza era el Sea Dart de largo alcance (equipado con 2 destructores) y el sistema de defensa antiaérea de corto alcance Sea Wolf a bordo de las fragatas Brilliant y Broadsword.

El tercer transportista de misiles Sea Wolf, la fragata BattleLacks, no llegó a las Malvinas debido a problemas con los ejes de las hélices.

Pero también había un cuarto transportista.

Andrómeda




La fragata modernizada del tipo Linder, equipada con misiles de crucero y una nueva generación de sistemas de defensa aérea.

Desafortunadamente para los británicos, este barco era parte del grupo Bristol y no logró participar en la base de datos.

El sistema de defensa aérea Sea Wolf era exactamente lo contrario del obsoleto Sea Cat. De dos canales, totalmente automatizado, con misiles supersónicos (Mach 2), durante los ejercicios podía derribar objetivos de baja altitud del tamaño de una pelota de fútbol.

En condiciones de combate, su efectividad era más baja, pero se mantuvo en un nivel decente del 40%.

En otras palabras, si el sistema antiaéreo Sea Wolf se instaló en las otras plataformas de las fragatas del Almirante Woodward (en lugar del anticuado y poco competitivo Sea Cat), entonces:

80 misiles lanzados con una eficiencia del 40% dan razones para esperar que unos 30 aviones de ataque derribados. Por cierto, esto es una vez y media más de lo que destruyeron los cazas Sea Harrier. Con costos financieros significativamente más bajos.

De siete a ocho lobos marinos adicionales en la primavera de 1982 no es una fantasía o un sueño. Todo esto tontamente perdió oportunidades. Asociado con la inercia del pensamiento de almirantes que preferían la construcción de portaaviones a la simple modernización de fragatas y destructores de defensa aérea.

A partir de abril-mayo de 1982, la Royal Navy tenía 4 fragatas equipadas con sistemas de defensa aérea Sea Wolf, tres de los cuales incluso pudieron llegar a la zona de combate.

Más es más.

Solo un par de semanas después del final de la guerra, se introdujeron dos fragatas de defensa aérea en la flota británica a la vez: el nuevo Braisen (tipo 22) y el Charybdis modernizado (tipo Linder).

Los británicos, asustados por los resultados de los ataques aéreos, completaron estos barcos antes de lo previsto y, después de un ciclo de prueba acelerado, los enviaron a patrullar las Malvinas. Agitando los puños después de una pelea.

En total, se modernizaron cinco "Linders" (1978-84). El trabajo podría haber terminado más rápido si no fuera por el largo y sin sentido debate sobre la asignación de fondos.

La modernización de los primeros barcos comenzó en 1978. Esto significa que los temores de que el último Sea Wolf, que fue adoptado oficialmente solo en 1979, no pudo aparecer en la flota en masa, no parece ser serio.

La masividad es un concepto relativo. Son solo alrededor de 8 fragatas adicionales.

¿Dónde obtener los fondos necesarios?

Galería de hechos

El costo de construir el portaaviones "Invencible" fue de 184 millones de fnl. Art.

El costo de la modernización a gran escala de la fragata Linder es de 60 millones. Con la revisión, reemplazo de radares y sonar, instalación de misiles antibuque y sistemas de defensa aérea Sea Wolf.

Para garantizar la operación de combate del portaaviones, se requieren otros diez a veinte aviones VTOL (varios millones de fnl. Por pieza), y la tripulación del portaaviones supera en número a la tripulación de la fragata 4 veces.

Las conclusiones, como dicen, hágalo usted mismo.

Había una forma aún más simple y económica de fortalecer la defensa aérea. El proyecto recibió la designación Lightweight Sea Wolf, la esencia era modernizar el lanzador de 4 misiles para el sistema de defensa aérea Sea Kat para disparar misiles Sea Wolf. Con la correspondiente actualización del radar y el "llenado electrónico" de fragatas.

Pero el Almirantazgo le dio importancia a las cosas, por decirlo suavemente, extraño. En lugar de los esfuerzos para actualizar la defensa aérea, se dio prioridad a los proyectos que tienen poca relevancia para la guerra, pero que sin duda son aparentemente atractivos.

Y no importa que el resto de la flota se fue con el culo desnudo. Y por esta razón, no es adecuado no solo para participar en la guerra global, sino incluso para conflictos con la Argentina atrasada.

La apuesta por los portaaviones no se materializó. Grandes, pero estúpidos barcos "devoraron" una parte justa del presupuesto, lo que demuestra que no pudieron demostrar su valía incluso en la lucha contra un grupo de aviación equipado con aviones de desarrollo de la década de 1950.

Además, exigieron el desvío de fuerzas sólidas para cubrirlos.

Los portaaviones estaban muy lejos de las fuerzas anfibias, y con ellos quedaron dos destructores del tipo 42 (Glasgow y Coventry), un destructor del tipo Condado (Glamorgan) y dos fragatas del tipo 21 (Arrow y Alacrity). )
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Crónica de hostilidades, 21 de mayo de 1982

Cálculo en frío


En las condiciones de las Malvinas, los mejores resultados podrían ser demostrados por los sistemas de defensa aérea naval si los británicos fueran al menos algo serios sobre este problema.

¿Por qué apresurarse a vender para exportar los dos destructores más nuevos cuando tales barcos tienen solo unas pocas piezas? ¿Y vendido a quién? Quien no sabe, se reirá, - a la Argentina. Como resultado, para distinguir a "los nuestros" de los argentinos "Santísima Trinidad" y "Hércules", fue necesario pintar rayas negras en los costados de los destructores.


A bordo del Sheffield en llamas, se nota una tira de identificación negra

Lo más importante, no había suficientes barcos con sistemas modernos de defensa aérea. El modernizado "Linder" ("Andrómeda"), el proyecto Lightweight Sea Wulf, si no quedaba absolutamente ningún tiempo, consistía en equipar un par de fragatas con el American Sea Sperrow (suministrado gratuitamente a todos los países de la OTAN). Lo cual, a pesar de sus defectos, no parecía más decente que los inútiles sistemas de defensa aérea Sea Kat.

Curiosamente, inmediatamente después de que terminó la guerra, en el verano de 1982, Gran Bretaña compró un lote de cañones antiaéreos automáticos Falanx en los Estados Unidos. Solo un par de tales sistemas en la zona de guerra podría salvar más de un barco.


Fragata Tipo 22 junto al destructor moderno Daring

miércoles, 23 de octubre de 2019

Reseña del conflicto

Guerra de las Malvinas


Военное оружие и армии Мира


En la primavera de 1982, la atención de la comunidad mundial se concentró en los fragmentos de tierra perdidos en el Atlántico Sur, las Islas Malvinas (Falkland Islands), por cuyo control estalló una guerra entre Argentina y Gran Bretaña.

El gobierno militar del general L. Galtieri, quien llegó al poder en Argentina a fines de 1981, decidió entrar en conflicto con Gran Bretaña en un esfuerzo por fortalecer su posición política interna a través de una "pequeña guerra victoriosa". El 2 de abril de 1982, el desembarco argentino estableció el control de las Malvinas. La pequeña guarnición británica no mostró resistencia.




El imperio responde

La reacción del gobierno británico, dirigido por dama de hierro M. Thatcher, fue inmediata. La Operación Corporate comenzó a restaurar la soberanía sobre el archipiélago. La situación se complicó por el hecho de que la base británica más cercana estaba cerca. La ascensión separó miles de kilómetros de las Malvinas. Por lo tanto, la flota tuvo que desempeñar un papel clave en la operación. El complejo británico, reunido y enviado al Atlántico Sur en el menor tiempo posible, totalizó 127 banderines: 43 buques de guerra, 22 buques auxiliares y 62 buques civiles movilizados. La columna vertebral fue el portaaviones "Invencible" y "Hermes" con 42 aviones de despegue vertical "Harrier" y "Sea Harrier". Los barcos tomaron a bordo la tercera brigada de comando, reforzada por dos batallones de paracaídas, así como la quinta brigada, tanques ligeros de escorpión, obuses, morteros y otras armas. Además de la aviación basada en transportistas, los británicos utilizaron dos bombarderos estratégicos "Volcano", comprometidos con. Ascensión de varias incursiones en las Malvinas (los bombarderos con varios reabastecimientos de combustible en el aire superaron unos 15,000 km en un despegue).



TÁCTICAS DE LAS PARTES

Los británicos llevaron a cabo, de hecho, una operación de desembarco naval. El comando argentino trató de contrarrestar las fuerzas de la flota y los aviones. El cálculo se basó en infligir las mayores pérdidas posibles en buques de guerra y personas, lo que obligó al gobierno británico a abandonar sus intenciones. Pero después del 2 de mayo de 1982, el submarino nuclear británico Conkeror hundió el crucero General Belgrano, a bordo del cual murieron 321 marineros (este fue el primer uso de submarinos nucleares en combate), los barcos argentinos fueron retirados a sus bases. Toda la carga de oponerse al enemigo cayó sobre los hombros de la aviación.

AERONAVE CONTRA BUQUES

Argentina tenía alrededor de 120 aviones de combate a reacción operativos, pero la mayoría pertenecían a tipos obsoletos (A-4 Skyhawk, Mirage III, Dagger). Solo cinco de los aviones de combate basados ​​en portaaviones Super Ethandar armados con misiles antibuque (ASM) Exozet se destacaron de sus antecedentes. Estos aviones estaban destinados al portaaviones Bentisinko de Mayo, pero él no estaba involucrado en operaciones de combate, y los Super Etandars operaban desde aeródromos costeros.

Se suponía que los portaaviones británicos eran los objetivos principales de los Súper Estándares, pero no podían ser alcanzados, aunque los misiles antibuque Exoset fueron hundidos por el destructor Sheffield (4 de mayo) y el buque portacontenedores Atlantic Conveyor (25 de mayo). Otros aviones con bombas convencionales hundieron otro destructor, dos fragatas y un barco de desembarco. Por esto tuve que pagar un alto precio: durante el conflicto, Argentina perdió alrededor de 100 aviones y helicópteros. Las pérdidas de la aviación británica ascendieron a 10 aviones y 24 helicópteros.

DESCONEXIÓN

En la noche del 21 de mayo de 1982, comenzó el desembarco británico en San Carlos. Los barcos británicos fueron sometidos a intensas incursiones de aviones enemigos, pero no pudieron evitar el aterrizaje. A pesar de la superioridad numérica, las fuerzas terrestres argentinas siguen adelante. Malvinas Este no pudo resistir. Hacia el final de la primera década de junio, dos brigadas británicas bloquearon a los argentinos en el área de Port Stanley (el centro administrativo del archipiélago, renombrado a los argentinos como Puerto Argentino) y estaban listos para asaltar las defensas del enemigo. Como Port Stanley fue asediado sin ninguna esperanza de liberación, el comando argentino no tuvo más remedio que rendirse, lo que ocurrió el 14 de junio. La pérdida de los británicos (a excepción de los buques y aviones indicados) ascendió a 258 personas. (incluidos 3 civiles de las Malvinas). Los argentinos perdieron 649 muertos, más de 11 mil personas. capturado Además del crucero, se hundieron el submarino Santa Fe, 4 vehículos y 2 lanchas patrulleras.

ACCIONES MILITARES EN LAS ISLAS

Las batallas en el mar y en el aire que tuvieron lugar en las Malvinas a partir del 1 de mayo de 1982, fueron solo un preludio de la operación de desembarco naval, diseñada para restaurar la soberanía británica sobre el archipiélago.

Los argentinos desplegaron fuerzas significativas en las Malvinas: la 3.a y 10.a Brigadas de Infantería Motorizada (BMS), reforzadas por unidades de los 9. ° Bombardeos, dos divisiones de artillería, una división antiaérea, ingeniería y otras unidades, así como el 5. ° Batallón del Cuerpo de Marines. La mayoría de las fuerzas se concentraron en el p. East Falkland, en West Falkland, solo dos regimientos de infantería estaban estacionados (el regimiento argentino era consistente en organización y fuerza con un batallón, con aproximadamente 800 personas).

La guarnición de las islas tenía un número limitado de vehículos blindados (12 vehículos blindados Panar con cañones de 90 mm). Había 36 obuses de 105 mm y 21 de 55 mm, un número significativo de morteros y pistolas sin retroceso. La defensa aérea fue presentada por un sistema de defensa aérea Roland, siete sistemas de defensa aérea Tigerkat y más de 50 cañones antiaéreos de calibre 20, 30 y 35 mm.

En el lado británico, el primer escalón del aterrizaje fue la tercera brigada de comando, reforzada por dos batallones de paracaidistas, un escuadrón de reconocimiento (4 tanques ligeros "Scorpion", 4 BRM "Simiter") y un sistema de misiles de defensa aérea "Rapira", el segundo - la quinta brigada de infantería, también con batería antiaérea adjunta.

En total, los británicos tenían 24 obuses de 105 mm, 20 sistemas de defensa aérea Rapira, morteros, lanzagranadas y otras armas. A cada brigada se le asignó un escuadrón de helicópteros ligeros "Gazelle" y "Scout", destinados a reconocimiento y comunicaciones.

OPERACIÓN SUTTON

En la noche del 21 de mayo de 1982, el desembarco inglés en el p. Malvinas Este - Operación Sutton. La bahía de Ajax (cerca del pueblo de San Carlos) en el estrecho que separa las islas más grandes del archipiélago fue elegida para su implementación. No había grandes partes de las fuerzas terrestres enemigas, pero los barcos de desembarco se vieron obligados a maniobrar en un espacio bastante estrecho. Esto los hizo vulnerables a la aviación argentina, que, con la llegada de la mañana, intentó por todos los medios interrumpir el aterrizaje. Los marineros ingleses apodaron la bahía Alley of Bombs (Bomb Alley).

En el primer escalón, los comandos 40 y 45, así como los batallones segundo y tercero del regimiento de paracaidistas, aterrizaron desde barcos de desembarco. El comando 42 estaba en reserva a bordo del transatlántico Canberra.

Una pequeña unidad del 25º Batallón argentino intentó evitar el aterrizaje disparando morteros y engranajes sin retroceso, pero se derrumbó rápidamente. El aterrizaje, dirigido por el comodoro Michael Klapp, fue exitoso: los británicos solo perdieron 3 personas. Se establecieron en la cabeza del puente, que se convirtió en la base para las operaciones posteriores.



sábado, 19 de octubre de 2019

Fotos del conflicto

Guerra de Malvinas



Guerra de Malvinas o Guerra de Malvinas 1982 (Guerra de Malvinas, español: Guerra de las Malvinas): la guerra entre Gran Bretaña y Argentina por el control de las Islas Malvinas (en Argentina se les llama Malvinas). Ni Argentina ni Gran Bretaña se declararon formalmente la guerra el uno al otro; Desde el punto de vista de ambas partes, las operaciones militares representaron la restauración del control sobre su territorio legal. La guerra terminó con la victoria de Gran Bretaña, que controla las islas hasta el día de hoy.

La lucha entre Gran Bretaña y Argentina por las Islas Malvinas duró 74 días. Durante los combates, 649 soldados argentinos fueron asesinados, 1.188 personas resultaron heridas. La pérdida de los británicos ascendió a 258 muertos, 777 heridos.

Kykyryzo



 

jueves, 17 de octubre de 2019

Amigos y enemigos se encuentran por un casco

“Bendito sea Dios que me permitió encontrarte”: el marine inglés que buscó al soldado argentino que había sido su prisionero en Malvinas

En 1982 los dos tenían 18 años. Cuando Héctor Pereyra estuvo prisionero, Andy Damstag le prestó su casco en medio de los bombardeos. El cabo tuvo que entregar el suyo. Al final de la guerra el argentino herido alcanzó a devolvérselo, pero el suyo quedó en poder de su custodio. Cuatro décadas después la historia tuvo un final de redención y amistad
Por Adrián Pignatelli ||  Infobae


 
Dos soldados que intercambiaron sus cascos, Héctor Pereyra y Andy Damstag, son otra vez protagonistas de una conmovedora historia de redención a cuatro décadas de la guerra de Malvinas


Durante el 9 y 10 de junio, los ataques ingleses sobre las posiciones argentinas habían recrudecido. El 11 de junio el fuego británico barría la ladera del Monte Harriet, defendido por 390 hombres, la mayoría del Regimiento de Infantería 4. El enemigo disponía de una superioridad de cuatro a uno.


Parapetado en una de las rocas estaba el cabo enfermero Héctor Pereyra, de 18 años. Unos meses antes el joven cursaba en la Escuela de Suboficiales General Lemos los estudios de su especialidad. Una vez conocida la recuperación de las islas, el 2 de abril de 1982, le dieron las jinetas de cabo y lo asignaron a la Compañía Comando y Servicio perteneciente a la III Brigada de Infantería. El 25 de abril ya estaba en Malvinas.

Durante cinco días, permaneció junto a su unidad en el aeropuerto. Luego, hasta el 11 de mayo, ocupó posiciones en un viejo puerto. Los tremendos bombardeos que los ingleses efectuaron el 1 de mayo, lo enfrentó por primera vez a la sangre que se derrama en una guerra: tuvo que asistir a sus compañeros heridos.

 
El cabo Héctor Pereyra en 1982, Malvinas

Hoy, 37 años después y desde Gualeguaychú, donde reside, Héctor recuerda aquellos días frente a Infobae: “El 11 de mayo dividieron a la compañía en dos: una parte iría a Puerto Howard y la otra a Monte Kent".

Las batallas ya eran cruentas, y luego de la caída de Pradera del Ganso, Pereyra revela que "quedamos un poco solos, ya que todos se replegaban en dirección a Puerto Argentino. Nosotros lo hicimos hacia Monte Harriet”.

Y es donde comenzó esta historia.

Ataque al Monte Harriet

El 12 de junio, Monte Harriet era un verdadero infierno. Los ingleses avanzaban en el terreno escarpado de la ladera, tenazmente defendida por los argentinos. En una de las trincheras, se encontraba Héctor Pereyra.

Uno de los británicos que participaba del ataque era Andy Damstag. “Encontramos una feroz resistencia de las posiciones argentinas; sus ametralladoras de 50 mm no dejaban de disparar con mucha puntería. Nuestro avance se vio obstaculizado aún más por el fuego de armas de menor calibre”, relata a Infobae desde su casa en Bolton, Reino Unido.


 
Andy Damstag, tenía 18 años y pertenecía al 42 Commando de los Royal Marines

Damstag, con sus 18 años, se había enlistado en los Royal Marines ni bien terminó sus estudios secundarios, a los 16. Fue a la guerra como uno de los miembros del equipo de armas anti tanque. Integraba la Compañía Lima de los 42º Commando de los Royals Marines. Sólo tenía una vaga idea de dónde quedaban las islas, y cuando desembarcó el paisaje le hizo recordar a Dartmoor, una localidad en Devon, donde su unidad tenía su base y dónde se había entrenado.

A dos horas de iniciada la batalla, las secciones de avanzada británicas estaban inmovilizadas a pocos metros de las trincheras argentinas. Damstag remarca que “estábamos lo suficientemente cerca como para que ambos bandos pudiésemos lanzar granadas”.

Los británicos decidieron neutralizar la resistencia argentina disparando un proyectil anti tanque contra las trincheras que tenían enfrente, a escasos 30 metros.

Un explosivo cayó en la posición que Pereyra ocupaba con el cabo Carlos López. Pereyra fue gravemente herido: fractura de tibia y peroné, heridas en la mano y hasta el duvet se le estaba incendió. Comenzó a perder sangre.

Los argentinos iniciaron el repliegue. No habían advertido que dejaban en el campo a dos cabos heridos. Entonces, el soldado Clemente Bravo volvió sobre sus pasos. En medio del fuego enemigo, tomó a Pereyra y comenzó a subirlo. Alcanzó a llevarlo unos metros, cuando se percataron que tenían a los ingleses demasiado cerca.

El inglés precisó que “vi por el rabillo del ojo a dos soldados argentinos desplomados contra la pared de la trinchera a solo un metro de distancia con las manos en alto. Tomé mi fusil y me lancé al suelo, apunté con mi arma hacia ellos, con el dedo en el gatillo y comencé a gritarles que no se movieran”.

“Después de un par de minutos de un completo pandemonio, recuperamos el control de nosotros mismos y avanzamos para buscar a los dos soldados; descubrimos que ambos estaban heridos, llamamos al médico que vino rápidamente”.

Revisaron a los heridos. Les quitan el correaje, la pistola reglamentaria. Y el casco.

“Quedé desprotegido sin el casco”, remarcó Pereyra. Alguien de sanidad inglés, no sabe si fue un médico o un enfermero le cortó la hemorragia, y lo dejaron junto a otro herido bajo custodia de dos británicos. Uno de ellos era el propio Andy Damstag. Era de noche y había comenzado a nevar.



 
Héctor Pereyra tenía 18 años y era cabo enfermero durante la guerra

Como se seguía combatiendo y continuaba disparando la artillería argentina, el propio Damstag arrastró a Pereyra hasta detrás de una roca grande para protegerlo y le dio su casco, que lo llevaba enganchado en su correaje. Ese día los británicos pelearon con sus boinas verdes para reconocerse entre ellos.

“Con mucho esfuerzo, comenzamos a hablar –cuenta hoy Andy-. Dialogamos sobre la guerra, de fútbol y la familia, mientras fumábamos e intercambiábamos dulces por cigarrillos y compartíamos agua de nuestras cantimploras”.

El soldado inglés quiso llevarse un recuerdo. Tomó el caso del argentino y lo enganchó en su correaje.

Fue en ese momento en que se produjo una gran explosión proveniente de la artillería argentina, y soldados de ambos bandos se zambulleron al piso. Andy quedó debajo de un grupo de argentinos. Una intensa lluvia de tierra y metralla los cubrió.

Dos horas más tarde, el combate había finalizado y los ingleses bajaban de la cima del cerro con más argentinos prisioneros. Se improvisaron camillas. En una de ellas, colocaron a Pereyra quien, antes que se lo llevaran, se quitó el casco y se lo devolvió a su dueño. Damstag acotó que “cuando nos despedimos, nos dimos la mano, fue un momento emocionante”.

Nunca más se verían.

La vida continuó

Pereyra fue trasladado a un hospital de campaña en Fitz Roy y de ahí a Darwin, donde le extrajeron una esquirla. Finalmente, en el buque Uganda lo operaron de la doble fractura. Junto con otros 200 heridos, fue trasbordado al Bahía Paraíso.

En 1985 Pereyra, que había nacido en San Isidro y se había criado en Pilar, se casó y formó una familia en Gualeguaychú. Cuatro hijos –dos varones y dos mujeres- y ocho nietos. “Llevo una vida tranquila, con una gran compañera”, afirma.

 
Héctor junto a su familia en Gualeguaychú

Hace un par de años se retiró como Suboficial Principal Enfermero y además de la jubilación, cobra la pensión de veterano de guerra. Su esposa aporta a la economía familiar con un negocio de artículos de librería.

Mate en mano, le cuenta a Infobae: "No soy un activo malvinero; fui convocado para la guerra, y era mi obligación hacerlo”.

El llamado

Pero esos sentimientos le dieron un vuelco la noche del domingo 1 de septiembre pasado, cuando recibió el siguiente Whatsapp:

“Hola, Héctor, mi nombre es Andy cuando era un joven Royal Marine, te conocí a ti y a tu amigo durante la batalla del Monte Harriet en las Malvinas, si recuerdas, intercambiamos cascos (porque quería un recuerdo de nuestra reunión) cuando vinieron a despegar la montaña, me devolviste el casco, ahora me gustaría devolverte el casco. Un amigo mío dice que son valiosos para los coleccionistas, pero te lo presté hace treinta y siete años. Así que ahora quiero que lo recuperes”.

Acompañaba el mensaje con una fotografía del casco.

 
Andy con el casco de Héctor. Pudo encontrarlo ya que el cabo argentino había anotado su nombre en el interior del mismo


Inmediatamente, Héctor le respondió:

“Gracias por contactarme, amigo. Estoy muy feliz de verte lucir bien, han pasado más de treinta y siete años desde la última vez que nos vimos y me alegra poder hablar como amigos (a pesar de que hablamos diferentes idiomas), por favor manténgase en contacto, así puede devolverme el casco que me dejaste la primera noche que nos conocimos… es increíble verte y hablar contigo”.

Se contaron de sus vidas como viejos camaradas, de los años de servicio y de estos años en que eligieron la calma y la paz. “Bendito sea Dios que me permitió encontrarte y tenerte como amigo. Serviste bien a tu país y ahora merecés una vida pacífica”, cerró Andy. Y hubo lágrimas de los dos lados les océano.

“El casco vuelve a casa”

Durante los años que Damstag sirvió en el ejército en distintos puntos del mundo, llevó consigo el casco argentino. Le confiesa a Infobae una duda que lo persiguió durante casi cuatro décadas: “Durante años me pregunté que habrá sido de aquel joven soldado, si había sobrevivido, si tenía familia, qué había sido de su vida... y un montón de interrogantes que creía nunca tendría respuestas”.


 
Damstag junto a Adriám Venis y el capitán Moretto, funcionarios de la embajada argentina en Londres, el día que entregó el casco

Damstag dejó el ejército y hace años trabaja en el departamento de reciclaje en el ayuntamiento de Bolton, la ciudad donde nació, en el noroeste de Gran Bretaña. Con su esposa Liz tuvieron tres hijos –dos varones y una mujer- y ya es abuelo de cuatro nietos.

La historia que Héctor desconocía es que Marta Ransanz, que se define como “malvinera por pasión” es una abuela, ya viuda, que abrazó la causa de Malvinas y despliega una vasta actividad en redes sociales. Un inglés, Rick Strange, amigo de Andy, le pidió que lo ayudase a ubicar a un tal Pereyra. Ella pudo conseguir los datos para que ambos veteranos se contactasen. “Es un trabajo que tengo orgullo de llevar adelante”, aclaró sobre su pasión por Malvinas.

Finalmente, el día llegó. Damstag, acompañado por su esposa Liz, concurrió a la embajada argentina en Londres. “Fui atendido por Adrián Vernis y el capitán Moretto y en un sencillo acto devolví el casco. Fue un momento emocionante”, recordó.

 
El último adiós. Andy Damstag se despide del casco argentino que guardó durante 37 años.

Antes de despedirse de aquella pieza de guerra, que fue trofeo y amuleto, Andy besó el casco. Y sorprendió a los funcionarios argentinos. El marine lo explica así: “Cuando llegó el momento de irme, besé el casco por última vez porque sabía que era la última vez que lo vería, lo había atesorado durante treinta y siete años, pero ahora finalmente se iba a casa”.

Héctor ya tiene planes para cuando en los próximos días se lo entreguen. Lo colocará en una suerte de pecera de vidrio, junto con su chapa de identificación, para que todos puedan apreciarlo: “La guerra fue horrible, pero es bueno que se conozcan estas cosas”.