martes, 19 de mayo de 2015

Malvinas: El GA Parac 4 en Sapper Hill


Sapper Hill. El relato de un integrante del Grupo de Artillería Aerotransportado Nº 4. 

 

Hoy tan lejos en el tiempo y tan cerca en mi corazón, debo reconocer cuando fue mi bautismo de fuego, se que fue el 11 de junio, pero no se a que hora, creo que fue de noche, ya que al ser apuntador izquierdo, me costó encontrar la luz roja para ajustar la deriva de tiro, pero cuando el obús estuvo apuntado, esos segundos que pasan desde que la munición esta dentro del cañón hasta que dan la orden de fuego, son eternos, cuando yo bajara el percutor y la explosión me dijera con su bravo ruido que era artillero, mi vida cambiaría para siempre! 

Cuando el cabo Sánchez dijo fuego! y el proyectil salió, el nos dijo: - Siéntanse dichosos, ¡¡son artilleros!! Todos al unísono gritamos: - ¡Viva la patria! 

Fue un momento inolvidable, ¡único! fue algo hermoso, sentirme artillero y haberme recibido luchando por mi patria, hacia que fuera todo mas especial, pero lo importante, era e iba a ser por todo el resto de mi vida, artillero. 

Fueron días muy extensos, casi no había descanso, las piezas tiraban día y noche sobrecargando la cadencia de tiro recomendada para el obús Oto Melara, eso hacía que llegado el 13 de junio, empezaran a quedar algunas piezas fuera de servicio, se agotaba el material. 



En la bruma de los horarios recuerdo que en un momento, hubo una falsa orden de repliegue, en ese fallido, cuando estábamos reunidos una bomba enemiga cayó cerca de la reunión y hubo heridos, el cabo Aguirre y el soldado Hernandorena, pero en ese momento recibimos la orden de que debíamos volver a las piezas inmediatamente, cosa que hicimos, y seguimos tirando, y nos seguían tirando permanentemente, fue en esos momentos, que se agigantó la figura de un cabo fuera de lo común, el cabo Quiroga, fue el comienzo de un comportamiento extraordinario de alguien que fue más allá de su función, nos daba fuerza, verlo venir con los cilindros de mate cocido con lec
he endulzado en medio del bombardeo enemigo para darnos, a nosotros los de las piezas, ese liquido caliente que nos daba fuerzas. 

En la vorágine del combate, varias veces nos metimos en los refugios más cercanos a las piezas que estaban en funcionamiento. 

Cuando salimos del refugio, y fuimos a buscar la pieza que quedaba en pié, éramos el negro Moyano y yo de la sexta pieza, cuando nos acercamos a esa pieza el negro me dijo: - Walter, andáte, yo me quedo, vos salváte. 

Yo le dije que no, que nos quedábamos los dos, si estuvimos en la guerra juntos, o nos salvábamos los dos o moríamos juntos, pero nunca lo iba a dejar solo, así que fuimos a esa pieza, donde se contaban sólo 20 hombres más nosotros. 

Tuvimos la suerte, Dios mediante, que esa pieza estaba comandada por alguien que me enseñó todo lo que sabía sobre la guerra, era y es, el tipo que me dio el ejemplo que aún hoy me sirve para manejarme en la vida, me enseñó, de lealtad, de patriotismo, de eso que dijo Jesús alguna vez “no hay sacrificio más grande que dar la vida por un amigo” 

Ese señor, a mi criterio, un grande, un señor que debería tener el pecho lleno de medallas, fue, es y va a ser por siempre mi jefe, era el subteniente Gabino Suarez. 

Eramos solo 22, y en un minuto el subteniente Suarez organizó la resistencia, uno a apuntar otros a cargar municiones, otros a prepararlas y cada uno de nosotros con una función específica. 

Me es muy difícil recordar esos momentos y no emocionarme, porque nunca fui testigo de tanta valentía, tanta decisión, de decir, ¡por acá no pasaran!, aún hoy lo recuerdo al subteniente Suarez a los gritos al lado del cañón dándonos fuerzas, con su ejemplo, mientras nosotros hacíamos lo que debíamos hacer. 

En mi caso, en un momento iba a traer municiones del montón que estaba a un costado de la posición, cerca del camino, cuando llegábamos a la pieza, en medio del bombardeo inglés, que nos tiraban con todo lo que tenían, teníamos un hacha con el que abríamos los cajones y los tubos en donde venían los proyectiles, de última, los cajones los tirábamos contra una piedra y se despedazaban, también cuando algunos seguían trayendo munición, yo cargaba el obús, todos hacíamos de todo, y todo esto en medio del bombardeo inglés. 

Una de las cosas que mas orgullo me da, es que durante todo este período nadie se protegió en los refugios, seguíamos trayendo, preparando y cargando la pieza, en esos momentos el enemigo estaba muy cerca, mas o menos a 600 metros, por lo cual a las vainas debíamos sacarles seis de los siete sacos de pólvora para poder hacer puntería directa sobre las tropas enemigas, lo recuerdo al soldado Maidana trabajando sobre las espoletas de tiempo, a las órdenes de los suboficiales, estos proyectiles son los que hicieron un daño terrible a los británicos, y nosotros veíamos que hacíamos daño. 

No tengo ni idea si pasaron horas o minutos, pero fue muy intenso, era todo un movimiento, coordinado por el subteniente Suarez. recuerdo con mucho respeto al cabo 1º Dattoli, otro grande, dándonos fuerzas y cuidando a cada uno de los soldados. 

Había mucha actividad en esos metros cuadrados de la pieza, era una locura, teníamos que patear las vainas servidas para no chocarnos con ellas, ya que eran tantas que casi no había lugar para moverse, el ruido que hacia nuestro obús era hueco, y no había una explosión fuerte, pero cada uno de los proyectiles tenía un gran poder de destrucción, además iba con toda la bronca y las ganas de que no pasen, estábamos dispuestos a dejar la vida, pensando que no pasarían si quedaba uno de nosotros vivo y tuviera algo para tirar. 



A medida que tirábamos, y las municiones iban mermando, sabíamos que el final se acercaba, pero nunca nos iríamos mientras nos quedara algo para tirar. Sabíamos inconscientemente que era inútil, estaba perdiéndose la batalla, ya que con solamente mirar al frente veíamos que nos superaban por mucho en la cantidad de personal. 

Hay cosas que uno entiende con el tiempo, (o no le encuentra explicación), que era lo que hacía que estos 22 locos estuvieran en ese momento y en ese lugar combatiendo, en inferioridad absoluta, tirando, y con la convicción de no irse pasara lo que pasara, los detalles se van perdiendo con el tiempo, pero las sensaciones son las mismas, el olor a pólvora, los ruidos, los silencios momentáneos, muchas cosas que pasaron en esos momentos se asocian hoy con los olores, y cuando recuerdo esos momentos se viene a mi mente el olor a la pólvora cuando tirábamos. 

Sólo el que estuvo en ese lugar en esos momentos sabe cuán hombres eran todos, no se puede entender de otra manera, que un tipo como el petiso Heredia, que creo que pesaba menos que una caja de municiones, pudiera traerla, corriendo desde el lugar en donde estaban hasta la pieza, o ver a salas, abriendo las cajas contra las piedras, sin importarle que pasara, sólo pensábamos en tirarle y hacerlos mierda. 

Después de 24 años alguien me dijo que lo que hicimos esas últimas horas salvo a miles de hermanos de la muerte. 

Y llego el último proyectil, que no fue lanzado, porque por esperar unos minutos quedo trabado en el tubo del obús, y supimos, con tristeza y dolor, que eso era lo último que podíamos hacer. habíamos agotado las municiones. 

Aún hoy recuerdo la cara de mis hermanos, la resignación y la bronca nos llenaba el corazón de argentinos bien nacidos, y alguien dijo: - bueno, hicimos todo, ¡repleguemos! 

Esos 200 metros que había entre la pieza y el puesto comando fueron un infierno. Nos tiraron con todo, ninguno de nosotros pensábamos que saldríamos con vida de ese repliegue. pero salimos. En un momento quedamos cuerpo a tierra cara a cara con el negro Moyano, y después de mucho tiempo, nos reímos, y él me dijo algo así como: - “la puta, no nos vamos a morir ahora, ¿no? tenemos que ir a comer pizza a mi casa” 



También en esos momentos se escuchaban los gritos de los jefes, nos guiaron de a poco hasta el puesto comando, cuando llegamos ahí, el cabo 1º Dattoli contó a todos y faltaba uno. El loco, volvió al refugio a ver si estaba, esto en medio de un terrible bombardeo. Pero el soldado, que no recuerdo quien era, estaba con nosotros. Volvió con la bandera del grupo con él. Hoy esa bandera está en el museo del grupo de artillería, hoy el cabo 1º Dattoli está sin ser reconocido. 

Y tomamos la decisión de volver al pueblo. 

Los metros que recorrimos hasta el pueblo me sirvieron para entender que lo que habíamos hecho era inolvidable, y cuando miraba a mis jefes, los subtenientes Suarez y Pucheta, el sargento Squaglia, el cabo 1º Dattoli, el cabo Sánchez, esos que alguna vez puteé con ganas, eran unos gigantes, que jamás serían vencidos, porque nos dieron la mejor instrucción que un militar de carrera le podía dar a un conscripto, eso nos salvó, además estuvimos juntos hasta lo último, y eso no tiene precio, ese hecho nos hermanó para siempre, hoy están en mi mente, las lágrimas de muchos de ellos, la desazón de todos, el cansancio. 

El camino hacia el pueblo era una total desolación, nadie por ningún lado, el silencio era absoluto, se escuchaban los pasos nuestros al golpear los borceguíes en el asfalto mojado, sólo se veía humo en algunos lados, (luego me entere de que no fue así lo del silencio, ya que ellos destruyeron el lugar en donde estuvo el GA4 totalmente, así que el silencio solo es una sensación que yo tuve). 

Además de los suboficiales y oficiales, estábamos los conscriptos, mis hermanos de la clase 62 y 63, con algunos de ellos compartimos desde la incorporación en el distrito militar la plata hasta ese momento, con otros fueron los días de la guerra, pero ese camino recorrido fue algo que nos amalgamaría para siempre, ellos son distintos, son especiales, me doy cuenta cuando nos vemos en la actualidad, como dice Saint Exupery: “Sólo se ve con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”, por eso la unión entre nosotros es invisible a los ojos, está en nuestros corazones. para mí fue un gran honor haber combatido junto a ellos. me siento honrado de haber formado parte de ese grupo. Fue un honor. 
Al llegar a la parte céntrica del pueblo, estaba el teniente coronel Quevedo parado sobre una pequeña altura de tierra mirando hacia el lado desde donde veníamos, solo nos vio cuando estábamos casi en frente de él, según su cara se sorprendió enormemente, el subteniente Suarez se abrazó a él y hablaron un rato. 



Luego vino todo lo que nosotros sabemos, la vuelta a casa. Y el silencio durante muchos años. 

Nunca terminaré de agradecer a todos y cada uno de los integrantes del Grupo de Artillería Aerotransportado 4, por haberme permitido luchar junto a ellos. 
 

Agradezco muy especialmente a mi querido jefe, Juan Gabino Suarez y a todos los que de una manera u otra me dieron una instrucción excelente. 

Señores, ¡fue un gran honor! 

¡VIVA LA PATRIA! 

“Combatimos con Honor y Volveremos" 


Oscar Walter Rubies
G.A. Aerot 4 - Bateria de Tiro “C” - 5º Pieza.
 

Fuente: HECHOS DE MALVINAS - Editado por Hernán Favier

lunes, 18 de mayo de 2015

Matemática y la guerra: Batalla de Malvinas, 1914

Batalla de Malvinas, diciembre de 1914 
Por Alberto Rojo - Publicado originalmente en Crítica Digital 
23.03.2010 

¿Cómo sabemos que la Tierra gira? El Sol podría moverse y salir cada mañana en una Tierra quieta. El cielo de la noche podría girar y la Tierra estar inmóvil. La pregunta es típica de un examen de física: ¿Cuál es la evidencia de que estamos parados en una Tierra que gira respecto de un eje invisible que va del Polo Norte al Polo Sur? ¿Qué experimento podríamos hacer para mostrarlo? 



Una respuesta sería tirar un projectil verticalmente y que suba muy alto. Si al volver al piso no cae en el mismo punto la Tierra gira. ¿Por qué muy alto? Porque si lo tiramos a alturas chicas (una pelota de básquet a unos pocos metros por ejemplo) el efecto de la rotación es muy pequeño. Para alturas chicas el movimiento del piso debajo de la pelota es equivalente a un movimiento uniforme, como si estuviéramos en el subte y, mientras se mueve a velocidad constante, tiráramos una moneda verticalmente. La moneda vuelve a la mano. Pero para proyectiles reales a velocidades grandes el efecto de la rotación de la Tierra es apreciable. Para ejemplificarlo, muchos libros introductorios de física refieren al enfrentamiento entre barcos ingleses y alemanes en la batalla de Malvinas, el 8 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra Mundial. Los ingleses ganaron la batalla, hundiendo al Scharnhorst y al Gneisenau a unos 80 km al sur de Puerto Argentino, luego de persecuciones que duraron alrededor de cuatro horas. Según la historia de los libros de física, los barcos ingleses podrían haber hundido a los alemanes en menos tiempo, pero las balas de cañón no daban en el blanco porque estaban ajustadas para corregir por la rotación de la Tierra en el hemisferio norte y desperdiciaron miles de balas antes de ajustar la dirección y dar en el blanco. 

Hagamos el cálculo estimativo de cuánto se desviaría una bala debido a la rotación terrestre. Como dije “estimativo” supongamos que tiramos una bala desde el Polo Norte hacia el sur, digamos en la dirección del meridiano de Greenwich. Al llegar al piso, debido a la rotación de la Tierra, la bala aterriza en un meridiano diferente, desviada hacia el oeste. La pregunta es, estimativamente, cuántos metros se desvió. El alcance de las balas (según el libro The Naval Battles of the First World War, de Geoffrey Bennett) es de unos doce kilómetros. Digamos diez. Un proyectil disparado a 45 grados (el ángulo de máximo alcance), tarda unos 20 segundos en llegar a 10 km. Debido a la rotación de la Tierra, en ese tiempo mi blanco se movió 15 metros hacia el este, de modo que, para pegarle, el cañón tiene que estar calibrado para apuntar 15 metros hacia la izquierda del blanco. La cosa cambia en el hemisferio sur ya que, si miro hacia el norte, el este está ahora hacia la derecha. Y si el cañón está calibrado para el hemisferio norte, le pifiaría al blanco por unos 30 metros. 

Ahora bien, en una situación de guerra uno tiene que pasar de estimativo a cuantitativamente preciso. Y ahí es donde la historia de la batalla de Malvinas y la rotación de la Tierra, por lo que estuve indagando, es apócrifa. Por un lado, la distancia al barco es variable, de modo que habría que corregir dependiendo de la distancia al barco. Por otro lado, la corrección depende de la latitud: el cálculo estimativo del polo da resultados distintos a distintas latitudes. Y finalmente, si bien la desviación por el efecto de la rotación de la Tierra es de unos 30 o 40 metros (dependiendo de la distancia al barco) al parecer esa distancia es aproximadamente el error natural de tiro. Según algunos informes posteriores, el efecto de la rotación de la Tierra se usó como excusa para desviar la atención ante la indagatoria de por qué los barcos ingleses tuvieron una efectividad tan pobre en sus disparos. En resumen, el efecto existe pero la historia no es tan clara. Lo que sí es claro es que los aviones actuales corrigen por el efecto de rotación de la Tierra. 
Otro efecto visible es el del movimiento de grandes masas de aire y de agua. En una Tierra quieta, el aire se calienta en el Ecuador y sube para luego enfriarse y bajar en los polos. Entonces, en un esquema simplificado, la circulación de vientos de una Tierra quieta es (en el hemisferio sur) de norte a sur en la altura y de sur a norte en la superficie. En una Tierra que gira, los vientos se desvían hacia el este hasta que a unos 60 grados de latitud se mueven casi de este a oeste. Entonces se crea una nueva circulación: vientos que suben a unos 60 grados de latitud, luego bajan a treinta grados y vuelven a subir en el Ecuador. 

Algo similar pasa con las corrientes marinas. Y así como la historia de los barcos de Malvinas es cuestionable, la historia de que el agua de la bañaera gira en sentido opuesto en cada hemisferio es un mito cuantitativo: el efecto existe pero es tan pequeño que está enmascarado por otras causas, por ejemplo, la inevitable inclinación de la canilla respecto del agujero. El agua de la bañadera gira en ambos sentidos en ambos hemisferios. 

Y el último efecto, el experimento “casero” que demuestra el giro de la Tierra, es el famoso péndulo de Foucault: imaginemos uno suspendido de un punto que está justo arriba del Polo Norte. Visto desde la Luna, el plano de oscilación del péndulo se mantiene inalterado. Pero visto desde la Tierra el plano completa un giro en 24 horas. El giro del plano de oscilación del péndulo es evidencia del giro de la Tierra. Claro que, como ya vimos, en el polo las cosas son más sencillas. En latitudes intermedias, el plano gira distintos ángulos en un día, y en el Ecuador no gira nada. 

domingo, 17 de mayo de 2015

Un diario desde las trincheras

Una historia escrita desde la trinchera
Carlos Campobassi tenía 19 años cuando lo convocaron para ir a la guerra; la mañana en que llegó a Puerto Argentino comenzó a tomar apuntes de cada momento vivido en las islas, día por día: dos meses entre el temor y las balas
Por Paula Urien  | LA NACION




Carlos Campobassi tenía 19 años cuando, apenas terminada la colimba, fue llamado bajo bandera para combatir en las Malvinas. Consciente de que la experiencia lo marcaría para toda la vida, plasmó en un diario personal sus vivencias durante la guerra. El resultado es un minucioso relato de la vida cotidiana en el campo de batalla, reflejado a través de los ojos de quien sólo unos pocos años atrás había salido de la adolescencia.

Así comienza su diario.

Viernes 2 de abril: era un día con mucho sol, pero en el aire había algo raro. Era una mañana distinta a otras. Cuando fui al supermercado me di cuenta de que algo estaba pasando. Los coches y camiones tenían banderitas, la gente estaba alegre, alborotada.

Una semana después, era llamado para combatir en las Malvinas.

Sábado 17: entramos por primera vez a Puerto Argentino. Aparecieron los primeros kelpers. Nos saludaron pero no les respondimos. Teníamos orden de no saludar ni hablar con ninguno de ellos. Espero que lleguemos pronto porque no doy más...

Carlos era el encargado de llevar la ametralladora, llamada Mag, que pesaba más de diez kilos. Después de unos ocho kilómetros, llegaron a Moody Brooke, ex cuartel de marines.

Armamos nuestras carpas en círculo... Nos costó un montón debido al fuerte viento...

Durante los primeros días, las actividades consistían en limpiar las armas, cavar trincheras, hacer guardias y leer "El Tony" en los ratos de ocio.

Lunes 19: los soldados hicieron su primera formación. El Capitán nos dijo que nos sintiéramos orgullosos ya que éramos la única división de Caballería Blindada Aerotransportada que había en las Malvinas y era un honor para nosotros actuar en ese teatro de operaciones para defender nuestra tierra.

Martes 20: el capitán nos comunicó que a 5 kilómetros habían encontrado balizas para helicópteros y un bote de goma y que, posiblemente, eran buzos tácticos ingleses en alguna operación comando. Nos recomendó que abramos principalmente los ojos a la noche.

Miércoles 22: todas las mañanas iban algunos chicos a trabajar en el depósito de provisiones.... Hoy nos tocó a nosotros. Yo recorría los pasillos y me rodeaban latas de gaseosa, paquetes de yerba, azúcar, jugos, galletitas, fideos. Cuántas cosas y sólo las podía disfrutar esa mañana. Pero lo que yo quería eran esos chocolates Aguila con los que volvían muchos de los míos y guardaban tan recelosamente en sus carpas, y los conseguí...

"Jamás nos llegaron las provisiones de los fondos de ayuda. Como se creía que iba a ser una guerra muy larga, la idea era guardalas, en caso de quedar incomunicados con el continente. Cuando terminó la guerra todo quedó en las Malvinas", explica Carlos, que en su diario hace referencia varias veces al poco alimento que recibían los soldados.

Sábado 24: esa tarde tomamos nuestras palas plegables a la cintura y nos dirigimos a cavar pozos de zorro en una de las laderas de Moody Brooke... A las dos horas ya teníamos el pozo por las rodillas...

Lunes 26: nos enteramos de que las Georgias habían sido tomadas y que el Santa Fe (un submarino) fue hundido. Qué sensación de bronca teníamos. Había mucha tensión en la isla. Los helicópteros iban y venían a cada rato. Durante el día nos enseñaron a disparar a los aviones o helicópteros enemigos.

"En realidad nos enseñaron a diferenciar entre los aviones y helicópteros ingleses de los argentinos. Lamentablemente hubo casos en que la artillería antiaviones nuestra bajó aviones argentinos. La logística era muy pobre. No teníamos la aparatología necesaria como para saber la diferencia. Además estaba la ansiedad y el miedo, que hacía que los soldados tiren a lo que venía".

Martes 27: alerta rojo era ataque aéreo enemigo y alerta azul, comando anfibio. El sargento ayudante nos reunió y nos dijo que ya no estaríamos tan tranquilos, que la Argentina había roto el diálogo con Inglaterra y que el suelo que pisábamos sería atacado en cualquier momento.

Miércoles 28: ¡recibí carta de mi papá!. Qué bien me hizo sentir. Tenía fecha del 24/4 y en el sobre había una de papá, mamá, María Inés y Gustavo. La leí emocionado. Decía que me manda saludos tanta gente que es imposible enumerar: mi abuela, mis tíos, gente del edificio, maestras de la escuela de mi mamá, del trabajo de papá, el "gordo" de la rotisería.

Jueves 29: el día fue horrible. La primera sección estaba en el hipódromo custodiando todos los depósitos de combustible ¡Qué tarea!

Viernes 30: Cuando fui a buscar cosas pude ver el lugar que ocupaba el general... y el equipo de música que tenía en su oficina. Los baños de la brigada eran con duchas de agua caliente...

Mayo. Sábado 1º: por primera vez los ingleses bombardean las posiciones argentinas.

Domingo 2: nos despertaron unos estruendos muy fuertes que venían de aeropuerto de las Malvinas. Empezamos a tomar conciencia de que estamos en una guerra.

Miércoles 5: esta noche fue brava. Debíamos tirarnos al suelo y vigilar que nadie se acercara, y si se acercaba, pedir la contraseña y, si no, disparar. Así fue toda la noche. El frío fue impresionante. Nunca pude mantenerme al suelo. Durante la noche hubo una serie de tiroteos de los cuales luego nos enteramos que había muerto un soldado y con nuestras propias armas... Mis borceguíes estaban helados pero gracias a que mantuve siempre mis pies en movimiento estos permanecieron calientes.

El frío era una constante, y trajo consecuencias. "Hubo muchos chicos que llegaron de las Malvinas con el famoso pie de trinchera. Esto sucede cuando no se cambian las medias o los zapatos por varios días y el pie permanece húmedo durante mucho tiempo. "Entonces se pone morado y se agrieta la piel. Se necesita un tratamiento rápido. De otra manera, hay que cortar la pierna".

Sábado 15: a la tarde, en medio de mi lectura, de pronto sentí un estruendo bárbaro en la parte de arriba. Parece que ya se dieron cuenta de que estábamos aquí. Si la bomba caía un poco más hacia aquí volábamos todos. Ya me daba cuenta por qué habían muerto esos chicos de la Fuerza Aérea en el aeropuerto cuando lo bombardearon. A uno de ellos una esquirla lo partió prácticamente por la mitad y al otro lo desfiguró.

UNA PAUSA DE AÑOS

El diario se interrumpe a principios de junio. Quizás porque fueron los acontecimientos más difíciles de digerir. Pero años después, Campobassi recuerda: "Continuaron los bombardeos, hasta que el 8 de junio el capitán nos comunicó que partiríamos en unas horas al frente de batalla, cerca de Monte Longdon. Nuestro refuerzo era como infantería ya que se sabía que los Panhard, nuestros tanques, eran demasiado pesados para el terreno malvinense.

"A la tardecita comenzamos a caminar hacia el frente. Eramos noventa, entre soldados, oficiales y suboficiales. El suelo estaba resbaladizo y algunos caían por el peso del armamento. Fue en ese momento en que el soldado tomo conciencia de su lamentable estado físico, producto del cansancio y la mala alimentación.

"Llegamos a nuestro objetivo en plena noche cerrada. A lo lejos se veían las luces de las bombas y de las balas que iban y venían como fuegos artificiales.

"Nuestro objetivo era resistir todo lo posible el avance de las columnas del ejército inglés hacia Puerto Argentino. Nos cubrimos del frío y del viento como pudimos, y, para colmo, por primera vez desde que llegamos a las islas, empezó a nevar.

"Al día siguiente nos turnamos los que teníamos Mag. Avanzamos cuerpo a tierra. Al rato comenzaron a verse movimientos de tropas inglesas unos kilómetros más adelante y recibimos la orden de disparar. No sabíamos a qué, pero disparamos. Eso fue lo peor, porque delató nuestra posición, y comenzó el infierno: nos empezaron a bombardear de todos lados. Nos cubrimos como pudimos. El calor de nuestras armas atraía a los misiles y a las bombas de ellos.

"A la tarde cesó un poco el bombardeo, pero lamentablemente nos enteramos de la muerte de tres miembros del escuadrón. Una bomba les había caído de lleno haciendo un cráter enorme y los mató al instante. "El avance inglés era muy rápido. A la media hora de dejar nuestras posiciones, vimos cómo el lugar era barrido por misiles, bombas, disparos de misiles y ametralladoras. Si no hubiéramos descendido, estaríamos todos muertos."

BATALLA FINAL Y RETIRADA

El recuerdo se hace incesante: "Al amanecer y con las primeras luces del día comenzó nuevamente el combate. Para nosotros fue el final. Ellos ya conocían nuestra posición y empezaron a bombardearnos con todo lo que tenían. Nosotros no nos quedamos atrás. Era un infierno de fuego, luces y balas. Llegó la orden de retroceder. Ya se nos acababan las municiones y la superioridad de ellos se hacía sentir. Todos corríamos ladera abajo. Sentía las balas zumbar por el casco y mis oídos. Vimos a un capitán llevar a un herido.

"Cuando llegamos a Puerto Argentino se veía a lo lejos los ecos de las últimas resistencias. Se acercaba el final.

"Todo era confusión e incertidumbre. Fuimos al aeropuerto y nos enteramos de que los ingleses estaban cerca de Puerto Argentino. Se preparaba la rendición de nuestras tropas.

"El 14 de junio por la mañana empezamos a ver las primeras banderas inglesas flameando nuevamente en las islas. Los kelpers salían a festejar. La tristeza y el cansancio nos embargaba. Ya nos habíamos rendido. Tanto esfuerzo en vano, pero estábamos vivos. No todos lo podríamos contar porque en nuestro escuadrón habían muerto tres más en la última retirada.

"Ahora estábamos ansiosos por volver al continente. Los ingleses nos alojaron en galpones del aeropuerto. Tuvimos que entregar todo el armamento. Nos trataron bien. Lo que más nos sorprendió fueron los uniformes de combate en comparación con los nuestros. Parecíamos mendigos. Estábamos negros (sucios) y hambrientos. "Como prisioneros de guerra, nos llevaron en el Canberra a Puerto Madryn. Nos ubicaron en camarotes de a cuatro soldados. Había cuatro cuchetas y un baño con ducha.No podíamos creerlo. Nos podíamos bañar, y con agua caliente. Dormimos mucho y nos bañamos 4 veces cada uno. Teníamos tres horarios para desayunar, almorzar y comer en un comedor enorme. Volvíamos a la civilización.

"El 18 de junio llegamos a Puerto Madryn. La gente nos gritaba héroes. Cuando llegamos a Buenos Aires nos trasladaron en un avión de línea al que le habían sacado los asientos para que entráramos más. Parecía que habíamos llegado en secreto y que nadie se tenía que enterar de nada.

"Permanecimos unos días en La Tablada, varados en el cuartel a la espera de que nos dejen volver a nuestras casas. Lo insólito es que nos pedían que devolvamos toda la ropa que nos habían dado antes de ir a las Malvinas: camperas que ya no abrigaban por la mugre que tenían, borceguíes que ya no daban más... Nos dijeron que el que no los entregara no tendría autorización para volver a su casa.

"Finalmente, nos hicieron formar frente al escuadrón y nos tomaron lista. A medida que nos nombraban y después de unas palabras muy emotivas del capitán, nos entregaron nuestro documento y partimos hacia la puerta principal del regimiento.

"Me tomé el colectivo a la casa de mis padres, en Tapiales. Nunca el viaje se me hizo tan largo. Todo había terminado. Estaba vivo." .

sábado, 16 de mayo de 2015

Las ganas de los comandos británicos por anular a los Exocets

El día que comandos ingleses desaparecieron en operación militar secreta en territorio argentino



VÍCTOR ALVARADO - Mejor no hablar ciertas cosas

Plan contemplaba retirada por territorio chileno, donde el gobierno de Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos de retorno a Inglaterra

Uno de los capítulos de la Guerra de las Malvinas que los ingleses mantienen en secreto al amparo de la decisión gubernamental que ordena considerar “top secret” todos los entretelones de su actuación en este conflicto, es la llamada “Operación Mikado” que terminó con la muerte de por lo menos ocho comandos ingleses en una fracasada misión en territorio argentino, con el objetivo de destruir la Base Aeronaval “Almirante Hermes Quijada”, en Río Grande, en Tierra del Fuego, en la zona austral.

El gobierno de la primera ministro Margaret Thatcher había llegado a la conclusión de que la única manera de detener la devastación de su flota naval por los Exocet, misiles y bombas de 500 kilos de los argentinos, era destruir los almacenes donde se guardaban estas mortíferas armas y los aviones que los transportaban, para lo cual ordenó lanzar una operación que los destruyera en el mismo territorio argentino. La base naval de Río Grande había sido identificada por la contrainteligencia inglesa como la base nodriza de estas armas.

Los ingleses, en última instancia, consideraban como objetivo mínimo de su operación destruir la planta de combustible de aviación “JP1” que abastecía a la flota aérea que hostigaba a su flota naval, con lo cual ésta no podría levantar vuelo nunca más.

Al momento del planeamiento de esta operación, los ingleses habían hundido el crucero argentino “General Belgrano”, cargado de conscriptos, con un saldo de 323 muertos y los rioplatenses en respuesta habían mandado a pique, con dos misiles Exocet, al destructor atómico “Sheffield”.

Los ingleses tenían información de que Argentina tenía al inicio de la guerra solo 5 Exocet y que dos los había utilizado para hundir el “Sheffield” con el empleo de naves “Super Etendard”, y que era urgente destruir los otros tres misiles y estos aviones.

Más tarde, Argentina añadiría los 10 “Mirages V” con su parque de Exocet y pilotos, proporcionados por Perú, con lo cual su potencia de fuego aéreo se convirtió en imbatible y sería determinante en el hundimiento de un total de siete buques y de daños graves en otro número igual.

El presidente norteamericano Ronald Reagan, al ser consultado por la Thatcher, estuvo de acuerdo con la operación, pero le advirtió que la incursión inglesa en territorio argentino provocaría la intervención de otros países latinoamericanos, como Venezuela y Perú, en particular este último que no disimulaba su solidaridad con Argentina e intervendría contra Chile por su condición de aliado de los ingleses.

PLANES INGLESES

Dos planes fueron elaborados y experimentaron ensayo preliminar en las montañas de Escocia: el aterrizaje de 25 comandos SAS en dos aviones C-130 Hercules directamente sobre la pista de Río Grande; y la infiltración de 24 SAS en botes inflables transportados hasta pocas millas de la costa en un submarino. Los dos planes fueron duramente cuestionados por los propios SAS que los calificaron de misión suicida.

La misión secreta bautizada como “Mikado” recayó en los comandos del escuadrón B del Special Air Service (SAS) británico que debían ser transportados en helicópteros, descender en la base naval de Río Grande, con la misión de destruir los misiles, los aviones Super Etendard, matar uno a uno a los pilotos y refugiarse en Chile que fungía como “territorio neutral”, que nunca lo fue en el conflicto de Las Malvinas, con la excusa de un desperfecto técnico del helicóptero.

Luego de los reajustes respectivos, el 18 de mayo de 1982, el general Peter de la Billiere, jefe del SAS, dio inicio a la operación al enviar un helicóptero, una dotación de comandos, al mando del teniente Hutchings, a bordo del helicóptero Sea King ZA-290, con un grupo de 3 soldados de élite, debidamente armados y con equipos de comunicación satelital y transportados por el HMS Invincible.

Debían descender en las proximidades de la base de Río Grande, donde estaban los Super Étendards con sus Exocets, para observar sus movimientos y preparar la llegada de dos Hercules con 50 comandos que destruirían esa base clave de la ofensiva argentina contra Inglaterra. Después irían a Chile, donde el gobierno de Augusto Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos.


THATCHER REAGAN

“Exocet” eran el terror de naves inglesas

Reagan le advirtió a Thatcher las secuelas de su operación secreta. Destructor “Coventry” hundido por Exocet argentinos.

Pero, no contaban con la sapiencia argentina que preveía la ocurrencia de una incursión de comandos ingleses. Sus radares detectaron al helicóptero inglés cuando éste se encontraba a 20 Km. de la base argentina. Los radares de la nave inglesa también se dieron cuenta que habían sido descubiertos.

Hutchings decidió cancelar la operación, se dirigió directamente a Chile, descendió en el paraje denominado Canadá de los Ciervos, de la bahía Agua Fresca, a 26 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas, donde destruyeron el helicóptero y se entregaron a las autoridades chilenas y luego retornaron al Reino Unido en un vuelo regular de Santiago de Chile a Londres. El Ministerio de Defensa británico oficialmente declaró que el helicóptero debió hacer un aterrizaje de emergencia debido a fallas técnicas.

ÚLTIMO INTENTO

El mando militar inglés resolvió hacer otro intento y mandó una escuadra de ocho comandos del escuadrón “D” del SAS a bordo de un helicóptero Sea King, transportado por el HMS Invincible para hacer la misma misión de reconocimiento que no pudo cumplir Hutchings en la primera misión, luego de lo cual seguiría el descenso de los 50 comandos para destruir la base naval.

Pero la nave, aparentemente, luego de haber iniciado las primeras observaciones, porque según los radares argentinos, había conseguido descender y vuelto a elevarse, se esfumó, sin reportarse al “Invincible” y al otro helicóptero Sea King que servía de paraguas de su misión.

El reporte del almirantazgo inglés se remitió a señalar que el helicóptero se precipitó al mar y sus ocho ocupantes murieron cuando participaban en una operación de traslado de personal del SAS de un barco a otro en el Atlántico Sur. Lógicamente, la verdad era otra.

Pero, este segundo revés no amilanó al almirantazgo inglés, pues inmediatamente lanzó un tercer intento, luego del hundimiento con misiles “Exocet” de los destructores “Coventry” y “Atlántic Conveyor, este último con 20 helicópteros a bordo, registrado el 25 de mayo.

La nueva operación estaría a cargo del submarino de la clase Oberon que tendría la tarea de infiltrar 24 comandos SAS en Tierra del Fuego mediante botes inflables Gemini, incluso se realizó un ensayo en aguas del capturado estrecho de San Carlos en las islas Malvinas.

El almirantazgo argentino fue informado por su servicio de contrainteligencia de esta operación y resolvió reforzar la base argentina con tres batallones de infantería de marina y dotaciones de helicópteros artillados, con la resuelta decisión de esperarlos y liquidarlos en la misma playa.

Pero, el gobierno inglés ordenó a su almirantazgo cancelar esta operación, ante lo cual el cuartel general de la SAS estacionado en Hereford, ordenó a sus súbditos retornar de inmediato.

viernes, 15 de mayo de 2015

Los derechos argentinos sobre las islas (2/2)

La soberanía es de los kelpers


Por Guillermina Sutter Schneider
Panampost

La disputa acerca de las Falklands lleva más años de lo que el común de la gente cree, y ha suscitado que hoy en día el tema sea muy livianamente manoseado por la cúpula política a fin de ocultar temas de mayor relevancia, como lo son la pobreza, la inflación, la corrupción y la estrepitosa situación económica e institucional de Argentina.

Para recapitular sobre la historia de estas islas, debería uno remontarse al siglo XVI, cuando Américo Vespucio, al servicio de Portugal, fue el primero en arribar a este territorio. Lo siguieron luego exploradores franceses, españoles, británicos, alemanes y holandeses.

En 1833, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tomó posesión del archipiélago, cuando el mismo estaba en posesión argentina. Cinco años más tarde, Juan Manuel de Rosas, a través de Manuel Moreno —quien fuera ministro de Relaciones Exteriores en Londres—, propuso la cancelación de un empréstito con el Gobierno británico a cambio de la soberanía de las islas.

Posteriormente, y es aquí donde quiero detenerme y hacer mi punto, como resultado de la irresponsabilidad del Gobierno militar, se desató la guerra de Malvinas en el año 1982.

Esta aventura militar en la que se embarcó Galtieri no tuvo otro objetivo más que distraer a la población de los graves problemas internos de Argentina y así, como argumenta Benegas Lynch, agitar las pasiones xenófobas que brotan inesperadamente del subsuelo de aquel adefesio que se ha dado en llamar “el ser nacional”.

En junio de ese mismo año, las tropas argentinas firmaron su rendición ante los británicos. El saldo final de la guerra fue atroz. Más de 900 soldados de ambos bandos, sin contar que entre los soldados argentinos se encontraban jóvenes que, por capricho de un militar, fueron llevados como animales a pelear una guerra que ya se sabía perdida.

Sostiene Ricardo Rojas en su artículo sobre el tema que ambos países esgrimen argumentos históricos, geográficos, políticos, desde donde encuentran argumentos atendibles para defender sus posiciones.

Sin embargo, cabe preguntar: ¿Puede reclamarse soberanía sobre aquello que fue perdido? ¿Puede deshacerse la rendición de Argentina ante las tropas británicas?

Incluso pudiendo hacer esto, ¿no sería contraproducente para los kelpers, que en su casi totalidad apoyaron que el archipiélago continuara bajo jurisdicción británica? ¿No debería prevalecer el deseo del individuo por sobre el del Estado?

Guillermina Sutter Schneider es Licenciada en Economía por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y Magistrando en Economía y Ciencias Políticas en Eseade. Es investigadora del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (CISE) de la Fundación Libertad, Coordinadora General de su Grupo Joven y Directora Regional de EsLibertad Argentina. Síguela en @gsutters.

jueves, 14 de mayo de 2015

Los derechos argentinos sobre las islas (1/2)

Las Islas son argentinas


Por Eloisa Raya de Vera
Panampost

Los argumentos jurídicos que sostienen la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas son múltiples. Si analizamos las distintas formas originales de adquisición de territorios, la Argentina posee claros derechos sobre las Islas. Veamos:

A) Asignación de territorios por el papado: el papado asignó a través de bulas (Inter Coeterala prohibi y Dudum si Quidem) en los siglos XV y XVI a España título sobre todas las tierras nuevas al Oeste del meridiano que pasaba a 100 leguas de las Islas de Cabo Verde. Por el Tratado de Tordesillas entre España y Portugal, la línea divisoria se corrió hacia el Oeste.

B) La ocupación: la adquisición en el derecho internacional excede el mero descubrimiento y exige de un animus de apropiación y de la realización de ciertos hechos concretos.

En el caso que aquí nos ocupa, si bien el primer asentamiento efectivo fue francés (1764), Francia devolvió —frente al expreso reclamo español— las islas a España e inmediatamente el reino español mandó un gobernador y a construir edificaciones y una capilla. Aún otorgándole valor al mero descubrimiento, debe aclararse que toda la documentación publicada de la época demuestra fehacientemente que las islas fueron descubiertas por navegantes españoles.

También hacen a los argumentos jurídicos que sostienen la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas los modos de adquisición territoriales derivados:

A) Uti possidetis juris: esta doctrina se basa en la expresión del derecho romano “como poséis seguiréis poseyendo”. Se constituyó en el principal argumento para definir las fronteras de los Estados independientes —herederos de España—, y en el caso de las Islas Malvinas, justificó los derechos argentinos como continuadores de los del antiguo reino español.

B) Aceptación expresa del gobierno inglés de no afincar asentamientos en las Islas. Ello surge del Tratado de Paz de Versalles y de la Convención de San Lorenzo, que asimismo prohibían a los ingleses navegar en el Atlántico Sur.

Como claramente lo expresa el alegato Ruda, todos estos argumentos determinan que la ocupación que efectuó Gran Bretaña en 1833 en las Islas Malvinas revistió el carácter de: a) ilícita, por ser violatoria de Tratados y de principios generales del derecho internacional; b) resistida, ya que primero España y luego Argentina protestaron internacionalmente; c) tardía, por ser posterior a la francesa y española; d) parcial, por circunscribirse al Puerto Egmont.

Revisten tanta importancia como lo expresado anteriormente los argumentos fácticos que reparan en que las Islas Malvinas se encuentran enclavadas en nuestra plataforma continental y están hermanadas con nuestro clima y geografía. La República Argentina, fiel a lo pactado en los tratados internacionales y en las diversas fuentes del derecho internacional, ha reclamado históricamente su soberanía sobre las Islas, ante todo tipo de foros, oponiéndose a la ocupación ilegitima de Gran Bretaña y a sus argumentos falaces —como la autodeterminación de los kelpers—.

Los organismos internacionales intervinientes deben bregar —al amparo del derecho internacional— por que cese la ocupación ilegitima inglesa sobre las Malvinas. De ese modo, quedará demostrado que el derecho internacional y los organismos internacionales se encuentran distantes de ser instrumentos de los poderosos.

Eloisa Raya de Vera es una abogada argentina, Máster en Relaciones Internacionales (Flacso/Udesa), Máster en Relaciones Internacionales Económicas por la Universidad de Barcelona, Diplomada en Derechos Humanos (CUDH). Trabaja como profesora titular de Derecho Privado (UM), es directora del Instituto de Derecho Internacional del Colegio de Abogados Moreno-Gral.Rodríguez, y miembro del Grupo LeMa. Síguela en @EloisaRaya.

lunes, 11 de mayo de 2015

Eventos del 9 de Mayo

9 DE MAYO
Fuerza Aérea Argentina - Ejército y Marina Mercante en el dolor

Fuente: Guillermo C. Torrilla


Luego de 4 días sin combates , Argentina y Gran Bretaña reanudan las hostilidades .

La Armada Argentina burla constantemente el bloqueo aeronaval enviando naves de todo tipo al teatro de operaciones de Malvinas.

Con la colaboración de la Marina Mercante y el grupo de Transportes navales "ELMA" , llega a las islas cruzando todo tipo de peligrosos obstáculos.
Para ello también cuenta con buques civiles confiscados para tal tarea , entre ellos el pesquero de merluzas "Narwal" .

El buque pesquero de bandera argentina “Narwal”, sin armas y en tareas de inteligencia, estaba tripulado por veinticuatro pescadores, su capitán Asterio Wagatta, y un observador militar a bordo, el entonces teniente de navío Juan Carlos González Llanos.
Pintado llamativamente de color rojo anaranjado , pasa disimulado como un buque comercial con la pintura reglamentaria .

Mientras el Narwal navegaba posicionado en 52º 45' Sur y 58º 02' Oeste, fue atacado por dos aviones Sea Harrier de la RAF. Pasado el ataque inicial, parte de la tripulación se disponía a abandonar en balsas el buque averiado cuando en un nuevo raid son destruidas las mismas, quedando únicamente un solo bote para realizar dicho abandono.
Más tarde, el pesquero fue abordado por un helicóptero británico con base en el PAL Hermes al mando del comandante Pollok con personal de comandos.

Gran Bretaña no permitía ningún buque en el área sea de la bandera o empresa que sea , y estaría dispuesta a atacar sin previo aviso .

El buque pesquero Narwal se hundió al día siguiente mientras era remolcado. Entre los prisioneros, veinticinco en total, hubo un fallecido, el contramaestre Omar Alberto Rupp, resultando doce hombres heridos. Otras fuentes afirman que la nave fue dinamitada por el SBS para ser hundida en el lugar y así no permitir un nuevo uso .

Omar Alberto Rupp fue el único argentino muerto a partir del hundimiento del buque pesquero Narwal, llevado a cabo por la Royal Air Force durante la Guerra de las Malvinas.

Omar Rupp , nació en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina, descendiente de alemanes del Volga.
Originalmente, el Narwal era un buque pesquero, sin embargo, durante su estancia en Mar del Plata, la Armada Argentina lo envió con toda su tripulación al sur de las Islas Malvinas durante la guerra para que informaran de todo lo que veían. Antes de partir, el capitán le comunicó a Omar Rupp que podía ir a Bahía Blanca a conocer a su primer hijo, recién nacido, pero él respondió que"... iría cuando estuvieran de regreso...."

El Narwal tenía orden de simular que pescaba en la zona de conflicto, y lo hizo por alrededor de 10 días. No obstante eso, fue identificado como "spyship" o buque espía por las fuerzas de Gran Bretaña , y hundido el 9 de mayo de 1982.

Ya sin piernas, tendido en el suelo y con los ojos llenos de lágrimas, las palabras de Rupp al capitán mientras moría se hicieron famosas:

- "Capi, no voy a poder ver a mi hijo....".

Omar Alberto Rupp es ahora el nombre de varias plazas, escuelas y monumentos de Argentina. Su hijo, de 25 años, ha estado presente en los homenajes e inauguraciones de los diferentes sitios que llevan su nombre.

Un Helicóptero Puma AE-505, perteneciente al Batallón de Aviación Combate 601 del Ejército, se dirigía al lugar donde estaba hundiéndose el buque para rescatar a los sobrevivientes cuando fue abatido por un misil Sea Dart disparado desde el destructor tipo 42 Coventry . Los restos del helicóptero y la tripulación no fueron encontrados ya que cayeron al océano en proximidades de la Isla de los Leones Marinos.
Los tripulantes del Helicóptero Puma fueron condecorados con la medalla "La Nación Argentina al Valor en Combate" (Post Mortem).
Teniente 1º Roberto Mario Fiorito
Teniente 1º Juan Carlos Buschiazo
Sargento Raúl Dimotta

El mismo sábado 9 de mayo de 1982
en una incursión aérea por parte de la FAA
dos A-4C Skyhawks de la IV Brigada aérea
intentaban golpear a la Royal Navy .
Fueron interceptados por el poderoso destructor HMS Coventry que disparó varios misiles Sea Darts , los cazas argentinos lograron evadir el ataque.
Pero ambos aparatos al ir tan velozmente y al ras de la superficie se estrellaron contra la South Jason Island .
Muriendo en el ataque los Tenientes Casco y Farías que serían las primeras víctimas del asesino destructor .