martes, 5 de agosto de 2014

Operación Condor: Detalles del secuestro del vuelo AR 648

OPERACION CONDOR

Primer desembarco en Malvinas

En 1966, un grupo de jóvenes nacionalistas, liderados por Dardo Cabo –que más tarde sería dirigente montonero, asesinado por la dictadura militar–, protagonizó la primera ocupación de las islas Malvinas, luego de desviar un vuelo de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Río Gallegos. Fueron detenidos, junto con Héctor Ricardo García, que editaba “Crónica”, auspiciaba el viaje y había tomado fotos del entonces Puerto Stanley. Aquí los testimonios de un comando y del copiloto y la azafata del vuelo AR 648, desviado mientras visitaba Buenos Aires el príncipe de Edimburgo, el marido de la reina Isabel.



Por Marcelo Zavala | 03.04.2010 | 04:13

—No se muevan. No toquen la radio. El avión está tomado.

—Muchachos, no jodan. Vuelvan a sus asientos.

—Obedezcan mis órdenes y nadie saldrá herido. Somos el Comando Cóndor. Usted, coloque el rumbo uno-cero-cinco. Nos dirigimos a las Malvinas.

—Ustedes están locos. No tenemos idea de la distancia y no podemos calcular el consumo de combustible. No podemos arriesgarnos.

—Les advierto que somos 18 patriotas que estamos dispuestos a morir en el intento. Mi nombre es Dardo Cabo y a partir de este momento soy quien imparte las órdenes. Hagan rápido los cálculos necesarios para llegar a las islas.
 
—Flaco, quitá el trabuco de mi cabeza porque, apuntándome, dos más dos me da seis, no puedo calcular nada, y así no llegaremos a ninguna parte.

El 28 de septiembre de 1966 18 jóvenes –17 varones y una mujer– secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Río Gallegos, y lo obligaron a desviarse a las islas Malvinas, al mismo tiempo que llegaba al país el príncipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel de Inglaterra, a jugar un partido de polo con el dictador Juan Carlos Onganía, entre otras actividades.

La Operación Cóndor estaba planeada para finales de octubre, pero la visita del príncipe la adelantó. Elaborar el plan demandó diez meses. Una vieja casona en la Capital Federal sirvió de refugio para reunirse y esconder armas.

Fernando Aguirre, integrante del grupo. dice que la idea original era comprar todos los boletos del vuelo AR 648 para evitar problemas con los pasajeros, “pero el dinero no alcanzó”, y revela que la operación fue financiada por el empresario metalúrgico –ya fallecido– César Cao Saravia, amigo de Juan Domingo Perón.

La noche de la partida, todos los integrantes del grupo coincidieron a las 23 en la sala de preembarque del Aeroparque Metropolitano. Aguirre llevaba armas y explosivos en su bolso.

Media hora más tarde, los cuarenta y tres pasajeros y seis tripulantes abordaron el Benjamín Matienzo con destino a la Base Aeronaval de Río Gallegos. El comandante Ernesto Fernández y su copiloto, Silvio Sosa Laprida, anunciaron a los pasajeros que el tiempo estimado de vuelo era de ocho horas y media.

El operativo comenzó a las seis de la mañana, cuando el avión sobrevolaba Puerto Deseado. Cuatro hombres se levantaron abruptamente de sus asientos: Dardo Cabo y Alejandro Giovenco irrumpieron en la cabina y Juan Rodríguez y Pedro Tursi se dirigieron a la cola del avión y encerraron en el baño al comisario de a bordo, Raúl Ferrari.

El comandante y el copiloto intentaron disuadir a los secuestradores, pero Cabo les dijo que en Buenos Aires había “compañeros” que tomarían represalias contra sus familiares si ellos no obedecían.

Sosa Laprida recuerda que la violencia sólo fue verbal. “Nos hablaban firmemente pero nunca nos insultaron. Aunque ignorábamos si podíamos llegar. Estábamos seguros de que alejarse de la costa era como tirarle de la cola a un león.” Por su parte, los pasajeros habían comenzado a inquietarse. Al único que se le contó la situación fue al entonces gobernador de Tierra del Fuego, contraalmirante José María Guzmán.

La azafata, Francesca Lazzarini, se percató de los hechos mientras preparaba el desayuno. “Observé que algunos pasajeros se cambiaban de ropa y pensé que se trataba de una broma. Invité a sentarse a un hombre que estaba parado en la puerta del baño.”

La respuesta fue poco amigable: “No. Yo me quedo acá porque el avión está tomado”. Francesca recuerda que se rio hasta que le enseñaron al comisario de a bordo encerrado en un baño y, entonces, decidió que lo mejor que podía hacer era cumplir con su trabajo y atender a los pasajeros. La única voz que se alzó fue la de un integrante del grupo comando que reclamaba por su desayuno. “Señorita, ¿a nosotros cuándo nos va a servir? La réplica fue inmediata: “Para los que secuestran aviones no hay desayuno”. Francesca aún hoy permanece indignada.

Mientras tanto, los pilotos intuían que estaban cerca de las islas. Volaban entre las nubes y el mar hasta encontrar las rompientes que indicaran la proximidad de tierra.

“De pronto nos encontramos volando sobre un mar negro con grandes olas y tan cerca, que tuvimos que nivelar rápidamente el avión, porque parecía que las íbamos a tocar”, dice Sosa Laprida.

Aterrizar con el Douglas DC4 exigió maniobras acrobáticas. La experiencia de los pilotos y la cuota de fortuna necesaria permitieron hacerlo en un improvisado hipódromo. Los ingleses declararon que fue un verdadero milagro. La única avería: la rueda derecha delantera del avión se incrustó en la turba de la ocasional pista.

En tierra, el frío, sumado a una densa llovizna, era terrible. Si bien los comandos tenían ropa de abrigo, no contaban con alimentos que aportasen calorías, y el vuelo no llevaba comida porque el trayecto no incluía la cena.

Los primeros instantes en Malvinas fueron de un gran nerviosismo. No bien se detuvo la nave, los comandos “se tiraron” del avión por una soga. Francesca asegura que a uno de ellos se le escapó un tiro. En la isla reinaba la confusión. En principio, creían que el avión había entrado en emergencia. Encima, ninguno de los cóndores hablaba inglés, lo que aumentaba el desconcierto. “No sabían ni decir buenos días, entonces designaron a Ferrari como traductor”, dice Francesca.

Cada uno tenía una tarea asignada. “Primero formamos un círculo para esperar las órdenes de Cabo. Después, desplegamos siete banderas argentinas y tomamos de rehenes a unos quince pobladores”, dice Aguirre.

Cabo y su pareja, María Cristina Verrier, fueron a la casa del gobernador a pedirle la rendición. “Los sacaron cagando”, dice Aguirre. “El inglés no los tomó en serio. Les dijo que las islas pertenecían al imperio británico, los acusó de bandidos y por último les exigió que entregaran las armas.”

Mientras esto sucedía, el comandante aprovechó y, con la ayuda de un sacerdote católico holandés que se había acercado al lugar, evacuó a los pasajeros y los alojó en viviendas cercanas a la pista.

Ese permiso de evacuación produjo una grieta en el grupo comando. Algunos sostenían que dejarlos ir era arriesgar el pellejo. Otros opinaban que el objetivo estaba cumplido y que no tenía sentido retenerlos en el avión. Pero los duros advertían: “Acá no vinimos a joder, y si nos pasa algo, estos tipos se mueren”.

Aguirre admite que no existía en ese momento otra posibilidad que rendirse. “Las colinas estaban repletas de gente armada y no teníamos alimentos. Habían pasado cuarenta horas y teníamos información de que el gobierno argentino nos había librado a nuestra suerte. La situación era insostenible.”

La rendición cobraba forma. Antes de entregarse “ante la Iglesia Católica”, el grupo entonó el Himno Nacional y escuchó una arenga de Dardo Cabo (“Hemos cumplido el objetivo. Hemos cumplido la misión”) También, puso a salvo las banderas. Luego, abandonó el avión.

Todos fueron detenidos y alojados en la iglesia del padre Rodolfo Roel hasta el día que fueron embarcados con destino a Ushuaia, junto al resto de los pasajeros, en el barco de bandera Argentina Bahía Buen Suceso.

Entre tanto, los ingleses discutían con las autoridades argentinas qué hacer con los detenidos, mientras la policía de la isla aumentó el número de detenidos.

Apresó al periodista Héctor Ricardo García mientras paseaba por las calles con su cámara fotográfica al hombro. Recién recuperó su libertad luego de ser indagado por el juez federal Miguel Angel Lima en Ushuaia.

Los integrantes de la Operación Cóndor fueron condenados el 26 de junio de 1967: por privación ilegítima de la libertad y tenencia de arma de guerra. Una semana después, el Douglas DC4 de Aerolíneas regresó, luego de que se convenciera a los ingleses, que pretendían quedarse con la nave para armar una biblioteca, y después conseguir barriles de nafta que reemplazaran los cuatro que habían sido enviados adulterados desde la Argentina.

En definitiva, los comandos cumplieron su sueño. Llegaron a Malvinas de sorpresa, izaron la bandera argentina y cantaron emocionados el Himno Nacional. Para Aguirre fue “un verdadero acto de soberanía que se hizo sin lastimar a nadie y sin producir daños”. La provincia de Buenos Aires les otorgó en 2009 una pensión equivalente a tres sueldos básicos de la administración pública provincial.


Perfil.com

lunes, 4 de agosto de 2014

Una bandera de 15 metros en el museo de Malvinas

Incorporan al Museo Malvinas una extensa bandera nacional que fue desplegada en las islas

La bandera argentina de 15 metros pasó a patrimonio del museo en un acto que contó con la presencia de Daniel Filmus, secretario de Estado para Asuntos relativos al archipiélago que Gran Bretaña usurpó en 1833.




La bandera es un trozo de una mayor, de 200 metros de largo, llena de inscripciones demostrativas de amor a la patria, que recorrió anteriormente el país desde La Quiaca hasta Ushuaia y desde el Mar Argentino a los Andes, y que también fue exhibida en el curso del acto.

En su inicio, el director del museo, Jorge Giles, presentó a los autores de la instalación, Maridel Cano y Abel Acevedo, vecinos de la pequeña localidad de Costa del Este, en el Partido de la Costa, provincia de Buenos Aires.

Acevedo y Cano -explicó Giles- fueron "el corazón y el alma" del proyecto "Patria mía", una bandera itinerante sobre la que todos los que lo desearan pudieran escribir frases de amor a la patria.

Se trató de una iniciativa que contó con el pleno apoyo del intendente del Partido de la Costa, Juan Pablo de Jesús, y que se inició en el jardín de su casa con una bandera de 40 metros.

Acevedo dijo que en realidad no se trataba propiamente de un pabellón, sino de una "tela de bandera", explicando que la diferencia es que si aquella no se puede escribir, ensuciar y ni siquiera lavar, la segunda puede ser utilizada como soporte de una expresión artística.

Esta misma distinción semántica la recordaría minutos después el veterano de guerra Walter Goñi, jefe de Gabinete del Municipio de la Costa , al recordar que debieron explicársela en inglés tarzanesco al vista de aduanas de Puerto Argentino (Port Stanley) para que autorizara su ingreso.

"Si estaba llena de leyendas de ningún modo podía ser una enseña nacional", dijo que argumentó entonces con éxito.
Visiblemente emocionada, Maridel Cano, recordó a la inmigrante boliviana que agradeció de rodillas sobre el paño haber tenido dos hijas argentinas.

Goñi repasó los preparativos del viaje a las Malvinas, que se iniciaron casi dos años antes, en noviembre de 2011, y cómo la bandera fue creciendo hasta llegar a los 200 metros.

El subdirector del museo, Mario Volpe, también veterano de guerra, recordó que combatió en el Monte Longdon, en las afueras de Puerto Argentino, dónde entre el 11 y el 12 de junio de 1982 perdieron la vida 36 compañeros suyos.

Enfatizó Volpe que el Reino Unido mantiene en las Malvinas una enorme base militar no para defender a los 3.000 kelpers que las habitan sino para controlar todo el Atlántico Sur.

Cerró el acto el ex senador Filmus, quien destacó que "si gente de otro país asistiera a esta ceremonia, posiblemente no entendería  la emoción a flor de piel que nos embarga".

Explicó seguidamente que esa emoción se debe "a que no estamos completos, y eso realmente nos duele, es una herida que llevamos permanentemente".

Filmus destacó la importancia de la existencia del nuevo museo: "¡Qué suerte que exista este museo! Si no quizá no tendríamos dónde guardar y preservar esta bandera. Que representa el futuro, la esperanza que nos anima. De que algún día, más temprano que tarde, las Malvinas se reintegren a la soberanía cotidiana".

"El mejor homenaje (a quienes murieron en las islas) es crear las condiciones para recuperarlas, lo que debe hacerse por métodos pacíficos y con mucha perseverancia", concluyó el secretario de Estado.

El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur se encuentra dentro del predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), dónde funciona hoy el Espacio para la Memoria


Telam

domingo, 3 de agosto de 2014

El espionaje del ELMA Río de la Plata

La misión del ELMA Río de la Plata



El Capitán de Ultramar de la marina mercante argentina  Carlos Benchetrit relata por primera vez su casi suicida misión de espionaje a la flota inglesa concentrada en la isla de Ascensión, días antes de que esa poderosa formación partiera rumbo a los mares del sur argentino.

Benchetrit ha guardado como testimonio de su inolvidable experiencia el radiotelegrama por el cual las autoridades de la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), en lunfardo, le ordenaban poner fin con premura su misión de espionaje.

Como es el caso de la arriesgada misión que le correspondió como capitán del buque mercante ELMA “Río de la Plata” (buque en el que navegaría durante once años) en abril de 1982, que consistía en espiar (huérfano de todo apoyo naval o aéreo) a la poderosa Fuerza e Tareas Británica que se estaba concentrando en la “Isla de Ascensión” para caer sobre las fuerzas argentinas en las “Islas Malvinas”.

El Hombre y sus circunstancias

A comienzos de ese crucial mes de abril de 1982, el capitán Benchetrit comandaba el Río de la Plata en un viaje desde Finlandia a Bilbao, que era su última escala de carga antes de emprender el regreso a Buenos Aires. El 5 de abril, navegando en aguas internacionales próximas a la costa inglesa, captó una transmisión de la TV británica que mostraba la partida desde la "Base Naval de Portsmouth" de los portaaviones HMS “Invincible” y HMS “Hermes” en medio de una euforia popular.

Nada le hacía prever, todavía, que iba a tener que estar peligrosamente cerca de las unidades de la Fuerza de Tareas, que entonces observaba cómodamente por televisión. "Esto fue una verdadera coincidencia -relata-, y ocurrió antes de recibir el primer mensaje cifrado desde Buenos Aires. No me había imaginado para nada mi posible participación en el conflicto, no estaba mentalizado en lo más mínimo para verme involucrado en la guerra que se venía."



Buena parte de la formidable flota reunida apresuradamente por los ingleses en nuestra contra, se concentró en la isla de Ascensión, ubicada a más de 3000 millas de las islas Malvinas.

El 19 de abril, dejado atrás el puerto español de Bilbao, el ELMA "Río de la Plata" navegaba plácidamente hacia Buenos Aires. Poco antes de la medianoche, y a la altura de la Isla Do Fogo (en Cabo Verde), las cosas se empezaron a complicar para su capitán. A esa hora, imprevistamente, llegó un telegrama cifrado de ELMA.
"El telegrama decía -cuenta Benchetrit- "Ir a la isla de Ascensión para hacer avistajes".
Debía mantenerme a 12 millas por seguridad y reportar todo lo que veía. Si bien es habitual que en época de guerra se use así a las unidades de la marina mercante, yo pensé por primera vez que nos íbamos a convertir en civiles cometiendo un acto de espionaje.

Se inician las operaciones de Espionaje

El 23 de abril de 1982, tras una marcha a toda máquina, el Río de la Plata llegó frente a la isla de Ascensión alrededor de las 17. Antes pasó frente a un buque de guerra inglés que realizaba prácticas junto con un submarino. Ambos ignoraron al mercante argentino. "Cuando llegamos a Ascensión -relata el marino- no podíamos creer que pudiese existir una concentración de buques de guerra como la que veíamos ante nuestros ojos. Había de todo allí.

Como los barcos ingleses tenían un alcance bastante largo en sus comunicaciones, entramos con el VHF abierto y empezamos a escuchar las conversaciones de barco a barco. Además, colocamos un grabador de cinta ubicado junto a la radio para grabar las conversaciones entre los buques o entre éstos y la isla. En base a ello pudimos saber qué buques zarpaban, qué es lo que hacían, qué intenciones tenían. Todo lo hablaban para nosotros con una libertad absoluta. Claro, ninguno en la escuadra inglesa se imaginaba que alguien pudiera estar escuchándolos. Nosotros estábamos bastante lejos de su visión, mucho antes de llegar a las 12 millas, y sin embargo, ya nos llegaba todo lo que decían."



Pronto, el capitán Benchetrit se había hecho un valiosísimo cuadro de situación sobre los buques reunidos por entonces en Ascensión (que eran cerca de quince). Ya sabía cuáles eran, y hasta el nombre de quienes los mandaban. Luego, incluso, los pudieron observar con binoculares. "La tarea se pudo precisar -agrega el marino- porque en ese viaje contábamos con una ayuda crucial, la de un segundo oficial, Armando Busto, que había sido personal de la marina de guerra y estaba muy familiarizado con los distintos tipos de barcos. Gracias a sus conocimientos, a lo que observábamos con los binoculares, a lo cotejado en el nomenclador y a lo que captábamos de las comunicaciones entre los barcos, pudimos unir bastante bien las piezas del rompecabezas."

Habiendo enviado esa misma noche un mensaje cifrado con los datos reunidos, Benchetrit dirigió su nave hacia Buenos Aires, creyendo, ilusoriamente, que su fugaz misión de espionaje naval había terminado allí. Se equivocaba.

Segunda operación de Espionaje

Tras haber dejado a Ascensión 300 millas atrás, el capitán Benchetrit recibió un nuevo telegrama de ELMA, en el que luego de reconocer lo valioso del espionaje realizado se le ordenaba regresar a la isla para obtener nuevos datos de los buques británicos, y de ser posible, fotografiarlos.

Llegaron a Ascensión por segunda vez al caer la noche, tras disimular la apariencia de la nave cambiando las luces, nuevamente con el VHF abierto y el grabador listo para registrar el menor murmullo proveniente de la Task Force. "Sin perder tiempo inspeccionamos la isla -relata el marino-, pero esta vez bien de cerca, con el barco no totalmente a oscuras (porque los radares del enemigo podían sospechar). Ordené disimular las luces, y modifiqué las posiciones de las de los palos, que son las que dan la sensación de la distancia del buque. Achiqué todas las luces y el resto lo oscurecí totalmente para que pensaran que éramos un pesquero."

Los argentinos hicieron su incursión en las proximidades de la isla y notaron que había mucho movimiento en el aeropuerto, con helicópteros que entraban y salían. Pero los buques estaban todos en silencio. Finalmente se acercaron hasta 3 o 4 millas de las naves inglesas, que fue el momento en que aprovecharon para fotografiar todo lo que pudieron.



"No usamos una Polaroid como se comentó en su momento -aclara el marino-. como no teníamos elementos, apenas unas simples maquinitas, improvisé un teleobjetivo poniendo el objetivo del prismático en el de la cámara. En ese momento ubicamos a la flota inglesa y comenzamos a disparar fotos. Vimos a la fragata HMS "Antelope", a los Buques Transporte de Tropas HMS "Sir Galahad", y HMS "Sir Tristan", entre otros buques. Ahí pudimos ubicar también al enorme Buque de Pasajeros RFA "Canberra", sobrevolado en todo momento por helicópteros "Sea King", hasta que uno de ellos comenzó a sobrevolarnos amenazadoramente a nosotros."

Reacción Británica

Así empezó la oleada de helicópteros que venían hacia nosotros, se quedaban un rato encima y luego se volvían. Yo temía que nos dispararan o nos capturaran. Por las dudas, para que no encontraran ninguna prueba del espionaje realizado, junté todo los papeles, documentos y códigos y los metí en una bolsa, dispuesto a fondearlos en el momento que quisieran abordar el barco.

En medio de estas conjeturas llegó un telegrama cifrado de ELMA con un error en el código. Dispuse no usar la radio. Nos quedamos quietos, y así pasó el tiempo hasta que nos enviaron un nuevo telegrama, en lunfardo, pensando que no habíamos recibido el anterior.
Lo desciframos y decía: "Retírese de inmediato a Montevideo..."
¡Qué ironía!, quedaba suspendida la operación cuando ya la habíamos realizado y teníamos al enemigo encima. El telegrama nos había llegado tarde. Finalmente nos alejamos de la flota como pudimos, navegando siempre con las señales de movimiento electrónico interrumpidas, esperando a cada minuto un ataque.

Conservo una grabación de esos momentos, justo cuando el Comodoro Clapp (desde el Buque de Desembarco Dique HMS Fearless) le pedía al capitán de la Fragat HMS "Antelope" que nos capturara. Hay que oír con qué delicadeza se lo pedía: "Según su criterio, sin interferir en sus planes", le decía, a lo que el comandante del buque mencionado contestaba que "iban a hacer todo lo posible y que dentro de unas horas volverían a comunicarse". Todo eso mientras nosotros escuchábamos y ya nos veíamos ametrallados y camino al fondo del mar. Era una sentencia de muerte suspendida, porque no teníamos ni armamento para defendernos, ni velocidad para esquivarlos. Si nos alcanzaban, estábamos listos", concluye Benchetrit.

En la retirada, siempre con la preocupación por el probable ataque de la fragata inglesa (que nunca se produjo), el ELMA "Río de la Plata" marchó hacia Montevideo y luego rumbo a Buenos Aires. "Cuando nos estábamos relajando con el paso del tiempo -agrega su capitán-, una noche apareció un eco en nuestro radar. Como estábamos muy cerca vimos pasar la sombra de un buque de guerra.
Supongo que iba en dirección a la isla de Ascensión. También pensé en ese momento que podía dirigirse a la isla de Trinidad, al nordeste del Brasil. Tuve la idea de que los ingleses podían haberse metido en esa isla de valor estratégico.
De todos modos, cuando luego pasé por el lugar lo revisé a una milla de distancia y no encontré absolutamente nada. Recuerdo también que al día siguiente un avión de combate inglés nos hizo un vuelo tan rasante que llegué a pensar que iba a chocar con uno de los palos del barco."

Lunfardo en la BBC

Durante toda su misión, el buque argentino había estado en comunicación con el gerente de operaciones de ELMA. Los mensajes llegaban en lunfardo para despistar a los ingleses. Así, por ejemplo, el radiotelegrama del 26 de abril dirigido "al capitán del Río de la Plata" rezaba:

"Bencho picatela al socaire macacos sin demora, mañana chamuyá como era el quía que te ojeó. Un abrazo. RADIVOJ".



"A nosotros lo del lunfardo no nos hacía ninguna gracia -agrega Benchetrit- porque mientras viajábamos desde Finlandia a Bilbao habíamos estado escuchando la BBC, lo que era la mejor forma de enterarnos de las novedades (además era bastante objetiva), y con gran sorpresa descubrimos que uno de sus programas estaba dedicado a dictar nada menos que clases prácticas de lunfardo argentino. Yo esperaba que los de la Task Force no hubieran estado sintonizando el mismo programa."

Finalmente, y sin materializarse ningún ataque al buque argentino, el Río de la Plata, tras detenerse en Montevideo, emprendió rumbo a Buenos Aires, donde entregó todo el material recolectado (fotos, cintas, etc.) a ELMA, que lo pasaría de inmediato a la Armada Argentina.
"Cuando llegamos a Buenos Aires -afirma Benchetrit- recibí el reconocimiiento del departamento de Inteligencia Naval de la Armada por nuestra actuación: un plato con una inscripción y un diploma."
Su raid de espionaje de la escuadra inglesa, por supuesto, no había pasado inadvertido, como lo atestigua un ajado recorte de La Mañana, de Montevideo, del 26 de abril de 1982, que hablaba de un "presunto buque espía de Argentina" refiriéndose específicamente al Río de la Plata.

Aunque los britanicos bloquearon posteriormente  ingreso del capitán a territorio ingles por considerarlo incurso en acciones de guerra.y aunque resulta difícil de creer, Bencherit y su valerosa tripulación jamás fueron reconocidos como VGM por los posteriores gobiernos argentinos hastala actualidad.

Fuente:
La Nacion
Sacado de: www.taringa.net

Esto ha sido reproducido de Conflicto de Malvinas

viernes, 1 de agosto de 2014

Biografía: Michael Clapp (UK)


Capitán Michael Clapp CB RN 1932 - 



Michael Clapp se unió a la Royal Navy en 1950 de la universidad de Marlborough. Como guardiamarina, sirvió en el Lejano Oriente durante la campaña de Corea. En 1954 fue internada oficial de la captura de un caique corriendo armas en Chipre. En 1955, fue nombrado como No. 1 Curso de larga Observer, esperando a especializarse en la guerra antisubmarina. Su primera gira de vuelo operacional fue, sin embargo, con la detección temprana aerotransportada 849 Escuadrón. En 1959, después de una serie de cursos de vuelo, que se envió a Ferranti Ltd para ayudar en la prueba de volar el sistema de armas para el Buccaneer Mc 1, finalmente unirse 700 Z de vuelo, la Unidad de Ensayos de vuelo intensivo.
En 1962, él era el Observador Principal de 801 Escuadrón, entonces el primer operativo Mc 1 Buccaneer escuadrón. Se embarcaron en el HMS Ark Royal y Victorious y navegaron por el Lejano Oriente y ensayos tropicales que vuelven a casa en enero de 1964. Regresó al Lejano Oriente al mando del HMS Puncheston, un dragaminas, durante la confrontación de Indonesia, cuando fue mencionado en los despachos.
A finales de 1965 tomó el mando del 801 Escuadrón ahora equipado con el Buccaneer Mk 2. El Escuadrón se embarcó de nuevo en el HMS Victorious y navegó para el Lejano Oriente y ensayos tropicales.
Después de una breve estancia en el establecimiento de Guerra Conjunta, que tenía dos órdenes de barcos, el HMS Jaguar y HMS Leander. También completó dos giras en el Estado Mayor Naval de la MOD y uno como el oficial ejecutivo del HMS Norfolk completar ensayos Exocet en Toulon. Posteriormente fue Director del Estado Mayor Naval de Entrenamiento Operacional Paritaria Marítima.
En 1981 fue nombrado comodoro Anfibio La guerra y ordenó a los aterrizajes y operaciones de bajura en el conflicto de las Malvinas en 1982 por la que se tomó la CB.

Falklands War 1982

jueves, 31 de julio de 2014

Biografía: Carlos Büsser (IMARA)


Carlos Büsser

Büsser en 2012, de civil.
Contralmirante
Años de servicio 1947 - 1983
Apodo "Conejo"
Lealtad República Argentina
Servicio/rama Armada de la República Argentina
Unidad Comando de Infantería de Marina
Mandos Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Furzas Armadas (1983)
Participó en Guerra de las Malvinas (1982)
Nacimiento 10 de enero de 1928
 Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina1
Fallecimiento 29 de septiembre de 2012 (84 años)
 Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Ocupación Licenciado en Administración1

Carlos Alberto César Büsser (nacido en Rosario, Provincia de Santa Fe, el 10 de enero de 1928 - fallecido en Buenos Aires el 29 de septiembre de 2012) fue un militar perteneciente a la Armada de la República Argentina que alcanzó el grado de Contralmirante.


Carrera

De muy joven se incorporó a la Armada Argentina en la Escuela Naval Militar, integrándose a la Infantería de Marina, en 1947, egresando en 1951. En septiembre de 1955, siendo teniente, tomó parte en los combates que tuvieron lugar en la Base Naval de Río Santiago, a las órdenes del Almirante Isaac Francisco Rojas, contra las fuerzas gubernamentales del General de Brigada Heraclio Ferrazzano, durante la Revolución Libertadora, al frente de un pelotón de Infantería de Marina.

Büsser fue secretario personal del Almirante Emilio Massera antes del último golpe de Estado. En 1976 fue Subsecretario Operativo de la Secretaría de Información Pública en el gobierno de facto del Teniente General Jorge Rafael Videla. Comandó en 1977 la Fuerza de Tareas 2 que actuó en la zona de Bahía Blanca en el marco del terrorismo de Estado.2

Guerra de Malvinas

En 1982, con la jerarquía de contraalmirante, estuvo a cargo de la Operación Rosario en la cual el Batallón de Infantería de Marina Nº 2 que se encontraba a sus órdenes operativas y que contaba entre sus hombres destacados con la presencia del Capitán de Fragata Pedro Edgardo Giachino (único caído en la operación) y el Teniente de Navío Buzo Táctico Diego Fernando García Quiroga el 2 de abril desembarcó en las Islas Malvinas y logró la rendición del gobernador británico Rex Hunt.



Jefe del Estado Mayor Conjunto

Luego de la guerra, el 20 de septiembre de 1982, fue designado Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, cargo que ejerció hasta el 15 de diciembre de 1983, cuando pasó a situación de retiro efectivo.3

Juzgamiento político

Desde 2009 se encontraba en prisión domiciliaria a la espera de un juicio por su presunta participación en delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1983, durante el último régimen militar en Argentina.2 4 5

Fallecimiento

Falleció a los ochenta y cuatro años de edad el día sábado 29 de septiembre de 2012 a causa de un infarto en su domicilio de la Ciudad de Buenos Aires.5 Cuatro días después, el 3 de octubre de 2012, falleció su mujer Delia Niemitz de Büsser.6

Wikipedia

miércoles, 30 de julio de 2014

Biografía: John Curtiss (UK)


Mariscal del Aire Sir John Curtiss KCB KBE 1924-2013 




Había volado como un navegador con el comando del bombardero en la Segunda Guerra Mundial, voló con la fuerza de transporte aéreo y más tarde se especializó como navegante caza nocturna. Sirvió en una base nuclear V-bombardero estratégico y ordenó más adelante una gran base aérea de la RAF en Alemania en el apogeo de la Guerra Fría. Después de servir en una cita de alto nivel en el n º 11 (Fighter) Group, fue nombrado como Oficial Comandante del aire (AOC) no 18 Grupo donde comandó los medios aéreos marítimos de la Royal Air Force.
Curtiss tenía su cuartel general en Northwood, al oeste de Londres, co-ubicada con C-in-C de la flota, almirante Sir John Fieldhouse. Los dos hombres entablaron una fuerte relación y amistad, y ambos sabían cómo mezclar el humor con la determinación y la atención al detalle. Tan pronto como el gobierno de Margaret Thatcher autorizó la formación de un grupo de trabajo naval para recuperar las Malvinas después de la invasión argentina en abril de 1982, Fieldhouse fue nombrado Comandante de la Fuerza de Tarea 317 y Curtiss se hizo su Comandante Aéreo.
Él ordenó una amplia gama de aviones operativos, pero gran parte de la actividad de la RAF era encubierta. Nimrods realizan incursiones de vigilancia marítima y patrullas en apoyo de la Flota mientras navegaba al sur y aviones de transporte Hércules comenzó a llevar suministros a la isla de la Ascensión, el único campo de aviación de ensayo, situada casi exactamente a medio camino a lo largo de los 8.000 kilómetros que separan a Gran Bretaña de las Malvinas. Sin sola pista larga de la isla, la capacidad de la RAF para apoyar el Grupo de Trabajo habría sido mínima.
Con tales distancias prodigiosas involucrados, la necesidad de reabastecimiento en vuelo se convirtió en primordial. Nimrod, Hercules y Vulcano bombarderos, y sus tripulaciones, fueron convertidos a toda prisa a la función, y la gran fuerza de los petroleros de Victor en Ascensión convirtieron fundamental en apoyo de todas las operaciones aéreas. Esta capacidad permite Nimrod, y los vencedores, para llevar a cabo misiones de reconocimiento profundo de las vastas regiones del Atlántico Sur y Hércules eran capaces de soportar el Grupo de Trabajo, ya que se acercó a la zona de operaciones.
Fundamentalmente, permitió que los bombarderos Vulcan para atacar aeropuerto de Puerto Stanley y sus defensas. Como las operaciones se incrementaron, RAF Harrier aviones de ataque a tierra voló directamente de la Ascensión para reforzar los escuadrones navales en los portaaviones en la zona de combate.
Las limitaciones en la Ascensión hacen la necesidad de identificar las prioridades esenciales y Fieldhouse y Curtiss decidieron éstos en consulta con el Comandante de la Fuerza de Tarea. Una vez que comenzó el conflicto, era la tarea del Curtiss para mantener Ascensión reabastecido, además de montar las misiones de largo alcance para apoyar al grupo de trabajo en el área de operaciones. Asimismo, reconoció la posibilidad de un ataque contra la base de la isla y se despliega Phantoms y Harriers para proporcionar una capacidad de defensa aérea y de los escuadrones de la RAF Regimiento de defensa terrestre.
Una vez que el conflicto había terminado, aún queda mucho por hacer. Ascensión tuvo que ser mantenido y, dos semanas después de la rendición, Curtiss voló a las Malvinas, donde la pista de aterrizaje en Stanley tuvo que ser reparado y equipado con las ayudas al aterrizaje para permitir la RAF Phantoms para desplegar para proporcionar cobertura de defensa aérea. También identificó los sitios para las unidades de radar permanente y de misiles de defensa aérea.
Curtiss reconoció que el papel de la RAF se mantuvo en gran parte oculta de la mirada pública, debido a la necesidad de mantener a la Isla Ascensión seguro, pero él consideraba la campaña sea un buen ejemplo de estrecha colaboración entre los servicios en todos los niveles. Él era fuerte en sus elogios de los notables esfuerzos de los ingenieros y personal de apoyo en el ejército y en la industria. En particular, destacó la importancia vital de reabastecimiento en vuelo y comentó que "sin él, la RAF fue impotente a larga distancia". Por sus servicios como Comandante Aéreo fue nombrado KBE.
John Bagot Curtiss nació el 6 de diciembre de 1924. Se educó en Radley College y Collegiate School Wanganui en Nueva Zelanda antes de asistir a Worcester College, Oxford. Se unió a la Royal Air Force en 1942 y se formó como un navegador.



Voló operaciones de bombardeo sobre Alemania con los Escuadrones números 578 y 158, volando Halifaxs. Se unió a la fuerza de transporte aéreo y en 1949 fue ascendido a comandante de vuelo en un escuadrón York, completando 263 viajes de regreso volando suministros a Berlín durante el bloqueo soviético de la ciudad.

En 1953 Curtiss se convierte a una función de cazador nocturno y voló en aviones Meteor y Javelin con los escuadrones números 29 y 5 , este último proporciona una fuerza de reacción rápida de alerta en Alemania. Después de mando del ala operaciones de la RAF Wittering, el hogar de escuadrones de bombarderos Victor equipados con el misil nuclear Blue Steel, regresó a Alemania como el comandante de la estación en Bruggen, mayor base de operaciones de la RAF. Curtiss logró la introducción de cuatro escuadrones de ataque / ataque fantasma a la base donde voló con las unidades, a menudo la elección de volar con un piloto junior. Él y su esposa eran muy popular entre todas las clases y, como una "persona de personas", fue reconocido como un excelente comandante de la estación que dirigía una base feliz y eficiente.

En 1974 fue nombrado Funcionario Superior de Aire de Personal de la Sede 11 (Caza) Grupo en momentos en que la organización de la defensa aérea de Gran Bretaña estaba experimentando una importante actualización. En 1977 fue nombrado comandante de la RAF Staff College en Bracknell, en donde los oficiales subalternos de alto grado de la RAF, unidos por funcionarios internacionales de la fuerza aérea, fueron capacitados para llenar mando y estado mayor más altos cargos.

Tres años más tarde, en 1980, fue ascendido a mariscal del aire y nombró AOC no 18 Grupo y Fuerzas Aéreas Marítimas comandante de la OTAN, el Atlántico Oriental y el Canal, sin esperar a encontrarse a sí mismo al mando de las operaciones aéreas "fuera del área" durante su última cita en la RAF. Se retiró en 1983.

La carrera de Curtiss fue una gran inspiración para los navegantes de la RAF. Durante su estancia, los nombramientos de comando fueron dominados por los pilotos, pero las habilidades y la experiencia de Curtiss (y otra) no podían ser ignorados y que allanó el camino para una generación posterior de los navegadores para asumir el mando superior.

Al salir de la RAF, fue nombrado director general de la Compañía de British Aerospace Companies. Sus servicios son muy solicitados por las organizaciones benéficas y asociaciones, con Curtiss, no es una mera figura decorativa, teniendo un interés vivo y directo en sus objetivos y el trabajo. Durante 11 años fue miembro del comité ejecutivo de la Liga Aérea y fue Presidente de la Asociación de la tripulación aérea y de la Asociación de Transporte Aéreo de Berlín. Él tenía un gran afecto por Nueva Zelanda, donde algunos de sus familiares vivían.

lunes, 28 de julio de 2014

Operaciones psicológicas en Malvinas

Operaciones Psicológicas en Malvinas


Hay muchas historias de Malvinas que aún quedan sin contar. Particularmente ésta es bastante cuestionada por diversos motivos ya que los mismos británicos no se han puesto de acuerdo si realmente los hechos se sucedieron con normalmente se cuenta. Me refiero a las operaciones psicológicas (PsyOp) que se desarrollaron durante el conflicto, las cuales fueron muy limitadas y con resultados nada destacados.

Por parte del Reino Unido no hubo muchas operaciones psicológicas, de hecho no se le dio mayor importancia y sólo una persona fue asignado a cumplir ése rol que estuvo a cargo del Capitan Roderick Bell, ya que era el único que hablaba perfecto español aunque con una extraña tonada, ya que el idioma lo había aprendido a hablar durante una larga estadía en Costa Rica.

Así en la Isla Ascensión se instaló una emisora radial la llamada “Radio Atlántico Sur” dirigida a las tropas argentinas, la cual no tuvo ninguna relevancia significativa. Emitía noticias, música y algunos llamados a la tropa para que se opongan a sus mandos. Todos los locutores tenían un fuerte acento centroamericano su terminología estaba muy lejos de la comprensión o entendimiento de las tropas argentinas. Su efecto simplemente fue nulo. Aparte la recepción de ésta radio en las Islas no era buena por cuanto las tropas contaban con algunas radios portátiles de corto alcance, y sólo podían captar algunas emisoras argentinas y uruguayas.



Posteriormente y a medida que el conflicto se acercaba a su final, se dispuso nuevamente instar a las tropas a revelarse contra sus superiores y rendirse. La idea era transmitir ese mensaje mediante panfletos o volantes que serían arrojados sobre las posiciones argentinas, y es aquí donde las fuentes británicas entran en conflicto. Por un lado algunos sostienen que al no existir un medio aéreo adecuado para lanzar los panfletos la misión nunca se llevó a cabo y casi unas 12.000 impresiones quedaron a bordo del portaaviones Hermes. Según ésta fuentes, se evaluó la posibilidad de dispersarlos mediante el uso de artillería o incluso de misiles, pero ambas opciones fueron descartadas.

Por su parte otra fuente revela que en las primeras horas de los días 3 y 4 de Junio, dos Sea Harriers sobrevolaron posiciones argentinas lanzando cientos de panfletos montados en coheteras modificadas y en un pequeño compartimiento inferior donde se sitúa el aerofreno. El periódico ingles Daily Mail publicaba en su edición del 4 de Junio que “centenares de soldados argentinos “ se estaban rindiendo tras recibir dos modelos los folletos lanzados por aviones Harriers. Los primeros los instaban a revelarse contra sus superiores y rendirse, en tanto los segundos de color azul les proporcionaban un pase y salvo conducto indicándoles cómo debían rendirse y así obtener “la protección” británica.

Esta historia nunca se pudo corroborar de modo fehaciente. Durante el conflicto y del lado argentino, hubo algunos comentarios o rumores al respecto, pero desde entonces éste tema nunca ha sido tocado o muy conocido por lo que el grado de veracidad sólo lo podrá determinar alguien que haya estado en las Islas y haya tenido contacto con algunos de éstos panfletos. Por otro lado nunca leí o escuche algo referido a que se pueda modificar una cohetera para lanzar folletos.

Si la historia es verídica, tal como sucedió con la radio, las operaciones psicológicas británicas fueron un completo fracaso y estuvieron muy lejanas en efectividad a las que caracterizaron a los british durante la Segunda Guerra Mundial donde montaron operaciones muy exitosas.

Conflicto de Malvinas

domingo, 27 de julio de 2014

¿Portaaviones estadounidenses en ayuda de la Task Force?


¿Hubo una oferta de los norteamericanos?


HMS Illustrious e Invincible,Julio de 1982

La partida del Invincible y del Hermes al Atlántico Sur planteó una pregunta importante en Malvinas y en Gran Bretaña - que pasaría si cualquier portaaviones fuera incapacitado o destruido?.Su presencia era importante en la misión,incluso en palabras del Almirante Woodward que había dicho "si pierdo al Invincible la misión se arriesga severamente, si pierdo al Hermes la misión habrá terminado".
El otro portaaviones del Comando Británico,una nave hermana más antigua del Hermes,el HMS Bulwark,se puso en el dique No 3 del Astillero de Portsmouth,sufría un estudio para ver la conveniencia de enviarlo si la guerra continuaba o en caso de que un portaaviones fuera incapacitado y el trabajo empezó sacándole las bolas de naftalina.
Sin embargo su re-entrada en servicio tardaría algún tiempo y en ese caso la guerra podría haber terminado y en el peor de los casos se podría perder.La otra opción era la finalización de la puesta a punto del Illustrius, que de hecho se completó 3 meses más temprano de lo previsto y después se dio prisa en unos ensayos de mar breves camino al Atlántico Sur,mientras comisionando en ruta (20 de Junio de 1982)ya se le habían colocado los Phalanx como una de las tantas lecciones aprendidas de la guerra  y que previamente no se los había instalado por considerarlos demasiados caros.
El HMS Illustrius llegó a la escena cuando el conflicto acabó pero ya su llegada habría dado a la cansada Flota un empujón significativo.Si uno de los dos portaaviones se hubiera perdido,algo que era probable,las fuerzas británicas se habrían retirado,se habrían re-agrupado y habrían esperado al Illustrius y al Bulwark antes de intentar volver a enfrascarse en un segundo round en las Malvinas.


HMS Bulwark en Singapur,1961  

Aunque nunca se conoció oficialmente,hay informes que durante el transcurso de la guerra los Estados Unidos le ofrecieron a Gran Bretaña el "préstamo" de un portaaviones de su US Navy si llegaba a pasarle lo peor al Invincible o al Hermes.Una fuente sugiere que el portaaviones americano en cuestión era el USS Eisenhower mientras otra fuente sugiera al Keersage.También se mencionan,aunque menos probables,al USS Guam y Oriskany y se rumoreaba que funcionarios de la Armada Real visitaron el astillero de Norfolk para inspeccionar dos Iwo Jima.
Sin tener en cuenta la nave y sin tener en cuenta el tiempo en que se hizo la oferta e incluso es casi cierto que se habría realizado o nunca se habría materializado?,los problemas involucrados con tripular y equipar un navío extranjero de este tamaño por el tiempo de la guerra serían al menos difíciles.
Donde conseguiría la Armada Real la mano de obra para una nave importante de este tamaño?Después de todo estaban y todavía existen diferencias técnicas significantes entre el equipo de la Royal Navy y la US Navy.Hay implicaciones políticas entonces,EEUU y el Reino Unido siempre han tenido una relación especial pero esto estaría empujándolos a un nuevo límite,por apoyar a los británicos los norteamericanos estaban arriesgando las relaciones con América del Sur y adicionalmente el público americano no puede tener la misma resolución para prestar equipo de propiedad estadounidense para luchar una batalla a miles de millas de su país.


USS Eisenhower

Sabemos que equipos de alta tecnología ,y más un portaaviones,no serían expuestos sin una escolta adecuada y es 100% seguro que habrían contado con tripulación norteamericana para llevarlo,eso lo involucraría directamente en la contienda,ni hablar si los argentinos hubiera intentado atacarlo,por menos cosas los EEUU han entrado en guerra y conflictos sin pensarlo.Las dudas surgen si el mencionado buque además de tripulación hubiera llevado aviones y helicópteros y que papel hubieran jugado...solo se defenderían en caso de un ataque?Y la Argentina hubiera acudido a la URSS como ayuda urgente?los soviéticos ya se habrían ofrecido a hundir un portaaviones inglés y darle el crédito a los argentinos,porque no hundir un jugoso blanco norteamericano?
La conclusión es que la Superpotencia hubiera intervenido si se llegaba a suceder un segundo round en Malvinas,habría mandado buques y personal ya sea para bloquear,presionar,apoyar o atacar pero demostrando que las relaciones carnales de siglos eran más importantes a largo plazo que una relación casual y de conveniencia con un gobierno militar que el mundo no veía con buenos ojos.


Conflicto de Malvinas