martes, 14 de abril de 2020

Realismo mágico: Contabilizarán los infectados de Malvinas como fueguinos

Ahora, el Gobierno también sumará los casos de coronavirus que se registren en Islas Malvinas

iProfesional


El Ministerio de Salud contabilizará a los casos positivos en el archipiélago como parte de la población de la provincia de Tierra del Fuego



El Gobierno nacional contabilizará a los enfermos de coronavirus en las islas Malvinas dentro los registros nacionales, como parte de la población de la provincia de Tierra del Fuego, informó hoy el titular de la Secretaria de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus.

"De acuerdo a la Constitución y a la legislación vigente, Argentina debe incluir a quienes están en Malvinas en sus estadísticas porque están en territorio nacional", explicó Filmus en declaraciones a Télam.

El titular de la secretaría, que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores, contó que la decisión se tomó tras un "diálogo con el canciller Felipe Solá y las autoridades de Salud -cuyo ministro es Ginés González García- y en común acuerdo con la provincia de Tierra del Fuego".

"Hemos decidido incluir los casos que se declaran en las islas como corresponde, como parte de la población de la provincia (de Tierra del Fuego)", reiteró Filmus, quien al mismo tiempo renovó el "ofrecimiento de ayuda humanitaria a los isleños".

Desde el Gobierno nacional se incluirá a los infectados por Covid-19 en los registros argentinos, pero se aclaró que "debido a que la ocupación ilegítima de las Islas impide tener datos propios, se tomarán los datos que la prensa difunde como víctimas del Covid-19 en Malvinas".

Los infectados que actualmente presentan las islas son 5 militares, según anunció la administración británica que ocupa el territorio.

Las cifras que lleguen desde Malvinas se sumarán próximamente al conteo diario que realiza la provincia de Tierra del Fuego, que -según el parte oficial de esta mañana- cuenta con 83 enfermos de coronavirus, 73 de Ushuaia y 10 de Río Grande.

Al inicio de la pandemia, el gobierno de Alberto Fernández le ofreció ayuda humanitaria a las Islas Malvinas y se puso a disposición para "colaborar con los habitantes a través del envío de alimentos frescos, insumos médicos o test para detectar el coronavirus, así como a disponer de los medios para realizar vuelos humanitarios que sean necesarios y lugares de atención en centros médicos del territorio continental argentino".

La propuesta del Gobierno argentino fue transmitida por Filmus a Mark Kent, el embajador del Reino Unido en la Argentina.

Por su parte, el gobierno británico de Malvinas emitió un comunicado en el que remarcó que "las islas tienen en marcha un plan sólido para abordar el Covid-19 y cuando necesiten ayuda adicional trabajarán con el gobierno del Reino Unido".

domingo, 12 de abril de 2020

Desembarco en San Carlos: La compañía C de Esteban derriba tres helicópteros con fuego de fusilería

Los héroes negados que la escuela no quiere recordar

Jorge Fernández Díaz


Carlos Esteban y sus soldados

Cuando el teniente trepó hasta la cima y se llevó los prismáticos de campaña a los ojos, vio el escalofriante espectáculo que se abría paso en la bruma: fragatas, destructores, helicópteros y lanchones iniciaban el masivo desembarco.

Era el Día D en el estrecho San Carlos, y la treta del teniente primero Esteban había sido un éxito: una vez tomado el pueblo y requisadas prolijamente las viviendas en busca de radios, armas y vehículos, había permitido que los isleños continuaran con su rutina y había escondido a su tropa.

De lejos y con aquellas apacibles chimeneas humeantes, parecía un acceso despejado; si los ingleses no hubieran caído en la trampa su estrategia hubiese sido distinta: los comandos habrían llegado por la noche y habrían asesinado a los soldados argentinos.

En ese momento, Esteban hizo un cálculo correcto: había en aquellas costas cinco mil hombres, y él disponía de solo cuarenta efectivos. Nadie le hubiera reprochado seguir la lógica, que consistía en dar por radio la “alerta temprana” a sus superiores, y luego rendirse con honor.

Pero aquel muchacho de 28 años que estaba a cargo de la Compañía C hizo lo inesperado: avisó y presentó batalla. Su proeza está en los libros de la historia militar de la Argentina y de Inglaterra; nadie conocía muy bien, sin embargo, lo que pensaba íntimamente durante esa guerra maldita.

Carlos Esteban se había recibido en Córdoba de licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Sabía a esas alturas que Galtieri no sabía, y que esa conflagración era un enorme error estratégico. Estaban destinados a perder, pero no podía contárselo a nadie.


El lugar donde luchó Esteban y su compañía filmado en 2012

Tal vez no le hubiera desagradado a Borges relatar la parábola de un valiente que aun reconociendo la futilidad trágica de su sacrificio, carga todo el tiempo con su secreto escepticismo y realiza a su vez una hazaña heroica.

Esteban, sus oficiales y aquella antología de conscriptos de la clase 62 que habían sido entrenados hasta la fatiga formaron parte del discretísimo operativo de reconquista de las islas Malvinas, y más tarde rodearon Darwin y redujeron a una población dócil que los esperaba con banderas blancas.

El jefe de esa localidad se llamaba Hardcastle, y mientras tomaban el té en su casa, Esteban advirtió con un estremecimiento que su propia mujer posaba en un retrato con la hija del flemático anfitrión: habían estudiado juntas en un colegio bilingüe de La Cumbre.

Se le antojó que esa asombrosa casualidad podía ser una señal del destino. A veces se alejaba del campamento para llorar, extrañaba mucho a su esposa y a su pequeño hijo; creía que nunca iba a volver a verlos. Después se recuperaba y echaba una arenga a sus bravos, a quienes todos cuidaban con esmero y con quienes compartían penurias sin distingos.

Esa actitud fue tan ejemplar que años más tarde el Pentágono envió una psiquiatra para determinar por qué entre ese puñado de reclutas no se habían producido ulteriores suicidios ni secuelas graves, ni denuncias ni maltratos, y en qué había consistido la fórmula mágica de sus líderes.

El 1° de mayo la Inteligencia les anticipó que sufrirían un ataque de aviación, y se refugiaron en los acantilados; hubo ocho horas de bombardeo y de guerra aérea con varios muertos, pero ellos salieron ilesos.

Les dieron una nueva misión: marchar a la zona norte y controlar el estrecho por el que podía colarse la segunda flota más poderosa de Occidente. Es precisamente allí donde sucede el legendario combate de San Carlos, que comienza cuando Esteban baja la colina, se comunica con la comandancia y prepara a los gritos el repliegue.

El primer Sea King surge entonces de la nada, y Esteban ordena cuerpo a tierra y silencio absoluto. A los cien metros, da orden de abrir fuego: los fusiles tronaron, las balas sacaron chispas del fuselaje y el helicóptero se bamboleó, empezó a largar humo y aterrizó de manera brusca.

Sin pérdida de tiempo, el teniente dispuso un cambio de posición. Justo en ese momento un Gazelle con un sistema de cohetes se les vino encima. Lo atendieron con la misma fusilería.

El aparato se sacudió en el aire, la cabina estalló en mil pedazos y el piloto, mal herido, intentó escapar hacia la desembocadura; su máquina cayó en el río y comenzó a hundirse.

Los británicos, desde la cabecera, empezaron a dispararles con morteros. Ellos cruzaron otra cuchilla y un Gazelle idéntico quiso cortarles el paso: “Repetimos la concentración de fuego y se desplomó totalmente en llamas -recuerda Esteban-. No hubo chance de que se salvara nadie de la tripulación”.

En esa mañana de sangre, el efecto sorpresa y la adrenalina jugaban a favor de los perdedores. Que siguieron moviéndose, ahora para ganar altura. El tercer Gazelle se presentó en sociedad apretando los gatillos, pero dibujaba un blanco perfecto: cientos de proyectiles le dieron una dura bienvenida y lo sacaron de circulación.

Fue en ese instante en que se abrió una extraña tregua. Cuatro helicópteros que costaban veinte millones de dólares habían sido derribados en veinte minutos.

Los ingleses, sorprendidos, hacían el control de daños y evaluaban la insólita situación, y la Fuerza Aérea argentina preparaba un ataque para impedir la avanzada. Esteban sabía que la infantería inglesa los buscaría por cielo y tierra para eliminarlos. Era hora de partir.

Lo que sigue es una ardua aventura que Hollywood no hubiera desaprovechado: los cuarenta y dos, considerados ya “desaparecidos en acción”, caminaron tres días y tres noches por la turba y el frío.

En el libro Bravo 25 se revelan sus peripecias: encontraron una casa vacía con algunos pocos alimentos donde a veces sonaba el teléfono en vano, pernoctaron al abrigo de las ventiscas y fueron acechados -mientras aguardaban escondidos y con aliento cortado- por un helicóptero que dio varias vueltas a su alrededor sin decidirse a destruirla o a marcharse.

Anduvieron bajo el sol pálido hasta el agotamiento, dieron con un caserío kelper, lo coparon a punta de pistola y enviaron dos estafetas en Land Rover a dar la buena nueva al Ejército. Tras incontables peligros, los rescataron, y en Puerto Argentino fueron recibidos con algarabía. Mohamed Alí Seineldín estaba particularmente exaltado.

Esteban le relataba el despliegue impresionante que había visto en el estrecho, pero el teniente coronel parecía sordo a los datos; confiaba en la Virgen: cuando lleguen los piratas -decía- ella producirá una tormenta y los hundirá.

Esteban seguía guardándose su amargo y exacto diagnóstico; a las pocas horas solicitó permiso para regresar a Darwin y participar de la defensa final. Allí su jefe acordó la rendición tras una intensa y desigual refriega.

Esteban y sus oficiales eran tratados con deferencia y admiración por el enemigo, aunque nunca quisieron privilegios: compartieron con los soldados rasos sus mismas incomodidades.

Al regresar a la patria, toda la “compañía de oro” fue condecorada, y el áspero informe Rattenbach la dejó a salvo de cuestionamientos.

Esteban está retirado y es hoy director del Departamento UADE Business School: en su posgrado enseña escenarios estratégicos, planeamiento, negociación política y derecho diplomático. Pocos saben quién es ese profesor afable.

Mayo contiene las efemérides de lo que estrategas militares denominan el “combate de San Lorenzo del siglo XX”. Escasas o quizá ninguna escuela dará cuenta, sin embargo, de esta historia callada por nuestra estupidez y nuestra mala conciencia. Esta derrota verdaderamente sublime.

miércoles, 8 de abril de 2020

La tensa charla entre Reagan y Galtieri previo al 2 de Abril

Así fue la tensa charla de Galtieri y Reagan a horas de la recuperación de Malvinas, y el extraño papel que jugó Stiuso

El 1° de abril de 1982, después de negarse, el entonces presidente de facto y su par de los Estados Unidos dialogaron por teléfono. Los imperdibles -y tragicómicos- detalles de aquella comunicación, y una de las primeras apariciones del hombre que manejó la inteligencia de nuestro país por años
Por Juan Bautista "Tata" Yofre || Infobae

 

Ronald Reagan y Leopoldo Fortunato Galtieri, actores principales del conflicto por Malvinas

El 1º de abril de 1982, “La Nación” sacó a la calle la edición nº 39.642, tras 113 años de reconocido periodismo. El ejemplar de ese día costaba 5.000 pesos y en la tapa, a cuatro columnas, se leía el título “Agravóse la crisis con Gran Bretaña” y a dos columnas se mostraba una foto de los diarios “The Guardian”, “The Daily Telegraph” y “The Sun” de Londres, en los que se informaba que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las Falklands en estado de alerta. “Hacia la batalla. Submarinos nucleares y barcos de guerra navegan para librar la acción definitiva” sostenía “The Daily Telegraph”. Otro título de La Nación fue: “Estados Unidos reiteró que se mantendrá neutral en el pleito” y es acompañado con la foto conjunta de los almirantes Anaya y Hayward, jefe de Operaciones Navales de la Armada de los Estados Unidos. Ya veremos cómo en la conversación entre los presidentes Leopoldo Fortunato Galtieri y Ronald Reagan se diría otra opinión.


El 1º de abril de 1982, a la mañana, el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla concurrió al Colegio Militar de la Nación, del que había sido su director once años antes. Por invitación del general Alberto Carlos Lucena inauguraba un ciclo de conferencias para el cuerpo de cadetes sobre las virtudes militares.


En abril de 2011 me contó que llevaba un rato hablando cuando observó que el director del Colegio se levantaba para atender una llamada urgente en un despacho cercano. Cuando termino la conferencia Videla pasó a otro salón donde se sirvió un “refrigerio” , ocasión en la que el general Lucena en voz baja le preguntó:


-Mi Teniente General ¿usted ha escuchado algo sobre una invasión?


-¿Una invasión? ¿Dónde? No sé nada.


Párrafo del Informe Rattenbach en el que aparece la fecha exacta en que la Junta Militar decidió concretar la Operación Rosario.


Cuando llegó a su casa tenía un mensaje: El general de división Antonio Vaquero, jefe del Estado Mayor del Ejército, vendría a visitarlo a las 20 horas. Con puntualidad castrense, Vaquero se presentó en su living y Videla lo esperaba vestido sobriamente con saco y corbata, impecable. Tras unas palabras Vaquero le dijo: “Mi general, le vengo a informar de una noticia que va a salir publicada en los diarios de mañana. Habrá un operativo conjunto militar y se ocuparán las islas Malvinas. El operativo sufrió un retraso por razones climáticas pero mañana a la madrugada se llevara a cabo”.


Jorge Rafael Videla se quedó helado. A renglón seguido y antes de despedirse, Vaquero le dijo: El teniente general Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle llegar que me la diga a mí". En segundos pasaron varios pensamientos por la mente del primer mandatario de facto del Proceso de Reorganización Nacional. ¿Sugerencia? ¿Ahora cuando todo está decidido?


Fijó su mirada en Vaquero y solo le dijo: “Que Dios los ayude"


Aparato de grabación a cinta abierta utilizado en la Casa de Gobierno.


Los movimientos de los buques de la Armada Argentina que se dirigían a las Islas Malvinas ya habían sido detectados por el sistema “informativo” de los Estados Unidos. En las primeras horas del 1º de abril, siguiendo el consejo del Departamento de Estado y del Consejo Nacional de Seguridad, el presidente Ronald Reagan llamó a la Buenos Aires para hablar con Leopoldo Fortunato Galtieri. En dos ocasiones se negó a atenderlo. Previamente, consulto a su canciller.

-Galtieri: “¿Qué hago?”


-Costa Méndez: “Mire Presidente, si Brezhnev lo llama a usted, usted no puede negarse, bueno, si Reagan lo llama a usted, usted no puede negarse”.


Años más tarde, Nicanor Costa Méndez dijo que “a las 22.30 el ‘timing’ fue favorable a la intención de Galtieri, porque la comunicación llegó una media hora después de lo que se llama ‘Fail Safe’, el momento en que se interrumpen las comunicaciones con los buques que intervendrían en la invasión y con los submarinos. Era la hora del “no retorno”, ya no había marcha atrás. Como me dijo un alto diplomático de la época, “a Reagan lo ningunearon”.


 
Galtieri y Mario Benjamín Menéndez, comandante de la fuerza que ocupó Malvinas, en las islas.


En la tarde del 1º de abril, Nicanor Costa Méndez sabía que tarde o temprano deberían atenderle el teléfono al jefe de la Casa Blanca. Encargó a su reducido “equipo especial” preparar una minuta sobre lo que debería decir Galtieri durante su diálogo con Reagan. Cerca de las 20 horas le dijo a Roberto “Boby” García Moritán, uno de sus secretarios: “vas a ir vos a la Casa Rosada y vas a ser el traductor”. “Canoro” Costa Méndez debería haber presenciado el diálogo (como lo hará en otras ocasiones) pero no fue: Temía que la situación se volviera incontrolable, como sucedió, o porque él no sería la figura principal de la escena. No lo decía en público pero había problemas de “cartel”.

El Secretario de Embajada “Boby” García Moritán había pasado un día agitado. Por la mañana fue a la cárcel de Devoto a visitar a su amigo Jorge Taiana y, sin mediar explicaciones, no lo dejaron salir. Tuvo que socorrerlo Gustavo Figueroa, la mano derecha de Costa Méndez. Sin embargo, a las 21, con apenas treinta y dos años, entró al despacho del presidente de facto de los argentinos. Lo estaban esperando Galtieri, el almirante Benito Moya y el general Héctor Iglesias. Después de los saludos protocolares, le entregó la minuta.

Galtieri la leyó y luego se la pasó a Moya e Iglesias. Como único comentario escuchó de uno de ellos una frase crítica: “Demasiado suave…ustedes los diplomáticos”. Pocos minutos más tarde observó como entraba un circunspecto coronel de Inteligencia que procedió a conectar un grabador de cinta abierta al teléfono que usaría Galtieri. Realizo su tarea y se retiro del despacho. El joven diplomático pensó que Galtieri tenía un teléfono especial pero no fue así, en ese momento usaba el clásico aparato negro de bakelita que proveía ENTEL. A la hora acordada, un edecán presidencial entró al despacho y dijo: “Señor Presidente, esta lista la comunicación con la Casa Blanca”. García Moritán se paró, levantó el tubo y escuchó del otro lado, en inglés, “¿la traducción la van a hacer ustedes?”. “Yes” respondió el diplomático.

Entonces Galtieri y García Moritán se pararon uno al lado de otro, pegaron sus caras con el tubo en el medio para escuchar, ofreciendo una imagen más proclive a una película cómica que a la gravedad que se vivía.

Después de los acostumbrados saludos de estilo, Reagan dijo que “tenía noticias que la Argentina adoptaría una medida de fuerza en las islas Malvinas” y que está “muy preocupado por las repercusiones que una acción de este tipo podría tener”. Respondiendo, Galtieri hizo una larga exposición sobre los derechos argentinos y la posición oficial al respecto. Viendo que el método que estaba utilizando con el diplomático era tan incómodo como ineficaz, ya que él era más alto y no hablaba correctamente el inglés (tan es así que un mes más tarde, conversando con el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry le confesaría que “mi inglés es muy pobre”), Galtieri se sentó en su sillón presidencial y escuchaba el relato de García Moritán y respondía lentamente para dar tiempo a una correcta traducción. Los otros dos jefes militares se limitaron a mirar y escuchar.

En un momento, Reagan dijo que la Primera Ministra británica era amiga suya y que Gran Bretaña era un aliado “muy particular de los Estados Unidos”, y cuando habló de lo que opinaría “la opinión norteamericana” en caso de un enfrentamiento armado, Galtieri se exasperó y levantando la voz y apuntándolo con el dedo le dijo a García Moritán: “Eso no lo dijo…no puede decir eso”. Tras afirmar esto se hundió en un profundo silencio. El Presidente de los Estados Unidos continuó hablando, y Galtieri permaneció pensativo, en silencio. Entonces García Moritán les dice a los jefes militares presentes: “¿Le contesto sobre la base de la minuta?”, recibiendo como toda respuesta un seco “sí”. En pocas palabras, el diplomático terminó conversando con Ronald Reagan, como pudo, ante la mudez de Galtieri. Una vez que terminó el diálogo telefónico, el teniente general Galtieri volvió a reiterar que dudaba de la calidad de la traducción. Mando llamar a los gritos al coronel de Inteligencia que esperaba en la antesala del despacho. “¡Coronel, ponga la grabación!”, ordenó.

El alto oficial rebobinó, mientras García Moritán imaginaba que su carrera diplomática estaba al borde del precipicio. Seguramente pensó en su esposa Lucila y en “para qué carajo me quedé en Buenos Aires, cuando estaba destinado a Ginebra”. Una vez que la cinta volvió al principio, el coronel paró el retroceso. Apretó “Play”, se escuchó “clic” y luego un largo zumbido…y nada más. El oficial de Inteligencia no había ligado bien a los aparatos y nada se había sido registrado. Manteniendo un rictus de pesar, García Moritán vio como Galtieri hacía salir “a salto de rana” a un Coronel de la Nación…una imagen entre patética y humillante que, seguramente, nunca olvidaría. Así comenzaba un enfrentamiento armado contra la tercera potencia militar y tecnológica del planeta.

Ante el accidente, Moya e Iglesias se comunicaron con la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y el Servicio de Inteligencia de la Armada (SIN) con una misma pregunta que recibiría una misma respuesta:

-“¿Ustedes grabaron la conversación del Presidente Galtieri con Ronald Reagan?”.

-“No, nosotros no grabamos el teléfono presidencial, y no teníamos orden de hacerlo...”

Días más tarde Galtieri mandó instalar un sistema de grabación de cinta abierta y la SIDE mando al mejor de sus técnicos. Así apareció en escena Antonio Horacio Stiuso, alias “Stiles”, un joven ingeniero en electrónica de treinta y ocho años, que se había incorporado al organismo en los tiempos de la “dictablanda” de Alejandro Lanusse.

Ante la desesperación por la falta de testimonio grabado, los cuatro testigos en el salón presidencial se pusieron a reconstruir la conversación, que fue escrita a mano por el almirante Roberto Benito Moya, jefe de la Casa Militar. García Moritán, con el correr de los minutos, tomó conciencia que algunos pasajes de la conversación no figurarían en la minuta. O que algunas palabras no se ajustaban a la conversación y para un diplomático una coma a la izquierda o a la derecha tiene un valor estratégico. En especial cuando Reagan dijo que la “opinión pública y mundial”, en caso de un enfrentamiento militar, adoptarían una actitud “negativa” con la Argentina. García Moritán no estaba en condiciones de decir ni agregar nada. En la medianoche, ya entrado el día 2 de abril de 1982, volvió al Palacio San Martín donde lo esperaba Costa Méndez y sus principales funcionarios. Relató, espantado, lo que le había tocado presenciar. Cuando terminó, el embajador Gustavo Figueroa le dijo con tono de hermano mayor para aflojar la tensión: “Escribí una minuta de lo que escuchaste para ‘Canoro’”. Al día siguiente, el canciller tuvo las dos versiones en su poder. La versión firmada por el almirante Moya –que también la recibiría el Ministro del Interior, general Alfredo Saint Jean—y la de García Moritán.

 
Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Downing Street. El norteamericano respaldó la posición británica (Shutterstock)

Según escribió García Moritan, el diálogo se desarrollo de la siguiente manera:

REAGAN: Le señaló al presidente argentino que tenía noticias que la Argentina adoptaría una medida de fuerza en las islas Malvinas. Con este motivo y muy preocupado por las repercusiones que una acción de éste tipo podría tener, quería señalarle al presidente argentino la preocupación de los EEUU y la necesidad de encontrar una alternativa al uso de la fuerza.


GALTIERI: En una larga, cuidadosa y detallada exposición señaló la posición la posición del gobierno argentino, recalcando la permanente voluntad de negociación que había mantenido.


REAGAN: Indicó la conveniencia de continuar las conversaciones y buscar una alternativa al uso de la fuerza, agregando que tenía noticias que Gran Bretaña contestaría al uso de la fuerza argentino.


GALTIERI: Señaló que la Argentina siempre había estado a favor de una solución pacífica, que la había buscado reiteradamente, y que la alternativa que pedía el presidente norteamericano estaba en el reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas por parte del Reino Unido, agregando que ese reconocimiento de la soberanía debía ser explícito y público.


REAGAN: Indicó que era muy difícil que el Reino Unido pueda efectuar ese reconocimiento. Que los Estados Unidos estaban dispuestos a ofrecer sus buenos oficios para la reanudación de las conversaciones y llevar a una solución. En éste sentido, ofreció enviar a su vicepresidente (George Bush) a Buenos Aires para mantener conversaciones y encontrar una solución negociada a la situación que se plantea. Asimismo en el mismo ámbito de las Naciones Unidas se puede encontrar una fórmula adecuada. En éste contexto, recordó la posición favorable de la embajadora ( Jeanne) Kirkpatrick, que indicó el presidente Galtieri la conoce bien, para trabajar en ese sentido.


Fragmento de la conversación presidencial anotada por el almirante Moya.


GALTIERI: Recordó los 17 años de negociaciones en el ámbito de las Naciones Unidas, señalando las distintas etapas de esa negociación, mencionó las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas y culminó su exposición con la reunión de febrero donde la Argentina presentó una propuesta -que manifestaba el ánimo negociador argentino conforme a las resoluciones del organismo multilateral, que no recibió contestación- con prudencia y paciencia hemos esperado una contestación para encontrar una solución pacífica. Y evitar el desembarco.


REAGAN: Señaló que un conflicto de esta naturaleza repercutiría en todo el hemisferio y crea una situación de grave tensión. Pasó a analizar la relación bilateral, efectuando una mención a la difícil relación durante la Administración Carter y señalando los esfuerzos de la Administración Republicana para recomponer la relación especial que existe hoy, agregando que esa relación especial puede sufrir gravemente.


GALTIERI: Indicó que el gobierno argentino valoraba en toda su dimensión la relación con los EEUU. Señaló que la Argentina no buscó esta situación, que estaba en el espíritu argentino encontrar una solución y que esa solución sólo podía encontrarse si Gran Bretaña reconocía esta noche la soberanía argentina sobre las islas.


REAGAN: Manifestó que era imposible ese reconocimiento en este momento. Volvió a mencionar que el Reino Unido daría una respuesta militar al desembarco. Y preguntó qué pasaría con los dos mil isleños.


GALTIERI: Indicó que el gobierno argentino expresamente daría todas las garantías, mantendrían su libertad, libre albedrío, propiedad, etc., pueden quedarse o emigrar. Ser argentinos o británicos, y pueden emigrar a los Estados Unidos si quieren.


REAGAN: Volvió a señalar que Gran Bretaña estaba dispuesta a dar una adecuada respuesta militar al desembarco. Que así se lo había hecho saber el Reino Unido. Que la señora Thatcher – amiga suya – era una mujer muy decidida y que ella tampoco tendría otra alternativa que dar una respuesta militar. Indicó que será un conflicto trágico con graves consecuencias hemisféricas.


GALTIERI: Indicó que la Argentina no buscó ésta situación y volvió a referirse a los antecedentes y voluntad negociadora del gobierno argentino.


REAGAN: Indicó que debía entender que Argentina mantendría su posición. Agregó que la relación sufrirá gravemente, que la opinión pública norteamericana y mundial adoptará una actitud negativa con la Argentina y el esfuerzo que él mismo había puesto para reconstituir la relación se vería gravemente afectado. Señaló que Gran Bretaña era un amigo muy particular de los Estados Unidos y que la nueva relación que mantiene hoy Washington con la Argentina, después de un largo esfuerzo ante la opinión pública norteamericana, se verá perjudicada.


GALTIERI: Indicó que la Argentina realmente lamentaba esta situación. Su capacidad negociadora y su actitud pacifista tenía un límite. Que se trata de uno de los últimos casos de colonialismo en el mundo y en particular en el continente. Que no llegamos a ésta situación sino después de agotar todas las instancias. Ésta situación no la queríamos crear. Los ingleses no son ni han sido nuestros enemigos. Esperamos que Estados Unidos de todo su apoyo para que ésta situación pueda superarse de la mejor forma posible. Es necesario que Estados Unidos entienda el límite al que llegó la Argentina. Y que Argentina esperaba que EEUU actuara, como amigo de británicos y argentinos para superar la situación actual.


 
Galtieri ante una plaza llena el 6 de mayo, días antes del ataque británico. (Victor Bugge)

Algunos de los párrafos más sustanciales del informe que redactó el almirante Roberto Benito Moya reproducen los siguientes instantes de la conversación presidencial:

REAGAN: Conozco a la Señora Thatcher y sé que es muy decidida, contestará todo acto de fuerza con más fuerza. Sé que éste es un tema muy sensible para Argentina. Nosotros deseamos construir una relación duradera con Argentina, Brasil y México y como Usted sabe tenemos una relación muy cercana con el Reino Unido… estoy también en proceso de acercar los países de Centro América y esto lo hará fracasar.

Sé que ha habido dificultades entre nuestros países, mi predecesor (James Earl Carter) no manejó bien nuestra relación con Argentina, situación que he tratado de cambiar. Si usted procede en su ataque mañana y Gran Bretaña resiste con fuerza, como sé que lo hará, no podrá evitar que mis conciudadanos no posibiliten el mantenimiento de nuestras relaciones. Le pediría a mi vicepresidente que viaje y trate de arreglar esta situación, pero por favor eviten el conflicto.

GALTIERI: Le agradezco pero es tarde, los hechos están lanzados.

REAGAN: ¿Eso quiere decir que siguen adelante con el desembarco?

GALTIERI: Eso quiere decir que la Argentina es una Nación soberana y tiene la libertad de decidir la utilización de sus medios diplomáticos o la fuerza.

REAGAN: Si hay desembarco, habrá resistencia y la violencia continuará.

GALTIERI: Si esta noche Gran Bretaña reconoce nuestra soberanía, el gobierno argentino tiene muy buena voluntad para efectuar la transferencia durante el año 1982.

Fin del diálogo entre Galtieri y Reagan según consta en el informe final de los comandantes sobre el conflicto, que no fue tomado en cuenta por la Comisión Rattenbach. Se pueden observar las firmas de Galtieri, Anaya y Lami Dozo.


 
2 de abril de 1982 en Malvinas, la rendición inglesa tras el Operativo Rosario.

El mismo día, a las 23.30 horas, el brigadier Ernesto Horacio Crespo, jefe de la IV Brigada Aérea con asiento en Mendoza, se encontraba conversando con el comandante de la Brigada VIII de Infantería de Montaña, general de brigada Eduardo Osvaldo Garay, dentro del casino de oficiales. Según me confió, en el marco del libro “1982” que me encontraba escribiendo, a las 23.30 recibió una llamada del brigadier mayor Hellmuth Conrado Weber, titular del Comando de Operaciones Aéreas de la Fuerza Aérea Argentina. “Preséntese en Buenos Aires”, escuchó Crespo. La respuesta fue: “mañana a primera hora viajo”. La orden fue tajante: “Venga ya”.

Señor, hago preparar un avión y voy. ¿Debo llevar ropa? ¿Para cuánto tiempo? Preguntó Crespo. “Para mucho tiempo” le dijo Weber.

Luego de pasar por su casa para buscar un bolso y despedirse de su familia, Crespo se subió a su “E-225” y a las 03.30 de la madrugada del 2 de abril estaba entrando en el edificio Cóndor, luciendo su buzo de vuelo, algo inusual para esos tiempos. Subió al 7º piso donde lo esperaba Weber. Sin muchos miramientos, Weber lo introdujo inmediatamente en tema: “Hay un procedimiento conjunto para tomar las Islas Malvinas y usted se va a hacer cargo del Comando Aéreo Teatro de Operaciones Sur (CATOS). El comodoro (Eric Knut) Andreasen le va a explicar qué y cómo se hizo” (había sido el ayudante del brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl, durante la planificación de la “Operación Azul/Rosario”).

-- “¿Por qué se hizo?” preguntó Crespo.

-- Recibiendo como toda respuesta de Weber: “Hay que cambiar el humor social a esta sociedad”.

Después los dos bajaron al 5º piso donde lo esperaba el brigadier general Basilio Arturo Lami Dozo y los más altos jefes de la institución. Cuando estuvo frente a su comandante en Jefe escuchó las misiones que se le tenían reservadas: Control de la frontera con Chile; prevenir una posible irrupción chilena en territorio argentino; apoyar las tareas del general de división Osvaldo García, jefe del Cuerpo V del Ejército; optimizar y fiscalizar el movimiento del aeropuerto de Puerto Stanley (todavía no era Puerto Argentino). En otras palabras, hacerse cargo del despliegue de las Bases Aéreas Militares (BAM).

-Dirigiéndose a Lami Dozo, Crespo preguntó: “Señor, necesito hacer una pregunta”. Luego de ser autorizado dijo: “¿La Fuerza Aérea tiene que intervenir en esta guerra?”.

-“No, es responsabilidad primaria de la Armada” respondió el más alto oficial aeronáutico.

-“¿Qué pasa si Inglaterra manda una fuerza, una flota, para recuperar las islas?”, volvió a preguntar Crespo.

-“La Armada se comprometió a tenerla parada a 180 millas de las islas”, fue lo que dijo Lami Dozo.

-“Creo que vamos a tener que combatir porque el Reino Unido puede mandar una flota y más si vienen submarinos nucleares que van a obligar a refugiarse a los barcos de nuestra Armada”, volvió a opinar, y levantando un poco el tono de voz, a la vez que miró a todos los presentes en general, que no decían nada, volvió a preguntar: “¿Y ustedes le creen a la Armada?”.

Como toda respuesta recibió la orden de que se callara y marchara a su destino en el Sur.

lunes, 6 de abril de 2020

La historia de Ramón Leiva (VGM)

VGM Ramón Leiva


A 36 años de la recuperación de Malvinas, el Veterano Ramón Leiva nos cuenta su historia.

sábado, 4 de abril de 2020

Homenaje al 2 de Abril durante la pandemia

Malvinas, un homenaje distinto en tiempos de la pandemia





Canal 7 Bahía Blanca

La pandemia del coronavirus afecta de diversas maneras el reclamo de soberanía argentina en las islas Malvinas. Por la cuarentena por primera vez no se hizo la clásica vigilia de los combatientes, aunque hoy es un día para dedicarlo especialmente a los 649 caídos en el conflicto iniciado hace 38 años, el 2 de abril de 1982.

Guillermo de la Fuente, presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de Bahía Blanca dijo que “por el coronavirus, este 2 de abril es diferente, pero con situaciones similares a las que vivimos en las islas, un enemigo, la vida dependiendo solo del resguardo”.

Aunque este año no haya vigilia ni festival, de la Fuente destacó la necesidad de “mantener el recuerdo de los camaradas caídos, que nos obliga a la responsabilidad, todo lo demás es circunstancial”

Y concluyó “como le decía a un amigo el otro día…. por lo menos ahora no caen bombas”

jueves, 2 de abril de 2020

Los pilotos argentinos durante la guerra

Pilotos de la Fuerza Aérea Argentina en las Malvinas





Victor Silva || War History Online

En mayo y junio de 1982, un grupo de pilotos argentinos en un avión de ataque A-4B Skyhawk de 20 años causó graves problemas a las fuerzas británicas en las Islas Malvinas al dañar diez de sus barcos y hundir cuatro.

La guerra


El 2 de abril de 1982 tuvo lugar una guerra entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas (Falkland Islands), que habían estado bajo el control británico desde 1833.

La Guerra de las Malvinas comenzó con el lanzamiento de Operación Rosario, la toma del archipiélago por el ejército argentino.



Soldados argentinos en Stanley durante la Operación Rosario. Guerra de las Malvinas.

El Reino Unido respondió con la Operación Corporativa, diseñada para retomar la posesión de las islas. A pesar del bombardeo exitoso de algunos barcos de la Royal Navy británica por parte de la Fuerza Aérea Argentina, Argentina no pudo evitar el desembarco de las fuerzas británicas, que eran superiores en número y tecnología.

Mapa del teatro de operaciones de la Guerra de las Malvinas, y las distancias entre ellos y las diferentes bases de ambos ejércitos.

La guerra culminó el 14 de junio de 1982 con la rendición de un ejército argentino que se debilitó física y moralmente.

La Fuerza Aérea Argentina

Durante el curso de la guerra, la Fuerza Aérea Argentina fue un participante clave. Incluso los oficiales británicos respetaron el hecho de que cuando comenzó la guerra, muchos de los pilotos argentinos no tenían experiencia en combate.


C-240 Douglas A-4 Skyhawk, Fuerza Aérea Argentina. Por aeroprints.com / CC BY-SA 3.0

La Fuerza Aérea Argentina desplegó un radar TPS-43 en las Malvinas para rastrear los movimientos de la flota británica en el área y guiar sus propios aviones contra ella. Después del entrenamiento, los pilotos se unieron a la guerra, haciendo maniobras exitosas que varias veces les permitieron neutralizar los ataques del ejército británico y causar graves daños a la flota real.

Algunas de estas hazañas fueron logradas por los oficiales pertenecientes al Grupo 5 de la V Brigada Aeronáutica de la Fuerza Aérea Argentina. Debido a su convicción de que el avión y el piloto eran uno, son conocidos en Argentina como los "Halcones" ("Halcones").


IAI Dagger, Fuerza Aérea Argentina, 1984.

La estrategia de los halcones

La estrategia desarrollada por los Halcones para su asalto a barcos británicos consistió en volar cerca del nivel del mar y mantener el silencio de radio durante toda la maniobra de ataque.

La comunicación entre los pilotos se realizó a través de señales, lo que redujo la posibilidad de que el avión fuera detectado por los británicos. En general, un ataque argentino fue realizado por varios escuadrones para saturar los sistemas defensivos de los barcos británicos.
Pilotos destacados de Halcones


Teniente Guillermo Owen Crippa

Teniente Guillermo Owen Crippa


El teniente Crippa, que pertenecía al primer escuadrón del Comando de Aviación Naval, fue condecorado por su actuación en el primer ataque aéreo contra el aterrizaje británico en Puerto San Carlos.

El 21 de mayo de 1982, el Comando confió al teniente Crippa una misión de reconocimiento en Puerto San Carlos, donde fue recibido por la artillería antiaérea y los misiles de aproximadamente una docena de barcos británicos.


HMS Fearless en San Carlos


El teniente Crippa, quien piloteó un avión de entrenamiento militar y ataque ligero Aermacchi MB 339339A, atacó a la fragata británica HMS Argonaut con cohetes no guiados, causando algunos daños al barco y su radar. Para regresar a su base, Crippa tuvo que realizar una maniobra de muy alto riesgo, pasando por el medio de los barcos británicos.

Tuvieron que suspender su fuego momentáneamente para evitar el fuego amigo, lo que permitió que Crippa escapara. Más tarde, en un bosquejo, Crippa identificó y localizó cada una de las unidades británicas que había observado.


Desembarco británico y combates en el estrecho de San Carlos. Por Rafunken / CC BY-SA 3.0

Gracias a esta información, se tomaron nuevas medidas contra las fuerzas británicas. Ese mismo día, el 2º Escuadrón Aeronaval de la Fuerza Aérea Argentina atacó con éxito los barcos, dejando al HMS Argonaut fuera de combate con daños en su sala de calderas.

Por su hazaña, Owen Crippa fue galardonado con la más alta distinción otorgada en Argentina, "Cruz al Heroico Valor en Combate" (Cruz para el Valor Heroico en Combate).

Capitán Pablo Carballo


Piloto del Grupo 5, el Capitán Carballo fue condecorado por el liderazgo que mostró durante todas sus misiones de combate en la Guerra de las Malvinas.


Capitán Pablo Carballo

Su misión más importante se llevó a cabo el 25 de mayo de 1982, cuando el escuadrón que comandaba atacó a una fuerza naval británica al norte de las Islas Malvinas. A bordo de su A-4B Skyhawk, Carballo ordenó al escuadrón mientras volaban al nivel del mar para evitar ser detectados por el radar británico.

El resultado del ataque fue el hundimiento del destructor HMS Coventry con 19 marineros muertos y 30 heridos, mientras que la fragata HMS Broadsword recibió daños severos y perdió su helicóptero Sea Lynx debido a una bomba que rebotó en la cubierta.


El destructor británico HMS Coventry (D118)

Primer teniente Carlos Cachón

Entre las misiones en las que participó el primer teniente Cachón, la más destacada es la que realizó el 8 de junio de 1982, en un A-4B Skyhawk. Se convirtió en un líder de escuadrón improvisado y llevó a cabo los ataques aéreos de Bluff Cove.

Ese día, considerado por los británicos como el "Desastre de Bluff Cove", resultó en el hundimiento de los barcos Sir Galahad y Sir Tristan, mientras intentaban descargar una gran cantidad de municiones, equipos y guardias galeses en el área de Bluff Cove en el este de Malvinas.


RFA Sir Tristran después del ataque aéreo argentino. Ken Griffiths / CC BY-SA 4.0

La misión se confió inicialmente a dos escuadrones liderados por el Capitán Carballo y el Primer Teniente Filippini, pero cuando reabastecieron en vuelo, tres de los ocho aviones en su grupo tuvieron problemas mecánicos que los obligaron a abortar.

Estos incluyeron a los dos líderes de escuadrón y regresaron a su base. Aunque nunca antes había realizado esta función, el primer teniente Carlos Cachón se convirtió en el líder de vuelo y pudo llevar a cabo la misión con éxito hundiendo los dos barcos británicos.

Una derrota con honor

Además de los "Halcones" Crippa, Carballo y Cachón, otros oficiales de la Fuerza Aérea Argentina lucharon bien en un intento de evitar el desembarco de tropas británicas.

Aunque Argentina no ganó la guerra al final, las habilidades combinadas de navegación y combate de los pilotos argentinos lograron retrasar la recuperación de las Islas Malvinas durante mayo y junio de 1982. Una tarea difícil frente a un oponente superior como los armados fuerzas de Gran Bretaña.

domingo, 29 de marzo de 2020

Por el coronavirus las islas bajo ocupación británica se encuentran aisladas y en cuarentena

Las Malvinas están en riesgo de aislamiento total por un posible caso de coronavirus y rechazaron la ayuda humanitaria de Buenos Aires 

Las autoridades coloniales descartaron la asistencia sanitaria ofrecida desde la Cancillería argumentando que Londres se ocuparía de ellos

Por Fernando Morales || Infobae

Las islas Malvinas en virtual estado de aislamiento total
A pocos días de cumplirse el 38º aniversario del desembarco de las tropas continentales en Puerto Argentino, la capital de las islas Malvinas y más precisamente sus autoridades coloniales enfrentan una situación extremadamente preocupante que por estas horas las obligan a repensar la estrategia oportunamente prevista que sostiene que nada que sea ofrecido por el gobierno argentino debería ser aceptado.

Infobae pudo saber de fuentes diplomáticas en Londres, que la idea de brindar ayuda humanitaria y asistencia sanitaria se efectivizó a partir de una iniciativa que Daniel Filmus le acercó al canciller Felipe Solá atendiendo fundamentalmente a un gesto de reciprocidad y gratitud por la colaboración que Londres brindó durante el primer tramo de la búsqueda del submarino ARA San Juan.

La confianza inicial acerca de la casi segura imposibilidad de que algún isleño contrajera el Covid-19 se desmoronó rápidamente al presentarse el primer caso de un paciente con síntomas compatibles con coronavirus. Un niño de unos 9 años debió ser internado en estado crítico en el Hospital King Edward Memorial de la capital isleña, y si bien todo indica que padece el virus, se deberá esperar a que lleguen desde Londres los resultados clínicos correspondientes.

“El gobierno británico, en lo inmediato, está proveyendo equipo médico y apoyos para cada uno de los territorios de ultramar (colonias británicas alrededor del mundo) y los apoyaremos conforme al avance de la pandemia”, dijo a principios de semana la baronesa Sugg, ministra de los territorios británicos de ultramar. La funcionaria miembro de la nobleza de la corona tuvo algunas consideraciones especiales para con las islas Malvinas, agradeciendo a las autoridades locales la implementación de férreas medidas de control sanitario.

La gobernación colonial –actualmente en manos de Nigel Phillips– no escapa de la sospecha generalizada por estas horas acerca del desembarco del virus a través de las decenas de cruceros turísticos que, procedentes de Ushuaia, arriban a las islas.

La propia directora de servicios médicos de la colonia, Becky Edward, asegura que es muy posible que el virus se encuentre en Malvinas y ha dispuesto la activación de la fase de “contención” de su propagación. “Ya tenemos personas autoaisladas en sus hogares siguiendo nuestras instrucciones, y ante la ausencia de tests de laboratorios confirmados estamos realizando las determinaciones en base al ojo clínico”, sostuvo.

 
El hospital King Edward recibió al primer paciente en estado crítico compatible con Covid-19

Comunicado oficial

En un escueto comunicado, el gobierno colonial acusó recibo del ofrecimiento que el pasado 23 de marzo realizó el gobierno argentino, pero recalcó que “las islas tienen en marcha un plan sólido para abordar el Covid-19 y cuando necesiten ayuda adicional trabajarán con el gobierno del Reino Unido”.

Cisne negro

Si bien hasta el presente, merced a vuelos procedentes de Chile y fundamentalmente mediante el puente aéreo semanal con Londres, las necesidades sanitarias de los isleños estaban medianamente satisfechas, la decisión de las autoridades de Cabo Verde (África) de cerrar su aeropuerto luego de detectarse el primer caso local positivo complicó las cosas.

Cabo Verde funciona como puente aéreo entre la base Brize Norton de la Real Fuerza Aérea Británica y Puerto Argentino. La zona además padece por estas horas un riesgo importante de infección de zika y malaria. Desde el 19 de marzo Cabo Verde ha suspendido todos los vuelos entrantes y salientes que interconectan el país con Europa y EEUU, excepto para la repatriación de ciudadanos caboverdianos. Por su parte el gobierno de Sebastián Piñera también dispuso la suspensión de los vuelos a Malvinas.


 
El puente aéreo entre Londres y Puerto Argentino no es viable sin la escala en Cabo Verde, cuyo aeropuerto está cerrado

Preocupación extrema

Si bien se muestra confiada, la miembro del Consejo de Administración Colonial Teslyn Barkman indicó en las últimas horas que la prioridad para las islas radica en asegurar la provisión de material de testeo y protección para el abordaje del Covid-19 y pidió que se extremen los esfuerzos para recuperar el puente aéreo, algo que por ahora resulta imposible. “Las islas no tienen material para confirmar casos pero operamos asumiendo que tenemos el virus entre nosotros, estamos preparando nuestro hospital para recibir a los enfermos”, dijo.

Sanitariamente cuentan con 6 respiradores para atender a los habitantes y a las tropas británicas destinadas en el lugar. Además, las clases se han suspendido y las actividades comerciales locales se han restringido al máximo.

Según señalaron a este medio diversas fuentes consultadas, en las últimas horas el pequeño internado en el hospital local ha presentado una sensible desmejoría y la férrea negativa a recibir ayuda continental comienza a generar críticas entre la población isleña ya que no solo es la ayuda sanitaria lo que está en juego, sino que además insumos, medicamentos para otras patologías, alimentos y hasta productos de limpieza hogareña y aseo personal llegan cada semana procedentes de Londres.

“Si desde el gobierno central no nos pueden ayudar, no nos pueden dejar librados a nuestra suerte”, sostienen los isleños.

 
Las calles de Puerto Argentino se encuentran desiertas al regir una cuarentena de hecho

viernes, 27 de marzo de 2020

Palabras de un VGM británico en el Tank Museum

Inspiradas palabras de un veterano de la guerra de las Malvinas Simon Weston CBE en The Tank Museum

War History Online





Simon Weston hablando, cortesía de Alan Hamer (foto izquierda); Línea de Ferret (foto derecha).

El inspirador veterano y activista de la Guerra de las Malvinas, Simon Weston, compartirá su historia en el Museo del Tanque el 25 de marzo.

Weston, un miembro de la Guardia Galesa, sufrió quemaduras del 46% cuando el RFA Sir Galahad fue atacado por aviones argentinos en Bluff Cove durante la Guerra de Malvinas de 1982. Su coraje y lucha para superar sus heridas y redefinir su papel en la vida lo convirtieron en un nombre familiar.


Murray Walker en el Museo del tanque.

En un contexto de tanques, Simon compartirá su mensaje de logro, de triunfo sobre la adversidad, de aprovechar el momento y triunfar. Después de la conferencia, será una oportunidad para ver los tipos de vehículos que habrían servido durante la Guerra del Golfo y los conflictos durante los siglos XX y XXI.

Queda un número limitado de boletos disponibles para la conferencia que se llevará a cabo el 25 de marzo a las 7:30 p.m., y los visitantes también tienen la opción de cenar en The Tank Museum, como parte de un paquete especial de Lecture Dining.