lunes, 16 de diciembre de 2019

Nuevo gobierno K y las relaciones con UK dentro del Brexit

Argentina vs Reino Unido: el nuevo mapa político en torno a las Islas Malvinas

Fundación Nuestro Mar




Ya en su discurso inaugural, el nuevo presidente argentino Alberto Fernández anunció un plan para relanzar el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas. Mientras, los británicos eligen nuevo Gobierno entre el malestar de los isleños por el Brexit y la posibilidad de abrir un diálogo con los argentinos.

El reclamo por la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas no estuvo ausente en el discurso inaugural de Alberto Fernández como presidente del país. El nuevo mandatario fue tajante al decir que “no hay más lugar para el colonialismo en el siglo XXI” y anunció que Argentina mantendría firme el reclamo sobre las Malvinas, algo que según organizaciones de excombatientes había sido una falencia del Gobierno de Mauricio Macri.

Fernández anunció que convocará a un consejo “donde tengan participación todas las fuerzas políticas, la provincia de Tierra del Fuego [que según Argentina tiene jurisdicción sobre las islas], representantes del mundo académico y excombatientes”.

El presidente argentino explicó que el nuevo consejo tendrá por objetivo “forjar un consenso nacional para diseñar y llevar adelante las estrategias que permitan conducir con éxito el reclamo, más allá de los calendarios electorales”.

“Defenderemos todas y todos, sin distinción de partidos, nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, la plataforma continental, la Antártida argentina y los recursos naturales que estas extensiones poseen, porque pertenecen al pueblo argentino”, enfatizó el mandatario, despertando aplausos de los presentes en la sede del Congreso.

Fernández intenta así relanzar el reclamo por la soberanía de las islas ocupadas por el Reino Unido desde 1833 y que en 1982 motivara el inicio de una guerra entre argentinos y británicos. Si bien Macri mantuvo formalmente el reclamo, fue cuestionado por ensayar un acercamiento con el Gobierno británico y haber firmado el acuerdo conocido como Foradori-Duncan.

La postura del nuevo presidente argentino despierta preocupaciones en el Reino Unido, donde la cuestión Malvinas también fue parte del debate en la campaña electoral de cara a las elecciones generales de este 12 de diciembre.

Al día siguiente de la victoria de Fernández en las elecciones del 27 de octubre, el primer ministro británico, Boris Johnson, saludó al mandatario electo argentino y, en un mensaje a través de Twitter, expresó su voluntad de “trabajar con su nuevo Gobierno para continuar fortaleciendo las relaciones entre el Reino Unido y Argentina”.

Fernández respondió por la misma vía y, tras agradecer el saludo, puso el tema Malvinas sobre la mesa: “Sin renunciar a nuestro reclamo de soberanía, debemos trabajar juntos para afianzar los lazos entre el pueblo argentino y el británico, que comparten mucho más de lo que imaginamos”.

Johnson no ha sido esquivo a la cuestión Malvinas. Mientras era secretario de Asuntos Exteriores (2013-2016), se convirtió en el primer jerarca británico de esa categoría en visitar Argentina en 25 años. Durante su estadía, sorprendió al visitar el Monumento a los Caídos en la Guerra de las Malvinas.

La postura de Johnson de un posible diálogo con Argentina molesta a los isleños, que también ven el Brexit con preocupación. La salida del bloque europeo provocará que las islas pierdan los beneficios comerciales con los que contaba.

Del otro lado estuvo Jeremy Corbyn, actual líder del Partido Laborista. Desde 1982 marcó una férrea discrepancia con que el Reino Unido hubiera iniciado una guerra con Argentina por las Islas Malvinas. En la actualidad, mantiene una postura de mayor diálogo y defiende la posibilidad de que los dos países alcancen un acuerdo por la administración de las islas.

En 2016, luego de que Corbyn fuera reelecto como líder laborista, la expresidenta y actual vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, lo saludó públicamente, destacando que se trata de “un buen amigo de Latinoamérica” que “siempre se ha manifestado a favor de la paz”. (SPUTNIK NEWS) #NUESTROMAR

sábado, 14 de diciembre de 2019

La ayuda de Brasil a la Argentina

Revelado: cómo Brasil suministró secretamente 'bombas, aviones y municiones' a Argentina durante la Guerra de las Malvinas

  • Un documento recientemente descubierto afirma que Argentina regularmente solicitó ayuda a un vecino sudamericano durante Malvinas
  • Brasil había afirmado ser neutral durante el conflicto territorial de los años ochenta

Por Matt Roper y Chris Parsons || Daily Mail


Brasil secretamente ayudó a suministrar armas a Argentina durante la Guerra de las Malvinas, se reveló hoy.

Brasil fue oficialmente neutral en el conflicto de 1982, que comenzó hace 20 años este mes cuando las fuerzas argentinas ocuparon las islas.

Pero documentos secretos del gobierno brasileño revelaron hoy que el vecino sudamericano de Argentina proporcionó apoyo logístico para el suministro de armas para su uso contra las fuerzas británicas, e incluso compró bombas y municiones para la junta militar argentina.




Apoyo: Una bomba argentina explota en la fragata Royal Navy HMS Antelope en el punto álgido de la disputa de las Malvinas en mayo de 1982


El documento afirma que el aeropuerto de Recife en Brasil recibía en un momento dos vuelos diarios de Buenos Aries de aviones llenos de municiones y explosivos (foto de archivo)

El documento afirma que el aeropuerto de Recife en Brasil recibía en un momento dos vuelos diarios de Buenos Aries de aviones llenos de municiones y explosivos (foto de archivo)

Un documento del Consejo de Seguridad Nacional de Brasil, desenterrado por el periódico O Globo, informó que Argentina contactaba regularmente al gobierno brasileño con solicitudes de ayuda en el esfuerzo de guerra.

Incluyeron la compra de aviones, bombas incendiarias, municiones para rifles, sistemas de radar y combustible de aviación.

Brasil también permitió que los aviones pertenecientes a la aerolínea nacional argentina, Aerolíneas Argentinas, pero que transportaban armas en secreto desde Libia y Cuba, se reabastecieran de combustible en los aeropuertos del país.


En un momento, el aeropuerto de Recife, en el noroeste de Brasil, recibía dos vuelos diarios desde Libia en ruta a Buenos Aires, repletos de municiones y explosivos, según otro documento de la Armada brasileña.

El suministro de armas también partió de Israel con escalas en las Islas Canarias y Río de Janeiro. A los aviones de Cuba, el enemigo de Brasil durante la Guerra Fría, también se les permitió pasar por el espacio aéreo brasileño, cargados de armas, según revela el documento.


Disputa: Brasil parecía respaldar más a Argentina sobre las Malvinas cuando la nueva presidenta Dilma Rousseff (arriba) prohibió que un barco de la Royal Navy atracara en Río a principios de este año.

Sin embargo, cuando se enfrentó a su apoyo clandestino a su vecino, Brasil negó rotundamente el cargo.

También se descubrió una carta nunca antes vista de la Embajada Británica en Brasil, acusando a Brasil de permitir el aterrizaje de un plan argentino cargado de armas.

En respuesta, el gobierno brasileño dijo que en su inspección del vuelo de Aerolineas Argentinas "no encontraron nada de naturaleza militar".

A pesar de sus pretensiones de ser oficialmente neutral, se cree que Brasil ha apoyado durante mucho tiempo a Argentina en el conflicto territorial.

Ambos países se refieren a las islas en disputa como las 'Malvinas', con Brasil respaldando a Argentina en la disputa de soberanía en 2010.

El gobierno brasileño también declaró que el programa de exploración de petróleo en alta mar del Reino Unido en la plataforma continental argentina era "ilegal" e "inconsistente con lo que determina las Naciones Unidas".

Las revelaciones reportadas sobre el apoyo de Brasil a Argentina pueden no sorprender a muchos, dada la postura de Brasil cuando estalló la disputa de las Malvinas a principios de este año.

En enero, Brasil se puso del lado de Gran Bretaña al rechazar el permiso de un barco de la Marina Real para atracar en Río de Janeiro.

El HMS Clyde, que patrulla las aguas alrededor de las Malvinas, se vio obligado a cambiar de rumbo a Chile después de ser rechazado por los brasileños.

Los analistas de política exterior afirmaron que la nueva presidenta brasileña, Dilma Rousseff, estaba tratando de jugar la "carta anticolonial" para satisfacer a las facciones de izquierda del Partido de los Trabajadores.



domingo, 8 de diciembre de 2019

Un gurkha en Buenos Aires comenta su experiencia en Malvinas

¿Degollaron soldados y cortaron orejas?: el único Gurka que entró en acción en Malvinas revela mitos y verdades del ejército nepalés 

Está en Buenos Aires como protagonista de Campo Minado, la obra de teatro que reúne a tres ex combatientes argentinos y tres del lado británico. ¿Qué tan sanguinarios fueron los Gurkas en Malvinas? ¿Es cierto que peleaban drogados? ¿Por qué combatir para una reina ajena? El día que detuvo con su cuchillo kikri a tres soldados argentinos
Por Julián Zocchi || Infobae

 
Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas (Maximiliano Vernazza)

La piel trigueña, la risa fácil y la verba urgente. Ese hombrecito de uno cincuenta y pico que camina por la avenida Corrientes –a 300 metros del obelisco–, bien podría ser el dueño de algún supermercado oriental instalado en Buenos Aires, el representante de una compañía de tecnología o simplemente un turista de algún país lejano. Pero la verdad es que carga con otra historia sobre sus espaldas. Se llama Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas.

A tres horas de la función de Campo Minado (la obra de Lola Arias que reúne a tres ex combatientes de Malvinas argentinos y tres del lado Inglés donde Sukrim es uno de los protagonistas), este Gurka que se retiró de la British Army en 1986 se encuentra con Infobae para hablar de todos los mitos que rodearon al ejército de mercenarios nepaleses que hace 200 años sirve a la Corona Británica.



¿Cuáles mitos? El veterano Marcelo Vallejos cuenta los rumores que corrían entre los soldados en 1982: “Decían que desollaban a los argentinos, que los mataban, les cortaban las orejas con su cuchillo kukri y se las comían”, recuerda sobre el escenario del San Martín. También cuenta lo que se juró durante años después de la guerra: “Me gustaría tener un Gurka delante de mí para matarlo con mis propias manos”.



 
Sukrim en el escenario del Teatro San Martín, durante su presentación en Campo Minado (Gustavo Gavotti)

Otra de las leyendas aseguraba que los Gurkas combatían drogados sin ningún tipo de instinto de supervivencia. “Se metieron en un campo de minas y saltaban por el aire pero seguían corriendo. Algunos chicos tiraban sus armas y se rendían pero los Gurkas los desollaban con sus cuchillos”, le contó un soldado argentino al periodista español Arturo Pérez Reverte.

Ahora estamos en el segundo piso del teatro San Martín antes del inicio de Campo Minado. Sukrim Rai se para frente a la lente del fotógrafo apoyado en uno de los ventanales que da a Corrientes. Pero la imagen clave se da cuando llega el kukri (también llamado khukuri), el arma blanca que se convirtió en una extensión del cuerpo de los Gurkas durante siglos y el elemento que acrecentó su mito.

-Mientras esperaban el contraataque británico, los soldados argentinos escucharon cientos de historias sobre los Gurkas. Historias de decapitaciones y de canibalismo. ¿Qué fue mito y qué fue realidad?

-Eso no ocurrió en Malvinas, tampoco en otras batallas. No sé cómo nace ese mito pero es algo que sólo se ha dicho en la Argentina. Quizá haya sido una estrategia para amedrentar al enemigo, pero no sé de dónde salió. Es tan falso que los Gurkas no mataron argentinos.


"Mi Kurki fue subastado, porque fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito", asegura

-¿Ningún soldado argentino murió a manos de un Gurka?

-Cuando yo estuve frente a sus soldados, fue mi decisión matar o perdonarles la vida a los argentinos. Entonces pensé en mi religión, Kirat, supe que si yo hacía algo bueno, Dios me iba a bendecir. Y fue lo que predominó a la hora de tomar decisiones en Malvinas.

-Otro mito de los 80 decía que los Gurkas veían cómo volaban sus compañeros sobre los campos minados y seguían corriendo como si estuvieran bajo los efectos del alguna sustancia.

-Si eso hubiese ocurrido puede tener que ver con nuestra religión, no con estar bajo los efectos de ninguna droga. Si uno es honesto consigo mismo y con Dios, él lo cuida y nada puede pasarte. Entonces nos sentimos protegidos y somos capaces de seguir y que nada nos detenga en pos del objetivo.


"Mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas y por eso fue subastado. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito" (Maximiliano Vernazza)

-¿El kukri que tiene en la mano es el mismo que usó en la Guerra de Malvinas?

-No, ya no conservo mi kukri porque fue subastado cuando volví a Inglaterra.

-¿Cuál fue el motivo para que subastaran su daga?

-Es que mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito.

-Cuando volvieron a Inglaterra las familias de los británicos fueron a recibir a sus soldados, en cambio a los Gurkas no los esperaba nadie: ¿No sintió que esa no era su guerra?

-En su momento no, sólo lo sentí años después cuando no nos reconocieron la pensión. Todos los esfuerzos que hice en mi vida fueron para poder satisfacer a mi familia, pagar la carrera de médica de mi hija Dilisha y los estudios de militar de de mi hijo Umed.

Leyendas y verdades de un Gurka

Sukrim Kulapacha Rai nació en Dharan, una ciudad ubicada al pie de un cordón montañoso que comienza a tejer el Himalaya desde el Asia meridional. A pesar de ser la ciudad comercial más grande del este de Nepal, las oportunidades laborales no abundaban. En la década del 50 se instaló un campo militar británico donde se reclutaban Gurkas que quisieran servir a la Corona Británica. “Los gobernantes son malos en mi país, no generan trabajo ni oportunidades para la gente. La salud y la educación es muy cara. Por eso, jurar por Inglaterra era la mejor opción posible”, asegura el asiático.

Fue así que Sukrim Rai fue detrás los pasos de su abuelo, “que sospecho que habrá combatido para Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial”, y su padre, “quien me contó que peleó en Malasia con los Gurkas para el ejército británico”, explica.

 

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica.

¿Por qué arriesgar la vida por una reina ajena? Después de mucho indagar, la respuesta parece ser una sola: “Por dinero”, va a largar Sukrim sobre el fin de la charla. Aunque, más allá del objetivo monetario, este nepalés se despega de la figura de un asesino a sueldo: “No somos mercenarios, somos soldados británicos. Yo fui sargento mayor. La única diferencia es que cuando dejamos de pelear tenemos una pensión más baja que los ingleses, lo que es una injusticia”, contesta Sukrim y saca luz uno de los conflictos de los últimos años entre nepaleses e ingleses.

El salario de un Gurka arranca en 3 mil dólares, para los soldados rasos, pasa por los 5 mil al siguiente nivel y un superior puede llegar a cobrar más de 9 mil dólares. ¿Por qué en dólares y no en Libras Esterlinas? “Porque seguimos dependiendo de la India”, explica Sukrim Rai. Aunque ese no es ni por asomo el mejor salario que percibió este nepalés en su vida. Después de Malvinas se convirtió en un trotamundos: estuvo en 41 países y siempre en zona de riesgo. Trabajó en una mina de oro en Ghana y como seguridad en Irak donde prestó sus servicios en una empresa que custodiaba una usina eléctrica y un pozo de agua, los objetivos más buscados para los ataques: “Estuve tres años cobrando muchos dólares por mes”, jura.


El ejército Gurka en Malvinas

Hasta 1982, Sukrim había viajado por el mundo haciendo ejercicios tácticos de combate. Entonces le tocó ir a la guerra. El 12 de mayo de 1982, subió al Queen Elizabeth II rumbo a Malvinas. “Estuve más nervioso en el viaje que en la guerra: me sentí muy mal, el barco se movía y yo no paraba de vomitar…”. Veintiún días después, con trasbordo al Northland en el medio, llegó a las islas.

El nepalés tenía un rango de Lance Corporal y pertenecía a la patrulla de reconocimiento, además de ser paramédico. “Para cumplir con la tarea que tenía yo en Malvinas necesitabas estar muy entrenado”, dice Sukrim que muestra sus músculos mientras repite “súper fit, súper fit”.

El 7 de junio, Sukrim Rai salió de recorrida desde Pradera del Ganso con un par de Gurkas. Cuando llegaron a Egg Harbour capturaron a 7 argentinos que salían de una casa. “Llamamos a un helicóptero para que se llevara a los prisioneros e hicimos noche en el lugar”, recuerda.

Y acá va a contar cómo usó su famosos kukri: “Al otro día, tres argentinos vuelven a la casa. Mi amigo Budy los vio desde lejos, no les habían avisado que sus compañeros habían sido capturados. Los observamos escondidos desde la ladera. Estaban armados. Cuando los teníamos a unos 15 metros le dije a Budy: ´Cubrime que yo me voy a acercar desarmado, sólo con mi kukri. Si tratan de matarme o lastimarme, dispará'. Y nos fuimos a emboscarlos", recuerda Sukrim.

Unos minutos después, Sukrim saltó desde una montaña y los argentinos vieron caer un Gurka desde el cielo con toda su leyenda a cuestas y su famosa daga en la mano: “Ellos estaban armados, pero se vieron tan sorprendidos que no hicieron otra cosa que rendirse: ‘Por favor, no me degüelles con tu kukri’, me pedían”, asegura el nepalés que le dieron.


“Reduje a los argentinos yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y me preguntó: ´¿Por qué no me mataste?´. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri´, le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida'"(Maximiliano Vernazza)

Durante años, la versión que circuló en la Argentina esobre aquella emboscada es muy diferente. El teniente Ugarte, de la Escuela de Aviación Militar, dejó su detallado testimonio en el libro Con Dios en el alma y un halcón en el corazón, de Pablo Carballo.

“Llegamos a una casa abandonada. Aparentemente no había nadie. Pero atrás de una roca apareció un oficial inglés y nos pidió que nos rindiéramos. Uno de nuestros oficiales le disparó, y al instante nos vimos rodeados por cerca de 35 gurkas. Pensé que estábamos perdidos y le dije a mis hombres: ‘Ya no hay nada que hacer. Resistir es hacernos matar inútilmente. Arrojemos las armas’. El oficial pegó un grito y los gurkas se nos vinieron encima. Pero el inglés pegó otro grito en nepalés y los chinitos se frenaron como el perro cuando grita su amo. Los gurkas empezaron a rodearnos. En una mano el fusil y en la otra el cuchillo. Hacían gestos, como si fueran a degollarnos. Nos tiraron al suelo y nos apuntaron a la cabeza. Me puse a rezar. Pasamos la noche con un gurka al lado de cada uno de nosotros. Con la punta de su cuchillo en nuestro cuello”


Los soldados que cuentan la historia de la guerra en "Campo Minado": Gabriel Sagastume, David Jackson, Sukrim Rai, Rubén Otero, Marcelo Vallejo y Lou Armour

Sukrim Rai tiene otra versión: “Los reduje yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y fue a una habitación solo. En un momento me pidió que le trajera la billetera de su mochila, empezó a besar las fotos de sus hijos y se puso a rezar. ‘¿Por qué no me mataste?´, me preguntó. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri', le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida´”.

-¿Sospecha que en algún momento pudo haberse cruzado con alguno de sus compañeros de la obra Campo Minado en la Guerra de Malvinas?

-De haber durado un día más la guerra, con Marcelo Vallejos suponemos que podríamos habernos encontrado porque los dos estuvimos en la batalla final de Monte Williams. Quizá estuvimos a metros, a un par de kilómetros. Yo soy el único Gurka que estuvo en acción en Malvinas cuando capturé a este teniente. Mi amigo Budy y yo. El resto no peleó, lo que desmiente todas las teorías de asesinatos sangrientos.


La billetera que el oficial argentino que él tomó prisionero le regaló años después de la guerra, y donde él lleva la foto de su familia que lo acompañó durante el conflicto de 1982 (Gustavo Gavotti)

-Esas versiones hicieron que su compañero Marcelo Vallejo sienta un gran rencor contra ustedes, los gurkas: ¿Cómo ha sido la relación entre ambos desde el día que se encontraron?

-Yo no los sentí enemigos ni en la guerra. Solo pertenecíamos a distintos ejércitos. Yo no me di cuenta que estaba con el enemigo, no tenía miedo, por el momento sentí que era un ejercicio como los que había tenido años antes de Malvinas. En cuanto a Marcelo, yo le expliqué que no sentía odio. Y tampoco sentí que él tuviera nada en contra mío. Creo que no fue incómodo ni para él ni para mí. Solo éramos soldados haciendo su trabajo y cuando terminó ese trabajo, terminó la guerra.

-¿Y cómo se siente en este nuevo rol donde no arriesga su vida ni tiene que amenazar con su cuchillo a nadie?

-Es realmente hermoso. En el ejército tenía que cumplir con un deber por dinero, en cambio aquí no lo hago por dinero porque gano muy poco. Ya no volvería a una guerra que deciden un par de tipos tomando whisky y a través de un celular. Los conflictos deben arreglarse sobre una mesa y con una lapicera. Esas son las armas que hay que usar.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Arqueología: Hallan el pecio del SMS Scharnhorst en Malvinas

Hallaron un buque de guerra alemán hundido durante una batalla histórica frente a las Islas Malvinas

Es el SMS Scharnhorst, buque insignia del Escuadrón de Asia Oriental, destruido en un combate contra naves británicas en el Atlántico Sur durante la Primera Guerra Mundial. Fue encontrado por el Seabed Constructor, el mismo barco que dio con el submarino argentino ARA San Juan
Por Germán Padinger || Infobae
gpadinger@infobae.com


El momento del hallazgo del SMS Scharnhorst (Cortesía TVT)


Los restos del poderoso crucero acorazado alemán SMS Scharnhorst, hundido en los primeros meses de la Primera Guerra Mundial frente a las Islas Malvinas, fueron hallados en el fondo del mar por el buque de exploración Seabed Constructor, informó este jueves una asociación histórica del Reino Unido que lideró la búsqueda.

El Scharnhorst, comandado por el almirante Maximilian Johannes Maria Hubert Reichsgraf von Spee, fue el buque insignia de la Escuadra de Asia Oriental que combatió para el imperio alemán principalmente en el Océano Pacífico y durante los inicios del conflicto bélico, hasta resultar casi enteramente destruida en una acción de la Marina Real del Reino Unido que fue conocido como la Batalla de las Islas Malvinas, el 8 de diciembre de 1914.

El descubrimiento realizado por el Seabed Constructor, a las órdenes del Falklands Maritime Heritage Trust (Fideicomiso para Patrimonio Histórico Marítimo de las Islas Malvinas), se enmarca en una búsqueda general de los cuatro buques de guerra alemanes hundidos ese día, iniciada en 2014 con motivo del centenario de la batalla, según reportó la organización en un comunicado oficial distribuido por PRNewswire.

 
La proa del SMS Scharnhorst, en imáganes tomadas por los vehículos autónomos submarinos (Cortesía del Falklands Maritime Heritage Trust)

La nave multipropósito Seabed Constructor, cuya dueña es la compañía británica de exploración Ocean Infinity, es la misma que fue utilizada en 2018 para buscar y finalmente hallar el naufragio del submarino argentino ARA San Juan tras su desaparición un año antes. En el hecho perdieron la vida los 44 tripulantes.

Además del SMS Scharnhorst, encontrado en abril de 2019 pero reportado apenas este jueves, también se están buscando los naufragios del crucero acorazado SMS Gneisenau y los cruceros ligeros SMS Nürnberg y SMS Leipzig.

Para encontrar el buque insignia del almirante Von Spee el Seabed Constructor debió desplegar cuatro vehículos autónomos submarinos y explorar un área de 4.500 kilómetros cuadrados de lecho submarino. El Scharnhorst fue hallado en el tercer día de este último intento y con la ayuda de sonares avanzados, a unas 98 millas náuticas (unos 181 kilómetros) de Puerto Argentino, la capital de las Islas Malvinas, y a una profundidad de 1610 metros.

 
El SMS Scharnhorst, busque insignia de la Escuadra de Asia Oriental (U.S. Office of Naval Intelligence)

Durante la batalla de las Islas Malvinas murieron casi 1.900 marineros, casi todos alemanes, por lo que la tripulación del Seabed Constructor realizó un acto conmemorativo en honor a los caídos luego de hallar el naufragio, el cual además no fue tocado en señal de respeto. El Falklands Maritime Heritage Trust, por su parte, buscará ahora que el sitio sea protegido por ley.

Desde el inicio de la búsqueda en 2014 la productora británica TVT ha estado acompañando a la expedición, grabando numerosas instancias del proceso. Las primeras imágenes de este documental sobre un episodio fundamental en la historia del Reino Unido y Alemania están siendo exhibidas en estos días.

“Es con emociones encontradas que anunciamos el descubrimiento del SMS Scharnhorst. Tras una búsqueda que comenzó hace 5 años, en el centenario de la batalla, estamos muy orgullosos de poder echar luz sobre este punto decisivo en la Primera Guerra Mundial, y por tanto un hito en la historia moderna”, expresó el líder de la expedición, Mensun Bound, en el comunicado oficial.

 
El buque tenía una tripulación de 840 hombres cuando fue hundido (Cortesía del Falklands Maritime Heritage Trust)

“El momento del descubrimiento fue extraordinario. Muchas veces estamos persiguiendo sombras en el lecho submarino, pero cuando el Scharnhorst apareció por primera vez en las pantallas, no había duda de que era uno de los miembros de la flota alemana. Podías incluso ver los impactos de los proyectiles. Entonces enviamos un minisubmarino para explorar y de repente el crucero apareció entre la oscuridad con sus armas apuntando en todas direcciones”, relató.

El Scharnhorst, bautizado en honor al general Gerhard von Scharnhorst, uno de los principales líderes alemanes durante las guerras napoleónicas, entró en servicio en la marina imperial de Alemania en 1907. Se trataba de uno de los nuevos cruceros acorazados que estaban siendo diseñados en esa época, buques que sin llegar a las dimensiones y capacidades de un acorazado convencional, tenían un blindaje y armamento reforzados pero retenían la velocidad y flexibilidad de los cruceros. Su desplazamiento rondaba las 13.000 toneladas y estaba dotado de ocho cañones de 210 milímetros en sus baterías principales.

Una larga y peligrosa travesía en los primeros días de la Gran Guerra

Cuando la Primera Guerra Mundial estalló en julio de 1914, el Scharnhorst se encontraba en la Micronesia y ya era el buque insignia del Ostasiengeschwader, el Escuadrón de Asia Oriental creado para proteger las colonias alemanas en esa parte del mundo. Tras reunirse con los restantes miembros de la unidad, y considerando la inferioridad de fuerzas frente a las marinas combinadas del Reino Unido, Japón, Australia y Nueva Zelanda, enemigos de Alemania, el escuadrón recibió las órdenes de comenzar una larga travesía a través del Pacífico, para cruzar luego hacia el Atlántico en el Cabo de Hornos y emprender el retorno a Europa. En el camino hostigaría las rutas comerciales vitales para el abastecimiento del Reino Unido.

Frente a las costas chilenas la escuadra de Von Spee debió enfrentarse a una flota británica que le perseguía de cerca. El combate llegó a conocerse como la Batalla de Coronel, el 1 de noviembre de 1914, y fue una gran victoria para las naves alemanas, que hundieron cuatro cruceros británicos sin perder a ninguno de los suyos. Más de 1.600 marineros británicos murieron ese día, uno de los peores en la historia de la marina real, tras lo cual Londres redobló sus esfuerzos para destruir al Escuadrón de Asia Oriental.

 
Los restos del SMS Schanrhorst fueron hallados por el buque multipropósito Seabed Constructor (Ocean Infinity)

La revancha llegó un mes después frente a las Islas Malvinas, un archipiélago reclamado por Argentina y el Reino Unido y que por ese conflicto fue escenario de otra guerra en 1982, sin que ninguno de los dos países haya abandonado su posición. En 1914 las islas albergaban una base naval de abastecimiento para la marina británica.

Las naves de Von Spee, que acababan de cruzar el Cabo de Hornos, se aproximaron a las islas con la intención de atacar la guarnición británica, pero fueron interceptadas por una gran fuerza de modernos cruceros de batalla, aún más poderosos que los cruceros acorazados, y varias otras naves que habían sido enviadas por el almirantazgo británico, comandado en ese entonces por un joven Winston Churchill, con el objetivo preciso de frenar al Escuadrón de Asia Oriental y vengar las pérdidas en Coronel.

Superados en número y en potencia de fuego, los buques alemanes fueron hundidos uno a uno, dejando un saldo de más de 1.800 muertos, incluyendo al almirante Von Spee y sus dos hijos, oficiales en la escuadra, y 200 capturados. Sólo el crucero ligero Dresden logró escapar, iniciando una larga travesía en solitario que culminaría en 1915 y en el lejano archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico Sur.

Desde aquel día, todos los 8 de diciembre los habitantes de las Islas Malvinas conmemoran la batalla que llevó a la Primera Guerra Mundial a las lejanas aguas del Atlántico Sur y que, para muchos analistas, frenó las aspiraciones imperiales de Alemania en el Pacífico.

“Ha pasado menos de un mes desde el Día del Recuerdo [11 de noviembre], cuando conmemoramos los millones que murieron en la Primera Guerra Mundial y en los conflictos subsecuentes. Un episodio de ese conflicto fue la Batalla de las Islas Malvinas en 1914. La búsqueda que organizamos tiene como objetivo ubicar todas las naves del escuadrón alemán, para que podamos aprender más sobre la batalla y conmemorar a los que murieron”, indicó Donald Lamont, presidente del Falklands Maritime Heritage Trust, en el comunicado enviado por la institución.

 
La Escuadra de Asia Oriental alemana en Valparaíso, Chile (Naval History and Heritage Command)

La noticia del hallazgo del Scharnhorst tuvo también un fuerte impacto en Alemania, donde los descendientes de quienes participaron en la batalla tendrán ahora información más precisa sobre el lugar en el que descansan los restos de sus seres queridos.

“Hablando como uno de los muchos familiares afectados por las fuertes bajas sufridas el 8 de diciembre de 1914, el descubrimiento del SMS Scharnhorst es algo agridulce”, expresó Wilhelm Graf Spee, descendiente del almirante en jefe del Escuadrón de Asia Oriental.

“Nos reconforta que se haya encontrado el lugar de descanso final de tantos, que ahora podrá ser preservado, pero al mismo tiempo nos recuerda la gigantesca pérdida de vida. Como familia hemos perdido a un padre y sus dos hijos en un sólo día. Como las miles de otras familias que sufrieron pérdidas inimaginables durante la Primera Guerra Mundial, los recordamos y debemos asegurarnos que su sacrificio no haya sido en vano”, concluyó.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Preocupan cambios en legislación pesquera kelper por el Brexit

Inquietante cambio en las leyes pesqueras de las islas Malvinas




Fundación Nuestro Mar


Como reflejo del brexit, el gobierno ilegítimo del archipiélago estudia cuotificar la captura del calamar sin capturas máximas permisibles. El tema, por sus variadas consecuencias, debería ser materia de tratamiento en la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS).

El Reino Unido se encuentra reperfilando la estrategia pesquera. Los barcos europeos ya no tendrán acceso automático a caladeros como Gran Sol en el Atlántico Norte. Una revisión similar se encuentra en proceso en el Atlántico Sur por parte de las autoridades ilegítimas de las Islas Malvinas, tendiente a alterar el régimen administrativo de las pesquerías incluyendo el manejo del calamar y las concesiones.

La medida responde básicamente a compensar los efectos del Brexit e intentar preservar las inversiones pesqueras y venta de permisos que representan casi el 50% del PBI del archipiélago y el 30% de los ingresos fiscales. Ambas referencias dan una idea de su importancia ante el riesgo de estancamiento.

La intención sería cuotificar el calamar illex argentinus a través de un régimen de cuotas individuales transferibles similar al que aplica Nueva Zelanda para las pesquerías de calamar flecha (dos especies del genero Todarodes). Las cuotas se distribuirían en proporción entre barcos que posean capturas históricas de acuerdo al volumen de las mismas, dejando un porcentaje para nuevos participantes.

Un informe de la consultora Terra Moana sugiere incluso otorgar licencias de pesca a perpetuidad. Ese documento sería la base de algunas de las reformas en la administración pesquera, con el objetivo explícito de retener el control de los recursos naturales, asegurar su explotación y permitir el acceso a mercados.

El enfoque es preocupante porque altera el esquema actual de manejo del calamar, que se basa en una estimación de la biomasa poblacional anual previa al inicio de la temporada (1 de febrero) y el cierre de la misma a más tardar el 30 de junio o antes, conforme a los rendimientos.

La inquietud reside en que no se fijarían capturas máximas permisibles, y es probable que los barcos anticipen la pesca, con una mayor presión extractiva de febrero a mayo, y el riesgo de que la prolonguen sobre la fecha límite aconsejable y operen sobre la fracción juvenil, afectando la sustentabilidad de la especie tanto en las aguas circundantes a Malvinas como en las internacionales. También atraería un aumento de la pesca por arrastre, y habría una mayor muerte incidental de mamíferos marinos.

Si bien el método neozelandés trasladado a Malvinas puede ser ventajoso desde el punto de vista de la economía de las islas, implicaría dejar de lado evaluaciones anuales en la forma de cruceros de pre reclutas, tal como realiza la Argentina. Esas estimaciones científicas son clave para poder alcanzar el valor de las asignaciones de captura.

Sin datos previos difícilmente habrá algún tipo de alerta para el cierre temprano que garantice el escape y proteja reproductores, lo que comprometería la situación de la pesquería en su conjunto. La cuestión adquiere gravedad adicional por la pesca desmesurada en la milla 201.

El tema, por sus variadas consecuencias, debería ser materia de tratamiento en la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS). De acuerdo a información pública, dicho Comité no ha sesionado en los últimos años y solo se reúne el Subcomité científico, que no tiene en agenda cuestiones de esta naturaleza.

Ese vacío es desilusionante y pone en evidencia la necesidad de reflexionar sobre mejores procedimientos diplomáticos y técnicos para encarar con eficacia la problemática de la pesca en el Atlántico Sur. (Roberto García Moritán – CLARIN)

sábado, 30 de noviembre de 2019

Malvinas bajo ocupación: Detalles de Puerto Argentino hoy

La estatua de Margaret Thatcher, la cárcel con 10 presos y otras particularidades desconocidas de las Islas Malvinas

El recorrido por el archipiélago y el contacto con los isleños, permitió conocer detalles peculiares del estilo de vida y una mirada tan opuesta como impactante respecto a la guerra de 1982 (Enviado especial)
Por Joaquín Cavanna Infobae
jcavanna@infobae.com



El busto está ubicado a pocos metros del monumento a los caídos británicos, y sobre el inicio de la calle que también lleva su nombre, Thatcher Road

La estatua de Margaret Thatcher

Si hay un lugar en el mundo en el que Margaret Thatcher es venerada y tratada como un prócer es en las Islas Malvinas. La “Dama de Hierro” posee una estatua, pero de bronce, en pleno corazón de Puerto Argentino. Ubicado a pocos metros del monumento a los caídos británicos, y sobre el inicio de la calle que también lleva su nombre, Thatcher Road, se erige el busto.

Fue presentado el 10 de junio, conocido en las Islas como el Día Thatcher, de 2015. Su creador fue un escultor local llamado Steve Massam, quien hizo el trabajo ad honorem y el monumento se presenta junto a una frase emitida por la entonces primera ministra británica al momento de la Guerra de Malvinas: “Ellos son pocos en los números, pero tienen el derecho a vivir en paz, de elegir su propio estilo de vida y lealtad”.

Como si fuera poco, en uno de los pasillos de la Casa del Gobernador de Malvinas existe la llamada "Puerta Thatcher" y dentro de la misma residencia está colgado un cuadro con su foto.

“Ella fue la única que nos escuchó en un momento de la historia de nuestras islas que nos parecían tener olvidados. Fue nuestra salvadora”, le dijo a Infobae Patty, una comerciante de 45 años, que a las seis de la mañana de cada día sale a correr de un extremo a otro de la avenida principal de Puerto Argentino, Ross Road.

La Argentina, siempre presente

En una de las calles, al este de la Isla Soledad, se levantó un inmenso mástil, donde los diferentes visitantes a las Malvinas colgaron unos carteles de madera con referencia a sus países o ciudades de origen. Cada tabla posee uno de sus bordes en punta, la cual indica hacia qué punto cardinal se encuentra su lugar de origen.

 
“Ojos de Campo. Taller de Fotografía para Chicos. San Andrés de Giles 1.930 km”, dice una de las tantas maderas en forma de flecha

Hay señales de Italia, Dinamarca, Francia, Argentina, Madrid, hasta Santiago del Estero. Sin embargo, la más llamativa fue realizada en San Andrés de Giles, una localidad de 3.200 habitantes: en la tabla se puede leer la inscripción: “Ojos de Campo. Taller de Fotografía para Chicos. San Andrés de Giles 1.930 km”. Ese cartel fue realizado y enviado por decenas de chicos que forman parte del taller fotográfico, en el cual no sólo aprenden ese arte, sino que reivindican la soberanía argentina.

La cárcel con un puñado de presos

Una característica clásica de los pequeños pueblos. Entre los poco más de 2.500 habitantes de Puerto Argentino, los crímenes y los delitos parecen pertenecer al terreno de la ficción. La comisaría y la cárcel de la capital de las Islas Malvinas aparentan ser dos pequeñas oficinas de paredes de maderas y lámparas con luces cálidas. Así, desde el Gobierno de las Islas se informó que en la prisión solo hay diez personas detenidas. Algunos pocos cometieron robos y la mayoría de los encarcelados fueron privados de su libertad por protagonizar incidentes en la vía pública debido a diversos cuadros de ebriedad.


La estación de policía y el edificio de la nueva cárcel, que se inauguró en 2009

La guerra, en los otros ojos

Resultan inevitables el shock y la incomodidad para cada visitante argentino al momento de toparse con las expresiones de los residentes en las Islas respecto a la guerra de 1982. Posiblemente, uno de los espacios de mayor contrapunto y de una más profunda carga emocional se vivió dentro del Museo Histórico de las Islas.

Dentro del pequeño establecimiento se diseñó y presentó una sala especial dedicada al punto de vista de los residentes en las Islas respecto al conflicto bélico que mantuvieron Argentina y Gran Bretaña entre abril y junio de 1982.


Sala temática del Museo Histórico de las Islas

“1982 en nuestra propia historia”, es el título de la sala temática y refleja nada menos que el punto de vista de los residentes de las Islas Malvinas desde el momento de la llegada de los militares argentinos al archipiélago y hasta el final del conflicto bélico.

El espacio está decorado con decenas de fotos, entre las que se destacan algunas imágenes tomadas por los residentes dentro de sus casas al momento del ingreso de los tanques argentinos. También se expuso la imagen de un panfleto presuntamente repartido por el ejército argentino a los locales con el fin de entablar un vínculo durante el comienzo de la guerra.

Así y todo, el registro de mayor impacto emocional es un documental expuesto en una pantalla gigante y titulado “Esta es nuestra historia”. Durante más de 15 minutos se muestran imágenes y fotos de la guerra y, de manera constante, se escuchan los testimonios de los residentes civiles locales y sus respectivas experiencias. El video finaliza con la ya famosa imagen de los soldados argentinos en plena rendición, con sus 18 y 19 años y sus débiles estados físicos, mientras se escuchan en simultáneo las palabras de alegría y alivio de los residentes locales por haber ganado la guerra y puesto fin al conflicto bélico.

Uno de los cuatro periodistas argentinos que viajó a las Malvinas en el vuelo de Latam de San Pablo-Córdoba-Malvinas es un ex combatiente. Regresó al archipiélago por primera vez desde su participación en la guerra. Ese preciso final del documental lo hizo quebrarse en un llanto desconsolado.

El coleccionista de huesos

Al sur de la ciudad de Puerto Argentino hay una residencia muy particular. Se trata del domicilio de Mike Butcher, quien se encargó durante años de coleccionar, limpiar y montar los esqueletos de diferentes tipos de ballenas de la zona. Y lo hizo en el patio de su casa.

El “coleccionista de huesos” expuso al menos cuatro variedades de esqueletos de diferentes tipos de ballenas en el simulado jardín delantero de su hogar.


El jardín de Mike Butcher

Sin la necesidad de convertir su domicilio en un museo natural, Butcher no tuvo mejor idea que colgar un cartel en una de las vallas de madera de la entrada y poner una lata sin tapa en el suelo. Allí, pide a los visitantes que dejen limosna para que él pueda persistir en la práctica de su hobby.

 
Monumento formando un arco con huesos de costillas de ballena

Así y todo, la casa de Butcher no es la única que expone los restos óseos de los cetáceos. En el jardín delantero de la Catedral de Puerto Argentino se erige un monumento formado por una especie de arco con huesos de costillas de ballena. La costumbre en las Islas es que aquellos matrimonios que se casaron dentro de la Catedral se introduzcan debajo de esos huesos para tomarse las primeras fotos como recién casados.

Antonina, la primera argentina en declarar su lealtad a la corona británica

Cerca del extremo este de la calle Ross Road se encuentra el cementerio de Puerto Argentino. Allí, entre la turba típica del terreno malvinense y las tumbas desgastadas y las cruces de piedra torcidas y caídas sobre el terreno, se destaca una lápida de mármol. Es nueva. No tiene más de diez años instalada allí. Sin embargo, la persona que yace debajo perdió la vida en 1869.

La dedicación y el cuidado de la lápida confirmaron que la difunta homenajeada es una especie de heroína para los residentes en las Islas.

Se trata de Antonina Roxa, que nació en la provincia de Salta en 1807, en ese entonces perteneciente al Virreinato del Río de La Plata y quien, según muchos historiadores, fue la primera persona no británica de las Islas Malvinas en declarar su lealtad a la Corona inglesa, en 1841.

 
La lápida de Antonina Roxa (Fotos: Infobae)

Se decía que era una suerte de “princesa”, al ser la hija de un jefe aborigen salteño. Llegó a las Malvinas en 1824 junto a una treintena de gauchos. “Roxa” formó parte de la delegación de Luis Vernet, el primer gobernador-comandante argentino en las Islas. Ya para 1829, Vernet nombraría a Antonina como ama de llaves de la residencia familiar y sede de gobierno y comadrona oficial del poblado.

Sin embargo, con la invasión británica de 1831, la historia de ese grupo de gauchos cambió para siempre. Mientras la mayoría de la población optó por abandonar la Isla ante la llegada del Imperio Británico, “Roxa” decidió permanecer allí. Fue una de las 14 personas de la comitiva de Vernet que se quedó en las Malvinas.

Con el pasar de los años, afianzó su relación con los británicos y hasta se convirtió en una especie de médica de la ciudad. También reforzó su perfil empresarial: llegó a poseer decenas de animales y se adueñó de un campo de unas 2.428 hectáreas. Murió a los 62 años, víctima de un cáncer.

Casi cien años después, los entre 10 y 15 argentinos residentes en las Islas Malvinas optaron por adoptar un perfil extremadamente bajo.

Infobae se contactó con dos argentinos residentes en la capital malvinense (y ambos casados con ciudadanas nacidas en las Islas). Ninguno quiso brindar su testimonio. Temían represalias tanto en las redes por parte de sus compatriotas, como en su propio lugar de residencia, por los compañeros de trabajo o del barrio.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Biografía: Los últimos días de la Thatcher

Los sombríos días finales de Margaret Thatcher: entre el afecto de la reina Isabel II y las afrentas de sus hijos 

Charles Moore cerró su trilogía sobre la ex primera ministra británica con “Herself Alone”, libro en el que revela el buen trato excepcional que dio la monarca a la política conservadora, mientras sus hijos intentaban aprovechar la “marca Thatcher” y traicionaban el secreto de su enfermedad


Infobae

 
Margaret Thatcher murió en 2013 luego de sucesivos honores de Isabel II y dolorida por el arresto de su hijo en Sudáfrica y la traición de su hija, que reveló su demencia senil. (Reuters)

Una mujer más acostumbrada al poder que a la vida, una amiga buena y leal de sus amigos, una madre atormentada por sus hijos, una personalidad enorme corroída por la demencia senil: esas son las imágenes principales que deja el tercer y último tomo de la monumental biografía de Margaret Thatcher que escribió Charles Moore. Después de From Grantham to the Falklands y Everything She Wants, este volumen, Herself Alone abre con la elección de 1987 en la cual la primera ministra se confirmó en el poder que ejercía desde 1979, por una mayoría abrumadora sólo comparable con el odio abrumador que también despertaba en el Reino Unido.

Pero poco después, por obra de sus propios pares conservadores —"una conspiración de tories", definió, sin ambages, Moore— Thatcher fue forzada a la renuncia. De un día para el otro lo perdió todo. Y se encontró vacía, “a solas consigo misma”, como describe el título del libro de casi 1.000 páginas. Sin saber qué hacer. Sin dinero en el banco. Sin entender cómo funcionaban el contestador telefónico y otros gadgets que se habían popularizado mientras ella había tenido secretarios y asistentes que amortiguaban su roce con lo banal cotidiano.

El libro parece llegar para corregir todo lo que se daba por cierto sobre su presunta mala relación con Isabel II: en realidad, la reina surge como uno de los personajes más amables con Thatcher en este tramo final, que va desde la cima que tan perfectamente sintetiza la foto de la portada, sacada por el fotógrafo de estrellas Helmut Newton, hasta el retrato de una anciana desarticulada que Meryl Streep hizo en La dama de hierro.

 
Aunque se habló mucho sobre la rivalidad entre Thatcher e Isabel II, este nuevo libro muestra una relación afectuosa. (AP)

A diferencia del historiador Ben Pimlott, quien describió en su biografía La reina que Isabel II se sentía “profundamente incómoda con los excesos” del gobierno de Margaret Thatcher, por ejemplo su inflexibilidad ante la famosa huelga minera de 1984, Moore cree que las rivalidades entre las dos mujeres se fueron suavizando durante los casi 11 años de gobierno de la primera ministra, y más aún después. Ninguna de las dos habló nunca sobre la otra; Thatcher apenas mencionó en sus memorias, como “muy profesionales”, sus encuentros semanales con la monarca en el palacio de Buckingham.

“Su problema con la reina era la clase social”, sintetizó el biógrafo, quien ciertamente no los tiene: estudió en Eton y en Trinity College, Cambridge, y dirigió los medios principales del conservadurismo británico: The Spectator, The Sunday Telegraph y The Daily Telegraph.

Thatcher era de clase baja y monárquica: en general se sentía incómoda en presencia de la reina pero su deferencia era tal, siempre tan temerosa de hacer el gesto equivocado o decir una palabra de más, que la propia Isabel II la encontraba casi condescendiente. Thatcher era impaciente y combativa, la reina no; ignoraba todo sobre el ocio de las clases altas, y según escribió Andrew Marr en The Real Elizabeth, la reina llegó a burlarse de eso: “La señora Thatcher sólo camina por la carretera”, respondió cuando un auxiliar en Balmoral le preguntó si la primera ministra iría a una excursión en la montaña.

 
La madre de Isabel II, la Reina Madre, fue desde el primer momento de la elección de Thatcher "una fanática apasionada" de la primera ministra. (James Gray/Daily Mail/Shutterstock)


De la familia real, la única que realmente quiso a Thatcher fue la Reina Madre, “una fanática apasionada” según Moore. Pero a pesar de que a Isabel II podrían haberle irritado inicialmente todos los esfuerzos de Thatcher por encajar, como usar el “nosotros” al hablar (lo cual es un privilegio de la corona) y vestirse de una manera inquietantemente parecida a ella, la monarca decidió cambiar las normas de la Orden de la Jarretera, la más antigua del reino, exclusiva para varones, a fin de poder entregársela a la primera ministra.

Isabel II y el escandaloso John Profumo

Margaret Thatcher salió extrañamente conmovida de la audiencia —una formalidad— en la que comunicó a Isabel II que renunciaba como primera ministra del Reino Unido, donde se había mantenido una década. Una de las damas de la reina debió ayudarla a bajar la escalera y apenas entró a Downing Street 10, corrió hacia el apartamento en el piso superior y se encerró a llorar en el baño. “Duele más cuando la gente es amable. ¡La reina ha sido tan amable conmigo!”, le dijo a su histórica secretaria privada, Cynthia Crawford, Crawfie.

“Se había señalado que la reina quería ‘darle algo’, lo cual significa alguna clase de honor. Como entre los planes inmediatos de Thatcher no estaba dejar la Cámara de los Comunes, no querría, por el momento, un título”, recordó Moore. Más adelante se pensaría en el título de barón para el marido, Denis, que la haría baronesa y sería hereditario, como ella quería, pues tenía una debilidad no correspondida por su hijo varón, Mark. Pero en el momento de su salida la reina decidió que, mientras eso sucedía, le daría un honor: la Orden al Mérito, que habían recibido sólo cinco mujeres en el casi siglo de su historia, entre ellas Florence Nightingale y (de manera honorífica) la Madre Teresa. Isabel II se lo anunció el 28 de noviembre de 1990, su último día como primera ministra.

 

En abril de 1995 recibió la Orden de la Jarretera, la orden de caballería más importante del Reino Unido, fundada en 1348 por el rey Eduardo III. “En 1987 la reina había cambiado las reglas para que, por primera vez, a la única orden religiosa que había sobrevivido a la Reforma pudieran sumarse mujeres que no pertenecieran a la nobleza", escribió Moore. La Reina Madre primero se resistió al cambio, pero cuando supo que su hija deseaba otorgarle la Jarretera a Thatcher pasó al equipo de los impulsores de la novedad.

“La reina también honró al Lady Thatcher al aceptar asistir a la comida en honor a su cumpleaños 70, que se realizó en el Claridge’s", contó el biógrafo el episodio que ilustra mejor hasta qué punto la relación entre las mujeres era distinta de lo que se ha creído. “No había hecho algo así por ninguno de sus anteriores primeros ministros”.

Y esa ocasión tenía una particularidad, muy polémica. A la fiesta también asistió John Profumo, el conservador caído en desgracia en 1963, cuando era ministro de Defensa, y que arrastró en un escándalo de sexo y política al gobierno completo del primer ministro Harold Macmillan.


John Profumo, el conservador que ocupó el centro del mayor escándalo de sexo y política en el Reino Unido. (Nils Jorgensen/Shutterstock)

Profumo tenía 46 años y estaba casado cuando conoció a Christine Keeler, una modelo de 19, que frecuentaba, con otras mujeres jóvenes y bellas, los ambientes del poder llevada por un amante, Stephen Ward. Loco por la muchacha, Profumo no tomó las mínimas medidas de seguridad y se zambulló en el affair. Cuando se enteró que Keeler también tenía otro amante además de Ward, Yevgeny Ivanov, que tenía la inconveniente profesión de espía como agregado naval de la embajada soviética, también lo supo el país entero. El caso causó la caída del gobierno conservador y el suicidio de Ward.

“Lady Thatcher había insistido en invitar a John Profumo” al Claridge’s. “Luego de mentir ante la Cámara de los Comunes sobre su romance con Christine Keeler”, historió, el conservador “había dedicado su vida a las obras de beneficencia”. Entre los políticos que siguieron siendo sus amigos se contaba Thatcher, que lo admiraba por el nuevo rumbo que había dado a su vida. “Quería ayudar a su rehabilitación tardía”.

No sólo la reina asistió al cumpleaños número 70 de Thatcher a pesar de la presencia del político nefando, escribió Moore: "Lady Thatcher sintió mucho gusto porque la reina invitó a Profumo a sentarse a su lado durante la cena”.

 
Margaret Thatcher junto a su amigo John Profumo (izq.) y Bill Deedes al lado de Dennis Thatcher, en 2003. (Coleccion privada/Herself Alone)

La lealtad de Thatcher por ese amigo llegó a involucrar a su familia. Su esposo, Denis Thatcher, era amigo del matrimonio Foreman, Ken y Mandy Foreman. El nombre de soltera de ella, Mandy Rice-Davies, también había estado en los diarios en 1963: “Junto con Christine Keeler, Rice-Davies había sido una de las dos mujeres principales en el escándalo Profumo y había mantenido relaciones con varios de los hombres involucrados, pero no Profumo", señaló el libro. En una ocasión, cuando Margaret invitó a Profumo a una fiesta de navidad, debió explicarle a Mandy:

—Me da vergüenza decirte esto, pero Margaret es muy amiga de Profumo y él va a estar.

—Bueno, yo nunca lo conocí —respondió ella. Pero prefirió quedarse en su casa y sólo su esposo, Ken, fue a la fiesta.

La reina del brazo de Lady Thatcher

Isabel II también asistió al cumpleaños 80 de Thatcher, en el Hyde Park Hotel (hoy Mandarin Oriental). “El encuentro fue un gran buffet, lo cual le permitió a la reina circular con Lady Thatcher a su lado. Las dos viejas damas parecían cómodas juntas: dos abuelas que pasaban un buen rato", escribió Moore. Todos los medios del momento destacaron lo inusual de la ocasión: la reina, del brazo de su ex primera ministra, departió amablemente con los demás invitados.

 
Thatcher recibe a la reina Isabel II en su fiesta de cumpleaños 80. (PA/TopFoto/Herself Alone)

Llegó la hora de los discursos. La reina los escuchó con paciencia educada. Al terminar, le dijo a Thatcher:

—Me temo que ahora debo marcharme.

—¡Qué buena idea! —respondió la homenajeada, que ya sentía las señales de su salud debilitada—. Creo que yo también me iré!

—¡Claro que no! —le dijo la reina—. Es tu fiesta.

Con su habitual temor a equivocarse, Thatcher le hizo caso.

Pocos años después, cuando ya la ex primera ministra estaba muy enferma, Isabel II manifestó que le gustaría asistir a su funeral en caso de poder hacerlo. “El único de sus primeros ministros al que le había brindado ese privilegio había sido Winston Churchill", destacó Moore.

Por entonces hasta la propia Thatcher hablaba de los preparativos para el día de su muerte. Pero “la expectativa de la presencia de la reina cambió las actitudes”. Algunos especularon con un funeral estado; por fin se acordó un funeral ceremonial, apenas un peldaño más abajo pero menos controversial: no requería una moción de la Cámara de los Comunes. Considerando que algunos de los carteles de los manifestantes que se acercarían a las exequias dirían “¡Púdrete en el infierno!” y “Murió la bruja”, evitar la discusión política fue una decisión razonable.

 
Isabel II y el príncipe Felipe encabezaron el funeral de Margaret Thatcher, al que asistieron 2000 personas, entre ellos Dick Cheney y Henry Kissinger. (AFP)

Margaret Thatcher murió el 8 de abril de 2013 en una habitación del hotel Ritz, invitada por los dueños desde su última internación —además de las isquemias que afectaban su cerebro, tenía cáncer de vejiga— después de la navidad de 2012. “El funeral se realizó el 17 de abril de 2013 en la capilla del Parlamento, y se anunció que la reina asistiría”, recordó el libro. Durante la ceremonia estuvieron unas 2000 personas, encabezadas por la reina y el duque de Edinburgo; entre los visitantes se contaron F. W. de Klerk, Dick Cheney y Henry Kissinger.

Cuando el ataúd salió del templo, alguien pidió tres vivas para Thatcher; al tope de la escalera, la reina se quedó mirando el espectáculo. “El obispo Chartres, detrás de ella, quedó impresionado por su ‘inmovilidad hierática’ mientras observaba la despedida señorial de su octava primera ministra".

La terrible relación con sus hijos mellizos

A pesar de sus orígenes humildes, Thatcher parece haber aprendido con menos dificultad cómo vincularse con la alteza máxima que con sus propios hijos. Mark y Carol nacieron por cesárea seis semanas antes de tiempo, justo cuando su madre se convirtió en abogada. Siempre se llevaron mejor con el padre, Denis, que con ella.

 
Denis Thatcher celebra la victoria de su esposa, Margaret Thatcher, junto al hijo de ambos, Mark. (Clive Limpkin/Daily Mail/Shutterstock)

Mark se casó con la hija del dueño de una empresa automovilística y durante un tiempo participó en el rally París-Dakar. En una ocasión, con la piloto Charlotte Verney y un mecánico, se perdió en el Sahara. Seis días más tarde los encontró un avión del ejército argentino y, lejos de la gratitud, Mark mostró la irritabilidad que lo caracterizaría durante el gobierno de su madre.

“Era un malcriado que se comportaba realmente mal”, citó Herself Alone a dijo un funcionario estadounidense superior que lo trató. “Explotaba la posición de su madre.” Como si el primer ministro fuera él, hacía escándalos si no lo ubicaban en la mesa principal de un evento, presentaba “toda clase de objeciones” y en general ”era extremadamente difícil".

Moore recordó que “The Observer denunció la participación de Mark en un polémico contrato de construcción en Oman”; también The Guardian publicó en su tiempo el testimonio de dos personas que lo acusaron de haber cobrado “una comisión millonaria” por un contrato que su madre firmó con Arabia Saudita en 1985. Si bien Margaret Thatcher debió auxiliar a su hijo en más de una ocasión por sus problemas financieros, se estima que Sir Mark —heredó el título de barón a la muerte de su padre— acumuló unos £ 60 millones. Desde 1986, para cambiar su domicilio fiscal, dejó de residir en el Reino Unido.

 
Carol, la otra hija de Margaret Thatcher, es periodista.

La política poderosa “también tenía dificultades con Carol”, siguió Moore. "Lady Thatcher tendía más a ser indulgente con los hombres que con las mujeres. Aunque ella fue ferozmente leal a su hija en su carrera de periodista —nunca perdonó a Max Hastings por haberla despedido del Daily Telegraph— ella deseaba que Carol pudiera de algún modo ser una persona diferente: más elegante, menos casual, alguien que pudiera asentarse, casarse y tener hijos. Desde luego, Carol se molestaba por ese deseo más bien fútil de su madre de cambiarla. En ocasiones llegó a decir, como una adolescente: ‘Odio a mi madre’”.

Carol se volvió famosa y participó en realities como I’m a Celebrity… Get Me Out of Here! y Most Haunted. Hizo un libro sobre su padre, otro sobre el ascenso político de su madre y un documental sobre la guerra de Malvinas, Mummy’s War, que la llevó a enfrentar en Argentina a las madres de soldados muertos: “Estábamos en guerra”, les dijo; “nosotros ganamos, ustedes perdieron”. Pero quizá la máxima falta de consideración de Carol Thatcher haya sido el libro que publicó poco antes de la muerte de su madre, en el que detalló su decadencia mental.

“Mark está arruinándote la vida”

“Mark, quien había regresado a Gran Bretaña desde los Estados Unidos apenas su madre lo llamó para decirle que renunciaba, apareció para ayudar. ‘Vio la oportunidad de manejar la vida de su madre’ recordó Amanda Ponsonby. ‘Tenía buena intención, pero no era el mejor organizador’”, citó Moore. Y así, mientras Carol “mantenía la distancia”, el intentó montar una oficina y crear una Fundación Thatcher. “Si algún miembro de la familia tuvo poder en esa situación, fue Mark".


 
Cuando debió dejar el poder abruptamente, Thatcher quedó por completo desorientada. (Monty Fresco/Daily Mail/Shutterstock)

—Dios mío, todo ha terminado —le dijo la secretaria de su madre, Crawford, al verlo.

—No, Crawfie —respondió Mark—. Esto apenas empieza.

Desde su perspectiva, “él ejercitaba la responsabilidad de un hijo sobre sus padres y rescataba a su madre, a quien describía como ‘extremadamente dubitativa y deprimida debido a los hechos recientes’”, siguió el libro. “Cada tanto caía desde los Estados Unidos, lleno de ideas y ansioso por capitalizar la ‘marca’ Thatcher”. Pero en la práctica funcionaba como un portero que administraba el acceso a su madre, sin poder lograr organizar mucho. Los colaboradores de ella lo describieron como alguien que “no era un buen compañero” y "no informaba a nadie sobre sus conversaciones y actividades”.

La puesta en marcha de la fundación marcó un límite. El personal de la oficina de su madre se quejaba: “Las intervenciones de Mark Thatcher eran cada vez más difíciles de administrar”. El ex embajador americano en Londres, Walter Annenberg, quien era amigo de la ex primera ministra, y un hombre rico, “en privado le manifestó que ella no lograría recaudar dinero para la Fundación Thatcher que se proponía hacer en tanto Mark estuviera involucrado”. Los potenciales patrocinadores del emprendimiento “pensaban que debía gestionarse con objetivos estrictamente filantrópicos” y que no debía estar a cargo de “alguien que que sólo podía, por razones impositivas, estar en Gran Bretaña por 90 días al año”.



 
Los Thatcher acompañados por su hijo Mark. (Shutterstock)

Algunos comentarios se filtraron al Sunday Times, que publicó: “‘Mark está arruinándote la vida’, los amigos le dicen a Thatcher”.

Pocas horas antes de hacer el anuncio oficial de la fundación, un control interno descubrió que “Mark había apresurado el desarrollo del proyecto sin cumplir con los requisitos legales y financieros para que fuera sin fines de lucro”; poco después la Comisión de Beneficencia le negó el estatus caritativo porque la fundación “realizaba demasiada obra política”. Julian Seymour, encargado del equipo de Thatcher desde 1991, tomó las riendas del asunto.

Mark también intentó intervenir en el contrato por las memorias de su madre. Primero “quiso hundir las negociaciones, porque pensaba que podía sacarle más dinero a Robert Maxwell (incluida, según se dice, una comisión de intermediario de USD 1 millón para sí mismo)”; el Sunday Times, de otro interesado, Rupert Murdoch, lo denunció, y el libro quedó en la nada. Un agente literario estadounidense intervino y consiguió un contrato con HarperCollins, que se estimó en su momento en unos £ 6 millones, por los volúmenes que serían Los años de Downing Street y El camino hacia el poder.

Mark detenido en Sudáfrica


 
Margaret Thatcher publicó en vida dos tomos de memorias y una colección de documentos. (Reuters)

A su manera, Mark quería a su madre, pero la relación era muy tensa. Cada vez que la visitaba los asistentes de Thatcher notaban “un aumento agudo en sus niveles de ansiedad”. Él, impulsado a “compensar su ausencia”, hacía cambios sin consultarla, como sacar de las ventanas las macetas con flores. “En algunas ocasiones se le escuchó gritar a su madre, quien nunca había sido buena a la hora de ponerle límites", describió Moore. Un miembro de su equipo recordó cómo ella ‘se apichonó’ cuando él le dijo, enojado, que había viajado con el portafolios equivocado, no el que él le había regalado. Él solía ser generoso con ella, pero su presencia no la tranquilizaba, precisamente”.

En 2004, cuando la salud de su madre ya era mala y él vivía en Sudáfrica, “Mark fue arrestado por su presunta participación en un complot para un golpe de estado en Guinea Ecuatorial (conocido como el golpe de Wonga), que fracasó cuando los mercenarios fueron detenidos, camino a su objetivo, en Zimbabwe. Sir Mark fue acusado de ayudar a financiar un helicóptero necesario para el golpe, por pedido de un ex militar británico, Simon Mann. Fue detenido en su casa de Ciudad del Cabo”.

La situación era difícil; Mann, que pagó el episodio con varios años de prisión, comprometió mucho al hijo de Thatcher. Mark negoció con la fiscalía: fue sentenciado a cuatro años sin cárcel efectiva: un tiempo de arresto domiciliario y una multa de 2 millones de rands.

 
Poco después de la muerte de su padre, Denis, a cuyo funeral asistió con Margaret Thatcher, Mark fue arrestado en Sudáfrica por haber financiado un intento de golpe en Guinea Ecuatorial. (Alisdair Macdonald/Shutterstock)

“Para Lady Thatcher el episodio fue naturalmente muy angustiante, y sucedió cuando, todavía recuperándose de la muerte de Denis, estaba débil para recibir un nuevo golpe", contó Herself Alone. Como otras veces había pagado las cuentas de Mark en esta ocasión fue prudente: “Ella sabía cómo eran las cosas con su hijo”, dijo Seymour a Moore. Quería ayudarlo pero "sabía que no podía ser arrastrada en el proceso y correr el riesgo de que se convirtiera en un escándalo político”. Por fin pagó el dinero, unas £175.000, y su hijo le cedió obras de arte de Edward Seago que eran de su propiedad pero estaban en la casa de ella.


El libro sorpresa de Carol

La comunicación entre Thatcher y su hija era tan escasa que una vez, cuando Carol preparaba un libro sobre su padre, Below the Parapet, y fue a la oficina de ella para buscar documentación de los años de su compromiso, nadie tenía idea de por qué los querría. Pero la verdadera sorpresa —literalmente: no dijo nada— fue la publicación en 2008 de una descripción minuciosa de la demencia senil de la ex primera ministra, el libro A Swim-on Part in the Goldfish Bowl.

“Carol hizo el primer relato público de la demencia y la pérdida de memoria que sufría su madre. Aunque el ocaso mental de Lady Thatcher no era un secreto precisamente, nunca se había reconocido en público, para proteger su privacidad”, destacó Moore. “Por eso la narración de Carol escandalizó al personal y a los amigos de Lady Thatcher. Carol no les había avisado que iba a hacerlo público”.

 
Los colaboradores de Margaret Thatcher intentaron ocultarle que su hija había publicado un libro en el que exponía en detalle su demencia senil. (Mike Floyd/Daily Mail/Shutterstock)

Según el libro, Carol había notado los primeros síntomas de su madre en el año 2000, cuando confundió la guerra en Bosnia con la guerra en Malvinas. “Los días malos apenas podía recordar el comienzo de una oración cuando llegaba a su final”, escribió.

El equipo de Thatcher quiso esconderle las revelaciones de Carol. “Controlaban cuidadosamente los periódicos que le mostraron apenas se conoció la historia”, relató Moore. Pero una tarde, cuando Lady Thatcher miraba televisión, vio el anticipo de una entrevista con su hija, que decía algo así como ‘Hablamos con Carol Thatcher sobre cómo sobrelleva la enfermedad de su madre’".

Thatcher se enfureció. "Llegó a decir que iba a desheredar a Carol, y comenzó a dar pasos para hacerlo, pero finalmente Julian Seymour la disuadió”, detalló la biografía. En todo caso, el secreto ya había dejado de serlo: "La revelación de Carol inauguró, sin que ella lo quisiera, la temporada de caza”.

Poco antes de su muerte, en 2012, cuando se estrenó La dama de hierro, Thatcher no quiso verla. La película pintaba de manera tan precisa su decadencia y su casa que se llegó a pensar que alguien de confianza había ayudado a la producción. A pesar de todo, a Thatcher le importó saber cómo la había retratado Meryl Streep. Cuando le mostraron una foto de la actriz caracterizada como ella dijo: ‘Hmmm, es atractiva, ¿no?”.

 
Thatcher no quiso ver "La dama de hierro", pero pidió una foto para ver cómo se había caracterizado Meryl Streep. (AP)