miércoles, 28 de agosto de 2019

Sheffield, Thatcher y el parlamento contado por el capitán Colombo

La dura e histórica interpelación en el parlamento británico a Margaret Thatcher por el hundimiento del Sheffield en Malvinas

La intimidad de una sesión en la que la Dama de Hierro ya ocultaba sus planes para incursionar en la Patagonia con la Operación Mikado -donde planeaba eliminar a los pilotos y misiles que atacaban a la flota- mientras los legisladores le demandaban que el conflicto bélico no escalara

 
El 4 de mayo de 1982 dos aviones Super Étendard munidos con Exocets hundieron al destructor HMS Sheffield en la Guerra de Malvinas. Fue la primera pérdida de un buque inglés después de la Segunda Guerra Mundial




Por Jorge Colombo (piloto naval retirado COAN)
Infobae

La sesión en la Cámara de los Comunes del Reino Unido prometía ser diferente, alejada de la rutina. Aquel 4 de mayo de 1982 se intuía vibrante y parecida a otras jornadas vinculadas al conflicto de Suez. Sin embargo, para encontrar un ambiente similar en Londres había que retroceder a los días de la Segunda Guerra Mundial y a su solemne atmósfera de consternación.

Esta vez, la opinión pública londinense se colaba dentro del recinto de la Honorable Cámara, agregando mucho de desconcierto e incredulidad. En el fondo, la pregunta ominosa se olfateaba en todas partes y podía sintetizarse en escasas cinco palabras: "¿Cómo pudo ocurrir algo así?". Una inquietud equivalente a comerse un gol argentino de media cancha en el estadio de Wembley.

Dentro del recinto había caído la noche, en más de un sentido, y el Ministro de Defensa británico, John Nott, ojeroso y demudado, esperaba pacientemente que le cedieran la palabra. Hasta que finalmente el portavoz de la Casa, Bernard Weatherill, siguiendo una tradición varias veces centenaria, llamó al orden y preguntó a los Honorables Miembros de la Cámara si el Honorable Ministro de Defensa contaba con la autorización para hacer uso de su honorable palabra. Un coro de voces altisonantes se alzó respondiéndole en inglés antiguo: "¡Aye!"(Sí)

Nott carraspeó, aclaró su voz como pudo y comenzó a dar explicaciones, como un chico en la escuela primaria tratando de convencer a su Director:

"Yo había dicho anteriormente en esta Cámara que se esperaban ataques argentinos sobre nuestras fuerzas. Lamento informar a esta Casa que los ataques se han concretado".

"Esta tarde, mientras realizaba tareas dentro de la Zona de Exclusión Total de las islas, el destructor Sheffield fue atacado con misiles. Se generó un incendio que está fuera de control, por lo que se ordenó a la tripulación abandonar la nave… Se ha rescatado a su Comandante y a casi la totalidad de la tripulación. Sin embargo, lamento decirles que de acuerdo con las estimaciones iniciales hay doce desaparecidos, y es muy probable que el número de bajas sea aún mayor".

 
El ministro de Defensa británico John Nott fue interpelado en la Cámara de los Comunes el mismo día del ataque al Sheffield.(Stephen Luscombe/Britishempire.co.uk)

"Las comunicaciones con el área de operaciones se han visto dificultadas y esta información debe ser tomada como provisoria hasta tanto sea confirmada… Se realizaron otras operaciones sobre las islas, en el curso de las cuales un avión Harrier fue derribado por fuego antiaéreo, y su piloto resultó muerto… La Fuerza de Tareas continúa con sus operaciones de acuerdo con los planes previstos".

El Honorable John Stokes, representante por Halesowen y Stourbridge, no se hizo esperar en su réplica:
"Mi honorable correligionario, ¿se da cuenta de que esta noche los ojos de la nación están puestos sobre nosotros? Como alguien que ha permanecido en esta Cámara durante doce años, y que peleó en una guerra a lo largo de otros seis, me veo en la obligación de advertirle que esta noche veo signos de pánico a ambos lados de la Cámara".

Cuando Nott intentaba contestarle, fue interrumpido por el Honorable Ian Mikardo, representante por Bethnal Green y Bow:
"En medio de la congoja que todos compartimos y que fue expresada por ambos lados de la Cámara, ¿podría el Honorable Caballero decirnos si la Primera Ministra todavía nos invita a regocijarnos?".

La pregunta no había sido formulada con sorna, pero la ironía era evidente. Nott intentó una respuesta evasiva:

"No haré comentarios al respecto, pero mucho me temo que deberé corregir mi información anterior. Inicialmente dije que en el Sheffield había doce hombres desaparecidos, y me acaban de informar que el número de muertos podría ascender a treinta. Realmente, a esta altura no dispongo de informes confirmados, por lo que estimo que sería conveniente esperar hasta mañana para…"

De nuevo lo interrumpieron, estaba claro que el Ministro no las tenía todas consigo. Si bien el ambiente de la Cámara no era marcadamente hostil, se podía percibir que los Comunes exigían precisiones e iniciativas políticas que el Gabinete de Ministros en esos momentos no tenían. Por sobre todo, y aun cuando no se había manifestado abiertamente, estaba implícita la exigencia de ver por allí la cara de Margaret Thatcher para que brindara explicaciones.

 
Margaret Thatcher fue duramente interpelada en el parlamento británico: “Mucha gente está preocupada ante la posibilidad de que las Fuerzas Británicas no estén haciendo bien las cosas”, reconoció (Ling/Evening News/Shutterstock)

No fue posible echarle el lazo a la Primera Ministra al día siguiente, miércoles 5 de mayo, porque a lo largo de la extensa sesión de esa fecha sólo hubo tiempo para que un atribulado John Nott –a quien se agregó un no menos confundido Ministro de Relaciones Exteriores, Francis Pym– fuera prácticamente interpelado y obligado a dar explicaciones sobre el desastre del Sheffield. La reunión fue agitada y los dos fueron sistemáticamente vapuleados por los miembros de la Cámara, incluyendo la intervención muy especial de Martin Flannery, representante por la ciudad de Sheffield. El lector imaginará por qué: los pilotos navales Augusto Bedacarratz y Francisco Mayora habían levantado una linda polvareda, pero lo mejor recién se vería al día siguiente.

La sesión de la Cámara de los Comunes del jueves 6 de mayo de 1982 ya figura en los anales de la vida política del Reino Unido (la interpelación a Margaret Thatcher), y de la misma se resumirá lo más interesante. En cualquier caso, ayudará a comprender por qué el hundimiento del Sheffield obligó a la señora Thatcher a dar seguridades de que su Gobierno (ahora sí) estaba haciendo todo lo posible por lograr un cese del fuego, algo que como todos sabemos no era cierto, al punto de lanzar inmediatamente la planificación de la operación "Mikado" para exterminar en Río Grande -a cualquier precio- tanto a los irreverentes criollos que tripulaban los Super Etendard como a sus máquinas voladoras.

 
Uno de los cinco Super Étendard con el misil Exocet usado en el conflicto del Atlántico Sur

El representante John Page fue el encargado de abrir el fuego, y para abreviar transcribiremos sin comentarios sólo los aspectos más relevantes de lo dicho durante esa memorable sesión.

John Page: "¿Pudo la Primera Ministra encontrar algún instante para sintonizar la radio y mirar la televisión, y juzgar por sí misma si el tema del Atlántico Sur ha sido presentado de manera de producir credibilidad en nuestros aliados de ultramar y confianza y coraje en los hombres de nuestras Fuerzas Armadas y en sus devotas familias?"

Margaret Thatcher: "A juzgar por los comentarios de quienes disponen de más tiempo que yo para leer y escuchar, mucha gente está preocupada ante la posibilidad de que las Fuerzas Británicas no estén haciendo bien las cosas. Comprendo que puedan existir momentos en que tanto nosotros como los argentinos seamos tratados al mismo nivel y puestos en un pie de igualdad. Comprendo que en ocasiones algunos comentaristas digan que los argentinos hicieron algo y recién entonces los británicos hicieron lo suyo. Sólo puedo decir que si esto es así nos ofende y origina gran zozobra entre mucha gente".

 
La Cámara de los Comunes se llenó de tensión, hubo intercambio de ironías y la Dama de Hierro en todo momento intentó apaciguar los ánimos de los legisladores asegurando que estaba atenta a las negociaciones diplomáticas internacionales para que el conflicto en el Atlántico Sur no escalara. Sin embargo, la Operación Mikado, para golpear Río Grande ya estaba en marcha (Shutterstick).

Michael Foot: "¿Estaría de acuerdo la Honorable Dama en que parece existir la real posibilidad de un cese del fuego que conduciría a acciones más concretas, y de que también existe la posibilidad de arribar a un acuerdo de paz efectivo? ¿Puede asegurarnos que se hará todo lo posible para alentar esa posibilidad, y que no se hará nada para interferir? En particular, ¿puede aclararnos cuál es su respuesta y la del Gobierno a las propuestas de paz del Secretario General de las Naciones Unidas?" [Javier Pérez de Cuéllar]



Thatcher: "Por supuesto, estamos haciendo todo lo posible para seguir el camino diplomático que nos lleve a un acuerdo negociado [la Honorable Dama escondía la honorable verdad]. Sin embargo, el Honorable Caballero sabe que al momento existen dos propuestas diferentes. Una de ellas corresponde a la que manejan los EE.UU. a través del Perú, acerca de la cual respondimos de manera constructiva.[Se refiere al despliegue diplomático entre el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry y el Secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig] .No sabemos si los argentinos contestarán de igual modo. La segunda es la que conduce el Secretario General, y es a la cual se refiere el Honorable Caballero, y la respuesta de Argentina no ha sido clara…Lo que sí parece claro es que están interesados en un cese del fuego, pero no en retirar sus tropas, a menos que reconozcamos su soberanía sobre las islas. De manera que tenemos dudas sobre lo que dijeron… Nosotros damos la bienvenida a las ideas que propuso el Secretario General y hoy mismo le enviaremos un mensaje poniéndolo en su conocimiento… Es muy posible que Argentina pretenda un cese del fuego sin retirar incondicionalmente sus fuerzas, lo que sería una estratagema para conservar la posesión de sus mal habidas ganancias…La resolución 502 debe ser aceptada en su totalidad, y no puede haber un cese del fuego a menos que sea acompañado por una retirada argentina adecuadamente supervisada".



 
Thatcher y el Secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Haig en Londres durante el conflicto de Malvinas

Foot: "Entiendo que pueden haber ambigüedades en la respuesta del Gobierno argentino, pero ¿podría aclararme la Honorable Dama si es que la propuesta del Secretario General relacionaba de alguna manera el cese del fuego con la retirada de las tropas argentinas? Si así fuese, creo que la respuesta de la Honorable Dama debió haber sido afirmativa…En vista del importante cambio registrado a nivel diplomático –no me refiero al Gobierno argentino sino a las acciones emprendidas por la Honorable Dama–, ¿podría darnos la más absoluta seguridad, estoy seguro de que toda la Nación así lo demanda, de que no habrá una escalada deliberada en las acciones militares, ninguna escalada que interfiera con las perspectivas que ahora se vislumbran de lograr una paz real?"

Thatcher: "Las propuestas del Secretario General de la ONU [Javier Pérez de Cuéllar] significan sólo un marco de referencia, sin detalles específicos ni cronogramas, sólo implican una base para la discusión. En cuanto a la referencia del Honorable Caballero sobre un cambio en el clima de las negociaciones a nivel diplomático, creo que se trata de una apreciación sin fundamentos. La propuesta del Secretario General es la sexta que yo y mis colegas hemos analizado en detalle durante el mes último, y eso difícilmente pueda ser calificado como una falta de actividad diplomática".

 
Leopoldo Fortunato Galtieri, Ronald Reagan y Margaret Thatcher

Foot: "Estoy mucho más interesado en el progreso de las negociaciones que en dirimir quién tiene razón. Nosotros, que a lo largo de toda la crisis hemos urgido a acompañar al Secretario General en sus gestiones, tenemos el derecho a decir lo que decimos. Comprendo que sólo se trata de propuestas formuladas por el Secretario General, pero deseamos que nuestro ferviente apoyo a las mismas pueda ser transmitido en las próximas veinticuatro horas".

Thatcher: "Sólo son propuestas para un marco de referencia, a las que estamos respondiendo positivamente… Esperamos recibir hoy algo más sobre la propuesta peruano-norteamericana… Pero quiero enfatizar una vez más que cualquier sugerencia, para ser aceptable, deber ser precisa en cuanto al cronograma propuesto y cómo será verificado".

Peter Viggers: "¿Está de acuerdo mi Honorable Colega en que resulta procedente que los EE.UU. hagan público su apoyo a nuestra decisión de resistir la agresión, y de esta manera contribuir a que tanto los dirigentes argentinos como su pueblo se den cuenta de cuál es su verdadera situación?".

 
“El gobierno argentino no escuchó el pedido del Presidente Reagan de no invadir”, expuso Thatcher en la sesión del 6 de mayo sobre la orden de Galtieri y la Junta Militar.. Foto Victor Bugge.

Thatcher: "Contamos con el total respaldo de los EE.UU., como esperábamos, y yo agregaría como siempre esperamos que tendríamos. Tengo dudas sobre si su rol de mediador –que nosotros apoyamos, y acerca del cual estamos agradecidos al General (Alexander) Haig– puede haber inducido a la gente a pensar que la causa argentina podría ser considerada como justa. La condena a la Argentina ha sido casi universal, porque los argentinos son los agresores… Dos días antes de la invasión, el Dr. (Nicanor) Costa Méndez llamó a nuestro Embajador en Buenos Aires y le dijo que todos los canales diplomáticos estaban ahora cerrados. El mismo Gobierno argentino rechazó el pedido del Consejo de Seguridad de no invadir. Ese mismo Gobierno no escuchó el pedido del Presidente (Ronald) Reagan de no invadir. Ese mismo Gobierno invadió, y desde entonces ha estado acumulando tropas y equipos, contrariando una Resolución de las Naciones Unidas. Esa es la clase de Gobierno que debemos enfrentar."

Geoffrey Cox: "¿Está al tanto la Primera Ministra sobre la opinión generalizada en el pueblo británico de que no debería haber una escalada en la intervención militar del Reino Unido en las islas? (Interrupción con abucheos de desaprobación) Teniendo en cuenta este antecedente, ¿ha venido hoy a esta Casa totalmente preparada para repudiar a los miembros del Partido Conservador y Almirantes y Generales retirados que ahora aparecen por televisión diciendo que, en caso de ser necesario, se debería atacar el territorio argentino?".

Thatcher: "Fueron los argentinos quienes escalaron la crisis, invadiendo las islas en medio de las negociaciones, y nunca dejaron de escalar… Mientras tanto, nuestra propia gente permanece en esas islas, bajo lo que creo que el mismo Líder de la Oposición calificó de agresión brutal y demente…Debemos continuar con las operaciones, porque si ordenáramos la suspensión de las actividades militares mientras duren las negociaciones, ¿qué sucedería? Estaríamos atados, con nuestra gente sojuzgada por un invasor que seguirá incrementando su poderío y reforzando sus posiciones para atacarnos a su voluntad."

Detrás del discurso de la Dama de Hierro

La Primera Ministra estaba disfrazando burdamente la restitución de las islas a los Territorios de Ultamar de la Corona como un rescate de dos mil rehenes isleños montado a nivel estratégico.

Dejo librado al lector la interpretación de todo lo ocurrido en la Cámara de los Comunes dentro de las 48 horas siguientes del ataque al Sheffield. Sin embargo, el análisis más o menos objetivo permite inferir que la magnitud del golpe asestado por la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque congeló momentáneamente el conflicto, y a sus consecuencias habría que remitirse: no se registrarían acciones bélicas de importancia en los días subsiguientes, porque el sacudón impuso un replanteo de la situación estratégica y diplomática, tanto en Londres como en Washington o en Buenos Aires, y el análisis de los hechos inmediatos posteriores al 4 de mayo de 1982 así lo demuestra.




Los pilotos argentinos de los Super Étendart que iban a ser el blanco de la “Operación Mikado” planeada por los ingleses para terminar con ellos y los misiles Exocet

Sin embargo, hubo excepciones a la virtual pausa de combate señalada, incluyendo el desarrollo de varios acontecimientos durante la primera semana de mayo, los que fueron posteriores al primero de ese mes y tuvieron su origen en las acciones navales protagonizadas por el grupo de batalla del portaviones 25 de Mayo y su escolta, en relación con el frustrado ataque a la fuerza británica con aviones A-4, previsto durante el crepúsculo matutino de ese día.

Los pilotos bajo el mando del Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox (Comandante ejemplar que voló a lo largo de todo el conflicto pese a tener los movimientos del brazo izquierdo significativamente limitados, consecuencia de haber terminado unos años antes junto con su A-4 en el fondo del mar debido al corte de un cable de frenado) no pudieron ser catapultados por falta de viento en cubierta y se quedaron con las ganas de atacar a la flota británica en una típica acción aeronaval puntual que bien podría haber cambiado prematuramente el curso del conflicto.

Las operaciones recién "culminarían" el 8 de mayo en inmediaciones del Golfo San Matías, cuando los buques argentinos ya se habían replegado para ponerse a salvo de la amenaza de los ataques de submarinos nucleares británicos.

 
Hundimiento del Sheffield Guerra de Malvinas 4 de mayo 1982

Y a no olvidar a los "antisubmarinos". Algún día se hará justicia al relatar con lujo de detalles las misiones cumplidas por la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina con sus traqueteados aviones S-2 Tracker a lo largo de esos días agitados y febriles. Embarcados en el portaviones y excediendo largamente sus capacidades específicas, realizaron las exploraciones antisuperficie. Esas fueron las que posibilitaron ubicar a la flota británica para intentar el ataque, a partir de la detección radar inicial de un solitario avión Harrier destacado desde el portaviones Hermes para espiar a los argentinos.

Pero el tremendo mérito de los Tracker vino después, cuando las misiones se extendieron al hostigamiento permanente y posteriores ataques sobre los submarinos británicos. Habrá que esperar la desclasificación de los archivos ingleses para reconstruir minuciosamente todo lo acontecido entre el 1° y el 8 de mayo.

El 4 de mayo con el hundimiento del Sheffield, el primer buque inglés abatido tras la II Guerra Mundial, los británicos supieron que eran vulnerables y los argentinos que podían hundirlos.

Independientemente del resultado final de la guerra, después de ese día ya nada volvería a ser igual, especialmente para el comandante de la flota, John "Sandy" Woodward.

Augusto Bedacarratz, el Segundo Comandante de los Super Étendard y Francisco Mayora, uno de los benjamines de la familia, habían demostrado que nos atrevíamos. Y la Armada Argentina había recibido la bocanada de aire puro y fresco que tanta falta le hacía.


Los pilotos Augusto Bedacarratz y Francisco Mayora al regresar de la exitosa misión del 4 de mayo: era la primera vez que misiles Exocet debutaban en un conflicto bélico

En verdad, la cuestión no era complicada: Bedacarratz y Mayora, típicos aviadores navales y excelentes profesionales, simplemente habían hecho lo que sabían hacer, luego de exigencias sin pausa y cientos de horas de vuelo bien aprovechadas a lo largo de gran parte de sus vidas. No sólo en nuestro país, sino también más allá de nuestras fronteras, en Francia, por ejemplo. Más precisamente en la bretaña francesa.

*El autor, capitán de Navío (RE) y master en Relaciones Internacionales, fue el Comandante de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de aviones Super Etendard que operó desde la Base de Río Grande y hundió al HSM Sheffield, al carguero Atlantic Conveyor y atacó al portaaviones Invencible.

lunes, 26 de agosto de 2019

El aprendizaje de Malvinas

El aprendizaje de Malvinas

Por Cornelia Schmidt Liermann ||  Infobae



Todos los argentinos que vivimos los años 80 tenemos algún recuerdo de un conflicto que pensábamos imposible: la Argentina le había declarado la guerra al Reino Unido, una de las potencias bélicas más importantes del mundo. Aun así, el país deshecho por la dictadura militar se unió en un solo grito de fe: las Malvinas fueron, son y serán argentinas.

Mientras los militares movilizaban a jóvenes muy jóvenes inexpertos a las islas, la ciudadanía entera se movilizaba alentando a aquellos jóvenes de cada una de las maneras posibles: donando alimentos, escribiéndoles miles de cartas, tejiendo ropa de invierno.

El 2 de abril se convirtió para muchos en un proceso que nos llevó de la euforia a una despedida eterna. Un día que, sin advertirlo, arrastraría a la muerte a 649 soldados y a muchos más que decidieron terminar con sus vidas tras la derrota y el maltrato.

Entonces, ¿qué nos enseñó Malvinas? Sí, que son nuestras. Que la soberanía le pertenece a nuestro país. ¿Qué más? Que las guerras generan sufrimiento. Pero también solidaridades impensadas.

Durante la Primera Guerra Mundial, en pleno enfrentamiento de trincheras, mi abuelo, el joven Paul Schmidt, del Regimiento de Infantería n° 83, aprendió a desmitificar al enemigo: durante las frías noches, cuando estaban acostados en el lodo codo a codo y las ratas se paseaban sobre ellos, y abrazados a sus carabinas, de una trinchera enemiga a otra se "tiraban" palabras de ánimo. Incluso compartían remedios con el enemigo. La noche los unía en humanidad. El día los enfrentaba en crueldad. Hoy conocemos muchas anécdotas similares de asistencia entre combatientes argentinos e ingleses.

Aquellos veteranos que pudieron volver a las islas relatan encuentros repletos de emoción con sus habitantes. Son los veteranos y los familiares de caídos en Malvinas nuestros mejores diplomáticos. Son ellos los que hoy comparten correspondencia tanto con los habitantes de las islas como con ex soldados británicos. Los unen los recuerdos, la memoria del miedo, del que perdió a un ser querido. Son artífices de uno de los proyectos humanitarios más bellos de estos últimos años: la identificación de los caídos.

Perdimos una guerra demencial. Aun así, los lazos con Malvinas se fortalecen día a día. Y son los mismos que, tras llevar un fusil, o cargar tristeza y desconfianza, hoy llevan cercanía, diálogo, comprensión.

Esa comprensión que nos falta a muchos políticos. Como reflexionó en un medio radial el ex director del Museo Malvinas, Federico Lorenz: "No reconocimos como país la experiencia de haber estado en Malvinas". Hoy tengo esperanzas de que Argentina logre, poco a poco, con honestidad, abandonar el enfrascamiento ideológico y abrazar una política de fraternidad.

Malvinas, prenda de paz y solidaridad.

La autora es diputada nacional. Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la HCDN.

sábado, 24 de agosto de 2019

Historias de coraje: Gómez Centurión en las islas

Gómez Centurión en las islas


Cuando Juan José Gómez Centurión y 38 soldados enfrentaron a 250 británicos. Infobae reunió a tres héroes que participaron del combate en las islas. "En la guerra se ve al ser humano en toda su dimensión", dijo el entonces subteniente de Infantería y jefe de la sección Romeo de la Compañía C del Regimiento 25.


Infobae

jueves, 22 de agosto de 2019

30 años de diplomacia por Malvinas

30 años después: la lucha diplomática por las Islas Malvinas

Small Wars Journal

Resumen
Más allá del trigésimo aniversario de la Guerra de las Malvinas, el Reino Unido debe explorar nuevas formas de afianzar sus lazos políticos, diplomáticos, económicos y culturales en toda América Latina, si es para contrarrestar los intentos argentinos de internacionalizar la disputa de las Malvinas y evitar una mayor solidaridad regional sobre los reclamos de Argentina. a las islas.



Las tensiones entre el Reino Unido y Argentina han continuado intensificándose antes del trigésimo aniversario del conflicto de las Malvinas de 1982, a medida que los intentos de Argentina de intensificar sus reclamos territoriales a las islas van más allá de la retórica política hacia esfuerzos más activos para ejercer influencia sobre los isleños y restringir La capacidad del Reino Unido para promover negocios británicos en la región. Sin embargo, si bien cualquier forma de confrontación militar entre los dos países es altamente improbable, el reciente éxito de Argentina en la internacionalización de la disputa y el impacto potencial que esto podría tener sobre los intereses británicos más amplios en la región significa que el Reino Unido debe ahora más que nunca utilizar otros aspectos. del poder nacional para evitar que esta situación siga aumentando en el período que se avecina.

Una "política de confrontación"

Adoptando lo que ha sido considerado por el gobierno británico como una "política de confrontación", los esfuerzos recientes de Argentina para forzar al Reino Unido a negociar la soberanía de las Islas Malvinas han incluido cada vez más intentos de implementar un bloqueo económico de las Islas y rechazar El acceso físico del Reino Unido a la región. Por ejemplo, al hablar a principios de este mes, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timmerman, declaró que Argentina ahora emprenderá acciones legales contra las empresas que participan en la exploración de petróleo en las Malvinas y que las compañías que brindan apoyo a los buscadores británicos podrían enfrentar sanciones de manera similar. A esto le siguió un anuncio de la intención de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de introducir tres vuelos semanales a las islas operados directamente desde Buenos Aires por Aerolinias Argentinas; un mensaje que ha generado preocupación en las Malvinas de que Argentina podría intentar bloquear los vuelos operados por la aerolínea chilena LAN, actualmente el único enlace aéreo de las Islas con América del Sur. Otros intentos recientes de Argentina para marginar al Reino Unido han incluido las llamadas de la Ministra de Industria de Argentina, Debora Giorgi, a los CEO de aproximadamente veinte de las principales empresas de Argentina, instándolos a reemplazar las importaciones británicas con productos producidos en otros lugares. A dos cruceros, Adonia y Star Princess, operados por compañías británicas, también se les negó el acceso al puerto argentino de Ushuaia el mes pasado; de nuevo tras el anuncio del sindicato de trabajadores del transporte de Argentina de que ahora boicoteará los barcos que enarbolan la bandera británica.

Los esfuerzos para restringir la capacidad del Reino Unido para operar dentro de la región también se han visto acompañados por los repetidos intentos de Argentina de internacionalizar la disputa de las Malvinas y reunir un apoyo regional más amplio para su política exterior. Los ejemplos recientes incluyen el anuncio de Perú de cancelar una visita programada al HMS Montrose de Gran Bretaña, que se realizará esta semana en la base naval de El Callao, una decisión que el ministro de Relaciones Exteriores peruano, Rafael Roncagliolo, tomó en "el espíritu de solidaridad latinoamericana". A principios de febrero, el Ministro de Relaciones Exteriores Timmerman también presentó una queja oficial ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad sobre la percepción de la militarización británica en el Atlántico Sur. Las agrupaciones regionales que han respaldado por unanimidad la posición de Argentina han incluido la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), la Organización de Estados Americanos (OEA) , y Mercosur, un grupo regional que incluye a Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, quienes anunciaron en diciembre de 2011 la decisión simbólica de prohibir que los barcos que navegan bajo la bandera de las Islas Malvinas atraquen en sus puertos.




¿Porqué ahora?

Desde que el presidente Kirchner llegó al poder, las relaciones entre el Reino Unido y Argentina se caracterizaron por una guerra de palabras en curso que alcanzó nuevas alturas el verano pasado cuando el presidente Kirchner acusó a Gran Bretaña de ser una potencia colonial en declive, cuya negativa a reabrir las negociaciones sobre las Malvinas Limita con la 'estupidez'. Posteriormente, la posición argentina comenzó a centrarse en lo que percibe como un intento de Gran Bretaña de intensificar su presencia militar en las islas. Si bien estas reclamaciones, y las acusaciones de que el Reino Unido ha enviado un submarino de clase Vanguard con armas nucleares a aguas de América Latina, se han negado en repetidas ocasiones en Londres, el reciente despliegue del Príncipe William de Gran Bretaña en las Malvinas - para la búsqueda de la RAF y el entrenamiento de pilotos de rescate ; el anuncio de que el nuevo Destructor Tipo 45 del Reino Unido HMS Dauntless será enviado a la región y la visita de los miembros del comité de defensa británico a las Islas Malvinas, ciertamente han alimentado la idea dentro de Argentina de que el Reino Unido está realizando un programa de militarización en el Atlántico Sur. Dentro de Argentina, este argumento ha sido respaldado por acusaciones de que Gran Bretaña ha tomado recursos argentinos de las islas y de las aguas que las rodean. Este es un sentimiento que se ha generado como resultado del aumento de la exploración petrolera en el Reino Unido alrededor de las Malvinas y el anuncio en enero de la compañía con sede en el Reino Unido, Rockhopper Exploration, de que pudo haber descubierto importantes reservas de petróleo en la Cuenca de las Malvinas del Norte.

Una explicación alternativa de por qué el gobierno de Kirchner ha aumentado sus esfuerzos para llevar a Gran Bretaña a la mesa de negociación, es que simplemente está explotando las quejas nacionales dentro de la Argentina para fortalecer su propia posición política. Al unir tanto a su oposición como a sus partidarios de la política exterior, la presidenta Kirchner está logrando desviar la atención de los aspectos menos populares e infructuosos de su presidencia, particularmente en relación con la política nacional, donde quizás no pueda cumplir. Esto podría incluir medidas de austeridad planeadas dirigidas a enfrentar la economía en crisis de Argentina y la alta inflación, la tasa anual de la cual, según algunas fuentes, se estima en alrededor del 25 por ciento, en comparación con las estadísticas oficiales del gobierno que colocan las cifras de inflación en poco menos del 10 por ciento. Esto no es sorprendente dado su historial de falsificación de estadísticas oficiales del gobierno. Otras áreas de las que podría querer desviar la atención incluyen el reciente retiro del FMI de Argentina; el mal manejo por parte de la Presidenta de la catástrofe del accidente ferroviario de febrero en Buenos Aires, y su incapacidad para abordar de manera afectiva el excesivo nivel de corrupción entre la policía argentina. Por lo tanto, hacer que la disputa por las Islas Malvinas se convierta en la pieza central de la actual política exterior de Argentina podría ser una táctica de distracción intencional del presidente Kirchner dirigida a permitir la consolidación de su propio poder político.

El presidente Kirchner también es quizás culpable de percibir al Reino Unido como un gran poder en declive; cuyos presupuestos en todo el gobierno están siendo recortados; cuyos militares están sobrecargados; cuya economía está fallando; que corren el riesgo de perder el control sobre otros territorios más cercanos a su hogar, como Escocia; cuya posición en Europa está cada vez más aislada; cuya relación especial con los Estados Unidos está menguando; y cuyo interés principal en mantener las Islas Malvinas está ligado al petróleo y la posible ruta que le da al Reino Unido hacia la Antártida en el próximo período. Dados estos supuestos sobre el debilitamiento percibido de la capacidad de Gran Bretaña para ejercer influencia internacional, la Argentina quizás cree que el Reino Unido puede ceder ante la presión y la intimidación repetidas sobre las Islas Malvinas, algo que se consideraría dentro de la Argentina como una importante victoria política para el gobierno de Kirchner. Quizás a Argentina también se le haya dado una confianza renovada a este respecto, dado que el apoyo de Estados Unidos al Reino Unido sobre el tema no se ha recibido abiertamente, entre otras cosas porque los principales políticos de los Estados Unidos en ocasiones se han referido a las Islas por su nombre argentino "Las Malvinas".

Posibles escenarios de futuro

En este contexto, hay una serie de escenarios posibles que se pueden presentar en el período que se avecina, que incluyen los siguientes: Primero, es posible que una vez que haya pasado el trigésimo aniversario del conflicto de las Malvinas, el gobierno argentino pueda ser menos ruidoso. en sus intentos de forzar a Gran Bretaña a negociar mientras se mueve en busca de políticas alternativas y más oportunas para unir a su electorado. Este escenario podría alimentarse aún más si un número cada vez mayor de argentinos pierda el apoyo a la postura actual de la política exterior de su gobierno hacia las Malvinas, una tendencia que fue ilustrada recientemente por un grupo de intelectuales argentinos que, desafiando la ambición del gobierno de tomar el control de las Islas Malvinas, instó al gobierno a reconocer el derecho de los isleños a decidir su propio futuro. Sin embargo, a la luz de otros desafíos internos en aumento que enfrenta Argentina actualmente, su perspectiva económica es potencialmente deficiente y el hecho de que ambos factores probablemente hagan que el nivel de popularidad del Presidente Kirchner descienda en el futuro, el problema de las Malvinas parece que está aquí para quedarse.

En segundo lugar, las tensiones en la disputa por las Islas Malvinas pueden llevar a una confrontación militar entre el Reino Unido y Argentina. Este es, con mucho, el resultado más improbable, entre otras cosas porque ninguna de las partes tiene el estómago político para los conflictos armados, sino también porque las Islas están increíblemente bien defendidas por cuatro aviones de combate Typhoon, misiles tierra-aire, la presencia regional de HMS Dauntless. y las capacidades de sobretensión proporcionadas por la base aérea de Mount Pleasant de la isla. Además, si bien las capacidades militares y de inteligencia del Reino Unido se han desarrollado significativamente desde 1982, no se puede decir lo mismo de las fuerzas armadas argentinas que pueden luchar para organizar un ataque exitoso en las islas. Por lo tanto, la pregunta más común sobre si el Reino Unido podría recuperar las Islas Malvinas o no es un gran debate. Además, Argentina siempre ha puesto énfasis en tratar de iniciar negociaciones pacíficas con el Reino Unido; cualquier forma de acción militar de su parte, por lo tanto, socavaría sus reclamos actuales a las islas entre sus vecinos, ya que, en última instancia, sería visto como el agresor.

En tercer lugar, Argentina continuará impulsando el tema y obtendrá más apoyo de los países que desean demostrar solidaridad hemisférica. Esto podría hacer que a Gran Bretaña se le niegue un mayor nivel de acceso dentro de la región, ya que Argentina puede influir cada vez más en la forma en que varios países latinoamericanos interactúan con el Reino Unido en el futuro. Esto podría afectar al Reino Unido a nivel militar y diplomático; y en términos de sus relaciones comerciales y futuras oportunidades de inversión regional. Por ejemplo, al negar el acceso de los buques militares británicos a puertos clave de América Latina, como ocurrió en Uruguay en septiembre de 2010, cuando se impidió que el HMS Gloucester atracara en Montevideo; y enero de 2011, cuando al HMS Clyde se le negó el permiso para atracar en Río de Janeiro. Argentina también podría tratar de poner fin al último enlace de aviación comercial entre las Islas Malvinas y Chile. A medida que la región continúa apoyando los esfuerzos de integración actuales, el Reino Unido podría verse cada vez más aislado en un momento en que intenta aumentar el compromiso en toda América Latina, un objetivo de política exterior reiterado por el Secretario de Relaciones Exteriores británico William Hague durante su última visita a Brasil.
Finalmente, mientras Argentina continúa sus esfuerzos para internacionalizar la disputa, podría perder cada vez más el respaldo de los socios regionales sobre sus reclamos territoriales, haciendo que sus esfuerzos por aislar al Reino Unido de la región sean menos efectivos. Este escenario es posible dado que, si bien la mayoría de los condados de América Latina prestan un servicio especial a la postura de las Malvinas en Argentina, existen opiniones mixtas sobre el tema en toda la región. De hecho, mientras que países como Venezuela pueden ver la causa como una oportunidad para hacer frente a la percepción del colonialismo, otros países como Brasil, Chile, Colombia y Perú, en realidad quizás estén menos preocupados por apoyar los reclamos de Argentina y, en cambio, están jugando un acto de equilibrio para tratar de complacer a dos socios con los que deben garantizar que se mantengan las buenas relaciones. Por lo tanto, países como estos están desgarrados, por un lado, quieren apoyar los principios de autodeterminación y rechazar las medidas que Argentina está tomando contra las compañías británicas y las restricciones que éstas tienen sobre su propio comercio; mientras que en el otro, ve a la Argentina como un socio esencial, con ganas de apoyar la solidaridad regional y renuente a criticar a la Argentina públicamente.

Enlazando vínculos regionales

Con la excepción de los dos meses de ocupación por Argentina en 1982, las Islas Malvinas han sido habitadas y administradas pacíficamente bajo la soberanía británica desde 1833. Sin embargo, a pesar de la persistencia del Reino Unido, las Islas deben seguir siendo territorio británico soberano mientras los isleños de las Islas Malvinas quieran estar Británicos, limitando el daño que podría ser causado a los intereses regionales más amplios del Reino Unido por la actual política de confrontación de Argentina requiere que el Reino Unido fortalezca sus relaciones en desarrollo en América Latina y recuerde a los países que poner barreras al comercio con el Reino Unido no es de interés para cualquier lado. En la actualidad, el Reino Unido ciertamente no carece de influencia a este respecto, especialmente porque Gran Bretaña actualmente representa alrededor del 4 por ciento de toda la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe. Esto incluye a Gran Bretaña, que es el segundo mayor inversionista extranjero directo y el cuarto mayor inversor extranjero directo de Colombia, lo que lo convierte en el cuarto mayor inversor conjunto en la región. Gran Bretaña también tiene una importante relación comercial con Argentina que no debe pasarse por alto; el año pasado, Argentina exportó bienes por un valor de $ 779 millones a Gran Bretaña e importó bienes por un valor de $ 664 millones.

Además de fortalecer los lazos económicos existentes al continuar fomentando nuevas relaciones comerciales entre el Reino Unido y América Latina, como el reciente contrato naval BAE Systems de £ 133 millones en Brasil, el Reino Unido también debe buscar nuevas formas de afianzar sus lazos políticos, diplomáticos y culturales. a la región. Este es, por supuesto, un proceso que ya está en marcha, como lo demostró recientemente la visita de marzo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Jeremy Browne, a América Latina, donde participó en una discusión sobre cómo la experiencia del Reino Unido puede respaldar el desarrollo de infraestructura en Chile y Colombia, y las aperturas disponibles. En el sector del transporte verde en el Perú. Este último viaje también le ha brindado al Reino Unido otra oportunidad de elevar el perfil olímpico de Gran Bretaña antes de los Juegos de Londres 2012, y es solo uno de los esfuerzos en curso que se están realizando para fortalecer las relaciones bilaterales del Reino Unido en todo el hemisferio. Por lo tanto, el Reino Unido ya está en una posición sólida para continuar configurando su relación futura con América Latina, sin embargo, el impulso, la innovación y un esfuerzo más conjunto deberán mantenerse en este sentido; de lo contrario, el hecho de estar de lado con Argentina en el debate de las Malvinas puede ser, inevitablemente, el curso diplomático más conveniente a seguir dentro de la región, algo que sin duda restringirá la capacidad de Gran Bretaña para desarrollar alianzas existentes y maximizar posibles oportunidades comerciales futuras en América Latina, así como otras perspectivas regionales potenciales. intereses.

martes, 20 de agosto de 2019

Cambio de nombre de calle en CABA

El macrismo volvió a cambiar el nombre de la calle "2 de abril" por "Inglaterra" y despertó la polémica

En 1982 los vecinos del barrio Agronomía modificaron la denominación original por la fecha de recuperación de las Islas Malvinas y hasta hoy se conoce como tal. Desde entonces, ningún gobierno lo oficializó y ahora el Gobierno de la Ciudad volvió a llamarla como antes

Infobae



 

 

Hace más de 30 años, al calor del patriotismo que despertó la Guerra de Malvinas, un grupo de ex combatientes pidió al gobierno de facto que modificara el nombre de las calles Inglaterra, Londres y Liverpool, pero nunca lograron una respuesta.

El Centro de Voluntarios por la Patria decidió entonces realizar las modificaciones por su cuenta, y fue así como el cartel que indicaba la denominación del pasaje Inglaterra, a la altura de la avenida San Martín al 4900, en el barrio porteño de Agronomía, fue reemplazado a la fuerza por la organización, por otro que rezaba: 2 de abril.

El tiempo pasó y tanto los vecinos como los distintos gobiernos que se sucedieron aceptaron de hecho el nuevo nombre, pero nunca fue oficializado a través de una ordenanza municipal.

Ahora, el gobierno de Mauricio Macri despertó la polémica porque ordenó cambiar el cartel de esa arteria por otro que lleve el nombre original, algo que despertó la furia de muchos vecinos que comenzaron a denunciar el hecho a través de las redes sociales, acusando al jefe de gobierno de "cipayo" y "vendepatria".

Si bien es cierto que la modificación nunca fue aprobada, los vecinos de la comuna 15 reconocen a la arteria con el nombre impuesto. Y en todo caso, para no herir sensibilidades, habría que presentar un proyecto de ley en la legislatura para llevar a cabo el cambio de una vez por todas.

El .presidente del Centro de Voluntarios por la Patria, Osvaldo Destefanis, explicó los antecedentes del caso: "La calle Inglaterra era una callecita del barrio de Agronomía. Con nuestra organización cambiamos el nombre en el año 1982. Nosotros hicimos todos los trámites necesarios para que nos reconozcan la modificación a través de los distintos gobiernos, pero jamás quisieron oficializarlo".

En un principio, el cambio fue simbólico, o al menos así lo registró el diario La Prensa en un artículo de la época. Pero con el correr de los años el nuevo nombre se impuso y la entidad pidió que se oficialice. "Desde la época del gobierno militar, después durante el de Raúl Alfonsín y también en el de Carlos Menem, pero siempre nos decían que 'se iba a tratar'", dijo Destefanis al Diario Veloz.

domingo, 18 de agosto de 2019

Malvinas: Los secretos sin resolver en la visión rusa

Los secretos sin resolver de la guerra de Malvinas

Revista Militar  (original en ruso)




En 2012, después de un período de secreto de 30 años en Gran Bretaña, los documentos de la década de 1980 sobre la guerra entre Gran Bretaña y Argentina sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands) fueron ampliamente publicitados. Un nuevo lote de documentos desclasificados del gobierno británico arroja luz, en particular sobre la estrategia del Ministerio de Asuntos Exteriores durante esta guerra, y revela algunos de los manantiales comúnmente camuflados de la política de Londres. En particular, como muestran los documentos, los analistas británicos monitorearon cuidadosamente los medios soviéticos y extranjeros tanto en Londres como en la Embajada británica en Moscú, rastreando los más mínimos matices de los materiales publicados en ese momento y tratando de desarrollar una línea que nos permitiera lograr el apoyo incondicional de los Estados Unidos y neutralizar la influencia de la URSS en el curso del conflicto.


Además, una gran parte de los documentos desclasificados de ese período en 2015 fueron publicados por la Administración Nacional de Archivos y Registros de EE. UU. Estos documentos también revelan algunos puntos interesantes con respecto a la relación dentro del gobierno de los Estados Unidos bajo Reagan, en particular entre los diversos elementos de su bloque de poder. Los documentos de los archivos de EE. UU. Muestran inequívocamente que la administración del presidente Reagan desde el principio, sin dudarlo, se puso del lado del gobierno de Thatcher y le brindó toda la ayuda que necesitaba.

LORD CARRINGTON: "EMPUJE EL TUBO LO MÁS LARGO POSIBLE ..."

Después de que las tropas argentinas capturaron repentinamente las Islas Malvinas el 2 de abril, el gobierno británico rompió relaciones diplomáticas con Argentina y envió secretamente destructores y fragatas desde Gibraltar a la Isla Ascensión bajo el mando del Contraalmirante Sandy Woodward, quien participó en los ejercicios oceánicos Springtrain de 1982. Por delante de ellos fueron enviados el submarino nuclear Spartan. Según algunos informes, otro, pero ya submarino de misiles británico, fue enviado a posiciones en el Atlántico Sur, donde estaba listo para lanzar un ataque con misiles en Buenos Aires.

En cualquier caso, el informe TASS del 31 de marzo acusó a Gran Bretaña de intensificar las tensiones al enviar un submarino atómico a la región. El informe de la CIA del 1 de abril también declaró que el 30 de marzo se enviaron uno o dos submarinos nucleares británicos a la región del Atlántico Sur. En el mismo informe, por cierto, se informó que Argentina "obviamente planea invadir las islas en disputa mañana si su creciente presión diplomática no funciona". ¿Cuánto coincide esto con las memorias de Thatcher publicadas en 1993, en las que afirmó que "nadie podía predecir la captura argentina de las Malvinas en más de unas pocas horas"?

¿Fue realmente así? Además, en una carta del 31 de marzo a Thatcher Reagan publicada en los EE. UU., Ella escribió: "Usted sabe acerca de informes de inteligencia alarmantes tanto de usted como de nuestras fuentes de que la Armada argentina puede estar lista para invadir las Malvinas en las próximas 48 horas ... Y nosotros solo hay 75 marines y un barco de reconocimiento de hielo ".

El informe de la CIA del 1 de abril declaró: "El Reino Unido está al tanto de una posible invasión y podría enviar fuerzas adicionales a las Malvinas. Hay una pista de aterrizaje para recibir grandes aviones de transporte, pero se requiere repostar combustible".

Algunos investigadores creen que Londres hizo pleno uso de la estrategia bien establecida de "atraer" a la entonces junta de los generales argentinos "calientes" que gobernaron en Argentina. Una revisión de la embajada de EE. UU. en Argentina con fecha 16 de mayo de 1979, enviada al Departamento de Estado de EE. UU., dijo que, en última instancia, Argentina recuperaría su soberanía política sobre los Malvins, muy probablemente sujeta a garantías firmes de la propiedad patrimonial de los isleños, su estilo de vida y bilateral acuerdos con el Reino Unido sobre el desarrollo económico y científico conjunto de este territorio. La llegada al poder del nuevo gobierno conservador en Inglaterra podría ralentizar este curso de los acontecimientos, pero está claro que el declive y la despoblación en curso de las islas requieren su adaptación a las nuevas condiciones, mientras que esto todavía es posible. “Sin embargo, la impaciencia de los argentinos y sus estados de ánimo revanchistas pueden alterar un enfoque delicado y gradual para resolver este problema. Esto conducirá a un endurecimiento de la opinión pública británica con respecto a la transferencia de las islas bajo el control argentino y un mayor deterioro de las relaciones británico-argentinas ".

Según las observaciones de diplomáticos británicos que compartieron con sus homólogos estadounidenses en las conversaciones de mayo de 1980 en Washington, la parte argentina estaba cada vez más impaciente por el estado de las islas. ¡Pero lo más "terrible" fue que los rusos y los cubanos "inundaron" a Argentina, mientras que Moscú desarrolló la cooperación con los argentinos en materia de energía nuclear! Como escribió uno de los analistas de la oficina de Forin, "cualquier relación con la URSS debería ser alarmante".

La serie de negociaciones que tuvieron lugar en 1980-1981, en la que los diplomáticos británicos utilizaron las instrucciones del secretario de Asuntos Exteriores británico Peter Carrington para "tirar de la gaita el mayor tiempo posible", no dio ningún resultado, pero causó una irritación cada vez mayor entre los líderes argentinos.

Las negociaciones regulares tuvieron lugar del 26 al 27 de febrero de 1982 en Nueva York. En ellos, la parte argentina propuso crear un mecanismo para una comisión bilateral permanente que se reuniría mensualmente y trabajaría para acercar las posiciones de las partes, es decir, según los argentinos, sobre cómo es más fácil y rápido transferir las Islas Malvinas a la soberanía argentina. La parte británica rechazó categóricamente este enfoque. El 1 de marzo de 1982, la parte argentina emitió un comunicado unilateral que terminaba con las palabras: "Si el problema no se resuelve lo antes posible, Argentina se reserva el derecho de poner fin a este mecanismo y elegir el método de acción más adecuado para sus intereses".

Comentario del embajador de los Estados Unidos en Argentina, Harry Schlödeman, del 24 de marzo de 1982: “Existe un punto de vista cínico, especialmente entre los políticos, de que el gobierno argentino ha puesto este viejo debate en el centro de atención para desviar la atención del pueblo argentino de los problemas económicos. No estoy tan seguro Las negociaciones con los británicos parecen haberse estancado naturalmente, dado el tiempo dedicado y la incapacidad de los británicos para negociar la soberanía. En cualquier caso, el gobierno argentino se encuentra en una situación política tan interna en la que tiene que hacer algo si no se acepta la propuesta de crear una comisión permanente ".

¡Cómo se veían en el agua! Pero Shlodeman, intencionalmente o no, solo notó el lado diplomático de la crisis que Argentina estaba experimentando. De hecho, a principios de 1982, una junta militar dirigida por el general Leopoldo Galtieri estaba en vísperas de un colapso económico: la producción industrial cesó, la deuda externa superó el presupuesto muchas veces, los préstamos extranjeros cesaron, la inflación fue del 300% anual. El dictador esperaba con la ayuda de una pequeña guerra victoriosa para elevar el prestigio de su régimen militar. También creía que la administración estadounidense Reagan tomaría el lado de Argentina, lo que ayudó a Estados Unidos en la lucha contra el liderazgo sandinista de Nicaragua. Sin embargo, ya el 1 de abril, el Secretario de Estado Alexander Haig envió instrucciones al Embajador Schlodemann para transmitirle a Galtieri que cualquier acción militar "destruirá las prometedoras relaciones entre Estados Unidos y Argentina".


En la tarde del 1 de abril, Reagan llamó a Galtieri y, en una conversación de 40 minutos, trató de convencerlo de que no invadiera las islas. Advirtió a Galtieri que la invasión dañaría seriamente las relaciones entre los dos países y ofreció su mediación, incluida la llegada del vicepresidente George W. Bush a Buenos Aires. Galtieri respondió que Argentina había estado esperando 149 años, no tenía intención de esperar más y rechazó la oferta de mediación, diciendo que "los eventos en sí mismos ya han superado esta oferta". Dijo además que Argentina usa todos sus recursos para restaurar su soberanía sobre las islas y es libre de usar la fuerza cuando considera que ha llegado el momento adecuado.

Es interesante notar que Reagan tenía una visión peculiar de la historia de las Malvinas. A juzgar por la entrada en su diario del 2 de abril, hablando con Galtieri, estaba convencido de que las islas pertenecen al Reino Unido "en algún lugar del año 1540" (!).

¡Y esto sin mencionar la Doctrina Monroe, que, expresada por el presidente James Monroe en 1823, debería haber contrarrestado la captura británica de las Islas Malvinas en 1833!

En la mañana del 1 de abril, 500 marines argentinos estaban en camino. El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas bajo el mando del general Mario Menendos, que llevaban a cabo la Operación Soberanía, desembarcaron en las Malvinas. Una compañía de marines británicos estacionados en Port Stanley cesó la resistencia por orden del gobernador inglés Rex Hunt. El nuevo gobernador, ahora en Malvins, era el general Menendos. El 7 de abril, tuvo lugar una ceremonia muy solemne de su asunción.

Desde el punto de vista militar, Galtieri esperaba que su Fuerza Aérea dominaría el archipiélago, y el Reino Unido en ese momento no tenía portaaviones listos para el combate. El comando de la Armada argentina informó a sus socios estadounidenses (Almirante Thomas Hayward) que la acción argentina se tomó para "contrarrestar la evidente amenaza soviética en la región, teniendo en cuenta a unos 60 arrastreros soviéticos en las Islas Malvinas", pero esto fue percibido por los estadounidenses con un sarcasmo no disimulado.

Los estrategas británicos, desde un punto de vista psicológico, calcularon con precisión que la opinión pública mundial, que había confirmado el reclamo de Argentina a las islas antes y condenó a Gran Bretaña, que "se aferró a los restos de su grandeza colonial pasada", inmediatamente se puso del lado de "isleños, fieles seguidores de la ciudadanía británica". a quien la junta argentina quiere subyugar por la fuerza militar.

Cabe señalar que todo el grupo de fuerzas y activos de Gran Bretaña, participando en ejercicios en la región de Gibraltar y enviados a las Malvinas, como concluyeron los analistas de la CIA, fue capaz de atacar a la Armada argentina inmediatamente a su llegada, desplazarlos de la zona de suspensión, luego bloquear las islas y esperar a que el principal fuerzas

Las tácticas de retrasar las negociaciones y la estrategia de "atraer" han dado sus frutos.

Fue una amenaza de intervención soviética

Al mismo tiempo, la inteligencia británica se encargó de intensificar el monitoreo de las acciones de la URSS. Entonces, el 2 de abril, se recibió información de un agregado militar estadounidense en Buenos Aires sobre la presencia de submarinos soviéticos a 50 millas de las Islas Malvinas, mientras supuestamente estaban bajo barcos de pesca soviéticos. El agregado estadounidense también dijo que tres submarinos argentinos se hicieron a la mar.

En la víspera del 1 de abril, la CIA envió un telegrama informativo indicando que la Armada argentina tenía información el 1 de abril sobre dos submarinos soviéticos en el Atlántico Sur en el área entre las Islas Malvinas y las Islas Georgia del Sur.

Posteriormente, tales mensajes "perturbadores" continuaron llegando periódicamente a Londres. El 14 de abril, un agente de cambio, quien, según él, estaba asociado con los argentinos en la embajada en París, recibió un mensaje de que cuatro submarinos soviéticos estaban en la región de Malvinas y que los rusos supuestamente informaron a los argentinos que estos submarinos los ayudarían si fuera necesario.

De hecho, el juego obviamente se realizó a una escala mucho mayor. En 2012, The English Guardian, que publicó extractos de documentos desclasificados, y Radio Liberty informó que la casi pesadilla de Washington era una posible intervención en el conflicto de la Unión Soviética. Sin embargo, esto está lejos de ser el caso. Un breve informe sobre la evaluación de la situación en torno a las Malvinas, preparado por la CIA el 2 de abril de 1982, declaró que "los soviéticos tratarán de usar la crisis y brindarán apoyo político a Argentina, pero no irán a una intervención militar directa". El 9 de abril, un documento de la comunidad de inteligencia estadounidense, The Crisis Around the Falkland Islands, dijo: "Es poco probable que los soviéticos participen directamente en esta disputa, aunque pueden proporcionar secretamente a los argentinos información sobre los movimientos militares británicos".

Finalmente, el informe del 15 de abril del Centro Británico de Inteligencia Unido también declaró: "No creemos que la URSS esté directamente involucrada en operaciones militares en la zona de conflicto".

La posición del liderazgo soviético en ese momento se hizo extremadamente clara de inmediato cuando el representante de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU, Oleg Troyanovsky, se abstuvo inesperadamente en la votación de la resolución propuesta por Gran Bretaña.

Los rusos no imaginaron ninguna "pesadilla" para el presidente Reagan, que estaba construyendo su política hacia la URSS, como se supo recientemente, sobre la base de novelas de espías de Tom Clancy. El 7 de abril de 1982, en una reunión del grupo de planificación del Consejo de Seguridad Nacional, en respuesta a las palabras del subdirector de inteligencia central, almirante Bobby Inman, de que no sabemos con certeza si los soviéticos están listos para intervenir en el conflicto, Reagan dijo: "Si los soviéticos entran en una conspiración con Argentina en "una invasión absolutamente ilegal, entonces, creo, ¡podríamos hundir toda la isla con la ayuda de un par de B-52!

Por supuesto, las acciones de la URSS desde el comienzo del conflicto se convirtieron en objeto de una gran atención por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores. El 5 de abril, Londres exigió que la embajada británica en Moscú evaluara:
  • La actitud general de Moscú ante el conflicto.
  • Las acciones de la URSS en caso de operaciones militares entre Gran Bretaña y Argentina,
  • Las acciones de la URSS en caso de sanciones económicas contra Argentina.
El mismo día, se envió una respuesta firmada por el asesor de la embajada, Alan Brook-Turner, de que si Argentina no pudiera obtener el apoyo total de los países del tercer mundo, probablemente perdería en caso de hostilidades, y los rusos probablemente estarían de acuerdo tácitamente con cualquier acción del Reino Unido sobre El regreso de las Malvinas. El 6 de abril, los analistas de la oficina de Forein concluyeron que "se puede argumentar que los rusos evitarán la participación militar en el conflicto".

El 8 de abril, durante una reunión con Haig Thatcher, declaró explícitamente que "ahora estamos rechazando la marcha victoriosa del socialismo ... y hemos llegado al punto en que no puede haber compromiso. Los soviéticos temen la intervención de Estados Unidos en el conflicto, porque ellos mismos están abrumados por sus problemas, y sería sorprendente si también decidieran intervenir ". Haig estuvo de acuerdo: sí, la URSS comenzó a ponerse en desventaja cada vez más.


Posición difícil para Washington



Como resultado de la corta lucha, solo quedaron montañas de armas de los argentinos en las Malvinas. Foto de www.iwm.org.uk

Por otro lado, los británicos, al parecer, inmediatamente vieron a través de los intentos de los estadounidenses con la ayuda de la "amenaza soviética" (incluso con la ayuda de los míticos "submarinos soviéticos que se esconden bajo los arrastreros de pesca") para suavizar la reacción del gobierno de Thatcher a la captura de las Malvinas por parte de Argentina. Los analistas británicos creían que la vigilancia y la recopilación de inteligencia por parte de satélites soviéticos, aviones de reconocimiento naval y buques de superficie, incluidos los buques pesqueros soviéticos en el área de Malvinas, aumentarían a medida que la fuerza de tarea británica avanzara hacia el sur. Al mismo tiempo, en respuesta a las inquietudes del subsecretario de Estado de EE. UU. Lawrence Eagleburger, expresó en una conversación con el embajador británico Neville Henderson el 15 de abril en Washington que los rusos podrían estar involucrados en hostilidades, Londres expresó su firme convicción: “No tenemos evidencia para apoyar de esto, y no creemos que la URSS se arriesgue a estar directamente involucrada en operaciones militares en la zona de conflicto ". Y agregaron: "No está claro si los comentarios de Eagleburger se basaron en preocupaciones reales o estaban destinados a suavizar la posición de Gran Bretaña con respecto a Argentina".

Aparentemente, Londres también estaba alarmado por los comentarios de Haig en una conversación con Thatcher el 13 de abril de que no temía que Estados Unidos interviniera por completo en el conflicto, pero anticipó la intervención militar soviética si Gran Bretaña lanzaba una acción militar en las Malvinas.

Londres entendió perfectamente las fluctuaciones de la administración estadounidense y su deseo, si no es neutralizar, al menos mitigar la severidad del conflicto anglo-argentino. Inmediatamente analizaron las relaciones entre la URSS y Argentina en todas las áreas y notaron su rápido desarrollo: acuerdos sobre el suministro de granos y carne, la creación de empresas pesqueras conjuntas en la región de las Malvinas y el suministro de uranio enriquecido para el programa nuclear argentino. Se observó especialmente que la URSS recibió un tercio de sus importaciones de granos de Argentina y tomó el 75% de las exportaciones de granos argentinos. Londres creía que era muy importante para la URSS, que, como se esperaba, debía importar alrededor de 45 millones de toneladas de grano en 1982 para compensar la mala cosecha por tercer año consecutivo. Los suministros argentinos ayudaron a la URSS a superar el embargo de granos de Estados Unidos anunciado por el presidente Carter en respuesta a las tropas soviéticas que ingresaron a Afganistán en 1979. Además, destruyeron la campaña ampliamente publicitada en Occidente para desacreditar a la economía soviética, que "no puede alimentarse".

El 12 de abril, Henderson dio una entrevista a la empresa estadounidense CBS. La audiencia estadounidense quedó impresionada, pero fue especialmente impactante para el embajador británico informar que los Osos rusos (aviones Tu-95) con un alcance de vuelo de 8 mil millas se basan en Cuba y Angola y están observando en el Atlántico Norte y Sur.

Como resultado, según las encuestas de opinión en los Estados Unidos, el 50% de los estadounidenses en caso de conflicto armado habló a favor de apoyar al Reino Unido, el 5% a favor de Argentina y el 30% a favor de la neutralidad.

Pero en realidad, en general, Washington no necesitaba ser particularmente persuadido. A juzgar por los documentos publicados, los analistas del USS NSS llegaron a una conclusión firme el 1 de abril: "La causa de Gran Bretaña es justa, y es un aliado más importante y cercano para nosotros". El 3 de abril, la Embajada británica solicitó la asistencia de Estados Unidos para convencer a los representantes de Zaire y Japón de votar en el Consejo de Seguridad de la ONU para el proyecto de resolución británico, y recibió garantías del Departamento de Estado de que "Estados Unidos hará todo lo posible para ayudar a la adopción de la resolución del Reino Unido". La resolución británica pidió un "cese inmediato de las hostilidades" y un "retiro inmediato de todas las fuerzas argentinas" de las islas y pidió a los gobiernos de Argentina y el Reino Unido que "busquen una solución diplomática a las diferencias existentes". Esta resolución No. 502 fue adoptada el 3 de abril. Era Panamá solo. La URSS se abstuvo porque, como creen algunos investigadores, "la KGB prometió una buena paliza de Londres desde Buenos Aires". El proyecto de resolución de Panamá no fue sometido a votación.

El proceso de tomar decisiones sobre el apoyo a Londres es muy colorido descrito en las memorias de James Rentschler, un miembro del personal del SNB.

En la mañana del 7 de abril de 1982, el Grupo de Planificación SNB se reunió para una reunión en la Casa Blanca. Reagan apareció en la reunión vestido con ropa deportiva con una chaqueta y una camisa azul con cuello abierto; después de la reunión tenía la intención de ir de inmediato a Barbados para visitar a su vieja amiga de Hollywood, la actriz Claudette Colbert, a quien iba a pasar las vacaciones de Pascua.

La pregunta principal es: ¿Estados Unidos necesita intervenir y por qué, cuándo y cómo?

CIA (Almirante Inman): Gran Bretaña declaró una zona de exclusión de 200 millas, y Argentina desvió sus barcos fuera de esa zona. Los británicos continúan cargando en los barcos, son extremadamente serios y movilizan todo lo que tienen en la Marina.

MO (Weinberger): el plan británico para desplegar sus submarinos, infligir el máximo daño y luego proceder con el aterrizaje. Argentina concentra sus fuerzas en la costa, pero el equilibrio de poder está a favor de los británicos.

El 6 de abril, la BBC informó que un avión de reconocimiento estadounidense, el SR-71, rodeó las Malvinas (Malvinas) antes y después de la invasión argentina para recopilar información que luego se transmitió a los británicos.

Vicepresidente Bush: "¿Qué tan exacto es este informe de ABC que dice que Estados Unidos supuestamente suministra al Reino Unido fotografías detalladas del despliegue de tropas y barcos argentinos recibidos de nuestro avión de reconocimiento?"

Weinberger: “¡Absoluta mentira! Un ejemplo típico de desinformación soviética. De hecho, los soviéticos reubicaron a sus compañeros y tal vez brindan a los argentinos información sobre los movimientos de la flota británica ”.

Después de eso, los miembros del grupo de planificación comenzaron a discutir los problemas de los aeródromos en el Atlántico Sur, los problemas técnicos de la longitud de las pistas, la capacidad de carga, los radios de reabastecimiento de combustible, etc., mientras Reagan se sentaba y miraba a la puerta, mientras su rostro decía claramente: "Cuando ¿Saldré de aquí?

El Secretario de Estado Haig: “Thatcher es extremadamente beligerante, ya que entiende que si la situación empeora, su gobierno caerá. Está muy perturbada por los recuerdos de la crisis de Suez, no quiere permitir nuevamente la vergüenza que Gran Bretaña experimentó en ese momento. Por otro lado, Argentina se está poniendo cada vez más nervioso y, tal vez, está buscando una salida ”.

Después de esto, surgió una disputa entre Gene Kirkpatrick, el representante de los Estados Unidos en la ONU, y el Almirante Inman sobre quién es más importante para Estados Unidos: Gran Bretaña o Argentina y si el Tratado de Río (Tratado de Asistencia Mutua Interamericana) debe ser respetado.

Reagan: “Propongo la siguiente solución. "Sería mejor para nosotros en el asunto con América Latina si manteniéramos amistad con ambas partes en esta crisis, pero es más importante para nosotros que el Reino Unido no pierda".

Después de eso, según Rentschler, Reagan y sus asistentes se apresuraron al helicóptero, que se suponía que lo llevaría a Barbados. "¡No pudo posponer el comienzo de su idilio caribeño ni siquiera por un minuto!" Haig apenas logró murmurar el oído del presidente en voz baja: "No se preocupe, señor presidente, nos ocuparemos de esta tarea. Llevaré a Dick Walters conmigo, hablará con los generales de la junta en la jerga militar española y los dejará sin palabras ".

Pero las palabras principales en todo este ajetreo anterior a la Pascua fueron hechas por el almirante Inman: “No tenemos otra alternativa que apoyar a nuestros aliados británicos hasta el final. No estoy hablando de relaciones de parentesco, idioma, cultura, unión y tradiciones, que también son importantes. Quiero recordar la importancia crítica de nuestros intereses comunes en el plan estratégico, la profundidad y amplitud de nuestra cooperación en el campo de la inteligencia, en todo el espectro de amenazas durante la Guerra Fría, donde tuvimos una estrecha cooperación con Gran Bretaña. Y quiero recordarles los problemas que tenemos con Argentina en términos de no proliferación nuclear. Si dejamos que los argentinos salgan del agua cuando usan armas convencionales, ¿quién puede garantizar que en 10-15 años no intentarán hacer lo mismo con las armas nucleares?

El 9 de abril, la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos concluyó que "una clara victoria británica habría evitado las consecuencias negativas para las relaciones entre Estados Unidos y Gran Bretaña".

El 13 de abril, a pedido de la embajada británica, Eagleburg dio el visto bueno para transmitir información a los británicos sobre la cantidad y calidad de armas y equipos militares, en particular equipos de guerra electrónica entregados por los Estados Unidos a la Argentina. Después de eso, la prensa informó que Estados Unidos podía interceptar todas las comunicaciones militares argentinas, lo que condujo a un cambio en el código militar argentino. El almirante Inman anunció esto en una reunión del SNB el 30 de abril, mientras expresaba su esperanza de "una pronta restauración de nuestra capacidad en esta área, aunque el daño de estas filtraciones en la prensa fue significativo".

El 28 de abril, el gobierno británico declaró que la zona de 200 millas alrededor de las islas estaba completamente cerrada desde las 11 a.m.del 30 de abril. El 29 de abril, Thatcher en su mensaje a Reagan escribió patéticamente: “Una de las etapas en los intentos de resolver esta crisis ha terminado. Me parece importante que cuando entremos en la siguiente etapa, Estados Unidos y Gran Bretaña deben estar del mismo lado claramente, defendiendo firmemente los valores en los que se basa la forma de vida occidental ”.

El 30 de abril, Haig hizo un comunicado de prensa indicando que desde el 29 de abril, Argentina rechazó la propuesta de Estados Unidos para resolver la disputa, el presidente de los Estados Unidos impuso sanciones contra Argentina: congelando todos los suministros militares, rechazando a Argentina el derecho a compras militares, congelando todos los préstamos y garantías ...

El conflicto anglo argentino terminó oficialmente el 20 de junio de 1982, cuando las fuerzas británicas desembarcaron en las Islas Sandwich del Sur. La victoria fue percibida como una nueva evidencia del poder de Gran Bretaña: un poder naval. El patriotismo en la metrópoli se volvió loco: el gobierno de Thatcher recibió las mismas calificaciones con las que contaba el general Galtieri. El hecho de que el régimen argentino fuera un régimen autoritario, semifascista, a los ojos de muchos británicos, le dio a la acción militar conservadora la sombra de una "misión de liberación", la lucha de la democracia contra la dictadura. ¡En Londres, con una gran reunión de personas, se llevó a cabo el "Desfile de la Victoria"! En Buenos Aires, Galtieri renunció.

La respuesta a la pregunta de una posible intervención soviética durante el conflicto aún la mantienen los fondos cerrados de los archivos rusos. Solo se sabe con certeza que el avión de reconocimiento soviético de largo alcance Tu-95 supervisó la fuerza de tarea británica. Además, los satélites soviéticos Cosmos-1345 y Cosmos-1346, lanzados el 31 de marzo de 1982, justo en la víspera de la Guerra de Malvinas, permitieron al comando de la Armada Soviética monitorear la situación operativa y táctica en el Atlántico Sur, calcular con precisión las acciones de la flota británica e incluso en unas pocas horas determinar la hora y el lugar del desembarco en las Malvinas del desembarco inglés.

viernes, 16 de agosto de 2019

Biografía: Sir Jeremy Moore

General Mayor Sir Jeremy Moore KCB OBE MC 1928-2007

Falklands War 1982




El mayor general Sir Jeremy Moore fue el comandante de las Fuerzas Terrestres Británicas que ganaron la Guerra de las Malvinas.

El General se unió a los Royal Marines directamente de la escuela en 1947 y pasó los siguientes 36 años en ese Cuerpo. Tan pronto como terminó su entrenamiento, fue enviado a Malaya, donde ganó su primera Cruz Militar en la acción de emergencia allí. Posteriormente, sus publicaciones variaron desde Housemaster de la Royal Marines School of Music, Instructor de la Escuela de Suboficiales y de RMA Sandhurst, Comandante de la compañía y servicio en la Revuelta de Brunei. Sirvió en la 17° División Gurkha y desde 1966 fue Subsecretario del Comité de Jefes de Personal en el MOD.
Recibió el OBE en 1973 y se convirtió en Mayor General en 1979, lo que lo colocó, como él mismo lo puso, "en una posición para recibir el mando de las fuerzas terrestres en las Islas Falkland". Bajo su mando, ganaron.


miércoles, 14 de agosto de 2019

Perú y Libia ayudan con MANPADS soviéticos a las tropas en las islas

Malvinas, documentos desclasificados: Perú y Libia ayudaron a la Argentina con misiles soviéticos

Por Mariano Sciaroni || Infobae


 

A partir del bombardeo de Aviones Vulcan, seguido por ataques de aviones Sea Harrier, del 1° de mayo de 1982, las fuerzas argentinas en las Islas Malvinas tomaron conciencia que la cobertura antiaérea debía, de alguna forma, mejorarse.

Es que, si bien zonas puntuales de las islas se encontraban protegidas por un buen número de cañones y unos pocos lanzadores de misiles (Roland y Tiger Cat), gran parte de las tropas desplegadas en el terreno no contaban con medios para hacer frente a los aviones y helicópteros británicos.

En el país solo existía un tipo de misil antiaéreo portátil, el Blowpipe, del cual solo había pocos ejemplares y, para peor, su uso requería un gran entrenamiento ya que el misil era guiado al objetivo por un pequeño joystick.

La solución más accesible estaba dada por un arma soviética: conocida en occidente como SA-7 (Código OTAN "Grail") y cuyo nombre original era 9K32 Strela, era un misil tierra – aire de muy corto alcance y guiado calórico (en este caso, busca los gases de escape de los motores de los medios aéreos) que era cargado en el hombro y disparado por un único operador.

De primera generación, daba una probabilidad de derribos modesta, agregándose que permitía atacar principalmente aviones en alejamiento o helicópteros. Había sido utilizado por primera vez por fuerzas egipcias, que el 19 de agosto de 1969 derribaron a un avión A-4 Skyhawk israelí, 12 millas al Oeste del canal de Suez.

Sin embargo, se lo consideró útil para Malvinas, en tanto daría finalmente aquella protección misilística a las tropas desplegadas por las islas. En especial, a aquellas fuera del poderoso paraguas defensivo en la zona de Puerto Argentino y el aeropuerto militar.

Un país amigo tenía este tipo de armas: Perú. Y, contactos de las más altas esferas mediante, comenzaron las gestiones para que un lote de estos misiles llegara a Malvinas.

 
Un militar peruano opera un misil SA-7 durante la Guerra del Cénepa, en 1995

Poco después, a principios de mayo (el día 6) llegó a la Base Aérea El Palomar -ubicada en territorio bonaerense- un cargamento de 120 de estos misiles con alrededor de 40 lanzadores, provenientes de stock peruanos y en un avión carguero L-100 de la misma Fuerza Aérea Peruana (FAP).

En el mismo vuelo arribaron dos oficiales que cruzarían a Malvinas, así como un tercero quedaría en Comodoro Rivadavia para adiestrar a los argentinos en el uso de estos equipos.

El 7 y 8 de mayo, en dos vuelos de C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, fueron trasladadas a Malvinas una cantidad limitada de lanzadores y misiles. Los oficiales peruanos cruzaron recién el 9 y fueron llevados rápidamente a la zona de Darwin / Pradera del Ganso para dar un curso acelerado de estos misiles a las tropas aeronáuticas allí desplegadas. Cumplida la tarea, silenciosamente como habían llegado, los militares peruanos volvieron a su patria.

También hubo otro proveedor de estas armas: un día después de la recuperación de Malvinas, el 3 de abril, concurrió el encargado de negocios de Libia en Argentina, el Sr. Alsharushi Albarrani a la Casa Rosada, a los fines de ofrecer armamento de todo tipo, así como dinero y petróleo "sin condicionamientos de ningún tipo, comisiones ni intermediarios". Agregó que la oferta "era de gobierno a gobierno".

Si bien la propuesta, basada en las convicciones ideológicas del líder libio Muamar El Gaddafi, fue considerada, no fue profundizada en el momento, cuando todavía se especulaba que Inglaterra no combatiría por las islas.

Vale agregar que la inteligencia naval brasileña consideraba (dando a esa información un elevado grado de certeza) que la Unión Soviética había pedido a Gaddafi este acercamiento con Argentina, para que el país "no fuera visto como responsable de esta entrega de armas". Es más, indicaba que la visita del embajador cubano a Buenos Aires (que había sucedido poco tiempo antes) había sido motivada para orquestar un puente aéreo entre Libia y Buenos Aires que tuviera su escala en Angola, país en el cual se encontraban luchando tropas cubanas.

La CIA también consideraba que la Unión Soviética podría encontrarse detrás del ofrecimiento libio. Sin embargo, ninguna de estas especulaciones constaba al gobierno argentino.

Recién el 15 de mayo de 1982 a las 20:00 hs arribó a Trípoli, capital de Libia, una comitiva integrada por un miembro de cada fuerza: el Brigadier Teodoro Waldner, el Coronel José Dante Caridi y el Capitán de Navío Juan Carlos Marengo, a fines de requerir finalmente la ayuda militar de aquel país africano.

Luego de una reunión formal apenas aterrizaron el día 16 a las 10:00 hs, los representantes de las tres armas se reunieron con quien se presentó como el vicepresidente libio, Abdul Salam Ahmed Jalub y tres coroneles (de aviación, de defensa y de marina). Todos se encontraban bien predispuestos para ayudar a la causa argentina.

Los militares argentinos se sorprendieron cuando, sin demasiados preámbulos, sus anfitriones libios les solicitaron que hicieran una lista de lo que necesitaban. Sin embargo, les advirtieron de entrada (entre otras cosas), que no había problemas en entregar armamento portátil, pero que en lo que hacía a armamento pesado occidental iba a resultar complicado. Y respecto del soviético, necesitaban "conseguir autorización para entregar armamentos significativos".

A todo evento, pidió tres días para contestar que podía o no entregarles. En lo que hace a los misiles SA-7, puede leerse en el requerimiento entregado a Libia, que el Ejército Argentino solicitó 50 lanzadores y 150 misiles. La Armada, por su parte, pidió 30 lanzadores y 100 de los misiles. Hay que recordar que la Fuerza Aérea ya contaba con dichos misiles, en tanto Perú se los había facilitado.

Con todo ello, con una respuesta casi totalmente positiva de Libia (entre las negativas se encontraron aviones Mirage y misiles antisuperficie AS-30), se firmó un convenio y, desde fines de mayo, en un número de vuelos de aviones Boeing 707 de Aerolíneas Argentinas y de la Fuerza Aérea Argentina, fue llegando a Buenos Aires un cargamento que totalizó la cantidad de 50 misiles y 10 lanzadores. No obstante, otras versiones hablan de 60 misiles con 20 lanzadores.

Obviamente, la Unión Soviética no había vetado la entrega de aquellos misiles a la Argentina. Hay que agregar que desde 1973 a 1986 Libia había recibido unos 20.000 misiles Strela-2, por lo que tenía una gran cantidad de estas armas. Muchos de estos misiles se tornaron luego en un dolor de cabeza para las agencias de inteligencia occidentales al caer el gobierno de Gaddafi (en el 2011) y quedar accesibles los depósitos militares de Libia para grupos terroristas de Medio Oriente.

Como nota, desde Puerto Argentino no estaban tan interesados en los misiles de corto alcance, sino que, cansados de los ataques fuera del alcance de las armas antiaéreas desplegadas consideraron como "único medio posible de atenuar continuación hostigamiento" el conseguir misiles soviéticos "mediano alcance tipo SA-6 o SA-2".

 
Soldados de Vietnam del Norte posan frente a un misil SA-2. Una batería de estos misiles requería de decenas de operadores entrenados y muchos equipos asociados. Hubiera sido imposible operar estos misiles en Malvinas

Claro que hubiera sido casi imposible transportar dichos sistemas a las islas (siendo el SA-2 especialmente voluminoso para ser transportado: se hubiera necesitado a un buque entero para mover una batería), que hubieran requerido una gran cantidad de operadores, no solo para los misiles, sino también para los sensores asociados.

Más allá del pedido de Puerto Argentino (efectuado el 18 de mayo), no hay constancias concretas que siquiera se intentaran conseguir este tipo de lanzadores de misiles durante el conflicto (aun cuando si existieron gestiones en la inmediata postguerra con la Unión Soviética, que terminaron en nada).


 
Mensaje de Puerto Argentino hacia el continente: manden misiles “mediano alcance” soviéticos

El 28 de mayo, en otro C-130 de la Fuerza Aérea Argentina, se cruzaron otros 60 misiles SA-7 a las islas, los cuales habían arribado a Comodoro Rivadavia el día anterior. Los mismos fueron repartidos entre los Regimientos de Infantería del Ejército Argentino, el Batallón de Infantería de Marina (BIM) 5 de la Armada Argentina y otras unidades militares.



La inteligencia británica había para entonces escuchado rumores acerca que Libia podía estar entregando armas a Argentina. Un diplomático británico que operaba desde Libia, sin embargo, había recibido el 30 de mayo de "una fuente confiable" la afirmación que "Libia no estaba entregando armas a Argentina".



La fuente seguía diciendo que "una delegación argentina de tres hombres había llegado a Trípoli diez 10 atrás, pero que solo los habían recibido porque los acompañaba alguien de la Cruz Roja. Los argentinos habían pedido ayuda financiera y militar, pero los libios les dijeron que tenían problemas financieros y, en lo que hace a las armas, las necesitaban" y no las podían entregar. La "fuente confiable" (claramente, muy poco confiable) siguió diciendo que Gaddafi estaba especialmente molesto con los argentinos.



 
En una foto de reconocimiento británica, se puede ver un soldado argentino apuntando un misil SA-7 y, detrás y en una zona de carpas, otro con un misil Blowpipe

Más allá de las presunciones del mundo de los espías, el 31 de mayo un piloto civil británico había observado un Boeing 707 con colores de Aerolíneas Argentinas en el aeropuerto de Trípoli, detenido en la zona militar. El civil británico, quizá con intenciones de emular a James Bond, había contactado entonces a un ciudadano sueco que se encontraba en el lugar, quien le dijo que trabajaba asesorando militarmente al gobierno libio y que en el avión argentino se habían cargado 400 misiles "ERM", equivalentes a un "mini – Exocet". Obviamente, dicha información era (nuevamente) enteramente falsa.

Pero ya había sido suficiente de rumores y luego de informar al Foreign Office, el embajador en Libia se puso directamente en contacto personal con Gaddafi, quien "negó categóricamente" (en concordancia con la "fuente confiable") que estuviera entregando material a nuestro país.

Sin embargo, los británicos no le creyeron. Un par de días más tarde, un espía en Brasil les revelaría la existencia del puente aéreo que unía Trípoli con Buenos Aires (vía Recife). Pero ya era tarde, la ayuda de Libia seguiría llegando.

Para el 1° de junio, el alto mando militar señalaba que no se podían enviar más misiles portátiles antiaéreos a Malvinas (y, con ello, cumplir un pedido desde las islas) ya que "no hay más en existencia en el país".

Sin embargo, al muy poco tiempo llegó otra parte del cargamento de misiles desde Libia, cruzando el 12 de junio (en otro vuelo de Hércules) los últimos 6 lanzadores y 24 misiles. La guerra terminaría dos días después.

 
Misiles SA-7 capturados por los británicos luego de la rendición argentina

Si bien fueron lanzados una cantidad apreciable de misiles (que, vale la pena aclarar, pareciera fueron todos de la versión ligeramente mejorada "Strela-2M" o SA-7b para la OTAN), no hay derribos confirmados atribuibles a este sistema de armas.

Más allá que el misil tenía una efectividad limitada, el conocimiento del arma que recibieron las fuerzas de Ejercito y de la Armada, en algunos casos, fue un panfleto con las instrucciones más básicas de como mantenerlo y dispararlo. Y, hasta parte de esos panfletos ¡estaban en ruso!

Aún sin conseguir derribos, su mera presencia limitó el accionar de los aviadores británicos sobre nuestras tropas. Una cuestión no menor que ayudó a que no se perdieran vidas argentinas.

lunes, 12 de agosto de 2019

Capitán del SS Canberra recuerda emocionado a los prisioneros argentinos

El mensaje del capitán inglés del Canberra a los veteranos argentinos: "Guardaré su recuerdo en mi corazón"

Martin Reed, capitán civil del buque inglés que transportó a los soldados argentinos tras la rendición, envió unas palabras para conmemorar el día en que los héroes de Malvinas volvieron al continente. El trasfondo del mensaje a través de su interlocutor, un veterano de guerra bilingüe
Por Milton Del Moral || Infobae






Una copia del mail que envió el capitán civil Martin Reed a Milton Rhys, un soldado argentino con el que charló a bordo del Canberra


Leslie Rhys era profesor de inglés. Durante seis años cursó en Michigan, Estados Unidos, un master en educación bilingüe. Era descendiente de colonos galeses e ingleses que se asentaron en la Patagonia, una región dotada por tribus nómades que no sabía, a mediados del siglo XIX, de población blanca o europea. A Leslie le gustaban los versos de John Milton, un poeta inglés. Milton se llama su hijo: un radio operador que combatió contra su linaje en la Guerra de Malvinas.

Tenía 20 años cuando acudió a las islas. Se presentó solo: hizo el servicio militar en el distrito militar de Chubut. Se entrenó como radio operador y terminó trabajando en la casa de gobierno de Puerto Argentino con el general Mario Benjamín Menéndez.

Sabía inglés: hacía traducciones y desempeñaba funciones como intérprete bilingüe de la radio. Eran varios traductores, pero el único proveniente de la colimba era él. A su formación intelectual, le imprimió arrojo, valentía. Su desfachatez y su educación lo posicionó en lugares de privilegio.

Cuando finalizó la guerra, se acercó a Martin Reed, capitán civil del Canberra, el buque que el 19 de junio de 1982 llevó a más de 4.100 soldados al muelle de Puerto Madryn.




 
Milton Rhys a la izquierda. Hugo Franco, con el fusil, era el chofer del general Menéndez. Néstor Roché, el que sacó la foto, era ayudante de cocina y maestro panadero. Eran los únicos soldados colimbas asignados a la casa de gobierno. “Los tres de la foto” es el nombre de un texto que escribió la esposa de Milton Rhys

El regreso de los soldados argentinos al continente significó un suceso casi existencial. Fue recordado como"el día en que Madryn se quedó sin pan" -un maravilloso texto de Federico Lorenz lo rememora- por la devoción de la comunidad por saciar el hambre de sus héroes derrotados.

Milton recordó la travesía que precedió esa bienvenida: "A medida que subíamos al Canberra, nos iban revisando y palpando, yo y todos los que sabíamos inglés íbamos ayudando a los compañeros de la fila a traducir lo que los soldados ingleses necesitaban que hiciéramos: abrir las camperas, los bolsos, no podíamos tener cuchillos. Me tocó ir al salón principal en el que había un piano atado con una cadena".

"El Canberra era un crucero de pasajeros y para el momento bastante de lujo. Yo no era el único que sabía inglés, pero en el salón sí era el único que se animaba a traducir y a participar de las charlas. Fui al frente. Estábamos muy complicados para ir al baño. Éramos como 400 que estábamos ahí tirados, espalda contra espalda. Había que organizarse para ir al baño, para que nos den la comida. Empecé a hacer traducciones y a conversar con los ingleses. Algunos de los custodios me preguntaron cómo sabía hablar inglés y les dije que venía de una colonia galesa en la Patagonia. Eso llegó a oídos del capitán civil Martin Reed".


 
Martin Reed, en primer plano, junto a su esposa Denise. Fue el capitán civil del Canberra, el buque inglés en el que volvieron al continente 4.100 soldados argentinos

"En un determinado momento me mandó a llamar, medio a escondidas. Me dijo que nos estábamos acercando a la zona de la costa y me pidió que me fijara si alcanzaba a reconocer a dónde íbamos porque a él no le habían dado esa información. Miré y vi que era una costa de acantilados bastante alta. 'Río Gallegos no me parece, Bahía Blanca seguro que no es. Lo más probable es que estemos en la Patagonia', le dije. Y justo ahí vi la zona del Golfo. Le comenté entonces que estábamos entrando a la boca sur del Golfo, en la zona de Península Valdés, 'así que seguramente estamos yendo a Puerto Madryn'", relató Rhys.

El soldado argentino olvidó esa charla con el capitán británico. La posguerra le impuso otras prioridades. Pero Martin Reed lo recordó siempre: "Años después me llegó el artículo de un diario de Inglaterra donde él me mencionaba como una de las personas con las que había interactuado. Y hace poco tiempo me llegó su contacto directo gracias al doctor Eduardo Gerding, quien fue médico cirujano argentino, veterano de guerra y fundador de la fundación Nottingham-Malvinas. A través de él me llegaron sus saludos y sé que se acuerda de mí. Cada tanto nos comunicamos…" .

A raíz de un nuevo 19 de junio y del reencuentro entre veteranos de Malvinas con la comunidad de Puerto Madryn, el capitán civil del Canberra, Martin Reed, el responsable de transportar a los soldados argentinos de vuelta a sus casas, envió su mensaje de gratitud a través del viejo amigo argentino con el que intercambió palabras en inglés un sábado de 1982.

Querido Milton:

Me honra enviarles un cálido abrazo a todos los veteranos de guerra argentinos y a sus familias en este día.

El doctor Mayner, nuestro cirujano de abordo en 1982, quien asistió a muchos heridos de ambos bandos, se une en expresar nuestra profunda satisfacción por que hayan retornado a casa a salvo después del conflicto.

Nunca me olvidaré de los cálidos deseos de tantos de ustedes cuando desembarcaron del Canberra el 19 de julio de 1982 y guardaré su recuerdo en mi corazón.

Les deseo lo mejor para su reunión en Puerto Madryn.

Capitán Martin Reed RD