domingo, 17 de marzo de 2019

Arreseigor encuentra el casco de Shaw y lo devuelve a su familia


El soldado argentino que guardó un casco inglés y lo devolvió a la familia de su dueño 37 años más tarde

Jorge Fernández Díaz

Jorge Fernández Díaz dio inicio a Pensándolo Bien leyendo un artículo de Gabriela Cociffi que narra la emocionante historia de Diego Arreseigor, un veterano de Malvinas que guardó un casco de un soldado inglés que murió en batalla y, 37 años después, se lo devolvió a la familia del caído.

La sangre del soldado británico es una mancha oscura y perenne en el casco de guerra. Un nombre, en grandes letras de imprenta, está escrito con tinta azul en su interior. A.Shaw, dice. El coronel Diego Carlos Arreseigor lo tiene entre sus manos. Aunque lo intenta, no puede contener las lágrimas que invaden sus ojos.

Entonces levanta ese objeto de guerra como si fuese un frágil tesoro y se lo muestra a la mujer que frente a una computadora, del otro lado del océano en el Reino Unido, lo mira asombrada y comienza a llorar.

Ella es Susan Fleming, la hermana del ingeniero mecánico Alexander Shaw del Regimiento de Paracaidistas 3, muerto unas horas antes del fin de la guerra, el 13 de junio de 1982, en Monte Longdon. Su sangre es la que tiñe ese casco.

“Este es el casco de tu hermano, voy a viajar a Inglaterra para entregártelo. Siento un deber moral de devolverlo a tu familia. Y para mí será un honor”, se emociona quien era un joven teniente de la Compañía 10 de Ingenieros frente a la hermana de su antiguo enemigo.

Es la primera vez que están frente a frente. Pero algo los une a pesar de la distancia y del idioma: ambos están sanando las heridas que les dejó la guerra.

“Recuperar ese casco significa mucho para mí. Yo tenía 15 años cuando Alex murió. Él era mi único hermano, mi querido hermano mayor. Ese casco es lo último que él usó antes de que lo mataran. Tenerlo conmigo me hará sentir que una parte de él regresó a casa”, se conmueve la mujer desde su hogar en la ciudad de Corby, 116 kilómetros al norte de Londres.

Una emocionante historia de amor infinito

Pero esta historia comenzó hace muchos años. Casi 37 años antes.

Al finalizar la guerra, el 14 de junio de 1982, los comandantes británicos hicieron una reunión con los oficiales ingenieros argentinos para pedir que entregaran los informes de los campos minados.

Diego Arreseigor, junto a otros 30 oficiales, quedó prisionero durante un mes en las islas. “Nos hicieron trabajar levantando las minas de los campos hasta que hubo tres accidentes: dos ingleses y un argentino perdieron las piernas. A partir de ahí nos dijeron de alambrar los sectores y marcar las zonas de peligro”, explica el militar.

Recuerda con exactitud el día que encontró el casco. Una mañana, mientras recogía las minas en la Isla Soledad, encontró un puesto inglés de asistencia a los heridos donde había diferentes equipos diseminados. Allí, abandonado entre las rocas y la turba, halló el casco manchado de sangre.

“Con mis 23 años lo tomé y lo escondí en mi campera. Estaba tan flaco que nadie lo notó”, rememora.

“Durante 37 años lo guardé como un botín de guerra. Cada tanto lo sacaba y lo mostraba, para que otros vean que dentro del dolor de la derrota no había sido tan fácil para los ingleses: ‘Acá está la muestra, hicimos algo, nos derrotaron pero les costó'”, dice el soldado que pasó el conflicto bélico en Monte Longdon y Wireless Ridge.

Maestro y héroe de Malvinas

Pero un día Diego Arreseigor abrió ese cajón donde guardaba el casco, leyó como tantas veces el nombre del soldado inglés escrito en las correas interiores, y por primera vez en años sintió la necesidad de saber quién era Shaw.

Lo buscó en internet. La foto de un joven que sonreía apoyado en la baranda de un barco, el pelo revuelto por el viento, lo conmocionó. Esa sangre ahora tenía un rostro.

Al poco tiempo descubrió que Alexander Shaw había muerto el último día de la guerra, víctima de la artillería de mortero argentina. Encontró, además, el relato de un compañero de los PARA 3 que contaba cómo había sido su instante final. “También decía que Shaw tenía 25 años y un hijo que se llamaba Craig, de solo tres años cuando él cayó en la guerra”, dice conmovido.

El casco, entonces, dejó de ser un trofeo de guerra. “Sentí que el destinatario era el hijo y empecé a buscarlo. Lo hice en forma particular, quería llegar persona a persona, pero no pude dar con la familia”, recuerda.

Le pidió a varios amigos que viajaron a Londres que lo ayudaran. No tuvo suerte. Buscó a la familia en las guías telefónicas. El apellido Shaw era muy popular y no logró hallarla.”No quiero morirme teniendo este casco”, se dijo.

Una tarde, frente al coronel Jorge Zanela -jefe del departamento de Veteranos de Guerra del Ejército- contó la historia. “Gracias a su gestión pude encontrar a la hermana de Shaw e inmediatamente me puse en contacto con ella. Entonces lo decidí: voy a viajar a Inglaterra en los primeros días de abril para devolverle el casco de Alexander. También quiero visitar el cementerio donde descansan los restos del soldado inglés y dejar una flor en su tumba”, cuenta con emoción.

Rescatando al sargento Villegas

“Me conmovió mucho saber cómo había muerto Shaw, cuando faltaban solo unas horas para el cese el fuego, en el instante final de la guerra. Había ido a reparar un mortero y llegó al infierno de Longdon. Me conmovió también ver la emoción de Susan al enterarse de que existía una pertenencia de su hermano en la guerra… Sentí el deber moral, como militar y persona, de viajar para llevarle el casco”, cuenta frente a Infobae.

“Es muy importante esto que hacés por mí”, le dice Susan atravesando los 12.000 kilómetros de distancia en solo segundos desde esa imagen que arroja el Skype.

“También es importante para mí. Me sirve para cerrar una etapa muy dolorosa de mi vida”, responde Diego.

Y cuenta casi como en una confesión: “En estos últimos años me ha costado mucho dormir. Volver derrotado de una guerra es muy duro. Tuve que guardar todo ese sufrimiento en un cajón bajo muchos candados”.

—¿Ya pudo abrir esos candados?, pregunta Infobae.

—Estoy cerrando una herida grande, sanando esa tristeza de la derrota, borrando esos sentimientos de dolor que generan todas las cosas que vi en la guerra. Hoy ya no me hace mal hablar de lo que viví. Lo siento como un alivio, como una descarga. Puedo ver la guerra desde otro punto. El tiempo cura.

El hombre que tuvo un sueño y lo pagó con su vida

Pero revela que ese proceso no fue fácil, que le llevó muchos años superar ese sentimiento de derrota. “Ver el descrédito hacia todo lo que era Malvinas, ver que se aprovechaba de una causa nacional para meter ideologías y diferencias, era doloroso. Nos dividieron a los soldados de los militares. Y todos pasamos la misma guerra, nos tiraron las mismas bombas, sufrimos el mismo hambre y el mismo frío… Es una enorme ingratitud: el mayor porcentaje de muertos en Ejército es de oficiales”.

Diego Arreseigor no solo tuvo que levantar minas cuando la guerra terminó. También le tocó recoger los cuerpos de algunos soldados argentinos diseminados en los campos de batalla.

“Un día no nos tocó ir a desminar, y pedimos recoger a nuestros compañeros para enterrarlos. Nos llevaron en un helicóptero. Al final de ese día los enterramos en una misma fosa en Puerto Argentino. Solo uno de ellos estaba identificado. Fueron los primeros soldados argentinos solo conocidos por Dios”, recuerda con dolor.

Sabe que las esquirlas de la guerra también lastimaron a su familia: “Para mis padres y mis tres hermanas que yo fuera al frente de batalla fue algo muy duro, difícil de aceptar”.

Cuando el conflicto bélico había terminado, cuando las informaciones que llegaban al continente eran confusas, alguien se acercó a la casa de sus padres para decirle que Diego no aparecía, que seguro estaba muerto.

“Tengo muy presente a mi padre y pienso lo que debe haber sido para él pensar que yo estaba muerto… Y el tipo se calló, no le dijo nada a mi madre durante días, hasta que un compañero al que yo le había dado mi número de teléfono llegó a Buenos Aires y los llamó. ‘Diego está bien, quedó prisionero de los ingleses para levantar las minas’, les dijo. Y mi papá se sintió feliz: no era grave que tuviera que caminar por los campos minados, su hijo estaba vivo”.

Una tierna historia de hermandad en tiempos de guerra

—Si le digo Malvinas, ¿qué siente?, pregunta Infobae.

—Malvinas es lo más trascendente que me pasó en la vida como militar y persona. Es lo máximo que pude vivir. Pero volver derrotado fue muy duro.

—¿Cuántas veces Malvinas lo hizo llorar?

—El primer año sobre todo… Cuando se iban cumpliendo aniversarios de cada cosa vivida: acá nos ametrallaron, acá murió tal compañero, acá quedó otro herido, acá nos bombardearon…Vas reviviendo todo y es muy difícil. Después, lloré alguna vez más. Pero con el tiempo me endurecí. Y guardé todo bajo esos candados.

Sin embargo el coronel deja escapar ahora una lágrima. “Todo esto me sacude, reviso un montón de cosas que viví allá, que sufrí y te quedan adentro. El único consuelo que traje de Malvinas es que, a pesar de haber estado en la unidad que más bajas tuvo, de mi Sección volvieron todos: los 40 soldados y los 5 oficiales”.

La batalla legendaria del ARA San Juan

Del otro lado de la pantalla, Susan saca un pequeño pañuelo blanco y seca sus lágrimas. De este lado, el coronel acaricia el casco que guardó durante más de tres décadas.

“Muchas gracias. Estoy muy emocionada. No puedo agradecerle a Diego lo suficiente por regresarme el casco de mi hermano. Será un tesoro para toda la vida para mí, para mis hijos y para mis nietos”, se despide la hermana del caído inglés.

Diego Arreseigor deja una promesa: “Si Dios quiere voy a viajar muy pronto. Para mí es un honor poder llevarte las pertenencias de tu hermano”.

Cuando la cámara se apaga, cuando ya Susan no puede escucharlo, con la voz quebrada dice: “No encontraba cómo desahogarme, cómo contar el sufrimiento de la guerra. Esto me sirve para sanar. Me vuelven recuerdos, momentos vividos, amigos que ya no están. Este gesto de entregarle el casco de su hermano quizás sea para todos la forma de cerrar un camino de dolor, una herida que hemos tenido abierta durante muchos años”.


viernes, 15 de marzo de 2019

Aviones Argentinos: FMA IA-58 Pucará




FMA IA-58 Pucará

(con serios errores en el original)

Origen: Argentina
Tipo: Aviones de apoyo ligero y cercano.
Máxima velocidad: 270 kt / 311 mph
Alcance máximo: 350 km / 217 millas
Dimensiones
Envergadura 14.50 m / 47 pies 6.9 in
Longitud 14.253 m / 46 pies 9 pulg.
Altura 5.362 m / 17 pies 7 pulg.



Peso
vacío 4,020 kg / 8,862 lb
Despegue máximo 6,800 kg / 14,991 lb
Planta de energía
Dos turbopropulsores Turbomeca Astazou XVIG de 729 kW (978 shp)
Armamento
dos cañones Hispano MS 804 de 20 mm con 270 disparos por arma y cuatro ametralladoras FN M2-30 de 7.62 mm (0.3in) con 900 disparos por arma, más una provisión de hasta 1500 kg (3.307 Ib) de almacenes desechables transportados en tres puntos duros
Operadores:
Argentina, Colombia, Uruguay, Sri Lanka



Visión general de la aeronave:


No importa lo grande o bien equipado que esté, un ejército siempre debe poder invocar a un avión de ataque para despachar rápidamente objetivos demasiado peligrosos para que la infantería los derrote por sí mismos. El IA-58 Pucara ha proporcionado a las naciones sudamericanas, como Argentina, un avión de ataque económico y fácil de mantener que puede dirigir una carga considerable de municiones a un objetivo de oportunidad. La abundancia de insurgentes y hostiles similares que amenazan constantemente a los países que operan los IA-58 continuará garantizando a Pucara una larga vida útil en el futuro.

Se envió una solicitud a la compañía de aviación FMA indígena de Argentina para un avión práctico, liviano y rentable que pudiera desplegarse contra insurgentes, narcotraficantes, señores de la guerra, infantería y otras amenazas similares. Tenía que ser capaz de operar desde aeropuertos no convencionales o pistas de aterrizaje aproximadas y llevar una gran carga de artillería de aire a tierra. FMA optó por un diseño simple de tamaño intermedio, para ser impulsado por motores de doble turbohélice, con una cabina de dos personas y dosel de vidrio. Sin embargo, la solicitud más importante presentada por el gobierno argentino para este nuevo avión fue que tendría que ser capaz de desempeñar las funciones de Apoyo Aéreo Cercano (CAS), COunter-Insurgencia (COIN) y reconocimiento, y si fuera necesario, lo haría. Deben realizar varios de estos roles en la misma misión.

El programa comenzó en 1966 y, aunque se desarrolló un modelo de prueba a gran escala el año siguiente, el primer prototipo estuvo listo a fines de 1969. El prototipo voló por primera vez bajo la designación AX-2 Delfin, e incluso con su doble Garrett U- Con 303 motores turbohélices, demostró ser un avión ergonómico y práctico de impacto ligero. Finalmente, al prototipo de preproducción se le dio un turbohélice Astazou XVIG doble para reemplazar el motor de Garett, que se convirtió en el motor estándar de la aeronave que ahora se designó como IA-58A Pucara. El primero de los Pucaras voló dos años antes de que comenzaran a llegar los modelos de producción, y el tipo comenzó a atraer lentamente el interés internacional entre otros países de América del Sur.



La variante más popular de Pucara fue, sin duda, la IA-58A, que disfrutó de una producción de 10 años durante la cual se reunieron 108 ejemplos. El IA-58A fue pilotado por dos oficiales aéreos, que se sentaron en tándem, uno en la parte delantera de la cabina y el otro en la parte trasera. El toldo de vidrio de cinco partes (cinco paneles) permitió a los pilotos una excelente vista en el frente y hacia los lados, mientras que la nariz inclinada a propósito le dio a la tripulación aérea una buena línea de visión hacia el suelo. Cada ala tenía varios puntos duros en los cuales se podían montar las vainas de las armas o los cohetes no guiados y sostenían uno de los aviones con dos motores turbohélices Astazou XVIG. Las alas de 14,5 metros de largo cada una estaban dobladas en el medio para permitir que el avión entrara y saliera de una inmersión empinada sin que las alas se aflojaran. En lo que respecta a las características de seguridad, el piloto y el copiloto se sentaron en los asientos eyectables Martin-Baker, que cuando se activaban atravesarían la cabina del piloto. El dosel de vidrio ofrecía protección contra el fuego de las armas pequeñas, y el fuselaje frontal debajo de la cabina de pilotaje estaba muy revestido para evitar que el fuego de tierra penetrara en la armadura de los aviones y matara a los pilotos. En el IA-58A se usa un tren de rodaje estilo triciclo, y está especialmente diseñado para permitir que el avión realice aterrizajes duros en pistas de aterrizaje en bruto.

El IA-58A no era especialmente rápido, ya que apenas podía alcanzar los 500 KmH a grandes alturas, pero estaba completamente armado y podía dar un gran golpe. El IA-58A albergó dos cañones HS804 de 20 mm para los roles CAS y COIN, y cada arma recibió un total de 270 balas para ser usadas en el tiempo libre. Cuatro ametralladoras Browning de 0.30 (7.62 mm) con 900 disparos cada una dan a la aeronave un temible arsenal anti-infantería, aunque las reservas de municiones rara vez se vacían en una sola misión. Podrían montarse cohetes, bombas de caída libre y cañones de cañones o cañones, o incluso dejar caer tanques, si la Pucara necesita el rango adicional para una misión.

El IA-58A no fue un gran éxito de exportación, pero no obstante, 40 se vendieron a Columbia. Durante años, Columbia había estado librando guerras sin parar con los insurgentes, y especialmente con los narcotraficantes. Dado que los narcotraficantes construyeron granjas de cocaína en las profundidades de la selva o cerca de aldeas civiles para evitar que fueran atacados, Colombia tuvo que confiar en aviones como la A-37 Firefly y el IA-58 para alcanzar estos objetivos. Los IA-58 fueron fenomenales en el servicio contra los narcotraficantes, pudiendo destruir las plantas de procesamiento de cocaína, las villas y los campamentos que son propiedad de los narcotraficantes, y también podían explorar el desempeño de ambas funciones, tanto de reconocimiento como de FAC (Forward Air Control). Los Pucaras a menudo trabajaban en equipos con infantería, quienes localizarían objetivos y luego buscarían radio para el apoyo aéreo, que a menudo llegaba en cuestión de minutos. El IA-58A también sirvió en la infame guerra de las Malvinas, y fue desplegado por Argentina contra los británicos. Aunque los IA-58As pudieron atacar a los barcos británicos e incluso disparar a los helicópteros del Scout Westland, fueron superados por los Harriers desplegados por los británicos. Muchos pucaras eran demasiado lentos para escapar de los Harriers y fueron derribados por las llamas. Incluso más Pucaras fueron destruidas por bombardeos mientras aún estaban en el suelo, generalmente por Harriers, pero una vez por un bombardero Vulcan de la RAF. De hecho, la tasa de supervivencia de los Pucaras atacados por Harriers era tan baja que la Argentina a menudo solo permitía que un piloto volara el Pucara en lugar de dos, porque los pilotos experimentados estaban siendo asesinados. Tres IA-58A fueron capturados después de que los británicos tomaron su pista de aterrizaje, y hoy se conservan en museos. Argentina vendió seis excedentes IA-58A a Uruguay, donde se usaron en los roles COIN y de reconocimiento, pero nunca vieron tanta acción como las Pucaras argentinos o colombianos.

Además del IA-58A, también se propuso una variante IA-58B con dos cañones de 30 mm que reemplazan a los dos cañones de 20 mm, pero nunca se ordenó y, por lo tanto, se canceló. La variante IA-58C fue más exitosa, e introdujo una firma IR baja para que los motores disuadieran a los misiles y radares que buscaban el calor. Curiosamente, el IA-58C fue la primera variante de Pucara en tener un solo piloto. La siguiente variante del IA-66 no tuvo éxito, pero también tuvo un piloto.


Combat Aircraft

miércoles, 13 de marzo de 2019

Si desplegará la bandera argentina en la próxima visita a Darwin

La bandera argentina será desplegada en Malvinas durante una nueva visita de familiares a las tumbas de soldados identificados

La insignia nacional será expuesta, tras el aval de las autoridades de las Islas, para la foto grupal de los familiares. Unas 39 personas visitarán las tumbas de los 20 soldados que fueron identificados en el lapso del último año. Los detalles sobre una nueva e histórica visita al cementerio de Darwin
Infobae



En el lapso del último año, 20 nuevos cuerpos del cementerio de Darwin fueron identificados


La bandera argentina volverá a desplegarse en las Islas Malvinas. Quizás represente una de las grandes novedades y uno de los símbolos más poderosos en la segunda visita de familiares a las tumbas de los recién identificados en el cementerio de Darwin. El miércoles 13 de marzo al mediodía, unos 39 familiares visitarán las tumbas de los 20 nuevos soldados identificados en el transcurso del último año. También volverá a sonar una marcha militar argentina, algo que tampoco ocurrió en la primera visita, allá por marzo de 2018, que estará a cargo del ex combatiente Omar Tabárez.

Tal como sucedió el 26 de marzo del año anterior, un grupo de familiares tendrá la posibilidad de acudir al cementerio de Darwin para poder visitar las tumbas donde yacen sus seres queridos, que perdieron la vida durante la guerra de 1982. Esas 39 personas que acudirán a Darwin podrán, por primera vez en 37 años, acompañar el lugar exacto donde descansan los restos de su familiar. El duelo comenzará a cerrarse, después de décadas de esperanza, resignación y hasta "adopción" de tumbas sin nombre durante visitas anteriores a la isla.

El viaje, que será realizado en un avión privado de la empresa Andes, fue costeado nuevamente por la empresa Aeropuertos Argentina 2000, de Eduardo Eurnekian. Asimismo, el evento histórico fue organizado por Roberto Curilovic, piloto de Super Etendard durante la guera y directivo de AA 2000, el embajador del Reino Unido en la Argentina, Mark Kent, el gobierno de las islas, y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas. El viaje contó el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a cargo de Claudio Avruj, y la Cancillería.

A lo largo de la tarde de hoy, los 39 familiares llegarán desde diferentes provincias de la Argentina a un hotel de la Capital. Cerca de las dos de la mañana serán recogidos por autobuses y trasladados al aeropuerto de Ezeiza. Poco después de las 4:30 se estima que el vuelo privado partirá hacia el aeropuerto militar de Mount Pleasant, adonde se arribará después de un trayecto de tres horas y media.


Al cementerio acudirán unos 39 familiares

Los familiares de los 20 soldados identificados en el lapso del último año no serán los únicos en participar del viaje. También lo harán unos 13 familiares que en su momento brindaron sus muestras de ADN a los peritos forenses del Plan de Proyecto Humanitario y hasta el momento no se les pudo responder con un hallazgo positivoentre los restos. En el cementerio de Darwin sólo quedan unos 12 cuerpos de soldados argentinos sin identificar.

También formarán parte de la comitiva un grupo de periodistas y autoridades y otros protagonistas absolutos del hecho histórico: el militar británico Geoffrey Cardozo, su par argentino Julio Aro y la periodista Gabriela Cociffi, directora editorial de Infobae, quienes fueron en su momento los grandes promotores del proceso de identificación de los cuerpos que yacían bajo la placa "Soldado argentino sólo conocido por Dios".

Como representante de Aeropuertos Argentina 2000 acudirá el veterano de Malvinas y actual directivo de la compañía, Roberto Curilovic.
Esta segunda visita contará con algunas particularidades respecto a la realizada el 26 de marzo de 2018. En aquella ocasión, se debía trasladar a miembros de unas 90 familias. Esta vez, serán los allegados de apenas 20 soldados identificados, menos de la cuarta parte. Eso generará algo de oxígeno en el aspecto organizativo y de tiempos.

Además, la nueva visita permitirá evidenciar la mejora en las relaciones entre las autoridades de las Islas Malvinas y las argentinas. Por primera vez, y gracias a la autorización de los isleños, los familiares de los soldados identificados podrán posar en la foto grupal con una bandera argentina desplegada en el cementerio de Darwin.

Además, también habrá espacio para que un militar argentino toque una marcha nacional en plenas Islas, algo que no había ocurrido durante la primera visita. Posiblemente se trate de uno de los momentos más emotivos de la jornada cuando, cerca de las 11:20 de la mañana, Omar Tabárez haga sonar con su trompeta los acordes del "Silencio Militar", un toque de poco más de dos minutos de duración que conmoverá a todos los presentes.


Omar Tabárez, tocando su trompeta en el cementerio de Darwin


La historia de Tabárez es más que particular. Viajó en 1982 a la guerra de Malvinas con apenas 19 años y como trompetista, era cabo primero músico del Regimiento 25. Llegada la rendición argentina, su trompeta había quedado en manos del soldado inglés Tony Banks.

Después de haber guardado el instrumento durante 30 años en un museo privado, el propio militar logró contactar a Tabárez para devolvérselo. Eso sucedió durante la tarde del 14 de junio de 2010.

Luego de la interpretación de Tabárez, un gaitero de la Guardia Escocesa (Royal Regiment of Scotland) tocará la canción británica "Lament". También se llevará a cabo una ceremonia religiosa conducida por el padre Ponciano Acosta, familiar del gendarme Gumersindo Acosta, caído en las islas, y luego se brindarán ofrendas florales.


La Comisión de familiares llevará flores de tela blanca (se llevan flores sintéticas, ya que en los traslados no se puede llevar material orgánico y el clima de las islas impide cultivarlas) y un rosario para que cada familiar lo coloque en la tumba del soldado caído. También se entregarán dos coronas: una para el cementerio de San Carlos, donde yacen los cuerpos de los soldados británicos caídos en combate, y otra para el propio cementerio de Darwin.


La foto grupal de los familiares durante la primera visita, en marzo de 2018

Así como ocurrió durante la primera visita, el encuentro con las lápidas de los caídos supondrá un terremoto emocional para la mayoría de los familiares que viajen. Por eso, los 39 allegados serán asistidos por dos psicólogos del Centro Ulloa, dos médicos y dos representantes de la Cruz Roja Internacional. También formarán parte de la comitiva dos representantes del Equipo Argentino de Antropología Forense. Lo mismo sucederá con tres veteranos que durante años participaron en el proyecto de identificación de los soldados caídos.


La ceremonia durará apenas unas dos horas, pero será suficiente como para que esas 20 familias puedan cerrar una cicatriz que permaneció abierta durante casi 40 años. Ese encuentro con la lápida escrita con un nombre será un momento único, inexplicable y demasiado íntimo para las familias. Aquellas personas que durante décadas masticaron un dolor bajo un manto de misterio, incógnita y una lucha constante con la desesperanza.

lunes, 11 de marzo de 2019

Reacción del vuelo de Latam al saber la presencia de veteranos en el avión

La reacción de los pasajeros de un avión al enterarse de que viajaban con héroes de Malvinas 

A pocos minutos de descender en Río Gallegos el piloto del vuelo comunicó que entre los tripulación había un grupo de veteranos de la guerra. "El país les debe todo", manifestó

Infobae





"Les habla el primer Oficial Juan Bilesio para informarles que estamos previendo al arribo a nuestro destino: Gallegos a las 18:24…". Hasta allí era un mensaje más de un piloto a su tripulación anunciando el inmediato aterrizaje. Sin embargo, al comunicado incluiría una particularidad.

El viernes por la tarde, a pocos minutos de que el vuelo de Latam Argentina 7932 con destino Río Gallegos comenzara con las maniobras de descenso, el copiloto aprovechó la oportunidad para informarles a los pasajeros que a bordo se encontraban dos veteranos de guerra de Malvinas.

Se refería a Lautaro Jiménez Corbalán y Miguel Mosquera, quienes regresaron a las Islas Malvinas después de más de 35 años. "Son un orgullo para nuestra Nación", manifestó el copiloto Juan Bilesio.

"El país les debe todo, son un orgullo para nuestra Nación, son una de las cosas que tenemos que cuidar y proteger porque ellos han dado todo para nuestro país sin pedir nada a cambio", comunicó Bilesio a la tripulación.

Entre aplausos y lágrimas de los ex combatientes, el avión comenzaba su descenso. "Esperemos que se sientan queridos, acariciados y considerados por esta tripulación y toda la nación Argentina", finalizó el primer Oficial del vuelo.

Desde Río Gallegos, Corbalán y Mosquera combinarían con Latam Chile para trasladarse hacia Malvinas en el regreso al lugar que los marcó para toda la vida.

sábado, 9 de marzo de 2019

Biografía: El héroe Jacinto Eliseo Batista, comando anfibio

Jacinto Eliseo Batista: Comando Anfibio (Malvinas)

La Gazeta




Reseña


Reseña y entrevista al soldado argentino Jacinto Eliseo Batista comando anfibio de la guerra de Malvinas.

Su foto dio vuelta al mundo. Fue tapa de la revista Gente y de otras de distintas partes del mundo cuando la Argentina recuperó las Islas Malvinas el 2 de Abril de 1982. Con una pistola ametralladora y el rostro enmascarado, el SMIM en aquel entonces, Cabo Principal formaba parte de la Agrupación Comandos Anfibios de la Infantería de Marina, una agrupación de elite que hiciera el desembarco y tomara las Islas perdiendo la vida en combate el Capitán Giachino. Batista vive en Colón, y allí lo entrevistamos.

Lo recordábamos de uniforme y resultó extraño verlo de civil.

Jacinto Eliseo Batista nos recibió en su domicilio en la ciudad de Colón, ya retirado de la fuerza pero no jubilado, como se ocupara de aclararlo en más de una oportunidad.

Batista integró el grupo de comandos que desembarcó en las islas en la noche del 1º de abril de 1982.

Ingresó a las FFAA en 1965, clase 50. Cumplió los 15 años en la isla Martín García, donde se alistó en la fuerza naval. Quería el cambio a la Infantería de Marina, pero entre tanto, surgió la posibilidad de incorporarse al rompehielos San Martín.

Trabajó como explosivista, luego ingresó a la Escuela de Suboficiales. Su carrera continuó normalmente y en el año 2002 fue encargado de la fuerza.

Entrevista


Sobre la toma de Malvinas, le preguntamos:

- ¿Cuándo se realizó exactamente el desembarco?

- A las 21 hs del día 1º, aproximadamente. La agrupación de Comandos anfibios más algunos buzos tácticos habíamos embarcado en la Santísima Trinidad y se desembarcó en Playa Verde. Buscamos aproximadamente la playa a las 22 hs pisando suelo de Malvinas.

- ¿Hubo resistencia?

- Inicialmente no, porque se evadió la fuerza que nos estaba esperando. En un lugar que inicialmente teníamos como desembarco había una ametralladora con 3 ó 4 hombres que nos estaban esperando. Pasamos a muy poca distancia de ese grupo de ametralladoras. Mi misión concreta era hacer de guía de desembarco y una vez en tierra, continuar como explorador.
La fuerza que normalmente está en misión de combate tiene un explorador, detrás va el navegador - que en este caso fue el suboficial Camargo (actual suboficial principal) - y después viene el resto. Nosotros íbamos junto con el grupo de Giachino hasta un punto en el cual se hacía un desvío.
La unidad de tareas de Giachino se dirigió a la casa del gobernador y el grueso se dispuso a tomar el cuartel de los marines ingleses. A lo largo de la noche, durante la aproximación, hubo que rehacer la navegación terrestre porque no desembarcamos en la playa que habíamos elegido originalmente, sino más a la izquierda.

Batista elogió el trabajo del navegante: “Espectacular. Fuimos comprobando los puntos a través de la navegación perfectamente en la noche oscura que tuvimos. Pasamos a muy poca distancia del grupo de ametralladoras que nos estaba esperando en la playa. Pedimos autorización para tomarlos, cosa que fue denegada, primero porque no tenía que haber bajas y segundo porque no querían que se devele la operación. Pero los ingleses ya sabían que habíamos lanzado el desembarco, porque cuando subí a la cubierta de la fragata para que me baje la grúa junto con el bote, observé un montón de luces, y una que se reflejó en el agua, lo que me dio la pauta de que lo que estaba a muy corta distancia de la playa era un Jeep con 4 hombres y una ametralladora, esperándonos”.

- ¿Todos con visores nocturnos?



- No, el único que a partir de la playa tenía visor nocturno era yo. Por eso era el guía de la agrupación, el explorador.
El explorador va adelante, siguiendo a su vez al navegante, que es el que va siguiendo el rumbo marcado; uno se maneja sin hablar nada. Después de pasar las ametralladoras, vino un jeep, creo que con 3 ó 4 hombres. Hice rodilla a tierra y el vehículo pasó a muy poca distancia, quedando el grupo cubierto por un pastizal muy alto. Zonas con turba dificultaron la marcha y cedía el terreno. Había previsto eso, y bajé sólo con municiones, granadas, elementos de combate, dejando la mochila y la ración. Estábamos muy bien entrenados llegamos perfectamente. Una vez que se izó la bandera en el cuartel, nos dirigimos al tiroteo en la casa del gobernador.
Fui con otros suboficiales adelante de la agrupación, y en la primera casa ya habíamos quedado combinados que íbamos a hacer combate de localidad; por lo tanto, rodeamos la casa. Fui por el frente y tomé a un francotirador de los ingleses que nos estaba esperando. Se sorprendió porque lo agarré desde atrás de una ventana. El soldado en cuestión estaba cubriendo el camino por donde venían los nuestros. Lo saqué afuera, lo dejé cuerpo a tierra, tiré la munición y el fusil e hice una señal de apoyo para que lo cubrieran por el fuego. Seguí adelante; hasta ese momento se escuchaban pocos disparos. Muy próximo a la casa del gobernador había unos matorrales muy tupidos y pastizales. Y un caminito donde habían puesto trampas cazabobos. Tomé entonces a dos Royal Marines que nos estaban esperando con todo. Se veía que estuvieron toda la noche aguardando nuestra llegada bien pertrechados y armados. Esta gente se sorprendió mucho. Luego, dejé a los prisioneros a cargo de otro comando que vino un apoyo y seguí hasta la casa del Gobernador. Al aproximarme más, vi mucha gente en posición en la línea tamarisco y me puse en la misma línea de ellos. Encontré a 4 personas, una de ellas el segundo jefe de Marines, en un descampado al lado de la bandera, saliendo de la casa del Gobernador. Los cubrí con la ametralladora y le pedí que se acercaran. Uno de ellos le pedía a sus subordinados que salieran y dejaran las armas, pero no le respondían favorablemente. Entonces, pedí apoyo a nuestra agrupación que estaba desplegada totalmente; me puse del otro lado del segundo jefe de los Marines, y en ese momento, los ingleses entregaron las armas. Vi en ese momento a los heridos, el Capitán Giachino, el Teniente de Fragata García Quiroga y el Cabo Segundo Enfermero Urbina. No me pareció que era tan grave lo de Giachino, porque era el que más conciente estaba. No se quejaba. Le toqué la cabeza y le dije: "qué te pasó, Pedrito”.
“Vimos que estaban los ingleses quemando documentación, así que le saqué de la parca (campera de abrigo) una carta de operaciones al comandante británico. Me reuní con nuestro Jefe de Operaciones, el Capitán Robles, y le informé de la situación y los heridos. Un grupo de oficiales los llevó en un jeep hasta el buque hospital. Giachino tenía una herida en la femoral y lamentablemente se desangró. Estaba muy pálido pero bien consciente. No pudimos salvarlo a tiempo. Cumplió con su misión.

Batista fue claro al referirse al Capitán Giachino, muerto en la toma de Malvinas.
“Giachino cumplió con su misión, que era tomar la casa del Gobernador. Sufrió una emboscada; estaban tirando del otro lado, desde arriba. No fue Giachino solo, ya que si se mira bien en las fotos de la casa del Gobernador, había agujeros de todos lados.
Giachino era una persona muy calma, así que no creo que haya ocurrido un apresuramiento. Era una persona que siempre iba al frente.

- ¿Cuando se les avisó que esta era una operación real?

- Cuando estábamos en altamar. Nos mostraron fotografías aéreas y nos dimos cuenta de que era una situación real, aunque algo preveíamos porque en la agrupación veníamos haciendo muchos trabajos con botes, navegación nocturna, salida del agua teniendo en cuenta el ruido de los motores, ver si se escuchaba o no...


- ¿Hubo apoyo satelital?

- Nada. Fotografía aérea había algunas, cartografía pocas.

- ¿Ninguno de ustedes había estado en Malvinas con anterioridad?

- Que yo sepa, no. Alguien cambió lo planeado.

- ¿La orden fue contundente: no tirar.

- Así es, evitar por todos los medios producir bajas. Algo muy difícil en una situación bélica real...

- Vamos a partir de una base. La “operación Rosario” fue una operación anfibia impecable desde el punto de vista táctico. Se cumplió el objetivo: no producir bajas enemigas, izar la bandera argentina y dar tiempo a negociar. Lo que pasó después es otra historia que habría que preguntársela a los señores que cambiaron lo planeado, porque todo terminaba con la “operación Rosario”. Parece que se cambió todo sobre la marcha y no se previeron muchas cosas, porque si realmente se hubiese pensado en un primer momento resistir hasta lo último, la flota inglesa posiblemente no hubiese llegado a Malvinas porque a la altura de Brasil hubiera tenido que empezar a recibir el bombardeo de la Fuerza Aérea Argentina. Y si realmente se hubiese tenido la certeza que se iba a defender hasta lo último, se tendría que haber fortificado la isla. Nosotros tenemos el cañón Sofman de 155 mm con un alcance de 18 kilómetros y teniendo en cuenta la topografía de Malvinas, con ingenieros, poniendo a funcionar las fábricas de cemento, maquinarias y llevando todo eso a Malvinas y haciendo fortificaciones reales para una defensa costera, creo que nunca hubiesen desembarcado, porque incluso sin nada de ello se les dio muy buena batalla. Sólo se llevaron a la isla 3 cañones de ese alcance y el resto de la artillería estuvo compuesta de obuses 105 mm con un alcance de 10 ó 12 km.

- ¿Usted volvió a Malvinas después de la operación Rosario?

- No, estuvimos permanentemente patrullando en el continente por la amenaza chilena que teníamos.

- ¿Le sorprendió que a 20 años de Malvinas, algunos militares chilenos declararan que su país brindó información a los ingleses?

- No, porque ya lo sabía en ese momento. Cada avión que salía del continente era monitoreado y se avisaba a la flota inglesa permanentemente. Eso no lo pueden negar los chilenos. Es indiscutible, y además, no podíamos esperar otra cosa de un país expansionista como Chile.

- EL BIM 5 con asiento en Río Grande conocía el terreno, estaban acostumbrados a la turba y fue uno de los batallones más destacados, elogiado por los propios ingleses.

- Ese Batallón 5 tuvo refuerzos del Batallón 3 como también de la compañía de Ingenieros y la Batería de Artillería de Campaña. Y sí, fue reconocido por los mismos ingleses como una fuerza extraordinaria. Los británicos no podían creer que una compañía haya frenado a una Brigada. Un comandante inglés le preguntó al Almirante Robassio, que en ese momento era el comandante del Batallón 5, que le explique cómo habían hecho. No entendía, no le encontraba lógica al hecho de que una compañía frenara a tanta gente. Cabe acotar que la Brigada enemiga cayó en un campo minado, bombardeada toda la noche con morteros, obuses y todo lo que teníamos.


El desmantelamiento de las FFAA


Le preguntamos luego qué opina del desmantelamiento de las FFAA después de Malvinas. Responde “yo le pregunto a usted como ciudadano y a todos,, si se dan cuenta de que estamos rodeados de países como Chile, que permanentemente está perdiendo terreno por el océano, un país expansionista que tiene necesidad de contar con más superficie. Tenemos una fuerza completamente desmantelada, que si bien se ha modernizado, es chica aunque con un poder de fuego mucho más potente que antes. La Infantería de Marina a través de la modernización adquirió una potencia muy superior a lo que era antes, pero también bajó su número de gente.

- ¿Qué piensa hoy de Malvinas? ¿Qué significó para usted?

- Para mí fue un deber. Hoy tiene que ser un deber para la parte política recuperarla a través de las negociaciones.

- ¿Perdió muchos amigos en Malvinas?

- Unos cuantos. Mucha gente conocida que murió en el Crucero Belgrano, y personal que había conocido en distintos destinos.

- Es increíble que un 2 de Abril se tome como un feriado trasladable. Es humillante.

- Sí, no solamente por el 2 de abril, hay muchos feriados que terminan siendo humillantes y máxime que se corra por un problema económico. Argentina se acuerda de Malvinas solamente el 2 de abril.

- Yo creo que no todos, pero indudablemente el 2 de abril poca gente se acuerda de Malvinas. Es más, muchos no saben ni por qué se hizo lo que se hizo. Que después se hicieron mal las cosas, estoy de acuerdo, pero siempre voy a reivindicar como una acción importante la toma de Malvinas. El resto... no tenía que haber sucedido. Tantas muertes..., cuando el objetivo ya estaba cumplido: izar la bandera, tomar Malvinas y forzar una negociación.

jueves, 7 de marzo de 2019

Virreinato del Río de la Plata: Real Cédula que ordena ocupar las Malvinas


martes, 5 de marzo de 2019

Estudiante de intercambio argentino vuelve de Malvinas

Regresó el primer estudiante argentino de intercambio en Malvinas: "Fue la experiencia más fuerte de mi vida" 

Nicolás Aguiar, de 24 años, ganó el concurso que lanzó el gobierno británico y que había generado polémica el año pasado. Ya de regreso, repasó con Infobae los momentos más destacables del viaje y contó cómo lo recibieron los isleños
Por Maximiliano Fernandez | Infobae
mafernandez@infobae.com


 
Nicolás Aguiar, el estudiante que hizo un intercambio en Malvinas

Cinco meses atrás, Nicolás Aguiar preparaba su video en inglés. Participaba de una postulación que cada año el gobierno británico ofrece a estudiantes universitarios para hacer una experiencia de intercambio en las Islas Malvinas. La convocatoria siempre la habían integrado Chile, Uruguay y Brasil. En 2018, además, se resolvió agregar a Argentina.

Algunas universidades -la UBA, entre ellas- incluso repudiaron públicamente la convocatoria británica. Pero para Nicolás, de 24 años, era una posibilidad. Como estudiante de Relaciones Internacionales por la Universidad de Rosario (UNR), no veía otra experiencia de intercambio más potente que esa. Entonces, mandó su video, contó por qué deseaba viajar a Malvinas, convenció al jurado y se convirtió en el primer estudiante argentino en lograr el viaje estudiantil.

 

"Cuando me postulé era consciente de que sería una experiencia controversial. Y lo entiendo perfectamente. Comprendo lo que esta causa significa para nosotros los argentinos. Pero aun así, y luego de escuchar con humildad y respeto todas las críticas, acepté el viaje. Estoy convencido de que el diálogo intercultural siempre es positivo", le contó Nicolás a Infobae.


El estudiante de la UNR ya había hecho dos intercambios en Estados Unidos, como becario de la embajada norteamericana. Pero quería conocer las Malvinas: hoy un privilegio de pocos, un viaje por demás caro. A mediados de octubre se enteró que había sido seleccionado y ahí comenzaron los preparativos. Pasaría una semana en las Islas en una casa de familia, rodeado de un supuesto clima hostil.


Nicolás viajó junto a estudiantes de Uruguay, Brasil y Chile

El recorrido comenzó en Buenos Aires, donde se reunió con el embajador Mark Kent. De allí viajó a Santiago de Chile, hizo una escala en Punta Arenas y finalmente aterrizó en Malvinas.

"Fue una experiencia increíble, la más fuerte de mi vida. Me abrió la cabeza en varios aspectos", dijo Aguiar. "El trato fue siempre excelente. La gente fue muy amable y respetuosa conmigo. Antes de ir a Malvinas, me imaginaba una situación de rechazo total por parte de ellos. Pero afortunadamente hay personas que a pesar de la disputa se dan la oportunidad de conocernos", agregó.


 

Durante la semana, tuvo una agenda intensa. Desde actividades turísticas y de aventura como volar en avioneta, visitar una isla, andar en cuatriciclo, hacer kayak y trekking. Hasta actividades políticas y culturales: reuniones con legisladores isleños, charlas con locales, una visita al gobierno y -"la más fuerte"- una recorrida por el Cementerio Argentino en Darwin, donde yacen los héroes que combatieron en la guerra.

Nicolás se sorprendió al conocer varios isleños que habían visitado Argentina como turistas. "Me dijeron que les gustó mucho", recordó. Los únicos momentos en los que sintió el rechazo fue de noche, en los bares. "Me habían advertido que, siendo argentino, intente evitar ir. Ahí sí encontré isleños que me admitieron que odian a los gobiernos argentinos. Pero aun así, pudimos charlar e intercambiar opiniones".

 

Está cerca de recibirse, pero todavía no definió en que área va a desenvolverse. Uno de los ámbitos que más le atrae, sin embargo, es justamente la diplomacia. Su interés viene de la secundaria: era fanático de los modelos de Naciones Unidas, también le gustaba conocer a los estudiantes de intercambio que asistían a su escuela.

Con el paso de los años, su interés por las relaciones internacionales fue en ascenso. Hoy está convencido de que este tipo de experiencias, como la que vivió en Malvinas, son muy enriquecedoras, que el diálogo es el único camino. Pero su postura es la misma de antes de viajar: "Creo que nuestros argumentos jurídicos son muy fuertes. Mi posición de soberanía argentina sigue firme".

domingo, 3 de marzo de 2019

Carta del soldado británico al argentino por el casco

La carta del inglés que puso en venta el casco de un soldado de Malvinas y el acuerdo que hizo para que el héroe pueda recuperarlo 

La semana pasada Infobae contó que el casco que le había salvado la vida Beto Altieri, soldado que combatió en Monte Longdon, se vendía online a 13.000 dólares. La polémica y las críticas estallaron en las redes y el objeto bélico fue quitado de la subasta. Hoy, Bruce Wilson, el coleccionista y vendedor, explica sus razones y revela qué pasará con el casco

Infobae


 
La venta del casco en ebay

El anunció en una de las tiendas online más famosa del mundo decía: "Casco argentino, guerra de las Malvinas. Batalla de Monte Longdon".
La foto del casco perforado por las esquirlas de un mortero tenía debajo un precio: 10.500 libras esterlinas, un poco más de 13.000 dólares o medio millón de pesos argentinos.

La publicación invitaba a los compradores a ofertar."Una rara oportunidad de poseer una pieza impresionante de la historia militar", decía el user de ebay. Aclaraba que el casco había sido usado en la Batalla de Monte Longdon, el 11 y 12 de Junio de 1982, y que pertenecían al veterano Jorge Beto Altieri, quien había recibido "severas lesiones en la cabeza causadas por la metralla de los morteros británicos".

El vendedor, Bruce o blackrottie, según su user de coleccionista, aclaraba que el soldado argentino estaba vivo. Pero el 27 de febrero, día en que cerraba la oferta, el inglés lo quitó de la subasta 36 minutos antes de la hora final.

"Recibí infinidad de mensajes intimidatorios, amenazas e insultos que me hicieron tomar esa decisión", explicó el británico a Infobae, que había publicado la historia el día anterior provocando una enorme repercusión en todos los medios nacionales y agencias internacionales.


 
Jorge Beto Altieri el día de la subasta (Foto: Thomas Khazki)

Esa misma mañana, Jorge Beto Altieri, sentado frente a la computadora, había sentido una mezcla de desilusión y alivio cuando la venta se suspendió: "Por las heridas que recibí en la cabeza en esa batalla perdí el ojo izquierdo y parte de la audición, no puedo mover el brazo y la pierna derechos, cada día que me miro al espejo recuerdo a Malvinas. Ese casco me salvó la vida, me permitió formar una familia, me dejó caminar por el país homenajeando a mis compañeros de Malvinas. Para mí era y es muy importante tenerlo".

¿Pero qué paso realmente con el vendedor británico? ¿Por qué se suspendió la subasta?

Infobae se puso en contacto con Bruce Wilson, el coleccionista que ofreció en ebay el casco argentino. El hombre pidió escribir una carta para explicar su decisión de venderlo, su historia como amante de los objetos de guerra, sus sentimientos frente a los insultos, y la verdad de qué ocurrió con el casco argentino.


 
El casco con las marcas de las esquirlas de mortero

Esta es la carta que envió a Infobae:

"Desde que tengo memoria, siempre he tenido interés en la historia militar de una forma u otra. Recuerdo que cuando era niño jugaba con los cascos y equipos de la Segunda Guerra Mundial que pertenecían al padre de un amigo.

"Con las épicas películas de guerra de la época, que aumentaron mi interés en los uniformes y en los cascos, comencé a coleccionar elementos de la British Airborne (Fuerzas Aerotransportadas) de la Segunda Guerra Mundial, lo que me llevó a escribir un libro titulado 'DENISON', en referencia a la bata Denison que usan las Fuerzas Aerotransportadas.

"Más tarde me uní a los Royal Engineers, pero debido a una lesión me fui durante mi fase de entrenamiento de Combat Engineering (ingeniería de combate) con el fin de volver a unirme cuando estuviera en forma.

"Luego de dejar el Ejército regular me uní al Ejército Territorial sirviendo 4 años con un regimiento de reconocimiento dentro de la Royal Wessex Yeomanry.

"Mientras aún estaba con el Ejército, decidí que necesitaba unirme a las Fuerzas de Su Majestad nuevamente, pero sentía que si tenía que hacer esto tendría que ser algo un poco más inusual. Así que me ofrecí para el Servicio Submarino de la Royal Navy.

 
Bruce Wilson, el vendedor del caso del soldado argentino


"Cumplí 10 años en los submarinos nucleares del cazador de la clase Trafalgar, dirigimos las Fuerzas Especiales, hicimos numerosas patrullas, sufrimos varios incidentes en el reactor y, en general, la vida en el servicio fue dura y a veces muy estresante mientras luchábamos contra el submarino y sus elementos.

"Me entristeció escuchar las noticias del ARA San Juan y creí que solo habría un triste y final resultado, uno demasiado familiar para los submarinistas

"Siempre he recopilado elementos bélicos, una pasión que solo puede ser comprendida por otros coleccionistas. Y los cascos se convirtieron en mi pasión particular junto con las bata de Denison. Los encuentro muy interesantes, sus diversos componentes, variedad, canibalización personal/ individual… la lista continúa.

"Recopilar objetos de la Fuerza Aerotransportada Británica de la Segunda Guerra Mundial puede llegar a ser muy costoso. Esto me llevó a ampliar mi interés a esas fuerzas en todos los teatros, especialmente en la época de la Guerra de las Malvinas, que recuerdo haber seguido en la televisión como un niño de 12 años.

 
Wilson fue submarinista de la flota británica

"Comencé a coleccionar cascos británicos y argentinos, y fue allí cuando me topé con el casco del señor Altieri por primera vez en ebay. Comprendí que este objeto bélico no solo era un casco de batalla dañado, sino que también era un hecho histórico, cuando descubrí que estaba vinculado a la Batalla de Monte Longdon.

"El precio promedio de un casco argentino en esa época oscilaba entre 150 y 400 libras. Hice una oferta interesante con la intención de asegurar el casco… para mi sorpresa, ¡solo oferté yo!

A partir de ese momento comencé a investigar el casco y encontré mucha información que ya estaba disponible en línea. Comencé a armar la historia para compartir este asombroso artefacto con otros coleccionistas en varios foros.

"Muy rápidamente -de hecho, justo después de que terminó la subasta-, empecé a recibir mensajes abusivos y, lamentablemente, esto ha continuado durante todo el tiempo que tuve el casco. Esta violencia seguramente provocó que yo me sintiera cada vez menos comprensivo y entusiasta con la idea de considerar la repatriación.

"Decidí que trataría esto como una pieza de militaria de esta magnitud, con la historia y la procedencia y lo tasaría en consecuencia. Algunos pueden sorprenderse por el precio sugerido, pero si se está familiarizado con la militaria verán que estos precios no suelen ser inusuales, especialmente con los coleccionistas serios.

"Debido al volumen de mensajes y amenazas, terminé la subasta temprano y desde entonces he llegado a un acuerdo (fuera de la subasta y entre particulares) para repatriar el casco y que el Señor Altieri pueda reunirse con él.

"A veces puede ser muy difícil renunciar a tus posesiones más preciadas, el casco podría haber desaparecido fácilmente en el mundo de la militaria, pero me complace que vuelva al Señor Altieri", dice el inglés.


 
Bruce Wilson en Gales, en el Ejército inglés

Luego, en un párrafo final de la extensa carta, Bruce Wilson explica su respeto y relación con los veteranos de distintas guerras:

"Mientras investigaba mi libro 'DENISON', hablé y me reuní con muchos veteranos de la Segunda Guerra Mundial, uno de los cuales se convirtió en un amigo especial junto con su encantadora esposa que lamentablemente ahora falleció.

"Compré una bata Denison de 1943 que era bastante inusual con RAF (Royal Air Force), también tenía un nombre y distintivos que me ayudaron a reducir mi búsqueda. Finalmente, encontré y conocí a este veterano, organicé visitas a varios museos donde trataron a la pareja como VIP, lo que fue muy agradable para ellos. Descubrí que el veterano nunca había recogido sus medallas de la Segunda Guerra Mundial, así que organicé sus medallas para que fueran reeditadas y las monté para él.



 Con una bata Denison y un veterano de la Segunda Guerra Mundial

"Tengo un gran respeto por los veteranos de todos los conflictos, sin embargo, es extremadamente inusual para un coleccionista entregar simplemente estos artefactos bélicos, que a menudo valen grandes sumas de dinero, especialmente en el caso del Señor Altieri. El casco del Longdon, era una de las piezas más increíbles de mi colección y para mí no tenía precio.

"Pero ahora el casco puede volver una vez más con el Señor Altieri y esta increíble historia hoy ha dado un giro completo. Espero que ahora el veterano argentino encuentre algo de paz y le deseo todo lo mejor", concluye Wilson.


 
Beto Altieri y las medallas ganadas en la guerra de Malvinas (Foto: Thomas Khazki)

En Buenos Aires, Beto Altieri no pudo contener la emoción cuando supo que un empresario -que quiso mantener su nombre en el anonimato- había comprado el preciado objeto de la guerra para que él pudiera tenerlo. Además, el embajador argentino en Londres, Carlos Sersale, había ofrecido su ayuda para que el casco regresara sano y salvo.

"Estoy muy conmovido con todo lo que pasó con esta subasta -le dice Altieri a Infobae-. Siento una alegría inmensa, y no puedo dejar de agradecerle infinitamente ese empresario anónimo, a esa alma caritativa, que habrá seguramente negociado por fuera para que el casco no quedara en manos de otra persona".

Imagina entusiasmado cómo será el momento en que su casco vuelva a su casa: "El lunes 5 es mi cumpleaños, y este es el mejor regalo que me han dado en toda mi historia. Cuando vuelva a tenerlo en mis manos lo primero que voy a hacer es besarlo, porque el casco me salvó la vida".
"Todo esto me remueve recuerdos. El combate en el Monte Longdon y los ingleses que lanzaban bengalas que iluminaban el cielo como si fuese de día… El instante en que empezaron los disparos, nosotros tirados contra las rocas combatiendo…", rememora.

Asegura que nunca en estas tres décadas imaginó que su casco podía aparecer. "Me lo imaginaba tirado por ahí, como esa foto en la que se ven miles de cascos desparramados en un campo de batalla", grafica.

Y se quiebra cuando dice: "Ahora solo quiero agarrarlo, compartirlo con mi familia, porque gracias a él ellos existen y están conmigo. Sin el casco yo hubiese sido uno más en el cementerio de Darwin.

viernes, 1 de marzo de 2019

Embajador británico se involucra en subasta de casco de soldado argentino

El embajador británico se involucró en el caso del soldado argentino que quiere recuperar el casco que lo salvó en Malvinas 

Mark Kent dijo que está "averiguando" la situación y resaltó que en otras oportunidades hubo devoluciones, pero aclaró que "todo depende de las circunstancias de cada caso"



 
Mark Kent, embajador británico en la Argentina (Nicolás Stulberg)


En la mañana del martes, Infobae publicó un artículo acerca del caso de un veterano de Malvinas, Jorge "Beto" Altieri, cuyo casco, que lo salvó de una muerte segura en la batalla de Monte Longdon, está siendo ofertado en la plataforma eBay.

Un coleccionista inglés pide por él 10.500 libras esterlinas -un poco más de USD 13.000, o medio millón de pesos argentinos- y ya ha asegurado que no se desprenderá del objeto por un precio menor al que ha fijado.

El caso tuvo amplia circulación en las redes sociales y llegó a oídos del embajador británico en Argentina, Mark Kent, quien decidió involucrarse en el mismo. Luego de que una usuaria de Twitter le pidiera que se ocupara de conseguirle a Altieri su casco, Kent indicó que se encuentra "averiguando la situación".

En respuesta a un mensaje posterior, el embajador remarcó que en otras oportunidades se produjeron devoluciones, pero advirtió que "todo depende de las circunstancias del caso".

 

Hace años, el mismo casco fue subastado, y Altieri intentó comprarlo. Sin embargo, le contó a Infobae que en el último minuto la persona que lo tenía triplicó la oferta -a 800 libras- y se lo llevó.

"Hace un tiempo, un amigo mío que viajó a Londres fue a ver al dueño del casco. Quería saber si me lo vendía por el valor que él había pagado en aquella primera subasta, pero no aceptó. Me dijeron que hay tratados internacionales que determinan que si se encuentran elementos de guerra y su dueño es identificado, se le deben devolver. Pero en este caso aun no pasó", dijo Altieri.


 

El casco de Altieri fue perforado por esquirlas de un mortero en la batalla de Monte Longdon, con una fuerza tal que, luego de abrir su cubierta de acero, hizo que perdiera tejido de la parte izquierda de su cerebro y su ojo izquierdo.

"Pero para mí era y es muy importante. Es el casco que me salvó la vida, que me permitió formar una familia, que me permitió caminar por el país hablando con cada uno de los que estuvo en Malvinas", agregó Altieri al respecto.

martes, 26 de febrero de 2019

ONU condena colonialismo británico en Chagos y favorece postura argentina

La Haya falló contra el Reino Unido en un caso que favorece el reclamo por Malvinas

La Corte Internacional de Justicia ordenó que los británicos devuelvan un archipiélago que fue retenido a la isla de Mauricio y que funciona como base militar de los Estados Unidos. El Gobierno celebró el fallo tras haber hecho gestiones contra la posición de Londres.

Por E.M. Chabay



 La base militar en Diego García, la única isla habitada del archipiélago de Chagos.

El Gobierno argentino celebró el fallo por el que la Corte Internacional de Justicia determinó que el Reino Unido debe devolver a la República de Mauricio, un país insular ubicado en suroeste del océano Índico, un archipiélago que le fue retenido años antes de su independencia y que hoy funciona como base militar de los Estados Unidos.
Por 13 votos contra uno, el máximo tribunal judicial de las Naciones Unidas emitió su Opinión Consultiva sobre la separación del archipiélago de Chagos de las islas Mauricio, ocurrido en 1965, y consideró que la ocupación británica es "ilegal" y que, por tanto, debe ponerse fin a la actual administración para completar la descolonización de esta región del mundo.
La opinión consultiva de Chagos tiene relevancia en el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas por tratarse de una situación de desmembramiento territorial e involucrar también un caso de desplazamiento de la población autóctona, que fue obligada a dejar su lugar de origen.
Asimismo, el tribunal no reconoció que la actual población pueda considerarse un "pueblo" con el derecho a la autodeterminación, todo lo cual apoya los argumentos argentinos por Malvinas.



Este martes, en Casa Rosada, el canciller Jorge Faurie puso al Gobierno al corriente del fallo favorable para el reclamo argentino sobre las islas del Atlántico sur, y más tarde dijo que el fallo "tiene enorme validez para la reclamación argentina por Malvinas".
"En Chagos hubo una situación de desmembramiento territorial; la población que habitaba las islas fue trasladada contra su voluntad, como sucedió en 1833 [en Malvinas], y la posición argentina ante las Naciones Unidas siempre ha hecho hincapié en la necesidad de recuperar la integridad territorial argentina, no siendo aplicable en este caso el principio de autodeterminación", explicó Faurie.
"La Argentina ha presentado un reclamo similar ante el Comité de Descolonización y la Asamblea General de las Naciones Unidas", recordó el jefe de la diplomacia argentina.
Además del apoyo dado a Islas Mauricio, la Argentina patrocinó en 2017 la Resolución de la Asamblea General que solicitó la intervención de la Corte de La Haya, e intervino con el equipo legal de la Cancillería durante todo el procedimiento.



Un enclave colonial en África

El Reino Unido retuvo el archipiélago de Chagos luego de que Mauricio obtuviera su independencia en 1968. Cerca de 1500 isleños nativos fueron deportados y la isla más grande fue arrendada a los Estados Unidos para instalar la base aérea militar Diego García, en 1971. Los deportados nunca pudieron regresar a sus hogares.
Conocida la noticia, la prensa británica calificó el fallo como "un humillante golpe al prestigio de Gran Bretaña en el escenario mundial". Al respecto, el diario The Guardian lo calificó como "una derrota significativa" y una pérdida de respaldo de aliados tradicionales, en medio del proceso de salida de la Unión Europea (Brexit).
El gobierno de Mauricio y la Unión Africana de Naciones celebraron el fallo que, se calcula, será el puntapié para iniciar el proceso de descolonización. Al respecto, la mancomunidad de naciones del continente negro expresó que "es impensable que hoy, en el siglo XXI, haya una parte de África que aún esté sujeta al gobierno colonial europeo".

El especialista en derecho internacional Marcelo Kohen opinó que la opinión consultiva de la Corte sobre Chagos "es la victoria del imperio del derecho y de la justicia", porque "muestra que un pequeño Estado haciendo frente a la máxima potencia colonial" y al tribunal "cumpliendo su rol de 'decir el derecho', sin importar las presiones políticas de los poderosos".