Desde kelpers hasta ex combatientes reconocen que no existe riesgo alguno de una acción militar argentina. Especulación política y control del Atlántico Sur, las verdaderas razones.
Por Aurelio Tomas - Perfil
Islas Mailvinas | Foto: Cedoc Perfil
Para algunos es un mensaje para consumo interno por la próxima elección. Para otros forma parte de una apuesta estratégica a largo plazo que busca justificar la presencia militar británica en el Atlántico Sur. Más allá de las diferencias, kelpers y argentinos coincidieron en que no tienen ningún sustento los temores a una eventual acción militar argentina, ventilados esta semana por el ministro de Defensa británico, Michael Fallon.
Fallon presentó el plan de su cartera para “actualizar” las instalaciones militares de Gran Bretaña en las Malvinas y anunció que enviaría de vuelta dos helicópteros militares de transporte de tropas y equipamiento, que habían sido llevados a Afganistán en 2006. Además, indicó que las defensas aéreas de las islas serían incluidas en el proyecto de renovación de este tipo de unidades, que alcanza a todas las fuerzas británicas. El plan implicará una inversión de 268 millones de dólares en diez años.
Desde el punto de vista militar –e incluso económico– estas “mejoras” tienen una importancia marginal si se las compara con las frecuentes visitas que realizan a la zona los Destructores Tipo 45 de la Royal Navy, el arma naval más avanzada del Reino Unido. En ocasión del 30 aniversario de la guerra, se envió al HMS Dauntless. Este año hizo lo propio el HMS Dragon. El precio de este tipo de naves es de más de un billón de dólares.
El Gobierno acusa a Reino Unido de "agitar el fantasma de una amenaza argentina"El mayor ruido político ocurrió por las explicaciones que dio el ministro. Se habló de “una amenaza creciente”, de “agresividad” y de las alianzas con China y Rusia. También comentó las perspectivas de futuras adquisiciones. Retomaba así un tema que había sido anticipado por el diario sensacionalista The Sun, que anticipó el plan y lo relacionó con la posible compra de cazabombarderos rusos de última generación Su-24. Tanto Argentina como Rusia negaron que existan perspectivas de una compra, fuentes del ministerio indicaron que se está evaluando la compra de material aéreo militar a China.
En un comunicado, la cancillería argentina dijo que “además de inverosímil, resulta absolutamente injustificable que se agite el fantasma de una presunta ´amenaza argentina´ para aumentar el presupuesto militar británico y consolidar la creciente militarización de las islas”.
Mirada local. Desde una perspectiva distinta, el principal periodista de islas, John Fowell, dijo a PERFIL: “No temblamos de miedo en anticipación de otra invasión, pero nos gustaría que la Argentina dejase de lado su reclamo anacrónico de soberanía”. El editor del periódico Pinguin News indicó también que, en su opinión, “lo que hemos visto esta semana es un ejemplo de cómo los políticos y los medios más sensacionalistas pueden crear un monstruo de un ratón”.
Además, utilizó el humor para señalar el flaco estado del material militar argentino: “Dado el estado del material militar y naval argentino, el mantenimiento y la renovación puede parecer algo extraño, pero es bastante normal en fuerzas que pueden costearlo”.
Para quienes participaron de la guerra de 1982 también parece impensable el uso de la fuerza. “A pesar de que durante el conflicto la disparidad tecnológica era importante, la diferencia que existe hoy es mucho más grande”, explicó a PERFIL el responsable de un escuadrón aéreo durante el conflicto de 1982, que pidió anonimato. Desde su perspectiva, “no hay ningún indicio de que nuestro país pueda pensar en una opción militar, el último material aéreo que se sumó a la fuerza fue en 1997 (los A4-AR), hoy se están evaluando distintas opciones”.
La diferencia con 1982 no surge sólo del material aéreo, explica el oficial retirado, “en ese momento los aviadores tenían muchas más horas de vuelo de las que pueden tener hoy los efectivos de la fuerza, además hay otra diferencia que es cualitativa, porque en aquel momento no sólo había más horas de vuelo, sino que incluían más prácticas de tiro y otras requeridas para contar con la aptitud en combate”.