EL ROSTRO DE LA DERROTA BRITÁNICA QUE NO MERECIÓ CONDECORACIÓN ...
Brigadier Tony Wilson
Ejército británico
5ta. Brigada de Infantería
Fitzroy-Puerto Argentino
Brigadier Sir Mathew John Anthony (Tony) Wilson,
6to baronet de Estón Hall (1874), Orden del Imperio Británico, MC,
nacido el 2 de octubre de 1935, es un ex oficial del ejército británico que comandó la Brigada de Infantería V durante la Guerra de las Malvinas.
Guerra de las Malvinas :
Wilson ordenó a la Brigada de Infantería durante la quinta campaña para "liberar" a las Islas Malvinas después de su "incautación" por las Fuerzas Armadas argentinas, y fue responsable de la ladera sur de la isla oriental de las Fuerzas Armadas británicas, que avanzaron hacia la capital de las islas, "Stanley".
En primer lugar, Wilson fue capaz de asegurar una gran parte de la isla oriental, con el llamado "movimiento audaz", pero durante el avance , un ataque aéreo argentino en dos buques de desembarco británicos que se produjo en Bahía Agradable, al mediodía del 8 de junio de 1982, retrasó el avance .
46 soldados británicos y tres miembros asiáticos de la tripulación murieron, 115 hombres sufrieron graves lesiones por quemaduras.
Fue la mayor pérdida de hombres en la parte británica en esta guerra.
En el momento del ataque, varios equipos de televisión estaban en el lugar, por lo que los británicos podían ver este evento en casa delante de sus televisores en color y en vivo - mientras que el gobierno británico y el liderazgo militar contrariamente , eran muy ansiosos por evitar propagar información, teniendo en cuenta al público espectante sobre todo el curso de la guerra. Probablemente como consecuencia de ello, Wilson fue el único alto oficial británico que no recibió ningún reconocimiento a su servicio en el conflicto , en forma de honores en su estadía .
El 31 de diciembre 1982 renunció a todos sus cargos militares y se retiró del ejército británico el 31 de enero de 1983.
Carrera militar :
Educado en la Real Academia Militar de Sandhurst, Wilson fue comisionado en la propia Yorkshire Infantería Ligera del Rey (KOYLI) en su 21 cumpleaños el 02 de octubre 1956 y por lo tanto representa la cuarta generación consecutiva de su familia para servir con el regimiento. Durante los años siguientes , tomó parte en las operaciones militares en Adén, Borneo, Malasia, Chipre e Irlanda del Norte.
En 1970 fue ascendido a Mayor y fue galardonado con el título honorífico de Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (División Militar) en 1971.Poco después, en mayo de 1972 recibió la "Cruz Militar para Servicios Gallant "para el servicio en el Ulster (Irlanda del Norte).
El ascenso a teniente coronel siguió en 1975 y después de un compromiso mayor en el Ulster y un anuncio a Hong Kong, su título honorífico fue aumentado en oficial de la Más Excelsa Orden del Imperio Británico (División Militar).
Con su ascenso a coronel se trasladó al Estado Mayor General del Ministerio de Defensa en Londres, y el 30 de junio 1980 fue ascendido a general de brigada , el mando de la Brigada de Infantería quinta que había de conducir durante la Guerra de las Malvinas asumiendo ese cargo.
Wilson se retiró del ejército británico el 31 de enero de 1983.
Está casado y es padre de un hijo y una hija. Él y su esposa viven en los Estados Unidos actualmente .
Traducido por Google Traductor del inglés - Adaptado por Grupo de Facebook
"Fotos de la Guerra de Malvinas "
Guillermo C. Torrilla
Brigadier
Tony Wilson
Ejército británico
5ta. Brigada de Infantería
Fitzroy-Puerto Argentino
Brigadier Sir Mathew John Anthony (Tony) Wilson,
6to baronet de Estón Hall (1874), Orden del Imperio Británico, MC,
nacido el 2 de octubre de 1935,
es un ex oficial del ejército británico que comandó la Brigada de Infantería V
durante la Guerra de las Malvinas.
Guerra de las Malvinas :
Wilson ordenó a la Brigada de Infantería durante la quinta campaña para "liberar" a las Islas Malvinas después de su "incautación" por las Fuerzas Armadas argentinas, y fue responsable de la ladera sur de la isla oriental de las Fuerzas Armadas británicas, que avanzaron hacia la capital de las islas, "Stanley".
En primer lugar, Wilson fue capaz de asegurar una gran parte de la isla oriental, con el llamado "movimiento audaz", pero durante el avance , un ataque aéreo argentino en dos buques de desembarco británicos que se produjo en Bahía Agradable , al mediodía del 8 de junio de 1982, retrasó el avance .
46 soldados británicos y tres miembros asiáticos de la tripulación murieron, 115 hombres sufrieron graves lesiones por quemaduras.
Fue la mayor pérdida de hombres en la parte británica en esta guerra.
En el momento del ataque, varios equipos de televisión estaban en el lugar, por lo que los británicos podían ver este evento en casa delante de sus televisores en color y en vivo - mientras que el gobierno británico y el liderazgo militar contrariamente , eran muy ansiosos por evitar propagar información, teniendo en cuenta al público espectante sobre todo el curso de la guerra. Probablemente como consecuencia de ello, Wilson fue el único alto oficial británico que no recibió ningún reconocimiento a su servicio en el conflicto , en forma de honores en su estadía .
El 31 de diciembre 1982 renunció a todos sus cargos militares y se retiró del ejército británico el 31 de enero de 1983.
Carrera militar :
Educado en la Real Academia Militar de Sandhurst, Wilson fue comisionado en la propia Yorkshire Infantería Ligera del Rey (KOYLI) en su 21 cumpleaños el 02 de octubre 1956 y por lo tanto representa la cuarta generación consecutiva de su familia para servir con el regimiento. Durante los años siguientes , tomó parte en las operaciones militares en Adén, Borneo, Malasia, Chipre e Irlanda del Norte.
En 1970 fue ascendido a Mayor y fue galardonado con el título honorífico de Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (División Militar) en 1971.Poco después, en mayo de 1972 recibió la "Cruz Militar para Servicios Gallant "para el servicio en el Ulster (Irlanda del Norte).
El ascenso a teniente coronel siguió en 1975 y después de un compromiso mayor en el Ulster y un anuncio a Hong Kong, su título honorífico fue aumentado en oficial de la Más Excelsa Orden del Imperio Británico (División Militar).
Con su ascenso a coronel se trasladó al Estado Mayor General del Ministerio de Defensa en Londres, y el 30 de junio 1980 fue ascendido a general de brigada , el mando de la Brigada de Infantería quinta que había de conducir durante la Guerra de las Malvinas asumiendo ese cargo.
Wilson se retiró del ejército británico el 31 de enero de 1983.
Está casado y es padre de un hijo y una hija. Él y su esposa viven en los Estados Unidos actualmente .
Traducido por Google Traductor del inglés - Adaptado por Grupo de Facebook
"Fotos de la Guerra de Malvinas "
viernes, 14 de noviembre de 2014
jueves, 13 de noviembre de 2014
UK: Venta de L1A1 usados en Malvinas
L1A1 SLR 7,62 desactivado utilizado en las Malvinas
Deactivated Guns
Un ejemplar en excelente condición del clásico rifle calibre 7,62 L1A1 auto-cargante. El L1A1 era el pilar del ejército británico a través de muchos de los conflictos de la posguerra. Disparando la contundente munición de 7,62 mm, esta arma se recuerda con cariño por los soldados británicos en todo el mundo. Este ejemplar es la especificación de edad y puede ser despojado de campo y disparado en seco y viene con un cabestrillo. Nuevos bayonetas no emitidas Brand disponibles para esta arma.
Viene con un certificado de autenticidad y el adaptador extraíble fuego blanco.
domingo, 9 de noviembre de 2014
Hipótesis de recuperación: Capturando Mount Pleasant con comandos encubiertos
Un caballo de Troya en las Malvinas
Expertos británicos sostienen la teoría de que los argentinos podrían ganar una supuesta guerra si consiguen llevar a sus tropas de élite en un avión camuflado a las islas
Álvaro Soto - ABC
Sobre el papel, una nueva Guerra de las Malvinas no tiene color. El Ejército británico posee 175.000 soldados (frente a los 80.000 argentinos) y 197 aviones de combate (frente a 42). En buques de asalto, destructores, fragatas y submarinos, la Armada de la reina casi triplica a las tropas de Cristina Kirchner. Y sin embargo, expertos en Defensa del Reino Unido creen que si la guerra estallara de nuevo, Argentina tendría una posibilidad de vencer y reconquistar las Falklands (nombre con el que las islas son conocidas en inglés).
¿Cómo podría lograrlo Argentina? Un experto en las Islas Malvinas lo explica en un artículo publicado en ‘The Sunday Times’: “Un avión de pasajeros, falsamente pintado con los colores de la bandera de Chile, parte de Argentina en un vuelo no previsto a las Malvinas. Parece un vuelo comercial como cualquier otro, pero en su interior viajan fuerzas especiales. Se acerca a las islas y se dirige hacia el aeródromo de Mount Pleasant, la base de los cuatro aviones de combate británicos Typhoon. David Cameron (primer ministro británico) es alertado. ¿Pero se atrevería a derribar un avión de línea desarmado que, aparentemente, transporta a civiles?”.
Este supuesto ataque pillaría a los 130 soldados británicos que defienden la isla patrullando las montañas. No podrían reaccionar mientras Argentina se hace con el poder en Mount Pleasant. Lógicamente -siguiendo la argumentación de este experto- Reino Unido declararía la guerra pero no habría ninguna posibilidad de que llegaran los refuerzos británicos a la isla. “No seremos capaces de recuperar las Malvinas si ellos consiguen el aeródromo”, reconoce el comandante Mike Clapp. “Y además, no tenemos el mismo poder en el mar que en 1982”, remacha Clapp. Ese año, Thatcher envió aviones y helicópteros de combate en los dos portaviones que entonces tenía el Ejército británico. Ahora, no tiene ninguno. “Sin portaviones, hasta el último recluta sabe que es imposible recuperar las Malvinas”, asegura el general Julian Thompson, el responsable militar de la primera fase del conflicto de 1982.
Dicho todo lo anterior, y pese a la escalada verbal, la posibilidad cierta de una reedición de la Guerra de las Malvinas está aún lejana. Entre otras razones, porque los militares argentinos no tienen ninguna gana de enfrentarse otra vez a los británicos. Pero Cristina Fernández es imprevisible y según algunos analistas políticos argentinos, la presidenta, tras lograr reducir las tasas generales de pobreza, quiere dejar su huella también en el campo internacional, aunque muchos creen que, detrás de las palabras, solo aspira a negociar con Reino Unido la explotación de las riquezas energéticas de las islas.
Nota del administrador: Exactamente está misma idea la describí en el blog FDRA en 2006. :)
Expertos británicos sostienen la teoría de que los argentinos podrían ganar una supuesta guerra si consiguen llevar a sus tropas de élite en un avión camuflado a las islas
Álvaro Soto - ABC
Sobre el papel, una nueva Guerra de las Malvinas no tiene color. El Ejército británico posee 175.000 soldados (frente a los 80.000 argentinos) y 197 aviones de combate (frente a 42). En buques de asalto, destructores, fragatas y submarinos, la Armada de la reina casi triplica a las tropas de Cristina Kirchner. Y sin embargo, expertos en Defensa del Reino Unido creen que si la guerra estallara de nuevo, Argentina tendría una posibilidad de vencer y reconquistar las Falklands (nombre con el que las islas son conocidas en inglés).
¿Cómo podría lograrlo Argentina? Un experto en las Islas Malvinas lo explica en un artículo publicado en ‘The Sunday Times’: “Un avión de pasajeros, falsamente pintado con los colores de la bandera de Chile, parte de Argentina en un vuelo no previsto a las Malvinas. Parece un vuelo comercial como cualquier otro, pero en su interior viajan fuerzas especiales. Se acerca a las islas y se dirige hacia el aeródromo de Mount Pleasant, la base de los cuatro aviones de combate británicos Typhoon. David Cameron (primer ministro británico) es alertado. ¿Pero se atrevería a derribar un avión de línea desarmado que, aparentemente, transporta a civiles?”.
Este supuesto ataque pillaría a los 130 soldados británicos que defienden la isla patrullando las montañas. No podrían reaccionar mientras Argentina se hace con el poder en Mount Pleasant. Lógicamente -siguiendo la argumentación de este experto- Reino Unido declararía la guerra pero no habría ninguna posibilidad de que llegaran los refuerzos británicos a la isla. “No seremos capaces de recuperar las Malvinas si ellos consiguen el aeródromo”, reconoce el comandante Mike Clapp. “Y además, no tenemos el mismo poder en el mar que en 1982”, remacha Clapp. Ese año, Thatcher envió aviones y helicópteros de combate en los dos portaviones que entonces tenía el Ejército británico. Ahora, no tiene ninguno. “Sin portaviones, hasta el último recluta sabe que es imposible recuperar las Malvinas”, asegura el general Julian Thompson, el responsable militar de la primera fase del conflicto de 1982.
Dicho todo lo anterior, y pese a la escalada verbal, la posibilidad cierta de una reedición de la Guerra de las Malvinas está aún lejana. Entre otras razones, porque los militares argentinos no tienen ninguna gana de enfrentarse otra vez a los británicos. Pero Cristina Fernández es imprevisible y según algunos analistas políticos argentinos, la presidenta, tras lograr reducir las tasas generales de pobreza, quiere dejar su huella también en el campo internacional, aunque muchos creen que, detrás de las palabras, solo aspira a negociar con Reino Unido la explotación de las riquezas energéticas de las islas.
Nota del administrador: Exactamente está misma idea la describí en el blog FDRA en 2006. :)
martes, 4 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
El secuestro del avión de AA por Dardo Cabo y su grupo
Recordando a Dardo Cabo
CUANDO LA BANDERA ARGENTINA FLAMEO 36 HORAS EN LAS ISLAS MALVINAS
Fue el 28 de Septiembre de 1966. Un grupo de 18 jóvenes estudiantes, obreros y sindicalistas, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en Malvinas. Allí, hicieron flamear la bandera argentina durante treinta y seis horas, antes de entregarse a las autoridades católicas en las islas. La Justicia Federal los condenó.
Su comandante era Ernesto Fernández García, y viajaban como pasajeros, entre otros, el gobernador del por ese entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, contralmirante José María Guzmán, Luciano Preto y su hijo Daniel Preto (hermano del hoy senador nacional por Tierra del Fuego Ruggero Preto).
Los jóvenes que montaron el operativo, en su mayoría empleados metalúrgicos militantes de partidos nacionalistas, fueron condenados a su regreso por la Justicia Federal argentina. Pero a pesar de que se los consideró delincuentes, muchos interpretan su audaz acción como una verdadera gesta patriótica, quizá la primera que reivindicó los derechos soberanos argentinos sobre las Malvinas.
Aunque los libros de historia y los manuales escolares casi no hagan mención a ello.
El Dr. José Salomón, abogado fueguino que patrocinó a buena parte de estos jóvenes, recordó en un articulo reciente que según consta en el expediente aproximadamente a las seis de la mañana, y ya sobrevolando la ciudad de Santa Cruz, el grupo tomó el avión y previo a conversar con el comandante -que alegaba falta de combustible- lo obligó a tomar rumbo 105 con destino a las Islas Malvinas. A los pasajeros se les comunicó, para no atemorizarlos, que se regresaba a Comodoro Rivadavia.
CUANDO LA BANDERA ARGENTINA FLAMEO 36 HORAS EN LAS ISLAS MALVINAS
Fue el 28 de Septiembre de 1966. Un grupo de 18 jóvenes estudiantes, obreros y sindicalistas, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en Malvinas. Allí, hicieron flamear la bandera argentina durante treinta y seis horas, antes de entregarse a las autoridades católicas en las islas. La Justicia Federal los condenó.
Contexto
Ese día, un grupo armado de 18 jóvenes desvió un avión de Aerolíneas Argentinas hacia las Islas Malvinas, donde la Bandera Nacional flameó por treinta y seis horas. El avión Douglas DC4 con destino inicial a Río Gallegos, partió de aeroparque a las 00:34 horas.Su comandante era Ernesto Fernández García, y viajaban como pasajeros, entre otros, el gobernador del por ese entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, contralmirante José María Guzmán, Luciano Preto y su hijo Daniel Preto (hermano del hoy senador nacional por Tierra del Fuego Ruggero Preto).
Los jóvenes que montaron el operativo, en su mayoría empleados metalúrgicos militantes de partidos nacionalistas, fueron condenados a su regreso por la Justicia Federal argentina. Pero a pesar de que se los consideró delincuentes, muchos interpretan su audaz acción como una verdadera gesta patriótica, quizá la primera que reivindicó los derechos soberanos argentinos sobre las Malvinas.
Aunque los libros de historia y los manuales escolares casi no hagan mención a ello.
Malvinas de Rumba
El Operativo Cóndor fue comandado por Dardo Manuel Cabo, periodista, metalúrgico y activo militante nacionalista de aquellos años. Con él actuaron Fernando Aguirre, Norberto Karasiewicz, Andrés Castillo, Luis Caprara, Victor Chazarreta, Ricardo Ahe, Juan Bovo, Edelmiro Navarro, Ramón Sánchez, Pedro Tursi, Juan Rodríguez, Pedro Bernardini, Alejandro Giovenco Romero, Fernando Lisardo, Edgardo Salcedo, Aldo Ramírez y María Cristina Verrier.El Dr. José Salomón, abogado fueguino que patrocinó a buena parte de estos jóvenes, recordó en un articulo reciente que según consta en el expediente aproximadamente a las seis de la mañana, y ya sobrevolando la ciudad de Santa Cruz, el grupo tomó el avión y previo a conversar con el comandante -que alegaba falta de combustible- lo obligó a tomar rumbo 105 con destino a las Islas Malvinas. A los pasajeros se les comunicó, para no atemorizarlos, que se regresaba a Comodoro Rivadavia.
Por su parte, en la acusación del Fiscal Federal de Tierra del Fuego, Jorge Torlasco, se sostiene que a pesar del manto de nubes existente, el piloto logró encontrar las Islas, valiéndose de cierta deformación en dicho manto que lo indujo a pensar que debajo debía haber tierra firme.
Entre claros pudieron divisar tierra, localizaron la ciudad, y luego de hacer alguno virajes de reconocimiento, aterrizaron en una pista de carrera de caballos, evitando distintos obstáculos que allí había. No bien se detuvo el avión descendió el grupo de jóvenes armados, y procedió a colocar banderas argentinas en las inmediaciones.
A las 9:57, en Puerto Rivero -después sería Puerto Argentino- Dardo Cabo firma el siguiente comunicado: Operación Cóndor cumplida.
Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero, Islas Malvinas, autoridades inglesas nos consideran detenidas. Jefe de Policía e Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador ingles anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino...
El comunicado fue difundido por la radio del avión. Y a las 18 horas se complementó con otro que decía: Informa Operación Cóndor: después de escuchar misa en castellano dentro del avión, fueron liberados los rehenes ingleses.
Los 18 argentinos contaban con mucho y sofisticado armamento transportado clandestinamente en el avión, pero el cansancio, la falta de alimentos y agua los obligaron a rendirse.
El periodista describe lo que ocurrió después de que el sacerdote Rodolfo Roel ofició la misa en el avión:
A las seis de la tarde, una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la Isla. No obstante, varios pobladores y los infantes de marina (ingleses) se daban a la tarea de colocar grandes reflectores en las inmediaciones del avión, para poder observar sin problemas los movimientos de los ocupantes de la máquina. Además, el cerco armado ya estaba al máximo. En los siete jeeps ubicados detrás del avión se habían apostado policías, infantes y pobladores armados; otro tanto en los coches ubicados delante, mientras en lo alto del cerro tres carpas de campaña revelaban que en su interior también había efectivos.
Se calcula que unos cien hombres, de los 120 habitantes de la Isla, estaban en pié de guerra, pese a la inclemencia del tiempo y la fuerte lluvia, que cayó sin tregua durante mas de dos horas. Mientras los 18 integrantes del comando se encerraban en el avión, como único refugio para planear sus futuras acciones, los tripulantes y pasajeros del vuelo 648 (que habían sido trasladados hasta el centro de la ciudad para recibir alimentos y hospitalidad) disfrutaban de buenas comodidades que les brindaron los habitantes.
A las 4:30 horas del 29 de Septiembre, se conoció un mensaje del gobernador inglés de las Islas. En el mismo, el representante real expresaba: están totalmente cercados; si intentan salir del avión, los soldados y policías tienen ordenes de tirar. No respondemos por vuestras vidas. Es preferible que se rindan. La respuesta del jefe del comando fue negativa.
Poco después de las 15, el padre Roel fue a visitar a los muchachos, como les decía con temblorosa y suave voz, mezcla de ingles y castellano. Y allí, a título personal, como siempre hablaba, les solicitó que entregaran sus armas y se rindieran. La respuesta fue la de siempre: no estamos dispuestos a deponer las armas. Finalmente se llegó a un pacto: los argentinos depondrían de su actitud, siempre y cuando fueran acogidos por la Iglesia Católica, y quedaran exclusivamente a cargo del padre Roel.
A las 17:00, todos los cóndores con el sacerdote y el comandante formaron junto a la bandera argentina que estaba flameando desde la mañana anterior, y procedieron a arriarla. Luego, con ella en brazos, entonaron el Himno Nacional Argentino, de viva voz, mientras atónitos custodios ingleses, sin moverse de sus puestos pero siempre con las armas listas, seguían con atención la emocionante ceremonia. Media hora mas tarde, el comandante de la nave, Fernández García, recibía sobre su avión todas las armas.
Las horas avanzaban y nada se sabía sobre la suerte de los integrantes del operativo y la mía. Nadie podía precisar dónde seríamos juzgados. En Argentina o en Inglaterra.
El 1 de octubre, los argentinos fueron transportados en una lancha carbonera inglesa hasta el barco Bahía Buen Suceso. En ese momento Cabo tomó las siete banderas argentinas, y tal como lo había prometido, en vez de bajar con ellas enarbolándolas (como era la idea) las entregó al almirante Guzmán en una bolsa, diciendo en la oportunidad las siguientes palabras: Señor Gobernador de nuestras Islas Malvinas, le entrego como máxima autoridad aquí de nuestra patria, estas siete banderas. Una de ellas flameó durante 36 horas en estas Islas y bajo su amparo se cantó por primera vez el Himno Nacional.
El viaje desde las Malvinas hasta Tierra del Fuego se extendió desde las 19:30 horas del 1 de octubre hasta las 03:00 de la mañana del 3 de octubre, en que llegaron a Ushuaia.
Esta sentencia fue confirmada por la Cámara Federal de Bahía Blanca, el 13 de octubre de ese mismo año, aunque algunas consideraciones de los jueces, citadas por el Dr. Salomón, sugieren un espíritu distinto al de la condena.
Por ejemplo, la decisión judicial ordena la devolución de las banderas a su propietario, Dardo Manuel Cabo.
El juez Lima sostuvo que ...las banderas argentinas, por el hecho de haber tremolado sobre una porción irredenta de tierra de la Patria, no son ni pueden ser consideradas instrumento de delito.
Por ello corresponde su oportuna devolución a quien ha demostrado actuar como su propietario.
Y como el propio Salomón y los demás abogados defensores habían pedido que las banderas sean entregadas al Museo Histórico Nacional, el juez Lima contestó que cualquiera fuera la opinión del infrascrito, escapa a sus funciones disponer sobre el destino solicitado. No pretendamos anticiparnos al juicio de la Historia.
Dejemos a la posteridad lo que es de la posteridad. Solo el tiempo que acalla las pasiones y afina las perspectivas es el capaz de dar su paso sereno e imparcial.
Fuente: www.argenpress.info
A las 9:57, en Puerto Rivero -después sería Puerto Argentino- Dardo Cabo firma el siguiente comunicado: Operación Cóndor cumplida.
Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero, Islas Malvinas, autoridades inglesas nos consideran detenidas. Jefe de Policía e Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador ingles anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino...
El comunicado fue difundido por la radio del avión. Y a las 18 horas se complementó con otro que decía: Informa Operación Cóndor: después de escuchar misa en castellano dentro del avión, fueron liberados los rehenes ingleses.
El operativo según Héctor Ricardo García
Tal como lo recordó en su libro Cien veces me quisieron matar, fue el único periodista en actividad que viajó acompañando al Operativo Cóndor. Dice este medio que la audaz y muy riesgosa acción conmocionó no solo a nuestro gobierno (ese mismo día el dictador Juan Carlos Onganía cumplía tres meses de mandato) sino al mundo, provocando comentarios en toda la prensa.Los 18 argentinos contaban con mucho y sofisticado armamento transportado clandestinamente en el avión, pero el cansancio, la falta de alimentos y agua los obligaron a rendirse.
El periodista describe lo que ocurrió después de que el sacerdote Rodolfo Roel ofició la misa en el avión:
A las seis de la tarde, una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la Isla. No obstante, varios pobladores y los infantes de marina (ingleses) se daban a la tarea de colocar grandes reflectores en las inmediaciones del avión, para poder observar sin problemas los movimientos de los ocupantes de la máquina. Además, el cerco armado ya estaba al máximo. En los siete jeeps ubicados detrás del avión se habían apostado policías, infantes y pobladores armados; otro tanto en los coches ubicados delante, mientras en lo alto del cerro tres carpas de campaña revelaban que en su interior también había efectivos.
Se calcula que unos cien hombres, de los 120 habitantes de la Isla, estaban en pié de guerra, pese a la inclemencia del tiempo y la fuerte lluvia, que cayó sin tregua durante mas de dos horas. Mientras los 18 integrantes del comando se encerraban en el avión, como único refugio para planear sus futuras acciones, los tripulantes y pasajeros del vuelo 648 (que habían sido trasladados hasta el centro de la ciudad para recibir alimentos y hospitalidad) disfrutaban de buenas comodidades que les brindaron los habitantes.
A las 4:30 horas del 29 de Septiembre, se conoció un mensaje del gobernador inglés de las Islas. En el mismo, el representante real expresaba: están totalmente cercados; si intentan salir del avión, los soldados y policías tienen ordenes de tirar. No respondemos por vuestras vidas. Es preferible que se rindan. La respuesta del jefe del comando fue negativa.
Poco después de las 15, el padre Roel fue a visitar a los muchachos, como les decía con temblorosa y suave voz, mezcla de ingles y castellano. Y allí, a título personal, como siempre hablaba, les solicitó que entregaran sus armas y se rindieran. La respuesta fue la de siempre: no estamos dispuestos a deponer las armas. Finalmente se llegó a un pacto: los argentinos depondrían de su actitud, siempre y cuando fueran acogidos por la Iglesia Católica, y quedaran exclusivamente a cargo del padre Roel.
A las 17:00, todos los cóndores con el sacerdote y el comandante formaron junto a la bandera argentina que estaba flameando desde la mañana anterior, y procedieron a arriarla. Luego, con ella en brazos, entonaron el Himno Nacional Argentino, de viva voz, mientras atónitos custodios ingleses, sin moverse de sus puestos pero siempre con las armas listas, seguían con atención la emocionante ceremonia. Media hora mas tarde, el comandante de la nave, Fernández García, recibía sobre su avión todas las armas.
Las horas avanzaban y nada se sabía sobre la suerte de los integrantes del operativo y la mía. Nadie podía precisar dónde seríamos juzgados. En Argentina o en Inglaterra.
El 1 de octubre, los argentinos fueron transportados en una lancha carbonera inglesa hasta el barco Bahía Buen Suceso. En ese momento Cabo tomó las siete banderas argentinas, y tal como lo había prometido, en vez de bajar con ellas enarbolándolas (como era la idea) las entregó al almirante Guzmán en una bolsa, diciendo en la oportunidad las siguientes palabras: Señor Gobernador de nuestras Islas Malvinas, le entrego como máxima autoridad aquí de nuestra patria, estas siete banderas. Una de ellas flameó durante 36 horas en estas Islas y bajo su amparo se cantó por primera vez el Himno Nacional.
El viaje desde las Malvinas hasta Tierra del Fuego se extendió desde las 19:30 horas del 1 de octubre hasta las 03:00 de la mañana del 3 de octubre, en que llegaron a Ushuaia.
¿Delincuentes o patriotas?
El Juez Federal de Tierra del Fuego, Miguel Angel Lima, procesó a los integrantes del Operativo Cóndor en atención a los delitos de privación de la libertad personal calificada y tenencias de armas de guerra, por los que finalmente fueron condenados a distintas penas el 26 de Junio de 1967.Esta sentencia fue confirmada por la Cámara Federal de Bahía Blanca, el 13 de octubre de ese mismo año, aunque algunas consideraciones de los jueces, citadas por el Dr. Salomón, sugieren un espíritu distinto al de la condena.
Por ejemplo, la decisión judicial ordena la devolución de las banderas a su propietario, Dardo Manuel Cabo.
El juez Lima sostuvo que ...las banderas argentinas, por el hecho de haber tremolado sobre una porción irredenta de tierra de la Patria, no son ni pueden ser consideradas instrumento de delito.
Por ello corresponde su oportuna devolución a quien ha demostrado actuar como su propietario.
Y como el propio Salomón y los demás abogados defensores habían pedido que las banderas sean entregadas al Museo Histórico Nacional, el juez Lima contestó que cualquiera fuera la opinión del infrascrito, escapa a sus funciones disponer sobre el destino solicitado. No pretendamos anticiparnos al juicio de la Historia.
Dejemos a la posteridad lo que es de la posteridad. Solo el tiempo que acalla las pasiones y afina las perspectivas es el capaz de dar su paso sereno e imparcial.
Fuente: www.argenpress.info
domingo, 2 de noviembre de 2014
Un cagatintas británico aviva las llamas del nacionalismo britpop
Periodista de la BBC aviva las llamas de la guerra de las Malvinas
La intención de Argentina de comprar 24 cazas Gripen de cuarta generación a la compañía sueca Saab llevó a un periodista de la BBC, corresponsal de la guerra de las Malvinas de 1982, a criticar fuertemente los planes de la Defensa argentina.
Robert Fox, un veterano periodista de la BBC, se mostró muy disgustado por el hecho de que la declaración de Agustín Rossi, ministro de Defensa de Argentina, sobre la compra de aviones de la última generación no encontrara ninguna respuesta correspondiente por parte del Parlamento del Reino Unido, informa el diario ‘Clarín’.
Según el periodista británico, reforzando sus Fuerzas Aéreas Buenos Aires demuestra tener “serias intenciones”, ya que “es la primera gran compra de aviones militares nuevos por parte de Argentina desde la guerra de 1982″. Además, las características de los cazas Saab Gripen son superiores a los de los aviones de combate de la flota aérea del Reino Unido.
De este modo, Fox una vez más destacó las preocupaciones de los medios británicos, que se han puesto en alerta después de que Argentina y Brasil firmaran un memorándum mediante el cual Buenos Aires comenzará a negociar la compra de hasta 24 cazas Saab Gripen NG, una vez estos hayan sido fabricados por Brasil.
Además, Fox ya es el segundo periodista de la BBC que aviva las llamas de la guerra de las Malvinas. Hace menos de un mes el presentador del programa automovilístico ‘Top Gear’, Jeremy Clarkson, indignó a los argentinos tras atravesar la Patagonia en un Porsche con la provocativa matrícula H982 FKL, una referencia explícita a la guerra de 1982 y a las ‘islas Falkland’, como llaman los británicos a las Malvinas.
Infobaires
La intención de Argentina de comprar 24 cazas Gripen de cuarta generación a la compañía sueca Saab llevó a un periodista de la BBC, corresponsal de la guerra de las Malvinas de 1982, a criticar fuertemente los planes de la Defensa argentina.
Robert Fox, un veterano periodista de la BBC, se mostró muy disgustado por el hecho de que la declaración de Agustín Rossi, ministro de Defensa de Argentina, sobre la compra de aviones de la última generación no encontrara ninguna respuesta correspondiente por parte del Parlamento del Reino Unido, informa el diario ‘Clarín’.
Según el periodista británico, reforzando sus Fuerzas Aéreas Buenos Aires demuestra tener “serias intenciones”, ya que “es la primera gran compra de aviones militares nuevos por parte de Argentina desde la guerra de 1982″. Además, las características de los cazas Saab Gripen son superiores a los de los aviones de combate de la flota aérea del Reino Unido.
Robert Fox, primero de la derecha, pelotudo profesional |
Además, Fox ya es el segundo periodista de la BBC que aviva las llamas de la guerra de las Malvinas. Hace menos de un mes el presentador del programa automovilístico ‘Top Gear’, Jeremy Clarkson, indignó a los argentinos tras atravesar la Patagonia en un Porsche con la provocativa matrícula H982 FKL, una referencia explícita a la guerra de 1982 y a las ‘islas Falkland’, como llaman los británicos a las Malvinas.
Infobaires
sábado, 1 de noviembre de 2014
Halcones en Neuquén
Los “Halcones de Malvinas” estarán en el Teatro Español
Por la amplia repercusión que tuvo la llegada a Neuquén dos veteranos de la Fuerza Aérea Argentina que contarán, por primera en la ciudad, los organizadores decidieron cambiar el lugar de la presentación.
Se trata de Luis “Tucu” Cervera y Héctor “Pipi” Sánchez, quienes fueron pilotos y protagonizaron varias misiones sobre las Islas Malvinas y relatarán sus experiencias sobre la actuación en el conflicto del Atlántico Sur,
El encuentro será el próximo 7 de Noviembre en el Teatro Español a las 17 mientras que se conoció que los ex combatientes llegarán el mismo viernes a las 9.15 al Aeropuerto Internacional de Neuquén.
En la charla, los “halcones” como se los conocen relatarán cómo fue la misión del 13 de junio de 1982 cuando partieron desde la base de San Julián para atacar objetivos terrestres en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. Fue el último ataque en la guerra de las Malvinas ya que al día siguiente el Ejército argentino firmaba la rendición pero según los ingleses se trató del día en que más tuvieron miedo.
viernes, 31 de octubre de 2014
El Capitán Colombo cuenta como hundió al Sheffield
Un aviador recordó cómo hundió un barco inglés en Malvinas
La misión retrasó los planes de invasión de las islas por parte de los británicos. El capitán de navío Jorge Colombo, jefe de la escuadrilla de los Super Etendard, destacó la posición argentina por la soberanía.
Super Etendard. Uno de los aviones de la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque que hundieron al Sheffield.
La misión retrasó los planes de invasión de las islas por parte de los británicos. El capitán de navío Jorge Colombo, jefe de la escuadrilla de los Super Etendard, destacó la posición argentina por la soberanía.
Super Etendard. Uno de los aviones de la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque que hundieron al Sheffield.
El marino argentino que comandó la escuadrilla aérea que atacó y hundió el destructor inglés Sheffield durante la guerra de Malvinas rememoró ayer la gesta en diálogo con La Capital.
El comandante de la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque, que integraban los sofisticados aviones Super Etendard, capitán de navío Jorge Colombo, a 32 años de la gesta de Malvinas relató el demoledor ataque al moderno destructor Sheffield, que obligó a la segunda flota de guerra naval del mundo a alejarse de nuestros archipiélagos, tras haberle complicado sus operaciones previstas.
El jefe naval dijo que los integrantes de la Junta Militar, general Leopoldo Galtieri; almirante Jorge Anaya y brigadier Arturo Lami Dozo, "cometieron un acto de irresponsabilidad" y que "vivían de espalda a la realidad nacional". Tras destacar "la entrega, el coraje y el sacrificio personal de los ex combatientes" elogió la política exterior de nuestro país que "reclama sin descanso terminar con el colonialismo cumpliendo con las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)".
- ¿Cómo fue el ataque al destructor Sheffield?
—La operación del hundimiento comenzó la noche del 3 de mayo cuando una avión Neptune de la Armada Argentina en busca de los náufragos del crucero Belgrano detectó al sudeste de Malvinas a la flota de la Royal Navy, y nos dio la certeza de dónde teníamos que atacar. Eramos un equipo que nos entendíamos muy bien. Fijamos la misión a cumplir y sólo contábamos con un pequeño radar en la nariz del avión, que no era de búsqueda sino para la fase final de ataque. Encontrar algo en el mar es muy difícil y prueba de ello es el avión de pasajeros de Malaysia Airlines, que desapareció en el sureste asiático. La meteorología jugó un factor primordial porque no era buena y nos permitió poder escondernos dentro de las nubes. Despegamos a las 10 de la mañana de Río Grande, con un punto de ataque a 100 millas de Puerto Argentino y, tras un reabastecimiento de combustible en vuelo, el Neptune transmitió a las 10.35 las coordenadas donde se hallaba una formación naval. El ataque comenzó a 120 millas náuticas (unos 200 kilómetros) antes volando al ras de las olas para evadir el lóbulo (radar) de detección de la flota inglesa. A partir de las 40 millas (60 kilómetros) de la posición estimada se trepó para emitir con el radar y tras ser detectado el blanco se lanzaron dos misiles Exocet contra el destructor Sheffield que impactaron a las 11.04 y se regresó a Río Grande sin saber a ciencia cierta cuál fue el resultado del ataque.
- ¿No hubo resistencia por parte de otras unidades navales y de los aviones Harrier y portahelicópteros?
—Pese al potencial tecnológico de la Royal Navy, considerada la segunda flota naval en el mundo, nunca nos detectaron. Fue una operación de ataque eficiente que demostró su contundencia y un medio totalmente nuevo en la guerra en el mar y nos convertimos en los pioneros de estas nuevas técnicas ofensivas, nunca antes utilizadas en el mundo entero. Luchamos por una causa noble y en un rincón perdido del Atlántico Sur y abrimos a los ojos del mundo un nuevo capítulo en la doctrina de las operaciones aeronavales.
- ¿Cómo recibieron la noticia del hundimiento del Sheffield y como impactó en ustedes la adrenalina?
—La primera información la recibí del teniente de navío Julio Barraza, que muy eufórico y a los gritos me comunicó que así lo acaba de informar la BBC de Londres y nos pusimos contentos además por no haber desperdiciado los pocos misiles que teníamos. Después Barraza y el capitán de corbeta Roberto Curilovic hundieron el 25 de mayo, una fecha muy particular para nosotros, el porta contenedores Atlantic Conveyor, perdiendo pertrechos y repuestos muy importantes para la logística de las operaciones británicas, según el general Jeremy Moore, quien condujera las tropas inglesas en la guerra por las Malvinas. Respecto a la adrenalina, no soy médico, pero tengo entendido que es una hormona segregada por las glándulas suprarrenales que en situaciones de tensión aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la cantidad de glucosa en la sangre, acelera el metabolismo y permite sacar fuerza de la nada. Pero el combatiente siente la adrenalina de otra manera, porque debe cumplir la misión impuesta y además arriesga su vida. Discúlpeme el atrevimiento en la respuesta, que tiene algo de escatológico para el que combate en una guerra. La verdadera adrenalina es de color marrón, huele mal y se desliza entre las piernas y hay que aprender a dominarla.
- ¿Cómo fue el lanzamiento?
—El Exocet, que pesa casi 700 kilos, está bajo el ala derecha del Super Etendard y cuando se lanza el avión se aliviana mucho y permite salir de zona más rápidamente. Si es necesario se pueden eyectar los tanques auxiliares de combustible para ir mas rápido para evadir misiles.
El Exocet se lanzó a 550 nudos (cerca de mil kilómetros por hora) y a 150 metros de altura sobre el agua para que no se convierta en un torpedo y demoró segundos en encenderse en fijar blanco.
Nosotros, tras el lanzamiento, de inmediato giramos 180 grados para iniciar el escape.
- ¿Usted fue reconocido por la Nación por esta acción ponderable como luce esa distinción?
—Los orgullosos símbolos de la guerra de Malvinas lo lucen los pabellones de guerra de las unidades condecoradas y debemos rescatar para siempre a nuestros muertos, heridos y mutilados en combate: ellos exhibieron el honor supremo, viril e incomparable del guerrero, frente al cual todo lo demás es anécdota: Por derecho propio entraron en la inmortalidad. También rescato al fiel combatiente, que con su horizonte estrecho y poco claro y enalteciendo en su simplicidad el principio de disciplina militar, cumplió órdenes sin preguntar.
- ¿Las Malvinas tienen alguna similitud con el archipiélago de Chagos, que se encuentra en el centro del océano Indico, que pasó a territorio británico tras expulsar a los nativos en 1966 por el desarrollo de planes militares y la construcción de una base militar en Diego García?
—Sí. Se convirtió en una fortaleza británica por decisión de los Estados Unidos para lo cual se desalojó a unos 1.350 chagosianos y fueron a parar a la isla de Mauricio y a las Seychelles, con sus chozas, y es una muestra más del doble estándar que tienen los británicos.
Es decir, el gobierno del Reino Unido contradice el argumento que utiliza en las islas Malvinas —el derecho de autodeterminación de los pobladores— en un juicio en el que desconoció ese principio para la isla de Diego García, en el océano Indico.
Luego el ex jefe naval expresó su reconocimiento al marino de mayor edad muerto en combate, un ex capitán de la marina mercante británica que se embarcó como voluntario en el Atlantic Conveyor y tenía alrededor de 70 años y al médico cirujano de la armada británica, capitán de navío Richard Jolly, que había montado un hospital de campaña en San Carlos. Logró salvar mucha gente y atendía por gravedad y no por nacionalidad. Recordó que fue condecorado con la Orden del Libertador General San Martín, por el entonces canciller Guido Di Tella y además recibió de su gobierno la Orden del Imperio Británico y fue el único condecorado por ambas naciones.
–¿Cuáles fueron los porqué de la guerra?
–Si no se hubieran juntado en espacio y en tiempo dos personajes como la estrella declinante de Margaret Thatcher, en Londres, que tenía serios problemas de orden gubernamental y personal, con huelgas y una popularidad en disminución y un presupuesto militar muy recortado, y por el lado argentino una Junta Militar que vivía de espalda a la realidad y cometió un acto de irresponsabilidad suprema, por más que desde muchos puntos de vista parecía justificado, la historia habría sido otra. A la postre es muy fácil hablar con el diario del lunes en la mano sobre los resultados del fútbol del domingo, pero la decisión que nos llevó a esa lucha armada emergió de una interpretación errónea de la estructura del poder mundial en plena Guerra Fría, que indujo a una grave equivocación respecto del comportamiento de las alianzas político-militar a nivel global y de la gravitación de nuestro país frente a ellas. Era previsible lo que nos iba a suceder y que íbamos a retroceder en el tiempo, lo cual no quita que estemos convencidos porque así está ahora en nuestra Constitución nacional que todo gobierno electo tiene la obligación de reclamar por nuestros archipiélagos, y las islas son nuestras, y Argentina reclama sin descanso terminar con el colonialismo cumpliendo con las resoluciones de Naciones Unidas. Tenemos que pelear por ellas de manera inteligente, no niego el valor, la entrega, el coraje y el sacrificio personal de los ex combatientes, pero desde el punto de vista político-estratégico y diplomático terminamos la guerra peor que antes, estamos más lejos de recuperar las islas.
–¿El objetivo era recuperar las islas?
–La Junta Militar atravesaba una difícil situación socio-económica, con huelgas y otros reclamos, y la gesta se utilizó además para tapar esas acciones y hubo mucha ambición personal en quienes tenían el poder de decisión. Se equivocaron al creer que los ingleses no iban a venir y ese fue uno de los principales errores típicos de la Escuela de Guerra de los franceses, que especula sobre las intenciones del enemigo o del oponente y no sobre sus capacidades. Siempre se debe analizar la capacidad de su oponente y no sus intenciones, y terminó mal porque fue un acto de irresponsabilidad. Admito la necesidad del 2 de abril, pero de ninguna manera puedo justificar lo que comenzó en esa fecha y terminó el 14 de junio con tantas muertes argentinas y desde ese punto de vista fue un acto irresponsable de los miembros de la Junta Militar.
La Capital
jueves, 30 de octubre de 2014
Inédito: Ataque rasante de A-4B Skyhawk de la FAA
miércoles, 29 de octubre de 2014
Los espías argentinos en busca de Exocets
La historia de los Exocet que nunca llegaron
La otra cara de la guerra, la del espionaje
Margaret Thacher llegó a pensar que podía perder la guerra de Malvinas. Los responsables de semejante temor fueron los misiles franceses Exocet AM 39, un arma que tuvo su prueba de fuego en las aguas del Atlántico Sur
En "The South Atlantic Bubble" (La burbuja del Atlántico sur), un libro que se publicara en enero de 1997, se revelan por primera vez, en detalle, las operaciones de inteligencia con las que la Argentina intentó desesperadamente conseguir misiles durante la guerra y la obsesión de los servicios de inteligencia británicos para abortar esa posibilidad.
El autor del libro es el británico Nigel West, seudónimo tras el cual se esconde el diputado conservador Rupert Allason, para narrar una de las operaciones más secretas de la guerra de Malvinas.
La obra de West que ya comenzó a ser difundida en una serie de capítulos por el periódico dominical The Sunday Time, discurre como si fuera una apasionante novela de espionaje, pero donde los personajes fueron reales.
Hay dos protagonistas principales: el capitán Carlos Corti, jefe de la misión naval en Europa, que estuvo destacado en París en 1982 y había sido jefe de prensa de la Junta Militar y Alexis Ferter, veterano jefe del MI6, el servicio secreto británico en París.
El libro cuenta entre otros detalles la colaboración prestada a los británicos por los servicios de inteligencia franceses, que actuando por orden expresa del entonces presidente socialista Francois Mitterrand.
El 4 de mayo de 1982, a las 10:50 la primera ministro Margaret Thatcher y su gabinete de guerra reunidos en Chequers, se enteraron con estupor de que un avión Super Etandard de la Marina Argentina había destrozado al destructor "Sheffield". Era el primer hundimiento de un barco británico tras la Segunda Guerra Mundial, y dejaba en evidencia no solo la debilidad de la "Task Force" británica ante la nueva tecnología francesa, sino peor aún, severas fallas en las tareas de inteligencia.
El shock de los británicos ante el hundimiento del "Sheffield" se debió a que solo entonces supieron- pese a lo que les habían dicho los franceses- que los argentinos habían logrado instalar y activar los Exocet en los aviones Super Etandard: una delicada operación que requería tecnología y el dominio de complejos programas de computación. Hasta entonces la inteligencia británica creía que el proceso estaba en pañales.
"Años después los franceses se seguían quejando de que los ingleses nunca les creyeron que no habían prestado asistencia técnica a los argentinos para instalar los misiles" comento a Clarín el embajador en París Carlos Ortiz de Rozas, durante el gobierno de Alfonsín.
En junio de 1982 inmediatamente después de la guerra, la prensa franco británica reflejaba aun la tirantez por las cuestiones de inteligencia.
"Los británicos piensan que los argentinos son unos monos subdesarrollados, y tal vez lo sean política y económicamente, pero sus técnicos son buenos", le confiaba una fuente francesa al diario norteamericano The New York Times al comentar incidentes entre franceses y británicos.
"Con la llegada de la democracia y las buenas relaciones establecidas entre Alfonsín y Mitterrand, los franceses, también tuvieron `gestos´ hacia nosotros" agrega Ortiz de Rozas.
"Un día un miembro de la inteligencia francesa me informó que en un edificio contiguo al de la embajada los británicos estaban instalando una oficina, The Confederation of British Industries (CBI), que a todas luces era una pantalla. ¿Nos espiaban desde ahí?" le pregunto el embajador. "Hasta acá podemos llegar. Los argentinos son amigos, los ingleses son aliados" fue toda la definición del espía.
Pero en 1982, con el hundimiento del "Sheffield", los argentinos empezaron a recorrer el mercado negro de las armas del mundo buscando desesperadamente misiles Exocet, y los británicos elaboraron, con el apoyo de los franceses, la más maquiavélica operacion para impedirlo.
La Argentina había ordenado en 1979 quince misiles Exocet AM39 aire-mar provisto por la empresa estatal Aeroespaciale. La compra se completaba con catorce aviones Super Etandard, provistos por la compañía Dassault Breguet.
En noviembre de 1981, cinco meses antes del desembarco argentino en Malvinas, la Argentina solo había recibido 5 misiles con 5 aviones lanzadores. Los restantes serian entregados el año siguiente.
El hombre a cargo de la búsqueda en el mercado negro fue el capitán Carlos Corti, casado con una sobrina de Lucio Gelli, El capo de la Logia Propaganda Due. Años después, Corti apareció en un listado de miembros de la logia.
Un alto miembro de la Embajada argentina en París en los días del conflicto comento a Clarín que Corti tenía expresas órdenes del almirante Jorge Anaya de "conseguir los Exocet a cualquier precio".
Pierre Marion, director de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), fue quien informo que solo cinco misiles Exocet y cinco aviones Super Etandart habían sido enviados a la Argentina y que el capitán Corti estaba buscando más misiles en el mercado.
"La DGSE cumplió esta misión por que el presidente Francois Mitterrand le había dado su palabra personal a Margaret Thacher de que los argentinos no recibirían asistencia militar de Francia. Pierre Marion había sido designado para que no hubiera fallas que avergonzaran al Palacio del Elíseo", dice West en el libro serializado por el Sunday Times.
"Corti tenia status diplomático y había negociado el contrato original de los Exocet y los Super Etandard", escribe Nigel West. Con sus teléfonos "pinchados" por los cuatros servicios secretos franceses, las conversaciones de Corti eran enviadas diariamente al Ministerio del Interior francés, que a su vez las giraba a los británicos.
Como Corti también compartía su oficina con la Oficina Francesa de Expertos de Materia Aeronáutica, el servicio exterior francés podía monitorear las actividades de Corti sin el conocimiento de los otros servicios de Francia, señala el libro.
Al parecer el capitán argentino no estaba solo. "Había un desfile de influyentes que pasaban por París con supuestas instrucciones del Gobierno para comprar armas y misiles", recordó a Clarín el entonces embajador argentino ante Francia Gerardo Schamis.
Autor del libro Mil días en París, Schamis asegura que pese a todas esas operaciones pronto tuvo la certeza personal de que la Argentina no obtendría ni un solo misil extra. "El embajador israelí en París Meyer Rosenne (cuyo segundo era el actual embajador en Buenos Aires Shizak Aviran), me organizo un encuentro en su residencia con el ministro de Defensa francés, a quien yo no tenía llegada", dice Schamis.
"No sigan tratando de comprar misiles. No pierdan tiempo. Nadie les venderá nada y les van a robar el dinero"., dice que le dijo el ministro Hernú en la misión israelí.
Contacto con traficantes
Pero las operaciones siguieron . Un día Marion le advirtió a su amigo británico Ferter que "Corti estaba a punto de obtener unos misiles de un traficante norteamericano que usaba el nombre de Marcos Stone. Corti había acordado pagarle 36,6 millones de dólares a Stone, más de tres veces de su precio real en el mercado, el dinero iba a ser depositado en un banco de Holanda, donde un socio de Stone había abierto una cuenta. Stone que operaba desde los Angeles, había persuadido a Corti que enviara el dinero, pero los misiles no llegaron ", dice West.
Sin detenerse – y con la ayuda del periodista pro libio Horacio Calderón – el capitán Corti trataba simultáneamente de persuadir al coronel Muamar Gadafi y a los iraquíes para que suministraran Exocets que Francia había entregado recientemente a Bagdad. Esas negociaciones tampoco prosperaron.
Para entonces promediando la guerra, el jefe del MI6 en París ya había encontrado el teléfono del capitán Corti en París: 553-7945. Con ese número Ferter ordeno a los cuarteles de espionaje y escuchas telefónicas de Cheltenham, en el centro de las islas británicas, "que interceptaran todas sus llamadas telefónicas por satélite. Eso les dejó claro que el capitán argentino aún no había logrado conseguir los misiles, pero estaba trabajando mucho y podía conseguirlos en cualquier momento" agrega el libro.
Ex Royal Marine y con aire de banquero, Divall participo en operaciones en Rusia y en el área del Báltico y hasta compro armas para los irlandeses del IRA, que luego detallaba prolijamente al MI6. Divall estaba con su mujer en la playa Portuguesa de Algarve cuando fue llamado de urgencia por el servicio secreto británico para una cita en un hotel del aeropuerto londinense de Heathrow.
Allí Dival fue presentado a Tony Baynham, un hombre de acento aristocrático y obvió nombre falso, quien se definió como amigo de la familia real y dijo responder "directamente al comité de las fuerzas conjuntas en Downing St", la residencia de la primera ministra Thatcher. Con mucho champagne de por medio, Baynham le explico que su misión era "que los argentinos jamás obtuvieran los misiles" y que "el dinero no sería un problema". Finalmente lo fue, pero esa es otra historia.
Dutcher era un playboy incorregible que había llegado a dirigir un campo de entrenamiento en Libia y entrenando a mercenarios para un golpe contra el dictador haitiano Jean Claude "Baby Doc" Duvalier.
Divall convenció al norteamericano de participar en la cuestión con el argumento más convincente: podría ganar mucho dinero. Dutcher debía viajar a París y obtener una inmediata reunión con el capitán Corti, con el argumento de que había escuchado que la Argentina necesitaba armamento sin mencionar los Exocets. Lo logro al día siguiente.
"No me sorprendí Dutcher tiene una presencia impresionante y puede conquistar a cualquiera. Una vez que convenció a Corti de que él podía conseguir Exocets, la Argentina estaba comiendo de su mano", explico Divall a Nigel West.
El plan era comprar los misiles, conseguir la plata de Corti, hacer el supuesto embarque de los misiles con rumbo a Buenos Aires, pero aterrizar con la preciada carga en el aeropuerto británico de Lutton, a unos cincuenta kilómetros de Londres.
Dutcher hablaba todo el tiempo con Corti sobre las supuestas ofertas que le llegaron a su oficina de Milan.
Un piloto portugués sostenía que Qatar podía vender cinco Exocet a 500.000 dólares cada uno (el doble del precio de mercado de entonces). Otro contacto llamado Alex, los garantizaba por valores que iban de tres a seis millones de cada uno. Pero la oferta más prometedora fue la de Glauco Partel, un traficante en Roma, y su socio suizo Gerhard Hallahuer. Ellos sostenían que, a través de un barco de Lugano, podían conseguir 30 misiles Exocet que formaban un stock en Francia, por 30 millones de dólares. La alarma de los británicos se encendió cuando Perú – uno de los pocos países de Latinoamérica que apoyaba explícitamente a la Argentina en el conflicto- comenzó a presionar para que Francia le entregara 8 misiles comprados con anterioridad.
Los británicos sospechaban que las armas serían transferidas inmediatamente a la Argentina. Por eso, cuando Perú se ofreció mandar un barco a buscarlos, Francia jugo a demorar la entrega.
Los peruanos entregaron una carta de crédito, pero los servicios secretos ingleses descubrieron que esta había sido negociada por Liceo Galli, el capo de la Logia Masónica Propaganda Due y tío político del capitán Corti.
El capitán Argentino se ponía cada vez más ansioso y el servicio secreto francés descubrió un plan para robar 30 misiles de la fábrica Aeroespaciale, en Chatillon Sur Seine, un episodio sobre el que West no abunda.
Aun después de la derrota del 14 de junio de 1982, el servicio secreto británico continúo con la operación. Los servicios británicos "temían que los argentinos consiguieran los misiles y les volaran los aviones" que estaban estacionados en las Malvinas luego de la derrota argentina, según le contó Divall a West.
"El capitán Corti tiene un negocio de electrónicos en Buenos Aires y no tiene malos recuerdos en torno de esta cuestión" dice West en su libro.
"Dutcher me hizo un golpe. Yo no tengo problemas con eso. El era un profesional como yo. Pero él estaba de un lado de la guerra y yo del otro. Nunca creí que íbamos a conseguir los misiles. Cuando mi jefe me ordeno que comprara los Exocet, le dije que era imposible. Pero me fue ordenado que los comprara a cualquier precio. Fue imposible rehusarme", el contó Corti a Nigel West.
Divall tiene memoria más ácida. A pesar de su azarosa misión, los servicios secretos británicos no le devolverían el dinero gastado de su bolsillo. Solo cuando amenazó con enjuiciar al gobierno y tras una fuerte presión de un amigo a las autoridades británicas, consiguió recuperar parte del dinero.
Por María Laura Avignolo (desde Londres) y
María Luisa Mac Kay (en Buenos Aires)
La otra cara de la guerra, la del espionaje
Margaret Thacher llegó a pensar que podía perder la guerra de Malvinas. Los responsables de semejante temor fueron los misiles franceses Exocet AM 39, un arma que tuvo su prueba de fuego en las aguas del Atlántico Sur
En "The South Atlantic Bubble" (La burbuja del Atlántico sur), un libro que se publicara en enero de 1997, se revelan por primera vez, en detalle, las operaciones de inteligencia con las que la Argentina intentó desesperadamente conseguir misiles durante la guerra y la obsesión de los servicios de inteligencia británicos para abortar esa posibilidad.
El autor del libro es el británico Nigel West, seudónimo tras el cual se esconde el diputado conservador Rupert Allason, para narrar una de las operaciones más secretas de la guerra de Malvinas.
La obra de West que ya comenzó a ser difundida en una serie de capítulos por el periódico dominical The Sunday Time, discurre como si fuera una apasionante novela de espionaje, pero donde los personajes fueron reales.
Hay dos protagonistas principales: el capitán Carlos Corti, jefe de la misión naval en Europa, que estuvo destacado en París en 1982 y había sido jefe de prensa de la Junta Militar y Alexis Ferter, veterano jefe del MI6, el servicio secreto británico en París.
El libro cuenta entre otros detalles la colaboración prestada a los británicos por los servicios de inteligencia franceses, que actuando por orden expresa del entonces presidente socialista Francois Mitterrand.
El 4 de mayo de 1982, a las 10:50 la primera ministro Margaret Thatcher y su gabinete de guerra reunidos en Chequers, se enteraron con estupor de que un avión Super Etandard de la Marina Argentina había destrozado al destructor "Sheffield". Era el primer hundimiento de un barco británico tras la Segunda Guerra Mundial, y dejaba en evidencia no solo la debilidad de la "Task Force" británica ante la nueva tecnología francesa, sino peor aún, severas fallas en las tareas de inteligencia.
El shock de los británicos ante el hundimiento del "Sheffield" se debió a que solo entonces supieron- pese a lo que les habían dicho los franceses- que los argentinos habían logrado instalar y activar los Exocet en los aviones Super Etandard: una delicada operación que requería tecnología y el dominio de complejos programas de computación. Hasta entonces la inteligencia británica creía que el proceso estaba en pañales.
"Años después los franceses se seguían quejando de que los ingleses nunca les creyeron que no habían prestado asistencia técnica a los argentinos para instalar los misiles" comento a Clarín el embajador en París Carlos Ortiz de Rozas, durante el gobierno de Alfonsín.
En junio de 1982 inmediatamente después de la guerra, la prensa franco británica reflejaba aun la tirantez por las cuestiones de inteligencia.
"Los británicos piensan que los argentinos son unos monos subdesarrollados, y tal vez lo sean política y económicamente, pero sus técnicos son buenos", le confiaba una fuente francesa al diario norteamericano The New York Times al comentar incidentes entre franceses y británicos.
"Con la llegada de la democracia y las buenas relaciones establecidas entre Alfonsín y Mitterrand, los franceses, también tuvieron `gestos´ hacia nosotros" agrega Ortiz de Rozas.
"Un día un miembro de la inteligencia francesa me informó que en un edificio contiguo al de la embajada los británicos estaban instalando una oficina, The Confederation of British Industries (CBI), que a todas luces era una pantalla. ¿Nos espiaban desde ahí?" le pregunto el embajador. "Hasta acá podemos llegar. Los argentinos son amigos, los ingleses son aliados" fue toda la definición del espía.
Pero en 1982, con el hundimiento del "Sheffield", los argentinos empezaron a recorrer el mercado negro de las armas del mundo buscando desesperadamente misiles Exocet, y los británicos elaboraron, con el apoyo de los franceses, la más maquiavélica operacion para impedirlo.
La Argentina había ordenado en 1979 quince misiles Exocet AM39 aire-mar provisto por la empresa estatal Aeroespaciale. La compra se completaba con catorce aviones Super Etandard, provistos por la compañía Dassault Breguet.
En noviembre de 1981, cinco meses antes del desembarco argentino en Malvinas, la Argentina solo había recibido 5 misiles con 5 aviones lanzadores. Los restantes serian entregados el año siguiente.
El hombre a cargo de la búsqueda en el mercado negro fue el capitán Carlos Corti, casado con una sobrina de Lucio Gelli, El capo de la Logia Propaganda Due. Años después, Corti apareció en un listado de miembros de la logia.
Un alto miembro de la Embajada argentina en París en los días del conflicto comento a Clarín que Corti tenía expresas órdenes del almirante Jorge Anaya de "conseguir los Exocet a cualquier precio".
Teléfonos pinchados
Pierre Marion, director de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), fue quien informo que solo cinco misiles Exocet y cinco aviones Super Etandart habían sido enviados a la Argentina y que el capitán Corti estaba buscando más misiles en el mercado.
"La DGSE cumplió esta misión por que el presidente Francois Mitterrand le había dado su palabra personal a Margaret Thacher de que los argentinos no recibirían asistencia militar de Francia. Pierre Marion había sido designado para que no hubiera fallas que avergonzaran al Palacio del Elíseo", dice West en el libro serializado por el Sunday Times.
"Corti tenia status diplomático y había negociado el contrato original de los Exocet y los Super Etandard", escribe Nigel West. Con sus teléfonos "pinchados" por los cuatros servicios secretos franceses, las conversaciones de Corti eran enviadas diariamente al Ministerio del Interior francés, que a su vez las giraba a los británicos.
Como Corti también compartía su oficina con la Oficina Francesa de Expertos de Materia Aeronáutica, el servicio exterior francés podía monitorear las actividades de Corti sin el conocimiento de los otros servicios de Francia, señala el libro.
Al parecer el capitán argentino no estaba solo. "Había un desfile de influyentes que pasaban por París con supuestas instrucciones del Gobierno para comprar armas y misiles", recordó a Clarín el entonces embajador argentino ante Francia Gerardo Schamis.
Autor del libro Mil días en París, Schamis asegura que pese a todas esas operaciones pronto tuvo la certeza personal de que la Argentina no obtendría ni un solo misil extra. "El embajador israelí en París Meyer Rosenne (cuyo segundo era el actual embajador en Buenos Aires Shizak Aviran), me organizo un encuentro en su residencia con el ministro de Defensa francés, a quien yo no tenía llegada", dice Schamis.
"No sigan tratando de comprar misiles. No pierdan tiempo. Nadie les venderá nada y les van a robar el dinero"., dice que le dijo el ministro Hernú en la misión israelí.
Contacto con traficantes
Pero las operaciones siguieron . Un día Marion le advirtió a su amigo británico Ferter que "Corti estaba a punto de obtener unos misiles de un traficante norteamericano que usaba el nombre de Marcos Stone. Corti había acordado pagarle 36,6 millones de dólares a Stone, más de tres veces de su precio real en el mercado, el dinero iba a ser depositado en un banco de Holanda, donde un socio de Stone había abierto una cuenta. Stone que operaba desde los Angeles, había persuadido a Corti que enviara el dinero, pero los misiles no llegaron ", dice West.
Sin detenerse – y con la ayuda del periodista pro libio Horacio Calderón – el capitán Corti trataba simultáneamente de persuadir al coronel Muamar Gadafi y a los iraquíes para que suministraran Exocets que Francia había entregado recientemente a Bagdad. Esas negociaciones tampoco prosperaron.
Para entonces promediando la guerra, el jefe del MI6 en París ya había encontrado el teléfono del capitán Corti en París: 553-7945. Con ese número Ferter ordeno a los cuarteles de espionaje y escuchas telefónicas de Cheltenham, en el centro de las islas británicas, "que interceptaran todas sus llamadas telefónicas por satélite. Eso les dejó claro que el capitán argentino aún no había logrado conseguir los misiles, pero estaba trabajando mucho y podía conseguirlos en cualquier momento" agrega el libro.
Abortar la operación
Fue en ese momento cuando el servicio secreto británico decidió interceptar la operación infiltrando a uno de sus agentes, quien jugaría el rol de intermediario de armas del mercado negro. El hombre elegido fue Anthony Divall, un traficante de armas con oficinas en Hamburgo que colaboraba con "La Firma", como los británicos llamaban a sus servicios de inteligencia .Ex Royal Marine y con aire de banquero, Divall participo en operaciones en Rusia y en el área del Báltico y hasta compro armas para los irlandeses del IRA, que luego detallaba prolijamente al MI6. Divall estaba con su mujer en la playa Portuguesa de Algarve cuando fue llamado de urgencia por el servicio secreto británico para una cita en un hotel del aeropuerto londinense de Heathrow.
Allí Dival fue presentado a Tony Baynham, un hombre de acento aristocrático y obvió nombre falso, quien se definió como amigo de la familia real y dijo responder "directamente al comité de las fuerzas conjuntas en Downing St", la residencia de la primera ministra Thatcher. Con mucho champagne de por medio, Baynham le explico que su misión era "que los argentinos jamás obtuvieran los misiles" y que "el dinero no sería un problema". Finalmente lo fue, pero esa es otra historia.
Británicos desesperados
"Me di cuenta de que estaban desesperados", relato tiempo después Divall a Nigel West. El agente regreso a Hamburgo y comenzó con sus planes para contactar a Corti. Como supuso que el capitán sospecharía de negociar con un ingles, llamo a su amigo John Dutcher, un ex marino norteamericano de origen irlandés.Dutcher era un playboy incorregible que había llegado a dirigir un campo de entrenamiento en Libia y entrenando a mercenarios para un golpe contra el dictador haitiano Jean Claude "Baby Doc" Duvalier.
Divall convenció al norteamericano de participar en la cuestión con el argumento más convincente: podría ganar mucho dinero. Dutcher debía viajar a París y obtener una inmediata reunión con el capitán Corti, con el argumento de que había escuchado que la Argentina necesitaba armamento sin mencionar los Exocets. Lo logro al día siguiente.
"No me sorprendí Dutcher tiene una presencia impresionante y puede conquistar a cualquiera. Una vez que convenció a Corti de que él podía conseguir Exocets, la Argentina estaba comiendo de su mano", explico Divall a Nigel West.
La trampa
Había una carta de crédito stand by de 16 millones de libras esterlinas (unos 25 millones de dólares al cambio actual) en el William and Glyns Bank en la céntrica sucursal de Whitehall, en Londres. El servicio secreto británico había previsto también la posibilidad de que un avión Caravelle de una aerolínea liberiana, pudiera transportar, si fuera necesario, los Exocet al Reino Unido para desorientar a Corti.El plan era comprar los misiles, conseguir la plata de Corti, hacer el supuesto embarque de los misiles con rumbo a Buenos Aires, pero aterrizar con la preciada carga en el aeropuerto británico de Lutton, a unos cincuenta kilómetros de Londres.
Dutcher hablaba todo el tiempo con Corti sobre las supuestas ofertas que le llegaron a su oficina de Milan.
Un piloto portugués sostenía que Qatar podía vender cinco Exocet a 500.000 dólares cada uno (el doble del precio de mercado de entonces). Otro contacto llamado Alex, los garantizaba por valores que iban de tres a seis millones de cada uno. Pero la oferta más prometedora fue la de Glauco Partel, un traficante en Roma, y su socio suizo Gerhard Hallahuer. Ellos sostenían que, a través de un barco de Lugano, podían conseguir 30 misiles Exocet que formaban un stock en Francia, por 30 millones de dólares. La alarma de los británicos se encendió cuando Perú – uno de los pocos países de Latinoamérica que apoyaba explícitamente a la Argentina en el conflicto- comenzó a presionar para que Francia le entregara 8 misiles comprados con anterioridad.
Los británicos sospechaban que las armas serían transferidas inmediatamente a la Argentina. Por eso, cuando Perú se ofreció mandar un barco a buscarlos, Francia jugo a demorar la entrega.
Los peruanos entregaron una carta de crédito, pero los servicios secretos ingleses descubrieron que esta había sido negociada por Liceo Galli, el capo de la Logia Masónica Propaganda Due y tío político del capitán Corti.
El capitán Argentino se ponía cada vez más ansioso y el servicio secreto francés descubrió un plan para robar 30 misiles de la fábrica Aeroespaciale, en Chatillon Sur Seine, un episodio sobre el que West no abunda.
Aun después de la derrota del 14 de junio de 1982, el servicio secreto británico continúo con la operación. Los servicios británicos "temían que los argentinos consiguieran los misiles y les volaran los aviones" que estaban estacionados en las Malvinas luego de la derrota argentina, según le contó Divall a West.
El tango del Exocet
En cuanto en el Hilton de París, Corti les dejo a Dutcher y al elegante Toni, que se presento por primera vez como un mediador, que se olvidaran del negocio. Lo que él no sabía es que el servicio secreto británico había dado órdenes a todos de desaparecer y recién entonces Corti se daría cuenta de que había sido engañado."El capitán Corti tiene un negocio de electrónicos en Buenos Aires y no tiene malos recuerdos en torno de esta cuestión" dice West en su libro.
"Dutcher me hizo un golpe. Yo no tengo problemas con eso. El era un profesional como yo. Pero él estaba de un lado de la guerra y yo del otro. Nunca creí que íbamos a conseguir los misiles. Cuando mi jefe me ordeno que comprara los Exocet, le dije que era imposible. Pero me fue ordenado que los comprara a cualquier precio. Fue imposible rehusarme", el contó Corti a Nigel West.
Divall tiene memoria más ácida. A pesar de su azarosa misión, los servicios secretos británicos no le devolverían el dinero gastado de su bolsillo. Solo cuando amenazó con enjuiciar al gobierno y tras una fuerte presión de un amigo a las autoridades británicas, consiguió recuperar parte del dinero.
Fuente:
Diario Clarín domingo 22 de Septiembre de 1996 segunda SecciónPor María Laura Avignolo (desde Londres) y
María Luisa Mac Kay (en Buenos Aires)
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