domingo, 2 de noviembre de 2014

Un cagatintas británico aviva las llamas del nacionalismo britpop

Periodista de la BBC aviva las llamas de la guerra de las Malvinas

La intención de Argentina de comprar 24 cazas Gripen de cuarta generación a la compañía sueca Saab llevó a un periodista de la BBC, corresponsal de la guerra de las Malvinas de 1982, a criticar fuertemente los planes de la Defensa argentina.



Robert Fox, un veterano periodista de la BBC, se mostró muy disgustado por el hecho de que la declaración de Agustín Rossi, ministro de Defensa de Argentina, sobre la compra de aviones de la última generación no encontrara ninguna respuesta correspondiente por parte del Parlamento del Reino Unido, informa el diario ‘Clarín’.

Según el periodista británico, reforzando sus Fuerzas Aéreas Buenos Aires demuestra tener “serias intenciones”, ya que “es la primera gran compra de aviones militares nuevos por parte de Argentina desde la guerra de 1982″. Además, las características de los cazas Saab Gripen son superiores a los de los aviones de combate de la flota aérea del Reino Unido.
Robert Fox, primero de la derecha,
pelotudo profesional
De este modo, Fox una vez más destacó las preocupaciones de los medios británicos, que se han puesto en alerta después de que Argentina y Brasil firmaran un memorándum mediante el cual Buenos Aires comenzará a negociar la compra de hasta 24 cazas Saab Gripen NG, una vez estos hayan sido fabricados por Brasil.



Además, Fox ya es el segundo periodista de la BBC que aviva las llamas de la guerra de las Malvinas. Hace menos de un mes el presentador del programa automovilístico ‘Top Gear’, Jeremy Clarkson, indignó a los argentinos tras atravesar la Patagonia en un Porsche con la provocativa matrícula H982 FKL, una referencia explícita a la guerra de 1982 y a las ‘islas Falkland’, como llaman los británicos a las Malvinas.

Infobaires

sábado, 1 de noviembre de 2014

Halcones en Neuquén

Los “Halcones de Malvinas” estarán en el Teatro Español

Por la amplia repercusión que tuvo la llegada a Neuquén dos veteranos de la Fuerza Aérea Argentina que contarán, por primera en la ciudad, los organizadores decidieron cambiar el lugar de la presentación.
Se trata de Luis “Tucu” Cervera y Héctor “Pipi” Sánchez, quienes fueron pilotos y protagonizaron varias misiones sobre las Islas Malvinas y relatarán sus experiencias sobre la actuación en el conflicto del Atlántico Sur,
El encuentro será el próximo 7 de Noviembre en el Teatro Español a las 17 mientras que se conoció que los ex combatientes llegarán el mismo viernes a las 9.15 al Aeropuerto Internacional de Neuquén.
En la charla, los “halcones” como se los conocen relatarán cómo fue la misión del 13 de junio de 1982 cuando partieron desde la base de San Julián para atacar objetivos terrestres en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. Fue el último ataque en la guerra de las Malvinas ya que al día siguiente el Ejército argentino firmaba la rendición pero según los ingleses se trató del día en que más tuvieron miedo.


viernes, 31 de octubre de 2014

El Capitán Colombo cuenta como hundió al Sheffield

Un aviador recordó cómo hundió un barco inglés en Malvinas
La misión retrasó los planes de invasión de las islas por parte de los británicos. El capitán de navío Jorge Colombo, jefe de la escuadrilla de los Super Etendard, destacó la posición argentina por la soberanía.


Super Etendard. Uno de los aviones de la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque que hundieron al Sheffield.

El marino argentino que comandó la escuadrilla aérea que atacó y hundió el destructor inglés Sheffield durante la guerra de Malvinas rememoró ayer la gesta en diálogo con La Capital.
El comandante de la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque, que integraban los sofisticados aviones Super Etendard, capitán de navío Jorge Colombo, a 32 años de la gesta de Malvinas relató el demoledor ataque al moderno destructor Sheffield, que obligó a la segunda flota de guerra naval del mundo a alejarse de nuestros archipiélagos, tras haberle complicado sus operaciones previstas.
El jefe naval dijo que los integrantes de la Junta Militar, general Leopoldo Galtieri; almirante Jorge Anaya y brigadier Arturo Lami Dozo, "cometieron un acto de irresponsabilidad" y que "vivían de espalda a la realidad nacional". Tras destacar "la entrega, el coraje y el sacrificio personal de los ex combatientes" elogió la política exterior de nuestro país que "reclama sin descanso terminar con el colonialismo cumpliendo con las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)".
- ¿Cómo fue el ataque al destructor Sheffield?
—La operación del hundimiento comenzó la noche del 3 de mayo cuando una avión Neptune de la Armada Argentina en busca de los náufragos del crucero Belgrano detectó al sudeste de Malvinas a la flota de la Royal Navy, y nos dio la certeza de dónde teníamos que atacar. Eramos un equipo que nos entendíamos muy bien. Fijamos la misión a cumplir y sólo contábamos con un pequeño radar en la nariz del avión, que no era de búsqueda sino para la fase final de ataque. Encontrar algo en el mar es muy difícil y prueba de ello es el avión de pasajeros de Malaysia Airlines, que desapareció en el sureste asiático. La meteorología jugó un factor primordial porque no era buena y nos permitió poder escondernos dentro de las nubes. Despegamos a las 10 de la mañana de Río Grande, con un punto de ataque a 100 millas de Puerto Argentino y, tras un reabastecimiento de combustible en vuelo, el Neptune transmitió a las 10.35 las coordenadas donde se hallaba una formación naval. El ataque comenzó a 120 millas náuticas (unos 200 kilómetros) antes volando al ras de las olas para evadir el lóbulo (radar) de detección de la flota inglesa. A partir de las 40 millas (60 kilómetros) de la posición estimada se trepó para emitir con el radar y tras ser detectado el blanco se lanzaron dos misiles Exocet contra el destructor Sheffield que impactaron a las 11.04 y se regresó a Río Grande sin saber a ciencia cierta cuál fue el resultado del ataque.
- ¿No hubo resistencia por parte de otras unidades navales y de los aviones Harrier y portahelicópteros?
—Pese al potencial tecnológico de la Royal Navy, considerada la segunda flota naval en el mundo, nunca nos detectaron. Fue una operación de ataque eficiente que demostró su contundencia y un medio totalmente nuevo en la guerra en el mar y nos convertimos en los pioneros de estas nuevas técnicas ofensivas, nunca antes utilizadas en el mundo entero. Luchamos por una causa noble y en un rincón perdido del Atlántico Sur y abrimos a los ojos del mundo un nuevo capítulo en la doctrina de las operaciones aeronavales.
- ¿Cómo recibieron la noticia del hundimiento del Sheffield y como impactó en ustedes la adrenalina?
—La primera información la recibí del teniente de navío Julio Barraza, que muy eufórico y a los gritos me comunicó que así lo acaba de informar la BBC de Londres y nos pusimos contentos además por no haber desperdiciado los pocos misiles que teníamos. Después Barraza y el capitán de corbeta Roberto Curilovic hundieron el 25 de mayo, una fecha muy particular para nosotros, el porta contenedores Atlantic Conveyor, perdiendo pertrechos y repuestos muy importantes para la logística de las operaciones británicas, según el general Jeremy Moore, quien condujera las tropas inglesas en la guerra por las Malvinas. Respecto a la adrenalina, no soy médico, pero tengo entendido que es una hormona segregada por las glándulas suprarrenales que en situaciones de tensión aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la cantidad de glucosa en la sangre, acelera el metabolismo y permite sacar fuerza de la nada. Pero el combatiente siente la adrenalina de otra manera, porque debe cumplir la misión impuesta y además arriesga su vida. Discúlpeme el atrevimiento en la respuesta, que tiene algo de escatológico para el que combate en una guerra. La verdadera adrenalina es de color marrón, huele mal y se desliza entre las piernas y hay que aprender a dominarla.
- ¿Cómo fue el lanzamiento?
—El Exocet, que pesa casi 700 kilos, está bajo el ala derecha del Super Etendard y cuando se lanza el avión se aliviana mucho y permite salir de zona más rápidamente. Si es necesario se pueden eyectar los tanques auxiliares de combustible para ir mas rápido para evadir misiles.
El Exocet se lanzó a 550 nudos (cerca de mil kilómetros por hora) y a 150 metros de altura sobre el agua para que no se convierta en un torpedo y demoró segundos en encenderse en fijar blanco.
Nosotros, tras el lanzamiento, de inmediato giramos 180 grados para iniciar el escape.
- ¿Usted fue reconocido por la Nación por esta acción ponderable como luce esa distinción?
—Los orgullosos símbolos de la guerra de Malvinas lo lucen los pabellones de guerra de las unidades condecoradas y debemos rescatar para siempre a nuestros muertos, heridos y mutilados en combate: ellos exhibieron el honor supremo, viril e incomparable del guerrero, frente al cual todo lo demás es anécdota: Por derecho propio entraron en la inmortalidad. También rescato al fiel combatiente, que con su horizonte estrecho y poco claro y enalteciendo en su simplicidad el principio de disciplina militar, cumplió órdenes sin preguntar.
- ¿Las Malvinas tienen alguna similitud con el archipiélago de Chagos, que se encuentra en el centro del océano Indico, que pasó a territorio británico tras expulsar a los nativos en 1966 por el desarrollo de planes militares y la construcción de una base militar en Diego García?
—Sí. Se convirtió en una fortaleza británica por decisión de los Estados Unidos para lo cual se desalojó a unos 1.350 chagosianos y fueron a parar a la isla de Mauricio y a las Seychelles, con sus chozas, y es una muestra más del doble estándar que tienen los británicos.
Es decir, el gobierno del Reino Unido contradice el argumento que utiliza en las islas Malvinas —el derecho de autodeterminación de los pobladores— en un juicio en el que desconoció ese principio para la isla de Diego García, en el océano Indico.
Luego el ex jefe naval expresó su reconocimiento al marino de mayor edad muerto en combate, un ex capitán de la marina mercante británica que se embarcó como voluntario en el Atlantic Conveyor y tenía alrededor de 70 años y al médico cirujano de la armada británica, capitán de navío Richard Jolly, que había montado un hospital de campaña en San Carlos. Logró salvar mucha gente y atendía por gravedad y no por nacionalidad. Recordó que fue condecorado con la Orden del Libertador General San Martín, por el entonces canciller Guido Di Tella y además recibió de su gobierno la Orden del Imperio Británico y fue el único condecorado por ambas naciones.
–¿Cuáles fueron los porqué de la guerra?
–Si no se hubieran juntado en espacio y en tiempo dos personajes como la estrella declinante de Margaret Thatcher, en Londres, que tenía serios problemas de orden gubernamental y personal, con huelgas y una popularidad en disminución y un presupuesto militar muy recortado, y por el lado argentino una Junta Militar que vivía de espalda a la realidad y cometió un acto de irresponsabilidad suprema, por más que desde muchos puntos de vista parecía justificado, la historia habría sido otra. A la postre es muy fácil hablar con el diario del lunes en la mano sobre los resultados del fútbol del domingo, pero la decisión que nos llevó a esa lucha armada emergió de una interpretación errónea de la estructura del poder mundial en plena Guerra Fría, que indujo a una grave equivocación respecto del comportamiento de las alianzas político-militar a nivel global y de la gravitación de nuestro país frente a ellas. Era previsible lo que nos iba a suceder y que íbamos a retroceder en el tiempo, lo cual no quita que estemos convencidos porque así está ahora en nuestra Constitución nacional que todo gobierno electo tiene la obligación de reclamar por nuestros archipiélagos, y las islas son nuestras, y Argentina reclama sin descanso terminar con el colonialismo cumpliendo con las resoluciones de Naciones Unidas. Tenemos que pelear por ellas de manera inteligente, no niego el valor, la entrega, el coraje y el sacrificio personal de los ex combatientes, pero desde el punto de vista político-estratégico y diplomático terminamos la guerra peor que antes, estamos más lejos de recuperar las islas.
–¿El objetivo era recuperar las islas?
–La Junta Militar atravesaba una difícil situación socio-económica, con huelgas y otros reclamos, y la gesta se utilizó además para tapar esas acciones y hubo mucha ambición personal en quienes tenían el poder de decisión. Se equivocaron al creer que los ingleses no iban a venir y ese fue uno de los principales errores típicos de la Escuela de Guerra de los franceses, que especula sobre las intenciones del enemigo o del oponente y no sobre sus capacidades. Siempre se debe analizar la capacidad de su oponente y no sus intenciones, y terminó mal porque fue un acto de irresponsabilidad. Admito la necesidad del 2 de abril, pero de ninguna manera puedo justificar lo que comenzó en esa fecha y terminó el 14 de junio con tantas muertes argentinas y desde ese punto de vista fue un acto irresponsable de los miembros de la Junta Militar.
La Capital

jueves, 30 de octubre de 2014

miércoles, 29 de octubre de 2014

Los espías argentinos en busca de Exocets

La historia de los Exocet que nunca llegaron
La otra cara de la guerra, la del espionaje

Margaret Thacher llegó a pensar que podía perder la guerra de Malvinas. Los responsables de semejante temor fueron los misiles franceses Exocet AM 39, un arma que tuvo su prueba de fuego en las aguas del Atlántico Sur




En "The South Atlantic Bubble" (La burbuja del Atlántico sur), un libro que se publicara en enero de 1997, se revelan por primera vez, en detalle, las operaciones de inteligencia con las que la Argentina intentó desesperadamente conseguir misiles durante la guerra y la obsesión de los servicios de inteligencia británicos para abortar esa posibilidad.

El autor del libro es el británico Nigel West, seudónimo tras el cual se esconde el diputado conservador Rupert Allason, para narrar una de las operaciones más secretas de la guerra de Malvinas.

La obra de West que ya comenzó a ser difundida en una serie de capítulos por el periódico dominical The Sunday Time, discurre como si fuera una apasionante novela de espionaje, pero donde los personajes fueron reales.

Hay dos protagonistas principales: el capitán Carlos Corti, jefe de la misión naval en Europa, que estuvo destacado en París en 1982 y había sido jefe de prensa de la Junta Militar y Alexis Ferter, veterano jefe del MI6, el servicio secreto británico en París.

El libro cuenta entre otros detalles la colaboración prestada a los británicos por los servicios de inteligencia franceses, que actuando por orden expresa del entonces presidente socialista Francois Mitterrand.

El 4 de mayo de 1982, a las 10:50 la primera ministro Margaret Thatcher y su gabinete de guerra reunidos en Chequers, se enteraron con estupor de que un avión Super Etandard de la Marina Argentina había destrozado al destructor "Sheffield". Era el primer hundimiento de un barco británico tras la Segunda Guerra Mundial, y dejaba en evidencia no solo la debilidad de la "Task Force" británica ante la nueva tecnología francesa, sino peor aún, severas fallas en las tareas de inteligencia.

El shock de los británicos ante el hundimiento del "Sheffield" se debió a que solo entonces supieron- pese a lo que les habían dicho los franceses- que los argentinos habían logrado instalar y activar los Exocet en los aviones Super Etandard: una delicada operación que requería tecnología y el dominio de complejos programas de computación. Hasta entonces la inteligencia británica creía que el proceso estaba en pañales.




"Años después los franceses se seguían quejando de que los ingleses nunca les creyeron que no habían prestado asistencia técnica a los argentinos para instalar los misiles" comento a Clarín el embajador en París Carlos Ortiz de Rozas, durante el gobierno de Alfonsín.

En junio de 1982 inmediatamente después de la guerra, la prensa franco británica reflejaba aun la tirantez por las cuestiones de inteligencia.

"Los británicos piensan que los argentinos son unos monos subdesarrollados, y tal vez lo sean política y económicamente, pero sus técnicos son buenos", le confiaba una fuente francesa al diario norteamericano The New York Times al comentar incidentes entre franceses y británicos.

"Con la llegada de la democracia y las buenas relaciones establecidas entre Alfonsín y Mitterrand, los franceses, también tuvieron `gestos´ hacia nosotros" agrega Ortiz de Rozas.

"Un día un miembro de la inteligencia francesa me informó que en un edificio contiguo al de la embajada los británicos estaban instalando una oficina, The Confederation of British Industries (CBI), que a todas luces era una pantalla. ¿Nos espiaban desde ahí?" le pregunto el embajador. "Hasta acá podemos llegar. Los argentinos son amigos, los ingleses son aliados" fue toda la definición del espía.

Pero en 1982, con el hundimiento del "Sheffield", los argentinos empezaron a recorrer el mercado negro de las armas del mundo buscando desesperadamente misiles Exocet, y los británicos elaboraron, con el apoyo de los franceses, la más maquiavélica operacion para impedirlo.

La Argentina había ordenado en 1979 quince misiles Exocet AM39 aire-mar provisto por la empresa estatal Aeroespaciale. La compra se completaba con catorce aviones Super Etandard, provistos por la compañía Dassault Breguet.

En noviembre de 1981, cinco meses antes del desembarco argentino en Malvinas, la Argentina solo había recibido 5 misiles con 5 aviones lanzadores. Los restantes serian entregados el año siguiente.

El hombre a cargo de la búsqueda en el mercado negro fue el capitán Carlos Corti, casado con una sobrina de Lucio Gelli, El capo de la Logia Propaganda Due. Años después, Corti apareció en un listado de miembros de la logia.

Un alto miembro de la Embajada argentina en París en los días del conflicto comento a Clarín que Corti tenía expresas órdenes del almirante Jorge Anaya de "conseguir los Exocet a cualquier precio".

Teléfonos pinchados



Pierre Marion, director de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), fue quien informo que solo cinco misiles Exocet y cinco aviones Super Etandart habían sido enviados a la Argentina y que el capitán Corti estaba buscando más misiles en el mercado.

"La DGSE cumplió esta misión por que el presidente Francois Mitterrand le había dado su palabra personal a Margaret Thacher de que los argentinos no recibirían asistencia militar de Francia. Pierre Marion había sido designado para que no hubiera fallas que avergonzaran al Palacio del Elíseo", dice West en el libro serializado por el Sunday Times.

"Corti tenia status diplomático y había negociado el contrato original de los Exocet y los Super Etandard", escribe Nigel West. Con sus teléfonos "pinchados" por los cuatros servicios secretos franceses, las conversaciones de Corti eran enviadas diariamente al Ministerio del Interior francés, que a su vez las giraba a los británicos.

Como Corti también compartía su oficina con la Oficina Francesa de Expertos de Materia Aeronáutica, el servicio exterior francés podía monitorear las actividades de Corti sin el conocimiento de los otros servicios de Francia, señala el libro.

Al parecer el capitán argentino no estaba solo. "Había un desfile de influyentes que pasaban por París con supuestas instrucciones del Gobierno para comprar armas y misiles", recordó a Clarín el entonces embajador argentino ante Francia Gerardo Schamis.
Autor del libro Mil días en París, Schamis asegura que pese a todas esas operaciones pronto tuvo la certeza personal de que la Argentina no obtendría ni un solo misil extra. "El embajador israelí en París Meyer Rosenne (cuyo segundo era el actual embajador en Buenos Aires Shizak Aviran), me organizo un encuentro en su residencia con el ministro de Defensa francés, a quien yo no tenía llegada", dice Schamis.

"No sigan tratando de comprar misiles. No pierdan tiempo. Nadie les venderá nada y les van a robar el dinero"., dice que le dijo el ministro Hernú en la misión israelí.

Contacto con traficantes
Pero las operaciones siguieron . Un día Marion le advirtió a su amigo británico Ferter que "Corti estaba a punto de obtener unos misiles de un traficante norteamericano que usaba el nombre de Marcos Stone. Corti había acordado pagarle 36,6 millones de dólares a Stone, más de tres veces de su precio real en el mercado, el dinero iba a ser depositado en un banco de Holanda, donde un socio de Stone había abierto una cuenta. Stone que operaba desde los Angeles, había persuadido a Corti que enviara el dinero, pero los misiles no llegaron ", dice West.

Sin detenerse – y con la ayuda del periodista pro libio Horacio Calderón – el capitán Corti trataba simultáneamente de persuadir al coronel Muamar Gadafi y a los iraquíes para que suministraran Exocets que Francia había entregado recientemente a Bagdad. Esas negociaciones tampoco prosperaron.




Para entonces promediando la guerra, el jefe del MI6 en París ya había encontrado el teléfono del capitán Corti en París: 553-7945. Con ese número Ferter ordeno a los cuarteles de espionaje y escuchas telefónicas de Cheltenham, en el centro de las islas británicas, "que interceptaran todas sus llamadas telefónicas por satélite. Eso les dejó claro que el capitán argentino aún no había logrado conseguir los misiles, pero estaba trabajando mucho y podía conseguirlos en cualquier momento" agrega el libro.

Abortar la operación

Fue en ese momento cuando el servicio secreto británico decidió interceptar la operación infiltrando a uno de sus agentes, quien jugaría el rol de intermediario de armas del mercado negro. El hombre elegido fue Anthony Divall, un traficante de armas con oficinas en Hamburgo que colaboraba con "La Firma", como los británicos llamaban a sus servicios de inteligencia .

Ex Royal Marine y con aire de banquero, Divall participo en operaciones en Rusia y en el área del Báltico y hasta compro armas para los irlandeses del IRA, que luego detallaba prolijamente al MI6. Divall estaba con su mujer en la playa Portuguesa de Algarve cuando fue llamado de urgencia por el servicio secreto británico para una cita en un hotel del aeropuerto londinense de Heathrow.

Allí Dival fue presentado a Tony Baynham, un hombre de acento aristocrático y obvió nombre falso, quien se definió como amigo de la familia real y dijo responder "directamente al comité de las fuerzas conjuntas en Downing St", la residencia de la primera ministra Thatcher. Con mucho champagne de por medio, Baynham le explico que su misión era "que los argentinos jamás obtuvieran los misiles" y que "el dinero no sería un problema". Finalmente lo fue, pero esa es otra historia.

Británicos desesperados

"Me di cuenta de que estaban desesperados", relato tiempo después Divall a Nigel West. El agente regreso a Hamburgo y comenzó con sus planes para contactar a Corti. Como supuso que el capitán sospecharía de negociar con un ingles, llamo a su amigo John Dutcher, un ex marino norteamericano de origen irlandés.

Dutcher era un playboy incorregible que había llegado a dirigir un campo de entrenamiento en Libia y entrenando a mercenarios para un golpe contra el dictador haitiano Jean Claude "Baby Doc" Duvalier.




Divall convenció al norteamericano de participar en la cuestión con el argumento más convincente: podría ganar mucho dinero. Dutcher debía viajar a París y obtener una inmediata reunión con el capitán Corti, con el argumento de que había escuchado que la Argentina necesitaba armamento sin mencionar los Exocets. Lo logro al día siguiente.

"No me sorprendí Dutcher tiene una presencia impresionante y puede conquistar a cualquiera. Una vez que convenció a Corti de que él podía conseguir Exocets, la Argentina estaba comiendo de su mano", explico Divall a Nigel West.

La trampa

Había una carta de crédito stand by de 16 millones de libras esterlinas (unos 25 millones de dólares al cambio actual) en el William and Glyns Bank en la céntrica sucursal de Whitehall, en Londres. El servicio secreto británico había previsto también la posibilidad de que un avión Caravelle de una aerolínea liberiana, pudiera transportar, si fuera necesario, los Exocet al Reino Unido para desorientar a Corti.

El plan era comprar los misiles, conseguir la plata de Corti, hacer el supuesto embarque de los misiles con rumbo a Buenos Aires, pero aterrizar con la preciada carga en el aeropuerto británico de Lutton, a unos cincuenta kilómetros de Londres.

Dutcher hablaba todo el tiempo con Corti sobre las supuestas ofertas que le llegaron a su oficina de Milan.

Un piloto portugués sostenía que Qatar podía vender cinco Exocet a 500.000 dólares cada uno (el doble del precio de mercado de entonces). Otro contacto llamado Alex, los garantizaba por valores que iban de tres a seis millones de cada uno. Pero la oferta más prometedora fue la de Glauco Partel, un traficante en Roma, y su socio suizo Gerhard Hallahuer. Ellos sostenían que, a través de un barco de Lugano, podían conseguir 30 misiles Exocet que formaban un stock en Francia, por 30 millones de dólares. La alarma de los británicos se encendió cuando Perú – uno de los pocos países de Latinoamérica que apoyaba explícitamente a la Argentina en el conflicto- comenzó a presionar para que Francia le entregara 8 misiles comprados con anterioridad.

Los británicos sospechaban que las armas serían transferidas inmediatamente a la Argentina. Por eso, cuando Perú se ofreció mandar un barco a buscarlos, Francia jugo a demorar la entrega.

Los peruanos entregaron una carta de crédito, pero los servicios secretos ingleses descubrieron que esta había sido negociada por Liceo Galli, el capo de la Logia Masónica Propaganda Due y tío político del capitán Corti.




El capitán Argentino se ponía cada vez más ansioso y el servicio secreto francés descubrió un plan para robar 30 misiles de la fábrica Aeroespaciale, en Chatillon Sur Seine, un episodio sobre el que West no abunda.

Aun después de la derrota del 14 de junio de 1982, el servicio secreto británico continúo con la operación. Los servicios británicos "temían que los argentinos consiguieran los misiles y les volaran los aviones" que estaban estacionados en las Malvinas luego de la derrota argentina, según le contó Divall a West.

El tango del Exocet

En cuanto en el Hilton de París, Corti les dejo a Dutcher y al elegante Toni, que se presento por primera vez como un mediador, que se olvidaran del negocio. Lo que él no sabía es que el servicio secreto británico había dado órdenes a todos de desaparecer y recién entonces Corti se daría cuenta de que había sido engañado.

"El capitán Corti tiene un negocio de electrónicos en Buenos Aires y no tiene malos recuerdos en torno de esta cuestión" dice West en su libro.

"Dutcher me hizo un golpe. Yo no tengo problemas con eso. El era un profesional como yo. Pero él estaba de un lado de la guerra y yo del otro. Nunca creí que íbamos a conseguir los misiles. Cuando mi jefe me ordeno que comprara los Exocet, le dije que era imposible. Pero me fue ordenado que los comprara a cualquier precio. Fue imposible rehusarme", el contó Corti a Nigel West.

Divall tiene memoria más ácida. A pesar de su azarosa misión, los servicios secretos británicos no le devolverían el dinero gastado de su bolsillo. Solo cuando amenazó con enjuiciar al gobierno y tras una fuerte presión de un amigo a las autoridades británicas, consiguió recuperar parte del dinero.

Fuente:

Diario Clarín domingo 22 de Septiembre de 1996 segunda Sección
Por María Laura Avignolo (desde Londres) y
María Luisa Mac Kay (en Buenos Aires)

lunes, 27 de octubre de 2014

Ex combatiente conmueve a niños en una clase

El ex combatiente que tocó el corazón de los chicos con su clase sobre Malvinas
Mauricio Yaco habló con alumnos de 6º y 7º grados de la escuela Albert Sabin. Pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra.


Yaco pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra. (Foto: S.Salinas)



“'El de Arriba' me dio la oportunidad de volver de la guerra, por eso lucho ahora para que no se olvide, y por la recuperación de Malvinas”, oyeron los chicos de 6º y 7º grados de la Escuela Particular Nº 1.283 Albert Sabin de parte del ex combatiente Mauricio Yaco. Fue durante un encuentro que mantuvieron ayer, donde la memoria y la historia más dolorosa se hicieron presentes. La charla terminó como se inició: con un fuerte aplauso para los que combatieron en las islas, una especie de abrazo entre generaciones.

“Es la posibilidad de contar la historia a través de sus protagonistas, compartirla desde las emociones y el corazón”, marcó la directora de la escuela de Rueda al 5300, Carmen Lugo. Eso explica que el 2 de Abril Día del Veterano y lo caídos en la guerra de Malvinas, y a 32 años de la recuperación de las islas, no sea para esta comunidad sólo el recordatorio de una efeméride. Así las maestras trabajaron muy a fondo el tema con diferentes lecturas y hasta con el filme “Iluminados por el fuego” (dirigida por Tristán Bauer). El cierre lo dio la visita del ex combatiente. Iniciativa liderada por las docentes Marcela Bazán, Marcela Henriquez, Stella Foresi y Andrea Muro.

En un breve cruce de saludos con La Capital, Mauricio Yaco contó que siempre visita las escuelas, igual que otros compañeros del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario (de Ayacucho 1477). “Lo más difícil no es la charla en sí, sino cómo sobreponernos a la cercanía de la fecha. La emoción es muy fuerte”, reveló.

Luego de una breve y oportuna presentación, comenzó con su relato, tratando de meter de a poco a chicos que no pasan los 12 años en la historia de Malvinas. Les contó que cuando se embarcó en el buque San Antonio el 1º de abril de 1982, lo hizo sin saber que el destino eran las islas: "Más bien pensaba que era algo con Chile, por el conflicto mantenido por el Canal de Beagle". Tenía solo 19 años.

“Habíamos aprendido que las Malvinas son argentinas. Es lo que nos enseñaron siempre nuestras maestras”, advirtió más tarde para que pudieran entender el apoyo unánime que tuvo la recuperación de las islas, aún durante el gobierno dictatorial de Galtieri. En su crónica se encargó de diferenciar “lo que fue la toma de Malvinas de la defensa”: “Nosotros no estábamos preparados para la guerra, para esa defensa, para enfrentarnos con Inglaterra que además tenía el apoyo de la Otan. Pero fuimos con el corazón abierto porque era una causa nacional”.

Llegó al colegio vestido con una camisa de combatiente, luciendo medallas honoríficas y debajo una remera azul con las islas estampadas al frente y detrás con una frase más que sentida: “En cada corazón argentino hoy sigue vivo el latido de los soldados caídos”. Siempre de pie, hablando sin micrófono, tranquilo y muy sensible a las inquietudes se ganó la atención de los chicos.

En este tiempo, fueron y vinieron las preguntas: “¿Cuándo se dieron cuenta de la guerra? ¿Cuál fue su experiencia de vida en Malvinas? ¿Cual fue su reacción cuando se enteró que tenía que ir a la guerra? ¿Es verdad que los trataban mal? ¿Cómo los recibieron al regreso? ¿Les llegaban las donaciones que hacía la gente?”, entre otras.

Alguien interrogó: “¿Y ahora de qué vivís?” Antes de responderle que había estudiado, recibido de paramédico y que trabajaba en un sistema de emergencias, eligió hacerles saber los padecimientos que tuvieron al regreso y el papel clave que jugaron los centros de ex combatientes para recuperarse y luchar por un reconocimiento: “Volvimos con una mochila muy pesada, la de la derrota. Tuvimos que pelear por la salud, por trabajo, por una pensión. Porque todos los gobiernos desde el militar a los civiles que siguieron nos olvidaron. Fue recién en la presidencia de Néstor Kirchner que recibimos una pensión, nos reconocieron como veteranos y conseguimos la obra social”.

Sin embargo, el énfasis lo puso en la tarea solidaria que hacen, como trabajar en las inundaciones o en casos de extrema necesidad para las personas. “Nuestra tarea es ser solidarios, ayudar donde nos necesitan”, recalcó sobre el valor que se propuso contagiar.

Estuvo en Malvinas casi los 74 días que duró la guerra. Fue hasta que cayó herido y lo trasladaron a un hospital en Comodoro Rivadavia. Habló de su historia pero sólo para poner en perspectiva otras miles de similares vivencias desoladoras. En ese recorrido, aludió a la dureza de Margaret Tacher, al hundimiento del ARA General Belgrano y que al regreso “a muchos les prohibieron hablar de la guerra”. “Algunos volvimos con heridas físicas, que fueron curadas, pero las del alma no fueron atendidas en su debido momento”, dijo para enumerar enseguida las consecuencias, como suicidios y adicciones.

La ausencia de novedades en todo ese tiempo, la difusión de falsas noticias y el ocultamiento de la información que caracterizó a la guerra de Malvinas es quizás algo incomprensible para una generación nacida en tiempos de redes sociales. Aún sin esa necesaria comunicación recordó que “sólo nuestras familias nos esperaban” cuando llegó la hora de volver, a lo que pudieron hacerlo.

“¿Pudo volver a Malvinas después de la guerra?” fue otra pregunta acercada. “Claro que me gustaría _respondió_, pero no puedo, porque además de que el viaje sale unos 4 mil dólares, necesito un pasaporte. Y si para visitar un país latinoamericano no lo necesito, menos lo voy a pedir para Malvinas”.

Se refirió con cariño a todos sus compañeros, en especial a dos más cercanos y que murieron en la guerra: “Falcón, Justo y Mansilla, Edgardo”, tal cual los mencionó. Más allá del dolor y la muerte no dudó en afirmar que “de nada se arrepiente y volvería a pasar por lo mismo por Malvinas”.

Hubo varios aplausos antes del de despedida. Las maestras le dejaron un presente con una dedicatoria que entre otras cosas recordaba una canción de León Gieco: “...Gracias por ser parte de nuestra historia, una historia que siempre estará guardada en la memoria”.

Mauricio Yaco se fue con el saludo de muchos chicos y nenas que se levantaron para estrechar su mano, darle un beso, reconocerlo como un héroe. Antes tuvo la oportunidad de manifestar un “gloria y honor por los 649 muertos, por sus familiares, por los que combatieron” y transmitirles la confianza y convicción de que “las Malvinas serán recuperadas pero no con la guerra, sino con la justicia de la palabra”.

La Capital

domingo, 26 de octubre de 2014

El incidente de isla Deception previo a la guerra

Isla Decepción
Conflicto de Malvinas

Aca les dejo un poco de historia antes de la guerra de 1982, la isla Decepción fue durante la década del ´40 y ´50 un punto de fricción entre ambos países al punto de una intervención militar que pudo haber causado una guerra.
Como sucedería casi 30 años después en las Georgias, no era necesario un incidente en la propia Malvinas para encender el polvorín que se gestaba en aquella zona.


Un poco de infomación de la isla

La isla Decepción pertenece al archipiélago de las Shetland del Sur en la Antártida Se sitúa al noroeste de la península Antártica.
Sobre su nombre existe una leyenda: básicamente habla del sentimiento provocado en su momento por la creencia de que existían fabulosos tesoros de piratas y bucaneros que, una vez allí, no aparecieron nunca. Aunque, eso sí, el verdadero tesoro de la isla es el puerto natural protegido de los vientos y relativamente templado, que balleneros y cazadores de focas utilizaron por muchos años para desarrollar una muy lucrativa actividad comercial.


Tira y afloje entre Argentina y Gran Bretaña

En marzo de 1941 el barco británico HMS Queen of Bermuda fue enviado a destruir depósitos de carbón y tanques de petróleo de la antigua estación ballenera noruega de la Hektor Whaling Company, que operó entre 1912 y 1931, para prevenir su posible uso por alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

La Argentina realizó en la isla Decepción su toma de posesión formal del territorio continental antártico entre los 25° y 68° 34" oeste el 8 de febrero de 1942, mediante la colocación de un cilindro que contenía un acta y una bandera pintada sobre las paredes de la Hektor Whaling Company, dejados allí por una expedición al mando del capitán de fragata Alberto J. Oddera en el transporte ARA 1° de Mayo. El 8 de enero de 1943 personal del barco británico HMS Carnarvon Castle destruyó las evidencias de la toma de posesión argentina, borró la bandera pintada, dejó escrito que la construcción era de propiedad del Gobierno británico y envió a Buenos Aires el acta. El Ministro de Relaciones Exteriores argentino replicó que su país consideraba sus derechos antárticos como herencia de España. El 5 de marzo de ese año el ARA 1° de Mayo removió la bandera británica y repintó en las paredes los colores argentinos.


HMS Snipe

El Reino Unido envió en el marco de la Operación Tabarín los barcos HMS Williant Scoresby y SS Fitzroy, que el 3 de febrero de 1944 establecieron una base permanente en la isla, la Base B en la bahía Balleneros, removiendo nuevamente la bandera argentina.
El 19 de noviembre de 1947 la Armada Argentina inauguró el Refugio Caleta Péndulo en Puerto Foster. El 25 de enero de 1948  la Argentina instaló su Destacamento Naval Decepción.


La presencia argentina termina

El 3 de enero de 1953 Argentina inauguró el Refugio Naval Thorne en la bahía Telefón de Puerto Foster. El 17 de enero de 1953 fue inaugurado en la caleta Balleneros el Refugio Teniente Lasala(una cabaña y una tienda de campaña y una bandera) por personal del aviso argentino ARA Chiriguano, quedando en él un sargento y un cabo de la Armada Argentina.Estaban a sólo 400 yardas de la base británica.
Para Winston Churchill era una ruptura de la soberanía británica que valía una respuesta muscular -el envío de una Fuerza de Tareas para reclamar una pequeña isla rocosa en el Atlántico Sur invadida por una determinada fuerza argentina.El Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores Británico)ya había enviado un telegrama al gobierno de Buenos Aires quejándose de "una incursión armada en aguas y territorios británicos" e informando que la presencia de buques y tropas navales eran un acto de agresión indefendible.


aviso ARA Chiriguano

Al mediodía del 15 de febrero desembarcaron 32 Royals Marines de la fragata británica HMS Snipe armados con ametralladoras Sten, rifles y gas lacrimógeno apresando a los dos marinos argentinos que estaban contentos de ser enviados de vuelta a casa.El informe decía "sargento y cabo naval argentinos los únicos ocupantes de la cabaña,no ofrecieron resistencia,fueron revisados por armas".Añadía "los dos hombres detenidos están descriptos como resignados y posiblemente contentos de dejar la isla".Ansiosos por no poner su "contra-invasión"como un acto de guerra,los soldados británicos fueron acompañados por el Jefe de la Policía de las Islas Malvinas.
El refugio argentino y un cercano refugio chileno deshabitado fueron destruidos y los marinos argentinos fueron entregados a un barco de ese país el 18 de febrero en las islas Georgias del Sur. Un destacamento británico permaneció tres meses en la isla mientras la fragata patrulló sus aguas hasta abril.

Fuente:
www.wikipedia.org
www.histarmar.com.ar

sábado, 25 de octubre de 2014

Se modifica la ley de ex-combatientes

Promueven modificar la ley de ex combatientes de Malvinas
El objetivo sería que los beneficiarios obtengan una "pensión de honor", tras reconocerlos como "Veteranos de Guerra". También estipula que no sean discriminados por "el hecho que el beneficiario mantenga o haya tenido un empleo militar". El proyecto de ley fue presentado por el legislador Cristian Ritondo (Pro).
       


El vicepresidente primero de la Legislatura de la Ciudad, Cristian Ritondo, presentó un proyecto de ley para que se incluya en la nómina de los beneficiarios a aquellos que "tengan acreditación de la condición de Veterano de Guerra, mediante certificado emitido por la Fuerzas Armadas, avalado por el Ministerio de Defensa", más allá de su situación laboral.

En el año 2003 se promulgó la ley 1075, creando un reconocimiento a los Soldados de Malvinas que, en el año 1982, combatieron en defensa de la Soberanía Nacional durante el conflicto armado con Gran Bretaña en las Islas Malvinas. La ley no contempla a aquellos ciudadanos que hayan integrado las Fuerzas Armadas o de Seguridad o que percibieran haber de retiro por su actividad en esas instituciones.

El proyecto de ley, impulsado por el legislador del Pro Ritondo, que corresponde al expediente N° 2887-D-2014, establece que "se le otorgue una Pensión de Honor a los Veteranos de Guerra de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur, que hayan participado en efectivas acciones bélicas llevadas a cabo en las jurisdicciones del Teatro de Operaciones Malvinas (TOM) y del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), todos desde el 02 de abril de 1982 hasta el 14 de Junio de 1982".

En cambio, la Ley 1075 sancionada el 18 de diciembre de 2003, expresa la denominación de "Ex Combatientes de Malvinas", en ves de "Veteranos de Guerra", y que serán beneficiarios "de un subsidio mensual y vitalicio", en vez de "pensión de honor".

Otro punto que se modificaría es que "en nombre de los vecinos de la Ciudad, se les otorgará un diploma y medalla de reconocimiento por su actuación y la entrega de estos diplomas se hará efectiva en ceremonia pública presidida por el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".

En este sentido, expresa que "los gastos que demande la aplicación de la norma serán imputados a la partida presupuestaria correspondiente al Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos del año 2015".

Según el autor del proyecto, "la norma original estableció distintas exclusiones y que pasado el tiempo se ha observado que esta exclusión termina resultando en realidad un acto discriminatorio".

De acuerdo a lo estipulado en la iniciativa de ley, en relación al impacto presupuestario "es mínimo dado que la cantidad de beneficiarios que se sumarían al padrón de la Ley 1075 no superaría el diez por ciento del mismo.

Parlamentario.com

viernes, 24 de octubre de 2014

Sin la ayuda estadounidense, Gran Bretaña jamás hubiese tomado las Malvinas

Para los EEUU, sin su ayuda los ingleses habrían caído en Malvinas
Así lo confesó el ex secretario de Marina norteamericano, John F. Lehman. Afirmó que sin el apoyo bélico de su país, el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur. Aún hay dudas sobre la verdadera cantidad de bajas inglesas durante el conflicto de 1982

Infobae

En diciembre de 1988, el ex secretario de Marina de los Estados Unidos, John F. Lehman, hizo pública la ayuda política y militar brindada por los norteamericanos a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas, sin la cual el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.

La confesión del ex funcionario de Ronald Reagan fue realizada en Londres, donde blanqueó el respaldo militar a los británicos, que aunque fuera conocido por los combatientes argentinos, dejaba de ser una versión para convertirse en un hecho incontrastable.

A 29 años del conflicto, la guerra del Atlántico Sur aún sorprende cuando se revisan las causas políticas, las acciones bélicas, las alianzas militares y las rupturas de pactos internacionales y, por supuesto, los actos de valentía protagonizadas por lo que estuvieron en el teatro de operaciones.

Los británicos ganaron la guerra, pero a un costo de material y de vidas como no lo sufrían desde el final de la II Guerra Mundial. Después de Malvinas, los ingleses no intervinieron en otra contienda que les haya costado tanto.

Pese a los errores de conducción militar de los generales-dictadores que decidieron ir a la guerra, las tropas argentinas infligieron a los británicos la mayor pérdida de barcos y de aviones y aún hoy hay dudas acerca de las bajas que reconocen los ingleses: 255 muertos y 777 heridos.

La escuadra naval de la corona británica tuvo 24 naves que recibieron los proyectiles argentinos. Siete naves fueron hundidas, cinco resultaron fuera de combate y otras doce quedaron con averías de consideración.

La nave insignia, el portaviones Hermes, donde estaba el puesto de comando del jefe de la Task Force, el almirante Sandy Woodward, fue tocado y el segundo de los portaviones, el Invincible, quedó fuera de combate, no prestó más servicio en lo que era, en 1982, una de las tres flotas navales más poderosas del planeta.

Hay versiones militares argentinas que sostienen que no fueron 24 las naves hundidas, averiadas de los ingleses, sino que, en realidad, sumaron 32.

Una de las naves que los militares argentinos afirman haber tocado fue un buque auxiliar de apoyo clase Tide (RFA Tipedol), que fue entregado por el dictador chileno Augusto Pinochet a la Royal Navy hasta el final del conflicto.

La Task Force perdió entre derribados y averiados por fallas o accidentes 46 aviones y otro número importante de helicópteros.

Según fuentes militares argentinas, intervinientes en el conflicto, los británicos llevaron hasta el teatro de operaciones 171 aviones y helicópteros.

El período más encarnizado de la guerra ocurrió entre el 21 de mayo de 1982 y las jornadas posteriores, batalla que se extendió hasta el 25 de mayo.

El almirante Woodward anotaba en la bitácora de mando a las 9.30 del 21 de mayo. "Si los argentinos van a pelear, hoy es la mejor oportunidad que tienen. Ya veremos".

La intuición del almirante inglés se cumpliría, los argentinos dieron batalla porque ese día, la flota británica se había estacionado en la bahía San Carlos para desembarcar las tropas que debían caminar hasta Puerto Argentino.

El combate aéreo-marítimo fue tan feroz que los británicos quedaron grogui, según lo reconoce Woodward en su libro de memorias "Los cien días", de editorial Sudamericana, pero los argentinos se desangraron en la ofensiva, perdieron la mayor cantidad de pilotos y de aviones, y no consiguieron impedir que los soldados ingleses desembarcaran.

Woodward dice con todas las letras que los argentinos podrían haber ganado la guerra ese día: "los argentinos podrían haberla ganado también".

Antes de sufrir en carne propia la profesionalidad de los pilotos y la valentía de los demás soldados argentinos en la tundra malvinera, los EEUU ya habían enviado misiles sidewinder aire-aire para derribar los aviones de los sudamericanos.

Esa tecnología bélica norteamericana fue decisiva a la hora de establecer la diferencia con la que portaban las naves argentinas.

Entre el 21 y el 25 de mayo, las tropas argentinas perdieron 27 aviones, que equivale a casi el 50 por ciento de los derribos durante el conflicto.

"Nos quedamos sin resto", fue la dolorosa confesión de un alto jefe militar de la Fuerza Aérea a Télam, al describir el corte de la ofensiva argentina sobre la flota inglesa.

A casi tres décadas de la guerra aún hay secretos militares por revelar.

Por eso, una vez terminado el conflicto, el gobierno británico dispuso un acta de secreto militar hasta el 14 de junio de 2072.

Recién a 90 años de la Guerra de Malvinas se producirá la desclasificación militar y los investigadores podrán conocer, con prueba documental, la historia completa del conflicto.