martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
Ex combatiente conmueve a niños en una clase
El ex combatiente que tocó el corazón de los chicos con su clase sobre Malvinas
Mauricio Yaco habló con alumnos de 6º y 7º grados de la escuela Albert Sabin. Pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra.
Yaco pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra. (Foto: S.Salinas)
“'El de Arriba' me dio la oportunidad de volver de la guerra, por eso lucho ahora para que no se olvide, y por la recuperación de Malvinas”, oyeron los chicos de 6º y 7º grados de la Escuela Particular Nº 1.283 Albert Sabin de parte del ex combatiente Mauricio Yaco. Fue durante un encuentro que mantuvieron ayer, donde la memoria y la historia más dolorosa se hicieron presentes. La charla terminó como se inició: con un fuerte aplauso para los que combatieron en las islas, una especie de abrazo entre generaciones.
“Es la posibilidad de contar la historia a través de sus protagonistas, compartirla desde las emociones y el corazón”, marcó la directora de la escuela de Rueda al 5300, Carmen Lugo. Eso explica que el 2 de Abril Día del Veterano y lo caídos en la guerra de Malvinas, y a 32 años de la recuperación de las islas, no sea para esta comunidad sólo el recordatorio de una efeméride. Así las maestras trabajaron muy a fondo el tema con diferentes lecturas y hasta con el filme “Iluminados por el fuego” (dirigida por Tristán Bauer). El cierre lo dio la visita del ex combatiente. Iniciativa liderada por las docentes Marcela Bazán, Marcela Henriquez, Stella Foresi y Andrea Muro.
En un breve cruce de saludos con La Capital, Mauricio Yaco contó que siempre visita las escuelas, igual que otros compañeros del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario (de Ayacucho 1477). “Lo más difícil no es la charla en sí, sino cómo sobreponernos a la cercanía de la fecha. La emoción es muy fuerte”, reveló.
Luego de una breve y oportuna presentación, comenzó con su relato, tratando de meter de a poco a chicos que no pasan los 12 años en la historia de Malvinas. Les contó que cuando se embarcó en el buque San Antonio el 1º de abril de 1982, lo hizo sin saber que el destino eran las islas: "Más bien pensaba que era algo con Chile, por el conflicto mantenido por el Canal de Beagle". Tenía solo 19 años.
“Habíamos aprendido que las Malvinas son argentinas. Es lo que nos enseñaron siempre nuestras maestras”, advirtió más tarde para que pudieran entender el apoyo unánime que tuvo la recuperación de las islas, aún durante el gobierno dictatorial de Galtieri. En su crónica se encargó de diferenciar “lo que fue la toma de Malvinas de la defensa”: “Nosotros no estábamos preparados para la guerra, para esa defensa, para enfrentarnos con Inglaterra que además tenía el apoyo de la Otan. Pero fuimos con el corazón abierto porque era una causa nacional”.
Llegó al colegio vestido con una camisa de combatiente, luciendo medallas honoríficas y debajo una remera azul con las islas estampadas al frente y detrás con una frase más que sentida: “En cada corazón argentino hoy sigue vivo el latido de los soldados caídos”. Siempre de pie, hablando sin micrófono, tranquilo y muy sensible a las inquietudes se ganó la atención de los chicos.
En este tiempo, fueron y vinieron las preguntas: “¿Cuándo se dieron cuenta de la guerra? ¿Cuál fue su experiencia de vida en Malvinas? ¿Cual fue su reacción cuando se enteró que tenía que ir a la guerra? ¿Es verdad que los trataban mal? ¿Cómo los recibieron al regreso? ¿Les llegaban las donaciones que hacía la gente?”, entre otras.
Alguien interrogó: “¿Y ahora de qué vivís?” Antes de responderle que había estudiado, recibido de paramédico y que trabajaba en un sistema de emergencias, eligió hacerles saber los padecimientos que tuvieron al regreso y el papel clave que jugaron los centros de ex combatientes para recuperarse y luchar por un reconocimiento: “Volvimos con una mochila muy pesada, la de la derrota. Tuvimos que pelear por la salud, por trabajo, por una pensión. Porque todos los gobiernos desde el militar a los civiles que siguieron nos olvidaron. Fue recién en la presidencia de Néstor Kirchner que recibimos una pensión, nos reconocieron como veteranos y conseguimos la obra social”.
Sin embargo, el énfasis lo puso en la tarea solidaria que hacen, como trabajar en las inundaciones o en casos de extrema necesidad para las personas. “Nuestra tarea es ser solidarios, ayudar donde nos necesitan”, recalcó sobre el valor que se propuso contagiar.
Estuvo en Malvinas casi los 74 días que duró la guerra. Fue hasta que cayó herido y lo trasladaron a un hospital en Comodoro Rivadavia. Habló de su historia pero sólo para poner en perspectiva otras miles de similares vivencias desoladoras. En ese recorrido, aludió a la dureza de Margaret Tacher, al hundimiento del ARA General Belgrano y que al regreso “a muchos les prohibieron hablar de la guerra”. “Algunos volvimos con heridas físicas, que fueron curadas, pero las del alma no fueron atendidas en su debido momento”, dijo para enumerar enseguida las consecuencias, como suicidios y adicciones.
La ausencia de novedades en todo ese tiempo, la difusión de falsas noticias y el ocultamiento de la información que caracterizó a la guerra de Malvinas es quizás algo incomprensible para una generación nacida en tiempos de redes sociales. Aún sin esa necesaria comunicación recordó que “sólo nuestras familias nos esperaban” cuando llegó la hora de volver, a lo que pudieron hacerlo.
“¿Pudo volver a Malvinas después de la guerra?” fue otra pregunta acercada. “Claro que me gustaría _respondió_, pero no puedo, porque además de que el viaje sale unos 4 mil dólares, necesito un pasaporte. Y si para visitar un país latinoamericano no lo necesito, menos lo voy a pedir para Malvinas”.
Se refirió con cariño a todos sus compañeros, en especial a dos más cercanos y que murieron en la guerra: “Falcón, Justo y Mansilla, Edgardo”, tal cual los mencionó. Más allá del dolor y la muerte no dudó en afirmar que “de nada se arrepiente y volvería a pasar por lo mismo por Malvinas”.
Hubo varios aplausos antes del de despedida. Las maestras le dejaron un presente con una dedicatoria que entre otras cosas recordaba una canción de León Gieco: “...Gracias por ser parte de nuestra historia, una historia que siempre estará guardada en la memoria”.
Mauricio Yaco se fue con el saludo de muchos chicos y nenas que se levantaron para estrechar su mano, darle un beso, reconocerlo como un héroe. Antes tuvo la oportunidad de manifestar un “gloria y honor por los 649 muertos, por sus familiares, por los que combatieron” y transmitirles la confianza y convicción de que “las Malvinas serán recuperadas pero no con la guerra, sino con la justicia de la palabra”.
La Capital
Mauricio Yaco habló con alumnos de 6º y 7º grados de la escuela Albert Sabin. Pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra.
Yaco pidió memoria y transmitió la confianza de que las islas se podrán recuperar con la justicia de la palabra. (Foto: S.Salinas)
“'El de Arriba' me dio la oportunidad de volver de la guerra, por eso lucho ahora para que no se olvide, y por la recuperación de Malvinas”, oyeron los chicos de 6º y 7º grados de la Escuela Particular Nº 1.283 Albert Sabin de parte del ex combatiente Mauricio Yaco. Fue durante un encuentro que mantuvieron ayer, donde la memoria y la historia más dolorosa se hicieron presentes. La charla terminó como se inició: con un fuerte aplauso para los que combatieron en las islas, una especie de abrazo entre generaciones.
“Es la posibilidad de contar la historia a través de sus protagonistas, compartirla desde las emociones y el corazón”, marcó la directora de la escuela de Rueda al 5300, Carmen Lugo. Eso explica que el 2 de Abril Día del Veterano y lo caídos en la guerra de Malvinas, y a 32 años de la recuperación de las islas, no sea para esta comunidad sólo el recordatorio de una efeméride. Así las maestras trabajaron muy a fondo el tema con diferentes lecturas y hasta con el filme “Iluminados por el fuego” (dirigida por Tristán Bauer). El cierre lo dio la visita del ex combatiente. Iniciativa liderada por las docentes Marcela Bazán, Marcela Henriquez, Stella Foresi y Andrea Muro.
En un breve cruce de saludos con La Capital, Mauricio Yaco contó que siempre visita las escuelas, igual que otros compañeros del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario (de Ayacucho 1477). “Lo más difícil no es la charla en sí, sino cómo sobreponernos a la cercanía de la fecha. La emoción es muy fuerte”, reveló.
Luego de una breve y oportuna presentación, comenzó con su relato, tratando de meter de a poco a chicos que no pasan los 12 años en la historia de Malvinas. Les contó que cuando se embarcó en el buque San Antonio el 1º de abril de 1982, lo hizo sin saber que el destino eran las islas: "Más bien pensaba que era algo con Chile, por el conflicto mantenido por el Canal de Beagle". Tenía solo 19 años.
“Habíamos aprendido que las Malvinas son argentinas. Es lo que nos enseñaron siempre nuestras maestras”, advirtió más tarde para que pudieran entender el apoyo unánime que tuvo la recuperación de las islas, aún durante el gobierno dictatorial de Galtieri. En su crónica se encargó de diferenciar “lo que fue la toma de Malvinas de la defensa”: “Nosotros no estábamos preparados para la guerra, para esa defensa, para enfrentarnos con Inglaterra que además tenía el apoyo de la Otan. Pero fuimos con el corazón abierto porque era una causa nacional”.
Llegó al colegio vestido con una camisa de combatiente, luciendo medallas honoríficas y debajo una remera azul con las islas estampadas al frente y detrás con una frase más que sentida: “En cada corazón argentino hoy sigue vivo el latido de los soldados caídos”. Siempre de pie, hablando sin micrófono, tranquilo y muy sensible a las inquietudes se ganó la atención de los chicos.
En este tiempo, fueron y vinieron las preguntas: “¿Cuándo se dieron cuenta de la guerra? ¿Cuál fue su experiencia de vida en Malvinas? ¿Cual fue su reacción cuando se enteró que tenía que ir a la guerra? ¿Es verdad que los trataban mal? ¿Cómo los recibieron al regreso? ¿Les llegaban las donaciones que hacía la gente?”, entre otras.
Alguien interrogó: “¿Y ahora de qué vivís?” Antes de responderle que había estudiado, recibido de paramédico y que trabajaba en un sistema de emergencias, eligió hacerles saber los padecimientos que tuvieron al regreso y el papel clave que jugaron los centros de ex combatientes para recuperarse y luchar por un reconocimiento: “Volvimos con una mochila muy pesada, la de la derrota. Tuvimos que pelear por la salud, por trabajo, por una pensión. Porque todos los gobiernos desde el militar a los civiles que siguieron nos olvidaron. Fue recién en la presidencia de Néstor Kirchner que recibimos una pensión, nos reconocieron como veteranos y conseguimos la obra social”.
Sin embargo, el énfasis lo puso en la tarea solidaria que hacen, como trabajar en las inundaciones o en casos de extrema necesidad para las personas. “Nuestra tarea es ser solidarios, ayudar donde nos necesitan”, recalcó sobre el valor que se propuso contagiar.
Estuvo en Malvinas casi los 74 días que duró la guerra. Fue hasta que cayó herido y lo trasladaron a un hospital en Comodoro Rivadavia. Habló de su historia pero sólo para poner en perspectiva otras miles de similares vivencias desoladoras. En ese recorrido, aludió a la dureza de Margaret Tacher, al hundimiento del ARA General Belgrano y que al regreso “a muchos les prohibieron hablar de la guerra”. “Algunos volvimos con heridas físicas, que fueron curadas, pero las del alma no fueron atendidas en su debido momento”, dijo para enumerar enseguida las consecuencias, como suicidios y adicciones.
La ausencia de novedades en todo ese tiempo, la difusión de falsas noticias y el ocultamiento de la información que caracterizó a la guerra de Malvinas es quizás algo incomprensible para una generación nacida en tiempos de redes sociales. Aún sin esa necesaria comunicación recordó que “sólo nuestras familias nos esperaban” cuando llegó la hora de volver, a lo que pudieron hacerlo.
“¿Pudo volver a Malvinas después de la guerra?” fue otra pregunta acercada. “Claro que me gustaría _respondió_, pero no puedo, porque además de que el viaje sale unos 4 mil dólares, necesito un pasaporte. Y si para visitar un país latinoamericano no lo necesito, menos lo voy a pedir para Malvinas”.
Se refirió con cariño a todos sus compañeros, en especial a dos más cercanos y que murieron en la guerra: “Falcón, Justo y Mansilla, Edgardo”, tal cual los mencionó. Más allá del dolor y la muerte no dudó en afirmar que “de nada se arrepiente y volvería a pasar por lo mismo por Malvinas”.
Hubo varios aplausos antes del de despedida. Las maestras le dejaron un presente con una dedicatoria que entre otras cosas recordaba una canción de León Gieco: “...Gracias por ser parte de nuestra historia, una historia que siempre estará guardada en la memoria”.
Mauricio Yaco se fue con el saludo de muchos chicos y nenas que se levantaron para estrechar su mano, darle un beso, reconocerlo como un héroe. Antes tuvo la oportunidad de manifestar un “gloria y honor por los 649 muertos, por sus familiares, por los que combatieron” y transmitirles la confianza y convicción de que “las Malvinas serán recuperadas pero no con la guerra, sino con la justicia de la palabra”.
La Capital
domingo, 26 de octubre de 2014
El incidente de isla Deception previo a la guerra
Isla Decepción
Conflicto de Malvinas
Aca les dejo un poco de historia antes de la guerra de 1982, la isla Decepción fue durante la década del ´40 y ´50 un punto de fricción entre ambos países al punto de una intervención militar que pudo haber causado una guerra.
Como sucedería casi 30 años después en las Georgias, no era necesario un incidente en la propia Malvinas para encender el polvorín que se gestaba en aquella zona.
Sobre su nombre existe una leyenda: básicamente habla del sentimiento provocado en su momento por la creencia de que existían fabulosos tesoros de piratas y bucaneros que, una vez allí, no aparecieron nunca. Aunque, eso sí, el verdadero tesoro de la isla es el puerto natural protegido de los vientos y relativamente templado, que balleneros y cazadores de focas utilizaron por muchos años para desarrollar una muy lucrativa actividad comercial.
La Argentina realizó en la isla Decepción su toma de posesión formal del territorio continental antártico entre los 25° y 68° 34" oeste el 8 de febrero de 1942, mediante la colocación de un cilindro que contenía un acta y una bandera pintada sobre las paredes de la Hektor Whaling Company, dejados allí por una expedición al mando del capitán de fragata Alberto J. Oddera en el transporte ARA 1° de Mayo. El 8 de enero de 1943 personal del barco británico HMS Carnarvon Castle destruyó las evidencias de la toma de posesión argentina, borró la bandera pintada, dejó escrito que la construcción era de propiedad del Gobierno británico y envió a Buenos Aires el acta. El Ministro de Relaciones Exteriores argentino replicó que su país consideraba sus derechos antárticos como herencia de España. El 5 de marzo de ese año el ARA 1° de Mayo removió la bandera británica y repintó en las paredes los colores argentinos.
HMS Snipe
El Reino Unido envió en el marco de la Operación Tabarín los barcos HMS Williant Scoresby y SS Fitzroy, que el 3 de febrero de 1944 establecieron una base permanente en la isla, la Base B en la bahía Balleneros, removiendo nuevamente la bandera argentina.
El 19 de noviembre de 1947 la Armada Argentina inauguró el Refugio Caleta Péndulo en Puerto Foster. El 25 de enero de 1948 la Argentina instaló su Destacamento Naval Decepción.
Para Winston Churchill era una ruptura de la soberanía británica que valía una respuesta muscular -el envío de una Fuerza de Tareas para reclamar una pequeña isla rocosa en el Atlántico Sur invadida por una determinada fuerza argentina.El Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores Británico)ya había enviado un telegrama al gobierno de Buenos Aires quejándose de "una incursión armada en aguas y territorios británicos" e informando que la presencia de buques y tropas navales eran un acto de agresión indefendible.
aviso ARA Chiriguano
Al mediodía del 15 de febrero desembarcaron 32 Royals Marines de la fragata británica HMS Snipe armados con ametralladoras Sten, rifles y gas lacrimógeno apresando a los dos marinos argentinos que estaban contentos de ser enviados de vuelta a casa.El informe decía "sargento y cabo naval argentinos los únicos ocupantes de la cabaña,no ofrecieron resistencia,fueron revisados por armas".Añadía "los dos hombres detenidos están descriptos como resignados y posiblemente contentos de dejar la isla".Ansiosos por no poner su "contra-invasión"como un acto de guerra,los soldados británicos fueron acompañados por el Jefe de la Policía de las Islas Malvinas.
El refugio argentino y un cercano refugio chileno deshabitado fueron destruidos y los marinos argentinos fueron entregados a un barco de ese país el 18 de febrero en las islas Georgias del Sur. Un destacamento británico permaneció tres meses en la isla mientras la fragata patrulló sus aguas hasta abril.
Fuente:
www.wikipedia.org
www.histarmar.com.ar
Conflicto de Malvinas
Aca les dejo un poco de historia antes de la guerra de 1982, la isla Decepción fue durante la década del ´40 y ´50 un punto de fricción entre ambos países al punto de una intervención militar que pudo haber causado una guerra.
Como sucedería casi 30 años después en las Georgias, no era necesario un incidente en la propia Malvinas para encender el polvorín que se gestaba en aquella zona.
Un poco de infomación de la isla
La isla Decepción pertenece al archipiélago de las Shetland del Sur en la Antártida Se sitúa al noroeste de la península Antártica.Sobre su nombre existe una leyenda: básicamente habla del sentimiento provocado en su momento por la creencia de que existían fabulosos tesoros de piratas y bucaneros que, una vez allí, no aparecieron nunca. Aunque, eso sí, el verdadero tesoro de la isla es el puerto natural protegido de los vientos y relativamente templado, que balleneros y cazadores de focas utilizaron por muchos años para desarrollar una muy lucrativa actividad comercial.
Tira y afloje entre Argentina y Gran Bretaña
En marzo de 1941 el barco británico HMS Queen of Bermuda fue enviado a destruir depósitos de carbón y tanques de petróleo de la antigua estación ballenera noruega de la Hektor Whaling Company, que operó entre 1912 y 1931, para prevenir su posible uso por alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.La Argentina realizó en la isla Decepción su toma de posesión formal del territorio continental antártico entre los 25° y 68° 34" oeste el 8 de febrero de 1942, mediante la colocación de un cilindro que contenía un acta y una bandera pintada sobre las paredes de la Hektor Whaling Company, dejados allí por una expedición al mando del capitán de fragata Alberto J. Oddera en el transporte ARA 1° de Mayo. El 8 de enero de 1943 personal del barco británico HMS Carnarvon Castle destruyó las evidencias de la toma de posesión argentina, borró la bandera pintada, dejó escrito que la construcción era de propiedad del Gobierno británico y envió a Buenos Aires el acta. El Ministro de Relaciones Exteriores argentino replicó que su país consideraba sus derechos antárticos como herencia de España. El 5 de marzo de ese año el ARA 1° de Mayo removió la bandera británica y repintó en las paredes los colores argentinos.
HMS Snipe
El Reino Unido envió en el marco de la Operación Tabarín los barcos HMS Williant Scoresby y SS Fitzroy, que el 3 de febrero de 1944 establecieron una base permanente en la isla, la Base B en la bahía Balleneros, removiendo nuevamente la bandera argentina.
El 19 de noviembre de 1947 la Armada Argentina inauguró el Refugio Caleta Péndulo en Puerto Foster. El 25 de enero de 1948 la Argentina instaló su Destacamento Naval Decepción.
La presencia argentina termina
El 3 de enero de 1953 Argentina inauguró el Refugio Naval Thorne en la bahía Telefón de Puerto Foster. El 17 de enero de 1953 fue inaugurado en la caleta Balleneros el Refugio Teniente Lasala(una cabaña y una tienda de campaña y una bandera) por personal del aviso argentino ARA Chiriguano, quedando en él un sargento y un cabo de la Armada Argentina.Estaban a sólo 400 yardas de la base británica.Para Winston Churchill era una ruptura de la soberanía británica que valía una respuesta muscular -el envío de una Fuerza de Tareas para reclamar una pequeña isla rocosa en el Atlántico Sur invadida por una determinada fuerza argentina.El Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores Británico)ya había enviado un telegrama al gobierno de Buenos Aires quejándose de "una incursión armada en aguas y territorios británicos" e informando que la presencia de buques y tropas navales eran un acto de agresión indefendible.
aviso ARA Chiriguano
Al mediodía del 15 de febrero desembarcaron 32 Royals Marines de la fragata británica HMS Snipe armados con ametralladoras Sten, rifles y gas lacrimógeno apresando a los dos marinos argentinos que estaban contentos de ser enviados de vuelta a casa.El informe decía "sargento y cabo naval argentinos los únicos ocupantes de la cabaña,no ofrecieron resistencia,fueron revisados por armas".Añadía "los dos hombres detenidos están descriptos como resignados y posiblemente contentos de dejar la isla".Ansiosos por no poner su "contra-invasión"como un acto de guerra,los soldados británicos fueron acompañados por el Jefe de la Policía de las Islas Malvinas.
El refugio argentino y un cercano refugio chileno deshabitado fueron destruidos y los marinos argentinos fueron entregados a un barco de ese país el 18 de febrero en las islas Georgias del Sur. Un destacamento británico permaneció tres meses en la isla mientras la fragata patrulló sus aguas hasta abril.
Fuente:
www.wikipedia.org
www.histarmar.com.ar
sábado, 25 de octubre de 2014
Se modifica la ley de ex-combatientes
Promueven modificar la ley de ex combatientes de Malvinas
El objetivo sería que los beneficiarios obtengan una "pensión de honor", tras reconocerlos como "Veteranos de Guerra". También estipula que no sean discriminados por "el hecho que el beneficiario mantenga o haya tenido un empleo militar". El proyecto de ley fue presentado por el legislador Cristian Ritondo (Pro).
El vicepresidente primero de la Legislatura de la Ciudad, Cristian Ritondo, presentó un proyecto de ley para que se incluya en la nómina de los beneficiarios a aquellos que "tengan acreditación de la condición de Veterano de Guerra, mediante certificado emitido por la Fuerzas Armadas, avalado por el Ministerio de Defensa", más allá de su situación laboral.
En el año 2003 se promulgó la ley 1075, creando un reconocimiento a los Soldados de Malvinas que, en el año 1982, combatieron en defensa de la Soberanía Nacional durante el conflicto armado con Gran Bretaña en las Islas Malvinas. La ley no contempla a aquellos ciudadanos que hayan integrado las Fuerzas Armadas o de Seguridad o que percibieran haber de retiro por su actividad en esas instituciones.
El proyecto de ley, impulsado por el legislador del Pro Ritondo, que corresponde al expediente N° 2887-D-2014, establece que "se le otorgue una Pensión de Honor a los Veteranos de Guerra de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur, que hayan participado en efectivas acciones bélicas llevadas a cabo en las jurisdicciones del Teatro de Operaciones Malvinas (TOM) y del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), todos desde el 02 de abril de 1982 hasta el 14 de Junio de 1982".
En cambio, la Ley 1075 sancionada el 18 de diciembre de 2003, expresa la denominación de "Ex Combatientes de Malvinas", en ves de "Veteranos de Guerra", y que serán beneficiarios "de un subsidio mensual y vitalicio", en vez de "pensión de honor".
Otro punto que se modificaría es que "en nombre de los vecinos de la Ciudad, se les otorgará un diploma y medalla de reconocimiento por su actuación y la entrega de estos diplomas se hará efectiva en ceremonia pública presidida por el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
En este sentido, expresa que "los gastos que demande la aplicación de la norma serán imputados a la partida presupuestaria correspondiente al Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos del año 2015".
Según el autor del proyecto, "la norma original estableció distintas exclusiones y que pasado el tiempo se ha observado que esta exclusión termina resultando en realidad un acto discriminatorio".
De acuerdo a lo estipulado en la iniciativa de ley, en relación al impacto presupuestario "es mínimo dado que la cantidad de beneficiarios que se sumarían al padrón de la Ley 1075 no superaría el diez por ciento del mismo.
Parlamentario.com
El objetivo sería que los beneficiarios obtengan una "pensión de honor", tras reconocerlos como "Veteranos de Guerra". También estipula que no sean discriminados por "el hecho que el beneficiario mantenga o haya tenido un empleo militar". El proyecto de ley fue presentado por el legislador Cristian Ritondo (Pro).
El vicepresidente primero de la Legislatura de la Ciudad, Cristian Ritondo, presentó un proyecto de ley para que se incluya en la nómina de los beneficiarios a aquellos que "tengan acreditación de la condición de Veterano de Guerra, mediante certificado emitido por la Fuerzas Armadas, avalado por el Ministerio de Defensa", más allá de su situación laboral.
En el año 2003 se promulgó la ley 1075, creando un reconocimiento a los Soldados de Malvinas que, en el año 1982, combatieron en defensa de la Soberanía Nacional durante el conflicto armado con Gran Bretaña en las Islas Malvinas. La ley no contempla a aquellos ciudadanos que hayan integrado las Fuerzas Armadas o de Seguridad o que percibieran haber de retiro por su actividad en esas instituciones.
El proyecto de ley, impulsado por el legislador del Pro Ritondo, que corresponde al expediente N° 2887-D-2014, establece que "se le otorgue una Pensión de Honor a los Veteranos de Guerra de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur, que hayan participado en efectivas acciones bélicas llevadas a cabo en las jurisdicciones del Teatro de Operaciones Malvinas (TOM) y del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), todos desde el 02 de abril de 1982 hasta el 14 de Junio de 1982".
En cambio, la Ley 1075 sancionada el 18 de diciembre de 2003, expresa la denominación de "Ex Combatientes de Malvinas", en ves de "Veteranos de Guerra", y que serán beneficiarios "de un subsidio mensual y vitalicio", en vez de "pensión de honor".
Otro punto que se modificaría es que "en nombre de los vecinos de la Ciudad, se les otorgará un diploma y medalla de reconocimiento por su actuación y la entrega de estos diplomas se hará efectiva en ceremonia pública presidida por el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
En este sentido, expresa que "los gastos que demande la aplicación de la norma serán imputados a la partida presupuestaria correspondiente al Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos del año 2015".
Según el autor del proyecto, "la norma original estableció distintas exclusiones y que pasado el tiempo se ha observado que esta exclusión termina resultando en realidad un acto discriminatorio".
De acuerdo a lo estipulado en la iniciativa de ley, en relación al impacto presupuestario "es mínimo dado que la cantidad de beneficiarios que se sumarían al padrón de la Ley 1075 no superaría el diez por ciento del mismo.
Parlamentario.com
viernes, 24 de octubre de 2014
Sin la ayuda estadounidense, Gran Bretaña jamás hubiese tomado las Malvinas
Para los EEUU, sin su ayuda los ingleses habrían caído en Malvinas
Así lo confesó el ex secretario de Marina norteamericano, John F. Lehman. Afirmó que sin el apoyo bélico de su país, el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur. Aún hay dudas sobre la verdadera cantidad de bajas inglesas durante el conflicto de 1982
Infobae
En diciembre de 1988, el ex secretario de Marina de los Estados Unidos, John F. Lehman, hizo pública la ayuda política y militar brindada por los norteamericanos a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas, sin la cual el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.
La confesión del ex funcionario de Ronald Reagan fue realizada en Londres, donde blanqueó el respaldo militar a los británicos, que aunque fuera conocido por los combatientes argentinos, dejaba de ser una versión para convertirse en un hecho incontrastable.
A 29 años del conflicto, la guerra del Atlántico Sur aún sorprende cuando se revisan las causas políticas, las acciones bélicas, las alianzas militares y las rupturas de pactos internacionales y, por supuesto, los actos de valentía protagonizadas por lo que estuvieron en el teatro de operaciones.
Los británicos ganaron la guerra, pero a un costo de material y de vidas como no lo sufrían desde el final de la II Guerra Mundial. Después de Malvinas, los ingleses no intervinieron en otra contienda que les haya costado tanto.
Pese a los errores de conducción militar de los generales-dictadores que decidieron ir a la guerra, las tropas argentinas infligieron a los británicos la mayor pérdida de barcos y de aviones y aún hoy hay dudas acerca de las bajas que reconocen los ingleses: 255 muertos y 777 heridos.
La escuadra naval de la corona británica tuvo 24 naves que recibieron los proyectiles argentinos. Siete naves fueron hundidas, cinco resultaron fuera de combate y otras doce quedaron con averías de consideración.
La nave insignia, el portaviones Hermes, donde estaba el puesto de comando del jefe de la Task Force, el almirante Sandy Woodward, fue tocado y el segundo de los portaviones, el Invincible, quedó fuera de combate, no prestó más servicio en lo que era, en 1982, una de las tres flotas navales más poderosas del planeta.
Hay versiones militares argentinas que sostienen que no fueron 24 las naves hundidas, averiadas de los ingleses, sino que, en realidad, sumaron 32.
Una de las naves que los militares argentinos afirman haber tocado fue un buque auxiliar de apoyo clase Tide (RFA Tipedol), que fue entregado por el dictador chileno Augusto Pinochet a la Royal Navy hasta el final del conflicto.
La Task Force perdió entre derribados y averiados por fallas o accidentes 46 aviones y otro número importante de helicópteros.
Según fuentes militares argentinas, intervinientes en el conflicto, los británicos llevaron hasta el teatro de operaciones 171 aviones y helicópteros.
El período más encarnizado de la guerra ocurrió entre el 21 de mayo de 1982 y las jornadas posteriores, batalla que se extendió hasta el 25 de mayo.
El almirante Woodward anotaba en la bitácora de mando a las 9.30 del 21 de mayo. "Si los argentinos van a pelear, hoy es la mejor oportunidad que tienen. Ya veremos".
La intuición del almirante inglés se cumpliría, los argentinos dieron batalla porque ese día, la flota británica se había estacionado en la bahía San Carlos para desembarcar las tropas que debían caminar hasta Puerto Argentino.
El combate aéreo-marítimo fue tan feroz que los británicos quedaron grogui, según lo reconoce Woodward en su libro de memorias "Los cien días", de editorial Sudamericana, pero los argentinos se desangraron en la ofensiva, perdieron la mayor cantidad de pilotos y de aviones, y no consiguieron impedir que los soldados ingleses desembarcaran.
Woodward dice con todas las letras que los argentinos podrían haber ganado la guerra ese día: "los argentinos podrían haberla ganado también".
Antes de sufrir en carne propia la profesionalidad de los pilotos y la valentía de los demás soldados argentinos en la tundra malvinera, los EEUU ya habían enviado misiles sidewinder aire-aire para derribar los aviones de los sudamericanos.
Esa tecnología bélica norteamericana fue decisiva a la hora de establecer la diferencia con la que portaban las naves argentinas.
Entre el 21 y el 25 de mayo, las tropas argentinas perdieron 27 aviones, que equivale a casi el 50 por ciento de los derribos durante el conflicto.
"Nos quedamos sin resto", fue la dolorosa confesión de un alto jefe militar de la Fuerza Aérea a Télam, al describir el corte de la ofensiva argentina sobre la flota inglesa.
A casi tres décadas de la guerra aún hay secretos militares por revelar.
Por eso, una vez terminado el conflicto, el gobierno británico dispuso un acta de secreto militar hasta el 14 de junio de 2072.
Recién a 90 años de la Guerra de Malvinas se producirá la desclasificación militar y los investigadores podrán conocer, con prueba documental, la historia completa del conflicto.
Así lo confesó el ex secretario de Marina norteamericano, John F. Lehman. Afirmó que sin el apoyo bélico de su país, el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur. Aún hay dudas sobre la verdadera cantidad de bajas inglesas durante el conflicto de 1982
Infobae
En diciembre de 1988, el ex secretario de Marina de los Estados Unidos, John F. Lehman, hizo pública la ayuda política y militar brindada por los norteamericanos a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas, sin la cual el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.
La confesión del ex funcionario de Ronald Reagan fue realizada en Londres, donde blanqueó el respaldo militar a los británicos, que aunque fuera conocido por los combatientes argentinos, dejaba de ser una versión para convertirse en un hecho incontrastable.
A 29 años del conflicto, la guerra del Atlántico Sur aún sorprende cuando se revisan las causas políticas, las acciones bélicas, las alianzas militares y las rupturas de pactos internacionales y, por supuesto, los actos de valentía protagonizadas por lo que estuvieron en el teatro de operaciones.
Los británicos ganaron la guerra, pero a un costo de material y de vidas como no lo sufrían desde el final de la II Guerra Mundial. Después de Malvinas, los ingleses no intervinieron en otra contienda que les haya costado tanto.
Pese a los errores de conducción militar de los generales-dictadores que decidieron ir a la guerra, las tropas argentinas infligieron a los británicos la mayor pérdida de barcos y de aviones y aún hoy hay dudas acerca de las bajas que reconocen los ingleses: 255 muertos y 777 heridos.
La escuadra naval de la corona británica tuvo 24 naves que recibieron los proyectiles argentinos. Siete naves fueron hundidas, cinco resultaron fuera de combate y otras doce quedaron con averías de consideración.
La nave insignia, el portaviones Hermes, donde estaba el puesto de comando del jefe de la Task Force, el almirante Sandy Woodward, fue tocado y el segundo de los portaviones, el Invincible, quedó fuera de combate, no prestó más servicio en lo que era, en 1982, una de las tres flotas navales más poderosas del planeta.
Hay versiones militares argentinas que sostienen que no fueron 24 las naves hundidas, averiadas de los ingleses, sino que, en realidad, sumaron 32.
Una de las naves que los militares argentinos afirman haber tocado fue un buque auxiliar de apoyo clase Tide (RFA Tipedol), que fue entregado por el dictador chileno Augusto Pinochet a la Royal Navy hasta el final del conflicto.
La Task Force perdió entre derribados y averiados por fallas o accidentes 46 aviones y otro número importante de helicópteros.
Según fuentes militares argentinas, intervinientes en el conflicto, los británicos llevaron hasta el teatro de operaciones 171 aviones y helicópteros.
El período más encarnizado de la guerra ocurrió entre el 21 de mayo de 1982 y las jornadas posteriores, batalla que se extendió hasta el 25 de mayo.
El almirante Woodward anotaba en la bitácora de mando a las 9.30 del 21 de mayo. "Si los argentinos van a pelear, hoy es la mejor oportunidad que tienen. Ya veremos".
La intuición del almirante inglés se cumpliría, los argentinos dieron batalla porque ese día, la flota británica se había estacionado en la bahía San Carlos para desembarcar las tropas que debían caminar hasta Puerto Argentino.
El combate aéreo-marítimo fue tan feroz que los británicos quedaron grogui, según lo reconoce Woodward en su libro de memorias "Los cien días", de editorial Sudamericana, pero los argentinos se desangraron en la ofensiva, perdieron la mayor cantidad de pilotos y de aviones, y no consiguieron impedir que los soldados ingleses desembarcaran.
Woodward dice con todas las letras que los argentinos podrían haber ganado la guerra ese día: "los argentinos podrían haberla ganado también".
Antes de sufrir en carne propia la profesionalidad de los pilotos y la valentía de los demás soldados argentinos en la tundra malvinera, los EEUU ya habían enviado misiles sidewinder aire-aire para derribar los aviones de los sudamericanos.
Esa tecnología bélica norteamericana fue decisiva a la hora de establecer la diferencia con la que portaban las naves argentinas.
Entre el 21 y el 25 de mayo, las tropas argentinas perdieron 27 aviones, que equivale a casi el 50 por ciento de los derribos durante el conflicto.
"Nos quedamos sin resto", fue la dolorosa confesión de un alto jefe militar de la Fuerza Aérea a Télam, al describir el corte de la ofensiva argentina sobre la flota inglesa.
A casi tres décadas de la guerra aún hay secretos militares por revelar.
Por eso, una vez terminado el conflicto, el gobierno británico dispuso un acta de secreto militar hasta el 14 de junio de 2072.
Recién a 90 años de la Guerra de Malvinas se producirá la desclasificación militar y los investigadores podrán conocer, con prueba documental, la historia completa del conflicto.
jueves, 23 de octubre de 2014
UK: Operación Hokehamton 1984/85
Operación Hokehamton 1984/85
Conflicto de Malvinas
Durante la última parte del año 1984 y las primeras semanas de 1985, la Dirección de los Servicios de la Marina del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, emprendió la mayor operación de remoción de un naufragio, en las Islas Georgias del Sur.
Esta Operación única por su lejanía y carencia de bases de apoyo, fue montada para remover el Submarino Argentina “SANTA FE” (Ex USS CATFISH), hundido en el único fondeadero verdaderamente abrigado de la Isla.
El SANTA FE, estaba hundido en 21 m. de profundidad, conteniendo todavía una carga de municiones de guerra y obstruyendo seriamente el libre uso internacional del fondeadero.
La operación “HOKEHAMPTON” fue dirigida por el Jefe de Salvamento de la Marina y apoyo del personal embarcado en el Buque de Salvamento RMAS GOOSANDER y del remolcador comercial SALVAGEMAN, propiedad de la United Towing Co. of Hull.
Era conocido que el submarino estaba totalmente inundado y tenia todas las portas estancas de los mamparos transversales abiertas. No había información sobre la condición de los tanques externos, pero sé sabia que la popa estaba en parte enterrada en una cama de Fango.
Para montar esta operación en semejante y remoto lugar, sé imponía en gran parte un cuidadoso planeamiento y disponer del equipo requerido para solucionar todos los problemas esperados y los imprevistos.
Obviamente, seria necesario excavar la cama de fango para ganar el acceso debajo del costado de los tanques externos, pero con pequeña o ninguna corriente de marea para arrastrar el fango hacia fuera, un compresor de aire tradicional no seria practico.
GENFLO SUBSEA Ltd, ofreció una bomba eductora de poder, la cual no solamente daba una buena performance de excavación, sino que era también capaz de descargar los residuos a través de una tubería sumergida de 500 m. a un punto fuera de la Caleta KING EDWARD, donde no interfería con la normal navegación. Este equipo fue arrendado.
Como estaba claro que, seria necesario una considerable cantidad de operaciones de corte bajo el agua usando una gran cantidad de oxigeno, eso significo que se requiriesen grandes y pesados cilindros de almacenamiento para su provisión.
El oxigeno concentrado transportable, originalmente adquirido a RIMERALCO para una operación de recuperación prevista en una fecha anterior en el Atlántico Sur, fue reacondicionado pro el fabricante y formo una parte vital del equipo preparado.
El agua alrededor de Georgias del Sur es muy fría, por lo tanto un traje especial seco de neoprene grueso a medida, fue confeccionado para cada buzo, para reducir de esa forma los efectos de la baja temperatura del agua de mar.
Luego de casi cinco semanas de viaje desde GRAN BRETAÑA, la expedición arriba a la Caleta de KING EDWARD al amanecer del 4 de noviembre de 1984, encontrando varias pulgadas de nieve en tierra y media caleta con una delgada capa de hielo cubierta de nieve.
Los primeros cuatro días fueron ocupados en descargar el equipo en el muelle de GRYTVIKEN, el tendido de un campo de anclas alrededor del Submarino por el GOOSANDER y la recuperación, por el SALVAGEMAN de una barcaza abandonada, para ser usada como plataforma de trabajo.
El buce preliminar de inspección, usando una cámara de televisión subacua, mostró que el submarino se encontraba con aproximadamente 25 gdos. de escora a estribor, enterrado ceca de 5 m. en el fango, a popa y con solamente la escotilla de la torreta abierta. También se confirmo, que el submarino tenia conexiones para desagotar los compartimentos del casco con aire de alta y baja presión.
El trabajo subsecuente probo que, seis de las ocho tuberías de descarga estaban operables, de las cuales afortunadamente algunas, no se encontraba ubicadas en compartimentos con escotillas de acceso a través del casco resistente. En el momento apropiado, estas escotillas fueron ajustadas en forma hermética, colocando grifos, válvulas de control y una tubería flexible de descarga.
Para evita los problemas de control asociado con el reflotamiento con aire solamente, de un buque totalmente sumergido, fue decidido recobrar tanta flotabilidad como fuera posible en el interior del casco resistente y en los tanques externos, disminuyendo el peso progresivamente con aire a presión, hasta que el peso sumergido sea reducido desde casi 1800 toneladas a un valor entre 100 y 200 toneladas aproximadamente.
El peso final seria entonces levantado por dos aparejos de 100 toneladas del GOOSANDER, rompiendo la mayor parte de la succión del fango y la proa seria reflotada con su propia flotabilidad
El trabajo fue comenzado en el costado de babor de proa, en el tanque de combustible N°1. Cuando la excavación se aproxima a la quilla, se encontró con una tapa registro que fue razonablemente fácil de remover.
No fue hallado combustible en este tanque y cuando fue preparado para introducirle aire, se encontró que este tanque de combustible no tenia mamparo longitudinal, estando unido alrededor del casco. Esto permitía ser soplado por cualquiera de los dos lados, o por ambas bandas, pero necesitaba ventear por ambos costados para poder inundar.
La falta de la subdivisión longitudinal, también reducía la efectividad del tanque en el control lateral de la estabilidad. Subsecuentemente los otros tres tanques destinados a combustible, fueron encontrados en condiciones similares de construcción. Fue hallado Diesel Oil en los dos tanques de atrás de combustible. La flotabilidad de estos tanque era importante, así que debía imaginarse algún método para recupera el combustible, sin contaminar las aguas.
La forma de circunferencia de los tanques, fue usada para efectuar la recuperación del combustible, mediante conveniente presión de aire desde la parte mas baja de estribor del tanque colocando una pestaña de 38 mm. De descarga en la parte alta de babor del tanque.
Fue hecho un agujero en el interior de la pestaña para permitir la salida del combustible y se adapto una manguera en la parte superior, para transferir el combustible al tanque de recepción de 3 toneladas de capacidad de la barcaza, amarrada al costado del GOOSANDER.
La tapa registro del tanque que estaba obturada, fue entonces removida, permitiendo la entrada de agua y presurizar el tanque a la presión ambiente del mar.
Soplando cuidadosamente desde el costado de estribor del tanque hasta un máximo de 4 pulgadas cuadradas de presión, sobre la presión ambiente del mar, se desplazo el combustible desde el costado de estribor, alrededor del casco resistente, sobre el nivel del agujero de entrada de agua y a través de la manguera de recuperación, al tanque de recepción en la barcaza. Desde este tanque fue bombeado al SALVAGEMAN, para ser pasado a través de sus purificadores y almacenando para su uso futuro.
Cuando comenzó a verse salir aire de la manguera de recuperación, indicando que todo el combustible había sido desplazado desde el costado de estribor, se detuvo el soplado y el aire permitió el venteo del tanque.
Esto causo que el agua de mar entrar al tanque, arrastrando el combustible remanente sobre el costado de babor hacia arriba y por la manguera a la superficie.
La diferencia entre el peso especifico del combustible y el agua de mar, combinada con un menor efecto de sifón, aseguró la completa remoción del combustible de los tanques. Una operación similar fue ejecutada sobre ambos tanque siguiente, resultando con la recuperación de casi 90 toneladas de combustible y un volumen similar de flotabilidad.
Alguna dificultad fue experimentada en la inserción de aire a presión en los tanques externos, debido a al falta de documentación y las considerables variaciones en el espesor de la chapa de los tanques, siendo los extremos de 9,5 mm, en los tanques principales de lastre y 22 mm en los tanques de seguridad y auxiliares. Similares problemas fueron encontrados en el corte de las aberturas para inundación en tanque sin válvulas o tapas registros.
El corte bajo el agua fue llevado a cabo usando un poderoso arco eléctrico, como en soldadura, con oxigeno provisto a través de un electrodo con un efecto de corte similar a la fundición.
El arco de corriente requerido para logra el corte debajo del agua varia con el espesor del acero, habiéndose usado un máximo de 640 ameres y 200 pulgadas cuadradas de presión de oxigeno para el espesor del hacer en esta operación.
Un gran numero de orificios de proyectiles debieron ser reparado en las chapas de los tanques de lastre y en las tuberías de venteo y soplado. Esto fu logrado usando una variedad de técnicas, incluyendo soldadura bajo el agua, pequeños parches, fijando taparrumbos, soldadura directa de rajaduras, parches ajustados con ganchos, ajustando parche con equipo remachador explosivo. La renovación de una mala tubería perforada y anulando el resto de las aberturas que quedaban.
El uso de aire comprimido para desagotar el casco del submarino esta restringido por la factibilidad que todas las escotillas, válvulas y juntas estén diseñadas para soportar la presión exterior. Es necesario una muy cuidadosa aplicación de la presión interna para evitar romper la estanqueidad, la cual una vez establecida, normalmente se mantendrá, pero si se produce una perdida, es extremadamente difícil de contener.
Las primeras pocas entradas fueron hechas con algún temor y requirieron una gran dosis de coraje de parte de los buzos. Con el progreso del trabajo fue desarrollada una rutina, así la distancia de trabajo desde le punto de acceso, fue extendida hasta que los buzos estuvieron trabajando a 18 m. de la escotilla de acceso, habiendo atravesado la longitud de ambas salas de maquinas, pasando a través de una porta estanca intermedio en el camino, con cero de visibilidad.
Durante estas entradas, los buzos llevaron consigo una cámara de televisión subacua de mano, con lamparas de iluminación, siendo la luminosidad de la misma controlada desde la posición del monitor de buceo del supervisor. La resolución de la cámara era cerda de 6 veces más grande que el ojo humano, así que el supervisor de buceo y el oficial de salvamento en la superficie podían a menudo ver lo suficiente para guiar e informar al buzo en sus tareas. Esto incremento la moral de los buzos y relevo al supervisor de muchas preocupaciones, ya que podía mantener contacto visual con la tarea que desarrollaba el buzo, como así también comunicación verbal.
Durante las pruebas efectuadas al tanque exterior, se había convenido que aparentemente algunos tanques eran comunes, y probablemente podían ser soplados por medio de tuberías de aire de alta presión, a través de válvulas de control que estaban abiertas, en el panel control de aire de alta presión. Un buzo dentro del cuarto de control, se dedico en forma intensa a localizara el panel control de aire de alta presión y cerrar las válvulas. Esto resolvió los problemas del tanque de lastre. Cuando la prueba de soplado del casco resistente se inicio, se descubrió que existían dos problemas más.
Estos eran, escape de aire desde el casco resistente dentro de ciertos tanques de combustible y una acción de deterioro del la estanqueidad, por una perdida en el labio de la válvulas principal de inducción.
A pesar de los valerosos esfuerzos de los buzos en localizar y cerrar las válvulas de las tuberías de compensación de combustible y de agua, la perdida de aire desde el casco a los tanques, nunca fue anulada correctamente y debió ser tomado en cuenta cuando comenzó el programa de soplado.
Resulto ser una gran tarea tratar de estancar la perdida de la válvula de inducción, sin ninguna garantía de éxito, habiéndose decidido esto en lugar de localizar y estancar las tres o cuatro válvulas de entrad del casco.
Se encontró que este buque particular, tenia dos válvulas de control de 635 mm y una de 400 mm. De diámetro las cuales fueron localizadas en la sala de maquinas. Fueron experimentadas algunas dificultades en encontrar estos controles, ya que solamente se tenia una vaga idea de sus formas.
Una vez encontradas se tropezó con la dificultad adicional del aprendizaje de su operación. Eventualmente al tener la válvula exterior con las cubiertas removidas un buzo podía observar el movimiento de la apertura y cierre y verificar su funcionamiento, procediendo a cerrar las tres válvulas.
Sin embargo, esto no significaba que había sido descubierta la forma de traba las válvulas en posición de cerrado, por lo tanto, fueron construidas mordazas con tornillos de alargamiento para sostenerlas y las válvulas fueron entonces aseguradas contra el labio de la tubería de entrada. Para completar el sellado 1680 libras de concreto fueron mezcladas a mano por los buzos y vaciadas dentro de cada una de las cajas de distribución de las válvulas, asegurando su efectividad.
Pesadas planchas de acero con mangueras de descarga y válvulas aseguradas, fueron colocadas sobre la escotilla abierta delante del cuarto de torpedos y después de la sala de maquinas, para reemplazar las tuberías de descarga rotas en esos compartimentos. Un pesado estrobo de cable de 18 mm., fue pasado debajo del casco con los ojos de los grilletes juntos en la parte superior de la cubierta para cerrar a popa, delante de los planos de profundidad.
A este estrobo fueron fijados 10 paracaídas inflables, cada unos e 5 toneladas de capacidad de izado, cinco con cable de 6 m. de longitud y cinco con cables de 3 metros de longitud.
Estos paracaídas fueron inflados como fueron colocados, para evitar que sé enrieden mas tarde. Las 50 toneladas de capacidad que se aplicaron a la parte inferior de la popa del submarino, ayudarían a romper la succión inicial del fango y luego ser progresivamente reducidas, cuidando los paracaídas rompan la superficie y el submarino flote por sus propios medios.
De esta forma fue intentado mitigar el efecto de aceleración después que despegara del fondo y entonces reducir el aire de soplado de los tanques exteriores sobre la superficie y permitir mas tiempo para reducir la presión en el compartimento interno sobre la escotilla estanca.
El GOOSANDER, se movió a popa, a lo largo del submarino filando las 31 mangueras a los tanques y espacios del casco y los buzos aseguraron las aberturas sobre la cubierta. Mientras tanto el SALVAGEMAN tendía amarras a la playa de varado elegida y algunos de los hombres del GOOSANDER se establecían en la costa con mordazas para las amarras de proa del submarino.
Con su roda sobre la popa del SANTA FE, el GOOSANDER y los buzos pasaron el cable de 210 mm. Para el izado posterior alrededor del casco, sobre el eje de las hélices y colocaron los aparejos de 100 toneladas.
El soplado cuidadosamente planificado comenzó a las 10:50 del 8 de febrero de 1985, y el submarino estuvo en superficie a las 11:17 del 11 de febrero.
Después de chequear y consolidar la flotabilidad fue iniciado el movimiento hacia la playa de varado. A las 15:15 el submarino fue varado con una pesada escora a estribor y habiendo perdido alguna flotabilidad en el camino. Ocho días de trabajo fueron necesarios para asegurar el buque y prepararlo para su remolque.
El 20 de febrero después de un cuidadoso acondicionamiento fue remolcado afuera de la Caleta King. EDWARD para ser hundido en aguas profundas.
La Operación duro 120 días, durante los cuales fueron efectuados 868 buceos separados, incluyendo 42 entradas en el caso resistente. No hubo accidentes, incidentes de buceo o de enfermedades de descompresión, la rapidez fue sacrificada por la seguridad a lo largo de toda la operación. Esta operación no hubiera podido llevarse a cabo sin la cooperación del Comandante de las Fuerza Británicas de Malvinas, el Comandante en Jefe de la Flota y la Real Flota Auxiliar, los cuales en conjunto hicieron posible el apoyo logístico, manteniendo las unidades apropiadas en el área.
Articulo Original: Salving the Santa Fe – By M.D. Walker
Autor: www.elsnorkel.com
Conflicto de Malvinas
Durante la última parte del año 1984 y las primeras semanas de 1985, la Dirección de los Servicios de la Marina del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, emprendió la mayor operación de remoción de un naufragio, en las Islas Georgias del Sur.
Esta Operación única por su lejanía y carencia de bases de apoyo, fue montada para remover el Submarino Argentina “SANTA FE” (Ex USS CATFISH), hundido en el único fondeadero verdaderamente abrigado de la Isla.
El SANTA FE, estaba hundido en 21 m. de profundidad, conteniendo todavía una carga de municiones de guerra y obstruyendo seriamente el libre uso internacional del fondeadero.
La operación “HOKEHAMPTON” fue dirigida por el Jefe de Salvamento de la Marina y apoyo del personal embarcado en el Buque de Salvamento RMAS GOOSANDER y del remolcador comercial SALVAGEMAN, propiedad de la United Towing Co. of Hull.
Era conocido que el submarino estaba totalmente inundado y tenia todas las portas estancas de los mamparos transversales abiertas. No había información sobre la condición de los tanques externos, pero sé sabia que la popa estaba en parte enterrada en una cama de Fango.
Para montar esta operación en semejante y remoto lugar, sé imponía en gran parte un cuidadoso planeamiento y disponer del equipo requerido para solucionar todos los problemas esperados y los imprevistos.
Obviamente, seria necesario excavar la cama de fango para ganar el acceso debajo del costado de los tanques externos, pero con pequeña o ninguna corriente de marea para arrastrar el fango hacia fuera, un compresor de aire tradicional no seria practico.
GENFLO SUBSEA Ltd, ofreció una bomba eductora de poder, la cual no solamente daba una buena performance de excavación, sino que era también capaz de descargar los residuos a través de una tubería sumergida de 500 m. a un punto fuera de la Caleta KING EDWARD, donde no interfería con la normal navegación. Este equipo fue arrendado.
Como estaba claro que, seria necesario una considerable cantidad de operaciones de corte bajo el agua usando una gran cantidad de oxigeno, eso significo que se requiriesen grandes y pesados cilindros de almacenamiento para su provisión.
El oxigeno concentrado transportable, originalmente adquirido a RIMERALCO para una operación de recuperación prevista en una fecha anterior en el Atlántico Sur, fue reacondicionado pro el fabricante y formo una parte vital del equipo preparado.
El agua alrededor de Georgias del Sur es muy fría, por lo tanto un traje especial seco de neoprene grueso a medida, fue confeccionado para cada buzo, para reducir de esa forma los efectos de la baja temperatura del agua de mar.
Luego de casi cinco semanas de viaje desde GRAN BRETAÑA, la expedición arriba a la Caleta de KING EDWARD al amanecer del 4 de noviembre de 1984, encontrando varias pulgadas de nieve en tierra y media caleta con una delgada capa de hielo cubierta de nieve.
Los primeros cuatro días fueron ocupados en descargar el equipo en el muelle de GRYTVIKEN, el tendido de un campo de anclas alrededor del Submarino por el GOOSANDER y la recuperación, por el SALVAGEMAN de una barcaza abandonada, para ser usada como plataforma de trabajo.
COMIENZA EL SALVAMENTO
El 9 de noviembre, el GOOSANDER cobro las amarras sobre el submarinos y así se coloco, de manera que fuera posible moverse a lo largo del total de los 94 m. de eslora del submarino, sin ajustar la posición de las anclas. Permaneció en esa posición de amarre por 94 días, siendo aprovisionado con víveres, equipo, combustible y agua fresca por el SALVAGEMAN.El buce preliminar de inspección, usando una cámara de televisión subacua, mostró que el submarino se encontraba con aproximadamente 25 gdos. de escora a estribor, enterrado ceca de 5 m. en el fango, a popa y con solamente la escotilla de la torreta abierta. También se confirmo, que el submarino tenia conexiones para desagotar los compartimentos del casco con aire de alta y baja presión.
El trabajo subsecuente probo que, seis de las ocho tuberías de descarga estaban operables, de las cuales afortunadamente algunas, no se encontraba ubicadas en compartimentos con escotillas de acceso a través del casco resistente. En el momento apropiado, estas escotillas fueron ajustadas en forma hermética, colocando grifos, válvulas de control y una tubería flexible de descarga.
Para evita los problemas de control asociado con el reflotamiento con aire solamente, de un buque totalmente sumergido, fue decidido recobrar tanta flotabilidad como fuera posible en el interior del casco resistente y en los tanques externos, disminuyendo el peso progresivamente con aire a presión, hasta que el peso sumergido sea reducido desde casi 1800 toneladas a un valor entre 100 y 200 toneladas aproximadamente.
El peso final seria entonces levantado por dos aparejos de 100 toneladas del GOOSANDER, rompiendo la mayor parte de la succión del fango y la proa seria reflotada con su propia flotabilidad
El trabajo fue comenzado en el costado de babor de proa, en el tanque de combustible N°1. Cuando la excavación se aproxima a la quilla, se encontró con una tapa registro que fue razonablemente fácil de remover.
No fue hallado combustible en este tanque y cuando fue preparado para introducirle aire, se encontró que este tanque de combustible no tenia mamparo longitudinal, estando unido alrededor del casco. Esto permitía ser soplado por cualquiera de los dos lados, o por ambas bandas, pero necesitaba ventear por ambos costados para poder inundar.
La falta de la subdivisión longitudinal, también reducía la efectividad del tanque en el control lateral de la estabilidad. Subsecuentemente los otros tres tanques destinados a combustible, fueron encontrados en condiciones similares de construcción. Fue hallado Diesel Oil en los dos tanques de atrás de combustible. La flotabilidad de estos tanque era importante, así que debía imaginarse algún método para recupera el combustible, sin contaminar las aguas.
La forma de circunferencia de los tanques, fue usada para efectuar la recuperación del combustible, mediante conveniente presión de aire desde la parte mas baja de estribor del tanque colocando una pestaña de 38 mm. De descarga en la parte alta de babor del tanque.
Fue hecho un agujero en el interior de la pestaña para permitir la salida del combustible y se adapto una manguera en la parte superior, para transferir el combustible al tanque de recepción de 3 toneladas de capacidad de la barcaza, amarrada al costado del GOOSANDER.
La tapa registro del tanque que estaba obturada, fue entonces removida, permitiendo la entrada de agua y presurizar el tanque a la presión ambiente del mar.
Soplando cuidadosamente desde el costado de estribor del tanque hasta un máximo de 4 pulgadas cuadradas de presión, sobre la presión ambiente del mar, se desplazo el combustible desde el costado de estribor, alrededor del casco resistente, sobre el nivel del agujero de entrada de agua y a través de la manguera de recuperación, al tanque de recepción en la barcaza. Desde este tanque fue bombeado al SALVAGEMAN, para ser pasado a través de sus purificadores y almacenando para su uso futuro.
Cuando comenzó a verse salir aire de la manguera de recuperación, indicando que todo el combustible había sido desplazado desde el costado de estribor, se detuvo el soplado y el aire permitió el venteo del tanque.
Esto causo que el agua de mar entrar al tanque, arrastrando el combustible remanente sobre el costado de babor hacia arriba y por la manguera a la superficie.
La diferencia entre el peso especifico del combustible y el agua de mar, combinada con un menor efecto de sifón, aseguró la completa remoción del combustible de los tanques. Una operación similar fue ejecutada sobre ambos tanque siguiente, resultando con la recuperación de casi 90 toneladas de combustible y un volumen similar de flotabilidad.
Alguna dificultad fue experimentada en la inserción de aire a presión en los tanques externos, debido a al falta de documentación y las considerables variaciones en el espesor de la chapa de los tanques, siendo los extremos de 9,5 mm, en los tanques principales de lastre y 22 mm en los tanques de seguridad y auxiliares. Similares problemas fueron encontrados en el corte de las aberturas para inundación en tanque sin válvulas o tapas registros.
El corte bajo el agua fue llevado a cabo usando un poderoso arco eléctrico, como en soldadura, con oxigeno provisto a través de un electrodo con un efecto de corte similar a la fundición.
El arco de corriente requerido para logra el corte debajo del agua varia con el espesor del acero, habiéndose usado un máximo de 640 ameres y 200 pulgadas cuadradas de presión de oxigeno para el espesor del hacer en esta operación.
Un gran numero de orificios de proyectiles debieron ser reparado en las chapas de los tanques de lastre y en las tuberías de venteo y soplado. Esto fu logrado usando una variedad de técnicas, incluyendo soldadura bajo el agua, pequeños parches, fijando taparrumbos, soldadura directa de rajaduras, parches ajustados con ganchos, ajustando parche con equipo remachador explosivo. La renovación de una mala tubería perforada y anulando el resto de las aberturas que quedaban.
El uso de aire comprimido para desagotar el casco del submarino esta restringido por la factibilidad que todas las escotillas, válvulas y juntas estén diseñadas para soportar la presión exterior. Es necesario una muy cuidadosa aplicación de la presión interna para evitar romper la estanqueidad, la cual una vez establecida, normalmente se mantendrá, pero si se produce una perdida, es extremadamente difícil de contener.
ENTRANDO AL CASCO
Era necesario entrar al submarino para cerrar tantas portas estancaras como se pudiera llevar a cabo, para reducir el efecto de superficies libres longitudinales y dividir la presión del casco dentro de los valores manejables de soplado.Las primeras pocas entradas fueron hechas con algún temor y requirieron una gran dosis de coraje de parte de los buzos. Con el progreso del trabajo fue desarrollada una rutina, así la distancia de trabajo desde le punto de acceso, fue extendida hasta que los buzos estuvieron trabajando a 18 m. de la escotilla de acceso, habiendo atravesado la longitud de ambas salas de maquinas, pasando a través de una porta estanca intermedio en el camino, con cero de visibilidad.
Durante estas entradas, los buzos llevaron consigo una cámara de televisión subacua de mano, con lamparas de iluminación, siendo la luminosidad de la misma controlada desde la posición del monitor de buceo del supervisor. La resolución de la cámara era cerda de 6 veces más grande que el ojo humano, así que el supervisor de buceo y el oficial de salvamento en la superficie podían a menudo ver lo suficiente para guiar e informar al buzo en sus tareas. Esto incremento la moral de los buzos y relevo al supervisor de muchas preocupaciones, ya que podía mantener contacto visual con la tarea que desarrollaba el buzo, como así también comunicación verbal.
Durante las pruebas efectuadas al tanque exterior, se había convenido que aparentemente algunos tanques eran comunes, y probablemente podían ser soplados por medio de tuberías de aire de alta presión, a través de válvulas de control que estaban abiertas, en el panel control de aire de alta presión. Un buzo dentro del cuarto de control, se dedico en forma intensa a localizara el panel control de aire de alta presión y cerrar las válvulas. Esto resolvió los problemas del tanque de lastre. Cuando la prueba de soplado del casco resistente se inicio, se descubrió que existían dos problemas más.
Estos eran, escape de aire desde el casco resistente dentro de ciertos tanques de combustible y una acción de deterioro del la estanqueidad, por una perdida en el labio de la válvulas principal de inducción.
A pesar de los valerosos esfuerzos de los buzos en localizar y cerrar las válvulas de las tuberías de compensación de combustible y de agua, la perdida de aire desde el casco a los tanques, nunca fue anulada correctamente y debió ser tomado en cuenta cuando comenzó el programa de soplado.
Resulto ser una gran tarea tratar de estancar la perdida de la válvula de inducción, sin ninguna garantía de éxito, habiéndose decidido esto en lugar de localizar y estancar las tres o cuatro válvulas de entrad del casco.
Se encontró que este buque particular, tenia dos válvulas de control de 635 mm y una de 400 mm. De diámetro las cuales fueron localizadas en la sala de maquinas. Fueron experimentadas algunas dificultades en encontrar estos controles, ya que solamente se tenia una vaga idea de sus formas.
Una vez encontradas se tropezó con la dificultad adicional del aprendizaje de su operación. Eventualmente al tener la válvula exterior con las cubiertas removidas un buzo podía observar el movimiento de la apertura y cierre y verificar su funcionamiento, procediendo a cerrar las tres válvulas.
Sin embargo, esto no significaba que había sido descubierta la forma de traba las válvulas en posición de cerrado, por lo tanto, fueron construidas mordazas con tornillos de alargamiento para sostenerlas y las válvulas fueron entonces aseguradas contra el labio de la tubería de entrada. Para completar el sellado 1680 libras de concreto fueron mezcladas a mano por los buzos y vaciadas dentro de cada una de las cajas de distribución de las válvulas, asegurando su efectividad.
Pesadas planchas de acero con mangueras de descarga y válvulas aseguradas, fueron colocadas sobre la escotilla abierta delante del cuarto de torpedos y después de la sala de maquinas, para reemplazar las tuberías de descarga rotas en esos compartimentos. Un pesado estrobo de cable de 18 mm., fue pasado debajo del casco con los ojos de los grilletes juntos en la parte superior de la cubierta para cerrar a popa, delante de los planos de profundidad.
A este estrobo fueron fijados 10 paracaídas inflables, cada unos e 5 toneladas de capacidad de izado, cinco con cable de 6 m. de longitud y cinco con cables de 3 metros de longitud.
Estos paracaídas fueron inflados como fueron colocados, para evitar que sé enrieden mas tarde. Las 50 toneladas de capacidad que se aplicaron a la parte inferior de la popa del submarino, ayudarían a romper la succión inicial del fango y luego ser progresivamente reducidas, cuidando los paracaídas rompan la superficie y el submarino flote por sus propios medios.
De esta forma fue intentado mitigar el efecto de aceleración después que despegara del fondo y entonces reducir el aire de soplado de los tanques exteriores sobre la superficie y permitir mas tiempo para reducir la presión en el compartimento interno sobre la escotilla estanca.
El GOOSANDER, se movió a popa, a lo largo del submarino filando las 31 mangueras a los tanques y espacios del casco y los buzos aseguraron las aberturas sobre la cubierta. Mientras tanto el SALVAGEMAN tendía amarras a la playa de varado elegida y algunos de los hombres del GOOSANDER se establecían en la costa con mordazas para las amarras de proa del submarino.
Con su roda sobre la popa del SANTA FE, el GOOSANDER y los buzos pasaron el cable de 210 mm. Para el izado posterior alrededor del casco, sobre el eje de las hélices y colocaron los aparejos de 100 toneladas.
El soplado cuidadosamente planificado comenzó a las 10:50 del 8 de febrero de 1985, y el submarino estuvo en superficie a las 11:17 del 11 de febrero.
Después de chequear y consolidar la flotabilidad fue iniciado el movimiento hacia la playa de varado. A las 15:15 el submarino fue varado con una pesada escora a estribor y habiendo perdido alguna flotabilidad en el camino. Ocho días de trabajo fueron necesarios para asegurar el buque y prepararlo para su remolque.
El 20 de febrero después de un cuidadoso acondicionamiento fue remolcado afuera de la Caleta King. EDWARD para ser hundido en aguas profundas.
La Operación duro 120 días, durante los cuales fueron efectuados 868 buceos separados, incluyendo 42 entradas en el caso resistente. No hubo accidentes, incidentes de buceo o de enfermedades de descompresión, la rapidez fue sacrificada por la seguridad a lo largo de toda la operación. Esta operación no hubiera podido llevarse a cabo sin la cooperación del Comandante de las Fuerza Británicas de Malvinas, el Comandante en Jefe de la Flota y la Real Flota Auxiliar, los cuales en conjunto hicieron posible el apoyo logístico, manteniendo las unidades apropiadas en el área.
Fuente:
Jane´s Defence Weekly – Volumen 4 – N°12 – 21 Septiembre de1985Articulo Original: Salving the Santa Fe – By M.D. Walker
Autor: www.elsnorkel.com
miércoles, 22 de octubre de 2014
Armas Argentinas: Pistola Ballester Molina mod.1938
Pistola Ballester Molina Modelo 1938
La pimera pistola de diseño y fabricación nacional producida en grandes series para el Ejército Argentino, y luego para la ARA, Gendarmeria Nacional, la infantería de Marina, Fuerza Aérea e infinidad de cuerpos policiales en todo el pais. La Ballester Molina fue exportada en cantidad durante la Segunda Guerra Mundial a Inglaterra, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela. El diseño de la Ballester Molina era una adaptación de la Colt 1911 cal. 45; pero varias revistas especializadas norteamericanas la comparan favorablemente con la Colt. Al cerrar sus puertas, la HAFDASA (Hispano Argentino Fábrica de Automoviles S.A.) produjo alrededor de 100.000 de estas pistolas: cifra muy importante para la Argentina en aquella época si consideramos que a mediados de la década de 1990 la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) habia producido unas 550.000 pistolas Hi-Power de diversos modelos, y BERSA una cantidad similar.
La pistola fue adoptada como arma reglamentaria por el EA que la designó mod, 1938. En un comienzo estas armas eran designadas "Ballester-Rigaud. Debemos aclarar que Rorice Rigaud era un ingeniero francés a cargo de la planta, quien fue separado de su cargo a causa de sus actitudes.
Pistola Ballester Molina.
País de origen: Argentina.
Año de creación: 1938.
Creador: Hispano Argentino Fábrica de Automoviles S.A (HAFDASA).
Calibre: .45 ACP
Longitud: 212 mm.
Longitud del cañón: 127,8 mm.
Peso: 1.060 gramos (vacía).
Acción: Semiautomática.
Sistema de alimentación: Cargador de siete municiones + una munición en recámara.
Variantes: Calibre .22 LR.
Claves:
- La producción de este arma terminó en 1953.
- La empresa HAFDASA también hacía buses, camiones, autos y motores.
- La Ballester Molina se inspira en la Colt M1911 estadounidense.
- El gobierno británico compro unas 25.000 Ballester Molina durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para uso de la Royal Air Force, fuerzas especiales y espías del Special Operation Executive (SOE), y el 8° ejército que combatió en África del Norte.
- Los ejemplares marcados con la leyenda “Ballester Rigaud” fueron producidos entre 1938 y 1942.
- Hasta la aparición de la pistola Ballester Molina la Policía Federal Argentina y las fuerzas armadas argentinas utilizaban reglamentariamente una copia local de la Colt M1911, que databa de 1927.
- Una diferencia técnica que se destaca entre la Ballester Molina y la Colt M1911 es la ausencia del seguro de empuñadura en la pistola de manufacura argentina.
- En la orden del día interna N° 108 del 10 de septiembre de 1968, correspondiente al ámbito de la Policía Federal Argentina, fue publicada la formación de una comisión verificadora para reemplazar las pistolas Ballester Molina calibre .45 ACP.
- Existió una serie limitada de Ballester Molina que se entregaba con un kit de conversión a calibre .22 LR.
Fotografías
Ejemplar personal de André Marois.
Ballester Rigaud 11,25 mm
Ballester-Molina 11,25 mm
Ballester Molina de la Gendarmería Nacional
Ballester Molina cal. 22 LR
Ballester Molina cal. 22 LR
La pimera pistola de diseño y fabricación nacional producida en grandes series para el Ejército Argentino, y luego para la ARA, Gendarmeria Nacional, la infantería de Marina, Fuerza Aérea e infinidad de cuerpos policiales en todo el pais. La Ballester Molina fue exportada en cantidad durante la Segunda Guerra Mundial a Inglaterra, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela. El diseño de la Ballester Molina era una adaptación de la Colt 1911 cal. 45; pero varias revistas especializadas norteamericanas la comparan favorablemente con la Colt. Al cerrar sus puertas, la HAFDASA (Hispano Argentino Fábrica de Automoviles S.A.) produjo alrededor de 100.000 de estas pistolas: cifra muy importante para la Argentina en aquella época si consideramos que a mediados de la década de 1990 la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) habia producido unas 550.000 pistolas Hi-Power de diversos modelos, y BERSA una cantidad similar.
La pistola fue adoptada como arma reglamentaria por el EA que la designó mod, 1938. En un comienzo estas armas eran designadas "Ballester-Rigaud. Debemos aclarar que Rorice Rigaud era un ingeniero francés a cargo de la planta, quien fue separado de su cargo a causa de sus actitudes.
Pistola Ballester Molina.
País de origen: Argentina.
Año de creación: 1938.
Creador: Hispano Argentino Fábrica de Automoviles S.A (HAFDASA).
Calibre: .45 ACP
Longitud: 212 mm.
Longitud del cañón: 127,8 mm.
Peso: 1.060 gramos (vacía).
Acción: Semiautomática.
Sistema de alimentación: Cargador de siete municiones + una munición en recámara.
Variantes: Calibre .22 LR.
Claves:
- La producción de este arma terminó en 1953.
- La empresa HAFDASA también hacía buses, camiones, autos y motores.
- La Ballester Molina se inspira en la Colt M1911 estadounidense.
- El gobierno británico compro unas 25.000 Ballester Molina durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para uso de la Royal Air Force, fuerzas especiales y espías del Special Operation Executive (SOE), y el 8° ejército que combatió en África del Norte.
- Los ejemplares marcados con la leyenda “Ballester Rigaud” fueron producidos entre 1938 y 1942.
- Hasta la aparición de la pistola Ballester Molina la Policía Federal Argentina y las fuerzas armadas argentinas utilizaban reglamentariamente una copia local de la Colt M1911, que databa de 1927.
- Una diferencia técnica que se destaca entre la Ballester Molina y la Colt M1911 es la ausencia del seguro de empuñadura en la pistola de manufacura argentina.
- En la orden del día interna N° 108 del 10 de septiembre de 1968, correspondiente al ámbito de la Policía Federal Argentina, fue publicada la formación de una comisión verificadora para reemplazar las pistolas Ballester Molina calibre .45 ACP.
- Existió una serie limitada de Ballester Molina que se entregaba con un kit de conversión a calibre .22 LR.
Fotografías
Ejemplar personal de André Marois.
Ballester Rigaud 11,25 mm
Ballester-Molina 11,25 mm
Ballester Molina de la Gendarmería Nacional
Ballester Molina cal. 22 LR
Ballester Molina cal. 22 LR
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Ejército Argentino,
Fuerza Aérea Argentina,
Gendarmería Nacional Argentina,
HAFDASA,
IMARA,
pistola
martes, 21 de octubre de 2014
Malvinas: Testimonio de Nicolás Kasanzew
Nicolás Kasanzew, la cara de la TV en la guerra
Fue el periodista que cubrió para ATC y quiso luchar en las islas; "Los kelpers me querían matar", señaló; imágenes emblemáticas
Por Mauricio Caminos | LA NACION
El día que la Argentina recuperó las islas Malvinas a Nicolás Kasanzew le cambió la vida. "Fue una alegría nacional, pero una depresión personal. La guerra estaba por comenzar y yo me la había perdido", recuerda que pensó cuando su amigo Víctor Sueiro lo despertó para contarle la noticia. Su sueño era estar ahí. Como argentino, como periodista o como soldado, pero estar ahí. Sin embargo, el transcurso del día le daría una sorpresa mayor.
De traje y corbata, Kasanzew se presentó la mañana del 2 de abril de 1982 en el edificio del por entonces llamado ATC (Argentina Televisora Color), como lo habían citado. "Reconocieron mi talento", se dijo a sí mismo el periodista de origen ruso, que trabajaba en la televisión desde hacía cuatro años y ya había pasado por esa señal en 1980. Estaba convencido de que iba a grabar el anuncio de su regreso al canal.
"El productor me recontrató a sabiendas de lo que se venía, pero yo no. Me dijo que tenía que ir a Malvinas en ese momento", explica Kasanzew.
"Fue el pico de mi vida como profesional y como argentino. Pagué y seguiré pagando un alto precio por ello", dice en esta entrevista con LA NACION, a 30 años de la guerra, el hombre que fue conocido como "la cara de Malvinas".
Cuando llegué a Malvinas pedí armas para luchar. Antes que periodista, yo era argentino.
Kasanzew vive hoy con su mujer y sus hijos en Miami, donde es productor de televisión freelance porque -según dice- en la Argentina fue "prohibido" después de la guerra. Defiende a los soldados (publicó dos libros sobre la guerra y editó dos discos con canciones titulados "Quijotes de Malvinas"), critica a los generales de la dictadura y asegura que el material periodístico que recogió en el archipiélago fue censurado en un "90 por ciento".
LLEGAR A MALVINAS
Kasanzew no fue el único periodista que cubrió la guerra (la agencia Télam envió a dos cronistas y a dos fotógrafos), pero sí el único a quien los argentinos vieron por televisión.
"Luego de hablar con el productor de ATC, me fui a Comodoro Rivadavia con lo que tenía puesto. Allá me compre una camperita, me morí de frío hasta que el coronel [Mohamed Alí] Seineldín me regaló una campera que era de un soldado inglés. Todavía la tengo", acota.
-¿Por qué cree que lo eligieron a usted para ir a la guerra?
-Puedo decir que fue una causalidad. Todo lo que uno desea se cumple. Yo quería cubrir una guerra, aunque desde chico soñaba con ser almirante de la flota que recuperara las islas. Digamos que se combinaron ambas cosas.
-Usted no sabía que iba a ir a la guerra, pero terminó convirtiéndose en "la cara de Malvinas".
-Yo no hubiera trascendido tanto si hubieran ido más periodistas. [El gobernador en las islas, Mario Benjamín] Menéndez pidió que haya mucha gente: tenía decidido que no iba a pelear en serio y quería testigos. Y el 3 de abril llegamos a ser 40 periodistas, pero después se volvieron. Cuando cerraron los viajes, el 29, yo decidí que no iba a volver al continente y me quedé.
-¿Qué fue lo primero que hizo cuando llegó a las islas?
-Con mi camarógrafo, Alfrelo Lamela, pedimos armas para luchar. Antes que periodista, yo era argentino. Pero se nos rieron en la cara. "Si a vos te dan armas, yo me entierro y no salgo más", me dijo un oficial.
EL TRABAJO PERIODÍSTICO
Kasanzew no consiguió pelear en la guerra, pero sí participó a su manera. En una oportunidad, el 12 de junio, estaba filmando un combate de artillería cuando el jefe de la Batería A del grupo de Artillería 3, Luis Antonio Caballero, le permitió disparar un cañón. "Fue el momento más feliz en mi vida -asegura-. Creo que fue un disparo simbólico por los 200.000 voluntarios que se anotaron para ir a la guerra, aunque dejaron ir a muy pocos".
Malvinas fue el pico de mi vida como profesional y como argentino. Pagué y seguiré pagando un alto precio por ello
Dos semanas antes, el 30 de mayo, Kasanzew trasmitió en vivo por la televisión local la noticia de que la Argentina había atacado el portaaviones inglés "Invencible". "Leí un cable de Télam, primero en español y después en inglés. Los kelpers me querían matar".
-Ellos no lo querían en Malvinas.
-Vivía en una posada kelper y entrevisté a varios, pero la relación era hostil. Ellos colaboraban con los soldados ingleses: tenían radios, armas y estaban en contacto con su flota.
-¿Cómo fue cubrir una guerra para la televisión?
-Sentía mucha adrenalina. Cuando había una alerta roja, todo se metían adentro del pozo y nosotros salíamos para filmar. Me sentía tremendamente vivo.
-¿Podía filmar lo que quería?
-Era muy difícil y frustrante lidiar con la censura militar que me habían impuesto. No se podía filmar libremente, y lo que grababa en gran parte me lo borraban. Como teníamos un oficial del Ejército que siempre nos seguía, íbamos al aeropuerto, donde la Fuerza Aérea nos dejaba mover sin problemas.
-¿Cuánto de lo que filmó fue censurado?
-El 90 por ciento de lo que grabamos y enviamos al continente nunca se emitió y fue destruido. No teníamos retorno de lo que mandábamos y tampoco podíamos leer los medios.
"ATERRORIZAJE"
Kasanzew se fue de las islas la noche del 13 junio, horas antes de la capitulación argentina. No quería ver la bandera británica flamear en Malvinas.
Cuando se enteró de que Menéndez firmaría la rendición pidió subir al buque Almirante Irízar, pero se lo negaron. No sabía qué hacer, hasta que un suboficial de la Fuerza Aérea le contó que un avión Hércules estaba por partir del aeropuerto.
El periodista y su camarógrafo consiguieron subir a bordo, mientras la aeronave encendía sus motores. Volaron al ras del agua, bajo fuego enemigo, y cuando las luces se encendieron a las dos horas, en el piso del Hércules había vómitos. Al lado de Kasanzew, un suboficial sostenía un arma, dispuesto a suicidarse si el avión caía al mar. "Nunca recé con tanto fervor el Padre Nuestro y el Ave María -admite-. Todos los pilotos del Hércules deberían ser reconocidos como héroes: funcionaban como señuelos para atraer a los Harriers, y aterrizar en Malvinas generó un nuevo vocablo: aterrorizaje".
-¿Cómo vio a los soldados?
-Los soldados combatieron contra un enemigo formidable y contra elementos climáticos durísimos, y no se los ha reconocido. Se siguen agitando ideas falaces como la de los famosos "chicos de la guerra", que la Argentina fue la agresora o que todo fue culpa de un general borracho [por el entonces presidente, Leopoldo Galtieri]. Así se mata el autoestima de los ex combatientes.
-¿Ir a la guerra no fue decisión de la Junta Militar?
-Los generales no quisieron la guerra, hicieron un amague, un "toco y me voy"... Y por eso mandaron tropas mal preparadas. El pueblo plebiscitó la guerra en la Plaza [de Mayo] y los militares pisaron el palito de la provocación de Inglaterra. El Proceso saboteó el esfuerzo bélico argentino: coincidió cronológicamente con la guerra, pero fue su antítesis.
-¿Cuál fue el papel de los altos mandos en Malvinas?
-Ningún general se jugó para pasar a la historia. Ninguno murió porque no visitaban ni las trincheras. Menéndez jamás pisó la turba y los soldados nunca le vieron la cara.
-¿Sufrieron los soldados?
-Pasaban hambre, frío y desabastecimiento. En parte por las condiciones de la guerra, y en parte por la desidia de Menéndez, que les prohibió carnear a las ovejas de los kelpers o comprar en los supermercados. Yo los ayudaba como podía y los sentía como hermanos menores.
-¿Usted fue acusado de venderles cigarrillos?
-Fue una difamación lanzada por el servicio de inteligencia del Ejército cuando empecé a escribir un libro. Como creían que iba a dejarlos muy mal parado a los generales, me pintaron como un canalla. Yo cobraba el equivalente a 10.000 dólares por mi trabajo, así que es irrisorio pensar que me importaba quedarme con las pocas monedas de algunos soldados.
-Pero cuando volvió al continente, ¿pudo trabajar?
-Con altibajos, hasta que debí irme en 1990. Malvinas fue el pico de mi vida como profesional y como argentino, y pagué y seguiré pagando un precio alto por ello. Cuando volví de la guerra, el gobierno militar me prohibió y luego [Raúl] Alfonsín me negó el derecho a trabajar. Todos los canales eran del Estado y mi cara recordaba lo que fue Malvinas.
-¿El gobierno quería ocultar la guerra?
-Aquel gobierno y todos los gobiernos que vinieron después. Se oculta porque hay una necesidad política e ideológica de seguir demonizando a las Fuerzas Armadas en pleno. Una guerra es lo peor que le puede pasar a un pueblo, pero hay que tener Fuerzas Armadas justamente para no ir a la guerra.
-A casi 30 años, ¿volvería a las islas?
-No me interesa volver y que me sellen el pasaporte como extranjero. Si tengo que hacerlo, que sea en una lancha de desembarco.
La Nación
Fue el periodista que cubrió para ATC y quiso luchar en las islas; "Los kelpers me querían matar", señaló; imágenes emblemáticas
Por Mauricio Caminos | LA NACION
El día que la Argentina recuperó las islas Malvinas a Nicolás Kasanzew le cambió la vida. "Fue una alegría nacional, pero una depresión personal. La guerra estaba por comenzar y yo me la había perdido", recuerda que pensó cuando su amigo Víctor Sueiro lo despertó para contarle la noticia. Su sueño era estar ahí. Como argentino, como periodista o como soldado, pero estar ahí. Sin embargo, el transcurso del día le daría una sorpresa mayor.
De traje y corbata, Kasanzew se presentó la mañana del 2 de abril de 1982 en el edificio del por entonces llamado ATC (Argentina Televisora Color), como lo habían citado. "Reconocieron mi talento", se dijo a sí mismo el periodista de origen ruso, que trabajaba en la televisión desde hacía cuatro años y ya había pasado por esa señal en 1980. Estaba convencido de que iba a grabar el anuncio de su regreso al canal.
"El productor me recontrató a sabiendas de lo que se venía, pero yo no. Me dijo que tenía que ir a Malvinas en ese momento", explica Kasanzew.
"Fue el pico de mi vida como profesional y como argentino. Pagué y seguiré pagando un alto precio por ello", dice en esta entrevista con LA NACION, a 30 años de la guerra, el hombre que fue conocido como "la cara de Malvinas".
Cuando llegué a Malvinas pedí armas para luchar. Antes que periodista, yo era argentino.
Kasanzew vive hoy con su mujer y sus hijos en Miami, donde es productor de televisión freelance porque -según dice- en la Argentina fue "prohibido" después de la guerra. Defiende a los soldados (publicó dos libros sobre la guerra y editó dos discos con canciones titulados "Quijotes de Malvinas"), critica a los generales de la dictadura y asegura que el material periodístico que recogió en el archipiélago fue censurado en un "90 por ciento".
LLEGAR A MALVINAS
Kasanzew no fue el único periodista que cubrió la guerra (la agencia Télam envió a dos cronistas y a dos fotógrafos), pero sí el único a quien los argentinos vieron por televisión.
"Luego de hablar con el productor de ATC, me fui a Comodoro Rivadavia con lo que tenía puesto. Allá me compre una camperita, me morí de frío hasta que el coronel [Mohamed Alí] Seineldín me regaló una campera que era de un soldado inglés. Todavía la tengo", acota.
-¿Por qué cree que lo eligieron a usted para ir a la guerra?
-Puedo decir que fue una causalidad. Todo lo que uno desea se cumple. Yo quería cubrir una guerra, aunque desde chico soñaba con ser almirante de la flota que recuperara las islas. Digamos que se combinaron ambas cosas.
-Usted no sabía que iba a ir a la guerra, pero terminó convirtiéndose en "la cara de Malvinas".
-Yo no hubiera trascendido tanto si hubieran ido más periodistas. [El gobernador en las islas, Mario Benjamín] Menéndez pidió que haya mucha gente: tenía decidido que no iba a pelear en serio y quería testigos. Y el 3 de abril llegamos a ser 40 periodistas, pero después se volvieron. Cuando cerraron los viajes, el 29, yo decidí que no iba a volver al continente y me quedé.
-¿Qué fue lo primero que hizo cuando llegó a las islas?
-Con mi camarógrafo, Alfrelo Lamela, pedimos armas para luchar. Antes que periodista, yo era argentino. Pero se nos rieron en la cara. "Si a vos te dan armas, yo me entierro y no salgo más", me dijo un oficial.
EL TRABAJO PERIODÍSTICO
Kasanzew no consiguió pelear en la guerra, pero sí participó a su manera. En una oportunidad, el 12 de junio, estaba filmando un combate de artillería cuando el jefe de la Batería A del grupo de Artillería 3, Luis Antonio Caballero, le permitió disparar un cañón. "Fue el momento más feliz en mi vida -asegura-. Creo que fue un disparo simbólico por los 200.000 voluntarios que se anotaron para ir a la guerra, aunque dejaron ir a muy pocos".
Malvinas fue el pico de mi vida como profesional y como argentino. Pagué y seguiré pagando un alto precio por ello
Dos semanas antes, el 30 de mayo, Kasanzew trasmitió en vivo por la televisión local la noticia de que la Argentina había atacado el portaaviones inglés "Invencible". "Leí un cable de Télam, primero en español y después en inglés. Los kelpers me querían matar".
-Ellos no lo querían en Malvinas.
-Vivía en una posada kelper y entrevisté a varios, pero la relación era hostil. Ellos colaboraban con los soldados ingleses: tenían radios, armas y estaban en contacto con su flota.
-¿Cómo fue cubrir una guerra para la televisión?
-Sentía mucha adrenalina. Cuando había una alerta roja, todo se metían adentro del pozo y nosotros salíamos para filmar. Me sentía tremendamente vivo.
-¿Podía filmar lo que quería?
-Era muy difícil y frustrante lidiar con la censura militar que me habían impuesto. No se podía filmar libremente, y lo que grababa en gran parte me lo borraban. Como teníamos un oficial del Ejército que siempre nos seguía, íbamos al aeropuerto, donde la Fuerza Aérea nos dejaba mover sin problemas.
-¿Cuánto de lo que filmó fue censurado?
-El 90 por ciento de lo que grabamos y enviamos al continente nunca se emitió y fue destruido. No teníamos retorno de lo que mandábamos y tampoco podíamos leer los medios.
"ATERRORIZAJE"
Kasanzew se fue de las islas la noche del 13 junio, horas antes de la capitulación argentina. No quería ver la bandera británica flamear en Malvinas.
Cuando se enteró de que Menéndez firmaría la rendición pidió subir al buque Almirante Irízar, pero se lo negaron. No sabía qué hacer, hasta que un suboficial de la Fuerza Aérea le contó que un avión Hércules estaba por partir del aeropuerto.
El periodista y su camarógrafo consiguieron subir a bordo, mientras la aeronave encendía sus motores. Volaron al ras del agua, bajo fuego enemigo, y cuando las luces se encendieron a las dos horas, en el piso del Hércules había vómitos. Al lado de Kasanzew, un suboficial sostenía un arma, dispuesto a suicidarse si el avión caía al mar. "Nunca recé con tanto fervor el Padre Nuestro y el Ave María -admite-. Todos los pilotos del Hércules deberían ser reconocidos como héroes: funcionaban como señuelos para atraer a los Harriers, y aterrizar en Malvinas generó un nuevo vocablo: aterrorizaje".
-¿Cómo vio a los soldados?
-Los soldados combatieron contra un enemigo formidable y contra elementos climáticos durísimos, y no se los ha reconocido. Se siguen agitando ideas falaces como la de los famosos "chicos de la guerra", que la Argentina fue la agresora o que todo fue culpa de un general borracho [por el entonces presidente, Leopoldo Galtieri]. Así se mata el autoestima de los ex combatientes.
-¿Ir a la guerra no fue decisión de la Junta Militar?
-Los generales no quisieron la guerra, hicieron un amague, un "toco y me voy"... Y por eso mandaron tropas mal preparadas. El pueblo plebiscitó la guerra en la Plaza [de Mayo] y los militares pisaron el palito de la provocación de Inglaterra. El Proceso saboteó el esfuerzo bélico argentino: coincidió cronológicamente con la guerra, pero fue su antítesis.
-¿Cuál fue el papel de los altos mandos en Malvinas?
-Ningún general se jugó para pasar a la historia. Ninguno murió porque no visitaban ni las trincheras. Menéndez jamás pisó la turba y los soldados nunca le vieron la cara.
-¿Sufrieron los soldados?
-Pasaban hambre, frío y desabastecimiento. En parte por las condiciones de la guerra, y en parte por la desidia de Menéndez, que les prohibió carnear a las ovejas de los kelpers o comprar en los supermercados. Yo los ayudaba como podía y los sentía como hermanos menores.
-¿Usted fue acusado de venderles cigarrillos?
-Fue una difamación lanzada por el servicio de inteligencia del Ejército cuando empecé a escribir un libro. Como creían que iba a dejarlos muy mal parado a los generales, me pintaron como un canalla. Yo cobraba el equivalente a 10.000 dólares por mi trabajo, así que es irrisorio pensar que me importaba quedarme con las pocas monedas de algunos soldados.
-Pero cuando volvió al continente, ¿pudo trabajar?
-Con altibajos, hasta que debí irme en 1990. Malvinas fue el pico de mi vida como profesional y como argentino, y pagué y seguiré pagando un precio alto por ello. Cuando volví de la guerra, el gobierno militar me prohibió y luego [Raúl] Alfonsín me negó el derecho a trabajar. Todos los canales eran del Estado y mi cara recordaba lo que fue Malvinas.
-¿El gobierno quería ocultar la guerra?
-Aquel gobierno y todos los gobiernos que vinieron después. Se oculta porque hay una necesidad política e ideológica de seguir demonizando a las Fuerzas Armadas en pleno. Una guerra es lo peor que le puede pasar a un pueblo, pero hay que tener Fuerzas Armadas justamente para no ir a la guerra.
-A casi 30 años, ¿volvería a las islas?
-No me interesa volver y que me sellen el pasaporte como extranjero. Si tengo que hacerlo, que sea en una lancha de desembarco.
La Nación
lunes, 20 de octubre de 2014
Un perro mirando hacia Malvinas
Vogel, héroe de guerra
Luego de la Gesta de Malvinas, Vogel presidió todas las ceremonias de la unidad, luciendo en su capa la condecoración de Veterano de Guerra, otorgada por primera vez a un animal por el Congreso de la Nación. Al fallecer, el 1 de diciembre de 1991, fue enterrado en la Agrupación Perros de Guerra. Su tumba mira hacia las islas y es monumento en honor a todos los perros veteranos de guerra.
Luego de la Gesta de Malvinas, Vogel presidió todas las ceremonias de la unidad, luciendo en su capa la condecoración de Veterano de Guerra, otorgada por primera vez a un animal por el Congreso de la Nación. Al fallecer, el 1 de diciembre de 1991, fue enterrado en la Agrupación Perros de Guerra. Su tumba mira hacia las islas y es monumento en honor a todos los perros veteranos de guerra.
domingo, 19 de octubre de 2014
Malvinas: Ataque de halcones
A-4Bs de la FAA, hace treinta años
La foto nos retrotrae treinta años, al 25 de mayo de 1982 (aniversario de la independencia nacional de Argentina) y al momento más crudo de la guerra en el Atlántico Sur. Ese día, A-4Bs Skyhawk del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina atacaron dos destructores británicos HMS Coventry y HMS Broadsword, que tenía las tareas de defensa aérea en el noroeste de las Islas Malvinas.
Una primera formación con los pilotos Pablo Carballo (izquierda) y Carlos Rinke atacan a la HMS Broadsword (de donde fue sacada la foto), volando a baja altura como podían, en un principio para evitar ser detectados por el radar y para reducir la eficacia de los instrumentos antiaéreos lanzados. De acuerdo con una perspectiva histórica, los aviones identificados por el HMS Broadsword, hacían «piquetes de radar», pero el sistema Sea Wolf fue liberado para el funcionamiento automático, o fue incapaz distinguir los blancos, ya sea, según otro punto de vista, no podía elegir entre los dos aviones,
Cada Skyhawk dejó caer una bomba, aunque sólo uno golpeó la nave. No explotó, pero la dejó fuera de combate. Los dos pilotos argentinos sobrevivieron al ataque y volvieron a la base.
Una segunda formación que siguieron en rápida sucesión con Mariano A. Velasco y el Alférez Leonardo Barrionuevo, alcanzaron con éxito con tres bombas y la HMS Coventry, se hundió en 20 minutos. (La historia nos recuerda a su amigo D. Cenciotti un puesto muy bueno en el sitio web).
ΠΤΗΣΗ & ΔΙΑΣΤΗΜΑ
La foto nos retrotrae treinta años, al 25 de mayo de 1982 (aniversario de la independencia nacional de Argentina) y al momento más crudo de la guerra en el Atlántico Sur. Ese día, A-4Bs Skyhawk del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina atacaron dos destructores británicos HMS Coventry y HMS Broadsword, que tenía las tareas de defensa aérea en el noroeste de las Islas Malvinas.
Una primera formación con los pilotos Pablo Carballo (izquierda) y Carlos Rinke atacan a la HMS Broadsword (de donde fue sacada la foto), volando a baja altura como podían, en un principio para evitar ser detectados por el radar y para reducir la eficacia de los instrumentos antiaéreos lanzados. De acuerdo con una perspectiva histórica, los aviones identificados por el HMS Broadsword, hacían «piquetes de radar», pero el sistema Sea Wolf fue liberado para el funcionamiento automático, o fue incapaz distinguir los blancos, ya sea, según otro punto de vista, no podía elegir entre los dos aviones,
Cada Skyhawk dejó caer una bomba, aunque sólo uno golpeó la nave. No explotó, pero la dejó fuera de combate. Los dos pilotos argentinos sobrevivieron al ataque y volvieron a la base.
Una segunda formación que siguieron en rápida sucesión con Mariano A. Velasco y el Alférez Leonardo Barrionuevo, alcanzaron con éxito con tres bombas y la HMS Coventry, se hundió en 20 minutos. (La historia nos recuerda a su amigo D. Cenciotti un puesto muy bueno en el sitio web).
ΠΤΗΣΗ & ΔΙΑΣΤΗΜΑ
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