Gurkhas en Malvinas
lunes, 5 de agosto de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
UK: Desempeño de los Gurkhas en Malvinas
Gurkhas en Malvinas: ¿qué tanto combatieron?
Extraído de Conflicto de Malvinas
Extraído de Conflicto de Malvinas
Como consecuencia del conflicto de las islas Malvinas, se publicó en Argentina un libro en que se narran las experiencias personales de los jóvenes soldados de reemplazo que habían participado en ella. El libro se titulaba “Los chicos de la Guerra”, y en él se vertían graves acusaciones contra los hombres del I Batallón del 7º Regimiento de Fusileros Gurkhas del Duque de Edimburgo. Así, por ejemplo, en sus páginas podían leerse frases como: “Los Gurkhas llegaron hasta nosotros como enloquecidos, totalmente drogados”, o “Un Gurkha pisó una mina y voló por los aires, pero el que le seguía no se inmutó y continuó avanzando por el mismo camino”.
Pero si los Gurkhas estuvieron en las Malvinas en los momentos decisivos de la campaña, en los primeros momentos del conflicto llegaron a dudar de ello. Cuando se supo que las otras Unidades de su V brigada, el II y III Batallones habían partido para el Atlántico sur, los hombres del Batallón Gurkha sufrieron una enorme desilusión. ¿Se les obligaría a permanecer en Gran Bretaña por razones políticas? Afortunadamente para ellos, no era así y muy poco después su Batallón fue puesto en situación de alerta en previsión de un embarque inmediato. Baliprasad Rai, un miembro de la banda de la Unidad que escribía sus memorias sobre la campaña, describió así la extraordinaria conmoción que produjo la orden.
Al mismo tiempo, la masa de la gente empezaba a mostrar interés por los Gurkhas. Baliprasad lo explicaría así:
El Batallón recibió enseguida la orden de marcha para Southampton y embarcar allí en el trasatlántico Queen Elizabeth 2. La fecha de partida se había fijado para el 12 de Mayo. La última noche en el acuartelamiento fue inolvidable y Baliprasad recordaba de esta manera aquella velada: “Fue una larga noche llena de diversión en el Junior Rank Club. Casi nadie durmió. Allí estábamos todos charlando, bebiendo, bailando y bromeando”. La salida para Southamptona la mañana siguiente fue realmente emocionante. Baliprasad no lo menciona en sus memorias, pero el Jefe del Batallón, el Teniente Coronel David Morgan, anotó en su diario que todo el mundo se sentía preocupado por la posible amenaza submarina: “Qué magnífica presa sería el Queen Elizabeth 2 pero ¿Cuál sería la reacción de Gran Bretaña si se perdiese?.
Afortunadamente, esta catástrofe no tuvo lugar. Para Baliprasad, en cambio, el gigantesco navío constituía en sí mismo un motivo de asombro: “Vaya, si era incluso mayor que cualquiera de los edificios que vería al regresar a casa. Nunca en todo mi vida había dormido rodeado de tanto lujo ni en una cama tan blanda. Si tenía que ir a la guerra, esta era la mejor forma de hacerlo.”
Sin embargo, no se trataba de un viaje de placer. Y el Batallón, dirigido por su enérgico Jefe, empleaba todo su tiempo en el barco en continuar su adiestramiento y en mantenerse en forma con vistas a estar preparado para cumplir cualquier misión que se le encomendase. Pasada la excitación inicial de hacerse a la mar, Baliprasad comentaría que: “La vida en el Queen Elizabeth 2 era muy semejante a la del cuartel. Es decir, gimnasia por las mañanas y ejercicios de combate por las tardes.”
La travesía sólo se interrumpió para tocar puerto en la isla Asunción a fin de aprovisionarse. Ninguna amenaza aérea o submarina había llegado a materializarse. En el décimo día del viaje, Morgan anotó en su diario que el tiempo había empeorado, soplaba un durísimo viento y la mayoría de los soldados se encontraban bajo los efectos del mareo. Más aún, por las noticias que se iban recibiendo se supo que el Teniente Coronel “H” Jones, el Jefe del II Batallón Paracaidista, había muerto en Pradera del Ganso (Goose Green). Una nota en el diario personal de Morgan refleja los sentimientos contrapuestos de él y de sus hombres al tener conocimiento de ello: “Qué terrible tragedia pero también qué victoria tan fantástica. Novecientos prisioneros. Bien hecho, II Para”. Los días de lujo de los Gurkhas, sin embargo, se habían acabado cuando fueron trasladados del Queen Elizabeth 2 al trasbordador Norland fuera del puerto de Grytviken, en South Georgia. Baliprasad describe de esta manera lo que sentían los mareados Gurkhas:
El Jefe de la Unidad tampoco se sentía feliz en aquella situación, como puede deducirse de su diario: “Todo fue mal, tormenta en el mar y amenaza constante de ataque aéreo. Ansioso por pisar tierra.”
Al desembarcar en San Carlos la mañana del 1º de Junio, La Compañía D marchó inmediatamente a ocupar sus posiciones en la montaña Sussex. El resto del Batallón voló a las zonas de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green) para relevar al II Paracaidista. Baliprasad recordaría más tarde el cálido recibimiento:
Durante la semana que siguió se enviaron patrullas a pié y en helicóptero hacia Pradera del Ganso (Goose Green) para limpiar de soldados argentinos las colinas de Malvinas.
Por fin, después de todo, hubo ocasión de llegar a las manos con el enemigo.
El 7 de junio una pequeña fuerza mandada por un oficial subalternote la Sección de Reconocimiento del Batallón, logró hacer prisioneros a SIETE argentinos. Más tarde, después de permanecer emboscados pacientemente todo la noche, capturaron a TRES más en las primeras horas de la mañana. La patrulla enemiga estaba armada con misiles Red Eye contra helicópteros.
Para entonces el tiempo había empeorado mucho, trayendo un viento fortísimo y abundantes lluvias. El Jefe de Batallón anotó en su diario: “todo el mundoi está chorreando agua”. Sus palabras son repetidas por Baliprasad:
A pesar de este espantoso clima, los Gurkhas continuaron progresando. El 9 de Junio el Batallón, - dejando a la Compañía C y a los zapadores de asalto protegiendo la zona de Pradera del Ganso (Goose Green) – fue transportado por aire y por mar a la bahía de Fitzroy - Hoya Chasco (Bluff Cove). El tiempo continuaba siendo malo incluso allí. De todos modos, la Unidad no permanecería en Hoya Chasco (Bluff Cove) mucho tiempo. Al día siguiente la Compañía B, a la que Baliprasad había sido agregado, fue embarcada en un transbordador y navegó durante unas diez millas antes de que se le ordenase regresar a Pradera del Ganso (Goose Green). Más tarde se supo que el súbito cambio de órdenes había sido provocado por el devastador ataque aéreo de los argentinos contra dos transportes, el Sir Galahad y el Sir Tristam en Hoya Chasco (Bluff Cove). Durante este ataque habían resultado muertos 51 hombres y otros 46 heridos. Los Gurkhas permanecieron en Pradera del Ganso (Goose Green) hasta el día siguiente, en que fueron llevados en helicópteros a las proximidades de Hoya Chasco (Bluff Cove).
Poco después el Batallón se situaría cerca de las posiciones enemigas en Monte Harriet. El 10 y el 11 de Junio fue bombardeado por la artillería argentina y hubo cuatro heridos, entre ellos el segundo Jefe del Batallón, Capitán Dalbahadur Sunwar. Fue una nueva experiencia para el joven Baliprasad:
“Oí gritar a mi compañero de trinchera. La metralla le había herido en el hombro. Le dije: ‘Tu espalda está sangrando’. El me miró y contestó: ‘A ti también te han dado. Tienes sangre en la cabeza’. Un trozo de metralla había atravesado mi prenda de cabeza, alojándose en el cráneo.”
El 12 de Junio, mientras Baliprasad y otros heridos eran evacuados en camillas y después por helicóptero hasta San Carlos, la V Brigada ordenaba el ataque a los monte Tumbledown y William. Las horas de luz de los días 12 y 13 de Junio fueron aprovechadas para enviar patrullas con la misión de reconocer las posiciones enemigas, antes de que las unidades atacantes – los Guardias Escoceses del II Batallón y los Gurkhas – se adelanten a ocupar sus respectivas zonas de reunión. Para entonces baliprasad estaba a punto de abandonar las Malvinas con la dudosa distinción de ser la primera baja de los Gurkhas en esta campaña.
Una vez de regreso en Inglaterra, terminaría su relato con las siguientes palabras: “Había recorrido un largo camino desde la quietud de Bagsila (su aldea en Nepal) hasta la sangre y el estruendo del bombardeo de Hoya Chasco (Bluff Cove). Un viaje increíble y, sin embargo, podía decir que había tenido suerte.”
El plan de ataque preveía que los escoceses ocupasen Tumbledown mientras a los Gurkhas les correspondía tomar Monte William. Los primeros deberían iniciar el ataque a las 1,00 horas del día 14 y el ritmo de su avance determinaría la velocidad del subsiguiente ataque de los Gurkhas. Sin embargo, los Guardias encontraron una fuerte resistencia desde el primer momento y el terreno, además, era difícil de atravesar, en particular durante la noche. En consecuencia, la hora de ataque de los Nepaleses, originalmente señalada para las 2,00 horas, fue pospuesta hasta las 4,30. Puestos ya en marcha, los hombres se vieron obligados a avanzar muy lentamente y en hileras por culpa del terreno, en dirección a la parte oriental de Tumbledown. Aunque se había señalado la posible existencia de campos de minas, la realidad es que no se encontró ninguna. Sin embargo, un intenso fuego de artillería y morteros hirió a ocho hombres, dos de ellos gravemente.
El Jefe de los Gurkhas tenía que enfrentarse a otro problema. Por un lado, tenía que mantener el avance de sus hombres, mientras que por otro no debía rebasar a los Guardias Escoceses, quienes debían alcanzar su objetivo en primer lugar. En la confusión del ataque, su Compañía C cambió unos disparos con los Escoceses y un rebote alcanzó en el pecho a un Oficial de la Compañía D. Finalmente, la Compañía D consiguió llegar al pico más alto del extremo oriental de Tumbledown, tomando buenas posiciones de tiro. Iba haciéndose de día cuando las otras compañías atacaron Monte William, si bien sólo para encontrarse que los argentinos se habían retirado dejando tres prisioneros y un montón de cadáveres dentro y fuera de las abandonadas trincheras. Según las propias palabras de Morgan:
Al amanecer había banderas blancas ondeando sobre Stanley. El Mayor General (sic) Menéndez, Comandante en Jefe argentino, estaba negociando la rendición con su homólogo británico, el Mayor General Jeremy Moore. Y la presencia de los Gurkhas en las iaslas Malvinas no iba a prolongarse por más tiempo. Después de concentrarse en la zona de Darwin – Pradera del Ganso (Goose Green) sólo transcurrirían unos pocos días para que se iniciase su regreso a Gran Bretaña. Fue lamentable que el único muerto de la campaña lo fuese precisamente en esta fase final. El Cabo Buddhaparasad Limbo resultó mortalmente herido mientras desactivaba una trampa “cazabobos”. Limbo, que sería el único Gurkha que permanecería para siempre en las Malvinas, fue enterrado en el cementerio de Stanley, tributándosele honores militares.
El Batallón hizo su viaje de regreso en el Uganda. Y al llegar a Inglaterra se vió sorprendido, primero por el tumultuoso recibimiento que les esperaba en Southampton, y a continuación por el que recibió al atravesar las calles del pueblo de Fleet, cerca de su acuartelamiento de Church Crookham. Sin embargo, muchos de los hombres del Batallón se sentían desilusionados por el desarrollo de la campaña. Después de soportar toda clase de privaciones, sometidos a la fuerte tensión previa a la lucha en las operaciones de Tumbledown, luego sin embargo la ocasión de combatir se había esfumado. Esta sensación venía reforzada por la evidencia de que no habían tenido ocasión de demostrar su valía en el campo de batalla. Pese a todo, su simple presencia había ayudado a acelerar el final de la lucha sin necesidad de pérdidas inútiles por cualquiera de los dos bandos.
Los Gurkhas no perdieron un solo hombre en combate durante toda la campaña y sólo tuvieron nueve heridos en acción, un Oficial y ocho Soldados.
El entonces Coronel honorario de su Regimiento, E. D. Smith, envió a los Gurkhas el siguiente mensaje unos meses después:
Resumen:
13 argentinos capturados
1 muerto (propio)
8 heridos (propios)
1 soldado escocés herido
Fuente:
(Trascripción textual del artículo publicado en la colección “Cuerpos de Élite”, Fascículo 22, Volumen II, Editorial Sudamericana Planeta, Septiembre de 1986)
Pero si los Gurkhas estuvieron en las Malvinas en los momentos decisivos de la campaña, en los primeros momentos del conflicto llegaron a dudar de ello. Cuando se supo que las otras Unidades de su V brigada, el II y III Batallones habían partido para el Atlántico sur, los hombres del Batallón Gurkha sufrieron una enorme desilusión. ¿Se les obligaría a permanecer en Gran Bretaña por razones políticas? Afortunadamente para ellos, no era así y muy poco después su Batallón fue puesto en situación de alerta en previsión de un embarque inmediato. Baliprasad Rai, un miembro de la banda de la Unidad que escribía sus memorias sobre la campaña, describió así la extraordinaria conmoción que produjo la orden.
“Ahora había una atmósfera totalmente distinta en el acuartelamiento, algo así como electrizante. La Unidad estaba alerta las 24 horas del día. Todos estábamos ocupados y tensos, en particular el encargado del almacén puesto que había que repartir rápidamente botas de nieve, colchones de espuma y unas enormes mochilas de montaña para llevarlo con todo lo demás. Cuando estaban llenas, aquellas mochilas abultaban más que muchos de nosotros”.
Al mismo tiempo, la masa de la gente empezaba a mostrar interés por los Gurkhas. Baliprasad lo explicaría así:
“El cuartel estaba repleto de periodistas y de miembros de las cadenas de televisión deseosos de captar nuestra actividad. Era una buena ocasión para atemorizar a los argentinos y les forzamos a retratarnos con nuestros kukris desenvainados”.
El Batallón recibió enseguida la orden de marcha para Southampton y embarcar allí en el trasatlántico Queen Elizabeth 2. La fecha de partida se había fijado para el 12 de Mayo. La última noche en el acuartelamiento fue inolvidable y Baliprasad recordaba de esta manera aquella velada: “Fue una larga noche llena de diversión en el Junior Rank Club. Casi nadie durmió. Allí estábamos todos charlando, bebiendo, bailando y bromeando”. La salida para Southamptona la mañana siguiente fue realmente emocionante. Baliprasad no lo menciona en sus memorias, pero el Jefe del Batallón, el Teniente Coronel David Morgan, anotó en su diario que todo el mundo se sentía preocupado por la posible amenaza submarina: “Qué magnífica presa sería el Queen Elizabeth 2 pero ¿Cuál sería la reacción de Gran Bretaña si se perdiese?.
Afortunadamente, esta catástrofe no tuvo lugar. Para Baliprasad, en cambio, el gigantesco navío constituía en sí mismo un motivo de asombro: “Vaya, si era incluso mayor que cualquiera de los edificios que vería al regresar a casa. Nunca en todo mi vida había dormido rodeado de tanto lujo ni en una cama tan blanda. Si tenía que ir a la guerra, esta era la mejor forma de hacerlo.”
Sin embargo, no se trataba de un viaje de placer. Y el Batallón, dirigido por su enérgico Jefe, empleaba todo su tiempo en el barco en continuar su adiestramiento y en mantenerse en forma con vistas a estar preparado para cumplir cualquier misión que se le encomendase. Pasada la excitación inicial de hacerse a la mar, Baliprasad comentaría que: “La vida en el Queen Elizabeth 2 era muy semejante a la del cuartel. Es decir, gimnasia por las mañanas y ejercicios de combate por las tardes.”
La travesía sólo se interrumpió para tocar puerto en la isla Asunción a fin de aprovisionarse. Ninguna amenaza aérea o submarina había llegado a materializarse. En el décimo día del viaje, Morgan anotó en su diario que el tiempo había empeorado, soplaba un durísimo viento y la mayoría de los soldados se encontraban bajo los efectos del mareo. Más aún, por las noticias que se iban recibiendo se supo que el Teniente Coronel “H” Jones, el Jefe del II Batallón Paracaidista, había muerto en Pradera del Ganso (Goose Green). Una nota en el diario personal de Morgan refleja los sentimientos contrapuestos de él y de sus hombres al tener conocimiento de ello: “Qué terrible tragedia pero también qué victoria tan fantástica. Novecientos prisioneros. Bien hecho, II Para”. Los días de lujo de los Gurkhas, sin embargo, se habían acabado cuando fueron trasladados del Queen Elizabeth 2 al trasbordador Norland fuera del puerto de Grytviken, en South Georgia. Baliprasad describe de esta manera lo que sentían los mareados Gurkhas:
“El barco se inclinaba, se estremecía y se agitaba sobre las olas acercándonos, como se nos decía, hacia las Malvinas orientales. Estábamos a unas 800 millas, por lo que se comentaba, pero a mí me parecían mil según mi estómago se mantenía en un permanente estado de agitación que no había forma de contrarrestar con las píldoras contra el mareo que ingería continuamente. Saltábamos y luchábamos contra las olas como si fuéramos muñecos de trapo.”
El Jefe de la Unidad tampoco se sentía feliz en aquella situación, como puede deducirse de su diario: “Todo fue mal, tormenta en el mar y amenaza constante de ataque aéreo. Ansioso por pisar tierra.”
Al desembarcar en San Carlos la mañana del 1º de Junio, La Compañía D marchó inmediatamente a ocupar sus posiciones en la montaña Sussex. El resto del Batallón voló a las zonas de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green) para relevar al II Paracaidista. Baliprasad recordaría más tarde el cálido recibimiento:
“Darwin acababa de ser tomado el día anterior por nuestros compañeros de armas del II Batallón Paracaidista. Nos saludamos mutuamente con apretones de manos y bromas. Los civiles estaban también muy contentos de vernos y nos ofrecían té caliente y café que nosotros agradecíamos.”
Durante la semana que siguió se enviaron patrullas a pié y en helicóptero hacia Pradera del Ganso (Goose Green) para limpiar de soldados argentinos las colinas de Malvinas.
Por fin, después de todo, hubo ocasión de llegar a las manos con el enemigo.
El 7 de junio una pequeña fuerza mandada por un oficial subalternote la Sección de Reconocimiento del Batallón, logró hacer prisioneros a SIETE argentinos. Más tarde, después de permanecer emboscados pacientemente todo la noche, capturaron a TRES más en las primeras horas de la mañana. La patrulla enemiga estaba armada con misiles Red Eye contra helicópteros.
Para entonces el tiempo había empeorado mucho, trayendo un viento fortísimo y abundantes lluvias. El Jefe de Batallón anotó en su diario: “todo el mundoi está chorreando agua”. Sus palabras son repetidas por Baliprasad:
“Todas nuestras ropas estaban empapadas y así seguirían estando, mientras el helado viento del antártico nos hería hasta los huesos, no importa el número de jerseys que llevásemos encima. Hacía más frío y había más humedad que en diez inviernos ingleses juntos. Y eso que decían que era sólo el principio.”
A pesar de este espantoso clima, los Gurkhas continuaron progresando. El 9 de Junio el Batallón, - dejando a la Compañía C y a los zapadores de asalto protegiendo la zona de Pradera del Ganso (Goose Green) – fue transportado por aire y por mar a la bahía de Fitzroy - Hoya Chasco (Bluff Cove). El tiempo continuaba siendo malo incluso allí. De todos modos, la Unidad no permanecería en Hoya Chasco (Bluff Cove) mucho tiempo. Al día siguiente la Compañía B, a la que Baliprasad había sido agregado, fue embarcada en un transbordador y navegó durante unas diez millas antes de que se le ordenase regresar a Pradera del Ganso (Goose Green). Más tarde se supo que el súbito cambio de órdenes había sido provocado por el devastador ataque aéreo de los argentinos contra dos transportes, el Sir Galahad y el Sir Tristam en Hoya Chasco (Bluff Cove). Durante este ataque habían resultado muertos 51 hombres y otros 46 heridos. Los Gurkhas permanecieron en Pradera del Ganso (Goose Green) hasta el día siguiente, en que fueron llevados en helicópteros a las proximidades de Hoya Chasco (Bluff Cove).
Poco después el Batallón se situaría cerca de las posiciones enemigas en Monte Harriet. El 10 y el 11 de Junio fue bombardeado por la artillería argentina y hubo cuatro heridos, entre ellos el segundo Jefe del Batallón, Capitán Dalbahadur Sunwar. Fue una nueva experiencia para el joven Baliprasad:
“Los proyectiles iban cayendo cada vez más cerca y no estaría diciendo la verdad si dijera que no me sentía asustado. Lo estaba de verdad pero también estaba furioso. Esta no es forma de luchar, pensaba yo, y un buen tirador nada podía en una situación como esta.”Pero su participación en la guerra de las Malvinas iba a terminar rápidamente. Muy poco después un proyectil hizo explosión junto a su trinchera. Baliprasad recordaría más tarde lo que ocurrió:
“Oí gritar a mi compañero de trinchera. La metralla le había herido en el hombro. Le dije: ‘Tu espalda está sangrando’. El me miró y contestó: ‘A ti también te han dado. Tienes sangre en la cabeza’. Un trozo de metralla había atravesado mi prenda de cabeza, alojándose en el cráneo.”
El 12 de Junio, mientras Baliprasad y otros heridos eran evacuados en camillas y después por helicóptero hasta San Carlos, la V Brigada ordenaba el ataque a los monte Tumbledown y William. Las horas de luz de los días 12 y 13 de Junio fueron aprovechadas para enviar patrullas con la misión de reconocer las posiciones enemigas, antes de que las unidades atacantes – los Guardias Escoceses del II Batallón y los Gurkhas – se adelanten a ocupar sus respectivas zonas de reunión. Para entonces baliprasad estaba a punto de abandonar las Malvinas con la dudosa distinción de ser la primera baja de los Gurkhas en esta campaña.
Una vez de regreso en Inglaterra, terminaría su relato con las siguientes palabras: “Había recorrido un largo camino desde la quietud de Bagsila (su aldea en Nepal) hasta la sangre y el estruendo del bombardeo de Hoya Chasco (Bluff Cove). Un viaje increíble y, sin embargo, podía decir que había tenido suerte.”
El plan de ataque preveía que los escoceses ocupasen Tumbledown mientras a los Gurkhas les correspondía tomar Monte William. Los primeros deberían iniciar el ataque a las 1,00 horas del día 14 y el ritmo de su avance determinaría la velocidad del subsiguiente ataque de los Gurkhas. Sin embargo, los Guardias encontraron una fuerte resistencia desde el primer momento y el terreno, además, era difícil de atravesar, en particular durante la noche. En consecuencia, la hora de ataque de los Nepaleses, originalmente señalada para las 2,00 horas, fue pospuesta hasta las 4,30. Puestos ya en marcha, los hombres se vieron obligados a avanzar muy lentamente y en hileras por culpa del terreno, en dirección a la parte oriental de Tumbledown. Aunque se había señalado la posible existencia de campos de minas, la realidad es que no se encontró ninguna. Sin embargo, un intenso fuego de artillería y morteros hirió a ocho hombres, dos de ellos gravemente.
El Jefe de los Gurkhas tenía que enfrentarse a otro problema. Por un lado, tenía que mantener el avance de sus hombres, mientras que por otro no debía rebasar a los Guardias Escoceses, quienes debían alcanzar su objetivo en primer lugar. En la confusión del ataque, su Compañía C cambió unos disparos con los Escoceses y un rebote alcanzó en el pecho a un Oficial de la Compañía D. Finalmente, la Compañía D consiguió llegar al pico más alto del extremo oriental de Tumbledown, tomando buenas posiciones de tiro. Iba haciéndose de día cuando las otras compañías atacaron Monte William, si bien sólo para encontrarse que los argentinos se habían retirado dejando tres prisioneros y un montón de cadáveres dentro y fuera de las abandonadas trincheras. Según las propias palabras de Morgan:
“Fue decepcionante. Pero estoy totalmente convencido de que ellos sabían que iban a ser desbordados sin poder evitarlo. Y de que todavía no habían visto de cerca de los Gurkhas. Un prisionero nos informó del gran temor que les infundía la idea de enfrentarse a nosotros.”
Al amanecer había banderas blancas ondeando sobre Stanley. El Mayor General (sic) Menéndez, Comandante en Jefe argentino, estaba negociando la rendición con su homólogo británico, el Mayor General Jeremy Moore. Y la presencia de los Gurkhas en las iaslas Malvinas no iba a prolongarse por más tiempo. Después de concentrarse en la zona de Darwin – Pradera del Ganso (Goose Green) sólo transcurrirían unos pocos días para que se iniciase su regreso a Gran Bretaña. Fue lamentable que el único muerto de la campaña lo fuese precisamente en esta fase final. El Cabo Buddhaparasad Limbo resultó mortalmente herido mientras desactivaba una trampa “cazabobos”. Limbo, que sería el único Gurkha que permanecería para siempre en las Malvinas, fue enterrado en el cementerio de Stanley, tributándosele honores militares.
El Batallón hizo su viaje de regreso en el Uganda. Y al llegar a Inglaterra se vió sorprendido, primero por el tumultuoso recibimiento que les esperaba en Southampton, y a continuación por el que recibió al atravesar las calles del pueblo de Fleet, cerca de su acuartelamiento de Church Crookham. Sin embargo, muchos de los hombres del Batallón se sentían desilusionados por el desarrollo de la campaña. Después de soportar toda clase de privaciones, sometidos a la fuerte tensión previa a la lucha en las operaciones de Tumbledown, luego sin embargo la ocasión de combatir se había esfumado. Esta sensación venía reforzada por la evidencia de que no habían tenido ocasión de demostrar su valía en el campo de batalla. Pese a todo, su simple presencia había ayudado a acelerar el final de la lucha sin necesidad de pérdidas inútiles por cualquiera de los dos bandos.
Los Gurkhas no perdieron un solo hombre en combate durante toda la campaña y sólo tuvieron nueve heridos en acción, un Oficial y ocho Soldados.
El entonces Coronel honorario de su Regimiento, E. D. Smith, envió a los Gurkhas el siguiente mensaje unos meses después:
“Estoy orgulloso de que hayáis añadido una batalla más a la larga lista del Regimiento. Me sentía muy orgulloso de ser vuestro Coronel mientras el I Batallón participaba con tanta distinción en la guerra de las Malvinas, Mi enhorabuena, Séptimo”.En mi opinión personal, muy poco aporte para afirmar que nos rendimos por temor a ellos, y menos para solicitar dinero por su desempeño en combate:
Resumen:
13 argentinos capturados
1 muerto (propio)
8 heridos (propios)
1 soldado escocés herido
Fuente:
(Trascripción textual del artículo publicado en la colección “Cuerpos de Élite”, Fascículo 22, Volumen II, Editorial Sudamericana Planeta, Septiembre de 1986)
viernes, 2 de agosto de 2013
El rescate de helicópteros británicos en las Georgias del Sur
Helicópteros en Guerra
El rescate de tropas especiales por parte de helicópteros de la RN. Un documental del HC en inglés mostrando toda la operación bajo una intensa nebisca.
El rescate de tropas especiales por parte de helicópteros de la RN. Un documental del HC en inglés mostrando toda la operación bajo una intensa nebisca.
lunes, 29 de julio de 2013
Biografías: Capitán José L. Ardiles (FAA)
Capitán (PM) José Leónidas Ardiles
Fotografías: Mario Guzmán. VI Brigada Aérea.
Fecha de nacimiento: 19/08/54
Lugar de nacimiento: Obispo Trejo (Córdoba)
Fecha de fallecimiento: 1/5/82
Lugar de fallecimiento: Atlántico Sur
Sábado 1 de mayo
Orden Fragmentaria 1113. Dos M5, indicativo RUBIO; armamento: cañón de 30 milímetros y dos misiles Shaffir y 3 tanques de combustible desprendibles. Tripulación: capitán Carlos Rohde, primer teniente José Ardiles. Despegaron de Río Grande a las 15:54. Ruta: Malvinas - buques en Bahía Anunciación.
El jefe de sección, Rohde, regresó por fallas y Ardiles continuó solo hacia Malvinas. Cuando se ordenó el despegue, surgió una novedad en el avión el guía, y al no haber un avión de reserva debió quedarse en tierra. El chorro anaranjado de la tobera de "Pepe" Ardiles dejó la pista y penetró en las nubes... solo. El personal de tierra miraba y callaba, sabiendo lo que significaba volar sobre el mar casi 700 kilómetros en los que, quien se eyectarse por una simple falla del avión no tenía salvación; entrar en combate y luego regresar, quizás averiados; todo solo.
Al llegar al área ordenada atacó a una fragata que se dirigía a Darwin, impidiendo su misión de ataque. Posteriormente, estableció enlace con el Centro de Información y Control Malvinas y fue vectoreado para interceptar un eco (Harrier); pero el eco se transformó en dos aviones de una patrulla aérea de combate (PAC) y fue derribado por un misil Sidewinder AIM 9L. Fueron testigos oculares los capitanes: Ricardo Grünert, Roberto Vila y el primer teniente Ricardo Fasani, tripulantes de Pucará en la Base Aérea Militar Cóndor.
Aproximadamente a las 16:30, Bertie Penfold, piloto del Harrier matrícula XZ455, y Martin Hale fueron lanzados desde el Hermes para interceptar dos ecos rumbo este-noreste sobre la Isla Soledad y, sin dudas, fueron detectados por el radar de Puerto Argentino. Ambos, fueron vectoreados por sus respectivos radares para interceptarse mutuamente.
Unos pocos minutos después, los Sea Harrier se trabaron en combate con el Dagger C-433 piloteado por el primer teniente José Ardiles. Hale y Penfold estaban a 20.000 pies con el Dagger alrededor de 13.000 pies arriba y a cinco millas de distancia cuando un misil aire/aire (seguramente un Shaffrir) fue disparado desde el avión argentino. El misil estaba dirigido al avión de Hale y éste lo evadió maniobrando y lanzando Chaff (material metálico que se arroja al aire como papel picado para confundir al misil) y buscando las nubes a un nivel de 5.000 pies. Afortunadamente, justo antes que entrara en la nube, el misil se desvió, tal vez debido a que perdió potencia o engañado por el Chaff. Había errado su blanco, pero no por mucho; y fue ciertamente una emocionante experiencia para Hale.
Mientras tanto, alrededor de las 16:41, Penfold se había colocado a la cola del avión enemigo y a una distancia de cerca de tres millas disparó el AIM 9L el cual impactó en el Dagger de Ardiles. El caza explotó matando a su piloto. No se vio que Ardiles se eyectara. Posteriormente se encontraron partes de su avión, aunque no el piloto, en la isla Livel, y en una posición no esperada a treinta millas al sudoeste de Puerto Argentino y bien distante de la zona del combate.
Alrededor de las 15:00, la Fuerza Aérea Sur había clarificado su carta de situación respecto de la ubicación del enemigo, (con unidades dentro de su radio de acción), y de sus ambiciosas intenciones, (desembarco y fuego de ablande sobre nuestras fuerzas terrestres). Entonces, lanzó todos sus aviones disponibles, incluso sus bombarderos livianos BMK-62, desde la base aeronaval Almirante Zar, en Trelew.
Extractado de la "Historia de la Fuerza Aérea Argentina"
Tomo VI: La Fuerza Aérea en Malvinas
Dirección de Estudios Históricos.
La última foto del Capitán (PM) José Leónidas Ardiles, yendo al combate en su IAI Dagger C-433.
El color naranja corresponde al traje antiexposición que utilizaban los pilotos, en caso de eyección sobre las frías aguas del Atlántico Sur.
Como dato anécdótico, el Capitán José L. Ardiles era primo del jugador de fútbol Osvaldo Ardiles, integrante del Seleccionado Nacional de Fútbol argentino, campeón del Mundial 1978.
Fotografías: Mario Guzmán. VI Brigada Aérea.
Fecha de nacimiento: 19/08/54
Lugar de nacimiento: Obispo Trejo (Córdoba)
Fecha de fallecimiento: 1/5/82
Lugar de fallecimiento: Atlántico Sur
Sábado 1 de mayo
Orden Fragmentaria 1113. Dos M5, indicativo RUBIO; armamento: cañón de 30 milímetros y dos misiles Shaffir y 3 tanques de combustible desprendibles. Tripulación: capitán Carlos Rohde, primer teniente José Ardiles. Despegaron de Río Grande a las 15:54. Ruta: Malvinas - buques en Bahía Anunciación.
El jefe de sección, Rohde, regresó por fallas y Ardiles continuó solo hacia Malvinas. Cuando se ordenó el despegue, surgió una novedad en el avión el guía, y al no haber un avión de reserva debió quedarse en tierra. El chorro anaranjado de la tobera de "Pepe" Ardiles dejó la pista y penetró en las nubes... solo. El personal de tierra miraba y callaba, sabiendo lo que significaba volar sobre el mar casi 700 kilómetros en los que, quien se eyectarse por una simple falla del avión no tenía salvación; entrar en combate y luego regresar, quizás averiados; todo solo.
Al llegar al área ordenada atacó a una fragata que se dirigía a Darwin, impidiendo su misión de ataque. Posteriormente, estableció enlace con el Centro de Información y Control Malvinas y fue vectoreado para interceptar un eco (Harrier); pero el eco se transformó en dos aviones de una patrulla aérea de combate (PAC) y fue derribado por un misil Sidewinder AIM 9L. Fueron testigos oculares los capitanes: Ricardo Grünert, Roberto Vila y el primer teniente Ricardo Fasani, tripulantes de Pucará en la Base Aérea Militar Cóndor.
Aproximadamente a las 16:30, Bertie Penfold, piloto del Harrier matrícula XZ455, y Martin Hale fueron lanzados desde el Hermes para interceptar dos ecos rumbo este-noreste sobre la Isla Soledad y, sin dudas, fueron detectados por el radar de Puerto Argentino. Ambos, fueron vectoreados por sus respectivos radares para interceptarse mutuamente.
Unos pocos minutos después, los Sea Harrier se trabaron en combate con el Dagger C-433 piloteado por el primer teniente José Ardiles. Hale y Penfold estaban a 20.000 pies con el Dagger alrededor de 13.000 pies arriba y a cinco millas de distancia cuando un misil aire/aire (seguramente un Shaffrir) fue disparado desde el avión argentino. El misil estaba dirigido al avión de Hale y éste lo evadió maniobrando y lanzando Chaff (material metálico que se arroja al aire como papel picado para confundir al misil) y buscando las nubes a un nivel de 5.000 pies. Afortunadamente, justo antes que entrara en la nube, el misil se desvió, tal vez debido a que perdió potencia o engañado por el Chaff. Había errado su blanco, pero no por mucho; y fue ciertamente una emocionante experiencia para Hale.
Mientras tanto, alrededor de las 16:41, Penfold se había colocado a la cola del avión enemigo y a una distancia de cerca de tres millas disparó el AIM 9L el cual impactó en el Dagger de Ardiles. El caza explotó matando a su piloto. No se vio que Ardiles se eyectara. Posteriormente se encontraron partes de su avión, aunque no el piloto, en la isla Livel, y en una posición no esperada a treinta millas al sudoeste de Puerto Argentino y bien distante de la zona del combate.
Alrededor de las 15:00, la Fuerza Aérea Sur había clarificado su carta de situación respecto de la ubicación del enemigo, (con unidades dentro de su radio de acción), y de sus ambiciosas intenciones, (desembarco y fuego de ablande sobre nuestras fuerzas terrestres). Entonces, lanzó todos sus aviones disponibles, incluso sus bombarderos livianos BMK-62, desde la base aeronaval Almirante Zar, en Trelew.
Extractado de la "Historia de la Fuerza Aérea Argentina"
Tomo VI: La Fuerza Aérea en Malvinas
Dirección de Estudios Históricos.
La última foto del Capitán (PM) José Leónidas Ardiles, yendo al combate en su IAI Dagger C-433.
El color naranja corresponde al traje antiexposición que utilizaban los pilotos, en caso de eyección sobre las frías aguas del Atlántico Sur.
Como dato anécdótico, el Capitán José L. Ardiles era primo del jugador de fútbol Osvaldo Ardiles, integrante del Seleccionado Nacional de Fútbol argentino, campeón del Mundial 1978.
domingo, 28 de julio de 2013
Pictorial: Fotos históricas argentinas
Fotos históricas argentinas
Palaver reabasteciendo, Guadagnini y Gómez en espera- Colección del Museo Nacional de Malvinas ...van rumbo a la flota cargado con sus bombas. Palaver y Guadagnini nuestros héroes que aún hoy siguen de patrulla en Malvinas. Gracias Gabriel Fioni
Palaver reabasteciendo, Guadagnini y Gómez en espera- Colección del Museo Nacional de Malvinas ...van rumbo a la flota cargado con sus bombas. Palaver y Guadagnini nuestros héroes que aún hoy siguen de patrulla en Malvinas. Gracias Gabriel Fioni
Un Aloutte III en el crucero ARA Gral Belgrano
El Tte. Estevez en la foto previa dando instrucciones para posar con su pelotón.
HMS Glamorgan impactado por el ITB Exocet...
A punto de aterrizar en el ARA 25 de Mayo...
El Tte. Estevez en la foto previa dando instrucciones para posar con su pelotón.
HMS Glamorgan impactado por el ITB Exocet...
A punto de aterrizar en el ARA 25 de Mayo...
miércoles, 24 de julio de 2013
Documental: Le Super Etendard en Malouines (Francia)
Super Etendard, la sorpresa de Malvinas
Antes de ser el Super Etendard, fue el Etendard, producido por la planta de Dassault durante la década de 1950. La Armada lo eligió su versión mejorada de su predecesor, y estuvo a punto de no mantener el nombre, ya que el 90% de la aeronave era de nuevo diseño.
Las tareas que podían ser realizadas por estas aeronaves eran numerosos: ataques aéreos, redadas aéreas, reconocimiento y superioridad aérea, pero, sobre todo disparar los misiles Exocet. La versatilidad que demostró durante la Guerra de las Malvinas, dado que la Aviación Naval Argentina había pedido tres años antes, 14 Super Etendards.
Super Etendard, la surprise des malouines por DhyanChohan
Theatrum Belli
Antes de ser el Super Etendard, fue el Etendard, producido por la planta de Dassault durante la década de 1950. La Armada lo eligió su versión mejorada de su predecesor, y estuvo a punto de no mantener el nombre, ya que el 90% de la aeronave era de nuevo diseño.
Las tareas que podían ser realizadas por estas aeronaves eran numerosos: ataques aéreos, redadas aéreas, reconocimiento y superioridad aérea, pero, sobre todo disparar los misiles Exocet. La versatilidad que demostró durante la Guerra de las Malvinas, dado que la Aviación Naval Argentina había pedido tres años antes, 14 Super Etendards.
Super Etendard, la surprise des malouines por DhyanChohan
Theatrum Belli
lunes, 22 de julio de 2013
domingo, 21 de julio de 2013
Combate aéreo: El último dogfight
Malvinas - El último combate aéreo
Este puede ser considerado, probablemente, el último "dog fight" verdadero de los pilotos de combate argentinos. Las razones de esta afirmación: a partir de aquel momento, cada vez que los pilotos argentinos eran atacados por los SeaHarrier, y sabiendo que no tenia sentido enfrentar a la combinación SeaHarrier / Sidewinder, evitaron el combate aéreo.
Por el Licenciado Pablo Calcaterra
Diagramas preparados por la Licenciada Marta Inés Gallo
Transcurría el 21 de mayo a la tarde. Dos oleadas de aviones de ataque argentinos ya habían intentado destruir la cabecera de playa que la Task Force trataba de establecer en San Carlos.
Como apoyo a las primeras misiones, 2 escuadrillas de tres Mirage-V Dagger cada una (indicativos Laucha y Ratón), operando desde San Julián tenían que atacar con un minuto de intervalo el objetivo que se había establecido.
Los Ratones eran el Capitán Guillermo Donadille (C-403), Mayor Gustavo Piuma Justo (C-404) y el Primer Teniente Jorge Senn (C-407).
Piuma tuvo problemas durante el arranque del motor de su avión, así que las Lauchas salieron adelante luego de recibir autorización de Donadille.
Una vez que el problema fue resuelto, volaron derecho hacia el área del objetivo porque estaba al borde de su autonomía.
Cerca de 80 millas náuticas de las islas, los tres Dagger volaban rozando las olas, y a pesar de que los M-V no tenían equipos de navegación, basados en la brújula y velocidad llegaron a las islas solo 20 segundos más tarde de lo previsto.
Antes de llegar a la Gran Malvina escucharon al controlador aéreo decir que que había gran actividad de Harrier en el Estrecho de San Carlos.
Volando sobre Gran Malvina, los aviones abrieron su formación. Los tres estaban ahora en una sola línea de frente, lado a lado, a 600 metros de distancia. Donadille en el centro, Piuma a la izquierda y Senn a la derecha, controlando el espacio a su alrededor.
Estacionados en su área de patrulla bajo el control del HMS Brillant, Sharky Ward (Commander of 801 Sqn) y su numeral Steve Thomas, volaban en circuitos paralelos y, sin saberlo, sobre la ruta de aproximación de los Dagger.
El tiempo cambió, las nubes estaban de 300 metros, por lo que los pilotos argentinos tuvieron que levantar sus visores oscuros. A tres minutos del blanco, con el estrecho ya a la vista y habiendo acelerado a 500 nudos en vuelo a baja altura, Senn le advirtió a sus compañeros: “¡Cuidado, un avión a la derecha!”.
Senn había visto a Thomas pasando de derecha a izquierda, cruzando sobre los Dagger. Donadille miró en esa dirección y vio un avión sobrepasando la línea a 50 metros de altura y 400 metros a la derecha de Senn. Por su perfil y color, pensó que era un A4B, pero no, volaba más rápido que los Dagger.
En ese momento, Piuma trepó con máxima potencia sabiendo que la altura le daría la ventaja en un combate aéreo, y que desde esa posición podría proteger la cola de sus dos compañeros.
Cuando los dos Harrier, volando en circuitos paralelos, viraron al norte, Thomas miró abajo detrás de su cola y vio dos formas triangulares volando bajo y hacia el Este. Por eso es que Senn dijo que los Harrier no los habían avisto, ya que Thomas sólo vio a los Argentinos cuando estaba sobre ellos y no cuando todavía estaba a su derecha, casi a punto de cruzar su trayectoria. Thomas le avisó a Ward e inmediatamente se dio a la caza, cambiando su altura en velocidad para tratar de alcanzar a los aviones argentinos.
En ese instante, el avión oscuro que Donadille había visto (Ward) viró a la izquierda y lo pudo ver en planta. Se dio cuenta inmediatamente que era un Sea Harrier. El líder de los ratones ordeno: “Eyectar las cargas y enfrentarlo, no nos vio” pero Senn estaba mirando al avión de Thomas y no se dio cuenta de que el avión que Donadille veía era a Ward, virando para colocarse a la cola del numeral.
Donadille ordenó secamente: “Eyecten las cargas, maldición y rompa a la derecha”. Senn hizo lo que se le ordenaba. Thomas ya los había visto y Ward viraba en una manera que lo iba a colocar en la cola de Senn antes de que Donadille lo pudiera evitar, por lo que en la desesperación, Donadille disparó sus cañones en la dirección general de Ward. Este dijo luego que estaba sorprendido de que los enemigos se quedaban a pelear en lugar de seguir con su ataque o volver al continente. En ese momento, Donadille estaba a 90 grados de Ward.
La panza del Dagger se iluminó con los disparos de 30 mm. Ward rompió a su izquierda., volando de frente a los dos Dagger con Donadille arriba y Senn abajo.
Habiendo observado que no tenía trazadoras para apuntar mejor, Donadille picó hacia Ward que se venia de frente, disparando, esta vez, adelante del Harrier, que si cruzaba la línea de fuego, podría recibir algún impacto de 30 mm. Concentrado en su mira, Ward voló 400 metros más allá y debajo de Donadille. Tan bajo que se pensó que tal vez el Harrier se había estrellado. Donadille empezó a trepar, luchando por la inercia de su avión con los tanques internos llenos de combustible, evitando impactar con el terreno con escasos 5 a 10 metros de altura.
En ese momento, sin que Donadille lo supiera, Thomas se colocó en su cola. Piuma todavía estaba trepando y Senn estaba virando muy cerrado hacia la derecha. Cuando Donadille empezó a trepar, se encontró con Senn en su camino. Para evitar chocar contra el otro Dagger que tenía ahora estelas de condensación en las alas, Donadille se vio forzado a virar a la izquierda en posición invertida pasando muy cerca de su numeral.
Unos segundos mas tarde, virando otra vez hacia la derecha tratando de ver que había pasado con el Harrier al que había cañoneado, Donadille recibió el impacto del primer misil de Thomas.
El herido Dagger entró en «porpoise» (movimientos bruscos para arriba y abajo) y a unos metros del suelo entró en tirabuzón chato. Sin control de su avión, Donadille se eyectó y en pocos segundos tocaba el suelo. A unos 500 metros de él, su Dagger se estrelló y estalló en llamas.
Para este momento, Piuma había nivelado su avión y pudo ver a dos Harrier tratando de colocarse a la cola de Senn, quien ahora había invertido su viraje ya que trataba de enfrentar la amenaza que sabía estaba detrás de él. Ward, que hizo un viraje tan cerrado realmente sorprendió a Piuma (una de las grandes ventajas del Harrier) y el otro, Thomas, estaba a unos 700 metros y debajo a 90 grados de la cola del Dagger. El misil dejó el ala izquierda del avión de Thomas y Piuma le gritó a Senn que cierre, pero el Sidewinder cubrió la distancia rápidamente y el C-407 fue impactado arriba del ala izquierda, cerca de la cola.
Piuma llamó a Donadille, pero no recibió respuesta. Entonces vio al segundo Harrier (Ward) virando suavemente hacia la izquierda, debajo de él y a unos 40 metros del suelo. El último piloto argentino picó sobre Ward que no sospechaba nada. Piuma se metió dentro del viraje de Ward y a 600 metros de distancia y 30 grados de la cola levemente arriba del Harrier, disparó una larga ráfaga con los cañones. El Harrier se metió en un valle y Piuma pensó que el inglés no se le iba a escapar.
En ese momento, estaba con 450 nudos y 40 metros del suelo. Vio un piloto colgado del paracaídas (Senn). En ese instante, Piuma sintió una gran explosión en su avión y se eyectó cuando sintió el calor del avión en llamas (esto fue extraído del video oficial de FAA donde Piuma relata el combate). Ward y Thomas dicen que vieron un Dagger volando bajo hacia el Noreste. Se metió debajo y atrás de la cola del Dagger y disparó su misil. El avión se destruyó en el suelo luego de explotar.
Tres Dagger fueron derribados y daños potenciales a la Task Force fueron evitados. En este día, de los 7 buques de guerra que entraron en el estrecho, 5 fueron dañados (HMS Ardent que se hundió al día siguiente, HMS Antrim y Argonaut seriamente dañados y forzados a dejar el teatro de operaciones, HMS Brillant y Broadsword). Sólo dos días más tarde los aviones argentinos empezaron a dañar a los buques de transporte, pero para ese entonces era demasiado tarde para cambiar las cosas.
Después de volver a la patrulla, los dos pilotos de Harrier se perdieron de vista. Ward temía que Thomas hubiera sido derribado porque no respondía a sus llamados por radio. Cuando aterrizó en el Invencible, Ward se encontró con Thomas quien acababa de aterrizar. Su avión había sido dañado por 3 proyectiles que pegaron en su compartimiento de electrónica en la zona de la cola.
Los pilotos argentinos pasaron la noche a la intemperie. Piuma herido y casi sin poder caminar, Donadille con su vista afectada y Senn en buen estado físico. Pasarían entre uno y dos días en el terreno antes de ser rescatados por fuerzas argentinas, para luego regresar al continente en uno de los tantos vuelos de los C-130 de la FAA que rompían diariamente el bloqueo.
Su rescate es otra interesante historia…
Publicado por Fundación Malvinas
Este puede ser considerado, probablemente, el último "dog fight" verdadero de los pilotos de combate argentinos. Las razones de esta afirmación: a partir de aquel momento, cada vez que los pilotos argentinos eran atacados por los SeaHarrier, y sabiendo que no tenia sentido enfrentar a la combinación SeaHarrier / Sidewinder, evitaron el combate aéreo.
Por el Licenciado Pablo Calcaterra
Diagramas preparados por la Licenciada Marta Inés Gallo
Transcurría el 21 de mayo a la tarde. Dos oleadas de aviones de ataque argentinos ya habían intentado destruir la cabecera de playa que la Task Force trataba de establecer en San Carlos.
Como apoyo a las primeras misiones, 2 escuadrillas de tres Mirage-V Dagger cada una (indicativos Laucha y Ratón), operando desde San Julián tenían que atacar con un minuto de intervalo el objetivo que se había establecido.
Los Ratones eran el Capitán Guillermo Donadille (C-403), Mayor Gustavo Piuma Justo (C-404) y el Primer Teniente Jorge Senn (C-407).
Piuma tuvo problemas durante el arranque del motor de su avión, así que las Lauchas salieron adelante luego de recibir autorización de Donadille.
Una vez que el problema fue resuelto, volaron derecho hacia el área del objetivo porque estaba al borde de su autonomía.
Cerca de 80 millas náuticas de las islas, los tres Dagger volaban rozando las olas, y a pesar de que los M-V no tenían equipos de navegación, basados en la brújula y velocidad llegaron a las islas solo 20 segundos más tarde de lo previsto.
Antes de llegar a la Gran Malvina escucharon al controlador aéreo decir que que había gran actividad de Harrier en el Estrecho de San Carlos.
Volando sobre Gran Malvina, los aviones abrieron su formación. Los tres estaban ahora en una sola línea de frente, lado a lado, a 600 metros de distancia. Donadille en el centro, Piuma a la izquierda y Senn a la derecha, controlando el espacio a su alrededor.
Estacionados en su área de patrulla bajo el control del HMS Brillant, Sharky Ward (Commander of 801 Sqn) y su numeral Steve Thomas, volaban en circuitos paralelos y, sin saberlo, sobre la ruta de aproximación de los Dagger.
El tiempo cambió, las nubes estaban de 300 metros, por lo que los pilotos argentinos tuvieron que levantar sus visores oscuros. A tres minutos del blanco, con el estrecho ya a la vista y habiendo acelerado a 500 nudos en vuelo a baja altura, Senn le advirtió a sus compañeros: “¡Cuidado, un avión a la derecha!”.
Senn había visto a Thomas pasando de derecha a izquierda, cruzando sobre los Dagger. Donadille miró en esa dirección y vio un avión sobrepasando la línea a 50 metros de altura y 400 metros a la derecha de Senn. Por su perfil y color, pensó que era un A4B, pero no, volaba más rápido que los Dagger.
En ese momento, Piuma trepó con máxima potencia sabiendo que la altura le daría la ventaja en un combate aéreo, y que desde esa posición podría proteger la cola de sus dos compañeros.
Cuando los dos Harrier, volando en circuitos paralelos, viraron al norte, Thomas miró abajo detrás de su cola y vio dos formas triangulares volando bajo y hacia el Este. Por eso es que Senn dijo que los Harrier no los habían avisto, ya que Thomas sólo vio a los Argentinos cuando estaba sobre ellos y no cuando todavía estaba a su derecha, casi a punto de cruzar su trayectoria. Thomas le avisó a Ward e inmediatamente se dio a la caza, cambiando su altura en velocidad para tratar de alcanzar a los aviones argentinos.
En ese instante, el avión oscuro que Donadille había visto (Ward) viró a la izquierda y lo pudo ver en planta. Se dio cuenta inmediatamente que era un Sea Harrier. El líder de los ratones ordeno: “Eyectar las cargas y enfrentarlo, no nos vio” pero Senn estaba mirando al avión de Thomas y no se dio cuenta de que el avión que Donadille veía era a Ward, virando para colocarse a la cola del numeral.
Donadille ordenó secamente: “Eyecten las cargas, maldición y rompa a la derecha”. Senn hizo lo que se le ordenaba. Thomas ya los había visto y Ward viraba en una manera que lo iba a colocar en la cola de Senn antes de que Donadille lo pudiera evitar, por lo que en la desesperación, Donadille disparó sus cañones en la dirección general de Ward. Este dijo luego que estaba sorprendido de que los enemigos se quedaban a pelear en lugar de seguir con su ataque o volver al continente. En ese momento, Donadille estaba a 90 grados de Ward.
La panza del Dagger se iluminó con los disparos de 30 mm. Ward rompió a su izquierda., volando de frente a los dos Dagger con Donadille arriba y Senn abajo.
Habiendo observado que no tenía trazadoras para apuntar mejor, Donadille picó hacia Ward que se venia de frente, disparando, esta vez, adelante del Harrier, que si cruzaba la línea de fuego, podría recibir algún impacto de 30 mm. Concentrado en su mira, Ward voló 400 metros más allá y debajo de Donadille. Tan bajo que se pensó que tal vez el Harrier se había estrellado. Donadille empezó a trepar, luchando por la inercia de su avión con los tanques internos llenos de combustible, evitando impactar con el terreno con escasos 5 a 10 metros de altura.
En ese momento, sin que Donadille lo supiera, Thomas se colocó en su cola. Piuma todavía estaba trepando y Senn estaba virando muy cerrado hacia la derecha. Cuando Donadille empezó a trepar, se encontró con Senn en su camino. Para evitar chocar contra el otro Dagger que tenía ahora estelas de condensación en las alas, Donadille se vio forzado a virar a la izquierda en posición invertida pasando muy cerca de su numeral.
Unos segundos mas tarde, virando otra vez hacia la derecha tratando de ver que había pasado con el Harrier al que había cañoneado, Donadille recibió el impacto del primer misil de Thomas.
El herido Dagger entró en «porpoise» (movimientos bruscos para arriba y abajo) y a unos metros del suelo entró en tirabuzón chato. Sin control de su avión, Donadille se eyectó y en pocos segundos tocaba el suelo. A unos 500 metros de él, su Dagger se estrelló y estalló en llamas.
Para este momento, Piuma había nivelado su avión y pudo ver a dos Harrier tratando de colocarse a la cola de Senn, quien ahora había invertido su viraje ya que trataba de enfrentar la amenaza que sabía estaba detrás de él. Ward, que hizo un viraje tan cerrado realmente sorprendió a Piuma (una de las grandes ventajas del Harrier) y el otro, Thomas, estaba a unos 700 metros y debajo a 90 grados de la cola del Dagger. El misil dejó el ala izquierda del avión de Thomas y Piuma le gritó a Senn que cierre, pero el Sidewinder cubrió la distancia rápidamente y el C-407 fue impactado arriba del ala izquierda, cerca de la cola.
Piuma llamó a Donadille, pero no recibió respuesta. Entonces vio al segundo Harrier (Ward) virando suavemente hacia la izquierda, debajo de él y a unos 40 metros del suelo. El último piloto argentino picó sobre Ward que no sospechaba nada. Piuma se metió dentro del viraje de Ward y a 600 metros de distancia y 30 grados de la cola levemente arriba del Harrier, disparó una larga ráfaga con los cañones. El Harrier se metió en un valle y Piuma pensó que el inglés no se le iba a escapar.
En ese momento, estaba con 450 nudos y 40 metros del suelo. Vio un piloto colgado del paracaídas (Senn). En ese instante, Piuma sintió una gran explosión en su avión y se eyectó cuando sintió el calor del avión en llamas (esto fue extraído del video oficial de FAA donde Piuma relata el combate). Ward y Thomas dicen que vieron un Dagger volando bajo hacia el Noreste. Se metió debajo y atrás de la cola del Dagger y disparó su misil. El avión se destruyó en el suelo luego de explotar.
Tres Dagger fueron derribados y daños potenciales a la Task Force fueron evitados. En este día, de los 7 buques de guerra que entraron en el estrecho, 5 fueron dañados (HMS Ardent que se hundió al día siguiente, HMS Antrim y Argonaut seriamente dañados y forzados a dejar el teatro de operaciones, HMS Brillant y Broadsword). Sólo dos días más tarde los aviones argentinos empezaron a dañar a los buques de transporte, pero para ese entonces era demasiado tarde para cambiar las cosas.
Después de volver a la patrulla, los dos pilotos de Harrier se perdieron de vista. Ward temía que Thomas hubiera sido derribado porque no respondía a sus llamados por radio. Cuando aterrizó en el Invencible, Ward se encontró con Thomas quien acababa de aterrizar. Su avión había sido dañado por 3 proyectiles que pegaron en su compartimiento de electrónica en la zona de la cola.
Los pilotos argentinos pasaron la noche a la intemperie. Piuma herido y casi sin poder caminar, Donadille con su vista afectada y Senn en buen estado físico. Pasarían entre uno y dos días en el terreno antes de ser rescatados por fuerzas argentinas, para luego regresar al continente en uno de los tantos vuelos de los C-130 de la FAA que rompían diariamente el bloqueo.
Su rescate es otra interesante historia…
Publicado por Fundación Malvinas
sábado, 20 de julio de 2013
ARA: Bitácora del submarino "San Luis"
El ARA 'San Luis' en las operaciones de la guerra de Malvinas de 1982 - más información
Acerca de su actuación durante la Guerra de las Malvinas, se lee en el Libro de Navegación del buque que el 11 de abril zarpó de la Base Naval de Mar del Plata para el área de operaciones, y que:
Regresó después de enfrentarse a uno de los mejores anti-submarinos fuerzas de la época. La gloria de los demás de los fracasos carecía de profesionalismo y valentía de su tripulación.
FUENTE: Buques de La Armada Argentina 1970-1996, Sus Comandos y Operaciones – Contra-Almirante (R) Horacio Rodríguez, Págs 150-151.
NOTA del BLOG: Es la nave séptima para llevar este nombre en la Armada Argentina. El nombre completo del comandante de la fragata era Capitán Don Fernando Dario Azcueta desde el 21 de diciembre de 1981 hasta el 15 de diciembre 1982. (J. Smith)
Poder Naval
Acerca de su actuación durante la Guerra de las Malvinas, se lee en el Libro de Navegación del buque que el 11 de abril zarpó de la Base Naval de Mar del Plata para el área de operaciones, y que:
- El 1 de mayo, "a las 8:01 AM se ordenó a la guarnición estaciones de combate ... 9:40 am el barco comienza un ataque contra el enemigo. A las 10:15 se lanza un torpedo ... SST-4. " El ataque fracasó y desde las 12 y cuarto hasta las 16hs.: "el navío en combate. En contacto con el enemigo. En la maniobra de evasión, bajo el mando del Sr. Comandante ... "
- El 02 de mayo, "se tomó en contacto con el enemigo a las 00h15, dos objetivos tipo destructor cercanos y se clasifica a un sonido de un helicóptero ... a la 1.30hs se rompe contacto con los destructores ..."
- El 8 de mayo, "se llama a las 20h39 a estaciones de combate. se liberan a las 21h42 torpedos Mk-37, lo que resultó en la explosión de 21h58 .... "
- El 11 de mayo, "el barco estaba en combate, navegando bajo el mando del señor comandante en maniobras en un ataque a dos objetivos. 1:40 AM disparan un torpedo SST-4. A las 1:46 am se escucha una fuerte explosión. El torpedo no produjo un impacto ... 02:20 a.m. los contactos ... se pierden. "
- El 19 de mayo 1982 entró en la Base Naval Puerto Belgrano después de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión (equivalente a 36 días bajo el agua).
Regresó después de enfrentarse a uno de los mejores anti-submarinos fuerzas de la época. La gloria de los demás de los fracasos carecía de profesionalismo y valentía de su tripulación.
FUENTE: Buques de La Armada Argentina 1970-1996, Sus Comandos y Operaciones – Contra-Almirante (R) Horacio Rodríguez, Págs 150-151.
NOTA del BLOG: Es la nave séptima para llevar este nombre en la Armada Argentina. El nombre completo del comandante de la fragata era Capitán Don Fernando Dario Azcueta desde el 21 de diciembre de 1981 hasta el 15 de diciembre 1982. (J. Smith)
Poder Naval
viernes, 19 de julio de 2013
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