La opinión de los británicos sobre Malvinas
Buenos Aires, Londres y una histórica oportunidad
Por Roberto García Moritán || Infobae
Una calle de las Islas MalvinasEncuestas recientes reflejan que la opinión de los británicos sobre las Islas Malvinas dio un giro
La diplomacia tiene la oportunidad de empezar a
superar diferencias entre Buenos Aires y Londres en torno de las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur.
De acuerdo a dos encuestas del Reino Unido (Politics Polls por Twitter y
YouGov Poll, realizada en Inglaterra, Gales y Escocia), se podría
interpretar que
las animosidades post conflicto han quedado en el pasado. Mientras que el primer sondeo de opinión muestra un
amplio reconocimiento que los archipiélagos pertenecen a la Argentina, la segunda encuesta refleja que
a un 54% de los británicos no les afectaría que las islas dejaran de continuar bajo dominio del Reino Unido
(solo un 34% insistió en mantener la colonia). Un 16% se manifestó por
la transferencia de la soberanía y sólo un 10% de los encuestados a
favor de la autodeterminación.
En el mismo sentido, una tercera encuesta on line del Daily Express,
refleja que la población del Reino Unido tendrían un enfoque tolerante
incluso respecto a la nomenclatura argentina de las Islas del Atlántico
Sur. Un 72% considera apropiado el uso del nombre de Islas Malvinas en lugar de la denominación británica Falklands Islands.
Los
relevamientos de opinión pública estarían dejando en evidencia una
reevaluación de la sociedad británica sobre la legitimidad, resabios e
incluso excesos del sistema colonial. El Rey Carlos III, por
ejemplo, ha puesto a disposición los archivos reales para una
investigación sobre el papel imperialista, esclavista y colonialista de
la monarquía británica.
Este
incipiente revisionismo es interesante para el análisis en virtud de
que documentos desclasificados del Foreign Office han revelado que uno
de los argumentos utilizados en el pasado para negarse a negociar con
Argentina (conforme a las resoluciones pertinentes de las Naciones
Unidas) ha sido la preocupación a una eventual reacción negativa de la
opinión pública. Esos mismos archivos gubernamentales señalan, según un
artículo publicado en The Guardian, que el temor mediático de
Downing Street fue la causa que frustró distintas posibilidades
concretas para la transferencia a la Argentina de la soberanía de las
Islas Malvinas (Memorándum de Entendimiento de 1968 y otras iniciativas
diplomáticas consideradas en la década de 1970).
En
la actualidad, el juego de intereses a contrapelo de la opinión pública
parece repetirse por empresas británicas involucradas en la exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos
en aguas circundantes a las Islas Malvinas, para evitar la reanudación
de un diálogo bilateral más constructivo. No es de extrañar que así sea.
Los antecedentes diplomáticos muestran que fueron esas mismas empresas
las que lograron en el año 2000 vaciar de contenido a la Comisión de
Hidrocarburos del Atlántico Sudoccidental y, posteriormente, promover la
adopción de medidas unilaterales que socavaron el concepto de
colaboración de la Declaración Conjunta de Cooperación sobre Actividades
Costa Afuera en el Atlántico Sudoccidental (1995) en un área especial
de 21.000 km2 situada al sudoeste de las Islas Malvinas.
Pese a la avidez de los petroleros de mantener el statu quo colonial en el Atlántico Sur,
en particular que excluya cualquier cooperación con Argentina, los
sondeos de opinión acentúan que es hora que la diplomacia se imponga. A
cuatro décadas del fin de la guerra, la opinión pública británica
transmite que ya no hay espacio para la intransigencia. En ese contexto,
Argentina y el Reino Unido deberían asumir con mayor responsabilidad sus obligaciones conforme la Carta de las Naciones Unidas.
También aprovechar las experiencias del pasado para impulsar una nueva
atmósfera entre Buenos Aires y Londres en torno de la cuestión Malvinas.