martes, 5 de octubre de 2021

El fracaso del Shorts Blowpipe

El fracaso del misil portátil británico Shorts Blowpipe



El Shorts Blowpipe fue un misil tierra-aire portátil corto alcance, de origen britanico y de uso común durante el conflicto tanto por parte de las fuerzas argentinas como británicas, de este último usuario, comenzó a utilizarlo desde el año 1975 y lo empleó masivamente en Malvinas, pero resultó un estrepitoso fracaso: de los 95 misiles disparados por las tropas, sólo uno consiguió un derribo, un Aermacchi MB-339 de la Armada.



Gran parte de este fracaso es su guía, por control remoto manual por medio de un mini Joystick adosado al equipo lanzador, por lo que el misil no era preciso en su guiado visual y mas contra objetivos veloces que van realizando maniobras evasivas.



Del lado argentino si bien se utilizaron muy pocos, el éxito también fue el mismo que el de los británicos: Solo un avión derribado, un Harrier GR3 aunque algunas fuentes mas optimistas afirman que fueron dos.



Así fue el pobre y nulo desempeño del Blowpipe, un misil incómodo de transportar por su tamaño y de operar también.



Del lado británico se compensó el uso del Blowpipe como misil portátil con el Stinger estadounidense, tremendamente eficaz, y el 9K32 “Strela-2″ o SA-7 Grail soviético del lado argentino.


lunes, 27 de septiembre de 2021

Cisternas del LOG-9 derramando combustible para evitar su uso por las tropas británicas

Camiones cisterna


Mercedes Benz 1114 del Batallón Logístico N° 9 (LOG-9) del Ejército Argentino, en Puerto Argentino, lanzados así contra el borde del muelle y derramando combustible para evitar que pudieran ser usados por los britanicos después de la rendición argentina.



Uno de estos camiones, era conducido por Carlos Bustos, oriundo de la provincia de Córdoba quien es además uno de los Veteranos de Guerra más famosos de la Argentina.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Robacio: Las bajas británicas triplican las nuestras

Malvinas, 25 años después: Entrevista a Carlos Robacio (Almirante retirado. Ex Jefe del BIM 5)

“Yo creo que las bajas de los ingleses triplican las nuestras”

Clarín



Los británicos, no demasiado propensos al elogio, no vacilan en señalar que las fuerzas argentinas más difíciles de enfrentar en Malvinas fueron las del Batallón de Infantería de Marina 5, a cargo del entonces capitán de fragata Carlos Robacio. Se enfrentaron a los ingleses en Tumbledown, una de las batallas finales, junto a la de Monte Longdon. Un cuarto de siglo después, en su casa de Bahía Blanca, Robacio evoca.—Estábamos convencidos de que peleábamos por lo nuestro. Malvinas hoy no sólo es un sentimiento, fue una gesta y creo que es tal vez la única cosa que nos puede unir a todos los argentinos. Yo estuve hace muy poco en una reunión en Gran Bretaña con los comandantes que me atacaron. Empezamos a combatir el 13 de junio. El 13 a la tarde nos hacen un ataque con una compañía reforzada que la aniquilamos. Teníamos muy buen fuego preparado. Pero cometimos muchos errores, hacía casi doscientos años que no estábamos en guerra, por lo menos en guerras clásicas. El BIM 5 era la única unidad que estaba equipada, ambientada y adiestrada para estar en Malvinas. Pero yo me enamoré del Ejército (risas) porque mis camaradas, sin tener nada, pelearon muy duro. Es difícil entender las condiciones en las que peleamos en Malvinas. Por eso cuando regresamos no me importó que nos sacaran medio ocultos porque yo pensé que, al haber sido derrotados, y yo que era comandante, íbamos a ser fusilados. Tuve un batallón con gente de un valor encomiable. El comandante de los gurkhas me escribió para decirme que jamás pasaron tanto miedo como cuando atacaron Tumbledown. Los ingleses no pueden creer que yo tuviera conscriptos: "No, sus hombres eran veteranos. No podíamos sacarlos de los pozos", me dicen hoy. Por eso creo también que las bajas inglesas triplican a las argentinas. La munición que pensábamos nos iba a durar veinte días, se agotó en un día y medio de combate. Nuestra artillería tiró diecisiete mil proyectiles en dos días. Y todos los hombres que lucharon en Malvinas fueron muy valientes. No hay registros en todo el siglo XX de unidades que hayan sido bombardeadas durante cuarenta y cuatro días y en el terreno de combate por más de sesenta, sin haber sido relevadas.

domingo, 19 de septiembre de 2021

Robacio combate con su batallón a una brigada británica

El “Batallón del Infierno” que diezmó al enemigo inglés

Diario Prensa




GRANDES HEROES DE CUYO ACCIONAR EN MALVINAS POCO SE CONOCE:

El Batallón de Infantería de Marina 5, reforzado con 200 hombres del Ejército, pasó a ser una leyenda heroica por su extraordinario desempeño en la guerra de 1982. Esa unidad fue entrenada, formada y preparada para el combate por su jefe, el entonces Capitán de Fragata Carlos Robacio.

En nuestras Islas Malvinas, Carlos Hugo Robacio combatió al frente de sus hombres de una manera tan decidida que asombró al enemigo. The Sunday Times dijo: “No se rindieron ni se retiraron los argentinos en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia Escocesa debió enfrentar la más violenta de todas las acciones. Allí se hallaba el Batallón de Infantes de Marina argentinos muy expertos y bien atrincherados que disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.

Robacio y su BIM 5 no acataron la orden de rendición el 14 de junio de 1982. Siguieron combatiendo con furor hasta agotar la munición y luego en combate cuerpo a cuerpo con armas blancas. Entraron a Puerto Argentino en perfecta formación, armas al hombro y a paso de desfile. Los ingleses, asombrados por tanto derroche de coraje, se formaron para saludarlos militarmente y recibirlos con honores.
El testimonio de Robacio revela detalles que ponen la piel de gallina a cualquiera por el orgullo, la valentía y el coraje que demostraron nuestros soldados en la batalla de Tumbledown: “Tenía a mi mando 700 hombres del Batallón, y alrededor de 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos. Como contrapartida, les provocamos al enemigo el más alto número de muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359 hombres, ¿de dónde saco esa cifra? ellos mismos me la dijeron”.

“A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía de Ejército del Mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con los famosos gurkhas. Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. Allí concentré fuego de la artillería de Ejército . Según me contó luego el General inglés Wilson, de la Quinta Brigada –con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pie. Los barrimos. Aunque ahora lo niegue, fue así”.
En la fotografía, parte del glorioso “Batallón del Infierno”. Eran unos 150 hombres que se enfrentaron a alrededor de mil soldados británicos y ghurkas.

“Todo un regimiento de ellos chocaba contra 60 u 80 hombres míos, y los bajamos sin asco, y los paramos. Una de las preguntas que me hicieron fue por qué no había contraatacado, si les habíamos quebrado el ataque. Yo tenía a la Compañía Mar lista para el contraataque. Pero la realidad es que, cuando pudimos hacerlo, ya no teníamos munición. Por otra parte, había llegado la orden de repliegue. Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo. Así y todo, podíamos haber contraatacado, de haber tenido un poco de munición. Pero no hubiera cambiado el curso de la batalla. La suerte estaba echada. Claro: los ingleses no sabían mi situación real. Esperaban el contraataque nuestro. Rezaban, me dijeron, para que no contraatacáramos. Pero ¿Con qué? Cuando les conté que nosotros éramos un batallón, no lo podían creer. También recuerdo que, en el momento de decidir el contraataque, llamo a los oficiales de mi Estado Mayor y les cuento mi plan. Tomo la carta y hago un esbozo de las órdenes. Ellos se miran entre sí. No dicen nada. Cumplen. Pero después del 14 de junio, a mí me había quedado una duda: ¿Por qué se miraron entre ellos? Un día se los pregunté. Me dijeron que pensaban que yo estaba loco. Entonces, una vez que pasaron las cosas y terminó, yo seguí preguntando: ¿Y ustedes que hubieran hecho, aun así? “Hubiéramos cumplido la orden. Punto”.

“Eso era el BIM 5. Eso es lo que vale. La confianza. Pero quisiera destacar que en Malvinas cada uno luchó con lo que pudo, y con lo que tuvo. Por cada uno de nosotros caían seis o siete de ellos. Ahora ya saben que no les tenemos miedo, que no somos indios y que sus soldados no van a venir de picnic”.

Fuente: Reconocimiento de Tomás Bertotto.
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