lunes, 18 de mayo de 2020
sábado, 16 de mayo de 2020
jueves, 14 de mayo de 2020
Gobierno de Tierra del Fuego homenajea a enfermero VGM
El Gobierno de Tierra del Fuego homenajeó al Suboficial Segundo (RE) VGM Arnoldo Funes Maravilla tras su fallecimiento
Se declaró un día de duelo provincial en Tierra del Fuego. Oriundo de Mendoza, falleció ayer en Ushuaia a los 74 años.Gaceta Marinera
Ushuaia – El Gobierno de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur decretó un día de duelo provincial por el fallecimiento del Suboficial Segundo (RE) VGM Arnoldo Funes Maravilla, quien había sido enfermero en el submarino ARA “Santa Fe” durante la Guerra de Malvinas.
Asimismo, se estableció el izado a media asta del Pabellón Nacional y del Pabellón Provincial, de acuerdo a lo establecido en la Ley Provincial N° 1274, en todos los edificios públicos de Tierra del Fuego.
Durante el Conflicto del Atlántico Sur, el submarino ARA “Santa Fe” fue atacado el 25 de abril en cercanías de Caleta Vago (Islas Georgias del Sur) por helicópteros británicos; uno de los misiles impactó en la vela de la unidad argentina e hirió al Cabo Segundo Alberto Macías. El Suboficial Segundo enfermero Funes Maravilla fue el primero en asistirlo.
Sus compañeros del ARA “Santa Fe” recuerdan hasta la fecha esta heroica entrega y agradecen el homenaje por parte de la provincia. El reconocimiento a Funes Maravilla honrará su memoria y será reconocido por toda la comunidad como “Héroe de Malvinas”.
martes, 12 de mayo de 2020
Osvaldo Ardiles y sus decisiones durante el conflicto
Las dramáticas decisiones que debió tomar Osvaldo Ardiles durante la Guerra de Malvinas y la historia de su primo Pepe, derribado por un avión inglés
Para 1982, Ossie era un mito viviente en el Tottenham inglés. Cuando el conflicto bélico estalló, sentó su postura en torno a las Islas y decidió marcharse del equipo donde era ídolo: “No puedo jugar en un país que está en guerra con el mío”. Al unísono, su primo José Leónidas combatía contra los Sea HarrierPor Rodrigo Tamagni || Infobae
Osvaldo Ardiles el 3 de abril de 1982, en la semifinal de la FA Cup ante Leicester: fue el último partido antes de abandonar el equipo por la guerra de Malvinas (Foto: Reuters)
“¡Ossie va a la guerra!”. El titular del diario sensacionalista británico era el remate de un cambio de paradigma. Osvaldo Ardiles había dejado de ser la leyenda, el héroe, el primer extranjero en enamorar a las frías tribunas inglesas. Ardiles, ahora, era el argentino símbolo de una guerra sobre el suelo de las Malvinas que había tenido su capítulo inicial de manera inesperada el 2 de abril de 1982, apenas unas pocas horas antes de que el Tottenham disputara la semifinal de la FA Cup por segundo año consecutivo con Ossie como gran estrella. Por esas mismas horas, su primo José Leonidas se preparaba para enfrentar a los ingleses en el aire malvinense con su avión Mirage.
El 3 de abril, los Spurs se impusieron 2-0 sobre el Leicester en Villa Park y sacaron el boleto para defender el título en el torneo más longevo del planeta. La temporada anterior, el equipo había conquistado por sexta vez la corona a expensas de una brillante actuación de Ardiles, que hasta se había ganado el reconocimiento de que le hicieran un tema en su honor titulado Ossie’s Dream. Pero aquella tarde de 1982 en Birminghan algo se resquebrajó: Julio Ricardo Villa fue suplente y Ardiles, por primera vez, escuchó la hostilidad de las tribunas cada vez que intervenía en el juego. “Nunca había recibido chiflidos. Eso fue un shock”, recordó aquella escena en el documental White, Blue and White de ESPN. Esa misma noche se subió a un avión, se marchó a Argentina para sumarse al plantel nacional que iba a jugar el Mundial y dejó un mensaje que hacía prever lo que ocurriría luego: “No sé cuándo volveré, simplemente no lo sé". Los titulares de los suplementos deportivos ingleses llevaron su rostro.
Las horas se consumieron de manera vertiginosa en Inglaterra, en Argentina, sobre el suelo malvinense y en la vida de Ardiles. Entre el desembarco de las tropas nacionales en las Islas, los gritos vehementes y etílicos de Galtieri en el balcón de la Casa Rosada y la primera presentación oficial del cordobés en su tierra natal pasaron doce días. El 14 de abril, fue titular en el empate amistosos 1-1 contra la Unión Soviética que el equipo del Flaco Menotti afrontó en el Monumental. Ossie ya había comenzado a carburar una idea difícil, que en su interior era controversial: “No puedo jugar en un país que está en guerra con el mío". Esa misma frase dijo ante los micrófonos ingleses en medio del conflicto.
El mediocampista por entonces tenía 29 años y, a pesar de perjuicio personal y las complicaciones filosóficas que existían en su cabeza sobre el combate entre su país de origen y el de adopción, no dudó en expresarse abiertamente –otra vez ante los periodistas ingleses– sobre el conflicto: “Yo siento que son nuestras. Estoy contento por el momento que sean nuestras. Espero que estos problemas se resuelvan de manera pacífica”.
“El país en el cual yo había nacido estaba en guerra con el país que me había adoptado. Para mí fue muy fuerte, increíblemente fuerte”, explicó tiempo después sobre el engranaje que trabajaba en su cabeza. Ardiles había arribado a Inglaterra junto con Villa en julio de 1978 a cambio de 750 mil libras esterlinas en una operación que sacudió al país: los campeones mundiales eran los primeros sudamericanos en sembrar una semilla en la cuna del fútbol. Cuatro años más tarde, con dos títulos sobre sus espaldas, eran parte de una sociedad conservadora que los había abrazado como propios. A punto tal, que aquel 3 de abril, mientras todos los hostigaban, los fanáticos Spurs lo defendieron y colgaron una bandera icónica: “Argentina can keep the Falklands, we’ll keep Ossie” (Argentina puede quedarse con las Malvinas, nosotros mantendremos a Ossie).
Entre fines de abril y comienzos de mayo, el furor bélico en Argentina crecía al compás del impulso mediático que inyectaba un nacionalismo cegador de la mano del “estamos ganando”. Los días de todos estaban dominados por el vértigo: el 25 de abril se registraron las primeras escaramuzas y el 1 de mayo los Ardiles se enteraron de una noticia paralizante. El avión Mirage Dagger de José Leonidas Ardiles –de 27 años y primo de Ossie– había sido derribado por un Sea Harrier. Nadie tenía noticias del Pepe pero había sospechas de que no había podido eyectarse de la aeronave.
José Pepe Ardiles, héroe de Malvinas, que fue derribado por aviones ingleses
“El 1° de mayo ellos muy temprano hicieron el primer ataque con los Vulcan al Puerto Argentino. Ahí la Fuerza Aérea sur, que estaba en Comodoro Rivadavia, organizó una serie de vuelos para ir sobre Malvinas con la idea de impedir los ataques de los ingleses sobre el Puerto. Íbamos a salir con el Pepe Ardiles y cuando estábamos yendo al avión, me dice: ‘Señor, ¿me deja que voy a hablar con mi señora?’. Lo hace y luego ponemos en marcha los aviones; el mío tenía fallas en un sistema. Empiezan a tratar de solucionarlo, no pueden y mientras tanto lo hacen rodar a Ardiles", recordó con Infobae el Brigadier Carlos Rohde, quien era el jefe de sección. “Lo hicieron despegar solo. Yo me estaba atando en otro avión, cuando vienen y me avisan que la misión se había suspendido. Me bajé tranquilo, cuando llegué al centro de operaciones, pregunté: ¿Ardiles está consumiendo combustible? No, a Ardiles lo mandaron a Malvinas... Y ahí, lamentablemente, no volvió más".
“Él no llegó a eyectarse ni nada. Cayó con un avión en una isla. Nosotros nos enteramos a la hora y media que lo habían derribado porque no regresaba, y nosotros teníamos una autonomía limitada para ir a Malvinas y regresar: no teníamos más de cinco o siete minutos para estar sobre las Islas. Todos estábamos pendientes del retorno: después nos confirmaron que por el radar habían visto que había sido derribado”, detalló Rohde, que había sido profesor del Pepe en el curso de aviador militar previamente y trataba al héroe argentino como un hijo. Pepe recibió el impacto de un misil aire-aire Sidewinder AIM-9 al ser sorprendido por dos Sea Harrier británicos tras atacar a una fragata que se dirigía a Darwin.
Mientras su primo defendía la soberanía argentina, Osvaldo estaba concentrado con el equipo argentino y a horas de emprender el vuelo hacia España para defender el título en la Copa Mundial del 82. El fluir de lo ocurrido llegó de un modo frenético: “A mí un día me dijeron que mi primo estaba combatiendo en las Islas Malvinas y a los dos o tres días que había desaparecido, pero no se sabía si había muerto”. La desinformación era una herramienta de guerra para confundir al enemigo ante la especulación de una intercepción de las comunicaciones. Así se generó el velo de misterio en torno a la muerte del Pepe: “Era confuso. Una vez nos dijeron ‘esta noche vamos a recuperar los cuerpos de (Carlos) Perona y Ardiles’. Hubo testigos que habían visto caer el avión en la Isla Bougainville, que es una islita al sur. Después de dos o tres días, un helicóptero sobrevoló la zona, estaba el humo todavía porque el avión se clavó de punta. No vieron ningún sobreviviente. Después fueron personalmente a buscar en el agujero algún vestigio y no había nada”. El que dio los detalles ante Infobae es Mario Callejo, compañero en la fuerza desde el 72, amigo íntimo y padrino de María Inés, la hija menor del Pepe (Sebastián, el mayor, es un destacado integrante de la fuerza aérea hoy en día). “Su papá todavía esperaba verlo vivo. Pensaba que estaba prisionero en Inglaterra y no le podíamos sacar la idea. Fue a Londres y estuvo habitación por medio con el que lo había derribado. No sé si estuvo tan convencido, pero al menos se volvió tranquilo. No se sabe nunca en el corazón de un padre hasta dónde llega la esperanza”, agregó.
Ossie se enteró durante la preparación con Argentina para el Mundial 82 que su primo estaba combatiendo en las Malvinas (Foto: Reuters)
“Mi tío pasó mucho tiempo tratando de localizar su cuerpo para descubrir qué sucedió exactamente. Se hablaba de una Isla donde se encontraban prisioneros de guerra argentinos, una isla británica. Mi tío vino a Inglaterra para investigar el asunto, esperando, supongo, que encontraría vivo a mi primo”, rememoró el hecho Ardiles en su autobiografía Ossie’s Dream que se publicó en 2009. Él fue un actor central en toda esta investigación familiar: le gestionó una reunión con autoridades británicas que le brindaron a su tío precisiones sobre lo ocurrido. Aunque la confirmación definitiva llegó de una manera inesperada: “Recibí la carta del piloto que lo derribó básicamente para que mi tío no lo siguiera buscando. Explicaba que él había sido el que lo había derribado, que el avión había explotado. Y que no había tenido tiempo para saltar, absolutamente nada”, detalló en el documental español Informe Robinson sobre el texto que le envió el militar Bertie Penfold para confirmar la muerte.
Todo el drama familiar se desarrollaba mientras Ardiles era un protagonista central de la Guerra. De aquí y de allá. El 8 de mayo fue uno de los cuatro integrantes del plantel argentino que participó en Las 24 horas por Malvinas, el programa que dominó las emisiones de todo un día con la idea recaudar fondos para los soldados. “Quiero agradecer en nombre de todos mis compañeros que nos hayan invitado a este programa y que podamos estar así, juntos, de alguna manera, poniendo nuestro granito de arena para esta gran causa nacional que son las Islas Malvinas”, dijo con su mirada perdida en el vacío, con una mueca pseudo sonriente de compromiso, los brazos entrelazados como cementados y dando todas las precisiones gestuales de que no quería estar allí. Recién hablaría públicamente de lo ocurrido con su primo en junio, a horas de disputar el segundo partido de la fase de grupos contra Hungría, donde marcó su único gol en la Copa del Mundo.
Este proceso era caótico. Traumático. Feroz. Aquellos insultos y abucheos del 3 de abril se habían transformado en ataques mediáticos sin trinchera. “Fue difícil con la prensa. Me decían: ¿qué te gusta de Inglaterra? Yo decía el golf y entonces ya era pro inglés. ¿Qué te gusta de Argentina? Los bifes, entonces ya era pro argentino. Fue salvaje. Cuando hay una guerra lo primero que se olvida es la verdad”, detalló varias décadas más tarde. Tomando su paso por el servicio militar obligatorio a mediados de los 70, un periódico británico publicó durante el conflicto bélico que Ardiles estaba dispuesto a ir a Malvinas: “Salió en primera plana que yo iba a pelear contra los ingleses, que iba a matar ingleses. Partían del hecho que yo había hecho el servicio militar acá y que claramente era un reservista, por lo cual teóricamente yo podía ser llamado a combatir. A través de eso hicieron toda esa historia de que yo iba a matar ingleses. Fue muy duro”.
“Todo eso me pasaba a mí. Me sentía mal en Inglaterra. Me sentía mal en Argentina. Me sentía mal en todos lados. Malvinas me destruyó a mí, claramente. A partir de ahí no pude volver a Inglaterra. Fue un período increíblemente triste. Cada día había algo peor, y algo peor, y algo peor...”.
"Ardiles va a la guerra": uno de los titulares de los diarios británicos durante el conflicto bélico
El 14 de junio la pólvora dejó de ser el olor predominante en Malvinas. El equipo nacional de fútbol había perdido el día previo a la rendición militar contra Bélgica en el debut del Mundial y dos semanas más tarde los conducidos por Menotti, defensores de la corona, se despedían de la Copa del Mundo con una imagen deslucida. Ardiles, sin embargo, todavía tenía que afrontar las esquirlas personales del caos militar ajeno. En Inglaterra era un argentino y en Argentina era un inglés. Lo que había madurado durante la estadía con la Selección debía cristalizarse en el mercado de pases: Tottenham no quería deshacerse de su estrella, de su ídolo, a pesar de todo y el acuerdo fue que se marcharía solamente a préstamo por una temporada para apaciguar los ánimos.
El París Saint Germain, de una liga francesa que recién había puesto la piedra angular rumbo a un fútbol de elite, hizo oficial el acuerdo el 3 de julio horas después de la derrota argentina contra Brasil que marcó el adiós del Mundial: “Como es de público conocimiento mi partida es por la Guerra de Malvinas”, dijo ante la TV francesa. Allí vivió su momento más “desastroso”: sólo estuvo en 17 partidos e hizo 1 gol. “Jugué muy mal. La mente siempre domina al cuerpo. Jugaba tan mal que no podía creer que jugaba tan mal. Hacer lo básico me costaba. Estaba destruido. Los dos países que yo quería habían estado en guerra, muertos de un lado y muertos del otro. Sentía cada muerte”.
Ossie con la número 1 contra Brasil en el partido que marcó la eliminación del Mundial 82 (Foto: Reuters)
El tiempo, sin embargo, empezaba a cicatrizar las primeras heridas. Para enero de 1983, Ardiles ya estaba de vuelta en suelo inglés y se mostraba feliz ante la cadena ITN News: “Mirando atrás creo que la decisión que tomé fue la correcta. No tengo nada de qué arrepentirme porque no dije nada malo de Inglaterra. Soy muy honesto. Nunca dije nada malo. Me siento como en casa. Estoy contento. No sé cómo será la reacción del público, algunos van a estar contentos y otros no". Al final del túnel, acumularía en total 311 presentaciones, 25 goles y 4 títulos (entre los que se destacan la UEFA Cup) a lo largo de diez temporadas en los Spurs. Además, fue el primer entrenador no británico que tuvo el equipo cuando lo eligieron para comandar al plantel en 1993. Una leyenda.
Su círculo con las Malvinas lo cerró, de un modo particular, a comienzos del 2014. Visitó las Islas, recorrió el cementerio de Darwin, revivió en sus entrañas la historia de su primo héroe de guerra y tuvo un accidente vehicular por las hostiles carreteras isleñas que casi le cuesta la vida como si fuese una ironía del destino.
Ossie’s Dreams, ese lema que lo persiguió en sus días más felices adentro de una cancha, ya no es más un tema musical simpático, su sueño ahora tiene un enfoque más profundo: “La guerra no sirve absolutamente para nada. Solo sirve para enemistar a los pueblos y sostener esa enemistad. Guerra nunca más”. Osvaldo Ardiles el 3 de abril de 1982, en la semifinal de la FA Cup ante Leicester: fue el último partido antes de abandonar el equipo por la guerra de Malvinas (Foto: Reuters)
domingo, 10 de mayo de 2020
viernes, 8 de mayo de 2020
Clase Guppy: Aprendiendo de la SGM antes de llegar a los SSN
Proyecto GUPPY: entre la Segunda Guerra Mundial y la era de los barcos de propulsión nuclear
Revista Militar (original en ruso)Hace sesenta años, cuando la deuda pública de los EE. UU. aún no había tomado valores tan amenazantes, y los gastos de los Estados Unidos para todo, incluida la defensa, eran bastante razonables: en aquellos días, la Marina de los EE. UU. parecía completamente diferente de lo que es ahora. A comienzos de los años 1940 y 50, la Marina de los EE. UU. era un montón de basura oxidada de la Segunda Guerra Mundial, y el Congreso estaba desesperado por no asignar fondos para la construcción de nuevos barcos.
La extraña situación tenía una explicación simple: durante los años de guerra, la industria de los Estados Unidos entregó a la Marina una cantidad tan grande de equipo que surgió una pregunta razonable: ¿qué se debe hacer a continuación? La mayor parte de la flota no murió en la batalla. Incluso después de la "limpieza general" en 1946-1947, cuando varias docenas de "superfluos" fueron retirados a la reserva, según el comando, portaaviones, acorazados y cruceros, la flota estadounidense todavía estaba llena en exceso con equipo militar.
Dejar que cientos de naves completamente modernas sean desechadas, y construir nuevas unidades de combate, sería francamente reacio. Sin embargo, el equipo estaba sujeto al inevitable deterioro físico y al envejecimiento moral: en una era en la que el horizonte ya estaba iluminado por el resplandor de futuras instalaciones nucleares y antorchas de motores de cohetes, se requería la reposición inmediata de la flota con nuevos barcos. ¡Pero no se hizo la reposición de la flota!
A los almirantes se les explicó popularmente que en los próximos 10 años no deberían esperarse nuevos barcos: es poco probable que los fondos asignados sean suficientes para varios diseños experimentales y, tal vez, un par de unidades grandes para la flota de portaaviones. De lo contrario, los marineros deben prepararse para el hecho de que, en caso de guerra, tendrán que luchar con equipos obsoletos.
Para evitar la repetición del próximo Pearl Harbor, la administración de la flota tuvo que activar la imaginación y utilizar al máximo los recursos de modernización del barco: en la década de 1950, la Marina de los EE. UU. conmocionó varios programas de modernización de flotas a gran escala. Uno de los proyectos más interesantes fue GUPPY, un complejo de eventos relativamente simples y baratos que cambiaron radicalmente las características de los submarinos estadounidenses.
¡Inmersión urgente!
En 1945, después de la división de los barcos alemanes capturados, los Yankees cayeron en manos de dos "Electrobots" tipo XXI: U-2513 y U-3008. El conocimiento de los barcos más potentes y avanzados de la Segunda Guerra Mundial dejó una impresión indeleble en los expertos estadounidenses; Después de estudiar cuidadosamente el diseño y las características de los Electrobots, los estadounidenses llegaron a la conclusión correcta: los factores clave que afectan directamente la efectividad y la estabilidad de combate de un submarino moderno son su velocidad y alcance en condiciones sumergidas. Todo lo demás: armas de artillería, velocidad de superficie o autonomía pueden descuidarse en un grado u otro, sacrificándolos a la Misión Principal del Submarino: tráfico submarino.La duración de estar bajo el agua para submarinos diesel-eléctricos estuvo principalmente limitada por la capacidad de las baterías. Incluso los barcos más grandes y poderosos de la Segunda Guerra Mundial no pudieron permanecer bajo el agua por más de dos o tres días; luego, inevitablemente, seguidos por el ascenso, el sistema de ventilación de los pozos de la batería se encendió, las poderosas corrientes de aire eliminaron las emisiones venenosas acumuladas, y los generadores de diésel traquetearon y generaron energía eléctrica vital. el cable lleva de vuelta a las baterías recargables.
Durante un ciclo de estar en la posición subacuática, los barcos lograron "gatear" no más de 100 ... 200 millas. Por ejemplo, incluso el más grande de los barcos soviéticos, el submarino de crucero de la serie XIV, podría sumergirse solo alrededor de 170 millas con un movimiento económico de 3 nodos. Y si el mango del telégrafo de la máquina estuviera en "El avance más completo", la batería se agotaría después de una hora o 12 millas de la distancia recorrida. Las características de los barcos estadounidenses del tipo Gato, Balao y Tench fueron aún más modestas: menos de 100 millas a dos nudos, mientras que la velocidad máxima en posición subacuática no superó los 9-10 nudos.
Para corregir esta molesta situación, se desarrolló el programa GUPPY (Gran Programa de Poder de Propulsión Subacuática). Como su nombre lo indica, el objetivo del programa era mejorar radicalmente las características de velocidad de los barcos en posición subacuática. Se suponía que la tarea se lograría de tres maneras principales:
- Máxima saturación del espacio interior de la embarcación con baterías, se planeó aumentar el número de grupos de baterías en 2 veces, ¡de dos a cuatro!
- Optimización de contornos para reducir la resistencia hidrodinámica al moverse en posición subacuática;
- Instalación de un tubo respirador - un invento alemán muy bueno que le permite moverse indefinidamente durante mucho tiempo a una profundidad de periscopio, "saliendo" del agua la punta de la entrada de aire y el tubo de escape de un motor diesel.
Por supuesto, en el curso de la modernización, se mejoró el "llenado" electrónico de barcos, aparecieron nuevos radares, sonares y sistemas de control de fuego de torpedos.
Los primeros trabajos se completaron en agosto de 1947: dos submarinos de la Marina de los EE. UU., el USS Odax y el USS Pomodon, pasaron por un programa intensivo de modernización bajo el programa GUPPY I. Todas las instalaciones de artillería, pilones de protección, molinetes e incluso uno de los periscopios fueron desmantelados de las cubiertas de los barcos, todo para reducir la hidrodinámica. resistencia bajo el agua
La cabina ha adquirido nuevas formas: un diseño liso y aerodinámico, que ha recibido el nombre de "vela" entre los marineros. Se hicieron algunos cambios en la proa del casco: la familiar silueta en forma de V adquirida en formas redondeadas GUPPY. Pero las principales metamorfosis ocurrieron en el interior. Las bodegas vacías de municiones de artillería, parte de las cámaras de refrigeración y las tiendas de repuestos, todo el espacio libre desde la proa hasta la popa estaba lleno de baterías recargables (baterías), solo 4 grupos de 126 elementos de un nuevo tipo.
Las nuevas baterías tenían una gran capacidad, pero una vida útil corta (solo 18 meses, 3 veces menos que las baterías originales de la Segunda Guerra Mundial) y un mayor tiempo de carga. Además, su funcionamiento era más peligroso debido a la mayor evolución del hidrógeno: era necesario modernizar el sistema de ventilación de los pozos de la batería.
Al mismo tiempo que la batería, todo el sistema eléctrico de la embarcación se modernizó: un nuevo tipo de motores eléctricos de remo, tableros de distribución herméticos, electrodomésticos diseñados para el nuevo estándar de red eléctrica (120V, 60Hz). Al mismo tiempo, apareció un nuevo radar y se modernizó el sistema de aire acondicionado en los compartimentos.
Los resultados del trabajo excedieron todas las expectativas: los barcos USS Odax y USS Pomodon rompieron todos los récords, dispersándose bajo el agua a 18 nudos, más rápido que el exclusivo "Electrobot" alemán. El rango subacuático aumentó significativamente, mientras que la velocidad económica aumentó a tres nudos.
La modernización exitosa nos permitió continuar trabajando en esta dirección: de 1947 a 1951, otros 24 barcos de la Marina de los EE. UU. se modernizaron bajo el programa GUPPY II; esta vez, junto con la optimización de los contornos del casco y el aumento de la cantidad de baterías, se introdujo en el diseño un tubo para motores diesel. en posición subacuática
En 1951, se propuso una alternativa: una opción de actualización un poco menos ambiciosa y barata bajo el programa GUPPY-IA (un total de 10 barcos modernizados). Esta vez, los Yankees se negaron a colocar a bordo dos grupos de baterías adicionales, conservando el mismo número de elementos. Solo se modificaron los elementos mismos: se utilizaron las baterías Sargo II mejoradas, eran más eficientes y duraderos, al mismo tiempo, los elementos de este tipo eran extremadamente problemáticos: era necesario mezclar regularmente el electrolito y usar el sistema de enfriamiento de la batería.
Todas las otras técnicas del programa GUPPY (snorkel, nuevos contornos corporales) se utilizaron en su totalidad. En general, el programa GUPPY IA no impresionó a los marineros: a pesar de su menor costo, los barcos modernizados eran muy inferiores al GUPPY II "normal" en alcance y velocidad bajo el agua.
En el período de 1952 a 1954, otros 17 barcos de la Segunda Guerra Mundial se modernizaron bajo el programa GUPPY IIA, esta vez los Yankees intentaron corregir la falla clave de todos los GUPPY, condiciones desagradables, debido a la disposición interna extremadamente saturada y la abundancia de baterías. Los diseñadores sacrificaron uno de los cuatro motores diesel, en lugar de los cuales colocaron bombas, compresores y unidades del sistema de aire acondicionado. Se han producido algunos cambios en el diseño interior de las instalaciones: los enfriadores estaban ahora directamente debajo de la cocina y la estación de sonar se "trasladó" a la sala de bombas vacía debajo de la estación central.
La ausencia de un cuarto motor diesel tuvo un efecto significativo en la reducción de la velocidad de la superficie, sin embargo, ahora se proporcionaron condiciones de vida más o menos cómodas a bordo del barco (en la medida en que la palabra "comodidad" se puede aplicar a la flota de submarinos).
Sin embargo, era obvio para los marineros que el potencial de modernización de los barcos estaba casi agotado. Había una última oportunidad: el programa GUPPY III era el más grande de todos los GUPPY, que incluía cortar y alargar el resistente casco del bote (el trabajo se llevó a cabo desde 1959 hasta 1963).
La longitud de cada uno de los 9 barcos modernizados aumentó en 3.8 metros, el desplazamiento en la superficie aumentó a 1970 toneladas. La reserva de espacio resultante se utilizó para acomodar el complejo de sonar moderno BQG-4 PUFFS. La automatización ha reducido la tripulación; a cambio, ha aumentado la munición de torpedos y ha mejorado el hábitat a bordo. Siguiendo el modelo de GUPPY-IIA, se desmanteló un cuarto motor diesel de todos los barcos. Parte de la cabina estaba hecha de plástico.
USS Pickerel - Representante típico de GUPPY III
Vale la pena señalar que el número exacto de barcos que participaron en el proyecto GUPPY es difícil de establecer: muchos de ellos se han modernizado varias veces en las diversas etapas del programa. Entonces, el USS Odax y el USS Pomodon fueron "actualizados" bajo el programa GUPPY II, y ocho GUPPY II más se actualizaron posteriormente al estándar GUPPY III. A pesar de los estándares generales establecidos, todos los barcos tenían algunas diferencias en diseño, diseño y equipamiento, dependiendo del astillero donde se realizaba el trabajo.
Además, algunos de los barcos se sometieron a una modernización limitada como parte de los programas para ayudar a los Aliados, por ejemplo, cuatro barcos destinados a la Armada de Italia y los Países Bajos se sometieron a una "actualización" bajo el programa GUPPY-IB. Los barcos de exportación recibieron todas las principales ventajas del programa GUPPY, con la excepción de los equipos electrónicos modernos.
USS Spinax, 1965 - representante típico del programa de snorkel de la flota: artillería desmantelada, algunas características del programa GUPPY son notables, pero no se llevó a cabo una modernización profunda
Además, hubo programas informales de modernización que fueron similares en espíritu a GUPPY. Entonces, 28 barcos del período de guerra posteriormente recibieron snorkels y algunos otros elementos del programa GUPPY relacionados con cambios mínimos en el diseño: se desmantelaron la artillería y los elementos externos que sobresalían, los contornos del casco se "ennoblecieron" y, en algunos casos, se reemplazó el "relleno" electrónico.
70 años de servicio
La mayoría de los buques de guerra de los años de guerra que se modernizaron bajo varias opciones del programa GUPPY sirvieron activamente bajo una bandera a rayas de estrellas hasta mediados de la década de 1970, cuando la entrada masiva en operación de submarinos nucleares marcó una línea en la carrera de submarinos diesel-eléctricos en la Marina de los EE. UU.Uluc Ali Reis (anteriormente USS Thornback) - Submarino de la Armada turca
Sin embargo, aquellos de los submarinos que tuvieron la suerte de exportar, vivieron una vida mucho más larga y rica. Los barcos GUPPY tenían una demanda extremadamente alta en el mercado internacional de armas marítimas: pequeños, simples y relativamente baratos, eran ideales para equipar flotas de países pequeños y no muy acomodados. Al mismo tiempo, sus cualidades de combate excedieron significativamente su tamaño, incluso durante la época de los reactores nucleares y las armas de misiles quirúrgicamente precisas, los submarinos diesel-eléctricos modernizados de la Segunda Guerra Mundial conservaron un potencial de combate considerable. Los barcos fueron explotados masivamente en todo el mundo como parte de las flotas de Argentina, Brasil, Turquía, Italia, los Países Bajos, la República de Taiwán, Pakistán, Grecia, Bolivia, Chile e incluso Canadá.
Entre los barcos de exportación, sucedieron verdaderos centenarios. Por ejemplo, USS Catfish, que logró participar en la Guerra de las Malvinas como parte de la Armada argentina. A pesar de la deprimente condición técnica del submarino, los "lobos marinos" británicos costaron mucho esfuerzo para destruir el ARA Santa Fe (S-21): un bote que apenas se arrastraba en la posición del agua estaba revuelto con misiles antibuque y bombas profundas lanzadas desde helicópteros. Al mismo tiempo, el bebé dañado pudo llegar a la isla de Yuzh. George y siéntate en el suelo cerca de la orilla.
Wessex de la Royal Navy persigue al ARA Santa Fe, Atlántico Sur, 1982
Pero la historia más llamativa está relacionada con dos barcos de la Armada de Taiwán: el USS Cutlass y el USS Tusk, que se convirtieron, respectivamente, en "Hola Shi" y "Hola Pao". ¡Ambos submarinos lanzados en 1944-45, a partir de 2013, todavía están en servicio, como unidades de entrenamiento de combate, y periódicamente hacen viajes en velero!
La increíble longevidad de los estadounidenses "Getou", "Balao" y "Tench" durante la Segunda Guerra Mundial tiene dos explicaciones obvias:
- Los submarinos de la Marina de los EE. UU. inicialmente tenían capacidades sólidas y se construyeron con un gran ojo en el futuro. Baste decir que cualquier "Getow" era tres veces más grande que el U-bot alemán promedio Tipo VII.
- Modernización competente bajo el programa GUPPY, que permitió que barcos viejos sirvieran junto con barcos nuevos durante otros 20-30 años después de la guerra.
miércoles, 6 de mayo de 2020
Ametralladora Bren
Bren - La tos de la abuela
Revista Militar (original en ruso)En el artículo anterior, describimos la historia de cómo surgió la ametralladora Bran. Hoy hablaremos sobre el aspecto técnico, por así decirlo, ya que cualquier ametralladora es una máquina, y en esta capacidad es interesante como un ejemplo de la mente humana y las capacidades de la tecnología del momento correspondiente.
La ametralladora desmontada "Bran". Todas las partes que lo componen, y las características de diseño son claramente visibles. En la parte inferior hay un tope con un carro de pistola, un pistón de gas con un marco y un gatillo arriba, un obturador en forma de S, una tapa de revista, un marco de perno y otros detalles son aún más altos.
Comenzaremos a examinar estas armas desde el cañón, porque el cañón es la parte principal de cualquier "máquina de tiro". Los troncos de las ametralladoras Bran Mk I, Mk II y Mk III tienen la marca Mk I * (asterisco) y, en consecuencia, los números 2 y 3. Esta es la designación para la longitud del cañón, que es de 635 mm. El cañón tiene un corte derecho con 6 ranuras de 2,23 mm de ancho y 0,145 mm de profundidad. El paso del hilo es de 254 mm, que son 33 medidores. La bala gira en el cañón durante 2.2 vueltas y adquiere una velocidad inicial de 744 m / s, con una velocidad de rotación de 2930 rpm.
Barril con asa de transporte y regulador de gas.
Regulador de gas.
El peso total de los troncos Mk I y Mk I * es 2.84 kg, pero el peso del cañón Mk III es 2.95 kg. Parallamas en forma de cono, cromado. En el lado izquierdo del barril hay una mosca, desplazada a la izquierda del eje de simetría debido a la ubicación del cargador. Luego viene la cámara de gas con un regulador. La cámara tiene cuatro canales de diferentes diámetros, lo que le permite cambiar la cantidad de gas descargado en la cámara de gas. En condiciones normales, el ajuste estándar No. 2)
En esta foto hay dos detalles importantes a la vez: la tapa de la apertura del cargador y la manija de montaje en barril.
Los troncales Mk I y Mk I * difieren solo en el diámetro del regulador de gas, que es más grande para Mk I *. El cañón Mk II tiene una forma diferente, más cónica, un parallamas. Los troncos de Mk III y Mk IV se acortaron a 565 mm., De modo que su peso se redujo a 2,35 kg, e incluso a 2,2 kg en Mk IV. Cada equipo de ametralladoras tenía dos barriles de repuesto. Esto permitió en caso de calentamiento reemplazar el barril caliente por uno frío, lo que, a su vez, redujo la erosión térmica del metal. El reemplazo debía hacerse después del tiroteo de 10 cargadores, ¡eso es 300 disparos!
Así es como se reemplaza el cañón.
El obturador de ametralladora era una de las partes tecnológicamente más laboriosas. Se necesitaron 270 operaciones para obtenerlo, ¡mientras que el bloque de acero del que estaba hecho tuvo que perder 2.04 kg de peso!
El marco deslizante está separado del extremo.
La ametralladora tenía una vista de dioptrías del tambor tipo Mk I, tomada una a una de la ametralladora checa. El tambor gira y sube o baja la barra de la vista. La vista misma fue calibrada de 200 a 2000 yardas, en incrementos de 50 yardas en una división. Más tarde, se colocó una vista simplificada en el Bran, diseñado para disparar a una distancia de 200 a 1,800 yardas, en incrementos de 100 yardas en una división.
Marco de cerrojo completamente separado con tubo guía para pistón de gas.
La ametralladora Bran era, en general, un arma bastante típica con un impulso a través del escape de gases del agujero en su parte inferior. Sin embargo, de hecho, era muy diferente en diseño del famoso Lewis y de nuestro no menos famoso Degtyarev DP-27. Tanto el uno como el otro tenían un mecanismo de ventilación de gas y un barril que se conectaba firmemente al receptor. Aquí, también, había un receptor con el que se conectaba el barril, aunque no rígidamente, sino con la posibilidad de reemplazo. Sin embargo, el "punto culminante" del diseño fue eso y, por cierto, inicialmente en la ametralladora ZB vz.26. estaba ausente de que la tubería de gas, en la cual, al igual que estas dos ametralladoras, el pistón de gas se movía, de hecho, también desempeñaba la función de un carro de armas, que, cuando se disparaba por la fuerza de retroceso, tenía un cañón, un perno, un receptor y una revista, Todos volvieron a estar juntos. Es decir, el tubo de ventilación no estaba conectado rígidamente al receptor, sino ... ¡solo al extremo! Y fue en este peculiar carro de armas, o más bien, dentro de él, que había un mecanismo de disparo, pero todos los demás mecanismos que estaban en el receptor, se movieron en relación con él cuando se disparó, aunque no muy lejos. Tal solución técnica permitió reducir el retorno y, en consecuencia, aumentar la precisión del incendio. Aunque, por supuesto, esto se logró complicando el diseño en sí y, en particular, la tecnología de producción, y el aumento de los requisitos para los tamaños de tolerancia. Por cierto, esta es precisamente la razón por la cual los bípodes de Bren estaban unidos precisamente al marco del pistón de gas, y no al barril.
Comando británico portando un Bren en Malvinas
El cierre de la ametralladora era hacia arriba. Para esto, había una protuberancia correspondiente en el perno y una ranura en el receptor. Al mismo tiempo, otra característica de diseño fue la ubicación del gatillo, que golpeó el martillo, en ... el mismo marco del pistón de gas. Al disparar, el pistón retrocedió, presionó el gatillo con el lado inclinado hacia atrás del gatillo en el perno y cayó, después de lo cual el pistón de gas, que continuaba retirándose (tuvo una carrera larga), retrajo el perno aún más, y retiró el manguito disparado, que cayó a través del orificio en el marco del pistón de gas. Ahora, un resorte de retorno entró en la caja, que estaba con el empujador en el tubo dentro del trasero, y envió el perno hacia adelante. Al mismo tiempo, se suministró otro cartucho del cargador, el perno subió con la protuberancia del marco del pistón de gas (el cañón estaba bloqueado al mismo tiempo) y el gatillo golpeó el golpeador con resorte. En cuanto a la operación del mecanismo de disparo, todo se redujo a bloquear y liberar la parte posterior del pistón de gas (se hizo una ranura), y eso es todo. Es decir, el "gatillo" móvil también estaba en él, pero no golpeó al baterista, sino que simplemente soltó el pistón de gas con un marco en su parte trasera. Además, es importante tener en cuenta que no había resortes donde pudieran calentarse en esta ametralladora. El resorte de retorno estaba empotrado en el cuerpo del stock y allí, ni el polvo, ni la suciedad, ni las altas temperaturas podían alcanzarlo.
El esquema de acción de la ametralladora "Bren".
Un rasgo característico de todas las ametralladoras Holek era el sistema de suministro de energía de un cargador ubicada verticalmente en ellas. Además, no se desplazó hacia la izquierda, como una revista similar de la ametralladora Madsen, y, por lo tanto, era necesario cambiar la vista hacia la izquierda. Al mismo tiempo, utilizaron cargadores de pequeña capacidad: 20 tiros, lo mismo que en el BAR americano. El primer GBS también tenía una capacidad de cargador de 20 rondas, pero luego los británicos crearon el suyo y, a pesar de la complejidad de la tarea, es mucho más difícil hacer un cargador de cartuchos con borde.
Vista en sección del cargador y cierre.
Además de esta tienda, también se desarrolló una tienda de discos de 200 cargas con una disposición de dos filas de cartuchos y un muelle de reloj. Era imposible usar una mira estándar con dicha tienda, por lo tanto, dichas tiendas se usaban en instalaciones de tiro antiaéreo cuando había una mira antiaérea especial sobre ella. Pesaba 3 kg vacíos y 5 kg con cartuchos. Cargarlo era una tarea que requería mucho tiempo, y era mejor hacerlo juntos. La apertura de la tienda se cerró con una tapa deslizante especial.
La mira
Los bípodes de la ametralladora Mk I estaban equipados con patas que se podían ajustar en altura para facilitar la operación en terrenos irregulares. El modelo Mk II ya tenía patas de una longitud fija. El viejo bípode tipo se colocó en el "Bran" L4. Para L4A2, se utilizan bípodes, hechos de una aleación desarrollada anteriormente para el Mk IV, pero luego se abandonaron en las primeras etapas del trabajo en esta muestra.
Vista desde el mecanismo del tambor de su accionamiento.
Se desarrolló un trípode especial con un peso de 13,6 kg, que hizo posible, si fuera necesario, disparar a los aviones. Pero en 1944 rara vez se usó. El ángulo de disparo horizontal de esta máquina era de 21 ° en ambos lados. El ángulo de elevación para el disparo vertical fue de 19 °. Las monturas gemelas Twin Mk I y “Horrible Twins” con miras Motley y Gallows montadas en ellas también se usaron para disparar al avión. Además, las instalaciones en sí se llamaban tan a menudo, que eran muy populares en el norte de África, donde, sin embargo, se usaban con más frecuencia para combatir objetivos terrestres que con la aviación. Más tarde, el comando británico decidió que dispararles a los vehículos alemanes era un desperdicio de municiones. A menudo se montaban en vehículos ligeros, lo que aumentaba significativamente su potencia de fuego.
"Bren" con un cargador de tambor
En cuanto a lo último, debe tenerse en cuenta aquí que la velocidad de disparo es de 450-480 disparos por minuto, y prácticamente se puede disparar a una velocidad de 120-150 disparos por minuto. La tasa de disparos individuales es de 40-60 disparos por minuto. El traductor de incendios estaba ubicado a la izquierda, sobre la empuñadura de la pistola.
En cuanto a la evaluación general de esta arma, los británicos creen que esta es la mejor ametralladora ligera para un cartucho de rifle con una llanta. Hablan sobre diseño simple, confiabilidad, facilidad de uso y reemplazo conveniente de troncales. Las desventajas incluyen un peso relativamente grande, un alto consumo de metal durante la producción y demoras al disparar por culpa de la tienda, aunque se eliminaron con mucha facilidad.
Uno de los vehículos de transporte blindados británicos más populares se llamaba "Bren Carrier" y estaba destinado al transporte de 1-2 ametralladoras "Bren" y sus tripulaciones.
Los australianos lo apodaron por el sonido característico de los disparos "tos de la abuela", y también lo usaron muy ampliamente. En total, estuvo o está en servicio con 25 países, entre ellos India y Pakistán. Nadie ha considerado distribuidores de segunda mano que lo estén ofreciendo a la venta, pero también hay bastantes.
Las fotografías del "bren" lo muestran en servicio incluso con los ejércitos de aquellos países que nunca lo compraron, así como con pandillas ilegales en casi todo el mundo. Se pueden ver en fotografías de conflictos en el Medio Oriente (Egipto 1956, 1967, la guerra civil en el Líbano, Chipre 1974), en África (Kenia - el levantamiento de Mau Mau, Biafra, Congo), en Indonesia, India (1947, la guerra con China), en Afganistán, e incluso en manos de los Royal Marines británicos en la Guerra de las Islas Malvinas en 1982, así como en la Operación Tormenta del Desierto en Kuwait en 1991. En Europa, fue utilizado activamente por el IRA y la organización vasca ETA. Bueno, en total, 302,000 de ellos fueron producidos ...
lunes, 4 de mayo de 2020
sábado, 2 de mayo de 2020
El hundimiento del Belgrano y el relato de Pedro Luis Galazi
Dos torpedos en un mar furioso y una orden implacable: “¡Hundan al Belgrano!”
El instante en que Margaret Thatcher decidió el naufragio y la muerte de 323 tripulantes del buque argentino, El testimonio de un sobreviviente, el infierno antes del final y el valor de los marinosPor Alfredo Serra || Infobae
2 de mayo de 1982. Hora 16. El crucero ARA General Belgrano recibe el impacto de dos torpedos del submarino inglés Conqueror
Sus marinos saben las reglas del juego. Esperan, con esa tensión que oscila entre la vida y la muerte, que no haya ataque submarino.
En la Argentina son las cuatro de la tarde.
Pero mientras esperan y rezan, en Londres, ese mismo domingo 2 de mayo de 1982, a las nueve de la noche, Margaret Thatcher no espera ni vacila. La orden es directa, clara y aterradora:
–¡Hundan al Belgrano!
La recibe el capitán Chris Wreford Brow, comandante del submarino nuclear HMS Conqueror. Y empieza a escribir el réquiem.
–¡Fire!
Un torpedo pasa debajo del Belgrano hiere partes vitales y le quita energía: preludio sombrío. El capitán del Conqueror grita "¡Fire!" dos veces más. El segundo y demoledor proyectil fantasma le borra quince metros de proa. El tercero no lo toca. Pero los daños son irreversibles.
Veintitrés minutos después de la primera explosión, el capitán Héctor Elías Bonzo ordena abandonar el crucero.
El Belgrano –una leyenda–, ya inclinado después del primer torpedo, ha sufrido una una segunda explosión.
Está condenado: morirá. Morirá en ese mar furioso y ese viento implacable y entre los gritos desesperados de sus hombres. El más funesto de los escenarios: salvarse es casi imposible.
Los 62 botes de auxilio –el crucero lleva 72, pero una decena es de reserva–parecen más pequeños y más frágiles.
De los 1093 tripulantes, mueren 323.
Pero las cifras, aunque espantosas, no revelan el verdadero infierno: sólo el primero torpedo mata a 274 hombres…
A las 16.32 el capitán Bonzo ordena abandonar la nave
Los botes salvavidas están atados, pero es urgente cortar los cabos para evitar que uno, al hundirse, arrastre a los otros.
Algunos marineros llegan a los botes cargando un compañero herido sobre sus espaldas. La rápida huida impide que muchos alcancen los botes con ropa de abrigo. El frío es alucinante. Atroz. Varios mueren congelados sobre el techo de los botes. Otros se calientan con su propia orina, y se agota la morfina para calmar a los quemados.
Un poco después de las cinco de la tarde, hora patria, el Belgrano va hacia el oscuro y helado cementerio que el mar reserva para los guerreros caídos.
Un viejo luchador de 185 metros de largo (eslora) encuentra su tumba 44 años después de su nacimiento. Y con él, los marineros argentinos que no pudieron escapar de la trampa.
Desde los botes llega un grito:
–¡Viva el Belgrano!
Construido en Nueva York, entró en servicio en marzo de 1938 con su primer nombre: Phoenix. Anclado en la bahía de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 salió indemne del brutal bombardeo japonés: 353 aviones en dos oleadas. Cuatro acorazados hundidos, nueve buques dañados, y 2403 norteamericanos muertos en agua y tierra. En 1951, la Argentina lo compró, lo bautizó 17 de octubre, y más tarde recibió su nombre definitivo ARA General Belgrano.
Infobae habló con Pedro Luis Galazi, su segundo comandante en el último y fatal viaje. Extraña simetría. Galazi nació el 12 de marzo de 1938: el mismo día, mes y año en que fue botado el Belgrano…
–¿Cómo empezó la historia?
–El buque estaba en pleno mantenimiento, y con su dotación reducida a no más de cuatrocientos hombres. Pero en la madrugada del 15 o 16 de marzo me llamaron del Comando de la Flota de Mar. Reunión urgente.
–¿Se imaginó para qué?
–Nunca. Mi generación pasó por todas las revoluciones, y pensé que podía tratarse de algo así.
–¿El crucero había sido descartado para ir a Malvinas?
–Sí. Pero poco a poco la Armada destinó más hombres, y llegamos a los 1091. Y el 4 o 5 de abril nos ordenaron apurar las reparaciones para zarpar hacia la zona de la Isla de los Estados, y esperar órdenes.
–¿La tripulación estaba bien preparada para lo que sucedió?
–Era muy heterogénea. Distintas edades, distintos grados de adiestramiento, conscriptos que cumplían su segundo año de servicio, y otros sin ninguna experiencia… ¡Muchos no sabían nadar!
–¿Todos comprendieron a qué podían enfrentarse?
–Los marinos entrenados, sí. Pero los más jóvenes no. Los 62 botes parecen pequeños y frágiles en medio de la tormenta
–¿Temieron un ataque de submarinos?
–Apenas zarpamos, empezamos las tareas para prevenir ese tipo de ataque. El peor…
–¿Fue un crimen de guerra? Porque el Belgrano estaba fuera de la zona de exclusión… (Nota: decretada por Inglaterra el 30 de abril de 1982)
–La zona de inclusión era inaceptable. Porque en ese momento, tanto en el continente como en las Malvinas, gobernaban autoridades argentinas. La soberanía era nuestra… Pero en una guerra, mantener la zona de inclusión es imposible…
–¿Por qué? ¿En qué caso?
–Cuando cualquiera de los bandos está en condiciones de disparar.
El crucero se hunde. En la tragedia mueren 323 de los 1091 embarcados (Foto Fernando Massobrio)
–¿Qué pensó en el instante final? ¿Qué sentimientos lo dominaron?
–En una tragedia semejante es imposible pensar en nada. Sólo en la acción concreta. No hay tiempo para más. Pero hoy, cuando me encuentro con algún sobreviviente, nos abrazamos y lloramos.
Producción y entrevista: Fernando Morales
jueves, 30 de abril de 2020
Subfusil Halcón ML-63 (Argentina)
Subfusil ametrallador Halcón ML-63 (Argentina)
Revista Militar (original en ruso)Desde principios de los años cuarenta, la compañía argentina de armas Fábrica de Armas Halcón ha estado desarrollando sistemas de diferentes clases, incluidas las metralletas. En 1943, el primer modelo de este tipo fue adoptado por el ejército y la policía. A finales de los años cincuenta, Alkon Factory comenzó a suministrar otro modelo en serie. El uso de ideas ya existentes y nuevas soluciones pronto condujeron a un producto llamado Halcón ML-63. Por varias razones, se convirtió en el último ejemplo de su clase bajo la marca "Alcon".
A principios de los años sesenta, el ejército argentino tenía un arsenal sustancial de varios tipos de metralletas. En particular, había una gran cantidad de Halcón M / 943 obsoletos y el último Halcón ML-57, que usaba el cartucho Parabellum de 9x19 mm. Un arma similar, pero bajo la munición .45 ACP, era suministrar a la policía y otras agencias policiales. Si las ametralladoras mod. En 1957, en general, los militares estaban satisfechos, las armas obsoletas de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial necesitaban ser reemplazadas.
Subfusil Halcón ML-63 con culata plegable
Por alguna razón, el ejército decidió llevar a cabo el rearme necesario con un modelo completamente nuevo. Un reemplazo completo del viejo M / 943 con nuevos ML-57 se consideró inapropiado y, por lo tanto, pronto apareció una nueva tarea técnica para una ametralladora prometedora. En términos generales, repitió los requisitos para proyectos anteriores y no tuvo diferencias significativas. Sin embargo, al llevar a cabo dicha tarea, los desarrolladores del nuevo proyecto encontraron una manera de introducir algunas ideas originales en el diseño del arma que podrían aumentar sus características básicas.
A principios de los años sesenta, poco después de la aparición de una nueva tarea técnica, la empresa Fábrica de Armas Halcón propuso su propia versión de una ametralladora prometedora, que ya ha confirmado su potencial como desarrollador y fabricante de armas. La presencia de varias muestras en serie, que recibieron buenas revisiones durante la operación, aumentó las posibilidades de esta empresa de recibir nuevas órdenes de las fuerzas armadas.
Después de pasar todas las pruebas, la muestra presentada fue adoptada por la designación oficial Halcón ML-63 - Modelo Liviano 1963 ("Modelo ligero 1963"). Cabe señalar que unos años más tarde la empresa Alkon pasó a llamarse Metalurgica Centro, pero sus designaciones originales se conservaron detrás de sus metralletas.
El producto ML-63 fue desarrollado por orden del departamento militar y solo para las necesidades del ejército. Por esta razón, a diferencia de varios de sus predecesores, la nueva ametralladora se produciría en una sola modificación creada para las fuerzas armadas, sin tener en cuenta los requisitos de otras estructuras. El ejército argentino usó cartuchos Parabellum de 9x19 mm, y debajo de ellos se debían construir nuevas armas. La policía no estaba interesada en el proyecto de 1963 y, como resultado, nadie comenzó a desarrollar una modificación para el cartucho .45 ACP.
De acuerdo con la orden de los militares, la nueva ametralladora debía distinguirse por su simplicidad y bajo costo en características al nivel de otras muestras bajo un cartucho similar. La ergonomía también estaba sujeta a ciertos requisitos. Las armas deben estar equipadas con una culata plegable, y se planificó para que su manejo sea más conveniente debido al receptor del cargador, hecho en forma de un asa adicional. Todas estas tareas se han resuelto con éxito. Sin embargo, en algunos casos, fue necesario desarrollar diferentes versiones de las mismas partes.
Dos productos en diferentes diseños.
Se propuso que una ametralladora de 1963 se equipara con un cañón estriado de 170 mm de largo (19 calibres) con una superficie exterior lisa. En el hocico, el diámetro exterior del cañón se redujo ligeramente. El cañón estaba equipado con un compensador de boca en forma de un bloque cilíndrico de tamaño mediano con ranuras en la parte superior. Inmediatamente después del compensador estaba la base de la mira delantera. En el receptor, el barril se fijó utilizando la tuerca de la cubierta frontal con hilo.
Los diseñadores de la empresa "Alcon" tuvieron que volver al diseño del receptor, rechazado en el proyecto anterior. Los elementos principales de la automatización en forma de una persiana y un resorte de retorno se colocaron en la unidad superior de la caja, hecha en forma de un tubo largo. En la parte frontal derecha de dicha caja había una ventana para expulsar los cartuchos. Debajo, debajo, había una ventana para alimentar los cartuchos. Se colocó una ranura para la manija del obturador en el centro del lado de estribor. La parte posterior del tubo se cerró con un tapón de rosca tradicional. La cubierta frontal del receptor tenía un anillo giratorio lateral. El segundo extremo del cinturón debía fijarse en el anillo de la cubierta posterior.
Debido al uso de un mecanismo disparador más complejo y grande, la caja tubular tuvo que complementarse con una carcasa inferior rectangular. Debajo de la parte frontal de la caja tubular se encontraba el receptor del cargador, y detrás había una mortaja de menor altura. Su parte trasera alcanzó la tapa de la caja y sirvió de base para la empuñadura de la pistola. Había controles de fuego de una configuración especial.
La ametralladora Halcón ML-63 estaba equipada con automatización "tradicional" basada en un obturador libre, pero al mismo tiempo se distinguía por principios operativos poco característicos. Se propuso disparar con un obturador cerrado. Para esto, el perno tenía que estar equipado con un percutor móvil separado, y el mecanismo de disparo del diseño elaborado se complementó con una serie de piezas especiales. Por lo tanto, el ciclo de recarga se completó moviendo el obturador hacia adelante sin encender automáticamente la cápsula. En la posición extrema hacia adelante, el obturador se mantuvo solo por el resorte de retorno.
El proyecto implicó el uso de un mecanismo de disparo de tipo disparador, un sistema bastante raro para las metralletas de esa época. Otra característica interesante era la presencia de dos disparadores a la vez, lo que garantizaba el bloqueo y la liberación del disparador. Los ganchos se ubicaron uno tras otro frente a la empuñadura de la pistola y se cubrieron con un soporte protector común. El gancho delantero fue diseñado para disparos individuales, la parte trasera fue responsable del disparo automático. El arma tenía un fusible no automático que bloqueaba el gatillo. La palanca del fusible estaba en el lado izquierdo del receptor, por encima de la empuñadura de la pistola. También había un fusible automático que bloqueaba el gatillo hasta que el cartucho estaba completamente retraído y el cañón bloqueado.
Subfusil ametralladora plegable y funda para transportarlo
El sistema de municiones de la ametralladora no era muy complejo. Debajo de la parte frontal del receptor estaba el eje de recepción del cargador, diseñado como un asa adicional. El eje de metal estaba cubierto con revestimientos de madera con una muesca, que proporcionaba un agarre conveniente del arma. En la superficie posterior de dicho asa había una gran ranura para el pestillo oscilante del cargador. Se propuso colocar cargadores de caja con un arreglo de doble fila de 42 rondas en la mina. Una gran mina arregló rígidamente un cargador largo, sin permitir que se moviera, y protegió el arma de problemas con el suministro de cartuchos.
Según la experiencia de proyectos anteriores, la nueva ametralladora estaba equipada con las miras más simples. En la parte delantera del cañón, inmediatamente detrás del compensador, había una mosca no regulada. Se colocó una mira abierta en la parte trasera del receptor, en línea con la empuñadura de la pistola. Sobre una base en forma de U montada sobre un pilar cruzado, diseñado para disparar a 50 y 100 m.
Todas las ametralladoras Halcón ML-63 estaban equipadas con dos asas para sostener al disparar. El asa frontal se construyó sobre la base del receptor del cargador. El segundo estaba ubicado en la parte trasera del arma y estaba emparejado con controles de disparo. Para mayor comodidad, el tirador, el control de fuego con empuñadura de pistola tenía una forma característica con caras delanteras y traseras inclinadas.
Los productos en serie estaban equipados con dos tipos de colillas. En el primer caso, debajo de la parte posterior del receptor se colocó una base metálica adicional sobre la cual se fijó un extremo de madera. Este último tenía una forma triangular tradicional. La culata de madera estaba montada rígidamente y no se podía quitar del arma.
También se ha desarrollado un diseño de stock plegable alternativo. Se propuso producir una culata extraíble a partir de una varilla metálica de diámetro suficiente. Butt tenía un par de varillas longitudinales hechas al mismo tiempo con un reposabrazos en forma de U. Los elementos frontales de la culata se colocaron en pequeños tubos a los lados del receptor. Las dimensiones del arma se redujeron al mover el stock hacia adelante. Es curioso que las ametralladoras serie Alkon del modelo de 1963, que recibieron una culata de madera, sin embargo, también tenían tubos para doblar el alambre.
Dos opciones de productos ML-63 propiedad de la policía argentina
Para llevar armas con una culata plegable, se propuso una bolsa de funda, cuyos contornos correspondían a una ametralladora sin cargador. También se planeó que el cliente suministrara bolsas de cargadores hechos en forma de estuches de cuero rectangulares con una solapa superior.
La ametralladora Halcón ML-63, independientemente del tipo de stock, tenía una longitud total de 690 mm. Con el material plegado, la longitud se redujo a 500 mm. La masa de las armas de las dos modificaciones, excluyendo la carga de municiones, fue de 3,7 kg. La automatización con un obturador libre y un sistema separado en forma de gatillo con un martillo proporcionaba disparos a una velocidad de hasta 600 disparos por minuto. Un barril relativamente corto hizo posible dispersar la bala a 350 m / s. El alcance efectivo del fuego no superó los 100-150 my estaba limitado por las características del cartucho.
En 1963, el ejército argentino adoptó un nuevo modelo de armas de la fábrica Alkon. Pronto, la compañía de desarrollo lanzó una producción en serie a gran escala de tales armas. ML-63 estaba destinado a reemplazar muestras obsoletas, lo que afectó el ritmo y la duración de su producción en serie. Las últimas ametralladoras en serie de este modelo fueron transferidas a los clientes solo en los años setenta. El número total de tales armas, según diversas fuentes, superó varias decenas de miles.
Se sabe que desde cierto tiempo la policía y otras agencias de aplicación de la ley compraron metralletas Halcón ML-63, que inicialmente no mostraron interés en estas armas. Por alguna razón, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no ordenaron el desarrollo de una modificación especializada de tales armas bajo su cartucho de pistola "tradicional" .45 ACP. Con el tiempo, las nuevas ametralladoras Alcon reemplazaron parcialmente las armas de modelos anteriores, que consistían en abastecer a la policía, la gendarmería, etc.
En los primeros años, las nuevas ametralladoras modelo, como sus predecesoras, solo se usaban en eventos de entrenamiento de combate. Sin embargo, en el futuro, ya a diferencia de sus predecesores, participaron en verdaderas hostilidades. Entonces, a mediados de los años setenta en Argentina, se produjo un golpe de estado, acompañado de enfrentamientos armados y la persecución de partidarios del régimen anterior. Durante estos eventos, se utilizaron varias armas pequeñas, incluidas las ametralladoras ML-63.
Cálculo ceremonial de la Fuerza Aérea Argentina, armado con productos Halcón ML-63. Foto 2017
En el otoño de 1982, el ejército argentino desembarcó en las Islas Malvinas, como resultado de lo cual comenzó la guerra. El papel principal en este conflicto fue desempeñado por las fuerzas terrestres de Argentina, una parte importante de las unidades que estaban armadas con productos ML-63. Esta arma demostró ser buena y, en general, permitió a los soldados resolver una serie de tareas.
Con el tiempo, el armamento existente del ejército argentino se volvió obsoleto y necesitaba ser reemplazado. Se desarrollaron o compraron nuevos modelos de una u otra clase, lo que condujo a la sustitución gradual de sistemas obsoletos. En algún momento, todos los productos relativamente antiguos se enviaron para su almacenamiento o fundición. Tal destino recayó en una parte de las metralletas Halcón ML-63. Sin embargo, una cantidad notable de tales armas aún permanece en el ejército y las agencias de aplicación de la ley.
Hace solo unos meses, se llevó a cabo un desfile militar en una de las bases aéreas de Argentina, que se convirtió en otro lugar para una demostración de armas. Entre otras armas pequeñas, los cálculos ceremoniales incluían las metralletas anticuadas ML-63. Además, según diversas fuentes, esta arma todavía es utilizada por algunas agencias de aplicación de la ley. Naturalmente, en las últimas décadas, una parte importante de tales muestras fue desmantelada debido a la obsolescencia moral y física, pero una cierta cantidad de Alkonov aún permanece en funcionamiento.
Algunas de las metralletas desmanteladas se convirtieron en exhibiciones de museos. La mayoría de estas muestras se encuentran en museos de Argentina. Al mismo tiempo, al menos un ML-63 argentino está almacenado en el Museo Británico de la Guerra Imperial. En el Reino Unido, esta arma llegó a principios de los años ochenta como uno de los trofeos de la guerra reciente.
Por varias razones, la empresa Fábrica de Armas Halcón / Metalurgica Centro dejó de trabajar en el campo de las metralletas por algún tiempo. Ella continuó desarrollando y produciendo nuevas armas pequeñas, pero los sistemas automáticos para el cartucho de pistola ya no se crearon. Sin embargo, esto no tuvo un impacto negativo en otros eventos. El ejército y la policía recibieron armas exitosas y pudieron usarlas durante varias décadas. Además, un cierto número de metralletas Halcón ML-63 aún permanecen en funcionamiento. Probablemente, esto puede considerarse un verdadero éxito. En la historia de las ametralladoras Alkon, se puso un punto audaz y espectacular.
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