martes, 2 de abril de 2019

Fotos de las islas durante el conflicto

Malvinas, retrato de un sentimiento: 41 imágenes históricas tomadas por fotógrafos que cubrieron la guerra

Reunidos por la Editorial Taeda, estos son los registros canónicos del conflicto armado de 1982 tomados por los reporteros gráficos que cubrieron la contienda del Atlántico sur. Infobae anticipa en exclusiva la muestra completa que, sin seguir un orden cronológico, se desplegará mediante gigantografías en Plaza San Martín, en las inmediaciones del cenotafio a los caídos de la Ciudad. Ese monumento, abrazado por las imágenes, será el eje de los homenajes el próximo 2 de abril

Por Loreley Gaffoglio | Infobae




El padre abraza a su hijo pequeño y despide al mayor que parte hacia las islas Malvinas. Hay una emoción contenida e incertidumbre por lo que pueda ocurrir. (Foto: Juan Sandoval)



Todo es expectativa e incertidumbre. En un alto luego del almuerzo, los soldados palpitan las noticias que preanuncian lo que vendrá (Foto: Román von Eckstein)



Un picadito en las islas. Por un rato, a nadie le importó nada más (Foto: Télam)



Es mayo de 1982, apenas unos días antes del desembarco birtánico en el estrecho de San Carlos. Una unidad de comandos de la Compañía 601, al mando del mayor Mario Castagneto, aborda un helicóptero para controlar los alrededores del estrecho. Uno de los comandos carga en su espalda un misil tierra-aire Blow Pipe con el que fueron derribados varios aviones y helicópteros ingleses. (Foto: Eduardo Farré)


Comenzaron los bombardeos. La columna se pone en marcha con dificultad. El cráter de una bomba muestra la turba dañada (Foto: Román von Eckstein)


Cargado con bombas y cohetes, un Pucará sobrevuela el malecón de Darwin. Busca a las tropas inglesas en Pradera del Ganso. Algunos soldados contemplan la maniobra. La bandera argentina también (Foto: Télam)



El helicóptero Sea King de la Armada sobrevuela a los soldados en el terreno. Sólo falta la orden de avanzar (Foto: Osvaldo Zurlo)


Está solo y espera. Lo acompañan una ametralladora antiaérea y un singular paisaje. La bahía está en calma. Los Harrier no tardarán en llegar. (Foto: Télam)



A la vieja usanza de los pilotos de la Segunda Guerra Mundial, un suboficial pinta en el costado del A4B C-239 la silueta de la fragata Brilliant, atacada el 12 de mayo de 1982 (Foto:Fuerza Aérea Argentina)


Alerta Roja. Dos soldados corren a tomar posición ante la inminencia de un ataque inglés. “Al principio, cuando anunciaban un ataque-recordó el autor de la imagen, Eduardo Farré-siempre miraba para arriba buscando la foto. Pero como los ingleses llegaban al caer la tarde, no captaba nada. Ese día, miré para abajo y registré esta toma en Ross Road, frente a la casa donde vivíamos. Me quedó juta, la posición de los pies, la trompa del jeep con las luces encendidas”. (Foto: Eduardo Farré).



Soldados de todas partes del país combatieron en Malvinas. Esta patrulla se desplaza por un descampado en Puerto Argentino. (Telam: Román von Eckstein)


El piloto de este Skyhawk A4B dialoga con sus auxiliares previa su partida para cumplir con una misión (Foto: Fuerza Aérea Argentina)


El estrecho de San Carlos es pura desolación, sólo interrumpida por las incursiones aéreas británicas. Un comando apunta con el misil Blow Pipe apenas liberado de su carcasa protectora esperando a su blanco. (Foto: Eduardo Farré)


El cañón habla sin descanso. El humo prueba su trabajo a destajo. El artillero abre la cámara para eyectar la cápsula servida; otros dos soldados alcanzan nueva munición; un cuarto fija la posición de tiro y el último muestra los efectos del bombazo tapándose los oídos (Foto: Eduardo Farré)


El fuego y el humo caen sobre la bahía. Las bombas inglesas buscaron destruir la pista del aeródromo. A lo lejos, un Pucará permanece ileso a sus efectos. La guerra mostraba su peor cara (Foto: Telam / Román von Eckstein)


Así quedó un Harrier abatido por la artillería argentina. Un soldado argentino se aleja después de comprobar el derribo (Foto: Eduardo Farré)




Los solados salen a estirar las piernas. Las carpas no permiten muchos movimientos. Reina la calma. Por ahora, nada presagia tirarse de cabeza dentro de un pozo (Foto: Télam).


El esfuerzo y el frío se hacen sentir. El peso del equipo obliga a agachar la cabeza y avanzar. Algunos, hasta tienen tiempo para saludar y sonreír. Entre el pelotón, un soldado mantiene erguido al pabellón nacional. (Foto: AFP).


Si bien son soldados que acaban de realizar una tarea de acción cívica, como mantener limpias las calles, para Eduardo Farré, el fotógrafo que captó la imagen, la cuestión pasa por otro lado: “Es mi mirada sobre cualquier guerra. Los vi marchando con los escobillones al hombro como si fueran armas y me llamó la atención ese contraste con lo que se estaba viviendo”.



Bien encolumnados, los proyectiles están listos para abastecer a los cañones que esperan en las trincheras (Foto: Juan Sandoval).




Con el hospital militar y una serie de contenedores en primer plano, la columna de humo anuncia el primer bombardeo de los aviones Vulcan a la pista de Malvinas. La guerra había comenzado.



Un lugareño ayuda a soldados argentinos a revisar un contenedor en su establecimiento. Sólo contiene pasto y forraje para sus ovejas (Telam).


Estoico, en soledad, el soldado custodia la entrada de la Base Militar Malvinas. Los vidrios de las ventanas están hechos añicos o han desaparecido por los efectos de las bombas. Los tambores de gasolina le sirven como apoyo (Foto: Eduardo Farré).


Marineros de una fragata inglesa, como espectadores en un partido de fútbol, acompañan el aterrizaje de un Sea King con heridos a bordo. Contemplan la escena con tranquilidad e, inclusive, un par de ellos toma fotografías. El mar permanece planchado (Foto: AFP).


Cepillos en mano, estos marineros del portaaviones Hermes quitan la sal marina del ala izquierda de una Sea Harrier de la Royal Navy. En las próximas horas, tendrá dura oposición de aviones y la defensa antiaérea argentina (Foto: AFP).


No hay tiempo que perder. El quirófano espera a un soldado herido. La urgencia está marcada porlos pasos de los socorristas (Foto: Télam).



El UH1H ambulancia está a punto de aterrizar en el rompehielos Irízar convertido en buque hospital. Un auxiliar dirige la maniobra (Foto: Eduardo Farré).


El frío está pegado en sus rostros. La naturaleza no ayuda. El clima es implacable. Medio adormilados, inexpresivos, con la nieve rozando sus botas y en una precaria posición, esperan los combatientes en su trinchera. (Foto: Telam / Román von Eckstein).



Desde la parte trasera de un helicóptero Chinook, vigila las posiciones argentinas durante un vuelo entre el estrecho San Carlos y Pradera del Ganso. El arma permanece fija en sus anclajes (Foto: Eduardo Farré).


Domingo 2 de mayo de 1982, pasadas las 16. Dos estallidos sacuden al crucero General Belgrano. La mole herida por dos torpedos lanzados desde un submarino nuclear, comienza a escorar. En minutos se va a pique. Una cámara capta el momento. En aquellos primeros minutos, más de 300 hombres pierden la vida. El resto escapa en botes inflables. Son más de 700. Un hecho decisivo para el devenir del conflicto (Foto: archivo privado).


La bruma y la niebla lo envuelven. En soledad, sabe que sus sufrimientos han terminado. No más bombas, estallidos, ni muerte. La amargura de la rendición también lo golpeará sin piedad (Foto: archivo privado).


Así llegaban y así se iban, volando a ras del piso y “besando” los montes cercanos. Las Chanchas estuvieron casi 428 horas en el aire y transportaron 450.000 toneladas de carga en 60 vuelos (Foto: Eduardo Farré).


El momento pudo haber sido registrado en cualquier lugar del país. En la estación de ómnibus de la ciudad de Junín, una madre y su hija despiden al ser querido. Intuyen que marcha hacia lo desconocido (Foto: Juan Sandoval).


La emotiva despedida de un soldado que parte hacia las islas (Foto: Juan Sandoval).


El cartel es claro y visible, para que no queden dudas. Desde la Base Militar Malvinas, los pilotos de la Fuerza Aérea y de la Aviación Naval serán guiados al combate (Foto: Telam).


En el Apostadero de Puerto Argentino ya bajaron los hombres del Batallón de Infantería de Marina 5 y del Regimiento de Infantería 25 del Ejército, que tomaron el aeropuerto y avanzaron sobre la ciudad (Foto: Telam / Román von Eckstein).


Los últimos retoques para el lugar donde serán atendidos los heridos en combate. Médicos y enfermeras cumplirán una tarea sin descansos y contra reloj (Foto: Eduardo Farré).


Los prisioneros británicos son revisados minuciosamente. En primer plano, parte de sus equipos, armas y municiones. Pese a lo dramático de la escena, no hay tensiones ni reproches (Foto: Rafael Wollmann)



Las 10.46 de aquel 2 de abril. El soldado encabeza una de las tantas patrullas. Atrás, la iglesia católica de Saint Mary. Adelante, un auto inglés con el volante a la derecha, estacionado sobre la izquierda para circular en esa dirección. Al fondo, un vehículo anfibio argentino parece cumplir con las reglas de tránsito de las islas (Foto: Osvaldo Zurlo).


Se concretó la Operación Rosario. El 2 de abril las tropas argentinas recuperaron las islas Malvinas. Los soldados ingleses son requisados y mantenidos cuerpo a tierra. Esta fue una de las imagen que socavaron el orgullo británico (Foto: Rafael Wollmann).


Una vez recuperadas las islas, un contingente de soldados se apresta a embarcarse rumbo a Malvinas. Para muchos será su primera experiencia en avión. El Hércules de la FuerzaAérea los espera. Bolsones al hombro y fusiles en bandolera, no falta hasta el baldepara el mate cocido (Telam / Román von Eckstein).

domingo, 31 de marzo de 2019

Héroes de los Hercules condecorados en el Senado de la Nación

"Una deuda de honor": condecoraron a 23 héroes de Malvinas que realizaron misiones aéreas secretas, a 37 años de la guerra

En el recinto de la Cámara de Senadores del Congreso, tres tripulaciones de los Hércules que combatieron en las islas recibieron la medalla "La Nación Argentina al Valor en Combate". El discurso de los senadores y la valoración de los veteranos

Por Milton Del Moral | Infobae



"La Nación Argentina al Valor en Combate”, la medalla que condecora el patriotismo y el heroísmo de los veteranos de guerra más relegados

Los 23 diplomas y 23 medallas estaban ubicados sobre una mesa de madera, delante de un estrado nutrido por el senador Ernesto Félix Martínez, el presidente provisional del Senado Federico Pinedo y la diputada Nilda Garré. Esperaban, expectantes, saldar una deuda de honor, cubrir una asignatura pendiente de la Nación Argentina con 23 veteranos de la Guerra de Malvinas, hasta ahora anónimos. Ciudadanos argentinos y combatientes, integrantes de la Fuerza Aérea, que habían actuado en defensa de la patria en acciones secretas.


El recinto de sesiones de la Cámara de Senadores modificó su dinámica para rendir homenaje a los veteranos de la Guerra de Malvinas

En el recinto de sesiones de la Cámara de Senadores del Congreso, esperaban los diplomas, las medallas, los veteranos y las autoridades públicas en representación del pueblo argentino. La ceremonia de entrega de la condecoración medalla "La Nación Argentina al Valor en Combate", otorgada por la Ley 27.465/18 en reconocimiento por sus relevantes méritos, valor y heroísmo, comenzó a las 11 de la mañana.

Tuvieron que esperar 37 años para recibir este condecoración, que las misiones secretas que protagonizaron durante la guerra fueran desclasificadas.

En las butacas, 20 veteranos de guerra, tres mujeres en representación de sus esposos muertos y los senadores encargados de hacer efectiva la entrega de las distinciones. En las galerías, familiares y ex combatientes se emocionaban por transferencia.


La senadora María Cristina del Valle Fiore Viñuales le entrega la medalla a la esposa del héroe fallecido suboficial Carlos Alberto Bill

Los aplausos no perdieron vigor. Pinedo inauguró la entrega: "No puedo sino agradecerles y felicitarlos en nombre de la Cámara de Diputados y del Senado de la Nación". Antes, había hablado de patriotismo: "Hay parte de nuestro territorio que aún no corresponde a la soberanía del pueblo argentino. Por eso son tierras irredentas para todos nosotros producto de un acto de colonialismo del siglo XIX que las naciones civilizadas se han comprometido a dejar atrás. Es muy difícil para los que no hemos tenido el honor de combatir por nuestra patria imaginarnos lo que ustedes hicieron".


Los suboficiales condecorados Julio Miguel Daverio y Roberto Guillermo Puig

El patriotismo, dijo Pinedo, es un sentimiento potente que hace que los mejores hombres estén dispuestos a arriesgar su vida para transformar la de sus seres queridos.

Fue una mañana de reparación histórica. No hubo relatos emotivos ni liberaciones de sentimentalismos. Se concatenaron apretones de manos, susurros de agradecimientos y fotos de protocolo. El diploma y la medalla premiaban e identificaban a quienes durante décadas vivieron sin contarles a los argentinos lo que habían hecho por ellos.


La familia del comodoro Jorge Alberto Valdecantos

El comodoro Jorge Alberto Valdecantos no se lo contó ni siquiera a los suyos. "Sabíamos lo que teníamos que hacer con la confidencialidad para resguardarnos también nosotros. Mi familia nunca supo nada de mis actividades durante la guerra. A lo largo de los años les he contado a cuentagotas mi historia. No se los dije porque hubiera sentido como si estuviese jactándome de lo que hice, y lo único que hice fue cumplir con la patria. La patria sabe lo que yo hice y no era necesario manifestárselo a nadie".


El comodoro Valdecantos junto al suboficial principal Delfino Fretes

Valdecantos se siente orgulloso por un reconocimiento que no esperaba, pero se apena también que haya llegado tarde, ya cuando la vejez y la muerte encontró a algunos de sus compañeros de vuelo.

"Éste es uno de los tipos más valientes que hay en la Fuerza", interrumpió mientras lo abrazaba y lo cacheteaba en la cara al suboficial principal Delfino Fretes, quien al principio no quería ser entrevistado por Infobae. "Si hace años que lo estás esperando", la convenció su esposa. Se siente orgulloso, pleno, gratificado. Era mecánico de vuelo. Hizo dos misiones, el 28 y el 29 de marzo. Consistían en vuelos de exploración y reconocimiento de los blancos. "Teníamos que salir a la mañana temprano, volar a quince metros del agua, subir estrepitosamente y hacer la operación (prender el radar para identificar las posiciones enemigas). Eso lo hacíamos durante cuatro o cinco horas. No sentíamos miedo. Estábamos preparados para esos momentos, teníamos profesionalismo y nos dedicábamos a cumplir la misión", explicó.


La medalla del fallecido suboficial Jorge Luis Contigiani

Jorge Luis Contigiani -suboficial, mecánico de vuelo- sí sintió miedo. Lo reconoció su esposa Gladys, la encargada de recibir el diploma y la medalla en representación de su marido, fallecido hace un año y medio. "En casa se hablaba muy poco del tema. En la intimidad se hablaba poco, pero después ya no se hablaba más… mis hijos eran muy chiquitos. Él era muy cerrado, pero sí me contaba de estos vuelos peligrosos y del miedo que sentía. Era un secreto de familia y se respetaba", reconoció emocionada.


Gladys y los hijos del suboficial Contigiani

"Cuando decidieron darlo a conocer, pensé que al fin se había hecho justicia -valoró Gladys-. Pero no por la medalla en sí, sino porque es un reconocimiento por el gran valor que tuvieron. Porque las nuevas generaciones no saben bien lo que significó. Nosotros lo vivimos. Durante todo el conflicto lo vi solo cuatro veces y cuando fue lo del misil (la caída de un Hércules) me dijo 'creí que no los iba a ver más'. Fue algo muy fuerte lo que vivimos. Se merecían este reconocimiento".


Los diplomas y las medallas de los 23 veteranos de Malvinas que participaron de las misiones secretas en los aviones Hércules (Fotos Adrián Escandar)

Gladys miró conmovida el diploma y la medalla cuando debió pensar dónde iba a guardar las nuevas condecoraciones: "Yo tengo un lugarcito en casa con los cuadros, las medallas y los otros reconocimientos. Supongo que quedará ahí hasta que yo parta con él y después del legado se encargarán mis hijos". Lloró sin dejar de responder cuando se permitió lamentar la ausencia de su esposo en la mañana del 27 de marzo de 2018, a seis días de celebrarse un nuevo aniversario del Día del Veterano y de los caídos en la Guerra de Malvinas. "Él nunca supo que le iba a llegar este reconocimiento. Se fue sin saberlo. Así lo quiso Dios". A 37 años del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, el debido reconocimiento a los héroes ocultos.

viernes, 29 de marzo de 2019

VGM arrestado por mostrar bandera argentina en Darwin

Ex combatiente fue detenido en Malvinas por mostrar una bandera argentina

Urgente 24



El ex futbolista Luis Alberto Escobedo viajó a las Islas Malvinas para honrar a sus compañeros fallecidos, y estuvo dos días preso por mostrar símbolos argentinos. "Vivimos una situación muy tensa", relató.

Luis Alberto Escobedo en las Islas Malvinas, antes de ser detenido (Foto: Clarín).
Contenido
Luis Alberto Escobedo tiene 57 años y es ex futbolista (pasó por muchos equipos del fútbol argentino: del ascenso, Los Andes, Temperley y Dock Sud; y de Primera División como Vélez, Belgrano de Córdoba y Colón). Cuando tenía 19 años, mientras hacía el servicio militar, fue trasladado a las Islas Malvinas y combatió contra las fuerzas británicas. La semana pasada viajó por tercera vez a las Malvinas, junto a otros siete ex combatientes, para rendirle homenaje a los soldados argentinos que fallecieron en la guerra. Y pasó dos días detenidos.

"El martes pasado fuimos al Cementerio de Darwin, que está en una zona inhóspita y desértica, a unos 60 km de la ciudad. Hicimos un minuto de silencio y después cantamos el Himno argentino y lanzamos frases como ¡Viva la Patria!... Además, exhibí una bandera que llevo siempre con la imagen de las Islas y la frase Territorio Argentino. En ese momento estaba en el cementerio un periodista austríaco que había llegado en un auto manejado por un kelper, que nos miraba atentamente", le contó Escobedo a Clarín.

Al día siguiente, mientras Escobedo y sus compañeros dormían, llegó la Policía. "Bien temprano vino la policia y, pieza por pieza, nos sacaron los pasaportes, los celulares, las cámaras de foto, la ropa y otras cosas personales. Nos tuvieron detenidos dos días y nos trataron como si fuésemos delincuentes. Nos tomaron las impresiones digitales y nos sacaron fotos de frente y de perfil. Todo porque el chofer kelper nos había denunciado por "ofensas e insultos". Pero nada que ver, solamente honramos la memoria de los nuestros sin ofender a nadie", dijo, aún conmovido, el ex futbolista.

"Despues de declarar durante esos dos días, y con la incertidumbre de que podíamos seguir presos más tiempo, nos absolvieron. El juez desechó la denuncia, pero vivimos una situación muy tensa", relató el ex futbolista que actualmente juega en el equipo Senior de Temperley y en la Selección Argentina de mayores de 50 años.

Escobedo dijo que "los militares ingleses nos entendieron y no dieron la razón y hasta aconsejaron que el Gobierno argentino debería hablar con los kelpers para que bajen los decibeles. Por suerte terminó todo bien, pero esto no tiene que pasar más. Queremos que no vuelva a ocurrir y que otros argentinos que vengan no tengan que pasar lo mismo que nosotros".