domingo, 3 de enero de 2016

Tácticas antibuque:

Tácticas antibuque

El Dr Albert Atkins es profesor adjunto de aeronáutica en la prestigiosa Universidad Embry Riddle. Tiene 20 años de experiencia en el campo de la aviación, y publica regularmente en diversos medios. Es miembro de la B-52 Association, el Royal Air Force Museum y la Strategic Air Command Society.

Fuerzas Navales


En este interesante artículo no cae en el lugar común de "qué hubiese pasado si las bombas lanzadas explotaban?", sino que presenta la cuestión del ataque naval desde una perspectiva interesante: la elección de otras armas no guiadas para el ataque a blancos navales.


Cohetes versus Bombas


Durante el conflicto del Atlántico Sur de 1982, la Armada Argentina (ARA) y la Fuerza Aérea Argentina (FAA) se enfrentaron a un enemigo militar superior: la flota inglesa. Durante el conflicto, a pesar de graves pérdidas, mabas armas aéreas lograron hundir y averirar varias unidades de superficie inglesas. EL uso del AM-39 Exocet fue sin duda exitoso. Sin embargo, fue la táctica usada por los A-4 Skyhawks lo que amerita un análisis profundo. La selección de los blancos no será discutida en el artículo.
Para atacar a los buques ingleses, los A-4 Skyhawks tuvieron que volar bajo, rozando las olas para evitar ser detectados por radar y, ergo, poder alcanzar el blanco. Los A-4 fueron exitosos en atacar un 75% de las naves inglesas en el área y llegaron a hundir a ocho de ellas. Por otra parte, las bombas muchas veces rebotaban en las cubieras o simplemente no explotaban. Existió una discrepancia entre los procedimientos de espoleteado de las bombas entre la FAA y la ARA. Esto puede explicar que muchas bombas no explotaron. Pero, el perfil de ataque usado por los Skyhawks es incluso más importante.

Las bombas de 225 o 450 kgs eran lanzadas desde los A-4 a 450 Nudos, en una trayectoria tensa, merced al perfil de ataque a baja altura. Dada su velocidad y trayectoria, la bomba sólo explotaría si se topase con algún mamparo sólido, dado su espoleteado. Pero, si la bomba no encontraba resistencia, probablemente atraviese el blanco sin detonar, siendo esto la regla general. Preguntémonos sobre la posibilidad de ataque con cohetes de 5 pulgadas. Esto fue lo que hizo un IA 58 Pucará que dañó severamente una fragata inglesa, pero nunca se intentó con Skyhawks.



Entre una bomba como la Mk-17 (450 Kgs) y un cohete de 5 pulgadas, la bomba posee mayor poder destructivo. Sin embargo, dado el perfil de ataque los cohetes hubiesen asegurado los impactos. Una salva de cohetes es análoga a una salva de artillería de un destructor. Y eso es solo un aparato. Recordemos que los Hawker Typhoons y los F-4U Corsairs destruyeron embarcaciones y líneas férreas usando cohetes antitanque entensiva y exitosamente durante la Segunda Guerra Mundial.

Usar Napalm (bombas de combustible gelatinizado, compuesto por ácidos nafténico y palmítico) hubiese sido una forma poco ortodoxa de atacar un navío. Pero la imagen de dichas armas impactando un portaaviones de aluminio es, de alguna forma, horrorizante. El fuego es el peor enemigo de cualquier nave, incluyendo a los portaaviones. Durante el [disctutido] ataque al HMS Invincible, más alla del impacto del Exocet, sólo 2 A-4's llegaron al blanco y sólo uno acertó en su lanzamiento. Si el ataque hubiese sido hecho con napalm, cohetes o incluso otro tipo de bombas es fundamental para el éxito de la misión y lo dejo a los valerosos pilotos que lo hicieron para su análisis. Sin embargo, es posible concebir que un ataque al HMS Invincible realizado con Napalm bien podría haberlo enviado al fondo del Atlántico, y cambiar el futuro de las islas a favor del lado Argentino

Traducido por Santiago L. Aversa


sábado, 2 de enero de 2016

Diplomacia: Nuevas guías hacia el tema Malvinas

Para Malcorra, el kirchnerismo tuvo una posición “muy dura” con Malvinas
La ministra de Política Exterior cree que frente al conflicto por las Islas es necesaria una “perspectiva más amplia”. Podrían difundir los documentos de las negociaciones secretas entre Argentina e Irán.


Negociadora. Susana Malcorra aprendió en la ONU que hay que dedicarles más tiempo a los enemigos que a los amigos. | Marcelo Aballay


Por Aurelio Tomas - Perfil


La canciller Susana Malcorra elige el trato directo –tuteo incluido– al ofrecer definiciones sobre la futura política exterior.Su debut en la esfera internacional incluyó un fuerte cruce con Venezuela en la Cumbre Presidencial del Mercosur. Aunque en sus palabras se subraya la continuidad de las políticas de Estado, el interés en torno a Malcorra se centra en hasta dónde llegarán los cambios.

—¿Se tratará el tema de los derechos humanos con países como Rusia y China como se hizo en el caso de Venezuela?
—El principio de los derechos humanos es un principio que vamos a manejar siempre. En todas las circunstancias. Venezuela es un socio del Mercosur, entonces no es la misma relación que con China u otro país. Es el socio más directo, en la relación más privilegiada. Pero tampoco es el caso de Venezuela, exclusivamente. Tenemos que trabajar como grupo para ser un espacio modelo en el tratamiento de los derechos humanos. Esto es una cuestión del Mercosur que aplica a todos los socios.

—¿Cómo ve el impacto que tuvo el reclamo de Mauricio Macri sobre Venezuela?
—Yo creo que hubo un reconocimiento de que el Presidente fue muy claro. Muy directo. Y creo que sirvió para cristalizar la declaración sobre derechos humanos. Pero la reunión tuvo también otros aspectos, como la negociación con la Unión Europea, que es central.

—Con la Unión Europea, ¿el gobierno de Macri está haciendo una oferta más amplia que la pasada administración?

—La oferta global del Mercosur está casi en el 87% del comercio. Europa está pidiendo que lleguemos a una ambición del 90%. Les hemos explicado que ése es el piso y que podemos trabajar, pero debemos hacerlo las dos partes en conjunto. Hay que poner sobre la mesa las propuestas. Y sin duda Europa tiene que incluir la cuestión agrícola. Ellos nos han dicho que van a estar en condiciones de hacerlo en unas pocas semanas; nosotros tenemos la aspiración de estar en el primer trimestre con las propuestas sobre la mesa.

—El acuerdo también genera temores. ¿Habrá resguardos para la industria argentina?
—Es un temor sobre el cual debemos trabajar. El objetivo que tenemos, y que plantea el Presidente constantemente, es la pobreza cero. Y eso se logra, de manera sustentable, con trabajos de calidad en los cuales la gente tenga una visión de largo plazo de mantenerse, de manera rentable para la empresa y satisfactoria para el empleado. La idea de que cerrándonos tenemos más oportunidades de trabajo está desvirtuada por ejemplos concretos, como el caso de Chile. Se puede hacer una genuina adaptación de la economía sin perder de vista que la gente es la que está delante de todo. Mientras se producen transiciones, hay necesidad de que el Estado proteja de una manera adecuada. No hay ni una intención, ni una capacidad, ni una posibilidad de que las puertas se abran de un día para el otro para que entre cualquiera, de cualquier manera. Todo tiene que hacerse con madurez, y los intereses de la Argentina y los argentinos deben resguardarse bien.

—Macri pidió que no haya un Mercosur a dos velocidades...
—Esta es una historia larga; hay socios del Mercosur que han planteado que los postergaba porque no estaban en condiciones de hacer tratados unilaterales mientras que los dos grandes socios no terminaban de ponerse de acuerdo. Deberíamos ser capaces de encontrar esos espacios que nos den a todos la chance de llegar juntos.

—¿Cómo evalúa la relación con presidentes como Rafael Correa y Evo Morales, afines a la administración saliente?
—Creo que es innegable que en cualquier situación de una alternancia en cualquier país hay un acomodamiento. Mi impresión es que el presidente Morales tiene una conducción de Bolivia que en los temas de administración y de finanzas es sumamente ordenada. Me parece que el presidente Correa es un excelente administrador. Puede haber realineamientos de cercanía o de no tanta cercanía en el discurso ideológico, pero que en la práctica van a llevarnos a intensificar nuestros acuerdos. Cuando digo que hay que desideologizar las relaciones no estoy diciendo que la ideología no existe o no es importante. Lo que digo es que tenemos que tener relaciones que vayan más allá de la ideología. Una cosa que yo aprendí en Naciones Unidas es que uno no se sienta y dedica mucho tiempo a los amigos. Dedica mucho tiempo a los adversarios, porque con los amigos ya lo tenemos todo resuelto.

—¿Cuál es el alcance de los acuerdos que se esperan con Asia-Pacífico?
—Ya hay acuerdos del Mercosur con estos países, lo que hay que hacer es profundizar de manera más integrada.

—Hay sanciones previstas por pesca y explotación petrolera en Malvinas, ¿se mantendrán o habrá un nuevo “paraguas” sobre la soberanía?
—Las Malvinas son un tema constitucional, no un tema opcional. Nuestra Constitución establece que la cuestión es absolutamente prioritaria y vamos mantener los principios. Dicho esto, también hay que ver el tema Malvinas en el contexto del Atlántico Sur. Así como hay que ver Antártida en ese mismo contexto. Estamos revisando la estructura del Ministerio y vamos a crear un área, seguramente una subsecretaría, del Atlántico Sur, en la cual va a estar insertada el tema Malvinas. El objetivo es hacer un análisis de nuestras posiciones, que vamos a defender con la misma seriedad y con la misma convicción que se ha hecho hasta ahora. Vamos a ser evolucionarios, no revolucionarios. Tenemos una base sobre la cual trabajamos, que es la Constitución, pero al mismo tiempo vamos a integrar el conflicto con una perspectiva un poco más amplia.

—¿Cómo evalúa lo que realizó el gobierno anterior?
—Creo que hizo que la cuestión de Malvinas se transformara en un tema absoluta y totalmente preponderante, con una posición muy dura al respecto. Y no siempre se logra lo máximo endureciendo totalmente las posiciones. Eso no quiere decir que uno vaya a ceder en los principios.

—La administración saliente dejó acuerdos firmados con China y Rusia.

—Vamos a revisar los acuerdos. Primero veremos si están en línea con las prioridades que estableció esta administración. Si están en línea, vamos a profundizar y ver si el acuerdo en sí tiene algún área en la que haya que renegociar antes de implementarlo. Si hubiera algún acuerdo que no estuviera en la prioridad, lo que hay que hacer es sentarse y decir: nosotros tenemos esta lista de prioridades, tenemos muchísimo interés en mantener los acuerdos pero hay que ver si hay forma de alinear las prioridades. De manera mesurada, sin golpear ninguna puerta.

—Nisman y legisladores habían reclamado que se desclasificaran los documentos sobre la negociación con Irán.
—La Cancillería va a cumplir con todo pedido que se haga que esté dentro de los parámetros del Ministerio. Suele ocurrir, en relaciones internacionales, que haya acuerdos que tienen ciertas áreas protegidas. Tengo que mirar exactamente de qué se trata. Pero por otro lado, el acuerdo con Irán, después de la declaración de la inconstitucionalidad, se ha caído. Así que tenemos que avanzar sobre un nuevo camino para ver cómo se resuelve esa cuestión pendiente. Lo miraré.

Macri moderará los viajes al exterior

Una de las tareas de la canciller es establecer las prioridades de viajes presidenciales. Dijo que la posible escala en el Vaticano de Mauricio Macri se debe por ahora a “trascendidos periodísticos”. “Lo que tenemos confirmado es que el Presidente va a Davos. Hasta ahí llegamos”, afirmó. Más allá de sus intenciones, reconoce que “el Presidente está pensando también en limitar los viajes en un primer período porque, obviamente, hay mucho que hacer puertas adentro”. Por esta razón, anticipó que la vicepresidenta Gabriela Michetti cumplirá un rol importante. “Me reuní la semana pasada para definir con ella una agenda de prioridades de visitas mientras el Presidente atiende la agenda interna”. Acordaron que visitará los países de Latinoamérica y de Asia. Y explicó que aún no hay confirmación sobre una eventual visita de Barack Obama.

Su previsión es que “a principios de enero” todos los embajadores designados hayan sido reconocidos en sus destinos. Malcorra valoró que la Cancillería tenga “una carrera institucionalizada”. Pero reconoció que “hubo un crecimiento muy grande del área administrativa”. “Quiero mirar cuáles son las áreas, cuales son genuinas y válidas, y cuáles hay que revisar”, deslizó.

viernes, 1 de enero de 2016

Análisis: Los secretos de la guerra

Los secretos de la Guerra de Malvinas





Seprin

EL SECRETO INGLES SOBRE MALVINAS

El gobierno inglés resolvió mantener como secreto de estado toda la documentación vinculada con la guerra de las Malvinas por noventa años, o sea, hasta el año 2072. Esta decisión, conocida el 2010, se presenta como muy llamativa, porque los secretos de estado en general se revelan al cabo de 25 o 30 años. Desde el lado argentino podemos suponer que esta decisión sin precedentes tiene como fundamento el hecho de que las revelaciones podrían ser utilizadas contra Gran Bretaña en la reclamación sobre la reivindicación de las islas.

Conociendo la astucia y la inescrupulosidad del gobierno inglés en esta materia podríamos decir que esto es así sin ninguna duda. Al cabo de los sesenta y dos años que hay por delante, cabe suponer que el pleito estará superado a favor o en contra de cualquiera de los contendientes y ya carecerá de importancia lo que pudiese surgir de esos secretos.

Como quiera que sea, Inglaterra guarda secretos y uno de ellos esté referido al motivo inicial de la contienda. Del lado argentino todo el mundo cree que fue un acto irresponsable del Gral. Galtieri, entonces Comandante en Jefe del Ejército y presidente de facto de la República; y de las otras dos armas, marina y aviación, que lo acompañaron. Esto fue precisamente lo que los servicios de contrainteligencia ingleses pusieron en circulación, como así también que la Junta Militar procedía de esa forma para aliviar el frente interno, acosado por paros de la CGT.

¿Cómo se puede aceptar con tanta simplicidad tal irresponsabilidad de las FFAA, de acometer una aventura bélica con una tropa recién incorporada, con casi nula preparación? ¿Cómo se puede creer que los comandantes de la marina y la fuerza aérea y sus respectivos estados mayores no tuvieron la posibilidad de advertirle al Ejército, los inmensos riesgos de esa aventura? ¿Estaban todos enloquecidos? Esto es imposible de creer.

Descartada por increíble la hipótesis de que la contienda se inició por un acto de locura de las FFAA argentinas, tiene que existir otra explicación, basada en razones muy poderosas que tuvo el gobierno inglés, a cargo de Margaret Thatcher, para que el conflicto se desatara. Ese es el secreto más comprometedor ante la opinión pública mundial y ante la historia de la civilización, que el gobierno inglés quiere preservar.

LA GESTA DE LAS MALVINAS

¿Fue una gesta realmente? No se alcanza a comprender a quienes califican la acción desplegada como “gesta” y al mismo tiempo abominan contra la irresponsabilidad de ocupar las islas sin una tropa debidamente preparada, sin los adecuados armamentos, que quedaron en el continente, sin comida y tantos otros defectos que llevan a preguntar, en qué cosa radica la calidad de gesta frente a tanta impericia. Cuando se celebró el primer aniversario, el 02 de abril de 1984, ya recuperada la democracia (pero no el sistema republicano, que fue escandalosamente falseado desde entonces hasta hoy), el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (Alejandro Armendaris) presidió un acto de celebración de la gesta, en presencia de familiares de soldados, oficiales y suboficiales muertos y de lisiados en silla de ruedas, en su discurso mostró esa contradicción insoluble: “Hemos venido a celebrar…, dijo …bueno, aquí no hay nada que celebrar…”. Los presentes quedaron atónitos: qué celebración es ésta en la que no hay nada que celebrar. Concedió condecoraciones a los lisiados y entregó medallas a los familiares de los muertos, que para él carecían de toda significación. Eran por actos personales protagonizados por cada uno de ellos a favor de una aventura militar, que no fue gesta. Murieron y se incapacitaron por nada. He allí la dramática contradicción de quienes creen que el hecho de la ocupación de las islas fue obra de un general etílico.

La verdad sobre esto es un secreto de estado inglés. Ningún inglés lo va a revelar jamás hasta el año 2072. Pero la decisión del gobierno británico no alcanza a ciudadanos de otras nacionalidades, en este caso, a un alemán, General de la Wermach, que ocupó el cargo de Segundo Comandante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con quien alternó accidentalmente el docente de la Universidad Nacional del Nordeste, Dr. Kornel Zoltan Méhesz, en un acto protocolar realizado en una universidad de Alemania. El hecho ocurrió a finales de la década del ochenta del siglo último. Al enterarse dicho General que su interlocutor era argentino nacionalizado, le manifestó su admiración por el recio comportamiento de la bisoña tropa argentina y, en algo así como una actitud de expiación por la actuación que la OTAN le hizo jugar al Reino Unido de Gran Bretaña en contra de la República Argentina, le manifestó que la guerra obedeció a una necesidad vital de estrategia de dicho organismo, enfrentado en la guerra fría contra Moscú, ya que según las encuestas de opinión el pueblo inglés se hartó de la “dama de hierro”, Margaret Thatcher, y para desplazarla apoyaría al partido Laborista. Éste propiciaba como plan de gobierno el retiro de los misiles intercontinentales Pershing, instalados por la OTAN en territorio británico, con ojivas nucleares apuntadas hacia Moscú y las principales ciudades de la ex Unión Soviética. El triunfo del laborismo conduciría a la desarticulación del sistema defensivo de la Organización, basado en la principal arma estratégica que tenía para enfrentar la “guerra fría”, que entonces se hallaba en proceso de intensificación paulatina.

La información que recibió el profesor Méhesz formó parte de la denuncia que, por iniciativa del Centro Correntino de Estudios, entonces Presidido por el Suboficial Mayor Rufino Antonio Billordo y suscripta por varias decenas de ciudadanos, se planteó contra Margaret Thatcher ante el Juzgado Federal de Ushuaia el año 1999, por crimen de guerra, sin citar entonces la fuente de la información, por circunstanciales motivos de oportunidad ahora superados. La denuncia se refería no solamente al criminal acto de ordenar el hundimiento del crucero argentino “Gral. Belgrano”, que se hallaba fuera de la zona de exclusión fijada unilateralmente por Gran Bretaña, sino también por la orden de atacar innecesariamente, en contra de la opinión del comandante de la fuerza de desembarco, la guarnición de Prado del Ganso (mal conocida como Ganso Verde), produciendo una brutal carnicería en ambos bandos. Los hechos referidos y la responsabilidad de Thatcher se basan exclusivamente en relatos efectuados por los periodistas ingleses Hastings y Jenkins, casi desconocidos en nuestro país, en su obra LA BATALLA POR LAS MALVINAS, Emecé Editores S.A, Buenos Aires, 1984. A quien le interese imponerse con mayor detalle del texto de la denuncia, puede solicitarlo en MOGLIA EDICIONES, calle La Rioja 755, de esta ciudad (folleto de 60 páginas).

En la citada denuncia se refiere que nuestro país fue objeto de una trampa, perfectamente orquestada por la OTAN, en resguardo de su sistema estratégico, que se hallaba en peligro de desmantelamiento. Con la colaboración de EEUU le hicieron ver a la Junta Militar que una ocupación sin bajas de las Islas (así se hizo) serviría para destrabar las negociaciones de Nueva York, que en ese momento se hallaban estancadas por la desinteligencia sobre si debían respetarse los deseos o los intereses de los habitantes de las islas. Todo sería solucionado por vía diplomática, sin acciones bélicas. Tanto es así que, cuando Thatcher ordenó la movilización de la “Task Force”, Jhon Not, Ministro de Defensa inglés, manifestó al periodismo que “cuando los argentinos vean que sus barcos comienzan a hundirse, volverán a la mesa de negociaciones”. Esta supuesta actitud negociadora es otra mentira más destinada a convencer que la acción de ocupación era un acto de locura de los militares argentinos. La guerra intensificó el espíritu nacionalista del pueblo inglés (es lo que se buscaba) y Thatcher fue reelegida nuevamente como Primer Ministro. Objetivo logrado: los misiles no fueron removidos al precio de la vida de más de 900 solados ingleses (dato que también ocultan), algo así como 1300 argentinos y más de 40 pilotos de la aviación, también argentina.

A la Argentina la impulsó un motivo de honda raíz patriótica. A Inglaterra, en cambio, la impulsó la perfidia de Thatcher. Ahora queda a cargo del lector definir si fue una gesta o una baladronada de militares argentinos enloquecidos. ¿Cuántos años más seguiremos manteniendo esta falsedad?
Políticamente, en la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.2 Posteriormente fue posible la firma de un tratado en 1984 con Chile.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Infografía: Tropas enfrentadas en cada combate

Números de tropas terrestres enfrentadas de ambos bandos en la Guerra del Atlántico Sur por las Islas Malvinas 
Por Gustavo Torrilla




Las ubicaciones geográficas en el mapa no son exactas o precisas , solo son estimadas para dar una idea general.
El croquis no incluye los combates del 2 de abril en Malvinas ni las escaladas bélicas en Georgias del Sur el 3 de abril y 25 subsiguiente.
Tampoco se incluye sucesos militares en los montes Wall, Williams, Kent, Sapper Hill, Estancia House, Simmons, etc. Se excluye también sucesos en la isla Gran Malvinas , solo se ha incluido el combate en la isla Pebble.
La batalla o combate por San Carlos es de forma global alcanzando solo a la 1er oleada de desembarco británico.
Top Malo House para la parte británica se lo toma como una escaramuza , aunque en la historia argentina es parte de la batalla por el monte Simmons.
Wireless Ridge , Williams , Tumbledown para algunos historiadores conforman solo una batalla, pero la parte argentina lo entiende como varias batallas en distintos momentos al igual que la seguidilla de combates por Harriet , Dos Hermanas y Sapper Hill.

El número de tropas argentinas en la batalla de Pradera del Ganso se lo toma como referencia por el total de prisioneros conseguidos por Gran Bretaña.
El mismo engloba tropas militares y civiles , más tropas que se sumaron a el combate ya terminado pero que igualmente se entregaron a autoridades británicas.
Para llegar a la cifra de contendientes en las batallas de Harriet, Dos Hemanas, Tumbledown, y Longdon, se han cruzado distintas fuentes y se ha llegado a una cifra estimada de acuerdo al entrelazado de distintas versiones.
La síntesis abarca también tropas anfibias y aerotransportadas que aunque en parte no tomaron combate directo con las tropas, eran igualmente parte íntegra de las Brigadas y Batallones en la zona de combate.
El total de tropas utilizadas en todos los Teatros de Operaciones varía según la fuente a consultar.

Por parte de Gran Bretaña el SAMA (South Atlantic Medal 82) encuadra una cifra de 27.700 combatientes que cruzaron o llegaron a la Isla Ascencion (Base Militar Wideawake). En Argentina varía de 18 mil a 20 mil combatientes incluyendo el TOAS (Teatro de Operaciones Atlántico Sur )
Otras fuentes cruzadas llegan a una cifra de 25.000 tropas.
En tierra Argentina desplegó alrededor de 12 mil hombres, siendo tomados prisioneros 11.700 por los británicos, en el anillo defensivo de Puerto Argentino según una fuente se indica alrededor de 7 mil soldados.
Otras guarniciones se hallaban en puntos distantes como Puerto Howard,(Mitre), Fox en la isla occidental de la Gran Malvinas.

Popularmente y de forma malintencionada , británicos y de el país trasandino se indica que no menos de 3 mil británicos fueron suficientes para hacer rendir en dos semanas a 12 mil combatientes argentinos.
Pero historiadores, periodistas y analistas militares relatan que las fuerzas británicas iniciaron un desembarco general de 3 mil hombres, pero ello consta solo en la 1er oleada.
En otras oleadas sucesivas se llegaría a conformar la cifra de unos 8 mil hombres en todo el TOM (Teatro de Operaciones Malvinas), enfrentándose a las 7 mil tropas argentinas que conformaban el anillo defensivo de la capital en los montes circundantes.
El número de 12 mil hombres es la suma de todas las Agrupaciones en todo el archipiélago.

El 1 de junio desembarcarían en San Carlos la 5ta Brigada de Infantería británica , la cual algunas fuentes refieren la cifra de 5.000 hombres. Otros tantos el 8 de junio en Fitzroy-Bluff Cove.

En el lado argentino desembarcaron entre el 1 y 3 de abril según la fuente entre 600 y 1.200 tropas . Llegando a 3 mil los días 4 y 5 de abril , en las semanas subsiguientes se engrosaría a 5 mil, y con el avance de la hostilidad diplomática y militar se reforzaría a 10 mil a finales de abril.
A mediados y fines de mayo la lista se completaría con los 12 mil estimados conformando la llegada de refuerzos en plenos combates con fuerzas especiales.

Desde ya este informe no está completo y se irá enriqueciendo con el correr de los días, anexando fuentes confiables y chequeadas , entrecruzando datos y buscando la mayor seriedad para llegar a la verdad.
La ùnica forma de rebatir mitos es comparar verdades y haciendo una exhaustiva investigación, balanceando la historia incluso con las versiones británicas de los hechos para alcanzar la verdad absoluta sin filtros ni propaganda .

martes, 29 de diciembre de 2015

ARA: Reflotan al "Santísima Trinidad"



Reflotaron al ARA Sma. Trinidad
De nuevo a flote y con destino de museo flotante




El destructor de la Armada Argentina Santísima Trinidad se ha vuelto a poner en pie en estas últimas horas, tras casi tres años de su hundimiento en la rada de dársena de la Base Naval Puerto Belgrano, merced a los trabajos del personal de buzos de salvamento y buceo, quienes en sucesivas maniobras coordinadas pudieron revertir de la escora del navío y ponerlo a flote.



El Santísima Trinidad comenzó a escorarse el 21 de enero del 2013, como consecuencia –según un parte oficial de la fuerza emitido por esos días- "de la rotura de una tubería de 6 pulgadas", lo que produjo el hundimiento de varios compartimientos de la nave. La marina había señalado que "la capacidad de las bombas de achique" fue superada por la cantidad de agua ingresada, debiéndose evacuar al personal embarcado.



Si bien esta unidad de más de 40 años de servicio se encontraba al momento del siniestro prácticamente fuera de servicio, la intención inicial de su rescate es tratar de adecuarla para que allí funcione un museo flotante. Al momento no se tienen precisiones sobre cuál es el estado de compromiso de la estructura y mucho menos el valor presupuestario que su adecuación tendría.
Lo importante es que nuevamente está a flote y que su destino tendrá el signo de las bravas tripulaciones que cobijó durante tantos años al servicio de la Armada.

NR: Gracias Mariano Rodríguez.




El Rosalenio

domingo, 27 de diciembre de 2015

VGM británico no entiende por qué las islas son inglesas

El ex combatiente que volvió a Malvinas 33 años después: “No entendemos por qué estas islas son británicas”
Una vida a bordo.

Se llama Michael Ward y ahora trabaja en el sistema de seguridad de un crucero que visita las islas cada 15 días. "El regreso fue antipático", reconoce. Sus recuerdos, la importancia de la guerra y el desconocimiento de la causa.


Michael Ward, ex combatiente de Malvinas, que volvió a las Malvinas tras 33 años.


Gastón Leturia - Clarín


Se confunde entre los turistas, su figura espigada recorre cada tarde con un trote intenso el pasillo externo de uno de los pisos de su nueva casa, un buque de 70.000 toneladas y 12 pisos, que lejos está de ser un acorazado de guerra; más bien está repleto de shows, comida, bebidas y diversión. Si el viento helado del Mar Argentino se planta como una barrera insalubre, en todo caso ocupará durante una larga hora una de las ocho cintas para correr dentro del gimnasio del Norwegian Sun, el crucero de esta compañía con base en Miami que de noviembre a marzo hace la ruta Buenos Aires-Valparaíso (Chile). Tiene 51 años y en medio de esta travesía sumará otro más. Los números dan vuelta en su cabeza. Tenía 16 cuando en 1980 ingresó en la Marina Real Británica (Royal Navy) y allí estuvo tres décadas. A los 18 recién cumplidos, en abril de 1982, también se subió a un barco. Pero no tenía el colorinche del Sun, ni la piscina de la cubierta rodeada de reposeras y sus bares repletos de refrescantes tragos. Todo era gris y estaba lleno de armas, cañones y municiones. Era parte de la flota de Royal Navy. Era, en ese joven momento, la casa obligada de Michael Ward, el ex combatiente que volvió a las Islas Malvinas después de 33 años. Ahora, con otros aires, otra templanza y la opción de vida de poder analizar y dar su propia mirada de aquella espantosa guerra. El Norwegian Sun ancla a varios metros de la costa de Puerto Argentino y los turistas se suben a cada tender para cruzar y llegar en unos 20 minutos. Mike se sube y va, en silencio, acompañado por algunos de sus nuevos amigos a bordo. También de sus alumnos, todos como parte de la tripulación, que tienen en Ward al principal instructor en cuanto a todas las medidas de seguridad y prevención se requieren a bordo.

“Fue un antipático regreso, porque muchos británicos preguntaban ¿por qué? Así como ustedes las llaman Malvinas (lo dice en español, por primera y única vez en la charla, pero la traducción se cae de madura), a nosotros no nos enseñaron en nuestra educación acerca de las Falklands, así que un montón de británicos no las conocían. Y en la Royal Navy, de donde provengo, ninguno de nosotros sabía nada acerca de las islas. Cuando nos dijeron que íbamos a las Malvinas, no sabíamos a dónde estaban. El gobierno decidió ir a pelear y allá fuimos. No fue algo divertido para nadie, como toda guerra. Nunca hubo posibilidades, aún ahora, de construir un puente con Argentina”, cuenta, expresivo y serio, Ward, sentado y de piernas cruzadas en uno de los sillones del quinto piso del barco, algo así como el lobby de este hotel flotante.

¿Cuál es su tarea en este barco?

Mi responsabilidad principal es la seguridad del barco, me ocupo de los sistemas de seguridad de la nave. También me ocupo del entrenamiento de toda la tripulación, unas 40 horas por semana de entrenamiento. Es un trabajo grande y tengo un equipo de tres personas trabajando conmigo. Hace dos años que estoy en este barco, en el Sun, y cinco en Norwegian.

¿Y antes?

Antes estuve en la Royal Navy por 30 años. Ingresé en 1980, con 16 años de edad. Estuve en la guerra de Malvinas (dice Falklands) y esta es la primera vez que regreso acá en 33 años.

¿Qué recuerdos tiene de los soldados argentinos?

Admiro a sus pilotos. Sus pilotos fueron gente muy valiente, fueron pilotos realmente muy buenos y tuvimos un montón de problemas por ellos. Demostraron ser muy valientes. Nos hundieron varios barcos.

¿Conoció algún ex soldado argentino?

Sí, sí, sí, me encontré con algunos de los pilotos cuando estaba en la Royal Navy.

En ese momento se nos viene el recuerdo de aquel poema de Jorge Luis Borges, publicado por primera vez el 26 de agosto de 1982 en Clarin. “Juan López y John Ward”, se titulaba, como un giro del destino en la identidad de este británico que tres décadas más tarde volvió a tocar su tierra de guerra. “Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras. (…) Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel. Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen”.



¿Pero les fue posible salir?

Sí, unos días antes del final. Es difícil recordar todo perfectamente... Muchos británicos no entienden cómo pueden ser británicas. No entendemos mucho. Vemos que hubo referéndums en los que la gente quiere ser británica, pero los británicos de allá no saben por qué. Incluso nosotros, ex militares como yo, servidores del gobierno, miramos para atrás y no sabemos por qué. No entendemos por qué las Malvinas son británicas. Y en Gran Bretaña es muy difícil escuchar hablar de las Malvinas, en ninguna conversación sale ese tema.

Como ya aclaró, no sabían a dónde iban...

No teníamos idea de las islas Malvinas, casi nadie en el barco lo sabía, y éramos una tripulación de 350 personas. Había un miembro de la tripulación que sí había escuchado de ellas, pero nadie de nosotros estaba enterado de que las islas Malvinas eran británicas, ni dónde estaban. Esa es la verdad. Y no pensábamos que entraríamos en guerra cuando la Primer Ministro nos envió.

Ward se refiere a Margaret Hilda Thatcher, quien fuera la premier británica desde 1979 a 1990 y falleciera en abril de 2013. Un dato de actualidad indica que la última inauguración que se dio en Puerto Argentino (Stanley, para Mike) es un busto de Thatcher. Ward no se guarda elogios hacia ella, y sigue, mientras mira su reloj aunque no parece apurado. En todo caso un tic cronológico lo debe llevar a ese gesto aún asombrado de estos 33 años que el grupo de periodistas argentinos le hace repasar.

¿Estando acá pensaban que todo se iba a resolver antes?

Sí, de manera política. Ninguno de los militares pensaba que iba a entrar en una guerra. Pensábamos que Margaret lo iba a solucionar, era una fantástica primer ministro, muy fuerte y con decisión.

¿Cuánto tiempo estuvo?

Llegamos como Task Force (una fuerza de tareas), todos nuestros barcos llegaron juntos y estuvimos la guerra entera. Hicimos los desembarcos en el estrecho de San Carlos. Nosotros llevábamos marines que bajaban en la playa Azul y nosotros estábamos al frente. Permanecimos en San Carlos durante toda la guerra, donde nos hundieron algunos barcos. El Sheffield fue el único barco hundido en mar abierto, el resto fue ahí, en el estrecho de San Carlos. Creo que fueron cuatro los barcos hundidos ahí con los Mirage. Ustedes volaban por debajo del alcance de los radares y por eso no los podíamos detectar. Sus pilotos fueron personas muy, muy valientes. Venían por debajo del nivel del radar y, una vez que los detectábamos, muy pocos podían regresar. Así nos hicieron mucho daño en nuestras naves, hasta que se quedaron sin misiles. Si no se hubiesen quedado sin misiles aire-tierra para atacar nuestras naves, nos hubiera sido difícil de defender, sin duda. Estuvimos en problemas allí.

¿Cuál era su tarea en la guerra?

Recargaba combustible de las aeronaves, sobre todo helicópteros. En el desembarco en playa Azul los helicópteros salían, regresaban, los recargaba y volvían a salir. Yo tenía 18 años. Cumplí años en marzo y la guerra empezó en abril.



¿Qué siente ahora?

Tristeza, porque la isla es un terreno muy inhóspito, y en 1982 la población era muy pequeña. Ahora hay dos o tres mil personas. ¿Sabes? No entendemos por qué. Fue por política, política pura. Muchos de mis amigos ya habían regresado. Fue una guerra grande por una ganancia muy pequeña, con unas mil muertes, pero fue sólo política. Es un lugar a 6 mil millas de distancia. A mi hija, que ahora tiene 25 años, nunca le explicaron sobre las Malvinas, sabe que su padre estuvo en la guerra de Malvinas, pero nunca nadie le dijo nada al respecto más que lo que sabe por mí, lo que es realmente muy poco.

¿No lo enseñan en las escuelas?

No, nadie habla de eso. Yo mismo hablo más de las guerras de Afganistán o Irak, muy raramente menciono las Malvinas.

¿Ella le pregunta?

Sí, me pregunta. Porque fue el primer conflicto en el que estuve, después estuve en Bosnia a finales de los ‘90 y en Irak y Afganistán en los 2000. Los militares británicos nunca tuvieron conflicto alguno antes de las Malvinas, por muchos años antes y por muchos años después. Vas a un bar y les preguntás a los británicos acerca de las Malvinas y no sabrán qué decirte.

Parece que fue ayer…

Sí, pero fue hace 33 años, y hoy aún no lo entendemos, sólo la gente de las islas quiere seguir siendo británica, nadie más apoya esta causa.

¿Cómo terminó trabajando en un crucero?

Me retiré de la milicia luego de un contrato de 22 años. Estuve ahí mucho tiempo y obtuve una pensión. Me retiré como a los 46 años de edad y volví a navegar. Intenté no volver a hacerlo, intenté regresar a casa, pero no pude.