Observatorio de Artillería del BIM 5
Por dentro el Observatorio de Artillería construido por los CKIA de la Armada para el BIAC de la Artillería del BIM 5
A la Derecha el mismo lugar por fuera en la pared Norte de Tumbledown, con nuestra Bandera tal como debe ser...
Fuente: Sapucay de Malvinas
sábado, 27 de diciembre de 2014
viernes, 26 de diciembre de 2014
Operación Condor
"El avión esta tomado, ponga rumbo uno-cero-cinco”, dijo Dardo Cabo, un joven de 25 años, al comandante del Douglas DC-4. El piloto obedeció y desvió la nave, con 35 pasajeros a bordo, rumbo a las Islas Malvinas. El 28 de septiembre de 1966 dieciocho muchachos peronistas desviaron un avión de pasajeros en pleno vuelo, aterrizaron en Malvinas e hicieron flamear la bandera argentina en el territorio usurpado.
Antecedente : El vuelo de Miguel Fitzgerald en 1964
Memorias de un aviador solitario y su aventura en las islas Malvinas
Miguel FitzGerald fue el primer argentino en volar a las islas y plantar la Bandera nacional. Lo hizo en 1964, piloteando un Cessna, el día de su cumpleaños. Dejó una proclama y regresó.
Miguel FitzGerald había hecho dos años antes otra hazaña, un vuelo a Nueva York sin escalas.
Por Sandra Russo, septiembre 2006
En la casa de Miguel FitzGerald hay mucho movimiento, porque le festejan sus 80 años. Y él, hijo de padre y de madre irlandeses, acomoda su cuerpo alto y flaco en un sillón del living para relatar la hazaña de su vida. Es su propio festejo. Quizá Miguel no lo sabe. Al menos por la forma en que lo cuenta, pareciera que aterrizar en las islas Malvinas en l964, difundir una proclama y plantar una bandera argentina en ese suelo fue una ocurrencia que tuvo. Va desgranando paso a paso esa historia tan familiarizada con él, que una primera impresión puede hacerle a uno pensar que Miguel no le da demasiada importancia, que hizo algo que creía que debía hacerse, y ya. Pero Miguel llevó a cabo, hace 42 años, un sueño que tuvo, y su Cessna quedó estampado en ese año que lo tuvo por protagonista.
Ser piloto civil, dice, es una vocación. "Ya a los seis años tenía esa chifladura", sintetiza. A los 16 voló planeadores y a los 20 aviones con motor. Trabajó en Aerolíneas, hizo fotografía aérea, taxi aéreo, remolque de carteles. El aclara: "Menos fumigación y contrabando, hice de todo".
Ese año, 1964, Malvinas estaba en la agenda de la ONU. No por iniciativa del gobierno argentino, sino por decisión de la Asamblea, se iba a tratar el tema de las colonias en América. Y en los hangares del país, en las charlas entre pilotos, aparecía y reaparecía un sueño: mandarse, plantar bandera.
Miguel decidió que lo haría. Un amigo suyo trabajaba en La Razón y averiguó si al diario le interesaba la cobertura. A Miguel a su vez le interesaba la difusión, porque podía ser sancionado por la Fuerza Aérea con una suspensión severa. El viejo Félix Laiño (editor del diario de los Peralta Ramos) no se interesó para nada. Pero acababa de salir otro diario, Crónica, y a su joven director se le subió ese viaje a la cabeza. "Me ofreció el avión, la nafta, los gastos, si viajaba conmigo un fotógrafo del diario. Pero ese viaje era mío. Yo solamente quería que me hicieran una nota cuando volviera, para cubrirme."
El Cessna se lo prestó finalmente Siro Comi, el presidente del Aeroclub de Monte Grande, que era representante de esa marca de aviones. Fue redactada la proclama que reivindicaba a las islas como argentinas, y Miguel partió rumbo a Río Gallegos, hacia su hazaña personal. Era el 8 de septiembre de 1964 y ese mismo día él cumplía 38 años.
Quince minutos
"Cuando uno está volando y está haciendo algo arriesgado, no piensa en nada más que en eso. Está concentrado en lo que está haciendo. Yo soy así, muy cerebral", dice Miguel, como si haber hecho lo que él hizo no exigiera al menos un impulso fenomenal. En Río Gallegos, su pista de despegue fue la del Aeroclub, que no tenía torre de control monitoreada por la Fuerza Aérea. Y se mandó. Y cuando lo cuenta vuelve atrás.
"Yo salgo de Gallegos, vuelo mar adentro, a las tres horas y quince minutos veo el archipiélago. Desde arriba se ve un rectángulo como de cien islas e islotes. Voy diciendo ‘operación normal’, y en Gallegos hay gente que entiende lo que digo. Cuando sobrevuelo el archipiélago, una capa muy densa de nubes me impide ver. No puedo zambullirme entre las nubes, porque en alguna parte de ese rectángulo hay un cerro de seiscientos metros de altura. Espero un claro. Lo veo. Y me lanzó hacia debajo de la capa de nubes, identifico Puerto Stanley, busco la pista de cuadreras, y aterrizo. Me bajo del avión, saco la Bandera y la cuelgo del enrejado de la cancha. Viene un hombre de los que se habían juntado a ver el aterrizaje. Me pregunta si necesito combustible. No se le ocurre que soy argentino. Le doy la proclama y le digo: ‘Tome, entréguele esto a su gobernador’. Me subo al avión y vuelvo a Gallegos. Habré estado en Malvinas unos quince minutos."
Cuando llegó a Río Gallegos, Héctor Ricardo García, el director de Crónica, empezó a jugar su papel. Crónica tenía la primicia. El título en letra catástrofe fue: "Malvinas: hoy fueron ocupadas". Ese día, 8 de septiembre de l964, no se habló de otra cosa. La Razón registró uno de los días de más bajas ventas de su historia. Su competidor llamó la atención e inauguró un estilo periodístico. Cuenta la leyenda que hasta ese día los diarios no aceptaban devoluciones, pero los canillitas presionaron tanto a La Razón para devolverle sus ejemplares que ese antecedente después modificó el negocio y la relación entre los dueños de los diarios y los repartidores.
Al volver a Buenos Aires, en Aeroparque, los muchachos de Tacuara esperaban a Miguel. Lo subieron a un jeep y lo llevaron a dar vueltas por la ciudad, como a un héroe. Ese recibimiento y el festejo popular impidieron a la Fuerza Aérea suspender la matrícula de piloto de Miguel: fue solamente apercibido.
Miguel busca la tapa de Crónica, y no la encuentra. No es de extrañar en un hombre que hizo lo que hizo y ni por un momento se lamentó de no tener una foto que hubiese registrado la hazaña. Miguel es un piloto solitario que ya dos años antes había hecho el primer vuelo sin escalas desde Nueva York a Buenos Aires. Ayer, cumplió ochenta años, y parecía satisfecho de la vida que ha vivido.
Fuente: Página/12, 09/09/06
jueves, 25 de diciembre de 2014
El Antelope envenenado
La caza de un antílope
Magnífica foto tomada desde el Norland donde se observa a la HMS Antelope todavía con su helicóptero y el bombazo dejado por nuestro Héroe Luciano Guadagnini quien entregara su vida en dicho ataque
Fuente: Sapucay de Malvinas
Magnífica foto tomada desde el Norland donde se observa a la HMS Antelope todavía con su helicóptero y el bombazo dejado por nuestro Héroe Luciano Guadagnini quien entregara su vida en dicho ataque
Fuente: Sapucay de Malvinas
miércoles, 24 de diciembre de 2014
VGM: Froilán Valenzuela
Dolor en la familia malvinera por el fallecimiento de Froilán Valenzuela, el ex combatiente de sonrisa ancha y fana de River
GUSTAVO LESCANO - El Litoral
Sus últimos años fueron el resumen de su vida y la de muchos ex combatientes: luchar hasta el final. En la mañana del viernes falleció Froilán Valenzuela, de 52 años y una dura posguerra que se agudizó por sus graves problemas de salud, frente a los cuales ganó varias batallas. Siempre con el apoyo incondicional de su mujer, Marta y sus dos hijos, Froilán luchó contra una complicada enfermedad que se hacía cada vez más pesada por los años de olvido a los que fueron sometidos los ex soldados al regreso de Malvinas.
Pero también siempre enfrentó la adversidad con sus dos principales armas: la familia y las sonrisas.
En el 2007, en vísperas del 2 de abril en que se cumplieron los 25 años de Malvinas, El Litoral entrevistó a Froilán y su esposa. En esa ocasión Marta señaló que el 2 de abril es “una fecha que despierta la sensibilidad, porque ellos no están bien reconocidos. Al contrario se los critica porque piden más ayuda”, afirmó para después insistir con énfasis en que “hay que reconocerlos como corresponde: ellos pelearon por nosotros, por mí, por vos, por él; por todos”, dijo la mujer en uno de los momentos más emotivos de la charla en su casa del barrio Quintana.
“Sonriente, aferrado a la vida, así se lo vio a Froilán en la despedida, pese a las graves dificultades y a la “inequidad” de la que habló su esposa”, concluía la entrevista.
Meses después (en octubre de 2007), para otra entrevista sobre la familia malvinera, el presidente del Centro de Ex Soldados Combatientes de Corrientes, José Galván, le entregó un obsequio a Froilán, una camiseta de su querido River.
Una amplia sonrisa retribuyó el regalo que se le hizo al fanático hincha de River: la camiseta oficial del club de sus amores.
Esta semana, la de River campeón, Valenzuela se fue luchando hasta el final. Y sus pares le rindieron homenaje el sábado pasado en el congreso de la Coordinadora Provincial de Centros de Ex combatientes desarrollado en Itatí.
GUSTAVO LESCANO - El Litoral
Sus últimos años fueron el resumen de su vida y la de muchos ex combatientes: luchar hasta el final. En la mañana del viernes falleció Froilán Valenzuela, de 52 años y una dura posguerra que se agudizó por sus graves problemas de salud, frente a los cuales ganó varias batallas. Siempre con el apoyo incondicional de su mujer, Marta y sus dos hijos, Froilán luchó contra una complicada enfermedad que se hacía cada vez más pesada por los años de olvido a los que fueron sometidos los ex soldados al regreso de Malvinas.
Pero también siempre enfrentó la adversidad con sus dos principales armas: la familia y las sonrisas.
En el 2007, en vísperas del 2 de abril en que se cumplieron los 25 años de Malvinas, El Litoral entrevistó a Froilán y su esposa. En esa ocasión Marta señaló que el 2 de abril es “una fecha que despierta la sensibilidad, porque ellos no están bien reconocidos. Al contrario se los critica porque piden más ayuda”, afirmó para después insistir con énfasis en que “hay que reconocerlos como corresponde: ellos pelearon por nosotros, por mí, por vos, por él; por todos”, dijo la mujer en uno de los momentos más emotivos de la charla en su casa del barrio Quintana.
“Sonriente, aferrado a la vida, así se lo vio a Froilán en la despedida, pese a las graves dificultades y a la “inequidad” de la que habló su esposa”, concluía la entrevista.
Meses después (en octubre de 2007), para otra entrevista sobre la familia malvinera, el presidente del Centro de Ex Soldados Combatientes de Corrientes, José Galván, le entregó un obsequio a Froilán, una camiseta de su querido River.
Una amplia sonrisa retribuyó el regalo que se le hizo al fanático hincha de River: la camiseta oficial del club de sus amores.
Esta semana, la de River campeón, Valenzuela se fue luchando hasta el final. Y sus pares le rindieron homenaje el sábado pasado en el congreso de la Coordinadora Provincial de Centros de Ex combatientes desarrollado en Itatí.
martes, 23 de diciembre de 2014
Británicos capturados en las Georgias del Sur
Royal Marines capturados por la IMARA en Georgias
Infante de marina Argentinos juntan a los Royal Marine Británicos que habían desembarcado del HMS Endurance para combatir contra los nuestros en Georgias, la foto de la derecha muestra a los británicos posando antes del combate....la de la izquierda prisioneros después del combate..
Fuente: Sapucay de Malvinas
Infante de marina Argentinos juntan a los Royal Marine Británicos que habían desembarcado del HMS Endurance para combatir contra los nuestros en Georgias, la foto de la derecha muestra a los británicos posando antes del combate....la de la izquierda prisioneros después del combate..
Fuente: Sapucay de Malvinas
lunes, 22 de diciembre de 2014
Los comandos británicos observan el ataque aéreo argentino
El 45º Commando observa el ataque de la FAA
Británicos del 45º Commando de los Royal Marines en tierra, zona de San Carlos agachados ven como sus buques son atacados por la aviación argentina.
Sapucay de Malvinas
Británicos del 45º Commando de los Royal Marines en tierra, zona de San Carlos agachados ven como sus buques son atacados por la aviación argentina.
Sapucay de Malvinas
domingo, 21 de diciembre de 2014
Aniversario del choque naval anglo-alemán de la PGM
Británicos y alemanes conmemoraron la "Batalla de Malvinas"
A CIEN AÑOS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
El 8 de diciembre de 1914 se enfrentaron frente a las islas las flotas de estos dos imperios antes enemigos. Hoy fue feriado en el archipiélago y hubo desfiles.
Clarín
Las banderas de dos ex enemigos./GOBIERNO DE LAS ISLAS
Natasha Niebieskikwiat
Las banderas de Alemania y Gran Bretaña flamearon hoy juntas en las Malvinas para conmemorar los cien años de la llamada "Batalla de las Falklands/Malvinas", en la que se enfrentaron las flotas navales de estos dos viejos enemigos. Fue en los inicios de la Primera Guerra Mundial.
Hoy, como todos los años, fue feriado en el archipiélago. Pero el pueblo se volcó a la Bahía de la capital, donde hubo un servicio religioso y un desfile militar frente al monumento levantado en 1926/1927. Aviones de la Fuerza Aérea Real sobrevolaron este territorio de ultramar reclamado por Argentina desde la ocupación de 1833 y buques de la Armada del Reino Unido estuvieron apostados frente a las costas de Stanley.
La construcción del monumento tiene una curiosa historia porque implicó una larga y acolarada polémica entre el gobierno colonial, los lugareños que pedían que los materiales fueran locales y la entonces todopoderosa Falkland Island Company.
Hoy, según informó el gobierno kelper, familiares de los comandantes de Gran Bretaña como Alemania descubrieron un nuevo memorial de piedra levantado al lado del viejo monumento, en memoria de la Batalla de las Malvinas como de la de Coronel. Los isleños volcaron sus fotos a las redes sociales.
El 8 de diciembre de 1914 Gran Bretaña le asestó un golpe mortal a los alemanes con el hundimiento de dos cruceros acorazados, y dos cruceros ligeros. El imperio alemán perdió 1.870 hombres, entre ellos el vicealmirante Maximiliam Von Spee, y sus dos hijos. A Von Spee lo homenajearon poniendo su nombre en un poderoso acorazado alemán que se hundiría en las costas del Río de la Plata, frente a Montevideo, pero ya en la Segunda Guerra Mundial.
La batalla del 8 de diciembre de 1914 había comenzado cerca de las 9 de la mañana, en un día que los libros recuerdan radiante y con máxima visibilidad. Con ese victoria el imperio británico vengó su estrepitosa derrota del 1 de noviembre, frente a las costas de Chile en la llamada Batalla de Coronel. Gran Bretaña sufrió 1570 bajas y perdió dos buques de guerra a manos de la flota imperial alemana que guiaba Von Spee. Fue la primera derrota de la poderosa armada británica en más de un siglo.
A CIEN AÑOS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
El 8 de diciembre de 1914 se enfrentaron frente a las islas las flotas de estos dos imperios antes enemigos. Hoy fue feriado en el archipiélago y hubo desfiles.
Clarín
Las banderas de dos ex enemigos./GOBIERNO DE LAS ISLAS
Natasha Niebieskikwiat
Las banderas de Alemania y Gran Bretaña flamearon hoy juntas en las Malvinas para conmemorar los cien años de la llamada "Batalla de las Falklands/Malvinas", en la que se enfrentaron las flotas navales de estos dos viejos enemigos. Fue en los inicios de la Primera Guerra Mundial.
Hoy, como todos los años, fue feriado en el archipiélago. Pero el pueblo se volcó a la Bahía de la capital, donde hubo un servicio religioso y un desfile militar frente al monumento levantado en 1926/1927. Aviones de la Fuerza Aérea Real sobrevolaron este territorio de ultramar reclamado por Argentina desde la ocupación de 1833 y buques de la Armada del Reino Unido estuvieron apostados frente a las costas de Stanley.
La construcción del monumento tiene una curiosa historia porque implicó una larga y acolarada polémica entre el gobierno colonial, los lugareños que pedían que los materiales fueran locales y la entonces todopoderosa Falkland Island Company.
Hoy, según informó el gobierno kelper, familiares de los comandantes de Gran Bretaña como Alemania descubrieron un nuevo memorial de piedra levantado al lado del viejo monumento, en memoria de la Batalla de las Malvinas como de la de Coronel. Los isleños volcaron sus fotos a las redes sociales.
El 8 de diciembre de 1914 Gran Bretaña le asestó un golpe mortal a los alemanes con el hundimiento de dos cruceros acorazados, y dos cruceros ligeros. El imperio alemán perdió 1.870 hombres, entre ellos el vicealmirante Maximiliam Von Spee, y sus dos hijos. A Von Spee lo homenajearon poniendo su nombre en un poderoso acorazado alemán que se hundiría en las costas del Río de la Plata, frente a Montevideo, pero ya en la Segunda Guerra Mundial.
La batalla del 8 de diciembre de 1914 había comenzado cerca de las 9 de la mañana, en un día que los libros recuerdan radiante y con máxima visibilidad. Con ese victoria el imperio británico vengó su estrepitosa derrota del 1 de noviembre, frente a las costas de Chile en la llamada Batalla de Coronel. Gran Bretaña sufrió 1570 bajas y perdió dos buques de guerra a manos de la flota imperial alemana que guiaba Von Spee. Fue la primera derrota de la poderosa armada británica en más de un siglo.
sábado, 20 de diciembre de 2014
FAA: Regreso de los guerreros del aire
Regreso de veteranos de la FAA
1º parte - Regreso de los veteranos de Malvinas, de la Fuerza Aérea Argentina (Darwin).
de la Base Aérea Militar Cóndor.
Sibiles, Soldados, Suboficiales y Oficiales.
1º parte - Regreso de los veteranos de Malvinas, de la Fuerza Aérea Argentina (Darwin).
de la Base Aérea Militar Cóndor.
Sibiles, Soldados, Suboficiales y Oficiales.
viernes, 19 de diciembre de 2014
Chinook y el ARA Bahía Paraíso
El Bahía Paraíso en Puerto Argentino
Fondeado en la Bahia de Puerto Argentino,el ARA BAHIA PARAISO... el Chinook CH-47 H-91 de la Fuerza Aérea Argentina con rumbo a la BAM MALVINAS en el Aeropuerto de la capital.....Si observan tiene la puerta y la rampa abierta, quiere decir que esta artillado con las 12,7 mm. Se distingue bien la marca amarilla de helicóptero propio.
Sapucay de Malvinas
Fondeado en la Bahia de Puerto Argentino,el ARA BAHIA PARAISO... el Chinook CH-47 H-91 de la Fuerza Aérea Argentina con rumbo a la BAM MALVINAS en el Aeropuerto de la capital.....Si observan tiene la puerta y la rampa abierta, quiere decir que esta artillado con las 12,7 mm. Se distingue bien la marca amarilla de helicóptero propio.
Sapucay de Malvinas
jueves, 18 de diciembre de 2014
La batalla de cruceros acorazados en Malvinas
La otra batalla de Malvinas
En un episodio de la Primera Guerra Mundial que aún se discute, la flota del imperio británico derrotó de una manera increíble a los alemanes comandados por Von Spee. Fue hace 100 años en las Islas Malvinas.
A pique. El Scharnhorst, comandado por Von Spee, se hunde en el Atlántico Sur (Museo Nacional marítimo, Londres).
lheredia's picture Por Luis Heredia0
Si alguna vez quedó en evidencia la importancia estratégica que el almirantazgo inglés les asignó a las Islas Malvinas en el siglo 19, y que determinó su ocupación a cañonazos en 1833 por el imperio británico, fueron los hechos que comenzaron a encadenarse 80 años después, a poco de iniciada la Primera Guerra Mundial en las lejanas aguas del Pacífico y el Atlántico Sur.
Estos acontecimientos bélicos culminaron el 8 de diciembre de 1914 con la Batalla de Malvinas, un lejano enfrentamiento naval que terminó con la victoria inglesa a partir del hundimiento de cuatro cruceros alemanes y que fue recordado días atrás en las islas, con banda y desfiles.
La Primera Guerra Mundial no se caracterizó por grandes batallas en los mares; más bien todo lo contrario. Tanto Inglaterra como Alemania disponían de flotas inmensas, dotadas de los buques más modernos y poderosos de la época (los acorazados monocalibre o dreadnoughts eran los más grandes y poderosos, seguidos por los cruceros de batalla), pero ambas escuadras sólo se vieron las caras en escasas oportunidades. Una de ellas fue en la indecisa batalla de Jutlandia, en el Mar del Norte.
En rigor, durante toda la guerra ambas flotas fueron mantenidas como entre algodones. Paradójicamente, los imponentes acorazados dreadnoughts orgullo de ambas armadas, eran un símbolo de poder naval demasiado caro como para ir a parar al fondo del mar por chocar contra una mina o recibir un torpedo, por lo que ingleses y alemanes decidieron mantenerlos en sus bases.
Durante la guerra, la flota inglesa tuvo una misión de bloqueo (que sumergió en el hambre al imperio del Kaiser) y la alemana, con sus buques de superficie fondeados, se dedicó a una implacable guerra submarina. Sin embargo, en los mares del sur, hubo desde un comienzo flotillas de superficie decididamente activas.
Los alemanes disponían de un grupo de naves no muy poderosas ni modernas en el Índico y el Pacífico, que a poco de iniciarse la guerra se dedicaron a realizar ataques corsarios para entorpecer el tráfico marítimo inglés, vital para los intereses económicos del imperio, y hostigar la circulación de los convoyes con tropas neozelandesas y australianas hacia Europa.
Luego, estas naves se reunieron en la isla de Pascua bajo las órdenes del almirante Maximilian Von Spee, comandante del Escuadrón de Cruceros de Asia Oriental.
Se conformó así una escuadra con los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau, y los cruceros ligeros Leipzig, Nürnberg y Dresden. Era una fuerza relativamente respetable.
A su vez, los ingleses disponían de una flota en Malvinas, cuyos buques (también veteranos) se dedicaron a patrullar la zona e interceptar cualquier barco que partiera hacia Europa llevando mercadería para las potencias centrales.
De hecho, una de esas naves, el crucero Glasgow, fue destinado a patrullar el Río de la Plata con misión de bloqueo selectivo y en mayo de 1915 capturó al velero argentino Pax (con destino a Estocolmo), aduciendo que era un buque alemán con matricula falsa y lo condujo hacia Malvinas en calidad de presa. Pero antes de abocarse a estas tareas, el Glagow pasó momentos decididamente más estresantes.
En cumplimiento de las órdenes recibidas, el marino inglés inició la travesía con los cruceros acorazados Good Hope y Monmouth, el crucero ligero Glasgow y el crucero auxiliar Otranto. En Malvinas quedó el vetusto acorazado Canopus, al que no se consideró apto para una acción de envergadura.
Cradock no estaba muy convencido de enfrentar a Von Spee porque se veía en inferioridad de condiciones, pero desde Londres le contestaron que “se arreglara con lo que tenía”. Los acontecimientos demostraron que su intuición era acertada.
El 1° de noviembre ambas escuadras se enfrentaron frente a la bahía chilena de Coronel (la batalla lleva ese nombre) y los principales cruceros ingleses, el Good Hope y el Monmouth se fueron a las profundidades del Pacífico, con 1.654 marinos a bordo, entre ellos el intuitivo sir Cradock. Los cruceros Otranto y Glasgow lograron escapar de la paliza y volver a puerto.
La derrota pegó duro en el Almirantazgo. En 200 años la marina inglesa no había sufrido una derrota semejante, por lo que de inmediato se dispuso la partida de modernos cruceros acorazados hacia el Atlántico Sur al mando del vicealmirante Doveton Sturdee (el que le había negado refuerzos a Cradock) para encabezar la venganza y recomponer el poder y el dañado prestigio naval inglés en los mares de la región. La batalla de Malvinas comenzaba a gestarse.
Esta demora permitió la llegada a las islas de una poderosa escuadra compuesta por los cruceros de batalla Princess Royal, Inflexible e Invincible, los cruceros acorazados Kent, Carnavon y Cornwall, y el crucero ligero Bristol.
Todo este enjambre de modernas naves con marinos sedientos de venganza se unieron en Puerto Stanley al sobreviviente Glasgow y al vetusto acorazado Canopus de la dotación original de las islas.
Von Spee tenía planeado no sólo destruir las instalaciones militares inglesas, sino también desembarcar tropas que tomaran el asentamiento (seguramente por poco tiempo). Sin embargo recién cruzó el Cabo de Hornos el 25 de noviembre.
Ya en el aguas del Atlántico Sur se dio una situación increíble. El almirante alemán no sabía que había una flota varias veces superior a la suya en Malvinas y los ingleses no tenían la menor idea de que Von Spee avanzaba hacia el archipiélago con las peores intenciones.
Los británicos acababan de llegar a las islas y los planes del vicealmirante Sturee eran cruzar el Cabo de Hornos e ir en busca de la escuadra alemana en el Pacífico. Es decir que por cuestión de días unos y otros no se cruzaron en las aguas del Estrecho de Magallanes.
Lo que siguió también es materia de discusión hasta el día de hoy. Inesperadamente los buques alemanes aparecieron en Puerto Stanley a primera hora de la mañana del 8 de diciembre.
Von Spee adelantó con sus buques más poderosos a los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau, dispuesto a bombardear un puerto indefenso y a desembarcar tropas, pero se encontró con una flota anclada.
Lo que no sabía es que la mayoría de esos buques estaban repostando, y que no estaban en condiciones de combatir, y que sólo el viejo Canopus y el Kent tenían las calderas encendidas. Era una oportunidad única de dar un golpe memorable. Los ingleses entraron en pánico, pero Von Spee dio la orden de “rehusar el combate”, volver a mar abierto y escapar. Dos horas tardó la escuadra de Sturee en salir al mar e iniciar una persecución que terminó en desastre para los alemanes.
Los buques ingleses, más rápidos y poderosos, fueron alcanzando y hundiendo uno a uno a los lentos barcos de Von Spee.
Primero fue cazado el Scharnhorst con el almirante a bordo, y se fue a pique con toda la tripulación. Le siguió el Gneisenau, con el hijo del comandante, Heinrich Von Spee, a bordo, y posteriormente los cruceros ligeros Nürnberg, con el otro de hijo de Von Spee (Otto) entre los tripulantes, y Leipzig, hundido con mucha saña. Sólo logró escapar el Dresden, gracias a la velocidad que le imprimían sus turbinas Parsons.
Los alemanes perdieron 1.871 hombres en la batalla, y si bien no fue para nada decisiva para el curso de la guerra, al Reino Unido le sirvió para recomponer el prestigio de su Armada.
En cuanto al almirante Graf (conde) Von Spee, su nombre volvió a recorrer los mares de la región con la forma del acorazado alemán que fue hundido en el Río de la Plata por naves inglesas en la Segunda Guerra Mundial, ratificando que su destino y el de buena parte de su familia, era el de descansar en las frías aguas del Atlántico Sur.
La Voz del Interior
En un episodio de la Primera Guerra Mundial que aún se discute, la flota del imperio británico derrotó de una manera increíble a los alemanes comandados por Von Spee. Fue hace 100 años en las Islas Malvinas.
A pique. El Scharnhorst, comandado por Von Spee, se hunde en el Atlántico Sur (Museo Nacional marítimo, Londres).
lheredia's picture Por Luis Heredia0
Si alguna vez quedó en evidencia la importancia estratégica que el almirantazgo inglés les asignó a las Islas Malvinas en el siglo 19, y que determinó su ocupación a cañonazos en 1833 por el imperio británico, fueron los hechos que comenzaron a encadenarse 80 años después, a poco de iniciada la Primera Guerra Mundial en las lejanas aguas del Pacífico y el Atlántico Sur.
Estos acontecimientos bélicos culminaron el 8 de diciembre de 1914 con la Batalla de Malvinas, un lejano enfrentamiento naval que terminó con la victoria inglesa a partir del hundimiento de cuatro cruceros alemanes y que fue recordado días atrás en las islas, con banda y desfiles.
La Primera Guerra Mundial no se caracterizó por grandes batallas en los mares; más bien todo lo contrario. Tanto Inglaterra como Alemania disponían de flotas inmensas, dotadas de los buques más modernos y poderosos de la época (los acorazados monocalibre o dreadnoughts eran los más grandes y poderosos, seguidos por los cruceros de batalla), pero ambas escuadras sólo se vieron las caras en escasas oportunidades. Una de ellas fue en la indecisa batalla de Jutlandia, en el Mar del Norte.
En rigor, durante toda la guerra ambas flotas fueron mantenidas como entre algodones. Paradójicamente, los imponentes acorazados dreadnoughts orgullo de ambas armadas, eran un símbolo de poder naval demasiado caro como para ir a parar al fondo del mar por chocar contra una mina o recibir un torpedo, por lo que ingleses y alemanes decidieron mantenerlos en sus bases.
Durante la guerra, la flota inglesa tuvo una misión de bloqueo (que sumergió en el hambre al imperio del Kaiser) y la alemana, con sus buques de superficie fondeados, se dedicó a una implacable guerra submarina. Sin embargo, en los mares del sur, hubo desde un comienzo flotillas de superficie decididamente activas.
Los alemanes disponían de un grupo de naves no muy poderosas ni modernas en el Índico y el Pacífico, que a poco de iniciarse la guerra se dedicaron a realizar ataques corsarios para entorpecer el tráfico marítimo inglés, vital para los intereses económicos del imperio, y hostigar la circulación de los convoyes con tropas neozelandesas y australianas hacia Europa.
Luego, estas naves se reunieron en la isla de Pascua bajo las órdenes del almirante Maximilian Von Spee, comandante del Escuadrón de Cruceros de Asia Oriental.
Se conformó así una escuadra con los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau, y los cruceros ligeros Leipzig, Nürnberg y Dresden. Era una fuerza relativamente respetable.
A su vez, los ingleses disponían de una flota en Malvinas, cuyos buques (también veteranos) se dedicaron a patrullar la zona e interceptar cualquier barco que partiera hacia Europa llevando mercadería para las potencias centrales.
De hecho, una de esas naves, el crucero Glasgow, fue destinado a patrullar el Río de la Plata con misión de bloqueo selectivo y en mayo de 1915 capturó al velero argentino Pax (con destino a Estocolmo), aduciendo que era un buque alemán con matricula falsa y lo condujo hacia Malvinas en calidad de presa. Pero antes de abocarse a estas tareas, el Glagow pasó momentos decididamente más estresantes.
Llega Graf Von Spee
Los barcos de Von Spee llegaron a Valparaíso en octubre de 1914 y apenas anoticiado, el Almirantazgo ordenó al jefe de su flota en Malvinas, el contraalmirante sir Christopher Cradock, dirigirse hacia ese puerto chileno por el Cabo de Hornos para eliminar la molesta presencia alemana.En cumplimiento de las órdenes recibidas, el marino inglés inició la travesía con los cruceros acorazados Good Hope y Monmouth, el crucero ligero Glasgow y el crucero auxiliar Otranto. En Malvinas quedó el vetusto acorazado Canopus, al que no se consideró apto para una acción de envergadura.
Cradock no estaba muy convencido de enfrentar a Von Spee porque se veía en inferioridad de condiciones, pero desde Londres le contestaron que “se arreglara con lo que tenía”. Los acontecimientos demostraron que su intuición era acertada.
El 1° de noviembre ambas escuadras se enfrentaron frente a la bahía chilena de Coronel (la batalla lleva ese nombre) y los principales cruceros ingleses, el Good Hope y el Monmouth se fueron a las profundidades del Pacífico, con 1.654 marinos a bordo, entre ellos el intuitivo sir Cradock. Los cruceros Otranto y Glasgow lograron escapar de la paliza y volver a puerto.
La derrota pegó duro en el Almirantazgo. En 200 años la marina inglesa no había sufrido una derrota semejante, por lo que de inmediato se dispuso la partida de modernos cruceros acorazados hacia el Atlántico Sur al mando del vicealmirante Doveton Sturdee (el que le había negado refuerzos a Cradock) para encabezar la venganza y recomponer el poder y el dañado prestigio naval inglés en los mares de la región. La batalla de Malvinas comenzaba a gestarse.
La revancha
Lo que siguió en torno al comportamiento de Von Spee en las aguas del Pacífico después de la victoria es materia de controversia. Se discute por qué desperdició 18 días valiosos en puertos chilenos después de la victoria antes de cruzar el Cabo de Hornos y dirigirse a Malvinas y completar su faena sobre los restos de la escuadra del malogrado Cradock.Esta demora permitió la llegada a las islas de una poderosa escuadra compuesta por los cruceros de batalla Princess Royal, Inflexible e Invincible, los cruceros acorazados Kent, Carnavon y Cornwall, y el crucero ligero Bristol.
Todo este enjambre de modernas naves con marinos sedientos de venganza se unieron en Puerto Stanley al sobreviviente Glasgow y al vetusto acorazado Canopus de la dotación original de las islas.
Von Spee tenía planeado no sólo destruir las instalaciones militares inglesas, sino también desembarcar tropas que tomaran el asentamiento (seguramente por poco tiempo). Sin embargo recién cruzó el Cabo de Hornos el 25 de noviembre.
Ya en el aguas del Atlántico Sur se dio una situación increíble. El almirante alemán no sabía que había una flota varias veces superior a la suya en Malvinas y los ingleses no tenían la menor idea de que Von Spee avanzaba hacia el archipiélago con las peores intenciones.
Los británicos acababan de llegar a las islas y los planes del vicealmirante Sturee eran cruzar el Cabo de Hornos e ir en busca de la escuadra alemana en el Pacífico. Es decir que por cuestión de días unos y otros no se cruzaron en las aguas del Estrecho de Magallanes.
Lo que siguió también es materia de discusión hasta el día de hoy. Inesperadamente los buques alemanes aparecieron en Puerto Stanley a primera hora de la mañana del 8 de diciembre.
Von Spee adelantó con sus buques más poderosos a los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau, dispuesto a bombardear un puerto indefenso y a desembarcar tropas, pero se encontró con una flota anclada.
Lo que no sabía es que la mayoría de esos buques estaban repostando, y que no estaban en condiciones de combatir, y que sólo el viejo Canopus y el Kent tenían las calderas encendidas. Era una oportunidad única de dar un golpe memorable. Los ingleses entraron en pánico, pero Von Spee dio la orden de “rehusar el combate”, volver a mar abierto y escapar. Dos horas tardó la escuadra de Sturee en salir al mar e iniciar una persecución que terminó en desastre para los alemanes.
Los buques ingleses, más rápidos y poderosos, fueron alcanzando y hundiendo uno a uno a los lentos barcos de Von Spee.
Primero fue cazado el Scharnhorst con el almirante a bordo, y se fue a pique con toda la tripulación. Le siguió el Gneisenau, con el hijo del comandante, Heinrich Von Spee, a bordo, y posteriormente los cruceros ligeros Nürnberg, con el otro de hijo de Von Spee (Otto) entre los tripulantes, y Leipzig, hundido con mucha saña. Sólo logró escapar el Dresden, gracias a la velocidad que le imprimían sus turbinas Parsons.
Los alemanes perdieron 1.871 hombres en la batalla, y si bien no fue para nada decisiva para el curso de la guerra, al Reino Unido le sirvió para recomponer el prestigio de su Armada.
En cuanto al almirante Graf (conde) Von Spee, su nombre volvió a recorrer los mares de la región con la forma del acorazado alemán que fue hundido en el Río de la Plata por naves inglesas en la Segunda Guerra Mundial, ratificando que su destino y el de buena parte de su familia, era el de descansar en las frías aguas del Atlántico Sur.
La Voz del Interior
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