Nuevas revelaciones sobre Malvinas
La BBC en español dio a conocer documentos de la Cancillería británica desclasificados. Un consejero de la embajada inglesa en Argentina recomendaba autorizar el pedido semanas antes del desembarco del 2 de abril. Una nueva desclasificación de documentos secretos de la Cancillería británica, revelada por el servicio mundial de la BBC en español, demuestra que el Reino Unido evaluó facilitar a la Argentina la instalación de un puerto naval en las islas Malvinas semanas antes del desembarco del 2 de abril. Los documentos también confirman la estrecha colaboración entre Gran Bretaña y Chile en los momentos previos a la guerra de Malvinas. Según los archivos del Foreign Office, en marzo de 1982 el gobierno de Londres evaluó proveerle a la Armada argentina un puerto naval en la costa de Malvinas. Así consta en un memorándum restringido enviado a Londres por David Joy, consejero de la embajada británica en Buenos Aires. El cable reservado fue recibido el 15 de marzo por Colin Bright, responsable de la sección Sudamérica del Foreign Office.
En el memorándum, Joy informaba el resultado de varias reuniones mantenidas con el consejero de la embajada de Chile en la Argentina, Raúl Schmidt. En esos contactos, el chileno le dijo a Joy que la Argentina quería disponer de un puerto "seguro", para reabastecimiento estratégico de la flota de mar, al sur de Puerto Belgrano. Según la tesis de Schmidt, la Argentina consideraba que el puerto de Ushuaia era vulnerable al espionaje chileno. "Creo que todos estamos de acuerdo en que el interés argentino en la seguridad del Atlántico Sur es parte de su interés por ganar la soberanía de las islas. Después de todo, si todo lo que ellos (por la dictadura de Leopoldo Fortunato Galtieri) quieren es una base naval, bien podríamos acomodarles", aconsejó Joy a sus superiores en el cable diplomático enviado desde Buenos Aires. El cable fue recibido el 15 de marzo
La difusión de los documentos, que también fueron reproducidos por el diario The Times, reactivó la hipótesis según la cual el gobierno de Margaret Thatcher nunca tuvo demasiado interés en las islas hasta que se produjo el desembarco, el 2 de abril de 1982. De hecho, la ocupación del archipiélago por las fuerzas armadas argentinas, en cuya acción fue muerto el capitán Pedro Giachino, produjo cambios y realineamientos en el gabinete de Margaret Thatcher. El entonces ministro de Relaciones Exteriores, Peter Carrington, presentó su renuncia tras reconocer que no había podido advertir las verdaderas intenciones de Galtieri y del resto de la junta.
Otras desclasificaciones, como la más reciente, de 3500 documentos internos del Archivo Nacional Británico que fueron divulgados en diciembre, probaron que la administración de Thatcher se enteró dos días antes –el 31 de marzo- de los planes argentinos de desembarcar en las islas.
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 22/3/2013
Dias de Historia
lunes, 25 de agosto de 2014
domingo, 24 de agosto de 2014
La gran estafa de los A-4E israelíes
Las armas de Jerusalén
Hernán Dobry saca a la luz en Operación Israel. El rearme argentino durante la dictadura (1976-1983) los negocios de compra de armas que la Argentina hizo en Jerusalén tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Además, rescata la historia de la relación bilateral, que incluye un análisis detallado del voto del Palacio San Martín en las Naciones Unidas en lo que respecta a la causa palestina entre 1948 y 1983.
A punto de salir. Los A-4E comprados a Israel, pintados con colores navales, listos para iniciar su viaje hacia Buenos Aires, como refuerzo durante la Guerra de Malvinas. |
Antes de comenzar la Guerra de Malvinas, la Aviación Naval contaba en actividad con 10 McDonnell Douglas A-4Q Skyhawk, de los 16 originales que habían adquirido en 1971, y los estaban remplazando por los Super Etendard, porque se encontraba al límite de su capacidad operativa. El golpe final lo recibió durante los combates en las Islas donde los ingleses derribaron tres de los cuatro aviones argentinos que habían participado del ataque a los buques británicos, el 21 de mayo de 1982.
Entonces, la Armada dio su último manotazo de ahogado e intentó conseguir más cazabombarderos en medio del conflicto. Esta decisión resulta surrealista si se tiene en cuenta que, desde 1964, buscó todas las formas posibles de comprarlos y sólo lo logró una vez, cuando los EE.UU. decidieron vendérselos. Cada vez que se salía en busca de un nuevo lote, Washington bloqueaba la operación.
La pregunta que los marinos parecen no haberse hecho es por qué habría de cambiar de opinión el gobierno de Ronald Reagan cuando el país se encontraba en guerra con Gran Bretaña, su máximo aliado de la OTAN, a quien estaban apoyando con armamentos y logística.
La única explicación racional de por qué se lanzó a adquirir los A-4E “Ayit (Aguila)” Skyhawk en Israel, cuando no contaba con la aprobación norteamericana, es que se trató de una estafa. “Fue un robo, una estafa. Los tipos que lo hicieron sabían de entrada que era imposible”, destaca Israel Lotersztain, de Isrex Argentina, quien conoció de cerca cómo se llevó a cabo la operación.
Este negociado comenzó cuando el almirante Isaac Anaya, comandante en jefe de la Armada (1981-1982), envió a Jerusalén al capitán de navío Horacio Pedro Estrada a comprar aviones con un cheque de 86 millones de dólares en la mano, a sabiendas de que cualquier operación que se realizara precisaba de la autorización de los EE.UU.
La “Operación Goliat”, como se la conoce dentro de la Marina, se prolongó hasta 1986, y estuvo signada por las irregularidades desde un comienzo, en mayo de 1982, ya que Estrada lo primero que hizo fue buscar a algún representante de la industria militar israelí dispuesto a hacer el negocio, a sabiendas de que los cazabombarderos nunca saldrían de su país.
Luego de que Isrex Argentina rechazara el negocio, Estrada entró en contacto con el empresario australiano-israelí Norman Skolnik (figura también como Shkolnik), quien le aseguró que conseguiría que le firmasen la venta dentro del Ministerio de Defensa de Israel, gracias a su amistad con Ariel Sharon, quien estaba al frente de la cartera.
Skolnik tuvo que presionar a ciertos funcionarios para que aprobaran la venta, en secreto, ya que se trataba de un negocio ilegal, al no contar con el visto bueno de los EE.UU. Había algunos que estaban enterados y se oponían a seguir adelante porque no les quedaba claro cuál era el destino final ya que sólo les habían dicho que se trataba de un país en América latina.
La nación escogida era Panamá y la compra la realizaría la empresa Sygma Sales International (Panama) Inc. que tenía todos ciudadanos griegos como miembros de su directorio, estado que conocía a la perfección y donde contaba con numerosos contactos (reside allí, en la actualidad).
Como la decisión se iba postergando, Skolnik y su abogado, Gabriel Cohen, presionaron a los funcionarios y utilizaron sus conexiones para lograr que se liberara la operación y cobrar el dinero. Así, solicitó a Abi Dudai, asesor especial de Sharon, que interviniera en el asunto. El mismo se encargó de apurar a los miembros de la unidad de asistencia del Ministerio para que aprobaran la venta.
Finalmente, obtuvo lo que tanto buscaba: la autorización de la cartera que conducía Sharon para concretar el negocio, aunque “condicionó la operación a que los EE.UU. le concediera el permiso correspondiente”.
Esto significaba que los vendían a sabiendas de que no iban a poder sacarlos del país y dejaban en manos de la Argentina la responsabilidad de conseguir la autorización, como quería Estrada, por más de que era consciente de que no la obtendría.
Pero, como se trataba de una estafa premeditada, todo siguió su curso normal, como si el gobierno militar aún estuviese en guerra. El mismo depositó el dinero, a pesar de no contar con la aprobación de Washington para retirar los 16 A-4E Skyhawk de Israel y embarcarlos hacia Buenos Aires.
Existen muchas versiones sobre la suma que había desembolsado la Armada para esta operación, aunque el monto final sería de US$ 86 millones, a lo que habría que restarle las comisiones que se cobraron para concretar el negocio.
El contrato de los A-4E tuvo varias versiones. La primera se firmó durante el conflicto Malvinas y sufrió modificaciones hasta la final que se realizó el 11 de agosto de 1983 entre Skolnik, en representación de Sygma Sales International (Panama) Inc., y Estrada, por la empresa argentina Trans World Electronics SACI (Twesa).
Lo más llamativo es que el marino estaba en actividad y de ninguna forma podría haber formado parte de una compañía privada, al mismo tiempo, a no ser que se tratara de una firma fantasma, utilizada por la Armada para encubrir esta clase de operaciones.
Cuando los EE.UU. se enteraron de la operación, la bloquearon ya que contaban con dos elementos legales para hacerlo: una ley le daba la potestad a su presidente para vetar cualquier venta de equipamiento militar que tuviera algún componente fabricado en su país, y que todo contrato de adquisición de armamento que se firmaba con Washington incluía una cláusula que decía que para que esos elementos pudieran ser vendidos a terceros países, debía mediar una autorización de su gobierno.
Su posición definitiva se conoció a fines de 1982, cuando el vocero del Departamento de Estado confirmó que le negaban la autorización a Israel para que los Skyhawk pudieran llegar a Buenos Aires, por lo que quedaba abortada toda posibilidad de continuar con el negocio.
“Los aviones quedaron a disposición de la Argentina sin que los pudiéramos retirar, sin que Israel los pudiera mandar y con la interdicción de los EE.UU., porque eran aviones americanos”, afirma el ex ministro de Defensa Horacio Jaunarena.
Sin embargo, la Armada siguió con las esperanzas de que Washington levantara alguna vez la medida. Esto se debía, principalmente, a que Jerusalén se negaba a devolverle el dinero porque aducía que Sygma Sales International (Panama) Inc. le había exigido a los marinos que consiguieran la autorización para liberar los aviones.
“Fue una mala jugada de Israel y una inexplicable conducta argentina. ¿Cómo se van a pagar US$ 80 millones si no se tienen las garantías de que van a venir? No es un vuelto. Es una cosa medio elemental” –resalta el ex ministro de Defensa–. “Israel tendría que haber devuelto la plata, por lo menos, cosa que no hizo. Pero la Argentina nunca debió haber pagado sin tener la garantía de que los aviones salían, porque la interdicción de los EE.UU. era pública y notoria. O sea, hubo un comportamiento negligente del negociador argentino y una conducta reprochable por parte de Israel.”
El vicealmirante Italo Lavezzo (R) concuerda. “Fuimos demasiado inocentes y ellos demasiado vivos. La plata no se libró durante la guerra, les pagamos después de que terminó, cuando estuvo la firma oficial de que los aviones iban a ser enviados. Pero parece que hubo falsificaciones de firma en el medio”, señala.
Más allá de que los EE.UU. se mostraban inflexibles, la Armada envió una misión a Jerusalén para que inspeccionara los aviones y analizara qué medidas tomar en el futuro. Así, se llegó a la conclusión de que era mejor reducir el número de aeronaves y utilizar el sobrante para modernizarlas.
“Cuando terminó la guerra, dijimos: ahora vamos despacio, vamos a hacerla bien. Por eso, enviamos una comisión como corresponde con personal técnico y civil. Cuando desapareció la premura por estos aviones, se bajó el número de 16 a 12. Pero los queríamos traer”, afirma el comandante de la Aviación Naval contraalmirante Héctor Martini.
Después de muchas idas y vueltas en las negociaciones, el 11 de agosto de 1983 se firmó la última versión del contrato que remplazaba a todas las anteriores, a pesar de que carecían de la autorización de los EE.UU para liberarlos. El monto total ascendía a los US$ 53 millones, 33 millones menos de los que se habían pagado un año antes.
El acuerdo establecía que Sygma Sales International (Panama) Inc. le vendía a Twesa 12 A-4E Skyhawk por un valor total de US$ 33,8 millones (US$ 2,82 millones cada uno) y repuestos para cinco motores por US$ 4,9 millones.
A su vez, incluía armamento externo por un total de US$ 1,3 millón y repuestos generales para 300 horas de vuelo por US$ 10,9 millones. Por otra parte, contenía equipos de apoyo en tierra por un monto total de US$ 1,5 millones y las publicaciones técnicas de los aviones por US$ 600 mil.
Al reducirse la cantidad de aviones, quedó un saldo a favor de la Argentina que la Armada buscó canalizar en otro proyecto. Por eso, viajó a Israel, en mayo de 1984, una subcomisión, encabezada por el teniente de navío Carlos Machetanz, el capitán de corbeta Roberto Agotegaray y luego, se les sumó el capitán de navío Harry Axel Leivovich, que estaba en la Comisión Naval en Europa, en Bonn, Alemania.
Su objetivo era analizar qué cambios se le podían hacer a los aviones. Aún guardaban la esperanza de que los EE.UU. dieran marcha atrás con la medida, por lo que la idea era equiparlos con un sistema de navegación y ataque.
Una vez que la misión regresó al país, la Armada firmó un contrato con la firma Elbit en junio de 1984, que sería pagado en un 81% con la diferencia que tenía a su favor por la reducción en la cantidad de aviones.
Este acuerdo se lo conoció como “Proyecto HOPE”, por el acrónimo de Horacio Pedro Estrada, quien estaba al frente de su desarrollo, a pesar de todos los problemas que ya le había traído a la Fuerza.
Allí, la compañía se comprometía a construir una plataforma de navegación y ataque para modernizar la que tenían los aviones e instalarla en dos de ellos en el Taller Aeonaval Central, en la Base Comandante Espora, con el asesoramiento de sus técnicos, y los diez restantes quedaban a cargo de los argentinos.
Esto demuestra que la Armada aún mantenía intactas las esperanzas de que alguna vez los aviones fueran liberados. Eso no era compartido por los funcionarios de Isrex Argentina, aunque nunca lo exteriorizaban. Sin embargo, en una oportunidad, lo hicieron y fueron amenazados por la gente que respondía a Estrada.
Luego de que se redujera la cantidad de Skyhawk, se decidió que el dinero sobrante se utilizaría para realizarles mejoras y adquirir un sistema de reaprovisionamiento en vuelo. La Armada había comprobado la importancia de este elemento durante la guerra de Malvinas, donde los dos KC-130 de la Fuerza Aérea proveyeron de combustible a todas las aeronaves que salían hacia las Islas.
Por eso, compraron en Jerusalén equipos similares para instalar en uno de sus Fokker F-28 Fellowship. El 26 de julio de 1983, se firmó el contrato Recovu entre TOAM USA Corp., una compañía israelí que tenía su filial en los EE.UU., y Twesa por US$ 875 mil.
Cuando asumió Raúl Alfonsín, se encontró con esta deuda pendiente, un problema difícil de resolver. Debía negociar con Israel que le reconociera la totalidad o, al menos, una parte del monto que se había abonado o conseguir que los EE.UU. levantaran el bloqueo con el argumento de que, ahora, se trataba de un gobierno democrático y no más de una dictadura militar.
Lo único que aceptaban era reconocer una parte del monto total, ya que aducían que Buenos Aires debía hacerse cargo de su responsabilidad en el fracaso de la operación. Esto se basaba en que el contrato con la firma Sygma Sales International (Panama) exigía que la Argentina consiguiera la autorización de Washington para liberar los aviones.
La solución se gestó en el primer semestre de 1985, cuando Martini viajó a Israel, luego de su paso por Francia para participar del Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio en Le Bourget.
Durante esta visita, se le ocurrió la solución para recuperar, al menos, una parte del dinero invertido: hacerse de los repuestos, equipos de tierra y herramientas de los A-4E, en su mayoría de origen israelí y que no estaban alcanzados por el embargo.
En cuanto retornó a Buenos Aires, elevó la sugerencia al Comando de Material Naval. Luego de analizarlo, la Armada decidió traer al país todo lo que pudiera rescatar de los Skyhawk en Israel.
Estos elementos arribaron en la segunda mitad de 1986, con lo que la Armada logró recuperar, al menos, US$ 19,2 millones, aunque no le sirvió para mucho ya que nunca los pudo utilizar porque la versión de A-4 que tenía era más antigua.
Para esta época, los EE.UU. seguían manteniéndose firmes en su postura de prohibir la operación, por lo que el Proyecto HOPE fue abortado. Así, a fines de 1986, quedó sepultada la esperanza de la Armada de traer los aviones, cuando se canceló el contrato definitivamente y se olvidaron de los A4-E para siempre.
Las negociaciones para recuperar el dinero llevaron siete años y recién finalizaron en 1989, cuando se llegó a un acuerdo definitivo entre ambos países, en el que la Argentina terminó perdiendo US$ 36 millones en la operación. Este monto era el que, según Israel, debía asumir debido a su “responsabilidad por el fracaso de la venta”, incluido el estacionamiento y el mantenimiento que le cobró por todo el tiempo que los Skyhawk estuvieron parados sin que se los retirara.
Para fines de 1987, el gobierno de Alfonsín se contentaba con recibir US$ 70 millones de los 86 millones originales. Finalmente, terminó cediendo y logró que le reconociera un crédito por cerca de US$ 50 millones que utilizó en tres operaciones: el sistema de reabastecimiento en vuelo, repuestos de los A-4E (ya mencionados), y la turbinización de los aviones Grumman S-2 Tracker.
Perfil
Hernán Dobry saca a la luz en Operación Israel. El rearme argentino durante la dictadura (1976-1983) los negocios de compra de armas que la Argentina hizo en Jerusalén tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Además, rescata la historia de la relación bilateral, que incluye un análisis detallado del voto del Palacio San Martín en las Naciones Unidas en lo que respecta a la causa palestina entre 1948 y 1983.
A punto de salir. Los A-4E comprados a Israel, pintados con colores navales, listos para iniciar su viaje hacia Buenos Aires, como refuerzo durante la Guerra de Malvinas. |
Antes de comenzar la Guerra de Malvinas, la Aviación Naval contaba en actividad con 10 McDonnell Douglas A-4Q Skyhawk, de los 16 originales que habían adquirido en 1971, y los estaban remplazando por los Super Etendard, porque se encontraba al límite de su capacidad operativa. El golpe final lo recibió durante los combates en las Islas donde los ingleses derribaron tres de los cuatro aviones argentinos que habían participado del ataque a los buques británicos, el 21 de mayo de 1982.
Entonces, la Armada dio su último manotazo de ahogado e intentó conseguir más cazabombarderos en medio del conflicto. Esta decisión resulta surrealista si se tiene en cuenta que, desde 1964, buscó todas las formas posibles de comprarlos y sólo lo logró una vez, cuando los EE.UU. decidieron vendérselos. Cada vez que se salía en busca de un nuevo lote, Washington bloqueaba la operación.
La pregunta que los marinos parecen no haberse hecho es por qué habría de cambiar de opinión el gobierno de Ronald Reagan cuando el país se encontraba en guerra con Gran Bretaña, su máximo aliado de la OTAN, a quien estaban apoyando con armamentos y logística.
La única explicación racional de por qué se lanzó a adquirir los A-4E “Ayit (Aguila)” Skyhawk en Israel, cuando no contaba con la aprobación norteamericana, es que se trató de una estafa. “Fue un robo, una estafa. Los tipos que lo hicieron sabían de entrada que era imposible”, destaca Israel Lotersztain, de Isrex Argentina, quien conoció de cerca cómo se llevó a cabo la operación.
Este negociado comenzó cuando el almirante Isaac Anaya, comandante en jefe de la Armada (1981-1982), envió a Jerusalén al capitán de navío Horacio Pedro Estrada a comprar aviones con un cheque de 86 millones de dólares en la mano, a sabiendas de que cualquier operación que se realizara precisaba de la autorización de los EE.UU.
La “Operación Goliat”, como se la conoce dentro de la Marina, se prolongó hasta 1986, y estuvo signada por las irregularidades desde un comienzo, en mayo de 1982, ya que Estrada lo primero que hizo fue buscar a algún representante de la industria militar israelí dispuesto a hacer el negocio, a sabiendas de que los cazabombarderos nunca saldrían de su país.
La gran estafa
Luego de que Isrex Argentina rechazara el negocio, Estrada entró en contacto con el empresario australiano-israelí Norman Skolnik (figura también como Shkolnik), quien le aseguró que conseguiría que le firmasen la venta dentro del Ministerio de Defensa de Israel, gracias a su amistad con Ariel Sharon, quien estaba al frente de la cartera.
Skolnik tuvo que presionar a ciertos funcionarios para que aprobaran la venta, en secreto, ya que se trataba de un negocio ilegal, al no contar con el visto bueno de los EE.UU. Había algunos que estaban enterados y se oponían a seguir adelante porque no les quedaba claro cuál era el destino final ya que sólo les habían dicho que se trataba de un país en América latina.
La nación escogida era Panamá y la compra la realizaría la empresa Sygma Sales International (Panama) Inc. que tenía todos ciudadanos griegos como miembros de su directorio, estado que conocía a la perfección y donde contaba con numerosos contactos (reside allí, en la actualidad).
Como la decisión se iba postergando, Skolnik y su abogado, Gabriel Cohen, presionaron a los funcionarios y utilizaron sus conexiones para lograr que se liberara la operación y cobrar el dinero. Así, solicitó a Abi Dudai, asesor especial de Sharon, que interviniera en el asunto. El mismo se encargó de apurar a los miembros de la unidad de asistencia del Ministerio para que aprobaran la venta.
Finalmente, obtuvo lo que tanto buscaba: la autorización de la cartera que conducía Sharon para concretar el negocio, aunque “condicionó la operación a que los EE.UU. le concediera el permiso correspondiente”.
Esto significaba que los vendían a sabiendas de que no iban a poder sacarlos del país y dejaban en manos de la Argentina la responsabilidad de conseguir la autorización, como quería Estrada, por más de que era consciente de que no la obtendría.
Pero, como se trataba de una estafa premeditada, todo siguió su curso normal, como si el gobierno militar aún estuviese en guerra. El mismo depositó el dinero, a pesar de no contar con la aprobación de Washington para retirar los 16 A-4E Skyhawk de Israel y embarcarlos hacia Buenos Aires.
Existen muchas versiones sobre la suma que había desembolsado la Armada para esta operación, aunque el monto final sería de US$ 86 millones, a lo que habría que restarle las comisiones que se cobraron para concretar el negocio.
El contrato de los A-4E tuvo varias versiones. La primera se firmó durante el conflicto Malvinas y sufrió modificaciones hasta la final que se realizó el 11 de agosto de 1983 entre Skolnik, en representación de Sygma Sales International (Panama) Inc., y Estrada, por la empresa argentina Trans World Electronics SACI (Twesa).
Lo más llamativo es que el marino estaba en actividad y de ninguna forma podría haber formado parte de una compañía privada, al mismo tiempo, a no ser que se tratara de una firma fantasma, utilizada por la Armada para encubrir esta clase de operaciones.
El derecho a veto
Cuando los EE.UU. se enteraron de la operación, la bloquearon ya que contaban con dos elementos legales para hacerlo: una ley le daba la potestad a su presidente para vetar cualquier venta de equipamiento militar que tuviera algún componente fabricado en su país, y que todo contrato de adquisición de armamento que se firmaba con Washington incluía una cláusula que decía que para que esos elementos pudieran ser vendidos a terceros países, debía mediar una autorización de su gobierno.
Su posición definitiva se conoció a fines de 1982, cuando el vocero del Departamento de Estado confirmó que le negaban la autorización a Israel para que los Skyhawk pudieran llegar a Buenos Aires, por lo que quedaba abortada toda posibilidad de continuar con el negocio.
“Los aviones quedaron a disposición de la Argentina sin que los pudiéramos retirar, sin que Israel los pudiera mandar y con la interdicción de los EE.UU., porque eran aviones americanos”, afirma el ex ministro de Defensa Horacio Jaunarena.
Sin embargo, la Armada siguió con las esperanzas de que Washington levantara alguna vez la medida. Esto se debía, principalmente, a que Jerusalén se negaba a devolverle el dinero porque aducía que Sygma Sales International (Panama) Inc. le había exigido a los marinos que consiguieran la autorización para liberar los aviones.
“Fue una mala jugada de Israel y una inexplicable conducta argentina. ¿Cómo se van a pagar US$ 80 millones si no se tienen las garantías de que van a venir? No es un vuelto. Es una cosa medio elemental” –resalta el ex ministro de Defensa–. “Israel tendría que haber devuelto la plata, por lo menos, cosa que no hizo. Pero la Argentina nunca debió haber pagado sin tener la garantía de que los aviones salían, porque la interdicción de los EE.UU. era pública y notoria. O sea, hubo un comportamiento negligente del negociador argentino y una conducta reprochable por parte de Israel.”
El vicealmirante Italo Lavezzo (R) concuerda. “Fuimos demasiado inocentes y ellos demasiado vivos. La plata no se libró durante la guerra, les pagamos después de que terminó, cuando estuvo la firma oficial de que los aviones iban a ser enviados. Pero parece que hubo falsificaciones de firma en el medio”, señala.
Más allá de que los EE.UU. se mostraban inflexibles, la Armada envió una misión a Jerusalén para que inspeccionara los aviones y analizara qué medidas tomar en el futuro. Así, se llegó a la conclusión de que era mejor reducir el número de aeronaves y utilizar el sobrante para modernizarlas.
“Cuando terminó la guerra, dijimos: ahora vamos despacio, vamos a hacerla bien. Por eso, enviamos una comisión como corresponde con personal técnico y civil. Cuando desapareció la premura por estos aviones, se bajó el número de 16 a 12. Pero los queríamos traer”, afirma el comandante de la Aviación Naval contraalmirante Héctor Martini.
Después de muchas idas y vueltas en las negociaciones, el 11 de agosto de 1983 se firmó la última versión del contrato que remplazaba a todas las anteriores, a pesar de que carecían de la autorización de los EE.UU para liberarlos. El monto total ascendía a los US$ 53 millones, 33 millones menos de los que se habían pagado un año antes.
El acuerdo establecía que Sygma Sales International (Panama) Inc. le vendía a Twesa 12 A-4E Skyhawk por un valor total de US$ 33,8 millones (US$ 2,82 millones cada uno) y repuestos para cinco motores por US$ 4,9 millones.
A su vez, incluía armamento externo por un total de US$ 1,3 millón y repuestos generales para 300 horas de vuelo por US$ 10,9 millones. Por otra parte, contenía equipos de apoyo en tierra por un monto total de US$ 1,5 millones y las publicaciones técnicas de los aviones por US$ 600 mil.
Al reducirse la cantidad de aviones, quedó un saldo a favor de la Argentina que la Armada buscó canalizar en otro proyecto. Por eso, viajó a Israel, en mayo de 1984, una subcomisión, encabezada por el teniente de navío Carlos Machetanz, el capitán de corbeta Roberto Agotegaray y luego, se les sumó el capitán de navío Harry Axel Leivovich, que estaba en la Comisión Naval en Europa, en Bonn, Alemania.
Su objetivo era analizar qué cambios se le podían hacer a los aviones. Aún guardaban la esperanza de que los EE.UU. dieran marcha atrás con la medida, por lo que la idea era equiparlos con un sistema de navegación y ataque.
Una vez que la misión regresó al país, la Armada firmó un contrato con la firma Elbit en junio de 1984, que sería pagado en un 81% con la diferencia que tenía a su favor por la reducción en la cantidad de aviones.
Este acuerdo se lo conoció como “Proyecto HOPE”, por el acrónimo de Horacio Pedro Estrada, quien estaba al frente de su desarrollo, a pesar de todos los problemas que ya le había traído a la Fuerza.
Allí, la compañía se comprometía a construir una plataforma de navegación y ataque para modernizar la que tenían los aviones e instalarla en dos de ellos en el Taller Aeonaval Central, en la Base Comandante Espora, con el asesoramiento de sus técnicos, y los diez restantes quedaban a cargo de los argentinos.
Esto demuestra que la Armada aún mantenía intactas las esperanzas de que alguna vez los aviones fueran liberados. Eso no era compartido por los funcionarios de Isrex Argentina, aunque nunca lo exteriorizaban. Sin embargo, en una oportunidad, lo hicieron y fueron amenazados por la gente que respondía a Estrada.
El cobro de la deuda
Luego de que se redujera la cantidad de Skyhawk, se decidió que el dinero sobrante se utilizaría para realizarles mejoras y adquirir un sistema de reaprovisionamiento en vuelo. La Armada había comprobado la importancia de este elemento durante la guerra de Malvinas, donde los dos KC-130 de la Fuerza Aérea proveyeron de combustible a todas las aeronaves que salían hacia las Islas.
Por eso, compraron en Jerusalén equipos similares para instalar en uno de sus Fokker F-28 Fellowship. El 26 de julio de 1983, se firmó el contrato Recovu entre TOAM USA Corp., una compañía israelí que tenía su filial en los EE.UU., y Twesa por US$ 875 mil.
Cuando asumió Raúl Alfonsín, se encontró con esta deuda pendiente, un problema difícil de resolver. Debía negociar con Israel que le reconociera la totalidad o, al menos, una parte del monto que se había abonado o conseguir que los EE.UU. levantaran el bloqueo con el argumento de que, ahora, se trataba de un gobierno democrático y no más de una dictadura militar.
Lo único que aceptaban era reconocer una parte del monto total, ya que aducían que Buenos Aires debía hacerse cargo de su responsabilidad en el fracaso de la operación. Esto se basaba en que el contrato con la firma Sygma Sales International (Panama) exigía que la Argentina consiguiera la autorización de Washington para liberar los aviones.
La solución se gestó en el primer semestre de 1985, cuando Martini viajó a Israel, luego de su paso por Francia para participar del Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio en Le Bourget.
Durante esta visita, se le ocurrió la solución para recuperar, al menos, una parte del dinero invertido: hacerse de los repuestos, equipos de tierra y herramientas de los A-4E, en su mayoría de origen israelí y que no estaban alcanzados por el embargo.
En cuanto retornó a Buenos Aires, elevó la sugerencia al Comando de Material Naval. Luego de analizarlo, la Armada decidió traer al país todo lo que pudiera rescatar de los Skyhawk en Israel.
Estos elementos arribaron en la segunda mitad de 1986, con lo que la Armada logró recuperar, al menos, US$ 19,2 millones, aunque no le sirvió para mucho ya que nunca los pudo utilizar porque la versión de A-4 que tenía era más antigua.
Para esta época, los EE.UU. seguían manteniéndose firmes en su postura de prohibir la operación, por lo que el Proyecto HOPE fue abortado. Así, a fines de 1986, quedó sepultada la esperanza de la Armada de traer los aviones, cuando se canceló el contrato definitivamente y se olvidaron de los A4-E para siempre.
La solución al problema
Las negociaciones para recuperar el dinero llevaron siete años y recién finalizaron en 1989, cuando se llegó a un acuerdo definitivo entre ambos países, en el que la Argentina terminó perdiendo US$ 36 millones en la operación. Este monto era el que, según Israel, debía asumir debido a su “responsabilidad por el fracaso de la venta”, incluido el estacionamiento y el mantenimiento que le cobró por todo el tiempo que los Skyhawk estuvieron parados sin que se los retirara.
Para fines de 1987, el gobierno de Alfonsín se contentaba con recibir US$ 70 millones de los 86 millones originales. Finalmente, terminó cediendo y logró que le reconociera un crédito por cerca de US$ 50 millones que utilizó en tres operaciones: el sistema de reabastecimiento en vuelo, repuestos de los A-4E (ya mencionados), y la turbinización de los aviones Grumman S-2 Tracker.
Perfil
sábado, 23 de agosto de 2014
En 2008 un pescador chileno encontraba un mensaje en una botella para un marino del Belgrano
Un chileno halla un mensaje en una botella destinado a un soldado argentino muerto en la Guerra de las Malvinas
Un pescador de la ciudad chilena de Puerto Williams ha encontrado un mensaje dentro de una botella que tenía como destinatario a un soldado argentino fallecido en el hundimiento de un crucero de la Armada Argentina
ABC
Un pescador de la ciudad chilena de Puerto Williams ha encontrado un mensaje dentro de una botella que tenía como destinatario a un soldado argentino fallecido en el hundimiento de un crucero de la Armada argentina durante la guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas, en 1982. La carta, que en parte es reproducida hoy por el diario Clarín, de Buenos Aires, fue hallada por un pescador de centollos de nombre Javier en Punta Burshem, región de Magallanes, Chile, en el canal de Beagle, donde flotó durante dos años tras ser arrojada desde las costas de la ciudad argentina de Ushuaia. La carta estaba dirigida al subteniente Antonio Javier Ojeda y lleva la firma de su hermana, Kili.
"Muy querido hermano Javier: escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás. Te imagino llegando a tu hermoso barco, con tus amigos. Pero lo más doloroso es imaginarte partiendo por este canal y no regresar. Tienes ese mar argentino como tumba y tu nombre está en muchos monumentos", inicia el mensaje dentro de la botella. Ojeda y otros 322 marinos argentinos murieron durante el hundimiento del Crucero General Belgrano, en el Atlántico Sur, por un ataque del submarino nuclear británico "Conqueror", el 2 de mayo de 1982.
"Eres un héroe muerto, pero yo te preferiría un hombre más...Olvidé decirte tantas cosas. Creo que nunca supiste que eras mi ídolo, que de chica me maravillaban tus explicaciones sobre el Universo y de grande elegiste a la mujer más buena para que fuera mi cuñada. Ella mantuvo la familia unida y siempre la voy a querer mucho", afirma Kili en el mensaje. "Dicen que la guerra terminó en 1982, pero para nosotros no, porque nos faltas vos...Mañana echaré flores al mar y rezaré por ti.Te quiero mucho, mucho. Kili", concluye la carta.
El Reino Unido, que ocupa las Malvinas desde 1833, y Argentina se enfrentaron en una guerra por la soberanía del archipiélago en 1982, conflicto en el que murieron 255 militares británicos y más de 650 argentinos.
Un pescador de la ciudad chilena de Puerto Williams ha encontrado un mensaje dentro de una botella que tenía como destinatario a un soldado argentino fallecido en el hundimiento de un crucero de la Armada Argentina
ABC
Un pescador de la ciudad chilena de Puerto Williams ha encontrado un mensaje dentro de una botella que tenía como destinatario a un soldado argentino fallecido en el hundimiento de un crucero de la Armada argentina durante la guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas, en 1982. La carta, que en parte es reproducida hoy por el diario Clarín, de Buenos Aires, fue hallada por un pescador de centollos de nombre Javier en Punta Burshem, región de Magallanes, Chile, en el canal de Beagle, donde flotó durante dos años tras ser arrojada desde las costas de la ciudad argentina de Ushuaia. La carta estaba dirigida al subteniente Antonio Javier Ojeda y lleva la firma de su hermana, Kili.
"Muy querido hermano Javier: escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás. Te imagino llegando a tu hermoso barco, con tus amigos. Pero lo más doloroso es imaginarte partiendo por este canal y no regresar. Tienes ese mar argentino como tumba y tu nombre está en muchos monumentos", inicia el mensaje dentro de la botella. Ojeda y otros 322 marinos argentinos murieron durante el hundimiento del Crucero General Belgrano, en el Atlántico Sur, por un ataque del submarino nuclear británico "Conqueror", el 2 de mayo de 1982.
"Eres un héroe muerto, pero yo te preferiría un hombre más...Olvidé decirte tantas cosas. Creo que nunca supiste que eras mi ídolo, que de chica me maravillaban tus explicaciones sobre el Universo y de grande elegiste a la mujer más buena para que fuera mi cuñada. Ella mantuvo la familia unida y siempre la voy a querer mucho", afirma Kili en el mensaje. "Dicen que la guerra terminó en 1982, pero para nosotros no, porque nos faltas vos...Mañana echaré flores al mar y rezaré por ti.Te quiero mucho, mucho. Kili", concluye la carta.
El Reino Unido, que ocupa las Malvinas desde 1833, y Argentina se enfrentaron en una guerra por la soberanía del archipiélago en 1982, conflicto en el que murieron 255 militares británicos y más de 650 argentinos.
viernes, 22 de agosto de 2014
El borracho de turno: ¿Las Malvinas son uruguayas?
Un polémico libro asegura que las Malvinas pertenecen al Uruguay
El arquitecto uruguayo Juan Ackermann y el ingeniero agrónomo argentino-uruguayo Alfredo Villegas presentaron su obra Las Malvinas ¿son uruguayas? que sostiene que el archipiélago se debe administrar desde Montevideo.
Ni argentinas ni británicas. Uruguay es, por razones históricas y legales, el único legítimo soberano de las islas Malvinas, según un libro recién publicado en Montevideo que pretende "desnudar las fantasías" que imperan sobre el conflicto que nuestro país y Gran Bretaña mantienen por la soberanía del archipiélago austral. Las Malvinas. ¿Son uruguayas? (Editorial Botella al Mar) es el estudio en el que el arquitecto uruguayo Juan Ackermann y el ingeniero agrónomo argentino-uruguayo Alfredo Villegas concluyen lo que puede parecer un absurdo: que las Malvinas deberían gobernarse desde Montevideo, como en la época de la Corona española, y como fue reconocido en diversos momentos por Gran Bretaña, España e incluso el Senado argentino.
La polémica obra fue presentada la semana pasada en el balneario uruguayo de Punta del Este.
El libro "no está hecho para levantar polémica, está hecho para contar la verdad y para permitir una solución muy sana al problema, que es la de sacar los eslóganes por ambas partes", explicó en una entrevista Ackermann entre las ruinas del antiguo Apostadero Naval de la Real Armada española en Montevideo. Desde ese hoy desolado lugar fueron gobernadas entre 1777 y 1814, con total independencia del virreinato del Río de la Plata, las costas patagónicas, la Tierra del Fuego, el Estrecho de Magallanes y el archipiélago de las Malvinas, jurisdicción que Uruguay heredó formalmente de España y que le fue usurpada por británicos y argentinos durante todos estos años, según el polémico estudio.
La hipótesis no pareció tan descabellada al propio presidente de Uruguay, José Mujica, que se atrevió a bromear sobre el tema el año pasado al participar en la fiesta del 25 de Mayo en la Embajada argentina en Montevideo, en el aniversario de la Revolución. "En el reclamo de islas Malvinas no somos desinteresados, después discutiremos si son argentinas o son uruguayas. Al fin y al cabo, en tiempos de la colonia, las Malvinas se atendían desde el puerto de Montevideo. Vaya contradicción", manifestó el primer mandatario oriental ante las risas del auditorio.
Ackermann alega que existen numerosos documentos que prueban el reconocimiento británico de la soberanía española sobre las Malvinas y que, por lo tanto, cuando estos ocuparon por la fuerza las islas en 1833 vulneraron a sabiendas al soberano legítimo de las mismas, lo que convierte en ilegal su presencia allí. También hay textos que prueban que cuando se disolvió el imperio español, este nunca cedió a Argentina la soberanía sobre las Malvinas, algo que sí hizo en 1841 cuando firmó un convenio con Uruguay en el que se reconocían como uruguayos todos los territorios dominados por el Apostadero de Montevideo. Así pues, Argentina ocupó también de forma ilegítima las islas entre 1820 y 1833, aprovechando el caos que reinaba en aquella época en lo que entonces era la Banda Oriental, ahora Uruguay.
Entre otras paradojas históricas, Ackermann apuntó que en 1858 España y Argentina llegaron a un acuerdo que reconocía a Buenos Aires la posesión de territorios del virreinato "sin que se modificara en absoluto lo referente a las posesiones uruguayas". Sin embargo, para este arquitecto aficionado a la investigación histórica lo más llamativo surgió en la década de los 70 del siglo pasado, cuando el Senado argentino aprobó una resolución de apoyo a los reclamos uruguayos sobre la Antártida. Y lo hizo basándose en el acuerdo uruguayo-español que cedía a los primeros las Malvinas. "De algún modo el Senado argentino reconoció esa soberanía uruguaya. Debe ser que no leyeron el Tratado, o que estaba en la letra chica, no sé qué pasó", indicó Ackermann.
La ausencia de un reclamo formal uruguayo por la situación en las islas es para el investigador lógica desde la perspectiva histórica, ya que desde 1814 hasta 1830, lo que hoy es Uruguay fue ocupado por argentinos y brasileños en varias ocasiones. "Y cuando en 1830 se declara la independencia, los acuerdos establecidos entre Argentina, Brasil y el Reino Unido impedían la creación de un Ejército y una Marina, lo que hacía imposible mantener las Malvinas", concluyó.
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 18/2/2013
El arquitecto uruguayo Juan Ackermann y el ingeniero agrónomo argentino-uruguayo Alfredo Villegas presentaron su obra Las Malvinas ¿son uruguayas? que sostiene que el archipiélago se debe administrar desde Montevideo.
Ni argentinas ni británicas. Uruguay es, por razones históricas y legales, el único legítimo soberano de las islas Malvinas, según un libro recién publicado en Montevideo que pretende "desnudar las fantasías" que imperan sobre el conflicto que nuestro país y Gran Bretaña mantienen por la soberanía del archipiélago austral. Las Malvinas. ¿Son uruguayas? (Editorial Botella al Mar) es el estudio en el que el arquitecto uruguayo Juan Ackermann y el ingeniero agrónomo argentino-uruguayo Alfredo Villegas concluyen lo que puede parecer un absurdo: que las Malvinas deberían gobernarse desde Montevideo, como en la época de la Corona española, y como fue reconocido en diversos momentos por Gran Bretaña, España e incluso el Senado argentino.
La polémica obra fue presentada la semana pasada en el balneario uruguayo de Punta del Este.
El libro "no está hecho para levantar polémica, está hecho para contar la verdad y para permitir una solución muy sana al problema, que es la de sacar los eslóganes por ambas partes", explicó en una entrevista Ackermann entre las ruinas del antiguo Apostadero Naval de la Real Armada española en Montevideo. Desde ese hoy desolado lugar fueron gobernadas entre 1777 y 1814, con total independencia del virreinato del Río de la Plata, las costas patagónicas, la Tierra del Fuego, el Estrecho de Magallanes y el archipiélago de las Malvinas, jurisdicción que Uruguay heredó formalmente de España y que le fue usurpada por británicos y argentinos durante todos estos años, según el polémico estudio.
La hipótesis no pareció tan descabellada al propio presidente de Uruguay, José Mujica, que se atrevió a bromear sobre el tema el año pasado al participar en la fiesta del 25 de Mayo en la Embajada argentina en Montevideo, en el aniversario de la Revolución. "En el reclamo de islas Malvinas no somos desinteresados, después discutiremos si son argentinas o son uruguayas. Al fin y al cabo, en tiempos de la colonia, las Malvinas se atendían desde el puerto de Montevideo. Vaya contradicción", manifestó el primer mandatario oriental ante las risas del auditorio.
Ackermann alega que existen numerosos documentos que prueban el reconocimiento británico de la soberanía española sobre las Malvinas y que, por lo tanto, cuando estos ocuparon por la fuerza las islas en 1833 vulneraron a sabiendas al soberano legítimo de las mismas, lo que convierte en ilegal su presencia allí. También hay textos que prueban que cuando se disolvió el imperio español, este nunca cedió a Argentina la soberanía sobre las Malvinas, algo que sí hizo en 1841 cuando firmó un convenio con Uruguay en el que se reconocían como uruguayos todos los territorios dominados por el Apostadero de Montevideo. Así pues, Argentina ocupó también de forma ilegítima las islas entre 1820 y 1833, aprovechando el caos que reinaba en aquella época en lo que entonces era la Banda Oriental, ahora Uruguay.
Entre otras paradojas históricas, Ackermann apuntó que en 1858 España y Argentina llegaron a un acuerdo que reconocía a Buenos Aires la posesión de territorios del virreinato "sin que se modificara en absoluto lo referente a las posesiones uruguayas". Sin embargo, para este arquitecto aficionado a la investigación histórica lo más llamativo surgió en la década de los 70 del siglo pasado, cuando el Senado argentino aprobó una resolución de apoyo a los reclamos uruguayos sobre la Antártida. Y lo hizo basándose en el acuerdo uruguayo-español que cedía a los primeros las Malvinas. "De algún modo el Senado argentino reconoció esa soberanía uruguaya. Debe ser que no leyeron el Tratado, o que estaba en la letra chica, no sé qué pasó", indicó Ackermann.
La ausencia de un reclamo formal uruguayo por la situación en las islas es para el investigador lógica desde la perspectiva histórica, ya que desde 1814 hasta 1830, lo que hoy es Uruguay fue ocupado por argentinos y brasileños en varias ocasiones. "Y cuando en 1830 se declara la independencia, los acuerdos establecidos entre Argentina, Brasil y el Reino Unido impedían la creación de un Ejército y una Marina, lo que hacía imposible mantener las Malvinas", concluyó.
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 18/2/2013
jueves, 21 de agosto de 2014
Enorme bandera patria en Malvinas
Una bandera argentina flameó sobre las Islas Malvinas
De manera sorpresiva, un intendente bonaerense junto a un grupo de ex combatientes desplegaron los símbolos nacionales en el Cementerio de Darwin. Cristina Kirchner denunció esta semana la militarización del Atlántico Sur.
"Las Malvinas son parte de nuestro territorio y están en poder de una potencia extranjera, por eso tenemos un vínculo afectivo de pertenencia con el lugar y una reivindicación histórica", sostuvo a Infobae el intendente del Partido de La Costa, Juan Pablo de Jesús, quien recientemente expuso una bandera con los colores del país de 15 metros de largo en el archipiélago.
El jefe comunal de la provincia de Buenos Aires encontró esta particular forma de expresar el reclamo de soberanía junto a un grupo de ex combatientes de ese distrito que viajaron al archipiélago para homenajear a caídos en combates.
Durante su visita, el intendente de La Costa recorrió los diferentes campos de batalla de la isla y desplegó el lienzo nacional sobre el Cementerio de Darwin, donde yacen las 239 tumbas de los soldados argentinos que perdieron la vida durante el conflicto bélico.
Entre los soldados aún no identificados, yacen los cuerpos de dos de los tres soldados costeros, José Luis Rodríguez y Omar Ferreira, cuyas madres viven en el Partido de La Costa. A modo de distinción honorífica, De Jesús dejó una placa homenaje en Monte London, lugar donde ambos jóvenes perdieron la vida y ocurrió una de las batallas más sangrientas de la guerra protagonizada entre Gran Bretaña y Argentina. El tercer caído es Héctor Doufrechou, cuyo cuerpo yace en el cementerio local.
En la asamblea de la ONU, la presidente Cristina Kirchner volvió a cargar esta semana contra el Reino Unido por "militarizar el Atlántico Sur y enviar submarinos nucleares" a la zona, y reiteró "el reclamo para que ese país respete la resolución de las Naciones Unidas para 'sentarse a dialogar'" por el diferendo sobre la soberanía de Malvinas.
Fuente:
www.infobae.com 26/9/2013
Días de Historia
De manera sorpresiva, un intendente bonaerense junto a un grupo de ex combatientes desplegaron los símbolos nacionales en el Cementerio de Darwin. Cristina Kirchner denunció esta semana la militarización del Atlántico Sur.
"Las Malvinas son parte de nuestro territorio y están en poder de una potencia extranjera, por eso tenemos un vínculo afectivo de pertenencia con el lugar y una reivindicación histórica", sostuvo a Infobae el intendente del Partido de La Costa, Juan Pablo de Jesús, quien recientemente expuso una bandera con los colores del país de 15 metros de largo en el archipiélago.
El jefe comunal de la provincia de Buenos Aires encontró esta particular forma de expresar el reclamo de soberanía junto a un grupo de ex combatientes de ese distrito que viajaron al archipiélago para homenajear a caídos en combates.
Durante su visita, el intendente de La Costa recorrió los diferentes campos de batalla de la isla y desplegó el lienzo nacional sobre el Cementerio de Darwin, donde yacen las 239 tumbas de los soldados argentinos que perdieron la vida durante el conflicto bélico.
Entre los soldados aún no identificados, yacen los cuerpos de dos de los tres soldados costeros, José Luis Rodríguez y Omar Ferreira, cuyas madres viven en el Partido de La Costa. A modo de distinción honorífica, De Jesús dejó una placa homenaje en Monte London, lugar donde ambos jóvenes perdieron la vida y ocurrió una de las batallas más sangrientas de la guerra protagonizada entre Gran Bretaña y Argentina. El tercer caído es Héctor Doufrechou, cuyo cuerpo yace en el cementerio local.
En la asamblea de la ONU, la presidente Cristina Kirchner volvió a cargar esta semana contra el Reino Unido por "militarizar el Atlántico Sur y enviar submarinos nucleares" a la zona, y reiteró "el reclamo para que ese país respete la resolución de las Naciones Unidas para 'sentarse a dialogar'" por el diferendo sobre la soberanía de Malvinas.
Fuente:
www.infobae.com 26/9/2013
Días de Historia
miércoles, 20 de agosto de 2014
Los Qom en Malvinas
Coraje qom en Malvinas
PostDateIcon Agosto 1st, 2014
El maestro e historiador Juan Chico publicó un libro en el que repasa la presencia de este pueblo del Chaco en las Islas. "Las Malvinas son indígenas", resume.
El reciente lanzamiento del libro Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas: Una Herida Abierta, del docente e investigador Juan Chico, enriquece la mirada sobre los reclamos de soberanía y sobre las ideas de Patria, territorio Nacional e Identidad Argentina. "Vimos con agrado que en los últimos años el gobierno argentino instaló una posición de soberanía sobre Malvinas en la comunidad indoamericana y logró el apoyo total de los países de la Celac o la Unasur, pero, en nuestra opinión, le faltaba el componente de pueblos originarios, –le dijo Chico a Tiempo Argentino– esta investigación pretende visibilizar la participación indígena no sólo en la guerra de Malvinas sino en las invasiones inglesas en los ejércitos de Belgrano, San Martín y Güemes".
El libro bilingüe demandó a Chico y a su equipo de investigadores un trabajo de cinco años y es un recorrido histórico desde el 1800 hasta la actualidad, enriquecido de testimonios de indígenas que estuvieron en el frente de batalla el conflicto bélico que dio cierre al dictadura militar más cruenta de la Argentina. "Creemos que nuestro aporte es la inclusión de la voz de los pueblos indígenas –dice Chico–. Cuando hablamos de soberanía y de descolonización, no pueden estar ausentes las culturas que habitan este territorio en el Sur hace más de 12 mil años y en el Gran Chaco entre 2500 y 5 mil años".
El escrito –del cual en la primer edición se hizo una tirada breve de cien ejemplares– pone sobre la mesa, también, el hecho de que las Comandancias Militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata datan de casi una década antes de la usurpación británica. "La presencia indígena es previa a la ocupación británica. Por eso queremos remarcar esto en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, que las Malvinas no sólo son argentinas sino también indígenas", dice Chico y agrega: "Hoy, visibilizar la participación indígena en las Malvinas tiene un propósito descolonizador y es un acto de soberanía."
La presentación del libro se hizo en la Casa de la Memoria del Chaco, sede de la Comisión que recuerda, entre otros hechos dolorosos, los asesinatos de la dictadura de 1976 y la masacre de Napalpí, aquel genocidio de 200 indígenas a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros ocurrida el 19 de julio de 1924.
Chico se autodefine como "la cara visible de un grupo, la Asociación Napalpí, un grupo que nos dedicamos a visibilizar la cuestión indígena. No queremos rencor ni venganza, sino que pretendemos que se abandone la educación sarmientina, sobre todo las mentiras que se dijeron cuando se habló del malón, de los secuestros, de que los indios no querían trabajar, la elite dominante construyó en base a esos relatos un grupo de "malos" y nostros vemos ahora que el Proceso de Reorganización de Videla y compañía es continuidad del proceso de organización de Mitre y compañía".
Según la investigación, cuatro comunidades que habitan Chaco, de las etnias moqoit y qom, estuvieron en frentes de batalla en 1982. "Y también eso nos dice algo siempre los indígenas estuvieron en frentes de batalla y ahí hay una concepción ideológica de los militares –dijo Chico–. Hoy estamos en la Casa por la Memoria, sabemos lo que pasó acá, el terrorismo de Estado, secuestros, desaparición de personas, torturas; pero no nos olvidemos que nuestra democracia también está en Malvinas y es lo que nosotros venimos a aportar." «
Por iniciativa de la asociación de Veteranos Qom y Familiares de Caídos indígenas de Malvinas, junto con la asociación Comunitaria Aborigen Napalpi y la UP N° 72 del Barrio Cacique Pelayo de la localidad chaqueña de Fontana, el 26 de agosto es el día del veterano y caído Indígena en Malvinas del Chaco, precisamente, el día del alzamiento de Rivero y sus seguidores.
por Roly Villani
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 1/8/2014
Días de Historia
PostDateIcon Agosto 1st, 2014
El maestro e historiador Juan Chico publicó un libro en el que repasa la presencia de este pueblo del Chaco en las Islas. "Las Malvinas son indígenas", resume.
El reciente lanzamiento del libro Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas: Una Herida Abierta, del docente e investigador Juan Chico, enriquece la mirada sobre los reclamos de soberanía y sobre las ideas de Patria, territorio Nacional e Identidad Argentina. "Vimos con agrado que en los últimos años el gobierno argentino instaló una posición de soberanía sobre Malvinas en la comunidad indoamericana y logró el apoyo total de los países de la Celac o la Unasur, pero, en nuestra opinión, le faltaba el componente de pueblos originarios, –le dijo Chico a Tiempo Argentino– esta investigación pretende visibilizar la participación indígena no sólo en la guerra de Malvinas sino en las invasiones inglesas en los ejércitos de Belgrano, San Martín y Güemes".
El libro bilingüe demandó a Chico y a su equipo de investigadores un trabajo de cinco años y es un recorrido histórico desde el 1800 hasta la actualidad, enriquecido de testimonios de indígenas que estuvieron en el frente de batalla el conflicto bélico que dio cierre al dictadura militar más cruenta de la Argentina. "Creemos que nuestro aporte es la inclusión de la voz de los pueblos indígenas –dice Chico–. Cuando hablamos de soberanía y de descolonización, no pueden estar ausentes las culturas que habitan este territorio en el Sur hace más de 12 mil años y en el Gran Chaco entre 2500 y 5 mil años".
El escrito –del cual en la primer edición se hizo una tirada breve de cien ejemplares– pone sobre la mesa, también, el hecho de que las Comandancias Militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata datan de casi una década antes de la usurpación británica. "La presencia indígena es previa a la ocupación británica. Por eso queremos remarcar esto en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, que las Malvinas no sólo son argentinas sino también indígenas", dice Chico y agrega: "Hoy, visibilizar la participación indígena en las Malvinas tiene un propósito descolonizador y es un acto de soberanía."
La presentación del libro se hizo en la Casa de la Memoria del Chaco, sede de la Comisión que recuerda, entre otros hechos dolorosos, los asesinatos de la dictadura de 1976 y la masacre de Napalpí, aquel genocidio de 200 indígenas a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros ocurrida el 19 de julio de 1924.
Chico se autodefine como "la cara visible de un grupo, la Asociación Napalpí, un grupo que nos dedicamos a visibilizar la cuestión indígena. No queremos rencor ni venganza, sino que pretendemos que se abandone la educación sarmientina, sobre todo las mentiras que se dijeron cuando se habló del malón, de los secuestros, de que los indios no querían trabajar, la elite dominante construyó en base a esos relatos un grupo de "malos" y nostros vemos ahora que el Proceso de Reorganización de Videla y compañía es continuidad del proceso de organización de Mitre y compañía".
Según la investigación, cuatro comunidades que habitan Chaco, de las etnias moqoit y qom, estuvieron en frentes de batalla en 1982. "Y también eso nos dice algo siempre los indígenas estuvieron en frentes de batalla y ahí hay una concepción ideológica de los militares –dijo Chico–. Hoy estamos en la Casa por la Memoria, sabemos lo que pasó acá, el terrorismo de Estado, secuestros, desaparición de personas, torturas; pero no nos olvidemos que nuestra democracia también está en Malvinas y es lo que nosotros venimos a aportar." «
Con el gaucho Rivero
El Gaucho Rivero fue un entrerriano que alrededor de 1827 acompañó a la expedición de Luis Vernet a las Malvinas. Rivero tenía 20 años de edad cuando el 3 de enero de 1833 el Reino Unido ocupó por la fuerza las Islas. Seis meses después de la invasión, Rivero se sublevó en desacuerdo con la nueva situación al frente de un grupo de ocho gauchos e indios charrúas acriollados: Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre. "Por ser gaucho y pobre, Mitre no consideró que Rivero fuera un héroe", dice Chico, polemizando con la historiografía oficial.Por iniciativa de la asociación de Veteranos Qom y Familiares de Caídos indígenas de Malvinas, junto con la asociación Comunitaria Aborigen Napalpi y la UP N° 72 del Barrio Cacique Pelayo de la localidad chaqueña de Fontana, el 26 de agosto es el día del veterano y caído Indígena en Malvinas del Chaco, precisamente, el día del alzamiento de Rivero y sus seguidores.
por Roly Villani
Fuente:
Diario Tiempo Argentino 1/8/2014
Días de Historia
martes, 19 de agosto de 2014
Biografía: Almirante Jorge Isaac Anaya (ARA)
Impulsor de la guerra de las Malvinas
El ex almirante argentino Jorge Isaac Anaya, integrante de la tercera junta militar que gobernó el país durante la guerra de las Malvinas contra el Reino Unido, ha fallecido.
ABC
El ex almirante argentino Jorge Isaac Anaya, integrante de la tercera junta militar que gobernó el país durante la guerra de las Malvinas contra el Reino Unido, ha fallecido en Buenos Aires a los 81 años de edad, cuando cumplía prisión domiciliaria.
Anaya, que conformó junto al general Leopoldo Fortunato Galtieri y el brigadier Basilio Lami Dozo la tercera junta militar que desató el enfrentamiento, se encontraba bajo arresto domiciliario acusado de varios crímenes durante la dictadura.
A comienzos de 1986, un tribunal militar destituyó y condenó a Anaya, Galtieri y Lami Dozo a penas de 14, 12 y 8 años de prisión, respectivamente, por «negligencia» en la conducción de la guerra. La condena se basó en el llamado «Informe Rattenbach», redactado por el general Benjamín Rattenbach, que entre otros puntos señaló a
Anaya como principal promotor de la «solución militar» del conflicto de soberanía de las Malvinas, que data de 1833.
Del total de 649 argentinos muertos en la guerra 323 eran
tripulantes del crucero de guerra «General Belgrano», en el que Anaya había prestado servicio, hundido por torpedos del submarino nuclear británico Conqueror el 2 de mayo de 1982.
«Esta pérdida, que integra la cuota de sacrificios que la Armada ofrece a la Patria en las duras circunstancias que atraviesa, fortalecerá la decisión de continuar la lucha hasta el logro total del objetivo propuesto en defensa de nuestra soberanía», señaló un comunicado difundido por Anaya tras el hundimiento del buque.
La guerra de las Malvinas concluyó el 14 de junio de 1982 con la rendición de las tropas argentinas, lo que desembocó en la destitución de la «junta militar» que encabezaba Galtieri y el comienzo de una transición hacia la democracia.
«Los pueblos templan sus espíritus en las horas de adversidad», había declarado Anaya una semana antes de la rendición de las tropas argentinas, a las que exhortó a «mantener el espíritu de lucha» y «acrecentar la aptitud para el combate».
Finalmente, la Cámara Federal unificó las penas de Galtieri, Anaya y Lami Dozo en doce años de prisión. Pero todos fueron indultados por el Gobierno de Carlos Menem en octubre de 1989. Cuatro años antes, Anaya había sido absuelto en el histórico juicio a las Juntas. El fallo abrió la posibilidad de investigar al resto de los jefes militares de la época con responsabilidad en la represión ilegal. Pero cuando Anaya fue indultado, tampoco pudo ser investigado por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Cuando esas dos leyes fueron declaradas inconstitucionales, Anaya fue acusado de 266 secuestros y torturas ocurridos entre el 7 de diciembre de 1977 y el 7 de febrero de 1980, cuando era director de Personal Naval con un despacho en la Escuela de Mecánica de la Armada.
Pero a partir de 2003, con la anulación de las llamadas «leyes del perdón» y los indultos concedidos a represores, el ex almirante fue procesado por secuestros, aplicaciones de tormentos y desapariciones de personas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el mayor centro ilegal de detención de la dictadura.
El fallecido padecía un cáncer y problemas en el corazón. En noviembre de 2006, dos horas antes de declarar ante la justicia, sufrió un infarto por el que tuvo que ser ingresado en el Hospital Naval.
El ex almirante argentino Jorge Isaac Anaya, integrante de la tercera junta militar que gobernó el país durante la guerra de las Malvinas contra el Reino Unido, ha fallecido.
ABC
El ex almirante argentino Jorge Isaac Anaya, integrante de la tercera junta militar que gobernó el país durante la guerra de las Malvinas contra el Reino Unido, ha fallecido en Buenos Aires a los 81 años de edad, cuando cumplía prisión domiciliaria.
Anaya, que conformó junto al general Leopoldo Fortunato Galtieri y el brigadier Basilio Lami Dozo la tercera junta militar que desató el enfrentamiento, se encontraba bajo arresto domiciliario acusado de varios crímenes durante la dictadura.
A comienzos de 1986, un tribunal militar destituyó y condenó a Anaya, Galtieri y Lami Dozo a penas de 14, 12 y 8 años de prisión, respectivamente, por «negligencia» en la conducción de la guerra. La condena se basó en el llamado «Informe Rattenbach», redactado por el general Benjamín Rattenbach, que entre otros puntos señaló a
Anaya como principal promotor de la «solución militar» del conflicto de soberanía de las Malvinas, que data de 1833.
Del total de 649 argentinos muertos en la guerra 323 eran
tripulantes del crucero de guerra «General Belgrano», en el que Anaya había prestado servicio, hundido por torpedos del submarino nuclear británico Conqueror el 2 de mayo de 1982.
«Esta pérdida, que integra la cuota de sacrificios que la Armada ofrece a la Patria en las duras circunstancias que atraviesa, fortalecerá la decisión de continuar la lucha hasta el logro total del objetivo propuesto en defensa de nuestra soberanía», señaló un comunicado difundido por Anaya tras el hundimiento del buque.
La guerra de las Malvinas concluyó el 14 de junio de 1982 con la rendición de las tropas argentinas, lo que desembocó en la destitución de la «junta militar» que encabezaba Galtieri y el comienzo de una transición hacia la democracia.
«Los pueblos templan sus espíritus en las horas de adversidad», había declarado Anaya una semana antes de la rendición de las tropas argentinas, a las que exhortó a «mantener el espíritu de lucha» y «acrecentar la aptitud para el combate».
Finalmente, la Cámara Federal unificó las penas de Galtieri, Anaya y Lami Dozo en doce años de prisión. Pero todos fueron indultados por el Gobierno de Carlos Menem en octubre de 1989. Cuatro años antes, Anaya había sido absuelto en el histórico juicio a las Juntas. El fallo abrió la posibilidad de investigar al resto de los jefes militares de la época con responsabilidad en la represión ilegal. Pero cuando Anaya fue indultado, tampoco pudo ser investigado por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Cuando esas dos leyes fueron declaradas inconstitucionales, Anaya fue acusado de 266 secuestros y torturas ocurridos entre el 7 de diciembre de 1977 y el 7 de febrero de 1980, cuando era director de Personal Naval con un despacho en la Escuela de Mecánica de la Armada.
Pero a partir de 2003, con la anulación de las llamadas «leyes del perdón» y los indultos concedidos a represores, el ex almirante fue procesado por secuestros, aplicaciones de tormentos y desapariciones de personas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el mayor centro ilegal de detención de la dictadura.
El fallecido padecía un cáncer y problemas en el corazón. En noviembre de 2006, dos horas antes de declarar ante la justicia, sufrió un infarto por el que tuvo que ser ingresado en el Hospital Naval.
lunes, 18 de agosto de 2014
UK no suelta la mano de su robo en Gibraltar
Londres no aceptará un cambio en Gibraltar que no respalde el Peñón
El nuevo primer ministro británico ha estado en Madrid y ha dejado claro que no se plantea el cambio de estatus de Gibraltar
ABC
"Quiero dejar claro, de forma poco ambigua, que este Gobierno nunca va a respaldar o apoyar un cambio en el estatus de Gibraltar si ese cambio no lo apoyan los propios gibraltareños", aseveró tajante Clegg durante su intervención en el desayuno del Fórum Europa.
El viceprimer ministro, que dijo saber por sus "suegros" -está casado con la española Miriam González- que "ésta es una opinión que no gusta mucho aquí en España", subrayó que es la visión de la coalición que forman conservadores y liberaldemócratas. "El anterior Gobierno también tenía la misma opinión y nosotros la mantenemos", subrayó.
Así las cosas, consideró que el Foro Tripartito de Diálogo establecido por España, Reino Unido y Gibraltar en 2004, es el "entorno adecuado para establecer contactos entre ambos gobiernos" sobre el Peñón y adelantó que la próxima reunión a nivel ministerial tendrá lugar "en las próximas semanas".
"Pensamos que los derechos y la soberanía de los habitantes de las Malvinas es lo más importante", afirmó el viceprimer ministro. Por ello, "no vamos a llegar a una solución o compromiso renunciando en nombre de los ciudadanos de las Malvinas a sus derechos cuando los habitantes desean seguir formando parte de Reino Unido".
El nuevo primer ministro británico ha estado en Madrid y ha dejado claro que no se plantea el cambio de estatus de Gibraltar
ABC
"Quiero dejar claro, de forma poco ambigua, que este Gobierno nunca va a respaldar o apoyar un cambio en el estatus de Gibraltar si ese cambio no lo apoyan los propios gibraltareños", aseveró tajante Clegg durante su intervención en el desayuno del Fórum Europa.
El viceprimer ministro, que dijo saber por sus "suegros" -está casado con la española Miriam González- que "ésta es una opinión que no gusta mucho aquí en España", subrayó que es la visión de la coalición que forman conservadores y liberaldemócratas. "El anterior Gobierno también tenía la misma opinión y nosotros la mantenemos", subrayó.
Así las cosas, consideró que el Foro Tripartito de Diálogo establecido por España, Reino Unido y Gibraltar en 2004, es el "entorno adecuado para establecer contactos entre ambos gobiernos" sobre el Peñón y adelantó que la próxima reunión a nivel ministerial tendrá lugar "en las próximas semanas".
La broma de Clegg
Clegg, que en algunos momentos de su intervención habló en castellano, bromeó al ser preguntado sobre Gibraltar y Malvinas con irse de la sala -"vaya pregunta, me tengo que ir", dijo-, equiparó el caso del Peñón al de las islas cuya soberanía reclama Argentina y que enfrentaron a los dos países en una guerra en 1982."Pensamos que los derechos y la soberanía de los habitantes de las Malvinas es lo más importante", afirmó el viceprimer ministro. Por ello, "no vamos a llegar a una solución o compromiso renunciando en nombre de los ciudadanos de las Malvinas a sus derechos cuando los habitantes desean seguir formando parte de Reino Unido".
domingo, 17 de agosto de 2014
sábado, 16 de agosto de 2014
Malvinas como paraíso fiscal británico
Gibraltar y… 13 más
Álvaro Soto / MADRID
ABC
Los territorios de Ultramar de Reino Unido son paraísos fiscales, bases estratégicas o reminiscencias coloniales que proporcionan importantes beneficios a Londres
A España le duele Gibraltar, pero el Peñón no es el único terreno que los británicos 'okupan' en el planeta. Hasta 14 enclaves de los cinco continentes son considerados 'territorios de Ultramar', una fórmula para definir a aquellas zonas del planeta que, lejos del Tamesis, viven bajo el mandato de la reina de Inglaterra. Algunos de estos puntos los mantiene Reino Unido por motivos estratégicos y militares o como reminiscencias históricas, pero varios de ellos son también importantes paraísos fiscales de los que Londres no quiere desprenderse porque le proporcionan pingües beneficios, siempre ligados a la City. Lo más curioso del asunto es que algunos de ellos conservan nombres tan españoles como Montserrat porque Cristóbal Colón y otros exploradores patrios fueron los primeros en descubrirlos y conquistarlos. Además de España, países como Argentina, Chile, Canadá, Mauricio, Chipre o Seychelles tienen conflictos abiertos con los británicos por culpa de estos territorios de Ultramar.
Álvaro Soto / MADRID
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Los territorios de Ultramar de Reino Unido son paraísos fiscales, bases estratégicas o reminiscencias coloniales que proporcionan importantes beneficios a Londres
A España le duele Gibraltar, pero el Peñón no es el único terreno que los británicos 'okupan' en el planeta. Hasta 14 enclaves de los cinco continentes son considerados 'territorios de Ultramar', una fórmula para definir a aquellas zonas del planeta que, lejos del Tamesis, viven bajo el mandato de la reina de Inglaterra. Algunos de estos puntos los mantiene Reino Unido por motivos estratégicos y militares o como reminiscencias históricas, pero varios de ellos son también importantes paraísos fiscales de los que Londres no quiere desprenderse porque le proporcionan pingües beneficios, siempre ligados a la City. Lo más curioso del asunto es que algunos de ellos conservan nombres tan españoles como Montserrat porque Cristóbal Colón y otros exploradores patrios fueron los primeros en descubrirlos y conquistarlos. Además de España, países como Argentina, Chile, Canadá, Mauricio, Chipre o Seychelles tienen conflictos abiertos con los británicos por culpa de estos territorios de Ultramar.
Anguila
Llamada así por su forma alargada, el archipiélago de Anguila, formado por nueve islas, está ubicado en el extremo norte de las islas de Barlovento, en las Antillas Menores. Fue avistado por primera vez en 1493 por Cristóbal Colón, pero hasta 1650, de la mano de los ingleses (ellos fueron los que la bautizaron), no fue colonizada. Anguila es una buena muestra de cómo se las gastan los británicos en sus territorios de ultramar. El 11 de julio de 1967, el archipiélago celebró un referéndum de independencia que ganaron los separatistas por 1.813 votos contra 5, así que las tropas británicas decidieron ocupar el territorio. En 1971 se acordó la 'Anguilla Bill', por la que el archipiélago quedaba administrado por un consejero británico y un Consejo de la Isla. En 1976, consiguió la condición de dependencia administrativa, de manera que su jefe de Estado es la reina de Inglaterra, que nombra un gobernador, aunque también cuentan con un jefe de Gobierno elegido por sufragio. Económicamente, el archipiélago, sin apenas recursos naturales, basa sus ingresos en el turismo, la pesca de langostas, la emisión de sellos postales para coleccionistas y… ¡la banca extranjera! Curioso, teniendo en cuenta que allí solo habitan unas 15.000 personas. Por ejemplo, una importante sociedad cautiva de reaseguro, la Capstone Associated Services, aunque opera desde Houston, tiene su sede en Anguila. ¿Por qué? Porque, como explican Santiago Hierro Anibarro y Carlos A. Castillo Plaza en un informe para la Fundación Mapfre, su objetivo es aprovechar las ventajas regulatorias del lugar. Después de la crisis del 2008, estas sociedades están en el punto de mira por su evidente opacidad. Sin duda, otra buena razón para operar desde territorios como Anguila.Acrotiri y Dhekelia
Igual que Gibraltar es la puerta oeste de los británicos en el Mediterráneo, Acrotiri y Dhekelia es la este. Se trata de dos bases situadas en Chipre (representan el 3% de la isla) y donde residen más de 3.500 militares británicos. El valor estratégico de Acrotiri y Dhekelia es inmenso: permiten controlar el Canal de Suez y pueden servir como base de operaciones para cualquier acción en Oriente Próximo o Medio. Desde 1960, año en que consiguió su independencia del Reino Unido, Chipre exige periódicamente la devolución de ambos territorios. Para apaciguar los ánimos, los británicos pagaron a los chipriotas durante cuatro años, pero después, dejaron de hacerlo. El conflicto más serio entre chipriotas y británicos surgió en 2001, cuando estos últimos decidieron instalar en sus bases unas antenas de radio. Los chipriotas se echaron a las calles protestando porque estas antenas podrían ser causantes de cáncer. Los británicos lo negaron. Salvando las distancias, un caso que recuerda al de los bloques de hormigón de Gibraltar.Bermudas
Descubiertas por el navegante español Juan Bermúdez en 1504, no fueron los ingleses hasta un siglo más tarde quienes las colonizaron. Utilizadas como base en el Caribe, los británicos establecieron allí uno de sus astilleros más importantes. Durante la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido llegó a un acuerdo que permitía a Estados Unidos instalar bases militares en Bermudas a cambio de barcos de guerra. Desde entonces, la influencia norteamericana en Bermudas es grande, pero formalmente, el territorio sigue dependiendo de la reina de Inglaterra, que es la que nombra el gobernador de Bermudas. La economía local se basa en el turismo y también en los servicios financieros. Al igual que Ánguila, las compañías de reaseguro tienen en Bermudas una de sus principales sedes. Con uno de los impuestos más bajos del mundo y una opacidad de sobra conocida entre los financieros internacionales, Bermudas es un paraíso fiscal con todas las letras.Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur
Para un británico, hablar de James Cook son palabras mayores, así que las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, conquistadas en parte por este explorador, cargan con una simbología especial. Geográficamente ubicadas en el extremo sur de Argentina, fueron durante siglos una extensión de las Malvinas, hasta que en 1985 se convirtieron en territorio británico de ultramar propio. Estos territorios, cuya función es servir como bases para expediciones científicas, fueron escenario de algunos de los enfrentamientos de la Guerra de las Malvinas, ya que desde 1927 son una reclamación permanente del Gobierno de Buenos Aires. Viven en ellos cuatro personas pero pese a ello, cuentan con 320 servidores de internet en su territorio.Islas Caimán
Uno de los mayores paraísos fiscales del mundo. O eso, o cada residente de las Islas Caimán tiene alma de gran empresario, ya que, con 50.000 habitantes, este archipiélago caribeño tiene registradas 40.000 compañías. ¿Por qué? Porque las Islas Caimán disfruta de una fiscalidad tan ventajosa que les ha permitido convertirse en el quinto centro financiero mundial. En la última década, la presión internacional, desde la OCDE hasta Barack Obama, ha crecido sobre las Caimán para que aumenten con el objetivo de que aumenten su transparencia. Políticamente, el Gobierno británico nombra un gobernador que representa a la reina de Inglaterra y Reino Unido también se encarga de la defensa del archipiélago.Islas Malvinas
El territorio británico de ultramar más conocido (por culpa de una guerra), y más en disputa. Casi dos siglos, desde 1833, llevan peleándolo argentinos y británicos. Antes, fueron posesión de franceses, británicos y españoles, hasta que estos las abandonaron alrededor de 1820 y llegaron los argentinos. Sin embargo, los británicos, ávidos de nuevas colonias, arribaron de nuevo a las islas en 1833 y las hicieron suyas gracias a su evidente superioridad militar. Siglo y medio más tarde, los argentinos trataron de recuperar las islas e invadieron el territorio. La guerra duró dos meses y, efectivamente, la ganaron los ingleses. Desde entonces, Argentina ha tratado de llevar la disputa a los foros internacionales (recuperar las islas es un "objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino"; así lo dice hasta la Constitución del país), pero ni Reino Unido ni los habitantes de las Malvinas tienen ninguna intención de cambiar el ‘statu quo’ del archipiélago.Islas Pitcairn
Del imperio colonial británico en el Océano Pacífico solo quedan las islas Pitcairn. Descubiertas por una expedición española comandada por el navegante portugués Pedro Fernández de Quirós, es colonia británica desde 1838. Gobernada por el Alto Comisionado británico para Nueva Zelanda, las Pitcairn son un paraíso polinesio donde apenas residen permanentemente 50 personas. De hecho, se trata del país menos poblado del mundo. El turismo, la agricultura y la emisión de sellos son su fuente de ingresos y más que por su economía, para Reino Unido conservan un valor estratégico pero sobre todo, sentimental.Islas Turcas y Caicos
Avistadas por primera vez por el conquistador español Juan Ponce de León, españoles, franceses y británicos se las disputaron en los tres siglos siguientes. Como suele ocurrir en estos casos, fueron los británicos las que finalmente las hicieron suyas. Vinculadas durante décadas a Jamaica, cuando este se hizo independiente las Islas Turcas y Caicos siguieron bajo jurisdicción británica. Una curiosidad de estas islas es que son pretendidas por Canadá, y también cuentan con un importante movimiento independentista, pero por ahora, Isabel II sigue siendo la soberana del territorio y es ella la que nombra al gobernador.Islas Vírgenes Británicas
Conquistadas por Cristóbal Colón y compradas por los holandeses, fueron los británicos los que finalmente se las anexionaron en 1680. En la actualidad, son otro paraíso fiscal, con 250.000 empresas registradas. De hecho, según datos del Reino Unido, el 41% de las empresas 'offshore' se crean en las Islas Vírgenes Británicas. Hace apenas cinco meses se hizo pública una lista de decenas de millonarios que utilizan las Islas Vírgenes Británicas para hacer sus negocios. Con ingresos de este tipo y con el turismo se han convertido en uno de los territorios más prósperos del Caribe.Montserrat
Su nombre deja pocas dudas sobre el origen de los conquistadores de esta isla de las Antillas Menores. Efectivamente, Cristóbal Colón la descubrió en 1493, la bautizó como Santa María de Montserrat y durante siglo y medio permaneció bajo posesión española. A partir de ahí, con un pequeño paréntesis francés, Montserrat ha sido británica, y como otros territorios, es la reina Isabel la que nombra a su gobernador. Pero desgraciadamente para sus habitantes, Montserrat no es un paraíso fiscal. Al contrario, su principal ingreso económico fue durante décadas el turismo, hasta que el huracán Hugo en 1989 y el volcán Soufriere Hills en 1995 devastaron la isla. Montserrat, sin embargo, fue mundialmente conocida como sede de los estudios musicales AIR, creados por el productor de los Beatles George Martin. Allí consiguió congregar a muchos artistas, atraídos por el clima y la tranquilidad de Monserrat. Para la Historia quedará el concierto 'Music for Montserrat', que reunió en Londres a decenas de artistas en 1997 para recaudar fondos para la isla. El DVD de ese concierto aún sigue a la venta.Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña
Descubiertas por los portugueses en 1502, los ingleses las 'robaron' en 1657. Son unas cuentas islas desperdigadas por el océano Atlántico (la distancia entre ellas es de 1.300 y 2.700 kilómetros) y sin duda, la más conocida es Santa Elena, por ser el lugar donde fue exiliado y murió, en 1821, Napoleón. Para Reino Unido, el valor de estas islas es militar.Territorio Antártico Británico
En la misma disputa que las Malvinas se encuadra la pelea entre Argentina y Chile, por un lado, y Reino Unido, por otro, por la jurisdicción del Territorio Antártico Británico, casi dos millones de kilómetros cuadrados donde se sitúan las bases científicas más importantes de la Antártida. Descubierto por exploradores británicos en los siglos XVII, XVIII y XIX, parte del Territorio Antártico Británico es pretendido por argentinos y chilenos. De hecho, los argentinos también tienen instalada allí una base científica, aunque diferentes tratados aseguran que, por ahora, no se desencadenará en la zona un conflicto militar. En diciembre del 2012, para no dejar lugar a dudas, Reino Unido decidió llamar Tierra de la Reina Isabel a una de sus partes de la Antártida.Territorio Británico del Océano Índico
Son 60 islas entre África y Oceanía que han sido reclamadas permanentemente por Mauricio y por Seychelles. Sin embargo, no parece fácil que las peticiones de estos países sean atendidas. En la actualidad, en estas islas residen militares británicos y norteamericanos.
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