miércoles, 23 de julio de 2014
martes, 22 de julio de 2014
Malvinas, punto de reabastecimiento estratégico
lunes, 21 de julio de 2014
Una nueva película argentina sobre Malvinas
Casabé y Dieleke buscan "La forma exacta de las islas" Malvinas en su filme
El documental aborda las vivencias y angustias de la joven escritora e investigadora Julieta Vitullo sobre la guerra de las Islas Malvinas.
Vitullo fue dos veces a las Malvinas para terminar su tesis doctoral sobre la literatura y el cine producido en torno a la guerra de 1982, pero cambió sus planes a partir del encuentro fortuito con dos ex combatientes argentinos.
Vitullo viajó por primera vez a las islas en 2006 para contrastar con la realidad del lugar las diferentes aproximaciones literarias que investigaba en los Estados Unidos para su tesis de doctorado en literatura latinoamericana.
Fue entonces que se encontró allí, casualmente, con dos ex combatientes que le hicieron cambiar de rumbo de su trabajo y empezar a ver las cosas con otros ojos.
Después de codirigir “Cracks de nácar” (2011), Casabé y Dieleke vuelven a trabajar juntos para hablar de las Islas Malvinas desde una mirada diferente a la que la literatura y el cine argentinos nos tienen acostumbrados, ya que lo hacen desde las experiencias de Vitullo durante los dos viajes que concretó a las islas, además de dar espacio a la interpretación de los propios isleños sobre su futuro.
El filme plantea que generalmente las Islas Malvinas remiten a la guerra entre la dictadura argentina y la Inglaterra de Margaret Thatcher, “pero pocos saben cómo son las islas, quiénes viven allí o por qué alguien decide volver a un lugar tan remoto, aunque para los personajes de esta película las islas albergan experiencias en las que quizás algo se pierde, algo se deshace y algo se transforma”.
“Quisimos evitar el lugar común y la mirada nacionalista para abrir el debate e ir más allá de lo que uno siempre escucha. Usamos testimonios de los dos ex combatientes que entrevistó Vitullo porque tienen una frescura y un nivel de apertura tal que dicen un montón de cosas que nunca habíamos escuchado, incluidas cosas incómodas y contradictorias. Esto sirve para cuestionar el discurso nacionalista y cuestionarse uno también”, afirmaron los cineastas.
En una entrevista con Télam, Dieleke y Casabé coincidieron en que las vivencias de Vitullo les abría “la oportunidad de hacer una película sobre ella y su historia. No queríamos hacer una película sobre Malvinas, sino sobre las posibilidades que ofrecía su historia, a la que además se sumaba el material que ella misma filmó, muy rico y fresco, donde logró una relación muy íntima y fuerte con los dos ex combatientes argentinos”.
“Nos gusta pensar que es una película que explora y lleva al límite las posibilidades de narrar las experiencias traumáticas. Las islas de nuestra película exceden la Guerra de Malvinas y sus efectos y se convierten en un espacio de descubrimiento y transformación. ¿Cómo se hace para volver a un espacio de dolor y pérdida?”, se preguntan los realizadores.
“Es una búsqueda que muestra las diversas experiencias de los protagonistas, sean argentinos o habitantes de las islas. Es una película que va en la búsqueda de cómo representar el dolor. Y cuando el dolor es más íntimo, se nota lo difícil que es tener un discurso en relación a las islas”, añadió Dieleke, que conoció a Vitullo en los Estados Unidos, en el mismo doctorado donde ella preparaba la tesis que publicó finalmente el año pasado con el título “Islas Imaginadas”.
Por su parte, Casabé señaló que “la gente tiene un discurso armado sobre Malvinas sin conocer demasiado sobre el tema. Se habla de soberanía sin saber demasiado qué historia tienen las islas". "Estaría bueno que cada uno pudiera pensar un poco más y abrir la discusión, contrastando nuestras ideas con otras miradas, incluida la de los kelpers. La idea de identidad nacional es mucho más compleja que una mirada única, ya que existe una gran diversidad de miradas y multiplicidades”, añadió.
“Por eso -subrayó Dieleke- queríamos poner en cuestión, al igual que Julieta en sus textos, la noción de nacionalismo, precisamente por los problemas que puede genera por esto de cerrar discursos y no abrir el diálogo porque se trata de un discurso excluyente por definición. Y porque además no alcanza pensar el tema desde un discurso nacionalista”.
Junto a estas consideraciones políticas sobre el discurso único, los directores señalaron la relevancia íntima que la investigación tuvo para Vitullo, quien aparece en el filme haciendo algunas entrevistas, ya que “ella está ligada a Malvinas a través de algo muy íntimo y eso ayuda a pensar la importancia que despiertan en ella las islas y cómo eso la ayuda a pensar quién es y qué hace ahí”.
Los directores señalaron que “las islas son un lugar privilegiado para la imaginación de otros mundos y otras formas de vida. Son como un espacio utópico, de imaginación y de viajes. Incluso trabajamos con textos que toman a las islas como un lugar de ensayo para renovar un poco los cimientos de la civilización. La posibilidad de empezar de cero”.
Declarada de interés por la Secretaría de Cultura de la Nación, “La forma exacta de las islas” se verá a partir de hoy en el Cine Gaumont y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
Antes de este estreno la cinta participó en varios festivales internacionales, además de ganar el Premio del Jurado al Mejor Guión en Tandil Cine, la Mención Feisal en el Festival de La Habana y el Premio del público de la Unidad Penitenciaria Barker de Tandil.
Telam
El documental aborda las vivencias y angustias de la joven escritora e investigadora Julieta Vitullo sobre la guerra de las Islas Malvinas.
Vitullo fue dos veces a las Malvinas para terminar su tesis doctoral sobre la literatura y el cine producido en torno a la guerra de 1982, pero cambió sus planes a partir del encuentro fortuito con dos ex combatientes argentinos.
Vitullo viajó por primera vez a las islas en 2006 para contrastar con la realidad del lugar las diferentes aproximaciones literarias que investigaba en los Estados Unidos para su tesis de doctorado en literatura latinoamericana.
Fue entonces que se encontró allí, casualmente, con dos ex combatientes que le hicieron cambiar de rumbo de su trabajo y empezar a ver las cosas con otros ojos.
Después de codirigir “Cracks de nácar” (2011), Casabé y Dieleke vuelven a trabajar juntos para hablar de las Islas Malvinas desde una mirada diferente a la que la literatura y el cine argentinos nos tienen acostumbrados, ya que lo hacen desde las experiencias de Vitullo durante los dos viajes que concretó a las islas, además de dar espacio a la interpretación de los propios isleños sobre su futuro.
El filme plantea que generalmente las Islas Malvinas remiten a la guerra entre la dictadura argentina y la Inglaterra de Margaret Thatcher, “pero pocos saben cómo son las islas, quiénes viven allí o por qué alguien decide volver a un lugar tan remoto, aunque para los personajes de esta película las islas albergan experiencias en las que quizás algo se pierde, algo se deshace y algo se transforma”.
“Quisimos evitar el lugar común y la mirada nacionalista para abrir el debate e ir más allá de lo que uno siempre escucha. Usamos testimonios de los dos ex combatientes que entrevistó Vitullo porque tienen una frescura y un nivel de apertura tal que dicen un montón de cosas que nunca habíamos escuchado, incluidas cosas incómodas y contradictorias. Esto sirve para cuestionar el discurso nacionalista y cuestionarse uno también”, afirmaron los cineastas.
En una entrevista con Télam, Dieleke y Casabé coincidieron en que las vivencias de Vitullo les abría “la oportunidad de hacer una película sobre ella y su historia. No queríamos hacer una película sobre Malvinas, sino sobre las posibilidades que ofrecía su historia, a la que además se sumaba el material que ella misma filmó, muy rico y fresco, donde logró una relación muy íntima y fuerte con los dos ex combatientes argentinos”.
“Nos gusta pensar que es una película que explora y lleva al límite las posibilidades de narrar las experiencias traumáticas. Las islas de nuestra película exceden la Guerra de Malvinas y sus efectos y se convierten en un espacio de descubrimiento y transformación. ¿Cómo se hace para volver a un espacio de dolor y pérdida?”, se preguntan los realizadores.
“Es una búsqueda que muestra las diversas experiencias de los protagonistas, sean argentinos o habitantes de las islas. Es una película que va en la búsqueda de cómo representar el dolor. Y cuando el dolor es más íntimo, se nota lo difícil que es tener un discurso en relación a las islas”, añadió Dieleke, que conoció a Vitullo en los Estados Unidos, en el mismo doctorado donde ella preparaba la tesis que publicó finalmente el año pasado con el título “Islas Imaginadas”.
Por su parte, Casabé señaló que “la gente tiene un discurso armado sobre Malvinas sin conocer demasiado sobre el tema. Se habla de soberanía sin saber demasiado qué historia tienen las islas". "Estaría bueno que cada uno pudiera pensar un poco más y abrir la discusión, contrastando nuestras ideas con otras miradas, incluida la de los kelpers. La idea de identidad nacional es mucho más compleja que una mirada única, ya que existe una gran diversidad de miradas y multiplicidades”, añadió.
“Por eso -subrayó Dieleke- queríamos poner en cuestión, al igual que Julieta en sus textos, la noción de nacionalismo, precisamente por los problemas que puede genera por esto de cerrar discursos y no abrir el diálogo porque se trata de un discurso excluyente por definición. Y porque además no alcanza pensar el tema desde un discurso nacionalista”.
Junto a estas consideraciones políticas sobre el discurso único, los directores señalaron la relevancia íntima que la investigación tuvo para Vitullo, quien aparece en el filme haciendo algunas entrevistas, ya que “ella está ligada a Malvinas a través de algo muy íntimo y eso ayuda a pensar la importancia que despiertan en ella las islas y cómo eso la ayuda a pensar quién es y qué hace ahí”.
Los directores señalaron que “las islas son un lugar privilegiado para la imaginación de otros mundos y otras formas de vida. Son como un espacio utópico, de imaginación y de viajes. Incluso trabajamos con textos que toman a las islas como un lugar de ensayo para renovar un poco los cimientos de la civilización. La posibilidad de empezar de cero”.
Declarada de interés por la Secretaría de Cultura de la Nación, “La forma exacta de las islas” se verá a partir de hoy en el Cine Gaumont y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
Antes de este estreno la cinta participó en varios festivales internacionales, además de ganar el Premio del Jurado al Mejor Guión en Tandil Cine, la Mención Feisal en el Festival de La Habana y el Premio del público de la Unidad Penitenciaria Barker de Tandil.
Telam
domingo, 20 de julio de 2014
Puntos extremos y cerro Alberdi
Geografía malvinense
Punto más al Norte y más al Oeste
isla Rasa del Oeste
Punto más al Sur
Cerro Alberdi (Mount Usborne)
Monte más alto de la isla, 705 metros.
Ver mapa más grande
Punto más al Norte y más al Oeste
isla Rasa del Oeste
Punto más al Sur
Cerro Alberdi (Mount Usborne)
Monte más alto de la isla, 705 metros.
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sábado, 19 de julio de 2014
ARA: D-2 Santísima Trinidad
Destructor Misilístico ARA Santísima Trinidad
Una de las críticas del proyecto fue que las fragatas inglesas, luego clasificadas como destructores, se basaron en que el prototipo de la serie en ejecución para la Royal Navy, que sería el HMS Sheffield (D-80) - posteriormente hundido por un misil AM-39 Exocet, lanzado por un avión Super Étendard del Comando de Aviación Naval (COAN), durante la Guerra de las Malvinas - era construido en forma paralela al DEHE y, por lo tanto, no era un medio probado, como había determinado la comisión respectiva al expedirse, pasándose a compartir con los británicos el resultado y los costos del proyecto.
El alistamiento de la unidad en el AFNE, Astillero Río Santiago, se vio retrasado, ya que el 22 de septiembre de 1975 se produjo un atentado explosivo por parte de la agrupación paramilitar Montoneros, mediante buzos tácticos que colocaron la carga de gelamon en un pilote del muelle al que estaba amarrada la nave, lo que causó su hundimiento parcial. La explosión produjo daños importantes principalmente en lo relativo a la deformación de ejes y cunas, pero ello no impidió una vez reflotada y reparada la terminación del buque, aunque con considerable demora respecto del calendario. Tuvo a cargo este atentado el jefe montonero Arturo Lewinger. Se menciona que este atentado supuestamente causó problemas posteriores durante su uso durante la Guerra de las Malvinas principalmente en cuanto a las vibraciones que habría sufrido por la mencionada deformación de ejes y cunas. Obviamente en época de guerra y debido a necesidades lógicas se usó el buque menos cuidadosamente (motores funcionando a mayores revoluciones de las ideales, para su caso) y ello ayudó a agravar el daño original originado por el atentado.
Finalmente su construcción es terminada el 29 de noviembre de 1980, día en que comienza una serie de navegaciones de pruebas en el litoral bonaerense, para el 1 de abrilde 1981 zarpar desde la Base Naval de Puerto Belgrano hacia Portsmouth, Inglaterra, a donde arribó el 24 de abril de dicho año, previas escalas en Río de Janeiro, Brasil, y en Puerto de La Luz, Islas Canarias, España. Desde Portsmouth realizó la puesta a punto operacional de sus sistemas (incluyendo el lanzamiento de un misil Sea Dart), hasta el 28 de noviembre de 1981, cuando inició el regreso a la Argentina, entrando en la BNPB el 21 de diciembre de 1981.
Durante la Guerra de las Malvinas, el buque formó parte, para la reconquista de las Islas, de la Fuerza de Tareas FT.40, comandada por el Contraalmirante Gualter O. Allara, y dentro de ésta, del Grupo de Tareas 40.3 - Grupo de Escolta y Desembarco, junto al destructor ARA Hércules, y a las corbetas misilísticas Clase A-69 ARA Drummond (P-1)(actual P-31) y ARA Granville (P-3) (actual (P-33), cuyo comandante era el Capitán de Navío Julio D. Chaluleu, mientras que Comandante del buque era el capitán de fragataJosé Luis Tejo. El objetivo de esta FT era: "Capturar los Objetivos Cuartel y efectivos de los Royal Marines, la localidad de Puerto Argentino y Faro San Felipe, colaborar en la captura del Aeródromo de Puerto Argentino y efectuar inicialmente, el control sobre la población a fin de contribuir a ocupar y mantener las Islas Malvinas, ejerciendo simultáneamente el Gobierno Militar del territorio".
Esquema de la distribución de los buques para la noche del 1 de abril de1982.
El 28 de marzo de 1982 a las 10.57, el ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al Comandante del teatro de Operaciones Malvinas, General de División Osvaldo García, junto al DEHE y al resto de los buques de la Flota de Mar, incluido el PAL ARA Veinticinco de Mayo. Al día siguiente la FT.40 inicia el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco. Mar afuera se les une el rompehielos ARA Almirante Irizar (RHAI), y comienza la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medios de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las Islas.
El viento de incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de 6 nudos. Debido a los golpes del mar, el destructor perdió parte de la carga de combustible que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo producían un sensible atraso en derrota de la Fuerza Anfibia, lo que se decide cambiar el Día "D" para el 2 de abril.
Mientras el ARA Almirante Irizar reponía los tambores de combustible perdidos en el D-2, aviones Grumman S-2 Tracker del ARA Veinticinco de Mayo cumplían vuelos de exploración. El 1 de abril a las 21:18 el primer grupo de botes se desprendió del ARA Santísima Trinidad (D-2). A las 22;45 el grueso de la agrupación de comandos anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose el destructor en su zona de patrullado. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el faro San Felipe.
A las 6:22 del 2 de abril llegó la orden: "Primera ola al agua!" y desde el ARA Cabo San Antonio comienzan a desembarcar los LVTP-7 y LARC-5 con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino.
Desde el buque, casi a las 7:00 se irradiaba un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamientos de sangre.
Luego de la reconquista de la Islas, el 6 de abril, los buques de la FT.40 se replegaron a la Base Naval Puerto Belgrano, a la que arribaron el día 12 de ese mismo mes.Operaciones posteriores
A mediados de abril, una vez disuelta la FT.40, la Flota de Mar tomó la designación operativa de Fuerza de Tareas 79, a cargo del Contraalmirante Gualter O. Allara, y el buque pasa a formar parte del Grupo de Tareas 79.1, cuyo Comandante era el Capitán de Navío José Sarcona, también Comandante del ARA Veinticinco de Mayo. El GT79.1 estaba constituido por el mencionado POMA con su grupo aeronaval embarcado, a cargo del capitán de corbeta Rodolfo Castro Fox, el DEST, el destructor ARA Py y el Buque Tanque de YPF Campo Durán.
El Santísima Trinidad sufrió una avería que le redujo su velocidad y lo dejó con su operatividad parcialmente reducida. Para complementar la defensa aérea del GT.79.1 se incorpora entonces al grupo su gemelo, el ARAHércules (D-1).
El 15 de mayo de 1982 se produjo un accidente del helicóptero Sea Lynx Mk.23 0739/3-H-142, que sufrió una detención brusca de una de sus turbinas y cayó al mar en llamas.1 Sus tres tripulantes, los TN Rodolfo Perciancanto, TC Pablo Loubet y SS Luis González, salieron ilesos, después de que la aeronave quedara semisumergida e invertida. El helicóptero fue rescatado 7 días después, lo que determinó su baja con solo 600 horas de vuelo, aproximadamente.
Reparado el buque, continuó, luego del repliegue de los medios de la zona del conflicto, patrullando en aguas poco profundas, a salvo del ataque por parte de algún submarino nuclear inglés. De hecho a 70 millas al sudeste de Puerto Deseado captó señales de la presencia de un submarino, corroborado por un helicóptero del ARA Veinticinco de Mayo, no pudiéndose concretar el ataque.
Terminada su participación en la Guerra de Malvinas, el buque continuó operando con el resto de los buques de la Flota de Mar, del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) y aviones y helicópteros del Comando de Aviación Naval (COAN), en las distintas ejercitaciones de la Armada Argentina, denominadas Etapas de Mar.
También formó parte de distintos ejercicios con Armadas de otros países, como ser el Fraterno (con la Marina de Brasil) que entre el 24 de octubre y el 5 de noviembre de 1982 se desarrolló en aguas territoriales argentinas. Entre el 28 de septiembre y el 18 de octubre de 1983, con motivo del ejercicio Fraterno V, el buque, junto a las tres corbetas misilísticas A-69 y el submarino ARA Salta (S-31), se trasladan al Brasil para ejercitarse con buques de ese país. En febrero de 1985 el DEST visita la Base Naval Ushuaia. El 25 de noviembre de 1987 lanza un misil Sea Dart, con munición de combate, sobre un drone "Chimango", con resultado satisfactorio y entre el 23 de junio y 16 de julio de ese año toma parte de un ejercicio combinado con unidades de la Marina de Italia y visita el Apostadero Naval de Buenos Aires (ADBA). Entre el 16 de marzo y el 27 de marzo participa de la Operación Grifo, desarrollada para la custodia de la soberanía e información de inteligencia en proximidades de la Zona de Exclusión, con motivo de la Operación Fire-Focus, efectuada por Gran Bretaña en las Islas Malvinas.
El buque tuvo una corta pero intensa vida operativa, ya que operó efectivamente solo 8 años. Su última navegación operativa fue en junio de 1989. Desde entonces comenzó a ser canibalizado debido al el embargo británicoposterior a la Guerra de Malvinas, para servir como fuente de repuestos para su gemelo, el ARA Hércules.
En el año 2000, el ARA Santísima Trinidad fue puesto en "receso temporario". En 2004 fue finalmente dado de baja, existiendo el proyecto de convertirlo en un buque museo con referencia a la Guerra de Malvinas.
Más allá de la polémica por el hundimiento de la embarcación en Puerto Belgrano, el ministro de Defensa Arturo Puricelli admitió que el Santísima Trinidad estaba "fuera de mantenimiento ... porque es un buque que va a desguace, a chatarra. Es como dejar un auto para mandar a chatarrería; y usted no se pone a revisarlo para arreglarlo", sintetizó.
De acuerdo a las primeras pericias, el barco comenzó a hundirse por una rotura en un caño que se encuentra en un compartimiento cuyo ingreso estaba vedado. Es por ello que el ministro le ordenó al jefe de la Armada Daniel Alberto Martín que realice un informe lo más rápido posible para determinar las causas del incidente que generó gran estupor en la tripulación del barco.
El Destructor Misilístico ARA Santísima Trinidad (D-2) (DEST) fue un destructor de la Clase Tipo 42 con el que contó la Armada Argentina para que, junto con su gemelo el ARA Hércules (D-28) (DEHE), luego (D-1) y actual (B-52), se encargaran de la cobertura antiaérea del portaaviones liviano (PAL) ARA Veinticinco de Mayo (V-2) (POMA), gracias a su combinación de electrónica, radares y misiles Sea Dart.
Encargo y construcción
Luego de un estudio profundo en el que se analizaron las situaciones similares de las armadas medianas y de constitución similar a la propia, las ofertas de los astilleroseuropeos y los sistemas de armas modernos y experimentados, más las condiciones de aceptabilidad que limitaban la aceptación en el corto y mediano plazo, en agosto de1969 se arribó a la decisión de encarar, como plan, la posible contratación en los astilleros ingleses Vickers de dos fragatas misilísticas Type 42. Como novedad de este Plan, la segunda de las unidades contratadas sería recibida en forma de entrega de sus materiales y equipos sin ensamblar, lo que ocurriría en un astillero local - el de Río Santiago, del AFNE (Astilleros y Fábricas Navales del Estado), y serían montados en el mismo.Una de las críticas del proyecto fue que las fragatas inglesas, luego clasificadas como destructores, se basaron en que el prototipo de la serie en ejecución para la Royal Navy, que sería el HMS Sheffield (D-80) - posteriormente hundido por un misil AM-39 Exocet, lanzado por un avión Super Étendard del Comando de Aviación Naval (COAN), durante la Guerra de las Malvinas - era construido en forma paralela al DEHE y, por lo tanto, no era un medio probado, como había determinado la comisión respectiva al expedirse, pasándose a compartir con los británicos el resultado y los costos del proyecto.
El alistamiento de la unidad en el AFNE, Astillero Río Santiago, se vio retrasado, ya que el 22 de septiembre de 1975 se produjo un atentado explosivo por parte de la agrupación paramilitar Montoneros, mediante buzos tácticos que colocaron la carga de gelamon en un pilote del muelle al que estaba amarrada la nave, lo que causó su hundimiento parcial. La explosión produjo daños importantes principalmente en lo relativo a la deformación de ejes y cunas, pero ello no impidió una vez reflotada y reparada la terminación del buque, aunque con considerable demora respecto del calendario. Tuvo a cargo este atentado el jefe montonero Arturo Lewinger. Se menciona que este atentado supuestamente causó problemas posteriores durante su uso durante la Guerra de las Malvinas principalmente en cuanto a las vibraciones que habría sufrido por la mencionada deformación de ejes y cunas. Obviamente en época de guerra y debido a necesidades lógicas se usó el buque menos cuidadosamente (motores funcionando a mayores revoluciones de las ideales, para su caso) y ello ayudó a agravar el daño original originado por el atentado.
Finalmente su construcción es terminada el 29 de noviembre de 1980, día en que comienza una serie de navegaciones de pruebas en el litoral bonaerense, para el 1 de abrilde 1981 zarpar desde la Base Naval de Puerto Belgrano hacia Portsmouth, Inglaterra, a donde arribó el 24 de abril de dicho año, previas escalas en Río de Janeiro, Brasil, y en Puerto de La Luz, Islas Canarias, España. Desde Portsmouth realizó la puesta a punto operacional de sus sistemas (incluyendo el lanzamiento de un misil Sea Dart), hasta el 28 de noviembre de 1981, cuando inició el regreso a la Argentina, entrando en la BNPB el 21 de diciembre de 1981.
Historial de servicio
Actuación en la Guerra de las Malvinas
Desembarco
Durante la Guerra de las Malvinas, el buque formó parte, para la reconquista de las Islas, de la Fuerza de Tareas FT.40, comandada por el Contraalmirante Gualter O. Allara, y dentro de ésta, del Grupo de Tareas 40.3 - Grupo de Escolta y Desembarco, junto al destructor ARA Hércules, y a las corbetas misilísticas Clase A-69 ARA Drummond (P-1)(actual P-31) y ARA Granville (P-3) (actual (P-33), cuyo comandante era el Capitán de Navío Julio D. Chaluleu, mientras que Comandante del buque era el capitán de fragataJosé Luis Tejo. El objetivo de esta FT era: "Capturar los Objetivos Cuartel y efectivos de los Royal Marines, la localidad de Puerto Argentino y Faro San Felipe, colaborar en la captura del Aeródromo de Puerto Argentino y efectuar inicialmente, el control sobre la población a fin de contribuir a ocupar y mantener las Islas Malvinas, ejerciendo simultáneamente el Gobierno Militar del territorio".
Esquema de la distribución de los buques para la noche del 1 de abril de1982.
El 28 de marzo de 1982 a las 10.57, el ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al Comandante del teatro de Operaciones Malvinas, General de División Osvaldo García, junto al DEHE y al resto de los buques de la Flota de Mar, incluido el PAL ARA Veinticinco de Mayo. Al día siguiente la FT.40 inicia el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco. Mar afuera se les une el rompehielos ARA Almirante Irizar (RHAI), y comienza la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medios de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las Islas.
El viento de incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de 6 nudos. Debido a los golpes del mar, el destructor perdió parte de la carga de combustible que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo producían un sensible atraso en derrota de la Fuerza Anfibia, lo que se decide cambiar el Día "D" para el 2 de abril.
Mientras el ARA Almirante Irizar reponía los tambores de combustible perdidos en el D-2, aviones Grumman S-2 Tracker del ARA Veinticinco de Mayo cumplían vuelos de exploración. El 1 de abril a las 21:18 el primer grupo de botes se desprendió del ARA Santísima Trinidad (D-2). A las 22;45 el grueso de la agrupación de comandos anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose el destructor en su zona de patrullado. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el faro San Felipe.
A las 6:22 del 2 de abril llegó la orden: "Primera ola al agua!" y desde el ARA Cabo San Antonio comienzan a desembarcar los LVTP-7 y LARC-5 con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino.
Desde el buque, casi a las 7:00 se irradiaba un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamientos de sangre.
Luego de la reconquista de la Islas, el 6 de abril, los buques de la FT.40 se replegaron a la Base Naval Puerto Belgrano, a la que arribaron el día 12 de ese mismo mes.Operaciones posteriores
A mediados de abril, una vez disuelta la FT.40, la Flota de Mar tomó la designación operativa de Fuerza de Tareas 79, a cargo del Contraalmirante Gualter O. Allara, y el buque pasa a formar parte del Grupo de Tareas 79.1, cuyo Comandante era el Capitán de Navío José Sarcona, también Comandante del ARA Veinticinco de Mayo. El GT79.1 estaba constituido por el mencionado POMA con su grupo aeronaval embarcado, a cargo del capitán de corbeta Rodolfo Castro Fox, el DEST, el destructor ARA Py y el Buque Tanque de YPF Campo Durán.
El Santísima Trinidad sufrió una avería que le redujo su velocidad y lo dejó con su operatividad parcialmente reducida. Para complementar la defensa aérea del GT.79.1 se incorpora entonces al grupo su gemelo, el ARAHércules (D-1).
El 15 de mayo de 1982 se produjo un accidente del helicóptero Sea Lynx Mk.23 0739/3-H-142, que sufrió una detención brusca de una de sus turbinas y cayó al mar en llamas.1 Sus tres tripulantes, los TN Rodolfo Perciancanto, TC Pablo Loubet y SS Luis González, salieron ilesos, después de que la aeronave quedara semisumergida e invertida. El helicóptero fue rescatado 7 días después, lo que determinó su baja con solo 600 horas de vuelo, aproximadamente.
Reparado el buque, continuó, luego del repliegue de los medios de la zona del conflicto, patrullando en aguas poco profundas, a salvo del ataque por parte de algún submarino nuclear inglés. De hecho a 70 millas al sudeste de Puerto Deseado captó señales de la presencia de un submarino, corroborado por un helicóptero del ARA Veinticinco de Mayo, no pudiéndose concretar el ataque.
Tras la contienda
El ARA Santísima Trinidad (D-2) fue asignado a la Primera División de Destructores, junto a su gemelo, el ARA Hércules (D-28) (que cambia su indicativo pasando a ser el D-1), y tuvo su apostadero en la Base Naval de Puerto Belgrano.Terminada su participación en la Guerra de Malvinas, el buque continuó operando con el resto de los buques de la Flota de Mar, del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) y aviones y helicópteros del Comando de Aviación Naval (COAN), en las distintas ejercitaciones de la Armada Argentina, denominadas Etapas de Mar.
También formó parte de distintos ejercicios con Armadas de otros países, como ser el Fraterno (con la Marina de Brasil) que entre el 24 de octubre y el 5 de noviembre de 1982 se desarrolló en aguas territoriales argentinas. Entre el 28 de septiembre y el 18 de octubre de 1983, con motivo del ejercicio Fraterno V, el buque, junto a las tres corbetas misilísticas A-69 y el submarino ARA Salta (S-31), se trasladan al Brasil para ejercitarse con buques de ese país. En febrero de 1985 el DEST visita la Base Naval Ushuaia. El 25 de noviembre de 1987 lanza un misil Sea Dart, con munición de combate, sobre un drone "Chimango", con resultado satisfactorio y entre el 23 de junio y 16 de julio de ese año toma parte de un ejercicio combinado con unidades de la Marina de Italia y visita el Apostadero Naval de Buenos Aires (ADBA). Entre el 16 de marzo y el 27 de marzo participa de la Operación Grifo, desarrollada para la custodia de la soberanía e información de inteligencia en proximidades de la Zona de Exclusión, con motivo de la Operación Fire-Focus, efectuada por Gran Bretaña en las Islas Malvinas.
El buque tuvo una corta pero intensa vida operativa, ya que operó efectivamente solo 8 años. Su última navegación operativa fue en junio de 1989. Desde entonces comenzó a ser canibalizado debido al el embargo británicoposterior a la Guerra de Malvinas, para servir como fuente de repuestos para su gemelo, el ARA Hércules.
En el año 2000, el ARA Santísima Trinidad fue puesto en "receso temporario". En 2004 fue finalmente dado de baja, existiendo el proyecto de convertirlo en un buque museo con referencia a la Guerra de Malvinas.
Hundimiento en Puerto Belgrano
El 21 de enero de 2013 el ARA Santísima Trinidad (D-2) estaba casi hundido tras una avería en una tubería mientras estaba apostado en Puerto Belgrano, escoró casi 80° sobre su eje y tocó fondo en la dársena del citado puerto en el que estaba varado.2 3Más allá de la polémica por el hundimiento de la embarcación en Puerto Belgrano, el ministro de Defensa Arturo Puricelli admitió que el Santísima Trinidad estaba "fuera de mantenimiento ... porque es un buque que va a desguace, a chatarra. Es como dejar un auto para mandar a chatarrería; y usted no se pone a revisarlo para arreglarlo", sintetizó.
De acuerdo a las primeras pericias, el barco comenzó a hundirse por una rotura en un caño que se encuentra en un compartimiento cuyo ingreso estaba vedado. Es por ello que el ministro le ordenó al jefe de la Armada Daniel Alberto Martín que realice un informe lo más rápido posible para determinar las causas del incidente que generó gran estupor en la tripulación del barco.
Referencias
- «Primera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros en el Conflicto Malvinas». Museo de la Aviación Naval Argentina.
- «Un buque histórico de la guerra de Malvinas se hunde en Puerto Belgrano» (22 de enero de 2013).
- «Un buque histórico de Malvinas se hunde en Puerto Belgrano» (22 de enero de 2013).
viernes, 18 de julio de 2014
Geografía y clima de las islas
Geografía, clima y sismografía de las islas argentinas
Tierra del interior.
El archipiélago de las Malvinas está formado por algo más de doscientas islas, donde se destacan dos islas principales: la isla Gran Malvina al oeste, con una superficie de 4377 km²; y la isla Soledad al este, con 6353 km². Existen gran cantidad de pequeñas islas e islotes satélites, la más aislada es la pequeña isla Beauchene a unos 55 kilómetros al sur de la punta del Toro o punta de la Marsopa en el extremo meridional de la isla Soledad. Algunos de esos grupos satélites conforman verdaderos archipiélagos, tales como los de las islas Sebaldes o Sebaldinas al noroeste de la isla Gran Malvina. Al sur de las Malvinas se encuentra a poca profundidad el banco Burdwood o Namuncurá, en el cual las prospecciones indican la existencia de un rico conjunto de yacimientos mineros, incluyendo los de hidrocarburos.
Ubicación geográfica: sur de Sudamérica. En la plataforma continental sudamericana en el océano Atlántico Sur.
Coordenadas geográficas
Latitud: -51,45
Longitud: -59,00
Área total: de acuerdo al CIA The World Factbook 2013 es de 12 173 km² y de acuerdo al Instituto Geográfico Nacional de Argentina es de 11 410 km². Ambos incluyendo las dos islas principales —Soledad: 6353 km² y Gran Malvina: 4377 km² — y cerca de 200 islas menores.
Línea de costa: 1288 km (las irregulares costas de las islas proveen buenos puertos naturales).
Orografía: terreno rocoso de rocas arcaicas, afloramiento del nesocratón del Deseado, cubierto de pastos y musgos, medianamente montañoso, con peñascos y planicies onduladas. Abundan las turberas. Un elemento geográfico característico son los llamados «ríos de piedra», cauces de antiguos ríos que periódicamente se transformaban en pequeños glaciares, dejando estas acumulaciones longitudinales de guijarros y cantos rodados. Bajo la mayoría de los ríos de piedra corre aún agua dulce.
Flora: las islas están cubiertas en gran medida de arbustos (por ejemplo Poa flabellata), que en ciertos puntos alcanza los 2 metros de altura. En los páramos se encuentran brezales y musgos que llegan a imbricarse con las abundantes turberas. No se conoce la existencia de una flora arbórea autóctona.
Pingüinos de las Islas Malvinas.
Fauna: como en las costas patagónicofueguinas o las de las otras islas del Atlántico Sur y de la Antártida Occidental, es abundantísima la fauna litoral: pinnípedos (leones marinos, lobos marinos etcétera), cetáceos (ballena franca austral, delfines, orcas, etcétera) y aves autóctonas (pingüinos de diferentes especies, gaviotas, caranchos, petreles, palomas, skuas, cormoranes, etcétera). Las aguas aledañas son muy ricas en peces comestibles, mariscos, crustáceos y moluscos (pulpos, potas, etcétera). El único mamífero cuadrúpedo netamente terrestre autóctono, el guará, fue exterminado por los británicos entre 1873 y 1876, también en ese período por ser considerados «plagas» fueron exterminados los chanchos salvajes y las liebres. La fauna de mamíferos terrestre actual es en su totalidad alóctona: animales domésticos y semidomésticos (los caballos y vacunos proceden en gran medida de Argentina), ovinos y recientemente el intento de aclimatación de los renos llevados desde la isla Georgia del Sur.
Uso de la tierra:
Peligros naturales: fuertes vientos que persisten durante todo el año.
Oeste: 50°59′44″S 61°27′29″O extremo nororiental de la isla Rasa del Oeste.
Sur: 52°58′S 59°16′O roca Mintay al sudoeste de la isla Beauchene, desde donde se encuentra la menor distancia a un punto del resto del continente americano, el cabo San Juan en la isla de los Estados, a 356,3 km.
Este: 51°32′S 57°41′O roca Uranie al sudeste de la punta Voluntario de la isla Soledad.
Punto más bajo: 0 msnm.
Punto más alto: 51°42′01″S 58°49′33″O cerro Alberdi (Mount Usbourne) en la isla Soledad: 705 msnm.
Wikipedia
Tierra del interior.
El archipiélago de las Malvinas está formado por algo más de doscientas islas, donde se destacan dos islas principales: la isla Gran Malvina al oeste, con una superficie de 4377 km²; y la isla Soledad al este, con 6353 km². Existen gran cantidad de pequeñas islas e islotes satélites, la más aislada es la pequeña isla Beauchene a unos 55 kilómetros al sur de la punta del Toro o punta de la Marsopa en el extremo meridional de la isla Soledad. Algunos de esos grupos satélites conforman verdaderos archipiélagos, tales como los de las islas Sebaldes o Sebaldinas al noroeste de la isla Gran Malvina. Al sur de las Malvinas se encuentra a poca profundidad el banco Burdwood o Namuncurá, en el cual las prospecciones indican la existencia de un rico conjunto de yacimientos mineros, incluyendo los de hidrocarburos.
Ubicación geográfica: sur de Sudamérica. En la plataforma continental sudamericana en el océano Atlántico Sur.
Coordenadas geográficas
Latitud: -51,45
Longitud: -59,00
Área total: de acuerdo al CIA The World Factbook 2013 es de 12 173 km² y de acuerdo al Instituto Geográfico Nacional de Argentina es de 11 410 km². Ambos incluyendo las dos islas principales —Soledad: 6353 km² y Gran Malvina: 4377 km² — y cerca de 200 islas menores.
Línea de costa: 1288 km (las irregulares costas de las islas proveen buenos puertos naturales).
Orografía: terreno rocoso de rocas arcaicas, afloramiento del nesocratón del Deseado, cubierto de pastos y musgos, medianamente montañoso, con peñascos y planicies onduladas. Abundan las turberas. Un elemento geográfico característico son los llamados «ríos de piedra», cauces de antiguos ríos que periódicamente se transformaban en pequeños glaciares, dejando estas acumulaciones longitudinales de guijarros y cantos rodados. Bajo la mayoría de los ríos de piedra corre aún agua dulce.
Flora: las islas están cubiertas en gran medida de arbustos (por ejemplo Poa flabellata), que en ciertos puntos alcanza los 2 metros de altura. En los páramos se encuentran brezales y musgos que llegan a imbricarse con las abundantes turberas. No se conoce la existencia de una flora arbórea autóctona.
Pingüinos de las Islas Malvinas.
Fauna: como en las costas patagónicofueguinas o las de las otras islas del Atlántico Sur y de la Antártida Occidental, es abundantísima la fauna litoral: pinnípedos (leones marinos, lobos marinos etcétera), cetáceos (ballena franca austral, delfines, orcas, etcétera) y aves autóctonas (pingüinos de diferentes especies, gaviotas, caranchos, petreles, palomas, skuas, cormoranes, etcétera). Las aguas aledañas son muy ricas en peces comestibles, mariscos, crustáceos y moluscos (pulpos, potas, etcétera). El único mamífero cuadrúpedo netamente terrestre autóctono, el guará, fue exterminado por los británicos entre 1873 y 1876, también en ese período por ser considerados «plagas» fueron exterminados los chanchos salvajes y las liebres. La fauna de mamíferos terrestre actual es en su totalidad alóctona: animales domésticos y semidomésticos (los caballos y vacunos proceden en gran medida de Argentina), ovinos y recientemente el intento de aclimatación de los renos llevados desde la isla Georgia del Sur.
Uso de la tierra:
- Arable: 0 %
- Cosechas permanentes: 0 %
- Pasturas permanentes: 99 %
- Bosques: 0 %
- Otros: 1 % (1993).
Peligros naturales: fuertes vientos que persisten durante todo el año.
Puntos extremos
Norte: 50°59′44″S 61°27′29″O extremo nororiental de la isla Rasa del Oeste, desde donde se encuentra la menor distancia a un punto no insular del continente americano, la punta Medanosa en la provincia de Santa Cruz a 554,8 km.Oeste: 50°59′44″S 61°27′29″O extremo nororiental de la isla Rasa del Oeste.
Sur: 52°58′S 59°16′O roca Mintay al sudoeste de la isla Beauchene, desde donde se encuentra la menor distancia a un punto del resto del continente americano, el cabo San Juan en la isla de los Estados, a 356,3 km.
Este: 51°32′S 57°41′O roca Uranie al sudeste de la punta Voluntario de la isla Soledad.
Punto más bajo: 0 msnm.
Punto más alto: 51°42′01″S 58°49′33″O cerro Alberdi (Mount Usbourne) en la isla Soledad: 705 msnm.
Clima
Rodeadas por las frías aguas del océano Atlántico Sur, las islas Malvinas tienen un clima oceánico subantártico muy influenciado por el mar al tener una temperatura anual de rango estrecho. La temperatura máxima promedio en enero es de 12,8 °C, mientras que en julio es de cerca de 3,9 °C. Más de la mitad del año los días son lluviosos, la precipitación media anual es de 574 mm, pero la isla Soledad es generalmente más húmeda que la Gran Malvina.24 La humedad y los vientos son constantemente altos y el cielo permanece frecuentemente nublado. La nieve es rara y no se acumula, pero puede producirse en casi cualquier época del año excepto en enero y febrero. Los vientos son muy frecuentes, particularmente en invierno, predominando los fuertes vientos del oeste.25 El clima es similar a las islas Shetland en el Reino Unido, pero con menos precipitaciones y más largos y ligeramente más severos inviernos.25Sismografía
El 25 de noviembre de 2013 un sismo de entre 6,9 a 7 grados de magnitud en la escala de Richter se produjo en la zona del Atlántico sur ubicada a 314 kilómetros de Puerto Argentino/Stanley, capital de Islas Malvinas y a 877 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, capital de toda la provincia de Tierra del Fuego, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). El epicentro del terremoto se registró a 10 kilómetros de profundidad en alta mar, afortunadamente no se registraron víctimas.26Wikipedia
jueves, 17 de julio de 2014
Albatros en Malvinas
Nido de “Albatros” en Puerto Argentino
Por Mariano Agostini - Conflicto de Malvinas
El título y foto de encabezado de esta nota parece aludir a las grandes aves marinas de la familia "Diomedeidae" que pueden encontrarse en el Atlántico Sur y más precisamente en las Islas Malvinas, pero es sólo en apariencia, refiere en realidad a los cuadros de la “Agrupación Albatros” (AGAL) de la Prefectura Naval Argentina (PNA) que fueron desplegados al Teatro de Operaciones insular participando directamente en el conflicto bélico que tuvo lugar entre abril y junio de 1982.
Tras el desembarco y recuperación de las Islas Malvinas del 2 de abril de 1982, el Prefecto Burlando, a cargo de la Jefatura de la AGAL, convocó a cinco (5) de sus subordinados a fin de darles las instrucciones correspondientes para una nueva misión: la instalación de una Dependencia de Prefectura en las islas recientemente reincorporadas al territorio nacional. Una rápida división de tareas para atender las necesidades básicas de una delegación de este tipo, obligó a los efectivos a realizar un repaso acelerado de las normas, reglamentaciones y procedimientos vigentes.
El pequeño grupo AGAL abordó el 13 de abril un avión de transporte Short Skyvan, del Departamento de Aviación de la Institución, en el Aeroparque Jorge Newbery que, escalas mediante, los depositó en Comodoro Rivadavia dos días después. Al día siguiente, 16 de abril, un avión Fokker de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) fue el encargado de trasladarlos a las islas realizando un vuelo directo entre Comodoro Rivadavia y Puerto Argentino. En el mismo vuelo viajó el Prefecto Martínez Loydi quien fuera designado por la superioridad como Jefe de la flamante Prefectura Islas Malvinas (En rigor de verdad era una avanzada de la Institución ya que la dependencia no había sido aún formalmente instituida)
Los “Albatros” se trasladaron con su equipo y armamento hacia la zona del Muelle de la Gobernación, lugar de atraque elegido para los guardacostas GC-82 “Islas Malvinas” y GC-83 “Río Iguazú” que habían llegado apenas tres días antes. Luego de una calurosa recepción y bienvenida de parte de los tripulantes de los guardacostas, muchos de ellos compañeros de promoción, los "Albatros" pusieron manos a la obra, mostrando su espíritu inquieto. En un espacio ubicado entre la bajada al muelle y la vía costera Ross Road armaron sus carpas “canadienses” y comenzaron a cavar pozos de zorro con el fin de darse protección, asegurar la zona y brindarle seguridad a los dos guardacostas (GC) apostados en el muelle. Este accionar, que parecía algo desmesurado para esos días, motivó que el Prefecto Martinez Loydi expresara espontáneamente "¡Estos infantes! Siempre haciendo pozos...", lo que fue retrucado por los Albatros que, rápidos de reflejos, le contestaron "No se preocupe Jefe, ya va a ver loss útiles que nos van a ser..."
Los muelles de Puerto Argentino (Fuente: aposmalvinas.com.ar)
Cuadros de la Agrupación Albatros (AGAL) desplegados en Malvinas:
Cabo Primero de Seguridad Carlos Raúl Vallejos
Cabo Segundo de Seguridad Jorge Omar Cárdenas
Cabo Segundo de Seguridad Miguel Angel Taborda
Cabo Segundo de Seguridad Julio Argentino Vargas
Cabo Segundo de Seguridad Sergio Omar Matassa
Histórica foto del pequeño grupo de "Albatros" en Malvinas
Los “Albatros” eran los encargados de las tareas de amarre y desamarre de los GC en el Muelle de la Gobernación de Puerto Argentino, y colaboraban permanentemente con sus tripulaciones, que sabían reconocerles su tarea gratificándolos con las apreciadas duchas y comidas de abordo.
Pero no sólo sus tareas se limitaron a la "seguridad en el terreno" sino que fueron incorporándose, a medida la situación bélica se agravaba, a las navegaciones realizadas por los GC, sobre todo las realizadas en horario nocturno. Esta presencia de los “Albatros” a bordo de los guardacostas era muy apreciada por los “navales” que se sentían más protegidos al contar con “potencia de fuego” extra. Valoraban además el profesionalismo y el excelente adiestramiento de sus camaradas.
Albatros y Comandos navegan en un bote de goma frente al GC-82 "Islas Malvinas"
Los “Albatros” contaban con fusiles FAL y allí en las islas consiguieron hacerse de los dispositivos lanzagranadas (y sus correspondientes proyectiles) para adosar en sus bocas. Los FAL parecían mucho más fiables y efectivos que los fusiles SAFN 49 de 7,62mm y los subfusiles Halcón de 9mm armamento portátil de las dotaciones de los guardacostas.
Aún así, los “Albatros” no se quedaron quietos ni conformes, e idearon nuevos implementos, como defensas armadas con bolsas de arena para las cubiertas de los GC (que carecían de cualquier tipo de blindaje y resultaban muy vulnerables a los proyectiles) y cargas subácuas para “combatir” la posible infiltración o golpes comando de buzos de las fuerzas especiales británicas en la rada de Puerto Argentino. Estas últimas eran cargas explosivas de confección casera que se lanzaban en forma manual desde la borda de los GC y detonaban bajo la superficie del agua. La onda expansiva que producían al detonar parecía ser lo suficientemente letal para cualquier comando enemigo que osara incursionar buceando por la zona, ya que se sentía con fuerza y estruendosamente en el interior de los cascos de los GC.
El guardacostas GC-82 "Islas Malvinas" en el Muelle de la Gobernación
Hacia el final de las hostilidades se realizaron también gestiones para conseguir misiles antiaéreos portátiles SA-7 "Strela-2" y aumentar la capacidad de defensa ante ataques aéreos, pero las mismas resultaron infructuosas.
Dado que la vida a la “intemperie” en Malvinas no era para nada confortable ni recomendable se procuraron “refugio” en un arranchado galpón ubicado en el muelle, de unos 10 metros de largo, que sirvió de paliativo al hostil clima isleño.
El 1º de mayo fue la confirmación del “estado de guerra” y si bien los ataques se concentraron en la zona del aeropuerto en Puerto Argentino nadie fue ajeno a las explosiones, el ruido de los antiaéreos repeliendo la agresión y el sonido de los Harriers y Vulcans arremetiendo por primera vez contra las defensas argentinas. Por suerte para los prefecturianos apostados en el muelle de la Gobernación el cañoneo naval y los bombardeos raramente sucedían directamente sobre la capital malvinense.
GC-83 "Río Iguazú" en plena maniobra de atraque
Ese mismo día la Prefectura Naval tuvo su primer baja al resultar herido el Cabo Segundo Antonio Grigolatto tras ser atacado el GC-82 “Islas Malvinas” por un helicóptero Sea King de la Royal Navy. A partir de ese ataque siempre se sumó a la dotación de los guardacostas algún "Albatros" para dar mayor seguridad, en una decisión más emparentada con lo psicológico que con el aporte efectivo material.
El 21 de mayo se encomendó a Prefectura la misión de transportar hasta Darwin-Pradera de Ganso un contingente de 19 efectivos del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 del Ejército Argentino junto con dos (2) de sus piezas, los obuses de campaña Oto Melara de 105mm. Averiado uno de los ejes del GC-82 "Islas Malvinas" (lo que reducía su capacidad propulsora al 50%), la misión recayó sobre el GC-83 "Río Iguazú". El "Albatros" designado para abordar el guardacostas y brindar seguridad durante la travesía fue el Jefe de Grupo, Cabo Primero Carlos Vallejos. Mientras éste se disponía desamarrar al GC-83 del muelle en la oscuridad de la noche (acentuada por la orden de oscurecimiento de Puerto Argentino), se dió el alerta roja por bombardeo naval. Vallejos pasó entonces su fusil FAL a uno de los tripulantes y dió unos pasos a tientas mientras el GC se separaba lentamente del muelle. En medio de la confusión patinó en la superficie helada del muelle y cayó al agua con su equipo de combate liviano. Inmediatamente se dió el aviso a viva voz de "hombre al agua" y se ordenó la detención de los motores para evitar que las hélices lo succionaran. Después de unos segundos de desesperados esfuerzos del "Albatros" por salir a superficie, logró finalmente aferrarse a uno de los pilotes del muelle y asomar su cabeza para respirar. Es en ese instante donde es ubicado e izado por la tripulación recibiendo en forma inmediata y sobre cubierta los primeros auxilios. Todavía afectado por temblores y la hipotermia a causa del frío, Vallejos fue desafectado de la misión.
Nunca olvidará su experiencia, no sólo por lo mencionado, sino porque al día siguiente el GC-83 "Río Iguazú" es atacado en el Seno Choiseul por aviones Sea Harrier, resultando gravamento dañado y sufriendo una baja mortal, la del Cabo Segundo Julio Omar Benítez. Un sentimiento de culpa por "no haber estado allí" brindando protección a sus camaradas acompaña a este "Albatros" hasta nuestros días.
1. Armado de carga explosiva "antibuzo" de fabricación casera
2. "Albatros" posicionados en una de las bandas del GC para el lanzamiento de cargas
3. La carga es lanzada al agua sobre las zonas donde se presume puede actuar los buzos
4. La carga cae al agua y explosiona bajo la superficie
(Fuente: imágenes extraídas del video "Prefectura en Malvinas")
A pesar de que se conocían los reveses sufridos en el campo de batalla y se convivía a diario con los ataques británicos (sobre todo por cañoneo naval) la noticia de la rendición no dejó de sorprender a los “Albatros” y demás hombres de la Prefectura Naval. La última "misión de guerra" sería justamente el 14 de junio transportando efectivos de refuerzo de las Compañías de Comandos del Ejército Argentino a la Península Camber, y luego evacuando a la totalidad del personal militar destacado allí entre el que se contaban efectivos de la Infantería de Marina, de Artillería Antiaérea y de los mencionados Comandos.
El GC-82 "Islas Malvinas" transportando tropas
Una vez consumada la rendición se le ordenó a los prefecturianos (incluidos los "Albatros") permanecer a bordo del guardacostas GC-82 "Islas Malvinas". El día 16 de junio se hicieron presentes allí efectivos británicos para hacerse cargo de la embarcación. En ese momento se hizo entrega de las armas –previamente desactivadas y/o inutilizadas- y luego de un protocolar saludo y arriado del pabellón nacional del GC, fueron trasladados a unos galpones frente a las instalaciones de la Falkland Islands Company (FIC).
Poco después embarcaron sin ser advertidos por los efectivos británicos en el buque auxiliar tipo supply “Yehuín” (que hacía el transbordo de heridos desde los muelles de Puerto Argentino hacia los buques hospital) que los depositó en el rompehielos –transformado en buque hospital para la ocasión- ARA “Almirante Irízar” (Q-5) en el cual pudieron realizar el cruce al Continente. Antes de que llegaran a hacer puerto un helicóptero que despegó del buque de la Armada los llevó directamente a Comodoro Rivadavia.
VGM Sergio Matassa, Cabo Segundo AGAL en 1982.
Era el fin de la guerra para los "Albatros" que a pesar de no haber experimentado bajas mortales ni heridos de consideración, regresaban con cicatrices en su alma por el resultado adverso de un conflicto que nunca imaginaron vivenciar. Como diría en la posguerra el VGM AGAL Sergio Matassa "Al pabellón lo arriamos con profunda congoja, pero con el sentimiento del deber cumplido. Con la dignidad de haber puesto nuestro vida al servicio de la Patria"
Fuentes:
prefecturanaval.gov.ar
Prefectura en Malvinas. Círculo de Suboficiales de la PNA. 1997
Prefectura Naval Argentina en Malvinas. Video de youtube.com (ARA202)
Los Tigres de Mar. Jorge Muñoz. Ediciones Cruz del Sur. 1985
Otras
Por Mariano Agostini - Conflicto de Malvinas
El título y foto de encabezado de esta nota parece aludir a las grandes aves marinas de la familia "Diomedeidae" que pueden encontrarse en el Atlántico Sur y más precisamente en las Islas Malvinas, pero es sólo en apariencia, refiere en realidad a los cuadros de la “Agrupación Albatros” (AGAL) de la Prefectura Naval Argentina (PNA) que fueron desplegados al Teatro de Operaciones insular participando directamente en el conflicto bélico que tuvo lugar entre abril y junio de 1982.
Tras el desembarco y recuperación de las Islas Malvinas del 2 de abril de 1982, el Prefecto Burlando, a cargo de la Jefatura de la AGAL, convocó a cinco (5) de sus subordinados a fin de darles las instrucciones correspondientes para una nueva misión: la instalación de una Dependencia de Prefectura en las islas recientemente reincorporadas al territorio nacional. Una rápida división de tareas para atender las necesidades básicas de una delegación de este tipo, obligó a los efectivos a realizar un repaso acelerado de las normas, reglamentaciones y procedimientos vigentes.
El pequeño grupo AGAL abordó el 13 de abril un avión de transporte Short Skyvan, del Departamento de Aviación de la Institución, en el Aeroparque Jorge Newbery que, escalas mediante, los depositó en Comodoro Rivadavia dos días después. Al día siguiente, 16 de abril, un avión Fokker de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) fue el encargado de trasladarlos a las islas realizando un vuelo directo entre Comodoro Rivadavia y Puerto Argentino. En el mismo vuelo viajó el Prefecto Martínez Loydi quien fuera designado por la superioridad como Jefe de la flamante Prefectura Islas Malvinas (En rigor de verdad era una avanzada de la Institución ya que la dependencia no había sido aún formalmente instituida)
Los “Albatros” se trasladaron con su equipo y armamento hacia la zona del Muelle de la Gobernación, lugar de atraque elegido para los guardacostas GC-82 “Islas Malvinas” y GC-83 “Río Iguazú” que habían llegado apenas tres días antes. Luego de una calurosa recepción y bienvenida de parte de los tripulantes de los guardacostas, muchos de ellos compañeros de promoción, los "Albatros" pusieron manos a la obra, mostrando su espíritu inquieto. En un espacio ubicado entre la bajada al muelle y la vía costera Ross Road armaron sus carpas “canadienses” y comenzaron a cavar pozos de zorro con el fin de darse protección, asegurar la zona y brindarle seguridad a los dos guardacostas (GC) apostados en el muelle. Este accionar, que parecía algo desmesurado para esos días, motivó que el Prefecto Martinez Loydi expresara espontáneamente "¡Estos infantes! Siempre haciendo pozos...", lo que fue retrucado por los Albatros que, rápidos de reflejos, le contestaron "No se preocupe Jefe, ya va a ver loss útiles que nos van a ser..."
Los muelles de Puerto Argentino (Fuente: aposmalvinas.com.ar)
Cuadros de la Agrupación Albatros (AGAL) desplegados en Malvinas:
Cabo Primero de Seguridad Carlos Raúl Vallejos
Cabo Segundo de Seguridad Jorge Omar Cárdenas
Cabo Segundo de Seguridad Miguel Angel Taborda
Cabo Segundo de Seguridad Julio Argentino Vargas
Cabo Segundo de Seguridad Sergio Omar Matassa
Histórica foto del pequeño grupo de "Albatros" en Malvinas
Los “Albatros” eran los encargados de las tareas de amarre y desamarre de los GC en el Muelle de la Gobernación de Puerto Argentino, y colaboraban permanentemente con sus tripulaciones, que sabían reconocerles su tarea gratificándolos con las apreciadas duchas y comidas de abordo.
Pero no sólo sus tareas se limitaron a la "seguridad en el terreno" sino que fueron incorporándose, a medida la situación bélica se agravaba, a las navegaciones realizadas por los GC, sobre todo las realizadas en horario nocturno. Esta presencia de los “Albatros” a bordo de los guardacostas era muy apreciada por los “navales” que se sentían más protegidos al contar con “potencia de fuego” extra. Valoraban además el profesionalismo y el excelente adiestramiento de sus camaradas.
Albatros y Comandos navegan en un bote de goma frente al GC-82 "Islas Malvinas"
Los “Albatros” contaban con fusiles FAL y allí en las islas consiguieron hacerse de los dispositivos lanzagranadas (y sus correspondientes proyectiles) para adosar en sus bocas. Los FAL parecían mucho más fiables y efectivos que los fusiles SAFN 49 de 7,62mm y los subfusiles Halcón de 9mm armamento portátil de las dotaciones de los guardacostas.
Aún así, los “Albatros” no se quedaron quietos ni conformes, e idearon nuevos implementos, como defensas armadas con bolsas de arena para las cubiertas de los GC (que carecían de cualquier tipo de blindaje y resultaban muy vulnerables a los proyectiles) y cargas subácuas para “combatir” la posible infiltración o golpes comando de buzos de las fuerzas especiales británicas en la rada de Puerto Argentino. Estas últimas eran cargas explosivas de confección casera que se lanzaban en forma manual desde la borda de los GC y detonaban bajo la superficie del agua. La onda expansiva que producían al detonar parecía ser lo suficientemente letal para cualquier comando enemigo que osara incursionar buceando por la zona, ya que se sentía con fuerza y estruendosamente en el interior de los cascos de los GC.
El guardacostas GC-82 "Islas Malvinas" en el Muelle de la Gobernación
Hacia el final de las hostilidades se realizaron también gestiones para conseguir misiles antiaéreos portátiles SA-7 "Strela-2" y aumentar la capacidad de defensa ante ataques aéreos, pero las mismas resultaron infructuosas.
Dado que la vida a la “intemperie” en Malvinas no era para nada confortable ni recomendable se procuraron “refugio” en un arranchado galpón ubicado en el muelle, de unos 10 metros de largo, que sirvió de paliativo al hostil clima isleño.
El 1º de mayo fue la confirmación del “estado de guerra” y si bien los ataques se concentraron en la zona del aeropuerto en Puerto Argentino nadie fue ajeno a las explosiones, el ruido de los antiaéreos repeliendo la agresión y el sonido de los Harriers y Vulcans arremetiendo por primera vez contra las defensas argentinas. Por suerte para los prefecturianos apostados en el muelle de la Gobernación el cañoneo naval y los bombardeos raramente sucedían directamente sobre la capital malvinense.
GC-83 "Río Iguazú" en plena maniobra de atraque
Ese mismo día la Prefectura Naval tuvo su primer baja al resultar herido el Cabo Segundo Antonio Grigolatto tras ser atacado el GC-82 “Islas Malvinas” por un helicóptero Sea King de la Royal Navy. A partir de ese ataque siempre se sumó a la dotación de los guardacostas algún "Albatros" para dar mayor seguridad, en una decisión más emparentada con lo psicológico que con el aporte efectivo material.
El 21 de mayo se encomendó a Prefectura la misión de transportar hasta Darwin-Pradera de Ganso un contingente de 19 efectivos del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 del Ejército Argentino junto con dos (2) de sus piezas, los obuses de campaña Oto Melara de 105mm. Averiado uno de los ejes del GC-82 "Islas Malvinas" (lo que reducía su capacidad propulsora al 50%), la misión recayó sobre el GC-83 "Río Iguazú". El "Albatros" designado para abordar el guardacostas y brindar seguridad durante la travesía fue el Jefe de Grupo, Cabo Primero Carlos Vallejos. Mientras éste se disponía desamarrar al GC-83 del muelle en la oscuridad de la noche (acentuada por la orden de oscurecimiento de Puerto Argentino), se dió el alerta roja por bombardeo naval. Vallejos pasó entonces su fusil FAL a uno de los tripulantes y dió unos pasos a tientas mientras el GC se separaba lentamente del muelle. En medio de la confusión patinó en la superficie helada del muelle y cayó al agua con su equipo de combate liviano. Inmediatamente se dió el aviso a viva voz de "hombre al agua" y se ordenó la detención de los motores para evitar que las hélices lo succionaran. Después de unos segundos de desesperados esfuerzos del "Albatros" por salir a superficie, logró finalmente aferrarse a uno de los pilotes del muelle y asomar su cabeza para respirar. Es en ese instante donde es ubicado e izado por la tripulación recibiendo en forma inmediata y sobre cubierta los primeros auxilios. Todavía afectado por temblores y la hipotermia a causa del frío, Vallejos fue desafectado de la misión.
Nunca olvidará su experiencia, no sólo por lo mencionado, sino porque al día siguiente el GC-83 "Río Iguazú" es atacado en el Seno Choiseul por aviones Sea Harrier, resultando gravamento dañado y sufriendo una baja mortal, la del Cabo Segundo Julio Omar Benítez. Un sentimiento de culpa por "no haber estado allí" brindando protección a sus camaradas acompaña a este "Albatros" hasta nuestros días.
1. Armado de carga explosiva "antibuzo" de fabricación casera
2. "Albatros" posicionados en una de las bandas del GC para el lanzamiento de cargas
3. La carga es lanzada al agua sobre las zonas donde se presume puede actuar los buzos
4. La carga cae al agua y explosiona bajo la superficie
(Fuente: imágenes extraídas del video "Prefectura en Malvinas")
A pesar de que se conocían los reveses sufridos en el campo de batalla y se convivía a diario con los ataques británicos (sobre todo por cañoneo naval) la noticia de la rendición no dejó de sorprender a los “Albatros” y demás hombres de la Prefectura Naval. La última "misión de guerra" sería justamente el 14 de junio transportando efectivos de refuerzo de las Compañías de Comandos del Ejército Argentino a la Península Camber, y luego evacuando a la totalidad del personal militar destacado allí entre el que se contaban efectivos de la Infantería de Marina, de Artillería Antiaérea y de los mencionados Comandos.
El GC-82 "Islas Malvinas" transportando tropas
Una vez consumada la rendición se le ordenó a los prefecturianos (incluidos los "Albatros") permanecer a bordo del guardacostas GC-82 "Islas Malvinas". El día 16 de junio se hicieron presentes allí efectivos británicos para hacerse cargo de la embarcación. En ese momento se hizo entrega de las armas –previamente desactivadas y/o inutilizadas- y luego de un protocolar saludo y arriado del pabellón nacional del GC, fueron trasladados a unos galpones frente a las instalaciones de la Falkland Islands Company (FIC).
Poco después embarcaron sin ser advertidos por los efectivos británicos en el buque auxiliar tipo supply “Yehuín” (que hacía el transbordo de heridos desde los muelles de Puerto Argentino hacia los buques hospital) que los depositó en el rompehielos –transformado en buque hospital para la ocasión- ARA “Almirante Irízar” (Q-5) en el cual pudieron realizar el cruce al Continente. Antes de que llegaran a hacer puerto un helicóptero que despegó del buque de la Armada los llevó directamente a Comodoro Rivadavia.
VGM Sergio Matassa, Cabo Segundo AGAL en 1982.
Era el fin de la guerra para los "Albatros" que a pesar de no haber experimentado bajas mortales ni heridos de consideración, regresaban con cicatrices en su alma por el resultado adverso de un conflicto que nunca imaginaron vivenciar. Como diría en la posguerra el VGM AGAL Sergio Matassa "Al pabellón lo arriamos con profunda congoja, pero con el sentimiento del deber cumplido. Con la dignidad de haber puesto nuestro vida al servicio de la Patria"
Fuentes:
prefecturanaval.gov.ar
Prefectura en Malvinas. Círculo de Suboficiales de la PNA. 1997
Prefectura Naval Argentina en Malvinas. Video de youtube.com (ARA202)
Los Tigres de Mar. Jorge Muñoz. Ediciones Cruz del Sur. 1985
Otras
miércoles, 16 de julio de 2014
martes, 15 de julio de 2014
Malvinas y su batalla naval allá por 1914
La batalla de Malvinas en 1914
En los tiempos de navegación a carbón, los barcos tenían poca autonomía. Debían “carbonear” con frecuencia. Eso hizo del archipiélago un asunto estratégico para la Royal Navy entre 1850 y 1920: las Malvinas eran el puerto perfecto para repostar combustible, agua, víveres, y además habían adquirido una pequeña pero muy capacitada mano de obra en materia de reparación de naves. Port Stanley, como se rebautizó a la capital insular, era el único astillero posible en esta parte del planeta.
Si a eso se le suman decenas de buenos puertos naturales y la posibilidad de cerrar desde allí el tránsito interoceánico a cualquier enemigo, se entiende el interés de Su Graciosa Majestad por quedarse en la zona, cuando ya las focas peleteras y las ballenas se habían prácticamente extinguido.
Tampoco era por la lana que la Union Jack seguía flameando en las Malvinas, pese a la amarga ira que eso despertaba en la Argentina. El enojo criollo no era un dato menor para Whitehall: finalizadas las guerras civiles, hacia 1880 la economía argentina se perfilaba como la quinta más importante del mundo, y el país como LA subpotencia regional.
La demostración “de tapa de libro” de por qué de todos modos convenía irritar a los argentinos y quedarse en las Malvinas los ingleses la dieron al mundo a comienzos de la 1ra Guerra Mundial. A fines de 1914, la escuadra Alemana de Asia Oriental, comandada por el almirante conde Von Spee, venía escapando de la Royal Navy y la Armada Imperial Japonesa. Bajaba a todo vapor a lo largo de la costa chilena, con la intención pasar al Atlántico por el Cabo de Hornos y refugiarse en Alemania.
El 1 de noviembre, el contraalmirante Sir Christopher Cradock trató con coraje suicida y/o estúpido de interceptar la escuadra alemana con fuerzas muy inferiores en cantidad y calidad. Eso sucedió frente a la isla chilena de Coronel, y significó la primera derrota naval inglesa en más de un siglo, con el hundimiento de 2 cruceros y la muerte de 1570 de sus tripulantes. Los alemanes sólo tuvieron 3 heridos, un resultado increíblemente asimétrico.
Von Spee, recibido en triunfo como héroe por la población alemana cuando recaló en Santiago de Chile, no se hacía ilusiones sobre sus posibilidades de escapar de la venganza inglesa. Aceptó una ofrenda floral de las señoritas alemanas de Santiago con la ácida frase de que servirían para adornar su tumba.
No se equivocó.
Spee fue totalmente engañado por la inteligencia naval inglesa, cuyos criptógrafos en la luego famosa “room 40” habían descifrado los códigos de señales de la Kaiserliche Marine. Con una comunicación naval fácil de decodificar y de apariencia incompleta, los espías británicos convencieron al contraalmirante de que las Malvinas- carecían de protección, y que la única fuerza naval inglesa realmente de cuidado estaba muy al Norte, frente al Río de la Plata.
Audazmente, Spee ingresó al Atlántico por el cabo de Hornos, pero contra la opinión de sus oficiales, en lugar de escaparse sin dilación hacia Alemania se propuso antes atacar Port Stanley, y no para acopiar carbón (que en realidad le sobraba), sino quizás con la idea de destruir la única estación de reabastecimiento bajo bandera inglesa de la Royal Navy en el Cono Sur. Habría sido todo un saludo a su Majestad: “Bien, el Pacífico es de Uds., pero el Atlántico Sur ahora no es de nadie”.
El alemán atacó con una flota ya algo escasa de municiones. Y navegando a todo vapor en línea de batalla y con Port Stanley ya a la vista, se encontró de pronto, más allá de todo escape posible, con una fuerza muy superior a la suya, que lo esperaba en el puerto lista para zarpar. Súbitamente los alemanes quedaron bajo el fuego del Canopus, un vetusto acorazado inglés sin casi capacidad motriz, pero con grandes cañones de 300 mm. perfectamente funcionales. El Canopus había sido deliberadamente varado en una posición invisible para la flota atacante. Sorprendido totalmente, Spee ordenó un escape inmediato, pero los barcos ingleses ya estaban saliendo de puerto uno tras otro, y eran más en número, en velocidad y en potencia de fuego.
La persecución de la flota alemana duró desde las 10;00 de la mañana hasta las 21:23, ya anocheciendo, cuando la octava nave alemana de aquel día destinada a irse al fondo fue acorralada y despachada. En aquella emboscada perfecta, las pérdidas nuevamente fueron desproporcionadas: 1871 alemanes murieron y 217 fueron salvados y hechos prisioneros, frente a sólo 10 británicos caídos. Inglaterra no perdió ningún barco.
El contraalmirante Graf von Spee y sus dos hijos murieron aquel día.
La Royal Navy, a partir de ese momento y hasta la batalla de Jutlandia, el 31 de mayo de 1916, reinó sobre el Atlántico y se pudo concentrar con éxito en bloquear las líneas de suministro y estrangular a Alemania de suministros vitales (combustibles y comida), lo que a su vez desató el hambre y la rebelión social que finalmente determinaron la rendición de las Potencias Centrales en 1918.
Compra ‘Aquella guerrita olvidada’ de Daniel E. Arias en tu librería local en Argentina o enviarnos un mensaje para saber cómo conseguirlo. Fuera de Argentina se lo puede comprar en Amazon o de la editorial enviándonos un mensaje.
Para más información sobre ‘Aquella guerrita olvidada’ y su autor, Daniel Arias: www.guid-publicaciones.com
En los tiempos de navegación a carbón, los barcos tenían poca autonomía. Debían “carbonear” con frecuencia. Eso hizo del archipiélago un asunto estratégico para la Royal Navy entre 1850 y 1920: las Malvinas eran el puerto perfecto para repostar combustible, agua, víveres, y además habían adquirido una pequeña pero muy capacitada mano de obra en materia de reparación de naves. Port Stanley, como se rebautizó a la capital insular, era el único astillero posible en esta parte del planeta.
Si a eso se le suman decenas de buenos puertos naturales y la posibilidad de cerrar desde allí el tránsito interoceánico a cualquier enemigo, se entiende el interés de Su Graciosa Majestad por quedarse en la zona, cuando ya las focas peleteras y las ballenas se habían prácticamente extinguido.
Tampoco era por la lana que la Union Jack seguía flameando en las Malvinas, pese a la amarga ira que eso despertaba en la Argentina. El enojo criollo no era un dato menor para Whitehall: finalizadas las guerras civiles, hacia 1880 la economía argentina se perfilaba como la quinta más importante del mundo, y el país como LA subpotencia regional.
La demostración “de tapa de libro” de por qué de todos modos convenía irritar a los argentinos y quedarse en las Malvinas los ingleses la dieron al mundo a comienzos de la 1ra Guerra Mundial. A fines de 1914, la escuadra Alemana de Asia Oriental, comandada por el almirante conde Von Spee, venía escapando de la Royal Navy y la Armada Imperial Japonesa. Bajaba a todo vapor a lo largo de la costa chilena, con la intención pasar al Atlántico por el Cabo de Hornos y refugiarse en Alemania.
El 1 de noviembre, el contraalmirante Sir Christopher Cradock trató con coraje suicida y/o estúpido de interceptar la escuadra alemana con fuerzas muy inferiores en cantidad y calidad. Eso sucedió frente a la isla chilena de Coronel, y significó la primera derrota naval inglesa en más de un siglo, con el hundimiento de 2 cruceros y la muerte de 1570 de sus tripulantes. Los alemanes sólo tuvieron 3 heridos, un resultado increíblemente asimétrico.
Von Spee, recibido en triunfo como héroe por la población alemana cuando recaló en Santiago de Chile, no se hacía ilusiones sobre sus posibilidades de escapar de la venganza inglesa. Aceptó una ofrenda floral de las señoritas alemanas de Santiago con la ácida frase de que servirían para adornar su tumba.
No se equivocó.
Spee fue totalmente engañado por la inteligencia naval inglesa, cuyos criptógrafos en la luego famosa “room 40” habían descifrado los códigos de señales de la Kaiserliche Marine. Con una comunicación naval fácil de decodificar y de apariencia incompleta, los espías británicos convencieron al contraalmirante de que las Malvinas- carecían de protección, y que la única fuerza naval inglesa realmente de cuidado estaba muy al Norte, frente al Río de la Plata.
Audazmente, Spee ingresó al Atlántico por el cabo de Hornos, pero contra la opinión de sus oficiales, en lugar de escaparse sin dilación hacia Alemania se propuso antes atacar Port Stanley, y no para acopiar carbón (que en realidad le sobraba), sino quizás con la idea de destruir la única estación de reabastecimiento bajo bandera inglesa de la Royal Navy en el Cono Sur. Habría sido todo un saludo a su Majestad: “Bien, el Pacífico es de Uds., pero el Atlántico Sur ahora no es de nadie”.
El alemán atacó con una flota ya algo escasa de municiones. Y navegando a todo vapor en línea de batalla y con Port Stanley ya a la vista, se encontró de pronto, más allá de todo escape posible, con una fuerza muy superior a la suya, que lo esperaba en el puerto lista para zarpar. Súbitamente los alemanes quedaron bajo el fuego del Canopus, un vetusto acorazado inglés sin casi capacidad motriz, pero con grandes cañones de 300 mm. perfectamente funcionales. El Canopus había sido deliberadamente varado en una posición invisible para la flota atacante. Sorprendido totalmente, Spee ordenó un escape inmediato, pero los barcos ingleses ya estaban saliendo de puerto uno tras otro, y eran más en número, en velocidad y en potencia de fuego.
La persecución de la flota alemana duró desde las 10;00 de la mañana hasta las 21:23, ya anocheciendo, cuando la octava nave alemana de aquel día destinada a irse al fondo fue acorralada y despachada. En aquella emboscada perfecta, las pérdidas nuevamente fueron desproporcionadas: 1871 alemanes murieron y 217 fueron salvados y hechos prisioneros, frente a sólo 10 británicos caídos. Inglaterra no perdió ningún barco.
El contraalmirante Graf von Spee y sus dos hijos murieron aquel día.
La Royal Navy, a partir de ese momento y hasta la batalla de Jutlandia, el 31 de mayo de 1916, reinó sobre el Atlántico y se pudo concentrar con éxito en bloquear las líneas de suministro y estrangular a Alemania de suministros vitales (combustibles y comida), lo que a su vez desató el hambre y la rebelión social que finalmente determinaron la rendición de las Potencias Centrales en 1918.
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lunes, 14 de julio de 2014
Un museo de Malvinas acorde al relato
El Museo de Malvinas, otra pieza del relato kirchnerista
Walter Curia - El Cronista
El Museo de Malvinas, otra pieza del relato kirchnerista
La película opaca y en blanco y negro de Raymundo Gleyzer enseña más de la situación sobre las islas que el resto del museo. En 1966, a los 24 años, Gleyzer viajó a Malvinas empuñando una cámara y se volvió con un magnífico documental de 30 minutos para Telenoche, el primer corto realizado por un argentino en Malvinas. Anduvo por todos lados: entró a las cocinas de los kelpers y los filmó tomando su desayuno y comiendo sus pasteles de kidney; entró a sus aulas y los sorprendió aprendiendo esforzadamente español; los vio ordeñar sus vacas, asistir a misa, atesorar souvenires argentinos y disfrutar de la única función de cine semanal. En el invierno de ese año, en medio de una nevada incesante, filmó y compartió la vida cotidiana de los isleños, tan ajena entonces y a la vez tan próxima. La película de Gleyzer nos muestra mejor que nada cuánto separó la guerra, la insensatez de la guerra, a las islas Malvinas de la Argentina. Desde un pasado ya lejano, un director de cine, desaparecido años después durante la dictadura, parece decirnos que Malvinas no podrá ser sino una causa de muy largo aliento.
Cristina Kirchner inauguró la semana pasada el Museo Malvinas e islas del Atlántico Sur en el Espacio memoria y Derechos Humanos, el ex centro clandestino de detención de la ESMA, donde se exhibe el documental de Gleyzer. La ceremonia fue transmitida por cadena nacional, el día de la reafirmación de los derechos argentinos sobre las islas. Las crónicas recogieron de su discurso que la Presidenta se opuso en 1982 al desembarco de las tropas argentinas en las islas y alguna otra cosa olvidable, como que Amado Boudou estaba ese día a su lado.
Pero ¿para qué sirve un museo de Malvinas?
Responde Federico Lorenz, docente, investigador del Conicet y autor de Las Guerras por Malvinas entre otros libros ya esenciales sobre la cuestión de las islas. La pregunta termina siendo más bien para qué sirve un Museo de Malvinas en la ESMA, por las connotaciones que ambos símbolos, las islas, el centro clandestino, tienen.
Lorenz distingue entre la decisión de levantar un museo dedicado a la guerra de otro destinado a la cuestión Malvinas. Para mí, un museo de Malvinas en la ESMA significa exclusivamente un museo sobre la guerra de 1982. Un museo de la causa Malvinas emplazado allí es más problemático: el peso simbólico de la causa puede borrar la necesaria reflexión acerca de que lo que fue derrotado en las islas, además de las FFAA, fue una forma de entendernos como país.
Siguiendo la línea de Lorenz, puede decirse que la decisión de levantar el museo en la ESMA limita la cuestión Malvinas a la dictadura y a la guerra, aun cuando esta ocupa, aunque relevante, sólo un lugar en la muestra.
Así lo entiende la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. La semana pasada le envió una carta a la Presidenta que recuerda que el ex presidente Kirchner ya había asignado un inmueble público a la creación de un museo y cuestiona el emplazamiento en la ESMA. Anclar la causa Malvinas allí es reincidir en la interpretación errónea de que la recuperación se debe reducir a un acto de la dictadura (...) No queremos que las cartas de nuestros hijos, sus fotografías, sus historias, convivan en un escenario donde a pocos metros se asesinaban, se torturaban y se desaparecían argentinos, dice el texto.
La inauguración del museo reanima así la controversia sobre el destino y el sentido del ex centro clandestino de detención, consagrado como un espacio de usos múltiples desde su recuperación como un espacio de memoria, y sobre su futuro después del cierre del ciclo kichnerista.
Emplazado en los fondos que dan a Lugones, el museo costó unos cien millones de pesos y es admirable. Dominan los espacios amplios, la piedra y el agua. Es de las pocas obras nuevas en la ESMA, sino la única, lo que acentúa su ajenidad. La pared vidriada del lado este deja ver una representación del Crucero General Belgrano en aguas del Atlántico y el contorno de las islas. Se adivina atrás el río, como una continuación.
Adentro, una sala en 360 grados proyecta una línea de tiempo sobre la historia de Malvinas, a modo de introducción. Una cámara subacuática sorprende de pronto llegando a la superficie embravecida del mar, desde donde avista la capital de las islas. Son imágenes espléndidas.
Los problemas empiezan a la hora de la narración.
El museo está impregnado por el relato kirchnerista y este será su déficit permanente. Aunque se rescatan las figuras de Illia y Alfonsín, la muestra presume que la verdadera reivindicación de los derechos sobre las islas empezó en 2003, con los Kirchner. Un conflicto interno imaginario compite en paralelo al diferendo con los británicos. A más de 30 años de la guerra prevalece la noción de un enemigo, afuera y adentro.
En una entrevista con la agencia oficial Télam, el director y responsable de los guiones del museo, el periodista Jorge Giles reivindicó algunos extravíos y omisiones: Tenemos nuestra mirada nacional, popular y democrática, dijo. Giles fue designado a pesar de no cumplir con los requisitos mínimos establecidos para el cargo. Ex director del instituto Nacional de la Administración Pública, su proyecto obtuvo la aprobación de la Presidenta por sobre el de otros especialistas que defendían una mirada pluralista. Un reciente artículo titulado El kirchnerismo y la evolución de las especies desnuda el pensamiento de Giles: El kirchnerismo sería la demostración empírica, institucional y cultural de la evolución de la especie humana; el gorilismo, en cualquiera de sus renovadas facetas, es la demostración de que siempre es posible involucionar, escribió. El espacio destinado a una selección de biografías es controvertido. Aunque se destaca el vuelo de 1964 de Miguel Fitzgerald desde el continente (el pequeño Cessna cuelga de la sala principal y es una de las principales atracciones), se exalta la actuación del gaucho Rivero que divide opiniones y está poco documentada durante la usurpación británica en 1833. Igual de polémica es la expedición de Dardo Cabo de 1966. Cabo, un joven periodista al frente de un puñado de argentinos, secuestró ese año un avión de Aerolíneas Argentinas a punta de pistola y lo desvió hacia las islas. La Presidenta reivindica desde hace años ese episodio como un acto patriótico, y así es reflejado.
El museo muestra algunos objetos usados por los soldados en Malvinas y dedica una sala a la memoria de los caídos. Allí revelan sus rostros en pequeñas y numerosas pantallas verticales, delante de una panorámica del cementerio de Darwin. Los muertos recuperan así su identidad.
La obsesión está, como siempre, sobre los medios. Clarín y La Nación son estigmatizados como la prensa del régimen que exacerbó sentimientos triunfalistas durante la guerra; una falacia. La máquina de escribir eléctrica del corresponsal argentino en Londres, Enrique Oliva aparece entre ejemplares de La Razón y de Crónica. Se omite decir que Oliva escribía para Clarín desde el exilio al que lo había empujado la dictadura.
Telenoche y Canal 13 en esa época no eran lo que son hoy, dice el guía, amable, como queriendo exculpar al joven cineasta Raymundo Gleyzer.
Walter Curia - El Cronista
El Museo de Malvinas, otra pieza del relato kirchnerista
La película opaca y en blanco y negro de Raymundo Gleyzer enseña más de la situación sobre las islas que el resto del museo. En 1966, a los 24 años, Gleyzer viajó a Malvinas empuñando una cámara y se volvió con un magnífico documental de 30 minutos para Telenoche, el primer corto realizado por un argentino en Malvinas. Anduvo por todos lados: entró a las cocinas de los kelpers y los filmó tomando su desayuno y comiendo sus pasteles de kidney; entró a sus aulas y los sorprendió aprendiendo esforzadamente español; los vio ordeñar sus vacas, asistir a misa, atesorar souvenires argentinos y disfrutar de la única función de cine semanal. En el invierno de ese año, en medio de una nevada incesante, filmó y compartió la vida cotidiana de los isleños, tan ajena entonces y a la vez tan próxima. La película de Gleyzer nos muestra mejor que nada cuánto separó la guerra, la insensatez de la guerra, a las islas Malvinas de la Argentina. Desde un pasado ya lejano, un director de cine, desaparecido años después durante la dictadura, parece decirnos que Malvinas no podrá ser sino una causa de muy largo aliento.
Cristina Kirchner inauguró la semana pasada el Museo Malvinas e islas del Atlántico Sur en el Espacio memoria y Derechos Humanos, el ex centro clandestino de detención de la ESMA, donde se exhibe el documental de Gleyzer. La ceremonia fue transmitida por cadena nacional, el día de la reafirmación de los derechos argentinos sobre las islas. Las crónicas recogieron de su discurso que la Presidenta se opuso en 1982 al desembarco de las tropas argentinas en las islas y alguna otra cosa olvidable, como que Amado Boudou estaba ese día a su lado.
Pero ¿para qué sirve un museo de Malvinas?
Responde Federico Lorenz, docente, investigador del Conicet y autor de Las Guerras por Malvinas entre otros libros ya esenciales sobre la cuestión de las islas. La pregunta termina siendo más bien para qué sirve un Museo de Malvinas en la ESMA, por las connotaciones que ambos símbolos, las islas, el centro clandestino, tienen.
Lorenz distingue entre la decisión de levantar un museo dedicado a la guerra de otro destinado a la cuestión Malvinas. Para mí, un museo de Malvinas en la ESMA significa exclusivamente un museo sobre la guerra de 1982. Un museo de la causa Malvinas emplazado allí es más problemático: el peso simbólico de la causa puede borrar la necesaria reflexión acerca de que lo que fue derrotado en las islas, además de las FFAA, fue una forma de entendernos como país.
Siguiendo la línea de Lorenz, puede decirse que la decisión de levantar el museo en la ESMA limita la cuestión Malvinas a la dictadura y a la guerra, aun cuando esta ocupa, aunque relevante, sólo un lugar en la muestra.
Así lo entiende la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. La semana pasada le envió una carta a la Presidenta que recuerda que el ex presidente Kirchner ya había asignado un inmueble público a la creación de un museo y cuestiona el emplazamiento en la ESMA. Anclar la causa Malvinas allí es reincidir en la interpretación errónea de que la recuperación se debe reducir a un acto de la dictadura (...) No queremos que las cartas de nuestros hijos, sus fotografías, sus historias, convivan en un escenario donde a pocos metros se asesinaban, se torturaban y se desaparecían argentinos, dice el texto.
La inauguración del museo reanima así la controversia sobre el destino y el sentido del ex centro clandestino de detención, consagrado como un espacio de usos múltiples desde su recuperación como un espacio de memoria, y sobre su futuro después del cierre del ciclo kichnerista.
Emplazado en los fondos que dan a Lugones, el museo costó unos cien millones de pesos y es admirable. Dominan los espacios amplios, la piedra y el agua. Es de las pocas obras nuevas en la ESMA, sino la única, lo que acentúa su ajenidad. La pared vidriada del lado este deja ver una representación del Crucero General Belgrano en aguas del Atlántico y el contorno de las islas. Se adivina atrás el río, como una continuación.
Adentro, una sala en 360 grados proyecta una línea de tiempo sobre la historia de Malvinas, a modo de introducción. Una cámara subacuática sorprende de pronto llegando a la superficie embravecida del mar, desde donde avista la capital de las islas. Son imágenes espléndidas.
Los problemas empiezan a la hora de la narración.
El museo está impregnado por el relato kirchnerista y este será su déficit permanente. Aunque se rescatan las figuras de Illia y Alfonsín, la muestra presume que la verdadera reivindicación de los derechos sobre las islas empezó en 2003, con los Kirchner. Un conflicto interno imaginario compite en paralelo al diferendo con los británicos. A más de 30 años de la guerra prevalece la noción de un enemigo, afuera y adentro.
En una entrevista con la agencia oficial Télam, el director y responsable de los guiones del museo, el periodista Jorge Giles reivindicó algunos extravíos y omisiones: Tenemos nuestra mirada nacional, popular y democrática, dijo. Giles fue designado a pesar de no cumplir con los requisitos mínimos establecidos para el cargo. Ex director del instituto Nacional de la Administración Pública, su proyecto obtuvo la aprobación de la Presidenta por sobre el de otros especialistas que defendían una mirada pluralista. Un reciente artículo titulado El kirchnerismo y la evolución de las especies desnuda el pensamiento de Giles: El kirchnerismo sería la demostración empírica, institucional y cultural de la evolución de la especie humana; el gorilismo, en cualquiera de sus renovadas facetas, es la demostración de que siempre es posible involucionar, escribió. El espacio destinado a una selección de biografías es controvertido. Aunque se destaca el vuelo de 1964 de Miguel Fitzgerald desde el continente (el pequeño Cessna cuelga de la sala principal y es una de las principales atracciones), se exalta la actuación del gaucho Rivero que divide opiniones y está poco documentada durante la usurpación británica en 1833. Igual de polémica es la expedición de Dardo Cabo de 1966. Cabo, un joven periodista al frente de un puñado de argentinos, secuestró ese año un avión de Aerolíneas Argentinas a punta de pistola y lo desvió hacia las islas. La Presidenta reivindica desde hace años ese episodio como un acto patriótico, y así es reflejado.
El museo muestra algunos objetos usados por los soldados en Malvinas y dedica una sala a la memoria de los caídos. Allí revelan sus rostros en pequeñas y numerosas pantallas verticales, delante de una panorámica del cementerio de Darwin. Los muertos recuperan así su identidad.
La obsesión está, como siempre, sobre los medios. Clarín y La Nación son estigmatizados como la prensa del régimen que exacerbó sentimientos triunfalistas durante la guerra; una falacia. La máquina de escribir eléctrica del corresponsal argentino en Londres, Enrique Oliva aparece entre ejemplares de La Razón y de Crónica. Se omite decir que Oliva escribía para Clarín desde el exilio al que lo había empujado la dictadura.
Telenoche y Canal 13 en esa época no eran lo que son hoy, dice el guía, amable, como queriendo exculpar al joven cineasta Raymundo Gleyzer.
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