domingo, 19 de enero de 2014

Arte: "Delivery de cohetes", por Pablo Albornoz

Pucará en apoyo cercano



10 de Junio de 1982. Tropas y artillería inglesa ultiman los preparativos para asaltar las posiciones argentinas que defienden Puerto Argentino.
La noche previa el Escuadrón Pucará del Mayor Navarro, luego de estar inmovilizado por cuestiones meteorológicas por 8 días, coordina con el Ejercito Argentino un ataque a las posiciones inglesas en Monte Kent.
A la mañana siguiente la artillería marca con humo los objetivos militares en el momento que la Escuadrilla Fierro compuesta por el 1er Tte Micheloud (A-536), 1er Tte Ayerdi (A-522) y Ten Morales (A-515), armados con 7 coheteras cada uno, despegaban de la BAM Malvinas.
En minutos estaban sobre el blanco descargando fuego desde el aire. La sorpresa es prácticamente total al lograr escapar los tres aviones solo con leves daños de armas portátiles.
Pese que no se pudo evaluar con precisión los daños causados, más tarde 4 Sea Harriers lanzaron 12 bombas contra el aeropuerto buscando destruir los Pucarás sin éxito.

Por esta acción el Ejercito Argentino condecoró a los tres pilotos de la Fuerza Aérea Argentina con la "Orden de los servicios distinguidos al merito militar en el grado de Comendador" por su destacada actuación durante el conflicto armado con Gran Bretaña en el Atlántico Sur, donde piloteando aviones IA-58 participaron en tareas de apoyo de fuego aéreo cercano, decididas y de gran riesgo en apoyo a elementos de Ejercito, especialmente en el ataque a las posiciones británicas en el Monte Kent y facilitando de este modo el accionar de las fuerzas terrestres, siendo la única condecoración en la historia Argentina realizada de un Arma a miembros de otra en un conflicto.
Libro "FMA IA-58 Pucará, 30 años en servicio"

Nota del autor: para mi fue muy lindo poder pintar éste llamativo Pucará. (hoy día se encuentra en un museo en Inglaterra pintado con lo que se suele llamar camo claro, habiendo sido puesto en vuelo y hasta participado en shows aéreos en ese país) quería agradecer a mi amigo Cesar Carpo por la ayudaa que me da no solo en ésta obra sino en muchas obras más incluida otra que estoy trabajando en éstos días.

mixto acrílico / óleo en cartón montado de 35x50 CUADRO ORIGINAL A LA VENTA!!

sábado, 18 de enero de 2014

Monte Longdon: El RIM 7 rechaza el primer ataque británico

Británicos planean el asalto al Monte Longdon...



El Coronel Castañeda, del RIM7 dio una lección extraordinaria de la batalla de Longdon, cuando le preguntaron si es verdad de los 23 muertos ingleses en el Longdon, se sonrió, y le contó esto: (algo así)
El pertenecía a la compañía C del RIM 7, después del primer acercamiento británico y el primer combate contra las posiciones de la compañía B, retrocedieron, pude llegar a esas posiciones en el monte Longdon, con la orden de contraatacar, contraatacamos, y tuvimos las primeras bajas en nuestra sección de 44 hombres, ellos creyeron que nos habían matado a todos, porque nos tiraron con todo lo que tenían pero aun éramos muchos los que estábamos con la sangre caliente, ellos estaban a más o menos 100 metros nuestros separados por unas piedras y algo así como una pequeña altura, con esa idea volvieron, caminando, nosotros los esperamos con 2 MAG con las bandas preparadas, con morteros, con todos los FAL preparados, su orden fue, no hacer fuego hasta que él lo diga, recién cuando estuvieron mas o menos a 20 metros y avanzando a cuerpo gentil, eran más o menos 200 hombres, dio la orden de fuego... las MAG quedaron rojas de tanto tirar, todos los soldados tirando con sus fusiles con un mortero tirando también con buena puntería casi no los dejamos correr, y dijo el coronel, los VGM que están presentes pueden decir lo que puede hacer el fuego de todas estas armas a un grupo de mas o menos 200 hombres, yo les puedo decir que no son 23, solo en este hecho fueron mas que los que dicen que hubo en toda la batalla del monte Longdon.

Ademas nos decía que mientras se acercaba a las posiciones de la B se encontraba con cuerpos de compatriota y de ingleses también en un momento se encontró con un soldado argentino, herido muy mal, le puso la cabeza en los brazos y este soldado le dijo: "Mi Subteniente, maté a dos ingleses", y murió el coronel este se nota que es duro, pero se le llenaron los ojos de lagrimas, y termino diciendo:
"Lo que este soldado me quiso decir es que cumplió con su juramento a la bandera, defenderla hasta perder la vida si es necesario, cumplió  como cumplieron todos los soldados argentinos que lucharon en Malvinas, este es el espíritu que reino en las islas durante los combates, ellos eran profesionales, pero los nuestros eran LEONES."

GLORIA Y HONOR A TODOS NUESTROS SOLDADOS.

Sapucay Malvinas

viernes, 17 de enero de 2014

Inteligencia: Operadores argentinos alteraron declaraciones de Thatcher

Gran Bretaña atribuyó a la Argentina una falsa conversación entre Margaret Thatcher y Ronald Reagan 
En 1984, los servicios secretos consideraron que el régimen argentino había realizado un montaje que mostraba la cara más cruel de la premier, según documentos desclasificados
Una conversación generó revuelo y terminó siendo falsa.
Foto: AP
 


"Debemos usar la violencia [contra Argentina]. En estos momentos la estamos utilizando para castigarlos lo más rápido posible", le dijo en 1982 la premier británica, Margaret Thatcher, al presidente estadounidense, Ronald Reagan, según una grabación difundida en 1983, que luego resultó ser falsa. Para encontrar al responsable del montaje, los servicios secretos apuntaron a la inteligencia argentina, entre otros.

Desde ayer, el Archivo Nacional de Gran Bretaña desclasifica documentos oficiales del gobierno de 1984, por haber pasado 30 años, como dicta la ley. El caudal de información en esos informes es importante, y, entre toda la información, hay una mención sobre el conflicto por la disputada soberanía de las islas Malvinas, dos años después de la guerra.

La cinta, supuestamente una conversación telefónica entre el entonces presidente estadounidense y la primera ministra británica, fue enviada de forma anónima a varios diarios holandeses durante las elecciones generales de 1983 en Gran Bretaña.

En la conversación, realizada pegando extractos de discursos, Reagan cuestionó el hundimiento del Crucero General Belgrano cuando se encontraba fuera de la zona de exclusión y que causó la muerte de 323 soldados, considerado por la Argentina como un crimen de guerra.

Según la grabación, Thatcher respondía: "Debemos usar la violencia [contra Argentina]. En estos momentos la estamos utilizando para castigarlos lo más rápido posible".

El grupo punk británico Crass reconoció finalmente que hizo el montaje de la falsa conversación, en un intento de impedir que "la Dama de Hierro" fuera reelecta en las elecciones de 1983, pero antes, los servicios secretos británicos y la CIA (la agencia de inteligencia estadounidense) se tomaron la grabación tan en serio que llegaron a pensar que fuera obra del gobierno argentino o de la Unión Soviética.

En una carta, un consejero del ministerio del Foreign Office británico informó a Thatcher sobre la cinta, y sobre las hipótesis del servicio secreto acerca de la autoría de la grabación.

"Parece una operación más bien torpe. De momento no tenemos pruebas acerca de los responsables", decía la carta.

"El servicio secreto duda de si se trata de una operación soviética. Es posible que alguno de los servicios de inteligencia argentinos esté detrás. También podría ser obra de grupos de izquierda de este país", añadía la misiva.

La desclasificación de este documento coincide también con un nuevo aniversario de la ocupación británica de las Islas Malvinas, ocurrida el 3 de enero de 1833.

Agencia AFP y Télam

La Nación

jueves, 16 de enero de 2014

Gibraltar: La crisis con UK afecta la economía

La crisis diplomática en Gibraltar afecta la economía de la zona




Las relaciones entre España y Gibraltar están en horas bajas. Tanto que la UE ha decidido tomar cartas en el asunto. Pero la tensión no es solo diplomática, hay también intereses económicos en juego.
Es la primera vez que interviene la Unión Europea, que no ha conseguido desbloquear la situación. Las relaciones entre Gibraltar y España atraviesan su peor momento en años, un conflicto diplomático que comienza a afectar a la población y a los bolsillos.

"La medida que ha ido prolongándose en el tiempo ha ido agravándose aún más. Es un conflicto que de manera brutal está afectando a la economía de La Línea. Ha ido extendiéndose a la pequeña y mediana empresa, comerciantes y hosteleros. La Línea se ha nutrido de las compras de los gibraltareños y eso ha dejado de ocurrir, no entendemos por qué las medidas que aplican en Gibraltar tienen que afectar a La Línea", expresa Gema Araujo, la alcaldesa del municipio de La Línea de la Concepción, en la provincia de Cádiz.

Es un conflicto que de manera brutal está afectando a la economía de La Línea de Concepción
Unos 8.000 españoles cruzan cada día al trabajo. Colas de más de 2 horas para entrar y salir. "Llegamos tarde al trabajo a veces, y como están las cosas para llegar tarde... Por la tarde siempre hay cola", dicen los ciudadanos.

El Gobierno de Rajoy ha intensificado los controles en el paso fronterizo. Envió, tras el inicio de la crisis, a un grupo especial de la guardia civil. Una medida de presión contra Gibraltar que el Gobierno justifica por el aumento del contrabando de tabaco del Peñón libre de impuestos a España.

"Eso hace mucho daño, más que a Gibraltar, a nuestra economía, porque Gibraltar representa queramos o no casi el 20% del PIB de la Línea. Estamos hartos de tanta manipulación. Gibraltar con sus pros y con sus contras para nosotros representa mucho, y ante todo el derecho a los trabajadores que aquí no tenemos trabajo", opina Juan José Uceda, portavoz de la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar (ASCTEG).

Según la Unión, los controles son legales. Bruselas ha recomendado también ampliar el paso. Al otro lado, muchos gibraltareños tampoco quieren ya cruzar para comprar o comer. "Desde que empezaron los problemas en la verja, que para cruzar hay que esperar una pila de horas, francamente pues a menos que sea preciso no he ido para allá o he evitado ir allí. Y no solo por las colas", dice uno de los gibraltareños.

Estamos pescando donde podemos, nos peleamos cada dos por tres con la Policía de Gibraltar
"Ahora todo esto lo que está haciendo es que vuelva a haber rivalidades entre los pueblos y es una pena, porque siempre nos hemos llevado muy bien", dice una mujer que trabaja en Gibraltar.

El origen del aumento de las tensiones entre España y Gibraltar está aquí: El Gobierno de Gibraltar lanzó en julio 70 bloques de hormigón con hierros en uno de los caladeros más importante de la zona. Desde entonces los pescadores no pueden faenar en estas aguas, y las cofradías calculan unas pérdidas del 70%.

La intención es, según el ejecutivo del Peñón, construir un arrecife artificial para mantener una pesca sostenible. En el lugar donde Encarni y su familia llevan pescando generaciones. "Un arrecife no se hace así, no se echan bloques con pinchos. Estamos pescando donde podemos, nos peleamos cada dos por tres con la Policía de Gibraltar. A mí me da igual, a mí me pueden perseguir los 'bobbies' como si me quiere perseguir la reina de Inglaterra. Los pescadores no nos vamos a ir de aquí, no nos va a aburrir, ¿Cómo nos va a aburrir?Si es el pan de nuestros hijos", pregunta la pescadora Encarni Jiménez.

Bloques de hormigón y colas interminables, un pulso en el que Londres prefiere mantener distancia, que están pagando ellos.

RT Actualidad

miércoles, 15 de enero de 2014

Biografía: Soldado Martiniano Gómez (EA)

Martiniano Gómez
Los Gómez, separados en las islas por la artillería enemiga
POR NATASHA NIEBIESKIKWIAT
Los hermanos Antonio y Martiniano fueron juntos a la guerra y pelearon en el mismo Regimiento. Los ubicaron a 400 metros de distancia. Martiniano tenía 20 años y cayó en una batalla del final de la guerra. Dicen que peleó hasta el final, negándose al repliegue. Fue uno de los 54 chaqueños muertos en Malvinas.



RESISTENCIA, CHACO. ENVIADA ESPECIAL.
Detrás de cada hombre que fue a Malvinas hay una historia por contar. Como la de los hermanos Gómez, que pelearon en el mismo Regimiento, llegaron al final de la guerra, pero no volvieron juntos. Porque Antonio llegó vivo y Martiniano quedó en las islas. “Ahí estaban todos, los hermanos Córdoba, de Corrientes, los Gómez de Chaco. Pero a mí me faltaba algo”, suelta Antonio la tarde que Clarín lo entrevistó en sus pagos.

Cuenta el general de Brigada Diego Alejandro Soria, jefe para 1982 del Regimiento de Infantería 4, que su fuerza estaba integrada por soldados de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones, “en su mayoría de un nivel socio cultural bajo”, jóvenes que “nunca se habían alejado de la zona en la que vivían”, lo que -como se sabe- dificultó gravemente su adaptación a la dura adversidad climática y geográfica del archipiélago. Pero los Gómez eran duros. Muy duros, fortaleza que adquirieron al incorporarse desde temprana edad al trabajo. Los Gómez a la cosecha de algodón. Y a los 13 años, Martiniano ya se había conseguido una changa en el matadero municipal de Puerto Tirol, pueblito que se levanta a 15 kilómetros de Resistencia, al pie del monte chaqueño.

Ya antes de la guerra, Martiniano tenía planes para trabajar en la municipalidad de Tirol. Antonio fue conscripto, y eligió quedarse en la Fuerza, donde siguió la carrera militar. Y fue así como ya siendo cabo en los cuarteles de Monte Caseros, vio un día de 1981 entrar con la nueva camada de conscriptos a Martiniano, “Martín”.

El llamado a Malvinas les llegó a cada uno por su lado, cuenta, para estos 30 años de la guerra, Antonio, quien con este diario recorrió Tirol. Y en ese recorrido: el monumento a los 54 chaqueños muertos en la guerra, la plazoleta y la calle que llevan hoy el nombre de “Martiniano Gómez”. También la casa de Dalmacia Encina, madre de los hermanos, dos de sus diez hijos. Hoy le quedan cuatro a la señora. Pero con Martiniano, Dalmacia rompe en llanto. “Mi hijo nos dijo a mí y al papá: ‘Yo me voy. Voy a volver. Yo me voy a luchar por la patria y por la Argentina’. Y así. Juró por la bandera. Pero ahí quedó”.

Hay que subrayar que, como le ocurrió a muchas familias de Malvinas, los Gómez saben poco sobre el final de Martiniano. Tienen suerte, porque hay muchas que no saben nada. Del relato de Gómez, nutrido en lo que le contaron los jefes de Martiniano, y de lo que informa el general Soria, podría afirmarse que el joven falleció la madrugada del 9 de junio en Monte Harriet. “Martín era duro, leñero, le gustaba jugar al fútbol y si algo no le gustaba de vos te dejaba de hablar. Era apuntador de ametralladora y su jefe nos contó que el día que murió con su compañero abastecedor, Martín estaba loco por el zumbido del fuego y no lo pudieron convencer de que se replegara. Dio fuego hasta el final”.
Soria nos dice: “El 8 de junio a la noche, efectivos enemigos apreciados en una compañía se infiltraron entre los montes Harriet y Two Sisters y, al ser detectados, se produjo un intenso combate que terminó con su repliegue apoyado por un muy intenso fuego de la artillería de campaña británica”. La batalla continuó. Eran los últimos días de combate entre argentinos y británicos, que se batieron a duelo por Malvinas. “Se continuó combatiendo duramente y el enemigo progresaba en su ataque”, dice Soria, quien también ilustra que las ametralladoras 12,7 se las dieron sin funcionar, pero que ellos las pusieron en “excelente servicio”.

El 2 de junio Martiniano cumplió los 20 años. Tres días después, en los alrededores del Harriet, donde ambos se apostaban, pero a 400 metros de distancia, se vieron por última vez los Gómez. Como siempre, Antonio le dio sus cigarrillos a Martiniano, y éste la petaca de whisky a su hermano. “Nos saludamos, y me dijo que me cuidara mucho de no pisar una mina”, revive Antonio.

Clarín

Biografía: Teniente 1° (PM) Luis Carlos Martella (EA)


Santiago Martella: Sensaciones del hijo de un ex combatiente


Busto del teniente Martella, tomada por el veterano de Ushuaia, Carlos Bonetti,en nuestro viaje a Monte Caseros, Corrientes el 9 de diciembre de 2009, está a la entrada de la Compañía B, a la cual perteneció el oficial.

Antes de hacer este viaje, cuando pensaba en Malvinas, mi primer sentimiento era de tristeza, porque mi viejo murió en la guerra cuando yo sólo tenía un año. Ahora todo cambió; Malvinas también es alegría. Durante siete días, 34 hombres nos embarcamos en esta "utopía hecha realidad": jugar al rugby y transmitir sus valores en ese lugar tan especial. Una semana entera compartiendo y fomentando nuestro querido deporte.

"¡Qué suerte! Vas a jugar con Branca, Sansot, Garretón.", me decían muchos antes de viajar. Lo que no sabían es que su grandeza los hizo ser iguales al resto. Uno más. Era tan importante quien había jugado seis meses como aquel que lució el yaguareté sobre el corazón.

Haber apoyado el primer try en la historia de las islas es un orgullo para mí, además de una emoción muy grande, ya que así pude homenajear a mi viejo y a todos los que se ofrendaron por completo para defendernos. Me genera más emoción haberlo marcado rodeado de ese fabuloso grupo de amigos que afrontó una adversidad y la convirtió en fortaleza. Durante la semana intentamos inculcarles el rugby a los más jóvenes habitantes de las islas, enseñándoles las reglas que no están escritas en ningún lado pero que todos conocemos: el respeto, la unión, el sacrificio, el compañerismo.

A ninguno se nos borrarán jamás esas pequeñas caritas sonrientes mientras se pasaban la pelota. El deporte une, y eso quisimos hacer: unir a dos pueblos distanciados. Para mí, que nunca debuté en Primera, haber jugado en Malvinas es la gira más linda que pude haber hecho. Y con un hincha muy especial alentando desde arriba..


Santiago Martella: periodista y ex jugador de Manuel Belgrano. Su padre, Luis Carlos Martella -Teniente 1° post mórtem del RIMec 4 de Monte Caseros- falleció en combate en el Monte Dos Hermanas dos días antes de la rendición y está enterrado en el Cementerio de Darwin.


Fuente: diario Clarín

martes, 14 de enero de 2014

COAN: Los mecánicos que posibilitaron todo

Los mecánicos que prepararon los aviones para la guerra 
Fueron destacados al sur del país para alistar a las aeronaves que iban a defender la soberanía argentina en las islas Malvinas. Aunque permanecían en tierra, en cada misión también salían ellos.


El suboficial mayor Néstor Beneitez, delante de un A4Q que conoció bien.

Por Andrea Carabetta y la teniente de fragata María Elena Martí



Los suboficiales mayores Néstor Beneitez, Ignacio Coradeghini y Marcelo Salvatierra tienen las alas en sus jinetas y son veteranos de la guerra de Malvinas.

En 1982, apenas superaban los 20 años de edad, cuando los enviaron al sur del país con una misión específica: como mecánicos aeronavales, debían alistar a los aviones que habían sido destacados a las islas para defender la soberanía argentina en esa porción de tierra austral.

Beneitez, 21, soltero, estaba en la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque (EA33), en Espora. Había egresado hacía poco más de un año como cabo segundo, y para el verano del 82 ya tenía varios cursos de especialización en los aviones A4Q.

En la primera parte de la guerra, la escuadrilla se embarcó reiteradamente en el portaviones ARA “25 de Mayo”, pero a esa etapa Beneitez la vivió en el Hangar 6 de la Base Aeronaval Comandante Espora.

Recién lo mandaron a Tierra del Fuego el 21 de mayo, como parte de un relevo de gente para la última etapa del conflicto: “Teníamos un sentido de responsabilidad y del deber muy fuerte. Fuimos a cumplir con lo que se nos ordenaba, pero con la firme convicción de que íbamos a defender algo que nos pertenece”.

Lo primero que recuerda de su llegada a la Base Aeronaval de Río Grande es la cantidad de gente que había. "Estaba la Fuerza Aérea y la Armada con sus Súper Etendard y sus Sea King. Los primeros días estuvimos bajo tierra, en los bunkers y a los 4 o 5 días nos dieron alojamiento, todos amontonados en un solo lugar”.

Para colmo, los días eran largos y movidos: “Siempre a la orden de las misiones. Nos levantábamos muy temprano, a las 4 de la mañana, y empezábamos a recuperar las aeronaves que la noche anterior se habían dispersado por la base para no tenerlas a todas juntas”.

Había que estar preparados para un posible ataque. Los aviones se ubicaban en distintos sectores de la base (como las cabeceras de las pistas, los laterales o entremedio de 2 edificios), y a la mañana había que regresarlos para iniciar las inspecciones diarias.

Tenían que estar alistados en todo momento y poder preparar las bombas y los aviones que se iban a usar, de acuerdo a cada misión que saliera.

“Se sentía una gran responsabilidad por tener al avión listo. Aunque uno está en tierra, es el avión que uno reparó y al que le tiene cariño. Además, en vuelo están el piloto, la máquina y nada más —asegura Beneitez—. Cada vez que uno despedía a un piloto nuestro y le daba el ‘OK’ del avión listo, detrás uno pensaba en lo qué le podía pasar.”

Una de las misiones en las que Beneitez intervino fue amargamente memorable: “Presencié la salida de los A4 de la Fuerza Aérea y de nuestros 2 Súper Etendard. Vi partir a 4 pilotos y sólo regresaron 2. Eso me impactó, me llegó al corazón. Era gente muy joven, como yo. Salieron a cumplir su misión, con la convicción de que defendían algo que nos pertenece".

Beneitez se enteró al tiempo de que esa misión había sido el ataque al portaviones británico HMS “Invincible”, el 30 de mayo de 1982.



El suboficial mayor Ignacio Coradeghini y de fondo, su Neptune.

"El avión no volvía..."


E l entonces cabo segundo Ignacio Coradeghini no perdía las esperanzas de ver regresar al avión de exploración Neptune que había salido de Río Grande esa madrugada del 4 de mayo de 1982 a detectar buques británicos.

Era su mecánico de armas y como tal, parte de su tripulación. Era su avión, aunque él permaneciera en tierra.

“No volvía… pero nosotros manteníamos la esperanza. Nunca la perdimos. Hasta que divisamos una cosa grande... y el avión llegó”, cuenta.

El Neptune había guiado a los Súper Etendard que atacaron al destructor HMS "Sheffield", causando su hundimiento.

* * *

Coradeghini, 21 años, había llegado a Río Grande el 23 de marzo del 82, como integrante de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración (EA6E). "Fuimos prácticamente los primeros y vimos arribar a todas las otras escuadrillas”, relata.

La escuadrilla a la que pertenecía se desactivó después de la guerra, que para él fue muy intensa: “Era un ida y vuelta, el avión salía a explorar sobre el mar. El Neptune fue también el que buscó intensamente a los náufragos del ‘Belgrano’ —recordó el suboficial, que actualmente está destinado en la Escuadrilla de Súper Etendard, a la vez que reconoció lo duro que fue ver llegar a la gente del crucero—. Había muchos compañeros míos, aunque ahí no había jerarquías”.

Para la madre de Coradeghini, quien hoy con sus más de 80 años sigue recordando la guerra, el conflicto fue doblemente duro: allí estaba Ignacio y también su hermano que pertenecía al Ejército, de quienes no tuvo noticias hasta que finalizó la gesta. Los dos volvieron.


El suboficial mayor Marcelo Salvatierra, en el hangar de los Súper Etendard que tanto lo cautivaron.

El privilegio de estar en Súper


Cuando Marcelo Salvatierra egresó en 1981 como cabo segundo y le dijeron que ahora su destino era la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (EA32), no sabía a dónde lo mandaban.

“Nadie quería ir a una escuadrilla desconocida, con un avión desconocido y en donde no se podía volar. Pero las vivencias de esta escuadrilla te hacen sentir lo que es ser ataquista. Se te hace piel”, cuenta Salvatierra, que ahora es suboficial mayor.

Dice que cuando pisó el hangar de los Súper Etendard se quedó impactado por la forma aerodinámica, moderna y brillante del avión. Entonces pensó: “Yo me quiero quedar acá”.

Y se quedó.

Le dieron la sección electricidad y pudo aprender de un cabo principal que le enseñó "desde las cosas básicas hasta las más profundas".

"Hasta que un día fueron y nos dijeron: 'Muchachos, tenemos que ir a la guerra'. Todo para lo que nos preparamos iba a suceder", relata Salvatierra recordando aquel momento.

"Antes de salir de la escuadrilla vimos cómo trabajaron los ingenieros con los misiles (que para nosotros eran genios con equipos de ultima generación), a los Infantes preparados para partir… el trabajo duraba las 24 horas del día."

Ya en el sur, “estuve los dos meses con el frío y sin comodidades, pero no me di cuenta si tuve descansos o no. Lo importante era estar ahí”.

Salvatierra reconoció que despedían a los aviones con una carga emocional muy grande: “Los despedíamos con un ojalá”.

* * *

Hubo 2 alarmas de ataque donde él estaba: una de noche y otra de día, que se vivieron de forma totalmente angustiante. “La noche de alarma de ataque terrestre se escuchaban disparos y yo me puse atrás de una columna. No durmió nadie y al otro día nadie quería salir”.

La otra alarma de ataque aéreo se produjo porque los aviones argentinos volaban sin emitir para no ser interceptados. "Se disparó cuando yo estaba dentro del hangar y tenía puesta una capa amarilla para la lluvia. Había un ruido extraordinario porque estábamos dándole alimentación a los aviones y veíamos que un suboficial movía la boca desesperado. Y como no le hacíamos caso, apagó todo y empezó a gritar que había un ataque aéreo”.

"Cuando nos dimos cuenta de la situación, mi compañero y yo con la capa amarilla salimos corriendo hacia los bunkers y los que corrían al lado nuestro se alejaban de nosotros: cuando estuvimos a salvo nos dimos cuenta de que con esa capa éramos un blanco fácil."

Eso quedará siempre como una anécdota.

Gaceta Marinera

lunes, 13 de enero de 2014

Malvinas: Visitando Tumbledown hoy

Visitas a Malvinas

El 11 de enero de 2014 el señor Victor Pablo Vadalá visitó Malvinas y obtuvo fotos recientes de la zona de Tumbledown. En el lugar donde combatió el BIM 5, con posiciones bien fortificadas y varias posiciones en muy buen estado de conservación 32 años después...


El autor de las fotografías posa en un monumento frente a la iglesia local.

Las cocinas del BIM 5






Cargador oxidado de un FN FAL


Un borceguí abandonado

domingo, 12 de enero de 2014

Pucará: Los vuelos del ZD485

Los vuelos del Pucará ZD485

Por Rubén Durán



La RAF con el IA-58 Pucará A-515/ZD485/9245M:

22/02/1983: Pruebas de rodaje.
28/04/1983: Inician las pruebas de vuelo. Primer vuelo en Gran Bretaña con repuestos extraídos de los Pucará A-549 y A-533. Volado por el A&AEE ‘A’ Squadron pilot Squadron Leader Russell Peart y también por el S/Ldr Banfield por aproximadamente 25 horas. Las pruebas incluyeron combates simulados contra un Sea Harrier piloteado por David Morgan.
28/04/1983: Primer vuelo- Evaluación de Manejo (45 minutos)
09/05/1983: Dos vuelos- Manejo Asimétrico y Reencendido de Motor. Piloteado por el S/Ldr Banfield (1 hora 50 minutos)
13/05/1983: Traslado al Área de Maniobras de Larkhill (1 hora 30 minutos)
19/05/1983: Evaluación de Manejo (1 hora 30 minutos)
20/05/1983: Operación desde pista de hierba (40 minutos)
03/06/1983: Operación desde pista de hierba. Piloteado por el S/Ldr Allen (40 minutos de vuelo)
07/06/1983: Dos vuelos, incluyendo más operaciones desde pista de hierba. (Total de 90 minutos)
10/06/1983: Evaluación de despegue y aterrizaje. (35 minutos de vuelo)
11/06/1983: Exhibición Aérea ETPS Open Day. (5 minutos de vuelo)
23/06/1983: Ataques Simulados contra Sistema de Misiles Rapier (1 hora de vuelo)
27/06/1983: Combate “1v1” (Uno contra Uno) contra helicóptero Puma. (45 minutos de vuelo)
28/06/1983: Combate “1v1” (Uno contra Uno) contra helicóptero Sea King. (45 minutos de vuelo)
07/07/1983: Pruebas de Vuelo a Baja Altura. (40 minutos de vuelo)
11/07/1983: Exhibición Aérea- NAS Yeovilton. (1 hora 10 minutos de vuelo)
12/07/1983: Ejercicios de Combate Aéreo (Fighter Affiliation) contra 2 (dos) F-4 Phantom (1 hora 10 minutos de vuelo)
21/07/1983: Evaluación de Performance y Entrega a RAF Greenham Common, donde será exhibido en forma estática durante los días 23 y 24 de julio, en el marco del 1983 International Air Tattoo.
25/07/1983: Regreso a Boscombe Down, aterrizando en hierba (20 minutos de vuelo)
09/09/1983: Vuelo desde Boscombe Down al Aerospace Museum, RAF Cosford.
23/08/1995: Se le asigna el serial de instrucción 9245M.
03/08/1998: Donado por el MoD al Royal Air Force Museum, que lo mantiene en exhibición en su sede de Cosford.

Fuente: RAF Museum

Mucho de la información de la performance de vuelo del Pucará sería pasada por la inteligencia británica a la Fuerza Aérea Chilena en los 80s.




sábado, 11 de enero de 2014

Biografías: Soldado José Ortega (EA)

La historia de José Ortega, el único soldado santacruceño caído en Malvinas
UNA HISTORIA DE VIDA, A METROS DE LA GUERRA

Se cumplieron 30 años de la Guerra de Malvinas. Río Gallegos, capital de Santa Cruz, vivió la fecha de forma significativa. Y es que en la ciudad, la proximidad con la guerra marcó a los vecinos, dejó anécdotas imborrables y un doloroso recuerdo de quienes no vieron regresar a sus amigos, vecinos y familiares.



La organización en Río Gallegos era con Jefes de Manzana, que después de las 17:00 realizaban vigilancia, mientras que en las casas se debían tapar con frazadas todas las ventanas para que no se logren ver luces desde el interior de las viviendas y evitar así cualquier intento de bombardeo. En las escuelas se practicaban diariamente los planes de evacuación, de manera inesperada sonaba la campana y muchos recuerdan los minutos debajo de los bancos esperando la orden para salir.
La ciudad cambió por meses su ritmo de vida, que sería recordado cada 2 de abril. El día que a las 20:00 hubo una alarma roja, el caos fue generalizado. Todos se preparaban para lo peor: un bombardeo. Inmediatamente los jefes de manzana en distintos puntos de la ciudad se reunieron y la confirmación de la alerta generó una inmensa conmoción. Minutos después, se desestimó la amenaza de ataque.
Quizás una de las historias más recordadas en Río Gallegos, es la de José Ortega. Con 19 años el soldado riogalleguense partió a las Islas Malvinas de donde nunca retornó. Se trata del único soldado de la ciudad caído en Malvinas. Su cuerpo sin ser identificado se encuentra enterrado en el Cementerio de Darwin.
Su madre, Sonia de Ortega, reclama junto a otros familiares de soldados caídos en las islas hace 30 años, la realización de estudios de ADN para poder colocar nombre y apellido a los cuerpos que hoy sólo figuran en Darwin como “Soldado sólo conocido por Dios”.

Desde la Patagonia a Malvinas

El 21 de julio de 1963 nació en Río Gallegos, José Honorio Ortega, hijo de José Bernardino Ortega y Sonia Cárcamo. A los 19 años de edad, el 1º de febrero de 1982, fue incorporado al Regimiento de Infantería 25, en Colonia Sarmiento, siendo destinado a la Compañía de Infantería "B". Allí recibió la instrucción básica para ser considerado soldado conscripto en forma altamente satisfactoria, “demostrando inteligencia, voluntad y energía para ejecutar las misiones impuestas”, según lo calificaron más adelante.
Con la proximidad a la fecha de inicio del enfrentamiento bélico contra Gran Bretaña en reclamo por la Soberanía de las Islas Malvinas, el 26 de marzo de 1982, José Ortega fue destacado para integrar la 2da Sección de la Compañía de Infantería "C", con miras al desarrollo de las futuras operaciones de combate. Sus autoridades fueron el jefe de Compañía, el Teniente Primero Carlos Daniel Esteban, el jefe de Sección, Subteniente Juan José Gómez Centurión y su Jefe de Grupo, el Sargento Sergio Ismael García.
“El 18 de marzo de 1982 fue la última vez que vi a José. Llegó de Sarmiento, donde estaba el regimiento hasta Trelew. Nos dijo que tenía un permiso especial para visitarnos. Lo último que me pidió fueron tortafritas, después tuvimos una charla familiar y sólo nos dijo “tengo que volver hoy porque tengo una misión especial”, contó Sonia Ortega rememorando minuto a minuto las últimas charlas con su hijo.
José Ortega tenía 19 años cuando partió a las Islas Malvinas. Con cinco soldados bajo su responsabilidad asumió el reclutamiento como “un honor y deber”, según describió su madre. Su número de selección fue el 470. “Fueron varios días, revisando los números porque era como una lotería, aunque aún no sabíamos a dónde iban específicamente. Cuando vimos su número, sabíamos que le tocaba tierra, y él lo tomó como algo que tenía que cumplir, nunca lo escuchamos quejarse”, indicó Sonia.

Las primeras cartas

El 1 de abril de 1982, junto al grueso de la Unidad José Ortega, partió hacia la ciudad de Comodoro Rivadavia, donde fueron trasladados al Aeropuerto para ser llevados a la Base Naval Puerto Belgrano, en Bahía Blanca, para embarcar posteriormente a bordo del Almirante Irizar. Al día siguiente, el 2 de abril, el soldado Ortega integró la masa de la Compañía "C", arribando hasta el entonces Puerto Stanley, transportado en helicóptero. Formó parte de la Compañía "C" tomando la localidad de “Goose Green” (Ganso Verde) el 3 de abril, trasladándose posteriormente a Darwin, donde se instaló la base de combate. En combate, el 24 de abril, prestó juramento de fidelidad a la Bandera Nacional junto a sus demás camaradas del Regimiento de Infantería 25.
Sonia Ortega, comentó que al padre de José le contó sólo algo de la información, homenajes y recordatorios que realizaron al soldado riogalleguense. “Habla poco del tema y siempre le afecta mucho, cuando se aproxima el 2 de abril son días más tristes y difíciles de atravesar”.
Recordando las últimas comunicaciones con su hijo desde que pisó el suelo malvinense, los primeros días de abril de 1982, Sonia narró que “la única manera de comunicarse con los chicos era a través de cartas, las llamadas eran muy caras y hasta raro que les permitieran hablar vía telefónica. De mi hijo recibí la primera carta el 9 de abril, donde me relató el minuto a minuto del viaje. Con letra mayúscula escribió LLEGUÉ A MALVINAS”.
La madre del Soldado Ortega, manifestó que hasta la actualidad sostiene que nunca se especificó el destino de los soldados. “Sólo los Generales supieron de entrada a dónde se llevaban a nuestros hijos”. La familia se enteró que José Ortega estaba en Malvinas cuando llegó allí.
Durante los combates de Darwin, el soldado Ortega participó de un contraataque efectuado por su Compañía en el cual su Sección se aferró en el combate con el enemigo durante 30 minutos. Después de unos cuántos intentos y, habiendo rechazado el Jefe de Sección, Subteniente Gómez Centurión, la intimidación a rendirse que le hiciera un oficial británico, el enfrentamiento volvió a reactivarse. Fue allí que a causa del hostigamiento ejercido por el enemigo dieron la orden de que el grupo de combate se repliegue hasta sus posiciones originales. El enfrentamiento duró hasta a las primeras horas de la noche. Allí, junto a los soldados José Luis Allende, Ricardo Andrés Austin y Ramón Ángel Cabrera; el cabo Héctor Rubén Oviedo y el sargento Sergio Ismael García, murió en combate José Honorio Ortega. La hora oficial de fallecimiento marcaría la fecha que modificó para siempre la vida de Sonia y su familia: eran las 11:30 de ese 28 de mayo.
“De José sólo tengo seis cartas, la última la recibí el 22 de mayo. Llegaba una carta por semana, pero después de mayo no supe nada más de mi hijo, no teníamos forma de comunicarnos y nadie nos decía nada”. José se desempeñaba como integrante de un grupo de tiradores. Al ejecutar fuego desde una posición defensiva en la pista de aterrizaje, recibió un impacto de bala en la frente produciéndole la muerte en el acto.
“El día que nos despedimos, hablamos del bebé que yo estaba esperando que resultaron ser mellizas, siempre preguntaba sobre el embarazo. Murió sin poder conocerlas a Carolina y Melisa que nacieron dos meses después de su muerte”, relató Sonia Ortega a esta periodista.

La peor noticia

Con la esperanza de que su hijo retornara de las Islas Malvinas, Sonia y José, su esposo, esperaron los 15 días que contemplaba el Ejército para buscar a los soldados. En el mes de junio finalizó la infructuosa guerra y no vieron regresar a su hijo.
“Varios amigos nos dijeron que lo habían visto, empezamos a hablar con gente de Ushuaia con la esperanza de encontrarlos”. Sin mayor éxito en la búsqueda, Sonia y José recibieron en octubre recién, la triste noticia de que su hijo había fallecido en Malvinas el 28 de Mayo. “Pasaron muchos meses hasta que nos llegó el certificado de defunción donde nos confirmaron que José había muerto. De allí en más todo fue muy triste. Mi familia parecía desmoronarse, pero pudimos unirnos y continuar. Nunca desde el Estado recibimos ayuda, ni contención, ni un lugar al cual acudir al enterarnos de que nuestro hijo murió como soldado en Malvinas”.

Viajes a Malvinas

Mientras el entonces presidente de facto de nuestro país —General Leopoldo Galtieri— prometía una gloriosa gesta vociferando la victoria en una batalla desigual en fuerzas, equipamiento y oportunidades, los familiares de los soldados vivían otra realidad. “Nunca creí una sola palabra de la información que se daba durante la guerra. Todas las noches escuchaba la radio de Montevideo y allí nos enterábamos de que nuestros soldados no la pasaban tan bien, que sufrían hambre. Después escuchar que se festejaba en Buenos Aires la recuperación de las Islas mientras mi hijo estaba allí, fue difícil de entender”.
Pasarían muchos años hasta que Sonia, José y las mellizas Carolina y Melisa pudieran pisar suelo Malvinense. “Realizamos el primer viaje con el contingente de 240 familiares de ex combatientes caídos en Malvinas. Cuando estuve allí me emocioné profundamente. El lugar desde donde mi hijo me escribía y donde perdió la vida por su país”.
El 3 de abril de 1998, se declararon como "Héroes Nacionales" a los combatientes argentinos fallecidos durante la guerra de Malvinas. En el año 1982, en el cementerio de Darwin, junto a otros cientos de soldados, se encuentra enterrado el cuerpo de José Honorio Ortega. Sin identificación, N/N y con la leyenda “Sólo conocido por Dios”. El 15 de mayo de 1984, el Concejo Deliberante Municipal resolvió por Ordenanza Nº 84 de ese año que una calle de nuestra ciudad capital perpetuara la memoria de un hijo de Santa Cruz, que dio su joven vida en esa guerra.
El proyecto de Ordenanza fundamentaba la decisión con los siguientes argumentos: “A dos años de los heroicos enfrentamientos de nuestras fuerzas con el poderío del colonialismo inglés, están vivas en nuestro recuerdo las imágenes de los campos de batalla regados con la sangre de nuestros soldados, tierras que tienen, hoy más que nunca. El derecho a llamarse argentinas. Que Santa Cruz vivió, tal vez como nadie, la marcha de los acontecimientos, porque sólo a pocos kilómetros de nuestras playas, soldados santacruceños u otros con ese destino, estaban defendiendo con su vida las costas de nuestra Patria. Que unos volvieron, tuvieron el honor de ser recibidos como héroes, otros quedaron allá dando testimonio de valor, coraje e hidalguía. Que en los campos de Darwin, un hijo de esta ciudad: José Honorio Ortega, dejó su vida para siempre, educado en el colegio Salesiano, es incorporado al RI 25 Compañía I ‘B’ de la ciudad de Sarmiento en Chubut, cuerpo que fuera convocado para luchar en Malvinas. Dios quiso que el Soldado santacruceño de clase 1963, quedara en el campo de batalla”.
La familia de José Honorio Ortega considera que aún hay deudas pendientes con los excombatientes, con los familiares de soldados caídos en Malvinas. La lucha actual, es la concreción de los estudios de ADN para poder identificar los cuerpos en el cementerio de Darwin. Trece familias mandaron muestra de ADN de familiares directos primordialmente. La inquietud nace en la Asociación de Veteranos de Guerra que brinda ayuda los familiares. La madre del Soldado Ortega expresó que la propia presidenta de La Nación —Cristina Kirchner— está llevando adelante la posibilidad de que se realicen los estudios de ADN. “Queremos junto a familiares de otros soldados fallecidos, poder identificar a nuestros hijos con nombre y apellido, porque con esa identidad fueron a luchar a Malvinas y que ya no figuren como ‘Sólo conocidos por Dios’, es una manera de rendirles homenaje y reconocerlos”.

Lucía Salinas
Twitter: @salinaslucia

Periódico Tribuna