sábado, 15 de junio de 2013

El cuchillo de Corbera

Una historia de Malvinas - Cuchillos de Paracaidista Fabricaciones Militares
Aprovecho este post para mostrar estos ejemplares de cuchillos de paracaidista de Fabricaciones Militares de Argentina y publicar una historia de la guerra que involucra a uno de estos cuchillos.
El ejemplar de arriba, obsequio de mi amigo Sandro Garofalo, a quien agradezco de corazón por su desprendimiento, se encuentra con algunas modificaciones en la vaina, por un lado se le cambió el color de marrón a negro, se colocó una presilla de tela con doble broche y la empuñadura no cuenta con los apoyadedos, los cuales fueron sustituidos por una cuerda.
El de abajo tiene la particularidad de que es un ejemplar sin uso, todavía mantiene el barniz protector contra el óxido en su hoja.


La historia del combatiente que perdió un puñal en Malvinas y “lo encontró” 27 años después.
La Guerra de las Islas Malvinas tiene aún cientos de historias, anécdotas y momentos tristes y otros no tanto, para recordar y contar. Tal es el caso, de lo que le sucedió al ex combatiente Guillermo Enrique Corbella, quien hoy desempeña sus labores en el Concejo Deliberante de nuestra ciudad y que 27 años más tarde de vivir aquella batalla cruel y desigual, tuvo una grata sorpresa, aunque aún con futuro incierto que decidió contársela a El Cordillerano. 
Corbella tiene en su mente cada momento de su infeliz estadía en las Islas Malvinas por 74 días. Pero lo que lo convierte en noticia, es uno de sus últimos días en aquellas conflictivas tierras, que siempre seguirá sintiendo como propias. Puntualmente, se retrotrae al momento de la rendición llevada a cabo el 14 de junio de 1982, cuando él en su rango de subteniente (con 46 soldados a su cargo), formó la fila junto a sus compañeros de guerra y los ingleses procedieron a desarmarlos, con la excepción de no desproveerlos a cada uno de su pistola y su sable bayoneta.
Corbella no poseía un sable, pero sí un pequeño puñal que había obtenido en enero de 1981 cuando realizó el curso de paracaidista en el Colegio Militar de la Nación y le fue entregado en la ceremonia antes de dar el primer salto al aire.
En el momento de la entrega de armas, aparece a sus espaldas un soldado inglés que visualiza la punta del cuchillo por debajo de la campera y le corta los cordines que lo sostenían a su cintura. “Que lindo, me lo llevo”, le dijo el soldado europeo en su idioma. 
De ahí en más Corbella dio por perdido su tan preciado obsequio.


Cadena de favores
Sin embargo, recibió un llamado de otro veterano de guerra, quien le comentó que el escritor argentino Abel Doménech necesitaba contactarse con él.
Doménech es el autor de un libro denominado “El cuchillo táctico” que data de 1996, texto que leyó un comisario en Córdoba y le pareció curiosa la inscripción que llevaba la guarda de uno de los puñales publicados por Doménech de marca Erizo.
La leyenda del cuchillo dice "El CMN al Cad GE Corbella" y su significado es el siguiente: "El Colegio Militar de la Nación al Cadete Guillermo Enrique Corbella", inscripción que llevaba desde que le fuera otorgado al protagonista de esta historia.
El comisario, Mario Nieto, se contactó con el Departamento de Veteranos de Guerra, consiguió todos los datos viejos y actuales de Corbella y se los pasó a Doménech.
El escritor llamó a la casa del hoy ciudadano barilochense y le dijo la cadena de circunstancias que lo motivaron a llamarlo por teléfono.
Doménech le comentó a Guillermo que la imagen que publicó en su libro, la tomó de otro texto de un colega inglés denominado Ron Flook, le llamó la atención y por eso decidió incluirlo. “Yo ya formo parte de esta historia, por lo que me gustaría recuperar tu puñal y entregártelo en Las Malvinas”, le dijo el literato, quien de inmediato se puso en contacto con Flook vía correo electrónico y éste le respondió que el cuchillo era de un amigo, pero que ese supuesto amigo no estaba dispuesto a venderlo.
“¿Venderlo?, me lo tiene que devolver, pensé yo”, cuenta Guillermo Corbella. Doménech le ofreció a su par inglés otro cuchillo de su colección, uno marca Randall, o cualquier elemento de su frondosa colección.
Flook ratificó sus intenciones de no venderlo. En realidad, son las supuestas intenciones de su amigo. Sí contó que ese amigo lo había obtenido en una subasta, luego de que lo utilizara un oficial de la marina inglesa. Pero de devolverlo, ni noticias.
“No sé si voy a poder volver a tener mi puñal, pero lo que sí es cierto que esto me incentivó a seguir investigando y para ponerme en contacto con gente que vivió las cosas que yo viví”, cuenta Corbella, tras haber hallado a la distancia aquel viejo cuchillo que obtuvo en 1981 y que “perdió” un año después.
“Me encantaría poder hablar con el oficial que me lo sacó, pero no para confrontar sino para intercambiar experiencias, charlar de la guerra y de cómo él la vivió. Aunque desde ya que recuperar el puñal coronaría esta historia que aún a mi me sorprende. Es muy reciente lo que pasó y sucedió en muy pocos días”, sostiene Guillermo, con la ilusión de algún día volar hasta Gran Bretaña y por qué no, por lo menos, volver a ver su tan preciado cuchillo. 

Ejemplo de “esfuerzo y abnegación”
Guillermo Corbella egresó del Colegio Militar Nacional con la Promoción 112, con el orden de mérito 152. Ingresó el 15 de febrero de 1978 y egresó el 28 de noviembre de 1981. Es del Arma de Infantería y nació en Entre Ríos el 9 de diciembre de 1959. Fue subteniente y en Malvinas estuvo en el Regimiento de Infantería 6 "General Viamonte".
Corbella estuvo al mando de la Compañía "B", nombrada "Peribebuy" en honor a las tropas argentinas que combatieron contra tropas paraguayas, había estado desplegada en el Monte Tumbledown, en apoyo al Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5). Ese Regimiento había desplegado sus compañías en la zona de Puerto Argentino. 
Corbella egresó como subteniente de infantería el 28 de noviembre de 1981, es decir que para la época de la guerra, era un joven subteniente de tan sólo veintidós años. Hizo el curso de paracaidista siendo todavía cadete. Esto explica por qué el CMN le entregó un cuchillo, precisamente de paracaidista. 
Corbella fue condecorado con la medalla "Al esfuerzo y la abnegación",y entre los considerandos del otorgamiento de la medalla, se menciona: "Lograr con su decidida acción de mando mantenerse en la posición pese al intenso fuego enemigo, lo que impidió que este desbordara por el flanco a los efectivos del RI 4 que ocupaban la Cresta militar". 



Muy cerca de la muerte
Corbella vivió la guerra muy de cerca. La Compañía que integró estaba en uno de los dos frentes de ataque de la Armada inglesa. “Los ataques eran de noche y éramos entre 800 y 1000 argentinos contra más de 3000 soldado ingleses”, relata.
Guillermo vio como 12 soldados de su regimiento dejaron la vida en aquellas lejanas y frías islas. “Además hubo muchísimos heridos, muchísimos”, recuerda. “Estoy vivo porque tuve un grupo de soldados brillante y porque uno en la guerra o en situaciones extremas como las que vivimos hace cosas por instinto, costumbre o necesidad”, señala.
Cuenta que de tanto escucharlos venir, junto a sus compañeros ya sabían donde caerían los misiles. “Por el silbidos decíamos ese cae allá, ese va sobre el regimiento o cual, ese va más adelante y de repente dijimos, corramos que ese cae acá” y pudieron protegerse de un bombardeo y sus “astillas” por saltar a tiempo.
A Corbella le tocó replegarse varias veces hasta terminar en Puerto Argentino y vivió muy de cerca la muerte. “Hoy estoy acá porque una mano me sacó vivo de ahí y me dijo que ese no era mi momento de morir”, expresó tristemente.

Baco Tacticos Cuchillos


martes, 11 de junio de 2013

10 de Junio: Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas


10 de junio - Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Sandwich y del Atlántico Sur. 
(Billete argentino 1829)

domingo, 9 de junio de 2013

Conscriptos: Su desempeño en combate (3/3)

La reevaluación del desempeño de combate de los reclutas
Los soldados conscriptos durante la Guerra de las Malvinas (1982)

Parte 3Parte 2 - Parte 1
Por Alejandro L. Corbacho 
Departamento de Ciencias Políticas 
Universidad del CEMA, Buenos Aires, Argentina 

Conscriptos navales contra Guardias 

Monte Tumbledown: Preparación para la batalla 
El 8 de abril, el comandante del Batallón de Infantería de Marina 5, el comandante Carlos Robacio, recibió órdenes de ir a las islas Malvinas. Hasta el 12 de abril, el personal y el equipo llegaron a Puerto Argentino. Una vez que la unidad estaba totalmente en su lugar, el alto mando ordenó a sus miembros preparar posiciones defensivas alrededor de la capital. Más precisamente, el Batallón de Infantería de Marina 5 fue el responsable de Monte Tumbledown, monte William, y la colina Sapper. El batallón tuvo que cubrir un perímetro de 16 kilómetros. Para lograr esto, el batallón tenía una fuerza total de 703 hombres. Todos reclutas, los infantes de marina de la clase 1962 o más viejos, y ningún nuevo recluta (clase de 1963) fue enviado a las islas. El batallón estaba lejos de ser completa, ya que sólo las compañías de fusileros, la unidad de cuartel general, y unidades logísticas pocos entraron en las islas. Más tarde, otras unidades de la Marina reforzaron el batallón, incluyendo un grupo de ametralladoras pesadas (unos 29 hombres, con una ametralladora de calibre 0.5), la primera sección de la Marina de Ingenieros Anfibios (20 hombres), y la Batería B del Batallón de Artillería de Infantería de Marina con seis cañones de 105 mm. (96)
Monte Tumbledown
Originalmente, el grupo de ametralladoras pertenecía a una compañía de ametralladoras de infantes de marina apresuradamente enviada desde Puerto Belgrano, la principal base naval argentina. Esta compañía, unas 136 hombres tenían un total de 27 armas de fuego y se dividieron en tres secciones. Cuando la compañía llegó a las islas, sus pelotones fueron dispersados, y el Batallón de Infantería de Marina utiliza sólo uno (97). La compañías de fusileros fueron Compañía M (203 hombres), la Compañía N (200 hombres), y la Compañía O (100 hombres). (98)


En cuanto a lo de defender con más fuerza, el Alto Mando argentino de las Islas Malvinas decidió defender tres zonas "principales": Puerto Argentino (Port Stanley), capital de las islas, Darwin-Goose Green en la Isla Soledad (East Falkland); y, por razones políticas, Fox Bay y Puerto Howard en la Isla Gran Malvina (West Falkland). El Mapa 2 muestra la ubicación de las zonas de defensa clave argentinas en las Islas Malvinas (99). Todas las unidades del Ejército se precipitaron hacia las islas sin su equipo pesado y de apoyo. Por ejemplo, carecían de suficiente cocinas de campo, ropa de invierno, equipos de comunicación, o incluso baterías de repuesto para apoyar adecuadamente a las tropas. 
A diferencia de sus hermanos del Ejército, la Infantería de Marina argentina estaban bien alimentados y tenían buena ropa y equipos de comunicaciones mejorados. También a diferencia de los soldados conscriptos del ejército, los infantes de marina habían recibido una formación de combate nocturno, y, sobre todo porque el batallón se había basado en Tierra del Fuego en el extremo sur de la Patagonia, sus miembros se han adaptado a las condiciones climáticas rigurosas. (100)


Mapa 2
Durante el período comprendido entre su llegada y la lucha, los infantes de marina estaban ocupados preparando sus posiciones, cavando trincheras, limpiando sus equipos, y reconociendo el terreno y la coordinación y organización de apoyo de fuego. (101)
El batallón fue también bien provisto de herramientas de afianzamiento. Debido a su experiencia en Tierra del Fuego, eran muy conscientes de la dureza del suelo de las islas circundantes de Argentina. Por lo tanto, el batallón viajó a las islas siempre con barras de hierro, que fueron muy útiles para la excavación en la roca. (102)


Conscriptos del BIM 5 en Tumbledown
El combate entre las fuerzas argentinas y británicas comenzaron el 1 de mayo con el bombardeo del aeropuerto por un bombardero Vulcan de la RAF. Los británicos se acosó a la guarnición argentina, con continuo bombardeo naval y aéreo, así como a pequeña escala incursiones de comandos. Cada noche, después de 01 de mayo, dos o tres buques británicos bombardearon la costa sur de Puerto Argentino 12 a 15 kilómetros desde el mar. (103)
Después del desembarco británico en San Carlos, el Comando General de alta en las islas reorganizado el perímetro defensivo. Inicialmente, los comandantes habían previsto que la dirección más probable de un ataque a la mar, con el desembarco de tropas británicas en Puerto Argentino o sus alrededores. Pero más tarde, los encargados decidieron defender Puerto Argentino también de un ataque desde el oeste, mientras que el mantenimiento de fuertes defensas costeras al este y al sur de la capital. 
Entre los días 29 de Mayo y 3 de Junio, el Alto Mando establecido el lado oeste del perímetro defensivo a lo largo de los montes que rodean Puerto Argentino. Estas corriendo de norte a sur, y constituyeron inalámbrica Ridge, Longdon, Dos Hermanas (Dos Hermanas), Harriet, Tumbledown, William, y el cerro Sapper. Este nuevo perímetro de 48 kilómetros de largo, y las fuerzas argentinas podrían proteger sólo el 37 por ciento de la misma. Esto significaba que no había suficiente espacio dejado al descubierto que el enemigo pudiera tomar ventaja de las lagunas y huecos y se infiltran en las posiciones argentinas. (104) El Mapa 3 muestra Puerto Argentino, sus alturas circundantes y las posiciones de marina en el Monte Tumbledown. 


Mapa 3
Después de la caída de Goose Green, las tropas británicas se trasladaron -algunos cronistas dicen "saltaron"- al oeste hacia Puerto Argentino (105), y después de 31 de mayo  la artillería de tierra y  naval británica empezó a golpear las posiciones argentinas en las montañas. Hasta el 8 de junio, las acciones de la tierra fueron sólo se escaramuzas intensas entre patrullas. Durante tres días los británicos probaron la defensa argentina y se prepararon para el asalto final. Entonces la batalla por Puerto Argentino comenzó en la noche del 11 de junio 
El plan británico que abarca dos fases, la primera fase es la conquista de la primera línea de montañas. La 3ra Brigada de Comandos entera al mando de Thompson tomarían parte en este ataque. El Tercer Batallón de Paracaidistas atacaría Monte Longdon, el Batallón del 45o Comando se enfrentaría al Monte Dos Hermanas, y del Batallón del 42o Comando se movería en contra Goat Ridge y el monte Harriet. Durante la operación, las fragatas HMS Avenger, HMS Glamorgan y HMS Yarmouth proporcionarían el apoyo de bombardeo naval. 
A eso de las 11:00 pm, hora local, los británicos atacaron de forma simultánea en todo el frente occidental. Los atacantes superaban en número a los defensores de los argentinos por dos a uno (106). Los británicos estaban usando todas sus fuerzas disponibles en el ataque a Puerto Argentino, no había más tropas frescas en la reserva y no había más en curso desde Gran Bretaña. Además, como señala Middlebrook, las tropas británicas estaban cansadas ​​y sufrían, al igual que los argentinos, cada vez más del clima más frío. (107) Las posiciones argentinas frente a los comandos británicos formado parte de la RI 7 en Monte Longdon y parte del RI 4 en la zona de Dos Hermanas, Goat Ridge, y Harriet. En la madrugada del 12 de junio, después de una lucha muy difícil en algunas zonas, las tropas británicas ocuparon el anillo exterior de las colinas que rodean a los defensas de Puerto Argentino. (108)
Después de perder a estas posiciones, los argentinos ajustaron su perímetro defensivo durante el 12 de junio. Una compañía avanzada de RI 3 y las posiciones ocupadas por el monte al noreste de Tumbledown, en colaboración con la Compañía B del RI 6. Al mismo tiempo, la compañía S del BIM 5 ocupó las alturas cerca de Paso de Pony, al sureste de Monte Harriet. (109)
La siguiente fase en el plan británico de ataque fue que el 2do Batallón de Paracaidistas, con el 3er Batallón de Comandos como reserva, atacaría Wireless Ridge, al noroeste de Puerto Argentino. Al mismo tiempo, la 5ª Brigada, formada por el Batallón de la Guardia Escocesa, el Batallón de la Guardia Galesa y el Batallón de Gurkha atacaría Tumbledown (229 metros de altura), William (213 metros de altura) y Sapper Hill (138 metros de altura), respectivamente. El ataque, que se había previsto para la tarde del día 12, se aplazó hasta la tarde del día 13. Para que el ataque a los británicos trajeron municiones y suministros durante todo el día (110), y allí se enfrentaron a los argentinos responsables de la defensa del monte Tumbledown, William, y el monte Sapper Hill en el oeste y sureste de Puerto Argentino: el BIM 5. Los líderes del estado mayor argentino en Malvinas decidieron adjuntar a la Compañía C de infantes de marina al RI 3 en el sur, así como de la Compañía B del RI 6 y la Compañía A del RI 3 en el norte. A las 10:15 pm, después de un pesado bombardeo de preparación, los británicos comenzaron el ataque contra dos compañías del Batallón de Infantería de Marina 5: la Compañía N en Tumbledown y la Compañía O al suroeste de Mount William. Los atacantes eran del 2º Batallón de la Guardia Escocesa. Si se capturaba la posición de forma rápida, los Gurkhas iban a pasar encima de la posición y el asaltarían una posición más pequeña adelante en el Monte William (111). Ver en el mapa 3. 
Conscriptos de la IMARA en Tumbledown, el de la derecha armado con un metralleta Halcón 

Suponiendo que los ingleses tomarían una posición en un tiempo y luego la consolidarían, los infantes de marina intentaron, como era su estrategia básica, mantener sus posiciones hasta el amanecer. Se esperaba que los británicos se retirarían si no lograban capturar a estas posiciones. (112)

La primera acción fue un ataque de distracción llevada a cabo por una treintena de Guardias de la Compañía del Cuartel General, apoyados por cuatro tanques ligeros. Esta fue primera operación de tanques en las Islas Malvinas. El ataque tuvo como objetivo atraer a las fuerzas argentinas hacia el Monte William, y la columna británica se enfrentaron a los elementos más meridionales de la compañía O del 5to Batallón de infantes de marina, que había sido enviado hacia adelante cerca de Pony Pass. (113) Los británicos avanzaron, mientras que todavía había algo de luz, por lo que los argentinos pudieron identificar claramente la fuerza de ataque y su composición. (114) De acuerdo con la compañía oficial al mando S, los británicos no tenían conocimiento de la presencia de la fuerza argentina. El oficial argentino a cargo fijó la posición de los atacantes y dirigió el fuego de artillería, que cayeron sobre los escoceses. (115)

Este intercambio inicial terminó favorable para los argentinos, ya que los Guardias retrocedieron, creyendo que había llevado a cabo con éxito el ataque de distracción. Sin embargo, no se disponía de reservas argentinas para trasladarse a ese sector (116), y los británicos no habían detectado aún la presencia de la Compañía O (117). Más tarde, esta compañía enfrentó a la Guardia Galesa, que avanzaban con el fin de pasar el Monte William y atacar Sapper Hill. Después de que los hombres de la compañía O habían causado algunas bajas y retrasaran en el avance a los atacantes, el cuartel general del batallón ordenó dar marcha atrás a la unidad de Sapper Hill (118). Se retiraron, luchando hasta el final. Finalmente, a eso de las 1:30 am el 14 de junio, la compañía reforzó el perímetro defensivo de la Compañía C del RI 3. (119)


Foto: Oscar Teves
A continuación, los británicos dirigieron su esfuerzo principal a Tumbledown. El plan de la Guardia Escocesa para el ataque principal fue hacer frente a la cresta larga y delgada del Tumbledown en tres fases, el trabajo de oeste a este, con cada una de las 3 compañías de rifleros del batallón capturando un tercio del objetivo cada uno. (120) La Compañía G de la Guardia Escocesa atacaría el primer tercio, la Compañía en el flanco izquierdo capturaría el tercio central, y la Compañía de flanco derecho captaría el último tercio. 


Gurkhas en Thumbledown
Frente a la Guardia Escocesa, los defensores de Tumbledown era la Compañía N del BIM 5. Esta compañía colocó sus pelotones de la siguiente manera: el 1er Pelotón, en el lado sur del Monte William, protegiendo la carretera de Fitz Roy a Puerto Argentino, el 2do pelotón, en el lado oeste del Monte William en dirección a Dos Hermanas, el 3er Pelotón, en el lado norte de Tumbledown en la dirección de Moody Valley, el 4to pelotón situado en el sureste de Monte Tumbledown hacia el Monte Harriet y, por último, el 5to pelotón, que consistía de los Ingenieros Anfibios, estaba colocado en el punto más alto de la parte occidental de Tumbledown hacia el oeste-noreste de Monte. La compañía fue apoyada por seis morteros de 81 mm, seis morteros de 106 mm, la batería de obuses de la Armada y los grupos 3 y 4 de artillería del Ejército. (121)

La Compañía G (Batallón de Guardias Escoceses) se acercó en silencio hasta el final occidental de Tumbledown y ocupó la posición sin dificultad, porque no había tropas argentinas allí estacionados (122). A continuación, la Compañía en el flanco izquierdo pasó a través de la Compañía G para acercarse a las alturas principales de Tumbledown y, en esta ocasión, sus hombres se encontraron con un fuego feroz (123). Los argentinos para detener a los británicos, casi todos de la Compañía N se concentraron en el extremo oriental de la pendiente, desplegados para dominar la tierra abierta hacia el norte y el sur (124). Esto dejo sólo al 4to pelotón, dirigido por el segundo teniente Carlos Vázquez, para recibir el ataque de los Guardias escoceses. Por otra parte, este no era ni siquiera un pelotón regular, ya que se había formado a partir de infantes de marina reunidos de otras tareas. El pelotón estaba compuesto por veintisiete infantes de marina, además de unos cuantos ingenieros anfibios, y dieciséis soldados del Ejército. (125)

Los británicos utilizaron con profusión el fuego de cohetes, pero las posiciones de los infantes de marina había sido bien preparadas, y los hombres resistieron. A medida que avanzaba la noche y continuaba el feroz tiroteo, los argentinos no mostraron signos de desmoronamiento, y sus posiciones principales se mantuvieron firmes. Ellos dirigieron fuego de mortero sobre sus atacantes. (126) Según Vázquez, durante los primeros ataques, parecía que los escoceses estaban demasiado confiados, pero más tarde cambiaron de táctica. (127) A eso de las 1:00 AM del 14 de junio, con las posiciones de los Guardias escoceses ocupando posiciones entre las trincheras argentinas, el oficial argentino a cargo solicitó apoyo a fuego sobre sus propias posiciones. Después de una lluvia de fuego y después de ser capturados a campo abierto, los escoceses se retiraron con su gente a la parte posterior y hacia terrenos más altos. (128)

Hasta este punto, las bajas argentinas habían sido ligeras. El 1er y 2do pelotones de la Compañía N sólo había recibido fuego de artillería, y se quedaron en sus puestos con el fin de bloquear cualquier ataque de la Guardia Galesa. El 3er Pelotón estaba también en el lado norte de Tumbledown cubriendo Moody Valley. (129) A eso de las 1:30 am, un pelotón de la Compañía B del RI 6 llegó al puesto de mando de la Compañía N y se preparó para un contraataque en apoyo del 5to Pelotón de la Compañía N. Sin embargo, los componentes de la Guardia Escocesa y el Batallón de Gurkha bloqueó a estos hombres. Las unidades británicas habían avanzado desde el oeste-noroeste, sufriendo fuertes bajas de la artillería de la Armada. (130)

Luego, a las 2:00 de la mañana, la Guardia Escocesa retomó el ataque contra el 4to pelotón, esta vez con más violencia. Se cargó a la colina, se inició el asalto las posiciones de los infantes de marina argentinos desde varias direcciones a la vez, y se los llevó uno por uno. (131) Alrededor de las 4:30 am, después de que las ametralladoras del 4to pelotón comenzaron a quedarse sin municiones, Vázquez vio que los argentinos estaban perdiendo el control de la situación, ya que los británicos fueron ocupando las trincheras, matando a sus ocupantes originales. (132)

Una vez más, Vázquez pidió fuego de artillería sobre su posición y esta vez los obuses de los marinos de 105 mm golpearon la zona. A eso de las 5:00 am, los británicos iniciaron el tercer asalto a las trincheras del pelotón. A las 7:00 de la mañana, sólo tres trincheras quedaban en manos de los infantes de marina. Por último, con la munición casi acabada, el teniente Vázquez decidió rendirse. De los 36 hombres que originalmente tenía el pelotón, 12 fueron muertos, cuatro desaparecidos y cinco heridos. (133) En el momento en que la Guardia Escocesa finalmente capturó la cresta de la montaña, su compañía de flanco izquierdo también perdió siete muertos y veintiún heridos. (134)

La tercera fase de ataque del batallón comenzó a las 6 AM. En esta ocasión, la Compañía del flanco derecho siguió el avance de la Compañía del flanco izquierdo, con su primera sección tomando las posiciones en lo alto de las rocas a la izquierda como sea posible con el fin de proporcionar fuego de apoyo. Esto puso a los defensores de los argentinos un pelotón de la Compañía B del RI 6 -bajo fuego cruzado. (135) Después de lo que uno de los participantes describiera como un nuevo "seis horas de lucha pulgada por pulgada por las rocas, utilizando granadas de fósforo y armas automáticas" para obligar a los argentinos a salir de sus posiciones, la Guardia Escocesa tomó Tumbledown. (136) Ocuparon sus objetivos once horas después de cruzar la línea de salida, y sus bajas numeradas (oficialmente) fueron de 9 muertos y 41 heridos. (137) Algunos de los supervivientes del pelotón de Vázquez se retiraron en dirección a Puerto Argentino. 


Esta fuerte resistencia de los infantes de marina alteró el cronograma británico y provocó el aplazamiento del ataque de los gurkhas en el Monte William (138). A las 5:30 am, informó el comandante Robacio en Puerto Argentino que la sección occidental del Monte Tumbledown estaba en manos del enemigo, y le dijo a sus superiores que la Compañía M y dos pelotones de la Compañía B del RI 6 bajo su mando iban a contraatacar. 

El enemigo no permitió este contraataque argentino. A las 8 AM la lucha se concentró en la parte oriental de Tumbledown y Monte William, pero el Alto Mando en Puerto Argentino negó la autorización para emplear la Compañía M de Robacio, que estaba estacionado en Sapper Hill, para reforzar la Compañía N. Por último, a las 8:45 de la mañana, obedeciendo órdenes de Puerto Argentino y después de abandonar su equipo pesado, el BIM 5 y los restos de las tropas del Ejército con ellos comenzaron a retirarse hacia Sapper Hill. (139) La Compañía M, que hasta ahora sólo había recibido la atención de la artillería naval británica, estaba en posición de recibir los infantes de marina en retirada.  (140) La retirada del batallón, que se llevó a cabo bajo un constante bombardeo, fue ordenada y de acuerdo al reglamento. (141) A las 9:30 am del 14 de junio, los combates y un alto el fuego entraron en vigor. 

Evaluación de la batalla 
Al final de la batalla, los infantes de marina del 5to Batallón habían sufrido un total de 61 víctimas: 16 muertos y 45 heridos. (142) Los Scots Guards reconocen que nueve de ellos murieron y 41 resultaron heridas. (143) Sin embargo, mientras que las bajas argentinas son por lo tanto ligeramente mayores que los británicos, las fuentes británicas todavía reconocen que la lucha fue feroz en Tumbledown. 

En ese monte, como el Sunday Times explicó a sus lectores, "estaban los guardias escoceses para hacer frente a la más dura acción de todas. Había un batallón de infantes de marina argentino de buena formación que había excavado en gran serie de intrincados bunkers, tallados en la roca... La potencia de fuego de la infantería de marina fue intensa e impresionante." (144)


Los integrantes del batallón 5to de infantería de marina argentino se quedaron juntos como un equipo cohesionado y se comportaron, tanto antes como después de su rendición (ver video arriba). (145) Según el teniente coronel N. Vaux, el oficial al mando de los 42ª Comandos de la Real Armada, la Infantería de Marina argentina marchó con elegancia, manteniendo los colores del regimiento de alta mientras marchaban por las calles de Puerto Argentino. Los británicos querían capturar la bandera del regimiento, pero "para disgusto de los Royal Marines ', los infantes de marina argentinos derramaron gasolina en sus banderas y los quemaron hasta las cenizas ante los ojos de sus enemigos." (146)

Una publicación del Ejército Argentino, también se evalúan de forma explícita las razones para el desempeño superior del BIM 5: 
"[Ellos] poseían un conjunto bien equilibrado de armas y equipos de comunicación excelentes. Pero mucho más importante, debido al sistema particular, el proyecto de la Armada, que tenían suficientes soldados entrenados adaptación de tiempo de paz para el terreno y las condiciones climáticas extremas. . . Al mismo tiempo, excelente de la Marina sistema de apoyo logístico ... podía sostener el rendimiento lucha excepcional." (147)
Ciertamente, en la experiencia de esta unidad hay lecciones, tanto para los militares argentinos y también para todos los que quieren aprender de la experiencia de la Guerra de Malvinas.

Conclusiones 
A partir de este análisis de la lucha real de la Guerra de las Malvinas, la idea de que los profesionales del ejército británico derrotaron al concepto de un ejército de reclutas tiene que ser calificado en grado significativo. La batalla de Goose Green muestra cómo un grupo de soldados conscriptos puede luchar eficazmente cuando tienen un liderazgo capaz de sus oficiales subalternos. En este caso, la cohesión se generó a través del papel clave de los líderes militares. (148) Por otra parte, los infantes de marina argentinos, que no eran una fuerza de élite, también mostraron lo que los soldados conscriptos pueden hacer cuando están bien equipados, entrenados y dirigidos. En este caso, los infantes de marina argentinos estaban mejor preparados para hacer frente a la emergencia y para luchar en esta pequeña guerra. Su institución les había proporcionado las herramientas y las capacidades para funcionar correctamente en condiciones de combate. (149)

La historia oficial de la Comisión Argentina de Investigación para la Guerra de Malvinas, Informe Rattenbach, subrayó el contraste de los enfoques institucionales para la guerra que los servicios argentinos personificada claramente en las Malvinas: 
"El BIM 5 demostró el trabajo en equipo, espíritu, y mayores niveles de formación, profesionalismo y equipamiento adecuado. Estas aptitudes se muestra en la lucha contra la tierra durante la defensa de Puerto Argentino. En esta acción, la unidad estableció una destacada actuación."  (150)
Por el contrario, cuando el Ejército argentino se enfrentó a una situación de guerra inesperada, sus soldados no estaban entrenados adecuadamente y se prepararon para una guerra de la magnitud y las características del conflicto del Atlántico Sur, especialmente contra un enemigo muy experimentado y superior en poder militar (151). Los militares este caso, como el Steward, escribió, "el Ejército Argentino no entrenó a sus hombres, ni los preparó para la batalla que tenían por delante." (152) En las últimas horas del conflicto, como consecuencia de la falta de cohesión de algunas unidades del Ejército se retiraron desordenadamente, y un número de conscriptos huyeron en dirección a Puerto Argentino. (153)

Otra característica institucional que distingue a estos servicios, del Ejército y la Marina, fue el sistema de inducción de conscriptos. La marina de guerra dispuestos reclutar nuevos reclutas cada dos meses en cinco rotaciones sucesivas, lo que contribuía a mantener suficientes reclutas veteranos durante todo el año. (154) Los reclutas marinos servían un tiempo fijo de 14 meses. Por el contrario, como Stewart también observó lo siguiente: 
"Los números fluctuantes para el Ejército en función del número de reclutas que iniciaban cada año y en qué fecha, en cualquiera de los tres ciclos de formación de uno mide el tamaño del Ejército. Los reclutas se instalaban en marzo, el ciclo de entrenamiento terminaba en octubre, una parte de la clase se estrenaba en noviembre, otros en diciembre y enero, y el último grupo después de la inducción de la nueva clase en el mes de marzo. Por lo tanto, algunos reclutas servían tan sólo ocho meses y otros de su pleno compromiso de doce meses. Así, el número más bajo de los hombres en el Ejército era entre enero y marzo (verano). "  (155)
En este caso, la cultura organizacional del Ejército y la Armada Argentina es la variable crítica. Esta cultura se define el conjunto de supuestos básicos, valores, normas, creencias y conocimiento formal de que, a su vez en forma de las formas en que los soldados e infantes de marina se comportan colectivamente. (156)

Por último, el caso de las Malvinas fue también un ejemplo típico de "fallo combinado", en la que el Alto Mando argentino fue incapaz de prever la reacción británica y adaptarse a las condiciones de combate.  (157) Argentina estaba jugando un juego peligroso sin un plan de contingencia en caso de que el británico aceptó el guante lanzado hacia abajo y decidió enviar tropas al Atlántico Sur. Dado que tanto los temas más amplios de la Guerra de las Malvinas y las estrategias actuales para luchar contra lo demuestran, toda la responsabilidad por la debacle argentina laicos, sobre todo, en los hombros del Alto Mando y el Comando de Teatro. (158) Los comandos tácticos hicieron lo que pudieron con los elementos aportados por ellos. 




Notas

96. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 67. 
97. Emilio Villarino,  Batallón  5. El Batallón  de Infantería de Marina  Nº 5 en  la Guerra  de Malvinas (Buenos Aires: Aller Atucha, 1992), 93; Robacio and  Hernández, Desde el Frente, 380. 
98. Ibid.  58; Ibid., 250, 258. El 11 de abril, el primer escalón de la Décima Brigada de Infantería Mecanizada de Argentina llegó a las islas. Más tarde, la Junta Militar también envió a la Tercera Brigada de Infantería, y el 28 de abril el comando en las islas fue finalmente establecido. Sería una Alto Mando General en virtud del cual las fuerzas de tierra se organizaron en dos grupos, el Grupo de Ejércitos del Litoral (bajo el mando de la Tercera Brigada) y el Grupo de Ejércitos de Puerto Argentino (bajo el mando de la Décima Brigada). El BIM 5 fue a la segunda. 
99. Como se señaló anteriormente, parte de la Tercera Brigada de Infantería (el RI 12) fue enviado a Goose Green, y, al mismo tiempo, el RI 8 y la 9na Compañía de Ingenieros se desplegaron en Bahía Fox, y el RI 5 fue enviado a Port Howard . Esta decisión del alto mando argentino fue duramente criticada debido a que las unidades enviadas que no tenían apoyo adecuado y no tenía movilidad. Se quedaron en sus posiciones sufriendo grandes privaciones, sin ninguna posibilidad de influir en el resultado de la batalla. 
100. Ibid. 64; Ibid., 71, 107, 117, 138, 168 and 230. 
101. Ibid.  64-65; Ibid., 72, 118, 189. 
102. Ibid. 123; Ibid., 19. 
103. Muchas fuentes de los argentinos reconoce que, a pesar de los daños materiales de menor importancia realizados, estas acciones se ha creado un profundo efecto psicológico sobre las tropas, lo que aumenta sus sentimientos de inseguridad y aislamiento. (Cervo, “El cerco estratégico operacional “, 207).  
104. Ibid. 200, 212. 
105. Harry G. Summers Jr., “Yomping to…” 9 -10 and Nick Kerr, “The Falklands Campaign,”  Naval War College Review XXXV (6) 294, November-December 1982, 19. 
106. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’, 232. 
107. Ibid. 232. Middlebrook también concluye que "si los soldados argentinos podrían mantener a raya los ataques, a continuación, los británicos estarían en serios problemas". 
108. Ibid. 244. 
109. Cervo, “El cerco estratégico operacional”, 232.  
110. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’, 248. 
111. Ibid. 251. 
112. Ibid. 254. 
113. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 226. 
114. Ibid. 227. 
115. Ibid. 228. 
116. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’,  255. 
117. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 243. 
118. Ibid. 249-250. 
119. Ibid. 252. 
120. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’, 256. 
121. Ibid. 259-69. 
122. Ibid. 256. 
123. Hastings and Jenkins, The Battle for.. 301. 
124. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’,  256. 
125. Ibid. 256; Villarino, Batallón 5, 129. 
126. Hastings and Jenkins, The Battle for, 303; Middlebrook, Task Force, 362. 
127. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’, 258. 
128. Ibid. 258; Villarino, Batallón 5, 152-3; Robacio and Hernández, Desde el Frente, 270. 
129. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 279. 
130. Ibid. 322. 
131. Villarino, Batallón 5, 160; Ibid., 297. 
132. Ibid. 164; Robacio and Hernández, Desde el Frente, 300-301. 
133. Ibid. 169-172. 
134. Hastings and Jenkins, The Battle for…  303. 
135. Martin Middlebrook, Task Force: The Falklands War, 1982. Revised Edition (London: Penguin, 1987) 364-65. 
136. Hastings and Jenkins, The Battle for…,  303. 
137. Middlebrook, Task Force, 365. 
138. Middlebrook, The Fight for the `Malvinas’, 262. 
139. Villarino, Batallón 5, 192. 
140. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 328. 
141. Ibid. 329. 
142. Ibid. 346. 
143. Paul Eddy et al., The Falklands War, 253; Middlebrook, Task Force, 366. 
144. Ibid. 251. 
145. Stewart, Mates & Muchachos, 104. 
146. N. Vaux, March to the South Atlantic: 42 Commando Royal Marines in the Falklands War (London: Buchan and Enright, 1986) 206-07 citado en ibid. 105; ver también Villarino, Batallón 5, 201. 
147. Eugenio Dalton and Martin Balza, “La batalla de Puerto Argentino” en  Operaciones Terrestres en las Islas Malvinas (Buenos Aires: Círculo Militar), 236, énfasis añadido. 
148. Stewart, Mates & Muchachos, 119-131. 
149. Villarino, Batallón 5, 9-10, 16. 
150. Comisión Rattenbach, Informe Rattenbach. El drama de Malvinas (Buenos Aires: Espartaco, 1988) 203. 
151. Comisión Rattenbach, Informe, 201. 
152. Stewart, Mates & Muchachos,  62. 
153. Dalton and Balza, “La batalla de Puerto Argentino”, 236; Robacio and Hernández,  Desde el Frente, 203-04, 222; Comisión Rattenbach, Informe 218. 
154. Robacio and Hernández, Desde el Frente, 14; Villarino, Batallón 5, 21. 
155. Stewart, Mates & Muchachos,  45. 
156. Elizabeth  Kier,  Imagining  War.  French  and  British  Military  Doctrine  between  the  Wars  (Princeton: Princeton  University  Press,  1997),  28-30.  Las dimensiones de la eficacia de cualquier organización se derivan de su desarrollo de una cultura organizacional. La vida de la organización no sería viable si las acciones específicas no requieren respuestas específicas, si los miembros de la organización no tenía expectativas acerca de las acciones de otros miembros, o si no tenían conocimiento de los efectos de sus propias acciones sobre los demás. La previsibilidad es necesario, ya que una guerra es una tarea para los grupos. En este contexto, las decisiones deben tomarse y aplicarse de forma automática con el fin de garantizar la integración de diversas unidades, y la niebla de la guerra intensifica aún más la necesidad de coordinación y ejecución eficiente de las tareas de grupo. (Ibid., 29). 
157. Eliot A. Cohen and John Gooch, Military Misfortunes. The Anatomy of Failure in War (New York: Vintage Books, 1991), 27. 
158. Cohen and Gooch, Military Misfortunes,  46 

Fuente 
"Reassessing the Fighting Performance of Conscript Soldiers during the Malvinas/Falklands War (1982)" por Alejandro L. Corbacho, Serie Documentos de Trabajo N° 271, Departmento de Ciencias Políticas, Universidad del CEMA, Buenos Aires, Argentina. 2004

sábado, 8 de junio de 2013

Guerra naval: DDG clase Sheffield británicos en Malvinas (6/7)

Destructores Type 42 británicos en el Conflicto del Atlántico Sur (1982) 

Parte 1 -  Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7


Combo 42/22 a prueba 
El miércoles 12, en horas de la tarde, HMS Glasgow, pareado con la fragata HMS Brilliant y mientras efectuaba misiones de bombardeo naval, fue atacado por aviones A-4B de la Fuerza Aérea Argentina, a escasos kilómetros al este de Stanley. Ocho aeronaves pertenecientes al Grupo 5 de Caza se abalanzaron sobre el destructor y la fragata. Glasgow se aprestó a responder el ataque, pero el lanzador Mk30 sufrió una falla técnica y la nave se vio imposibilitada de hacer fuego sobre los atacantes utilizando sus misiles Sea Dart, dejando la defensa de ambas naves en manos de la Type 22. La primera oleada de cuatro aparatos fue, sin embargo, exitosamente interceptada por el sistema Sea Wolf de la Brilliant, que en ese momento se encontraba en modo automático y respondió como se esperaba, lanzado una salva de dos misiles y abatiendo al Skyhawk C-246 del Teniente Bustos y al C-208 del Teniente Ibarlucea, falleciendo lamentablemente ambos. Un tercero – C-206, pilotado por el Teniente Nivoli – golpeó la superficie del mar cuando intentaba zafarse de otro misil. El cuarto avión pasó por encima de la fragata, soltando su carga sin éxito. 

La fragata, de cuyo desempeño dependía ahora la seguridad de ambos buques, se aprestaba a repeler la segunda oleada cuando la computadora de control de tiro sufrió un desperfecto, inutilizando su sistema Sea Wolf e impidiendo, por tanto, que el buque pudiese realizar acciones defensivas. Una bomba de 500 libras (227 kilos) penetró al Glasgow por la sala posterior de máquinas, dañando líneas de combustible y las dos turbinas a gas Rolls-Royce Tyne, para luego salir, sin explotar, por la banda opuesta, dejando agujeros de entrada y salida de aproximadamente 90 centímetros de diámetro, apenas por sobre la línea de flotación, afortunadamente no causando mayores daños pero poniendo al Glasgow efectivamente fuera de combate. Luego de escapar de la zona, el grupo de ataque perdería a otro compañero de escuadrilla cuando baterías antiaéreas argentinas abrieron fuego por error contra el Skyhawk C-248, que resultó alcanzado por fuego de 35mm sobre Goose Green, falleciendo su piloto, el Primer Teniente Fausto Gavazzi, quien minutos antes había logrado impactar al Glasgow. La nave debió culminar su participación en el conflicto a fin de reunirse con el Grupo de Batalla y posteriormente, retornar al Reino Unido para efectuar reparaciones. 


Fig.27 – Un avión A-4B Skyhawk se dispone a soltar su carga de bombas sobre el 'Glasgow'. Imagen tomada desde la cubierta de vuelo de la 'Brilliant' 

Fig.28 – Nuevamente, desde la HMS 'Brilliant'; se aprecia el daño recibido por el 'Glasgow' luego del ataque, justo sobre la línea de flotación a la altura de la marca negra de identificación 

Entre el martes 18 y miércoles 19 del mes zarpó de Ascension, junto con el único crucero de su tipo, HMS Bristol, el destructor HMS Cardiff, mientras que para el sábado 22, HMS Exeter (que había puesto proa al Atlántico Sur desde las aguas del Caribe donde estaba desplegado) se unía al Grupo de Batalla de los portaaviones. Estas naves habían sido despachadas para reemplazar a sus naves hermanas, Sheffield (hundido) y Glasgow (dañado y fuera de combate). Hasta su arribo, la Task Force dependía prácticamente de forma exclusiva, para funciones de defensa antiaérea de zona, del único Type 42 que permanecía a su disposición: HMS Coventry. 

Coventry 
Para el 22 de mayo, las fuerzas británicas ya habían establecido una cabeza de playa en San Carlos. HMS Coventry y su goalkeeper, HMS Broadsword, habían sido desplazados a una posición más próxima a las islas en apoyo de la fuerza de asalto anfibia que ya había sido víctima de fuertes ataques por parte de la aviación de combate argentina en los días posteriores al ingreso de las naves británicas al Falkland Sound, resultando en algunas pérdidas. 

El Almirante Woodward había decidido, contrariamente a los deseos del Capitán Hart-Dyke, posicionar al Coventry más cerca de las islas; noche tras noche, en comunicación directa con el Almirante, el Capitán solicitaba autorización para mover su nave hacia aguas más abiertas, donde los sensores y sistemas de armas funcionaban notablemente mejor, solicitud que constantemente era denegada, como recuerda Chris Howe, Supervisor de Guerra Electrónica (EW) a bordo del Coventry: “tengo recuerdos bastante vívidos del Capitán hablando por el canal de comunicaciones seguro con el Almirante y en numerosas ocasiones, el Capitán le solicitó si nos podíamos mover mar adentro donde podíamos defendernos mejor y aún así proveer la imagen de radar aérea de largo alcance a la flota, numerosas ocasiones en las que, desafortunadamente, el permiso fue denegado.” El riesgo era muy elevado: cerca de la costa, el obsoleto radar de búsqueda aérea Type 965M simplemente dejaba de ser útil, puesto que la imagen se veía obscurecida por el clutter provisto por la masa de tierra que se ofrecía de fondo, haciendo muy difícil, sino imposible – debido a las cuestiones previamente discutidas – la detección de aeronaves argentinas que ya habían comenzado a utilizar los contornos y características del terreno de las islas para enmascararse de los sensores navales y lanzarse sobre los buques británicos. Tal decisión no debe entenderse como un error de juicio por parte del Almirante Woodward, sino todo lo contrario: como una decisión tácticamente consciente. “Él (el Almirante) dijo ‘quédense donde están’ y continuaba mandándome al mismo punto” – recuerda Hart-Dyke. “Y me di cuenta por qué lo estábamos haciendo: de ser necesario, nosotros tendríamos que sacrificarnos en lugar de otros buques que eran más importantes (como los buques de suministros, los de desembarco anfibio y los portaaviones). Y es que así es la guerra, uno debe tomar riesgos para poder ganar. Es como un juego de ajedrez, uno debe sacrificar algunas piezas para lograr jaque mate al final. Resultó que nosotros éramos una de esas piezas”. 

El 25 de mayo comenzó como un día bastante tenso: era el día de la Independencia de Argentina (día nacional por excelencia) y naturalmente se esperaba, de parte de los argentinos, un incremento en la cantidad e intensidad de ataques contra las naves de la Task Force y las fuerzas británicas que se encontraban tomando posición en la cabeza de playa y desplazándose tierra adentro. Las naves Coventry y Broadsword se encontraban en ese momento a unos 16 kilómetros al norte de Pebble Island (Isla Borbón), en West Falkland (Isla Gran Malvina). La meteorología era excepcionalmente benigna, con cielos despejados, sol y un mar calmo. 

El día había comenzado de forma favorable para el Coventry, abatiendo un avión Skyhawk A-4B del Grupo 5 de Caza (C-244 pilotado por el Capitán Hugo Palaver, quien resultó muerto en acción) sobre Pebble Island y posteriormente otro, esta vez un A-4C del Grupo 4 (C-304) al norte de dicha ubicación, con su piloto, el Capitán Jorge García, eyectándose pero pereciendo posteriormente debido a exposición a los elementos. Más tarde, sin embargo, la situación se volvería adversa, ante la presencia de más aeronaves Skyhawk detectadas primero por el radar de largo alcance Marconi Type 965M del Coventry, que captó a los aviones y los rastreó correctamente a medida que abandonaban el reabastecedor aéreo KC-130 y ponían rumbo a las islas, a una distancia de aproximadamente 240 kilómetros hacia el oeste. El oficial AAW del Coventry, Richard Lane, rastreó a los aviones mientras descendían sobre las islas. “Entonces ellos comenzaron a seguir el contorno de la costa a unos 300 pies (90 metros) de altitud, momento para el cual nuestros radares ya no podían verlos. A la altura que volaban, no lográbamos obtener un enganche del radar de control de tiro; no los podía adquirir. Los radares iluminadores Type 909 no podían blocar los contactos – debido a la altitud a la que volaban y a la masa de tierra que estaba detrás de ellos – y por tanto, un disparo de Sea Dart era imposible. En ese momento, entró en acción el más moderno radar Type 967 de la Broadsword, el cual, en modo Doppler, rastreó dos pares de contactos hostiles aproximándose por el suroeste de Pebble Island. “Podíamos ver objetivos sobre tierra, lo cual el Type 42 no podía hacer, probablemente”, explica el Capitán de la Broadsword, William ‘Bill’ Canning. “No teníamos el alcance de armas para lidiar con dicha amenaza pero el Coventry sí lo tenía y podíamos indicarle lo que nosotros estábamos viendo, electrónicamente, enviándole la información por enlace de datos (Link 10/11) directamente al sistema de control de tiro del Coventry. Y entonces el buque podía disparar un Sea Dart usando esa información de manera efectiva”. Los buques se encontraban en rumbo 090 (dirección oeste), con la fragata HMS Broadsword detrás del Coventry a unos 400 metros, sobre la banda de estribor. La primera oleada (de dos aparatos, mientras la otra se había separado para atacar desde otra dirección), compuesta por dos aviones A-4C del Grupo 4 de Caza espaciados del segundo grupo por un intervalo de un minuto y medio, emergió de la masa de tierra a una distancia de 18km y se dirigió, en rumbo 080, hacia ambas naves. 


Fig.29 – Capacidades de respuesta de medios antiaéreos del destructor Type 42 ante amenazas a corta distancia (haga clic para ampliar) 

Con los Type 909 imposibilitados de efectuar el blocaje y por tanto, haciendo imposible un disparo de Sea Dart, nuevamente la defensa de ambas naves recayó en una fragata Type 22 – HMS Broadsword y su sistema antiaéreo de punto Sea Wolf. Los dos primeros aviones – el líder, C-225 pilotado por el Capitán Pablo Carballo seguido de su numeral, C-214, tripulado por el Teniente Carlos Rinke – estaban siendo rastreados sin inconvenientes por el radar de control de tiro Type 910 en modo automático, de manera que todo lo que la tripulación de la fragata debía hacer era esperar a que los aviones ingresaran en el rango de tiro de 5 kilómetros para que el sistema disparase los misiles de forma autónoma. En ese preciso y vital instante – tal como había ocurrido dos semanas antes con el buque hermano de la Broadsword, la segunda Type 22, HMS Brilliant – la computadora Ferranti FM1600 (que controla todo el sistema de combate ADAWS 2 de la nave) dejó de funcionar. 

El radar Type 910, hasta ese momento, venía rastreando los dos aviones que, por encontrarse volando sumamente juntos en formación, fueron interpretados como si se tratase de un solo contacto. Cuando los aviones estuvieron aproximadamente a 15 kilómetros de distancia, la computadora reconoció que en realidad se trataba de dos blancos independientes, de manera que reemplazó el único track generado previamente con dos nuevos contactos. Al hacer esto, el track original fue descartado por la computadora como espurio. Pero el mismo seguía presente en la memoria electrónica y parecía aproximarse a mayor velocidad, de manera que la computadora, en vez de discriminarlo, determinó que el mismo era más peligroso y crítico que los otros dos (verdaderos), manteniendo el haz de radar fijo en él. Eliminar el contacto falso debería haber sido un proceso rápido pero la computadora que controlaba el radar de control de tiro se había ‘congelado’ y debió ser reiniciada manualmente, proceso que consumió valioso tiempo – entre 12 y 15 segundos. 

En ese momento se encontraba en la zona una patrulla de Sea Harriers del No.800 Squadron que, para infortunio de las naves en apuros, no podía acercarse y entablar combate con los agresores a riesgo de ser alcanzada por el sistema Sea Wolf de la Broadsword. El Coventry entonces abrió fuego con su artillería de 114mm; con los aviones acercándose, la tripulación se apostó en cubierta para tirarles con lo que fuera que tuviesen a la mano. “Tenía a mi disposición un par de cañones Oerlikon de 20mm – modelo obsoleto de la Segunda Guerra Mundial – los cuales eran tripulados por un marino cada uno quien hacía puntería manualmente, tratando de atinarle a esos aviones, lo cual era simplemente inútil”, comenta el Capitán David Hart-Dyke. “Tenía marinos en la cubierta superior con fusiles, lo cual solo servía para hacernos sentir mejor pensando que estábamos tratando de tirarle a algo.” Los pilotos argentinos se aproximaron a la aparentemente impenetrable barrera de nutrido fuego antiaéreo, compuesta por fuego de 114 y 20 milímetros pero fundamentalmente, munición de 7.62mm disparada por tripulantes armados con SLRs y ametralladoras livianas. El Capitán Carballo describe vívidamente la experiencia: “nos empezaron a tirar desde mucho antes. Pegaban cortos los impactos, o sea, yo veía explosiones en el aire y el agua como si… como si danzara, como si bailara el agua delante nuestro. Pero corta, o sea que adelante. Y veíamos que esa… pared, como pared de fuego se aproximaba muy rápidamente hasta que entramos adentro de ella…” La cortina de fuego provista por el Coventry probablemente forzó a los pilotos a virar ligeramente a la izquierda y concentrarse en la fragata. Los aviones soltaron sus bombas de 1000 libras e iniciaron su escape, no sin antes recibir impactos de armas cortas en la parte inferior del fuselaje. Una bomba falló su objetivo, mas la otra rebotó en el mar, entró por un costado, atravesó la cubierta de vuelo llevándose consigo parte del helicóptero Lynx que en ese momento se encontraba posado en la popa de la nave, para luego salir por la otra banda, detonando inofensivamente en el mar. 


Fig.30 – Impresionante captura del ataque a la fragata 'Broadsword': a la izquierda de la imagen, el avión del Capitán Carballo y a la derecha, su numeral, Teniente Carlos Rinke. Nótese los impactos de artillería antiaérea en la superficie del agua 


Fig.31 – Ataque a la 'Broadsword', desde la perspectiva del aparato del Teniente Rinke – nótese una de las bombas del Capitán Carballo impactando en el agua 


Fig.32 – Daños sufridos por la fragata 'Broadsword' en su cubierta de vuelo 


Fig.33 – Helicóptero Lynx HAS Mk2 alcanzado por una de las bombas argentinas. La bomba atravesó la cubierta y se llevó parte del morro del aparato, para luego detonar en el mar 

La segunda oleada no tardó en manifestarse. A bordo del Coventry, Richard Lane y sus oficiales de Guerra Antiaérea continuaban desesperadamente tratando de lograr un enganche apropiado. “Una vez más los podía ver aproximándose en mi pantalla táctica, tratando desesperadamente de alinear los radares de control de tiro 909 y engancharlos pero, aunque apuntaban en la dirección correcta, no podía lograr una solución de tiro.” Los aviones argentinos se encontraban a unos 90 segundos de distancia. De improviso, el radar 909 pareció lograr un blocaje por tan solo un instante. La tripulación del Coventry disparó un Sea Dart en modo de emergencia – sin mayor esperanza de pegarle a un objetivo, tan solo con la intención de asustar a sus atacantes y sacarlos de la corrida de bombardeo. Lanzado sin enganche radar, el misil no tenía oportunidad de guiarse hacia su blanco y aún como esperanza de distracción, falló, pues no disuadió a los agresores quienes, a tan solo 30 segundos de sus blancos, presionaron en su ataque. 


Fig.34 – Disparo de misil Sea Dart, visto desde el puente de la fragata HMS 'Broadsword' 

A bordo de la Broadsword, la tripulación batallaba frenéticamente para poner al Sea Wolf de nuevo en línea, cuestión que se consiguió después de varios segundos de tensión. El operador de Sea Wolf decidió, esta vez, no confiar en la computadora para realizar la operación, sino más bien introducir los blancos manualmente a los radares de control de tiro ingresando los datos en la computadora, de manera que estuviese seguro de que tener un enganche sólido desde una buena distancia. Como se ha mencionado previamente, el radar Type 910 disponía de un canal óptico de reserva, cuya imagen se mostraba en un monitor de televisión monocromo mediante el cual un operador humano podía rastrear visualmente el blanco. 

Para ese momento, quedaba claro en la mente del Capitán Hart-Dyke que no podía poner sus esperanzas ni depender de un segundo buque para proteger al suyo y su tripulación; por alguna razón que desconocía, la Broadsword había fallado en derribar a los aviones enemigos con su Sea Wolf durante la primera oleada de ataque. Debía asumir entonces que, o bien la fragata había sufrido un desperfecto técnico que le impedía hacer fuego o que había perdido capacidad de combate durante el ataque, luego de ser bombardeada. Es entonces que decide maniobrar, con el fin de colocar la popa hacia los atacantes y presentar así el menor blanco posible. El Coventry realiza un fuerte viraje a estribor, tratando de poner proa en rumbo 190, sin percatarse de que, al hacerlo, se estaba colocando directamente en la línea de tiro del misil Sea Wolf que la tripulación de la Broadsword había conseguido poner en línea nuevamente y se encontraba lista para disparar. El Capitán Canning recuerda con estupor el momento: “nos preparábamos para disparar sobre el segundo blanco cuando, para horror mío y el de todos en la sala de control, repentinamente divisé en el monitor la proa del Coventry cruzando la línea de tiro. Esto interrumpió el haz de radar y por supuesto, rompió el enganche necesario para la guía del sistema Sea Wolf, viéndonos imposibilitados de disparar.” 25 segundos después, sin nada más que ninguno de los dos capitanes o sus respectivas tripulaciones pudieran hacer, a eso de las 15:20, los Skyhawk soltaron sus bombas, tres de ellas – colocadas por el C-207 del Primer Teniente Mariano Velasco – impactando al Coventry. 


Fig.35 – HMS 'Coventry' alcanzado por bombas argentinas. Nótese el daño causado por las bombas al penetrar el casco 

“En eso escuché dos golpes. No eran explosiones sino golpes, lo que para entonces sería el sonido de las bombas de 1000 libras penetrando el casco por la banda de babor”, explica Russell Ellis. Después de alrededor de 18 rondas disparadas, la pieza Mk8 de 114mm quedó en silencio, lo mismo que las armas en cubierta. En el CIC del Coventry, un silencio sepulcral parecía dominar el momento por breves segundos… 


Fig.36 – Las bombas argentinas detonan en el casco del 'Coventry' 

Dos de las bombas detonaron en la sala de máquinas frontal, llevándose la explosión consigo la mencionada sala, el CIC y la Sala de Computadoras inmediatamente debajo de este, matando instantáneamente a varios de sus ocupantes. El Capitán Hart-Dyke revive la experiencia: “lo primero que recuerdo fue una explosión increíble y calor, un calor intenso. Recuerdo haber visto caos total y devastación en este compartimiento, gente en llamas…” Un infierno dantesco y pandemonio absoluto se apoderaron de los compartimentos alrededor de la zona devastada. “Había un sujeto en la sala de computadoras un piso más abajo que trataba de subir por la escalera al CIC”, recuerda consternado Richard Lane. “Así que me arrastré por el piso para tratar de ayudarlo, pero se resbaló y cayó nuevamente al infierno de la sala inferior antes de que pudiese llegar a él.”. La mayoría de oficiales se mató en la explosión o estaban malheridos y bajo ninguna circunstancia en condiciones de dar órdenes, así que la propia tripulación tomó la decisión de abandonar el barco, ayudando a sus colegas heridos a colocarse los trajes de supervivencia y los salvavidas y saltar al agua. Aproximadamente 20 minutos después del ataque, el buque había escorado hacia babor y se encontraba prácticamente horizontal, con la tripulación afortunadamente a salvo en balsas salvavidas, siendo llevada a tierra por helicópteros o a bordo de la Broadsword. La evacuación se completó con éxito; es importante destacar que, aunque igualmente trágico y lamentable, dada la gravedad del ataque y sus consecuencias, solo 19 marinos perecieran a bordo del Coventry (víctimas de la explosión de las bombas), mientras que el resto (incluyendo los 30 heridos de consideración) pudo salir con vida de esa nave siniestrada. Momentos después, el buque se daba vuelta y, con la quilla hacia arriba, desaparecía por debajo del suave oleaje. 


Fig.37 – Dramática secuencia que captura en imágenes el fin de una nave de guerra. La nave, condenada, escora hacia babor. Nótese el helicóptero Lynx, todavía sujeto a la cubierta de vuelo. 


Fig.38 

Fig.39 – 'Coventry' continúa haciendo agua y escorando hacia babor. La tripulación abandona la nave que se hunde 


Fig.40 – La nave se da vuelta y desaparece bajo las aguas, luego de apenas 20 minutos de haber sido alcanzada

Tecnología y Defensa Naval