domingo, 16 de mayo de 2021

ARA: Visitando Puerto Belgrano, Baterías y Comandante Espora

Galería: 24 horas en las bases navales Puerto Belgrano, Baterías y Espora

El fascinante recorrido por calles, cuarteles, unidades navales, diques y hasta un cementerio que realizó Infobae en estas bases de la Armada Argentina, permite asomarse a un mundo rico en historias de vida que inician a fines del siglo XIX y se proyectan hasta el presente
Infobae


 

Una de las entradas a la Base Naval Puerto Belgrano. el complejo militar se extiende a lo largo 18.600 hectáreas y en su interior se encuentran no solo destinos operativos de la Armada sino que además se ubican todo tipo de instalaciones a semejanza de una verdadera ciudad-fuerte

 

El Jefe del Estado Mayor del Comando de Adiestramiento y Alistamiento Contraalmirante Marcelo Tarapow recibe a Infobae en la entrada al histórico edificio que alberga a este comando. En este predio tiene su asiento la máxima autoridad militar operativa de la Armada.

 

La Aviación Naval es uno de los cuatro componentes del poder naval de la Nación. En la base aeronaval Comandante Espora tienen su asiento varios componente de la fuerza, entre ellos escuadrillas de aviones y de helicópteros

 

La escuadrilla antisubmarina depende del Comando de la Aviación Naval, uno de sus pilotos Gonzalo Montoya no vacila al afirmar que volvería a elegir la profesión aeronaval. El nivel técnico profesional de los aviadores navales es reconocido a nivel mundial.

 

Luis Luiggi, fue el ingeniero Genovés que durante 7 años construyó los principales edificios y diques de la Base Naval Puerto Belgrano. Supo imponer además su impronta en todas las construcciones posteriores a su partida.

 

La Central de Operaciones del Comando de Adiestramiento y Alistamiento, trabaja las 24 horas del día los 7 días de la semana con funciones de control del mar y autoridad de aplicación SAR. La Armada ha desarrollado un sistema operativo propio llamado Pollux que le permitirá en el corto plazo una importante independencia operacional.

 

Los Helicópteros Fennec de la Aviación Naval, son parte de la dotación con la que se equipan los destructores MEKO -360. La operación de sistemas de armas con alas rotatorias es indispensable en la tarea SAR y también en las operaciones anfibias y antárticas con distintos tipo de aeronaves.

 

La protección de la vida humana en el mar, es uno de los usos que la Armada da a este tipo de sistema de armas, pero estas unidades son muy versátiles.

 

El Museo Naval de la BNPB atesora la historia de la base militar y está emplazado lo que supo ser la estación ferroviaria que llevaba al personal civil y militar que prestaba servicios en el lugar. La línea cubría Rosario con Puerto Belgrano. Funcionó entre 1910 y 1949

 

Una de las primeras locomotoras del ferrocarril Rosario Puerto Belgrano, descansa en una de las entradas de la base naval, frente a la sede del Museo de la base.

 

Pabellón de Guerra correspondiente al Destructor ARA "Santísima Trinidad". La nave lideró el operativo de desembarco de las tropas argentinas en Puerto Argentino el 02 de abril de 1982

 

En los dos diques de carena construidos a principios del siglo XX por Luis Luiggi, se siguen reparando hasta el presente buena parte de las unidades de superficie de la Armada Argentina

 

Los diques nacen a partir de la propuesta del Teniente de Navío Félix Dufourq quien sostenía que no solo había que tener una flota moderna y un puerto profundo, sino además diques de carena para la atención de la flota militar. Los mismos incluyen un varadero para la reparación de embarcaciones de menor porte.

 

Contraalmirante Jorge Siekan, "El desafió del Comando de la Flota de Mar es mantener adiestradas y alistadas a las naves y tripulaciones de la Flota de Mar y en lo que corresponda, a los otros elementos de la armada que operen con esta"

 

La presencia de la mujer a bordo de las unidades navales de superficie ya lleva casi dos décadas. La integración es plena y no presenta el menor conflicto. Paso a paso la mujer de mar comienza a acercase a los puestos de comando en la fuerza.

 

La central de operaciones de una nave de guerra es el centro neurálgico del buque y ella se ubica el comandante durante las operaciones navales de combate.

 

Honores: La guardia militar de un destructor se apresta a rendir honores al Comandante de la Flota de Mar quien está a punto de abordar la nave. Las tradiciones del ceremonial naval se alternan con el trabajo diario a bordo.

 

Primera y segunda andana. Así se denomina en la jerga naval a los buques que se amarran sobre una de las bandas de una nave que está en contacto con el muelle. Tres de los cuatro destructores alistados en la dársena de Puerto Belgrano.

 

Los destructores de la Armada poseen hangares en los que se albergan los helicópteros Fennec con los que se los equipa.

 

La Cámara de Oficiales de un destructor. La imagen del Almirante Brown presente en el salón. La cámara es el lugar del buque en donde la tripulación pasa los pocos momentos de esparcimiento que la vida en alta mar permite disfrutar.

 

La arboleda conduce a la entrada principal de la Capilla Stella Maris, el centro de congregación dominical de todo el personal de la base. La actividad religiosa de los habitantes de la base es una costumbre arraigada en la familia militar.

 

La Capilla Stella Maris comenzó a construirse el 20 de mayo de 1928 , siendo consagrada como parroquia el 07 de noviembre de 1937 sus creadores intentaron reflejar la devoción del hombre de mar a su patrona protectora.

 

El cura párroco Padre Luis María Berthoud proveniente de una familia naval, conjuga su devoción cristiana con su amor por el mundo naval. "La fe hay que salir a predicarla en cada rincón de la comunidad parroquial"

 

La Capilla Stella Maris fue construida con el estilo gótico inglés, estilizada y con una torre muy esbelta. Sus vitrales exponen imágenes de santos canonizados después de su construcción.

 

El Museo de la Aviación naval atesora más de 100 años de historia de la Aviación Naval Argentina. Se encuentra a cargo del Capitán de Fragata Héctor Monteverde

 

Desde los primeros dirigibles y aeroplanos, hasta un pabellón dedicado al rol de la Aviación Naval en Malvinas se encuentran testimonialmente presentes en el museo

 

La maqueta a escala replica la silueta del ARA 25 de Mayo, el último portaaviones de la Armada Argentina

 

"Dirigir el Museo de la Aviación Naval, es un honor y al mismo tiempo una enorme responsabilidad" CF Monteverde.

 

Las baterías de artillería que protegían la entrada al puerto militar, constituyen el corazón de la base naval Baterías, lugar donde se asienta el Comando de la Infantería de Marina y donde se adiestran los efectivos de la fuerza que interactúan con la Flota de Mar.

 

El Comandante de la Infantería Contraalmirante IM Guillermo Pablo Ríos , acompaña a Infobae durante su recorrida por la icónica base Baterías. El emplazamiento de las piezas de artillería a la vera de la ría de Bahía Blanca, dio paso a la creación de la fuerza de Infantería de Marina.

 

El bastón de mando del gobernador colonial en Malvinas Rex Hunt, custodiado en el Museo de la Infantería de Marina, pabellón Malvinas.

 

La motocicleta usada por el mensajero del gobernador colonial de Malvinas Rex Hunt, reposa en el Museo de la Infantería de Marina luego de haber sido traída al continente luego del desembarco argentino en la madrugada del 02 de abril de 1982

 

Contraalmirante IM Guillermo Ríos. "Volvería a elegir la Infantería de Marina, volvería a elegir a la Armada Argentina".

 

Siguiendo la más pura tradición naval, una vez que un comandante finaliza su comando, pasa a integrar la galería de ex comandantes que se entroniza en el Comando de Fuerza.

 

Las bases de Puerto Belgrano y Baterías se conectan mediante una ruta interna lo que permite apreciar la superficie que ocupa el predio naval.

 

Documentos del Ingeniero Luiggi y del Teniente de Navío Dufourq se preservan en la base en memoria de dos hombres que hicieron posible su creación

 

Hotel de oficiales de la BNPB. Fue inaugurado el 8 de noviembre de 1937 y su construcción demandó 10 años. Su construcción se inspiró en los hoteles ingleses del medioevo.

 

En la actualidad el hotel de la base está abierto al público externo a la misma, aunque en los últimos meses no ha funcionado en virtud de la pandemia COVID-19

 

La torre de señales, diseñada para dar indicaciones a los buques que entraban o salían del puerto militar, es uno de los edificios emblemáticos de la base naval. Luciano Izarra Director del archivo histórico municipal, detalló a infobae que la construcción fue iniciada por Luis Luiggi en 1899

 

En el hotel de oficiales, se albergaban tradicionalmente los marinos que se encontraban de paso por la base naval pero que no accedían a alguna de las viviendas que componen los 7 barrios existentes en el predio militar

 

El genio creador del Ingeniero Luiggi no se limitaba a las construcciones, también dejó en su legado frases de increíble actualidad. Entre ellas la que reza "El mar no divide. Une"

 

Colina Doble, el cementerio que Luis Luiggi diseño alejado de las construcciones navales, para dar sepultura a los marinos fallecidos. El primer entierro se produjo el 19 de agosto de 1900 luego de un accidente ocurrido a bordo del buque Garibaldi y la víctima tenía apenas 20 años.



Fotos: Franco Fafasuli

miércoles, 12 de mayo de 2021

FN FAL: Las modernizaciones de DS Arms

Los FAL de DS Arms

Por Christopher R. Bartocci || Small Arms Defence Journal




ARRIBA: El francotirador de la Fuerza de Tarea de Emergencia del Departamento de Policía de Rochester, Fabian Rivera, puso a prueba el SA58SPR durante el entrenamiento de francotiradores.

Con la creación de la OTAN, se pusieron en marcha varios programas para que los ejércitos de estas naciones tuvieran algún tipo de compatibilidad. Una parte de eso sería la estandarización de las municiones para armas pequeñas. En todos los países de la OTAN se estaban utilizando numerosos calibres y diferentes tipos de armas. Estados Unidos tuvo una gran influencia en las pruebas de munición de la OTAN, o mejor dicho, lo impulsaron. Incluso después de la Segunda Guerra Mundial y el éxito del StG44 Sturmgewehr o rifle de asalto, los países de la OTAN buscarían cartuchos militares de máxima potencia, mientras que el Pacto de Varsovia captaría la idea del rifle de asalto y desarrollaría el AK-47 y su cartucho intermedio de 7.62x39 mm. Estados Unidos introduciría el cartucho de 7,62 x 51 mm en la mezcla de la OTAN, que era básicamente una reducción de .30-06 (7,62 x 63 mm). Los británicos tuvieron su propia idea con el cartucho británico .280 que presentaron. Estados Unidos obligó a la OTAN a tragar el cartucho de 7,62 x 51 mm por las gargantas de la OTAN el 15 de diciembre de 1953. Los británicos no entraron tranquilamente en esa buena noche. Sintieron que EE. UU. Estaba equivocado y de hecho comenzaron la producción del rifle bullpup EM-2 Enfield y su cartucho .280. El propio Churchill intervino y ordenó a sus fuerzas que cumplieran con el nuevo estándar de la OTAN. ¿Pero qué rifle? En diciembre de 1953, los británicos encargaron 5.000 rifles FAL (X8E1) a FN para realizar pruebas. En enero de 1954, los canadienses adquirieron 2.000 rifles FAL para realizar pruebas.

FN en Bélgica había comenzado a desarrollar un nuevo rifle en 1947 basado en el cartucho Kurz alemán de 7,92x33 mm, creyendo que seguirían el avance en la tecnología de armas pequeñas que había desarrollado el Tercer Reich. En 1948, los británicos solicitaron a FN que desarrollara dos nuevos rifles, ambos calibrados en el calibre británico .280. Uno que pidieron estar en el nuevo diseño de bullpup.


Lado derecho del clásico FAL: el rifle DS Arms SA5821S-A. Todas las partes de este rifle están fabricadas en EE. UU. Este clásico sin lujos se dispara con precisión sin fallos de ningún tipo.

Diseñado por Dieudonné Saive y Ernest Vervier en 1951, y producido dos años después, el FN FAL estaría destinado a ser el principal rifle de batalla de más de 90 países. Sin embargo, al igual que en el pasado, Estados Unidos favorecería un rifle de cosecha propia sobre un diseño extranjero superior. Estados Unidos adoptaría el M14 para disparar este nuevo cartucho OTAN de 7,62 x 51 mm. Básicamente, un cargador alimentado por M1 Garand, el rifle era difícil de controlar con fuego automático, por lo que se emitió para sus años de servicio principalmente con el selector retirado, lo que lo convierte en un rifle solo semiautomático, en la guerra entre Estados Unidos y Vietnam, solo el "Fusilero automático" Se emitió su M14 con selector, tomando el lugar del "BAR Man". El FAL era más fácil de controlar en fuego automático, más confiable en condiciones adversas y usaba materiales más avanzados, incluidos aluminio y plástico. El M14 pasaría a la historia de las armas pequeñas como el rifle de servicio más corto en la historia militar de los EE. UU. Y solo estuvo en producción durante 6 años, hasta que fue reemplazado por la serie AR-15 / M16 a pesar de que todavía estaba en uso en combate. El FAL se convertiría en el rifle de calibre 7.62x51 mm más producido en masa y utilizado en la historia en todo el Mundo Libre. Los rifles FAL se producirían bajo licencia de FN en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Israel, México, Países Bajos, Sudáfrica y Venezuela.

El FAL es un rifle de batalla de calibre 7,62x51 mm, alimentado por cargador de fuego selectivo y refrigerado por aire. La revista tiene 20 cartuchos de munición. El rifle utiliza un mecanismo de operación de pistón de empuje de carrera corta. El cerrojo es diferente de muchos usados ​​anteriormente, ya que el diseño del cerrojo es similar al del rifle soviético SKS-45 y al rifle alemán StG44. Cuando el portador del cerrojo se mueve hacia atrás, el cerrojo se levanta y se desengancha a través del hombro de bloqueo para extraer y expulsar el casquillo disparado. El cerrojo es muy fuerte y excepcionalmente robusto. Además, el rifle usa una válvula reguladora de gas para restringir el flujo de gas solo a lo que se necesita para operar el rifle. El principio es abrir el puerto lo suficiente como para hacer un ciclo confiable del rifle. Esto reduce la velocidad cíclica y evita el desgaste excesivo del rifle al aplicar gas en exceso. Si el rifle se ensuciara mucho, el operador podría abrir el puerto para obtener más potencia hasta que pudiera limpiar su rifle. El soldado configuraba el regulador disparando un solo tiro y esperando que el rifle se activara y bloqueara el cargador.


Debido a la culata plegable, se modifica el resorte de retroceso. En lugar de estar en el stock como el FAL estándar, hay dos resortes de retroceso integrados y una guía corta que se inserta en el receptor superior.

El FAL británico fue el primero en utilizar materiales modernos como el plástico en la culata, la empuñadura de pistola y los guardamanos: este material se llamó "Maranyl". Había guardamanos hechos de madera, pero esto no era común. Se encontró durante las pruebas de destrucción que la madera en un M14 se incendiaría donde el polímero se derretiría a temperaturas extremas y no se incendiaría. Por supuesto, el polímero no se astilla ni se hincha debido a las condiciones de humedad.

Durante muchos años, los rifles FAL han entrado en los EE. UU. para ventas comerciales. Springfield Armory los produjo en la década de 1980 hasta principios de la de 1990 y durante estos años intermedios, los rifles se han ensamblado a partir de kits de piezas importados a los EE. UU. Estos kits pueden provenir de cualquiera de los países del mundo que los produjeron. Según los estándares actuales, el FAL se consideraría obsoleto. El rifle no tiene rieles elegantes por todas partes para colocar ninguna de las nuevas ópticas de alta tecnología, láseres, empuñaduras verticales, etc. Aunque el mecanismo es sólido y probado, los rifles empleados en la actualidad son más cortos, más ligeros y más precisos. Sin embargo, la FAL es una fuerza a tener en cuenta en todo el mundo y lo será durante algún tiempo.



En 1987, se otorgó una Licencia Federal de Armas de Fuego a una nueva empresa de armas llamada DS Arms. Cuando David Selvaggio puso en marcha la empresa, examinó todos los rifles automáticos y semiautomáticos disponibles en el mundo. Disparó y evaluó y llegó a la conclusión de que quería trabajar con el sistema de rifle FAL. Estaba particularmente impresionado por la mano de obra del arma, las características de manejo y el contorno aerodinámico, así como la historia de desarrollo del arma. Eligió un ganador: el rifle de 7.62x51 mm más producido en masa en el mundo que había demostrado su valía en todos los rincones del mundo. En abril de 1993, DS Arms vendió 1.000 receptores sin la marca Imbel Springfield Armory. En mayo de 1993, DS Arms vendió 1.000 receptores argentinos DGFM despojados, que Fowler tuvo que estampar los números de serie en una punzonadora él mismo. En mayo de 1994, DS Arms comenzó a vender 3.000 receptores argentinos DGFM. Luego, DS Arms comenzó a producir sus propios receptores, partes y eventualmente todas las partes para hacer un FAL 100% estadounidense. Durante un breve período de tiempo se fabricó un rifle híbrido con piezas de fabricación estadounidense y extranjera, pero se interrumpió rápidamente a favor de piezas de fabricación estadounidense. Los rifles de fabricación estadounidense se llamaron serie SA58.


Este es el rifle SA85SPR SASS que DS Arms presentó al Ejército de los EE. UU. Para competir en el programa SASS que finalmente ganó Knights Armament Company. El rifle tiene el mecanismo FAL básico con muchas mejoras / actualizaciones que incluyen una empuñadura de pistola SAW, riel 1913 y culata plegable totalmente ajustable.

Se proporcionaron dos rifles para prueba y evaluación para este artículo. El primero sería un rifle FAL de serie y tradicional que se vería en cualquier parte del mundo, el SA5821S-A y el segundo sería el rifle de francotirador DS Arms de clase mundial SA58SPR. Esto muestra una evolución del rifle de combate estándar de la década de 1950 a la versión moderna de 2012 de un sistema de armas probado en combate de 60 años.

El rifle SA5821S-A es en muchos aspectos idéntico al rifle puesto en servicio en la década de 1950. El rifle tiene un cañón revestido de cromo de 21 pulgadas con un supresor de flash fabricado en Bélgica. Hay 12 orificios perforados en ángulo para permitir que el gas escape hacia adelante de la boca del cañón en lugar de hacia los lados. El cañón también está cortado para un bípode. En el cañón está el regulador de gas estándar, que ha permitido que el rifle FAL funcione con la munición proporcionada sin gastar demasiado el rifle, lo que prolonga la vida útil del rifle y reduce el retroceso al tirador. Este rifle estaba provisto de guardamanos sintéticos negros. Esta es definitivamente una mejora con respecto a la madera por muchas razones, incluido el hecho de que estos guardamanos no se incendian, no se hinchan por la lluvia ni se agrietan ni se astillan. La mira frontal es un tipo de poste común en muchos rifles.

El receptor es gris parkerizado y bien mecanizado. No se pueden notar defectos cosméticos. El asa de transporte tradicional también está en este rifle. El portador de pernos tiene cortes de arena y también está bien hecho. La manija de carga es del tipo de palanca redonda ubicada en el lado izquierdo del receptor. El portador del cerrojo tiene la bisagra de varilla deslizante de retroceso estándar que se conecta con el resorte de retroceso y el émbolo ubicados en el conjunto de culata fija.


El autor prueba disparando el rifle SA5821S-A. Esta es la batalla básica FAL: fuerte y duradero son las mejores palabras que se usan para describir este rifle.

El receptor inferior está fabricado en aluminio y es liviano y anodizado en negro. La palanca de seguridad se encuentra en el lado izquierdo del receptor. El pestillo del cargador y el pestillo del cerrojo están ubicados en sus lugares tradicionales frente al guardamonte. La culata y la empuñadura de pistola están fabricadas con polímero de alto impacto y fabricado en los EE. UU. El rifle es bastante cómodo para cualquiera, incluido un hombre del tamaño de Sasquatch como este autor.

Este rifle pesa 8 3/4 libras con una longitud total de 43 pulgadas con un impresionante radio de visión de 22 pulgadas, lo cual es muy beneficioso en un rifle de calibre 7.62x51 mm ya que permite al usuario aprovechar las capacidades de largo alcance del cartucho. El ajuste y el acabado fueron excelentes y hay partes de traqueteo comunes en muchos rifles de campo. El rifle se envió con un cargador FAL de 20 tiros con una placa de piso DS Arms en la parte inferior. El único problema importante descubierto con este rifle es uno que es inherente a la familia de armas y no a este rifle en particular: la dificultad para reemplazar los cargadores. Es difícil insertar el cargador ni siquiera bajo tensión para quitarlo. No tiene la velocidad de muchos otros diseños comparables. Pero la revista es muy confiable y robusta. Esperaría que cualquiera que use esta familia de rifles pueda acostumbrarse al lanzamiento de la revista y dominarlo. Se descubrió que la herramienta de carga Maglula LuLa era una ventaja para cargar el cargador más fácilmente.


El SA85SPR tiene un cañón estriado con un supresor de flash de estilo M16.

El SA58SPR es totalmente único en su clase. Al observar este diseño, es evidente cómo se puede hacer que un diseño de 60 años sea nuevo nuevamente. Similar a la plataforma AR de rifles, la clave de su éxito es la modernización y mantenerse al día con las necesidades cambiantes del operador. Originalmente, este rifle fue diseñado para competir en la competencia XM110, donde competiría con empresas como Knight's Armament Company y ArmaLite, Inc., por nombrar algunas. El DS Arms era un competidor digno con todas las características que pedían los requisitos.

Comenzando desde el frente y trabajando hacia atrás, el SPR tiene un cañón táctico acanalado de peso medio de 19 pulgadas con un compensador estilo M16A2 en el extremo. El rifle tiene el regulador de gas que permite un uso fácil de un supresor de sonido, así como un segmento de riel Mil-Std 1913 en la parte superior del bloque de gas. Los rieles cuádruples Mil-Std 1913 de longitud completa están en el guardamanos que también brindan un riel superior continuo desde el bloque de gas hasta la parte posterior del receptor superior. A diferencia del FAL original, una forma fácil y confiable de fijación para la óptica y todos los nuevos láseres de alta velocidad, linternas, dispositivos de puntero IR, visión nocturna / óptica térmica, así como mucho más que no se ve en los primeros rifles que fueron diseñados para uso con miras de hierro. solamente. Se proporcionaron miras de hierro de respaldo delanteras y traseras en el SPR. Se proporcionó un bípode Harris para el rifle.


Quizás la única queja real que ha visto este autor en el diseño de FAL es que el lanzamiento de la revista no es fácil de acceder y manipular. Los francotiradores SWAT encontraron esto incómodo y tenían problemas para insertar cargadores en el rifle en comparación con los sistemas de francotiradores semiautomáticos LMT y LWRCI que usan en el trabajo.

El receptor inferior estaba fabricado en aluminio y combinaba perfectamente con el color del receptor superior de acero. La palanca de seguridad es ambidiestra. La empuñadura de pistola elegida fue la que se encuentra en un rifle FN Minimi SAW en comparación con el tipo FN estándar. La culata en sí es única en el sentido de que la culata se pliega hacia el lado derecho del rifle y es ajustable para soldar la mejilla y la longitud. El rifle estaba provisto de un monopié unido al fondo de la culata.

El rifle se proporcionó con un estuche de transporte resistente, un receptor de latón, un cabestrillo, un riel giratorio desmontable, tres cargadores de 10 rondas y un manual de instrucciones. Para el disparo de prueba, la óptica elegida fue la misma que se adoptó en el rifle M110, el visor Leupold Mark 4 LR / T 3.5-10x40 mm con la retícula iluminada M3. El visor se montó en soportes de palanca de tiro de A.R.M.S., Inc. La munición probada para este rifle fue tanto Silver State Armory como munición Black Hills en cargas OTM de 168 y 175 granos. El mejor grupo obtenido con el rifle fue con Silver State Armory 175gr OTM con 3 balas dentro de .55 pulgadas a 100 m.


El riel cuádruple Mil-Std 1913 con un bípode montado en la parte inferior. También observe la vista de respaldo plegable delantera.

El SA5821S-A fue probado con 200 rondas de munición de bola de 147gr de Silver State Armory. No se observaron fallos de funcionamiento. Este rifle parecía el robusto caballo de guerra que es. A primera vista, no hubo problemas para enganchar una placa de acero a 200 yardas. Era evidente en qué se basaba la reputación del rifle de grado militar.

El FAL es un diseño fundamental en la transformación del problema general de las armas de fuego de carga automática en todo el mundo. En muchos casos fue un rifle provisional en uso hasta que finalmente fue reemplazado por un rifle de asalto de rango medio. Sin embargo, esta familia de armas todavía ve acción en todas partes del mundo. En ese caso, es difícil decir que el rifle está obsoleto. Es un verdadero rifle de batalla para el soldado tradicional: calibre pesado, fuego selectivo y miras de hierro. DS Arms ha llevado el rifle a los EE. UU., lo hizo aquí y lo llevó al nuevo milenio. El SA58SPR es claramente un diseño antiguo con un toque moderno al tomar un diseño de la década de 1950 y competir con muchos diseños nuevos para el próximo rifle de francotirador de EE. UU. espera, la mayoría de las armas que compitieron también eran diseños de la década de 1950, pero de Gene Stoner en el AR-10. Los clásicos nunca mueren, simplemente se actualizan y mejoran.

sábado, 8 de mayo de 2021

La noche de Banzai: Vicealte (RE) Benito Rótolo, destructor del Ardent, dice que se perdió una oportunidad histórica

Benito Rotolo, piloto en Malvinas: “cuando se suspendió nuestro ataque naval entendimos que se perdía una oportunidad histórica”

Vicealmirante retirado y coautor de Malvinas: cinco días decisivos con Enrique García Enciso, revela los secretos de la ofensiva que la flota argentina canceló el 1 de mayo de 1982. Y que podría haber cambiado el curso del conflicto.



El almirante Benito Rótolo, ex combatiente de Malvinas. Foto German García Adrasti.

Claudio Savoia || Clarín

Es una leyenda entre los veteranos de la guerra y los estudiosos de la guerra de las Malvinas. Piloto aeronaval de talento infrecuente, Benito Rotolo integró la escuadrilla que hundió la fragata británica Ardent, entre otras misiones. Junto con el politólogo José Enrique García Enciso acaba de publicar el libro Malvinas: cinco días decisivos, que revela secretos y testimonios del frustrado ataque naval masivo contra flota inglesa, y los hechos que entre el 1 y el 5 de mayo de 1982 podrían haber modificado la historia del conflicto.

¿Argentina podría haber cambiado el curso de la guerra de Malvinas?

Bueno, hay que analizar los testimonios británicos. Ellos dicen que desde el punto de vista militar, hubo tres oportunidades donde podía haber cambiado el curso de la guerra. La primera, si se hubiera dado la batalla naval con la flota argentina durante los días 1 y 2 de mayo, con los lanzamientos de torpedos del submarino San Luis y ataques con aviones Super Étendard con misiles Exocet, ya que para esa fecha habían resuelto el top de tiro para para lanzarlos. Esto también lo sostiene el almirante Harry Train, de la armada de los Estados Unidos, en el análisis del conflicto que hace con su estado mayor, siendo comandante de la Flota del Atlántico en 1982.

¿Y las otras dos chances?

Si todas las bombas lanzadas por la aviación argentina que pegaron en los buques británicos hubiesen explotado, y si en la batalla terrestre se hubieran prolongado los combates de Pradera del Ganso y Bahía Agradable. Además, desde el punto de vista diplomático el curso de la guerra pudo haber cambiado cuando Argentina aceptó la propuesta de paz del presidente peruano Belaúnde Terry. Pero en ese momento fue atacado el crucero General Belgrano, y la guerra siguió su curso.

Uno de los grandes debates sobre el desempeño de las fuerzas argentinas se refiere al abandono del teatro de operaciones por parte de la flota de guerra. ¿Qué hechos la causaron?

La flota argentina estuvo en condiciones de atacar a las fuerzas británicas el 1 y 2 de mayo, posicionándose a distancia de combate y tomando por sorpresa al enemigo. Un condicionante meteorológico inesperado -falta de viento real para los catapultajes- obligó a una demora. E inmediatamente se suspendió toda la operación.

El Almirante Woodward se alejó con su flota hacia el este para evitar la amenaza, pero ya las fuerzas argentinas estaban cumpliendo con el primer punto de los siete que el presidente peruano había acordado con el General Galtieri, el 1 de mayo a las 23.30: “cese total de todas las hostilidades”. Y ya con su repliegue la flota argentina quedó muy expuesta a los submarinos enemigos para permanecer en alta mar, entonces se replegó sobre la costa.


El almirante Benito Rótolo, ex combatiente de Malvinas. Foto German García Adrasti.

Vamos a aquel 1 de mayo, cuando comenzaron las hostilidades. ¿Dónde estaba usted ese día? ¿Cuáles son los recuerdos más fuertes de aquel momento?

El 1 de mayo estaba en el portaaviones 25 de mayo, integrando la tercera escuadrilla de ataque, con aviones A4Q. También teníamos a bordo la escuadrilla antisubmarina y exploración con aviones Tracker S2E, y completábamos el grupo aeronaval embarcado con helicópteros Sea King H3 Y Alouette para lucha antisubmarina y rescate. La flota estaba ya desplegada navegando hacia el sector norte de las islas y alistándose para el encuentro de la fuerza británica.

Recuerdo claramente el estado emocional de toda la tripulación del portaaviones, concentrados en sus tareas específicas, expectantes y muy dispuestos a la batalla que podíamos tener. En un clima tenso con buen humor y algo de euforia, ya nadie hacia mas análisis, lo único que nos preocupaba es que no nos fallara el material. Todo estaba listo para el combate.

¿Cómo fueron los preparativos de ese ataque que nunca ocurrió?

Durante el 1 de mayo todas las tripulaciones de los buques venían ajustando los preparativos para el ataque. Despegar del portaaviones para hacer interceptaciones ante supuestos blancos y volver al aterrizaje: la concentración era total. Vista desde el aire, la flota desplegada en formación antiaérea y antisubmarina era una imagen que impresionaba y causaba orgullo. Ese día todo salía bien. No había fallas, los vuelos se hacían con muy pocas comunicaciones y el silencio en las emisiones era sepulcral. Ya nadie tenía otro sentimiento que el deseo de llegar al punto de ataque y rendir el examen de la batalla.

Cerca de las 22, navegando en crucero de combate, ya estábamos a unas 180 millas náuticas de la fuerza británica, lejos del radio de acción de los aviones Harriers, que era de 140 millas. De todos modos había que esperar el amanecer, porque nuestros aviones de ataque solo operaban diurno, y se mantuvo esa distancia, mientras los aviones exploradores Tracker S2E volando a muy baja altura trataban de conseguir la disposición de las naves británicas. Eso lo tuvimos a la 1.30 del 2 de mayo, cuando aterrizó uno de estos aviones con la ubicación completa que necesitábamos.

A esa misma hora, un avión Harrier -quizás persiguiendo al explorador- apareció en la pantalla de los radares de nuestros buques aproximadamente a unas 50 millas, y comenzó a sonar la alarma de ataque aéreo en todos los buques. Fue un momento desconcertante, ya que esta posibilidad estaba descartada porque estábamos fuera del alcance de estos aviones. Los destructores Hércules y Santísima Trinidad iluminaron al blanco para lanzar los misiles antiaéreos Sea Dart, y éste se alejo rápidamente.

Asumimos que fuimos detectados y comenzaba el tiempo de descuento para los submarinos que nos buscaban, así que nos dedicamos a los aprestos finales para el ataque al amanecer: íbamos a catapultar seis aviones A4Q con seis bombas de 500 libras cada uno, con cola frenada para poder hacer el ataque rasante y al mismo tiempo las Corbetas Drumond, Granville y Guerrico se destacarían para lanzar sus cuatro misiles Exocet cada uno sobre esta fuerza. Dos aviones Tracker S2E estarían en la zona para exploración y el guiado del ataque.

Mientras tanto, el crucero General Belgrano con sus dos destructores escolta avanzaba por el sur de las islas con rumbo este, fuera de la zona de exclusión, para presentar otra amenaza.

¿Qué ocurrió entonces?

Todo estaba listo: teníamos la iniciativa, aun manteníamos la sorpresa y los submarinos aún no nos habían alcanzado, pero la situación meteorológica, que ya venía preocupándonos, pronosticaba muy baja intensidad de viento para la hora del despegue. Para esa carga de bombas y combustible necesitábamos 15 nudos como mínimo, para poder catapultar los aviones de ataque. Y estábamos en una noche clara, casi de mar calmo, situación inédita en al Atlántico Sur, siempre tan generoso en vientos y mares agitados. La concentración, el repaso constante de los procedimientos y la expectativa de que todo funcionara bien superaron al temor natural que todos teníamos por la batalla.

Cerca de las tres de la madrugada, observando la disminución del viento, comenzamos a reducir peso en los aviones, bajando bombas y combustible hasta que los cálculos de la configuración de los aviones, con el viento que contábamos, daban valores inaceptables, y no se podían esperar resultados favorables en el ataque.

Entonces llegó la decisión de posponer el ataque hasta encontrar condiciones más favorables. Esa orden la dio el comandante de la Flota de Mar, Walter Allara. Era razonable, porque manteníamos la iniciativa y manteniendo la distancia con la flota británica podíamos encontrar mejores condiciones de viento, aunque se extendía el tiempo para la oportunidad de los submarinos.

¿Cuál fue la reacción de la tripulación en ese momento?

No fue fácil de digerir: detener la marcha de semejante ritmo de trabajo y emotividad fue una sensación horrible. La decepción y la frustración fueron generalizadas, tuvimos que aflojar la tensión y la actitud que a nosotros nos hacía imparables, donde ya no se evaluaban las consecuencias por la expectativa que causaba el resultado que estábamos buscando. También nos enteramos que se había abortado el ataque de las corbetas, y que regresaban a posiciones iniciales. Los aviones Tracker continuaban explorando y durante la mañana de ese 2 de mayo nos confirmaron que la flota británica se estaba alejando hacia el Este.

Pasado el mediodía ya comenzamos a tener mas viento, y para las 14 superábamos los 15 nudos. Pero la orden de reanudar el ataque no llegaba. Nosotros seguíamos en la sala de pilotos listos, con mucha incertidumbre, y comenzamos a pensar que el ataque podía llegar a posponerse indefinidamente.

Finalmente la batalla no se libró. Los británicos tampoco la buscaron, y como expresara el almirante Woodward posteriormente, no podía arriesgarse a que uno de sus portaaviones fuera averiado porque porque podía significar el fracaso de toda la operación.

Para nosotros, haber estado tan cerca y no llevarla a cabo fue la pérdida de una oportunidad histórica. La falta de viento fue un factor decisivo pero circunstancial, la cancelación de de la operacion obedeció a otras razones, que están relatadas en el libro.

El libro se titula “Cinco días decisivos”: ¿Cuáles fueron los otros hechos bélicos, políticos y diplomáticos clave en esos cinco días?

El 1 de mayo comenzó el conflicto bélico en gran escala, aún cuando la Argentina no había rechazado la propuesta diplomática del General Haig: sólo había pedido más tiempo para analizarla. El 2 de mayo la Argentina aceptó la propuesta del presidente peruano Belaúnde Terry, quien anunció la firma de la paz para esa tarde. Entonces el submarino Conqueror hundió al crucero General Belgrano, generando una gran conmoción en el gobierno y la población, con lo cual la propuesta de paz no se concretó. El 4 de mayo, dos aviones Super Étendard de la Armada guiados por un explorador naval Neptune lanzaron dos misiles Exocet sobre el destructor británico Sheffield, causándole serios daños que luego provocaron su hundimiento. Luego de esta acción, la dinámica de los hechos se inclinó a la solución militar.

A su juicio, ¿cual fue el momento bisagra en que se perdió la ultima chance de que las cosas terminaran como lo hicieron?

Nuevamente, entre el 1 y 5 de mayo. Tal vez después del hundimiento del destructor Sheffield hubiéramos tenido que aceptar la propuesta del Perú, aunque es difícil suponer que Gran Bretaña hubiera detenido la guerra.

¿Hay información o documentación que se publique en el libro por primera vez? ¿Respecto de que hechos?

Sí. Yo relato conversaciones inéditas con el comandante del portaaviones británico Invencible y el comandante de la Fragata Ardent y otros oficiales navales británicos y estadounidenses. Allí puede saberse cómo razonaban y qué consideraciones hicieron respecto de las acciones de los medios navales argentinos. Por otro lado, mi coautor -el licenciado José Enrique García Enciso- aporta dos temas absolutamente desconocidos: la visita del asesor principal del senador de Estados Unidos Jesse Helms para investigar la gestión mediadora de Haig y la prolongada tarea que se realizó con el parlamentario británico Tam Dalyell para impulsar la moción de censura a la primer ministro Margaret Thatcher por el hundimiento del Belgrano, con el objetivo político de abortar la propuesta de paz de Belaúnde Terry. Tambien acompaña este relato con documentación desconocida hasta hoy que demuestra esta tesis.

Los pilotos aeronavales tuvieron un desempeño clave en el conflicto, ¿pudieron haberse aprovechado más aún?

Todas las unidades aeronavales operaron hasta al máximo sus posibilidades. Transporte, exploración y guerra antisubmarina. Las escuadrillas de ataque, una con ocho A4Q y la otra con cinco Super Étendard, provocaron severos daños a la flota británica y combatieron al límite de sus posibilidades.

¿Cuál fue a su juicio la misión mas importante de la que participó?

La misión más importante la cumplí el 21 de mayo al estrecho de San Carlos. Atacamos por la tarde con seis aviones A4Q, separado unos minutos en secciones de tres a la fragata Ardent. En vuelo rasante, lanzamos 23 bombas de 500 libras, cola frenada, sobre este buque que se encontraba en el medio de la bahía Ruiz Puente, con una intensa defensa aérea por parte de buques próximos. Los primeros tres aviones luego del ataque fueron perseguidos por dos aviones Harriers, derribando a dos de ellos y dañando severamente al tercero. El capitán de corbeta Philippi se eyectó, cayó en el agua y sobrevivió unos días hasta que lo rescataron. El teniente de fragata Márquez falleció en el combate, y el teniente de navío Arca, con su avión muy averiado y sin combustible se dirigió hacia Puerto Argentino y se eyectó en las cercanías, cayó al agua y también fue rescatado.

Con la segunda sección, que yo integraba junto a los tenientes de navío Lecour y Sylvester, pasamos minutos después, y a pesar del fuego enemigo completamos el ataque, atravesamos el estrecho -siempre bajo fuego- y pudimos regresar al continente casi sin combustible. Por los impactos recibidos de ambas secciones, la Ardent tuvo un incendio descontrolado y se hundió al anochecer.

¿Que tendrían que haber hecho las fuerzas argentinas para ganar la guerra?

El conflicto se produjo en forma impensada, no existía una planificación para mantener y defender las islas. El plan era tomarlas y retirarse para negociar. Lo que siguió fue una improvisación, y sin una preparación adecuada para semejante objetivo lograr un triunfo era muy difícil.


Rótolo y su libro, Malvinas: cinco días decisivos. Foto Germán García Adrasti.

Top Gun, la cima con Kirchner y una denuncia por espionaje

Destacado piloto naval, Benito Rotolo fue enviado en 1978 a un escuadrón de adiestramiento de la aviación naval de estadounidense en Texas, para calificarlo como señalero de aterrizajes desempeñarse como instructor de vuelo. Tenía 26 años. Allí trabajó durante un año y medio, clave para la formación que exhibió como teniente de navío en Malvinas, donde a bordo de aviones Súper Étendard y A4Q participó de decenas de misiones y hundió la fragata británica Ardent.

En 1988 fue designado comandante de la unidad de Super Étendard, y un año después volvió a ser enviado a Estados Unidos para cumplir funciones en el Estado Mayor de la Flota del Atlántico, en Norfolk, Virginia. Allí se reencontró con viejos alumnos y amigos, todos muy interesados en escuchar la experiencia de Rotolo y la aviación argentina en Malvinas. "Tanto los buques de defensa antiaérea de la flota como los escuadrones de combate estaban muy interesados en los tácticas de los ataques aéreos a los buques británicos", explica el almirante. La voz se fue corriendo y al oficial le llovían invitaciones, tanto para volar los aviones más modernos del momento como para compartir su experiencia y sus secretos. "Pocos tienen idea de la importancia que tuvo para todas las marinas del mundo el conflicto de Malvinas, que como lo contamos en el libro fue la última guerra aeronaval del siglo XX, donde con las acciones argentinas la táctica aeronaval tuvo la mas rápida evolución desde la Segunda Guerra Mundial."

"Pero lo mejor sucedió con el comandante del escuadrón Top Gun de la zona Este -tenían otro en la zona Oeste para las alas aéreas de la Flota del Pacifico, que se hizo famoso con la película de Tom Cruise-, que me invitó a participar de ciertos vuelos especiales de combate aéreo. Ese escuadrón de elite tiene pilotos muy experimentados que adiestran a los mas jóvenes en aviones de distinta performance. Alli volaban con F14, F18, el A4 biplaza y F5 biplaza, que simulaban ser aviones rusos."

En 2003, con la llegada al poder de Néstor Kirchner, Rotolo asumió como secretario general de la Armada, y en 2005 fue designado segundo de la fuerza, detrás del almirante Jorge Godoy. Un año después, un caso de espionaje ilegal desde la base aeronaval de Trelew terminó involucrando a los jefes del arma, y Rotolo pidió el retiro a fines de 2011. La justicia lo condenó a un año y ocho meses de prisión en suspenso por su responsabilidad funcional en el caso. En la actualidad, integra el Instituto de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégicos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

martes, 4 de mayo de 2021

Rescatando las balsas del Belgrano: El heroísmo del último Neptune

El heroísmo del 2-P-111





Un acto de heroísmo, que ha quedado en el olvido, fue clave para el éxito de las tareas de rescate de los sobrevivientes del hundimiento del Crucero ARA General Belgrano; este acto de heroísmo fue el que realizó el avión de exportación Lockheed P-2 Neptune matrícula 2-P-111, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración (EA2E) de la Armada Argentina.
El viejo y veterano de la Guerra de Vietnam Neptune, junto con su tripulación, sin haber encontrado las balsas, ya estaba "en lotería", es decir, un punto alejado del océano desde el cual, si seguía en la búsqueda, lo más probable es que ya no pudiera volver al continente y caería al agua por falta de combustible. Su comandante, el Capitán Julio Pérez Roca, conferenció con los nueve tripulantes presentes y en forma unánime decidieron avanzar con el rastreo, a pesar del peligro. Y en ese último envión, ¡divisaron las balsas!
Si hubieran retornado antes, una noche extra en el gélido mar hubiera significado más muertes de tripulantes del Belgrano. Pérez Roca se quedó en la zona orbitando sobre las balsas y arrojando bengalas para que los náufragos se sintieran acompañados, cuidándolos; temerariamente por cuánto el combustible se estaba agotando. Estuvo sobre las cabezas de los sobrevivientes hasta que finalmente fueron ubicados por el destructor "Piedrabuena". Entonces Pérez Roca agitó las alas del Neptune despidiéndose de los náufragos y puso rumbo al continente, dispuesto a acuatizar si fuera necesario, pero Dios protegió a los rescatistas, llegaron a Río Grande con la última gota de JP1, osea, "con el olor de la aeronafta".
La tripulación era:
Comandante de avión: Capitán de Corbeta Julio Hugo Pérez Roca; Copiloto: Teniente de Navio Guillermo Arbini; Oficial Control Operativo: Teniente de Corbeta José Alberto Andersen; Mecánico de Vuelo: Suboficial Segundo Oscar Rodríguez; Ayudante de Mecánico: Suboficial Segundo Miguel Noell; Radarista: Suboficial Segundo José Ledesma; Operador Antisubmarino: Suboficial Segundo Juan Carlos Olivera; Radioperador: Suboficial Segundo Selso Omar Fosarelli; Vigía de Proa y Armas: Cabo Principal Ramón Leiva; Vigía de Popa y Armas: Cabo Primero Carlos Alberto Soria.

domingo, 2 de mayo de 2021

Malvinas: Conducta en el campo de batallas de los pilotos argentinos

Malvinas: la flota británica bajo fuego, la “pelea de perros” con los Harriers y los gritos de guerra de los pilotos

Del 21 al 25 de mayo se desataron feroces ataques a los buques de la Royal Navy en el Estrecho de San Carlos. El “callejón de bombas”, el enfrentamiento en el aire con los ingleses, las imágenes de tres barcos en el fondo del océano y las voces en medio de las batallas:" ¡A ver como explotó esa putaaaaa! ¡Viva la patria! ¡Gringos de mierrrdaaaa!"
Por Gaby Cociffi || Infobae
Directora Editorial de Infobae | gcociffi@infobae.com


El ataque de los argentinos fotografiado desde el buque inglés. Volaban a 10 metros del mar, con los parabrisas incrustados de sal y lanzaban sus bombas casi rozando las antenas de las fragatas misilísticas (MoD -RN)


Son las tres y veinticuatro del 25 de mayo de 1982. La panza del avión A-4B Skyhawk acaba de rozar la antena del buque de guerra inglés en las aguas del Estrecho de San Carlos. Los 454 kilos de explosivos salen rasantes sobre el agua, rebotan, entran por la proa y desgarran las planchas de acero. El humo negro mancha el cielo de Malvinas.

-¡A ver cómo explotó esa puuuutaaaa!, grita el capitán Mariano Cobra Velasco, cuando lanza su bomba sobre el destructor inglés Coventry.

El mar se traga al destructor en sólo 25 minutos. Primero, una bomba explota en la sala de computadoras y destruye el comando. Segundos más tarde, la otra entra a la sala del motor delantero, estalla debajo del comedor y el barco comienza a escorarse sin remedio.

El capitán David Hart Dyke, con su cara quemada y en carne viva, logra nadar hasta un bote salvavidas. Años más tarde recordaría el infierno:

-Mi mundo explotó. En un instante percibí el calor y el crepitar del radar, que se desintegró frente a mi rostro. Cuando me recuperé no podía ver nada a través del humo denso y negro, sólo a la gente gritando en el fuego, pero podía sentir que el compartimento había sido totalmente devastado.


Jorge Bam Bam Barrionuevo, como numeral, y el jefe de la sección Mariano Cobra Velasco. Detrás, los Skyhawks con los que atacarían a la flota británica


La formación de cazas “Zeus” -Velasco junto al alférez Jorge Bam Bam Barrionuevo– celebra el blanco, el buque que se hunde, haciendo caso omiso al silencio de radio.

La orden del capitán Pablo Cruz Carballo -que comanda “Vulcano” y junto al teniente Carlos Tala Rinke acaban de atacar a la HMS Broadsword- no tarda en llegar:

-Péguense al suelo que están tirando misiles, pegaditos, no demasiado pegados ¿ok? ¿Están “chicas”? ¡Viva la Patria! ¡Viva la Patria, canejo! ¡Gringos de mieeerrrrrda! ¡Hiiijaaajaaajaaaa!

En el día de la Patria los pilotos argentinos dañan seriamente a la fragata Broadsword y hunden al Coventry. Están exultantes mientras dejan atrás el fuego enemigo.

¡Huijaa! Los ingleses disparan misiles

Los aviadores argentinos volaban a 10 metros del mar, con los parabrisas incrustados de sal, usando mapas escritos con marcador rojo porque no tenían radares y con bombas que muchas veces no explotaban porque debían lanzarlas a muy baja altura -a 60 metros, casi rozando los mástiles de las fragatas misilísticas- y las espoletas de retardo no llegaban a armarse.


EL HMS Coventry: el destructor tipo 42 tardó sólo 25 minutos en hundirse (Youtube - National Geographic Ch)


-¡Dio perfecto usted, señor! ¡Era una CL 42, eh! (clase de destructor). La vi clarito… , le dice Barrionuevo a Velasco después del ataque al Coventry.

-¡¡Huijaaajaaaaa!!, grita el capitán.

-Pegó en la trompa, las tres habían explotado muy bien, ¿eh? ¡Qué golazo!

-Hiiiijuujuuu ¿pegaron las tres?

-Sí, las tres. Pegaron las tres. Las vi, señor.

-¡A ver cómo explotó esa puuutaaaa!,

Carballo entra en la comunicación, ordena vuelo rasante porque los ingleses están tirando misiles:

-¡Esoooo! ¡Vamos, pendejo! ¡Vamos, pendejo! ¡¡Viva la Patria!!, cierra el capitán.

Los imponentes barcos de la flota británica que cruzaron el océano en 1982 para combatir en la guerra de Malvinas, hoy son fantasmas en el fondo del Atlántico Sur. Convertidos en despojos, podridas las maderas, corroídos los hierros, son testimonio de la hazaña de los pilotos argentinos.


Como una gigantesca ballena muerta en el fondo del mar, el destructor Coventry yace a 90 metros de profundidad en el Estrecho de San Carlos


Muy lejos de la espuma que en la superficie golpea furiosa la costa de la Isla Soledad, la HMS Ardent, el Coventry y la Antelope se han convertido en espectros de sal y algas marinas.

A 90 metros de profundidad, como una gigantesca ballena muerta, se distinguen el borroso casco del Coventry, a 18 metros la Antelope y muy cerca la Ardent: los buques de guerra que la aviación argentina atacó entre el 21 y el 25 de mayo de 1982.

Las imágenes de sus esqueletos se vieron reflejadas en las pantallas del sonar del buque inglés HMS Enterprise -que desde 2014 recorrió 150 mil millas marinas y 20 países en su trabajo de seguridad y operaciones marítimas- y quedaron fotografiadas para la historia.

Los marinos ingleses, observaron las figuras y recordaron:

-La HMS Ardent, yace en el lecho marino: 22 marineros de la Royal Navy descansan con ella. Ellos no envejecerán...

-La HMS Antelope se encuentra en San Carlos. Steward Stephens murió luchando por ella, y el sargento James Prescott murió intentando salvarla.

-La HMS Coventry fue hundida el 25 de mayo de 1982. Con ella descansan 19 marineros. Ellos dieron su mañana.

Ataquen a la Ardent

Los ataques debían ser sorpresivos. “Había que tirarle a los que nos encontráramos”, rememoraron años más tarde los pilotos que participaron de las infernales ataques aéreos contra la flota. Al despegar del continente todos sabían que los Harriers iban a entrar en acción. Y que esas “peleas de perros” en los cielos iban a provocar bajas para los pilotos argentinos. Algunos no iban a volver.


Los pilotos de los caza A-4B: el capitán Pablo Carballo, el alférez Leonardo Carmona, el primer teniente Carlos Cachón y el teniente Carlos Rinke El ataque a la Ardent desde la cabina de los aviones caza (DEF)


A las 11.30 del 21 de mayo despegó de la base aérea de Río Gallegos la escuadrilla “Mula” de los A-4B. El capitán Carballo lideraba, seguido por el teniente Rinke, el primer teniente Carlos Cachón y el alférez Leonardo Carmona.

Carballo voló en silencio de radio a casi 900 km por hora. El cielo y el mar brillaban en un azul intenso que se confundía y desdibujaba la línea del horizonte. Pensó: “Todo es tan azul que si caemos al agua nunca nos van a encontrar”. Miró la imagen religiosa de Jesús que tenía dentro de la cabina. Y encomendó su alma a Dios antes de la batalla.

Cachón tuvo que abandonar la misión por problemas con el reabastecimiento en vuelo. Ya sobre la Gran Malvina, el avión de Rinke presentó una falla en un tanque y le ordenaron regresar a la base. Carballo y Carmona siguieron solos. Al acercarse divisaron una fragata clase 21 en la bahía. En vuelo rasante se lanzaron al ataque.

-¡Viva la Patria!, se escuchó en la radio como un grito de guerra.

Hubo un momento de confusión: los británicos no les disparaban. ¿Sería un buque propio? En el ataque del 1° de mayo Carballo había ametrallado y bombardeado al Formosa creyendo que se trataba de un barco inglés. No quería cometer el mismo error. Y no disparó. Pero Carmona ya había descargado su bomba. Un segundo después los ingleses lanzaban sus proyectiles.

Frente a la fragata Ardent y en la soledad de su cabina, Carballo sintió “una confianza y una euforia especial porque sabía que volaba en la gracia de Dios”, según confesaría en un aniversario del combate.

 



El mar hervía por el fuego enemigo. Habían entrado a la zona caliente donde en cada segundo se jugaban la vida. El piloto vio una estela blanca pasar muy cerca de su ala derecha: los británicos habían disparado un misil. En medio las esquirlas y los proyectiles, disparó sus cañones de 20 mm y perforó el casco de la nave.

Sus auriculares le entregaban el sonido de una respiración entrecortada. como la de un moribundo, de alguien que agonizaba. Pero no había tiempo para pensar: elevó su avión y lanzó su bomba. Vio el humo negro cubriendo la proa del barco. Sólo al finalizar la misión supo que esa misteriosa y ahogada respiración era la suya.

En el segundo ataque, llegaron los Mirage. El capitán Horacio Mir González y el teniente Juan Bernhardt -con el indicativo “Cueca”- lograron que dos bombas MK-83 impactaran sobre popa y una tercera alcanzara la sala de máquinas. La Ardent, herida, puso rumbo a San Carlos.

La “pelea de perros” con los Harrier

Una hora después, presagiando el fin del gigante, el cielo se tiñó de gris. Una persistente llovizna azotó a los seis Skyhawk A-4Q de la Armada que volaban hacia Malvinas y se preparaban para el tercer ataque.

Los cazas navales -comandandos por el capitán de corbeta Alberto Philippi, seguido por el teniente de fragata Marcelo Márquez y el teniente de navío César Arca– se elevaron llevando cuatro bombas con cola de retardo y 190 proyectiles de 20mm cada uno. Los seguían, a seis minutos de distancia, los tenientes de navío Benito Rotolo, Roberto Sylvester y Carlos Lecour. Era un ataque masivo.


La fragata Ardent soportó tres oleadas de ataques antes de hundirse. Fue golpeada 17 veces en 22 minutos por los pilotos argentinos (History Channel)


La voz de la torre de control de Río Grande rompió el silencio en la radio del líder. Advirtió:

-Una PAC (Patrulla Aérea de Combate) de cuatro Sea Harrier protegen a las unidades de superficie. En caso de no hallar el blanco deben dirigirse a San Carlos para atacar los barcos allí apostados.

Sobre las islas, Philippi balanceó las alas de su avión para avisarle a sus compañeros que había llegado la hora de descender en vuelo rasante para evitar los radares. Casi tocando el agua, con un techo de nubes plomo apretadas contra el mar, el piloto evaluó -en un segundo que pareció eterno- si seguir o regresar. Las condiciones climáticas eran pésimas, las fragatas captaban con su radar un blanco a cinco millas y los pilotos argentinos sólo tenían visibilidad a cuatro millas, desde los destructores lanzaban misiles Sea Cat y los aviones Harrier amenazaban con una dura batalla aérea.

-Sigo, se dijo.

Y muy cerca de Punta Federal ordenó:

-¡Vamos a atacar! ¡Viva la Patria!


Alberto Philippi y José César Arca. Ambos, junto con Marcelo Márquez, integraban 1ª sección de la 3a Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque Los Sea Harrier XZ 499 despegan del HMS HERMES (Imperial War Museums)


El capitán inglés Alan West estaba sobre el puente de mando en la Ardent cuando vio venir a los pilotos argentinos. “¡Cúbranse!”, les gritó a sus hombres. Y se lanzó cuerpo a tierra. Cuatro bombas impactaron y destrozaron el comedor, las comunicaciones, el comando.

Philippi se puso en fuga. Arca, que lo seguía de cerca, trató de esquivar las esquirlas de la bomba de su compañero. No pudo. Al atravesar la columna de fuego sintió un tremendo golpe en la cola del avión. Atrás suyo, Márquez también había lanzado sus bombas.

Juntos iniciaron el escape. Quince segundos después Márquez dio la alerta: dos cazas británicos los estaban atacando.

-¡Harrier, Harrier, enemigos a la izquierda!

Philippi no tuvo tiempo de lamentar la muerte de su compañero. El teniente inglés John Leeming había lanzado un Sidewinder. El misil impactó en la cola. El avión se estremeció y su nariz miró al cielo. El piloto argentino alcanzó a ver al caza británico que se acercaba veloz para derribarlo definitivamente.

Fueron sólo segundos donde la certeza del final y de la muerte lo abrazaron. Con la calma que precede a una gran tormenta, informó desde la radio:

-Fui impactado, estoy cayendo, estoy bien.

Y accionó la palanca para eyectar su asiento. El avión llevaba una velocidad de 900 kilómetros por hora. Al salir despedido, Philippi se desmayó. Cayó en una granja donde pasó la noche. Al día siguiente caminó hasta encontrar las líneas argentinas.



El aviador inglés Morell siguió el combate. Lanzó un misil contra el caza de Arca pero no logró derribarlo. Al girar, para salir de la línea de fuego, el piloto de la Armada se encontró con otro Harrier que estaba disparando sus cañones. Los proyectiles le dieron de lleno. Todas las luces de alarma del tablero se encendieron. Cuando se preparaba para el ataque final -porque sabía que ya no tenía resto-, sorprendido vio que los Sea Harrier abandonaban la lucha: se habían quedado sin combustible.

Arca tenía seis impactos en el ala izquierda y cuatro en la derecha. No podía regresar al continente. Bajó la velocidad, se alejó de Pradera del Ganso para evitar las baterías antiaéreas argentinas y se propuso salvar su nave: buscó aterrizar en el aeropuerto de Puerto Argentino.

Tres veces desde la torre de control le ordenaron que se eyectara. Se negó. “Baje tren de aterrizaje”, le llegó la voz de un oficial de la Fuerza Aérea. Lo hizo. Y entonces recibió la orden final: “La rueda izquierda del avión está trabada, aborte aterrizaje, eyéctese ahora”. Tuvo que obedecer.

Accionó la palanca, salió disparado y el avión comenzó a volar como conducido por un piloto enloquecido. Vio que su A-4Q había girado en el aire y se acercaba para impactarlo. Era el final. Rezó mientras caía en espiral. Pidió un milagro. Inexplicablemente, la nave viró cuando estaba a escasos metros. Arca cayó en las heladas aguas de Puerto Groussac. Lo rescataron extenuado y casi congelado media hora después.


Marcelo Gustavo Márquez murió combatiendo con un Sea Harrier luego de descargar sus bombas sobre la fragata Ardent 


Por la radio, la escuadrilla del teniente Rotolo -que volaba hacia el blanco- escuchó la frenética batalla aérea. Supo que al llegar sobre los buques de la armada inglesa tendría el camino despejado: los aviones enemigos ya no estaban en condiciones de combatir.

Junto a sus compañeros de formación se preparó para descargar sus 2000 libras de explosivos sobre la Ardent. Elevó su cazas a 60 metros, la altura mínima que daba tiempo para que las espoletas de las bombas se pudieran armar una vez lanzadas. “Me pareció que estaba tan alto que lancé las bombas e invertí el avión para bajar, algo que uno hace normalmente a 10.000 pies. Por suerte pude recuperar el caza a ras del agua”, relató el capitán de navío luego del ataque.

La bomba de Lecour explotó en las entrañas del buque muy cerca de los depósitos de combustible. Syvester lanzó sus cargas y terminó de dañar la cubierta. Habían sellado la suerte de la fragata inglesa.

La Ardent se convirtió en un infierno. Los marinos británicos intentaron vanamente controlar el fuego. Había que abandonar la nave. El comandante West, con lágrimas en los ojos, fue el último en hacerlo.


La Ardent hundida en las aguas del Estrecho de San Carlos. Una boya marca el lugar del naufragio 


La nave se vio sometida al ataque más concentrado que ningún otro barco haya soportado durante toda la guerra: fue “golpeada” 17 veces en 22 minutos por los pilotos argentinos, y uno de cada cuatro de sus tripulantes resultaron muertos o heridos. Perdió, en proporción, más hombres que ninguna otra unidad de combate británica.

Humeante, lanzó sus anclas en Grantham Sound. Sin posibilidad de salvarla, los militares ingleses la dejaron arder durante toda la noche. Veintidós hombres murieron en ese ataque. Más de 30 sufrieron heridas de gravedad. Se hundió a las 4.30 de la madrugada del 22 de mayo de 1982.

La fragata que se partió en dos como una nuez

El estrecho de San Carlos se convirtió en un pasadizo de fuego. “Bomb alley”, lo bautizaron los ingleses: callejón de bombas. Las oleadas del encarnizado ataque argentino fue tan dramático como en la Segunda Guerra Mundial.

El ataque argentino que condenó al naufragio a la Antelope, fragata tipo 21 de la Royal Navy, tuvo varios contratiempos. Al mediodía del 23 de mayo, comandados por el capitán Carballo, salieron a cumplir la misión el primer teniente Rinke, el primer teniente Luciano Guadagnini y el Alférez Hugo Gómez.


La foto de la fragata en medio de las llamas se transformó en una de las más icónicas de la guerra. La Antelope se partió en dos como una nuez y se hundió en la Bahía Ajax.(AP)


Los A-4B se dirigieron en vuelo rasante hacia los destructores que estaban en la cabeza de playa del Puerto San Carlos. Los ingleses divisaron a los caza y lanzaron sus misiles. Un Rapier estalló debajo del avión de Carballo que volaba a 10 metros del suelo. Una gigantesca nube de polvo, tierra y rocas envolvió al piloto. La fuerza de la explosión hizo que el caza quedara con su panza mirando al cielo, invertido.

-Tengo que eyectarme, pensó Carballo.

Pero no lo hizo. A todo o nada realizó un último esfuerzo para que la nave no se estrellara. Forzó los comandos, sacó al A-4B de la línea de fuego y pudo regresar al continente en medio de los misiles que le disparaban desde Pradera del Ganso.

Rinke venía detrás. No había podido separar su avión con los 20 segundos necesarios para no recibir las esquirlas de la bomba de su líder. Se metió de lleno en la turbulencia de la explosión. Cuando salió de esa nube de tierra y piedras tenía delante de sus ojos una enorme fragata inglesa. Largó su bomba MK-17 y emprendió la huida. El artefacto pegó en la popa del barco, pero no explotó.

El ataque que siguió fue el de Gómez: dejó caer su bomba de 500 kilos, pero tampoco estalló.


El primer teniente Luciano Guadagnini murió durante el ataque a la Antelope. Un misil impactó en su avión y la explosión lo desintegró


Guadagnini cerró la embestida, y desprendió su carga sobre la Antelope. Un segundo después, sintió que un misil le había pegado en su ala derecha. El avión, descontrolado, amagó con estrellarse en el agua. El primer teniente logró enderezarlo, pero no pudo salvarse: su caza golpeó con violencia contra una de las antenas del destructor inglés y estalló. Los fragmentos del A-4B cayeron en las aguas del Estrecho.

En la noche del 23 al 24 de mayo, el sargento inglés James Pescott trabajó incansablemente para desactivar las bombas argentinas que habían penetrado la fragata. Pero una explotó y alcanzó el compartimento donde se guardaban los Sea Cat. Como un show de trágicos fuegos artificiales, los misiles iluminaron el negro cielo de Malvinas. La foto de la fragata en medio de las llamas se transformó en una de las más icónicas de la guerra.

La Antelope se partió en dos como una nuez y se hundió en la Bahía Ajax.

Barcos fantasmas

Los cascos hundidos de aquellos destructores son también las tumbas de los que combatieron. Por eso, desde 1986, Gran Bretaña instituyó una ley que protege los lugares de naufragio. Cualquier persona que retire o modifique los restos de un siniestro militar será procesada, a los convictos les serán requisados sus equipos de buceo y deberán pagar multas altísimas.

Los barcos fantasmas descansan desde hace 38 años sin que nadie altere su lecho de muerte. Sólo en el otoño de 1982, pocos meses después de la guerra, 39 integrantes de la Marina Real se sumergieron a 91 metros de profundidad para recobrar material sensible y documentos de la fragata Coventry.


La imagen de la Antelope muestra los restos de la fragata que se llevó la vida de 19 hombres 


Clive Gale, buceador naval que participó en aquella búsqueda, recordó: “El barco se hundió en sólo 20 minutos y con él se llevó documentos que eran de importancia para la seguridad del Reino Unido. Pero éramos conscientes de que estábamos buceando en el lugar donde 19 hombres encontraron su descanso eterno. Respetamos a los marinos que yacen allí junto a su barco”.

Durante la guerra de Malvinas 8 buques de la Armada Real británica fueron hundidos o destruidos, 8 quedaron fuera de combate, 5 casi inactivos y 10 averiados.

-¿Qué tuvieron ustedes para animarse a tanto?, se le preguntó al capitán Carballo años después de las batallas.

-Un avión viejo y un corazón argentino, respondió el piloto...