viernes, 27 de noviembre de 2020

Ataque al Invincible: El delator "cuerpo sobre cubierta" del príncipe británico


“NO SE GRITA CUERPO A TIERRA SI SE VE QUE EL ATAQUE VA HACIA OTRO BARCO”
El día 23/03/2020 el escritor e investigador argentino Fernando Fontenla incluyó en un artículo la siguiente frase del príncipe Andrew, ex tripulante del HMS Invincible:
“Un día estábamos bajo ataque de misiles y un amigo y yo tratábamos de terminar el cubo Rubik. Y justo cuando tuvo lugar el ataque de misil, lo completamos. Nos ordenaron acostarnos sobre la cubierta y lo hicimos”.
En el mismo artículo, el periodista realizó el siguiente análisis:
“Cuando se produjo el ataque al SHEFFIELD, en el INVINCIBLE nunca creyeron que existiera una amenaza real. Por lo tanto ese día nadie hizo cuerpo a tierra en esa nave.
Con respecto al 25 de mayo, el propio príncipe Andrew refiere que al momento de impactar los misiles en el ATLANTIC CONVEYOR, él estaba a bordo de su helicóptero (…).
Así nos queda que la anécdota del cubo Rubik sólo puede pertenecer al día 30 de Mayo. Y si prestamos atención a las distintas versiones que relatan el ataque al SHEFFIELD comprobaremos que el “HIT ON DECK” o en criollo “cuerpo a tierra” sólo se propala cuando ya nada puede hacerse para que el proyectil no impacte en la propia nave.
Antes de eso debe declararse la AIR RED WARNING, alerta roja de ataque aéreo. Luego del AIR RED WARNING, se llama a ACTION STATIONS, puestos de combate, y al fin, sólo si nada da resultado, vamos al HIT ON DECK. No se grita HIT ON DECK si el radar detecta un punto en la pantalla a 20 millas de distancia, ni si se ve que el ataque va hacia otro barco, sólo se hace cuando te ves venir al avión, el misil o la bomba encima y ya no podés hacer nada para evitarlo”.


ENLACE PARA EL ARTÍCULO COMPLETO DE FONTENLA:
http://fernandofontenla.com/index.php...
ENLACE PARA EL TESTIMONIO DE UN TRIPULANTE DEL HMS COVENTRY CON UN EJEMPLO DEL USO DE LA FRASE "HIT ON DECK" (Minuto 40.35):
https://www.youtube.com/watch?v=dOFD4D8LVdM&t=2447s...
ENLACE PARA EL DETALLE DE LAS ACCIONES DEL HMS INVINCIBLE EN EL MOMENTO DEL ATAQUE AL SHEFFIELD:
https://www.theguardian.com/.../sep/26/falklands.world...
ENLACE PARA EL DETALLE DE LA ACCIÓN DEL PRÍNCIPE ANDREW EL DÍA 25/05/1982:
https://www.upi.com/.../Prince-Andrew-a.../3976393307200/...
ENLACE PARA LA CITA ORIGINAL DEL PRÍNCIPE ANDREW SOBRE EL ATAQUE DEL 30/05/1982:
https://en.mercopress.com/.../prince-andrew-reveals...

sábado, 21 de noviembre de 2020

Darwin: Braghini barre al 2 Para con los Skyguard

Barriendo a la infantería con una antiaérea


 



El enemigo ya había sobrepasado las posiciones del Regimiento 12 en Darwin y tomado prisioneros al grueso de sus hombres. Pero le faltaba subir a una colina, trás la cual lo esperaban mil metros de terreno llano, los hombres del teniente Estévez, los del subteniente Peluffo y – en primera línea - uno de los cañones antiaéreos Oerlikon de 35 mm, de la sección del subteniente Claudio Braghini. Este sistema de armas Skyguard era el mismo que tenía Suiza.
Los británicos aparecieron sobre la colina con un trote largo, tirando bengalas cortas. Formaban un rombo perfecto, como si estuvieran en una marcha triunfal. El Para 2 no sabía lo que le esperaba…
Braghini, destacado por su buena puntería - participó incluso en competencias internacionales – ordenó que los jefes de pieza se limitaran a ser sus abastecedores de munición: el tirador iba a ser él. Cada pisada suya en el pedal de disparo de la antiaérea, lanzaba una ráfaga impresionante, - 550 tiros por minuto - que dejaba un tendal de enemigos en el campo. Los paracaidistas retrocedieron a la carrera. Sólo un grupo de ellos, atravesando una quebradita, consiguió llegar hasta la escuela de Darwin y abrió fuego. El subteniente giró el cañón y apuntó con la mira telescópica. Las tres ráfagas desintegraron el edificio, haciéndolo saltar por los aires e incendiándolo. 
El combate duró unas tres horas, en que los artilleros argentinos recibieron fuego de morteros y misiles, hasta que los ingleses decidieron lanzar contra ellos tres cazabombarderos Harrier. La sección de este entrerriano de 24 años ya había derribado varios de ellos en las semanas previas, incluido el avión que piloteaba Nicholas Taylor, pero esta vez los enemigos tuvieron más suerte. En el fragor del combate, un impacto propio en el generador eléctrico, apagó el sistema electrónico del cañón.
Y cuando los artilleros estaban intentando traer el otro generador, llegó la orden de cese de fuego, impartida por el vicecomodoro Wilson Pedrozo.
Los hombres de Braghini destruyeron a mazazos el radar y el sistema de armado del cañón.



 

Les dolía en el alma hacerlo, pero igualmente estaban orgullosos. Los británicos no les habían pasado por encima.
Sus jefes, empero, fueron mezquinos con Braghini; sólo le otorgaron la medalla “Al Esfuerzo y Abnegación”. Hoy, en el día de su cumpleaños, celebremos su Valor en Combate. En la primera foto, cañón bitubo Oerlikon de 35 mm en Puerto Argentino. Si alguien conoce los nombres de los artilleros, agradeceré que me los hagan saber. En la segunda, de izquierda a derecha, en la primera fila, el subteniente Claudio Oscar Braghini, jefe de la 3ra Seccion de la Batería de Tiro "B" del GADA 101. Luego, el teniente primero Ricardo Reyes (jefe de Batería y que vino desde Puerto Argentino por dos días para ver cómo andaban las cosas en Pradera del Ganso), sargento primero Juan Domingo Pérez, sargento ayudante Abel Mario Tarditi y sargento primero Roberto Amado Fernández.

 

 

 

jueves, 19 de noviembre de 2020

martes, 17 de noviembre de 2020

Cementerio de Harriers abandonado

¡Triste! Cementerio de Harrier Jump Jet 


Nuestros camaradas de Abandonado Reino Unido visitaron este increíble cementerio Harrier Jump Jet situado en algún lugar en el Reino Unido.

El Harrier, informalmente conocido como el Harrier Jump Jet, es una familia de aviones de combate capaces de despegue corto / vertical y aterrizaje (V / STOL) operaciones. Originalmente desarrollado por Hawker Siddeley fabricante del Reino Unido en la década de 1960, el Harrier surgió como el diseño de V / STOL único verdaderamente exitosa de los muchos intentado durante esa época, a pesar de ser un avión subsónico, a diferencia de la mayoría de sus competidores.

Fue concebido para operar desde bases improvisadas, como aparcamientos o los claros del bosque, sin necesidad de grandes y vulnerables bases aéreas. Más tarde, el diseño fue adaptado para su uso desde portaaviones.



En 2010, se anunció que la RAF y RN se retirarían sus Harriers restantes en 2011, [9] y en diciembre de 2010 de la RAF Harrier GR9s hizo sus últimos vuelos operacionales.

En 2010, se anunció que la RAF y RN se retirarían sus Harriers restantes en 2011, y en diciembre de 2010 de la RAF Harrier GR9s hizo sus últimos vuelos operacionales. Parece algunos de los Harriers fueron traídos aquí para morir.

Esto es lo que Abandonado Reino Unido escribió acerca de su visita:


Pensé que finalmente le daría a este lugar una prueba, después de encontrar a alguien en un Workshed que pedir permiso y después de charlar un rato, me dieron permiso para explorar los chorros y tomar algunas fotos ... yo realmente no creo que fotografié nada que pueda poner en peligro la seguridad de los países !! lamentablemente el avión no tenía mucho que queda en ellos ... despojado de todas sus golosinas ... .still una hora muy agradable pasó mooching acerca de los jets. disfrutar del vídeo ...

Hay fragmentos de otros aviones también, es lo que ellos saben?

domingo, 15 de noviembre de 2020

Período colonial: El combate de Puerto Egmont

Combate de Puerto Egmont





El combate de Puerto Egmont (o Puerto de la Cruzada) se produjo el 10 de junio de 1770 cuando una expedición española al mando de Juan Ignacio de Madariaga, intimó a la guarnición británica establecida en la isla Trinidad al norte de la isla Gran Malvina desde 1765 a abandonar el territorio. La negativa británica de salir fue respondida por la fuerza española conformada por unos 1.500 soldados en cuatro buques enviados desde el actual territorio continental argentino.​ El contingente británico no pudo resistir una fuerza tal, por lo que después de disparar sus armas, capitularon en términos, realizaron un inventario de sus tiendas tomadas y se les permitió regresar a su propio país en el buque HMS Favourite.

Tras esta acción militar, el Reino de España efectivizó su control del archipiélago malvinense,​ quedando bajo soberanía española el único establecimiento poblado del archipiélago: Puerto Soledad.

El establecimiento y la posterior rendición de la colonia británica desencadenó la crisis diplomática por las islas Malvinas de 1770, que estuvo a punto de enfrentar a España y Francia con el Reino Unido.​ Las consecuencias de la crisis y su resolución aún son objeto de debate en relación con la disputa de soberanía que existe entre la Argentina y el Reino Unido.

Antecedentes


Localización de Puerto de la Cruzada y Puerto Soledad.

Los españoles eran conscientes de la presencia británica en las Malvinas cuando adquirieron la colonia de Port Louis fundada por Louis Antoine de Bougainville, renombrándola como Puerto Soledad el 31 de enero de 1767. Ese día Bougainville se reunió en Río de la Plata con don Felipe Ruiz Puente, al mando de las fragatas La Esmeralda y La Liebre para tomar posesión de las islas a nombre de España (como parte del Virreinato del Río de la Plata), y evacuar a la población francesa. Ya fuera de las islas, Bougainville redactó varias notas y manuscritos aconsejando las medidas a tomar por España en las islas y detallando datos geográficos, climáticos y topográficos. Él había recibido por parte de España, una indemnización económica.

Bougainville había regresado a Francia en 1764 para iniciar un nuevo viaje a las islas para abastecer a los colonos y se entera del viaje de una escuedra inglesa al mando de John Byron que tenía como objetivo circunnavegar el mundo y reconocer las islas. Mientras que, el duque de Choiseul intentaba anunciar la colonia a los españoles, explicando su ocupación de las islas por la ausencia española ante la inminente expedición inglesa. Durante este tiempo francés, los marineros británicos habían tratado de establecerse secretamente en el Poil de la Croisade en enero de 1766, nombrándolo como Port Egmont. Bougainville escribió:

«En diciembre de 1766, la fragata HMS Japan atracó en Port Louis frente al fuerte. El capitán MacBride desembarcó, profirió amenazas y se marchó el mismo día».



El 28 de noviembre de 1769, el oficial a cargo de la guarnición en la isla Trinidad, capitán Anthony Hunt, observó una goleta española en las cercanías. Él envió al comandante Fernando de Rubalcava un mensaje pidiendo su retirada. Un intercambio de cartas prosiguió donde cada parte afirmó la soberanía de las islas y exigió la retirada del otro, considerado «usurpador». Hunt afirmaba que las Islas Malvinas pertenecían al Reino Unido y e insistía con la retirada española. España siempre protestó los intentos de exploraciones británicas en la zona alegando sus derechos al mar cerrado, que implicaba la prohibición de navegar por aquellas aguas.

Hunt estaba al mando de la fragata HMS Tamar y contestó que las islas «pertenecen a Su Majestad Británica mi amo por derecho de descubrimiento, así como por ocupación». También intimó el desalojo de Puerto Soledad en seis meses: «en nombre de Su Majestad y Sus Órdenes, advirtiéndole que debe dejar estas islas, y para permitirle que pueda trasladarsus efectos, puede permanecer seis meses desde esta fecha, a cuyo término debe partir en consecuencia».Pese al pedido británico, España ya tenía tres títulos sobre la soberanía de las Malvinas: la preferencia acordada por las bulas pontificias, la garantía de integridad de sus dominios pactada en Utrech y la prioridad de la ocupación como consecuencia de haber recibido de Francia de forma pacífica y voluntaria de la colonia de Puerto Luis (o Soledad) y, con él, la totalidad del archipiélago.



La campaña militar

Preparativos


George Farmer.

En 1768 el gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli, recibió instrucciones de evitar el establecimiento de cualquier colonia británica en territorio del virreinato. En caso de comprobarse la existencia de alguno, debía desalojarse por la fuerza. Las instrucciones provenían de la Real Orden de Carlos III de España del 25 de febrero de 1768. A fines de noviembre de 1769, en el estrecho de San Carlos, se produjo en el encuentro entre una nave española y una británica proveniente de Puerto Egmont. Al poco tiempo los españoles descubrieron la ubicación exacta del asentamiento.​ En diciembre de 1769, partió un escuadrón con tres buques hacia las Malvinas para dar cumplimiento a las órdenes impartidas desde Madrid.

El 20 de febrero de 1770, una fragata española al mando de Fernando de Rubalcava, junto con un chambequín, visitó brevemente Puerto Egmont, intercambió mensajes y amenazas con el oficial británico a cargo del establecimiento, el capitán Hunt, y se dirigió a Buenos Aires. Ambos reclamaban para su propio rey la soberanía de las islas, se acusaban mutuamente de ocupar territorio que no les pertenecía y se ordenaban la evacuación inmediata. El comandante de la Armada Real Española Juan Ignacio de Madariaga dirigió una expedición hacia Puerto Egmont con 1500 soldados y 5 buques de guerra (Escuadra de la Plata). Partió del puerto de Montevideo el 11 de mayo de 1770  con «órdenes precisas» para expulsar a los británicos.​ La flota estaba compuesta por cuatro fragatas: Industria, al mando de Juan Ignacio de Madariaga (26 cañones y 262 soldados y marineros), Santa Bárbara, al mando de Joseph Díaz Veanes (26 cañones y 260 soldados y marineros), Santa Catalina, al mando de Fernando Rucalva (26 cañones y 260 soldados y marineros) y la Santa Rosa (26 cañones y 122 soldados y marineros). A las fragatas se sumaba el jabeque Andaluz, al mando de Domingo Perler (30 cañones y 179 soldados y marineros), y el bergantín San Rafael, al mando de Crispín Francisco Díaz. En total llevaba 1500 soldados (entre ellos fusileros, artilleros​ y 294 hombres de la compañía de Granaderos del Regimiento de Infantería de Mallorca) y un arma de asedio al mando del coronel don Antonio Gutiérrez. También se dispuso una batería de desembarco con 2 cañones de 8 libras, 5 cañones de montaña y 2 obuses.

El combate

El 31 de mayo la escuadra divisó el pequeño grupo de Los Salvajes, en el noroeste del archipiélago de Malvinas. En la madrugada, se levantó un violento temporal que separó a la Industria del resto de la partida. Madariaga esperó hasta el 3 de junio para que se reúna el resto de la flota, pero al comprobar que eso no ocurría, resolvió avanzar solo con la Industria hacia Puerto Egmont.30​

El 4 de junio de 1770 fondeó en la bahía de Puerto Egmont (Puerto de la Cruzada) con la intención de ganar tiempo hasta la llegada del resto de la flota. Se puso en contacto con los británicos y estos lo amenazaron con atacarlo si no abandonaba el lugar. Madariaga ignoró las amenazas y, en cambio, envió un emisario con obsequios al gobernador.nota 1​ El emisario español tenía la misión de inspeccionar las defensas del fuerte. La estrategia le permitió a Madariaga tener el detalle preciso de las defensas británicas. Había 4 cañones de 12 libras más 2 cañones de 6 libras traídos de la fragata Favorite, armada a su vez con 20 cañones.



Madariaga ideó un plan para desembarcar a los hombres y tomar el fuerte por la retaguardia, pero con la llegada del resto de la flota, el 6 de junio, abandonó ese plan en favor de uno más sencillo. Confiando en que la superioridad militar haría desistir a los británicos, sin llegar a un enfrentamiento armado, el 7 de junio intimó al capitán William Maltby y al comandante del fuerte, George Farmer, a evacuar el puerto o, caso contrario, se vería «precisado a obligarle con el cañón».30​ Madariaga fundamentaba su demanda en el derecho internacional vigente, que impedía establecer colonias en esa parte del mundo sin el consentimiento del rey de España.4​ Los británicos rechazaron la intimación de los españoles e insistieron en que las islas les pertenecían al «ser descubiertas por súbditos de la Corona de Inglaterra». Madariaga respondió con la 3° intimación:

Si Vms. me dieren pruebas autenticas de q. executar. brebe, y buenamente este desalojo, pondré pacificamente mis Tropas en tierra, y se tratará á las de Vms. con toda consideracion y atencion q. corresponde a la buena armonía que subsiste entre nuestros Soberanos, y permitiere lleven Vms. consigo quanto tengan en tierra (..)
Juan Ignacio de Madariaga


Los británicos mantuvieron su postura respondiendo que las «estrechissimas ordenes de su corte les impulsava a morir con honra en la acción temiendo morir sin honra en Londres».

Decidido a llevar adelante su misión, y agotados todos los medios pacíficos, Madariaga dio la orden de comenzar el ataque. La batalla, sin embargo, debió proponerse por factores climáticos; un violento temporal de granizo y nieve azoló el teatro de operaciones durante el 8 y 9 de junio. El 10 de junio, por la mañana, Madariaga movilizó a las fragatas Santa Bárbara y Santa Catalina junto al jabeque Andaluz para que ataquen a la fragata británica Favorite. El plan establecía que, una vez hundido el buque británico, Santa Bárbara y Santa Catalina comenzarían su ataque sobre el fuerte. Mientras tanto, las fragatas Santa Rosa e Industria desembarcarían tropas y cañones para atacar el fuerte desde tierra, en palabras de Madariaga: «al abrigo del humo de la cerrazón, y del espanto».

En cuanto los barcos españoles Santa Bárbara, Santa Catalina y Andaluz abrieron fuego sobre la Favorite, la artillería del fuerte respondió con unos pocos y desordenados cañonazos. El asentamiento solo contaba con 4 cañones de 12 libras y 6 más pequeños. La resolución de los oficiales británicos de pelear hasta el final no se mantuvo mucho tiempo. Desde el fuerte ondeó la bandera blanca y un oficial británico le solicitó la capitulación a las fuerzas de tierra al mando del coronel Antonio Gutiérrez. 156 hombres rindieron sus armas el 10 de junio de 1770.​ Los términos de la capitulación establecían que el fuerte y sus armas debían ser entregados al coronel Antonio Gutiérrez. Mientras se realizaba la evacuación, los británicos podían utilizar el alojamiento del fuerte e izar la bandera tanto en la Favorite como en el fuerte, aunque no tenían autorización a realizar actos jurisdiccionales.

Resultado del combate

La única baja del combate fue el jefe de la artillería española, el teniente coronel Vicente de Reyna Vázquez, que resultó herido.

Los militares británicos fueron detenidos durante 20 días y luego se les permitió retornar a Inglaterra a bordo del HMS Favourite de 16 cañones (el HMS Swift de 14 cañones, la otra nave del asentamiento, se había hundido en Puerto Deseado tres meses antes recorriendo las costas patagónicas). Los nuevos ocupantes renombraron el asentamiento como Puerto de la Cruzada y se hicieron cargo de la propiedad, quedando a cargo de un destacamento español.​ Cuando la noticia llegó a Gran Bretaña se produjo una protesta pública.​ El nombre español aún es mantenido de la toponimia del archipiélago en castellano.​ La expulsión también había ocasionado daños materiales en el establecimiento.

Respecto de este combate, los británicos argumentan que como no había una fuerza inglesa para resistir cualquier agresión, el oficial superior, el capitán Hunt, decidió ir a Inglaterra con la noticia, dejando a Farmer al mando del asentamiento.​

Consecuencias



Carta de Julián de Arriaga pidiendo al gobierno español de las islas Malvinas asegurar el no retorno de los británicos a las islas, fechada el 2 de abril de 1771.

El 11 de agosto de 1771 Juan Ignacio de Madariaga llegó a Cádiz para informar a la corte española sobre las acciones en Puerto de la Cruzada y el exitoso desalojo de la guarnición británica. La noticia fue recibida con preocupación por las autoridades españolas. Comprendieron que se encontraban en una disyuntiva: si avalaban la acción de Bucarreli, la guerra sería inevitable en cuanto los británicos tengan conocimiento del incidente. Si, por el contrario, desautorizaban la expedición, sus derechos sobre las islas se verían perjudicados. Cuando el buque británico HMS Favorite llegó a Gran Bretaña con las noticias de lo ocurrido en Puerto Egmont, las noticias crearon una gran conmoción y los preparativos para una posible guerra se intensificaron.

Era evidente que para los ingleses la expulsión sería considerada como un agravio en tiempo de paz. Se alegaba que era una cuestión de honor y no derechos. Madariaga explicó en la corte española que el desalojo no era más que una consecuencia natural de mantener la integridad de sus dominios y una respuesta por el últimatum de Hunt hacia Puerto Soledad.

El gobierno británico se enfureció por lo que consideró un acto «despreciable». El secretario de Estado, Lord Weymouth, se dirigió a la corte de Madrid exigiendo: «la restauración instantánea de los colonos a Port Egmont, y la reparación del insulto a la dignidad de la corona británica, por su expulsión por la fuerza de ese lugar». Para estas demandas la corte española en un principio dio respuestas evasivas, tratando de cambiar el tema en cuestión sobre su derecho de soberanía sobre las islas. España buscaba discutir sobre los hechos y no sobre la soberanía. Lord Weymouth, sin embargo, se negó positivamente a discutir eso, o cualquier otro asunto, hasta que España hubiera restaurado el asentamiento británico como el exigía; mientras que los preparativos para la guerra, que ya habían sido iniciados, fueron procesados con vigor.​

Luego de que Francia se negase a respaldar a Madrid en una posible guerra, el tribunal español alegó la incautación se había hecho sin la autorización de Carlos III y se ofreció a restaurar Puerto Egmont, tal como existía antes de ser desalojado. El Príncipe de Masserano, el embajador español en Londres, declaró, en nombre de su soberano, que no se habían dado órdenes particulares al gobernador de Buenos Aires, a pesar de que el oficial había actuado con arreglo a sus instrucciones generales y juramento como gobernador; que las Leyes de Indias incluyen la expulsión de los extranjeros de los dominios españoles; y que estaba dispuesto a participar en la restauración de Puerto Egmont a los británicos, sin embargo cediendo cualquier parte de la reivindicación de Su Católica Majestad a las Islas Malvinas, siempre que el rey de Inglaterra a cambio repudie la conducta del capitán Hunt de pedir la expulsión de los españoles en Puerto Soledad, que habían dado lugar a las medidas adoptadas por Bucareli. Las declaraciones del embajador fueron aleccionadas por el Ministro español Jerónimo Grimaldi para evitar la posible guerra.

Lord Rochford, encargado británico del departamento del Norte, le escribió a Masserano diciendo que «parece imposible que Bucarelli hubiese tomado sobre si un acto tan violento sin órdenes de la corte», concluyendo que si España quería la paz, «podía desaprobar la conducta de Bucarelli, castigarle y volver a poner los ingleses en el paraje en que estaban».​

Reocupación y retirada británica final


Panorama de Puerto Egmont en 1780, durante la expedición de Callejas con el bergantín S.M. Rosario para incendiar y arrasar las edificaciones.

El acuerdo finalmente se llevó a cabo el 15 de septiembre de 1771, seis meses después del desalojo, con el restablecimiento de la situación que existía antes del combate de Puerto Egmont. En la Declaración Masserano - Rochford, la corona española se comprometía a:​
(...) dar órdenes inmediatas, a fin de que las cosas sean restablecidas en la Gran Malvina en el Puerto denominado Egmont exactamente al mismo estado en que se encontraban antes del 10 de junio de 1770. (...) El compromiso (...) de devolver a S.M. Británica el Puerto y Fuerte de Puerto Egmont no puede ni debe afectar, de ninguna forma, la cuestión del derecho anterior a la soberanía de las Islas Malvinas también llamadas Falkland.

En abril de 1772 la fragata de 32 cañones HMS Juno del capitán John Stott reocupó el asentamiento británico, acompañado por el HMS Hound y HMS Florida.​ Los británicos recibieron también una declaración donde el rey español Carlos III rechazó la incursión de Puerto Egmont para que se vea salvaguardado su honor.​ Al retomar la posesión del asentamiento, había fuerzas españolas asentadas en el lugar que se retiraron.

Entre tres y cuatro años convivieron en las islas dos poblaciones de dos países.​ Según la historiografía británica, los mismos se retiraron de las islas en virtud de un sistema de reducción de gastos en 1774, aunque mayoritariamente se afirma que fue en cumplimiento del pacto secreto con España. Tras abandonar las Malvinas, los británicos dejaron allí una bandera británica y una placa reclamando la soberanía del archipiélago para su rey.43​ Debido a que no renunciaron explícitamente a la soberanía, los británicos justificaron con este antecedente la ocupación de 1833 de todo el archipiélago malvinense.​ La placa dejada habla de la «isla de Falkland», en singular.​

Be it Known to the all Nations that Falkland's Island with this Fort...
Sepan todas las naciones del mundo que la isla de Falkland con este Fuerte...

Con la creación del virreinato del Río de la Plata, en 1776, todos los gobernantes de Buenos Aires cuidaron que el Reino Unido no se asentase en las islas.​ Los españoles ocuparon Puerto de la Cruzada durante la Guerra anglo-española en 1779.​ En 1775 el capitán Juan Pascual Callejas retiró la placa británica de Puerto Egmont, enviándola a Buenos Aires. Cinco años después, siguiendo instrucciones del virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, destruyó por completo las instalaciones.​ La placa conservada en Buenos Aires sería capturada por los británicos durante la primera invasión inglesa al Río de la Plata en 1806 y llevada a Londres.​

España finalmente abandona Puerto Soledad en 1811 tras la Revolución de Mayo, puesto que la Banda Oriental no se adhirió a la junta de Buenos Aires y permaneció bajo control español. Las autoridades de Montevideo deciden retirar el establecimiento en las Malvinas por su baja utilidad y los elevados costos de conservación. Allí se dejó una placa proclamando la soberanía española sobre el archipiélago.​ Las Provincias Unidas del Río de la Plata, tomarían posesión del archipiélago el 6 de noviembre de 1820.
Wikipedia

viernes, 13 de noviembre de 2020

Biografía: Andrew P. Legg y su fallida incursión terrestre a la BAN Río Grande

Malvinas 35 ~ Capitán Andy


Andy Legg


William y Joan Legg se casaron en 1943 en la Isla de Wight y tuvieron su primer hijo en 1946. Casi diez años después, en 1954, nació Andrew.

Andy fue comisionado como segundo teniente en el Regimiento Real de Hampshire el 3 de octubre de 1976 y sirvió en Irlanda del Norte y Omán. En el momento de la invasión de las Malvinas era Capitán en el Escuadrón B 22 SAS (6 Tropas).

Hubo muchos aspectos de la Guerra de las Malvinas y de algunos se habló menos que de otros. La Operación Plum Duff ha sido descrita como las misiones más audaces que jamás haya realizado el Regimiento. Si uno mira Bear Grylls, podría esperar que estos hombres de la élite de la élite en el SAS pudieran hacer cualquier cosa, en cualquier lugar, pero siguen siendo humanos y nunca es tan simple.

La Operación Mikado planeada por el brigadier Peter de la Billière era un plan para destruir a los tres Exocets restantes del país, cinco cazas de ataque Etendard que los llevaban y para matar a los pilotos en sus habitaciones. La idea era aterrizar aproximadamente 55 soldados del SAS en dos Lockheed C-130 Hercules en la pista de Rio Grande. Uno de ellos había destruido el HMS Sheffield. Se pensó que si se sacaba otro portaaviones, Gran Bretaña seguramente perdería la guerra. Los aviones C-130 se mantendrían en la pista con los motores en marcha y listos para recoger a los hombres del SAS una vez cumplida su misión. Si el avión no sobrevivía, las tropas lo llevarían hasta la frontera chilena a unas 50 millas de distancia.

La Operación Plum Duff fue dirigida por Andy y constaba de ocho hombres de este regimiento de primera. Suena bien en teoría, ¿no? El plan era averiguar todo lo posible sobre la base aérea enemiga en Río Grande en Tierra del Fuego como preparación para el asalto principal.

La tripulación del Sea King en el que viajaban estaba entrenada para volar con gafas de visión nocturna. Partieron del HMS Invincible en la noche del 17 al 18 de mayo en un helicóptero desmantelado que se hundiría en aguas profundas una vez que los hombres fueran arrojados, una misión de ida ya que tendrían que acercarse tanto a la base.

El invierno en el Atlántico Sur es brutal. No iba a ser tan simple por muy bien entrenados que estuvieran estos hombres, pero una serie de eventos llevaron no solo a que se abortara la misión, sino al regreso seguro de los hombres para que no todo estuviera perdido. Andy debería estar muy orgulloso de eso.

A medida que se acercaba a la costa argentina después de cuatro horas, la niebla redujo la visibilidad de vuelo a menos de una milla. En la aproximación a solo doce millas del punto de descenso planeado del SAS, la visibilidad se redujo aún más y el piloto se vio obligado a aterrizar. Andy estaba convencido de que habían sido detectados por una patrulla argentina y no estaba de acuerdo con el piloto en cuanto a su posición exacta. El equipo de SAS fue depositado en la costa sur de Bahía Inútil, el plan para hundir el helicóptero en aguas profundas salió mal y luego de que se estrellara en la playa, la tripulación prendió fuego al helicóptero y detonó cargas explosivas antes de salir del escena.

Según fuentes argentinas, el helicóptero fue rastreado por el radar del destructor ARA Bouchard, fueron retumbados y la noticia fue retroalimentada a la base de Río Grande. La falta de inteligencia significaba que las fuerzas británicas no tenían una idea clara de cómo se defendía Río Grande, ni información sobre cómo estaba organizada la base, ni dónde se almacenaban los Exocets ni dónde estaba el desorden del piloto. Tampoco tenían garantía de que los misiles estuvieran almacenados allí. La Operación Mikado fue vista por hombres SAS experimentados como una misión suicida e imposible de llevar a cabo. Los argentinos tenían mejor equipo de radar de lo que se pensaba.

A 64 kilómetros de Argentina, en Chile, los hombres solo tenían raciones para 4 días. No completamente seca por una caída anterior en paracaídas al mar, la niebla fue reemplazada por aguanieve que ya traía su propia humedad. Solo les quedaban 3 horas de oscuridad para abrirse camino y las tropas cubrían menos de 1½ millas por hora. He marcado ese terreno y no estoy seguro de cómo alguno de nuestros hombres logró marcar su tierra desigual e implacable en la oscuridad. Llevaba una botella de agua que estos hombres llevaban cerca de 80 libras, incluidos explosivos y temporizadores, el Armalite M15 estándar y una pistola Browning de 9 mm.

Tenían dos mapas, uno era una hoja endeble que parecía haber sido sacada de un atlas escolar de la década de 1930. El segundo fue la edición de 1943 de un mapa argentino con el sello "Cambridge University Library 1967". A pesar de un hombre enfermo con fiebre alta y falta de inteligencia y raciones, una vez que lograron llegar Hereford (cuartel general del SAS) increíblemente, ¡les ordenó continuar! Para entonces, Andy y su equipo habían llegado a la conclusión de que Hereford siempre había estado dispuesto a descartarlos.

Finalmente, la misión abortó, se les dio una cita y esperaron con anticipación el 22 de mayo, pero 3 días después todavía no había nadie a la vista. El 26 de mayo, Andy y otro policía partieron hacia Porvenir, el pueblo más cercano, a más de 50 millas de distancia. Esa noche se toparía con los hombres de la SBS que se suponía que iban a rescatar a su tropa. Nadie hasta el día de hoy sabe por qué no se hizo ningún intento de recoger a esos hombres. El 30 de mayo, los ocho hombres, ahora vestidos de civil y en el más estricto secreto, abordaron una avioneta con destino a Santiago. El 8 de junio se les ordenó regresar a casa. Andy dejó el ejército poco después.

Se están planteando muchas preguntas sobre esta guerra, algunas de las cuales aún salen a la luz. La regla de los 30 años protege mucho, pero como ocurre con todas las cosas en la vida, la verdad siempre saldrá a la luz, sin importar cuánto la gente trate de suprimirla. Por lo que he leído, Andy parece haber sufrido una "culpa de superviviente" como muchos hombres que conozco de esa época. Sus medallas quedaron en el ático acumulando polvo hasta que salieron a subasta este año. No debemos asumir que eso lo hace sentir menos orgulloso de lo que intentó lograr y el destino es lo único que decide quién vive y quién muere ……… .. Andy sobrevivió y sigue viviendo con su esposa e hijos. 


Falklands 35

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Julio Aro y Geoffrey Cardozo serán candidatos al Nobel de la Paz

Ex combatientes

Un argentino y un inglés, veteranos de Malvinas, serán candidatos al Premio Nobel de la Paz


Julio Aro y Geoffrey Cardozo serán postulados al galardón 2021 por su trabajo en la identificación de soldados argentinos sepultados en las islas Malvinas.

Clarín


 
Julio Aro y Geoffrey Cardozo, postulados al Premio Nobel de la Paz.


El argentino Julio Aro y el británico Geoffrey Cardozo, ambos excombatientes en la Guerra de Malvinas, serán candidatos al premio Nobel de la Paz 2021, según notificó el Comité Noruego del Nobel, que cada año entrega el galardón en Oslo.

Aro y Cardozo recibieron la nominación por impulsar el proceso de identificación de los soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.

En declaraciones al diario La Capital de Mar del Plata, de donde Aro es oriundo, dijo que se siente "muy emocionado" por la perspectiva del Nobel, pero precisó que "ya tenemos un premio noble que nos da paz: el abrazo y agradecimiento de las madres y las familias".

 
Ceremonia con la participación de familiares de excombatientes de Malvinas en la que se distinguieron al músico, Roger Waters.

El y Cardozo -agregó- están "muy contentos. Ya hablé con Geoffrey, que también está enterado. Las mamás también. Tengo el celular repleto de mensajes que me rompen el corazón. Me tratan como a un hijo y eso me emociona muchísimo".

Aro comenzó a promover el trabajo de identificación tras visitar el cementerio de Darwin, años atrás, y descubrir que casi la mitad de las tumbas mencionaban a un soldado desconocido, con la leyenda "soldado argentino solo conocido por Dios".

Así se reunió con veteranos de guerra británicos y conoció a Cardozo, que se había encargado de recoger a los muertos argentinos en la guerra y brindó información clave para la identificación.

Así surgió la fundación "No me olvides", que devolvió la identidad a decenas de caídos argentinos en las islas.

AFG

lunes, 9 de noviembre de 2020

6 de Noviembre de 1820: El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las islas

El día que flameó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas: motines, desolación y un desfile muy particular

El 6 de noviembre de 1820, hace 200 años, el capitán David Jewett izó por primera vez la bandera argentina en suelo malvinense. A los capitanes de los barcos allí apostados, el corsario les dijo: “Tengo el honor de informar mi llegada para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen”

Por Adrián Pignatelli || Infobae



Puerto Soledad, tal como era en las primeras décadas del 1800.

James Weddell, muy lejos de su Bélgica natal, estaba enfocado en la reparación de su bergantín “Jane” y así seguir rumbo hacia el sur, hacia los hielos antárticos. Estaba anclado al norte de Puerto Soledad en las Islas Malvinas cuando recibió una comunicación y una invitación firmada por un capitán llamado David Jewett, que con su buque estaba anclado a unas millas de Puerto Soledad. Sin saberlo, este marino, explorador y cazador de focas sería partícipe de un hecho histórico para nuestro país.

Hacia 1815, David Jewett había llegado a Buenos Aires como capitán de “La Invencible”. Había nacido en la entonces colonia inglesa de Connecticut en 1772 y le ofreció sus servicios al gobierno del Directorio, manejado en forma interina por Ignacio Álvarez Thomas. El 22 de junio el gobierno argentino le otorgó una patente de corso y lo invistió con el grado de sargento mayor.

David Jewett obtuvo del gobierno argentino una patente de corso. Había nacido en la colonia inglesa de Connecticut.

Recibió la orden de hostigar a buques españoles. Y así se sumó al significativo número de corsarios que había cerrado trato con el gobierno patriota para hacerles la vida imposible a los mercantes españoles y obtener beneficios económicos.

Jewett no era ningún improvisado ya que llevaba más de una década navegando. El 30 de junio de 1815 zarpó hacia el norte, pasó por Brasil, y en su derrotero por el Atlántico norte y el Caribe capturó barcos con importantes cargas. Regresó a Buenos Aires los primeros días de septiembre y en el interín tuvo la habilidad necesaria para contrarrestar un motín de su tripulación. No sería el único.

 

La patente de corso extendida por gobierno de las Provincias Unidas a Jewett.

El 15 de enero de 1820 fue convocado nuevamente por el gobierno. Con el grado de coronel de la marina zarpó del puerto de Buenos Aires al mando de la fragata “La Heroína”. No fue un comienzo auspicioso. A poco de partir, falleció su segundo al mando, el sargento mayor Juan Adams, y varios miembros de la tripulación -que a duras penas pudo reclutar entre ex presidiarios, algunos voluntarios y otros soldados veteranos- enfermaron a causa del agua en mal estado. El jefe de la tropa de tierra era el capitán Laureano de Anzoátegui, con el que no se llevaba bien.

Se reaprovisionaron en Cabo Verde y capturaron a la corbeta portuguesa “Carlota”, a la que habían perseguido durante un día. Tuvo que sofocar un motín y ordenó ajusticiar al cabecilla. Mientras el norteamericano se quejaba de la falta de carácter de la tripulación, el desánimo de los marineros se acentuó con el número creciente de enfermos víctimas del escorbuto.



La Fragata Heroína, que comandó Jewett y con la que llegó a Malvinas.

En ese ambiente, llegó a las islas Malvinas al atardecer del 27 de octubre. Echó anclas en la Bahía de la Anunciación, a seis millas de Puerto Soledad. Lo primero con lo que se encontró fue más de cincuenta buques, la mayoría británicos y norteamericanos, que se dedicaban a depredar la fauna local, especialmente focas, lobos marinos, ballenas y aún el ganado que habían llevado los españoles. Se calculó que un buque mataba alrededor de un millar de focas en una semana.

Al día siguiente, en un bote alcanzó la costa, en procura de carne fresca y legumbres. El panorama que encontró en tierra era desolador. Desde 1811 no había población estable en las islas y los pocos ranchos abandonados eran inhabitables. Jewett ordenó usar telas de las velas para armar carpas y alojar a las decenas de enfermos que traía a bordo.

“Tomar posesión”

Jewett escribió una comunicación que hizo distribuir a los capitanes de los barcos allí apostados: “Tengo el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país que naturalmente pertenecen. Al desempeñar este deber deseo obrar con la mayor deferencia y equidad hacia todos los pabellones amigos. Uno de los objetos principales es evitar esa abusiva destrucción de los recursos tan útiles para aquellos, cuyas necesidades los compelen o convidan a visitar estas islas y auxiliar a los que deseen abastecerse a poca costa. Como su objeto no es contravenir estas disposiciones y como creo que puede resultarnos alguna ventaja de una entrevista personal, invito a usted a que venga a bordo de mi buque, donde podré alojarlo todo el tiempo que usted quiera. Suplico a usted que haga saber esto a los otros súbditos británicos que se hallen en estos parajes".

Armar una colonia

El 3 de noviembre Weddell caminó seis o siete millas para visitar a Jewett. Durmió en “La Heroína”, tomando sus precauciones: lo hizo vestido y con las armas a su alcance. Según dejaría escrito, el proyecto de Jewett era el de convocar colonos y hacer traer materiales de construcción y enseres para armar un poblado formal en las islas.

Jewett preparó la ceremonia para el lunes 6 de noviembre. Había hecho emplazar un mástil e invitó a los capitanes de los barcos. Con los pocos hombres sanos con los que contaba, armó una suerte de desfile. Se marchó al son de un tambor y de un pífano. En ese ambiente, se izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas.

La caza indiscriminada y sin control provocó un marcado descenso de la fauna en el Atlántico Sur.

Los extranjeros, entre recelosos y temerosos -algunos creían que terminarían siendo víctimas de los hombres de Jewett- presenciaron como desde “La Heroína” se disparaban los 21 cañonazos de rigor que la ceremonia imponía, luego de que Jewett leyera una proclama.

Los problemas no habían terminado. Debió enfrentar otro motín mientras más hombres enfermaban. Algunos fueron embarcados en un lobero inglés y remitidos a Buenos Aires. Y en otro barco despachó su pedido al gobierno de ser relevado de sus funciones.

En febrero de 1821 se aceptó su solicitud y el 23 de abril de ese año Jewett le pasó el mando al coronel Guillermo Mason.

Weddell, en su viaje al sur en su afán de cazar focas y lobos, alcanzaría el record en 1823 en navegar 3° más al sur del que lo había hecho el capitán Cook. Por su parte, la vida de Jewett seguiría por otros carriles y se radicaría en Brasil, donde falleció en 1842. No presenció la epopeya que encabezó Luis Vernet y tampoco se imaginó, que 200 años más tarde, un sello postal homenajearía el acto del 6 de noviembre de 1820 cuando, en presencia de sus marineros maltrechos y atónitos capitanes de barcos extranjeros, izaba por primera vez el pabellón nacional.