viernes, 3 de agosto de 2018

Arte: Ataque de Crippa al Argonaut

Pintor italiano refleja el ataque de Owen Crippa





"ATTACCO DEL TENENTE DI VASCELLO OWEN CRIPPA ALLA FREGATA H.M.S. ARGONAUT"
Baia San Carlos, 21 maggio 1982
Olio su tela 60 x 80 cm. (2018)
Collez. Famiglia Crippa, Argentina

miércoles, 1 de agosto de 2018

Arte: Británicos en Malvinas

Arte: Britones en Malvinas



SBS en posición de emboscada



"Contacto! Por favor espere".


Yumping

sábado, 28 de julio de 2018

El correntino que fue salvado por médicos británicos

La historia del militar correntino que fue herido gravemente en Malvinas y fue operado por los ingleses

Martín Boerr | La Nación

"Escuché un sapucay y supe que no se habían perdido, después de avanzar en medio de la noche bajo el fuego de los ingleses, tenía a toda la sección reunida, fue una alegría grande y sin perder tiempo nos pusimos a trabajar para que el día no nos encontrara sin una trinchera, se venía el combate final", relata Juan Nazer.

Cuando tenía 23, como flamante subteniente del Regimiento de Infantería 4 de Monte Caseros, le tocó viajar a Malvinas para defender Puerto Argentino en las colinas que circundaban la capital isleña en la batalla final. Monte Longdon, Monte Harriet, Dos Hermanas, Tumbledown. Nombres asociados a las escenas más crudas de la guerra de cuyo final se cumplen esta semana 36 años, cuando el 14 de Junio Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición.

Pero para Nazer la guerra no fue "todo lo que se cuenta y hay muchas mentiras y exageraciones, es importante que se conozca la verdad". "Se hicieron muchas cosas mal, pero también dentro de eso hay mucho para rescatar, la forma en que combatieron los soldados, pero también los oficiales y suboficiales argentinos", señaló.

Nazer es la antítesis del veterano de guerra que queda marcado de por vida de forma negativa por el conflicto armado. El 12 de junio de 1982 casi muere, cuando primero pisó la granada de un lanzacohetes que casi le secciona la pierna y luego recibió tres tiros en la espalda que, de milagro, no le tocaron la columna vertebral. Se desmayó y apareció horas después prisionero en Monte Harriet. Le hicieron un simulacro de fusilamiento y cuando temía lo peor, su suerte empezó a cambiar.


Así quedó su pierna

"En la guerra es el destino, es la suerte, cuando cae una bomba y mata a unos y los otros que corrieron para el otro lado se salvan", dice. Los ingleses lo atendieron, lo operaron y luego lo llevaron al buque hospital Uganda. Nazer muestra a La Nación una foto de las heridas que le dejaron las esquirlas. Es como si en el muslo derecho alguien hubiera sacado 3 o 4 pedazos de carne del tamaño de un limón.

"Para mí fue como volver a nacer, me quedaron marcas, pero no secuelas. Pude volver a hacer deportes", explicó. Once años después de eso, siendo instructor de comandos y paracaidista, Nazer -que simpatizaba con los carapintadas, el grupo militar ultranacionalista que se alzó tres veces contra el gobierno democrático de Raúl Alfonsín y una contra el de Carlos Menem- se dio cuenta de que ya no tenía lugar en el Ejército.

"El generalato me negó dos comisiones al exterior para lo cual tenía todas las calificaciones, ser veterano, herido y condecorado en la guerra y poseer alguna aptitud especial, yo tenía tres, era comando, instructor y paracaidista. Me di cuenta que tenía que pedir el retiro, porque me tocaba ir a la Escuela de Guerra pero ahí me iba a ir mal con las notas conceptuales", rememoró.
Arrancar otra vez de cero

Ahí arrancó otra etapa de la vida donde otros se podrían haber derrumbado. ¿Qué hacer tras una vida dedicada al Ejército? ¿Qué hacer tras haber participado en una guerra y haber sido herido y condecorado?

Nazer dice que siempre sacó del Ejército y de la guerra lo positivo. "En primer lugar, la disciplina, el sobreponerse a la adversidad y también, el poner las cosas en su contexto, no hay que hacerse mala sangre por cosas que no lo valen", es su fórmula.

Era el comienzo de los años 90 y Nazer estaba destinado en Apóstoles cuando pidió el retiro. Fue quedar otra vez al descubierto, como cuando le tocó cruzar bajo las balas inglesas de Harriet a Dos Hermanas.


El ex militar, en el barco Uganda Fuente: LA NACION

Primero asesoró a algunos empresarios de esa rica zona yerbatera de Misiones sobre sistemas de seguridad y se dio cuenta que ahí había una posibilidad de utilizar su experiencia militar. Se juntó con dos amigos y fundaron Seguridad Misiones, hoy una de las principales empresas del rubro en la provincia.

Después vino su incursión en el fútbol. A comienzos de esta década, Guaraní Antonio Franco, empezó su intento de volver a los primeros planos nacionales de la mano de César Decamilli, un dirigente que llevó a Nazer a la Comisión Directiva del club. En agosto del 2014, el club ascendió al Nacional B. Fue el regreso al fútbol grande tras casi tres décadas.

Decamilli tuvo después un ACV y Nazer asumió como titular del club. Le tocó pilotear los momentos deportivos más difíciles, con José María "Chaucha" Bianco como DT y luego Humberto y Martin Zuccarelli. Al final, Guaraní se terminó yendo nuevamente al descenso a fines del 2015 y con él, los sueños de una buena parte de la provincia futbolera.

"Guaraní es como el Ejército, con pocos recursos hay que hacer mucho", recuerda Nazer, con una sonrisa. "Creo que como dirigente pude aportar el orden, la organización, que es algo que aprendemos en el Ejército, y en el fútbol profesional es muy importante, con los viajes, los partidos, los entrenamientos", detalló.
Marcha bajo fuego enemigo

El 1° de junio Nazer recibió la orden del jefe del regimiento 4 (Teniente Coronel Diego Soria) de marchar con su sección, de unos 40 hombres, de Monte Harriet a Monte Dos Hermanas para defender esa colina. Un regimiento se divide en tres compañías y cada compañía tiene a su vez cuatro secciones.

Nazer decidió separarlas en cuatro grupos y en uno, con el jefe fuera de combate, puso al mando a un soldado dragoneante. "Los combates ya habían empezado, los ingleses no atacaban de frente sino que hacían incursiones y se replegaban, para no tener tantas bajas. Marchamos el 1° de junio, salimos 18.30 y llegamos a la 1 de la mañana del 2 de junio, decidí dispersarlos lo más posible, aún perdiendo control sobre la tropa", recordó Nazer.

Así fue como llegó primero con su grupo al Monte Dos Hermanas y esperó al resto, que en un momento creyó perdidos o abatidos. "Me abracé con el soldado que había puesto a cargo cuando nos vimos, fue una alegría enorme", recordó. Ahí mismo se pusieron a hacer trincheras entre las rocas, esperando el avance inglés.

El 11 de junio, tras diez días de desgaste entre incursiones, bombardeos de artillería a la noche y de las fragatas que se arrimaban a la costa durante el día, más los bombardeos de aviones, los ingleses decidieron hacer el ataque final a las posiciones.

"La relación de fuerzas en Dos Hermanas eran 6 ingleses por cada argentino y eran tropas de elite, el 42 de Comandos y un regimiento de Paracaidistas, nosotros no lo sabíamos, nos enteramos después", recordó.

Nazer no es de esos veteranos a los que les empieza a brillar la mirada cuando recuerdan esas escenas. "Eras vos o ellos y combatimos muy de cerca, porque así es el combate nocturno. No hay tiempo para tener miedo, eso dura muy poco, después estás concentrado en la acción y no podés dudar, porque si dudás, morís".

El 4 de Infantería de Monte Caseros llevó a Malvinas a 678 efectivos, entre oficiales, suboficiales y soldados. Hubo 2 oficiales, 6 suboficiales y 16 soldados muertos. Y tuvieron 6 oficiales (Nazer entre ellos), 24 suboficiales y 89 soldados heridos.

"No hubo privilegios, no vi estaqueos, si los hubo no fueron en donde yo estuve, peleamos codo a codo soldados y oficiales y el jefe del Regimiento, Soria, estaba a 100 metros de la primera línea, pero bajo el mismo fuego enemigo, porque tiene que ver todo", dice Nazer. "Si había una lata de dulce de batata era una fiesta y la compartíamos entre todos", explica.

Nazer no viene de familia militar. Su padre era un arrocero de La Cruz, pegadito a Yapeyú, el pueblo donde nació San Martín. Su hijo, Juan Carlos, se dedicó al marketing. El llevó a su nieto Benicio al Monte Caseros, donde se reúnen para estas fechas los ex camaradas del IV de Infantería.

"No sé si me gustaría que mi nieto entre al Ejército, que decida él cuando llegue el momento, lo cierto es que la Argentina no es como Brasil o Estados Unidos, nuestro país no sabe qué hacer con su Ejército", dice. Nazer piensa ir al año próximo a Malvinas y regresar a Dos Hermanas. "Ahora que se habilitó el viaje para los oficiales argentinos", explica.

Hombre que pudo superar con éxito los traumas de la guerra y al que le fue bastante bien en la vida, no será difícil imaginarlo recorriendo Monte Harriet y Dos Hermanas. Vaya a saber que procesión irá por dentro en ese momento, recordando aquellas noches aciagas, 36 años atrás. Cuando con el corazón en la mano esperaba al resto de su sección. Hasta que en medio de las bombas, de los tiros, del miedo, le volvió el alma al cuerpo al grito de un sapucay.

domingo, 22 de julio de 2018

Harriers sobre Malvinas (1/2)

"Harriers" en batalla: el conflicto de las Malvinas de 1982 (parte 1)


Военное обозрение




Las discusiones sobre el papel del despegue vertical y aterrizaje de aeronaves (VTOL) son muy populares en "Topwar". Solo es necesario aparecer un artículo adecuado para la discusión de esta clase de aviación, ya que las disputas estallan con renovado vigor. Alguien escribe que los VTOL son una pérdida de tiempo y dinero, otros creen que los operadores de VTOL podrían reemplazar completamente a los portaaviones con aviones de despegue horizontales, y alguien insiste seriamente en que el futuro de los aviones tripulados es para VTOL y que frente a una gran escala conflicto en el que los misiles de crucero destruyen los aeródromos, solo los VTOL podrán continuar la guerra en el aire. ¿Quién tiene la razón?
Sin pretender ser la verdad en última instancia, el autor tratará de encontrar una respuesta a esta pregunta en un análisis del papel de VTOL en el conflicto de las Malvinas de 1982, donde el "cofre en el cofre" convergió con la Fuerza Aérea Argentina. , representada por aviones de despegue horizontales convencionales y algunas docenas de verticales británicas "The Harriers". Las peleas de las Malvinas deberían considerarse una excelente ilustración de las capacidades de VTOL contra la aviación clásica, porque:
  1. en el aire se reunió con aeronaves de aproximadamente un nivel técnico. "Mirage" y "Daggery" tienen casi la misma edad que los "Harriers"; sin embargo, "Super Ethandar" entró en la serie durante 10 años después de la "vertical" británica, que fue compensada hasta cierto punto por el asombroso genio francés;
  2. la preparación de pilotos, si es diferente, a veces no. Probablemente, los pilotos británicos fueron mejores, pero los argentinos no eran en absoluto "niños que azotaban", lucharon desesperada y profesionalmente. Nada como los golpes a los bebés iraquíes, que el avión de la Fuerza Multinacional hizo durante la Operación Tormenta del Desierto, no tuvo lugar en las Islas Malvinas: sus victorias y los argentinos, y los ingleses literalmente royeron al enemigo durante una feroz lucha;
  3. y, finalmente, la relación del número. Formalmente, el avión argentino era superior a los británicos en la proporción de aproximadamente 8 a 1. Pero, como se mostrará a continuación, la condición técnica del avión y la lejanía de los aeródromos argentinos continentales del área de conflicto llevaron al hecho de que durante todo el tiempo de la lucha, los argentinos no pudieron lanzar batalla contra los ingleses. Cualquier fuerza aérea superior. Nada como el cielo de Yugoslavia, donde varios MiG-29 intentaron resistir de alguna manera a cientos de aviones de la OTAN, no sucedió.

Pero no solo VTOLP ... Según el autor, el conflicto de las Malvinas de 1982 es completamente único y es capaz de provocar respuestas a muchas preguntas interesantes. Estas son las acciones de la flota submarina en la guerra moderna, y la aviación de cubierta contra la orilla, y un intento de repeler el ataque de la flota superior por las fuerzas más débiles, basadas en la fuerza aérea de la aeronave terrestre, así como la uso de misiles antibuque y la capacidad de los buques de guerra para resistir a los últimos. Aún así, la lección más interesante es la efectividad de las acciones de una gran unidad naval construida alrededor de portaaviones que llevan VTOL. Así que veamos lo que la combinación operativa 317 de la Royal Navy de Gran Bretaña, que estaba compuesta por los transportistas de los Harriers: el portaaviones Hermes e Invencible, no pudo lograrlo.
Ciertamente, los orígenes del conflicto, su comienzo: la captura de las Islas Malvinas por parte de los argentinos, la formación y el envío de las fuerzas expedicionarias británicas, que fue responsable de devolver las islas mencionadas a la Corona británica y la liberación británica del sur. Georgia, son temas excelentes para una investigación cuidadosa, pero hoy vamos a dejar esto e ir directamente a la mañana del 30 de abril de 1982, cuando el escuadrón británico se desplegó en la llamada zona TRALA, ubicada a 200 millas al noreste de Puerto Stanley.

Las fuerzas enfrentadas

Como es sabido, los británicos anunciaron que a partir del 12 de abril de 1982, cualquier barco de combate o mercante argentino, ubicado a 200 millas de las Islas Malvinas, sería destruido. La zona TRALA estaba ubicada casi en el límite de las 200 millas especificadas. ¿Creían los británicos que estar fuera de la zona de guerra declarada los salvaría de los ataques argentinos? Es dudoso. Aquí las consideraciones bastante diferentes, mucho más pragmáticas jugaron un papel.
El hecho es que las Islas Malvinas no solo eran un rincón de dioses provincial, sino completamente olvidado de Oikumene. El asentamiento más grande (Puerto Stanley) apenas tenía un mil quinientos habitantes, y el resto de los pueblos rara vez tenían al menos 50 personas. El único aeródromo de concreto era demasiado pequeño para recibir aviones modernos de combate, mientras que los otros aeródromos estaban completamente castigados. Todo esto decía que los británicos no deberían temer seriamente a la aviación argentina basada en las Islas Malvinas.
De hecho, las fuerzas colocadas allí eran todavía un panóptico. La fuerza aérea de las Islas Malvinas se basó en un grupo aéreo con el nombre orgulloso del Escuadrón Pucará Malvinas, que incluía 13 aviones ligeros de ataque turbohélice Pucará (otros 11 tipos de aviones ya fueron transferidos a las Malvinas). Este orgullo de la industria aeronáutica argentina se desarrolló originalmente para la acción contra los partidarios en conflictos de baja intensidad y cumplió por completo con estos requisitos. Dos cañones de 20 mm, cuatro ametralladoras de 7,62 mm, 1620 kg de carga máxima de combate y una velocidad de 750 km / h, junto con una cabina blindada desde abajo, eran una buena solución a los problemas que podrían crear pequeños grupos de personas armadas con armas ligeras. El radar para este soldado aéreo se consideró innecesario, por lo que el único sistema de puntería del arma aerotransportada fue la vista del colimador. Esta fuerza no fue agotada por las fuerzas argentinas. Además de "Pucará de Malvinas", había una docena de dispositivos con alas. Seis Aermacchis MB-339A estaban entrenando aviones a reacción, que por primera y última vez en su historia intentaron usar como aviones de ataque ligero. Eran ligeramente más rápidos que el "Pucara" (817 km), no tenían armas incorporadas, pero podían transportar hasta 2 toneladas de carga de combate en suspensiones externas, y tampoco tenían radar. La lista de las Fuerzas Aéreas Argentinas de las Islas Malvinas fue completada por seis entrenadores de combate Mentor T-34. El valor de combate de esta aeronave propulsora monomotor de dos asientos con un peso máximo de menos de dos toneladas, capaz de desarrollar hasta 400 km de velocidad máxima, es realmente difícil de subestimar.



Y, sin embargo, incluso ese grupo aéreo tenía cierta utilidad para los argentinos: los aviones podían ser peligrosos para los grupos guerrilleros que los británicos planeaban desembarcar, y un intento de atacar desde bajas altitudes el desembarco principal de los británicos podía causar problemas. Los aviones argentinos también podrían convertirse en un enemigo formidable para los helicópteros británicos, pero lo más importante es que, a pesar de la falta de radar, aún podrían realizar reconocimientos navales y revelar la ubicación de los buques británicos, lo cual era extremadamente indeseable para los británicos. Después de todo, después de un ligero reconocimiento de tropas de asalto, los Daggers y los Super Etendarts de las bases continentales pudieron visitar.

Una vez que hubo bases aéreas militares en las Malvinas, significa que debería haber un sistema de defensa aérea diseñado para cubrir estas bases. Los argentinos retrataron algo similar, y se puede afirmar con seguridad que la defensa aérea de las islas fue igualada por su "poder" aéreo: 12 gemelos "Oerlikons" de 35 mm, varios cañones antiaéreos de 20 y 40 mm, sistemas de misiles portátiles Blowpipe, 3 vehículos de lanzamiento, instalación de SAM Tigercat e incluso una batería Roland. El ambiente de aire en un radio de 200 km fue iluminado por el radar "Westinghouses AN / TPS-43" ubicado en Puerto Argentino. Es cierto que las colinas y montañas dejaron numerosas zonas muertas, pero aún así era mejor que nada.

En general, es fácil ver que las fuerzas de la Fuerza Aérea y la Defensa Aérea, que los argentinos desplegaron en las Islas Malvinas, desde el punto de vista del arte militar y el nivel de tecnología de 1982 ni siquiera eran débiles, pero francamente insignificante, y obviamente necesitaba el apoyo de la Fuerza Aérea de las bases continentales. ¿Eso es exactamente a lo que se podría dar tal apoyo?
Las listas de la Fuerza Aérea y la Armada de Argentina sumaban alrededor de 240 aviones de combate, pero en la vida la situación era mucho peor que en el papel. En total, 19 (según otras fuentes, 21) aviones Mirage IIIEA y 39 aeronaves tipo Dagger israelí (incluyendo 5 aviones de entrenamiento) fueron entregados a Argentina, pero de acuerdo con la información disponible, solo 12 "Mirage" y 25 "Daggers". Peor aún, según algunas fuentes (A. Kotlobovsky, "El uso de los aviones Mirage III y Dagger"), en las batallas participaron no más de 8 "Mirage IIIEA" y solo diecinueve "Daggers".

Aquí, por supuesto, hay una pregunta justa: ¿por qué la Argentina, al hacer la guerra con Gran Bretaña, no arrojó todas las fuerzas a su disposición en la batalla? Por extraño que parezca, la respuesta yace en la superficie. El hecho es que las relaciones de los países sudamericanos nunca han estado sin nubes, y Argentina debería tener en cuenta que mientras está en guerra con Inglaterra, alguien puede ver una oportunidad y atacar en el momento más inadecuado para los argentinos. Al comienzo del conflicto de las Malvinas, los chilenos concentraron grandes contingentes militares en la frontera con Argentina, y esto no podía ser un gesto diplomático: la guerra con Chile terminó recientemente. El personal de Argentina señaló directamente la posibilidad de una acción conjunta de Chile e Inglaterra, esta opción (la invasión simultánea de los chilenos y el desembarco de las tropas británicas en las Malvinas) se consideró bastante probable. Es por esta razón que las unidades terrestres argentinas con mayor capacidad de combate, como la 1. ° Brigada Mecanizada, las 6. ° y 7. ° Brigadas de Infantería, no fueron enviadas a las Malvinas, sino que permanecieron en tierra firme. En estas circunstancias, el deseo de retener una parte de la fuerza aérea para la resistencia de Chile parece bastante comprensible, aunque retrospectivamente esta decisión debería considerarse errónea. Y si el aterrizaje británico en las Malvinas se hubiera encontrado con el color de las fuerzas terrestres argentinas, las batallas podrían volverse mucho más feroces y sangrientas de lo que fueron en realidad. Afortunadamente, esto no sucedió, bueno, y volveremos a la aviación.

El número exacto de "Skyhawks" también es muy difícil de determinar, las fuentes varían, pero, a juzgar por todo, había alrededor de 70 de ellos en las listas. A menudo hay una cifra total de 68 o 60 aviones en la Fuerza Aérea y 8-10 "Skyhawks" en aviación naval. Sin embargo, al comienzo de las hostilidades, solo 39 estaban listos para el combate (incluidos 31 aviones de la fuerza aérea y 8 aviones de la Armada). Es cierto que los técnicos argentinos lograron poner en funcionamiento 9 máquinas más durante los combates, para que pudieran participar en batallas del orden de los 48 "Skyhawks". Los "Super Ethandars" franceses también estaban fuera de control. Otras veces en la Fuerza Aérea de Argentina al estallar la guerra indicaron 14 vehículos de este tipo, pero esto no es cierto: Argentina realmente concluyó un contrato para 14 aeronaves de este tipo, solo antes del conflicto con Inglaterra y el embargo que lo acompaña, solo cinco coches llegaron al país. Y a uno de ellos le pusieron la broma de inmediato, con el fin de usar repuestos para otras cuatro aeronaves como almacén, debido al mismo embargo no se encontraron otras fuentes para obtener repuestos de Argentina.

Por lo tanto, al comienzo de las hostilidades, las Malvinas podrían ser apoyadas por 12 Mirage, 25 Dagas, 4 Super Etandards, 39 Skyhawks, ¡y casi lo olvidaste! - 8 bombarderos ligeros de Canberra (veteranos del aire bien merecidos, por primera vez este tipo de avión salió al aire ya en 1949). El valor de pelea de Canberra en 1982 era insignificante, pero aún podían volar a barcos británicos. En total, se producen 88 aviones.

No, por supuesto, Argentina también tenía otras máquinas de guerra con alas, el mismo "Pucara" existía en una cantidad no inferior a 50 unidades, todavía había "notable" MS-760A "Paris-2" (avión de entrenamiento, en ciertas condiciones capaz de desempeñar el papel de avión de ataque ligero) en el número de aproximadamente 32 automóviles, y algo más ... Pero el problema era que todos estos "Pucaras" / "París" simplemente no podían operar desde los aeródromos continentales, de los cuales solo al puerto: Stanley necesitaba volar 730-780 kilómetros. No actuaron: toda la carga de la lucha con los británicos se llevó en sus alas, "Mirage", "Canberra", "Súper Etendars" y "Daggers", así como aquellos "Pucaras" / "Mentors" / "ligeros". Aermacchis"en los aeródromos de las Islas Malvinas.
Así, para el 30 de abril, incluso con rarezas como el Mentor T-34 y Canberra, los argentinos podrían enviar a la batalla con los británicos no más de 113 aviones, de los cuales solo 80 Mirage, Daggers "," Super Etandars "y" Skyhawks " "Esto, por supuesto, no es 240 aviones de combate, que es mencionado por la mayoría de los artículos de revisión sobre el conflicto de las Malvinas, pero incluso esas cifras en teoría le dieron a los argentinos una abrumadora superioridad en el aire. Después de todo, antes del comienzo. de los combates, los británicos tenían solo 20 "Sea Harriers" FRS.1, de los cuales 12 se basaban en el portaaviones "Hermes" y 8 en "Invincible". Por lo tanto, es comprensible el deseo de los británicos de mantener 200 millas ( 370 km) detrás de las islas. Ubicadas a más de 1000 km de las bases continentales argentinas, los británicos no podían tener miedo a los ataques aéreos masivos en su conexión.



Cediendo a los argentinos en el aire, los británicos no los superaron en buques de superficie. La presencia de dos portaaviones británicos contra un argentino fue compensada en cierta medida por la presencia de aviones pesados ​​terrestres en este último. En cuanto a otros buques de guerra, durante el conflicto de las Malvinas, 23 buques fragata destructor británicos visitaron la zona de combate. Pero para el 30 de abril solo había 9 (había 2 más en la Isla Ascensión), el resto llegó más tarde. Al mismo tiempo, la Armada Argentina tenía un crucero ligero, cinco destructores y tres corbetas, pero cuando las principales fuerzas argentinas llegaron al mar, uno de estos destructores permaneció en el puerto, probablemente por razones técnicas, listo para una batalla naval. Por lo tanto, para el 30 de abril, cuatro destructores británicos y cinco fragatas se enfrentaron con un crucero ligero, cuatro destructores y tres corbetas (a veces llamadas fragatas) de Argentina. Los buques argentinos fueron derrotados por el escuadrón británico en capacidades de defensa aérea: si 9 barcos ingleses tenían 14 SAM (3 C Sea Dart, 4 Sea Wolf, 5 Sea Cat y 2 Sea Slag), que valían 3 más "Sea Cat" ubicados en los portaaviones, entonces 8 barcos argentinos tenían 2 "Sea Dart" y 2 "Sea Cat", y su único portaaviones no tenía un SAM en general. Pero las capacidades de impacto de los oponentes eran las mismas: todos los destructores argentinos tenían 4 PU para el PCB Exoset y dos corbetas de tres: 2 corbetas (dos puestos de lanzamiento de la ARA Guerrico fueron retiradas y entregadas a Puerto Argentino para organizar la defensa costera). El número total de AShM "Exocet" del escuadrón argentino era 20. Los británicos, aunque tenían más barcos, pero no todos estaban equipados con misiles antibuque, por lo que el 30 de abril también había 20 lanzadores Exocet en los barcos de la conexión operacional 317a.
Lamentablemente, el autor no sabe cuántos misiles Exocet estaban a disposición de la flota argentina. Por lo general, las fuentes indican la presencia de cinco de esos misiles, y es por eso que: poco antes de la guerra, Argentina ordenó a Francia 14 "Super Etendars" y 28 "Exocet AM39" para ellos. Pero antes de que se impusiera el embargo, solo cinco aviones y cinco misiles llegaron a Argentina. Sin embargo, se echa de menos que la flota de Argentina, equipada con una modificación temprana del MM38 "Exocet", tuviera algunos de esos misiles, que, sin embargo, no podían ser utilizados desde aviones. De modo que el comandante de la escuadra británica no temía sin temor que los barcos argentinos, habiéndose deslizado hasta su conexión, infligirían un ataque masivo con misiles.
La única clase de barcos en los que los británicos tenían superioridad absoluta eran los submarinos. Para el 30 de abril, los británicos pudieron desplegar 3 naves de propulsión nuclear: Conqueror, Spartan y Splendit. Formalmente, al comienzo de la guerra, los argentinos tenían cuatro submarinos, de los cuales dos eran submarinos estadounidenses de construcción militar de la clase Balao, que se sometieron a una modernización radical bajo el programa GUPPY. Pero la condición técnica del submarino era absolutamente terrible, por lo que uno de ellos, el "Santiago de Estro", fue retirado de la Armada a principios de 1982 y no se puso en funcionamiento, a pesar de la guerra. El segundo submarino de este tipo, "Santa Fe" (cuyas posibilidades solo dicen un hecho: el barco no podía hundirse a una profundidad mayor que el periscopio), iba a retirarse de la flota en julio de 1982. Pero aún así tomó parte en el conflicto, fue golpeado y capturado por los británicos durante la Operación Parakveit (la liberación de Georgia del Sur el 21 y 26 de abril), y para el momento de los eventos descritos, Argentina no podía ser contada en la Armada.
Otros dos submarinos argentinos eran barcos alemanes bastante modernos del tipo 209, pero solo uno de ellos, Salta, que inesperadamente había dejado de funcionar a principios de 1982, estaba en reparación y no participó en el conflicto. En consecuencia, para el 30 de abril, los británicos podrían resistir un solo submarino argentino: "San Luis" (Tipo 209).

Planes de las partes

A partir del 30 de abril, había dos unidades operacionales británicas en la zona de conflicto: la Task Force-317 bajo el mando del Contraalmirante Woodworth, que incluía casi todos los buques de superficie, y la Task Force-324 (submarinos). Como se mencionó anteriormente, los portaaviones, destructores y fragatas TF-317 estaban completando los reabastecimientos y otras preparaciones para las operaciones de combate en el área de TRALA, a 200 millas al noreste de Puerto Stanley. Los submarinos TF-324 entraron en áreas de patrulla a lo largo de las rutas de posibles escuadrones argentinos entre el continente y las Islas Malvinas. No solo había un grupo anfibio con la partida de aterrizaje, apenas salió de Oh. Ascensión, que fue la base de las fuerzas británicas más cercanas al área de conflicto, pero fue separada de las Islas Malvinas por aproximadamente 4,000 millas náuticas. Sin embargo, la ausencia del grupo de anfibios no impidió nada, ya que nadie iba a utilizarlo en la primera etapa de la operación.
Las fuerzas de los británicos en el área de Malvinas eran muy limitadas y no garantizaban una operación anfibia a gran escala. Fue posible corregir esto de dos maneras: proporcionar al Contraalmirante Woodworth refuerzos poderosos o debilitar radicalmente al ejército argentino. Los británicos eligieron ambos, y así incluso antes de la concentración del grupo de anfibios en las posiciones iniciales que se suponía:
1) por las fuerzas de los bombarderos estratégicos KVVS y la aviación portadora para desactivar las bases aéreas argentinas en las Islas Malvinas y el Cóndor. Después de eso, la instalación de aviones livianos en los Folklades se volvió imposible, y los argentinos tuvieron que depender únicamente de la aviación de los aeródromos continentales. Los británicos creían que con la derrota de las bases aéreas de las Malvinas, el dominio en el aire sobre las islas pasaría a ellos;
2) maniobras de la flota, desembarco de grupos de sabotaje y bombardeo de buques especialmente asignados para este fin para convencer a los argentinos de que ha comenzado una operación de desembarco a gran escala y forzar así a la flota argentina a intervenir;
3) para derrotar a la flota argentina en la batalla naval.
Los británicos creían que al lograr todo lo anterior, establecerían la dominación aérea y marítima en el área de las Islas Malvinas, creando así los requisitos previos necesarios para un aterrizaje exitoso, y entonces el conflicto no durará.

En retrospectiva, podemos decir que el plan británico tuvo muchos estiramientos. No es que los barcos TF-317 tengan un gran temor al Escuadrón Pucará Malvinas, pero, por supuesto, al perder la oportunidad de realizar vuelos de reconocimiento desde los aeródromos de las Islas Malvinas, los argentinos perdieron mucho. Sin embargo, su Fuerza Aérea tenía aviones capaces de realizar al menos un reconocimiento aéreo de largo alcance, y las propias islas estaban al límite, pero aún estaban al alcance de la aviación de los aeródromos continentales. Por lo tanto, la destrucción planificada de las bases aéreas no garantizaba el dominio aéreo sobre las islas en disputa, sino que debía proporcionarse a los pilotos de Si Harrier. En cuanto a la destrucción de la flota argentina, era evidente que dos docenas de VTOL, que aún tenían que cubrir las naves de la flota de los ataques enemigos, esta tarea no puede ser resuelta, aunque solo sea por su pequeño número, y destructores y fragatas en el KVMF para estos fines no fueron destinados a principios. Entonces, casi por primera vez en la historia de la KVMF, el principal medio para destruir las principales fuerzas enemigas fue convertirse en submarinos. Esos son solo los cursos posibles, que el escuadrón argentino podría acercarse a las Islas Malvinas, no había suficiente, por lo tanto, los buques nucleares submarinos tuvieron que ser desplegados en un área de agua muy extensa. Estaría bien, pero ahora no es fácil armarlos para un ataque conjunto de barcos argentinos, sino esperar que un submarino pueda destruir el escuadrón argentino por completo, de una manera ingenua.
Sin embargo, a pesar de todos los tramos, el plan británico debería considerarse lógico y bastante razonable. Y con las fuerzas que los británicos tenían a su disposición, difícilmente habría sido posible encontrar algo más sensato.
Sorprendentemente, los argentinos tenían su propio "Almirante Makarov", que abogó por acciones ofensivas, a pesar de que la "Armada República Argentina" (fuera de la zona de aviación terrestre) era obviamente inferior a su oponente. El comandante de la flota argentina, el contraalmirante G. Allyar, ofreció utilizar el único portaaviones argentino en las comunicaciones de los británicos (creyendo correctamente que sus 8 "Skyhawks" serían más útiles que los ataques frontales a la conexión británica) . Además, este digno esposo ofreció reubicar varias naves de superficie directamente en las Islas Malvinas y estar listo en la víspera del inevitable aterrizaje para convertir los viejos destructores en baterías de artillería en la bahía de Puerto Argentino.
Pero el liderazgo argentino tenía otros planes para la flota: asumiendo que la superioridad general en las fuerzas será para los británicos y sin dudar de la capacitación de las tripulaciones británicas, los argentinos llegaron a la conclusión de que incluso si las operaciones marítimas tienen éxito, el costo de ellos podrían ser la muerte de las fuerzas principales de su flota. Y él, esta flota, era un factor importante en la alineación de las fuerzas de los estados sudamericanos, y no era perderlo en los planes de los líderes políticos. Por lo tanto, los argentinos eligieron tácticas moderadamente agresivas: se esperaba esperar el inicio de un aterrizaje a gran escala de los británicos en las Islas Malvinas, y luego, y solo entonces, atacar con toda la potencia de la aviación en tierra y plataformas. , y con éxito (¡que el diablo no bromea!) Y naves de superficie / bajo el agua.
Con este fin, los argentinos desplegaron su flota y la dividieron en tres grupos operativos. La base de las fuerzas navales de Argentina fue el grupo operativo 79.1 en el portaaviones "Veinticinco de Mayo" y dos de los destructores argentinos más modernos que copiaron casi por completo el Tipo 42 británico (Sheffield), pero, a diferencia de los homólogos británicos equipados con cuatro ExoSet cada uno. No muy lejos de ellos había un grupo operativo 79.2, que incluía tres corbetas y estaba destinado al desarrollo del éxito logrado por la aviación de cubierta y los aviones terrestres. Sin embargo, la idea de separar las corbetas en un compuesto separado parecía, por decirlo suavemente, dudosa: tres barcos de menos de 1000 toneladas de desplazamiento estándar, que no tenían un solo SAM, y solo cuatro misiles MBB Exocet para tres. (especialmente en ausencia de misiles) no podría amenazar el complejo británico. El único submarino argentino "San Luis" no era parte de ninguno de estos grupos operacionales, pero se suponía que debía atacar a los británicos desde el norte junto con los grupos 79.1 y 79.2.

El uso del tercer y último grupo de tareas argentino (79.3) fue previsto exclusivamente con fines demostrativos. El crucero ligero Almirante Belgrano y dos destructores de la construcción militar Allen M. Sumner, que formaban parte de él, a pesar del equipo de los destructores de la PU del PCR, fueron llamados a retrasar los ataques de los británicos y así garantizar el funcionamiento sin obstrucciones de los grupos operativos 79.1 y 79.2. Nada más el liderazgo de la "Armada República Argentina" para el grupo operativo 79.3 no anticipó: el avance de un crucero antediluviano del tipo Brooklyn al complejo británico a la distancia del fuego de artillería efectivo no habría soñado con los argentinos en sueño narcótico, usando drogas narcóticas. Pero desviar la atención de los británicos 79.3 fue bastante bueno: enviar la conexión al sur de las Islas Malvinas (mientras que 79.1 y 79.2 se dirigían hacia el norte) y dada la relativamente alta capacidad de supervivencia del crucero ligero, las posibilidades de retrasar los ataques en la cubierta británica Harriers parecía bastante decente, y la presencia de dos destructores, grandes tamaños, armaduras y dos sistemas de defensa antiaérea "Sea Cat" en el "Almirante Belgrano" permitieron esperar que la nave pudiera resistir durante un tiempo contra tales ataques. .
Por lo tanto, para el 30 de abril, las partes habían completado el despliegue y preparado para hostilidades a gran escala. Era hora de comenzar.


miércoles, 18 de julio de 2018

Brexit puede hacer que roben menos los fucking kelpers

El Brexit podría tener serio impacto en la industria pesquera de las Malvinas





El Brexit podría resultar "potencialmente catastrófico" para las Islas Malvinas, de acuerdo a un reciente artículo publicado en un diario del Reino Unido. Y según se deriva, podría tener un impacto muy serio si se imponen aranceles elevados a los productos exportados desde las Islas a la Unión Europea. Pero, ¿cuán duro puede llegar a ser ese golpe?



MercoPress informó que la editora en jefe del diario Penguin News, Lisa Watson, consultó al sector público y privado sobre este tema la semana pasada, y el empresario pesquero Stuart Wallace dijo al respecto que si bien consideraba que la expresión "catastrófico" era exagerada, pensaba que "el asunto puede ser muy serio y presentará dificultades financieras y desafíos operativos que serán significativos".

En el caso de la industria pesquera, ¿de qué tipo de desafíos se habla? Se trata de aranceles, ya que al momento no existen para los productos de mar.

"El tema central es cuál será el ambiente de acceso a la Unión Europea. ¿Nos aplicarán aranceles?”, explicó Wallace.

"A los productos no originarios de la UE que ingresan a ese mercado normalmente se les aplica un arancel que varía entre el 6 % y el 16 %, por lo que se puede ver la seriedad del asunto”, agregó.

"Además –continuó el empresario pesquero-, los barcos registrados en las Malvinas y obligados a pagar esos aranceles estarían compitiendo en el mercado con pesqueros no registrados en las Malvinas que no están sometidos a ese régimen. Operacionalmente, existen preguntas referidas al registro de los buques y las calificaciones de sus oficiales: en la actualidad hay un sistema de mutuo reconocimiento de las calificaciones profesionales, que si no llega a estar más disponible, podría resultar extremadamente complicado y enredado.”

Consultado sobre el potencial impacto indirecto sobre los cánones de las cuotas de pesca (una importante fuente de ingresos para las arcas públicas), Wallace respondió: "Los cánones que se cobran están en relación al valor de la captura y por eso existe el potencial de un impacto con el correr del tiempo".

Empero, Wallace también mostró una actitud positiva. "Estamos decididos a trabajar con el gobierno de las Islas Falkland y nuestros socios internacionales para sobreponernos a cualquier dificultad que pueda emerger y continuar proveyendo los productos de mar de las Malvinas a nuestros mercados globales", afirmó.

Otro ejecutivo de la industria, la gerente de Consolidated Fisheries Ltd. (CFL), Janet Robertson, también manifestó sentirse incómoda con la sugerencia de que el Brexit podría resultar "catastrófico". En definitiva, se trata "de una palabra con una gran carga emotiva que busca atraer la atención, pero sus implicancias no pueden ser tomadas con liviandad", dijo.

“Si se toma en cuenta que en tonelaje, más del 90 % de la pesca de las Malvinas termina en Europa, y si los aranceles hacen que los productos de mar sean menos atractivos para los consumidores europeos por razones de costo, las Malvinas podrían ver importantes caídas en la recaudación impositiva y en los fondos de desarrollo generados por la industria de la pesca", explicó la empresaria.

Según Robertson, la situación para CFL es algo distinta. "Europa no es mercado para nosotros y por lo tanto el Brexit no tendrá un impacto directo en nuestras ventas", sostuvo.

“No obstante, en el mundo que vivimos en estos días, del 'todos para uno y uno para todos’, sin lugar a dudas tendría un efecto para nosotros a largo plazo, en particular si dependemos de contribuciones de otras empresas pesqueras para apoyar el desarrollo de las Islas", concluyó. (MERCOPRESS/FIS)

lunes, 16 de julio de 2018

Economía de la ocupación: La producción local

Los otros gauchos: tradiciones y productos de quienes viven en los "camps" de Malvinas

Existe un mundo más allá de Puerto Argentino. Cómo es la gente y la rutina en los confines del archipiélago, allí donde la vida sigue y el paralelo con la Patagonia es vibrante
Por Flavia Tomaello | Infobae



En el paisaje desolador de las islas Malvinas, los primeros camps dependieron de los ingresos derivados de la lana. Ahora son mini pymes familiares que producen alimentos y se han modernizado, abriendo oportunidades a la carne. Existe una población que vive de una actividad rural activa


Pensar en el paisaje de las Islas Malvinas es volver a la guerra. Esa sensación es inexorable y existirá por el resto de los tiempos en los corazones  nacionales. Sin embargo, las islas fueron y también son otro mundo que excede a las trincheras y a las horas tristes. Eludiendo expresamente esos pensamientos, es posible descubrir una rutina de esfuerzo, trajín y serenidad.

El paralelo con la Patagonia es vibrante, basta con adentrarse más allá de Puerto Argentino. La inmensidad es mayor a lo supuesto y la vida en los confines del archipiélago es activa, aunque la concentración de la población esté en la capital.

La integración con las tradiciones gauchescas también resulta inevitable. Vivir en los camps de las islas también es encontrarse con un vocabulario común: alpargatas, bicho, blanco, boca, boleadoras, bombachas, bombilla, bozal, guanaco, "wuacho", tropilla, son algunas de las decenas de palabras que exponen en el libro Diddle De to Wire Gates, de Sally Blake, Jane Cameron y Joan Sruce, un impagable diccionario de los vocablos propios de la vida agraria en las islas.

En una augusta reunión con la naturaleza, los gauchos malvinenses aprendieron a domar el clima y a apreciar las posibilidades para convertirse en prósperos, aunque esforzados productores de su cotidiana realidad. Les falta el mate, pero sí tienen "palinkey" (palenque) donde rascarse, y lo vienen haciendo de maravillas.

La actividad rural es febril, diversa y creciente. Y sobran historias de economías rurales que establecen un llamativo parangón con las que se desarrollan del otro lado del mar argentino, en los profundos campos patagónicos. Allá, en los camps de Malvinas, vive, por ejemplo, Lisa Lowe (63 años, octava generación en las islas) quien junto a su marido Adrian (68, irlandés, residente desde la década del setenta), es propietaria de la granja Murrel. "Manejamos alrededor de 3.000 ovejas, corridale y polworth mixture, destinadas solo para la producción de lana en 10.000 acres", contó a Infobae.


A las Islas Malvinas llegan unos 60.000 turistas al año. La mayor parte de los cruceros que tocan las Islas  hacen escala diurna en Puerto Argentino.

Aunque la magnitud parezca considerable, Adrian autodefine su proyecto como una pequeña granja: "Mi esposa, que desde hace algunos años produce leche para nuestras propias necesidades, fabrica mantequilla para hacer los pasteles y galletas caseros que ofrecemos a los pasajeros que visitan las cabañas de café en las colonias de pingüinos". Se trata de las únicas tortas y galletas de Malvinas, hechas en un horno calentado por turba. Una delicatessen que no sólo es destinada a los turistas, sino que se vende también en las granjas colegas.

Cuando el buen tiempo llega, los Lowe -que conocen el sabio ejercicio de manejar las temporadas y los climas- se embarcan en su proyecto Kidney Cove Tours. Además de proveer turismo rural en su propia estancia, realizan excursiones a los más de ochenta albergues existentes para repartir leche y manteca.

Comer en casa



Alex Olmedo nació en Chile y se nacionalizó británico. Se instaló en las islas hace varias décadas. Trabaja como chef y es dueño de una hostería-boutique.

La distancia y la situación política exigió autoabastecimiento a los granjeros, tanto para sí como para la comunidad de las islas. Es por ello que la actividad agrícola, ganadera e ictícola es intensa.

Alex Olmedo, chileno, es chef. Comenzó su estadía visitando las islas y poco a poco se fue instalando. Es propietario de un lugar boutique en el centro: The Waterfront Boutique Hotel, que, además, posee un servicio de comidas -abierto todo el día- en el Kitchen Cafe. "Armé un servicio y una carta inspirándome en los productos locales, aquellos que vienen de los camps y que nos permitieron haber generado una personalidad propia. Hemos trabajado en soledad para crear un mercado interno y lo hemos logrado. Aprendimos a administrar los recursos y hoy nos autoabastecemos".

En la mesa de Olmedo se sirven remolacha, queso de cabra, bacalao, bagre, tomate criollo, pollo, cordero, pavo y cerveza local, todo extraído de los campos ("los camps") de las islas. En tanto, en el Malvina House Hotel, el albergue más antiguo del archipiélago, se cocinan gambas, calamares, tocino, chorizo, brócoli, coliflor, espinaca y zanahorias, todos ingredientes de producción isleña.


Los camps en Malvinas desarrollaron una actividad agraria -basada originalmente en la cría y esquila de ovejas- y permitieron de a poco el autoabastecimiento de los alimentos.

Lee Molkenbuhr maneja la granja Johnson's Harbor con su esposa, Martha en Volunteer Point. Desciende de los primeros ingleses que llegaron en década de 1850. Su bisabuelo era irlandés. "Naufragó aquí y luego decidió establecerse", recuerda. Su padre compró parte de la granja Green Patch cuando se subdividió a fines de los años setenta. Luego de una beca en Australia, recorrió Reino Unido, Nueva Zelanda, Wyoming, Estados Unidos, Australia e Italia. Transformó la industria de la esquila en las Malvinas y representó a las islas en competencias internacionales. Ha conformado equipos de esquiladores hoy profesionales.

Paul Phillips administra la granja Hope Cottage junto a esposa Shula y su hija Bekka. Su familia trabaja en los camps desde 1876, y han sido agricultores desde entonces. Sus padres compraron el establecimiento Monte Kent, en 1980, cuando las granjas más grandes en los alrededores de las Islas se subdividieron ofreciendo, por primera vez a los isleños, la oportunidad de ser propietarios. Así, las granjas familiares nacieron y comenzó una nueva era agrícola.


Las granjas nacieron en manos de unos pocos, cuando los camps comenzaron a subdividirse se les ofreció a los isleños la oportunidad de ser propietarios. Así comenzó una nueva era agrícola.

"En 1989 -cuenta Phillips- mis padres vendieron la propiedad de Monte Kent y compraron Hope Cottage Farm, un terreno mejor, más productivo, que nos brindó una oportunidad más seductora. Nosotros se la compramos en 2009 y continuamos con muchos de los cambios que ellos ya habían comenzado".

Durante muchos años los camps dependieron de los ingresos derivados de la lana. "La compañía de carne de las Islas Malvinas ha introducido el mayor cambio en la modernización de las granjas, abriendo oportunidades a la carne, además de a la explotación lanera", explica. La entidad paga calidad y peso, lo que incita a los productores a crecer en ambas variables con sus ejemplares. "Hemos apostado a la exportación a la Unión Europea", agrega.

Hacia el mundo

Las tierras de cultivo se extienden a aproximadamente 1.140.000 hectáreas y alimentan a cerca de 500.000 ovejas y 5.000 cabezas de ganado. Antes de 1979 había 36 granjas en las Islas. Sin embargo, como resultado de la política de aumentar el número de explotaciones locales a través de la disgregación de algunas de las fincas agrarias más grandes, ahora se distribuyen 84 granjas.


En la actualidad hay 84 granjas activas en las Islas Malvinas.

La mayoría de ellas son unidades familiares con un tamaño promedio de 10.000 hectáreas con 6.400 ovejas cada una, varias de ellas abocadas a la producción orgánica. Las estrictas leyes de bioseguridad implementadas para proteger la salud de los animales y un ecosistema frágil, han significado verdaderos desafíos para la reproducción. Se mantiene un stock saludable con variación genética a partir del uso de la inseminación artificial extensa (IA) y del programa de transferencia de embriones (ET).

Christopher and Lindsey May son granjeros desde 1988. Administran una propiedad en George Island. "Inicialmente éramos productores de lana -relata Christopher-, pero desde la apertura del matadero Sand Bay hemos sido uno de los productores familiares más grandes que suministran ovejas y corderos". La carne ahora aporta aproximadamente el 35% de sus ingresos.



La producción de diddle-dee (una baya local) es una costumbre habitual en cada camp y se transformó en un souvenir ideal para los visitantes. Carol Wilkinson propone sus jabones nativos con fieltro en el Studio 52 de la fotógrafa Julie Halliday, donde se lucen las artesanías locales, también producidas en las afueras. La diversificación en el tipo de productos que llegan desde allí está en crecimiento. Reseñas de los confines del archipiélago, donde la vida sigue.