viernes, 10 de noviembre de 2017

Malvinas como campo de entrenamiento para tropas extranjeras

"Malvinas es un campo de entrenamiento ideal para el aparato armamentístico mundial" 

Sputnik



Sputnik dialogó con el veterano e integrante del Centro de ExCombatientes de Islas Malvinas (CECIM) Ernesto Alonso por los movimientos militares que realiza Gran Bretaña en el archipiélago del Atlántico Sur.
Argentina protestó por los operativos militares británicos programados entre el 30 de octubre y el 3 de noviembre, donde participan 1.500 efectivos que el Gobierno británico tiene en el archipiélago.

Sputnik conversó con Ernesto Alonso, integrante del Centro de ExCombatientes de Islas Malvinas (CECIM), quien aseguró que se trata de ejercicios que viene realizando Gran Bretaña en forma "unilateral" y "reiterativa".
"Es el mismo tipo de ejercicios que viene realizando Gran Bretaña en la zona. Es parte de la militarización del Atlántico Sur que el imperio utiliza para apropiarse de sus recursos naturales, hidrocarburos y acceder al continente antártico. Malvinas es un enclave estratégico ideal para todo esto. Lo que está sucediendo es algo que afecta a toda la región", dijo Alonso.

En septiembre de 2016 se concretó un acuerdo de cooperación entre Argentina y Gran Bretaña llamado Foradori-Duncan. A través de su firma el Gobierno argentino hizo concesiones comerciales a Londres, reanudó los vuelos del continente al archipiélago y pactó la explotación conjunta de pesca e hidrocarburos en la zona marítima del conflicto. Este acuerdo recibió duras críticas de la oposición y de los excombatientes de Malvinas.

El Gobierno argentino protestó formalmente por los ejercicios militares británicos en las islas Malvinas. La queja fue presentada el 26 de octubre por el vicecanciller Daniel Raimondi, en una nota entregada en la Embajada del Reino Unido.
Allí se reafirma que Gran Bretaña "desconoce resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales, que instan a ambos países a reanudar las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía" Por otra parte, se advierte que se pondrá en conocimiento de la situación al secretario general de las Naciones Unidas y al secretario general de la Organización Marítima Internacional.

"Más allá del reclamo puntual, la posición del Gobierno argentino ha generado un retroceso enorme. El oficialismo pretende que nuestras Fuerzas Armadas realicen ejercicios militares en forma conjunta con las fuerzas de ocupación. Esto quedó plasmado en el acuerdo [Foradori-Duncan] que representa un alejamiento de la doctrina histórica con la que la Cancillería argentina venía trabajando este tema. Se evidencia de este modo una posición para beneficiar los intereses británicos", señaló el veterano.

Alonso explicó que las islas Malvinas, con una superficie de unos 12.000 kilómetros cuadrados, son un "campo de entrenamiento ideal" para las últimas tecnologías del aparato armamentístico mundial.
"Al tratarse de un sitio con muy poca población [unos 3.000 habitantes] los entrenamientos de las Fuerzas Armadas británicas no interfieren con la vida de sus habitantes. Esto permite probar armamento convencional y dispositivos sofisticados de espionaje y desarrollo científico tecnológico con aplicación militar con proyección hacia la Antártida, como los sistemas HAARP en Ganso Verde, utilizados para estudiar el cambio climático o inducirlo", concluyó.

El entrevistado hacía referencia al sistema High Frequency Active Auroral Research Program o HAARP por sus siglas en inglés. Se trata de un programa financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos, cuyo objetivo es estudiar las propiedades de la ionosfera y potenciar los avances tecnológicos que permitan mejorar su capacidad para favorecer las radiocomunicaciones y los sistemas de vigilancia. Este proyecto ha despertado críticas de parte de quienes sospechan que detrás del estudio científico se oculta un propósito militarista.

Argentina reclama la soberanía de las islas Malvinas desde 1833, año en que el Reino Unido pasó a ocupar el archipiélago. Desde entonces ambos países mantienen un litigio por la soberanía de la región, que llevó a que en abril de 1982 la dictadura argentina (1976-1983) intentara recuperarlas por medio de una guerra que culminó el 14 de junio de ese año con la derrota argentina. Reino Unido y Argentina retomaron sus relaciones diplomáticas en febrero de 1990 durante la administración del expresidente Carlos Menem (1989-1999).

jueves, 9 de noviembre de 2017

Hallan planos de capilla española en Malvinas que reafirman derechos argentinos

Una capilla franciscana de 1768 en Malvinas, otra prueba de la soberanía de Argentina en las islas

Un historiador encontró en el Archivo General de Indias de Sevilla los documentos de un plano de una construcción solicitada por el gobernador de Buenos Aires y de Malvinas en 1767; es la continuidad de las cartas reveladas en Infobae

Por Martín Dinatale | Infobae
mdinatale@infobae.com


El plano de una capilla, el nuevo documento que prueba la soberanía argentina sobre las Islas

Los planos de una capilla de los franciscanos construida en 1768 y establecida en las islas Malvinas se sumarán –a partir de ahora– a otros documentos que la Argentina contará en sus archivos para ratificar el histórico reclamo por la soberanía de las islas del Atlántico Sur.

Dos días después de que Infobae publicara en exclusiva el hallazgo de tres cartas de 1767 que revelan un pedido para la construcción de una capilla en la isla Soledad, apareció otro documento que muestra la continuidad de aquellos oficios: en un escrito y un plano figura la concreción de la obra de la iglesia mandada a construir por el gobernador de Buenos Aires de aquel entonces Francisco Bucarelli y Ursúa a requisitoria de Felipe Ruiz Puente, primer mandatario de las Islas Malvinas.

El historiador argentino Roberto Colimodio se presentó ayer ante el senador radical de Mendoza Julio Cobos para exponerle los datos de un documento que está guardado en el Archivo General de Indias de Sevilla en España donde se revela la existencia de la capilla de los franciscanos en 1768, lo que otorga sustento a las cartas halladas por un coleccionista de identidad reservada cuyas iniciales son N.L.D  y de esta forma ratifica el predominio español en las islas de lo que luego sería el territorio argentino.


El documento está guardado en el Archivo General de Indias de Sevilla, en España

Con fecha del 22 de marzo de 1768, casi un año más tarde de los oficios anteriores, Felipe Ruiz Puente, gobernador de las Islas Malvinas, remitía a las autoridades de Buenos Aires el plano de la "Planta de la capilla provisional de los franciscanos establecidos en las Islas Malvinas", en cuyos márgenes el mandatario de las islas describía los estados de la construcción en diferentes momentos dando la fecha de envío del documento los últimos "remates a los interiores" de la Capilla.

Este documento demuestra que la correspondencia intercambiada entre el gobernador Ruiz Puente y su colega de Buenos Aires Bucarelli en 1767 no era sólo una expresión de deseos sino que se concretó materialmente en los hechos. El documento que encontró ahora el historiador Colimodio se encuentra en el portal PARES del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España y físicamente en el Archivo General de Indias de Sevilla.

En la margen derecha del documento de 1768 se puede leer en letra cursiva el texto del entonces gobernador de Malvinas que sostiene: "Como este plano estaba hecho para ser remitido con la balandra, antes de haber venido con los socorros las fragatas Águila y Liebre, en aquel entonces por falta de materiales y aun de operarios estaba en la disposición que explica la primera nota. Pero ya al día de la fecha se hallan sus puertas y ventanas concluidas y se están rematando sus interiores, Malvinas 22 marzo 1768″.



A la vez, revela en su margen izquierda un título que dice "Plano de la Capilla provisional de las islas Malvinas". La explicación del texto sostiene abajo: "A.Capilla D.Sacristía B. Habitación de uno de los religiosos capellanes de estas islas C.habitación o celda de otro Capellan E.Cocina y habitación del criado F. Tabiques, que se deben poner de madera con sus correspondientes puertas".

Más abajo, el documento sostiene en la "1 Nota" que "esta capilla se halla concluida a excepción de las puertas, ventanas y tabiques que se denotan y por falta de correspondiente madera no se han podido rematar; sus paredes son de tapas, su cobertura de Espadaña y su altura contada desde el piso hasta el cieloraso de lona q se le debe poner 9 pies y 6pu".

Colimodio expresó a Infobae que "estos documentos muestran que el intercambio epistolar en 1767 entre el gobernador de Malvinas y el de Buenos Aires no fue puro cuento sino que se materializó con la construcción de la capilla".

Según este historiador, miembro de Academia Argentina de Historia y del Instituto Sanmartiniano, hay otros documentos del Archivo de Indias que revelan que en 1811 la capilla de los franciscanos en Malvinas se incendió y que el 28 de noviembre de 1816 un piloto de la Armada española, Gabriel Francisco de la Quintana, la vio incendiada.

Por su lado, y ante la consulta de este medio, el senador Cobos destacó que ya le envió una nota a la Cancillería para que se lleve adelante el pedido formal al Archivo de Indias para que el Estado argentino obtenga una copia certificada de los documentos que revelan el plano de la capilla de Malvinas. "Se entiende que estos documentos enriquecerán la historia argentina y su vinculación directa de soberanía con las islas Malvinas. Son documentos que sustentan mucho más el reclamo del territorio que primero fue español y tras la independencia de Argentina", planteó el legislador radical.

Desde la Cancillería explicaron a Infobae que "la copia certificada de los documentos obra en poder del Ministerio de Relaciones Exteriores y se sumarán al acervo histórico de la Cancillería y serán tenidos en cuenta junto a otros documentos históricos del mismo tenor y que corroboran la ocupación efectiva española de las islas Malvinas".



Los documentos que entregó Cobos al canciller Jorge Faurie -y de los que el presidente Mauricio Macri está al tanto- podrían ser parte de los nuevos reclamos de la Argentina ante Gran Bretaña. La ex canciller Susana Malcorra, al conocer los documentos fue más lejos: aseveró que estos hallazgos podrían incluso torcer el voto de varios países en favor de la Argentina en el Comité de Descolonización de la ONU.

El primer documento que reveló el domingo pasado Infobae está fechado en Buenos Aires el 18 de febrero de 1767 y es una carta del entonces gobernador bonaerense Francisco Bucarelli y Ursúa (expulsor de los Jesuitas) a Felipe Ruiz Puente, primer mandatario de las Islas Malvinas. El texto al que accedió Infobae, y que se halla bajo estricto resguardo en el Archivo General de la Nación, sostiene que desde Buenos Aires se enviarán ocho prisioneros "a ración y sin sueldo" como mano de obra para la flamante gobernación de las Malvinas, creada cuatro meses antes por orden del rey Carlos III. "Señor mío: con destino a servir en las Reales obras de las Islas Malvinas a ración y sin sueldo remito a Usted los individuos señalados en la adjunta relación para [que] disponga la conducción y permanencia allí de estos reos el tiempo de su condena", firmó el gobernador de Buenos Aires al tiempo que dio la lista de ocho presos.



El segundo documento es una carta fechada en Malvinas el 25 de abril de 1767 enviada por el gobernador de Malvinas Felipe Ruiz Puente a su par bonaerense Bucarelli y Ursúa. En esa misiva le explica la necesidad de levantar una capilla en Malvinas "para todo el pueblo, pues solo se cuenta con una muy precaria, con una imagen de San Luis". Y solicita a la vez "un pequeño sagrario o tabernáculo con su copón correspondiente y una imagen de la Advocación que V.E determinare para Patrono de esta posesión". Cabe destacar que el Puerto Soledad se bautizó como Saint Louis cuando fue descubierto por los franceses. Sucede que las islas luego fueron transferidas a la corona española por Francia.

Y el tercer documento hallado, que obra en poder del Estado en estos momentos, está datado en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1767. También se trata de una carta dirigida por el gobernador de Buenos Aires al primer gobernador de Malvinas. Allí se sostiene que desde la capital argentina se enviarán los vasos sagrados y ornamentos para "erigir una nueva capilla en esa Colonia", así como una imagen de la Virgen de la Soledad para que sea declarada patrona de la población. Quizás esta sea la única pista para descubrir el origen del nombre de la Isla Soledad.

Ahora aparece el plano guardado en el Archivo General de Indias y se cierra toda la historia de esta capilla de los franciscanos de 1768 que en Malvinas le otorga a la Argentina una ratificación más de su soberanía en las islas.

martes, 7 de noviembre de 2017

Aniversario de la reafirmación de los derechos argentinos sobre las islas

A 197 años de la reafirmación de la soberanía en las Malvinas



Crónica del arribo de la fragata "Heroína" a la Isla Soledad, el 6 de noviembre de 1820 al mando del artiguista David Jewett; quién actuó por orden del gobierno de Buenos Aires e izó por primera vez en el lugar la bandera nacional



En la larga historia sobre la pertenencia argentina de las Islas Malvinas, el 6 de noviembre de 1820 marca un hito en ese recorrido, cuando la fragata "Heroína" al mando del capitán estadounidense David Jewett, excomandante de la flotilla artiguista, entró a Puerto Soledad para tomar posesión del archipiélago en nombre del gobierno de Buenos Aires.

Una disposición de las autoridades nombraba como "comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas para tomar posesión de las islas en nombre del país al que éstas pertenecen por ley natural" a Jewett, quién llegó el 6 de noviembre de ese año e izó por primera vez la bandera de Belgrano en territorio malvinense.

En ese momento el enviado de Buenos Aires, que estaba al servicio de los criollos desde 1815, notificó a los barcos extranjeros que se encontraban en la región abasteciéndose de lobos marinos, ballenas y ovejas, sobre el traspaso del dominio del archipiélago de las autoridades españolas a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

"Es uno de los actos más importantes de reafirmación de la soberanía argentina", precisó a Télam Federico Lorenz, director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur e investigador del Conicet, tras precisar que ese hecho "manifiesta la continuidad de los derechos sobre la Argentina".

En este marco, señaló que "Jewett va a reafirmar la soberanía. Es una disposición para mantener la continuidad del control político sobre las islas", ya que a partir de 1810 los territorios de la colonia española pasan a la órbita de las Provincias Unidas luego de la lucha independentista que expulsó a los realistas y conformó un gobierno criollo.

"Lo que sucede es que los españoles que estaban en las Islas Malvinas son llamados para luchar contra los revolucionarios del Río de la Plata, pero eso no quiere decir que abandonan la soberanía", destacó Lorenz, quién consideró que "por el mismo derecho internacional las islas pasan a depender de las nuevas autoridades".

Lucha en el frío

Durante esos años de lucha contra el dominio español, que se entrelazó con embates internos, los criollos necesitaban sumar fuerzas para sus ejércitos, como fue el caso de San Martín, quien en una carta de agosto de 1816 a las autoridades de Cuyo pide que se liberen prisioneros que estaban en Carmen de Patagones y Malvinas, en Puerto Soledad, para sumarlos al Ejército de los Andes y combatir contra los españoles en Chile y Perú. Buenos Aires asume la administración insular y designa distintos cargos políticos, militares, comisionados y concesionarios que en forma acotada aún, otorgaban permisos de pesca y caza y crean una comandancia política y militar. Así fue como 1820 reafirma la presencia de las Provincias Unidas hasta que en 1829 se designa a Luis Vernet en la comandancia política y militar de las islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el mar Atlántico.

A pesar de esa reafirmación constante, en un contexto de guerras y revoluciones como designa al período el historiador Tulio Halperín Donghi, de los derechos de soberanía sobre las islas del Atlántico Sur en virtud del derecho de primer ocupante, el 3 de enero de 1833 las Malvinas fueron ocupadas por fuerzas británicas que desalojaron a la población y a las autoridades establecidas (ver aparte).

Las islas habían sido avistadas y ocupadas en 1520 por integrantes de la expedición de Hernando de Magallanes, y desde ese momento quedaron bajo dominio de las autoridades coloniales españolas. A mediados del siglo XVIII ese territorio insular comenzó a interesar tanto a Gran Bretaña como a Francia, que buscaban tener un establecimiento ubicado frente al estrecho de Magallanes, en medio de las incursiones por la región y las guerras europeas. En este marco, aquel hecho de reafirmación de la soberanía sobre las islas cobra una importancia y significación que se proyecta y valida a lo largo de casi dos siglos.

La pérdida de la soberanía

Argentina pasó a ser heredera de la soberanía española en las islas con la declaración de la Independencia de España. En 1820 el gobierno de la provincia de Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos en las Malvinas, como sucesión de España. Desde 1823 concedió a Luis María Vernet la explotación de recursos de las islas. El 10 de junio de 1829 se creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas con asiento en la isla Soledad y jurisdicción indefinida en las islas adyacentes al cabo de Hornos. El 30 de agosto de 1829 Vernet fundó Puerto Luis.

Las actividades de contralor que Vernet llevó a cabo contra barcos balleneros hicieron que la corbeta de guerra Lexington de los Estados Unidos destruyera las instalaciones de Puerto Soledad.

El 2 de enero de 1833 llegó la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow, quien comunicó al jefe argentino que iba a reafirmar la soberanía británica y retomar posesión de las islas en nombre del Rey del Reino Unido. El capitán de la goleta Sarandí, José María Pinedo, no se consideró en condiciones de resistir y optó por embarcar a sus hombres y retornar a Argentina. Al día siguiente desembarcaron las fuerzas británicas, izaron su pabellón y arriaron el que había dejado Pinedo, tomando posesión de las Malvinas. Y desde entonces, el territorio nacional en el extremo sur del país está ocupado por fuerzas del imperio. (UNO ENTRE RIOS)


Fundación Nuestro Mar

lunes, 6 de noviembre de 2017

Cartas coloniales reafirmar soberanía argentina

Documentos inéditos de 1767 ratifican la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas

Se trata de tres cartas entre el gobernador de Buenos Aires y de las islas. El gobierno recibió el material y ahora podría intervenir para hacer un reclamo ante la ONU

Por Martín Dinatale |  Infobae
mdinatale@infobae.com



Son tres cartas inéditas fechadas en 1767. Tres documentos escritos en español antiguo que incluyen un intercambio epistolar entre el primer gobernador de las Islas Malvinas y el entonces mandatario de Buenos Aires. Los tres escritos llegaron a manos del gobierno hace pocos días y revelan un hecho inusitado para la historia nacional: ratifican la soberanía geopolítica de la Argentina sobre las Islas Malvinas.



El presidente Mauricio Macri, el jefe de Gabinete Marcos Peña y el canciller Jorge Faurie ya fueron informados del tema. También esta al tanto el senador radical Julio Cobos, que fue quien ofició de nexo entre un coleccionista privado de obras históricas que dio con el hallazgo y el Estado argentino. El dato político más significativo de esta revelación histórica que pudo conocer en exclusiva Infobae es que en el futuro inmediato, el Gobierno podría utilizar estos documentos como nueva base de sustentación para darle más sustento a la pelea en las Naciones Unidas por el reclamo de la soberanía argentina en las islas del Atlántico Sur.

El primer documento esta fechado en Buenos Aires el 18 de febrero de 1767 y es una carta del entonces gobernador bonaerense Francisco Bucarelli y Ursúa (expulsor de los Jesuitas) a Felipe Ruiz Puente, primer mandatario de las Islas Malvinas. El texto al que accedió Infobae, y que se halla bajo estricto resguardo en el Archivo General de la Nación, sostiene que desde Buenos Aires se enviarán ocho prisioneros "a ración y sin sueldo" como mano de obra para la flamante gobernación de las Malvinas, creada cuatro meses antes por orden del rey Carlos III. "Señor mio: con destino a servir en las Reales obras de las Islas Malvinas a ración y sin sueldo remito a Usted los individuos señalados en la adjunta relación para [que] disponga la conducción y permanencia allí de estos reos el tiempo de su condena", firma el gobernador de Buenos Aires al tiempo que da la lista de ocho presos.



El segundo documento es una carta fechada en Malvinas el 25 de abril de 1767 enviada por el gobernador de Malvinas Felipe Ruíz Puente a su par bonaerense Bucarelli y Ursúa. En esa misiva le explica la necesidad de levantar una capilla en Malvinas "para todo el pueblo, pues solo se cuenta con una muy precaria, con una imagen de San Luis". Y solicita a la vez "un pequeño sagrario o tabernáculo con su copón correspondiente y una imagen de la Advocación que V.E determinare para Patrono de esta posesión". Cabe destacar que el Puerto Soledad se bautizó como Saint Louis cuando fue descubierto por los franceses. Sucede que las islas luego fueron transferidas a la corona española por Francia.



Y el tercer documento hallado, que obra en poder del Estado en estos momentos, está datado en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1767. También se trata de una carta dirigida por el gobernador de Buenos Aires al primer gobernador de Malvinas. Allí se sostiene que desde la capital argentina se enviarán los vasos sagrados y ornamentos para "erigir una nueva capilla en esa Colonia", así como una imagen de la Virgen de la Soledad para que sea declarada patrona de la población. Quizás esta sea la única pista para descubrir el origen del nombre de la Isla Soledad.

Por otra parte, las fuentes consultadas por Infobae para realizar esta investigación destacaron que entre los detalles importantes de las cartas, uno de los documentos menciona la enumeración de "reos" que fueron a trabajar ya que entre ellos sólo uno era de origen noble y de apellido Díaz. No sólo estos reos fueron a Malvinas, sino que comenzaron las primeras obras de la Capilla y está mencionado que fueron los Franciscanos quienes aportaron su asistencia espiritual al comienzo de dominio de la corona española. El documento está datado el 25 de Abril de 1767, la fecha del traspaso de dominio francés de las islas al reino español, y para los historiadores y el arco político, estos documentos revelan una posesión del territorio español, por lo que tras la independencia de la Argentina, pasó a ser la república poseedora de las islas Malvinas.




"La particularidad del documento es el uso de la palabra 'Colonia', calificativo de los Borbones, reinantes en esa etapa en la península Ibérica. Ese término es vital para reconocer a las islas como dependientes de una gobernación bonaerense, luego del Virreynato del Río de la Plata, más tarde de las provincias Unidas y por último de la Nación Argentina", expresó a Infobae el coleccionista privado que encontró los documentos y que se los donó al Estado. Por razones de seguridad, el anticuario prefirió denominarse con las iniciales N.L.D a fin de no revelar su identidad.

El Gobierno tiene conocimiento de estos documentos que ahora están en poder del Archivo General de la Nación. Una fuente calificada de la Casa Rosada admitió a Infobae que "hay altas posibilidades de que estas cartas puedan ser usadas para presentar en naciones Unidas como nuevos elementos de defensa de la soberanía de la Argentina en las islas Malvinas".

Por otra parte, el senador Cobos destacó a Infobae que "los documentos recibidos tienen el valor histórico de que ratifican la posesión de las Malvinas por parte de lo que luego sería el territorio argentino y es un hecho que sin dudas marcará un antes y un después en la diplomacia".

La ex canciller Susana Malcorra fue la que recibió el año pasado esta documentación, y la diplomática expresó en diálogo con Infobae que "los documentos hallados pueden llegar a tener un peso político muy fuerte". Es que si el gobierno lleva esta documentación a las Naciones Unidas se podría modificar el voto de algunos países del Comité de Descolonización que hasta ahora estuvieron alineados con Gran Bretaña. Malcorra dijo que si se ratifica la autenticidad de esos documentos "el tema se torna interesante".



Anteayer, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) terminó de analizar científicamente los documentos inéditos para autentificar su identidad y reveló que son reales. Se realizaron "análisis cual/cuantitativo de fibras mediante la observación con micropio optimo (MO) y microfotografias". El informe técnico al que accedió Infobae es el SOTN 18-5230. "Se tomaron muestras con algunos escasos milimetros cuadrados en zonas de reborde y sin escritura tratando de no afectar las dimensiones originales ni su aspecto", dice el documento.

A su vez, el Archivo General de la Nación avaló esa documentación y la resguardó en su poder bajo llave. Ahora espera que el Gobierno tome el tema y se avance con el reclamo político ante Gran Bretaña en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas.

Desde la Fundación Nuestra Historia y la Confederación de Entidades patrióticas, Raul Eugenio Daneri dijo a Infobae que "la validez de estos documentos es que tienen el peso político de que el reclamo argentino sobre las islas ya se sustentaba desde 1767 y no hay dudas de esto". La palabra de Daneri tiene un valor adicional: fue capital del Regimiento 7 de Infantería Coronel Conde que combatió contra el Reino Unido en las Malvinas en la guerra de 1982. Daneri acompañó a N.L.D en una parte del hallazgo.

¿Cómo llegaron a manos del gobierno los documentos que pueden hacer un ruido diplomático de gran envergadura con Gran Bretaña?

Según pudo reconstruir Infobae a lo largo de varios meses de investigación, N.L.D adquirió en marzo de 2015 estas tres cartas a un anticuario del microcentro porteño que desconocía el valor histórico de esos documentos. El coleccionista empezó a averiguar el origen y la validez de los documentos y una vez que tuvo la certeza de que tenía entre manos una gran historia se la llevó a Cobos, que lo recibió tras un acto que compartieron en el Senado por la conmemoración del hundimiento del Crucero General Belgrano.

"Recuerdo que al principio tuvimos muchas dudas de la autenticidad de los documentos", sostuvo el senador de Mendoza. Pero con el tiempo las dudas se fueron disipando. De la mano de Cobos, el 21 de marzo del año pasado N.L.D le llevó los documentos a la entonces canciller Malcorra, luego accedió al tema el director del Archivo General de la Nación Emilio Perina y finalmente se recaló en el INTI para las pruebas científicas de las tres cartas.

Desde septiembre de 2016, los documentos fueron cedidos por N.L.D al Estado argentino y están bajo llave en el Archivo General de la Nación. Cobos informó del tema al jefe de Gabinete y al canciller Faurie que ya han avisado a Macri. El viernes pasado hubo una comunicación oficial del senador de Mendoza a Presidencia.

El coleccionista privado ya casi puede respirar tranquilo. No fue una aventura tan fácil. Recibió atentados en su domicilio y finalmente pudo salvar las cartas para donarlas al Estado. El 23 de noviembre presentará en sociedad esta documentación que hasta ahora eran secretos junto con la Fundación Nuestra Historia.

Luego le tocará el turno al Gobierno para avanzar en la batalla diplomática por las islas Malvinas. Los documentos que hoy se revelan pueden cambiar el curso de la historia.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Operación encubierta: Cuando la guerra casi llega a Gibraltar

La guerra de Malvinas casi llega a Gibraltar

Por Giles Tremlett | The Guardian


Uno de los almirantes argentinos que envió a su país a la guerra con Gran Bretaña sobre las islas Malvinas ha admitido que envió un equipo de saboteadores para hundir un barco de la Royal Navy en Gibraltar.


El almirante Jorge Anaya, un ex miembro de la junta militar que comandó la armada argentina en el momento de la guerra, dijo que ordenó expresamente la misión. Fue frustrado por la policía española horas antes de que el equipo planeara adjuntar minas de lapa a un barco británico.

"La operación se llevó a cabo en total secreto", dijo el almirante a los productores de un documental que se exhibió en los cines españoles anoche.

La operación Algeciras estuvo a punto de hundir un barco británico con minas de fabricación italiana que habían sido traídas a España desde Argentina en una valija diplomática.

El equipo llegó a España y se estableció en la costa sur cerca de Gibraltar, donde pasó casi un mes mirando posibles objetivos y esperando permiso para atacar.

El almirante Anaya dijo que rechazó tres solicitudes separadas para hacer explotar diferentes buques en Gibraltar antes de finalmente dar el visto bueno.

En una ocasión, se le negó permiso al equipo para atacar un barco de transporte de la Royal Navy y una fragata en caso de que arruinasen las conversaciones, dirigidas por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Alexander Haig, para resolver la crisis.

"Decidimos que podíamos detener algún tipo de acuerdo de paz si seguíamos adelante", dijo Máximo Nicoletti, uno de los cuatro buzos de equipo que fue entrevistado para el documental.



El Sr. Nicoletti fue un ex guerrillero antigubernamental que una vez hizo explotar un barco de la armada argentina pero que fue capturado, se convirtió en agente militar y vivía en Miami.

Unas horas después de que el equipo dejara pasar la oportunidad de atacar a la fragata y el barco de transporte, un submarino británico hundió el crucero argentino General Belgrano, matando a más de 320 marineros y terminando de manera efectiva las negociaciones de paz.

 El equipo esperó casi un mes para que apareciera otro objetivo. Se hicieron pasar por pescadores en un pequeño bote de goma mientras flotaban en la ciudad española de La Línea, que está al lado del Peñón de Gibraltar.

Finalmente vieron una fragata de la Marina Real entrar en el puerto y acordaron atacar al día siguiente. "Nuestro objetivo era colocar las cargas, darles tiempo para explotar, obtener los automóviles, conducir a Barcelona y desde allí cruzar a Francia. Íbamos a volar de regreso a Argentina desde Italia", dijo Nicoletti.

Pero cuando el equipo fue a renovar su alquiler de coches por la mañana, encontraron a la policía española esperándolos.

"Fue el mismo día en que los autoricé a seguir adelante [con el ataque]", dijo el almirante Anaya.

Los buzos recibieron instrucciones estrictas, en caso de captura, para decir que estaban actuando por su propia iniciativa.

Nigel West, un escritor británico que se especializa en operaciones encubiertas, dijo al equipo de documentales que Gran Bretaña sabía acerca de la trama debido a conversaciones telefónicas entre la embajada de Argentina en Madrid y Buenos Aires.

Dijo que, después de las tensas discusiones del gabinete de guerra sobre si se podía confiar en España, la información se transmitió a Madrid.

El documental, sin embargo, afirma que los oficiales de policía que arrestaron al equipo argentino no tenían idea de quiénes eran los miembros ni por qué estaban allí.


jueves, 2 de noviembre de 2017

PGM: La batalla naval de Malvinas

La batalla de las Islas Malvinas - Primera Guerra Mundial





por Kennedy Hickman - Tought.co

La Batalla de las Malvinas se libró durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Los escuadrones se enfrentaron el 8 de diciembre de 1914, frente a las Islas Malvinas en el Atlántico Sur. Después de su asombrosa victoria sobre los británicos en la Batalla de Coronel el 1 de noviembre de 1914, el Almirante Graf Maximilian von Spee convirtió el Escuadrón Alemán de Asia Oriental para Valparaíso, Chile. Al entrar en el puerto, el derecho internacional obligó a von Spee a irse después de veinticuatro horas y primero se mudó a Mas Afuera antes de dirigirse a Bahía San Quintín.

Al evaluar la situación de su escuadrón, von Spee descubrió que la mitad de su munición se había gastado y que el carbón era escaso. Girando hacia el sur, el Escuadrón del Este de Asia estableció un rumbo alrededor del Cabo de Hornos y se dirigió hacia Alemania.

COMANDANTES BRITÁNICOS

Vicealmirante Doveton Sturdee
2 cruceros de batalla
3 cruceros blindados
2 cruceros ligeros

COMANDANTES ALEMANES

Almirante Graf Maximilian von Spee
2 cruceros blindados
3 cruceros ligeros


FUERZAS EN MOVIMIENTO

Haciendo una pausa en la isla Picton cerca de Tierra del Fuego, von Spee distribuyó carbón y permitió a sus hombres desembarcar para cazar. Saliendo de Picton con los cruceros blindados SMS Scharnhorst y SMS Gneisenau, los cruceros ligeros SMS Dresden, SMS Leipzig y SMS Nurnburg, y tres buques mercantes, von Spee planeó atacar la base británica en Puerto Stanley en las Malvinas mientras se trasladaba al norte. En Gran Bretaña, la derrota en Coronel dio lugar a una respuesta rápida cuando el Primer Lord del Mar Sir John Fisher reunió un escuadrón centrado en los cruceros de batalla HMS Invincible y HMS Inflexible para tratar con von Spee.

Encuentro en Abrolhos Rocks, el escuadrón británico fue dirigido por un rival de Fisher, el vicealmirante Doveton Sturdee, y consistió en los dos cruceros de batalla, los cruceros acorazados HMS Carnarvon, HMS Cornwall y HMS Kent, y los cruceros ligeros HMS Bristol y HMS Glasgow . Navegando por las Malvinas, llegaron el 7 de diciembre y entraron al puerto de Puerto Stanley.

Mientras el escuadrón abandonaba las reparaciones, el crucero mercante armado Macedonia patrullaba el puerto. El antiguo acorazado HMS Canopus proporcionó más apoyo, que había sido puesto a tierra en el puerto para su uso como batería de arma de fuego.

VON SPEE DESTRUIDO

Al llegar a la mañana siguiente, Spee envió al Gneisenau y Nurnberg a explorar el puerto. Cuando se acercaron, fueron sorprendidos por el fuego del Canopus, que en gran parte estaba oculto a la vista por una colina. Si Spee hubiera presionado su ataque en este punto, podría haber logrado una victoria ya que las naves de Sturdee se estaban enfriando y mal preparadas para la batalla. Por el contrario, al darse cuenta de que estaba mal baleado, von Spee se separó y se dirigió a aguas abiertas alrededor de las 10:00 AM. Despachando al Kent para rastrear a los alemanes, Sturdee ordenó a sus barcos que levantaran vapor y partieran en su persecución.

Aunque von Spee tuvo una ventaja de 15 millas, Sturdee pudo usar la velocidad superior de los cruceros de batalla para derribar a los cansados ​​barcos alemanes. Alrededor de la 1:00, los británicos abrieron fuego contra Leipzig al final de la línea alemana. Veinte minutos más tarde, von Spee, dándose cuenta de que no podía escapar, se volvió para enfrentarse a los británicos con Scharnhorst y Gneisenau con la esperanza de dar a sus cruceros ligeros el tiempo para huir. Aprovechando el viento, que hizo que el humo del embudo de los barcos británicos oscureciera a los alemanes, von Spee logró golpear a Invencible.

Aunque recibió varios impactos, el daño fue leve debido a la pesada armadura del barco.

Al darse la vuelta, von Spee nuevamente intentó escapar. Separando a tres de sus cruceros para perseguir Nurnberg y Leipzig, Sturdee presionó el ataque contra Scharnhorst y Gneisenau. Disparando costas llenas, los cruceros de batalla golpearon a los dos barcos alemanes. En un intento de defenderse, von Spee intentó cerrar el rango, pero fue en vano. Scharnhorst fue puesto fuera de combate y se hundió a las 4:17, con von Spee a bordo. Gneisenau siguió poco tiempo después y se hundió a las 6:02. Mientras que los barcos pesados ​​eran interesantes, Kent tuvo éxito en correr y destruir a Nurnberg, mientras que Cornwall y Glasgow terminaron con el Leipzig.

DESPUÉS DE LA BATALLA

Cuando cesó el fuego, solo wl Dresden logró escapar del área. El crucero ligero evadió a los británicos durante tres meses antes de finalmente rendirse en las islas Juan Fernández el 14 de marzo de 1915.

Para la tripulación de Glasgow, uno de los pocos barcos británicos supervivientes que habían luchado en Coronel, la victoria en las Malvinas fue particularmente dulce. Con la destrucción del Escuadrón de Asia Oriental de von Spee, el comercio incursionado en los buques de guerra del Marines Kaiserliche terminó efectivamente. En la lucha, el escuadrón de Sturdee sufrió diez muertos y 19 heridos. Para von Spee, las bajas sumaron 1.817 muertos, incluido el almirante y sus dos hijos, así como la pérdida de cuatro barcos. Además, 215 marineros alemanes (en su mayoría de Gneisenau) fueron rescatados y hechos prisioneros.

martes, 31 de octubre de 2017

VGM asesinado por su esposa para quedarse con pensión

Una mujer mató a su ex marido, un héroe de Malvinas, para quedarse con su pensión

La mujer planificó el crimen junto a quien es su actual pareja y un tercer cómplice. Fue condenada a prisión perpetua por el homicidio.



Héctor Jesús Barraza creyó que había vivido los peores momentos de su vida cuando participó en el conflicto bélico de Malvinas, cuando con 20 años tuvo que vivir desde adentro del dolor y el sufrimiento de la guerra.
En 2014, su ex mujer, Estela del Valle Figueroa lo traicionó de la peor manera y lo sedujo intentando simular una reconciliación entre ambos para asesinarlo y posteriormente beneficiarse con su pensión de ex combatiente.
La mujer aprovechó la ayuda de Javier Ponce Luque, de 28 años, quien es su nueva pareja y Néstor “Sal Fina” Jar, un hombre de 26 años que trabajaba en un campo y entre los tres lo ejecutaron. Primero lo secuestraron y luego lo llevaron a un descampado, lo encerraron en un baúl y lo prendieron fuego hasta carbonizarlo.



La mujer fue condenada a prisión perpetua por “homicidio agravado con el concurso premeditado de dos o más personas en carácter de coautores”, según la sentencia del Tribunal Oral N°2 de Quilmes.

“La condena es muy cercana a lo que la fiscalía entendía que se podía probar. La participación secundaria de Jara era una de las posibilidades, porque fue quien facilitó el acceso al lugar donde cometieron el crimen”, dijo Sebastián Videla, el fiscal del juicio, respecto de los diez años de pena que dieron a Jara. “Lo más importante, lo que más coincidencias tenía con la prueba, fue todo el armado de Figueroa para planear el homicidio. Ella era la que conocía del dinero de la víctima, la que simuló la reconciliación ante todo el mundo, e incluso se lo hizo creer a él. Su nuevo novio, Ponce Luque, entendemos que fue el autor material del hecho, pero en complicidad y coautoría con ella”, aclaró.
La pensión que recibía Barraza por haber sido ex combatiente de Malvinas era de 100 mil pesos y Estela, que estuvo casada con Héctor durante 15 años, hasta que se separaron en 2007, lo sabía.
“Como mi hermano tenía tanto amor hacia ella, siempre hizo lo que le decía. Nosotros sabíamos de la supuesta reconciliación y nos pusimos contentos por él, porque siempre quiso volver con ella. Varios meses estuvieron visitándose y esas cosas, pero no vivían juntos. Tres o cuatro días antes de que lo mataran, ella se quedó a dormir con él”, recordó Rosa Barraza, hermana de la víctima.

domingo, 22 de octubre de 2017

El barco soviético que ayudó a los sobrevivientes del Belgrano

El barco ruso que acudió en ayuda de los marineros del General Belgrano

Jaime Noguera | Russia Beyond


El ARA General Belgrano rodeado de botes salvavidas mientras se hunde tras haber sido torpedeado por por el HMS Conqueror, 2 de mayo de 1982.
AP

El 2 de mayo de 1982 se produjo uno de los acontecimientos más controvertidos de la Guerra de las Malvinas, el hundimiento del crucero ARA General Belgrano por el submarino nuclear británico HMS Conqueror, un ataque que se produjo fuera del área de exclusión establecida por el Gobierno británico alrededor de las disputadas islas y que se saldó con la muerte de 323 jóvenes marinos argentinos. En las tareas de rescate posteriores solo participó un barco extranjero: uno soviético.
El ARA General Belgrano era un crucero de la Armada Argentina que anteriormente, bajo bandera estadounidense y el nombre de USS Phoenix había participado en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el buque había sobrevivido al famoso ataque japonés a Pearl Harbour y participado en muchas de las campañas navales en el Pacífico hasta la rendición nipona.


Bajo bandera argentina

En 1951 fue vendido a Argentina, entrando en servicio como el ARA 17 de Octubre. Cuatro años después, el 16 de septiembre de 1955, fue rebautizado como General Belgrano (C-4), en homenaje al general y abogado Manuel Belgrano héroe de la independencia de Argentina que había fundado la Escuela Náutica de este país en 1799.


El ARA General Belgrano, los años 50 / Dominio público

Veintisiete años después, el 16 de abril de 1982, bajo las órdenes del comandante Héctor Bonzo y formando parte de la Fuerza de tareas 79 número 3, el navío zarpó hacia la Isla de los Estados, en el departamento Ushuaia, con la misión de realizar tareas la vigilancia e interceptar a unidades del enemigo. La Junta Militar argentina había ocupado las islas Malvinas el día 2 de aquel mismo mes. No hubo declaración oficial de guerra por ninguna de las dos partes, pero los ingleses se habían propuesto recuperar su colonia en el sur del Atlántico y habían enviado los medios militares para hacerlo.


El ARA General Belgrano / Dominio público

¡Hundidos!

El día 2 de mayo, el comandante Chris Wreford-Brown a bordo del submarino nuclear HMS Conqueror ordenó torpedear al ARA General Belgrano. Esto, a pesar de que el obsoleto buque argentino se encontraba fuera del área de exclusión militar de 200 millas de radio establecida por el propio Reino Unido alrededor del disputado archipiélago austral. El capitán del submarino, que localizó al barco gracias a la información facilitada por un satélite norteamericano, había recibido la orden desde la residencia campestre de la premier británica Margaret Thatcher (en Chequers, cerca de Londres), donde esta se encontraba reunida con su gabinete de guerra.

Dos torpedos Mark VIII hirieron de muerte al navío, que empezó a hundirse a las 16:15 de aquella tarde tormentosa. Llevaba a bordo a 1091 tripulantes. Uno de ellos, Alejandro Perez, oriundo de Berazategui, recordaba años después el momento del naufragio en Diario Popular:

“No sabíamos qué hacer, había mucha confusión porque tampoco se sabía dónde había sido el impacto. Antes de actuar esperábamos una orden que nunca llegaría porque los torpedos habían arrancado los generadores, que era lo que alimentaba de energía al buque".

Había que evacuar el barco. El tenor Darío Volonté recordaría para La Nación los terribles momentos en los que los tripulantes del barco buscaban una salida de aquella trampa mortal:

"Me la había memorizado. Fuimos saliendo y agarrando gente que estaba herida o con dificultades para salir. Después llegué a mi puesto de abandono del buque y lo siguiente era que la balsa respondiera bien".

El barco se hundió por completo a las 17:00. 323 argentinos no consiguieron ponerse a salvo (se estima que el impacto del primer torpedo mató a 274 tripulantes), hundiéndose con el Belgrano o muriendo a causa de las heridas y la hipotermia en el agua o en algunos de los botes salvavidas que quedaban a merced de las olas. Muchos de los marinos argentinos supervivientes tuvieron que pasar horas, hasta más de un día, flotando a la deriva en una balsa superpoblada, empapados, con una tormenta feroz y temperaturas bajo cero.

Al rescate

Cuatro aviones y los buques argentinos Gurruchaga, Bahía Paraíso, Bouchard y Piedrabuena se dirigieron al área del hundimiento en cuando recibieron la noticia de la trágica pérdida del Belgrano. En mitad de la tormenta que azotaba al Atlántico Sur, debían localizar a los desesperados habitantes de aquel frágil campo de nenúfares naranjas.

En la madrugada del 5 de mayo, los primeros supervivientes arribaron al puerto de Ushuaia. La búsqueda de náufragos o de cuerpos de los fallecidos continuó hasta el 9 de mayo. Se consiguió rescatar a un total de 793 tripulantes.

El barco ruso que participó en el intento por salvar vidas argentinas

Desde varios pesqueros cercanos, al conocerse la noticia del hundimiento del buque de guerra argentino, se lanzaron radiogramas hacia sus armadores en la URSS, que ya contactaron al Ministerio de Relaciones Exteriores y obtuvieron el permiso del Ministro de Pesca de la URSS, Vladímir Kámentsev.

El barco de arrastre BMRT Belokámensk, al mando del capitán Revkov fue el primero en llegar a la zona. Se ha especulado con que se tratase de un buque espía, algo que no se ha llegado a confirmar nunca. Lo cierto es que, si lo era, dejó su supuesta misión de espionaje para colaborar con los argentinos en las tareas de salvamento durante toda una semana. Un ingeniero del buque el Dr. Vasili Teréntiev, recordaría más tarde: "No teníamos esperanza, ya que la temperatura del agua no subía de los 7º C, nadie podía sobrevivir a la demora en el rescate".


Sello postal mostrando un arrastrero BMRT, clase al que pertenecía el Belokámensk / Dominio público

Lo único que los pescadores pudieron rescatar de entre las olas fueron los cadáveres de tres marinos en sus salvavidas rojos y tres salvavidas más, vacíos. Los cuerpos de los desgraciados marinos estaban mutilados en ojos y labios por las gaviotas. Se metieron en la cámara frigorífica y cuando llegó la orden de Moscú de frenar la búsqueda se dirigieron al puerto más cercano en Argentina, donde se ordenó no desembarcar. No olvidemos que, aunque en la Guerra de las Malvinas la URSS aplicó el principio de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, la dictadura derechista argentina y los soviéticos no podían ser más antagónicos. Según cuenta Dmitri Tatarkov en su obra Conflicto en el Atlántico Sur: la Guerra de las Malvinas, los cuerpos rescatados, así como los salvavidas, fueron transferidos a una barca argentina que los transportó hasta puerto.

Pese a las diferencias políticas, la agencia TASS publicó la siguiente nota al recibir la información sobre el ataque al crucero argentino:

“La Unión Soviética se opone al colonialismo, cualquiera sea su forma y está convencida de que la restauración del estatuto colonial en las Malvinas es inadmisible. Las islas son argentinas, y la URSS es contraria a la actitud agresiva y colonialista de Londres expresada en la aventura militarista de Margaret Thatcher y su gobierno conservador”.

jueves, 19 de octubre de 2017

COAN: Fuego sobre el Atlántico Sur

Fuego sobre el Atlántico Sur
Rompiendo un silencio de más de quince años, los pilotos de la misión argentina que hundió al destructor inglés Sheffield revelan aquí todos los detalles del mayor golpe asestado a la Fuerza de Tareas británica durante el conflicto de 1982.
La Nación



Parafraseando a Winston Churchill, nunca tan pocos -diez pilotos argentinos, cuatro aviones franceses Super Etendard y cinco misiles Exocet- hicieron tanto para complicarles la vida y las operaciones a la Fuerza de Tareas británica (Task Force) que participó en 1982 en la Guerra de las Malvinas.

Operando desde su base en Río Grande (Tierra del Fuego), el 4 de mayo de ese año los diez pilotos argentinos, que eran los únicos en el país entrenados en el vuelo de los sofisticados Super Etendard, pertenecientes a la II Escuadrilla Naval de Caza y Ataque, perpetraron un demoledor ataque al moderno destructor tipo 42 HMS Sheffield, ubicado a la vanguardia de la flota inglesa.

Mortalmente dañado, el buque se terminó de hundir en las heladas aguas del Atlántico sur el 10 de mayo. La foto del gran navío inglés envuelto en llamas ya había dado la vuelta al mundo.

El éxito de la misión -considerada por los expertos como de una audacia y técnica irreprochables- obligó a la flota inglesa a alejarse muy al este de las islas Malvinas, lo cual complicó notablemente sus operaciones aeronavales.

Tanto el jefe de la Task Force, el vicealmirante Sandy Woodward, en su libro One hundred days (Cien días, 1992) como el reciente trabajo del historiador militar inglés Nigel West (La guerra secreta por las Malvinas, 1997) destacan la importancia de ese ataque, al señalar que obligó a cambiar los planes operativos de la flota.

Debido al traslado de ésta hacia el este del archipiélago, los aviones Sea Harrier de la Task Force debieron operar en condiciones riesgosas, al borde de su autonomía de vuelo.

Más de 15 años después del hundimiento del Sheffield. los responsables de la escuadrilla relatan aquí por primera vez hasta los detalles más íntimos y secretos de la historia, convertida desde los momentos iniciales en uno de los hitos del cónflicto. Reunidos por LA NACION, el capitán de navío (R) Jorge Colombo (jefe de II Escuadrilla), el capitán del navío (R) Augusto Bedacarratz, el capitán de corbeta (R) Armando Mayora (ambos pilotos de los 2 aviones Super Etendard que atacaron al Sheffield) y el capitán de navío (R) Ernesto Proni Leston, comandante del avión Neptune, que permitió hallar el blanco del ataque, reconstruyeron el operativo con singular precisión, como si hubiese ocurrido ayer.

La escuadrilla

Por insólito que parezca, la escuadrilla de aviones que pasaría a la historia había sido conformada, muchos años antes, atendiendo al tamaño de un ascensor. "Cuando la Armada, a fines de los años setenta, vio que los A4 de la aviación naval se estaban poniendo viejos -recuerda el capitán Colombo-, pensó en reemplazarlos por otros A4 y recurrió al mercado norteamericano. Por esa época (1977) estaba en vigencia la restricción en la venta de armamentos a la Argentina por el tema de los derechos humanos, así que los Estados Unidos no nos quisieron vender. Se buscó un avión naval que entrara en nuestro portaaviones, el 25 de Mayo. Entrar en un portaaviones no quiere decir solamente que pueda enganchar en la cubierta y ser catapultado, sino que entre también por el ascensor de la nave".

El único que cumplía tal requisito era el Super Etendard, fabricado por Dassault-Breguet (Francia), cuya adquisición implicaba un salto tecnológico muy grande para la Armada. La empresa tenía una línea montada y se podían sacar 14 aviones para la Argentina (de los cuales sólo 5 llegarían al país). Se envió a Francia a diez pilotos con mucha experiencia, porque se trataba de un avion muy difícil y exigente. Llegaron a París a fines de 1980 y regresaron a la Argentina en 1981, con aproximadamente 45 o 50 horas de vuelo cada uno. En noviembre de ese año fue el bautismo oficial de la escuadrilla, que estaba instalada en la base Comandante Espora.

Aquel verano transcurría sin otra novedad que la presencia de aquellos aparatos deslumbrantes. Hasta que el 31 de marzo, Colombo fue llamado a la jefatura de la fuerza. "Mañana desembarcamos en Malvinas", le dijeron.

Cuando se repuso del asombro ya estaba trabajando..., y haciendo trabajar. Los pilotos tuvieron que prepararse contra reloj: en sólo quince días debían estar listos para operar. Colombo desmiente que la misión de ataque al Sheffield haya sido pensada como una respuesta al hundimiento del crucero General Belgrano, ocurrido el 2 de mayo. En rigor, el 1° de mayo se frustró una misión de ataque porque el propio avión de Colombo tuvo problemas al cargar combustible en vuelo.

Niega también un aporte de los satélites soviéticos para ubicar a la flota inglesa. "Yo me moría por tener información y no me hubiera importado en lo más mínimo de dónde venía".

Los dos pilotos de Super Etendard que atacaron al Sheffield, Bedacarratz y Mayora, tienen muy frescos en la memoria los preparativos de la misión.

"No teníamos la certeza del funcionamiento del misil -recuerda Bedacarratz-, y la asistencia técnica de Aerospatiale no vino para ponerlo a punto. Lo tuvimos que hacer nosotros. En teoría funcionaba perfectamente. Pero faltaba verlo en acción."

Por ese entonces, agrega Colombo, los ingleses creían que la Argentina sólo tenía l o 2 Exocet en condiciones de operar. Ignoraban un dato fundamental: las últimas especificaciones técnicas para hacer funcionar el misil fueron obtenidas de un empleado argentino, despedido de la firma francesa, quien le pasó los datos a un piloto de Aerolíneas Argentinas.

Había 5 aviones (cuatro, en rigor, porque uno fue canibalizado, es decir, se lo desarmó para poder disponer de repuestos) y 5 misiles para llevar a las Malvinas.

Una vez urdido el plan de ataque, los pilotos se adiestraron con los destructores tipo 42 que tenía la Armada argentina, siempre en parejas.

"Todas las misiones de guerra de nuestra escuadrilla -afirma Mayora- fueron de a dos aviones. Fuimos siempre solos al ataque, nunca tuvimos cobertura aérea de nadie, y lo hicimos como dice la táctica naval que hay que hacerlo.

Habíamos logrado que todas las parejas de pilotos trabajaran en total silencio. Nuestro punto de adiestramiento era llegar al lanzamiento sin decirnos nada."

El 1° de mayo se lanzó el primer intento de ataque, que culminó en una frustración por razones mecánicas. Por un compromiso entre los pilotos, la pareja que sacaba las ruedas del piso (esto es, que despegaba), lanzara o no los misiles, después del intento debía ceder su lugar. Quedaron, pues, Bedacarratz y Mayora como los próximos en intentar el ataque.

Eran horas terribles de ansiedad, de nervios. El 2 y el 3 de mayo tuvieron un alerta. El 3 inclusive estuvieron en la cabecera de la pista, a punto de salir. "Lo que desgastaba era todo lo previo a la misión -dice Mayora-, los preparativos. Después, cuando uno saca las ruedas del piso y empieza el vuelo, ya está, uno está jugado".

Finalmente, el 4 de mayo los pilotos fueron despertados temprano y repitieron una vez más la planificación del ataque. A las 9.30 subieron a los aviones, despegaron y se encontraron en vuelo con el avión tanque (un Hercules) en el punto previamente determinado. Todo salió sin problemas.

Pasaron entonces a la fase final del ataque. Un ataque que fue de "bajo lóbulo": una penetración baja para evitar los radares y las defensas aéreas de la flota enemiga. A la hora combinada con el avión explorador, Bedacarratz hizo la única comunicación desde que habían despegado.

"La nuestra -se ufana- fue la única misión que se hizo como lo indica la doctrina de la aviación naval, con un previo trabajo de exploración (el que hizo el Neptune). Eso nos daba mucha seguridad, porque sabíamos que no íbamos a encontrarnos con un piquete enemigo."

Las condiciones meteorológicas el 4 de mayo eran malas. No era un día para volar. Para los argentinos, sin embargo, resultaban espectaculares, porque tenían muy bajo techo (en el orden de los 500 metros) y además chubascos que complicaban algo el ataque, pero que les daban la tranquilidad de que iba a ser muy difícil que los Sea Harrier ingleses los pudieran encontrar.

El avión explorador pasó a Bedacarratz los dos blancos (uno chico y uno grande) y éste tomó la decisión lógica de atacar al grande. Cuando los aviones llegaron a 30 millas del blanco, treparon para alcanzar una altura como para abrir su radar, pero cuando llegaron arriba no había nada. Las condiciones climáticas les habían jugado una mala pasada.

"La formación de ataque era abierta -cuenta Mayora-. Los dos nos cuidábamos la cola de los interceptores. Ese día, por los chubascos, la visibilidad quedó muy reducida. Había momentos en los que nos perdíamos de vista."



La formación hizo entonces una derrota para evitar la isla de Beauchéne, que es acantilada. Bedacarratz recuerda que los preocupaba la posibilidad de encontrar allí, oculto bajo la sombra de la isla, algún buque o algún piquete inglés.

Desde ese momento, todo se aceleró. Los Super Etendard volvieron a bajar y luego treparon otra vez, hasta llegar a la posición de 30 millas del blanco, al que ubicaron. Bajaron luego a la posición de lanzamiento y allí rompieron el silencio. El radar, a partir de ese punto, no se apagó más.

Luego pasaron a la preparación del lanzamiento de los misiles e hicieron un pequeño giro a la derecha para ubicarse en la dirección del ataque final. Había llegado el instante crucial de la decisión.

Mayora quedó un poco atrás de Bedacarratz, que dio la orden de lanzamiento justo al entrar en un chubasco. Una orden que Mayora no oyó.

"Cuando lo veo salir del chubasco -rememora Mayora- y veo fuego debajo de su avión, le pregunto: "¿Lanzó?` Y me contesta: "Sí`. Entonces, allí mismo aprieto el botón de lanzamiento del Exocet. Entre que uno dispara y el momento en que se desprende efectivamente el misil hay una secuencia de un segundo y medio que parece una eternidad. Además, era el primer lanzamiento real que hacíamos y teníamos la duda de su funcionamiento."

Tras el lanzamiento del Exocet (que pesa 650 kilos), los aviones se descompensaron. Los pilotos giraron bruscamente sobre el rumbo de escape y volvieron a la base. En la vuelta, Mayora pasó por detrás de Bedacarratz con su radar encendido (se había olvidado de apagarlo) y lo iluminó. Bedacarratz le pegó un grito, creyendo que tenía una intercepción. Fue un momento dramático. Después, ambos pilotos pusieron máxima velocidad y salieron del área.

El ataque de los Super Etendard argentinos, que se produjo a las 11.2, impactó en el destructor Sheffield, al que dejó herido de muerte. Veintiuno de sus tripulantes perdieron la vida, y tras un incendio imposible de controlar, el buque se entregó mansamente a las profundidades del Atlántico.

Detrás del desconcierto y preocupación de los marinos ingleses vino la polémica. Los británicos afirmaban que uno de los Exocet lanzados se había perdido sin dar en ningún blanco y que otro había impactado en el Sheffield sin detonar, aunque provocando el incendio que terminó con el barco.

Colombo tiene una idea de lo que pudo haber pasado. "A mí no me consta que no hayan pegado los dos misiles y detonado los dos -admite-. Teniendo en cuenta las condiciones en que fueron lanzados (desde el mismo punto y en forma casi simultánea) y también lo que declaró inicialmente el capitán del Sheffield, Sam Salt (confesó a la BBC que había escuchado dos explosiones), yo no tengo dudas de que pegaron los dos, que tal vez entraron por el mismo boquete, y que explotaron los dos o al menos uno de ellos. Y no lo digo para defender a los fabricantes del Exocet porque nunca recibí nada de ellos. Ni un tornillo".

Tiempo después de concluir la guerra, el coraje y profesionalismo de los pilotos de la II Escuadrilla Naval fueron ampliamente reconocidos por sus adversarios de entonces.

Colombo y sus hombres recuerdan hoy la historia con la voz templada.

Todavía el corazón repiquetea al reconstruir aquella fría y brumosa mañana de mayo, cuando regresaron a la base con la misión cumplida.

Por Ernesto Castrillón y Luis Casabal

Rastreando al enemigo

Se trataba de un avión que, milagrosamente, había escapado al destino de sus hermanos gemelos en la Argentina. Todos los otros Neptune reposaban plácidamente en distintos museos del país.

Pero este viejo guerrero francés que, al decir del capitán de navío (R) Ernesto Proni Leston, "no funcionaba gracias al combustible, sino gracias a Dios", fue el reflector que marcó la ruta que debían seguir los Super Etendard para herir de muerte al Sheffield. Es decir, una tarea de condición sine qua non para el objetivo final.

Proni Leston fue el comandante del Neptune de exploración, encargado de rastrear y ubicar a la flota inglesa el 4 de mayo de 1982, para informar al escuadrón de los Super Etendard la posición de los blancos enemigos.

La operación se inició en Río Grande (Tierra del Fuego) la noche anterior, el 3 de mayo, a la hora de la cena. "La misión comenzó con un vuelo de exploración sobre el área de Puerto Argentino, con el fin de determinar si la zona estaba libre para la llegada de tres aviones Hércules de la Fuerza Aérea que partían de Comodoro Rivadavia", relata Proni Leston."

En esas circunstancias estaba previsto que el explorador actuara con la cobertura aérea de una escuadrilla de Mirage o Dagger que estaban en Río Grande. Pero estos no tenían la suficiente autonomía de vuelo para hacerlo. Se tomó entonces la decisión de que saliera solo.

A las 4 estaba listo el avión. Hicieron el prevuelo con toda la tripulación y despegaron a las 5. La evaluación del radar se hizo cuando todavía estaban en zona segura. El equipamento del avión era de la década del cincuenta.

Avión de museo

Para esa época, los únicos dos países que todavía tenían volando Neptune eran Francia y la Argentina. El resto los habían sacado de servicio y estaban en los museos.

El que permanecía aquí se encontraba en razonables condiciones operativas, pero a la semana de comenzada su misión en el Sur se pincharon totalmente los equipos electrónicos.

Las condiciones meteorológicas cambiaban para cada misión el alcance del radar. El avión volaba para que nadie lo encontrara. No usaba radar, no emitía comunicaciones... En un momento determinado, de acuerdo con el plan de navegación, se había establecido que emitiera dos o tres vueltas de radar cubriendo el área; después se volvía a apagar todo, se bajaba, se cambiaba de rumbo y se buscaba otra posición.

"El 4 de mayo subimos y emitimos a la 7.8. Se recibieron varias señales: una de ellas provenía de un buque tipo 42. Tomada la posición del barco, en 15 segundos aproximadamente enviamos la información del contacto", cuenta Proni.

"Yo estaba despierto esa noche desde las 3 -recuerda el capitán Jorge Colombo, jefe de la escuadrilla de Super Etendard-. Cuando el Neptune envió la primera posición, a las 7.8, me acuerdo que fui y lo desperté al vasco (por el capitán de navío Bedacarratz) y le dije: "Vasco, tenemos laburo".

El día del ataque al Sheffield, la misión del Neptune duró desde las 5 de la mañana hasta las 13. Cuando se informó la detección se anuló la operación de los Hercules, y se le ordenó a Proni Leston mantener la exploración y contacto sobre el blanco. Con esa indicación, ellos sabían que iba a haber un ataque y que estaría dado por los Super Etendard. El radar seguía dando problemas, ya que funcionaba con cristales, que se quemaban. Tanto fue así que los operadores de radar siempre llevaban en los bolsillos, en lugar de caramelos, cristales.

"Nos llega la orden de poner una posición determinada a las 10 y ya no teníamos más cristales. ¿Qué hicimos? Sabiendo la última posición -relata Proni Leston-, hacemos un vuelo hacia la zona donde había sido hundido el crucero General Belgrano, para intentar un engaño, como si fuéramos a buscar a los sobrevivientes del barco. Teníamos que volver a las 10 y luego a las 10.35. A esa hora volvemos a la posición ya sin cristales. Habíamos determinado cuatro blancos (uno de ellos grande) y lo habíamos informado."

A las 10.35 se acercaron bien pegados al agua, en vuelo rasante, al punto estimado, y la pantalla estaba lechosa por la falla de los cristales. Los superiores pedían una aproximación. Se acercaron más para realizar el barrido del radar. Ni bien asomaron la nariz y pusieron el radar en el aire, las contramedidas bramaron, porque tenían señales de todos lados. Esa fue la información definitiva, a las 10.35.



"Tomada esa información -sigue Proni Leston-, nosotros nos vamos abajo de nuevo, cambiamos rápidamente de rumbo y al minuto Bedacarratz salió al aire con mi sobrenombre: "Gaucho (ningún inglés me iba a llamar así). Yo le contesté: "Vasco`, y le pasamos dos posiciones de blancos (uno chico y uno grande)." No hablaron más. Emprendieron el regreso y los Super Etendar iniciaron su tarea. "En la vuelta me tenían loco preguntándome de todos lados. Yo no le contesté nada a nadie. Luego la única comunicación que tuvimos fue en la vuelta de los Super Etendard, que nos dijeron: "Lanzamos sobre el blanco enganchado. Sólo ahí envié la comunicación del mensaje oficial del ataque", cuenta con emoción Proni Leston.

 Los Super Etendard aterrizaron quince minutos antes que el Neptune. La tripulación del viejo avión rebosaba de alegría porque, teóricamente, las características del sistema de armas de los Super Etendard hacían pensar que las probabilidades de impacto eran altas.

Hablando de las cábalas empleadas en la misión, Proni Leston recuerda: "Yo nunca hice lo que sí hicieron ellos (por los pilotos de Super Etendard): volar como un salame. Es decir, ponerse el equipo de vuelo normal, encima el equipo de antiexposición (con abrigo en el medio), el chaleco salvavidas y los arneses para el lanzamiento en paracaídas".

Proni Leston no volaba con nada por una razón muy sencilla: como tenía un avión de la década del cincuenta, no podía hacer absolutamente nada para defenderse contra un avión como el Sea Harrier.

"Las opciones, si me pegaban -explica- eran una explosión, un daño estructural que no permitiera controlar al avión o una avería que me permitiera llegar al agua más o menos controlado. En esa circunstancia el Neptune tenía botes grandes que se armaban al contacto."

Por la cabeza de Proni Leston se paseaba una lógica simple, pero práctica: "Para qué me voy a poner estas cosas. Si se da la tercera opción, igual voy a tener tiempo para llegar al bote". Así que hasta el chaleco personal lo ponía debajo del asiento. Entonces, volaba sin casco, con un gorrito, cómodo. En el avión había muchos que se ponían globos en los bolsillos para inflarlos si se caían al mar.

¿Alguna cábala? Se formaba a toda la tripulación delante del Neptune, se daban las últimas directivas y comenzaban a subir. El comandante era el último. Una vez que estaban todos arriba, el jefe se acercaba a la rueda de proa del avión, grandota como era, la palmeaba y le pedía: "Viejo geronte, hoy traéme de vuelta". Esto lo hacían cada vez que subían al avión. A la vuelta, bajaban todos y el comandante también era el último en hacerlo. Bajaba, tocaba la rueda y le agradecía: "Viejo geronte, gracias por haberme traído de vuelta".

miércoles, 11 de octubre de 2017

Información satelital soviética permitió atacar al SS Atlantic Conveyor

Cuando los satélites de la URSS ayudaron a la Argentina a hundir barcos ingleses en Malvinas

Jaime Noguera | Russia Beyond



Los satélites soviéticos entregaron información a Argentina que sirvió para que sus pilotos mandasen al fondo del mar algunos de los buques británicos enviados a las islas Malvinas.

Poca simpatía podían tener los líderes soviéticos con la Junta Militar Argentina de Leopoldo Galtieri, pero en el conflicto en el sur del Atlántico, los señores del Kremlin optaron por el pragmatismo: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Así, desde Moscú se optó por pasar información sobre la Task Force británica a los militares argentinos. Esta, según un investigador ruso, podría haber sido aprovechada por los pilotos del país austral.

Por otro lado, no hay que olvidar que sólo dos países no participaban entonces del embargo de alimentos decretado contra la URSS después de la invasión soviética a Afganistán, en 1979: Argentina y Uruguay.


Las Islas Malvinas.

Un satélite ruso al servicio de Argentina

A pesar de que gran parte de los archivos soviéticos sobre la Guerra de las Malvinas se encuentran todavía bajo el sello de "Información clasificada”, el presentador y analista político, Serguéi Briliov publicó en su momento información extraída de entrevistas con militares de la URSS en su libro Fidel, Fútbol y Malvinas.

En declaraciones a La Nación, Briliov comentó algunas de las declaraciones de algunos líderes militares de comienzos de los 80.

"Al primero que acudí fue al general Nikolái Leónov, primer vice del servicio analítico de la KGB durante la guerra. Y él me confirmó que desde el comienzo del conflicto hubo varios envíos de información satelital a los militares argentinos. Lo mismo me dijo luego el general Valentín Varénnikov, que entonces era primer vicejefe del Cuartel General de las FFAA soviética".

¿Información satelital? El 15 de mayo de 1982, un mes y medio después de la reconquista argentina del archipiélago sudamericano, los soviéticos ponían en órbita el satélite Kosmos-1365 con un claro objetivo según las investigaciones de Briliov: posicionarlo en una órbita desde la cual pudiera proveer información estratégica a las fuerzas argentinas en el Atlántico Sur.


Avión Super Etendart, modelo empleado por la Fuerza Aérea Argentina en Malvinas.

Información fotográfica para los pilotos argentinos

Según el periodista ruso, los datos aportados por este nieto del Sputnik ayudaron que el 25 de mayo de 1982 los A-4 Skyhawk de los valerosos pilotos argentinos hundiesen con sus bombas el destructor HMS Coventry junto a 19 de sus tripulantes y 37 millones de libras de los contribuyentes británicos.

Briliov, que en su libro hace un cruce cronológico de datos entre los hechos más relevantes del conflicto de Malvinas y las actividades de la inteligencia de su país, sostiene que el Atlantic Conveyor, un mercante empleado como portaviones y carguero fue otra de las víctimas de la cooperación soviético-argentina. Según él, la información fotográfica aportada por el Kosmos-1365 contribuyó de forma destacada a que dos misiles AM39 Exocet disparados por un Super Étendard de la escuadrilla aeronaval de la Armada Argentina enviasen este buque al fondo del Atlántico. Con él se perdían doce hombres, seis helicópteros Westland Wessex, tres Boeing Chinooks y un Westland Lynx. Debido a la falta de estos aparatos, las tropas invasoras británicas se vieron obligadas a cruzar las Malvinas a pie para retomar Puerto Argentino (Port Stanley según los británicos).


El Atlantic Conveyor, tras ser impactado por misiles.

Otros satélites implicados

Según comenta Mario Pablo Sciaroni, abogado, escritor y Master en Estrategia y Geopolítica en su blog El Snorkel el satélite Kosmos-1368 de reconocimiento fotográfico sobrevoló las Malvinas a las 11:00 de la mañana todos los días de mayo y junio, a 240 km de altura. Por otro lado el, Kosmos-1455, de inteligencia electrónica y el Kosmos 1372, de reconocimiento radar, aportaron información muy importante acerca de lo que estaba sucediendo en las islas y sus alrededores durante el conflicto.


Piloto argentino posa junto a aparatos A-4 Skyhawk.


Esperamos más noticias

Otro tipo de apoyo fue prestado por la URSS a las Fuerzas Armadas Argentinas, como apoyo logístico mediante la creación de un puente aéreo vía Brasil mediante el que se entregó armamento y piezas de recambio al país sudamericano. También se desarrollaron misiones de vuelo de reconocimiento por parte de aviones soviéticos de larga distancia desde bases en Angola, al mismo tiempo que buques de espionaje participaban en el seguimiento a la Flota Británica. Uno de ellos incluso colaboró en las labores de rescate de los supervivientes del Belgrano.

Sin embargo, queda mucho por saberse, pero para descubrir los entresijos de guerra entre las sombras desatada entre la URSS y los aliados occidentales a raíz del conflicto en las Malvinas, tendremos que esperar unos años hasta la desclasificación de la información secreta que sigue acumulando polvo en los archivos oficiales.