martes, 23 de mayo de 2017

Ataque antibuque: La vulnerabilidad del buque de guerra


Vulnerabilidad de buque de guerra

Informe técnico APA-TR-2005-0701

Por el Dr. Carlo Kopp, SMAIAA, SMIEEE, PEng
Julio de 2005
Actualizado en julio de 2008
Actualizado en noviembre de 2010
© 2005 - 2010 Carlo Kopp
Australian Air Power

Los buques de guerra de superficie y los buques de transporte son altamente vulnerables y son susceptibles a los ataques aéreos y de misiles. Esta fea realidad se ha demostrado repetidamente desde principios de la década de 1940, pero el mensaje parece olvidarse con notable regularidad.

El advenimiento de los misiles de crucero anti-buque modernos, especialmente los tipos con trayectorias rozaolas, añade una dimensión adicional a una cuestión que fue bien probada durante la Segunda Guerra Mundial. Vale la pena observar que un gran número de buques aliados fueron hundidos o dañados por las fricciones guiadas alemanas Fritx-X y Hs-293 ​​durante ese período.

La primera víctima "moderna" de un ataque de misiles antibuque fue el destructor israelí Eilat, hundido por cuatro ASCM de Styx lanzados por barcos soviéticos de misiles rápidos, operados por Egipto.

También vale la pena observar que la última gran campaña que involucró ataques aéreos y de misiles sostenidos en una flota de superficie fue durante el conflicto de las Malvinas, hace 23 años. Representa el único estudio de caso realmente útil desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras que los sistemas AAW y ASMD han mejorado considerablemente desde entonces, también lo han hecho los misiles de crucero anti-buque en el mercado global.

Las pérdidas británicas en buques de guerra y vidas habrían sido considerablemente mayores si no fuera por los persistentes problemas experimentados por los argentinos con la fusión de los ASCM de Exocet y las bombas muda de 1.000 lb usadas en estos ataques.

Es importante que muchos de los principales problemas experimentados en las Malvinas sean inherentes al uso de buques de guerra sin AEW & C protector, tanque de reabastecimiento aéreo y cubierta de combate, y por lo tanto no se puede desear mediante la colocación de radares más grandes y sistemas más defensivos en buques de guerra. En este tipo de combate, la iniciativa recae siempre en el atacante.

Basta con decir que la letalidad de la primera generación de rozaolas y 1.000 libras bombas mudas no se puede comparar con las armas contemporáneas que se están adquiriendo a través de las regiones del Océano Pacífico y el Océano Índico.

Esta página web mostrará ejemplos de los efectos de daño infligidos en los buques de superficie por los misiles de crucero anti-envío y bombas lanzadas por el aire.



Pérdidas de combate por ataque antibuque - Municiones guiadas en la SGM

Buque/EmbarcaciónTipo/ClaseCampaña/OperaciónAñoCausaDañoNotas
HMS BidefordBalandraPatrulla ASW - Viscaya1943bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMS LandguardBalandraPatrulla ASW - Viscaya1943bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMS EgretCorbetaPatrulla ASW - Viscaya1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido194 muertos
HMCS AthabaskanDestructorPatrulla ASW - Viscaya1943bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMS IntrepidDestructorMar Egeo1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido
RHS Vasillisa OlgaDestructorMar Egeo1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
HMS DulvertonDestructorMar Egeo1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
HMS RockwoodDestructorMar Egeo1943bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
SS DeliusTransporteAtlantic1943bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMT RohnaTransporte de tropasKMF-26 Mediterranean1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido1152 muertos
HMS InglefieldDestructorAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido35 muertos
SS Elihu YaleTransporteAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido12 muertos
SS Samuel HuntingdonTransporteAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
LCT-35Lancha de desembarcoAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
USS Herbert C JonesDestructorAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMS JervisDestructorAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMHS St David Buque Hospital Anzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
HMHS St  AndrewBuque HospitalAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
USS PrevailBarreminasAnzio1944bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
HMS BoadiceaDestructorNormandía1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido175 muertos
USS MeredithDestructorNormandía1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
LST-282Lancha de desembarcoSt Raphael, France1944bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
LST-312Lancha de desembarcoSalerno1944bomba cohete planeadora Hs-293 Dañado-
RN RomaAcorazadoCape Testa - Sardinia1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Hundido1352 muertos
RN LittorioAcorazadoCape Testa - Sardinia1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Dañado-
USS PhiladelphiaCruceroSalerno1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Dañadoinjuries
HMS WarspiteAcorazadoSalerno1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Dañado9 muertos
USS SavannahCruceroSalerno1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Dañado200 muertos
HMHS NewfoundlandBuque Hospital Salerno1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
SS Bushrod WashingtonTransporteSalerno1943bomba cohete planeadora Hs-293 Hundido-
HMS UgandaCruceroSalerno1943bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Dañado16 muertos
HMS SpartanCruceroAnzio1944bomba planeadora SD-1400X Fritz-X Hundido46 muertos

Refer Francesco Cestra - The Sinking of the Battleship Roma


Pérdidas de combate por ataque antibuque - Post 1966

Buque/EmbarcaciónTipo/ClaseCampaña/OperaciónAñoCausaDañoNotas
USS LibertyAGTR-5 SIGINTConflicto árabe/israelí1967multiples ataques aéreos (+ torpederos)Dañado34 muertos
Eilat (Israel)DestructorConflicto árabe/israelí19674 x P-15 Styx ASCMHundido47 muertos
PNS Khaibar DestructorConflicto indo/pakistaní1971P-15 Styx ASCMHundido-
PNS Muhaviz BarreminasConflicto indo/pakistaní1971P-15 Styx ASCMHundido-
PNS Shahjahan DestructorConflicto indo/pakistaní1971P-15 Styx ASCMDañado-
PNS DaccaTanqueroConflicto indo/pakistaní1971multiple P-15 Styx ASCMDañado-
Venus Challenger TransporteConflicto indo/pakistaní1971P-15 Styx ASCMHundido-
HMS Antelope Fragata Type 21Guerra de Malvinas19822 x 1,000 lb bomba de hierro Hundido2 muertos
HMS AntrimDestructor County Guerra de Malvinas1982bomba de hierroDañado-
HMS ArdentFragata Type 21 Guerra de Malvinas1982multiples bombas de hierro/cohetesHundido22 muertos
HMS ArgonautFragata Leander Guerra de Malvinas19822 x 1,000 lb bombas de hierroDañado2 muertos
HMS BroadswordFragata Type 22 Guerra de Malvinas19821 x 1,000 lb bombas de hierroDañado4 heridos
HMS CoventryDestructor Type 42Guerra de Malvinas19822 x 1,000 lb bombas de hierroHundido19 muertos
HMS GlamorganCounty DestructorGuerra de Malvinas1982MM38 Exocet ASCMDañado13 muertos
HMS GlasgowDestructor Type 42Guerra de Malvinas1982dumb bombDañado-
HMS SheffieldDestructor Type 42 Guerra de Malvinas1982AM39 Exocet ASCMIncendiado/Hundido20 muertos
RFA Sir GalahadLSLGuerra de Malvinas1982multiple dumb bombsIncendiado/Hundido48 muertos
MV Atlantic ConveyorRORO TransporteGuerra de Malvinas1982AM39 Exocet ASCMIncendiado/Hundido12 muertos
USS StarkFragata FFG7 Golfo Pérsico19872 x AM39 Exocet ASCMDañado37 muertos
Joshan (Iran)Combattante-II FPBOperación Praying Mantis19882 x AGM-84 ASCMHundido-
Sahand (Iran)Fragata clase Saam Operación Praying Mantis1988multiple AGM-84 ASCM / GBU-10 LGBHundido-
Sabalan (Iran)Fragata clase Saam Operación Praying Mantis1988multiple GBU-12 LGBDañado-
INS Hanit (Israel)Lanzamisiles Sa'ar 5  Bloqueo de El Líbano2006C-802 (CSS-N-8 Saccade) ASCMDañado4  muertos

Imágenes de daño de combate




El primer buque de capital que se perdió ante un ataque de municiones guiadas fue el acorazado de clase Vittorio Veneto RN Roma de 45.000 toneladas, que ardió y se hundió tras ser golpeado por dos bombas planeadoras PC1400X Fritz X el 9 de septiembre de 1943. Las armas volantes fueron entregadas por bombarderos Do-217K-2 del II / KG100  basado en Istres en Francia, con el ataque acreditada al Mayor Benhard Jopp, Luftwaffe. Este ataque mató a 1352 personas, incluido el Almirante Carlo Bergamini, Jefe del Estado Mayor Naval del RN (RN).



Destructor de defensa aérea Tipo 42 HMS Sheffield quemado a la línea de flotación después de ser golpeado por un único Aerospatiale AM39 Exocet ASCM lanzado por un caza de ataque argentino Super Etendard. Veinte marineros fueron asesinados en este ataque. La ojiva no explotó, pero el propulsor residual encendió un incendio incontrolable (imagen del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido).


Otra víctima de los Exocet en Malvinas fue el Destructor Clase County HMS Glamorgan, severamente dañado con trece muertos (Anónimo).



Destructor de defensa aérea Tipo 42 HMS Coventry, nave hermana al Sheffield, se volcó y se hundió después de ser golpeado por dos bombas aéreas de 1.000 libras, con diecinueve muertos (imágenes del Ministerio de Defensa del Reino Unido).


El Atlantic Conveyor se quemó después de ser golpeado por un solo Aerospatiale AM39 Exocet ASCM lanzado por un caza de ataque argentino Super Etendard. Doce marinos murieron en este ataque. No está claro si la ojiva explotó o el daño fue producido totalmente por el propelente residual que enciende los almacenes inflamables de los barcos (imagen del Ministerio de Defensa del Reino Unido).



Fragata Tipo 21 HMS Ardent quemando después de ser golpeado por 1.000 libras de bombas aéreas, entregadas por los ataques a baja altura de aviones argentinos A-4. El Ardent se hundió. Veinte marineros murieron en este ataque (fuente desconocida, imágenes del Ministerio de Defensa del Reino Unido).



Fragata Tipo 21 HMS Antelope estalla y luego se hunde después de ser golpeado por 1.000 libras bombas aéreas, también entregado por los cazas argentinos de bajo vuelo. Un experto en destrucción de bombas del Ejército y un marinero murieron en este ataque (BBC, UK MoD images).


RFA Sir Galahad se quema después de ser atropellado por tres bombas de 1.000 libras, entregadas por aviones argentinos A-4 Skyhawks en los ataques a bajo nivel. Este ataque mató a 48 personas (imagen del Ministerio de Defensa del Reino Unido).



Fragata FFG7 USS Stark listas después de ser golpeado por un par de Aerospatiale AM39 Exocet ASCM, lanzado por un avión de combate de la Fuerza Aérea Irak Mirage F.1. Treinta y siete marineros murieron en este ataque (imágenes del Departamento de Defensa de Estados Unidos).


El USS Liberty se enumera después de ser atacado por aviones israelíes y torpederos en junio de 1967. Treinta y cuatro marineros fueron asesinados y muchos más heridos (imagen de la Marina de los Estados Unidos).

Otras imágenes de daños




El petrolero francés Limburgo se quema después de un ataque terrorista en la costa de Yemen en octubre de 2002. Durante la guerra entre Irán e Irak, los petroleros fueron frecuentemente blanco de la guerra, repitiendo la Segunda Guerra Mundial, donde los buques tanque de los convoyes eran objetivos prioritarios para submarinos y aviones de ataque marítimo (fuente de imagen desconocida).

Imágenes de ensayos, ejercicios y hundimientos



El Pong Su fue capturado por la Policía Federal Australiana en 2003, después de una operación de interdicción de narcóticos en Victoria, la cual resultó en una operación de interceptación de narcóticos en Victoria. En la captura de 150 kilogramos de heroína, siendo contrabandeado por los norcoreanos. El Pong Su fue desechado bajo la Sección 185 (b) de la Ley de Aduanas de 1901 (imagen RAAF).



Durante el ejercicio de la Furia Resultante realizado a fines de noviembre de 2004, la Fuerza Aérea de EE. UU. Probó el uso de bombas guiadas JDAM de 2.000 libras modificadas por AMSTE, con actualizaciones de datalink de un E-8C JSTARS y GBU-10 / BLU-109 de 2.000 libras Bombas dirigidas por una vaina Litening II en un B-52H. Upper - ex USN LST Schenectady recibe un golpe de varios JDAMs; Efecto de menor daño producido por impactos de JDAM en la línea de flotación. El buque se hundió 1,5 horas más tarde.


Antiguo LPH-9 USS Guam bajo ataque de la CVW de JFK durante un ejercicio en octubre de 2001 (imagen USN).


El ex FF-1057 USS Rathburne se hundió después de ser golpeado con dos arpones lanzados por un P-3C (imagen USN).

Ataque de Harpoon en el ex FFG-2 USS Ramsey durante RIMPAC 2000 (imagen USN).



El ex clase DD-997 de Spruance USS Hayler toma un tiroteo de un arma de a bordo de 57 milímetros durante un 2004 Sinkex (imagen de RCN).


El ex DDG-14 USN Buchanan fue utilizado como blanco para misiles Hellfire, tres arpones y un GBU-10 durante el ejercicio RIMPAC 2000 (imagen USN).


Imagen del ataque posterior de un objetivo de destructor golpeado por un misil de crucero anti-buque AGP-84A Harpoon durante los ensayos. El Harpoon, con una ojiva más grande, es más letal que el Exocet.



BGM-109B Tomahawk Anti-Ship Missile (TASM) que impacta un objetivo de buque de guerra durante los ensayos. Equivalentes rusos como el Novator 3M-54E / E1 (SS-N-27) producirían efectos de daño similares (GD).


Bomba planeadora Rockwell GBU-15 CWW afecta a un objetivo de buque de guerra durante los ensayos. Las armas de EO guiadas extensamente exportadas tales como el KAB-500Kr ruso y el KAB-1500Kr / TK producirían efectos similares a las bombas guiadas americanas equivalentes (imagen de la fuerza aérea de los EEUU).

sábado, 20 de mayo de 2017

La guerra y la marcha "Las rocas de Monte Tumbledown"



Rocas de Tumbledown
Por Ron Soodalter | History Net





Hace treinta y tres años, Argentina y Gran Bretaña emprendieron la guerra contra un remiendo de tundra en el amargo Atlántico Sur, y muchos todavía se preguntan por qué.

Durante semanas, los soldados del famoso regimiento de guardias escoceses de Gran Bretaña habían arrebatado el sueño en medio de los vientos de los huesos en los agujeros que se llenaban repetidamente de agua helada. Los hombres estaban sufriendo de congelación y el pie de la zanja, y las raciones se estaban agotando. Añadiendo a sus miserias, en este día en particular habían sufrido intensos bombardeos de artillería. Si bien esto podría describir un escenario de la Primera Guerra Mundial, la fecha era, de hecho, el 13 de junio de 1982, y las trincheras en las que las tropas británicas se amontonaban no se esculpían en un tramo de campo francés sino en tundra casi congelada por la base de Monte Tumbledown en las Islas Malvinas subárticas.

A pesar de los desafíos, la moral era alta, porque las tropas británicas se preparaban para acabar con su miseria al empujar a las fuerzas argentinas desde la accidentada escarpa que tenía delante. A los guardias se les había dicho que la fuerza enemiga comprendía reclutas jóvenes y mal equipados que corrían al primer destello del cañón. Habían sido gravemente mal informados.

La lucha por el Monte Tumbledown fue la última batalla en un conflicto que era, según los estándares modernos, una "pequeña guerra" y para muchos innecesaria. En palabras de un veterano del 2º Batallón de Gran Bretaña, el Parachute Regiment (2 PARA), la guerra era "corta, aguda y muy desagradable" y, a menudo luchaba de cerca con bayonetas y granadas, "como algo de la Primera Guerra Mundial Los soldados de ambos bandos no comprendían ni apreciaban ni las causas ni las apuestas; Sin embargo, las batallas no fueron menos feroces, las muertes no menos absurdas, que las que sufrieron en conflictos de mayor importancia mundial.

La lucha real duró sólo una cuestión de semanas, pero reclamó más de 900 vidas. Se libró en un territorio cuya propiedad había estado en disputa durante más de dos siglos. Las Islas Malvinas -un archipiélago en el Atlántico Sur que comprende dos grandes islas y 776 más pequeñas- se encuentran a unas centenas de millas de la costa de Argentina ya casi 8.000 millas del Reino Unido. Después de los conflictos coloniales con Francia y España sobre las islas, Gran Bretaña reclamó la soberanía en 1774, desembarcó tropas para reafirmar su dominio en 1833 y formalmente estableció las Malvinas como una colonia de la Corona en 1840. Los gobiernos sucesivos de Argentina habían sentido las islas, Sin embargo, ya lo largo de las décadas habían presentado una serie de protestas formales -y totalmente ineficaces-.

En 1982, la notoria y opresora junta militar que gobernaba la Argentina consideró que la toma de las Malvinas era una oportunidad para distraer a sus ciudadanos de los muchos problemas económicos y de derechos humanos que aquejan al país y unir a los argentinos tras una campaña de autojustificación. Por lo tanto, el 2 de abril, el argumento de que el control británico de las Malvinas (o Malvinas, como se les conoce en la Argentina) representaba un retroceso a los días del imperio, el comandante en jefe y el presidente de facto Leopoldo Galtieri desembarcó las fuerzas de ocupación en las Islas Malvinas, Capital, Port Stanley, y al día siguiente en el sur de Georgia en las islas Sandwich del Sur.

Galtieri y su halcón de guerra más vocal, Almirante Jorge Anaya, tenían razón en su expectativa de una oleada patriótica; Los argentinos olvidaron momentáneamente el peso insoportablemente inflado y las duras políticas de la Junta para recuperarse detrás de la ocupación. Pero Galtieri también estaba apostando a que los británicos habían perdido el interés en las Islas Falkland y Sandwich del Sur y mirarían hacia otro lado. No podría haber interpretado mal la situación o la resolución de la primera ministra Margaret Thatcher.

Irónicamente, muchos británicos en el momento no tenía idea de dónde estaban las Islas Malvinas, y mucho menos que eran parte del Reino Unido. El secretario de Estado de Defensa, Sir John Nott, escribió más tarde: "Debo confesar que no conocía muy bien las Islas Malvinas antes de la invasión ... [y] estaba un poco horrorizado al ver lo lejos que estaban". Las lejanas Malvinas y Georgia del Sur habían dejado de ser de interés comercial para el Reino Unido, seguían siendo dependencias británicas y el Ministerio de Defensa comenzó inmediatamente los preparativos para una respuesta total a la invasión de las islas del Atlántico Sur.

A los pocos días de la ocupación argentina, el gobierno de Thatcher-declarando que los 1.800 habitantes de las Malvinas eran "de tradición y población británica" - había establecido un gabinete de guerra y comenzado a armar una armada naval. En última instancia, el grupo de trabajo británico creció a más de 100 naves transportando 8.000 tropas terrestres para enfrentarse a la fuerza invasora argentina de unos 14.000 soldados. Mientras que los británicos presumían casi tres veces más naves, los argentinos tenían una ventaja de 3 a 1 en aviones de combate. Mientras tanto, los Estados Unidos, preocupados por la Argentina podrían atraer a la Unión Soviética a la lucha como un aliado, trató de detener el conflicto diplomáticamente. Cuando estos esfuerzos fracasaron, y se hizo evidente que la guerra era inevitable, Washington anunció un embargo sobre las ventas de armas a la Argentina, mientras proporcionaba a Gran Bretaña material de guerra. Europa apoyó en gran medida la acción británica; La mayor parte de América Latina se alineó con los argentinos.

Dos submarinos de la Marina Real pronto emergieron de las Malvinas, mientras que otros buques de guerra salieron de varios puertos británicos y requirieron buques de transporte civiles -incluyendo el buque insignia de la línea Cunard, la Reina Isabel 2- transportaron fuerzas terrestres a las islas. Debido a la llamada para una respuesta rápida, el transporte de tropas a la zona de guerra fue, en algunos casos, al azar en el mejor de los casos. Según el teniente Robert Lawrence de los guardias escoceses, QE2, que salió de Southampton el 12 de mayo, estaba "muy abarrotado de la totalidad de la 5 Brigada, los guardias escoceses y galés, Gurkhas y un montón de unidades de apoyo ... Cada pulgada de espacio se utilizó . "Las cabinas de dos personas alojaban de cuatro a cinco hombres, los comandantes de la unidad utilizaban cada aterrizaje de la escalera para los propósitos del entrenamiento, y los soldados funcionaban regularmente los circuitos de la cubierta superior del trazador de líneas para el ejercicio. Cuando QE2 llegó al sur de Georgia dos semanas más tarde, una fuerza de ataque de los comandos británicos del Servicio Aéreo Especial (SAS) y de los Royal Marines ya había asegurado la isla. Las Malvinas presentaron un desafío más desalentador.

La lucha por las Malvinas comenzó oficialmente el 1 de mayo, cuando un bombardero Vulcan de la Fuerza Aérea Real de largo alcance cayó de su carga útil en el aeropuerto de Port Stanley, y el Royal Navy Sea Harrier FRS1 derribó tres aviones argentinos. Siguieron bombardeos navales y aéreos nocturnos. Inicialmente, la acción naval representó el mayor número de víctimas, con fuertes pérdidas de barcos y vidas de ambos lados. El aterrizaje sostenido de las fuerzas terrestres británicas comenzó el 21 de mayo, siete semanas después de la invasión argentina, en San Carlos Water, una entrada en la costa oeste de la isla de Falkland Oriental. A partir de ahí se ordenó a 2 PARA atacar a los argentinos en el asentamiento de Goose Green. Una vez que se hubieran asegurado el lado occidental de la isla, los británicos lucharían su camino hacia el este para apoderarse de Puerto Stanley y efectivamente terminar el conflicto.

La pelea por Goose Green fue un asunto sangriento. La fuerza defensora argentina de 1,000 hombres, aunque incluyó conscriptos en gran parte no probados, superó en número a los paracaidistas británicos casi 2 a 1. Ambas partes recibieron bajas, con las PADs dando mucho peor de lo que recibieron. La batalla se balanceó durante un día completo y una noche. Finalmente, los PARAs -a pesar de la muerte de su comandante carismático, el teniente coronel Herbert "H" Jones- ganaron la ventaja. Fríos, agotados y con poca munición, los argentinos finalmente se rindieron.

A mediados de junio, después de agotadoras marchas de cross-country ("yomps", en la mancomunidad de los Royal Marines) con paquetes completos en climas amargos a través de la tundra de las Malvinas, las fuerzas británicas estaban a una distancia notable de Port Stanley, pero enfrentaban un fuerte perímetro defensivo -un anillo de colinas ocupadas por unidades militares y marinas excavadas en el ejército argentino. A 750 pies, el objetivo más desafiante era Mount Tumbledown, una colección de peñascos, losas y rocas que constituían una posición defensiva ideal.

En la mañana del 13 de junio, helicópteros volaron a los hombres del 2º Batallón, Guardias Escoceses, desde Bluff Cove hasta un área de estadio cerca de Goat Ridge, donde pronto comenzaron a tomar fuego de artillería pesada y mortero. Mientras aguardaban órdenes, algunos de los guardias -muchos recién salidos de la ceremonia en Londres y nuevos en combate- preguntaron a unos pocos de la élite PARAs, que había capturado recientemente a Goose Green, cómo los argentinos habían actuado en combate. Uno respondió: "Consiga a 200 metros de ellos, y se escaparán". Sólo más tarde los guardias aprendieron que los PARA habían enfrentado a conscriptos adolescentes pobremente equipados y entrenados.

La fuerza argentina que esperaba en Tumbledown era otra raza enteramente. En su mayoría de 20 años, eran los hombres del 5to Batallón de la Marina, tropas altamente entrenadas y motivadas con experiencia en combate en la reciente guerra civil argentina. Estaban bien abastecidos, equipados para el clima frío y, en algunos casos, mejor equipados que los británicos. También habían sido entrenados en peleas nocturnas ya pesar de las garantías de los PARA británicos, no corrían. "Habían tenido años de agresión", escribió Lawrence. Estaban muy acostumbrados. Gente como yo, por otra parte, sólo semanas antes había estado haciendo el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham; No es exactamente la mayor experiencia para combatir una guerra en alguna isla olvidada por Dios en medio de la nada ".



Al prepararse para el ataque británico, los marines argentinos habían cavado un intrincado sistema de bunkers, se familiarizaron con el terreno y establecieron un plan para el apoyo coordinado contra incendios. En el respaldo se encontraban seis morteros de 81mm, seis morteros de 106mm, una batería de obús y dos grupos de artillería del ejército.

El plan de batalla británico era directo y dependía de las unidades de fusil de los guardias escoceses divididas en tres compañías. Primero en la lucha, la Compañía G fue a tomar el flanco occidental de la montaña. Hecho esto, Left Flank Company iba a pasar por el área capturada y tomar la cumbre. Right Flank Company debía avanzar a través de la zona de Left Flank y asegurar el flanco oriental de Tumbledown. Dos fragatas de la Marina Real -Yarmouth y Active- se encontraban en alta mar para proporcionar apoyo naval.

La operación fue planeada inicialmente como un asalto diurno, pero la subida era larga y escarpada, sobre y alrededor de escarpas traicioneras, y los soldados habrían hecho blancos fáciles. Las mentes más sabias prevalecieron, y el comandante del batallón, el teniente coronel Michael Scott, puso el asalto a Tumbledown para poco después del anochecer del día 13. Para entonces, las fuerzas británicas habían tomado el cercano Monte Harriet, Two Sisters Ridge y, a pesar del prolongado fuego de artillería argentina y de las grandes bajas, el Monte Longdon.



La primera fase del plan presentó una maniobra de diversion. En la oscuridad de reunión, una fuerza de unos 30 Guardias Escoceses de la Compañía de la Sede, apoyada por cuatro tanques ligeros de los Blues y Royals, se dirigió hacia el sur cerca del Monte Guillermo en un intento de llamar la atención del enemigo. Pronto tropezaron con trincheras argentinas y después de un intenso tiroteo en el que murieron dos guardias y cuatro resultaron heridos, se retiraron directamente a un campo de minas no detectado. Cuatro hombres más resultaron heridos al lanzar minas, que a su vez dieron a los argentinos un claro blanco de morteros y artillería. Afortunadamente para los británicos, las cáscaras casi todas aterrizaron en la turba suave, que absorbió las explosiones; De lo contrario, el resultado habría sido catastrófico. Su misión completada, la fuerza de diversión se retiró, en el proceso de la pérdida de uno de sus tanques a una trampa.

A media hora del compromiso, poco después de las 10 de la noche, G Company comenzó el asalto a Tumbledown. Para su gran sorpresa la compañía no encontró prácticamente ninguna resistencia y aseguró rápidamente su objetivo. Moviéndose hacia arriba, los hombres de Flanco de Izquierda, sin embargo, pronto se encontraron involucrados en peleas cuerpo a cuerpo con bayoneta fija. En la lucha más feroz de la batalla, siete guardias murieron mientras intentaban la cumbre. Los británicos dispararon cohetes antitanques en posiciones enemigas, pero los argentinos se detuvieron, lloviendo con morteros y ametralladoras contra los guardias. Fue, Lawrence escribió, "la batalla de fuera y fuera, la lucha más completa posible." Lanzándose en el centro de la lucha, el mayor John Kiszely, comandante del flanco izquierdo, disparó a dos soldados enemigos y bayoneted un tercero. Aunque repetidamente apuntado, él milagrosamente sufrió solamente una bala golpea su brújula. Kiszely fue posteriormente galardonado con la Cruz Militar por sus acciones esa noche.

Cuando un poste de una ametralladora estratégicamente colocado detuvo el flanco izquierdo, Cold Flank Company subió la montaña en apoyo. Era un camino áspero, por encima de una caliza que cedía bajo las botas de los soldados. A medida que subían, se encontraron con tiendas de campaña argentinas, desocupadas, que contenían cajas de muy sofisticadas pantallas nocturnas IWS (vista de arma individual), "el grado superior absoluto", recordó Lawrence, "más avanzado que los que teníamos nosotros mismos. Nos hizo preguntarnos ... qué había por delante.

Lo que quedaba inmediatamente por delante de Right Flank era un intenso fuego enemigo. Cuando los guardias intentaron un ataque de flanco contra la posición de la ametralladora argentina, el equipo enemigo de inmediato desplazó su atención del flanco izquierdo hacia ellos. El peligro venía de todas partes, como las rocas circundantes ricochetearon rondas en todas direcciones. En la cabeza de su pelotón Lawrence "trató de hacerme desaparecer en el suelo, boca abajo en la suciedad." En última instancia, lanzó una granada de fósforo directamente en la posición de ametralladora enemiga, deteniendo el fuego y la red de los británicos varios prisioneros. Esto dio a los guardias su primera mirada cercana a sus enemigos. Los marines argentinos, señaló Lawrence, "llevaban un uniforme de estilo americano: grandes parkas verdes con telarañas por encima".

A lo largo de la lucha, la montaña se bañó en una luz sobrenatural a medida que las bombas de iluminación de las bombas de los buques británicos cayeron lentamente sobre paracaídas, proyectando largas y misteriosas sombras sobre el escarpado paisaje. Añadiendo a la otra mundanalidad de la escena fue una sorpresa ventisca que envió nieve remolino alrededor de las siluetas figuras de lucha.

Mientras luchaban por recuperar su ímpetu y continuar el ascenso, los guardias escoceses encontraron fuego de francotirador de soldados argentinos ocultos en los peñascos más altos. Un guardia intentó escalar una roca que protegía a un francotirador enemigo y le dispararon. Frente a tales disparos, explosiones y trampas, los guardias luchaban hacia la cumbre, un hombre avanzaba mientras otro lo cubría. "Recuerdo haber pensado," escribió Lawrence, "que esto era como las películas."

Alrededor de las 2 de la madrugada, después de detenerse nuevamente para reagruparse, los guardias escoceses atacaron las posiciones de los Cinco Marines desde varias direcciones, superándolas una por una. Durante las tres horas siguientes, capturaron todos menos tres de los retazos enemigos.

La acción continuó durante la noche, y cuando el cielo empezó a aclararse, algunos de los guardias se habían quedado sin munición. Entre ellos estaba Lawrence. Al ver a un soldado enemigo en el suelo a su frente, él bayoneted el hombre, más tarde señalando: "Él giró salvajemente ... y mi bayoneta estalló." Usando la única arma que tenía, Lawrence recordó: "Lo apuñalé y lo apuñalé de nuevo Y de nuevo, en la boca, en la cara, en las entrañas, con una bayoneta a presión. Fue absolutamente horrible. Apuñalar a un hombre a muerte no es una manera limpia de matar a alguien. "

Lawrence entonces cogió el rifle del muerto, y usando su IWS para realzar su visión de la noche, tiró a un francotirador y tomó el arma de ese hombre también. Para entonces Lawrence estaba cerca de la cumbre, buscando desesperadamente una administración y un área de suministro enemigas. "Una vez que hubiéramos tomado eso, habríamos tomado toda la montaña."

Cuando Lawrence llegó a la cumbre, otros guardias de varios pelotones se cerraron detrás y alrededor de él. Mientras contemplaba las luces de Port Stanley, a unas cuatro millas de distancia, un rifle enemigo en cada mano, una ronda de 7.62 mm de alto alcance que golpeaba a la armadura, se estrelló contra su cabeza a 3.800 pies por segundo, destruyendo casi el 45 por ciento de su cerebro. Lawrence se encontraba en el frígido terreno durante horas antes de que un helicóptero llegara para evacuarlo y el otro herido. Al regresar a Inglaterra, sus primeras palabras al ver a su padre, un comandante retirado de la Fuerza Aérea Real, fueron: "Oh, papá ... no valió la pena".

Singularmente y en pequeños contingentes, el resto de los guardias escoceses se abrieron camino hasta la cumbre. A las ocho de la mañana, después de lo que un soldado británico denominó "horas de lucha pulgadas por pulgada por las rocas, usando granadas de fósforo y armas automáticas", Tumbledown estaba, en su mayor parte, en manos de los guardias. Los combates continuaron en el flanco oriental de la montaña, pero -bajo de municiones y refuerzos negados- el 5º Batallón de Marina de la Armada argentina fue finalmente obligado a rendirse. A las 9:45 a.m., unas 12 horas después de que sonó el primer disparo, el fuego cesó.

Mientras tanto, los propios rifles Gurkha del Duque de Edimburgo habían pasado por alto Tumbledown para capturar el Monte Guillermo al sur, mientras que los Guardias Gales se apoderaron de Sapper Hill y 2 PARA tomaron Wireless Ridge. El camino a la capital estaba abierto, la guerra prácticamente terminada. Sin embargo, el comandante de la Unidad de Comando de los Royal Marines elogió a los marineros argentinos derrotados: "[Ellos] marcharon con elegancia, sosteniendo sus colores de regimiento mientras caminaban por las calles de Port Stanley". Para su decepción, los argentinos empaparon sus estandartes con gasolina y los quemaron hasta convertirlos en cenizas mientras sus enemigos observaban.

Milagrosamente, Robert Lawrence sobrevivió pero con daño físico permanente que incluye parálisis parcial. Fue uno de los 43 soldados británicos heridos en Tumbledown; Nueve habían sido asesinados. Los marines argentinos habían sufrido al menos 30 muertos y 100 heridos. Sunday Times de Londres más tarde compartió con sus lectores que en Mount Tumbledown "los guardias escoceses se enfrentarían a la acción más dura de todos. Allí un batallón marino argentino bien entrenado fue excavado pesadamente en una serie de bunkers intrincados, cortados en la roca ... El poder de fuego de los infantes de marina era intenso e impresionante. "

Por su actuación en la batalla, los hombres del 2º Batallón, Guardias Escoceses, recibieron dos Medallas Distintas de Conducta (una póstuma), dos Medallas Militares, una Orden de Servicio Distinguido y dos Cruces Militares, una de las cuales fue a Lawrence. Dos miembros del 9 Escuadrón PARA, Ingenieros Reales, recibieron Medallas Militares, y un piloto de helicóptero que repetidamente arriesgó su vida para transportar a los heridos de la montaña durante el combate recibió la Distinguished Flying Cross.

Después de la batalla, el comandante James Riddell de los 2os guardias escoceses se paró cerca de la cresta rocosa de Tumble-down, acunando sus gaitas para jugar una marcha rápida que frecuentaba él había compuesto para conmemorar las acciones de su regimiento. Él lo llamó "Los riscos de Tumbledown Mountain", y se convertiría en un elemento básico en eventos con música de tubo. Su no era la única melodía escrita sobre la campaña de Malvinas. Pink Floyd, Dire Straits y Elvis Costello, entre otros, también pesaron, pero lejos de conmemorar la guerra, sus canciones eran una acusación de las acciones de Gran Bretaña.

Tampoco estaban solos en su desaprobación. Aunque el gobierno de Margaret Thatcher llevó una ola de sentimiento popular a otro mandato, muchos británicos continuaron cuestionando la necesidad de un conflicto armado que cobró la vida de 649 militares argentinos y 255 británicos, así como tres isleños de Malvinas y dejó miles Más heridos por una antigua posesión de valor cuestionable, a miles de kilómetros de distancia, que pocos de sus compatriotas habían sabido que existían. En cierto sentido, las cifras de víctimas son engañosas. Según la Asociación de Medallas del Atlántico Sur (SAMA, por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental que representa y apoya a los veteranos de las Malvinas, en un plazo de 20 años desde el final de los combates, se estima que 264 veteranos británicos -más que muertos en combate- se suicidaron, Resultado del trastorno de estrés postraumático. No se ha actualizado a estas cifras en los últimos 13 años, ni las evaluaciones del número de veteranos argentinos que se suicidaron sobre lo que el veterano de combate Robert Lawrence recuerda como una guerra "corta, sangrienta, húmeda y sucia" borde del mundo."


Ron Soodalter ha escrito para la Guerra Civil Americana, la Guerra Civil, el Oeste Salvaje y el Smithsonian. Para leer más, él recomienda Tumbledown: When the Fighting Is Over, de John Lawrence y Robert Lawrence; "Reevaluación del desempeño de la lucha de los soldados conscriptos durante la Guerra Malvinas / Malvinas (1982)," por Alejandro L. Corbacho; Y la batalla para las Malvinas, por Max Hastings y Simon Jenkins.

jueves, 18 de mayo de 2017

COAN: Ases de ataque aeronaval

Bedacarratz  y Mayora: Par de ases de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque




Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y Teniente de Fragata Armando Mayora pilotos navales de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque. Ambos volando los aviones Super Etendard 0752/3-A-202 y 0753/3-A-203 el 4 de Mayo de 1982 en el Conflicto de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur atacaron al destructor antiaéreo Tipo 42 HMS Sheffield D-80 con misiles Exocet AM39, los impactos causaron un incendio descontrolado, el navío fue abandonado y el 10 de Mayo de 1982 se hundió en el Atlántico Sur cuando era remolcado.

martes, 16 de mayo de 2017

Cine: Soldado argentino solo conocido por Dios

Soldado argentino solo conocido por dios: una herida aún abierta
Adolfo C. Martínez | LA NACION



sábado, 13 de mayo de 2017

Dellepiane y su osado vuelo de regreso a la base

La increíble aventura del piloto novato que estuvo a punto de estrellarse y siguió luchando
Con el tanque perforado, cero combustible, balazos en el fuselaje y el cañón trabado, bombardeó a dos fragatas y derribó un helicóptero. Infobae lo reunió con su salvador 35 años después
Por Alfredo Serra | Especial para Infobae

"Estamos en el límite de nuestras posibilidades (…) El 45 por ciento de los destructores y fragatas está a capacidad cero (…) Todos están cayéndose a pedazos (…) Los pilotos argentinos son muy valientes: aparecen a ras del agua. Jamás nos imaginamos eso". (Parte del almirante John Foster Woodward, Royal Navy, mayo de 1982)

* * * * *


Mayo 13, 1982, teatro de operaciones, Islas Malvinas.


Lo que sigue es una reproducción textual de las comunicaciones de ese momento. Los protagonistas de este testimonio volverán a encontrarse 35 años después de los hechos, convocados por Infobae.

"Mi indicador de combustible caía rápidamente y yo todavía estaba sobre la isla. Pensé: '¿me eyecto o me juego al cruce?'. Los otros pilotos en vuelo escuchaban mi situación y algunos querían hacerme sugerencias, pero…".

Jefe de escuadrilla: –¡Déjenlo al Piano que decida si se eyecta o intenta llegar a la Chancha!

Piano: sobrenombre del entonces alférez Guillermo Alberto Dellepiane, 24 años, soltero; La Chancha: avión Hércules C-130. Lleva una canasta de combustible para abastecer, en vuelo, en este caso, a aviones de combate.

"Mi liquidómetro indicaba apenas 900 libras". Unos 450 litros; un avión caza A-4B Skyhawk como el que volaba Dellepiane carga 5.100 litros. Sólo desde que se pone en marcha hasta que despega consume 250.

"Llamé a la Chancha, que ese día tenía la clave Piedra 1".

Piloto del Hércules: –No te hagas problema, pibe, que ya vamos a buscarte.

"Pensé: '¡sonaste, ésta no la contás!'… Me voy a morir de frío en el mar".

Dellepiane al Hércules: –¡Tengo sólo 300 libras!

Piloto del Hércules: –¡Tenés de sobra, quedate tranquilo!

Dellepiane: –¡Me alcanzan para diez minutos de vuelo!

Piloto del Hércules: –Te sobra, ya estamos llegando.

Dellepiane: –¡Coco, no me abandonés! (Coco: sobrenombre del piloto del Hércules).

"Me quedaban 100 libras (50 litros) cuando los vi. Con el liquidómetro en cero reduje todo motor y me lancé en picada. Estaba allí, la Chancha era mía. ¡Un segundo después incrusté la lanza!"

Piloto del Hércules: –¡¡¡Y no hay quien pueda!!! (Viejo grito de guerra de los pilotos de combate argentinos).

"Mi liquidómetro empezó a subir… Había nacido de nuevo".



Un día antes, mayo 12, el alférez Dellepiane había salido a su primera misión. Nunca, durante su instrucción, se había abastecido en vuelo: una de las maniobras más críticas.

Voló a 15 metros sobre el mar. Tres de sus compañeros fueron abatidos y el cuarto volvió a la base. Lanzó una bomba de 250 kilos sobre una de dos fragatas misilísticas: la Brillant y la Glasgow. No supo sobre cuál. La Brillant quedó muy averiada, y la Glasgow, inútil.

Su segunda y última misión (mayo 13) empezó poco después de recibir un parte: "En las islas se lucha cuerpo a cuerpo".

Dellepiane hizo cuanta maniobra pudo para eludir los proyectiles, pero dos le pegaron en el fuselaje.

Luego, sobre el monte Kent, se enfrentó con un helicóptero Sea King.

"Le disparé, pero sólo salieron dos balas, porque se me trabó el cañón. Una le pegó en la pala, y el piloto tuvo que aterrizar en emergencia".

Apareció otro helicóptero, pero Dellepiane no pudo atacarlo: "El cañón seguía trabado y me estaba quedando sin combustible, porque una bala perforó el tanque".

Pero… ¿de quién fue la mano mágica que lo salvó, más allá de su decisión extrema y su coraje a toda prueba?

Volvamos a ese 13 de junio…

Cerro Dos Hermanas, isla Soledad.

El almirante Jeremy Moore, máximo jefe británico en Malvinas, planea con su estado mayor el asalto final a Puerto Argentino. La victoria estaba cerca…

Ese mismo día y a la misma hora, en la base aérea San Julián, hombres y máquinas ya tienen sellada su misión: dos escuadrillas de cuatro aviones cada una volarán buscando un blanco que le doliera mucho al enemigo. Aunque fuera el canto del cisne.



¿Qué blanco?

El cuartel del alto mando. En las mismas barbas de Jeremy Moore.

¿La razón?

Pegarle en el corazón y tal vez cambiar el curso de la guerra.

El mismo día y lejos de los atacantes y el objetivo, el vicecomodoro Luis Litrenta Carracedo y sus hombres alistan uno de los dos aviones Hércules KC 130 (las chanchas) para reabastecer el pleno vuelo a los supersónicos aviones de combate.

Dellepiane y sus compañeros fueron la escuadrilla "Nene".

La otra escudrilla: "Chispa".

Turbinas en marcha. Chequeo previo al despegue. Pero el diablo mete la cola: colapsan las mangueras hidráulicas de Dellepiane.

–¿Qué hizo? –le pregunta Infobae.

–El mecánico me dijo que no podía salir. Pero a doscientos metros había un avión de reserva. Corrí, y lo puse en marcha.

A esa hora, Litrenta y su chancha ya volaba en el punto de reabastecimiento.

–¿Se reabasteció, Dellepiane?

–Sí, como todos. Iba en la segunda escuadrilla. ¡El tiempo era muy malo! Casi no veía la escuadrilla delantera…

Mal tiempo y mala noticia: a menos de cinco minutos del cuartel de Moore… el radar de Puerto Argentino alerta: –¡Tienen diez Sea Harriers listos para devorarlos!

–¿Qué hicieron?

–¡Seguimos! El Trucha Varela, el de mayor jerarquía de los ocho, decidió cumplir la misión.

–¿Los Sea Harriers les llevaban ventaja?

–Eran muy poderosas, y treinta años más modernas que nuestros A 4 en cualquiera de sus versiones. Tenían misiles, radar, y prácticamente se frenaban en vuelo. Casi como un helicóptero…

–Y los Hércules, las chanchas, tan pesados, ¿cómo se defendían?

Litrenta se ríe.



–¡Teníamos la virgencita y el rosario! Lo único que podíamos hacer era volar lo más bajo posible mientras no reabastecíamos, y lo más lejos posible de la flota.

–¿Siempre fuera de la zona de exclusión?

–No. El primero de mayo lo hicimos sobre Malvinas. Es cuestión de segundos.

Al filo de las dos de la tarde, ambas escuadrillas se lanzaron sobre el vivac de la Royal Task Force. Según un parte inglés, Moore no murió en el ataque porque escapó de su carpa un instante antes de que la destruyera un obús".

–¿Cómo fue, Dellepiane?

–Les tiramos con todo, y nos respondieron con todo.

–¿Qué había en el vivac?

–No faltaba nada. Carpas, tanques, aviones. ¡Era enorme!

–¿Cuánto duró el ataque?

–Segundos…  Pero pude ver que mi jefe estaba por pegarle un misil, le pegué un grito, ¡y me hizo caso! Maniobró, y salvó su vida.

–¿Después?

–Casi en el mismo momento le tiré a un helicóptero… ¡y le dí! Más tarde supe que no maté al piloto…

–¿Qué sintió?

–Alivio. En el aire éramos enemigos. Luego, ya no…

–¿Lo respetaban del mismo modo?

–Mis pares ingleses, sí. Me tocó ser agregado militar en Londres, y pude comprobarlo.

–Volvamos al aire… ¿Después del ataque pudo escapar a tiempo?

–A medias… El combustible se consumía más rápido de lo previsto.



Todos sus compañeros le dan consejos por radio, pero el Trucha Varela irrumpe en el éter y sentencia: –Dejen al Piano que decida sólo. Él sabrá qué hacer.

Lejos, pero no tanto, Litrenta recibe el llamado de ayuda y pide instrucciones. La respuesta no es tajante ni mucho menos: –Vea qué puede hacer…

Pero Litrenta lo salva por primera vez.

Y hoy explica: –¿Por qué lo ayudé, a pesar de que todo indicaba que el novato estaba condenado? Lo comprendí mucho después, al leer un libro sobre la inteligencia emocional.

Después de acoplarse al Hércules, Dellepiane dice: –Gracias, señor. Me desacoplo y sigo a base.

–No, no lo haga. Usted está perdiendo combustible. Quédese enganchado hasta llegar.

En menos de cinco minutos, lo salva por segunda vez.

Vuelan, llegan a la base, se desacoplan.

El avión de Dellepiane es una catarata de combustible.

Pero la pista ya se ve.

Sobra paño para aterrizar.

Toca tierra a gran velocidad.

Con miedo, los operadores ordenan:

–¡Clave los frenos, alférez!

Pero Litrenta vuelve a intervenir. Ahora, a gritos:

–¡No frenes, pibe! ¡Cortá motores!

Orden sabia.

La pista estaba inundada de combustible, y una frenada brusca que recalentara los frenos podía ser letal.

Litrera lo salva por tercera vez.

Los años los igualaron en jerarquía. Hoy, los dos son brigadieres retirados.

Se tutean. Se abrazan. Bromean. Se emocionan.

–Litrenta: ¿porque fue usted al rescate, y no el piloto del otro Hércules?

–Eso no voy a contestarlo.

Y Dellepiane dice: –Gracias a Dios que vino él.

Si hay un secreto, los acompañará hasta el final.

Retrato de un héroe

En el 2009, quien esto escribe entrevistó a Dellepiane. Que así contó su vida:

"Mi padre, Jorge Oscar, fue piloto de combate. Fue mi inspiración. Voló los viejos Gloster Meteor, los Sabre. Mamé ese mundo. No todos los hijos de los pilotos siguen ese camino. Se enamoran… o no quieren saber nada. ¿Mi bautismo de vuelo? A los siete, ocho años, en El Plumerillo, Mendoza, donde estaba destinado mi padre. Me llevó en un Morane Saulnier, un avión de combate, como pasajero. ¿Qué es volar? La plenitud total. Las cosas mundanas se cortan de raíz. Es estar entre Dios y la Tierra. ¿Por qué son tan buenos los pilotos argentinos? Muy buena instrucción, buen entrenamiento, y la chispa argentina. Que, a veces bien, a veces mal, siempre va un poquito más allá. ¿Si en Malvinas pensé en la muerte? Nunca. Nadie piensa en la muerte. La mente está ocupada en saber a quién nos enfrentamos, qué tienen y cómo debemos actuar. Es como ser actor y espectador de una película, al mismo tiempo. ¿Una anécdota inolvidable? Ricky, un capitán médico de la Royal Navy, me puso en contacto telefónico con el piloto del helicóptero que derribé, y le dije: 'Qué suerte que no te maté'".

Después se sentó en la cabina de un A-4B Skyhawk idéntico al que voló en sus dos misiones. Llevaba el mismo casco y la misma campera de entonces. El cielo estaba limpio y azul. Un día perfecto para volar. No despegó, pero se reencontró con su destino.

jueves, 11 de mayo de 2017

Más vuelos británicos a Brasil: Cientos de miles de dólares se ahorra la Corona

El Ministerio de Defensa detectó otros dos vuelos militares desde Malvinas hacia Brasil
Un avión Hércules de la Royal Air Force británica viajó el 7 y el 12 de abril pasados; ya son cuatro las excursiones registradas en 2017

Por Martín Dinatale - Infobae



El Ministerio de Defensa detectó en abril pasado dos vuelos más del avión Hércules de la Royal Air Force británica desde las islas Malvinas hacia Brasil; de esta forma, ya son cuatro los viajes que efectuados en lo que va de este año, a pesar de que hay un acuerdo de la Argentina en la región para impedir el acceso de flotas provenientes de Malvinas.

Según confirmaron a Infobae fuentes calificadas del Ministerio de Defensa, la Fuerza Aérea detectó un vuelo de la Royal Air Force británica el 7 de abril y otro el 12. Ambos se dirigieron desde la base de Mount Pleasant hacia el aeropuerto brasileño de San Pablo.

El primer vuelo salió de Malvinas a las 14:50 y arribó a San Pablo a las 17:10, mientras que el viaje de regreso lo hizo el 10 de abril a las 15.


www.zh.clicrbs.com.br – Fernando Gomes

La segunda excursión partió de Malvinas el 12 de abril a las 22:44 y llegó a Brasil a las 0:47 del día 13. El regreso se hizo esa misma jornada a las 19:47; el arribo a Malvinas fue el 14 a las 00:27.

El Ministerio de Defensa informó a Cancillería de estos nuevos movimientos militares, para que nuevamente pidan explicaciones a Brasil. Hasta ahora, las fuentes diplomáticas de Itamaraty no pudieron confirmar a Infobae si existió una comunicación con las autoridades argentinas por este tema. No obstante, desde Brasil reiteraron que este tipo de viajes, al igual que los vuelos que ya se habían realizado, son estrictamente de "carácter humanitario".

Fuentes del gobierno advirtieron, sin embargo, que la calificación de vuelos "humanitarios" está en duda a esta altura. Es que la base militar británica de la isla Ascención se encuentra desactivada desde febrero pasado, por lo que los militares apostados en Malvinas necesitan tener un abastecimiento desde Brasil u otro punto cercano en la región para reequipamiento o cambio de personal, explicaron.

En la Argentina hay mucho malestar por el incremento de estos vuelos de aviones militares de Malvinas a Brasil y el mes pasado la Cancillería elevó un pedido de explicaciones formal al gobierno de Michele Temer. Se supone que existe un acuerdo sellado entre todos los países del Mercosur y de la región para solidarizarse con el reclamo de soberanía de la Argentina, por lo que se impide el aterrizaje de aviones o la llegada de buques de Malvinas al Continente.

A pesar de ese acuerdo, según informó la canciller Susana Malcorra, en 2016 se detectaron al menos seis vuelos desde las islas Malvinas a Brasil, mientras que en 2015, bajo la administración de Cristina Kirchner, hubo 12 vuelos con esa ruta. Ante las quejas diplomáticas que elevó la Argentina, se anunció que Brasil abrió una investigación entre varios órganos militares sobre los vuelos realizados por aviones de la Real Fuerza Aérea de Gran Bretaña entre aeropuertos de Brasil y las Islas Malvinas. Hasta ahora no se sabe nada de ello.

Por otra parte, fuentes confiables de la Cancillería aseguraron a Infobae que las negociaciones con Gran Bretaña por el restablecimiento de los vuelos de Malvinas al Continente están "totalmente frenadas". Explican que en un año electoral resultará muy difícil instalar este tema, ya que en el Congreso genera mucho malestar la posibilidad de dar mayores facilidades a los isleños.

Por otra parte, el clima beligerante entre las Malvinas y la Argentina creció sustancialmente en los últimos meses, cuando los isleños empezaron a evaluar seriamente la idea de instrumentar un sistema de visado para los argentinos que visiten las Malvinas.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Oro y chocolate en el recuerdo de Malvinas

Malvinas y el recuerdo de una guerra de oro y chocolate
Verónica Dema
LA NACION

Cuando empezó la guerra de Malvinas tenía cinco años. No recuerdo mucho de mi infancia tan temprana, pero eso sí. Teníamos un vecino del barrio, El Polaco, que estaba en el servicio militar y le tocó ir a un lugar lejos, donde hacía frío. "Vamos a llevar chocolates para los soldados", me parece recordar la voz de mamá que siempre era la que organizaba y decidía en casa. En nuestra infancia los chocolates no se veían casi nunca, salvo cuando mi nonno Giovanni nos traía alguna Tita o Rhodesia del boliche al que iba los domingos, cuando venían con mi abuela al pueblo. Así que pensaba que esos soldados eran unos privilegiados que recibían muchos chocolates.

Hace unos meses, cuando mi papá ya había enfermado de cáncer y mi familia de tíos y primos visitaba la casa familiar con más frecuencia, mi madrina recordó una anécdota que empezó con un chiste. Como ahora tiene más de 60, su cuerpo es el de una señora con algunos kilos de más, según ella misma cree. Y hablando de su peso se acordó de cuando a los 15 años fue elegida reina del mini short. Mi papá también se acordaba y asentía desde el sillón. Ya estaba muy débil pero recordaba y sonreía. "La medalla que me dieron, de oro, fue lo único que gané en la vida", dijo. Y ya casi despidiéndose de la casa, apurada por llegar a cocinar, soltó: "Y la doné para los soldados de Malvinas". Se fue negando con la cabeza.

Me quedé con esa anécdota de pocas líneas, que amplié otra tarde en que ambas visitábamos a mi padre. Le pedí salir al jardín y en un banco como de plaza empezó a responder a mis preguntas. Mi madrina fue joven otra vez. "Yo fui reina del mini short", empieza, y se sonríe, quizá se sonroja. "En esa época, se usaba mucho lo de las reinas: estaba la del oro blanco, del maní, de Los Molles... Se hacían en el Club Unión, al otro lado (de las vías). Me acuerdo de que ese mismo día había un baile de 15 en la Sociedad Italiana. Yo quería ir ahí, no al otro lado, porque era más fino todo en el salón de la Sociedad Italiana. Pero me pidieron por favor que fuera, se ve que ya sabían del premio. Y entonces fui". Se acuerda hasta de lo que llevaba puesto: "En esa época se estilaba usar zapatos con plataforma, los míos de esa noche eran blancos. Tenía un pantalón negro, un saco largo tejido por mi hermana. Toda la ropa la hacíamos nosotras", aclara. Y recuerda la felicidad de las cuatro hermanas y de la madre, que siempre iba a acompañarlas a los bailes.


Una postal de Malvinas

Diez años después estallaba la tormenta de Malvinas. Las noticias que llegaban a la pampa gringa en el sur de Córdoba hablaban de que íbamos ganando y de que se necesitaban donaciones. "Me acuerdo que fuimos a la Municipalidad, que había abierto un domingo para hacer donaciones. Yo llevé la medalla, era grande, de oro". Ella no se detenía en la sutileza de identificar oro puro, bañado o enchapado. "Por ahí debe andar el papelito que nos daban como comprobante de lo que donábamos", dice.

Continúa su relato: "Nosotros éramos pobres, pero como pedían yo dije: 'Algo tengo que dar'. No tenía otra cosa de oro. 'Le doy la medalla esa', le dije al tío. Me la había ganado yo, era lo más valioso que tenía". Ella recuerda y sigue, como si yo ya no estuviera. Se pierde en el verde del cuidado jardín de mi madre. "Me acuerdo que pedían oro, oro pedían. ¿Para qué sería? Uno no se preguntaba. De eso no creo que haya llegado nada. Pero no, lo que uno da, da. No me arrepiento. No es para estar diciendo después. Si uno da, da".

Como cada 2 de abril, en las librerías aparecieron en vidriera varios libros que abordan la guerra de Malvinas. Me llamó la atención la última novela de Sergio Olguín, 1982. Al entrevistarlo, el autor me contó que para escribir el libro hizo memoria de sus propios recuerdos en tiempos de Malvinas, cuando tenía 15 años. Uno de esos recuerdos mencionaba las donaciones para los soldados. Cuando en un momento en la novela dos mujeres discuten sobre la conveniencia de donar o no un collar de perlas, todo este mundo de recuerdos -mis cinco años, mi madrina, mi padre, El Polaco- se acomodaron en este texto.

martes, 9 de mayo de 2017

Brexit permitirá negociar con otros países europeos

Malvinas: el Brexit abre la oportunidad para negociar con países de la UE
Así lo creen en el Gobierno; "esto le da libertad de manejo al resto de los países de la Unión Europea", dijo la canciller Malcorra; se negocian más vuelos y ya avanzaron con la identificación de los soldados
La Nación




Una oportunidad. Eso es lo que representa para la Argentina la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) según el Gobierno. Por primera vez en 44 años, el país tendrá la posibilidad de sentarse a negociar y presentar el reclamo de soberanía de las islas Malvinas a países europeos con los que hasta el momento, por los compromisos que los ataban con Gran Bretaña, no podía avanzar.

Aunque se trata de algo aún en evaluación y que demorará por lo menos dos años -el tiempo que le insumirá a la Unión Europea completar el Brexit-, en la Casa Rosada consideran que el espacio que se abrió es propicio para sumar apoyos que favorezcan la posición de la Argentina ante organismos internacionales. Es que el Brexit, el programado divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea, provocó un nuevo escenario de oportunidades para negociar con países que hasta ahora nunca aceptaron hacerlo.

La ministra de Relaciones Exteriores también aseguró que no se trata de una tarea sencilla. "Hay una madeja de acuerdos entre los países", sostuvo.

Un ejemplo de esto fue lo que sucedió en la última gira que realizó el presidente Mauricio Macri por Holanda, la última semana. En una reunión que mantuvo con referentes del Parlamento holandés, el jefe del Estado recibió de miembros del Senado de Holanda la propuesta de "ayudar en lo que se pueda" para acercar posiciones con el Reino Unido, con relación al reclamo de soberanía de las islas Malvinas.

En el Gobierno ese gesto despertó expectativas positivas. "Nuestra intención siempre es dialogar, así que cualquier cosa que apunte a favorecer el diálogo social es bienvenida de nuestra parte", dijo la canciller hace unos días.

La ruptura de Gran Bretaña con la UE también servirá para torcer otro capítulo que dejó a la Argentina en desventaja. En 2005, en un anexo de la Constitución europea, se estableció que las islas Malvinas formaban parte de los "países y territorios de ultramar" de la Unión Europea. En ese momento, el entonces canciller Rafael Bielsa expresó el "profundo rechazo" que causó esa inclusión.

Identificación de héroes

Pero en la estrategia del gobierno nacional hay otros pasos que se llevarán adelante este año. En palabras de Malcorra, una "hoja de ruta en capítulos", entre los que se destacan sumar nuevos vuelos a Malvinas y la identificación de los restos de los soldados argentinos no identificados enterrados en el cementerio de Darwin, en las islas Malvinas, tras la guerra de 1982. Se trata de una tarea que lidera el Comité Internacional de la Cruz Roja, de acuerdo a lo establecido en Londres, en diciembre pasado, entre la Argentina, el Reino Unido y la Cruz Roja.

Con esta acción, el Gobierno busca saldar una deuda histórica para con los familiares de los héroes caídos que yacen en el cementerio de Darwin bajo la leyenda "Soldado argentino sólo conocido por Dios".

"Es fundamental terminar el proceso de identificación de los soldados y, así, poder establecer su identidad. Lo de los vuelos lo estamos viendo, es algo que se puede retomar", manifestó Malcorra.

La administración de Macri ratificó que la lucha por la soberanía de las islas es una política de Estado y que la forma para recuperar las Malvinas es la vía diplomática. El Presidente, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, hace un mes, explicó que el profundo cambio en materia exterior que llevó adelante durante su primer año de gestión es el camino "para avanzar" en los intereses nacionales, incluyendo el "legítimo reclamo por las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur".

Según dijo el Presidente, "el diálogo fortalece" la posición de la Argentina y "nos permite acercarnos para encontrar una solución definitiva a este prolongado diferendo".

Al igual que el jefe del Estado, después de que se conociera que Gran Bretaña había comprado equipamiento militar para reforzar la seguridad de las islas, Malcorra agregó: "Nuestro compromiso es resolver el tema de Malvinas de forma pacífica, utilizando todos los mecanismos y medios disponibles. Una militarización de las islas nos parece como mínimo inconducente. Preferimos, y así lo hemos manifestado, que la cosa no avance".

Además, el vínculo que se está construyendo entre la Argentina y Gran Bretaña, con especial énfasis en el reclamo por la soberanía de Malvinas, también busca expandirse a cuestiones ligadas al desarrollo tecnológico y cultural, dado el enorme interés del sector privado y de fondos de inversión por nuestro país.

domingo, 7 de mayo de 2017

ARA Gral. Belgrano: Conducta militar intachable de oficiales de mar

Hundimiento del crucero General Belgrano: la increíble historia de coraje detrás de una dramática foto que dio la vuelta al mundo
Hace 35 años, dos torpedos del submarino inglés HMS Conqueror hirieron de muerte al gigante blanco. Y se llevaron 323 vidas. Esta es la heroica historia de los dos últimos tripulantes que abandonaron el barco, minutos antes de que se hunda para siempre en un mar furioso
Por Gaby Cociffi |  Infobae
Directora Editorial de Infobae | gcociffi@infobae.com



2 de mayo de 1982. Hora 16.40. Dos hombres quedan en el crucero que se hunde irremediablemente. Son el capitán Héctor Bonzo y el suboficial Ramón Barrionuevo

Dos hombres en la proa del barco que se hunde. Se toman de la baranda sacudidos por un mar embravecido. Son los últimos que quedan en el gigante blanco herido de muerte.

-¿Dejo o no dejo el buque?, duda el capitán Héctor Bonzo.

Una voz lo sorprende a sus espaldas, creía que estaba solo en la nave. No alcanza a reconocer a esa figura fantasmagórica en medio de la bruma. El hombre le grita:


-¡Si no salta, yo tampoco salto! ¡Me quedo con usted, capitán!

Son las 16.35 del 2 de mayo de 1982. Treinta y cuatro minutos antes, desde las profundidades del mar austral, el operador del submarino británico HMS Conqueror había lanzado la pregunta que sellaría el destino del Crucero General Belgrano.

-¿Debemos hundirlo?

La respuesta recorre en segundos los 12.489 kilómetros que separan el Reino Unido de las Islas Malvinas. El capitán Richard Hask, de la Task Force, es quien transmite la orden implacable de Margaret Thatcher, la primer ministro británica.

-Disparen a hundir.

A las 16.01 el primer torpedo MK8 atraviesa la proa del barco, que navega a 30 millas de la zona de exclusión. Perfora las cuatro cubiertas en forma vertical. El agua penetra todos los compartimentos. Solo segundos después, el segundo torpedo se incrusta en la popa.

El crucero se inclina a babor, el fuego surge de sus entrañas. Hay gritos. Y después un silencio abrumador que lastima. Desde el puente, y con un megáfono, el capitán Bonzo -23 minutos después del primer impacto- da la orden: "¡Abandonen el barco!". Setecientos setenta hombres alcanzan las balsas. Trescientos veintitrés encuentran su destino final en el océano.


A las 16.01 el submarino británico HMS Conqueror disparó el primero de los dos misiles MK8 que dieron en la popa y proa del barco. La increíble imagen fue tomada por el  teniente de fragata Martín Sgut desde una de las balsas

"¿¡Cómo no se arrojó todavía a las balsas!? ¿¡Qué hace usted aquí si ya no queda nadie!?", increpa Bonzo a la figura irreconocible, tapada de pies a cabeza con un impermeable y un pasamontañas gris, que se niega a abandonar el crucero. El hombre que grita "¡No hay tiempo, mi capitán!¡Debe abandonar la nave!" está decidido a impedir que el comandante cumpla con la ley marinera de hundirse con su barco.

"Ahí, de cara al mar, para mí era más difícil vivir que morir", confesaría años más tarde el comandante del Belgrano.

"Lo vi al capitán con esa actitud de irse a pique con el crucero, y no lo iba a permitir", explica con calma desde su Catamarca natal, a 35 años de la tragedia, el suboficial Ramón Barrionuevo (70), como si no tuviera conciencia de su acto de heroísmo. "Yo soy esa figura que se ve en la foto, ahí en la cubierta. Le estaba inflando el chaleco salvavidas al capitán", aclara con humildad.

-¿Y si el capitán no saltaba, usted estaba dispuesto a hundirse con el barco?

-No lo sé. Íbamos a tener una larga discusión. Yo no iba a dejar a mi comandante solo en el Belgrano. Porque lo que allí estábamos viviendo era el peor de los infiernos.


Gastada y borrosa por los años, esta es la única foto que el suboficial Ramón Barrionuevo tiene junto al capitán Héctor Bonzo

Con emoción, Ramón Barrionuevo -nacido en Piedra Blanca el 17 de febrero de 1947, hijo de Gerardo, albañil, y Antonia Sánchez, costurera- rememora el instante en que vio cómo el océano se tragaba al gigante de 185,5 metros de eslora. Nombra uno por uno a sus compañeros muertos. Recuerda al capitán Bonzo, fallecido en 2009. Y pide disculpas cuando las lágrimas surgen incontrolables.
Escuchémoslo.

"A mí me tocaba hacer guardia de 4 am a 8 am y de 16 a 20. La hacía en el cuarto de control de artillería en la cubierta 03, la parte más alta del barco, justo adelante del comando. El 2 de mayo salí de mi camarote a las cuatro menos cuarto para tener tiempo de recibir la información de mi compañero Juan Carlos Córdoba, y tomar el puesto a las 16 en punto. Juan me pasó los datos de los cañones cargados, de la gente que estaba lista, y de la posición del barco. Lo saludé como cualquier día. Y él se fue para nuestro camarote en la popa a descansar. Ahí pegó el segundo torpedo. No lo vi más".

"A las 16.01 llegó el primer torpedo. El ruido fue tremendo. El crucero se sacudió. Yo estaba sentado en una banqueta y me caí. Era como si el barco se hubiese hundido debajo de mis pies. Yo ya tenía 35 años y 14 de servicio, era experto en armamentos, supe que nos estaban torpedeando".

"Un vigía que estaba con prismáticos vio la estela en el agua y alcanzó a gritar: '¡Torpedo!'. Abrí la puerta del cuarto de control y llegó el segundo impacto en la popa. Pero ése no lo sentí, quizás fue por los nervios o porque el humo del primero ya cubría la cubierta".

"Escuché los gritos de la gente que se estaba quemando. Bajé las escaleras desde la tercer cubierta, y fui llevando conmigo a todos los tripulantes que encontraba en el camino. Veía el miedo de los más jóvenes, intentaba mantener el orden. Era un infierno".


De los 1093 tripulantes, 770 llegaron a las balsas, 323 murieron en el mar

"La gente saltaba directo a las balsas porque el barco había comenzado a escorarse, a ladearse cada vez más. El viento era muy fuerte y las balsas golpeaban contra el costado del buque. Algunas eran arrastradas por la corriente hacia la proa, donde las chapas abiertas como filos las partían al medio. Vi como la cadena del ancla arrastró al fondo del océano una balsa con todos los tripulantes. Nadie pudo salvarse".

"En la cubierta vi al comandante Bonzo con un cuchillo de cocina que estaba tratando de cortar una soga para soltar una balsa. Si se soltaba, podía arrastrarlo. No iba a tener fuerzas para soportar el peso. Le pregunté: '¿Qué hace comandante?'. El conocía el peligro, pero quería poner la mayor cantidad de balsas en el mar".

"Bonzo me ordenó que abandonara el barco. Y fue ahí cuando me negué. Entonces, me miró y me dijo: 'Ayúdeme a ver si hay alguien más, si quedó algún herido'. La cubierta del barco casi rozaba el mar, entraban toneladas de agua…".

"No quisiera volver a ver nunca en mi vida lo que vi aquella tarde en el Belgrano. Había un marino con el cuerpo totalmente quemado, la corbata y los puños de la camisa estaban pegados a la piel, chamuscados. La piel escamosa, en carne viva. Nos pidió que lo tiráramos al agua. Si caía al mar, con el cuerpo quemado, no hubiese podido sobrevivir. Lo bajamos con mucho cuidado con una soga que habíamos hecho con las sábanas que iban dejando tiradas en la cubierta aquellos marinos que estaban en su hora de descanso cuando comenzó la tragedia".


A las 16.50,  el crucero está inclinado a 60 grados. El Belgrano tardó menos de una hora en hundirse. No tenía sonares para detectar submarinos, por eso navegaba en compañía de los destructores Bouchard y Piedrabuena que si contaban con el equipamiento

"De pronto un chico llegó gritando: 'Ayúdenme, ayúdenme'. Se tapaba la cara con las manos. Le separamos las manos y la piel se despegó y quedó adherida a las palmas. Empezó a sangrar mucho. Le di un pañuelo para que se secara la sangre. Lo bajamos a una balsa. Y no lo vi más. Meses después, en julio de 1982, fui hasta el hospital de Azul, en la provincia de Buenos Aires. Y sentí que alguien me llamaba. '¡Suboficial Barrionuevo! Tengo algo suyo para devolverle'. No lo reconocí hasta que me trajo el pañuelo. ¡No sabés la emoción que sentí! ¡Estaba vivo!".

"Con el capitán Bonzo recorrimos la cubierta hasta estar seguros de que no quedaba nadie. Eran las 16.38 y el barco estaba muy escorado. La gente desde las balsas nos gritaba que saltáramos al agua, que el crucero se hundía".

"Fuimos hasta la proa. Y ahí noté la duda del capitán. 'Si usted no salta yo también me quedo', le dije. Me miró. El Belgrano se inclinaba cada vez más. Me ordenó: 'Salte y yo lo sigo'".

"Antes de tirarnos, le inflé el chaleco salvavidas. Nos atamos las sábanas como cinturón para poder deslizarnos. Nos sacamos los zapatos para nadar mejor, y guardamos las medias en los pantalones. Me tiré por la parte más alta del barco, que en ese momento estaba a unos 4 metros del mar, porque el viento impedía bajar por el lado donde la cubierta casi rozaba con el agua".


“El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua”, recuerda Barrionuevo

"Salté al agua y no sentí frío, era una situacion tan grande la que estábamos viviendo que había bloqueado mis sentimientos. Empecé a nadar para alejarme del crucero, porque si se hundía me iba a arrastrar. A Bonzo no lo vi más, lo perdí en el océano".

"Las olas eran gigantescas. Veía a las balsas subir y bajar, sacudidas como cáscaras de nueces. De pronto, una vino hacia mí a toda velocidad empujada por el viento. Nadé y me agarré como pude. El golpe me sacó un dedo de lugar: fue la primera vez que sentí dolor. Cuando pude subir a la balsa, empecé a temblar de frío. Era como si mil agujas se clavaran en mi cuerpo. Me estaba congelando".

"Me asomé y vi al crucero hundirse. Era tristísimo ver cómo semejante mole era tragada por el mar. El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua. Lo último que vi fue el guardabote, el palo de 6 metros que salió a la superficie y quedó flotando en el océano. La gente gritó: '¡Viva el crucero, viva el Belgrano, viva la Patria!'. No sé de dónde sacamos las fuerzas".


El rescate de las balsas. Estuvieron más de 48 horas a la deriva en un mar furioso con vientos de 120 kilómetros por hora

"Las balsas estaban atadas unas con otras, para que formaran una gran mancha en el mar y los aviones de rescate las pudieran encontrar. Pero las olas eran tan altas que tuvimos que cortar las sogas, porque las balsas parecían rajarse. Y quedamos solos, a la deriva".

"Las balsas eran para 20 personas, en alguna habían subido más y en otras menos. Estaban bien equipadas: sachet de agua, raciones de comida (barritas muy calóricas para tener una ración por día), cigarrillos, una pequeña Biblia, elementos de botiquín para curaciones, Pancután, calmantes, equipo de señalamiento y de S.O.S".

"En mi balsa éramos 20. Había gente con las manos quemadas, con las rodillas quebradas y otro que tres días antes había sido operado de apéndice y no podía más del dolor. Yo trataba de darles ánimo y de calmarlos. Con un teniente empezamos a leer párrafos de la Biblia. La palabra de Dios les traía paz en medio de la tormenta".


1999: en un homenaje que le realizaron en Piedra Blanca, su pueblo natal en Catamarca

"Estuvimos más de 48 horas a la deriva. Yo pensé que no nos iban a encontrar nunca. Sabía que la unión de los dos océanos tira hacia el sureste y que en algún momento si el mar nos arrastraba íbamos a morir. Miré a mis compañeros y pensé: 'Somos todos finados', pero no se lo dije a nadie. Recordé a mis cuatro hijos pequeños. Le pedí a Dios que los cuidara. Y me encomendé a la Virgen del Valle: 'Madre mía, solo te pido no sufrir'".

"Cuando estás a la deriva tenés que comer y beber lo menos posible, cuando ya no das más, porque no sabés cuánto tiempo vas a estar así. Y nosotros ni siquiera sabíamos si nos estaban buscando. Cuando nos rescataron sólo habíamos comido 20 raciones y habíamos bebido un sachet de agua".

"Durante el día les daba charla, les hablaba de sus novias, de su familia, de sus viejos. Hasta los hacía reír. Tenía que mantenerlos despiertos, con el espíritu alerta. Uno de los chicos entró en crisis nerviosa. Y le tuve que decir: 'Si no te calmás, te tiramos al agua, porque el pánico es contagioso y si seguís así todos somos hombres muertos'".



2017: durante un acto realizado en el departamento de Valle Viejo, junto a sus compañeros veteranos de guerra (en el centro de la foto, con anteojos y medallas)

"Cuando estás en la balsa no dormís… La oscuridad del mar es la más absoluta y tremenda que existe, es la nada. Cuando amanecía seguíamos con la incertidumbre: 'Somos una sola balsa en el mar… no la puede ver nadie… y el enemigo anda por ahí'".

"De pronto, cuando ya no esperábamos nada, el 4 de mayo escuchamos el ruido del motor de un avión ¡Era un A4-Q de la Armada! No sabíamos si nos había visto… Pasó un rato -que fue eterno- hasta que empezamos a ver, en medio de las tormenta, las luces de un barco que apuntaban al cielo y luego al mar, sacudidas por el tremendo oleaje. '¡Nos están buscando!', gritamos. Y el ánimo cambió".

"Nos olvidamos del frío, de la sed, del hambre y empezamos a organizarnos para el rescate. En medio del mar más furioso que yo recuerde, apareció el Gurruchaga".

"Nos rescataron. El barco estaba repleto porque ya habían rescatado otras balsas del Belgrano. Nos sacaron la ropa helada y dura por la sal y nos dieron un caldo caliente. Éramos tantos que se habían quedado sin víveres. El cocinero hizo un poco de pan con harina y agua. Nos acomodamos en el piso como pudimos, y nos envolvimos con unas mantas".


Con sus condecoraciones de héroe de guerra, feliz junto a su señora, Miriam Moya

"Cuando entramos al Canal de Beagle, el Gurruchaga parecía una coctelera. En medio de la gente, apareció un cabo que gritaba mi nombre: 'Barrionuevo, ¿está aquí Barrionuevo?'. Yo me incorporé. Eran las 6 am. 'El capitán Bonzo está en el barco y lo busca, quiere hablar con usted', me dijo. Yo no sabía que él había sobrevivido, y él tampoco sabía si yo estaba vivo… pero me estaba buscando".

"De pronto se abrió una puerta y apareció el capitán. Se acercó hasta donde yo estaba de pie, firme, esperándolo. Se olvidó de las jerarquías, de la venia, del saludo formal. Nos dimos un abrazo eterno. Toda la gente comenzó a aplaudir. 'Ya vamos a hablar de esto que pasó', me dijo. Y lloramos abrazados. Antes de irse, me dijo al oído: 'Gracias. Gracias'".

"Nos vimos muchas veces a lo largo de estos 35 años. Pero nunca más volvimos a hablar de aquella dramática tarde en la que fuimos los últimos hombres aferrados al crucero que se hundía para siempre en las profundidades del mar austral".