martes, 8 de noviembre de 2016

FAA: Adiós al "Trucha" Varela



Adiós a uno de los máximos héroes tucumanos de la guerra de Malvinas
A los 68 años murió el ex capitán Carlos "El Trucha" Varela, quien mostró su coraje durante el combate ocurrido en 1982. Reconocimiento.

La Gaceta


EN LO MÁS ALTO. Carlos "El Trucha" Varela luchó en Malvinas / FOTO TOMADA DE FACEBOOK.COM | 


El capitán Carlos "El Trucha" Varela, uno de los máximos héroes tucumanos de la Guerra de Malvinas falleció este jueves a los 68 años tras haber sufrido hace unas semanas un accidente cerebrovascular. Según contaron sus familiares, el aviador estaba saliendo a flote, pero tuvo un infarto y no resistió. Fue despedido entre familiares y amigos.

En una entrevista que "El Trucha" le dio a LA GACETA en junio de 2007, el aviador contó cómo fue su última misión en la guerra de las Malvinas:

El 13 de junio de 1982, Varela, junto al comodoro Antonio "El Tony" Zelaya y al capitán Luis "El Tucu" Cervera, partieron desde la base de San Julián para atacar objetivos terrestres en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. Fue esta la última misión de los tucumanos en la guerra de las Malvinas, ya que al día siguiente el Ejército argentino firmaba la rendición.

"Nos tiraron con todo", recordó Varela, en una entrevista. Aseguró que, de las siete misiones que participó, esa fue la más difícil. El estuvo al frente de la escuadrilla "Chispa", mientras que el capitán Zelaya dirigió a la "Nene". Durante la recarga de combustible, en el aire, el avión de Zelaya chupó combustible, se recalentó la turbina y tuvo que regresar. Cervera asumió como jefe y se puso detrás del grupo de Varela. Sólo siete aviones siguieron en vuelo rasante sobre el mar, una táctica que siempre sorprendió a las tropas inglesas.

Varela precisó que cuando llegó a la isla, subió por una lomada y se encontró de frente, en la cima, con un soldado inglés a quien casi le arrancó la cabeza con el avión. Comentó que cuando se repuso del encontronazo, vio al frente cientos de soldados, transportes pesados y helicópteros.

"El comandante Jeremy Moore (quien estuvo al frente de las tropas inglesas en Malvinas) dijo en un reportaje a la revista Siete Días que esa fue la jornada en la que más miedo tuvo, porque lo atacaron siete Mirage. "Se equivocó, porque éramos siete A4B", aclaró con orgullo "El Trucha".

Varela precisó que, al ver las tropas inglesas, aceleró a fondo y ordenó tirar las 12 bombas. El tucumano remarcó que en su huida disparó con sus cañones a los helicópteros y a todo lo que se le cruzó en el camino. "Hasta que alguien me gritó: ¡Chispa uno... eyección!", dijo con vos firme. Uno de los pilotos vio cómo un misil se dirigía al avión de Varela y a los gritos le pidió que se eyectara para no sufrir el inminente impacto.

"Sentí el sacudón y solté los tanques de combustible. El avión comenzó a temblar y la temperatura de las turbinas llegó al máximo", detalló. "Bajé la potencia, logré reducir la temperatura y dejé la isla en vuelo rasante para evitar los Sea Harrier", señaló.

Precisó que cuando quiso ascender, el avión comenzó a temblar. "En ese momento pensé en eyectarme en tierra, pero me acordé de los gurkas. Entonces bajé la potencia un 2%, que es demasiado para estos aviones, y me alejé de la isla", confesó.

Detrás de la escuadrilla de Varela venía Cervera con dos aviones más. "El Tucu" recordó que divisó un número mayor de tropas y ordenó a sus pilotos que descargaran todo el material explosivo, luego de lo cual dejaron atrás un campo envuelto en fuego y humo. En la huida, precisó, se encontró de frente con un helicóptero Sea King y le disparó con los cañones.

El militar destacó que nunca olvidará ese momento porque pudo ver hasta el casco celeste del piloto inglés. Cervera guarda el mejor de los recuerdos del alférez Guillermo Dellepiane, porque le salvó la vida."Guarda Tucu, un misil por la derecha... por la derecha, me gritó El Piano -era el apodo del alférez-. Giré 90 grados y eyecté los tanques suplementarios, viré hacia la derecha y vi pasar al misil".

Pero la tensión no se disipó. "Cuando tomé rumbo a San Julián, me encontré de frente con una fragata", contó con la misma sorpresa de hace 25 años. "Dije: ahora sí me la dan. Porque no tenía ni una piedra para disparar". Y se jugó a su suerte. "Empecé a virar cuando estaba a unos 100 metros. Miré de reojo por los espejos retrovisores esperando que me lanzara el misil. Y... no me tiró", contó con la misma alegría de aquel momento.

El 13 de junio, los nervios no tuvieron paz. Dellepiane avisó que tenía poco combustible, porque un proyectil ihabía impactado en el tanque, que comenzó a derramar combustible a chorros. Preguntó a sus compañeros qué hacer: eyectarse o buscar el reabastecedor. "Yo le dije, porque era un gran amigo, Piano encomendate a Dios y decidí vos qué querés hacer", comentó Cervera.

"El Trucha" Varela recordó que ordenó silencio y como el oficial más veterano le dijo a "El Piano" que él ya sabía lo que se debe hacer en esta situación. El joven piloto tomó la decisión de buscar el Hércules.

"¡Tengo 100 libras, la puta que los parió... dónde está el Hércules!, gritó por radio", relató Cervera. "Le respondí: ¡quedáte tranquilo pendejo que llegás! Hasta que dijo que tenía cero combustible y, entonces, se produjo un silencio aterrador".

Cervera contó que, en ese instante, Dellepiane divisó al Hércules y se lanzó en picada para insertar su caña a la manguera. "¡Enganché Tucu, enganché, la puta madre!, me dijo por radio. ¡Bien pendejo!, le respondí con una alegría inmensa", destacó con la misma emoción.

Llegaron a San Julián con el último aliento. Cervera lo hizo con cero combustible; "El Piano" colgado del Hércules; al capitán Varela el motor del avión se le clavó y aterrizó en una arriesgada maniobra. "Vinieron todos hechos mierda, pero vivos", destacó "El Trucha" con la misma satisfacción de aquel 13 de junio.

El ex capitán Carlos "El Trucha" Varela, uno de los máximos héroes tucumanos de la guerra de Malvinas, falleció el jueves a los 68 años tras haber sufrido hace unas semanas un accidente cerebrovascular. Según contaron sus familiares, el aviador estaba saliendo a flote, pero tuvo un infarto y no resistió. Fue despedido entre aplausos y lágrimas.

En una entrevista que Varela le dio a LA GACETA en junio de 2007, contó, entre otras cosas, cómo fue su última misión en la guerra de las Malvinas:

El 13 de junio de 1982, Varela, junto al comodoro Antonio "El Tony" Zelaya y al capitán Luis "El Tucu" Cervera, partieron desde la base de San Julián para atacar objetivos terrestres en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. Fue esta la última misión de los tucumanos en la guerra de las Malvinas, ya que al día siguiente el Ejército argentino firmaba la rendición.

"Nos tiraron con todo", recordó Varela, en la entrevista. Aseguró que, de las siete misiones que participó, esa fue la más difícil. El estuvo al frente de la escuadrilla "Chispa", mientras que el capitán Zelaya dirigió a la "Nene". Durante la recarga de combustible, en el aire, el avión de Zelaya chupó combustible, se recalentó la turbina y tuvo que regresar. Cervera asumió como jefe y se puso detrás del grupo de Varela. Sólo siete aviones siguieron en vuelo rasante sobre el mar, una táctica que siempre sorprendió a las tropas inglesas.



Varela precisó que cuando llegó a la isla, subió por una lomada y se encontró de frente, en la cima, con un soldado inglés a quien casi le arrancó la cabeza con el avión. Comentó que cuando se repuso del encontronazo, vio al frente cientos de soldados, transportes pesados y helicópteros.

"El comandante Jeremy Moore (quien estuvo al frente de las tropas inglesas en Malvinas) dijo en un reportaje a la revista Siete Días que esa fue la jornada en la que más miedo tuvo, porque lo atacaron siete Mirage. "Se equivocó, porque éramos siete A4B", aclaró con orgullo "El Trucha".

Varela precisó en aquella oportunidad que, al ver las tropas inglesas, aceleró a fondo y ordenó tirar las 12 bombas. El tucumano remarcó que en su huida disparó con sus cañones a los helicópteros y a todo lo que se le cruzó en el camino. "Hasta que alguien me gritó: ¡Chispa uno... eyección!", dijo con vos firme. Uno de los pilotos vio cómo un misil se dirigía al avión de Varela y a los gritos le pidió que se eyectara para no sufrir el inminente impacto.

"Sentí el sacudón y solté los tanques de combustible. El avión comenzó a temblar y la temperatura de las turbinas llegó al máximo", detalló. "Bajé la potencia, logré reducir la temperatura y dejé la isla en vuelo rasante para evitar los Sea Harrier", señaló.

Precisó que cuando quiso ascender, el avión comenzó a temblar. "En ese momento pensé en eyectarme en tierra, pero me acordé de los gurkas. Entonces bajé la potencia un 2%, que es demasiado para estos aviones, y me alejé de la isla", confesó.

Detrás de la escuadrilla de Varela venía Cervera con dos aviones más. "El Tucu" recordó que divisó un número mayor de tropas y ordenó a sus pilotos que descargaran todo el material explosivo, luego de lo cual dejaron atrás un campo envuelto en fuego y humo. En la huida, precisó, se encontró de frente con un helicóptero Sea King y le disparó con los cañones.

El militar destacó que nunca olvidará ese momento porque pudo ver hasta el casco celeste del piloto inglés. Cervera guarda el mejor de los recuerdos del alférez Guillermo Dellepiane, porque le salvó la vida."Guarda Tucu, un misil por la derecha... por la derecha, me gritóEl Piano -era el apodo del alférez-. Giré 90 grados y eyecté los tanques suplementarios, viré hacia la derecha y vi pasar al misil".

Pero la tensión no se disipó. "Cuando tomé rumbo a San Julián, me encontré de frente con una fragata", contó con la misma sorpresa de hace 25 años. "Dije: ahora sí me la dan. Porque no tenía ni una piedra para disparar". Y se jugó a su suerte. "Empecé a virar cuando estaba a unos 100 metros. Miré de reojo por los espejos retrovisores esperando que me lanzara el misil. Y... no me tiró", contó con la misma alegría de aquel momento.

El 13 de junio, los nervios no tuvieron paz. Dellepiane avisó que tenía poco combustible, porque un proyectil ihabía impactado en el tanque, que comenzó a derramar combustible a chorros. Preguntó a sus compañeros qué hacer: eyectarse o buscar el reabastecedor. "Yo le dije, porque era un gran amigo, Piano encomendate a Dios y decidí vos qué querés hacer", comentó Cervera.

"El Trucha" Varela recordó que ordenó silencio y como el oficial más veterano le dijo a "El Piano" que él ya sabía lo que se debe hacer en esta situación. El joven piloto tomó la decisión de buscar el Hércules.

"¡Tengo 100 libras, la puta que los parió... dónde está el Hércules!, gritó por radio", relató Cervera. "Le respondí: ¡quedáte tranquilo pendejo que llegás! Hasta que dijo que tenía cero combustible y, entonces, se produjo un silencio aterrador".

Cervera contó que, en ese instante, Dellepiane divisó al Hércules y se lanzó en picada para insertar su caña a la manguera.

"¡Enganché Tucu, enganché, la puta madre!, me dijo por radio. ¡Bien pendejo!, le respondí con una alegría inmensa", destacó con la misma emoción.

Llegaron a San Julián con el último aliento. Cervera lo hizo con cero combustible; "El Piano" colgado del Hércules; al capitán Varela el motor del avión se le clavó y aterrizó en una arriesgada maniobra. "Vinieron todos hechos mierda, pero vivos", destacó "El Trucha" con la misma satisfacción de aquel 13 de junio.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Dos intentos de invasión a Tierra del Fuego

“Los ingleses intentaron invadir Tierra del Fuego dos veces”
Oscar Mastropierro es ex integrante del Batallón de Infantería de Marina número uno, y actualmente se desempeña como profesor de geografía en la ciudad de Tandil.
Political News




Si bien durante la guerra que mantuvo nuestro país contra el Reino Unido por las Islas Malvinas, Mastropierro no fue enviado al frente de combate, permaneció en Tierra del Fuego, un lugar que, como él afirma, “ocurrieron cosas importantes que la gente desconoce”.

En la siguiente entrevista nos cuenta como fueron sus días integrando el BIM 1 mientras duró el conflicto, y los sucesos más importantes que ocurrieron en el continente.veterano 2

– ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dijeron que debías ir a la guerra?

– No sabíamos nada. Nosotros estábamos en la Base de Infantería de Marina “Baterías” que está ubicada en Punta Alta, al lado de Puerto Belgrano. Desde ahí, el 28 de marzo salieron las fuerzas de desembarco con todos los soldados que llegaron a Malvinas con barcos, submarinos, porta aviones, y nadie se enteró a que iban. Para nosotros era común salir de campaña al campo para hacer ejercicios militares cada quince días. Ya era habitual el movimiento de aviones, anfibios, tanques y helicópteros, por eso pensamos que nos mandaban a hacer maniobras a la Patagonia. El dos de abril, sorpresivamente, nos enteramos que se había declarado la guerra por las islas.



– ¿Cómo fueron los días previos al comienzo de la guerra?

– El 20 de marzo nos empezaron a armar. Nos daban ropa nueva apta para la zona sur, borceguíes, fusiles, y entre los días 21 y 25 de ese mes hicimos viajes para traer armamento, pero como eso era común, pensamos que se preveían maniobras de entrenamiento en la Patagonia. Durante todo el mes de abril, cuando mis compañeros vuelven tras haber tomado las islas se veía que todo iba empeorando. Empezamos a tener práctica de tiro todos los días, entrenamiento de combate personal, lanzamiento de granadas y manejo de ametralladoras, hasta que, entre el 19 y el 30 de abril nos llevan en varios vuelos a Tierra del Fuego, aunque tampoco sabíamos para donde nos iban a mandar.

– ¿Cuáles eran las actividades que realizaban diariamente en el continente?

– Patrullábamos por la isla, hacíamos guardia, vigilábamos los puentes, custodiábamos y ayudábamos a minar la base naval de Río Grande. Además, como nuestro batallón era el primero en salir para las islas en caso de necesitar refuerzos, teníamos que estar preparados. Todo esto lo vivíamos aislados del mundo sin saber qué pasaba. No teníamos contacto con nadie, porque dormíamos en un galpón de esquila ubicado en una estancia a 15 kilómetros de la ciudad. Tampoco nos daban mucho tiempo para descansar, de hecho el televisor del comedor lo prendían a pero no iba nadie porque cada uno estaba en su puesto de trabajo.

– ¿Qué fue lo más importante que pasó en el continente y la gente no sabe?

– En Tierra del Fuego había dos cuestiones. Una el conflicto con Chile, que nos mandaron a la frontera porque ellos habían movilizado sus tropas, y la otra, era una gran incertidumbre por lo que podía llegar a pasar desde el Océano Atlántico. En aquel momento hubo cosas que las supimos pero no le dimos la dimensión que merecían, por ejemplo, la presencia de comandos ingleses en Tierra del Fuego, de submarinos, de porta aviones y de helicópteros. Si bien en ese entonces nos mandaron a buscar soldados británicos por la isla, nunca nos enteramos que tan cerca estuvimos de ellos. De hecho hay cosas que hasta el día de hoy no conocemos y por más que investigamos, no podemos descubrir.

– ¿Hubo algún intento de invadir Tierra del Fuego por parte de los ingleses?

– Sí, y lo intentaron dos veces. En el primer ataque enviaron dos aviones Hércules que iba a descender de noche en la base naval de Río Grande, camuflados con los colores argentinos y pilotos que hablaban perfectamente español. Una vez que los aviones tocaran tierra, su idea era dejar comandos en motos con el fin de destruir aviones y matar pilotos. Si no podían volver para retirarse rápidamente, los soldados británicos tenían la orden de huir a Chile. Como esto les falló porque fueron detectados gracias a los radares argentinos, tuvieron que abortar el ataque cuando estaban a 20 kilómetros de distancia del continente. En combinación con esto, un porta aviones inglés, el Invencible, en un intento de aproximación, se acerca al continente y de ahí bajan dos helicópteros. A uno se le perdió el rastro y no sabemos qué pasó. Al otro le seguimos la trayectoria desde que entró al continente, se detectó que bajó 16 soldados a 10 kilómetros de Río Grande, dejó una baliza para guiar al resto de los aviones, volvió a elevarse y siguió viaje hacia la frontera con Chile. Ese resultó ser el famoso helicóptero que apareció incendiado en Punta Arenas. Lo más curioso es que si bien ellos habían sido detectados por varios radares, cuando nos mandan para patrullar toda la isla en busca del helicóptero y de posibles invasores, no pudimos encontrar nada. veterano guerra



– ¿Y el otro ataque?

– El segundo fue al día siguiente y por mar. Los destructores que eran los escoltas del crucero Belgrano, Gullar y Piedra Buena, fueron a custodiar la costa de Río Grande, uno al norte y otro al sur. Esa misma noche a las 17 hs, se detectó la presencia de un submarino del cual bajan tres botes Zodiac que iban en formación. Inmediatamente el destructor Gullar empieza a hacer disparos y uno impacta en el blanco del medio, cuando esto ocurre, las otras dos embarcaciones regresan al submarino hasta que se pierden. Cuando fueron a rastrillar nadie vio los restos del bote destruido pero en algún lado tienen que estar. Lo que sí se descubrió, es que el alambrado perimetral de la base aeronaval estaba cortado y algunas minas aparecieron levantadas.

– ¿Cuál era la situación en el continente?    

– En la ciudad se vivía de noche. No había toque de queda pero todos los autos con luces apagadas, las casas con ventanas cerradas, se pedía todos los días por radio no transitar ni salir de las casas, y nosotros la única luz que teníamos era una sigilosa. En el caso de los aviones, para que no fueran destruidos se los sacaba de la ciudad e iban a la ruta 3 y otras veces, los llevaban al medio del río. Todo esto pasaba porque estábamos esperando el ataque ingles constantemente.

– ¿Se quedaron con ganas de ir a las islas?

– Si. Tuvimos mucha bronca cuando mataron a nuestros superiores que habían ido a las islas. Luego de que nos informan la muerte del segundo comandante, quien era muy compañero y un ejemplo para el batallón, durante la toma de la casa del gobernador, nos pegó fuerte porque además no sabíamos que pasaba y era toda una sorpresa para nosotros. Aparte después de haber entrenado duro por nueve meses nos cambiaron justo cuando estábamos por patear el penal. barquito

– ¿Cómo fue el regreso?

– Me volví último porque mientras esperábamos a que nos pasaran a buscar teníamos que custodiar los tanques en Río Grande, pero como el barco estaba en un dique seco en reparación no llegaba nunca por eso recién nos buscan el 15 de julio. Una vez que llegamos a Puerto Belgrano todos nuestros compañeros se habían dado de baja y quedamos solamente 14 más los chicos que recién entraban.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La historia del soldado Bertone

SOLDADO CLASE 63, BERTONE VICTOR HUGO.- 
REGIMIENTO DE INFANTERÍA 25.- 
SARMIENTO-CHUBUT-REPÚBLICA ARGENTINA.- 
CÓDIGO POSTAL: 9.020.- 

HISTORIA DE MI SERVICIO MILITAR Y DE MI PARTICIPACIÓN EN LA RECUPERACIÓN Y DEFENSA DE NUESTRAS ISLAS MALVINAS, DESDE EL 2 DE ABRIL HASTA EL 29 DE MAYO DE 1.982.-


Al cumplir los 18 años, fui sorteado para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, correspondiéndome en dicho sorteo el nº 768, por lo cual debía incorporarme al Ejército Argentino.



El 18 de enero de 1.982, recibí la Cédula de Presentación, donde me informaban que tenía la obligación de concurrir al Distrito Militar Río IV, con asiento en Holmberg (Córdoba), el 2 de febrero, a las 6:30 hs.. Este mismo día, después de varios trámites, en horas de la tarde y sin ningún tipo de información a cerca del destino, junto al resto de los soldados, fuimos trasladados en ómnibus al Aeropuerto Pajas Blancas, de la ciudad de Córdoba, donde ascendimos a un avión BOEING 707 de la Fuerza Aérea, que nos trasladó a la ciudad de Comodoro Rivadavia, Chubut. Luego, en ómnibus, nos trasladan a la Guarnición Militar Sarmiento, distante 120 Km. de Comodoro y 5 Km. de la localidad de Colonia Sarmiento, donde llegamos a las 24:00 hs., después de un largo día de incertidumbre, miedos y ansiedad.
La Guarnición Militar Sarmiento está integrada por el REGIMIENTO DE INFANTERÍA 25, el GRUPO DE ARTILLERÍA 9 y el GRUPO DE INGENIEROS. A su vez, el RI 25, está integrado por 4 COMPAÑÍAS: Compañía “COMANDO”, Compañía “A”, Compañía “B” y Compañía de SERVICIOS.
Después de 4 días en el Cuartel, fuimos asignados cada uno a su Sección y Compañía correspondiente. A mí me tocó integrar la Sección “EXPLORACIÓN”, de la Compañía “COMANDO”. Después de proveernos de la ropa y el armamento correspondiente a cada uno, fuimos trasladados a un Campo de Instrucción, a 3 Km. de la Guarnición; en este lugar, tuvimos 25 días de instrucción de combate y adiestramiento sobre el uso del armamento. Todos estos conocimientos fueron impartidos por Oficiales y sub Oficiales con un alto nivel de profesionalismo, ya que en su mayoría habían completado el curso de COMANDOS. Transcurrida esta instrucción, regresamos a la Guarnición, donde continuamos por 20 días con instrucciones de combate y practicando orden cerrado. Después de toda esta movilización, y evaluando distintos factores, como por ejemplo, el rendimiento de cada uno durante el período de instrucción, el estado físico o las características individuales, se reorganizan las distintas Compañías, y utilizando personal de cada una de ellas, se forma una nueva Sección de cada Compañía. Estas 3 Secciones, con un total de 115 hombres, pasarían a formar la Compañía “C”, siendo este el primer personal del RI 25 en movilizarse para recuperar nuestras ISLAS MALVINAS. Estas 3 nuevas Secciones son:

-COMPAÑÍA “COMANDO”-SECCIÓN “GATO”-JEFE: SUB TENIENTE REYES ROBERTO-ENCARGADO: SARGENTO COLKE MARTÍN.-
-COMPAÑÍA “A”-SECCIÓN “ROMEO”-JEFE: SUB TENIENTE GÓMEZ CENTURIÓN JUAN JOSÉ-ENCARGADO: SARGENTO GARCÍA ISMAEL.-
-COMPAÑÍA “B”-SECCIÓN “BOTE”-JEFE: TENIENTE ESTÉVEZ NÉSTOR ROBERTO-ENCARGADO: CABO 1º OLMOS FAUSTINO.-

Formada aquella Compañía, se designó como JEFE de la misma al TENIENTE 1º ESTEBAN CARLOS DANIEL.
El día 27 de marzo, en la formación de diana, como era de rutina, nos habla el Jefe de Regimiento, Tte. Cnel. Mohamed Alí Seineldín, y nos informa que de inmediato debíamos preparar el equipo completo de combate, que incluye armamento, ropa adecuada, mantas y equipo de cocina, porque tendríamos una instrucción, que no sabía el tiempo que duraría ni el lugar donde se realizaría.
Después de pasar la mayor parte del día preparando el equipo, se nos dio bien de comer, tanto en el almuerzo como en la cena. Luego se nos ordenó descansar. A las 24 hs., debimos cargar todo el equipo en camiones, en los cuales nos trasladaron al RI 9, con asiento en Comodoro Rivadavia; en este lugar desayunamos y desde aquí nos trasladaron al aeropuerto que se encontraba próximo a esta unidad, en donde ascendimos con todo el equipo a un BOEING 707, con el cual, después de una hora y 15 minutos de vuelo, y aún sin saber nuestro destino, aterrizamos en el aeropuerto de Bahía Blanca. Desde aquí, y nuevamente en camiones, nos trasladan a Puerto Belgrano,
donde había una gran movilización de personal y vehículos; la mayoría de la Flota de Mar se encontraba anclada en el puerto.

Mi Sección (“GATO”) embarcó en el buque de desembarco Cabo San Antonio, mientras que las Secciones “BOTE” y “ROMEO” lo hicieron en el rompehielos Almirante Iriza. Después de varias horas de ardua tarea y de embarcar todo el personal, armamento y vehículos, a las 11:30 hs., zarpamos, aún desconociendo nuestro destino.
Después de 4 días de navegación, durante los que debimos soportar fuertes tormentas que hacían que el buque se moviera mucho, ya que por ser una unidad de desembarco en playa no poseía calado, razón por la cual no rompía el oleaje, produciendo esto un mayor cabeceo de la nave, nos encontrábamos todos en muy mal estado, porque debido a lo antes mencionado y a la falta de costumbre, sufríamos descomposturas, náuseas, vómitos, mareos, etc. Mientras pasábamos por esto, recibíamos instrucción sobre el uso del armamento y sobre distintas alternativas a usar en caso de estar en combate. Este fue el primer indicio que tuvimos de que nos encontrábamos en presencia de algo más que una simple instrucción de rutina.
A las 18,30 hs. del 1 de Abril por la línea de altavoces del buque, se nos informó por fin cual era nuestra misión: “RECUPERAR NUESTRAS ISLAS MALVINAS DE MANOS DE LOS BRITÁNICOS”.
En las primeras horas de la madrugada del 2 de abril, desembarcan distintos grupos especializados de la Marina ocupando lugares clave dentro de las Islas. Al amanecer desembarca el grueso de la fuerza, incluyendo la Sección “GATO” (único personal del Ejército Argentino), con el Tte. Cnel. Seineldín al frente. Esta Sección realizó dicho desembarco con un vehículo anfibio al mando del Capitán de corbeta Santillán, en las proximidades de Puerto Argentino, tomando inmediatamente el aeropuerto, donde hubo que limpiar la pista, ya que había sido obstaculizada por los marines ingleses con vehículos en desuso para que no pudieran aterrizar los aviones argentinos; esto fue lo primero que se hizo porque el resto del RI 25 llegó a Malvinas en aviones Hércules. Al finalizar esta tarea, pasamos a ocupar Moody Brook, que era el cuartel británico hasta ese momento, ubicado a 5 Km. de Puerto Argentino (ex-Port Stanley), capital de las Islas. Permanecimos 6 días en este lugar, durante los cuales debimos realizar tareas diversas como limpieza del sector, revisión de material abandonado por los ingleses, etc.



El día 8 de abril fuimos trasladados en helicóptero a la zona de Darwin, en donde nos instalamos en una casa escuela de amplias dimensiones, ubicada a 3 Km. de Pradera del Ganso. En este lugar ya se encontraban las Secciones “ROMEO” y “BOTE”, que permanecían aquí desde el 3 de abril, después de haber desembarcado el día 2 en horas de la tarde desde el buque Almirante Irizar, en Puerto Argentino, y desde allí en un buque de menor tamaño a Pradera del Ganso. En este sector, la primera tarea, y la más importante, fue la preparación de distintos tipos de defensa, previniendo un futuro ataque de parte del enemigo; luego llegarían a este lugar: personal de la Escuela de Aeronáutica de Córdoba, con una dotación de 220 hombres; una escuadrilla de 11 aviones Pucará, que operaban desde una improvisada pista de campaña con base de césped; también contaban con un conjunto de baterías antiaéreas equipadas con modernos radares y varios helicópteros de distintos tipos; también llegaron una fracción del RI 12, con asiento en Mercedes, Corrientes, y una fracción del Grupo de Artillería Aerotransportada 4 (GA4), que contaba con cañones de 105 mm., y estaba a cargo del Tte. 1º Chanampa Carlos A.; también había pequeños grupos de otras unidades. Todas estas fuerzas pasaron a formar la “FUERZA DE TAREAS MERCEDES”, y dentro de ésta, la Aeronáutica formó la BASE AÉREA MILITAR CÓNDOR. El día 24 de abril se realiza un acto contando con la presencia de nuestro Jefe, el Tte. Cnel. Seineldín; en este acto se realizó una Misa de campaña y una formación muy especial en la cual prestamos JURAMENTO A NUESTRA BANDERA. Esto fue muy emotivo, ya que ÉRAMOS LOS PRIMEROS SOLDADOS ARGENTINOS EN TODA LA HISTORIA QUE JURABAN LA BANDERA EN TIERRA MALVINENSE. Muchos camaradas hicieron honor a dicho juramento, dejando su vida en ese suelo, defendiendo su Bandera. El juramento fue tomado por el Tte. Cnel. Mohamed Alí Seineldín.

El resto de los días transcurrió sin novedades. Cada unidad se dedicaba a cumplir con distintas tareas relacionadas con situaciones que se vivirían en caso de combate. Hasta el 30 de abril, nosotros, los soldados, no teníamos idea de la situación que se vivía ni de dónde se encontraba la flota británica en ese momento. El 1º de mayo, a las 4:30 hs. de la madrugada, suena el alarma de alerta roja. A esa hora estaba siendo bombardeado el aeropuerto de Puerto Argentino por un avión Vulcan que había despegado de la Isla Ascensión. Nosotros ocupamos los lugares designados con anterioridad: la Sección “GATO” ocupa posiciones dentro del poblado de Pradera del Ganso.
Pasado algún tiempo y al no producirse ningún tipo de ataque, se nos ordena retornar a la casa escuela. Al llegar a esta, por prevención, ya que la alerta no había pasado, nos quedamos a cubierta en la barranca de la costa, que tendría unos 3 m. de altura. A pocos minutos de ocupar esta posición y cuando recién quería aclarar el día, 3 aviones Sea Harrier bombardean y ametrallan la Base Aérea Militar Cóndor y zona de influencia. En este ataque son destruidos distintos depósitos de combustible y municiones, como así también 3 aviones Pucará que se encontraban prestos a despegar para ser evacuados. En esta acción muere el piloto Jukig Daniel y 8 mecánicos armeros integrantes de la dotación. La Sección “GATO” soportó este ataque cubriéndose en la barranca antes mencionada. Esta posición quedó en la línea de ataque de los aviones, ya que la base aérea se encontraba a nuestras espaldas, a pocos metros de la costa.

Después del bombardeo y de haber superado la situación vivida por haber conocido la guerra en vivo y en directo, cada Sección vuelve a ocupar los lugares designados, pero esta vez por varios días. Nuestra Sección toma la población de Pradera del Ganso (120 habitantes), bajo guardia permanente, obligándolos a ocupar la Iglesia y el salón comunitario, donde permanecieron hasta el 29 de mayo, al ser recuperada Pradera del Ganso por las fuerzas británicas. Las casas que habían quedado deshabitadas fueron ocupadas por las fuerzas argentinas.
La Sección “GATO” estaba dividida en 4 grupos: “COMANDO”, “PRIMER GRUPO”, “SEGUNDO GRUPO” y “TERCER GRUPO”; cada uno ocupó una vivienda; yo pertenecí al Primer Grupo y pasé a desempeñarme como cocinero, utilizando, para esta tarea, una gran reserva de alimentos de la que disponían los kelpers en sus casas. También nos proveíamos de comida de un rancho (cocina de campaña) que se había instalado para alimentar a todas las fuerzas que se encontraban en ese sector. Además de esta tarea, debía cumplir con mis turnos de guardia correspondientes, los cuales los llevaba a cabo metido dentro de un pozo de zorro (trinchera), cuyas dimensiones eran: 1,20 m. de largo, 0,50 m. de ancho y 1,50 m. de profundidad; este pozo se encontraba ubicado frente a la casa sobre la costa.

El 4 de mayo, mientras me dirigía hacia el rancho en busca de comida, aviones Sea Harrier efectuaron un nuevo ataque sobre nuestras posiciones, viéndome obligado a resguardarme junto a la Iglesia, donde se encontraban los civiles (kelpers). En este ataque nuestra fuerza no sufrió daño alguno, y nuestra defensa antiaérea derribó a 2 de los aviones enemigos; uno de ellos era piloteado por el Tte. Nick Taylor, quien fallece por fallarle su asiento eyectable. Después de este ataque, el enemigo sólo realizó algunos vuelos nocturnos para efectuar lanzamientos de luces de bengalas, con el objetivo de iluminar la zona para visualizar nuestros movimientos. Además de cumplir con esta misión, con esta acción hacían que nuestras horas de descanso fueran más reducidas. Después de esto, los días transcurrieron con relativa calma, hasta que el 15 de mayo llega una orden del Comando Superior que determinaba que la Sección “GATO” y una Sección del RI 12, un total de 62 hombres que pasaron a formar el equipo de combate GUEMES, a cargo del Tte. 1º Carlos Daniel Esteban, debían ser trasladadas a un lugar designado, llamado “ALTURA 234”, ubicado sobre la costa de la entrada norte del Canal de San Carlos, con la misión de dar el alerta temprana en caso de producirse el desembarco inglés. El mismo día, este grupo fue trasladado al punto designado, distante 60 Km. de Pradera del Ganso, con 2 cañones sin retroceso y 2 morteros de 80 mm. El riesgo que corríamos en este lugar era muy elevado, ya que si el enemigo intentaba un desembarco, nos bombardearía causándonos un gran número de bajas, dejándonos quizás sin cumplir la misión de dar el alerta. Por esta razón, el Tte. 1º decide dejar un grupo de cada Sección en el lugar con el armamento pesado, y replegar al resto del personal a Puerto San Carlos, distante 9 Km. En este lugar se instala el puesto Comando, contando con equipos de radio y un equipo electrógeno a explosión. Desde aquí, cada 2 días se relevaría al personal de la “Altura 234”; dicho relevo se realizaría caminando. Desde el 17 al 19 de mayo, le correspondió a mi grupo ocupar el puesto en dicha altura. Después de ser reemplazados sin ningún tipo de novedad, volvimos a Puerto San Carlos, en donde descansamos un día, y el 20 por la noche ocupamos distintos puestos de guardia en el sector. A primeras horas del día 21 se produce un intenso bombardeo naval por parte del enemigo sobre las posiciones de la “Altura 234”, sufriendo algunas bajas; se produjo en forma discontinua durante toda la noche. A su vez, eran bombardeadas las zonas de Darwin y Pradera del Ganso, para disimular el desembarco que se estaba produciendo en San Carlos. El fuego efectuado venció nuestras defensas en la “Altura 234”. Algunos integrantes del grupo cayeron prisioneros, mientras que el resto (integrantes del grupo “COMANDO” y del “TERCER GRUPO”) deambuló por la isla durante 23 días sin ningún tipo de provisiones. El 14 de junio se rindieron al enterarse que las Islas estaban en poder del enemigo.
Después de vencer este punto de resistencia, el enemigo penetra por el Canal aproximándose a unos 3 Km. de nuestro puesto (Puerto San Carlos). Con las primeras luces del día, el Tte. 1º le ordena a 2 soldados que se dirijan a una altura desde la cual se podía visualizar el Canal de San Carlos para asesorarse de algún tipo de movimiento enemigo, ya que no teníamos ninguna certeza de lo acontecido durante la noche. La sorpresa de estos soldados fue muy grande, al observar que en el Canal había varios buques de los cuales se desprendían lanchones de desembarco llevando personal y armamento hacia la costa, donde ya había un gran número de soldados ingleses y también varios helicópteros que sobrevolaban los barcos con la misma misión de los lanchones. Al informarle al Tte. 1º a cerca del gran movimiento que observaron, este decidió comprobarlo en persona, para convencerse de que los soldados no habían exagerado en nada. Luego retorna al puesto Comando y por radio le informa al Comando Superior, el cual estaba en Puerto Argentino, a cerca de todo lo que había visto en el Canal, que no era nada más ni nada menos que un desembarco enemigo muy bien organizado. Cumplida nuestra misión e imposibilitados a enfrentar al enemigo, ya que sólo éramos 41 hombres con armas livianas, se decide destruir el equipo de comunicaciones y abandonar el equipo aligerado de cada uno, llevando solamente con nosotros el armamento y las municiones; se organiza el despliegue en 2 columnas hacia adentro de la Isla, buscando las alturas que dominaban la zona. Después de caminar entre 600 y 700 m., nos sobrevuelan 2 helicópteros enemigos, a los cuales les abrimos fuego averiando al segundo que pasó. Después de caminar algunos metros más y de realizar un cambio de posiciones, nos sobrevuela otro helicóptero al cual le hicimos fuego reunido, derribándolo; cae dentro del río San Carlos. Al mismo tiempo, empezamos a recibir fuego de morteros y ametralladoras, que por suerte no dan en el blanco. Otro helicóptero intenta atacar nuestras posiciones pero también es derribado, muriendo todo el personal que lo ocupaba. Minutos después, un nuevo helicóptero nos ataca; le disparamos, pero logra escaparse. Acto seguido, los ingleses se dedican a preparar sus defensas antiaéreas, ya que los primeros aviones argentinos comenzaban a sobrevolar sus posiciones, con la intención de bombardear los buques. Nosotros, después de eludir esta situación, detenemos la marcha por unos minutos para obtener información del grupo que se encontraba en la “Altura 234”, ya que ignorábamos la suerte corrida por ellos durante el desembarco. Pero nos reencontraríamos recién con parte de este grupo a fines de junio en el regimiento; el resto se encontraba en el Hospital Militar de Buenos Aires, porque habían sufrido distintos tipos de amputaciones por congelamiento en los miembros inferiores. Volviendo a aquel momento, sin tener información de ellos, decidimos continuar la marcha, que sería de unos 30Km., hasta donde se encontraba una casa abandonada, la cual ocuparíamos de noche para resguardarnos del frío, ya que todo nuestro equipo había quedado en San Carlos. En esta casa permanecimos hasta el 22 de mayo, cuando a últimas horas del día nos sobrevuela un helicóptero enemigo que descubre nuestra posición, lo que nos obliga a seguir la marcha, que se había tornado prácticamente imposible, ya que durante la noche se acentuaban aún más las irregularidades del terreno. Marchamos unos 7 u 8 Km. y nos detuvimos en la falda de un cerro tratando de dormir, pero nos resultó imposible debido al gran frío que hacía. Al amanecer, emprendimos la marcha, dirigiéndonos a un pueblito llamado Douglas Paddock, donde se hallaban unos 40 habitantes, a los cuales tomamos prisioneros, obligándolos a ocupar la escuela del pueblo; cabe aclarar que tanto la toma de la casa como la de todo el pueblo se realizó con extrema precaución por temor de que ya estuvieran ocupadas por fuerzas inglesas. Una vez agrupados los civiles en la escuela, cada grupo nuestro ocupó una vivienda. Después de varios días, fue aquí donde volvimos a comer bien, gracias a las reservas de alimento de los civiles. Nos dimos el gusto de comer ganso al horno y tortas fritas. Desde este lugar, el Tte. 1º envía a 2 soldados estafetas a Puerto Argentino para que informaran sobre nuestra posición, para que vinieran a rescatarnos. A su vez, se logra una comunicación radial por intermedio de un equipo que poseían los civiles, por la cual nos informaron que ya nos habían dado por desaparecidos desde después del desembarco británico, y nos transmiten que debemos permanecer en el lugar o seguir caminando porque no disponían de helicópteros, y que además era muy arriesgado el rescate, debido a la aproximación del enemigo. El Tte. 1º contesta el mensaje, diciendo que nos quedaríamos en el lugar, porque sería muy peligroso seguir a campo abierto, ya que era mucha la distancia a recorrer, teniendo que cruzar un río a nado para llegar a encontrarnos con tropas propias.

El 25 de mayo, en una improvisada pero muy emotiva formación, festejamos la fecha Patria. El 26 de mayo al mediodía, llegan 4 helicópteros Puma propios para llevarnos; llegaron en vuelo rasante y a toda velocidad, ya que circulaban aviones ingleses en la zona. Nos llevan a Puerto Argentino; aquí fuimos recibidos con gran algarabía, ya que fuimos los primeros en entrar en combate directo con el enemigo, causándole importantes bajas, en una situación muy desigual. El más emocionado era el Tte. Cnel. Seineldín, nuestro Jefe. Luego fuimos reporteados y fotografiados por los periodistas que se encontraban allí. Nos dieron todo el equipo que habíamos dejado en San Carlos, nos bañamos y comimos bien, por pedido del Tte. 1º.
Aunque al día siguiente tendríamos que volar en helicóptero a Pradera del Ganso para apoyar al resto de la Compañía “C” que se encontraba allí, no lo hicimos porque fue un día de mucha niebla; lo hicimos bien temprano el día 28. Cuando faltaban unos 5 o 6 Km. para llegar, los helicópteros detectan aviones enemigos, razón por la cual deciden aterrizar y dejarnos en ese lugar; entonces caminamos hasta el pueblo, donde los combates estaban muy cerca. Nos dan un grupo de apoyo y nos ordenan adelantarnos unos 5 Km. Para llegar a este punto, debimos pasar por la casa escuela, en la cual habíamos estado viviendo, y atravesar un brazo de mar por un puente de 1,50 m. de ancho y unos 20 m. de largo. Después del puente, habremos hecho 1,50 Km., cuando comenzamos a recibir fuego enemigo, el cual se encontraba a pocos metros del lugar. Sin la posibilidad de enfrentarlos, debido a la diferencia numérica y por no poseer apoyo de nuestra artillería porque ya no le quedaba municiones, se nos ordena el repliegue, el cual se complica un poco al llegar al puente, pero por suerte nadie resultó herido. Una vez que cruzamos el puente, nos metimos en la barranca de la costa y, cubiertos por esta, caminamos hasta el pueblo. El enemigo avanzó unos metros más y tomó posición. Al encontrarse el pueblo en la costa, los ingleses avanzaron en forma de “U”, haciendo que todos los argentinos termináramos en el pueblo; formaron una poderosa línea de fuego con cañones, morteros, soldados con armas livianas, y con el apoyo aéreo y el cañoneo de los buques. En horas de la tarde, 2 aviones Aeromachi efectúan un ataque sobre dicha línea, pero fueron derribados; la misma suerte corrieron 2 aviones Pucará que la sobrevolaron un tiempo después, aunque estos alcanzaron a causar algunos daños. Se combatió hasta las últimas horas del día 28; poco tiempo después se ordenó un cese de fuego que duraría toda la noche. Mientras tanto, los ingleses mandan a 2 sub Oficiales de la aeronáutica, que ya eran prisioneros, para que hablen con el jefe de la Fuerza de Tareas Mercedes (Tte. Cnel. Piaggi), para que ordenara la rendición de todas las Fuerzas Argentinas que se encontraban en el lugar. El Tte. se reúne con los jefes de cada Unidad para hablar sobre la situación que se estaba viviendo, y llegan a la conclusión de que era imposible seguir defendiendo Pradera del Ganso, ya que no se podía recibir refuerzos ni municiones de armas pesadas; después de tomar esta desición, se comunica con el Comando Superior , que estaba en Puerto Argentino, explicándoles la situación y solicitando la autorización para rendirse, para evitar la pérdida de más vidas. Además, los ingleses habían amenazado con bombardear la población, haciendo responsables a las Fuerzas Argentinas por la muerte de los civiles. Se recibe dicha autorización. Después de varias reuniones, el Tte. Cnel. Piaggi ordena destruir el equipo de comunicaciones y toda la documentación; también es incinerada la Bandera de Guerra del RI 12, y a las 12 hs. se realiza una formación en la cual se entrega todo el armamento, después de que el Tte. Cnel. Piaggi saludara formalmente al Tte. Cnel. Keeble, que era el encargado, por parte de los ingleses, para esta misión. A partir de ese momento, pasamos a ser prisioneros de guerra. Una vez terminada dicha formación, nos llevaron adentro de un galpón que se usaba para la esquila de ovejas. Aquí permanecimos hasta el día 30, cuando a últimas horas de la tarde somos trasladados en helicóptero al buque Canberra, en el cual fuimos alojados todos juntos en una bodega. En este lugar, donde pasamos la noche, se nos permitió higienizarnos. Al otro día, con lanchones de desembarco, nos llevaron a un frigorífico abandonado que se encontraba en San Carlos. Aquí, los ingleses habían establecido la Cabeza de Playa; nos introducen en un campo de prisioneros, en el cual permanecimos 2 días y 2 noches; por la noche nos hacían dormir dentro del establecimiento y nos daban alimentos envasados con galletitas.
El 2 de junio nos trasladaron al buque Northland, un gigante trasbordador de pasajeros, el cual se mantuvo en la zona del conflicto hasta el 7 de junio. En este día comienza el viaje cuyo destino sería Uruguay, como país neutral, para la entrega de prisioneros.

Llegamos a Montevideo el 12 de junio, y después de hacer algunos trámites de documentación con la Cruz Roja, embarcamos en el buque Piloto Alsina, mientras que otra parte del personal lo hacía en el Nicolás Mihanovich. En total, éramos un conjunto de 1.051 hombres.
El 13 de junio a las 12:30 hs., el buque amarró en el puerto de la ciudad de La Plata, ya que desde un principio se dijo que lo haríamos en Buenos Aires, pero para evitar nuestro contacto con la prensa y nuestros familiares, excusando que podríamos pasar alguna información involuntariamente a la Inteligencia británica, se decidió cambiar de puerto. Durante las horas que estuvimos a bordo del Piloto Alsina, se nos informó que en Malvinas iba todo bien, y que posiblemente en 2 o 3 días los ingleses se rendirían, cosa que a nosotros nos costaba creer, pero como ya hacía 15 días que estábamos prisioneros, podría haber cambiado la situación en las Islas. Pero resultó que todo era al revés, ya que el 14 de junio se rendirían las tropas argentinas.
Después de desembarcar en La Plata, donde prácticamente no había gente porque se ignoraba nuestra llegada, fuimos trasladados en ómnibus a Campo de Mayo; durante todo el trayecto fuimos escoltados por vehículos militares y policiales. En este lugar no se nos permitía hablar con nadie, por lo mencionado anteriormente. Aquí se cumplió con un período de recuperación, durante el cual recibimos una buena alimentación, se nos practicó un chequeo médico general, se nos renovó toda la vestimenta, y recién el día 15 de junio, cuando las Islas Malvinas ya estaban en poder de los ingleses, dejaron entrar a los familiares; en mi caso, por esas casualidades que tiene la vida, que son demasiado largas para explicar, fue de gran alegría para mí ver que se encontraban mis padres y un tío que vive en Buenos Aires; también estaban el chofer del intendente de mi pueblo y el señor Tesio (de quien no recuerdo el nombre), que era quien había organizado una colecta de dinero para que mis padres pudieran viajar a Buenos Aires. Para realizar dicho viaje, el Señor Intendente Dr. Remo Ghelfi puso el auto municipal a disposición de mis padres. Ellos deambularon 3 días por Buenos Aires, tratando de saber en dónde nos encontrábamos, pero nadie les decía la verdad; por rumores, habían ido hasta La Plata, y vieron los ómnibus saliendo del puerto, pero los perdieron. Recién al caer Malvinas en manos de los ingleses, les informaron que estábamos en Campo de Mayo (14 de junio de 1.982).
En este último lugar permanecimos hasta el 20 de junio; luego nos trasladaron a la Guarnición Militar Sarmiento, en donde fuimos recibidos con mucha alegría por el personal que se encontraba allí y por la población de Colonia Sarmiento. Permanecimos en el Regimiento hasta el 5 de julio. En este día, se nos otorgó la primer licencia, desde la incorporación; fue de 35 días.
Por problemas relacionados con el conflicto de Malvinas que dejaron ciertas asperezas entre la Fuerza Aérea y el Ejército, no se consiguieron los pasajes para que nuestro retorno a casa se hiciera en avión; por tal motivo fuimos trasladados en ómnibus desde la Guarnición hasta la ciudad de Bahía Blanca, desde aquí en tren hasta Buenos Aires, y desde este lugar a Córdoba, en otro tren. Debido a mis ansias para llegar a casa, en Buenos Aires tomé un colectivo de línea a Río IV, y desde aquí, otro a Elena, en donde fui recibido con mucha alegría por familiares, amigos y conocidos.
Trascurridos los días de licencia, y viajando en los mismos medios, el día 12 de agosto me presenté en el Regimiento, permaneciendo aquí hasta el 19 de agosto, día en el que obtuvimos la baja total del Servicio Militar Obligatorio. El regreso definitivo a casa, lo hago en ómnibus, desde la Guarnición hasta Comodoro Rivadavia, luego en avión hasta Córdoba, y por último en colectivo, hasta Elena.
Así termina la historia de una breve etapa de mi vida; pero seguramente la más significativa.


Veterano de guerra Víctor Hugo Bertone.
Sección “GATO”-Compañía “C”.
Regimiento de Infantería 25.

jueves, 27 de octubre de 2016

Helicóptero medio: Aérospatiale SA 330 Puma


  Aérospatiale SA 330 Puma




Wikipedia



El SA 330 Puma es un helicóptero utilitario o transporte medio, bimotor y con rotor principal de cuatro palas para usos civiles o militares. Fue diseñado en los años 1960 y fabricado originalmente por la compañía francesa Sud Aviation y después de 1970 con la fusión de la empresa con otros fabricantes aeronáuticos de Francia pasó a ser fabricado por la compañía resultante Aérospatiale. También ha sido fabricado en el Reino Unido por Westland Aircraft.


Historia

A comienzos de la década de los sesenta la Sud Aviation comenzó a diseñar y desarrollar un helicóptero equipado con dos turbinas destinado no sólo a cumplir las especificaciones del Ejército francés para un transporte táctico y logístico para todo tipo de condiciones atmosféricas, sino también a su utilización por otras fuerzas aéreas. El diseño de este aparato respondía a las demandas de la ALAT (Aviación Ligera del Ejército de Tierra Francés), que necesitaba un helicóptero de tamaño medio, capaz de operar en todo tipo de clima tanto de día como de noche, para así sustituir a los Vertol H-21 y los Sikorsky H-34. El 15 de abril de 1965 el primero de dos prototipos realizó su primer vuelo. El acuerdo anglo-francés sobre helicópteros (firmado el 2 de abril de 1968) convirtió a la Westland Helicopters de Gran Bretaña en copartípice en la producción de este aparato. Originariamente proyectado para el servicio en el Ejército francés y en la RAF, esta última solicitó la adaptación del helicóptero para el transporte táctico.


Diseño y desarrollo

El fuselaje del SA 330 Puma, como se denominó a este aparato, es una estructura semimonocasco íntegramente de metal, con la planta motriz montada externamente encima del casco del fuselaje y delante del emplazamiento del rotor principal. El rotor es impulsado por medio de una caja principal de transmisión, con dos engranajes cilíndricos rectos para adaptar la energía de los dos motores turboeje a un eje impulsor simple. En la eventualidad de que un motor falle, el motor restante continúa impulsando el rotor, y en caso de que ambos motores fallen, el rotor principal autogiratorio continúa impulsando los arranques auxiliares del eje del rotor de cola, el alternador, las bombas hidráulicas y el ventilador. La viga de cola, que lleva un rotor de cola de cinco palas con el eje de giro a estribor y un estabilizador horizontal a babor, es una continuación monocasco del fuselaje de popa. Al comienzo las palas del rotor principal estaban construidas en aleaciones ligeras, pero en las unidades fabricadas a partir de 1976, las palas están compuestas de fibra de carbono y estructura en panal de abeja, con bordes de ataque antiabrasivos de acero inoxidable. El tren de aterrizaje es del tipo triciclo semirreplegable, con dos ruedas en cada pata.



Hubo algunos cambios en la planta motriz: los primeros SA 330B para el Ejército y las Fuerzas Aéreas de Francia, y los SA 330E para la Royal Air Force británica estaban equipados con turboejes Turmo III C4 con una potencia de 1.328 cv en el despegue; y las versiones militares para exportación SA 330/H, que volaron por primera vez en septiembre de 1968, tenían originariamente motores Turmo IVC de 1.575 cv, que incluían anticongelantes en las tomas de aire del motor.



Las primeras versiones civiles SA 330F/G tenían motores Turmo IV A de 1.435 cv como el que voló por primera vez el 26 de septiembre de 1969 y los que fueron entregados desde finales de 1970; pero, lo mismo que el SA 330H, a partir de finales de 1973 el SA 330G adquirió motores Turmo IVC, planta motriz que se instala también en los helicópteros SA 330J (civil) y SA 330L (militar), introducidos en 1976.



El SA 330J tiene acomodo para una tripulación normal de dos personas en el compartimiento de pilotaje, y la cabina puede llevar 8, 9 ó 12 VIP, o bien 20 pasajeros en una disposición de gran densidad, con un lavabo y compartimiento para equipaje en la parte posterior de la cabina. Equipado con aparatos térmicos anti-hielo en las palas del rotor principal y anticongelantes térmicos en las palas del rotor de cola, tomas especiales y radar meteorológico, el SA 330 puede volar en todas las condiciones atmosféricas.



La producción del SA 330 Puma por parte de Aérospatiale cesó en 1987, llegando a haber fabricado 692 unidades. El Puma fue reemplazado por una versión mejorada, el AS 332 Eurocopter Super Puma.


Especificaciones técnicas (SA 330J Puma)


Características generales

Tripulación: 3
Capacidad: 8/20 pasajeros
Longitud: 18,15 m
Diámetro rotor principal: 15,00 m
Altura: 5,14 m
Peso vacío: 3.766 kg
Peso máximo al despegue: 7.400 kg
Planta motriz: 2× turboeje Turmo IVC.
Empuje normal: 1.175 kW 1.575 cv de empuje cada uno.


Rendimiento

Velocidad máxima operativa (Vno): 139 nudos 258 km/hora
Alcance: 550 km
Radio de acción: 310 mn 572 km
Techo de vuelo: 4.800 m 17.300 pies






miércoles, 19 de octubre de 2016

Misiones de espionaje anglo-chilenas (2/2)

Malvinas: Operaciones secretas aéreas
por Giordani
Parte 1 - Parte 2
Cavok - Asas da Informaçao

Los helicópteros Sea King

Además de Canberra y Hércules, Punta Arenas parece haber acogido helicópteros Sea King de la Armada, probablemente para infiltrarse en los equipos de espionaje y sabotaje del SAS en Argentina, con el objetivo de desactivar el avión Super Etendard antes de que los elementos mayores y más vulnerables del grupo de trabajo británica llegó a las islas Malvinas. Se dice que catorce oficiales de la SAS y los servicios secretos, dirigidos por un tal teniente coronel Tudor, se transfirieron al regimiento de paracaidistas con el fin de tener su presencia oficial el 11 de mayo.
En la noche del 17 de mayo de dos Sea King equipado para vuelo nocturno perteneciente al Escuadrón 846 fueron transferidos de HMS Hermes HMS Invencible; este último crucero y la fragata HMS Broadsword luego a la izquierda del grupo de trabajo y se trasladaron a oeste a 25 nudos, con radios y radares en silencio. El 3h15min GMT, el Sea King ZA290 despegó de Invencible, teniendo el equipo del SAS. Los dos barcos regresaron, a continuación, el grupo de trabajo, con la reserva rey del mar todavía a bordo del crucero. La única otra noticia que tiene el ZA290 es que en la noche del 18 de mayo, se realizó un aterrizaje forzoso en la playa de agua dulce, 18 km al sur de Punta Arenas, en territorio chileno. Los tres hombres que estaban a bordo del helicóptero dispararon y se dice que ha estado desaparecido durante varios días antes de entregarse a las autoridades chilenas. Circulantes, pero otra versión, según la cual la tripulación ZA290 fue rescatado casi de inmediato por un helicóptero chileno sí habían llamado, y que las autoridades británicas y chilenas combinaron su "descubrimiento" por el día antes del aterrizaje principal de las fuerzas de la Gran Gran Bretaña en Malvinas.


 Los testigos de Chile reveló que la tripulación del Sea King ZA290 fue recogido por un helicóptero de Chile, por lo que disparó sus aviones.
 Usted no sabe el propósito de la misión del rey de mar; Puede que haya sido la infiltración de un equipo de SAS para sabotear el Super Etendard, o un grupo de reconocimiento para informar de los aviones de ataque del despegue de radio. Puede haber sido también una estafa para engañar a los argentinos, obligándolos a gastar tiempo y recursos. Jon Nieve dice un funcionario de la inteligencia chilena llamado Mario Burgos le mostró una foto aérea de Río Grande, en el lado argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego, muestra cinco quema de las aeronaves en tierra.
Cualquiera que sea el resultado de la misión, el piloto, el teniente Richard Hutchings cuerpo de marina, y el copiloto, el teniente Alan Bennett Armada, recibieron la Cruz de Servicio Distinguido; Por otro tripulante, el suboficial de P. B. Imrie, recibió la Medalla de Servicio Distinguido.
Otra unidad británica involucrada en operaciones clandestinas de recogida de inteligencia era el Escuadrón 51, que es la unidad ELINT de la RAF equipado con aviones Nimrod. Su participación en el conflicto fue confirmada sólo cuando la unidad recibió premios de combate. Uno de los aviones de la escuadrilla (eran tres) recibieron sonda para reabastecimiento de combustible y tal vez todos ellos han operado sobre la base de la isla de Ascensión. Se habla mucho de que durante el conflicto, uno de los Nimrod despegó del territorio chileno.


 Un Sea King HC.Mk 4 se aproxima a la cubierta del HMS Audacious. El barco estaba equipado con sistema de telecomunicaciones complejo y era el soporte ideal para las actividades de la SAS.

Compensaciones

Se sabe muy poco de lo que Gran Bretaña obtuvo del supuesto acuerdo anglo-chileno. Lo que Chile ganó es mucho más evidente. Bretaña bloqueó investigaciones de la ONU en violaciónes de los derechos humanos en Chile, después de haber puesto objeciones a la reapertura de una parte de la investigación y abstenerse de votar sobre una moción de condena al procedimiento gobierno, militar chileno y la democracia y derechos humanos.
Restricciones a la venta de armas a Chile fueron suspendidos, obviamente, pero después de las quejas que detectan el Ministerio de Defensa del Reino Unido afirmaron que el embargo ya se había terminado en julio de 1980, cuando han sido puestos en libertad, repuestos para aviones Hunter. Esto no convenció por completo los observadores militares británicos, porque sabían que Chile estaba buscando desesperadamente piezas, motores y fuselaje incluso Hunter en el mercado internacional hasta el comienzo de las hostilidades entre Gran Bretaña y Argentina. La inferencia más razonable es que las autoridades británicas no podría - o no - proporcionar este material. De todos modos, el Ministerio de Defensa británico negó que las aeronaves Hunter y Canberra entregado a Chile han sido donados o vendidos como resultado de los acuerdos durante la Guerra de las Malvinas, afirmando que los acuerdos respecto se había hecho mucho antes comienzan las hostilidades.


 Un Nimrod de la escuadrilla 51; la única evidencia de la participación de esta unidad en el conflicto de las misiones de espionaje electrónico, fue el hecho de la decoración de combate.

Al menos una docena de aviones Hunter fueron retirados de armas tácticas en la RAF Brawdy y transferidos a la Fuerza Aérea de Chile. Las primeras ocho fueron trasladados el 6 de abril de 1982 por la RAF Abingdon, donde se renovaron y sin uso antes de ser enviado por el camino de la RAF Brize Norton. Los dispositivos fuera de allí en dos lotes, uno el 24 de abril y otro el 22 de mayo en cargueros Boeing 747 Flying Tiger Airlines, que vienen a Chile con paradas en Puerto Rico.


 Boeing 707 de la Fuerza Aérea de Chile, que se encontró en Gran Bretaña varias veces en 1982 para obtener piezas de repuesto para Hunter y Canberra.

El 22 de noviembre, cuatro Hunter llegó a Abingdon, y luego enviado por vía aérea a Chile. La entrega de estos aviones permitió la reorganización del Grupo 9, que es la segunda escuadrilla de Hunter de la Fuerza Aérea de Chile y había sido cerrada en 1981 por falta de piezas de repuesto. Varios pilotos de la RAF fueron enviados a "entrenar" a los chilenos. Tres Canberra PR.Mk 9 fueron retirados del depósito de la MU 19 en la RAF St. Athan y se retiró antes de ser transferido a Wyton, donde seis pilotos y un número desconocido de expertos de tierras chilenas habían recibido formación. Los tres planos que dejan de Wyton el 15 de octubre 19827, pero no están seguros de si estaban acompañados por el Boeing 707 de la Fuerza Aérea de Chile, o uno de los dos C-130 de esa rama de las fuerzas armadas chilenas. De todos modos, estos tres aeronaves de gran tamaño hizo varias visitas a los aeropuertos británicos en 1982, incluyendo Lyneham, Luton y Wyton, presumiblemente, recogiendo piezas de repuesto y equipos.
El General Fernando Matthei, Jefe del Estado Mayor del Aire y miembro de la junta militar del Gobierno de Chile, visitó Gran Bretaña; también lo hizo el director de la Comisión Chilena de Energía Nuclear. Gran Bretaña envió a Chile una delegación comercial y siempre que el país cuarenta barras de uranio enriquecido para su uso en un proyecto de reactor nuclear.


 El Grupo Tigre F-5E 7 de la Fuerza Aérea de Chile mantiene ocupada la Argentina en su frontera occidental durante la Guerra de las Malvinas.

Por último, Gran Bretaña también dio a Chile sus bases en la Antártida., Oficialmente a cambio del derecho a utilizar de forma permanente el aeropuerto existente en las islas Diego Ramírez en territorio chileno, al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego.

Glosario

GMT Hora media de Greenwich (Greenwich Mean Time)
Buque HMS Royal Navy (Su / Buque de Su Majestad)
MU unidad de mantenimiento (Unidad de Mantenimiento)
Servicio aéreo especial SAS (Special Air Service).

FUENTE / Imágenes: Guerra aviones Nº 36
Edición: CAVOK

martes, 18 de octubre de 2016

Gabino Ruiz Díaz, un héroe todavía buscado por su madre

La conmovedora historia de una madre de Malvinas que aún busca a su hijo
A treinta y cuatro años de la guerra, es el amor lo que mantiene en pie a Elma Pelozo quien sigue buscando sin descanso el cuerpo de su hijo, Gabino Ruiz Díaz
Por Gaby Cociffi - Infobae
Directora Editorial de Infobae | gcociffi@infobae.com | @gabycociffi


Elma Pelozo, en su casa de Colonia Pando, Corrientes (Alejandro Carra – Gente)

"Si Dios me levanta en este lugar, mami, si ya no regreso, no llore por mí porque estoy luchando por la Patria".

La apretada letra de Gabino Ruiz Díaz, en el amarillento formulario de encotel –Empresa Nacional de Correos y Telégrafos–, que con franqueo pago había llegado desde las islas Malvinas, le anunció a su madre que debía esperar lo peor. "'Cambacito' sabe que no va a volver", se dijo Elma Pelozo (hoy 76), sentada en la cocina de su casita de adobe y chapa, en Colonia Pando, a 140 kilómetros de la ciudad de Corrientes.



"Siento orgullo, mami. Yo juré por nuestra bandera y tengo que cumplir. Si Jesús luchó por nosotros y nos liberó, yo lo haré por mi Patria", estiró las palabras para llenar el renglón con su caligrafía infantil.

En soledad Elma dejó escapar una lágrima, que rápidamente secó con el repasador. No quería que su familia la vea triste. Su Cambacito ("por negrito", aclara) estaba en Malvinas. Y era el orgullo de la humilde colonia donde cosechaban tabaco y sandías.

A su memoria regresaron todas las imágenes del día en que su hijo le dijo adiós y se fue a la guerra para siempre.

"La última vez que lo vi fue el 10 de marzo del '82. Se vino para la casa arriba de su tordillo negro para despedirse de los hermanos, hablar con su padre y darme un beso lleno de amor", recuerda y busca la única foto que Gabino se sacó en toda su vida. Gastada por los años, con los colores apagados por el paso del tiempo, allí se lo ve a Gabino, con solo diecinueve años, posando orgulloso en su uniforme del Regimiento de Infantería 12 de Mercedes, Corrientes, donde le tocó hacer el servicio militar. Serio y firme en su camisa blanca, el pantalón y el corbatín caquis, el birrete con el escudo nacional apenas ladeado hacia la derecha, luce con honor su vestimenta de soldado.

LA MUERTE DE UN VALIENTE



La única foto que se sacó en su vida Gabino Ruiz Díaz: tenía 19 años y lucía orgulloso su uniforme del Regimiento de Infantería 12 de Mercedes, Corrientes

Elma acaricia la foto de su hijo. "En ese entonces éramos una familia feliz", suspira. Treinta y cuatro años después, la familia ya no es la misma. Su marido, don Gabino, murió en 2011 luego de una penosa enfermedad que lo tuvo postrado durante una década. Pero ella encuentra otra explicación para el sufrimiento del único hombre que amó, que va mucho más allá de la medicina: "Empezó a apagarse el día en que le dijeron que su hijo estaba desaparecido en la guerra, que ya no volvería".

Los recuerdos -entre mates y pastelitos de queso y dulce caseros- se cuelan por todos los rincones de esta casa que, gracias al dinero que recibieron de la pensión por el hijo muerto, tiene cielorraso, machimbre, cerámicos y ladrillos.

Elma relee aquella carta y llora en silencio. "Yo lucharé por mi Patria", escribió Cambacito pocos días antes de morir en la cruenta batalla de Goose Green, el 29 de mayo de 1982. Llevaban tres días enfrentando al Segundo Batallón de Paracaidista británico cuando Gabino saltó de su trinchera y al grito de sapucay "les puso el pecho a los ingleses y salió a pelear a campo abierto, mientras nosotros nos quedábamos en el pozo", recuerda Ramón Alegre, compañero en el Regimiento 12.

LA VIDA DE CAMBACITO


El 27 de junio de 1962, con la escarcha aun cubriendo los campos y la ayuda de la partera Doña Miño, llegó al mundo el tercero de los ocho hermanos Ruiz Díaz. Cinco días más tarde, como marca la tradición en la provincia norteña, la comadrona regresó al ranchito de adobe llevando el agua bendita para que el niño "renunciara al demonio" y fuera bautizado. Su padre eligió el nombre sin un atisbo de duda: "Se llamará como yo, Gabino".

Gabino creció entre los cultivos de tabaco y sandías, esos que le permitían a la familia llenar la olla y tener pan en la mesa cada noche. Mientras trabajaba en la cosecha, terminó séptimo grado en la escuela Santa Rosa de Lima –hoy Escuela 216 Héroe de Malvinas Gabino Ruíz Díaz–, destacándose en Ciencias Naturales. Su maestra de cuarto grado, Carmen Itatí Nuñez, lo definía -según se lee en el viejo cuaderno- como un chico "muy despierto, que habla siempre de animales y es aplicado en la tarea".

Tuvo una infancia de pobreza y privaciones, pero con una familia que supo encontrar en las pequeñas cosas una gran felicidad. Vivían al día, con lo que el campo les daba, sabiendo que a su casa en las Navidades nunca llegaría Papá Noel, y que no valía la pena escribirle una carta a los Reyes Magos pidiéndoles el juguete soñado. "Eramos muy humildes, sabíamos que para nosotros no había regalos", explica su hermana Antonia. Pero un 6 de enero, don Gabino se dio un lujo que aún hoy sus hijos recuerdan con el corazón estrujado de dicha: les compró a cada uno de ellos una alcancía con forma de animal. "A Cambacito le tocó un dorado enorme, como de 40 centímetros de largo. Arriba de la aleta tenía la ranura para echar las monedas", rememora su madre.

El amor no le fue esquivo y, aunque nunca presentó una novia en familia, todos saben –"por boca de la nieta de don Tito"– que Gabino se había enamorado por primera vez de Elenita, que luego siguió Leonor, y más tarde cortejó a Vicenta. Fue a esta última, aseguran, a quien le contó sus ilusiones: "No voy a ser policía como mi papá. Cuando me den la baja en el servicio militar voy a cultivar tabaco y sandías". Elma no sabe si su hijo le pidió a aquella novia que lo esperara. "No lo creo, él tenía un corazón inquieto", resume con picardía.


MI HIJO SE FUE A LA GUERRA



Batalla de Pradera del Ganso (Ejército Argentino)

Fue en el tiempo de Pascuas de Resurrección cuando Gabino se despidió de su familia."Llegó cuando ya caía la tardecita y me dijo: 'Mañana me voy al Regimiento en un camión que lleva fruta'. Me acuerdo que tenía ese pulóver azul con botones de madera que le quedaba tan lindo… A la hora de la cena se sentó en la cabecera de la mesa, y todos nos sentamos rodeándolo para despedirlo. Fue como un cumpleaños. Comimos estofado de pollo y yo le herví unos fideos", recuerda Elma cada detalle con una precisión que conmueve.

"A la mañana siguiente ensilló el caballo muy tempranito y en silencio. Me vio en la cocina, callada y triste. Y vino y me abrazó", cuenta. Antes de partir habló a solas con su padre, a quien siempre había obedecido sin cuestionar una sola de sus palabras, y cargó un pequeño bolso con todas sus pertenencias: un pantalón de abrigo, la camisa de fondo blanco con estampado en colorado y negro que usaba para los bailes, su pulóver azul y las botas del uniforme recién lustradas.

"Lo vi irse por ese camino. La imagen se fue haciendo chiquita y él cada tanto se daba vuelta y saludaba con la mano", relata con angustia. En ese entonces Elma no sabía que su hijo se iba a la guerra. "Nadie del Regimiento llamó para decirme que se iban a las islas. Y tendrían que haberlo hecho… eran criaturas. Seguro ahora Galtieri está pagando en el infierno porque dejó morir a nuestros chicos y enlutó la Argentina", finaliza con la voz quebrada.

DIOS, EN VOS CONFIO



Elma en la escuela donde estudió su hijo y que hoy lleva el nombre Héroe de Malvinas Gabino Ruiz Díaz  (Alejandro Carra – Gente)

"La fuerza me la da Gabino y me la da Dios. En Dios encuentro consuelo", habla Elma con esa aceptación del destino que solo da la Fe. Católica de nacimiento, evangelista desde el año 66′ -cuando los pastores le enseñaron a "encontrar las palabras para poder hablar con Dios"-, siente que Jesús la salvó. Y agrega con devoción cristiana: "Sé que nuestro Señor está cuidando a mi hijito, pero la herida no cicatriza nunca, sigue sangrando, y todavía lo extraño".

Cuando Cambacito se fue a la guerra, ella rezó cada noche "pidiéndole al Padre celestial que lo proteja". Pero su hijo quedó en esa tierra de turba y niebla. ¿Acaso sintió que Dios no la había escuchado? "Dios es el arquitecto de nuestra vida, hija. Solo El comprende por qué decidió llamarlo a su lado. Nunca me enojé con Nuestro Señor, El siempre te está escuchando", responde sorprendida.

Y me lleva al patio delantero de su casita, donde su marido plantó un árbol florido que aún perdura. Lo señala, y cuenta: "Cuando Cambacito estaba en las Malvinas yo miraba este árbol y pensaba que Dios suele cortar la flor que más quiere para llevarla a su lado. Entonces, yo elegía una flor cada día y se la dedicaba a Dios, pensando que quizá así no llevaría a mi hijo. Pero nadie escapa a su destino, hija, nadie".


EL DIA DEL ADIOS


Don Gabino, Elma y los siete hijos que les quedaban, fueron llamados a la Municipalidad en 1984. Allí les anunciaron que Gabino estaba desaparecido, que ya no volvería

Los mates siguen de mano en mano mientras cae la tarde. Elma, entrañable y cariñosa, me abraza y casi susurrando me confiesa al oído: "Mi hijo murió en las Malvinas, pero vino a casa esa noche a despedirse". Relata que una mañana de mayo del 82′ se fue caminando por el baldío hacia la casa de su madre. Doña Lucía estaba angustiada y la recibió con una frase que sería premonitoria: "Tu hijo no va a volver". Ella la cortó con dureza: "¡Cállese mamá! No hable de eso que de usted no depende".

Esa noche se quedó a dormir en la cama que su hijo había usado desde los diez años, allí en la casa de la abuela. "Y sentí que Gabino vino, se acostó a mi lado y me besó. Sentí muy claramente la tibieza de su cuerpito", murmura. Era la madrugada del 29 de mayo de 1982, la misma fecha en la que su hijo cayó peleando en la batalla de Pradera del Ganso.

"Hoy sé que me visitó para despedirse. Yo sentí el calor de mi hijo que no quería irse sin decirme adiós", cuenta con lágrimas en los ojos.

Y un día la guerra terminó. Los soldados volvieron al Continente. Los llevaron en trenes y camiones a sus pueblos. Pero Cambacito no regresó. Desesperada, Elma llegó jadeando al Regimiento: "¿Dónde está mi hijo?", imploró. "El soldado Gabino Ruiz Díaz está desaparecido", informaron los oficiales a cargo. Elma se quebró: "¿Desaparecido? ¿Dónde? ¿Va a volver? ¿Alguien lo vio?". La única respuesta que obtuvo fue el silencio.

Mucho tiempo después de la guerra, tanto que ya no recuerda, le entregaron en la Municipalidad un sobre certificado con el remitente del Regimiento de Mercedes. En el mismo instante en que lo abrió, se desvanecieron todas sus esperanzas: "Esperé hasta el último instante que Gabino un día golpeara la puerta y regresara a casa. Figuraba como 'desaparecido' y eso me daba esperanzas. Pero en esa carta me vino la medallita de identificación. Tenía su nombre y su número de documento. Era una chapita de zinc, partida al medio, y estaba manchada de sangre seca. Ahí me di cuenta que Cambacito ya no volvería".

ESAS ISLAS LEJANAS


Elma, su hija Antonia y su nieta Noemó, profesora de Lengua y Literatura (Alejandro Carra – Gente)

Durante veinte años nadie volvió a hablar de Cambacito en la casa. Como si el silencio, el no nombrarlo, pudiera tapar el dolor de la ausencia. "Tenía algo atragantado en la garganta, se me hacía un nudo y se me atoraban las palabras", asegura. Fue entonces cuando pudo viajar a las Malvinas. En el cementerio de Darwin recorrió las 237 cruces blancas, sin derramar una sóla lágrima. "Allí sentí que estaba cumpliendo con lo que él me había pedido en sueños: no llorarlo en el lugar que sufrió y murió".

Se abrazó a la placa que había llevado, y en la que había grabado su nombre, y caminó entre las tumbas. Ninguna cruz tenía el nombre de su hijo. "¿Dónde tengo que poner este recordatorio?", se preguntó. "Esperaba sentir algo, una señal. Ahí, en la tercera fila, supe que debía apoyar el bronce. Fue algo interno, como si mi hijo me dijera: 'Estoy acá, mami'. Entonces me arrodillé, dejé la placa y le recé", recuerda.

A Elma le faltó en ese primer viaje a Malvinas, y aún le falta hoy, una tumba donde dejar una flor: el cuerpo de Gabino Ruíz Díaz, como el de otros 123 caídos, jamás fue reconocido. Su cruz reza simplemente: "Soldado argentino solo conocido por Dios".

A treinta y cuatro años de la guerra, Elma Pelozo se suma a los 360 familiares que desde 2012 luchan y bregan -junto al veterano Julio Aro, de la Fundación No Me Olvides de Mar del Plata y a esta periodista-, por la identificación de los soldados NN de Malvinas.

Hoy, los gobiernos de Argentina y el Reino Unido, con la cruz Roja Internacional como mediadora, han dado los pasos políticos y diplomáticos  necesarios para para que esta causa humanitaria finalmente pueda realizarse. Sin embargo, el tiempo pasa, y las madres de los caídos sufren: "Hemos esperado muchos años, ya no tenemos tanto tiempo, todas las mamás somos gente grande… Ojalá que el presidente Macri, que es papá, entienda la enorme angustia que significa irse de esta vida sin saber dónde está tu hijo. Saber dónde está el cuerpo de Cambacito, que tanto he buscado durante todos estos años, me traería una nueva paz", implora.


En el día de la madre, Elma festejará con sus hijos y sus nietos. En la mesa familiar, todos recordarán a Cambacito. Con una sonrisa asegura que este domingo, seguramente, algún veterano pasará a saludarla: "Todos ellos son un pedazo de mi vida", dice emocionada.

Y cuenta con entusiasmo que cuando la visitan la llaman "mamá", y ella los abraza como abrazaba a su Gabino. "Nunca te vas a olvidar de tu hijo, pero hubo nuevos hijos que me dio la vida".

lunes, 17 de octubre de 2016

Kelpers molestan azuzando maniobras

Los kelpers dicen que lanzarán misiles como “ejercicios de defensa”
El consejero Summers afirmó a PERFIL que se establecieron “prácticas regulares” porque “ya fuimos invadidos por Argentina”.

Andrés Todesca - Perfil



Británicos. Habrá ensayos balísticos entre el martes 19 y el viernes 28 de octubre próximos. Foto:cedoc

El anuncio que se conoció ayer sobre la realización de nuevos ejercicios militares por parte del Reino Unido en las islas Malvinas, “que incluye el lanzamiento de misiles”, provocó reacciones en la Argentina, y también entre los isleños. Las acciones de los militares británicos se extenderán entre este martes y el próximo 28 de octubre. En diálogo con PERFIL desde Puerto Argentino, el miembro del gobierno kelper Mike Summers minimizó las maniobras, a las que definió como “prácticas de rutina”, aunque señaló que se trata de “ejercicios de defensa” porque “ya fuimos invadidos por la Argentina”.

Según aseguraron fuentes de la Cancillería argentina a PERFIL, el gobierno ya contaba con la información sobre el despliegue militar desde el jueves pasado, lo que le permitió preparar la respuesta diplomática antes de la difusión del comunicado. La noticia fue recibida con cierta desazón en el ámbito diplomático: se trata de un nuevo traspié del gobierno de Macri en torno al tema Malvinas, luego de la polémica despertada por el acuerdo bilateral firmado con los británicos el pasado 13 de septiembre y con la ambición de “mejorar las relaciones”. Esto, sumado al veto de Susana Malcorra en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –presuntamente efectuado por Londres, aunque sin confirmación–, supone una nueva traba en el intento por descongelar los vínculos diplomáticos en torno a la cuestión de la soberanía de Malvinas, que fueron enfriados durante los años del kirchnerismo.

Una semana atrás, el propio Summers le había transmitido a este medio la “esperanza” por parte de los kelpers por “desarrollar una política más segura” con el gobierno de Macri, a quien habían visto con “interés en construir una mejor relación con todo el mundo occidental”.

En marzo de 2015, el Reino Unido llevó a cabo ejercicios especiales y dispuso un aumento del presupuesto militar en las islas, lo que generó críticas de la entonces presidenta, Cristina Fernández. Las fuerzas armadas británicas, tras la guerra de 1982, instalaron una base militar y anualmente realizan maniobras de combate defensivo.

—Desde el gobierno argentino están preocupados por estos nuevos ejercicios que incluyen lanzamiento de misiles.

—No entiendo por qué deberían estar preocupados en la Argentina. Mi entendimiento sobre este tema es que se trata de maniobras de corto alcance que se vienen practicando desde hace varios años. Se trata de ejercicios de defensa, no tiene ningún propósito contra la Argentina.

—Pero si no es contra la Argentina, ¿entonces qué objetivos de defensa tienen?

—(Risas) Tenemos una capacidad de defensa en las islas Malvinas porque ya fuimos invadidos por la Argentina previamente. Debido a este antecedente, establecemos ejercicios de práctica regulares.

—¿Hacia dónde estarán dirigidos estos misiles “de práctica”?

—No tengo información específica al respecto. Pero se trata de un ejercicio de rutina que tiene lugar cada año. El lanzamiento de estos misiles ocurrirá muy cerca de Puerto Stanley (Puerto Argentino). Solamente viajarán un par de millas.

domingo, 16 de octubre de 2016

Reflexiones de los pilotos sobre la Operación Black Buck

Reflexiones sobre el bombardeo de la pista de Puerto Argentino



En esta entrevista de 15 minutos, el piloto Martin Withers y el Navigator Plotter Andy Marson discuten su papel en la primera Operación Black Buck y su amor de vuelo. Martin Withers fue el piloto de la primera operación Negro Buck lanzado desde la RAF Waddington. Andy Marson estuvo involucrado en las etapas de planificación y formó parte de la planificación de rutas para la operación. La película es uno de varios producidos por huevo eléctrico para Aviación Patrimonio Lincolnshire y destaca el papel de Lincolnshire, en herencia de la aviación de Gran Bretaña.