lunes, 6 de junio de 2016

El bautismo de fuego del 3 de Oro

EL 3 DE ORO ENTRÓ EN COMBATE
Por el Tcnl (R) VGM Víctor Hugo Rodríguez *


El contraataque del 3 de Oro.


13 de Junio de 1982, 22:00 hs, cerro Tumbledown mirando al valle del arroyo de Moody Brook ,a la izquierda el Longdon; enfrente el Regimiento 7 de Infantería de La Plata estaba recibiendo fuego intensivo desde hacía dos días el 11 y el 12 de Junio, era un infierno, estábamos unos cien metros en altura más arriba que ellos y allá a 5 Kms de distancia; día y noche el enemigo inglés no dejaba un centímetro sin castigar con fuego naval, artillería y morteros; estaba claro que preparaba el ataque sobre las alturas del Regimiento, de vez en cuando nos atendían a nosotros como para avisarnos que se vendrían luego hacia el Tumbledown.

Debajo del Longdon el capitán Soloaga, héroe en la guerra que supo trasladar sus valores sanmartinianos a la paz, “se aferraba como una ostra” a las rocas; ellos ya estaban en combate resistiendo el cañoneo infernal al que eran sometidos día y noche; veíamos como espectadores privilegiados y azorados su resistencia, algunas patrullas se desprendían...; pero para sacar sus muertos y depositarlos en una ambulancia abandonada y empantanada en el medio del Valle y volvían al combate! El solo verlos marchar nuevamente a esa ducha de artillería, conmovía.

Eran las 22 hs del 13 de junio, me llama el Capitán Zunino, jefe de la Compañía A Tacuarí del 3 de Oro, un capitanazo de aquellos para tenerlo de jefe en la guerra; nos convoca al Tte. Dobrovevic Jefe del grupo apoyo, al Tte. Mones Ruiz jefe de la 2da sección de tiradores, al Subte. Aristegui jefe de 3ra sección y al suscripto.

“Debemos ir a apoyar al Regimiento 7 que está siendo atacado en aquella altura”.
No conocíamos el terreno sino por las vistas, nunca habíamos hecho un reconocimiento, ya que nuestro arribo era del  día anterior, no estaba previsto nuestro empleo en esa dirección, nos estábamos preparando para sostener nuestra posición contra el ataque que sería al otro día, sobre nuestras posiciones que no eran otras que unas pocas piedras bajas, ya que las palas Tempex que llevamos se rompieron antes de cumplir una semana; eran de aluminio roscado y la presión de la greda las hacía polvo, no teníamos con qué hacer pozos.



Equipo.... manta y paño de carpa terciado, solo tres cargadores.
Infrarrojo... uno solo, el del Capitán.
Radios, ninguna, sin pilas, sin comunicación con el jefe de compañía ni entre nosotros; en Malvinas la infantería de la 1ra guerra, presente.

Sí, porque solo teníamos tres cargadores, entonces ordené llevar munición dentro de medias que uníamos y nos las poníamos sobre el cuello...
Hablamos con Aristegui, era un cadete de 4to año “comisionado  subteniente” para Malvinas, de la misma edad  que sus soldados, no obstante siempre un ejemplo.

“Aristegui, formemos en cadena Ud. a la derecha yo a la izquierda, salgamos cuanto antes del valle, vamos a atravesarlo a paso firme para llegar a las alturas cuanto antes”.

El campo de combate era un infierno, todo rugía, todo era incandescente, el Longdon , el valle, Wirelles Ridge donde estaba el R I 7, Puerto Argentino, el Williams, las trazantes, los lanzacohetes, toda la guerra a pleno, el asalto final a full. Hacha y tiza de los dos lados.

Cruzamos el arroyo donde nos mojamos hasta la cintura, nevaba..., frío... no me acuerdo, la adrenalina a mil calentaba nuestros cuerpos.

De pronto observamos desde el valle, que donde debía estar el Regimiento 7 esperándonos, había ingleses allá arriba que estaban tirando con fuego de fusil y de cohetes sobre los ex cuarteles de los Royal Marines; nada entendíamos, sin comunicaciones solo podíamos resolver sin esperar órdenes de nadie.

“Aristegui, arriba está el enemigo tratemos de sorprenderlo, no siga derecho para no chocar, gire a su derecha y ganémosle la altura” luego de esa conversación de combate el joven oficial camina cinco  metros y me gritan... "¡el subteniente cayó herido en el cuello!". Corrí hasta el lugar y  luego de tocar su cuello ensangrentado escucho que uno de sus hombres le dice... golpeándolo en la mejilla con su palma de la mano... “Vos te portaste muy bien con nosotros pendejo, nosotros te vamos a sacar de acá”  y rápidamente se lo llevaron para abajo.

Hoy es un ejemplar oficial malvinero, el “Nono” Aristegui, que supo ganarse el respeto de sus soldados con solo 19 años, el disparo le atravesó el cuello detrás de la columna vertebral.

El enemigo nos detecta y nos ilumina con bengalas aéreas, todavía estábamos en el valle, con cuarenta hombres de Aristegui y cuarenta  míos; advirtiendo que harían fuego de eficacia mandé el asalto sobre sus posiciones que estaban unos cien metros arriba del cerro, en la alturas de Wirelles Ridge.

Segundos después caía sobre el lugar donde estábamos  antes  una barrera de fuego de artillería de aquellas...

No me entraba en la cabeza que mis hombres iban a contraatacar en el medio de esas bombas que conocimos esa misma noche, explotaban cincuenta  metros arriba de nuestras cabezas y caían las esquirlas con una ducha encendida para destruir todo lo que tocaban.

¡Al asalto!.... ordené; no había opción para llegar arriba y apoyar al R I 7, que alegría, que emoción ver mis soldados y los de Aristegui con todos los suboficiales a la carrera que llegaban arriba, era increíble verlos al “Cata” Carballo mi estafeta veloz, al “Mono” Paz mi radiooperador sin radio, Aumasane, Izaguirre, “Bombón Díaz”, Juan Fernández hoy dirigente de la Federación, todos soldados porteños impulsados por el amor a la Patria pechando desde el valle la pulseada con los ingleses por ése pedazo de tierra malvinera. Y tenían solo 18 años y hambre y frío y sin comunicaciones, pensar que la prensa amarilla los Llamó “chicos de la guerra”; que saben los giles...

Esto dijeron los británicos del 2do Batallón de paracaidistas que actuaron apoyados por dos naves de guerra, dos baterías de artillería, dieciséis morteros de 81 milímetros y 4 tanques livianos que dispararon más de 6000 proyectiles en 48 horas sobre el Regimiento 7 y después sobre nosotros  de ése choque...

“El primer pelotón del Teniente Primero Víctor Hugo Rodríguez entra en acción. Los hombres avanzan por saltos individuales, entre los componentes del segundo pelotón, tratando de encontrar cubiertas donde podían; en su avance abrieron fuego intenso y el pelotón 12 de la Compañía B del Teniente Jonathan Page y los paracaidistas del Batallón 2 no parecían retroceder, la cosa se tornó como en el lejano oeste; cada uno debía arreglarse de manera individual en forma conjunta con los paras”
.
La sección mía no alcanza a girar a la derecha y el extremo izquierdo choca contra el enemigo que se sorprende y comienza a replegarse quedando esa porción del cerro en nuestro poder; estábamos mezclados con ellos y por lo tanto el fuego de artillería y naval británico mermó.

Allí cayó Villegas... un sargento conductor motorista, el mejor jefe de grupo que tenía; quedó seriamente herido por tiro de fusil en el estómago, al caer intentó continuar el combate o al menos tomar su fusil y un preciso disparo le pegó en la mano que se dirigía a su arma en el suelo, un francotirador con mira telescópica nocturna lo vigilaba desde menos de 30 metros

Villegas queda a merced del enemigo del otro lado de unas rocas grandes, sus soldados lo quieren ayudar pero no pueden , el combate es intenso, “el Gorila” pide que le peguen un tiro porque se ve gravemente herido. Pero faltaba  un criollo de ley, el soldado Esteban Tries de 20 años se desnuda el torso, sin armamento y con las manos levantadas se muestra ante los ingleses y con señas informa que buscará a su jefe, qué coraje, que ganas de morir por su jefe, qué entereza moral, cuanto amor...

Hoy Villegas trabaja en mi empresa, dos veces cruzó la cordillera con sus hijos con nuestra Asociación Cultural Sanmartiniana, Cuna de la Bandera de Rosario, www.crucedelosandes.com.ar



A Tries lo llevé dos veces a cruzar los Andes en mula porque el solo hecho de verlo me hace feliz y disfruto de su leal amistad, aparte brinda exposiciones de los combates durante la marcha.

Los ingleses se quedaron en las más cortas distancias ya que las grandes rocas y piedras del cerro permitían esconderse y combatir. Les vimos las espaldas, se replegaron creyendo que era un contraataque importante.

Pero qué hacíamos combatiendo con Ingleses si la orden había sido avanzar para apoyar al 7...
Es que el Jefe del Regimiento 7 informó que se replegaba dos horas antes y a mí ni a Aristegui nadie nos pudo avisar, no solo porque no teníamos radios sino porque nos mandaron cuatro estafetas y ninguno nos pudo localizar en el campo de combate.

La orden que dio el General Jofré, Comandante de la Xma Brigada,  fue de abortar el apoyo al R I 7, nosotros jamás nos enteramos, por eso nos metimos dentro de las fracciones del 2do Batallón de Paracaidistas británicos.

Nuestra compañía pudo recuperar la sección apoyo y la 2da sección, pero la velocidad de  marcha por llegar a las alturas no permitió que nos encontraran.

Por eso cuando subimos combatiendo estábamos solos, sin apoyo de artillería ni de morteros, ni de nadie, es más solamente nuestro Capitán sabía que allí estábamos.
Los ingleses continúan describiendo ese combate de la siguiente manera. “Estábamos en una zona descampada y sin apoyo, parecía como si diez pelotones de fusileros nos estuvieran tirando. Varios conscriptos del Teniente Primero Rodríguez sin ser vistos tomaron posiciones en las rocas donde la compañía "D" perteneciente al Mayor británico Neame había estado anteriormente. Le preguntamos al Mayor, a fin de volver y retomar nuestra posición. Efectuó unos tumbos fuera de la posición sin importarle los proyectiles que caía a su alrededor. (Hugh Mc Manners, "The Scars of the War", pág 186).
“Aún al amanecer la compañía D permanecía bajo presión.”

Continuamos nuestro avance “tratando de encontrar al R I 7” y el enemigo nos iluminaba con sus bengalas y ordenaba fuego de artillería y naval, no nos hizo daño ya que sus proyectiles caían 50 metros a la derecha  pero en distancia, exacto. Las piedras permitían una cobertura importante.

El 7 debe estar por aquí me decía yo mismo y nuestros hombres continuaban el avance, combatiendo y cayendo; así le toca al Juanjo, el Sargento Vallejos, que no pertenecía a mi sección, se me presentó en la salida del otro lado del valle y me dijo... “Perdí mi sección me voy con Ud., tengo mi grupo completo” fue gravemente herido en una pierna, que hoy patrulla sola el valle de Moody Brook, combatió cómo un héroe en el medio de la neblina y la primera nevada del año, lo rescata en un acto heroico su compañero y amigo el Sargento Domínguez, otro soldado del 3 de Oro.

Mi estafeta el Cata Carballo, un soldado de solo 18 años que le saqué al Sargento Villegas, no sin reproches del “Gorila”, por ser el más hábil y rápido, fue el encargado de sacarme una esquirla muy chica que se me incrustó en la mandíbula durante el fuego de artillería inglés. Me dieron Cata, le gritaba mientras pretendía saber qué tenía que me quemaba, al día de hoy todavía debo soportar sus cargadas por mi susto hasta ver que solo fue la esquirla más chica de toda la guerra, la que me pegó en el rostro, hoy es mi orgullo y mi suerte.

El combate continuaba en el mayor de los desórdenes en todas direcciones, con cohetes asediaban a nuestro Grupo de Artillería 4 de Córdoba disparando desde el otro lado de la ría muy cerca nuestro; al frente el enemigo avanzaba con toda la unidad, a la izquierda y al intentar recuperar dos grupos míos recibo fuego de un grupo de tiradores ingleses; ya no cabían dudas, el R I 7 no estaba, encontramos sus morteros 81 milímetros sin afustes.

Estábamos prácticamente rodeados, por derecha, por izquierda y por el frente, solo manteníamos bajo control nuestras espaldas.

De pronto escuchamos el sonido de nuestros cañones de artillería y al segundo el estallido de las municiones cerca nuestro, no sabían que estábamos allí, solo nuestro capitán Zunino, quien ordenó el alto el fuego, hacíamos señales con linternas que jamás podrían ver; los artilleros bajaron los cañones y hacían tiro directo sobre Wirelles Ridge, pensar que dirigía el fuego mi vecino en Báez el Capitán “Turco” Perandone.

Yo no quería que el amanecer nos sorprendiera arriba porque el repliegue sería imposible, ya que no había cubiertas contra las vistas. Llamé a los jefes de grupo y ordené preparar fuego en todas las direcciones a fin de desaferrarnos del enemigo, luego bajamos hacia el río a gran velocidad amparados por la neblina y el incipiente amanecer.

En el puente de Moody Brook me junté con el Capitán Zunino, quien me impuso de la real situación, cuando nosotros subíamos él recibía la orden de replegar todas la secciones.

Así combatió en Malvinas la Compañía "A" “Tacuarí” del Regimiento 3 de Infantería “General Manuel Belgrano”, como dijo el General Don José de San Martín: “en pelota como nuestros paisanos los indios” pero con todo el espíritu de los infantes del glorioso 3 de Oro que comandó el entonces Teniente Coronel David Comini.

Testigos de la fiereza de nuestros soldados, los integrantes del 2do Batallón de Paracaidistas Británicos.

sábado, 4 de junio de 2016

El ataque de los Halcones, en un libro

“Experiencia de Halcón”: los ataques de la Guerra de Malvinas que complicaron a los ingleses
Investigación

Entre mayo y junio de 1982, un grupo de argentinos a bordo de cazabombarderos de 20 años de antigüedad puso en aprietos a las fuerzas británicas. Más allá de la épica, la antropóloga Rosana Guber reconstruyó sus vivencias. 


Cincuenta años de la V Brigada Aérea (1999), óleo de E. Martínez, versión en blanco y negro (Foto: E. Martínez) 


Juan Brodersen - Clarín
Nos concentramos en nuestra puntería. El buque protegido por esa pared de doscientos metros de altura (la costa de la Isla Soledad) estaba en mi mira y lancé una de las bombas que serían la causa de su destrucción. Ejercí presión hacia atrás con mi palanca de mandos en viraje ascendente hacia la derecha, tratando de pasar el acantilado. En ese momento percibí un fuerte golpe debajo de mi avión. Había impactado contra una de las antenas de la fragata con uno de los tanques suplementarios de combustible [...]. El cono de cola del tanque se desprendió quedando la antena totalmente doblada.
Primer Teniente Alberto Filippini, sobre el 21 de mayo de 1982, ataque a HMS Argonaut

Entrar a la zona enemiga y "poner la bomba con la mano". Con este eufemismo se refieren hoy algunos de los integrantes de los dos escuadrones que lograron complicar a las fuerzas británicas durante la Guerra de Malvinas en diversos ataques entre mayo y junio de 1982, con 10 embarcaciones afectadas y cuatro buques ingleses hundidos. Lo hicieron a bordo de cazabombarderos A-4B Skyhawk (areonaves monoplaza, subsónicas y de 20 años de antigüedad) sin experiencia en este tipo de guerra pero con una convicción: que avión y piloto eran una comunión indivisa que los haría pasar a la historia como "halcones".

En efecto, lo que sucedió allí trascendió a la táctica de guerra y al contexto de la política institucional de las Fuerzas Armadas en tiempos de Leopoldo Galtieri. El desempeño de los oficiales fue algo extraordinario, ya que tenían entrenamiento aeroterrestere pero no aeronaval. Y se enfrentaron a aviones y misiles de última generación. La sinergia con los A-4B fue total: “Fueron esos mismos oficiales quienes me advirtieron de muchas maneras que el avión y el ave (el halcón) eran partes de ellos”, explica Rosana Guber, antropóloga social investigadora del Conicet especialista en la Guerra de Malvinas.

En “Experiencia de halcón”, Guber reconstruye cómo los oficiales del Grupo 5 de Caza de la V Brigada Aérea lograron sumar experiencia en sucesivas misiones, comola del 8 de junio, que terminó con dos buques logísticos, un lanchón de desembarco, numerosas guardias galeses, tripulación de origen chino, y también con la vida de tres halcones.

Se trata, como la autora dice en el libro, de “un itinerario de seis capítulos y un epílogo que comienza en la mañana del 2 de abril de 1982 y concluye con un ser ni totalmente humano ni totalmente mecánico, que decidieron llamar halcón”.

- ¿Qué fue el Grupo 5 de Caza de la V Brigada de la Fuerza Aérea Argentina?

- Los oficiales pertenecían al Grupo 5 de Caza de la Brigada Aeronáutica de la Fuerza Armada que está ubicada, todavía hoy, en Villa Reynolds, a pocos kilómetros de Villa Mercedes, en San Luis. Fue el grupo operativo que forma y entrena a sus oficiales del llamado “escalafón aire” en el avión de combate que esté en ese momento en la Brigada. Primero fue el Avro Lincoln, después fue el A-4B Skyhawk, y finalmente el A4-AR Fightinghawk.


Monumento al A-4B, V Brigada Aérea, Villa Reynolds, San Luis (G. Pavlovcic)

- ¿Cómo fue el asalto sobre buques ingleses? ¿Cómo se preparó?

- El asalto a los buques británicos se fue imaginando en abril y reinventando con cada misión. La FAA carecía de ejercicios conjuntos con la Armada Argentina, parte de cuya flota era muy similar a la británica. Fue en abril y ante la inminencia de los acontecimientos, que los aviones de la VI Brigada ensayaron el ataque sobre un buque de la Armada argentina. En la despedida volaron rasantes sobre el mar y saltaron sobre la fragata en forma de saludo. El radar del buque no detectó a los pilotos hasta que estuvieron encima. Fue este sistema de aproximación al objetivo el que desarrollaron en todo el conflicto: los radares de la flota no detectaban a sus atacantes hasta que era tarde y los aviones argentinos les arrojaban las bombas, como dicen los oficiales, “con la mano”.

- ¿Fueron mejores militarmente que los ingleses? En este sentido, ¿fueron los únicos que lograron realmente poner en jaque a la flota inglesa?

- No sé si se puede decir que “fueron mejores” y que “fueron los únicos”. En una guerra hay muchos actores de cada lado, equipados con muy distintos medios y experiencias. La flota fue atacada desde el aire (aviación de la FAA y aeronaval), desde tierra (artillería) y también desde el mar (submarinos). Pese a sus enormes e inesperadas pérdidas, los británicos lograron prevalecer. Sin embargo, no esperaban semejantes dificultades, y el ataque a buques misilísticos y logísticos, incluyendo probablemente el ataque a uno de sus dos portaaviones, aún no reconocido por Gran Bretaña, retrasó notablemente la reconquista de las Islas. El jefe de las fuerzas terrestres británicas Julian Thompson escribió un libro que tituló No Picnic.

"El ataque conllevó profesionalismo, imaginación e improvisación en el mejor sentido de la palabra. No improvisa quien quiere sino quien puede".

 
- ¿Qué aeronaves piloteaban estos oficiales y cómo habían entrenado para llevar a cabo el ataque? ¿Qué particularidad tienen los A-4B Skyhawk?

- El A-4B fue un avión diseñado por la empresa McDonell Doglas para la Marina de los EE.UU. para ser empleado en la Guerra de Corea, a fines de los años 1950. Como ese episodio bélico terminó, fue utilizado en la Guerra de Vietnam. Su diseño respondía a las necesidades operativas de los portaaviones. El A-4 era un avión aeronaval, lo cual queda claro en un gancho que lleva bajo la cola y que sirve para “anclarlo” en la cubierta del buque. Pero la Argentina, a mediados de los años 1960 compró A-4s no sólo para la Armada (llamados A-4Q) sino también para la Fuerza Aérea (los A-4B primero y los A-4C después). El A-4B era un cazabombardero liviano, monoplaza (con sólo un tripulante), subsónico (vuela por debajo de la velocidad del sonido) y, muy importante, puede reabastecer combustible en vuelo. Es muy maniobrable, es decir, puede hacer muchas maniobras en el aire.


C-130 abasteciendo a A-4B con pérdida de combustible (1982), óleo de E. Martínez, versión en blanco y negro (E. Martínez)

"Pienso que los pilotos argentinos están mostrando mucho valor", aseguró el Secretario de Defensa Británico John Nott (1982)

Ahora bien: los oficiales de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), quiero decir, no sólo de A-4B, tenían un entrenamiento sistemático, consistente y continuo, pero en el espacio aeroterrestre. El aeromarítimo estaba reservado para el arma aeronaval de la Armada (como se llama a la Marina Argentina). Esta disposición política, primero en los hechos y desde enero de 1969 en la letra de la ley, establecía jurisdicciones tajantes: la FAA iría a un escenario aeromarítimo como asistente de la Fuerza dueña de los mares y las islas, la Armada, e iría “con lo puesto”—sin armamento específico para atacar objetivos navales—y “con lo sabido”—sin entrenamiento específico para combatir sobre el mar. Hoy sabemos que el primer teatro bélico internacional tuvo lugar sobre el mar, y que los pilotos de la FAA tuvieron un gran desempeño, pese a carecer de experiencia (en ejercicios y prácticas, como suelen hacer los militares).


El suboficial mayor Sergio Olmedo camina hacia el carguero escocés Marjory Glen, encallado en Punta Loyola tras incendiarse en 1911 frente a Río Gallegos (R. Guber)

- En el libro hace una diferencia entre quienes habían elegido la profesión militar y los conscriptos que fueron enviados a pelear. ¿Me explicaría un poco eso acá?

- Esa diferencia es sólo para contrastar a quienes teniendo distintos grados de instrucción, no pertenecían a la organización militar y no tenían, necesariamente, un horizonte militar para sus vidas. Sin embargo, me parece una simplificación penosa reducir el desempeño de los conscriptos a un grupo informe de jóvenes llevados al matadero sin armamento ni instrucción. Mucho dependía de los jefes y de sus suboficiales y, por qué no, de ellos mismos. ¡No olvidemos que los conscriptos del 82 fueron quienes cumplieron la razón por la cual se creó el Servicio Militar Obligatorio, y masculino, en 1901! Fue por eso, y no sólo por la causa de Malvinas, que el pueblo apoyó sus partidas al sur. Con los oficiales es un poco distinto: 4 años de Escuela, más uno o dos de formación como pilotos de caza, más el privilegio y la responsabilidad de manejar un avión de muchos miles de dólares.
"Los ataques casi suicidas de los argentinos, los daños a los buques de superficie, los muchos actos de heroísmo y valor son de conocimiento público" (jefe de la Fuerza de Tareas Británica, almirante Sandy Woodward)
- Hay una dicotomía entre verlos como “carne de cañón” o “héroes”. ¿Cómo sugiere verlos, entonces?

- No hay ni una cosa ni la otra ni un promedio. Los oficiales del Grupo 5 de Caza eran profesionales y expertos, sabían perfectamente lo que hacían y también a qué se exponían. Y lo hicieron por profesionalismo militar. Quiere decir que aún en pleno régimen de facto conducido por las FF.AA., había una excelente formación técnica y profesional. Así que cuando tuvieron que hacer su trabajo específico quienes estaban en el nivel táctico, “en el terreno” en este caso aéreo, lo hicieron bien, muy bien, asombrosamente bien. ¿No es esto lo que la comunidad le pide a los militares?


Brigadier mayor Mario “Arpón” Roca, teniente del Escuadrón 2 del G5C en 1982, posando con un Halcón Peregrino (foto: P. Cersósimo, cedida por M. Roca, 2012)

Y una última cuestión: esos militares eran argentinos. No lo digo con sesgo nacionalista, como que somos los mejores del mundo. Lo digo, más bien, como hijos de las mismas circunstancias, y la misma historia que atravesaron sus connacionales. Cierto que desde otra posición, pero ellos apelaron a un profesionalismo ingenioso como al que apelan muchos argentinos en sus otras profesiones. Los oficiales de A-4B que pude conocer gracias a la invitación del Tony Zelaya (el entonces Capitán que me propuso que escribiera sobre su experiencia), me mostraron un espejo extraordinario en que los argentinos podemos mirarnos.

viernes, 3 de junio de 2016

"Minefield", obra de teatro de VGM anglo-argentinos

"Campo minado": la obra de teatro sobre la guerra de Malvinas, en el corazón de Londres
La obra "Minefield" es interpretada por seis ex combatientes, tres argentinos y tres británicos en el Royal Court, principal teatro de la capital británica
La Nación


Seis veteranos, tres de cada país, que no se conocían ni tenían experiencia teatral son los protagonistas de Campo Minado


Nunca se había subido a un barco. No sabía nadar. Y cuando en 1981 fue elegido para realizar el servicio militar obligatorio en Argentina, Rubén Otero ni sospechaba que menos de un año después terminaría con medio cuerpo congelado, flotando en una balsa en medio del Océano Atlántico.

Lou Armour no sólo sabía nadar, sino también disparar un arma. Había ingresado a los infantes de marina de la Real Armada británica en 1974, era instructor de infantería, especialista en helicópteros y paracaidista militar.

Antes del 2 de abril de 1982 Rubén y Lou no tenían nada en común. Pero ese día, cuando militares argentinos desembarcaron en las islas Malvinas, una guerra los unió. Como enemigos. Hoy, 34 años después, los une un escenario. Y en pleno corazón de Londres: el del Royal Court, principal teatro de la capital británica dedicado a la nueva dramaturgia.



Distintos elementos audiovisuales son utilizados en la obra, como la proyección de este mapa con soldaditos de juguete. Foto: Archivo

Ambos son parte de Minefield (Campo Minado), la obra teatral que junta a seis veteranos de la guerra de las Falklands/Malvinas, tres argentinos y tres británicos, y reconstruye el conflicto en primera persona, a través de sus relatos. Personales, íntimos, subjetivos, y, principalmente, emotivos.

Veteranos puertas adentro

Audicionaron más de 60 veteranos entre Buenos Aires y Londres, de los que finalmente quedaron seis. Pero el objetivo del montaje, más allá de relatar el conflicto, busca explorar "qué es un veterano de guerra, qué significa y de qué manera la guerra está presente en su vida hoy", según le explica a BBC Mundo Lola Arias, creadora y directora del proyecto.

Reconocida como una de las principales voces teatrales de Argentina, Arias ha enfocado su trabajo en el teatro documental, que toma gente común relacionada por un evento y construye un montaje a partir de sus vivencias.


Armour (en la foto) fue prisionero de las tropas argentinas que desembarcaron en las Falklands/Malvinas el 2 de abril de 1982

"Cuando se convierten en actores toman distancia, lo ven desde fuera, lo transforman en una historia". Como la de Armour, quien fue subido en un avión tras ser tomado prisionero por los argentinos. En la obra recuerda que sentado allí, sólo pensaba en las historias que había escuchado sobre el líder de facto argentino que tiraba personas al Atlántico para hacerlas desaparecer.

La guerra que no termina

Mientras él volaba sobre el Atlántico, Otero lo navegaba. Y en el Royal Court, también lo hacen los 380 asistentes a la función. Un par de efectos simples como humo y luces rojas, una sirena y material audiovisual logran traer el icónico hundimiento del ARA General Belgrano a la sala.

Otero, quien había sido destinado al buque insignia de la Armada argentina, entraba a guardia ese día, pero se atrasó un par de minutos por afeitarse. Y al ser bombardeado se las arregló para cruzar la cubierta repleta de petróleo, lanzar la balsa al mar y saltar sobre ella. No podía fallar, había sobrevivido al bombardeo británico, pero si caía al mar se ahogaría.

El público sigue atento cada una de sus palabras, como si fuera una película de acción. No importa que todos sepamos el final: sobrevivió, sino no estaría ahí relatándolo. Lo que queremos saber es el proceso, el cómo, el "qué se siente".

Lo mismo pasa cuando Sagastume relata el momento en que se encontró con la pierna de uno de sus compañeros que voló en pedazos al pisar una mina antipersonal.

O cuando Vallejo vio morir a uno de sus amigos frente a él o cuando Jackson recuerda cómo por una oreja escuchaba códigos de radio para transcribir y por la otra a un humorista de la BBC e incluso se viste de mujer

O cuando Armour, quien antes de las Falklands/Malvinas realizó operaciones en tres continentes, relata la conversación que tuvo con un soldado argentino que murió en sus brazos quien, en inglés, le dijo que no sabía por qué estaban peleando. Y que le cambió la vida.

No es la primera vez que lo cuenta. La primera vez fue en un documental de 1987 donde llora en cámara. Por haber llorado públicamente por un argentino no volvió a asistir a ninguna reunión de veteranos.

Nunca había ido a un psicólogo. Hasta que comenzaron los ensayos de la obra. "En Argentina ver a un loquero es más común que bailar tango", relata durante el montaje.

"Los efectos colaterales son siempre impredecibles. A algunos les resultó una situación bastante difícil, pero una vez que pasaron por ese proceso pasó algo genial: se apoderaron de su propia historia y eso los empoderó", le cuenta Arias a BBC Mundo.

El principal descubrimiento para él fue precisamente darse cuenta de que esos efectos no eran exclusivos de los argentinos.

"Yo menospreciaba el efecto de la guerra en los ingleses, porque pensaba que eran profesionales, que sabían lo que hacían y que esta era una guerra más entre otras guerras. Pero me di cuenta de que no, de que nadie está preparado para la guerra, para ver morir a su compañero, para morir, para matar, sean o no soldados profesionales", asegura la directora.

No todos son recuerdos traumáticos. Hay muchas anécdotas y una manera de elaborar el discurso con tono familiar, cercano, fácil de digerir. Como si lo contara un amigo.

De la música al ruido

Relatos, luces y humo, pero también hay música. De vez en cuando aparece una batería en escena, un bajo y un par de guitarras. Tocan "Get back" de los Beatles, solos de batería, la marcha a las Malvinas.

Pero en un punto, la música se transforma en ruido. Desagradable, fuerte, ensordecedor. "¿Votarías por una guerra? ¿Enviarías a tu hijo a la guerra? ¿Alguna vez te sentiste ignorado por la gente por la que peleaste?", grita el vocalista de esta canción sorda.

De pronto, se detiene. Pero las preguntas quedan flotando entre un público que reemplaza el ruido por aplausos. De pie.

1 de junio: La caída del Hercules



Arte de Aldo Campos (c)

miércoles, 1 de junio de 2016

30 de mayo: Aniversario del combate de Top Malo House

Recordando Malvinas: Así lucharon los Comandos

El 30 de mayo, un grupo de efectivos de la Compañía de Comandos 602, luego de una incesante marcha desde Monte Simon hacia la zona de Fitz Roy y después de cumplir una misión de observación, se detuvo a descansar en una cabaña en la zona de Top Malo House antes de una fuerte nevada. Ignoraban que, a sólo 15 km de allí, se encontraba el puesto de comando del general de Brigada inglés Julian Thompson.
En este combate, pierden la vida el teniente Espinosa y el sargento Sbert.

martes, 31 de mayo de 2016

La dilatada historia del USS Phoenix (CL-46)/ ARA Gral Belgrano


USS Phoenix, posteriormente bautizado ARA Gral. Belgrano
USS Phoenix (CL-46)

USS Phoenix (CL-46), fue un crucero ligero del crucero clase de Brooklyn. Ella era la tercera Phoenix de la Marina de los Estados Unidos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el buque fue trasladado a la Argentina en 1951 y finalmente fue rebautizado General Belgrano en 1956. General Belgrano fue hundido durante la Guerra de las Malvinas en 1982 por el submarino nuclear británico HMS Conqueror, el único barco que se han hundido en combate por un submarino de propulsión nuclear en tiempos de guerra.

Ella fue colocada el 15 de abril 1935 por el New York Shipbuilding Corporation, Camden, Nueva Jersey; lanzado el 13 de marzo 1938; patrocinado por la señora Dorothea Kays Moonan; y comisionado en Filadelfia Navy Yard el 3 de octubre de 1938, el capitán John W. Rankin en el mando. Su nombre fue en honor de la ciudad capital del estado de Arizona.


Período de entreguerras

Shakedown la llevó a Puerto de España, Trinidad. Ella continuó Santos, Brasil, luego a Buenos Aires, Argentina, a Montevideo, Uruguay, y finalmente a San Juan, Puerto Rico. El nuevo crucero regresó a Filadelfia en enero de 1939. En marzo de 1939 se transitó el Canal de Panamá para el nuevo puerto de San Pedro, California. A partir de junio 1939 hasta abril de 1940, realizó una gira por la costa oeste con puerto de escala en Santa Cruz y San Francisco, California, Portland, Oregon, y los puntos intermedios. Durante marzo 1940 estaba en camino a Lahaina Roads, Maui y luego a nuevo puerto de Pearl Harbor, Hawai.

Segunda Guerra Mundial

Phoenix entonces funcionó de la costa oeste y se basó más tarde en Pearl Harbor. El 7 de diciembre 1941 durante el ataque a Pearl Harbor que estaba anclado al sureste de la isla de Ford cerca de Solace. Observadores a bordo de Phoenix avistaron el sol naciente de Japón en los aviones que llegan a baja altura sobre la isla de Ford y unos segundos más tarde cañones de la nave los llevaron bajo el fuego. Phoenix escapó ileso del desastre y poco después del mediodía estaba en marcha para unirse a los cruceros de St. Louis, Detroit y varios destructores en una búsqueda improvisada grupo de trabajo, sin éxito, de los portaaviones enemigo.

Phoenix siguiente acompañó al primer convoy a los Estados Unidos desde Pearl Harbor después del ataque y regresó a la vez con otro convoy.

El 12 de enero 1942 Phoenix con dos destructores partieron de San Francisco escolta de la "Australian - Suva" convoy compuesto por los transporte de tropas SS Mariposa, SS Presidente Coolidge para Melbourne y el presidente Monroe (destinado a Suva) en el primer convoy grande a Australia después de Pearl Harbor. De particular importancia este convoy fueron las tropas, cincuenta aviones de combate P-40 crated destinados a las Filipinas y Java, municiones, materiales de construcción y los oficiales seleccionados por el departamento de guerra para formar el núcleo de lo que se convertiría en la sede de MacArthur en la zona sudoeste del Pacífico comando siendo formado en Australia como Fuerzas del Ejército de Estados Unidos en Australia (USAFIA), conocido como el Grupo "Recuerde Pearl Harbor". Desde hace algún tiempo el crucero operado en aguas australianas escolta de barcos de los guardias, una vez al vapor hasta el norte de Java.

El Phoenix acompañó a los Transporte del Ejército de Estados Unidos Willard A. Holbrook y al transporte australiano Duntroon y Katoomba, que había sido sustituido por la retirada del Mariposa, como MS.5 convoy dejando Melbourne 12 febrero por Fremantle y en última instancia con destino a Colombo, Ceilán con tropas y suministros con destino a la India. En Fremantle el portaaviones Langley y buque mercante Sea Witch se unieron a la caravana con Un informe de febrero de salida 22 para Colombo. De particular interés en la carga del convoy y en concreto la de Langley y Sea Witch eran aviones P-40, originalmente destinados a las Filipinas, que habían sido entregados a Australia antes por Mariposa y el presidente Coolidge en el convoy escoltado por Phoenix desde San Francisco . El plan había sido que en el alivio de Phoenix por un crucero británico en las proximidades de la Isla del Coco iba a acompañar a Langley y la bruja del mar de Java En lugar Langley y bruja del mar estaban destinados a romper con el convoy de Tjilatjap, Java bajo las órdenes del Almirante Helfrich recibidos el día después de la salida desde Fremantle y proceder de forma independiente para entregar sus aviones. Langley fue atacado y hundido el 27 de febrero. Sea Witch hizo la entrega con éxito el 28 de febrero al igual que los resultados de la Batalla del Mar de Java habían sellado el destino de las islas. Los aviones fueron destruidos crated entregados antes del montaje de los niegan al enemigo. [9] Phoenix entregado escolta de los buques con destino Colombo a unas 300 millas al oeste de la Isla del Coco al HMS Enterprise en 28 de febrero y volvió a Fremantle el 5 de marzo 1942.

Durante los siguientes meses, Phoenix está vigilado en el Océano Índico, escoltó un convoy a Bombay, y estuvo presente en la evacuación de Java.


Phoenix pasando los acorazados West Virginia y Arizona en Pearl Harbor en 1941.

Bajo el mando del capitán Joseph R. Redman, Phoenix era una parte de la Task Force 44 a finales de 1942. Con sus destructores que acompañan a Timón, Mugford y Patterson, participó en la Operación Lilliput, alternando con el crucero ligero australiano HMAS Hobart y sus destructores que acompañan para cubrir los convoyes al sur de Nueva Guinea.

Phoenix partió Brisbane, Queensland, Australia para el reacondicionamiento en el astillero de Filadelfia en julio de 1943 antes de llevar a Secretario de Estado Cordell Hull a Casablanca. Luego fue asignado a la 7ma flota y navegó por el Pacífico Sur.

El 26 de diciembre, en compañía del crucero Nashville, ella bombardeó la zona de Cabo Gloucester de Nueva Bretaña, rompiendo las instalaciones en tierra en un bombardeo de cuatro horas. Phoenix cubierto fuerzas de desembarco, ya que bajaron a tierra y amueblado apoyo de fuego contra puntos fuertes enemigos que no habían sido demolidas. En la noche del 25-26 de enero de 1944, la nave participó en una incursión de la noche en Madang y Alexishafen, Nueva Guinea, los bombardeos a instalaciones costeras.


El vicealmirante Thomas C. Kinkaid (centro izquierda) con el general Douglas MacArthur (centro) en el puente de mando de Phoenix durante el bombardeo antes de la invasión de Los Negros Island.


Phoenix luego se trasladó a las islas del Almirantazgo para apoyar la 1ª División de Caballería en un reconocimiento-en-vigor Los Negros Island el 29 de febrero. Cuando las tropas fueron a tierra después del bombardeo prelanding, resistencia enemiga era tan débil que una retirada no era necesario y la isla fue ocupada. General Douglas MacArthur estaba a bordo durante el curso de las operaciones.

Los días 4 y 7 de marzo de Phoenix, Nashville, y HMAS Shropshire bombardeado isla Hauwei del Grupo Almirantazgo. cañones enemigos en esta isla había amenazado posiciones aliadas en el Almirantazgo, en particular en la isla de Manus; y, a pesar de fuego de vuelta de la playa era pesado, baterías enemigas dejaron de fuego cuando las conchas de los cruceros irrumpen en sus proximidades.

Hollandia (conocido actualmente como Jayapura), Nueva Guinea, fue el siguiente en caer a la ofensiva anfibia de montaje. Este asalto más grande hasta entonces llevada a cabo por las fuerzas estadounidenses, fue lanzado por 200 barcos. Phoenix bombardeó la costa en la zona de la Bahía de Humboldt-Hollandia como las tropas desembarcaron el 22 de abril, y los apoyó, ya que consolidaron sus ganancias y se preparan para nuevos ataques a lo largo de la costa noroeste de la isla grande. Phoenix bombardeó campos de aterrizaje y áreas de dispersión de avión a través Wakde y Sawar en la noche del 29-30 de abril para neutralizar el peligro de ataques aéreos sobre las posiciones aliadas ganado recientemente en Nueva Guinea.

las tropas del general Douglas MacArthur junto aterrizaron en Arare el 17 de mayo para asegurar los campos de aviación para apoyar otras operaciones en el área de Nueva Guinea Holandesa. Esta cabeza de playa se amplió posteriormente para incluir Wakde isla por una orilla a orilla del movimiento de tropas. Phoenix bombardeó la zona Toem y acompañó a las tropas a la playa de desembarco.

Un asalto anfibio en la isla de Biak, Geelvink Bay, siguió. Allí, MacArthur previsto establecer una base avanzada para los bombarderos pesados. Con Nashville y Boise, Phoenix sortied de Humboldt Bay el 25 de mayo y dos días más tarde apoyó el aterrizaje. La resistencia fue tenaz. Mientras que el grupo de trabajo disparó contra instalaciones costeras, dos de los destructores de escolta fueron alcanzados por proyectiles de baterías de la costa. Phoenix acabó con el emplazamiento del arma con dos salvas de ella en 5 (130 mm) / 25 baterías de cal.

 El 4 de junio, frente a la costa noroeste de Nueva Guinea, ocho bombarderos japoneses atacaron grupo de trabajo de Phoenix. Dos limita su atención a Phoenix. A pesar de los disparos de la nave no golpeó los planos, se desvió sus carreras de bomba. Ambos aviones lanzaron bombas, una de las cuales se revientan en el agua cerca de Phoenix, matando a un hombre e hiriendo a otros cuatro con fragmentos. El barco también sufrió algo de escape bajo el agua y daños en las hélices. La noche siguiente, el avión volvió a atacar a Phoenix. Esta vez, los bombarderos del torpedo bajo vuelo pareció que ella procedió a través del estrecho de Japón, entre la isla de Biak y Nueva Guinea, pero su fuego y tácticas evasivas evita el daño.

Phoenix y su grupo de trabajo frustraron un intento enemigo para reforzar sus guarniciones en la noche de 8-9 de junio. Cuando entraron en contacto con los barcos americanos, los destructores japoneses se volvieron y huyeron a una velocidad tan alta que sólo una división destructor estadounidense fue capaz de llegar a tiro. Después de una pelea de ejecución de tres horas a larga distancia, Phoenix y sus hermanas rompieron acción.

Con Boise y diez destructores, Phoenix sortied desde el puerto de Seeadler en los Admiralties y bombardeó las defensas en tierra antes que las fuerzas estadounidenses aterrizaron en la isla de Noemfoor el 2 de julio. Después de la batalla, muchos aviones japoneses y destrozados muertas fueron encontradas en la zona de destino asignado a Phoenix.

Boise, Nashville, Shropshire, Phoenix y HMAS Australia se unieron para la ocupación de Morotai en las Islas Molucas el 15 de septiembre. Los cruceros bombardearon cercana isla de Halmahera para cubrir el aterrizaje y proteger a las fuerzas de asalto, ya que bajaron a tierra contra la continua oposición de luz.

La reconquista tan esperado de Filipinas comenzó con el desembarco en Leyte. Phoenix, unido al Primer Grupo Cubrir, fuertemente bombardeado las playas antes del aterrizaje de gran éxito el 20 de octubre. Sus baterías silenciados un punto fuerte enemigo que soporta el avance de un batallón del 19º regimiento de infantería y continuó aportando callfire eficaz.

En la batalla del Golfo de Leyte, Phoenix era una unidad del grupo de almirante posterior Jesse Oldendorf, que aniquila la Fuerza meridional japonesa en la batalla del estrecho de Surigao. Phoenix disparó cuatro salvas manchado, y cuando el cuarto hit, se abrió con todas sus baterías de 6 pulgadas (152 mm). El objetivo más tarde demostró ser Yamashiro, que se hundió después de 27 minutos de fuego concentrado de la flota americana. El japonés también perdió Fuso y tres destructores en la batalla, y los aviones estadounidenses se hundió Mogami al día siguiente.

Phoenix continuación, patrulló la boca del Golfo de Leyte para proteger las posiciones aliadas en tierra. En la mañana del 1 de noviembre de 1944, diez enemigos torpedo-bombarderos ella y barcos atacados acompañan. En 0945, Phoenix abrió fuego y cinco minutos más tarde, Claxton fue golpeado por un kamikaze. Casi en el mismo instante, realiza desde Phoenix de 5 en armas (130 mm) fijados otro avión incendiado, pero no pudo evitar que el buceo en la amura de estribor de Ammen. En 0957, un avión haciendo una carrera de torpedo en Phoenix fue derribado por fuego de ametralladora de la nave, pero en pocos minutos un atacante golpeó Killen.

Después de una pausa de dos horas y media, más kamikazes llegaron y, en 1340, se calificó como un golpe contra el destructor Abner Lee. aviones japoneses atacaron a los otros destructores su estado actual por el barco que se hunde, pero Phoenix derribado uno de los asaltantes.

Phoenix volvió a ser atacado por los aviones enemigos, el 5 de diciembre y fue acreditado con la asistencia en la destrucción de dos atacantes. Cinco días más tarde, un kamikaze intentó chocar contra el barco, pero fue derribado por el fuego 40 mm, cuando sólo 100 yardas (100 m) de distancia. Fue en este momento Phoenix sufrió su única víctima mortal en tiempos de guerra.


El Comandante y oficiales compañeros del USS Pearl Harbor rinden homenaje a un monumento dedicado a la nave argentina ARA General Belgrano durante un servicio de recuerdo 25 aniversario

Mientras se procede a la zona de asalto fuera de Mindoro el 13 de diciembre, el barco estaba constantemente bajo ataque por aire kamikazes individuales. Ese día, un kamikaze solitario golpeó Nashville. El 15 de diciembre, una concha de 5 pulgadas (127 mm) de Phoenix derribado un avión dando vueltas a 8.500 yardas (7,8 km). La nave entonces amueblado su apoyo habitual de incendios y se cubrió las fuerzas de desembarco. Esto dio a los aliados una base desde la que atacar a las rutas de navegación de Japón a través del Mar del Sur de China y para ablandar a Luzón para las próximas aterrizajes.

En el camino al Golfo de Lingayen para la invasión de Luzón, puestos de observación a bordo de Phoenix avistaron la torreta de un submarino de buceo en el Mar de Mindanao fuera Siquijor. El submarino sumergido y disparó dos torpedos, que Phoenix esquivado. Taylor voló el submarino enano a la superficie y su apisonada.

Luego vino Bataan y Corregidor, tomada de 13-28 de febrero de 1945. Phoenix operaciones de rastreo de minas cubierta en Balikpapan, Borneo, 29 de junio al 7 de julio. La resistencia de los cañones costeros era inusualmente pesada. Las minas y artillería hundieron o dañaron 11 dragaminas. Phoenix amueblado fuego de apoyo y las olas de asalto aterrizó.

Phoenix estaba en camino a Pearl Harbor para el reacondicionamiento cuando Japón se rindió. Ella fue a su casa y, al llegar al Canal de Panamá el 6 de septiembre, se unió a la Flota del Atlántico. Su estado se redujo en comisión, en reserva, en Filadelfia el 28 de febrero 1946.

En servicio de Argentina

Fue dado de baja el 3 de julio de 1946, y se mantuvo en Filadelfia hasta que fue vendido a la Argentina el 9 de abril de 1951. Fue comisionada en la Armada Argentina como Diecisiete de Octubre (C-4) el 17 de octubre de 1951, rebautizado General Belgrano en 1956, y hundido durante la Guerra de las Malvinas el 2 de mayo de 1982 por el ataque submarino británico HMS Conqueror con la pérdida de 323 vidas.


ARA Gral. Belgrano

Distinciones

Phoenix ganó once estrellas de la batalla para el servicio de la Segunda Guerra Mundial.

Además de las nueve estrellas de la batalla para la cinta asiática del Pacífico, obtuvo dos más para la cinta de la liberación de Filipinas. Parece que estos dos siempre se quedan fuera de su historia.

Wikipedia

domingo, 29 de mayo de 2016

La actuación de la Prefectura Naval Argentina

Guerra de Malvinas: Prefectura naval, los patrulleros de la batalla
Jorge Palacios para Plaihue Digital (palacios@delabu.com.ar)
Palihue Digital


Pasaron treinta y cuatro años del conflicto y la Argentina sigue sin tener una mirada profunda sobre aquel acontecimiento y sus consecuencias.

La sociedad hoy mira de otra manera el tema, porque las explicaciones institucionales que habían prevalecido, solo parecían querer olvidarse de la cuestión.

El heroísmo, la voluntad y la abnegación para realizar actos extraordinarios se iban a poner de manifiesto. La Guerra de Malvinas duró setenta y cuatro días; treinta y tres fueron de combate. Para nosotros se denominó Operación Rosario y para ellos Operation Corporate.

El cincuenta por ciento de nuestras bajas pertenecían al crucero “General Belgrano”. Argentina hundió cinco barcos británicos e impactó en otros veinte. Los combates de Monte Longdon, Monte Tumbledown y Pradera del Ganso, terminaron en lucha cuerpo a cuerpo y con bayoneta calada.

La Prefectura Naval destacó personal y elementos para poner en marcha a la Policía Marítima. Hicieron tareas de practicaje, transporte, reconocimientos, cercos radioeléctricos, inteligencia y misiones de “piquete radar” que consistían en la vigilancia del espacio aéreo alrededor de un punto determinado. Efectuaron patrullajes, vuelos de exploración y operaciones de búsqueda y rescate en el mar.

Unidades que participaron: guardacostas GC-82 “Islas Malvinas” y GC-83 “Río Iguazú”. Aviones Short Skyvan “PA-50″ y “PA-54″. Helicóptero Puma “PA-12″ y un vehículo Mercedes Benz 240.



Personal destacado al Teatro de Operaciones: suboficiales Omar E. Juanola; cabos, Carlos R. Vallejos, Jorge O. Cárdenas, Miguel A. Taborda, Julio A. Vargas y Sergio O. Matassa; marinero, Eduardo López (muerto en combate).

Oficiales: prefecto Francisco M. Martínez Loydi, Jefe de la Prefectura Islas Malvinas; subprefectos Enrique J. Cingolani, Florentino D. Lescano y oficial auxiliar (cuerpo técnico) Gustavo F. Santos.

Dotaciones de los Guardacostas: GC-82 “Islas Malvinas”: suboficiales Roberto S. Moiana y Marcelino Blatter; cabos primeros Antonio Aguilera, Juan M. Teixeira, Luis P. Ballejos Kachuk y Jorge A. San José; cabos, Salvador A. Brito, Marcirio O. de los Santos, Carlos A. Córdoba, José M. Rivadeneira, Antonio R. Grigolatto, Adrián G. Fernández y Raúl A. Hormazábal. Marineros, Pedro H. Cruseño y Ángel A. Domínguez.

Oficiales: Capitán, subprefecto Jorge C. Cárrega y oficiales principales Osvaldo Aguirre y Rubén E. Martín.

Guardacostas GC-83 “Río Iguazú”: suboficiales Juan J. Baccaro y Jorge A. Gruber; cabos Cristian A. Flores, Carlos A. Bengoechea, Julio O. Benítez (muerto en combate), José A. Niveyro, José R. Ibáñez, Domingo Vega, Raúl E. Kunc y marineros Horacio N. Acuña, Alberto Ramírez y Julián W. Ledesma.



Oficiales: Capitán, subprefecto Eduardo A. Olmedo y oficiales principales Gabino O. González y Juan R. Villar

Grupo Aéreo: suboficiales David E. Toledo, Ramón E. Ríos Pesoa, Ricardo R. Velázquez, Jorge A. Carlotto, Sergio R. Villalba, José M. Zapata, Alberto Raimon y cabo Orestes Megaro.

Pilotos, prefectos Ernesto Gómez y Ernesto A. Vittorello; subprefectos Alberto A. Maratea, Raúl Novo y Jorge O. Etchetto. Oficial principal Eduardo Blanch Flower y oficiales auxiliares, Pedro Mele, Luis H. Berta, Ricardo A. Blanco y oficial de cuerpo técnico, Gisberto Cupo.

Personal civil: técnicos, Pablo A. Procopio y Rubén S. Meregone.

Los buques de la PNA cruzaron al archipiélago cuando ya había comenzado el bloqueo británico. Navegaron de noche, sin visibilidad, con silencio radial y una tempestad que levantaba olas de hasta siete metros. Con limitada autonomía llegaron a Puerto Argentino.



El “Islas Malvinas” fue el primero en entrar en combate en la Bahía de la Anunciación. Un Sea King lo ametralló. La nave recibió impactos en la superestructura. A pesar de una avería en una hélice y en la línea de eje que limitaba su capacidad propulsora al 50% -lo que no pudo subsanarse-, cumplió igualmente con el 100% de las misiones encomendadas. Finalizadas las operaciones, fue apresado por el enemigo.

Un día después del desembarco británico, el “Río Iguazú” trasladó dos cañones y dieciséis soldados del Ejército, desde Puerto Argentino a Puerto Darwin. Fue atacado por aviones Sea Harrier que destruyeron su timón, provocando vías de agua que inundaron su sala de máquinas.

El profesionalismo y el coraje quedaron evidenciados cuando uno de los aviones fue derribado y el guardacostas, pese a sus averías fue encallado en la costa, quedando a salvo carga y ocupantes. En el combate, perdieron la vida el artillero Julio Benítez y el teniente aviador inglés, Robert Batt.

El cabo post Morten Jorge E. López fue un voluntario asignado a la Prefectura de Puerto Argentino. Encontró la muerte embarcado en el buque “Isla de los Estados” hundido en Puerto Howard. De toda la tripulación, sólo dos hombres sobrevivieron.

Los ingleses reconocieron a la Prefectura como una fuerza independiente que intervino con personal y medios propios. En el libro Battles of the Falklands War el escritor británico Gordon Smith, destacó: “Argentine Coastguard or Prefectura Naval Argentina (PNA) – Separate from the Navy, the PNA operates its own aircraft and patrol vessels”….(El Servicio de Guardacostas argentino o Prefectura Naval Argentina, separado de la Armada operó sus propias aeronaves y barcos patrulleros).

Distinción “Operaciones en Malvinas”. A todo el personal que participó en acciones de contacto con el enemigo.



Condecoración “Campaña de Malvinas”, Del Congreso de la Nación. “Medalla al Esfuerzo y Abnegación” al Prefecto Aviador, Pedro Ernesto Gómez. “Medalla al Herido en Combate” al Oficial Principal Gabino O. González.

Cruz “La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”. Cabo, J. Ibáñez (muerto en combate). “La Nación Argentina al Herido en Combate”, suboficial Juan J. Baccaro y cabos Antonio R. Grigolatto y Carlos A. Bengoechea. “La Nación Argentina al Muerto en Combate”, Cabo primero – Post Mortem- Julio O. Benítez y al cabo – Post Mortem- Jorge E. López.

“Operaciones en Combate”, guardacostas “Islas Malvinas”. “Honor al Valor en Combate”. Guardacostas “Río Iguazú”. “Operaciones en Combate”, aviones Short Skyvan SH7 PNA PA-50, SH7 PNA PA-54 y helicóptero Puma PNA PA-12.

La aviación de la Prefectura


Los pilotos tuvieron coraje, inteligencia y tenacidad para hacer frente a la abrumadora superioridad del enemigo.

En el conflicto del Atlántico Sur, el Departamento de Aviación de la PNA tomó parte en distintas misiones. El Skyvan es una aeronave del tipo stol, capacitada para operar en pistas poco preparadas y posee una rampa trasera que permite un mejor manejo de la carga.

Los Skyvan y el helicóptero Puma, jamás retornarían al Continente. Fueron noventa y cinco misiones de combate y sin bajas.

El “Informe Rattenbach” fue quizá el más severo análisis realizado sobre el accionar de cada una de las fuerzas argentinas intervinientes en la guerra, para la institución tuvo meritorios conceptos expresados en su informe final que en parte dice:

“Prefectura Naval Argentina”


701. Dada la situación imperante y tal como se fueron desarrollando los distintos acontecimientos, las unidades destacadas, cumplieron un sinnúmero de actividades, en las cuales quedó de manifiesto la acabada eficiencia y valor demostrado por sus dotaciones.

702. Las actividades más destacadas fueron:

  1. Burlar el bloqueo impuesto por los británicos, efectuados por los dos guardacostas en su travesía desde el continente hacia el archipiélago, el día 12 de abril.
  2. Rechazar ataque de dos aviones enemigos Sea Harrier por medio del GC-83 “RIO IGUAZU” el día 22 de mayo..
  3. Soportar, pese a la desproporción de armamento, otros ataques en los que sufrieron bajas de personal por acción del fuego enemigo.

Como se sabe, la Prefectura es una Fuerza de Seguridad y consecuentemente la formación y preparación de su personal así como el equipamiento de sus guardacostas y aviones está estructurado para actividades en tiempo de paz, por ejemplo, las aeronaves, tanto helicópteros como aviones carecían de armamento y tampoco contaban con sistemas de detección de aeronaves o misiles enemigos por lo que en todas sus operaciones se hallaban indefensos y a merced del más modesto armamento antiaéreo que pudiera emplear el enemigo en su contra. Los guardacostas por su parte solamente contaban con armamento de uso policial siendo su poder de fuego más significativo, el que le brindaba una ametralladora de escaso calibre.

Lo destacable y meritorio entonces es que esta Fuerza de Seguridad, tuvo que desempeñarse en un teatro de guerra y en operaciones de combate utilizando el escaso o nulo equipamiento defensivo y ofensivo con el que contaban, cumpliendo con las misiones asignadas con alta exposición de medios y personal en condiciones de casi total indefensión ante el ataque enemigo.

Tuvo, sin embargo, su honorable bautismo de fuego y tiene sus héroes que murieron defendiendo la patria.

Fuentes:


  • Revista “Guardacostas” (PNA). Libro, “Prefectura en Malvinas”, Buenos Aires 1997, Círculo de Suboficiales de la PNA.
  • Los Tigres del Mar – Jorge Muñoz, Editorial Cruz del Sur.
  • La actuación de la Prefectura Naval Argentina a la luz del Informe Rattenbach – Marcos Pablo Moloeznik, Escuela de Defensa Nacional.
  • Archivos y recortes periodísticos.

sábado, 28 de mayo de 2016

Buque de asalto anfibio: USS Iwo Jima

USS Iwo Jima (LHD-7)


El USS Iwo Jima (LHD 7) es un buque de asalto anfibio multipropósito clase Wasp de la Armada de los Estados Unidos, el segundo buque construido en ser nombrado en memoria de la batalla de Iwo Jima.

Fue construido por Ingalls Shipbuilding en Pascagoula, Mississippi. Los trabajos de construcción se iniciaron el 3 de septiembre de 1996, la quilla fue puesta en grada el 12 de diciembre de 1997 y botado el 4 de febrero de 2000. Fue amadrinado por la señora Zandra Krulak, esposa del general Charles C. Krulak, ex comandante del Cuerpo de Marines.

Hizo el viaje inaugural el 23 de junio de 2001, acompañado por más de 2000 veteranos de la Segunda Guerra Mundial —muchos de ellos sobrevivientes de la batalla de Iwo Jima, siendo asignado una semana más tarde en Pensacola, Florida, con puerto base en Norfolk, Virginia.


Historial
AstilleroIngalls Shipbuilding
ClaseClase Wasp
TipoLHD
Autorizado28 de febrero de 1995
Iniciado12 de diciembre de 1997
Botado2 de febrero de 2000
Asignado30 de junio de 2001
Destinoen servicio
Características generales
Desplazamiento41 180 t apc
Eslora257 m
Manga34 m
Calado9,1 m
Armamento• 2 sistemas de misiles Sea Sparrow
• 2 sistemas de misiles RIM-116 RAM
• 2 sistemas Phalanx CIWS
• 4 cañones Mk 38 de 25 mm
• 4 ametralladoras Browning M2
Propulsión• 2 turbinas de vapor
• 2 calderas 4,1 MPa
• 2 hélices
Potencia70 000 CV
Velocidad22 nudos
Tripulación1108 oficiales y marineros
Tropas1894 marines
Aeronaves• 30 helicópteros
• 6-8 AV-8B Harrier
Indicativo de llamadaNovember.svg Xray.svg Xray.svg Golf.svg
November – Xray – Xray – Golf1

viernes, 27 de mayo de 2016

Los secretos de las Malvinas

LOS SECRETOS DE LA GUERRA DE MALVINAS

Seprin




El gobierno inglés resolvió mantener como secreto de estado toda la documentación vinculada con la guerra de las Malvinas por noventa años, o sea, hasta el año 2072. Esta decisión, conocida el 2010, se presenta como muy llamativa, porque los secretos de estado en general se revelan al cabo de 25 o 30 años. Desde el lado argentino podemos suponer que esta decisión sin precedentes tiene como fundamento el hecho de que las revelaciones podrían ser utilizadas contra Gran Bretaña en la reclamación sobre la reivindicación de las islas.

Conociendo la astucia y la inescrupulosidad del gobierno inglés en esta materia podríamos decir que esto es así sin ninguna duda. Al cabo de los sesenta y dos años que hay por delante, cabe suponer que el pleito estará superado a favor o en contra de cualquiera de los contendientes y ya carecerá de importancia lo que pudiese surgir de esos secretos.

Como quiera que sea, Inglaterra guarda secretos y uno de ellos esté referido al motivo inicial de la contienda. Del lado argentino todo el mundo cree que fue un acto irresponsable del Gral. Galtieri, entonces Comandante en Jefe del Ejército y presidente de facto de la República; y de las otras dos armas, marina y aviación, que lo acompañaron. Esto fue precisamente lo que los servicios de contrainteligencia ingleses pusieron en circulación, como así también que la Junta Militar procedía de esa forma para aliviar el frente interno, acosado por paros de la CGT.

¿Cómo se puede aceptar con tanta simplicidad tal irresponsabilidad de las FFAA, de acometer una aventura bélica con una tropa recién incorporada, con casi nula preparación? ¿Cómo se puede creer que los comandantes de la marina y la fuerza aérea y sus respectivos estados mayores no tuvieron la posibilidad de advertirle al Ejército, los inmensos riesgos de esa aventura? ¿Estaban todos enloquecidos? Esto es imposible de creer.

Descartada por increíble la hipótesis de que la contienda se inició por un acto de locura de las FFAA argentinas, tiene que existir otra explicación, basada en razones muy poderosas que tuvo el gobierno inglés, a cargo de Margaret Thatcher, para que el conflicto se desatara. Ese es el secreto más comprometedor ante la opinión pública mundial y ante la historia de la civilización, que el gobierno inglés quiere preservar.

LA GESTA DE LAS MALVINAS

¿Fue una gesta realmente? No se alcanza a comprender a quienes califican la acción desplegada como “gesta” y al mismo tiempo abominan contra la irresponsabilidad de ocupar las islas sin una tropa debidamente preparada, sin los adecuados armamentos, que quedaron en el continente, sin comida y tantos otros defectos que llevan a preguntar, en qué cosa radica la calidad de gesta frente a tanta impericia. Cuando se celebró el primer aniversario, el 02 de abril de 1984, ya recuperada la democracia (pero no el sistema republicano, que fue escandalosamente falseado desde entonces hasta hoy), el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (Alejandro Armendaris) presidió un acto de celebración de la gesta, en presencia de familiares de soldados, oficiales y suboficiales muertos y de lisiados en silla de ruedas, en su discurso mostró esa contradicción insoluble: “Hemos venido a celebrar…, dijo …bueno, aquí no hay nada que celebrar…”. Los presentes quedaron atónitos: qué celebración es ésta en la que no hay nada que celebrar. Concedió condecoraciones a los lisiados y entregó medallas a los familiares de los muertos, que para él carecían de toda significación. Eran por actos personales protagonizados por cada uno de ellos a favor de una aventura militar, que no fue gesta. Murieron y se incapacitaron por nada. He allí la dramática contradicción de quienes creen que el hecho de la ocupación de las islas fue obra de un general etílico.

La verdad sobre esto es un secreto de estado inglés. Ningún inglés lo va a revelar jamás hasta el año 2072. Pero la decisión del gobierno británico no alcanza a ciudadanos de otras nacionalidades, en este caso, a un alemán, General de la Wermach, que ocupó el cargo de Segundo Comandante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con quien alternó accidentalmente el docente de la Universidad Nacional del Nordeste, Dr. Kornel Zoltan Méhesz, en un acto protocolar realizado en una universidad de Alemania. El hecho ocurrió a finales de la década del ochenta del siglo último. Al enterarse dicho General que su interlocutor era argentino nacionalizado, le manifestó su admiración por el recio comportamiento de la bisoña tropa argentina y, en algo así como una actitud de expiación por la actuación que la OTAN le hizo jugar al Reino Unido de Gran Bretaña en contra de la República Argentina, le manifestó que la guerra obedeció a una necesidad vital de estrategia de dicho organismo, enfrentado en la guerra fría contra Moscú, ya que según las encuestas de opinión el pueblo inglés se hartó de la “dama de hierro”, Margaret Thatcher, y para desplazarla apoyaría al partido Laborista. Éste propiciaba como plan de gobierno el retiro de los misiles intercontinentales Pershing, instalados por la OTAN en territorio británico, con ojivas nucleares apuntadas hacia Moscú y las principales ciudades de la ex Unión Soviética. El triunfo del laborismo conduciría a la desarticulación del sistema defensivo de la Organización, basado en la principal arma estratégica que tenía para enfrentar la “guerra fría”, que entonces se hallaba en proceso de intensificación paulatina.

La información que recibió el profesor Méhesz formó parte de la denuncia que, por iniciativa del Centro Correntino de Estudios, entonces Presidido por el Suboficial Mayor Rufino Antonio Billordo y suscripta por varias decenas de ciudadanos, se planteó contra Margaret Thatcher ante el Juzgado Federal de Ushuaia el año 1999, por crimen de guerra, sin citar entonces la fuente de la información, por circunstanciales motivos de oportunidad ahora superados. La denuncia se refería no solamente al criminal acto de ordenar el hundimiento del crucero argentino “Gral. Belgrano”, que se hallaba fuera de la zona de exclusión fijada unilateralmente por Gran Bretaña, sino también por la orden de atacar innecesariamente, en contra de la opinión del comandante de la fuerza de desembarco, la guarnición de Prado del Ganso (mal conocida como Ganso Verde), produciendo una brutal carnicería en ambos bandos. Los hechos referidos y la responsabilidad de Thatcher se basan exclusivamente en relatos efectuados por los periodistas ingleses Hastings y Jenkins, casi desconocidos en nuestro país, en su obra LA BATALLA POR LAS MALVINAS, Emecé Editores S.A, Buenos Aires, 1984. A quien le interese imponerse con mayor detalle del texto de la denuncia, puede solicitarlo en MOGLIA EDICIONES, calle La Rioja 755, de esta ciudad (folleto de 60 páginas).

En la citada denuncia se refiere que nuestro país fue objeto de una trampa, perfectamente orquestada por la OTAN, en resguardo de su sistema estratégico, que se hallaba en peligro de desmantelamiento. Con la colaboración de EEUU le hicieron ver a la Junta Militar que una ocupación sin bajas de las Islas (así se hizo) serviría para destrabar las negociaciones de Nueva York, que en ese momento se hallaban estancadas por la desinteligencia sobre si debían respetarse los deseos o los intereses de los habitantes de las islas. Todo sería solucionado por vía diplomática, sin acciones bélicas. Tanto es así que, cuando Thatcher ordenó la movilización de la “Task Force”, John Nott, Ministro de Defensa inglés, manifestó al periodismo que “cuando los argentinos vean que sus barcos comienzan a hundirse, volverán a la mesa de negociaciones”. Esta supuesta actitud negociadora es otra mentira más destinada a convencer que la acción de ocupación era un acto de locura de los militares argentinos. La guerra intensificó el espíritu nacionalista del pueblo inglés (es lo que se buscaba) y Thatcher fue reelegida nuevamente como Primer Ministro. Objetivo logrado: los misiles no fueron removidos al precio de la vida de más de 900 solados ingleses (dato que también ocultan), algo así como 1300 argentinos y más de 40 pilotos de la aviación, también argentina.

A la Argentina la impulsó un motivo de honda raíz patriótica. A Inglaterra, en cambio, la impulsó la perfidia de Thatcher. Ahora queda a cargo del lector definir si fue una gesta o una baladronada de militares argentinos enloquecidos. ¿Cuántos años más seguiremos manteniendo esta falsedad?
Políticamente, en la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.2 Posteriormente fue posible la firma de un tratado en 1984 con Chile.