martes, 23 de junio de 2015

Malvinas: DDG clase Sheffield británicos en Malvinas (5/7)

Destructores Type 42 británicos en el Conflicto del Atlántico Sur (1982) 

Parte 1 -  Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7


Ingreso a la Zona de Exclusión 
A modo de brindar protección al Grupo de Batalla de los portaaviones Hermes e Invincible, los tres destructores Type 42 (Sheffield, Coventry y Glasgow) fueron posicionados unas 20 millas por delante de la fuerza, de manera de poder utilizar sus radares de largo alcance y misiles de defensa aérea de zona para lidiar con cualquier amenaza que desde el aire pudiese aproximarse a los mencionados buques. Conscientes de la amenaza potencial que representaban los misiles Exocet, dos fragatas Type 22, HMS Broadsword y HMS Brilliant, fueron asignadas a la protección de los valiosos portaaviones en un despliegue táctico conocido como goalkeeping – a diferencia del Type 42, la Type 22 poseía un más moderno radar de búsqueda aérea (Marconi Type 967) y sistema de defensa antiaérea de punto (GWS25 Sea Wolf, asociado a dos radares de control de tiro Type 910 con un canal TV/electro-óptico de reserva) diseñado específicamente para lidiar con misiles de tipo sea skimmer

 
Fig.18 – (izquierda) director de tiro Type 910 y lanzador orientable de proa de misiles Sea Wolf a bordo de una fragata Type 22. (derecha) Carga de misiles GWS25 

 
Fig.19 – Fragata HMS 'Brilliant' ejecutando funciones de goalkeeping junto al portaaviones HMS 'Invincible', en operaciones dentro de la Zona de Exclusión Total 

Para el 1 de mayo, el Grupo de Batalla había iniciado operaciones dentro de la Zona de Exclusión Total; ese mismo día, la tripulación del Sheffield pasó a zafarrancho de combate en varias oportunidades ante la presencia de posibles contactos aéreos hostiles en la zona. Durante todo el día, tanto el Sheffield como sus naves hermanas recibieron numerosas alertas que fueron clasificadas como contactos falsos inducidos por procesamiento erróneo de señales por parte de la suite ESM de a bordo, de la cual se concluyó, confundía la señal del radar Cyrano II del Mirage IIIEA (avión que había estado operando en la zona ese día, enfrentándose a los Sea Harrier con resultados desfavorables para los argentinos) con la del Agave (denominado ‘Condor’) del Super Étendard. Los días siguientes – 2 y 3 de mayo – transcurrieron sin novedad. 

Sheffield 
Para el día martes 4 de mayo, el Grupo de Batalla se encontraba a unas 70 millas al sur-este de la capital de las islas, Stanley (rebautizada por las fuerzas de ocupación como Puerto Argentino). A las 07:10 de la mañana, un avión Lockheed SP-2H Neptune de la Escuadrilla Naval de Exploración de la ARA que se encontraba en misión de patrullaje ASuW, detectó un contacto ESM proveniente de un radar de búsqueda aérea clasificado como perteneciente a un destructor Type 42. La información fue inmediatamente enviada al continente. 

A las 07:52am, HMS Coventry pasó a zafarrancho de combate al detectar en su radar lo que parecía ser un ataque con un misil Exocet. El buque desplegó chaff y tomó las acciones correspondientes, para luego descartarse la señal como un contacto espurio. Otros contactos similares fueron detectados (y descartados) en horas de la mañana tanto por la tripulación del Coventry como por la del Glasgow. 

Tanto el Comandante de la Task Force como los de los buques que la componían habían recibido importante información sobre el despliegue de los aparatos Super Étendard argentinos a la zona del teatro de operaciones entre el 19 y 20 de abril, así como de prácticas, durante las dos semanas que siguieron, efectuadas por dichas aeronaves junto con los buques de la Escuadra, de manera que los británicos tenían suficientes razones para considerar la posibilidad de ataque con misiles Exocet como una sumamente real, razón por la cual se decidió tratar como principal amenaza un ataque con Exocet, dejando a la amenaza submarina como segunda prioridad. Sin embargo, a raíz de las experiencias del 1 mayo (en las cuales se había ordenado reiteradamente zafarrancho de combate ante alertas que luego fueron descartadas), el Capitán del Sheffield, James ‘Sam’ Salt, ordenó priorizar la amenaza submarina por sobre la amenaza del Exocet – contrario al resto de la flota y en particular, a la decisión del Capitán del Glasgow, Paul Hoddinott, quien, absolutamente convencido de la inminencia de un ataque, había ordenado pasar a condición de alerta “alta” y restringido el uso de comunicaciones satelitales en horas diurnas. El clima ese día era benigno, con buena visibilidad y mar calmo. 

Alrededor de las 10 de la mañana, la tripulación del Glasgow detectó un contacto ESM correspondiente a un radar Agave en su UUA1, seguido por dos contactos detectados por el radar de búsqueda aérea de largo alcance Type 965M a una distancia aproximada de 65 kilómetros. El contacto – designado ‘Condor 245’ – fue reportado oportunamente vía HF/UHF por la red y transmitido por enlace de data a los otros buques. Coventry acusó recibo, mas la estación HF del Sheffield se encontraba vacía en ese momento y la de UHF no recibió el mensaje completo. Inmediatamente, Glasgow pasó a zafarrancho de combate y desplegó una cortina de chaff; la tripulación del Invincible confirmó en su propio radar de búsqueda lo avistado por el Glasgow, despachando inmediatamente una patrulla de Sea Harriers del No.801 Squadron a investigar. Los Sea Harrier no detectaron contacto alguno, ante lo cual, HMS Invincible (que ejercía el comando de las operaciones de guerra antiaérea – AAWC – en ese momento) recomendó descartarlo. 

 
Fig.20 – Lanzador Vickers Corvus disparando cohetes de chaff 

Aproximadamente a unas 15 millas (25km) de distancia, los contactos detectados por el Glasgow rompieron unos 30 grados a estribor y pusieron morro hacia el Sheffield (la nave que se encontraba más al sur de la formación). En ese momento, el buque se encontraba en comunicación vía UHF con el Coventry y, simultáneamente, enlazado mediante SATCOM con el Comando de la Flota (CINCFLEET) en Northwood. Como se ha explicado previamente, debido a que el conjunto de antenas SCOT 1 generaba interferencia y posiblemente, falsas alarmas en el equipamiento ESM Abbey Hill, la tripulación del Sheffield no fue alertada de la presencia del radar del Super Étendard (señal que debió haber detectado inicialmente y luego, a 8 o 10 kilómetros de distancia cuando los aviones ascendieron y encendieron sus radares a fin de transmitir la información del blanco a sus misiles) y por tanto, no pudo reaccionar ante el ataque, situación que se vio agravada aún más por el hecho de que, debido a que la nave se encontraba en situación de alerta “media” y no “alta”, no solamente el Oficial de Guerra Antiaérea (AAW) sino además tres de sus ocho oficiales se encontraban fuera del CIC (Combat Information Centre) o fuera de sus puestos en ese preciso instante (el oficial AAW había abandonado su puesto veinte minutos antes para verificar la cubierta de nubes y luego, para buscar una tasa de café). Para cuando retornó a su asiento, el oficial AAW del Sheffield no pudo corroborar la amenaza puesto que la suite SATCOM del buque bloqueaba su UUA1. La nave detectó, sin embargo, en los últimos momentos, un contacto radar capturado por su Type 965M y, visualmente desde el puente y apenas 3 o 4 segundos antes del impacto, la estela de uno de dos misiles AM39 lanzados (a las 11:04am), en inevitable curso de colisión. No se tomó acción evasiva; los lanzadores de chaff Corvus no se dispararon. Un segundo misil, probablemente seducido por chaff desplegada por el Glasgow, erró el blanco y cayó al mar. 

El misil golpeó el buque a la mitad, sobre la banda de estribor, a la altura de la Cubierta 2, entre la cocina y las salas de ingeniería y máquinas frontales, abriendo un boquete de aproximadamente 4.6 por 1.2 metros en el casco, a una altura de 1.8 y 2.6 metros por sobre la línea de flotación, produciéndose daños generalizados menores (tales como colapso de escaleras y deformación de puertas) debido a la onda de choque en el resto del barco. El impacto fue tan violento que hizo saltar la pintura del casco, sobre la banda opuesta; aunque la cabeza de guerra no detonó al impacto, el propelente sólido del misil (cuya temperatura excede a la generada por el combustible de un motor turbojet) y la ruptura de líneas de combustible diesel desataron un infierno que no tardó en expandirse al resto de la nave. 

 
Fig.21 – HMS 'Sheffield', golpeado por un misil Exocet. La imagen muestra el boquete de ingreso que dejó el misil al penetrar el casco de la nave, sin detonar, causando sin embargo graves daños 

La escena a bordo del maltratado Sheffield era dantesca. Así lo recuerda el Capitán Salt: “las cubiertas se recalentaron, en la cubierta superior uno podía sentir el calor de la misma a través de la suela; la superestructura humeaba, la pintura se desprendía. El área alrededor del lugar donde el misil penetró el casco brillaba al rojo vivo, era rojo y blanco vivo. Veíamos llamas salir del casco. El nivel de daños era tal que era evidente que no había forma de combatir un infierno así en esa clase de buque. Aún si lo salvábamos, no habría habido forma de que el buque hubiera podido contribuir con la misión”. Humo “denso, negro y ácido” llenó corredores y compartimentos, expandiéndose desde el centro hacia arriba, en cuestión de minutos, forzando la evacuación de el buque. El sistema contraincendios sufrió daños significativos producto del impacto del misil, perforándose la tubería principal; dos bombas resultaron completamente deshabilitadas por el golpe, con una tercera funcionando parcialmente que continuó bombeando por un tiempo más – con la tubería haciendo agua, perdiendo presión – y una cuarta, dañada. Sin capacidad real de combatir el siniestro, los esfuerzos de rescate se vieron limitados a descargas de agua sobre la superestructura – asistencia provista por las fragatas HMS Arrow, a babor y HMS Yarmouth, a estribor – que no tuvieron efecto en sofocar las llamas y mitigar los efectos del siniestro que consumía la nave por dentro. Los esfuerzos de rescate se vieron afectados, además, por posibles contactos submarinos en la zona. 

 
Fig.22 – HMS 'Arrow' intentando prestar asistencia al maltratado 'Sheffield' 

Helicópteros de rescate apoyaron los esfuerzos de salvamento. La cubierta del Hermes se pobló con los maltrechos sobrevivientes, muchos de ellos con sus trajes ignífugos calcinados y quemaduras de distinta gravedad y afectados por los vapores tóxicos y el humo. Luego de batallar intensamente contra las llamas sin lograr progresos, el Capitán Salt dio la orden de abandonar el barco, “…en parte debido a que estábamos distrayendo a otros buques en la zona en un momento en que habíamos sido víctimas de ataque; no había posibilidad de recuperar la capacidad de combate del buque. El fuego se había propagado a un nivel que se tornaba peligroso para nuestro propio pañol de municiones y misiles y la tripulación había estado en la cubierta en condiciones muy frías por 5 horas. No estábamos ganando; más bien, perdíamos”. 

 
Fig.23 – Helicóptero Sea King (posiblemente con base en el portaaviones 'Hermes') asiste en las labores de salvamento. Nótese la pequeña embarcación descargando agua sobre la zona directamente afectada por el impacto del Exocet, así como la tripulación repartida sobre la cubierta 

Veinte miembros de la tripulación perecieron, algunos instantáneamente debido al impacto; otros por asfixia, tratando de escapar o bien, permaneciendo e incluso retornando a sus puestos tratando de combatir el incendio y de recuperar la capacidad de combate de la nave. 26 más resultaron heridos. La nave continuaría ardiendo por dos días más. El casco arrasado y magullado del Sheffield sería posteriormente remolcado hacia fuera de la Zona de Exclusión Total, para hundirse el 10 de mayo cuando el oleaje que arreciaba ingresó a raudales por el boquete causado por el misil. 

La pérdida del Sheffield representó el primer revés para la Task Force. En palabras del Almirante ‘Sandy’ Woodward, “una advertencia muy costosa y una muestra de las verdaderas capacidades (de combate) argentinas”. Buques británicos ya habían sido atacados en los días previos con resultados bastante pobres para los argentinos, lo cual quizás contribuyó a crear una falsa sensación de seguridad entre los comandantes y tripulaciones navales británicas. Inmediatamente se tomaron acciones para corregir y subsanar las fallas que conllevaron a la pérdida del buque, tales como restricción del uso de las terminales satelitales en buques que se encontrasen desempeñándose como piquetes de radar, agilización de protocolos para reportar contactos y transmitirlos por la red a otras naves; evitar la ‘degradación’ de los propios sensores al apresurarse a descartar inicialmente contactos espurios a falta de mayor evidencia que lo justifique; atención inmediata ante anuncios provenientes de otras naves; precaución y vigilancia especiales al encontrarse dentro de los rangos de ataque del Super Étendard, priorización de la amenaza aérea, asegurarse de que las estaciones relevantes estuviesen siempre tripuladas y monitoreadas, etc. 

Sea Dart 
La mañana del domingo 9 de mayo constituiría un episodio particularmente interesante en el historial de combate de los buques de la clase ‘Sheffield’ operando en el Atlántico Sur, debido a que habría de ser la primera oportunidad en la cual una nave de este tipo se desempeñaría en el rol para el cual había sido originalmente diseñada: la guerra antiaérea, como primicia disparando en combate un misil Sea Dart y reclamando un derribo. 

Previamente, el día 7, HMS Coventry se había desplazado a una posición que le permitiese realizar labores de interdicción de aeronaves de suministros que continuaban volando desde el continente hacia la pista de Stanley y de regreso, así como misiones de bombardeo naval de las posiciones argentinas apostadas alrededor del campo aéreo. Como consecuencia de la pérdida del Sheffield 3 días antes, se decidió mantener a los portaaviones fuera del alcance de los aviones argentinos con base en el continente – lo cual tendría un impacto negativo en la disponibilidad del poder aéreo pero evitaría que dichas (vitales y esenciales) naves fuesen dañadas o puestas fuera de servicio, lo cual habría sido desastroso para la campaña – y parear a los Type 42 que quedaban con las dos fragatas Type 22 en escena en una formación que llegó a conocerse como ‘combo 42/22’ , esperándose que las defensas de punto de las fragatas – optimizadas para la lucha antimisil – complementaran las de zona de los destructores (más apropiadas para la defensa aérea de zona contra blancos a cotas intermedias y superiores). Así pues, la fragata HMS Broadsword se unió al Coventry mientras que la Brilliant, al Glasgow. 

La misión del Coventry consistía entonces en esperar el ingreso de aviones de suministros Hercules C-130 escoltados por cazas y tomar acción apropiada. En horas de la mañana, el radar del buque detectó uno de estos aviones (con su respectiva escolta) aproximándose a la pista de BAM Malvinas pero, por encontrarse fuera del rango de tiro, no pudo abrir fuego. Momentos más tarde, se detectaron dos contactos que fueron clasificados como aviones de ataque liviano A-4 Skyhawk, hacia el oeste. En la estación de tiro de Sea Dart, Russell ‘Eli’ Ellis fue instruido de cargar dos misiles en el lanzador Mk30 y prepararse para abrir fuego sobre los contactos, detectados y apropiadamente rastreados a una distancia de 65 a 70 millas y acercándose. “Era la primera vez que un misil Sea Dart iba a ser disparado en combate”, comenta Ellis, “así que estaba bastante entusiasmado por ello”. El oficial AAW, Richard Lane, mantenía los contactos en su pantalla hasta que el radar iluminador Type 909 ofreció una apropiada solución de tiro. Entonces, el capitán de la nave, David Hart-Dyke, ordenó abrir fuego. El misil abandonó el lanzador con un estruendo, dejando un eco metálico reverberando por toda la nave. Acelerando a una velocidad superior al doble de la del sonido en menos de tres segundos, el misil adquirió a su blanco, confirmándose luego el impacto en el CIC del Coventry. Aunque las fuentes argentinas no parecen concordar, lo cierto es que la Fuerza Aérea Argentina reportó la pérdida de dos aeronaves tipo Douglas A-4C Skyhawk pertenecientes al Grupo 4 de Caza (C-313 y C-303 pilotados por los Tenientes Jorge Casco y Jorge Farias, respectivamente) sobre South Jason Island (Islas Sebaldes), aparentemente debido a mal clima. Muy posiblemente, entonces, uno de ellos fue abatido por uno de los misiles del Coventry y el otro se estrelló tratando de evitar un destino similar. Esa misma tarde, alrededor de las 16:10, un helicóptero Aérospatiale SA.330L Puma del Regimiento de Asalto Aéreo 601 del Ejército Argentino que se encontraba sobrevolando Choiseul Sound en búsqueda de sobrevivientes del pesquero de arrastre Narwhal – identificado por los británicos como nave de inteligencia que monitoreaba la situación del bloqueo aeronaval impuesto por los medios de la Task Force y atacado esa misma mañana por Sea Harriers del No.800 Squadron – fue detectado por el radar del Coventry y derribado por un misil Sea Dart, lanzado desde una distancia considerable y contra un objetivo que se encontraba sobrevolando tierra, excediendo, para beneplácito de la tripulación, las prestaciones teóricas (y expectativas) del sistema. 

 
Fig.24 – Visto desde la HMS 'Broadsword'', HMS 'Coventry' abre fuego con misiles Sea Dart en horas de la mañana del domingo 9 de mayo, reclamando un avión argentino 
 
Fig.25 – A-4C Skyhawk C-303, reportado como perdido en acción el día 9 de mayo, posiblemente a manos de misiles lanzados por el 'Coventry'. Foto tomada el mismo día desde el cisterna KC-130H, en ruta hacia la zona de operaciones 
 
Fig.26 – HMS 'Coventry' dispara un Sea Dart, reclamando un helicóptero Puma sobre Choiseul Sound

Tecnología y Defensa Naval 

domingo, 21 de junio de 2015

Relatos de un niño español sobre la guerra

Así vivió un niño español de 12 años la Guerra de Las Malvinas


Un helicóptero Puma argentino derribado durante la Guerra de las Malvinas (foto: Brocken Inaglory)

Durante estos días se cumple el 30º aniversario del final de la contienda de las Malvinas. El conflicto propiamente dicho duró dos meses y medio; del 2 de abril 1982 a mediados de junio. Fue fundamentalmente una guerra naval; de hecho, fue la primera y última guerra naval moderna.

Evidentemente, el objetivo de los ingleses era retomar las islas haciéndose con el control efectivo y terrestre. Para ello, tuvieron que organizar y mandar una fuerza especial naval que debía transportar tropas, medios, material y soldados; además, tenía que ofrecer capacidades defensivas y ofensivas, así como poder operar durante un tiempo prolongado en lo que buena parte de los altos mandos ingleses consideraban el fin del mundo en una zona inhóspita. El objetivo de los argentinos era impedírselo fundamentalmente mediante el uso de sus fuerzas aéreas y aeronavales. La Armada argentina era muy inferior a la inglesa, y los soldados de remplazo eran totalmente inadecuados para enfrentarse a las tropas profesionales de su enemigo.

En aquellos años, la situación interna y económica de Inglaterra era muy complicada. Uno de los primeros errores de cálculo de los argentinos fue pensar que los ingleses no irían a la guerra. Es una realidad que aquello fue decisión personal de Margaret Thatcher; apodada la ‘Dama de Hierro’, pero también que los ingleses no toleran agresiones. Las aguas y el clima en esa zona del mundo son muy duros. Ese hecho, junto con la distancia para los ingleses y cercanía para los argentinos, el tiempo de preparación de las defensas en las islas por parte de éstos últimos, etc. hizo que, con razón, el almirantazgo pusiese objeciones y tuviese reticencias a la empresa de ir a reconquistar esas islas que, por otro lado, no tenían un gran interés para Inglaterra. El país tuvo que usar numerosos buques civiles y reconvertirlos para transportar tropas y material, algo que hizo con el transatlántico “Queen Elizabeth 2”. Los modificaron e incluso instalaron helipuertos.

Personalmente, viví el conflicto muy de cerca, pero de una manera muy distinta a como se siguió en Madrid. Por aquel entonces, yo era un joven de 12 años que vivía en Washington D.C. desde hacía tiempo, debido a que mi padre estaba destinado en la embajada. Tengo un magnífico recuerdo de todo lo que aprendí, de forma natural, sobre política, geopolítica y relaciones internacionales. Tenía muchos compañeros de pupitre y amigos de muchas nacionalidades, entre los que había algunos argentinos, hijos de congresistas norteamericanos, etc. En el barrio en el que vivíamos, se daba la circunstancia de que teníamos como vecino a uno de los agregados de la Marina argentina, que además participó en la contienda como aviador naval. Hice mucha amistad con su hijo.

Unos dos años antes me aficioné a ver cada noche con mi padre a quienes, sin saberlo, eran los gigantes del periodismo político e internacional; periodistas de altísimo nivel: Ted Koppel –“ABC’s Nightline”-, Dan Rather –“CBS Evening News”- y Tom Brokaw –“NBC Nightly news”-, con sus magníficas entrevistas y reportajes. Durante el conflicto de las Malvinas estábamos pegados al televisor cada noche, viendo en vivo y en directo lo que sucedía, escuchando las opiniones de expertos, la evolución del conflicto, las posiciones y argumentos de cada una de las partes, etc. Por esos programas pasaban políticos, militares, analistas.... Recuerdo muy bien a Ted Koppel hablando en directo con los Embajadores del Reino Unido y Argentina ante EE.UU.; también con los Embajadores de estos y otros países ante la ONU o la OEA -Organización de Estados Americanos-, o haciendo conexiones con expertos de otras partes del mundo. Lo mismo ocurrió con muchos otros temas candentes de la época: Palestina, Israel, Sudáfrica… Los argumentos eran apasionantes, al igual que los distintos puntos de vista, las divergencias, etc. Fueron lecciones para toda la vida.

Se pudo apreciar muy rápidamente la ayuda que EE.UU. empezó a facilitar a su tradicional amigo y aliado, el Reino Unido, con gran pesar y disgusto de los argentinos. Fundamentalmente lograron el apoyo político en la ONU, y el apoyo militar mediante la información proporcionada por las imágenes de los satélites; avisándoles a los ingleses cada vez que los argentinos despegaban de sus bases. No darse cuenta de que EE.UU, con muy altas probabilidades, ayudaría a Inglaterra fue otro error de cálculo de los argentinos, aunque también es cierto que primero intentaron por todos los medios que el tema se resolviera de forma diplomática. En aquellos años, el Presidente de EE.UU. era Ronald Reagan, otro líder carismático que además tenía un muy buen entendimiento y amistad personal con Margaret Thatcher. ¡Qué importantes son las relaciones personales! Esa amistad permitió que Margaret llamase a su amigo para pedirle ayuda cuando la necesitó; y su amigo se la dio.

Aún con todo, Argentina puso en jaque a la Flota Inglesa y estuvo cerca de conseguir derrotarla. Eso no se lo esperaban los británicos, que subestimaron las capacidades de su enemigo. Es cierto que tenían una fuerza aérea reducida, pero contaron con buenos y valientes pilotos que, en inferioridad de condiciones, usaron tácticas muy eficaces. Los ingleses también infravaloraron las capacidades técnicas de los argentinos. Los fallos que impidieron la victoria fueron especialmente la falta de evaluación de las necesidades logísticas, así como las previsiones y necesidades operativas. Tendrían que haber comprado más material antes, y aquí es donde se hallan las cuestiones críticas del fracaso argentino.

Los argentinos habían comprado a los franceses aviones Super Etendart para su aviación naval poco tiempo antes, pero habían recibido pocas unidades: cinco misiles Exocet y cinco aeronaves de las 14 que habían adquirido. Resultaron ser insuficientes, y lo peor fue que calcularon mal las necesidades de toda la aviación en repuestos, en especial de los citados misiles. La realidad demostró que en situaciones de combate real, las necesidades de mantenimiento son muy superiores a las estimaciones, o a cuando se llevan a prácticas y entrenamientos; de hecho, resultaron ser exponenciales. Además, los franceses les cortaron el suministro, aunque les habían prometido que les venderían y proveerían recambios. Al final resultó que las presiones inglesas fueron más fuertes. Por otro lado, los aviones despegaban desde tierra firme cuando localizaban barcos ingleses, teniendo que usar depósitos de combustible externos que, lógicamente, tiraban al mar una vez usados. No tenían suficientes. Los aviones de combate argentinos llegaban muy justos de combustible, el justo para poder atacar y volver a base. Por el contrario, emplearon unas tácticas que fueron muy efectivas. El vuelo rasante sobre el mar hacía que los sistemas de los buques ingleses no les detectasen hasta el mismo momento del ataque. Al parecer, algunas de las bombas tampoco explotaron, probablemente porque al ser lanzadas a tan baja altura no daba tiempo a que las espoletas se armasen.

Hubo otra cuestión, que hubiese sido decisiva, de la que los argentinos se dieron cuenta tarde: atacaban por oleadas, y no se percataron hasta el final de que tendrían que haber atacado en grupo. Los sistemas defensivos de los buques solamente podían manejar entre tres y cuatro objetivos enemigos simultáneamente. Al atacar por oleadas, permitían que los sistemas funcionasen y en la siguiente ocasión se rearmasen. Al ser muchos más los blancos enemigos, los sistemas se saturaban, bloqueándose y dejando de funcionar.

Con todo, los argentinos hundieron o dañaron más de una docena de barcos ingleses. Por mucho que se esforzaron en buscar por todo el mundo no tuvieron tiempo, en las pocas semanas que duró el conflicto armado, para encontrar quien les vendiera y enviase misiles Exocet. Desde la Segunda Guerra Mundial, nadie le había hundido a Inglaterra un buque. (Por Emilio Pérez de Urigüen; One Magazine - España)

Nota: Emilio Pérez de Urigüen es MBA por el 'IE Business School' y experto en temas internacionales; así como asesor de empresas en desarrollo de negocios internacionales - correo electrónico: emilioperezde@yahoo.com

21/06/15

Nuestro Mar

sábado, 20 de junio de 2015

En Salta será obligatorio cantar la Marcha de las Malvinas

En Salta estalló la polémica por una ley que establece cantar la Marcha de las Malvinas
Sería obligatorio. Ya fue aprobada por el Senado y el martes próximo Diputados decidirá su suerte.


Natasha Niebieskikwiat - Clarín

La Cámara de Senadores de Salta aprobó el viernes pasado un proyecto de ley que establece la obligatoriedad de cantar la emblemática Marcha de las Malvinas en todos los actos cívicos y militares, a la par del himno nacional, y estalló la polémica en las redes de los kelpers. También en los medios de Salta saltaron críticas por la singular medida que, afirman, atenta contra el pluralismo y la diversidad.

La famosa marcha cuya letra creó Carlos Obligado en 1940 y comienza con la frase "Tras su manto de neblinas, no las hemos de olvidar..." es oficial pero cayó un poco en desuso después de haber sido muy popular durante la guerra de 1982 y en cada acto del 10 de junio cuando se conmemora el Día de la Soberanía sobre el disputado archipiélago. En territorio nacional a veces se canta y otras no.

El viernes pasado, el senado salteño tomó la iniciativa que ya había recibido media sanción en la cámara de Diputados salteña y debería luego pasar al ejecutivo del reelecto Juan Manuel Urtubey, para que la promulgue. Se trata de un proyecto que había presentado la diputada salteña Liliana Guitián, quien dijo a la prensa que había que "revalorizar la importancia de este tema en nuestra sociedad y homenajear a todos aquellos que dieron su vida por la soberanía de las islas".

A último momento, la Comisión de Educación y Cultura del SEn Salta estalló la polémica por una ley que establece cantar la Marcha de las Malvinasenado le aprobó unas modificaciones al proyecto, en las que se agregó que sea obligatorio cantarla en todos los actos escolares de los establecimientos educativos de todos los niveles y modalidades de Educación Formal y No Formal del Sistema Educativo. El proyecto volvió a la cámara de Diputados para su revisión.

Según pudo saber la corresponsalía de Clarín en ciudad de Salta del jefe de Departamento de la Banda 25 de Mayo de la Municipalidad de la ciudad, Carlos Héctor Barcatt, la marcha siempre se toca "en todos los actos patrios o acontecimientos donde se presenta la banda". Pero dijo que por el momento "no" recibieron ninguna notificación que la misma sea obligatoria". El martes que viene Diputados tiene una votación más para aprobar o no estas modificaciones.

También debe tratarse otro proyecto de ley para que los transportes públicos salteños lleven la leyenda "Las Malvinas son argentinas". Esta última ya tuvo un carácter nacional cuando el 2 de enero pasado, el Boletín Oficial oficializó la Ley 27.023 que determina dicha obligación para todo el transporte público de pasajeros y las estaciones

La medida en Salta generó polémica rápidamente y ayer, en el portal Noticias Iruya, el intelectual Luis Caro Figueroa escribió: "El intento de imponer, a través del canto obligatorio de la Marcha de las Malvinas, una determinada versión de la historia nacional choca con la libertad de los individuos de comprender e interpretar la historia del modo que mejor les plazca y atenta también contra el progreso de la Historia como ciencia social".

Para Caro Figueroa, la nueva norma " se inscribe dentro de la línea del patriotismo obligatorio al que estamos tan acostumbrados y puede considerarse, desde este punto de vista, como uno de los muchos intentos de dictar por ley los sentimientos que una persona debe experimentar". Agregó: "En la memoria de todos, el luto obligatorio por la muerte de Eva Perón impuesto en 1952".

También hubo críticas pero en tono de burla, en las redes sociales que utilizan los kelpers, donde lo más usual era leer que los niños argentinos serían obligados a cantar con algún tinte totalitario.

"El Gobierno de las Islas Falkland no será redireccionado de su foco en el desarrollo económico del archipiélago por otra ley doméstica argentina que no tiene validez dentro de las islas", señaló el consejero Ian Hansen ante una pregunta de Clarín por las repercusiones de la ley.

"Es valioso notar otra vez que fue el gobierno de Argentina el que se alejó de los acuerdos que había y se volcó a sus intentos de perturbar el desarrollo económico de las islas ignorando el derecho de los isleños a la autodeterminación como está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos"

En abril pasado, Tierra del Fuego también estableció una medida comparable a la de Salta, aunque no igual. La gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, decretó qe todas las radiodifusoras y cadenas de televisión pública provinciales comiencen sus emisiones con la transmisión de la marcha.

viernes, 19 de junio de 2015

Bougainville, un pionero en las Malouines

Louis Antoine de Bougainville

Wikipedia



Louis Antoine de Bougainville, conde de Bougainville (París, 11 de noviembre de 1729 – París, 20 de agosto de 1811) fue un militar, explorador, y navegante francés que hizo la primera circunnavegación francesa, y se destacó por su descripción de Tahití.

En su memoria se bautizó la isla Bougainville y la fosa de Bougainville, en el archipiélago de Salomón, así como la planta Buganvilia, que descubrió el naturalista de la expedición en Brasil y trajo en su barco a Europa.

Primeros años

Louis Antoine de Bougainville nació en París, Francia, el 11 ó 12 de noviembre de 1729. Era hijo de un notario y hermano menor del historiador Jean-Pierre de Bougainville (1722-63). Empezó a estudiar leyes y estudió ampliamente en el colegio de la Universidad, mostrando una aptitud particular para el estudio de las matemáticas y la ley.

A los veintitrés años publicó un tratado de cálculo integral como suplemento del tratado de L'Hôpital sobre el cálculo infinitesimal (Traité du calcul intégral, pour servir de suite à l'Analyse des infiniments petits de M. le marquis de l'Hôpital, publicado en 2 volúmenes, 1754-1756).

En primer lugar, ejerció como abogado en el Parlamento de París, y luego, en 1753, ingresó en el ejército en el cuerpo de mosqueteros comenzando su carrera militar. En 1754, fue nombrado Secretario de la Embajada en Londres y se convirtió en miembro de la Royal Society el 8 de enero de 1756.

En Canadá

Fue nombrado ayudante de Francisco Chevert, y después fue enviado a Canadá en 1756 como capitán de dragones y ayudante de campo de Louis-Joseph de Montcalm (1712-59). Tomó parte activa en la captura de Fort Oswego en 1756 y en 1757 en la batalla de Fort William Henry. Fue herido en 1758 en la exitosa defensa de Fort Carillon. Se embarcó de regreso a Francia el invierno siguiente, con las órdenes del marqués de obtener del gobierno de Luis XV más recursos militares para mantener la colonia y durante esa travesía, continuó familiarizándose con las formas del mar, unas habilidades que le servirían más adelante.


Busto del Museo de la Marina en París

Habiéndose distinguido en la guerra contra Gran Bretaña, fue recompensado con la cruz de San Luis. En una célebre discusión, el duque de Choiseul, que quería desentenderse de Canadá, le dijo «cuando la casa se quema, uno no se ocupa de los establos». Bougainville le respondió: «al menos, señor, no se podrá decir que usted habla como un caballo». Esto atrajo la atención de Madame de Pompadour de quien acabaría siendo el protegido, que lo presentó al rey y fue promovido a coronel. De vuelta a Canadá, con pocos suministros, y después de la muerte de Montcalm en 1759, participó en la defensa de Quebec y fue de los oficiales que firmaron la rendición ante los ingleses.


Firma de Bougainville

Durante el año clave de 1759, participó en la defensa de la capital de Nueva Francia, la ciudad fortificada de Quebec. Con una pequeña tropa de élite bajo su mando, entre los que había Granaderos y Voluntarios a caballo, patrulló la ribera norte del río San Lorenzo, aguas arriba desde la ciudad, durante todo el verano, para detener varios intentos de desembarco de los británicos para cortar las comunicaciones con Montreal. No tuvo tiempo suficiente, sin embargo, para reunir sus fuerzas y atacar la retaguardia británica, cuando subieron con éxito a las Llanuras de Abraham y atacaron Quebec el 13 de septiembre.

Tras la muerte del marqués de Montcalm y la caída de Québec el 18 de septiembre —después de la frustrada intentona del coronel para reabastecer a la ciudad sitiada— Bougainville fue enviado al frente occidental por su nuevo oficial al mando de Francis de Gaston, Chevalier de Levis (1719-87) y trató de detener el avance británico desde sus trincheras en Île-aux-Noix. Fue uno de los oficiales que acompañaban a Lévis a la Île Sainte-Hélène, aguas afuera de Montreal, en la última estancia de los franceses en América antes de la capitulación general de 1761. De la guerra, Bougainville escribió en su diario: «Es un tipo abominable de guerra. El verdadero aire que respiramos está contagiado de insensibilidad y dureza».1

Enviado de vuelta a Europa, junto con los otros oficiales franceses, privados de todos los honores militares por los vencedores, Bougainville tenía la prohibición de adoptar cualquier servicio activo más contra los británicos según los términos de la rendición. Pasó los últimos años de la Guerra de los Siete Años (1761 a 1763) como diplomático, distinguiéndose en las orillas del Rhin. y ayudó a negociar el Tratado de París que finalmente concedió la mayor parte de Nueva Francia al Imperio Británico.

La colonia de las Malvinas


Primer página de «Observations Générales sur les Iles Malouines» (Observaciones Generales de las Islas Malvinas) redactado por Louis Antoine de Bougainville en Puerto Soledad, antes del trapaso de la colonia a los españoles en abril de 1767.

Cuando la paz se firmó en 1763 el gobierno francés concibió el proyecto de colonización de las Islas Malvinas, y Bougainville, emprendió la tarea por su propia cuenta. Fue nombrado capitán de fragata y con dos barcos, el L'Aigle (El Águila) y Le Sphinx (La Esfinge), emprendió rumbo a las islas Malvinas y ese mismo año, 1763, estableció la colonia de Port St. Louis (ahora Puerto Soledad) (llamada según su nombre), lo que provocó los celos de Gran Bretaña y el gobierno español.


Port St. Louis como fue fundado por Bougainville (Dom Pernety, 1769)



Tres años más tarde y a pesar de que la colonia francesa tenía ya más de 150 personas, por motivos financieros (él mismo pagó muchas expediciones) y razones diplomáticas (España temía que las Malvinas se convirtiesen en una base de retaguardia para atacar su oro de Perú), por orden del rey Louis XV, Bougainville fue obligado a desmantelar su colonia y vender las islas a los españoles (el Rey de España le pagó 603 000 libras por las islas). El 31 de enero de 1767, se reunió en Río de la Plata con don Felipe Ruiz Puente, al mando de las fragatas La Esmeralda y La Liebre y futuro gobernador de las islas Malvinas, para tomar posesión de las islas, y evacuar a la población francesa. Durante este tiempo francés, los marineros británicos trataron de establecerse en el puerto de la Croisade en 1766, al que renombraron como Port Egmont. Bougainville escribió:



«En diciembre de 1766, la fragata HMS Japan atracó en Port Louis frente al fuerte. El capitán MacBride desembarcó, profirió amenazas y se marchó el mismo día».

Viaje de circunnavegación


Mapa de la ruta de la expedición de circunnavegación al mundo (1766-69). Los nombres de las escalas están en francés y corresponden a los nombres de la época.

Grabado que acompañaba el libro Voyage autour du monde, publicado en París en 1772


La Boudeuse, de Louis Antoine de Bougainville

En 1766 Bougainville recibió de Louis XV permiso para realizar una circunnavegación del globo. Se convertiría en el 14º navegante de la historia occidental, y el primer francés, en organizar una expedición para dar la vuelta al mundo, y su finalización reforzaría el prestigio de Francia maltrecho tras su derrota en la Guerra de los Siete Años. Bougainville se pasó a la marina y presentó un proyecto de expedición en el que cargaría con los gastos financieros creando la Compañía de Saint-Malo. Bougainville se encargaría de la misión de entregar las islas Malvinas a los españoles y quería aprovechar el viaje para explorar tierras colonizables en el Pacífico. La expedición contaría con un equipo científico formado por el astrónomo Véron y el naturalista Philibert Commerson, además de un artista.

Bougainville salió de Brest el 15 de diciembre de 1766 a bordo de la fragata Boudeuse. Un segundo barco, L'Étoile, una urca (flute, buque de carga), partió de Rochefort el 1 de febrero de 1767 y se le unió para dar la vuelta al mundo el 13 de junio de 1767 en Río de Janeiro, después de dos citas perdidas en las Malvinas y en la desembocadura del Río de la Plata. A bordo iba el botánico Philibert Commerson, que había embarcado con su ayudante de cámara, más tarde desenmascarado como Jeanne Baret,2 la amante de Commerson, que se convertiría así en la primera mujer en circunnavegar el globo. Nadie descubrió el engaño hasta que llegaron a Tahití y lo descubrieron los nativos.

En Brasil, Commerson, encontró la planta que bautizó en honor al capitán, buganvilla, y cuya flor se entregará a la primera esposa de Napoleón.

Tahití

Bougainville después de hacer escala en las Malvinas visita Tahití en abril de 1768 sin saber que meses antes había sido descubierta por el inglés Samuel Wallis. En marzo de 1769 completa la primera circunnavegación francesa volviendo a Saint-Malo perdiendo tan sólo a siete hombres de un total de doscientos.

Después de entregar las islas Malvinas a los españoles, franquearon el estrecho de Magallanes y el 22 de marzo avistaron el grupo de islas Tuamotu, explorando el vasto y peligroso archipiélago. En el 2 de abril avistaron la cima de Mehetea y visitaron la famosa isla de Tahití, que acababa de ser descubierta en abril de 1768 por Samuel Wallis a bordo del HMS Dolphin. Permanecieron allí menos de diez días y Bougainville reclamó la isla para Francia y la llamó Nueva Citera. Partieron con un joven voluntario tahitiano Aotourou, que hizo el viaje hasta París y que murió años después de viruela cuando iba en un viaje de vuelta, tras una escala en la isla de Francia (en la actualidad la isla Mauricio).

Asimismo, exploró un par de semanas más tarde la isla que lleva su nombre. Entonces descubrió la mayor parte de las islas Samoa, que llamó «îles des Navigateurs» (islas de los Navegantes), revisó las islas de Saint-Esprit de Pedro Fernández de Quirós (conocida como Vanuatu desde la independencia en 1980). Siguió a lo largo del archipiélago de las Luisiadas, encontró las islas Salomón y, finalmente, pudo obtener suministros en las Molucas.

Salieron de Tahití y navegaron hacia el suroeste hasta Samoa y las Nuevas Hébridas, y luego a continuación, cuando avistaron Espíritu Santo se dirigieron hacia el oeste todavía buscando el continente austral. El 4 de junio casi naufragaron por las fuertes olas y tuvieron que cambiar de rumbo hacia el noreste. Casi había encontrado la Gran Barrera de Coral. Navegó por lo que ahora conocemos como las islas Salomón que, a causa de la hostilidad de los nativos, evitó. Llamó a la isla Bougainville, por sí mismo. La expedición fue atacada por personas de Nueva Irlanda, por lo que siguieron hacia las Molucas. En Batavia, recibieron noticias de Wallis y Carteret, que habían precedido a Bougainville.


Regreso a Francia

Regresó a Saint-Malo el 16 de marzo de 1769, completando su circunnavegación, con la pérdida de sólo siete de los más de 200 hombres de la expedición, un nivel extremadamente bajo de accidentes y con el crédito de una gestión inteligente de la expedición. Su viaje de circunnavegación fue también notable por ser el primero en incluir a una mujer, Jeanne Baret.

En 1771 publicó el relato de su viaje con el título de Description d'un voyage autour du monde (Descripción de un viaje alrededor del mundo), evoca el mito, entonces el olor a azufre de la «paradis polynésien» ("paraíso polinesio"). Pensando que había descubierto Tahití, a continuación, fue precedido por Samuel Wallis y que James Cook haría una estancia mucho más extensa, Bougainville vio las contribuciones científicas de su viaje también ensombrecidas por el carácter ambiguo del éxito de su libro. No obstante, hizo un gran progreso de la geografía de Oceanía, descubriendo nuevas islas, precisando la situación de muchas otras, informando sobre las costumbres de los nativos.

El relato de su viaje, Voyage autour du monde, despertó un enorme interés por sus descripciones paradisíacas de la Nueva Citera, el jardín del Edén o los Campos Elisios. Describió un pueblo feliz e inocente sin corrupciones ni prejuicios, que provocó una serie de pensamientos filosóficos y utópicos sobre la civilización. Este libro suscitó una respuesta memorable de Denis Diderot, que en 1772 publicó su Supplément au voyage de Bougainville (Suplemento al viaje de Bougainville), donde hace una revisión del buen salvaje de Rousseau.

La leyenda comienza

La descripción que Bougainville hizo de Tahiti en 1771 en su libro Voyage autour du monde, ofreció una visión de un paraíso terrenal donde los hombres y mujeres vivían felices en la inocencia, lejos de la corrupción de la civilización. Su descripción ilustraba poderosamente el concepto del buen salvaje, e influyó en los pensamientos utópicos de filósofos como Jean-Jacques Rousseau antes de la llegada de la Revolución Francesa.

En el Suplemento al viaje de Bougainville de Denis Diderot, se narra con artificio la historia del desembarco de Bougainville en Tahití; aparece un lector anónimo que valora a uno de sus amigos los hechos: este enfoque de ficción de la expedición de Bougainville, junto con la descripción hecha en paralelo por un tahitiano, testigo de los males colonizadores, se entiende como una crítica a las formas occidentales de vivir y de pensar.

Guerra de Independencia de los Estados Unidos de América

Después de un intervalo de varios años, Bougainville aceptó un mando naval. En 1775 se embarcó en La Terpsícore y en 1776 en Le Solitaire. En 1777 comandó Le Bien-Aimé (El Amado), y después, de 1778 a 1779, Le Guerrier (El Guerrero). Promovido a Jefe de Escuadrón el 8 de diciembre de 1779, mandó varios buques en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Luchó contra el almirante Samuel Hood, en la Martinica, y participó el 5 de septiembre de 1781 en la batalla de la Bahía de Chesapeake. Reingresó en el Ejército con el rango de mariscal de campo (equivalente a general de brigada).

Su comportamiento en la batalla de las Saintes, el 12 de abril de 1782, fue muy curioso. A la cabeza de su división de seis barcos, abandonó a su almirante, el conde de Grasse, y la docena de buques franceses que combatían y fueron derrotados por los buques ingleses al mando del almirante George Brydges Rodney. Bougainville, que comandaba la Auguste, afirmó no haber entendido las señales de su buque insignia fijando la maniobra y se puso a salvo en Saint Eustace. Era fácil darse la vuelta con su división y regresar en menos de una hora al campo de batalla. Al hacerlo, habría causado el pánico entre los buques ingleses que rodeaban a los franceses. Muchos testigos abrumaron con la deserción de Bougainville en el juicio que se celebró en Lorient en 1784. Sin embargo, Bougainville fue absuelto porque su condena habría sido embarazosa para los ministros, teniendo en cuenta sus relaciones.

Revolución y el Imperio


Tumba de Louis Antoine de Bougainville, en el Panteón.

Después de la paz de 1783 regresó a París, y en 1787 se convirtió en miembro libre asociado de la Academia Francesa de Ciencias. Proyectó un viaje de descubrimiento hacia el Polo Norte, pero no contaba con el apoyo del gobierno francés y la petición fue denegada por el ministro Loménie de Brienne. Se mantuvo fiel a Luis XVI durante la Revolución. Fue el responsable de comandar en 1790 la flota naval de Brest. Obtuvo el rango de vicealmirante en 1791 y al no haber podido restaurar el orden en su tropa indisciplinada, se retiró del servicio. Abandonó la Marina después de que el ministerio le negara en 1792 una petición para dedicarse al estudio de las ciencias y se retiró a su finca en Normandía.

Fue arrestado durante el Terror y puesto en libertad después de la caída de Robespierre. De regreso a París, fue uno de los miembros fundadores del «Bureau des Longitudes». En 1799, Napoleón I le nombró senador, y fue distinguido como Gran Oficial de la Legión de Honor en 1804. En 1808, fue considerado Conde del Imperio y presidió el consejo de guerra que juzgó a los responsables de la Batalla de Trafalgar en 1809. Esta sería su última función oficial.

Murió en París el 31 de agosto de 1811. Estaba casado y tenía tres hijos, que servían en el ejército o la marina franceses, siendo el más destacado Hyacinthe de Bougainville, también marinero y circunnavegante. Sabía y sentía pasión por las plantas y su jardín fue notable (Château de Suisnes). Cuando el gusto por las rosas comenzó a crecer, proporcionó a su jardinero jefe Aubin Cochet el capital para la instalación de un vivero para cultivar rosas, el primero que lo hizo en el Brie.

Su corazón está enterrado en el cementerio Calvary, en Montmartre, y su cuerpo descansa en el Panteón de París.



Legado


Hyacinthe de Bougainville, también navegante y circumnavegador, era hijo de Louis Antoine de Bougainville.

Copia del Viaje alrededor del Mundo de Bougainville en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur en Buenos Aires.

Se le honró nombrando con su apellido, Bougainville, a la mayor de las islas del archipiélago de las Salomón y también al estrecho que la separa de la isla de Choiseul. Asimismo, lleva ese nombre el estrecho entre las islas Mallicollo y Espíritu Santo del grupo de las Nuevas Hébridas. En las Malvinas, Port Louis, y la "isla de Bougainville" (en inglés, Lively Island) le conmemoran.

Un género de plantas de América del Sur, unas especies arbustivas trepadoras con brácteas de colores, las bougainvillas, llevan su nombre.

Además, trece barcos de la Marina francesa han sido nombrados en su honor.

Ruta del viaje de circunnavegación

Brest, 5 de diciembre de 1766
Malvinas, Río de Janeiro, Montevideo
Archipel Dangereux (Tuamotu), 21 de marzo de 1768,
Quatre Facardins, hoy en día Vahitahi
Lanciers, hoy en día Akiaki
La Harpe, hoy en día Hao
Islas Dos Grupos (Îles Deux Groupes), Hikueru, Reitoru, Haraiki, Anaa
Îles Boubon, hoy en día islas de la Sociedad
Boudeuse, hoy en día Mehetia, 2 de abril.
Nouvelle Cythère, hoy en día Tahití, 6 de abril
Huahine, Raiatea, Tahaa, Bora Bora
Îles des Navigaters, hoy en día islas Samoa, 3 de mayo
Manua, Tutuila, Upolu
l'Enfant Perdu, hoy en día islas Hoorn en Wallis y Futuna
Archipel des Grandes Cyclades, Vanuatu
Aurore (Maéwo), Pentecóte, îles des Lepreux (Aoba)
Islas Salomón
Vella Lavella, Choiseul, Bougainville
Papúa Nueva Guinea
Archipel de la Louisiade, Nueva Bretaña, Nueva Irlanda
Java, 28 de septiembre de 1768
Saint-Malo, 16 de marzo de 1769


Barcos y tripulación



jueves, 18 de junio de 2015

SSK: Clase U-209 (Alemania)



Submarino de patrulla oceánico clase U-209 

 
 
El submarino de patrulla clase U-209 fueron exportados a varios países 
 

Clase U-209/1200 
Entró en servicio 1967 
Tripulación 31-35 hombres 
-Profundidad de buceo (en funcionamiento) 300 m 
-Profundidad de buceo (máximo) 500 m 
Dimensiones y desplazamiento 
-Longitud 56 m 
-Eslora 6,2 m 
-Calado 5,5 m 
-Desplazamiento en superficie 1185 toneladas 
-Desplazamiento sumergido 1290 toneladas 
Propulsión y velocidad 
-Velocidad en superficie 11 nudos 
-Velocidad sumergido 21,5 nudos 
-Motores diesel 2 x 5000 CV 
-Motores eléctricos 1 x 3600 caballos de fuerza 
Armamento 
8 x tubos lanzatorpedos de 533 mm de proa con torpedos 14 torpedos antibuque y/o antisubmarinos 

 

A mediados de la década de 1960 la IKL diseñó para el mercado de exportación un submarino nuevo que se convirtió en la clase U-209 en 1967. Diseñado específicamente para el papel de alta mar, el U-209 puede, debido a su longitud relativamente corta, operar con éxito en aguas costeras. El U-209 y sus variantes han demostrado ser tan popular que 50 se han construido o pedidos por 12 clientes de exportación. 

Los seis principales variantes de la U-209 son: 
-el original U-209/1100 54,3 m (960 toneladas emergido y 1105 toneladas bajo el agua); 
-U-209/1200 de 56 m (980 toneladas emergido y 1185 toneladas bajo el agua); 
-U-209/1300 de 59,5 m (1000 toneladas en superficie y 1285 toneladas sumergido); 
-U-209/1400 de 62 m (1454 toneladas en superficie y 1586 toneladas sumergido); 
-U-209/1500 de 64.4m (1660 toneladas en superficie y 1850 toneladas sumergido); 
-y los más pequeños costeros de 45 m U-640 (420 toneladas en superficie y 600 toneladas bajo el agua). 

Los países que han comprado estos buques son Grecia (cuatro U-209/1100 U-209/1200 y cuatro), Argentina (dos U-209/1200), Perú (seis U-209/1200), Colombia (dos Sub U-209/1200), Corea del Sur (nueve U-209 / 1200), Turquía (seis U-209/1200 y ocho U-209/1400, la mayoría de los cuales se han construido a nivel local con ayuda alemana), Venezuela (dos U-209 / 1300), Chile (dos U-209/1400), Ecuador (dos U-209/1300), Indonesia (dos U-209/1300 además de otros cuatro proyectados, pero pocas probabilidades de materializarse), Brasil (cinco U-209 / 1400), India (cuatro U-209/1500 y dos más proyectadas), Sudáfrica (tres U-209/1400) e Israel (tres U-640). Cada uno eligió ajustar el equipo propio y el número de tripulantes según las necesidades económicas. 

Durante la Guerra de las Malvinas en 1982 el submarino San Luis clase U-209/1200 de la Armada de la República Argentina - hizo tres ataques fallidos de torpedos a buques británicos de la fuerza de tareas británica, pero el conocimiento de la presencia del barco argentino hizo movilizar enormes y considerables recursos de aeronaves en esfuerzos para encontrar el submarino. 

 



Military-Today



miércoles, 17 de junio de 2015

Veterano de la RN vive en la Patagonia


Malvinas: la historia del único veterano de guerra británico que vive en Argentina
Juan Pablo Parrilla - Infobae

Se negó a recibir la medalla del Atlántico Sur y dejó la Marina Real tras el conflicto. En 2012 se casó con una correntina. Defiende la soberanía argentina, pero no consigue el DNI



James Richards asegura tras su baja de la Royal Navy, los servicios de inteligencia británico lo fantasmearon. Intentaron borrar su pasado. Fueron veteranos argentinos los que encontraron sus fotos durante la guerra.

James Richards asegura tras su baja de la Royal Navy, los servicios de inteligencia británico lo "fantasmearon". Intentaron borrar su pasado. Fueron veteranos argentinos los que encontraron sus fotos durante la guerra.

Richards viajó desde Gibraltar a las Islas Malvinas en el HMS Antelope, una fragata de la Royal Navy.


James Richards vive en Los Antiguos, Santa Cruz, junto a su esposa, la correntina Laura Canessa.

James Richards vive en Los Antiguos, Santa Cruz, junto a su esposa, la correntina Laura Canessa. "Vine aquí por amor, vine aquí por una vida tranquila en un pequeño pueblo en la Patagonia", cuenta. 

Laura Canessa, la esposa de James Richards, tiene dos primos que combatieron en la Guerra de Malvinas y es miembro de la organización internacional Mujeres de Paz en el Mundo.


James trabaja de carpintero, un oficio que aprendió de su abuelo. "Me gustaría pasar una vida feliz y productiva dentro de la comunidad aquí, pero estoy siendo bloqueado", comenta, sobre la dificultad de conseguir DNI.

James y Laura se casaron el 2 de abril de 2012 a las 8.30. Elegimos esa hora porque coincide con el principio y el final de la guerra, cuenta Laura. Ese día decidimos trabajar por la paz, agrega.

James y Laura se casaron el 2 de abril de 2012 a las 8.30. Elegimos esa hora porque coincide con el principio y el final de la guerra, cuenta Laura. Ese día decidimos trabajar por la paz, agrega.


Una historia de amor lo llevó a la Patagonia y sin quererlo terminó siendo el único veterano británico de la Guerra de Malvinas que vive en el país. Sin embargo, a pesar de que James Richards piensa que "las islas son argentinas", desde hace tres años pelea para conseguir la ciudadanía. "Mi pasaporte venció y estoy en el limbo", le contó a Infobae en la primera entrevista que brindó desde su arribo a las tierras frías del sur. En abril del año pasado le escribió una carta a la Presidente, pero aún no obtuvo una respuesta.

No sabía que iba a ir a una guerra. Cuando en abril de 1982 Argentina recuperó las Islas Malvinas, James Garry Richards era un suboficial que servía en la Marina Real británica, una fuerza a la que amaba y en la que se auguraba a sí mismo una larga carrera. El barco en el que prestaba servicio como ingeniero en armas estaba regresando a Inglaterra después de una ardua misión en el norte de África, pero repentinamente viró hacia Gibraltar, donde Richards tuvo que abordar el HMS Antelope, que partió hacia Malvinas. "Fui un virtual prisionero. No tuve derecho a elegir", evaluó.

A la tripulación le dijeron que sería algo sencillo, que las Fuerzas Armadas argentinas se rendirían en menos de una semana frente a una poderosa tropa con 900 años de experiencia. Sin embargo, el conflicto se extendió más de lo pensado. Richards estuvo a cargo del entrenamiento de los más jóvenes, así como del equipamiento de los buques y el mantenimiento del armamento. "Hice mi trabajo mientras estuve allí, por supuesto. Pero decidí que había sido suficiente para mí", contó.


Cuando Richards regresó al condado de Yorkshire, en el norte de Inglaterra, era otra persona. Se negó a recibir la medalla del Atlántico Sur, rechazó una pensión de veterano y dejó la Marina. El equivalente a casi dos años de salarios que le obligaron a pagar para compensar el dinero "invertido" en su preparación no fue un obstáculo. Y decidió reinventarse. Hasta empezó su propio negocio, diseñando equipamiento especial para veteranos, como sillas de ruedas.

"Todo el mundo me preguntaba qué había hecho en la guerra, pero yo no quería hablar de eso. De hecho, durante 29 años no lo hice. No hablé sobre cuestiones políticas, no leí los diarios militares, no hablé nada más sobre la Guerra de Malvinas", recordó.


Richards asegura tras su baja de la Royal Navy, los servicios de inteligencia británicos lo "fantasmearon". Intentaron borrar su pasado. Fueron veteranos argentinos los que encontraron sus fotos durante la guerra.

Fue su esposa, la correntina Laura Canessa, la que lo animó a contar su experiencia en Malvinas. Ella es miembro de la organización internacional Mujeres de Paz en el Mundo y tiene un vínculo directo con la guerra, a través de sus primos: el teniente Bernardo Schweizer, quien fue el primer argentino en pisar las islas en la noche del 1 de abril de 1982 junto a un cabo, y su hermano Carlos, quien llegó en la segunda nave que desembarcó y también participó de la avanzada.



La pareja se conoció vía Facebook, en un grupo sobre Fórmula 1, de la que ambos son fanáticos. Eran los últimos días de 2010 y el flechazo, al parecer, fue casi instantáneo: apenas 36 días después Richards voló a la Argentina y 14 meses más tarde, un 2 de abril, contrajeron matrimonio, gracias a un permiso especial del registro civil. Se radicaron en la ciudad santacruceña de Los Antiguos, a más de mil kilómetros de Río Gallegos y cerca de la frontera con Chile. El veterano Carlos Schweizer fue uno de los padrinos de boda.


James y Laura se casaron el 2 de abril de 2012 a las 8.30. "Elegimos esa hora porque fue la hora oficial del comienzo y el fin de las hostilidades", cuenta la correntina. "Ese día decidimos trabajar por la paz", agrega.

Las Malvinas, argentinas

El 3 de junio de 2012, Richards fue invitado por dos centros de veteranos de Santa Cruz para charlar sobre la guerra. Fue la única vez que habló en público del tema. Entre otras cosas, le preguntaron qué pensaba sobre la soberanía de las islas. Y si bien no respondió con palabras, hizo un gesto que despertó aplausos: mostró un gorro que tiene con un prendedor de las islas con los colores argentinos.

"La forma en que logro que las cosas salgan bien es trabajarlas yo mismo. Hice esto con Malvinas. Cuando llegué aquí no me di cuenta qué importante era el tema. En Gran Bretaña, después del conflicto, nadie hablaba de eso. Fue olvidado hasta hoy. Pero acá es un tema importante. Entonces, hice mis investigaciones. Busqué el punto de vista argentino, el punto de vista británico, el de los Estados Unidos, Rusia, China y de todos lados, y saqué mi propia conclusión", explicó.

¿Cuál fue? "Me pusieron en peligro al pelear por unas islas de las que nunca había oído hablar, para defender a personas que querían vivir en el lado opuesto del mundo a su patria. Esta fue una guerra que nunca debió haber sucedido y que sólo se produjo para servir a las ambiciones de dos políticos en caída que estaban desesperados por continuar con sus respectivas carreras sin importar el costo", observó, en una triple crítica a Margaret Thatcher, Leopoldo Galtieri y los kelpers.

Y aunque advirtió que no quiere ser parte de los argumentos políticos en torno a la soberanía, tiene una opinión formada. "Los dos países tienen explicaciones muy convincentes, pero el peso de la evidencia objetiva de las fuentes no interesadas me lleva a la inevitable conclusión de que las Malvinas son argentinas", sentenció.


En el limbo

No sólo quiere vivir en la Patagonia. James Richards quiere ser argentino. Llegó al país con esa idea y desde hace tres años pelea por una ciudadanía que por ahora sólo es parte de sus sueños. Lo único que tiene es un "Certificado de residencia precaria" que debe renovar cada tres meses, para lo cual tiene que viajar casi 440 kilómetros desde Los Antiguos hasta Comodoro Rivadavia, muchas veces en invierno, a lo largo de las heladas carreteras de la Patagonia.

En 2014 decidió enviarle una carta a la presidente Cristina Kirchner, que el 14 de abril ingresó a la Casa Rosada. "Una y otra vez he completado los formularios y aplicaciones protocolares, pero no ha pasado nada, y no he recibido nada más que excusas, desinformación y más desinformación. Todo este proceso ha llevado tanto tiempo que mi pasaporte británico expiró, lo que me hace un prisionero virtual, debido a la exigencia de una identificación válida para viajar", escribió.

James espera que la ciudadanía no sólo le facilite la vida y le permita trabajar en blanco y acceder a un tratamiento médico, sino también poder viajar por el país y aceptar la propuesta de distintos centros de veteranos que lo han invitado a contar su experiencia. Es una prueba fehaciente de que el diálogo es posible.

Consultado sobre lo que le diría a la Presidente si tuviera la posibilidad de conversar con ella, contestó: "No quiero ninguna respuesta. No quiero saber por qué yo ni por qué ha sido tan difícil. Sólo me gustaría que proceda. Y que me digan, de una manera u otra, si voy a conseguir la ciudadanía en este país -en el que me voy a quedar-, o si voy a tener que seguir renovando el certificado que tengo cada 90 días". Y remató: "No vine aquí a representar a nadie. Vine aquí por amor, por una vida tranquila en un pequeño pueblo en la Patagonia. Sólo les pido que jueguen el juego, que sean justos conmigo".