Malvinas, para saber el nombre
La Nueva
No deja de ser una alentadora noticia, dentro de lo amargo de las circunstancias, que el Equipo Argentino de Antropología Forense se haya manifestado en condiciones técnicas para iniciar el trabajo científico de identificación de los 123 argentinos caídos en la guerra de Malvinas que permanecen enterrados, sin nombre, en el cementerio Darwin.
Se trata de un largo reclamo de los familiares de los caídos –todos ellos fueron declarados Héroes Nacionales-, que han pasado más de tres décadas viajando de manera periódica a las islas a visitar esas tumbas, identificadas con cruces blancas de madera y un rosario, aunque sin tener la certeza sobre en cuál de ellas se encuentran realmente los restos de sus seres queridos.
Con las 78 muestras de sangre tomadas hasta ahora a los familiares de los soldados, el equipo considera que está listo para obtener el visto bueno de la Cruz Roja Internacional y de los gobiernos de Gran Bretaña y la Argentina, por lo que podrán viajar a las islas para hacer un trabajo que ayudará a cerrar una dolorosa herida de nuestra historia.
Una vez en Darwin, el equipo de 20 personas dispondrá de dos meses para abrir las sepulturas, tomar restos, cerrarlas y regresar a la Argentina a los efectos de realizar los estudios pertinentes.
la Argentina cumplió con todos y cada uno de los protocolos para llevar adelante la considerada como una operación forense humanitaria, reconociendo el derecho de cada familia de saber dónde está su ser querido, y que se vio demorada además por la tensión existente entre los gobiernos de ambos países, que recién ahora parece haber encontrado un punto de acuerdo en tan delicada cuestión.
El cementerio tiene carácter militar y se ubica a unos dos kilómetros de Puerto Darwin, en la isla Soledad. De los 649 argentinos muertos en la Guerra de Malvinas, en 1982, 237 están en ese sitio, aunque más de la mitad de ellos carece de identificación.
A la propuesta del gobierno del Reino Unido de enviar los cuerpos al continente, sus familiares se negaron, con el argumento de que “no hay nada que repatriar, porque están en su patria”.
El trabajo de identificación será sin duda un hecho sumamente auspicioso para todos, y una manera, además, de que esos muertos en combate tengan su necesaria identificación, para que pueda dejarse atrás la leyenda que hoy lucen las 123 cruces en cuestión, dando cuenta de que allí descansa “un soldado argentino solo conocido por Dios”.
domingo, 7 de diciembre de 2014
sábado, 6 de diciembre de 2014
FAA: Los atacantes del Escuadrón "Avutardas Salvajes"
Héroes del Escuadrón Aeromóvil "Avutardas Salvajes"
Nombres de gente con temple de acero.
SOBRE EL ESCUADRÓN
“Avutardas Salvajes” fue el nombre elegido para denominar al primer Escuadrón Aeromóvil del sistema M-5 Dagger perteneciente a la VI Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina, ubicada en Tandil, que participó en el Conflicto del Atlántico Sur, operando desde la Base Aérea Militar Río Grande.Cuatro de sus integrantes ofrendaron su vida por la Patria, convirtiéndose en los héroes del Escuadrón: el capitán (PM) José Ardiles y los primeros tenientes (PM) Héctor Volponi, Juan Bernhardt y Pedro Bean.
viernes, 5 de diciembre de 2014
Martella deja su vida en Dos Hermanas
MUERTE HEROICA DEL TENIENTE MARTELLA
Al comenzar la noche del 11 de junio de 1982 y precedidas por una intensa preparación de fuego de Artillería y naval, las fuerzas inglesas atacan la posición de la Compañía C del Regimiento de Infantería 4 que ocupa en Monte Dos Hermanas. A partir de las 22 horas el enemigo acciona en el sector sur. “Allí se combate contra efectivos muy superiores, hasta el 12 a las 6 de la mañana., rechazándose, durante varias oportunidades el asalto inglés. El enemigo que no logra hacer pié en las alturas pese a sus reiterados intentos, combina su acción con una intensa iluminación de la zona, para favorecer el fuego de saturación de sus armas pesadas. Luego, al amparo de la oscuridad, avanza buscando rodear las posiciones, atacándolas, preferentemente, desde los flancos y retaguardia. No obstante, sus intentos no dan resultado.
” El Jefe de la Sección Apoyo (Morteros de 81mm y Cañones sin retroceso) no cuenta con aparatos de visión nocturna. A las 2 de la mañana el enemigo comienza su avance y va penetrando lentamente la posición. A las 3 de la mañana la Sección Apoyo ha agotado su munición. El jefe de Compañía se halla herido al igual que el 50% del personal de cuadros. Las secciones de primera línea inician el repliegue y a continuación lo hace la Sección Apoyo, pero su Jefe el Sub. D. Luis Carlos Martella y otro oficial se mantienen en su posición frenando con sus armas portátiles el ataque enemigo para dar tiempo al resto de las propias tropas de efectuar ordenadamente el repliegue. Saben que esa acción puede ser de sacrificio. El ataque enemigo se hizo más rápido y sobrepasó la posición recibiendo fuego desde el frente y la retaguardia. Deciden entonces infiltrarse para reunirse con las propias tropas.
El fuego de la artillería es muy intenso, pero la niebla facilita la acción. Saltando de cubierta a cubierta en las pausas de la artillería, siguen avanzando hasta que varios impactos de una ráfaga de ametralladora dieron el pecho de Martella que alcanzó a ordenar, “Usted siga”. A las 6 de la mañana, la posición cae en poder del enemigo. La misión que se impuso de permitir el repliegue de sus hombres, se había cumplido con el costo de su propia vida. Y allí quedó hundido en el barro, su sangre y su gloria.
El Subteniente D. Luis Carlos Martella había nacido en Buenos Aires el 16 de Septiembre de 1957 y era hijo del General de División (RE) D. Santiago Luis Martella. Egreso del Colegio Militar de la Nación en los primeros puestos de la Promoción 109, el 12 de Octubre de 1978, como Subteniente de Infantería y fue ascendido a Teniente post mórten.
“Más allá del resultado del conflicto bélico, nuestras Fuerzas Armadas pueden estar satisfechas de su actuación durante la contienda ya que enfrentaron a una potencia mundial de primera magnitud apoyada política y logísticamente por los Estados Unidos.”.(Informe Rattembach, Párrafo 884)
Al comenzar la noche del 11 de junio de 1982 y precedidas por una intensa preparación de fuego de Artillería y naval, las fuerzas inglesas atacan la posición de la Compañía C del Regimiento de Infantería 4 que ocupa en Monte Dos Hermanas. A partir de las 22 horas el enemigo acciona en el sector sur. “Allí se combate contra efectivos muy superiores, hasta el 12 a las 6 de la mañana., rechazándose, durante varias oportunidades el asalto inglés. El enemigo que no logra hacer pié en las alturas pese a sus reiterados intentos, combina su acción con una intensa iluminación de la zona, para favorecer el fuego de saturación de sus armas pesadas. Luego, al amparo de la oscuridad, avanza buscando rodear las posiciones, atacándolas, preferentemente, desde los flancos y retaguardia. No obstante, sus intentos no dan resultado.
” El Jefe de la Sección Apoyo (Morteros de 81mm y Cañones sin retroceso) no cuenta con aparatos de visión nocturna. A las 2 de la mañana el enemigo comienza su avance y va penetrando lentamente la posición. A las 3 de la mañana la Sección Apoyo ha agotado su munición. El jefe de Compañía se halla herido al igual que el 50% del personal de cuadros. Las secciones de primera línea inician el repliegue y a continuación lo hace la Sección Apoyo, pero su Jefe el Sub. D. Luis Carlos Martella y otro oficial se mantienen en su posición frenando con sus armas portátiles el ataque enemigo para dar tiempo al resto de las propias tropas de efectuar ordenadamente el repliegue. Saben que esa acción puede ser de sacrificio. El ataque enemigo se hizo más rápido y sobrepasó la posición recibiendo fuego desde el frente y la retaguardia. Deciden entonces infiltrarse para reunirse con las propias tropas.
El fuego de la artillería es muy intenso, pero la niebla facilita la acción. Saltando de cubierta a cubierta en las pausas de la artillería, siguen avanzando hasta que varios impactos de una ráfaga de ametralladora dieron el pecho de Martella que alcanzó a ordenar, “Usted siga”. A las 6 de la mañana, la posición cae en poder del enemigo. La misión que se impuso de permitir el repliegue de sus hombres, se había cumplido con el costo de su propia vida. Y allí quedó hundido en el barro, su sangre y su gloria.
El Subteniente D. Luis Carlos Martella había nacido en Buenos Aires el 16 de Septiembre de 1957 y era hijo del General de División (RE) D. Santiago Luis Martella. Egreso del Colegio Militar de la Nación en los primeros puestos de la Promoción 109, el 12 de Octubre de 1978, como Subteniente de Infantería y fue ascendido a Teniente post mórten.
“Más allá del resultado del conflicto bélico, nuestras Fuerzas Armadas pueden estar satisfechas de su actuación durante la contienda ya que enfrentaron a una potencia mundial de primera magnitud apoyada política y logísticamente por los Estados Unidos.”.(Informe Rattembach, Párrafo 884)
jueves, 4 de diciembre de 2014
Una noche de VGM en Monte Longdon
Llevaron al cementerio de Darwin el reclamo para que se identifique a los 123 cuerpos enterrados allí como NN
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Siete ex combatientes viajaron por primera vez a Malvinas con sus hijos, a 32 años de la guerra.
Pablo Roesler - Tiempo Argentino
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Regalo - Los jóvenes, en su primera visita a las Malvinas, aprovecharon para izar con orgullo la bandera argentina.
La batalla de Monte Longdon fue una de las más crueles y definitivas de la Guerra de Malvinas. Treinta y dos años después, un grupo de siete sobrevivientes de ese combate acamparon en las posiciones que defendieron el 11 y 12 de junio de 1982. Pasaron una noche junto a sus hijos, de entre 19 y 26 años, la misma edad que tenían ellos cuando eran jóvenes soldados conscriptos del Regimiento de Infantería Nº 7 de La Plata y la dictadura cívico-militar los envió a pelear contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
"La tarde del miércoles 15 y hasta el mediodía del jueves, el Longdon volvió a ser nuestro. Los hijos nos hicieron este regalo: buscaron el fierro más alto e izaron la celeste y blanca", escribió Hugo Roberts, quien viajó con sus hijos Joaquín y Alejo, en Facebook. Las palabras de este ex combatiente son el pie de una foto en la que, en primer plano, muestra un mástil improvisado sosteniendo a una bandera argentina en esos terrenos despoblados donde hace tres décadas las balas silbaban sobre sus cabezas y las detonaciones de los bombazos ingleses lo estremecían todo.
"En el medio de la mayor violencia, la de la muerte enamorada que se lleva a los jóvenes para cegarles el futuro, ellos –nuestros hijos padres– nos izaron sin permiso, en un desafío que no nos animábamos a saldar. Ahí, con un mástil hecho de una esquirla, con la certeza de una canción partisana y la bandera que aguantó la noche más furiosa, anduvimos visitando –uno a uno– algunos fantasmas que no ahorran presencia aunque no existan", completó Carlos Giordano, que viajó con sus hijos Camilo y Manuel.
Con los ex combatientes del Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) La Plata y sus hijos, viajaron también sus compañeros Fernando Magno, y sus hijos Agustín y Juan; Rodolfo Carrizo, y Martín; Fernando Terminiello, con Guido y Julieta; y Carlos Mercante y Guillermo Bianchi. También se sumaron a la partida Guido Volpe, hijo del presidente del CECIM La Plata, y Agustín Alonso, hijo del titular de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas.
Al regreso, cenaron en el CECIM: fue la bienvenida para ese contingente que pasó una semana en las islas, acampó en Monte Longdon y visitó el cementerio de Darwin, donde desplegaron una bandera con el pedido de identificar a esos 123 soldados sepultados en tumbas sin nombre.
"No es como te lo imaginás. Por supuesto que nosotros teníamos imágenes de las islas, fotos y videos, que fuimos completando con los relatos de nuestros viejos. Pero cuando estás ahí te das cuenta de que es completamente diferente, que todo es más fuerte de lo que creías que conocías", explicó Manuel Giordano. Junto a él, Agustín Alonso y Alejo Roberts, otros dos hijos recién llegados de Malvinas, comparten el pollo a la parrilla y sus palabras.
"Lo más impactante me pareció el cementerio (de Darwin). Ahí están, en el medio de la nada, en un predio que en la inmensidad de ese campo aislado en medio de la Isla es chiquito, enterrados los soldados sin identificar", dice Manuel. "Las placas dicen 'soldado conocido solo por Dios', pero eso no quiere decir nada, ni siquiera podés saber si creían en Dios o en qué Dios creían", apunta Alejo.
A Darwin llevaron el reclamo por la identificación de los 123 soldados sepultados como NN que iniciaron el CECIM y el Estado argentino.
La visita a las islas comenzó el domingo 12 de octubre, cuando los 18 platenses aterrizaron en Monte Agradable (Mount Pleasant), una base militar que concentra unos 2000 soldados del Reino Unido, casi la misma cantidad de habitantes que tiene Puerto Argentino, donde se albergaron. Luego visitaron el cementerio, Goose Green (otro campo de batalla), la bahía San Carlos, y el miércoles acamparon en Monte Longdon, donde el grueso de los ex combatientes del CECIM pelearon posiciones con los ingleses en las compañías A, B y C, en 1982.
En la cena de bienvenida, Mario Volpe, presidente del CECIM La Plata y vicedirector del Museo Malvinas, pidió un brindis por sus hijos y los de sus compañeros. "Este viaje de padres e hijos a Malvinas reafirma toda la idea del CECIM de trascender lo que hemos hecho en todos estos años. Y los que estuvieron en este viaje han podido ver que vamos en el camino correcto", dijo antes de levantar la copa. Los jóvenes acababan de proyectar videos de la visita: imágenes de las zambullidas en el helado mar que rodea las islas, una guitarreada nocturna en Monte Longdon, la recorrida por el cementerio.
"Nosotros fuimos a Malvinas porque nos mandó, nos obligó la dictadura. Pero ustedes fueron sabiendo cuál es la disputa y esa es una posibilidad que nos dio la democracia", tomó la palabra Ernesto Alonso. "Ustedes no fueron pensando en fierros, en situaciones bélicas. Fueron pensando en conocer, saber, interpretar y en tomar decisiones para recuperar definitivamente los derechos que tenemos sobre las islas", completó. Y pidió otro brindis, el segundo de la noche.
Martín Carrizo –uno de los jóvenes que izó la bandera en Monte Longdon– tomó la palabra en representación de los hijos: "Esta semana, sin lugar a dudas, cada uno de nosotros pudo entender mejor la realidad y lo que vivió cada uno de ustedes. Todo el tiempo que estuvimos en Malvinas el CECIM estuvo presente, porque los nombramos, porque nos acompañaron y nos contienen, y porque hicieron posible el sueño de muchos de nosotros."
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Siete ex combatientes viajaron por primera vez a Malvinas con sus hijos, a 32 años de la guerra.
Pablo Roesler - Tiempo Argentino
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Regalo - Los jóvenes, en su primera visita a las Malvinas, aprovecharon para izar con orgullo la bandera argentina.
La batalla de Monte Longdon fue una de las más crueles y definitivas de la Guerra de Malvinas. Treinta y dos años después, un grupo de siete sobrevivientes de ese combate acamparon en las posiciones que defendieron el 11 y 12 de junio de 1982. Pasaron una noche junto a sus hijos, de entre 19 y 26 años, la misma edad que tenían ellos cuando eran jóvenes soldados conscriptos del Regimiento de Infantería Nº 7 de La Plata y la dictadura cívico-militar los envió a pelear contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
"La tarde del miércoles 15 y hasta el mediodía del jueves, el Longdon volvió a ser nuestro. Los hijos nos hicieron este regalo: buscaron el fierro más alto e izaron la celeste y blanca", escribió Hugo Roberts, quien viajó con sus hijos Joaquín y Alejo, en Facebook. Las palabras de este ex combatiente son el pie de una foto en la que, en primer plano, muestra un mástil improvisado sosteniendo a una bandera argentina en esos terrenos despoblados donde hace tres décadas las balas silbaban sobre sus cabezas y las detonaciones de los bombazos ingleses lo estremecían todo.
"En el medio de la mayor violencia, la de la muerte enamorada que se lleva a los jóvenes para cegarles el futuro, ellos –nuestros hijos padres– nos izaron sin permiso, en un desafío que no nos animábamos a saldar. Ahí, con un mástil hecho de una esquirla, con la certeza de una canción partisana y la bandera que aguantó la noche más furiosa, anduvimos visitando –uno a uno– algunos fantasmas que no ahorran presencia aunque no existan", completó Carlos Giordano, que viajó con sus hijos Camilo y Manuel.
Con los ex combatientes del Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) La Plata y sus hijos, viajaron también sus compañeros Fernando Magno, y sus hijos Agustín y Juan; Rodolfo Carrizo, y Martín; Fernando Terminiello, con Guido y Julieta; y Carlos Mercante y Guillermo Bianchi. También se sumaron a la partida Guido Volpe, hijo del presidente del CECIM La Plata, y Agustín Alonso, hijo del titular de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas.
Al regreso, cenaron en el CECIM: fue la bienvenida para ese contingente que pasó una semana en las islas, acampó en Monte Longdon y visitó el cementerio de Darwin, donde desplegaron una bandera con el pedido de identificar a esos 123 soldados sepultados en tumbas sin nombre.
"No es como te lo imaginás. Por supuesto que nosotros teníamos imágenes de las islas, fotos y videos, que fuimos completando con los relatos de nuestros viejos. Pero cuando estás ahí te das cuenta de que es completamente diferente, que todo es más fuerte de lo que creías que conocías", explicó Manuel Giordano. Junto a él, Agustín Alonso y Alejo Roberts, otros dos hijos recién llegados de Malvinas, comparten el pollo a la parrilla y sus palabras.
"Lo más impactante me pareció el cementerio (de Darwin). Ahí están, en el medio de la nada, en un predio que en la inmensidad de ese campo aislado en medio de la Isla es chiquito, enterrados los soldados sin identificar", dice Manuel. "Las placas dicen 'soldado conocido solo por Dios', pero eso no quiere decir nada, ni siquiera podés saber si creían en Dios o en qué Dios creían", apunta Alejo.
A Darwin llevaron el reclamo por la identificación de los 123 soldados sepultados como NN que iniciaron el CECIM y el Estado argentino.
La visita a las islas comenzó el domingo 12 de octubre, cuando los 18 platenses aterrizaron en Monte Agradable (Mount Pleasant), una base militar que concentra unos 2000 soldados del Reino Unido, casi la misma cantidad de habitantes que tiene Puerto Argentino, donde se albergaron. Luego visitaron el cementerio, Goose Green (otro campo de batalla), la bahía San Carlos, y el miércoles acamparon en Monte Longdon, donde el grueso de los ex combatientes del CECIM pelearon posiciones con los ingleses en las compañías A, B y C, en 1982.
En la cena de bienvenida, Mario Volpe, presidente del CECIM La Plata y vicedirector del Museo Malvinas, pidió un brindis por sus hijos y los de sus compañeros. "Este viaje de padres e hijos a Malvinas reafirma toda la idea del CECIM de trascender lo que hemos hecho en todos estos años. Y los que estuvieron en este viaje han podido ver que vamos en el camino correcto", dijo antes de levantar la copa. Los jóvenes acababan de proyectar videos de la visita: imágenes de las zambullidas en el helado mar que rodea las islas, una guitarreada nocturna en Monte Longdon, la recorrida por el cementerio.
"Nosotros fuimos a Malvinas porque nos mandó, nos obligó la dictadura. Pero ustedes fueron sabiendo cuál es la disputa y esa es una posibilidad que nos dio la democracia", tomó la palabra Ernesto Alonso. "Ustedes no fueron pensando en fierros, en situaciones bélicas. Fueron pensando en conocer, saber, interpretar y en tomar decisiones para recuperar definitivamente los derechos que tenemos sobre las islas", completó. Y pidió otro brindis, el segundo de la noche.
Martín Carrizo –uno de los jóvenes que izó la bandera en Monte Longdon– tomó la palabra en representación de los hijos: "Esta semana, sin lugar a dudas, cada uno de nosotros pudo entender mejor la realidad y lo que vivió cada uno de ustedes. Todo el tiempo que estuvimos en Malvinas el CECIM estuvo presente, porque los nombramos, porque nos acompañaron y nos contienen, y porque hicieron posible el sueño de muchos de nosotros."
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Guardias Galeses en Malvinas
Guardias galeses en la campaña terrestre
British Empire
Tomada cerca de Monte Harriet, el grupo central en la foto son Gdsm Clements, Dmr Evans 80 y Gdsm Mike Cummins. Los miembros de 4º Pelotón de la 2º Compañía Guardia Galesa. Tomado sobre 9/10 junio 82.
Sacada en San Carlos alrededor de 3/4 de junio de 1982. También tengo la foto de este Chinook, tomada el mismo día que este fotos. Saludos T Evans Ex Guardia Galesa
Tomado mañana de 08 de junio de 1982. Los miembros de 4º Pelotón 2º Compañía de Guardia Galesa. A finales de este día, los argentinos sobrevolaron y bombardearon el Sir Galahad. Día triste para nuestro regimiento.
2da. Compañía del 1º de Guardias Galeses, tomada alrededor del año 07 de junio 1982, cerca del Monte Harriet
Tomado en San Carlos, 03/04 junio 1982
British Empire
Tomada cerca de Monte Harriet, el grupo central en la foto son Gdsm Clements, Dmr Evans 80 y Gdsm Mike Cummins. Los miembros de 4º Pelotón de la 2º Compañía Guardia Galesa. Tomado sobre 9/10 junio 82.
Sacada en San Carlos alrededor de 3/4 de junio de 1982. También tengo la foto de este Chinook, tomada el mismo día que este fotos. Saludos T Evans Ex Guardia Galesa
Tomado mañana de 08 de junio de 1982. Los miembros de 4º Pelotón 2º Compañía de Guardia Galesa. A finales de este día, los argentinos sobrevolaron y bombardearon el Sir Galahad. Día triste para nuestro regimiento.
2da. Compañía del 1º de Guardias Galeses, tomada alrededor del año 07 de junio 1982, cerca del Monte Harriet
Tomado en San Carlos, 03/04 junio 1982
martes, 2 de diciembre de 2014
La Royal Navy recibió apoyo de Brasil y, obviamente, Chile
Denuncian que buques británicos recibieron apoyo de Brasil y Chile
Por Martín Dinatale | LA NACION
En un gesto tendiente a desafiar el cerco que puso la Argentina alrededor de las islas Malvinas, buques y aviones militares de Gran Bretaña que se dirigen al Atlántico Sur se abastecen con la ayuda logística de Brasil y Chile, aunque podría haber otros países de América latina que también aportarían servicios a la armada británica.
Se trata de un tema tabú para muchos vecinos de la Argentina, ya que hay un acuerdo del Mercosur y la Unasur de 2010 que insta a los países de la región a acompañar al gobierno de Cristina Kirchner en la política de cerrarles puertos y bases militares a los británicos y a los malvinenses. La idea de un apoyo logístico a militares británicos también es un tema que niegan oficialmente en el Ministerio de Defensa y en la cancillería argentinos, así como en las administraciones de Dilma Rousseff y Michelle Bachelet.
Sin embargo, según pudo saber la nacion, desde hace dos años se comenta en círculos cerrados de diplomáticos y militares el apoyo logístico que brindaron Brasil y Chile a la Royal Navy y a la fuerza aérea inglesa apostada en Malvinas.
La primera denuncia pública sobre este espanoso tema la arrojó el ex vicecanciller de Carlos Menem y actual colaborador de Sergio Massa Andrés Cisneros. En su reciente libro, titulado Apuntes para una política exterior post kirchnerista, Cisneros expresa: "La Royal Navy ya se desplaza en maniobras con la marina brasileña en torno a la defensa de los yacimientos de presal y abastece, de una u otra forma, a las fuerzas armadas de algunos vecinos de la Argentina".
No sólo esto. En la página 526 de su libro, Cisneros revela que "existen fuertes presunciones de que buques de nuestros vecinos abastecen en alta mar a barcos militares británicos y de las islas y que otro de nuestros vecinos ha vuelto a permitir que aviones de guerra británicos hagan escala en su aeropuerto militar más importante". A su vez, en el capítulo IX, el ex vicecanciller dice: "La conducta de nuestros vecinos no parece uniforme: Brasil, que conoce el juego diplomático, maniobra con la Royal Navy". Y sugiere que ese apoyo se dio a cambio de un supuesto respaldo de Londres a Brasilia en sus aspiraciones de ingresar al Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente.
Fuentes calificadas de la Cancillería y del Ministerio de Defensa admitieron a la nacion que hay un velado apoyo logístico de Brasil y Chile a militares británicos. "Existen diferentes tipos de apoyo: operaciones de entrenamiento conjuntas, asistencia portuaria a unidades británicas, reabastecimiento de combustible o reparaciones en alta mar o abastecimiento en continente camuflado como visitas de cortesía a un país", reveló un destacado funcionario del Ministerio de Defensa. Aclaró que el bloqueo a los barcos comerciales de bandera de Malvinas que ingresan a puertos de América latina se elude muy fácilmente desde que, en 2010, fue impuesta esa normativa: poco antes de ingresar a un puerto los buques cambian la bandera por la de otro país y logran amarrar sin inconvenientes.
Un funcionario de la Cancillería dijo a la nacion que hay acuerdos militares de Estado a Estado, al igual que convenios de diferentes provincias de países vecinos con Gran Bretaña. "Los acuerdos que logran van desde equipamiento naval hasta entrenamiento conjunto y asistencia a buques que provienen de la base militar de las Malvinas", dijo la fuente consultada. En esa misma línea, un funcionario de Defensa reveló que hace poco Chile recibió a la Fragata 45 de la Royal Navy y se detectaron vuelos ingleses rumbo a la zona de Punta Arenas. Existen foros online de militares británicos y especialistas de varios países latinoamericanos en los que se admite abiertamente el apoyo logístico a la Royal Navy desde Brasil y Chile, así como de otros países, como Perú, Colombia y Uruguay.
De ratificarse abiertamente estas maniobras, se estaría violando un acuerdo que existe en la Unasur y el Mercosur. También sería una forma de confirmar que la estrategia de bloqueo de la Argentina encuentra fisuras. En el caso de Chile, sería también la postal de un retroceso a las épocas de la Guerra de Malvinas, cuando el entonces presidente de facto Augusto Pinochet ayudó logísticamente a los militares británicos desde el sur de su país.
Allegados al ministro de Defensa, Agustín Rossi, negaron a la nacion que hayan detectado este tipo de maniobras desde Chile, Brasil o de cualquier otro país latinoamericano. Pero aclararon que están "en alerta" y revelaron que hace unos meses trasladaron una queja a Chile porque advirtieron que un militar a cargo de un astillero naval estatal chileno viajó a Malvinas para reunirse con las autoridades locales para "hacer negocios".
En la Secretaría para la Cuestión Malvinas, que dirige Daniel Filmus y que depende de la Cancillería, explicaron a la nacion que "desde que se creó la secretaría nunca un avión británico fue abastecido en América latina. Si no, hubiéramos protestado contra Gran Bretaña". La secretaría de Filmus se creó en diciembre de 2013. Así, las maniobras militares podrían haberse dado antes de esa fecha. Aunque en esa secretaría agregaron que "es casi imposible" que eso sucediera porque -explicaron- hay acuerdos que prohíben que barcos y aviones que pasen por Malvinas sean abastecidos en el continente.
Ante una consulta de la nacion sobre este tema, la embajada de Gran Bretaña en Buenos Aires sólo atinó a responder: "No comments".
El Ministerio de Defensa de Brasil sostuvo a este diario que "basado en información de la armada de Brasil, la fuerza no provee apoyo en cuanto a tareas de abastecimiento a buques militares ingleses".
En tanto, fuentes del Ministerio de Defensa de Chile negaron que haya un apoyo a los buques o aviones ingleses. "Hoy las embarcaciones oficiales británicas tienen vedado el uso de puertos chilenos en todo el sur del país. Esto es en Punta Arenas, Puerto Montt o Talcahuano". Pero dijeron que desde Valparaíso, en el norte del país, los buques ingleses pueden recalar -como cualquier barco- para comprar combustible o víveres, o contratar servicios de reparaciones, sólo que en el caso de barcos ingleses deben ser autorizados por la cancillería de Chile.
Marcelo Díaz, el embajador chileno en Buenos Aires, negó un apoyo de su país a militares británicos. "La relación entre la Argentina y Chile es de mutuo respeto y diálogo permanente, por lo que adherimos al acuerdo de la Unasur que impide el apoyo a barcos apostados en Malvinas", dijo.
En el caso de Uruguay, Colombia y Perú, no hay datos fehacientes que avalen un apoyo. Sólo se conoce el escándalo que despertó en marzo de 2012 el intento de amarre del destructor HMS Dauntless en una visita de cortesía a Lima que se frustró.
El presidente de Uruguay, José Mujica, propuso a la Argentina recuperar las islas Malvinas "con las mujeres", una estrategia que el mandatario denomina "una invasión a cobija". Según Mujica, "ese partido había que ganarlo con las mujeres. Cruzar, casar, todo, todo. Sí, sí, eso era una invasión «a cobija». No puede ser que mil tipos te tengan dominado", aseguró el presidente de Uruguay en una entrevista con el periódico Miradas del Sur.
Según Mujica, hay que "invadir" Malvinas "con colchones y con almohadas" y abrir a sus habitantes "las puertas de la Argentina, que vengan a jugar al fútbol, absorberlos". Pero "a pueblos, no a ejércitos. Ahora se respaldan en los milicos", precisó Mujica.
En marzo de 2012 se produjo un escándalo público en América latina por un buque británico que tenía previsto amarrar en Perú para seguir viaje hacia las islas Malvinas. El destructor británico HMS Dauntless (foto) había salido de Londres para reemplazar a la fragata HMS Montrose, que había patrullado la zona de Malvinas. Pero el acuerdo que había sellado el gobierno de Perú con Londres para recibir al buque inglés y abastecerlo en Lima provocó una fuerte tensión y hubo quejas de la Argentina. Luego de esos reclamos, Perú anuló la visita prevista de la fragata al puerto de Callao en solidaridad con la reivindicación argentina y con lo dispuesto por la Unasur..
Del editor: qué significa. El frente común que los países de la región formaron con la Argentina en el reclamo de soberanía quedaría dañado si se confirmaran las denuncias.
Por Martín Dinatale | LA NACION
En un gesto tendiente a desafiar el cerco que puso la Argentina alrededor de las islas Malvinas, buques y aviones militares de Gran Bretaña que se dirigen al Atlántico Sur se abastecen con la ayuda logística de Brasil y Chile, aunque podría haber otros países de América latina que también aportarían servicios a la armada británica.
Se trata de un tema tabú para muchos vecinos de la Argentina, ya que hay un acuerdo del Mercosur y la Unasur de 2010 que insta a los países de la región a acompañar al gobierno de Cristina Kirchner en la política de cerrarles puertos y bases militares a los británicos y a los malvinenses. La idea de un apoyo logístico a militares británicos también es un tema que niegan oficialmente en el Ministerio de Defensa y en la cancillería argentinos, así como en las administraciones de Dilma Rousseff y Michelle Bachelet.
Sin embargo, según pudo saber la nacion, desde hace dos años se comenta en círculos cerrados de diplomáticos y militares el apoyo logístico que brindaron Brasil y Chile a la Royal Navy y a la fuerza aérea inglesa apostada en Malvinas.
La primera denuncia pública sobre este espanoso tema la arrojó el ex vicecanciller de Carlos Menem y actual colaborador de Sergio Massa Andrés Cisneros. En su reciente libro, titulado Apuntes para una política exterior post kirchnerista, Cisneros expresa: "La Royal Navy ya se desplaza en maniobras con la marina brasileña en torno a la defensa de los yacimientos de presal y abastece, de una u otra forma, a las fuerzas armadas de algunos vecinos de la Argentina".
No sólo esto. En la página 526 de su libro, Cisneros revela que "existen fuertes presunciones de que buques de nuestros vecinos abastecen en alta mar a barcos militares británicos y de las islas y que otro de nuestros vecinos ha vuelto a permitir que aviones de guerra británicos hagan escala en su aeropuerto militar más importante". A su vez, en el capítulo IX, el ex vicecanciller dice: "La conducta de nuestros vecinos no parece uniforme: Brasil, que conoce el juego diplomático, maniobra con la Royal Navy". Y sugiere que ese apoyo se dio a cambio de un supuesto respaldo de Londres a Brasilia en sus aspiraciones de ingresar al Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente.
Fuentes calificadas de la Cancillería y del Ministerio de Defensa admitieron a la nacion que hay un velado apoyo logístico de Brasil y Chile a militares británicos. "Existen diferentes tipos de apoyo: operaciones de entrenamiento conjuntas, asistencia portuaria a unidades británicas, reabastecimiento de combustible o reparaciones en alta mar o abastecimiento en continente camuflado como visitas de cortesía a un país", reveló un destacado funcionario del Ministerio de Defensa. Aclaró que el bloqueo a los barcos comerciales de bandera de Malvinas que ingresan a puertos de América latina se elude muy fácilmente desde que, en 2010, fue impuesta esa normativa: poco antes de ingresar a un puerto los buques cambian la bandera por la de otro país y logran amarrar sin inconvenientes.
Un funcionario de la Cancillería dijo a la nacion que hay acuerdos militares de Estado a Estado, al igual que convenios de diferentes provincias de países vecinos con Gran Bretaña. "Los acuerdos que logran van desde equipamiento naval hasta entrenamiento conjunto y asistencia a buques que provienen de la base militar de las Malvinas", dijo la fuente consultada. En esa misma línea, un funcionario de Defensa reveló que hace poco Chile recibió a la Fragata 45 de la Royal Navy y se detectaron vuelos ingleses rumbo a la zona de Punta Arenas. Existen foros online de militares británicos y especialistas de varios países latinoamericanos en los que se admite abiertamente el apoyo logístico a la Royal Navy desde Brasil y Chile, así como de otros países, como Perú, Colombia y Uruguay.
ESTRATEGIA CON FISURAS
De ratificarse abiertamente estas maniobras, se estaría violando un acuerdo que existe en la Unasur y el Mercosur. También sería una forma de confirmar que la estrategia de bloqueo de la Argentina encuentra fisuras. En el caso de Chile, sería también la postal de un retroceso a las épocas de la Guerra de Malvinas, cuando el entonces presidente de facto Augusto Pinochet ayudó logísticamente a los militares británicos desde el sur de su país.
Allegados al ministro de Defensa, Agustín Rossi, negaron a la nacion que hayan detectado este tipo de maniobras desde Chile, Brasil o de cualquier otro país latinoamericano. Pero aclararon que están "en alerta" y revelaron que hace unos meses trasladaron una queja a Chile porque advirtieron que un militar a cargo de un astillero naval estatal chileno viajó a Malvinas para reunirse con las autoridades locales para "hacer negocios".
En la Secretaría para la Cuestión Malvinas, que dirige Daniel Filmus y que depende de la Cancillería, explicaron a la nacion que "desde que se creó la secretaría nunca un avión británico fue abastecido en América latina. Si no, hubiéramos protestado contra Gran Bretaña". La secretaría de Filmus se creó en diciembre de 2013. Así, las maniobras militares podrían haberse dado antes de esa fecha. Aunque en esa secretaría agregaron que "es casi imposible" que eso sucediera porque -explicaron- hay acuerdos que prohíben que barcos y aviones que pasen por Malvinas sean abastecidos en el continente.
Ante una consulta de la nacion sobre este tema, la embajada de Gran Bretaña en Buenos Aires sólo atinó a responder: "No comments".
El Ministerio de Defensa de Brasil sostuvo a este diario que "basado en información de la armada de Brasil, la fuerza no provee apoyo en cuanto a tareas de abastecimiento a buques militares ingleses".
En tanto, fuentes del Ministerio de Defensa de Chile negaron que haya un apoyo a los buques o aviones ingleses. "Hoy las embarcaciones oficiales británicas tienen vedado el uso de puertos chilenos en todo el sur del país. Esto es en Punta Arenas, Puerto Montt o Talcahuano". Pero dijeron que desde Valparaíso, en el norte del país, los buques ingleses pueden recalar -como cualquier barco- para comprar combustible o víveres, o contratar servicios de reparaciones, sólo que en el caso de barcos ingleses deben ser autorizados por la cancillería de Chile.
Marcelo Díaz, el embajador chileno en Buenos Aires, negó un apoyo de su país a militares británicos. "La relación entre la Argentina y Chile es de mutuo respeto y diálogo permanente, por lo que adherimos al acuerdo de la Unasur que impide el apoyo a barcos apostados en Malvinas", dijo.
En el caso de Uruguay, Colombia y Perú, no hay datos fehacientes que avalen un apoyo. Sólo se conoce el escándalo que despertó en marzo de 2012 el intento de amarre del destructor HMS Dauntless en una visita de cortesía a Lima que se frustró.
MUJICA QUIERE UNA INVASIÓN "CON MUJERES"
El presidente de Uruguay, José Mujica, propuso a la Argentina recuperar las islas Malvinas "con las mujeres", una estrategia que el mandatario denomina "una invasión a cobija". Según Mujica, "ese partido había que ganarlo con las mujeres. Cruzar, casar, todo, todo. Sí, sí, eso era una invasión «a cobija». No puede ser que mil tipos te tengan dominado", aseguró el presidente de Uruguay en una entrevista con el periódico Miradas del Sur.
Según Mujica, hay que "invadir" Malvinas "con colchones y con almohadas" y abrir a sus habitantes "las puertas de la Argentina, que vengan a jugar al fútbol, absorberlos". Pero "a pueblos, no a ejércitos. Ahora se respaldan en los milicos", precisó Mujica.
LA FRAGATA INGLESA QUE NO PUDO AMARRAR EN PERÚ
Foto: LA NACION
En marzo de 2012 se produjo un escándalo público en América latina por un buque británico que tenía previsto amarrar en Perú para seguir viaje hacia las islas Malvinas. El destructor británico HMS Dauntless (foto) había salido de Londres para reemplazar a la fragata HMS Montrose, que había patrullado la zona de Malvinas. Pero el acuerdo que había sellado el gobierno de Perú con Londres para recibir al buque inglés y abastecerlo en Lima provocó una fuerte tensión y hubo quejas de la Argentina. Luego de esos reclamos, Perú anuló la visita prevista de la fragata al puerto de Callao en solidaridad con la reivindicación argentina y con lo dispuesto por la Unasur..
Del editor: qué significa. El frente común que los países de la región formaron con la Argentina en el reclamo de soberanía quedaría dañado si se confirmaran las denuncias.
lunes, 1 de diciembre de 2014
El FAL y sus fallas en Malvinas
El FAL en UK y Argentina en las Malvinas
El FAL (siglas en Idioma castellano de Fusil Automatico Ligero, Fusil Automático Ligero) es un fusil de batalla o fusil de combate calibre 7,62 x 51 OTAN, de carga y disparo automático, de fuego selectivo, diseñado por la industria de armamentos belga Fabrica Nacional AEA (FN) a fines de los años 40 y producido desde principios de los cincuenta hasta la actualidad. Es uno de los fusiles más conocidos y utilizados del mundo, una verdadera leyenda de las armas de fuego. Se trata de un fusil que marcó la historia del siglo XX: fue adquirido y ampliamente usado por las fuerzas de más de 70 países, siendo producido en al menos 10 de ellos. Y aunque ahora parezca ser obsoleto, todavía es utilizado por muchos países y aún hoy es capaz de hacer frente a las armas más modernas. También es un popular fusil de uso civil y deportivo. Dado su gran uso, especialmente entre las fuerzas armadas de gobiernos, se le conoce como "la mano derecha del mundo libre". Cabe destacar que hay quién opina que este es un fusil de asalto, si bien no es así puesto que es un fusil de combate. Pero sin duda, la guerra del FAL fue el conflicto de las Islas Malvinas. Tanto el Reino Unido como Argentina utilizaban versiones del FAL de fabricación local, y de hecho, fue la única guerra del mundo en el cual ambos ejércitos estaban equipados con este fusil. Esto hizo que la entrega de los fusiles de los soldados argentinos luego de la rendición fuera especialmente provechosa para Gran Bretaña por la ganancia de material, aunque hay numerosos testimonios de soldados argentinos que dañaban su equipo o le quitaban piezas para que luego no les sirvieran al enemigo.
El L1A1 era un fusil de asalto, de calibre 7,62 mm, producido en el Reino Unido entre 1955 y 1985. Disparaba solamente en modo semiautomático (tiro a tiro) debido a que era difícil de controlarlo en modo automático (ráfaga);era un derivado del FN FAL (o FAL) de Bélgica y este tenía dicho problema. Operaba por gases y su cerrojo era bloqueado por la masa, un sistema de acerrojamiento de armas poco común. Los cargadores del L1A1 británico, aunque encajaban en el C2 canadiense y sus derivados de Sudáfrica, India y Australia, no encajaban en el FAL y sus derivados de Israel, Argentina y Brasil (este país producía el IMBEL LAR). Esto se debe a que los países anglosajones tienen el sistema imperial (de pulgada) y el resto del mundo usa el Sistema métrico decimal (de centímetros y milímetros). El Ejército británico lo usó en la Guerra de las Malvinas en 1982 contra el ejército de Argentina que usaba el FAL. Dejó de fabricarse en 1985 al sustituirlo el SA80, de calibre 5,56 mm.
El FAL (siglas en Idioma castellano de Fusil Automatico Ligero, Fusil Automático Ligero) es un fusil de batalla o fusil de combate calibre 7,62 x 51 OTAN, de carga y disparo automático, de fuego selectivo, diseñado por la industria de armamentos belga Fabrica Nacional AEA (FN) a fines de los años 40 y producido desde principios de los cincuenta hasta la actualidad. Es uno de los fusiles más conocidos y utilizados del mundo, una verdadera leyenda de las armas de fuego. Se trata de un fusil que marcó la historia del siglo XX: fue adquirido y ampliamente usado por las fuerzas de más de 70 países, siendo producido en al menos 10 de ellos. Y aunque ahora parezca ser obsoleto, todavía es utilizado por muchos países y aún hoy es capaz de hacer frente a las armas más modernas. También es un popular fusil de uso civil y deportivo. Dado su gran uso, especialmente entre las fuerzas armadas de gobiernos, se le conoce como "la mano derecha del mundo libre". Cabe destacar que hay quién opina que este es un fusil de asalto, si bien no es así puesto que es un fusil de combate. Pero sin duda, la guerra del FAL fue el conflicto de las Islas Malvinas. Tanto el Reino Unido como Argentina utilizaban versiones del FAL de fabricación local, y de hecho, fue la única guerra del mundo en el cual ambos ejércitos estaban equipados con este fusil. Esto hizo que la entrega de los fusiles de los soldados argentinos luego de la rendición fuera especialmente provechosa para Gran Bretaña por la ganancia de material, aunque hay numerosos testimonios de soldados argentinos que dañaban su equipo o le quitaban piezas para que luego no les sirvieran al enemigo.
El L1A1 era un fusil de asalto, de calibre 7,62 mm, producido en el Reino Unido entre 1955 y 1985. Disparaba solamente en modo semiautomático (tiro a tiro) debido a que era difícil de controlarlo en modo automático (ráfaga);era un derivado del FN FAL (o FAL) de Bélgica y este tenía dicho problema. Operaba por gases y su cerrojo era bloqueado por la masa, un sistema de acerrojamiento de armas poco común. Los cargadores del L1A1 británico, aunque encajaban en el C2 canadiense y sus derivados de Sudáfrica, India y Australia, no encajaban en el FAL y sus derivados de Israel, Argentina y Brasil (este país producía el IMBEL LAR). Esto se debe a que los países anglosajones tienen el sistema imperial (de pulgada) y el resto del mundo usa el Sistema métrico decimal (de centímetros y milímetros). El Ejército británico lo usó en la Guerra de las Malvinas en 1982 contra el ejército de Argentina que usaba el FAL. Dejó de fabricarse en 1985 al sustituirlo el SA80, de calibre 5,56 mm.
domingo, 30 de noviembre de 2014
Guerra naval: DDG clase Sheffield británicos en Malvinas (3/7)
Destructores Type 42 británicos en el Conflicto del Atlántico Sur (1982)
Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
Sistemas de Armas
El principal sistema de armas proyectado para el Type 42 fue el GWS30 Sea Dart, cuyo desarrollo comenzó como CF299, de la mano de Hawker Siddeley, en 1963. Diseñado para ser tanto más compacto como de mayor alcance que el Sea Slug (por sobre 40 millas) y como reemplazo para el mismo, así como para el sistema Sea Cat en buques equipados con este, Sea Dart fue desarrollado como un misil de dos etapas con un propulsor inicial (booster) de combustible sólido y un estatorreactor. El método de guiado es semi-activo, mediante dos radares Type 909 empleados para iluminar el objetivo, con el misil guiándose sobre su reflejo (empleando para ello un conjunto de antenas receptoras ubicadas en el cono de ingreso y cuatro alrededor de la toma de aire). Pruebas en el campo de tiro de Woomera (Australia) fueron cuidadosamente planeadas y comenzaron en 1965, pero debieron surgir y resolverse numerosos problemas técnicos antes de completarse en 1968. Pruebas de aceptación también se vieron retrasadas por problemas, uno de ellos un incendio de consideración a bordo del HMS Bristol justo después de su entrada al servicio en 1973. Para marzo de 1974 el sistema se encontraba operacional, pero pruebas en Woomera en 1975-6 continuaron a fin de mejorar la confiabilidad y desempeño contra blancos volando a baja cota.
El primer buque de la clase equipada con el sistema Sea Dart, HMS Sheffield, fue comisionado en 1975. La dotación de misiles era de tan solo 22 rondas comparadas con las 40 llevadas por el Bristol. Sea Dart también se proyectó para ser instalado en los nuevos cruceros con instalación frontal. La decisión de transformar estos navíos en ‘proto-portaaviones’ con cubiertas ‘corridas’ no desplazó al sistema y finalmente los tres buques de la clase ‘Invincible’ (HMS Invincible, HMS Illustrious y HMS Ark Royal) construidos fueron completados con el sistema montado en la proa, sobre la banda de estribor.
Fig.8 – Misil GWS30 cargado en el lanzador Mk30 del destructor HMS 'Cardiff', luego del conflicto del Atlántico Sur
El destructor Type 42 monta un lanzador doble orientable Mk30 en la sección de proa, justo detrás de la pieza de 114mm, que permite alojar simultáneamente dos de estos misiles. Esta operación consume valioso tiempo en combate, pues los giroscopios e impulsores del misil Sea Dart requieren de 20 segundos para alinearse y prepararse para la secuencia de disparo desde que el misil es izado verticalmente desde la santabárbara y colocado en el rail de tiro. El misil es capaz de batir objetivos a una distancia de hasta 55.5km entre 30 y 18,300 metros de altitud, desplazándose a una velocidad de Mach 2.5 (2,655 km/h), empleando para ello una cabeza de guerra de 23 kilogramos de alto explosivo con una espoleta de proximidad o contacto.
Acertada decisión fue la de dotar desde el inicio a los Type 42 de una pieza de artillería para bombardeo de costa, armamento que le fue negado a otro buque de diseño contemporáneo, la fragata Type 22, sumamente especializada en ASW y como segunda función, ASuW (Anti-Surface Warfare, con una instalación poco prolija de contenedores de MM38 en la proa), cuestión que posteriormente tendría implicancias en el conflicto del Atlántico Sur (donde la necesidad de contar con capacidad ASW fue mínima y ASuW, irrelevante… pero donde sí se necesitó de apoyo naval a las fuerzas de tierra – nuevamente muestra de la poca preparación y flexibilidad de la Royal Navy de la época para servir como fuerza expedicionaria). Los clase ‘Sheffield’ recibieron una pieza Vickers Mk8 DP de calibre 4.5’’ (114mm) por 55 calibres; este cañón naval automático, con una cadencia de tiro de 25 rondas por minuto (cada una con un peso de 21kg), podía servir para apoyar a las fuerzas terrestres con fuego naval (alcance: 22km) o en el rol antiaéreo (hasta 6km), utilizando los radares de control de tiro Type 909 como directores, capacidad que fue puesta a prueba el 25 de mayo cuando uno de estos buques, HMS Coventry, fue atacado por aviones argentinos.
Fig.9 – Pieza de 4.5’’ a bordo de un Type 42 abriendo fuego durante un ejercicio
Sin embargo – y ello posteriormente demostraría ser un error fatal – no se instalaron defensas de punto, fuera de un par de cañones antiaéreos monotubo Oerlikon GB Mk2 de 20mm operados por un marinero – que debía hacer puntería manualmente – ubicados uno a cada lado del puente de mando. Ello a pesar de que existía en forma operacional desde 1979 en la Royal Navy un sistema SAM de punto diseñado específicamente para lidiar con el tipo de amenazas que los buques británicos enfrentaron en 1982 (tales como aviones en perfiles de ataque a baja cota y misiles antibuque de tipo sea skimmer o ‘rozaolas’): el GWS25 Sea Wolf, instalado en dos lanzadores séxtuples orientables a bordo de las fragatas clase ‘Broadsword’ como las que acompañaron a los Type 42, intentando compensar las deficiencias de los últimos en este aspecto (con resultados bastante mediocres, como se verá posteriormente).
Fig.10 – Arcos de acción y nivel de cobertura de los distintos sistemas de armas del Type 42. El gráfico no da información sobre alcances efectivos
La clase podía embarcar y hangarar un helicóptero Westland Lynx HAS Mk2, capacitado para la lucha antisubmarina con torpedos acústicos o bien ASuW con misiles Sea Skua. A diferencia de sus pares argentinos, los cuales recibieron el sistema MM38 a comienzos de los ’80, los Type 42 británicos fueron desprovistos de armamento antisuperficie, pues se consideraba que con el helicóptero embarcado (que podía ser armado con un misil antibuque de alcance corto) y con la segunda función (limitada) antisuperficie del Sea Dart, las capacidades de combate de la clase en este aspecto quedaban satisfechas.
Fig.11 – Helicóptero Lynx XZ257 en la cubierta de vuelo del 'Coventry', 1980
Tecnología y Defensa Naval
Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
Sistemas de Armas
El principal sistema de armas proyectado para el Type 42 fue el GWS30 Sea Dart, cuyo desarrollo comenzó como CF299, de la mano de Hawker Siddeley, en 1963. Diseñado para ser tanto más compacto como de mayor alcance que el Sea Slug (por sobre 40 millas) y como reemplazo para el mismo, así como para el sistema Sea Cat en buques equipados con este, Sea Dart fue desarrollado como un misil de dos etapas con un propulsor inicial (booster) de combustible sólido y un estatorreactor. El método de guiado es semi-activo, mediante dos radares Type 909 empleados para iluminar el objetivo, con el misil guiándose sobre su reflejo (empleando para ello un conjunto de antenas receptoras ubicadas en el cono de ingreso y cuatro alrededor de la toma de aire). Pruebas en el campo de tiro de Woomera (Australia) fueron cuidadosamente planeadas y comenzaron en 1965, pero debieron surgir y resolverse numerosos problemas técnicos antes de completarse en 1968. Pruebas de aceptación también se vieron retrasadas por problemas, uno de ellos un incendio de consideración a bordo del HMS Bristol justo después de su entrada al servicio en 1973. Para marzo de 1974 el sistema se encontraba operacional, pero pruebas en Woomera en 1975-6 continuaron a fin de mejorar la confiabilidad y desempeño contra blancos volando a baja cota.
El primer buque de la clase equipada con el sistema Sea Dart, HMS Sheffield, fue comisionado en 1975. La dotación de misiles era de tan solo 22 rondas comparadas con las 40 llevadas por el Bristol. Sea Dart también se proyectó para ser instalado en los nuevos cruceros con instalación frontal. La decisión de transformar estos navíos en ‘proto-portaaviones’ con cubiertas ‘corridas’ no desplazó al sistema y finalmente los tres buques de la clase ‘Invincible’ (HMS Invincible, HMS Illustrious y HMS Ark Royal) construidos fueron completados con el sistema montado en la proa, sobre la banda de estribor.
Fig.8 – Misil GWS30 cargado en el lanzador Mk30 del destructor HMS 'Cardiff', luego del conflicto del Atlántico Sur
El destructor Type 42 monta un lanzador doble orientable Mk30 en la sección de proa, justo detrás de la pieza de 114mm, que permite alojar simultáneamente dos de estos misiles. Esta operación consume valioso tiempo en combate, pues los giroscopios e impulsores del misil Sea Dart requieren de 20 segundos para alinearse y prepararse para la secuencia de disparo desde que el misil es izado verticalmente desde la santabárbara y colocado en el rail de tiro. El misil es capaz de batir objetivos a una distancia de hasta 55.5km entre 30 y 18,300 metros de altitud, desplazándose a una velocidad de Mach 2.5 (2,655 km/h), empleando para ello una cabeza de guerra de 23 kilogramos de alto explosivo con una espoleta de proximidad o contacto.
Acertada decisión fue la de dotar desde el inicio a los Type 42 de una pieza de artillería para bombardeo de costa, armamento que le fue negado a otro buque de diseño contemporáneo, la fragata Type 22, sumamente especializada en ASW y como segunda función, ASuW (Anti-Surface Warfare, con una instalación poco prolija de contenedores de MM38 en la proa), cuestión que posteriormente tendría implicancias en el conflicto del Atlántico Sur (donde la necesidad de contar con capacidad ASW fue mínima y ASuW, irrelevante… pero donde sí se necesitó de apoyo naval a las fuerzas de tierra – nuevamente muestra de la poca preparación y flexibilidad de la Royal Navy de la época para servir como fuerza expedicionaria). Los clase ‘Sheffield’ recibieron una pieza Vickers Mk8 DP de calibre 4.5’’ (114mm) por 55 calibres; este cañón naval automático, con una cadencia de tiro de 25 rondas por minuto (cada una con un peso de 21kg), podía servir para apoyar a las fuerzas terrestres con fuego naval (alcance: 22km) o en el rol antiaéreo (hasta 6km), utilizando los radares de control de tiro Type 909 como directores, capacidad que fue puesta a prueba el 25 de mayo cuando uno de estos buques, HMS Coventry, fue atacado por aviones argentinos.
Fig.9 – Pieza de 4.5’’ a bordo de un Type 42 abriendo fuego durante un ejercicio
Sin embargo – y ello posteriormente demostraría ser un error fatal – no se instalaron defensas de punto, fuera de un par de cañones antiaéreos monotubo Oerlikon GB Mk2 de 20mm operados por un marinero – que debía hacer puntería manualmente – ubicados uno a cada lado del puente de mando. Ello a pesar de que existía en forma operacional desde 1979 en la Royal Navy un sistema SAM de punto diseñado específicamente para lidiar con el tipo de amenazas que los buques británicos enfrentaron en 1982 (tales como aviones en perfiles de ataque a baja cota y misiles antibuque de tipo sea skimmer o ‘rozaolas’): el GWS25 Sea Wolf, instalado en dos lanzadores séxtuples orientables a bordo de las fragatas clase ‘Broadsword’ como las que acompañaron a los Type 42, intentando compensar las deficiencias de los últimos en este aspecto (con resultados bastante mediocres, como se verá posteriormente).
Fig.10 – Arcos de acción y nivel de cobertura de los distintos sistemas de armas del Type 42. El gráfico no da información sobre alcances efectivos
La clase podía embarcar y hangarar un helicóptero Westland Lynx HAS Mk2, capacitado para la lucha antisubmarina con torpedos acústicos o bien ASuW con misiles Sea Skua. A diferencia de sus pares argentinos, los cuales recibieron el sistema MM38 a comienzos de los ’80, los Type 42 británicos fueron desprovistos de armamento antisuperficie, pues se consideraba que con el helicóptero embarcado (que podía ser armado con un misil antibuque de alcance corto) y con la segunda función (limitada) antisuperficie del Sea Dart, las capacidades de combate de la clase en este aspecto quedaban satisfechas.
Fig.11 – Helicóptero Lynx XZ257 en la cubierta de vuelo del 'Coventry', 1980
Tecnología y Defensa Naval
viernes, 28 de noviembre de 2014
VGM vuelven a Malvinas: "Esto está re-British"
Así cuentan excombatientes de Malvinas su regreso a las islas
"Esto está re British”, fue lo primero que pensó uno de los combatientes
+ Carolina Delisa @carodelisa
+ Carolina Delisa @carodelisa
"Esto está re British”. Esa fue de la primera impresión que tuvo Jorge Luis García cuando volvió a pisar las Falklands Islands (o Islas Malvinas), después de 32 años de haber combatido contra los británicos, en un afán del gobierno militar de Leopoldo Galtieri por recuperar un territorio que Argentina cree propio hasta el día de hoy. Veinticuatro argentinos, que habían luchado en 1982, viajaron desde la provincia de San Luis para reconocer sus posiciones durante la guerra, para tratar de reconstruir partes de la historia que se fueron borrando con el tiempo, y para reconciliarse con el pasado.Cuando creyó que era una historia cerrada, Alejandro Príncipe se enteró de que encabezaba la lista entre los veteranos de San Luis que el gobierno local elegía para el viaje. A partir de allí, fueron dos meses sin dormir.Príncipe no pertenecía a las Fuerzas Armadas. Era estudiante de Química, y en 1982 le tocó cumplir un año del servicio militar obligatorio. Tenía 20 años. Era de los mayores entre los combatientes, porque, a diferencia del resto, él se había pedido una prórroga especial para terminar sus estudios. Cuando se enteró de que lo mandaban a las islas se puso contento. “Norberto, me voy a Malvinas, voy a conocer el lugar. Así que, al regreso, nos vamos a trabajar para allá”, fueron las palabras que le dijo a su primo, según relató a El Observador en tierra malvinense. Los jóvenes habían llegado a la guerra sin miedo, sacándose fotos con sus armas, que apenas sabían cómo funcionaban. Después de los dos meses de enfrentamientos, donde murieron 649 argentinos, y 255 británicos, Príncipe volvió a su pueblo, donde dejó de ser el estudiante de Química bondadoso, y se convirtió en “el loco de la guerra”.“Nosotros vivimos, comemos, todo es Malvinas. Cada cosa que pasa nos transporta a este lugar. Por eso vine hoy acá”, confesó el excombatiente, que se desempeñó durante el conflicto como camillero. A Príncipe no le tocó matar a nadie, pero sí tuvo que ver a sus compañeros morir en más de una oportunidad.
La mayoría del grupo coincidió en qué era que los llevaba a Malvinas de nuevo: cerrar una herida.
El día que llegaron, algunos optaron por quedarse en silencio y contemplar el lugar. En una de sus primeras recorridas, Príncipe dio con una piedra que reconoció enseguida. Allí se había sacado una foto hacía 32 años. No dudó en repetirla.Luego ubicó la posición en la que había estado, y desde ahí quiso escribirle a su hija mayor. “Te escribo desde donde le escribía a mi novia, tu madre”, fue como la encabezó, según contó a El Observador. Se quedó sentado algunas horas, “oliendo ese olorcito especial” de las Malvinas. “Esa paz que tiene este lugar. No lo conocí con esta paz. Y es lo que vine a buscar”, reafirmó.La visita al cementerio de Puerto Darwin también era una materia pendiente para los veteranos. Un día antes el grupo ya se mostraba nervioso sobre cómo sería ver el lugar donde descansan los restos de sus compañeros. Sentados sobre la calle Ross Road, que da al océano, sacaron una guitarra y se pusieron a cantar canciones de su país. Rodeados de banderas británicas, como es común en Stanley (capital de las Malvinas), algunos especularon sobre cómo iban a hacer flamear la argentina cuando llegaran al cementerio, el único lugar de las islas donde les es permitido hacerlo.Príncipe no sacó ninguna bandera. Prefirió estar solo, en un rincón, esperando que el grupo rindiera sus honores a los combatientes argentinos, muchos de ellos sin identificar. Varias lápidas tienen, en vez de un nombre, la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Se despidieron del cementerio cantando el himno de su país.La herida se terminó de cerrar con un gesto de reconciliación. Durante su estadía en el Hotel Malvina, uno de los pocos lugares que conserva ese nombre, Príncipe conoció a un oficial británico que también había peleado en la guerra. Cruzaron algunas palabras en inglés y el argentino le contó cómo había vivido el enfrentamiento. “Vine a este lugar en busca de paz”, dijo Príncipe. Recibió como respuesta un perdón, un abrazo, y los dos terminaron en lágrimas.
El Observador
"Esto está re British”, fue lo primero que pensó uno de los combatientes
+ Carolina Delisa @carodelisa
+ Carolina Delisa @carodelisa
"Esto está re British”. Esa fue de la primera impresión que tuvo Jorge Luis García cuando volvió a pisar las Falklands Islands (o Islas Malvinas), después de 32 años de haber combatido contra los británicos, en un afán del gobierno militar de Leopoldo Galtieri por recuperar un territorio que Argentina cree propio hasta el día de hoy. Veinticuatro argentinos, que habían luchado en 1982, viajaron desde la provincia de San Luis para reconocer sus posiciones durante la guerra, para tratar de reconstruir partes de la historia que se fueron borrando con el tiempo, y para reconciliarse con el pasado.Cuando creyó que era una historia cerrada, Alejandro Príncipe se enteró de que encabezaba la lista entre los veteranos de San Luis que el gobierno local elegía para el viaje. A partir de allí, fueron dos meses sin dormir.Príncipe no pertenecía a las Fuerzas Armadas. Era estudiante de Química, y en 1982 le tocó cumplir un año del servicio militar obligatorio. Tenía 20 años. Era de los mayores entre los combatientes, porque, a diferencia del resto, él se había pedido una prórroga especial para terminar sus estudios. Cuando se enteró de que lo mandaban a las islas se puso contento. “Norberto, me voy a Malvinas, voy a conocer el lugar. Así que, al regreso, nos vamos a trabajar para allá”, fueron las palabras que le dijo a su primo, según relató a El Observador en tierra malvinense. Los jóvenes habían llegado a la guerra sin miedo, sacándose fotos con sus armas, que apenas sabían cómo funcionaban. Después de los dos meses de enfrentamientos, donde murieron 649 argentinos, y 255 británicos, Príncipe volvió a su pueblo, donde dejó de ser el estudiante de Química bondadoso, y se convirtió en “el loco de la guerra”.“Nosotros vivimos, comemos, todo es Malvinas. Cada cosa que pasa nos transporta a este lugar. Por eso vine hoy acá”, confesó el excombatiente, que se desempeñó durante el conflicto como camillero. A Príncipe no le tocó matar a nadie, pero sí tuvo que ver a sus compañeros morir en más de una oportunidad.
La mayoría del grupo coincidió en qué era que los llevaba a Malvinas de nuevo: cerrar una herida.
El día que llegaron, algunos optaron por quedarse en silencio y contemplar el lugar. En una de sus primeras recorridas, Príncipe dio con una piedra que reconoció enseguida. Allí se había sacado una foto hacía 32 años. No dudó en repetirla.Luego ubicó la posición en la que había estado, y desde ahí quiso escribirle a su hija mayor. “Te escribo desde donde le escribía a mi novia, tu madre”, fue como la encabezó, según contó a El Observador. Se quedó sentado algunas horas, “oliendo ese olorcito especial” de las Malvinas. “Esa paz que tiene este lugar. No lo conocí con esta paz. Y es lo que vine a buscar”, reafirmó.La visita al cementerio de Puerto Darwin también era una materia pendiente para los veteranos. Un día antes el grupo ya se mostraba nervioso sobre cómo sería ver el lugar donde descansan los restos de sus compañeros. Sentados sobre la calle Ross Road, que da al océano, sacaron una guitarra y se pusieron a cantar canciones de su país. Rodeados de banderas británicas, como es común en Stanley (capital de las Malvinas), algunos especularon sobre cómo iban a hacer flamear la argentina cuando llegaran al cementerio, el único lugar de las islas donde les es permitido hacerlo.Príncipe no sacó ninguna bandera. Prefirió estar solo, en un rincón, esperando que el grupo rindiera sus honores a los combatientes argentinos, muchos de ellos sin identificar. Varias lápidas tienen, en vez de un nombre, la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Se despidieron del cementerio cantando el himno de su país.La herida se terminó de cerrar con un gesto de reconciliación. Durante su estadía en el Hotel Malvina, uno de los pocos lugares que conserva ese nombre, Príncipe conoció a un oficial británico que también había peleado en la guerra. Cruzaron algunas palabras en inglés y el argentino le contó cómo había vivido el enfrentamiento. “Vine a este lugar en busca de paz”, dijo Príncipe. Recibió como respuesta un perdón, un abrazo, y los dos terminaron en lágrimas.
El duelo inglés
El excombatiente británico David Jackson estuvo en las Falklands durante la misma semana que lo hicieron los excombatientes argentinos, y llegó con el objetivo de presentar su disertación “Siete días en el Sur: una historia de guerra”, en la que plasma en diferentes formatos testimonios del conflicto. Aunque su rol como militar había sido luchar contra la invasión de las islas, lo primero que hizo cuando pisó las Falklands fue visitar el cementerio de Darwin. “Es algo que me pone muy triste. Nosotros estábamos haciendo el trabajo que elegimos. Elegimos hacerlo. Los argentinos no tuvieron esa opción”, dijo Jackson en entrevista con El Observador.Recuerda que, en principio, viajar a las islas para combatir le parecía “un chiste”. “Supe que era real cuando mi mejor amigo murió”, contó el exsoldado. Describió la guerra como un momento en que todo lo que importaba era sobrevivir. Y para eso no hubo otra opción que dejar los sentimientos a un lado, pensar en los combatientes argentinos como objetos, y dar lo mejor de sí. Incluso, mantener el sentido del humor se volvía algo importante. “Cuando estás siendo bombardeado todo lo que podes hacer es volver a tu trinchera y reir”, confesó Jackson a El Observador, durante su estadía en la isla Sea Lion, que queda a unos 40 minutos de avioneta de Stanley.En medio de una reserva natural de pingüinos y elefantes marinos, Jackson aprovechó para rendir honores a sus compañeros caídos, en un memorial instalado sobre la costa. Caminó una hora hasta llegar al monumento. Sacó un trapo y se puso a limpiar las placas. Después de un rato, dejó una amapola bajo el nombre de sus compañeros. “Ojalá que se mantenga limpio, hasta que otro vuelva”, dijo antes de irse.El Observador
jueves, 27 de noviembre de 2014
Un poco higiénico funcionario del gobierno apoya el reclamo de soberanía
Javier E. Figueroa: Referendo en Malvinas? Una burla al derecho de autodeterminación
La disputa por las Islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña no se restringe al archipiélago, sino que tiene que ver con la presencia y hegemonía que los países pueden ejercer en el Atlántico Sur en la región.
Prohibido asearse para ser miembro del gobierno argentino
La disputa por las Islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña no se restringe al archipiélago, sino que tiene que ver con la presencia y hegemonía que los países pueden ejercer en el Atlántico Sur en la región.
Prohibido asearse para ser miembro del gobierno argentino
Las Islas Malvinas no solo son argentinas, son latinoamericanas; una reivindicación política de la región ante el Reino Unido y el mundo, destaca el subsecretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos Circundantes en el Atlántico Sur de la Cancillería argentina, ministro Plenipotenciario, Javier Esteban Figueroa, quien estuvo de visita en el país la pasada semana explicando la situación actual del diferento anglo-argentino.
El reciente argumento británico para la posesión de las Islas, señala, es el referendo que el Gobierno europeo organizó en marzo de 2013 entre los habitantes de las Malvinas, resultado del cual ellos decidieron seguir perteneciendo al Reino Unido. Una burla al derecho de autodeterminación de los pueblos, protesta el diplomático argentino. Cuando le preguntaron al canciller argentino, Héctor Timerman, cuánto tardaría en “ponerse de acuerdo con los británicos”, él dijo —relata Figueroa— “12 horas, lo que tarda el vuelo entre Buenos Aires (Argentina) y Londres (Inglaterra)”. Y es que la demanda hoy del país del Plata —lo primero que viene a la cabeza es Bolivia-Chile— es sentarse a negociar con la potencia europea, tal como mandan 40 resoluciones de Naciones Unidas...
— En lo básico, la “cuestión de las Malvinas” es una disputa por soberanía territorial.
— Es un reclamo soberano. La Constitución nacional nos marca que el único camino para acceder a la soberanía plena de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes, es la vía diplomática; nosotros estamos dispuestos a negociar con los británicos mañana mismo y dar cumplimiento a lo que dice la comunidad internacional a través de 40 resoluciones de las Naciones Unidas y más de 120 resoluciones de distintos organismos y foros internacionales, no solo gubernamentales, sino también de diplomacia parlamentaria. Nosotros tenemos respaldos muy concretos; el Reino Unido no tiene un solo respaldo de ningún organismo internacional.
— Aunque al parecer ya no solo es el tema de las Islas; hay un enfoque más “amplio”, digamos.
— Si bien tenemos una disputa por soberanía, la República Argentina también está desarrollando una visión si se quiere oceánica, que comprende enormes espacios, la plataforma continental argentina, incluido el sector antártico; estamos hablando de 6.600.000 kilómetros cuadrados, extensiones enormes que requieren políticas de largo plazo, de mucho trabajo político.
— Ahora, al parecer no es que nunca negociaron; hubo algo.
— Durante la década del 90 hemos desarrollado una serie de entendimientos con los británicos, básicamente con la intención de desarrollar un clima de confianza, que lleve a las negociaciones de fondo: negociaciones de fondo que tuvieron lugar desde el 66 al 82; en ese espacio, Argentina y el Reino Unido se sentaron en una mesa a negociar la soberanía sobre las Islas Malvinas; hubo propuestas de distinta índole, no solo nuestras sino de la contraparte británica; obviamente no fructificaron, pero el proceso de negociación estaba abierto. Es cierto, la guerra fue un golpe muy duro para ese proceso negociador.
— ¿La guerra? ¿Se refiere a la que llevó adelante la dictadura?
— Sí, fue un golpe muy duro, pero la guerra no ha cambiado la estructura jurídica de la disputa; la guerra no puede, definitivamente ninguna guerra puede cambiar el derecho; si eso fuera así, estamos en serios problemas, porque sería la ley del más fuerte; yo creo que no existe gobierno en el mundo, ni siquiera el Gobierno británico, que se anime a decir abiertamente, mi derecho está fundado por la sola potencia de las armas, aunque ésa es la razón última de la posición británica, siempre lo ha sido. La verdad es que la presencia militar británica en el Atlántico Sur es tan importante que la Argentina la toma muy en serio.
— En su conferencia dijo que la guerra hizo retroceder mucho la negociación con Inglaterra.
— Porque es un hecho constatable; del 66 al 82 había reuniones de diplomáticos argentinos y británicos, con una agenda determinada, para avanzar de una manera civilizada y a través de mecanismos diplomáticos (alcanzar) una solución a esta disputa de soberanía. La guerra terminó ese proceso; nosotros hemos, si se quiere, retrocedido en ese sentido. Pero claro, la posición argentina ha sido la misma; después de la guerra, dijimos: bueno, tenemos un mandato de Naciones Unidas, que nos manda a negociar, a evitar acciones unilaterales que pongan en riesgo el proceso de descolonización que estaba en marcha.
— Pero ahora es evidente que la posición británica es otra, lo del referendo y eso...
— La que ha variado es la posición británica. Habría que preguntarle al Reino Unido por qué se ha sentado a negociar, desde el 66 al 82, casi dos décadas, y después dice no me siento más a negociar. Hoy la posición del Reino Unido es “nosotros no negociamos hasta tanto los habitantes de las Malvinas decidan negociar”. Aquí hay una enorme falacia, que los habitantes de las Malvinas son británicos; si uno analiza la población, hoy solamente el 40% de los que viven en las Malvinas, que son 2.900 personas, nació en las Malvinas, el resto son británicos o de otras colonias; o sea, no existe en todo el mundo ningún territorio que haya mantenido la población en ese número, durante un siglo se mantiene en ese número, sobre todo prohibiendo el acceso a los argentinos.
— ¿Están prohibidos de entrar a las Islas?
— Eso está clarito. Si vos quieres ir a Argentina, podrías ir, alquilar una residencia, tener la ciudadanía, comprar una casa; en Malvinas no se puede hacer eso. No se puede; está absolutamente controlado; es un sistema en el que el último control lo tiene el gobernador. El gobernador de las Malvinas, ¿saben quién es? Es un colega diplomático, un funcionario diplomático, que en vez de ir a Bruselas, a Lima, a Bolivia, a Paraguay, le tocó ir a las Malvinas; su función es ser gobernador de Malvinas. Aquí hay casi una burla del principio de autodeterminación.
— Ahí, ustedes reivindican el principio de continuidad territorial, pero ellos el de la autonomía de quienes viven en las Islas.
— Nosotros reivindicamos la integridad territorial, pero no tanto por la proximidad física, sino porque Argentina heredó un territorio que era básicamente el virreinato del Río de la Plata; hubo 32 gobernadores españoles antes que los patriotas argentinos expulsen a los españoles; toman posesión de las Islas y mantienen un poblado en ellas, un programa de colonización. Los británicos vienen en 1833, desalojan a esa población y recién en 1842 comienzan a desarrollar un programa de colonización y se lo dan a conocer a los argentinos, que no dejaron nunca de protestar. Los gobernantes patriotas (argentinos) tuvieron la visión de ir hacia el sur y poblar las Islas Malvinas, poblándola con una población que si la hubiesen dejado hoy serían seguramente muchísimo más que tres mil. No existe el derecho a la autodeterminación para una población transmutada, transportada. En caso contrario, cualquier gobierno podría ocupar. Yo pongo en un territorio mil colonos y luego digo a estos mil colonos “ahora se autodeterminan”.
— El referendo de 2013 ha sido una falacia, entonces.
— Una falacia. El referendo está hecho por el Gobierno británico para preguntarle al ciudadano británico si quiere seguir siendo británico. Realmente es, como decimos nosotros, una joda. Miremos un poco cuáles han sido los efectos del referendo. El Alba, Mercosur y Unasur sacaron inmediatamente pronunciamientos muy duros desconociendo toda validez al referendo. Las Naciones Unidas no hicieron ningún comentario; no fue validado por ellas. Ese mismo año se trató la cuestión Malvinas en el Comité de Descolonización; yo estuve ahí: no existió el tema, ningún gobierno hizo ninguna declaración formal; fue un fiasco, claro que ganaron, con el 99%.
— Pero no causó, no causa, estado, como para tenerlo como antecedente.
— No causó estado, de hecho ¿ustedes escucharon algo más del referendo? Murió. Nosotros lo sacamos a colación, precisamente, para demostrar la falacia de la autodeterminación; yo creo que más bien fue una prueba de la preocupación del Reino Unido frente a la inclusión del tema Malvinas en una agenda de integración. El Reino Unido lo sabe muy bien; obviamente va a tratar de mantenerlo bilateralmente: cuando uno mete este tema en un colectivo es mucho más difícil; eso lo tiene clarísimo la diplomacia británica, y por eso hace ingentes esfuerzos para resquebrajar este bloque, lo que es imposible que así sea.
Datos
Nombre: Javier Esteban Figueroa
Nació: 10-05-1962
Profesión: Abogado
Cargo: Subsecretario para el tema de las Malvinas
Perfil
Diplomático de carrera, hizo un seguimiento especial del tema Malvinas: las negociaciones pesqueras con el Reino Unido, del tráfico aéreo y marítimo; participó en la negociación sobre el desminado de las Islas; siguió la agenda de la Organización Marítima Internacional; trabajó también en el enlace con Agregadurías Militares
La apuesta es que el tema sea visible a todo el mundo
Como en el caso boliviano, la apuesta argentina en el tema de las Malvinas es que todo el mundo lo conozca, que sea agenda de todos los días; antes que dejarlo en la relación bilateral, la clave es multilateralizarlo.
— ¿Cuál es la esperanza argentina en la negociación?
— No podemos saber cuál va a ser el escenario internacional de acá a uno, dos, diez años. Lo que sí sabemos es que la oferta de negociación argentina está en la mesa. Le preguntaron una vez al canciller (Héctor) Timerman, cuánto tardaría en ponerse de acuerdo con los británicos; él dijo “12 horas, lo que tarde ir en un avión de Buenos Aires a Londres”. En la Constitución argentina hay un mandato: recuperar las Malvinas por la vía pacífica.
— Agenda de todos los días...
— Para nosotros Malvinas está en el tope de nuestra agenda de política exterior; somos capaces de mover más recursos políticos, económicos, de cualquier índole, que el Reino Unido, porque a éste no le importa; la Presidenta va al Comité de Descolonización, saca el tema todo el tiempo. Ésta es una fortaleza, la otra es la que se construye a nivel regional, todo esto es importante porque hace a la visibilidad de la disputa. Recuerdo la novela Drácula, de Bram Stoker, uno de los personajes le pregunta a Van Helsin, el gran cazador de vampiros, cuál era la mayor fuerza del vampiro, y él decía, que nadie cree en los vampiros; como nadie cree, nadie lo ve, y no existe, es terriblemente peligroso.
— La existencia de hidrocarburos parece que va a pesar mucho…
— Vamos a ser claros. Argentina reclama las Islas, así sea una especie de Arabia Saudita flotando en el mar, o que no hubiera petróleo; para nosotros es lo mismo; la existencia de hidrocarburos le da una dinámica particular al conflicto; tienes un conflicto territorial y tienes hidrocarburos en el medio, eso genera una tensión política adicional. Pero para nosotros es independiente; nosotros reclamamos las Malvinas así sean ricas o no sean ricas, no pasa por una cuestión de riquezas.
— Inglaterra tiene ahí una de sus mayores bases militares...
— Nadie dice que éste sea un conflicto fácil. Seríamos injustos con nuestros compatriotas si decimos que esto es algo muy simple, es un conflicto con una potencia mundial, una potencia imperial; estamos en uno de los últimos casos de anacrónico imperialismo; cuesta encontrar en el mundo una situación similar.
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