viernes, 7 de febrero de 2025
miércoles, 5 de febrero de 2025
Operación Plum Duff: El aviador trasandino que rescató a los SAS

Imagen referencial. Un Sea King HC.4 de 825 Escuadrón Aéreo Naval despega después de trasladar, desde San Carlos a Darwin, a comandos de la compañía 42 de los Royal Marines (Photo by Paul Haley/ Crown Copyright. Imperial War Museums via Getty Images)IWM/Getty Images - Imperial War Museums
Operación Plum Duff. El aviador chileno que rescató a los comandos británicos que planeaban atacar la base aérea de Río Grande
LA NACION
Jorge Freyggang Campaña, ex oficial de la Fuerza Aérea de Chile, se hizo famoso por ser el primer piloto comercial en llegar a la Antártica; sin embargo, pocos –ni siquiera sus más cercanos- conocían su rol en la guerra de Malvinas
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
Son casi las 11 de la noche y caen las primeras gotas sobre Gotemburgo. Solo dos chilenas, que promedian los 70 años, esperan frente al Stora Teatern, el centenario recinto del puerto sueco. Hace poco más de una hora que terminó el concierto de los Inti Illimani, y esperan tomarse una fotografía con los músicos.
Finalmente, aparecen los fundadores de la banda, Horacio Salinas y José Seves, que ya superan los 70 años y que no dudan en posar junto a sus compatriotas.
Es 21 de septiembre de 2023 y nos acercamos a Seves: le contamos que estamos escribiendo un artículo sobre el piloto Jorge Freyggang, hermano mayor de Renato, un saxofonista que estuvo en la banda durante diez años mientras estaban exiliados en Italia.
“Fuimos muy cercanos con Renato”, aclara el dueño del vozarrón emblemático del grupo.
También le señalamos que diversos documentos sindican a este excapitán de la Fuerza Aérea de Chile como uno de los represores de la dictadura chilena. Esta vez, José Seves -con cara contrariada- señala que jamás supo de esta historia. Nos dirá que es un episodio desconocido al interior de los Inti, como se le conoce a esta agrupación fundada en 1967 y que fuese una férrea promotora del gobierno socialista de Salvador Allende.
Dos semanas más tarde, el lunes 2 de octubre de 2023, y minutos antes de que el conjunto Amankay, integrado por holandeses y chilenos, se presente por primera vez en el teatro de la Universidad de Santiago, nos acercamos a Renato Freyggang y le preguntamos por su hermano Jorge y su rol en las sesiones de tortura en la base aérea de Temuco en 1973. El ex Inti Illimani, con semblante sereno, nos dice: “No tenía idea”, y luego agrega que le gustaría cooperar, saber si hay más antecedentes, y que no tendría problemas en reconocer que Jorge estuvo en eso. “En realidad, no me extraña, hubo muchos involucrados”.
La historia le daría la razón.
El aviador Jorge Freyggang
La pandilla salvaje
Hijo de un suboficial de la FACh que por mérito ascendió a oficial, Jorge Humberto Freyggang Campaña nació el 1 de abril de 1947. Eran cuatro hermanos, tres varones y una niña, y vivieron toda su infancia en Santiago.
A los 18 años ingresó a la Escuela de Aviación y a fines de 1969 egresó con el grado de subteniente, ocupando la antigüedad número 25. Difícilmente llegaría al generalato. Poco después fue destinado a Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. Allí conoció a Susana López González, hija de comerciantes locales; se casaron con separación total de bienes.
En mayo de 1973, el teniente Freyggang fue enviado a la Base Aérea Maquehue de Temuco, la que había iniciado sus operaciones a fines de los años 20 y en la que, varias décadas más tarde, el Papa Francisco ofrecería una misa teñida de polémica: subió al altar acompañado por un obispo silente y encubridor de un sacerdote pedófilo.
Es en este lugar, que en los 60 albergaba a la escuela de helicópteros de la FACh, donde Freyggang escribió su historia más brutal a partir del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
Uno de los que padeció aquella infamia fue Jorge Silhi Zarzar. Hasta su casa ubicada en el centro de Temuco, llegaron tres miembros de la FACh y un enfermero civil. Allí encañonaron a su madre y lo sacaron violentamente desde su hogar. Lo trasladaron hasta la Base Maquehue, ubicada a seis kilómetros al suroeste del centro de la ciudad. En aquel recinto, al entonces liceano lo recibiría “La pandilla salvaje”, un grupo compuesto por oficiales y suboficiales, dirigida por Freyggang Campaña.
“Aquí comienza un calvario que yo no me imaginaba que resultaría posible entre seres humanos: interrogatorios reiterados con golpes, con palos, con electricidad y lo peor de todo, el submarino seco, que es la bolsa de nylon que te ponen en la cabeza hasta que tú abras la mano y decidas que quieres hablar. Si lo hacías para aliviarte y no contestaban lo que ellos querían, volvía el submarino seco”, cuenta el hoy abogado Silhi, desde su casa en la capital de la Región de la Araucanía.
En esos días, Jorge Silhi tenía 19 años recién cumplidos. Era un conocido dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por lo mismo, recibió instrucción militar, pero sin alcanzar a pertenecer a las estructuras claves de su partido. En los interrogatorios insistirá que su perfil era intrascendente.
“Jorge Freyggang estuvo en mis interrogatorios y era uno de los que me golpeaba, pero los que más golpeaban eran los suboficiales”. En una de las sesiones de tormento, Silhi -quien siempre estuvo vendado- logró sacarse la bolsa plástica que lo asfixiaba y ahí Freyggang le tomó las manos y las ató con un cinturón.
Tras ocho días detenido en la Base Maquehue, donde lo interrogaron dos o tres veces al día y después de sufrir “una de las peores pateaduras”, Silhi fue dejado en libertad gracias a contactos familiares. “Cuando soy liberado, el que me va a dejar a mi hogar era Freyggang”, recuerda el abogado temuquense, que reconoció la voz de quien daba las órdenes de las golpizas que padeció.
A fines del 73, Jorge Silhi salió del país con destino a Argentina, donde permaneció un año. Volvería a Chile a estudiar Derecho, ya completamente descolgado de una militancia política. Recién a mediados de los 80 defendería a algunos perseguidos políticos de la dictadura de Pinochet.
Jorge Silhi en su casa en Temuco
El apellido Freyggang es repetido en varios procesos judiciales que se sustanciaron por los crímenes cometidos en Maquehue. En ellos, exoficiales y suboficiales sindicaron al entonces teniente como integrante e incluso jefe de la unidad de inteligencia que operó en aquel recinto militar. Varios de los integrantes de la denominada pandilla salvaje fueron condenados y hoy cumplen condena en prisión.
Un reconocimiento inusual
En la hoja de vida militar de Jorge Freyggang Campaña, un documento de 56 carillas manuscritas y entregada por la propia FACh, se consigna que dos semanas antes del golpe militar –y con la edad de 26 años- pasó a ser jefe del Departamento de Inteligencia del Grupo 3 Maquehue de Temuco, donde “tuvo una destacada actuación antes, durante y después de los sucesos del 11 de septiembre de 1973″.
El texto agrega: “Cumplió con valentía y decisión su actuación frente a elementos marxistas, practicando interrogatorios, detenciones, allanamientos y otras misiones”.
Hoja de vida militar de Jorge Freyggang
Como pocas veces, la propia FACh acreditó la participación de uno de sus oficiales en detenciones extrajudiciales. Aún más: Freyggang obtuvo las mejores calificaciones mientras estuvo destinado en Temuco.
El 12 de septiembre de 1975, dejó su rol en inteligencia y asumió distintas labores administrativas; incluso sería el director del jardín infantil del regimiento.
Seis meses después, en la Laguna del Laja, sufrió su primer accidente aéreo cuando estrelló el helicóptero Dell UH-1H que conducía. La institución lo felicitó por su maniobra y concluyó que se debió a una “falla de material”.
A mediados de 1977, solicitó ser dado de baja de la institución “por motivos particulares”. A fines de agosto dejó las filas de la FACh con el grado de capitán, cerrando su hoja militar llena con múltiples loas; “se le puede confiar cualquier misión”, apuntaron sus superiores.
En los días siguientes, regresó a la Patagonia para iniciar su añorado negocio: tener su propia línea aérea. Para ello, se asoció con su suegro Sergio López, quien era dueño de una librería en Punta Arenas. Ambos se endeudaron y en diciembre del mismo año compraron la línea aérea Tama a Luciano Julio, que solo contaba con una aeronave, un maltrecho CC-CAK.
A pesar de lo precario de la firma, Freyggang le dio un nuevo impulso a la empresa: él piloteaba, su suegro era ejecutivo y su mujer atendía el público. Con el viejo avión aumentó la periodicidad de los vuelos entre Punta Arenas, Cerro Sombrero, Porvenir y Puerto Williams.
Pero la gran apuesta de Freyggang fue en 1980: viajó a Estados Unidos para adquirir tres aviones. Tama se ponía pantalones largos y, cada tanto, ponían avisos publicitarios en los diarios locales. Pero sabía que necesitaba algo más grande para remecer el débil mercado aeronáutico de la zona, hasta que ideó su gran golpe de marketing: el domingo 22 de marzo de 1981, su rostro apareció en la prensa local bajo el titular: “Hazaña histórica de empresa magallánica. Abierta ruta comercial a la Antártica. Jorge Freyggang, piloto civil, fue el primero en llegar a la Antártida con un avión comercial.”
El 22 de marzo de de 1981 el diario El Magallanes da cuenta de la hazaña de Jorge Freyggang, primer piloto civil en unir en vuelo América con la Antártida
El viaje hasta la base Teniente Marsh en la Antártida fue su particular homenaje a la institución que lo formó como piloto, el mismo día del aniversario de la FACh, celebrando el aterrizaje de esta hazaña aeronáutica entre los vítores de sus ex camaradas del aire, a quienes les llevó varias sandías.
¿Un espía de los ingleses?
El otoño de 1982 fue durísimo para los habitantes del extremo sur del continente. Argentina estaba en guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Fue una conflagración corta pero sangrienta.
A muy poco andar del conflicto, el alto mando de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) envió a Chile a uno de sus hombres para que consiguiese el apoyo local bajo el más estricto sigilo. El elegido fue Sidney Albert Edwards, un oficial que a sus 48 años hablaba perfecto español y era experto en inteligencia militar. En Londres sabían que estaban dando inicio a una relación quid pro quo, en la que la ayuda sería recíproca: tras la guerra, Chile recibiría seis Hawker Hunter, un radar de larga distancia, misiles antiaéreos y tres cazabombarderos Canberra de reconocimiento fotogramétrico de gran altura. Mientras que los aviadores británicos usarían el espacio aéreo chileno para labores de espionaje, instalando en Punta Arenas un radar que les permitió detectar los movimientos de los cazas argentinos, y varias pistas en las que aterrizaban aeronaves inglesas camufladas como máquinas chilenas.
Pero la ayuda subrepticia hacia los británicos no estuvo exenta de incidentes.
Sea King con las aspas plegadas a bordo de la cubierta de vuelo del HMS Intrepid. Atrás asoma el portaaviones ligero HMS Hermes.
El mapa con la operación frustrada que publicó el periódico inglés Daily Mail en 2014
El 17 de mayo de 1982, el helicóptero Sea King HC-4VC, bajo el mando del teniente Richard Hutching, despegó desde el portaviones HMS Invencible. En el interior iban además ocho hombres del S.A.S., las fuerzas especiales del ejército británico. Era una misión arriesgada y casi suicida. La operación secreta, denominada Plum Duff, tenía como objetivo infiltrar la base aeronaval argentina de Río Grande, destruir los aviones Super Étendard, asesinar a sus pilotos, pero por sobre todo, destruir los 3 misiles AM-39 Exocet que aún mantenía la Fuerza Aérea Argentina, el principal dolor de cabeza para Margaret Thatcher, luego que semanas antes, el 4 de mayo, dos de estos misiles habían hundido al destructor británico HMS Sheffield.
La base Aérea de Río Grande, en 1982, objetivo de los comandos que participaron en la operación Plum Duff
Pero algo falló, y debido a las condiciones climáticas, el teniente Hutching abortó la misión pues había sido detectado por un radar hostil: el copiloto pudo observar una bengala en las cercanías. Decidieron dejar a los comandos SAS en un punto cercano al río Silva. Luego prosiguieron rumbo a Punta Arenas y ya en territorio chileno, el Sea King fue abandonado y destruido por sus propios ocupantes.
El incendio del helicóptero no sólo fue advertido por los lugareños sino que rápidamente se convirtió en noticia internacional. Los tres tripulantes del Sea King decidieron esconderse, hasta recibir nuevas órdenes. Fueron siete largos días en que el incidente pasó a ser un inesperado y casi insalvable conflicto diplomático, hasta que –según rezaba el protocolo- Hutching tomó su teléfono satelital y llamó a Sidney Edwards:
“Entréguense a las autoridades chilenas y yo me ocuparé de que lleguen a Santiago”, fue la instrucción que recibió el piloto. Y así lo hicieron. En los días siguientes abandonaron el territorio chileno rumbo a Londres.
La Prensa Austral publico la noticia del rescate de los tres pilotos del Sea King. Si bien la crónica habla de "misterio", jamás menciona a los 8 comando británicos que iban en el helicóptero
La tripulación del Sea King británico tuvo una salida "oficial". Los tres pilotos dieron una conferencia de prensa al llegar a Santiago, pero negaron la existencia de comandos británicos en el continente
Mientras, los 8 hombres de la SAS seguían escondidos en el sur de Chile, específicamente en la ciudad de Porvenir. Pero no aguantarían mucho tiempo.
Se hacía urgente sacarlos del país, por lo que los oficiales de enlace chilenos contactaron al ex camarada de la FACh, Jorge Freyggang. Los ingleses pagaron una alta cifra con el propósito de resguardar las identidades de sus pasajeros que, de paso, mejoraron las alicaídas arcas de aerolíneas Tama.
Aprovechando la tranquilidad del domingo 30 de mayo, los ocho comandos británicos fueron trasladados desde Porvenir hasta Punta Arenas a bordo de un monomotor. En la capital de Magallanes, los esperaba el Beecheraft Queen Air BE-80 piloteado por Freyggang. Hizo escala en Puerto Montt para cargar combustible y al llegar a Santiago, fueron recibidos por una columna de vehículos que los llevó a una casa de seguridad. Jorge Freyggang respiró tranquilo. La misión secreta había resultado exitosa y la paga generosa. Estuvo 6 días en la capital, reunió a su familia y el sábado emprendió el vuelo de regreso a Punta Arenas.
Sería el último de su vida.
Vecinos de Punta Arenas aún conservan, como souvenirs, pedazos del Sea King que los comandos británicos abandonaron y prendieron fuego tras abortar el ataque a la base de Río Grande
Aquel 5 de junio de 1982 había sido pronosticado con mal tiempo. No era un buen día para volar. Los 1308 kilómetros que separan Puerto Montt con la austral Punta Arenas se encontraban con cielos completamente nublados. Es una geografía compleja y un clima inestable, con vientos bravos. Pero Freyggang se tenía confianza. Había despegado aquella mañana desde Santiago en su Beecheraft Queen Air BE-80. Hizo una escala en el aeropuerto El Tepual de Puerto Montt. Lo acompañaba su esposa Susana López, sus hijos Jorge (9), Patricio (7), Susana (2) y la asesora del hogar, Brunilda Navarro. Despegaron cerca de las 10 de la mañana para volver a su amado Magallanes.
A las 18:10 horas, Jorge Freyggang se contactó con el operador de la torre de control del aeródromo de Chile Chico. Tenía una emergencia:
“Solo veo mar a mi alrededor; también veo la luna. No observo tierra. Me queda combustible para unos 20 minutos, así que trataré de amarar. Búsquenme. No me olviden”.
Fue su último contacto radial.
“Perdido avión de Tama”, tituló al día siguiente diario El Magallanes. La noticia caló hondo en Punta Arenas. Freyggang era un hombre conocido en la austral ciudad y había consolidado cierto prestigio entre los aviadores. Su bigote le otorgaba más años que los 35 que tenía al momento del accidente.
Los archivos oficiales de la Operación Plum Duff fueron desclasificados hace 10 años. Sin embargo, las imágenes del helicóptero británico incendiado en el sur de Chile trascendieron en 1982
“Era un tipo extrovertido, simpático, alegre y ameno. Muy sincero y transparente”, lo recuerda hasta estos días desde su oficina en Punta Arenas, Luis Utman, quien lo conoció cuando ingresaron como cadetes a la Escuela de Aviación en 1965. El destino los volvió a unir a principios de los 80, cuando Luis comenzó a pilotear para la empresa Tama. Por eso le dolió tanto su partida, pues a pesar de la experiencia de Freyggang, poco pudo hacer aquel infausto atardecer de junio de 1982. Los fuertes vientos y escaso combustible lo sentenciaron. Técnicamente se cree que el avión pudo caer entre Punta Arenas y el Mar de Drake. Utman participó directamente en la búsqueda del avión siniestrado, la que se prolongó por dos semanas.
Durante años se especuló que el chileno había sido un espía trabajando para los ingleses y que incluso volaba de manera permanente a Puerto Argentino, en las Islas Malvinas. Incluso se levantó la versión de que su accidente habría sido un atentado de la inteligencia argentina, o que habría fingido su propia muerte y la de su familia, siendo visto años más tarde en Inglaterra, Australia u otro país, que sólo la imaginación popular pudo inventar.
Los rastros de Freyggang Campaña y su familia nunca fueron encontrados.
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
lunes, 3 de febrero de 2025
sábado, 1 de febrero de 2025
Malvinas: El fin de los Tipo 42 y la guerra naval del siglo 21
Muerte del Tipo 42: destructores británicos en las Malvinas y lecciones para la Fuerza Conjunta en el siglo XXI
Poder NavalPor el primer teniente Brendan HJ Donnelly, USAF y el segundo teniente Grant T. Willis,
Revista de Asuntos Indo-Pacíficos de la USAF, Air University Press
La Guerra de las Malvinas/Falklands de 1982 es el estudio de caso más reciente sobre cómo podría ser una campaña naval moderna. Hoy, en el Pacífico Occidental, los desafíos que enfrentan Estados Unidos y sus aliados de la República Popular China están mucho más allá del alcance de la confrontación en el Atlántico Sur entre británicos y argentinos. La competencia moderna que enfrenta Estados Unidos incluye miles de kilómetros a través de cuatro océanos, docenas de países y diversas áreas geográficas que sitúan el área de combate más allá de una única zona de conflicto.
Las nuevas tecnologías, como las armas guiadas con precisión, la guerra cibernética y las operaciones espaciales, crean un espacio multidimensional complejo que impacta el clima político y las respuestas de disuasión en todo el mundo. Las Malvinas –o, como se las conoce en Buenos Aires, las “Malvinas”– brindan a los futuros combatientes una muestra de lo que puede implicar el combate expedicionario marítimo. Las lecciones vitales que podemos aprender de la guerra en el archipiélago del Atlántico Sur ayudarán a los oficiales de la compañía y de campo de toda la fuerza conjunta a comprender lo difícil que puede ser llevar a cabo una campaña de este tipo en el futuro cercano.
¡A los puestos de combate!
Una lección importante que aprender de la Campaña de las Malvinas/Falklands es la importancia de comprender hasta qué punto los aviones de ataque terrestre pueden ser efectivos contra un grupo de trabajo naval expedicionario que no tiene el derecho inherente a la supremacía aérea. Lograr la paridad aérea no es suficiente para limitar los ataques contra buques logísticos, buques de asalto anfibio y, lo más importante, portaaviones. Es justo decir que ni los británicos ni los argentinos estaban completamente preparados para la guerra en la que se verían involucrados.
En 1982, la Royal Navy estaba en peligro. El secretario de Defensa, Jon Knot, estaba dispuesto a reducir significativamente el tamaño de la Royal Navy eliminando importantes capacidades anfibias. Los portaaviones de la flota también se encontraron en el punto de mira del proceso presupuestario. 1La flota se centró en cumplir con sus obligaciones de guerra antisubmarina y tareas antiaéreas con la OTAN para un enfrentamiento contra la Unión Soviética. En el Ministerio de Defensa (MOD) se suponía que los británicos no lucharían solos en su próximo conflicto a gran escala; la expectativa era que Estados Unidos, así como otros aliados de la OTAN, ayudarían en la batalla. En 1982, sin embargo, la Royal Navy iría sola a la guerra y el grupo de trabajo navegaría con casi todos los barcos de combate disponibles, incluidos tres de los nuevos destructores Tipo 42.
El destructor Tipo 42 era una moderna plataforma de defensa aérea de la flota, tripulada por 253 oficiales y marineros. Aunque se desarrollaron en la década de 1960, en 1982 tres de estos destructores de última generación navegarían con el grupo de trabajo. Los Tipo 42 asignados al grupo de trabajo incluían al HMS Sheffield , al HMS Glasgow y al HMS Coventry , todos ellos entre los destructores más modernos del mundo. El HMS Exeter y el HMS Cardiff entrarían más tarde en la pelea debido a la pérdida de dos Tipo 42 en combate y daños graves a otro.
Los
Tipo 42 tenían una impresionante variedad de armamento que consistía en
un lanzador GWS-30 para misiles tierra-aire (SAM) Sea Dart, un cañón
Mark 8 de 4,5 pulgadas (113 mm), dos cañones Oerlikon/BMARC de 20
mm/L70, KBA y dos tubos lanzatorpedos triples. El barco tenía un hangar y una plataforma de aterrizaje para un helicóptero de guerra antisubmarina Westland Lynx. 2 Estos destructores de defensa aérea tenían la tarea de proteger a los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible de los ataques aéreos argentinos. Se
esperaba que sus misiles Sea Dart y sus radares a bordo pudieran actuar
como un piquete de alerta temprana para el grupo de trabajo. Misiles antiaéreos Sea Dart de largo alcance de los destructores Tipo 42
La Royal Navy no pudo diseñar un gran número de aviones embarcados para patrullas aéreas de combate (CAP) y dependió de menos de 30 Harriers navales y de la Royal Air Force (RAF) pilotados por formaciones ad hoc de tripulaciones aéreas. 3 El componente aeronaval del grupo de trabajo fue severamente superado en número por la Fuerza Aérea y la Armada Argentinas, que poseían aviones de ataque y de combate capaces que estaban dentro del alcance del territorio continental argentino.
Era
vital que los Tipo 42 y otros barcos de superficie del grupo de trabajo
pudieran detectar y rastrear los ataques entrantes lo más rápido
posible para dirigir el número limitado de Harriers a interceptar a los
atacantes argentinos entrantes. Fue un partido realmente difícil. Argentina
podría desplegar cazas Mirage III de fabricación francesa,
cazabombarderos Mirage Delta Dagger israelíes y cazabombarderos A-4
Skyhawk estadounidenses armados con todo tipo de armas, desde cañones de
20 mm a 30 mm y bombas Snakeye Mark 82 hasta misiles antibuque Exocet
lanzados desde el aire. 4 Algunas bombas de 500 libras que llevaban los atacantes argentinos incluso fueron fabricadas en Gran Bretaña. Destructores
tipo HMS Sheffield y HMS Coventry en ruta a las Malvinas en 1982. La
franja negra pintada en el casco en el centro del barco tenía como
objetivo diferenciarlos de los barcos de la misma clase utilizados por
la Armada Argentina.
La Armada Argentina también poseía una importante flota con un portaaviones de construcción británica, el ARA Veinticinco de Mayo , un portaaviones clase “Colossus” anteriormente conocido como HMS Venerable (R 63). 5 Buenos Aires incluso desplegó dos de sus propios destructores Tipo 42, el ARA Hercules y el ARA Santisima Trinidad.los cuales fueron comprados por Argentina y construidos en Gran Bretaña. Esta disputa proporcionó una visión única de cómo sería el combate moderno entre potencias equipadas con Occidente. La experiencia de la comunidad del Tipo 42 de la Royal Navy se vería duramente afectada durante esta guerra y las tripulaciones sabían que estarían en el centro de la línea de fuego mientras navegaban hacia el sur. Al final de esta guerra, de los tres destructores Tipo 42 enviados inicialmente con el grupo de trabajo, dos fueron hundidos y el otro resultó tan dañado que se vio obligado a retirarse de la campaña.
HMS Sheffield
HMS Sheffield – D80
El 4 de mayo de 1982, dos aviones de ataque Super Étendard de la Armada Argentina de fabricación francesa, repostados con KC-130, descendieron a baja altura y sobrevolaron las aguas del Atlántico Sur para evitar los radares de búsqueda de los destructores británicos defensores del grupo de trabajo. . Los argentinos, que tenían su propio Tipo 42, conocían las debilidades de los radares de búsqueda a bordo de los barcos. Estos radares fueron diseñados para buscar, rastrear y destruir bombarderos soviéticos de gran altitud y no fueron probados ni destinados a rastrear misiles de crucero de baja altitud ni pequeños aviones de ataque de baja altitud. Eran bien conocidas las capacidades del misil antibuque Exocet, de fabricación francesa, disparado desde aviones de ataque navales argentinos.
El
avión de reconocimiento P-2 Neptune de la Armada Argentina detectó los
tres Tipo 42 y transmitió su ubicación a los Super Étendards. Volaron
a 30 metros sobre el agua, encendiendo y apagando sus radares para
limitar el riesgo de detección mientras mantenían el contacto con el
enemigo. Uno de estos escaneos de radar "heads-up" fue detectado por el HMS Glasgow a las 10:56. Los dos Super Étendards se elevaron entonces a 300 metros y lanzaron sus misiles. El HMS Glasgow
detectó los dos misiles entrantes y desplegó a su tripulación en
estaciones de combate mientras lanzaba señuelos al aire para confundir a
los buscadores de los Exocets. Ilustración que muestra el ataque de los aviones argentinos Super Étendard con un misil antibuque Exocet.
El HMS Sheffield no tomó las mismas precauciones que el HMS Glasgow y no desplegó a su tripulación en las estaciones de combate durante el ataque, ya que los controladores de alerta aerotransportados del HMS Invincible le informaron que el misil entrante era una advertencia falsa. El único reconocimiento de un ataque fue una confirmación visual por parte de la tripulación del puente. El Exocet impactó en el centro del barco y explotó en el interior, mientras que el otro misil no encontró objetivo. Veinte marineros murieron y otros 24 resultaron heridos. El destructor se hundiría bajo remolque el 10 de mayo. Se utilizaron 6 Tipo 42 como detección de radar pasiva para portaaviones vitales, pero a un costo.

El HMS Sheffield arde tras ser alcanzado por un misil Exocet AM39
Los Tipo 42 eran un activo crítico que no podía descartarse a la ligera, pero la falta de aviones de alerta temprana aerotransportados capaces de llegar al área de operaciones obligó al grupo de trabajo a utilizar los 42 a pesar del conocido riesgo de ataque. El hecho de que el HMS Sheffield no mantenga la alerta de combate dentro de la zona de combate es también una lección clave para un conflicto futuro cercano en el que la recopilación y difusión de inteligencia será mucho más rápida que en 1982. El HMS Sheffield fue el primero de los 42 en ser atacado y el primero Buque de guerra británico desde la Segunda Guerra Mundial hundirse debido a acciones de combate.
HMS Glasgow
HMS Glasgow (D88)
El HMS Glasgow fue el segundo Tipo 42 atacado por los argentinos. Tras el hundimiento del HMS Sheffield por un avión de ataque naval desde tierra, se desarrolló una nueva doctrina para proporcionar un mejor apoyo mutuo. Las Fragatas Tipo 22 se emparejaron con los destructores Tipo 42 bajo el nombre ad hoc de "Combo Tipo 64". Este emparejamiento permitió que los sistemas de armas de corto alcance (Seawolf) a bordo de las Fragatas Tipo 22 proporcionaran defensa aérea de corto alcance para los destructores Tipo 42, que lanzarían sus SAM de largo alcance contra los ataques aéreos argentinos.
El 12 de mayo, el HMS Brilliant (Tipo 22) y el HMS Glasgow (Tipo 42) se enfrentaron a los Skyhawks de la Fuerza Aérea Argentina. Este Combo Tipo 64 estaba destinado a alejar los aviones de otros barcos del grupo de trabajo. En la primera batalla Skyhawk contra 42/22, cuatro A-4 volaron bajo para bombardear el HMS Glasgow y el HMS Brilliant . El sistema Sea Dart del HMS Glasgow sufrió un mal funcionamiento y no pudo ser lanzado, y su batería de 4,5 pulgadas se atascó después del apoyo de fuego en tierra. Las únicas defensas capaces de contrarrestar a los Skyhawks atacantes eran las ametralladoras ligeras de las cubiertas del HMS Glasgow y los SAM Sea Wolf del HMS Brilliant.
HMS Brilliant (F90)

Fragata Tipo 22 lanza misil antiaéreo Seawolf
El HMS Brilliant disparó dos SAM Seawolf que derribaron los aviones de los tenientes argentinos Mario Nivoli y Jorge Ibarlucea. Un tercer misil obligó al teniente Manuel Bustos a realizar una acción evasiva tan dramática que envió su Skyhawk al agua. El cuarto A-4, pilotado por el teniente Alfredo Vázquez, escapó vivo del combate, pero no pudo ver fuera de su marquesina debido al agua salada del mar que lo cubría. Se estrelló en la Base Aérea de Río Gallegos. El segundo vuelo de Skyhawks que atacó al grupo también tuvo suerte. El sistema Sea Dart todavía estaba apagado, y el sistema Sea Wolf del HMS Brilliant , que había sido diseñado para apuntar misiles en ataques directos, no pudo fijar con éxito los A-4 en maniobras.
Centro de Operaciones de Combate (COC) del destructor Tipo 42
La segunda carrera contra los barcos logró alcanzar el HMS Glasgow con una bomba de 1.000 libras, pasando por la sala de máquinas justo por encima de la línea de flotación y saliendo por el otro lado del barco. Los tanques de combustible del HMS Glasgow se rompieron y las entradas de las turbinas de gas y las líneas aéreas de alta presión resultaron dañadas. Su sistema de propulsión también resultó gravemente dañado. Después de reparaciones menores, el HMS Glasgow regresó lentamente a Gran Bretaña y ya no desempeñó ningún papel en el conflicto.
HMS Coventry (D118)
HMS Coventry (D118)
El HMS Coventry sería el segundo y último Tipo 42 en hundirse debido al decidido ataque de la Fuerza Aérea Argentina. El barco fue enviado a las islas, alejando los paquetes de ataque argentinos del desembarco de la Brigada de Comando No. 3 en la Bahía de San Carlos por parte de la fuerza anfibia. Coventry estuvo acompañado por el HMS Broadsword , una fragata Tipo 22 armada con el SAM Sea Wolf de corto alcance . El HMS Coventry y el HMS Broadsword se combinaron en el Combo Tipo 64 para brindar a los dos barcos antiaéreos apoyo mutuo en la defensa contra ataques aéreos. El HMS Coventry inició su guerra con una serie de operaciones exitosas contra la Fuerza Aérea Argentina.
Logró ser el primer barco en disparar un Sea Dart SAM en combate y derribar con éxito varios aviones enemigos. Su helicóptero Lynx también destruyó una patrullera argentina con misiles Sea Skua. Como último Tipo 42 del Grupo de Trabajo el 25 de mayo, el HMS Coventry planteó una gran amenaza a la capacidad de Argentina para atacar a los buques de suministro y logística británicos que descargaban tropas y suministros en las Malvinas Occidentales.
El 25 de mayo fue el Día Nacional de Argentina y todos en el Grupo de Trabajo entendieron que los ánimos estarían altos entre los equipos de ataque argentinos para hacer una demostración de fuerza significativa. Tras un ataque al HMS Plymouth (Fragata Tipo 12) y al HMS Arrow (Fragata Tipo 21) en la Bahía de San Carlos, el HMS Coventry rastreó una formación que regresaba de A-4C, derribando el Skyhawk del Capitán Jorge García y también dañando gravemente el de Alfredez Isaac. El ataque Skyhawk al HMS Plymouth y al HMS ArrowNo tuvo éxito debido a su incapacidad para lanzar sus bombas cuando todos sus mecanismos de lanzamiento fallaron. Más tarde ese día, los comandantes aéreos argentinos estaban muy conscientes de la presencia del HMS Coventry.
25 de mayo de 1982, Día Nacional Argentino. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) llevó a cabo un ataque con aviones A-4B Skyhawk del Grupo 5 de Caza, que tenía la tarea de atacar al destructor HMS Coventry y a la fragata HMS Broadsword, dos buques británicos en servicio al noroeste de las Islas Malvinas. . Los A-4 Skyhawk volaron unos metros sobre el agua para evitar la detección de los radares, como se muestra en la fotografía histórica de arriba, que muestra al capitán Pablo Carballo (en el avión de la izquierda) y al teniente Carlos Rinke (a la derecha, apenas visible bajo el horizonte). ) atacando al HMS Broadsword.Tanto el capitán Carballo como el teniente Rinke (que volaba como “Vulcano”) sobrevivieron al ataque (al igual que el HMS Broadsword del que se tomó la foto), supuestamente porque el sistema de misiles Sea Wolf no pudo fijar sus A-4 cuando se hicieron visibles en el radar. después de esconderse detrás de West Falkland y Pebble Island al sur. Los dos aviones lanzaron una bomba cada uno, uno de ellos falló el objetivo mientras que el otro logró alcanzar el Broadsword, a pesar del intenso fuego antiaéreo. Pero la bomba Mk.17 no explotó.Pronto siguió la formación “Zeus”, dos A-4 pilotados por el teniente Mariano A. Velasco y Alférez Leonardo Barrionuevo, armados con tres bombas más ligeras. Velasco disparó sus cañones y luego arrojó sus tres bombas que impactaron y dañaron gravemente el destructor HMS Coventry, que se hundió en 20 minutos. – Crédito de la imagen: Ministerio de Defensa (RN)

En la foto superior aparece el HMS Coventry, tras recibir el impacto de las bombas lanzadas por los A-4 argentinos. En la foto de abajo, el barco volcado, antes de hundirse.

Las formaciones “Vulcan” (2 A-4B) y “Zeus” (2 A-4B), lideradas por el capitán Pablo Carballo, fueron lanzadas para apuntar específicamente al Combo Tipo 64 del HMS Coventry y el HMS Broadsword . Las dos parejas se acercaron, volando bajo sobre las islas y abrazando el océano debajo. El Sea Dart no pudo fijar objetivos y el sistema Sea Wolf del HMS Broadsword falló cuando el primer recorrido del Skyhawk se alineó sobre él. Surfeando olas de 3 a 5 metros, los dos A-4 recibieron intenso fuego de armas pequeñas y fuego antiaéreo de los dos barcos.
Se cree que el Sea Wolf del HMS Broadsword se confundió en su intento de apuntar a los Skyhawks que volaban bajo debido a las enormes cantidades de disparos de 4,5 pulgadas del HMS Coventry . Tres de las bombas fallaron y una rebotó en el mar y golpeó la cubierta de vuelo del HMS Broadsword, destruyendo el helicóptero Lynx. La formación “Zeus” luego giró para atacar a 355 grados. Una vez más, las defensas antimisiles de ambos barcos no lograron capturar los Skyhawks y tres de las cuatro bombas impactaron en el HMS Coventry . 9 Diecinueve hombres murieron y apenas 30 minutos después de ser alcanzado, el HMS Coventry se hundió en el mar. 10
Conclusión
La historia de los Tipo 42 y los aviones de ataque terrestres enviados para hundirlos presenta a los profesionales un estudio de caso que ilustra las realidades del combate aéreo y marítimo moderno. No importa en qué rama resida uno, la Guerra de las Malvinas define claramente el problema que enfrenta hoy la fuerza conjunta en el Pacífico Occidental: no importa qué tecnología podamos desplegar o las suposiciones de cuándo, dónde o contra quién lucharemos, un denominador común sigue teniendo razón. Si te pueden ver, te pueden golpear, y si te pueden golpear, te pueden destruir. Este principio está directamente relacionado con los avances tecnológicos que están utilizando la República Popular China, Estados Unidos y Rusia.
La tecnología poco observable, así como la guerra cibernética, siguen este principio. Si el adversario puede ver nuestros aviones de baja visibilidad, entonces podrán ser atacados y la tecnología avanzada que producimos ya no será útil contra el adversario. En la guerra cibernética, si se puede “ver” un sistema informático, identificar un nodo u obtener un vínculo, el sistema también puede ser “atacado”. Además, dentro de los estudios militares profesionales, las Malvinas son analizadas predominantemente por el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, ya que la campaña representa una guerra naval expedicionaria y logística.
Los británicos libraron esta guerra al borde de la derrota y los argentinos poseían ventajas considerables contra el grupo de trabajo, ventajas que no se materializaron por pura suerte o por la priorización política de la Junta. Los británicos llevaron esta guerra con un nivel de habilidad y profesionalismo sin paralelo en la guerra moderna. Los estadounidenses rara vez han experimentado la falta de superioridad material, logística y de fuego que enfrentó el Reino Unido en 1982. Por lo tanto, todas las ramas tienen varios puntos de aprendizaje que aprender de la Guerra de las Malvinas, y la fuerza conjunta debe esforzarse por tener una mayor comprensión. de la Guerra de las Malvinas cuando todos los dominios se interconectan para crear una receta para la victoria – o la derrota.
Hoy, el Pacífico Occidental presenta a los planificadores de guerra un dilema que no habíamos enfrentado desde la confrontación entre la OTAN y el Pacto de Varsovia en Europa Central. En los conflictos modernos, la batalla que se avecina será una nueva era, nada que el mundo haya visto antes, ya que el conflicto abarca más que una pequeña área operativa, pero potencialmente el mundo en todos los dominios submarinos, de superficie, espaciales y aéreos. La Tercera Guerra Mundial aún no se ha librado, pero hoy ya no nos enfrentamos a enormes ejércitos de tanques que se enfrentan en un frente convencional y nuclear. En cambio, nos enfrentamos a un entorno híbrido y multidominio en una isla políticamente ambigua, a miles de kilómetros de nuestras costas, que podría decidir el destino de las grandes potencias.
Es guerra. Es como una partida de ajedrez. . . Tienes que renunciar a algunas piezas para conseguir un jaque mate al final. Yo era una de esas piezas.
—CAPT David Hart Dyke, Marina Real, HMS Coventry
1er teniente Brendan HJ Donnelly, USAF
El teniente Donnelly es un oficial de inteligencia actualmente estacionado en la Base de la Fuerza Aérea Cannon, Nuevo México. Ocupó puestos de supervisor de operaciones de inteligencia en Cannon AFB y JSOAC–África. Se graduó de la Universidad Estatal de Bowling Green con una Licenciatura en Artes y Ciencias, con especialización en Historia.
Segundo teniente Grant T. Willis, USAF
El teniente Willis es un piloto de avión pilotado a distancia actualmente estacionado en la Base de la Fuerza Aérea Cannon, Nuevo México. Se graduó de la Universidad de Cincinnati con una licenciatura en artes y ciencias, con especialización en asuntos internacionales y especialización en ciencias políticas.
- 1 Rowland White, Harrier 809: el legendario Jump Jet de Gran Bretaña y la historia no contada de la guerra de las Malvinas (Londres: Bantam Press, 2020).
- 2 “Destructor de misiles guiados clase Sheffield (Tipo 42)”, Seaforces-Online, 2021, https://www.seaforces.org/.
- 3 White, Rowland, “Harrier 809: Britain's Legendary Jump Jet and the Untold Story of the Falklands War” (Bantam Press, 2 de abril de 2020).
- 4 Edward Hampshire y Graham Turner, La campaña naval de las Malvinas 1982: Guerra en el Atlántico Sur, (Oxford, Reino Unido: Osprey Publishing 2021).
- 5 Blanco, “Harrier 809”.
- 6 Hampshire y Turner, La campaña naval de las Malvinas 1982.
- 7 James Buchan, “HMS Coventry (D118) Sea of ????Fire” YouTube, 17 de enero de 2018
- 8 Hampshire y Turner, La campaña naval de las Malvinas 1982.
- 9 “Destructor de misiles guiados clase Sheffield (Tipo 42)”, Seaforces-Online.
- 10 Hampshire y Turner, La campaña naval de las Malvinas 1982.
jueves, 30 de enero de 2025
martes, 28 de enero de 2025
domingo, 26 de enero de 2025
Bombas de racimo: Las BL755 en el conflicto

El mito de la ilegalidad por parte británica en el uso de bombas de racimo Hunting Engineering BL-755
Sean Eternos los Laureles
Durante la Guerra de Malvinas de 1982 los invasores británicos utilizaron la bomba de racimo Hunting Engineering BL755 que no contiene Carga Antipersonal, sino Carga Hueca, lo cual está permitido, ya que cualquier bomba de racimo que diseñada para destruir material enemigo tal como aviones, tanques, barcos etc., se puede utilizar y de hecho se siguen y seguirán utilizando sin que ello comporte una violación de norma internacional alguna. Las bombas diseñadas para esparcir metralla antipersonal que tengan como obvio fin dañar al ser humano, como la Belouga BLG-66 de origen francés, de la firma MATRA, están prohibidas, y desde ya ese tipo de bombas no fueron empleadas por los británicos durante la Guerra de Malvinas.
El hecho que una bomba expansiva antimaterial pueda dañar material y personas por igual, no quiere decir que sea un arma o munición expansiva de uso antipersonal, tales como las conocidas balas dum-dum o las minas antipersonales del tipo Claymore (tan empleadas estas dos por las mafiosas fuerzas extremistas castroguevaristas que entre 1959 y 1990 atacaron genocidamente a la Nación Argentina).
La bomba racimo Hunting Engineering BL755 es de uso esencialmente antitanque, diseñada y fabricada en el Reino Unido y destinada en principio para destruir la inmensa superioridad númerica de los vehículos blindados con los que contaba el Pacto de Varsovia respecto a la OTAN. Al ser un arma explosiva y expansiva, o sea no selectiva, es obvio que posee capacidad de alcanzar y dañar personas, y bien puede emplearse con fines secundarios antipersonales, pero eso no la hace un arma antipersonal. La BL755 contiene un total de 147 submuniciones, y cada submunición es una carga hueca HEAT para penetración de blindaje con una carcasa de fragmentación que produce en torno a 1.400 fragmentos que, obviamente, al detonar pueden alcanzar personas. Una única bomba de racimo tipo Belouga produce un total de más de 200.000 fragmentos.
Que una bomba Hunting Engineering BL755 de las empleadas por Gran Bretaña en plena Guerra de Malvinas esparciera 147 cargas huecas antitanques que a su vez esparcen hasta 1.400 fragmentos (más los fragmentos de material alcanzado y destruido por la bomba) en diferentes direcciones y para dañar o destruir la mayor cantidad de material posible abarcando el mayor radio de acción posible y, desde ya, que cualquier ser humano que esté entre ese material o rango de fuego pueda ser muerto o herido, ello de ningún modo la transforma en un arma o munición antipersonal expansiva.
Pero existe una realidad que suele obviarse o ignorarse, y es que Argentina sí contaba en sus arsenales con bombas expansivas antipersonal Belouga BLG-66 de la firma MATRA de Francia (en una de las imágenes montadas en un "Alpha Jet", y en otra en una imagen de posguerra montadas en un A-4C), que fueron adquiridas con los aviones cazabombardeos Mirage IIIEA/DA, que en Argentina basicamente operaron con misión primaria de interceptación, no obstante lo cual fueron empleadas para la homologación de los mismos aviones de combate supersónicos franceses, y posteriormente en los cazabombarderos subsónicos estadounidenses A-4B/C, desconociendo nosotros si también fueron homologados en los turbohélice contra insurgencia IA-58A, y los A-4B (Q) de la Armada Argentina, y con posterioridad a la Guerra de Malvinas en los cazabombarderos supersónicos de origen francés Super Ètendard, todos los cuales poseen obvia capacidad para operarlas. Obviamente que los mandos argentinos consideraron que su empleo en esa guerra no era adecuado, y por lo tanto nunca se atacaron a las fuerzas británicas con Belougas, incluso en la misma guarnición argentina de Malvinas se desplegó cierta cantidad de bombas incendiarias de Napalm, cuyo fin básicamente es quemar vegetación e instalaciones flamables, pero con obvio devastador efecto antipersonal, pero que tampoco fueron utilizadas con este fin.
Obviamente que para las tropas argentinas sujetas a los efectos de tales armas, poco les importó que si eran armas o no legales, o su uso era o no ético o moral, y para cada soldado bastaba que un solo fragmento lo alcance para quedar lesionado, mutilado o muerto, pero que con racional convencimiento bien hubieran empleado tales armas contra el enemigo sin dudar con tal de sostener la supervivencia o alcanzar la victoria, aunque cierto es que teniendo armas aún más devastadoras que las empleadas por los británicos, el respeto por las normas internacionales y la humanidad (dentro de lo que cabe en una guerra, que si bien es algo inserto en la misma naturaleza humana, de humanitaria no tiene nada), hizo que ese equipamiento del arsenal argentino no se utilizara, y rozando los británicos la ilegalidad, tal vez no tanto por los efectos devastadores de un arma beluga, sino por el método táctico mismo. Obviamente, 147 submuniciones y 1.400 fragmentos esparciéndose sobre la cabeza de una Compañía de Infantería o cualquier tipo de posición argentina es algo letal y que sólo quienes sufrieron esa acción pueden sopesar, ¡pero si de lo que hablamos es de una diferencia de 198.600 fragmentos letales e igual rango de cobertura, o sea un 1.430% mayor poder de devastación!, no hay mucho para pensar si es que se desea cuestionar tal fundamento...
Obviamente que en 1982 en sí no hubo una declaración de guerra de ninguna de las dos partes, y que se procedió de hecho y con muy poco derecho dentro de lo que a legislación internacional se refiere, y ello al margen que sin dado se obró dentro del margen legal de operaciones militares, pero ambos bandos obraron de forma correcta y "humanitaria", dentro de lo que cabe decir en semejante desgarradora infamia que es toda guerra, y sólo cometiéndose algún episodio abusivo generado por el mismo fragor del momento y la sangre caliente que muchas veces, en semejante incidencia, despierta la faz más brutal y desagradable de todo ser humano. Desde ya que si el conflicto hubiese sido de guerra total por la misma supervivencia nacional, como se dio en la Segunda Guerra Mundial o en Corea o Vietnam o el Golfo o Yugoslavia, otra hubiese sido la consideración y criterio empleado por ambos bandos.
La bomba de racimo antitanque Hunting Engineering BL755, diseñada a principio de los años 70s y de un peso estándar al lanzamiento de 264 kgs., una longitud de 2.45 mts., un diámetro de 419 mm., y equipada con 147 submuniciones antitanque y carcasa prefragmentada, se fabricó en las variantes BL755, IBL755 y RBL755, y además de la guerra de Malvinas fue empleada en la Guerra del Golfo y la Guerra de la ex-Yugoslavia, habiendo sido empleada por Gran Bretaña y Alemania, que ya las retiraron del servicio; e Irán y Serbia, desconociéndose cuantas de ellas quedan en sus inventarios o si son producidas en ambos países utilizando el sistema de ingeniería inversa; e India, que aún hoy la emplea en sus Mig-27, Sepecat Jaguar, Sea Harrier y tal vez en algún otro tipo de avión (MiG-29, HAL Tejas, Su-30...). Hoy la para los Veteranos de Guerra de Malvinas argentinos tristemente celebre BL755 oficialmente ya no está en producción.







