El gran secreto de Malvinas: el plan de Argentina para destruir bombarderos ingleses si atacaban el continente
En
1982 la Royal Air Force tenía entre sus planes bombardear con aviones
Avro Vulcan las bases argentinas en Comodoro Rivadavia, San Julián, Río
Gallegos y Río Grande. Recién en 2022 se conoció que la Fuerza Aérea
Argentina diseñó la Operación Pampero para contrarrestar la temida
amenaza. Los detalles de un operativo top secret que se guardó durante
40 años
Por
Mariano SciaroniInfobae
Avión
Avro Vulcan B.2 utilizado por la Real Fuerza Aérea para cumplir
operaciones en el Atlántico Sur. Esta aeronave, matrícula XM597, cumplió
misiones sobre Malvinas con misiles antirradar Shrike norteamericanosExisten documentos desclasificados de la guerra de Malvinas que cuentan como la Royal Air Force británica planeó bombardear con aviones Avro Vulcan bases aéreas argentinas. Los
blancos elegidos: Comodoro Rivadavia, San Julián, Río Gallegos y Río
Grande. Pero recién 40 años más tarde se reveló uno de los secretos
mejor guardados del conflicto armado: los planes que ideó la Fuerza Aérea Argentina para contrarrestar esta temida amenaza.
Los
británicos habían considerado el escenario que llevaría la guerra al
continente: el ataque a bases argentinas (ver el excelente artículo de
Alejandro Amendolara “Opción 13″: el plan secreto de los ingleses para bombardear Buenos Aires durante la guerra de Malvinas en Infobae),
pero la decisión política de no escalar el conflicto, en base a la
posición de Estados Unidos al respecto y el temor que se activara el
TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) poniendo a toda
Latinoamérica contra Gran Bretaña, hizo que esos planes se dejaran de
lado.
Sin embargo, para
mediados de mayo, con las grandes pérdidas de la Royal Navy y sin
avances significativos en tierra, la Fuerza Aérea Británica decidió
reactivar el plan de ataque. La aviación inglesa ya había
ejecutado varias de las misiones de bombardeo de largo alcance “Black
Buck” (Ciervo Negro), por lo que las preguntas iniciales acerca de
“largas travesías aéreas sobre el mar con múltiples reabastecimientos en
vuelo” habían sido contestadas. Podía hacerse.
Hay
aquí que aclarar que el planeamiento no es siempre la antesala de la
ejecución. Los militares muchas veces planean operaciones o misiones
para la eventualidad de necesitarlo, lo que estará sujeto a la propia
dinámica de la guerra y orientada por los fines políticos que la
desencadenaron.
El
documento secreto del ministerio de Defensa británico con el plan de
las operaciones para los aviones Vulcano,, elegidos para bombardear
Buenos Aires y otros blancos del continente
En ese orden de cosas, es más que interesante el memo preparado en el seno de la Royal Air Force el 25 de mayo de 1982, que da cuenta que el
ataque a los aeródromos del sur continental era posible y que se
justificaba porque “reduciría la efectividad de las fuerzas aéreas
argentinas en atacar nuestras unidades marítimas y la efectividad del
apoyo terrestre y logístico para las fuerzas argentinas en las Malvinas.
Asimismo, esos ataques en las bases continentales tendrían impacto en
la opinión pública y oficial argentina, así como serían un visible
indicador de la determinación permanente del gobierno de Su Majestad”.
El ataque sería llevado a cabo con los cuatrimotores Avro Vulcan que despegarían desde la Isla Ascensión, y requerirían el apoyo de hasta once aviones reabastecedores Handley Page Victor. Lo cierto es que la carga de bombas a llevar (por la distancia) debería ser reducida, no más de 7 bombas de 1.000 libras (el avión podía cargar 21) de caída libre o solamente 3 bombas guiadas por láser
(máxima cantidad de estas bombas que admitía este avión). Las bombas
guiadas necesitarían, además, un equipo en tierra que las apunte.
Se
volaría a gran altura (también, para ahorrar combustible) y solo en la
etapa final del ataque se reduciría la altitud, aún cuando a no menos de
8.000 pies (2.438 metros), ya que las bases argentinas (se conocía)
contaban con defensas de artillería antiaérea.
Un Mirage III despega desde una base área. En este caso, lleva misiles MATRA Magic Las misiones, se consideraba, podrían destruir las pistas y las instalaciones militares cercanas,
por lo cual era un riesgo aceptable para correr: un único bombardeo
podría destruir varios aviones y equipos y, con ello, aligerar en mucho
la presión sobre la Marina Real. Esos ataques serían realmente al límite
de las capacidades británicas y, vale decir, requerirían de
tripulaciones altamente entrenadas y motivadas.
Si bien todo este planeamiento era, obviamente, secreto, la Fuerza Aérea Argentina no desconocía las capacidades británicas de atacar con bombarderos el continente.
Conocían a la perfección el avión Vulcan y su alcance (la Argentina
había estado interesada en adquirirlo antes de la guerra, algo que fue
finalmente vetado por Gran Bretaña), así como había experimentado sus
bombas sobre la pista de Puerto Argentino.
Con
la amenaza del continente bombardeado, nació la Operación Pampero el 20
de mayo de 1982 en Merlo (Provincia de Buenos Aires), en el seno del
Comando de Defensa Aérea. El plan tenía como claro propósito “detectar,
interceptar y destruir material aéreo de bombardeo, reabastecimiento y/o
reconocimiento británico en su ruta hacia o desde territorio
continental”. Recién en el año 2022 vio la luz, permaneciendo secreta en
los archivos hasta hoy.
El
Learjet matrícula LV-0AS de la firma Ledesma (enmarcado en el Escuadrón
Fénix), que fue el avión que se pensó se desplegaría hacia Mar del
Plata para dar apoyo a los Mirage y Dagger La operación tenía dos fases.
La primera de ellas implicaba desplegar a la Base Aérea Militar (BAM) Mar del Plata dos aviones Mirage III, armados con cañones y un misil Matra 530, dos aviones Dagger armados con cañones y misiles Shafrir y un avión Learjet de apoyo (con matrícula LV-OAS y de la firma Ledesma S.A.A.I.)
Los
Mirage III, franceses y los Dagger, una copia israelí del Mirage V,
eran de las únicas aeronaves en el inventario militar argentino con
posibilidades ciertas de atacar a un bombardero ágil y veloz como el
Vulcan.
La segunda fase era la de ejecución.
Una vez detectado un despegue de la Isla Ascensión (desde donde
operaban los aviones de la Royal Air Force que podían llegar al
continente), los aviones argentinos saldrían y se dirigirían a un punto
de interceptación prefijado (Puntos A, B y C, según cual fuera el
objetivo previsto), para esperar a los enemigos y derribarlos.
Carta
aeronáutica que señala el rumbo que debían tomar los aviones para
llegar a los puntos de interceptación A, B y C, donde se encontrarían
con los bombarderos que quisieran atacar las bases argentinas en el sur
del país La
parte más difícil era detectar un despegue de estos aviones y, los
documentos de la Operación Pampero solo mencionan que esa información
sería dada por una “fuente confidencial”. La Isla Ascensión está, realmente, en medio de la nada y no había casi ojos curiosos que pudieran reportar esa información.
Los únicos ojos que podrían reportarlo eran los de los marinos soviéticos del Zaporozhye,
un buque espía de 4.500 toneladas de desplazamiento, de la clase
“Primorye” (Proyecto 394B) que llevaba a 160 hombres a cargo del Capitán
de Primera Clase P. Zyryanov. Este buque se encontraba desde el 29 de
abril frente al aeródromo de la isla.
Sea
o no fuera esta la “fuente confidencial”, los documentos indican que la
misma proporcionaría específicamente la hora de despegue y el rumbo al
cual se dirigían los bombarderos británicos, con lo cual podría
inferirse a que base se atacaría.
La
interceptación y ataque se haría en medio del océano (entre 500 y 770
kilómetros mar adentro) y, llegado el caso que no se pudiera interceptar
a los bombarderos antes de atacar las bases, se procuraría hacerlo en
su viaje de regreso.
Ficha del bombardero Avro Vulcan, según el anexo de Inteligencia de la Operación Pampero Hay que tener en cuenta que iba a ser necesario por lo menos un mínimo de luz solar para poder identificar a las CHINCHES (nombre clave que se deba a los aviones enemigos), en tanto se requería identificación visual para poder disparar
(solo los Mirage III poseían radar, los demás aviones solo podían
detectar otros aviones a través de la visión de sus tripulantes).
Los indicativos y claves asignados requieren un párrafo aparte. La escuadrilla de interceptación serían los HALCON y el LearJet de apoyo sería LIBRA. Los aviones enemigos serían, como se dijo, las CHINCHE,
con diversos colores según el tipo de avión (Vulcan: CHINCHE AZUL,
Nimrod: CHINCHE ROJA, etc). Para el caso que se destruyera alguna
CHINCHE, se anunciaría que se fue AL BOMBO, si el combustible estaba al mínimo se señalaría que estaba DESINFLADO, la meteorología podría estar DULCE o ACIDA, según buena o mala, entre otros. Y si el enemigo lograba escabullirse, pasando a los interceptores, solo se anunciaría PASARON.
Un avión Dagger despegando durante el conflicto por Malvinas Pero
los británicos, finalmente, nunca pusieron en marcha el plan de
bombardear las bases continentales, ni los argentinos desplegaron a los
aviones interceptores a la BAM Mar del Plata.
Sin embargo, el día 29 de mayo a las 6:00 hs, se emitió una alerta amarilla por despegue de dos aviones bombarderos Vulcan, con rumbo sur, lo que habría ocurrido a las 3:00 hs desde la Isla Ascensión.
Esta
información pudo bien haber provenido del buque de inteligencia
Zaporozhye, que seguía en las cercanías de dicha isla en ese momento. Lo
cierto es que los datos llegaron al CAE (Comando Aéreo Estratégico)
desde Estados Unidos vía el brigadier Peña, quien alertó específicamente
que los enemigos llevaban misiles anti-radar. En este caso, la inteligencia militar parece haber alertado de la misión “Black Buck 4″,
que consistía en un ataque contra radares emplazados en Malvinas, por
parte de un Avro Vulcan, ataque que fue abortado por no poder el avión
reabastecer en vuelo.
No
había, en ese momento, aviones desplegados en Mar del Plata, pero se
pusieron en alerta a los interceptores Mirage argentinos en las bases
del sur, por si se acercaban al continente.
La isla Ascensión desde el buque espía soviético Zaporozhye. Son visibles claramente las instalaciones militares del aeropuerto
En la planificación también se consideró defender Buenos Aires y sus alrededores de ataques aéreos británicos,
por lo que había en alerta (desde el 19 de abril) dos Mirage III en la
Base Mariano Moreno y dos Dagger en Tandil, complementados con aviones
IA-58 Pucará en La Plata y aviones MS-760 Paris en Mar del Plata.
¿Qué
podría haber sucedido si los británicos intentaban bombardear las bases
continentales? Nunca lo sabremos, pero es interesante conocer que la
Fuerza Aérea Argentina había previsto ese escenario y planeado como
contrarrestarlo.
Quizá
hubiera todo terminado con el mensaje de un piloto de Mirage de CHINCHE
AZUL AL BOMBO. O un grito de guerra de los aviadores en los combates
aéreos de la guerra de Malvinas: “¡No hay quien pueda!”.