A 80 años del plan secreto para recuperar las Malvinas: “Lo difícil será la tentativa de reconquista de los ingleses”
El capitán de fragata Ernesto Villanueva realizo en 1941 un trabajo de 35 carillas donde analizaba desde el lugar del desembarco a las fuerzas terrestres que debían permanecer en las islas, que fue debatido en secreto en la Escuela de Guerra Naval. La crítica de Rattembach, el mismo militar que juzgó con su informe a los responsables de la guerra de 1982
Por Juan Bautista Tata Yofre ||
Infobae
Tropas argentina en Malvinas tras el desembarco de 1982 TélamNo sería la primera vez y mucho menos la última pero el 26 de septiembre de 1941 oficiales navales argentinos planificaron la recuperación de las Islas Malvinas, teniendo en cuenta que “la
guerra actual ha hecho evolucionar la política internacional en tal
forma, que es de temer la transferencia de las islas a otra nación, ya
sea de la América del Sur o del Norte. La República Argentina debería
preparar secretamente un golpe de mano en forma de apoderarse de las
mismas antes de que cambien de dueño y crear así una situación de hecho a su favor”.
El trabajo de 35 carillas y un anexo (mapa inglés de 1936 sobre el que se trabajó), firmado por capitán de fragata Ernesto R. Villanueva, fue presentado y debatido en la mayor reserva dentro de la Escuela de Guerra Naval.
Era
lo que podría llamarse un trabajo de “mesa de arena”, una hipótesis,
que solo se haría realidad si se concretaba. Contemplaba, bajo el título
de “Cooperación entre el Ejército y Armada”, lo que más tarde se
denominaría “conjuntez”. Es decir, la combinación armada de las dos
fuerzas bajo un mando único y tras un objetivo común. El planeamiento
guardaba la noble misión de “restituir al país un archipiélago que le
pertenece, cuya situación estratégica es de vital importancia para la
defensa marítima de la nación” y su territorio “constituye un índice de
riqueza importante restado al patrimonio nacional”.
La mirada del autor del plan establecía que “el
carácter del teatro de operaciones y la probabilidad de que la
operación no exigirá vastas operaciones militares en tierra, la definen
como de acción casi exclusivamente naval; dado el carácter de
reintegración al país y las posibilidades de que después de entrar en
posesión deben defenderse las islas contra fuerzas organizadas que
intenten reconquistarlas o posesionarse de ellas, habrá conveniencia en
hacer intervenir fuerzas del Ejército”. Argumentos similares a los que se escribieron en 1982.
Luego,
en varias carillas, se hace un relevamiento del clima, el suelo, la
flora, la fauna, la población y el aspecto físico del archipiélago donde
se desarrollaría la acción armada. Seguidamente se analizan varios puntos para un desembarco
y fondeadero para la escuadra cercano a Puerto Stanley (Puerto
Argentino). En este sentido el área de Berkeley Sound (Bahía
Anunciación) “con tres excelentes fondeaderos (Puerto Johnson, Stag y
Puerto Louis) aptos para fondeaderos de hidroaviones” constituye una
zona de gran ventaja porque “las fuerzas allí desembarcadas se encontrarían a sólo 20 Km. de Puerto Stanley”. Además Berkeley “constituye un excelente fondeadero para toda la Escuadra, una vez asegurada su limpieza de campos minados”.
La Operación Rosario de recuperación de las Malvinas en marcha en 1982. Vehículos anfibios sobre un buque de transporteAl
margen de analizar otras zonas para el desembarco, el trabajo pone la
lupa sobre Puerto Stanley y sus puntos principales (oficinas
administrativas, zonas de aduana, arsenal del Almirantazgo,
abastecimiento, residencia del gobernador). Con las fotografías
realizadas para el estudio señalan que en esos días se encontraba
fondeado el crucero HMS Ajax que había tomado parte en la Batalla del
Río de la Plata contra el panzerschiff Admiral Graf Spee (1939).
“Hemos establecido que la principal riqueza de las Malvinas la constituye la cría de ovinos;
ésta aseguraría la provisión de carne a las tropas de desembarco; por
otra parte, infinidad de chorrillos de agua cristalina, provenientes de
los morros y colinas, aseguran la provisión de agua”.
Nada
se dice de la industria pesquera ni de la explotación petrolera porque
son fenómenos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Luego se observa
que “dadas las condiciones climáticas, constituyen factores de
importancia la cantidad y tipo de equipo, así como la clase, cantidad y
calidad de los alimentos para las tropas”.
En
cuanto a las fuerzas de defensa británicas observaron que “la única
fuerza existente que podría organizarse la constituye un grupo de 200 voluntarios
que se estiman bien equipados con armas modernas pero con escasa
preparación militar. Si se reforzara con personal desembarcado de algún
crucero que se encuentra en Puerto Stanley…no pasaría de 300 hombres,
por lo que cabe apreciar que como máximo la defensa local no estaría formada por más de 500 hombres”.
Teniendo
en cuenta esos posibles efectivos "la Escuadra activa (argentina)
podría transportar, sin mayor inconveniente, un batallón de Infantería
de Marina en pie de guerra".
Ese batallón de
1000 hombres sería repartido en 2 acorazados, cruceros pesados, un
crucero ligero, 12 torpederos, un buque tanque y 9 rastreadores. El
millar de efectivos "estarían organizados" en "3 compañías de fusileros
con ametralladoras de 7,65; una compañía de ametralladoras pesadas con 3
morteros de 81mn y 3 ametralladoras de 20mn; 1 batería de artillería
con 4 cañones de 75mn y una sección de comunicaciones, con un transmisor
portátil combinado de onda corta e intermedia y 2 receptores, uno para
cada tipo de onda".
Los efectivos del Ejército (750) serían movilizados en 2 buques de transporte tipo ARA Chaco. “Es
decir que la fuerza expedicionaria se compondría de un total de 1.750
hombres. Si la Escuadra no se viera precisada a operar contra fuerzas
navales, estaría en condiciones de desembarcar un contingente de 500
marineros como refuerzo en caso necesario, es decir que en total la
operación puede ser realizada con 2.250 hombres”.
Como sucedió en 1982, el plan de Villanueva entendía que "el menor costo de la operación está basado en la sorpresa".
Si la operación es descubierta y si el objetivo estratégico inmediato
fuera Puerto Stanley, al adversario "no le quedaría otra solución que
reunir y concentrar sus fuerzas en Puerto Stanley para resistir allí a
la invasión o bien iniciar desde las colinas una resistencia de
guerrillas".
Vehículos anfibios sobre el ARA Cabo San Antonio en su desembarco en Malvinas en 1982Una vez detectada la maniobra “las autoridades locales utilizarán de inmediato la R.T. (radio-telégrafo) para solicitar protección a las fuerzas navales inglesas o norteamericanas
que se encuentren en el mar. Por tal razón, uno de los primeros
objetivos de la aviación embarcada sería destruir con bombas la estación
R.T. de Stanley… una operación similar habría que realizar con la
estación R.T. de bahía Fox. No se podría evitar que la noticia fuera
transmitida por cable a Montevideo a menos que se cortara el cable,
empresa difícil por desconocerse su punto de salida y la orientación que
lleva, a no ser que se corte en el punto de llegada, mediante un
oportuno sabotaje en Montevideo”. Como se observa, la
operación entrevé la posibilidad de circunscribir no solamente a los
británicos en el conflicto sino también sumar a los estadounidenses y
los uruguayos.
A continuación los planificadores del ataque analizan nuevamente la conveniencia de decidir la zona de desembarco.
Se estima que Puerto William (Puerto Groussac) se encuentre minado y
con menor probabilidad lo mismo suceda en el seno de Berkeley (Bahía
Anunciación). Luego de otros considerandos se estima como más
conveniente la playa de 2.700 metros de extensión en la bahía Uranie (o Urania) al sur de la Bahía Berkeley (Anunciación).
"Asegurado
el desembarco en la playa Uranie y tanteada la reacción de la defensa,
se procederá de inmediato al desembarco de las fuerzas restantes en la
misma playa […] con el fin de asegurar la sorpresa, el desembarco se iniciará en las primeras luces del día".
¿Cómo
se estableció la combinación del mando de las fuerzas o la “conjuntez”?
El plan, en su página 22, dice que la tarea de desembarco “es una operación de carácter esencialmente naval” y
que por lo tanto se estima que en dichas las operaciones la unidad de
comando debe ser otorgado al Jefe de la Escuadra con un Estado Mayor
combinado.
Una vez en tierra –y en dirección a
Puerto Stanley—”el máximo interés pasa a ser privativo del Ejército, en
consecuencia el Jefe de la Escuadra delegará en el Jefe del Ejército de
mayor graduación la dirección y responsabilidad de la operación en
tierra”.
Por el contexto mundial, el autor pensó
que Gran Bretaña estaba demasiado ocupada en otros lugares del mundo
como para atender la suerte de unas pequeñas islas coloniales.
El
Coronel Benjamín Rattenbach se encargó de analizar el plan naval de
1941. Fue el mismo militar que, con el grado de Teniente General (RE),
analizó y juzgó a los responsables de la Guerra de las Malvinas en 1982Al final del trabajo se encuentra el análisis o la crítica de la planificación. La tarea la
realizó el Teniente Coronel Benjamín Rattembach, el mismo militar que,
con el grado de Teniente General (RE), analizó y juzgó a los
responsables de la Guerra de las Malvinas en 1982.
El
observador sostiene que “las Malvinas hasta ayer representaban un
objetivo más bien lejano de nuestras posibilidades estratégicas. Hoy han
pasado a un plano de mayor realidad, por lo cual estamos obligados a
ocuparnos de ellas”. Estima que “el cursante” aporta con su trabajo “una
valiosa fuente de información” y “en lo que atañe al golpe de mano que sirve de tema a este trabajo, mi opinión es que no ofrecerá mayores dificultades,
ni siquiera en caso de haber sido reforzado el personal de tierra con
alguna tropa de desembarco de la Escuadra del Atlántico Sur. Lo difícil será más bien lo posterior: el mantenimiento de las islas frente a una tentativa de reconquista de los ingleses”.
El Capitán de Fragata Ernesto R. Villanueva
no era para la Armada un desconocido para esa época. Hasta un año antes
se había desempeñado como Agregado Naval de la Embajada Argentina en
Brasil y años más tarde trabajaría en el área de Personal y llegaría a
sumergirse posteriormente en la “contrainteligencia”.
El
mundo que rodeaba a Villanueva el 26 de septiembre del 41, cuando firmó
el plan de invasión a las Malvinas, atravesaba una conflagración
mundial y, justamente, ese día todo parecía dirigirse hacia una victoria
militar de la Alemania nazi. Ese mismo 26 de septiembre las tropas
alemanas terminaban de ocupar la industrializada ciudad de Kiev, durante
su avance arrollador en la Unión Soviética; Gran Bretaña se debatía en
soledad en todos los frentes de guerra y los Estados Unidos todavía no
habían sido atacados por Japón. Recién entraría en la guerra el 7 de
diciembre de 1941.
La Argentina mientras
tanto, presidida por el conservador Ramón Castillo, observaba en
silencio bajo el paraguas de la “neutralidad” y luego la “no
beligerancia”.
En ese mismo tiempo el ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear
observó que la situación exterior era muy grave: “¿Y nosotros? ¡En el
mejor de los mundos! Una conmoción universal pone en peligro los
ideales, los principios, las doctrinas que son esencia de nuestra
nacionalidad, y nosotros, en tanto, estamos entreteniéndonos en los
atrios para que salgan elegidos Juan, Pedro o Diego”.
Vehículos anfibios en Puerto Argentino durante la Operación Rosario en 1982Luego
profetizo: “Yo, como viejo argentino, a quien por la ley de la vida,
queda ya poco tiempo para estar en su país, me permito llamar la
atención a mis compatriotas y decirles: Señores, mucho cuidado; estáis
jugando el destino de la patria. En vuestras manos se halla la solución
que requiere con urgencia y patriotismo la República. Haced de las
luchas cívicas una cuestión secundaria, para que prevalezcan los
intereses permanentes de la Nación como cuestión primordial”.
Durante
1940, lo más importante que se puede encontrar de los trabajos de
Ernesto Villanueva en Río de Janeiro son sus observaciones sobre el
acercamiento de Brasil con los Estados Unidos de Norteamérica. Los
informes de jefe naval parece que no fueron tomados en cuenta, cuando
dice: "El Brasil construirá una cadena de Bases Navales a que se refiere
el Ministro de marina en su discurso reciente con técnicos, material y
dinero de los EE.UU. y los pondrá a disposición de estos; se proseguirá
con el programa de defensa de costas, con la construcción de Bases
Aéreas ya construidas por la Panair y el Ejército aumentará su material y
sus efectivos".
También informó de la
posibilidad de un viaje del presidente de Brasil a Washington que
finalmente no se concretó. Todas esas gestiones culminarían más tarde,
el jueves 28 de enero de 1943, con el encuentro secreto en la ciudad brasileña de Natal entre Getulio Vargas y Franklin Roosevelt.
El presidente norteamericano venía de su encuentro con Winston Churchill y los generales franceses Henri Giraud y Charles De Gaulle
en Casablanca, Marruecos, donde acordaron: Planes para la invasión de
Sicilia (Italia); la decisión de invadir Francia en 1944 (Normandía);
demandar al Eje la “Rendición Incondicional” y endurecer las acciones
contra Japón.
El presidente de Brasil Getulio Vargas cuando recibió a su par norteamericano Franklin RooseveltEse jueves 28, el presidente Vargas
salió de Río de Janeiro dejando a su hijo Getulinho hospitalizado,
víctima de poliomielitis, para encontrase con una persona que la
padecía. Los dos mandatarios tuvieron dos largos encuentros. Uno en un
barco de guerra de los EE.UU. atracado en el puerto de Natal, en la
costa del Río Potengi (de ahí el nombre de la cumbre presidencial).
Luego visitaron la Rampa de hidroaviones y pasearon a bordo de un jeep
mientras dialogaban.
En un momento, cuentan los
historiadores, conversaron a solas porque ambos hablaban francés. En
esos dos días que pasaron en Natal los dos acordaron:
1)
EE.UU, aceptó firmar acuerdos de asistencia militar y la creación de la
Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), constituida por infantes,
marinos y aviadores militares.
2) EE.UU
prometió acelerar la construcción de “Volta Redonda”, la madre de la
industria siderúrgica de Brasil (Roosevelt sugirió 5 años y Vargas la
consiguió en tres).
3) Brasil aceptó la
permanencia de la base estratégica en Natal para que los aviones de los
EE.UU. abastezcan a sus tropas en África, Oriente Medio y Asia.
4)
Brasil aceleró las entregas de caucho, considerado “oro blanco” (para
los neumáticos y demás usos), micas, tungsteno, monacita y otros
minerales.
5) El control y la seguridad del Atlántico Sur también fue analizado. Alemania ya había hundido cargueros brasileños.
En Buenos Aires el encuentro fue muy mal visto, aunque el canciller Enrique Ruiz Guiñazú lo consideró “lógico y natural”. A
diferencia de la Argentina, en Brasil, con más realismo, consideraban a
los EE.UU. como una potencia y analizaban la posibilidad de ubicarse
como una “potencia asociada”.
El 2 de agosto de 1944 Winston Churchill dijo en la Cámara de los Comunes: “Sentimos
profunda pena y gran angustia, como amigos de Argentina, que en estos
tiempos de prueba para las naciones ella no ha considerado oportuno
tomar su lugar sin reserva o calificación del lado de la libertad, y ha
elegido aliarse con el mal, y no solo con el mal, sino con el lado
perdedor. Confío en que mis comentarios serán tenidos en cuenta, porque
esta es una guerra muy seria”.
La
Argentina recién romperá relaciones con Alemania y Japón el 26 de enero
de 1944 y les declara la guerra el 27 de marzo de 1945, a escasas
semanas del suicidio de Adolf Hitler (30 de abril de 1945) y la caída de Berlín.