martes, 15 de octubre de 2019

Otra jueza que rompe las pelotas con el pasado

Militares deberán responder si en Malvinas enterraron y estaquearon soldados

Diario Uno




La jueza federal de la ciudad de Río Grande, Mariel Borruto, indagará entre el 5 y 6 de diciembre a cuatro ex militares, por hechos que incluyen haber ordenado o ejecutado el enterramiento y estaqueamiento de un grupo de soldados que habían carneado una oveja para soportar la situación de hambruna y frío que a las que fueron sometidos durante la Guerra de Malvinas.

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Los primeros cuatro ex integrantes de las Fuerzas Armadas que fueron citados a declarar (de un total de 18 imputados) son Miguel Ángel Garde, Belisario Gustavo Affranchino Rumi, Eduardo Luis Gassino y Gustavo Adolfo Calderini.

Según testimonios que obran en el expediente, el ex mayor Garde y el ex subteniente Gassino aparecen vinculados a un episodio ocurrido "aproximadamente el 1 de mayo de 1982", cuando "comenzó a evidenciarse (en las tropas argentinas) la falta de armamento, vestimenta adecuada y alimentación", lo que hizo que "muchos soldados bajaran de peso y que incluso algunos sufrieran desnutrición".

En ese contexto, un grupo de seis conscriptos ingresó a la propiedad de un habitante de la isla y se llevó una oveja a la que después carnearon y se la comieron.

"Los primeros días recibíamos comida, pero después dejaron de traernos. Incluso no teníamos agua. Empezamos a pasar hambre", describió uno de los conscriptos denunciantes.

Ese mismo soldado contó que cuando la sustracción de la oveja fue conocida por oficiales argentinos, dispusieron un castigo.

domingo, 13 de octubre de 2019

El hijo de Martel ubica a cada baja argentina en donde murió

Es hijo de un héroe de Malvinas y armó el primer mapa que ubica dónde murieron su papá y los otros 648 argentinos en la guerra 

Ezequiel Martel Barcia trabajó durante siete años para ubicar en el mapa de las islas el lugar donde cayeron los combatientes argentinos
Por Fernando Soriano || Infobae
fsoriano@infobae.com


 
Ezequiel Martel Barcia, con uno de los mapas de su autoría detrás (Fotos: Nicolas Stulberg)

Ezequiel Martel Barcia perdió a su papá en la guerra de Malvinas cuando era apenas un bebé. Sus recuerdos son vagos, atravesados por las fotos de la época y la ausencia, un peso específico sostenido en la frase que escuchó toda su vida, como un consuelo: "Los héroes de Malvinas murieron por Dios y por la Patria".

Pero para él esa idea nunca fue suficiente reparo. Siempre necesitó materializar la falta de Rubén Héctor Martel, piloto de un Hércules derribado el 1º de junio de 1982, pisar las islas, buscar rastros, llenar el vacío con acción. Y un día de 2012, sentado frente a un mapa de las islas, empezó a marcar en el papel, casi sin pensarlo, como un juego inventado durante una sumersión al ocio, los datos que tenía en su memoria sobre dónde fue que murieron su papá y los otros 54 miembros de la Fuerza Aérea caídos en combate.

Pronto el juego se transformó en un motor cuya tracción a sangre es la búsqueda de la identidad; la de Ezequiel y la del resto de los hijos de los 649 muertos en combate. "Para 2011 o 2012, estaba en mi oficina, tenía un viejo mapa de Malvinas y me puse a sacar la posición donde cae papá y así empecé con el resto. Cuando me descuidé tenía las 55 posiciones donde habían muerto todos de Fuerza Aérea. Lo fui chequeando con información de los libros y pensé qué puedo hacer".

 


Podía hacer más. Y no sólo con los 55 caídos de la Fuerza Aérea. Entonces consiguió imágenes digitales de Malvinas y empezó a trabajar sobre estas con los datos del resto de las fuerzas: Ejército, Prefectura, Gendarmería, Marina Mercante y Armada.

"El fin es histórico y didáctico. Para muchos de nosotros, que perdimos a nuestros viejos, esto también es un alivio. Sé que mi viejo se quedó allá. Si el día de mañana tengo un hijo y me pregunta dónde se quedó el abuelo tener un mapa puedo mostrarle donde está haciendo guardia", comenta Ezequiel en los pasillos de la sede Medrano de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que exhibe los mapas, donde él cursa la tecnicatura en Gestión Aeronáutica.

Martel Barcia (38) hizo un mapa para cada fuerza. Consultó con ex combatientes de cada una para conocer dónde murieron sus soldados. "Lo armé con la idea de conservar el rigor histórico. Yo tenía la zona, me juntaba con los ex combatientes y terminábamos de corregir", detalla.

 

Nadie antes en 37 años que pasaron del último disparo de la guerra, pensó en diseñar estos mapas. Excepto Ezequiel. "Nunca se hizo. Es extraño, pero cada uno es bueno en algo o tiene diferentes inquietudes. Y a mí me surgió, tenía algo que me generaba hacerlo y tuve el apoyo de todos. Me siento reconfortado cuando veo el trabajo en el rostro de los demás y sé que les gusta", se enorgullece Martel Barcia, que trabaja como personal civil en la Fuerza Aérea.

Para el caso de los aviadores, el trabajo fue ubicar tentativamente el lugar donde cayeron. "No podés poner la coordenada, como en el caso del avión de papá, que es aproximada. Porque desde el impacto hasta que el avión cae, más el movimiento del mar, puede variar mucho, son los puntos en las zonas", detalla.

En el caso del Ejército la complejidad fue otra. Ezequiel no podía plasmar a todos los que murieron en el mapa, porque fueron muchos: 16 oficiales, 35 suboficiales y 143 soldados conscriptos. "Entonces puse las zonas donde peleó cada regimiento y a los caídos los puse a los laterales del mapa. Es un trabajo que se hizo con mucho respeto hacia todos los héroes, y traté de buscar la forma en que fuera lo más visible y educativo para todos, sobre todo para las generaciones que vienen, para que vean que en ese lugar hubo argentinos peleando. Están enterrados en el cementerio, pero el lugar donde pasaron a ser guardia eterna fue en ese punto del mapa", explica.

 

A Martel Barcia le llamó mucho la atención "la entrega que tuvo cada fuerza". Cuando tuvo confeccionados todos los mapas superpuso como si fueran capas cada uno y se dio cuenta la enorme distribución en un territorio que, explica porque estuvo dos veces, es inmenso. "Te hace generar conciencia: empezaba a ver los puntos y después de la vez que viajé en 2017, te deja la duda: cómo pudieron haber hecho lo que hicieron contra uno de los tres ejércitos más importantes del planeta, peleando en lugares muy jodidos, pensás en la logística, el despliegue y el accionar", dice con asombro.

El agujero de Malvinas ocupa una gran parte del corazón de Ezequiel. No es lo primero que activa sobre la Guerra. Dos veces fue para surfear en las playas cercanas a donde el Hércules que piloteaba su papá fue derribado. Y también consolidó una amistad con el oficial inglés que tiró abajo el avión de su padre. Contra todo lo que pueda creerse, Martel Barcia entabló muy buenas relaciones con los isleños, que lo recibieron con respeto y afecto.

"De mi parte me sentí muy a gusto con los kelpers. Si me decís con qué me vine del viaje, te voy a decir que me trataron muy bien. Yo fui a buscar que me trataran bien. Me puse a disposición de ellos. Yo quería que me acompañaran. Fui con esa postura. Y ellos sabían y me sorprendieron todos los gestos que tuvieron conmigo", relata.

 

El trabajo que hizo sobre los mapas no se lo guardó. El mapa con los 55 caídos de Fuerza Aérea lo presentó formalmente en 2014 en una jornada de puertas abiertas en la Base de Morón. Al año siguiente entregó a Gendarmería en un acto de bautismo de fuego, el mapa con los siete caídos de esta fuerza. "Cuando pasé al frente me presenté y le dije 'soy hijo de un caído de otra fuerza pero el orgullo es el mismo' y hoy vengo a entregarle la lámina y estaba el hijo de un caído de Gendarmería y nos emocionamos juntos", cuenta.

El año pasado hizo lo mismo con el mapa que localiza los dos caídos de Prefectura Naval y este año entregará los propios a Ejército, Armada (375 muertos) y Marina Mercante (18).

Para Ezequiel Martel Barcia haber terminado de ubicar a los 649 héroes de Malvinas es una satisfacción, casi un sueño cumplido. Pero no el único al respecto. Su tarea no se termina con la exhibición. Cada mes ahorra dinero extra y manda a imprimir las láminas de Fuerza Aérea con un fin: "Quiero que en cada unidad de la fuerza esté el mapa. Ya lo hice en tres unidades: Tandil, Villa Reynolds y Palomar y me falta el resto. La idea es que el mapa esté en cada brigada. También en los institutos de formación".

 
El piloto Rubén Martel, caído el 1º de junio de 1982, cuando Ezequiel tenía 10 meses de edad

Días atrás le pidieron copias de cada uno para exponer en Aeroparque, lo que lo enorgullece. Pero su objetivo máximo es otro: "El sueño más grande sería que pudieran estar en todas las escuelas, que haya un lugar en cada escuela que muestre dónde se quedaron para siempre nuestros héroes. Y que sea un motivo de orgullo. Ahora sabemos dónde está cada uno. Sabemos que en esa parte de ese mapa tan grande quedó nuestro ADN".

jueves, 10 de octubre de 2019

La presencia militar británica en Malvinas

La preocupante presencia militar británica en Malvinas



Por Roberto García Moritán || Infobae
@RGarciaMoritan



Michael Gove

La pesca es una cuestión candente que desnuda agresiones intolerables. El diario The Guardian informó que un euro diputado del Reino Unido aconseja hundir a los buques pesqueros extranjeros que faenen en aguas británicas como se hiciera con el ARA Belgrano en la que murieron 323 marinos argentinos. Si bien se trata de una reprochable manifestación individual, el irresponsable desatino adquiere relevancia ante referencias de que Londres defenderá la pesca con un considerable aumento de presencia naval, tanto en Gran Sol como en Malvinas.

El Ministro Michael Gove, responsable de pesca en el gobierno de la señora May, ha señalado que una vez que se consuma el divorcio con la Unión Europea fletará una armada, compuesta por cinco buques de guerra y dotados de helicópteros y drones, para el control de la pesca en dichas aguas. De acuerdo a informaciones públicas, el buque HMS Forth, con 90 metros de eslora, cañones automáticos de 30 milímetros y 24 nudos de velocidad crucero, se destinaría a Malvinas.

El tema es desilusionante por cuanto Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur no enfrentan un problema significativo de pesca ilegal. De hecho no se ha producido una situación conocida de depredación de estas características en las últimas décadas que justifique la necesidad de una reacción comparable a la que enfrenta la Argentina en la milla 201. Menos aún de pesqueros argentinos. Consecuentemente, la protección pesquera anunciada por el Ministro Gove sería claramente excesiva en el Atlántico Sur.

No es la primera vez que el Reino Unido utiliza medios militares desproporcionados en lo que hace a la pesca. Ya existió un episodio criminal con el hundimiento por parte de la fuerza aérea británica de un barco pesquero argentino desarmado en Malvinas, en mayo de 1982. Falleció un pescador y doce resultaron heridos.

La pesca ilegal, no declarada y no registrada (INDNR) en las aguas circundantes a Malvinas es muy distinta a la milla 201 por las características del caladero. Tampoco tiene la amenaza de una masiva presencia pesquera extranjera. El hecho lo prueba el énfasis de las decisiones de las autoridades ilegitimas del archipiélago al haber negado licencias de pesca a buques chinos por no ajustarse con normas sustentables y no por pesca ilegal pese a reconocer que China no cumple con los estándares internacionales en la materia.

Tampoco Malvinas es una zona marítima con una situación de competencia pesquera similar o comprable a Gran Sol en el Atlántico norte. En este contexto y existiendo una dilatada y sensible disputa de soberanía por resolver en el marco de las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, es hora que el Reino Unido adopte un enfoque de mayor contención y prudencia y evite caer en medidas irritables, como las anunciadas por el Ministro Gove, que poco tienen que ver con la protección de intereses exclusivamente pesqueros.

martes, 8 de octubre de 2019

Homenaje en Casa Rosada a VGM

Homenaje a los combatientes de Malvinas en la Casa Rosada 

Se realizó en el Patio Malvinas, donde se descubrió una placa. Estuvieron Pinedo, Avruj, Pérez, Del Valle Sosa y el titular de la Comisión de Ex Combatientes
Infobae



 
En un acto en la Casa Rosada se colocó una placa de homenaje a los caídos en las Islas Malvinas

En el Patio Malvinas que está en la planta baja de la Casa Rosada se realizó esta mañana un homenaje a los veteranos y caídos en la guerra y se descubrió una placa conmemorativa como parte del recuerdo permanente del Estado argentino a quienes entregaron su vida por la Patria.

“En homenaje a quienes en nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur cumplieron con el sagrado juramento de defender la Patria y si fuera necesario hasta perder la vida”, dice la placa que se colocó en el Patio Malvinas, que lleva la firma de la Comisión Nacional de Ex Combatientes, y la fecha de hoy, 27 de septiembre de 2019.

Del evento participaron, además de los miembros de la Comisión de Ex Combatientes, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Bari del Valle Sosa, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, y el secretario de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior, Adrián Pérez.

El acto se realizó hoy aprovechando la reunión nacional que realiza en Buenos Aires la Comisión de Ex Combatientes, a donde vinieron integrantes y miembros de todo el país, también para realizar distintos reclamos, como un reconocimiento de parte del ANSES de aportes anteriores a su reconocimiento como veteranos, para el cual ayer se realizó una movilización que recorrió el centro de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de que su juicio sea trasladado a la Corte Suprema.


 
La placa de homenaje descubierta en la Casa Rosada

En el homenaje, Pérez destacó que “por primera vez tenemos una comisión elegida democráticamente y ya no hay vuelta atrás”. Y aseguró que “nuestra sociedad se unifica en el cariño y respeto a los ex combatientes, que son héroes de nuestra Patria”. “Acá no hay grieta”, dijo.

César García, por su lado, titular de la Comisión de Ex Combatientes, dijo: “Somos parte de la historia y de la sociedad de los argentinos. Hoy, gracias a la lucha que llevamos adelante, tenemos una comisión federal, en la que estamos todos incluidos y todas las provincias representadas”.

Y Avruj ratificó “el compromiso permanente del Estado argentino con la memoria y el homenaje a nuestros caídos y ex combatientes”.

También habló el diputado nacional Lucas Incicco, quien dijo que “este homenaje busca visibilizar la gesta de Malvinas y a quienes participaron en ella como nuestros héroes”.

Y, finalmente, cerró el senador Pinedo, quien puntualizó que “Malvinas es la señal más viva de la unidad nacional, que permite que nos demos cuenta de que tenemos algo en común”.

 
Federico Pinedo, uno de los legisladores oficialistas más "malvineros", habló en el homenaje a los soldados caídos en la Guerra del Atlántico Sur

La Comisión Nacional de Ex Combatientes funciona en el ámbito de la Secretaría de Asuntos Institucionales de Interior y fue creada en 1994 para canalizar y resolver las complejas problemáticas de los veteranos de la guerra. Su integración era designada por el Poder Ejecutivo, pero desde el 2017, en cambio, se impulsó a través de los decretos 148/17 y 741/17 la democratización, y ahora sus miembros son elegidos de manera democrática por los ex combatientes y según un criterio federal, tal como fue establecido en la reglamentación.

domingo, 6 de octubre de 2019

Malvinas: La muerte del Perro Cisnero y el milagro de Vizoso Posse

La muerte del legendario "Perro" Cisnero y el milagro que le salvó la vida a su camarada y héroe de Malvinas 

“Yo no me rendí ante los ingleses”, le dijo a Infobae el mayor (RE) Jorge Vizoso Posse al narrar la cruenta emboscada de la Compañía de Comandos 602 donde cayó su compañero. La misma en la que él logró preservar su vida y por la que fue condecorado con la Medalla al Heroico Valor en Combate. Este es su testimonio
Por Loreley Gaffoglio || Infobae


  En la Casa histórica de San Miguel de Tucumán, el teniente del Ejército Argentino, Jorge Vizoso Posse, fue designado abanderado un 9 de julio de 1975. Años después se convertiría en un destacado comando y combatiría en la Guerra de Malvinas

Vestido de combate, su fusil al hombro y con su rosario al cuello abordó un vuelo comercial de Aerolíneas Argentinas. Iba de Neuquén a Buenos Aires. Los pasajeros lo observaban con una mezcla de conmiseración y perplejidad. Era el 24 de mayo y el estrépito de la guerra se atizaba en cada escondrijo del archipiélago austral.

El teniente hacía un año que le rezaba a la Virgen en un ámbito lleno de misticismo. Trepaba al trote hasta la cima del Cerro Negro y allí le ofrendaba el esfuerzo de su adiestramiento en su curso de comando. Quería honrarla y que le concediera una petición: deseaba ser reconocido por su valentía en combate cuando todavía no se había precipitado la conflagración. No lo había logrado durante los tres años (1975-1977) que peleó contra la subversión en la selva tucumana y cargaba con esa frustración.

A Jorge Vizoso Posse sus camaradas de entrada lo apodaron Sun Tzu por su estudio minucioso de la estrategia militar que aún pasados los años continuaba releyendo en El arte de la guerra. Más tarde lo llamaban irónicamente El Yanqui por su enemistad con los norteamericanos y sus insalvables dificultades con el inglés.

   
24 de mayo de 1982, la CC 602 antes de subir al Hércules que los trasladaría a Malvinas

Rezagada su presencia en el conflicto, el teniente se sumaba, finalmente, a una nueva compañía de comandos: la 602 (CC602), creada especialmente en Malvinas y liderada por el mayor Aldo Rico. El conjunto debía repeler, mediante operaciones especiales minuciosamente planificadas, distintos núcleos en la avanzada británica.

Ni bien aterrizó en las islas, apenas pudo acomodarse en "la Halconera"—un gimnasio requisado a los kelpers en Puerto Argentino—, cuando se sucedieron con vértigo las misiones comando. El conjunto se movía entre las estribaciones de los montes Wall, Kent y Dos Hermanas.

   
Mayo de 1982: los comandos reunidos en la Halconera, como bautizaron al gimnasio de Puerto Argentino requisado a los kelpers y convertido en el cuartel de los comandos del 601

Las penetraciones en el terreno, casi siempre nocturnas, a través de patrullas de observación formaban parte de la faena diaria. Salvo por una noche de descanso y fastidio en la que se sintió degradado al tener que custodiar la casa del gobernador. Esa no era tarea para un comando táctico, se irritaba. Nada debía hacer allí un soldado de elite, paracaidista, montañista y buzo. Pero el tedio de aquella noche obtuvo su recompensa: una barrita de chocolate Águila, entregada en la cocina de la gobernación, que El Yanqui guardó como un tesoro.

Ahora el CC602, golpeado por numerosas bajas, planificaba el montaje de una emboscada cerca del río Murrell, entre los montes Kent y Dos Hermanas.

Los ingleses habían sido divisados: pasaban camuflados, apoyados por su tecnología, frecuentemente por allí en sus incursiones. Cumplían el propósito de exterminar de forma metódica y veloz a los observadores argentinos, para así ahorrarse el derramamiento de sangre británica.

Al Yanqui le habían asignado la ametralladora MAG como apuntador y a un catamarqueño brioso, con fama de eximio solado, como abastecedor de la munición. Vizoso Posse conoció allí al sargento Mario Antonio Cisnero. Apodado El Perro, por la lealtad a su principios y camaradas, era querido y respetado como uno de los cuadros más sobresalientes dentro de la fuerza. Pero también se le encomiaba su conducta moral y solidaria.

Se lo conocía, además, por su frase de cabecera que alguna vez transcribió en su libreta: "No sé rendirme, después de muerto hablaremos".

El sargento compartía con el oficial la devoción católica y los orígenes. También coincidían en un mismo sentir: no existía afrenta más grave —repetían— que la ocupación de un territorio soberano por parte de un país extranjero. Ambos estaban dispuestos a morir para expeler al invasor. Pero ambos también aspiraban a morir con gloria.

   
El legendario sargento y comando Mario Antonio Cisnero

Las buenas migas entre ambos enfrentaron de golpe una fisura. Solapada. Contenida. Indescifrable. Mientras El Yanqui limpiaba en silencio la MAG, sentía la mirada "irritante y distante" del sargento. Al notarlo, el teniente desvió con mansedumbre su vista, en un intento por diluir la fricción, hasta que el sargento no pudo contener sus ansias y le propuso algo inusual a su superior.

—Mi teniente, hasta ahora tuve a mi cargo la ametralladora. La conozco bien y soy buen tirador. ¿Por qué no me permite que siga siendo el apuntador?

El oficial respondió con evasivas hasta que la insistencia del Perro por tercera vez lo convenció. Después de todo—se dijo—, no dejaba de ser un punto a favor la familiaridad del subordinado con el arma, la novia del soldado.

—Gracias, mi teniente, le prometo que nunca olvidará este gesto—cerró, mucho más extrovertido, y con una amplia sonrisa que le ensanchaba el bigote.

Esas palabras, así proferidas, de alguna manera intranquilizaron al Yanqui.

La patrulla de 18 comandos encabezada por Rico se escindió aquel 10 de junio en cuatro grupos estratégicos. Los había de apoyo, de asalto, de seguridad y de recibimiento. Los grupos se desplegaron con sigilo en diferentes alturas dispersas en un radio amplio de la turba. Solo el equipo de seguridad contaba con los visores nocturnos. Pero eso se transformaba en una desventaja al momento del tiro por la gran luminosidad en una noche diáfana.

La luna llena resplandecía y salvo por las piedras en las elevaciones, proyectando sus sombras, el campo aparecía despejado como una mesa de billar. El frío seco, punzante, corroía los huesos y en el tedio de la espera para emboscar al enemigo, los cuerpos ateridos bregaban por calor.

La dupla de apoyo integrada por El Yanqui y Cisnero se ocultaba en otra loma al amparo de un filón de piedra. Se acomodaron espalda contra espalda persiguiendo el calor. El teniente sacó su barrita de chocolate; la partió equitativamente por la mitad y se la extendió al Perro. Ambos escudriñaban cada uno su flanco, anticipando la irrupción enemiga.

 
 Los comandos con sus emblemáticas boinas en el regreso de día tras una de sus incursiones nocturnas en Malvinas

Monótona, la espera se estiró un par de horas. El Perro aferrado a la MAG y el teniente a su Fal. Ambos inmóviles, como petrificados. Cada uno con una visión de 180° que se complementaba con los centinelas de las otras posiciones de observación.

De improviso, cerca de la 1 de la madrugada, el Yanqui sintió un estremecimiento; la contracción violenta del cuerpo del Perro. Su espalda enhiesta, súbitamente tensa como un tablón, anunció la alerta.

Una patrulla, de unos 8 marines, había logrado penetrar por la derecha de la roca mientras que el resto del pelotón enemigo esperaba el resultado de la exploración.

Al ver a los ingleses, Cisnero disparó inmediatamente una ráfaga de fuego. La respuesta fue un cohete Law de 66mm que le pegó de lleno, abriéndole un buraco en el medio del tórax. La onda expansiva revoleó por el aire a Vizoso Posse y cayó sobre las rocas a metros de él.

—¿Cómo estás, hermano? —inquirió. Lo tomó con ambas manos, giró el cuerpo con impotencia y comprobó que el Perro estaba muerto. Los ojos abiertos, la cara perfecta, sin ningún rasguño; el torso musculoso, ultrajado por la pólvora y el acero.

Aturdido, El Yanqui se arrastró en posición larvada y buscó la MAG. Pero la pieza más grande era apenas un retazo de la culata. El cohete también había destripado el arma.

A través del murmullo nervioso que se aproximaba hacia él, cuyas palabras no lograba comprender, tomó conciencia de la situación en la que se hallaba.

—Este es el final—pensó—, pero rendirme, jamás. Antes prefiero estar muerto.


   
Un soldado argentino, el capitan de IMARA Dante Camiletti, cae prisionero de los ingleses

En un segundo de lucidez, se dejó caer sobre la piedra y se acomodó de costado, acercando su nariz al cuerpo todavía tibio del Perro. En esa posición extraña, simuló estar muerto. La sangre de su camarada le humedecía el rostro. Pero no podía olerla siquiera. La potencia de la explosión, con su constelación de pólvora, le había anulado tanto el gusto como el olfato.

Lentamente y de forma agazapada, los agresores —seis ú ocho— se aproximaban. Pero el trauma acústico le impedía escuchar o medir sus pasos.

El mundo se había detenido en ese instante. Aunque en el campo de combate arreciaba una tempestad de gritos y fuego cruzado. La patrulla inglesa había logrado penetrar en lo que en la guerra se conoce como "la zona de muerte".

Al llegar a la elevación donde se hallaban, "uno de los ingleses se paró frente al Perro, mientras su compañero se ubicó detrás de mí. Sin emitir palabra, sin siquiera inspeccionar el estado en que se encontraba Cisnero, el primero aligeró su munición, descargándole una innecesaria ráfaga con su fusil. El cuerpo del Perro, otra vez mancillado, se sacudió como electrificado por la potencia de los impactos".

El otro inglés esperó su turno de disparo. Y en un claro afán por rematar al enemigo, en automático acribilló a quemarropa al teniente. Luego volteó con una violenta patada la anatomía del comando. Buscó cerciorarse de que su presa ya no respiraba. Emulando la última imagen del Perro, el oficial contuvo la respiración y mantuvo —sin parpadear— los ojos abiertos.

Las esquirlas de las piedras le habían lacerado el rostro. Pero Vizoso Posse, milagrosamente, aún respiraba. Los ingleses ya habían roto la emboscada. Aunque, contrariando la estrategia militar, en vez de continuar a la vanguardia, descendieron por el mismo lugar por donde habían venido. Buscaban socorrer a su tropa, que combatía con denuedo contra los comandos de Rico.

   
Vizoso Posse (arriba, a la izquierda) y sus camaradas del CC601, con una de las motos de enduro Kawasaki con las que se movilizaban en las operaciones especiales

Aturdido, con alguna dificultad para respirar e incrédulo por estar vivo, Vizoso Posse buscó su fusil y agotó un primer cargador hacia sus verdugos en retirada. Extrajo otro más del chaleco del caído y también lo vació con furia. Recién en ese instante un hilo de sangre le advirtió que estaba herido.

La contraofensiva permaneció acallada desde aquel sector. Si bien no pudo corroborar con sus ojos la efectividad de sus disparos, por la ausencia de fuego pensó que había acabado, o al menos magullado, a algunos de ellos.

Sin cobertura, aferrado a su Fal, El Yanqui trotó hasta donde estaba su jefe. Le comunicó que su sargento dilecto yacía muerto, que él estaba herido y que debía cambiar de posición.

Necesitaba que el médico de los comandos, el mayor Hugo Ranieri, frenara la hemorragia con un apósito.

Su desplazamiento atrajo como un imán más fuego británico. El paredón de piedra con el que se cubría el médico, no alcanzaba para resguardar a los dos hombres.

—Eh, me trajiste el fuego para acá—se quejó espontáneamente Ranieri.

—¡Estoy herido! —lo atajó.

Ranieri le tanteó con su mano la espalda.

—Tenés una herida grande, pero si llegaste hasta acá, estás bien. Podés seguí combatiendo—lo tranquilizó.

El Yanqui volvió a asomar su cabeza y ahora a distancia de tiro observó dos siluetas británicas. Bajó uno y después al otro. Esta vez las muertes enemigas las atestiguaron su camarada y el resto de los comandos.

El combate se extendió unos 30 minutos hasta que cesó la resistencia enemiga. Del pelotón argentino, además del Perro, sucumbió el sargento Ramón Gumersindo Acosta y una esquirla lesionó al gendarme Pablo Daniel Parada, del grupo Alacrán.

   
El sargento Ramón Gumersindo Acosta, comando de la Gendarmeria Nacional, caído en acción el 10 de junio de 1982

El ministro de defensa británico reconoció oficialmente 4 bajas británicas y tres heridos. Aunque la versión argentina arriesga que fueron más.

La herida

El Yanqui solo entregó su fusil tras alcanzar la primera línea argentina. Allí le practicaron las primeras curaciones.

Durante seis horas de caminata, sentía acrecentársele el dolor punzante en la espalda. En el hospital de campaña de Puerto Argentino, el médico al desvestirlo halló, enredado entre sus ropas, el rosario que portaba, desprendido de su nuca. Ninguno reparó en ese momento que le faltaba una cuenta.

   
El rosario hallado entre sus ropas

Al revisarlo, el médico, sin otro instrumental que su mano, le extrajo cerca de la clavícula un proyectil de 2cm de largo. Como la munición era trazante al ingresar por el omóplato derecho fue cauterizando la carne en un recorrido ascendente y oblicuo hasta quedar alojada a la altura del cuello, del lado izquierdo. Fue ahí, cuando al observar el proyectil, el médico habló, literalmente, de un milagro.

La munición había impactado primero en una de las cuentas plásticas del rosario y se mantenía todavía fundida y adosada al acero. Ese obstáculo, a corta distancia, no solo amortiguó el impacto; también ralentizó y desvió el recorrido. El rosario—aseguraron los médicos—le salvó la vida o, al menos, de quedar cuadripléjico.

 
El proyectil con la cuenta de plástico fundida al acero

Vizoso Posse fue evacuado de Malvinas hacia el continente en el último Hércules el 13 de junio, un día antes de la caída de Puerto Argentino. Por eso asegura que él nunca se rindió ante los ingleses.

 
 “Yo no me rendí ante los ingleses” dice a Infobae el mayor (RE) Jorge Vizoso Posse

jueves, 3 de octubre de 2019

Malvinas cuando habían pasado 30 años del conflicto

Malvinas: 30 años después ...


Revista Militar
Original en ruso




Recientemente, han aparecido más y más materiales en los medios y en Internet sobre el conflicto de Malvinas, su historia y la situación actual en torno a las islas. Este interés en el tema se debe al inicio de un nuevo período difícil en las relaciones entre Gran Bretaña y Argentina. Según algunos expertos, el comienzo de la confrontación militar sobre el archipiélago de Malvinas (Falkland) es cada vez más probable. Desde 1982, las contradicciones entre Gran Bretaña y Argentina sobre el tema de las islas no han alcanzado tanta agudeza. La causa del conflicto, si no es tan antigua como el mundo, nos es familiar a todos: testigos de la creación de la historia moderna de la humanidad. El caso es que la plataforma del archipiélago de Malvinas es rica en petróleo y gas, cuyas reservas son tan importantes como las reservas del Mar del Norte.



De la historia del conflicto

Argentina considera a las Islas Malvinas (así se les llama a las Malvinas en Argentina) como una parte integral de su territorio desde la independencia a principios del siglo XIX. En la ciencia histórica argentina, el concepto de un acto de robo colonial es fijo, lo que implica la toma del archipiélago por el Imperio Británico en 1833. Desde entonces, el tema malviniano ha sido central en la política exterior argentina.



El problema de la soberanía de las islas alcanzó su punto máximo a principios de los años ochenta. En septiembre de 1981, los partidarios de recuperar el control de las Islas Malvinas a través de la lucha armada llegaron al poder en Argentina. En la primavera de 1982, las fuerzas armadas de Argentina desembarcaron en las islas. El ingenuo cálculo de los argentinos se basó en el hecho de que Estados Unidos, según la inteligencia de la junta argentina, permanecerá neutral y no brindará ningún apoyo a Londres.

La inteligencia resultó ser falsa. Desde el comienzo del conflicto, el presidente de los Estados Unidos, Reagan, se puso del lado del aliado tradicional de Estados Unidos, proporcionando a Gran Bretaña asistencia política y militar integral.

Londres envió un escuadrón de más de cien barcos a las costas argentinas: tres submarinos nucleares, dos portaaviones y barcos de desembarco.
La guerra fue fugaz: la lucha duró 74 días y terminó por completo a fines de junio. En las batallas por las islas, murieron 258 británicos y 649 argentinos.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países se interrumpieron durante 8 años, solo se restablecieron en 1990. Se dedicaron otros cinco años a la conclusión de acuerdos sobre la delimitación de la plataforma y el desarrollo de campos de petróleo y gas en ella. Cabe señalar que desde entonces las partes no han podido establecer relaciones en materia de producción de hidrocarburos.

El estado actual del problema.

Los primeros signos de otra complicación de la situación alrededor de las islas aparecieron en abril de 2007, cuando Argentina anunció la suspensión de la cooperación con Gran Bretaña en la producción de hidrocarburos en el área de las islas. Y exactamente hace un año, se aprobó una ley en Argentina que prescribía un procedimiento permisivo para encontrar y transitar embarcaciones extranjeras dentro de la zona costera de 500 kilómetros del país. Por lo tanto, los barcos británicos ubicados en el área de las Islas Malvinas deben pedir permiso a las autoridades argentinas para estar en el mar.
La adopción de la ley de una manera "sorprendente" coincidió con la apertura de la primera plataforma de perforación erigida por la compañía británica Desire Petroleum en la región de las islas.

Las autoridades argentinas no se limitaron a la adopción de medidas legislativas declarativas y comenzaron a proporcionar todo tipo de resistencia al movimiento de carga británica relacionada con la exploración geológica y el proceso minero.

Argentina está haciendo mucho trabajo para contrarrestar la política de las islas británicas, incluso en la ONU. La carta de triunfo de Argentina es el apoyo de organizaciones internacionales latinoamericanas, como, por ejemplo, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América Latina.
Venezuela y personalmente Hugo Chávez brindan un apoyo significativo a Argentina. La apelación de Chávez a la reina Isabel II parecía muy original y desafiante. Chávez se volvió hacia la cabeza del trono británico en "usted": "¡Dejen en paz a las Islas Malvinas, pretendan poseerlas, mantengan sus manos lejos de la República Argentina!" para realizar entrenamiento de aviación. Este paso de la monarquía británica es una vívida demostración de la posición de Londres: "Malvinas: el territorio de Gran Bretaña, que simplemente no renunciaremos".

En cuanto a los Estados Unidos, ellos, como 30 años, en la etapa inicial del conflicto se adhieren a una posición fuertemente neutral. Sin embargo, la verdadera posición de Estados Unidos sobre el tema de las Malvinas ya se ha manifestado en el hecho de que la compañía de petróleo y gas de Texas Anadarko Petroleum Corporation ha comenzado a perforar pozos en la plataforma de la isla.


Entonces, los desacuerdos sobre la propiedad de las Malvinas / Malvinas, y lo más importante, los campos petroleros que rodean completamente las islas, no se detienen y solo ganan fuerza. Sin embargo, es demasiado pronto para sacar conclusiones y pronósticos de gran alcance con respecto al desarrollo de eventos en la región. Cuán seriamente mostrará el agravamiento esbozado de las relaciones británico-argentinas.

martes, 1 de octubre de 2019

"¡Hundan el Belgrano!"

"¡Hundan al Belgrano!": la orden que decidió su naufragio y el martirio de 323 héroes de Malvinas

 En pocos minutos de horror dieron su vida casi la mitad de las 649 bajas argentinas en los 74 días de guerra. El testimonio de un sobreviviente, el infierno antes del final y el valor de los marinos

Por Alfredo Serra
Especial para Infobae
 



 
2 de mayo de 1982. Hora 16. El crucero ARA General Belgrano recibe el impacto de dos torpedos del submarino inglés Conqueror


Sus marinos saben las reglas del juego. Esperan, con esa tensión que oscila entre la vida y la muerte, que no haya ataque submarino.

En la Argentina son las cuatro de la tarde.

Pero mientras esperan y rezan, en Londres, ese mismo domingo 2 de mayo de 1982, a las nueve de la noche, Margaret Thatcher no espera ni vacila. La orden es directa, clara y aterradora:

–¡Hundan al Belgrano!

La recibe el capitán Chris Wreford Brow, comandante del submarino nuclear HMS Conqueror. Y empieza a escribir el réquiem.


–¡Fire!

Un torpedo pasa debajo del Belgrano hiere partes vitales y le quita energía: preludio sombrío. El capitán del Conqueror grita "¡Fire!" dos veces más. El segundo y demoledor proyectil fantasma le borra quince metros de proa. El tercero no lo toca. Pero los daños son irreversibles.

Veintitrés minutos después de la primera explosión, el capitán Héctor Elías Bonzo ordena abandonar el crucero.

El Belgrano –una leyenda–, ya inclinado después del primer torpedo, ha sufrido una una segunda explosión.

Está condenado: morirá. Morirá en ese mar furioso y ese viento implacable y entre los gritos desesperados de sus hombres. El más funesto de los escenarios: salvarse es casi imposible.

Los 62 botes de auxilio –el crucero lleva 72, pero una decena es de reserva–parecen más pequeños y más frágiles.

De los 1093 tripulantes, mueren 323.

Pero las cifras, aunque espantosas, no revelan el verdadero infierno: sólo el primero torpedo mata a 274 hombres…

 
A las 16.32 el capitán Bonzo ordena abandonar la nave

Los botes salvavidas están atados, pero es urgente cortar los cabos para evitar que uno, al hundirse, arrastre a los otros.

Algunos marineros llegan a los botes cargando un compañero herido sobre sus espaldas. La rápida huida impide que muchos alcancen los botes con ropa de abrigo. El frío es alucinante. Atroz. Varios mueren congelados sobre el techo de los botes. Otros se calientan con su propia orina, y se agota la morfina para calmar a los quemados.

Un poco después de las cinco de la tarde, hora patria, el Belgrano va hacia el oscuro y helado cementerio que el mar reserva para los guerreros caídos.

Un viejo luchador de 185 metros de largo (eslora) encuentra su tumba 44 años después de su nacimiento. Y con él, los marineros argentinos que no pudieron escapar de la trampa.

Desde los botes llega un grito:

–¡Viva el Belgrano!

Construido en Nueva York, entró en servicio en marzo de 1938 con su primer nombre: Phoenix. Anclado en la bahía de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 salió indemne del brutal bombardeo japonés: 353 aviones en dos oleadas. Cuatro acorazados hundidos, nueve buques dañados, y 2403 norteamericanos muertos en agua y tierra. En 1951, la Argentina lo compró, lo bautizó 17 de octubre, y más tarde recibió su nombre definitivo ARA General Belgrano.

Infobae habló con Pedro Luis Galazi, su segundo comandante en el último y fatal viaje. Extraña simetría. Galazi nació el 12 de marzo de 1938: el mismo día, mes y año en que fue botado el Belgrano…

–¿Cómo empezó la historia?

–El buque estaba en pleno mantenimiento, y con su dotación reducida a no más de cuatrocientos hombres. Pero en la madrugada del 15 o 16 de marzo me llamaron del Comando de la Flota de Mar. Reunión urgente.

–¿Se imaginó para qué?

–Nunca. Mi generación pasó por todas las revoluciones, y pensé que podía tratarse de algo así.

–¿El crucero había sido descartado para ir a Malvinas?

–Sí. Pero poco a poco la Armada destinó más hombres, y llegamos a los 1091. Y el 4 o 5 de abril nos ordenaron apurar las reparaciones para zarpar hacia la zona de la Isla de los Estados, y esperar órdenes.

–¿La tripulación estaba bien preparada para lo que sucedió?

–Era muy heterogénea. Distintas edades, distintos grados de adiestramiento, conscriptos que cumplían su segundo año de servicio, y otros sin ninguna experiencia… ¡Muchos no sabían nadar!

–¿Todos comprendieron a qué podían enfrentarse?

–Los marinos entrenados, sí. Pero los más jóvenes no. Los 62 botes parecen pequeños y frágiles en medio de la tormenta

–¿Temieron un ataque de submarinos?

–Apenas zarpamos, empezamos las tareas para prevenir ese tipo de ataque. El peor…

–¿Fue un crimen de guerra? Porque el Belgrano estaba fuera de la zona de exclusión… (Nota: decretada por Inglaterra el 30 de abril de 1982)

–La zona de inclusión era inaceptable. Porque en ese momento, tanto en el continente como en las Malvinas, gobernaban autoridades argentinas. La soberanía era nuestra… Pero en una guerra, mantener la zona de inclusión es imposible…

–¿Por qué? ¿En qué caso?

–Cuando cualquiera de los bandos está en condiciones de disparar.

 
El crucero se hunde. En la tragedia mueren 323 de los 1091 embarcados (Foto Fernando Massobrio)

–¿Qué pensó en el instante final? ¿Qué sentimientos lo dominaron?

–En una tragedia semejante es imposible pensar en nada. Sólo en la acción concreta. No hay tiempo para más. Pero hoy, cuando me encuentro con algún sobreviviente, nos abrazamos y lloramos.


Producción y entrevista: Fernando Morales

domingo, 29 de septiembre de 2019

Los ataques del 25 de Mayo


Historia: así fue el 25 de mayo durante la guerra por las Malvinas


En una de las acciones más importantes del conflicto, la Fuerza Aérea hundió el destructor británico Coventry; y la aviación de la Armada, el Atlantic Conveyor.
Mariano Iannaccone - Vía País


El 25 de mayo de 1982, durante la guerra por las Islas Malvinas entre Gran Bretaña y Argentina, había comenzado con importante bajas para nuestro país.

En ese momento, el escenario bélico principal era el estrecho de San Carlos, donde las tropas del Reino Unido, cubiertas de ataques aéreos por gran parte de su flota, intentaban consolidar su cabeza de playa después del inicio del desembarco días atrás.

Las condiciones climáticas eran óptimas para volar, lo que fue aprovechado por la aviación argentina, cuyos valientes pilotos luchaban motivados especialmente por la celebración del día patrio.

Los británicos sabían bien qué significaba para su oponente esa jornada y ciertamente esperaron preparados la ofensiva.

Durante la entonces llamada “nueva era de los misiles”, ese día la armada enemiga se defendía de las oleadas de aviones de combate argentinos disparando desde sus buques sofisticados proyectiles electrónicos.

A la vez, daban cobertura aérea a su flota los cazabombarderos Harrier de los escuadrones embarcados en los portaaviones Invencible y Hermes.

Para las 14 de esa trascendental jornada, el destructor tipo 42 Coventry (la tercera nave más importante en ese momento de la marina británica) llevaba derribados tres aviones argentinos, a través del sistema de misiles de largo alcance Sea Dart.



El destructor británico HMS Coventry, en el Atlántico Sur, antes de ser atacado .

Relatos de la época indican que el clima a bordo del buque era de plena euforia.

A unos mil metros, como escolta del barco mayor, navegaba la fragata tipo 22 Broadsword, que ya el 21 de mayo había sido atacada por aviones M-5 Dagger de la VI Brigada Aérea.

En pocos minutos, ambas naves padecerían un devastador ataque de la Fuerza Aérea Argentina.

Douglas A-4 Skyhawk del Grupo 5 de Caza (V Brigada Aérea) sorprendieron a los buques, cuyos sistemas de radares habían quedado “ciegos” debido a la arriesgada técnica de vuelo rasante de los pilotos de la Fuerza Aérea, que volando a unos 900 km/h les descargaron sus bombas de 500 libras.



Los aviones argentinos durante el ataque al Coventry, tomados desde el barco.

En los registros de comunicación radial del combate quedó un memorable “¡Viva la Patria!” pronunciado por el entonces Capitán Pablo Carballo, al comando de uno de los aviones nacionales.



Últimos minutos antes del hundimiento del Coventry.

El Coventry, del que pudieron sobrevivir 283 tripulantes, se hundió lentamente entre maniobras de rescate llevadas a cabo por pilotos de helicópteros Sea King y Westland Wessex británicos.



El memorial del hundimiento del Coventry, en Pebble Island (isla Borbón), al norte de las Islas Malvinas.

La Broadsword, mientras tanto, sufrió una avería importante.

A mediados de los ’90, la fragata fue vendida por el Reino Unido a Brasil, que actualmente la tiene en servicio, con el nombre de F Greenhalgh.

El hundimiento del Atlantic Conveyor

El mismo 25 de mayo de 1982, otra notable acción de la aviación argentina hundió el Atlantic Conveyor, un buque carguero civil que había sido requisado por el gobierno británico para el transporte de aviones Harrier, helicópteros Chinook y múltiples elementos vitales para la campaña terrestre de las tropas del Reino Unido.



El portacontenedores Atlantic Conveyor transportaba helicópteros Chinook y aviones Harrier.

Un par de aviones Super Étendard de la Armada Argentina, equipados cada uno con un misil AM39 Exocet (la misma combinación de armas que el 4 de mayo había provocado el hundimiento del destructor tipo 42 Sheffield) atacó un grupo naval de batalla, entre el que estaba el portaaviones Invencible, localizado a unos 150 km al noreste de las islas.



Uno de los aviones Súper Etendard de la Armada, siendo reabastecido en pleno vuelo.

Uno de los misiles se perdió en el mar; el otro, desviado por una lluvia de chaff (láminas de aluminio que eran lanzadas por los barcos enemigos para “confundir” la guía electrónica de los Exocet), dio de lleno en el Atlantic Conveyor.

Como resultado del ataque, los británicos perdieron, entre otro valioso equipamiento, todos menos uno de los helicópteros Chinook, que estaban destinados a transportar a las tropas más de 100 kilómetros en el avance desde San Carlos hacia Puerto Argentino.



El Atlantic Conveyor, después del ataque de la Aviación Naval Argentina.

Los Harrier que el barco cargaba habían sido trasladados días atrás a los portaaviones, que tras el ataque serían alejados definitivamente al doble de la distancia, con el fin de evitar un nuevo acercamiento aéreo.



El memorial del hundimiento del Atlantic Conveyor en las Malvinas.

La guerra por las islas Malvinas culminó con la rendición argentina el 14 de junio del ’82.

Hasta 45 días después del cese del fuego, las fuerzas británicas tuvieron como rehenes a un importante número de oficiales argentinos en el archipiélago, temiendo nuevos ataques de la aviación nacional.

Incluso, el estado de alerta en las islas permaneció hasta finales de aquel año.

Efectivos británicos que llegaron a las Malvinas después del 14 de junio y hasta fines del ´82 son considerados igualmente veteranos de guerra y reciben sus pensiones.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Buque civil: SS Canberra

SS Canberra




SS Canberra era un transatlántico, que más tarde operaba en cruceros, en la flota de P&O desde 1961 hasta 1997. Fue construida en los astilleros Harland y Wolff en Belfast, Irlanda del Norte, a un costo de £ 17,000,000. El barco fue nombrado el 17 de marzo de 1958, después de la capital federal de Australia, Canberra. Fue lanzada el 16 de marzo de 1960, patrocinada por Dame Pattie Menzies, GBE, esposa del entonces Primer Ministro de Australia, Robert Menzies. Entró en servicio en mayo de 1961 y realizó su primer viaje a partir de junio. Ella apareció en la película de James Bond de 1971 Los diamantes son para siempre. En la guerra de las Malvinas de 1982, ella sirvió como un barco de tropas. En 1997, el cantante y compositor Gerard Kenny lanzó el single "Farewell Canberra", que fue especialmente compuesto para el último viaje.


Historia

Carrera temprana

P&O encargó a Canberra operar el servicio combinado de P & O-Orient Line entre el Reino Unido y Australia. La llegada del avión a reacción ya había provocado una caída en la demanda de este servicio; una reducción en la emigración a Australia y las guerras que forzaron el cierre del Canal de Suez hicieron que la ruta dejara de ser rentable. Sin embargo, una remodelación en 1974 vio a Canberra adaptada al crucero. Inusualmente, esta transición de una vida temprana como un transatlántico especialmente diseñado a una larga y exitosa carrera en cruceros, se produjo sin grandes alteraciones externas y solo con cambios mínimos internos y mecánicos a lo largo de los años. Una de sus salas públicas incluía una 'Cricketers Tavern', que contenía una colección de murciélagos y corbatas de clubes de cricket de todo el mundo; ella también tenía la sala de lectura / escritura William Fawcett, llamada así por el diseñador de motores de las primeras naves P&O.

Al igual que RMS Strathnaver y RMS Strathaird que reemplazó en la ruta Tilbury - Brisbane, Canberra tenía transmisión turboeléctrica. En lugar de acoplarse mecánicamente a sus ejes de hélice, las turbinas de vapor de Canberra conducían grandes alternadores eléctricos que proporcionaban corriente a los motores eléctricos que, a su vez, conducían las hélices gemelas de la embarcación. Eran las unidades turboeléctricas de vapor más poderosas jamás instaladas en un barco de pasajeros; a 42,500 hp (31,700 kW) por eje, superaron los 40,000 hp (30,000 kW) de SS Normandie en cada uno de sus cuatro ejes. Esto le daría una velocidad de aproximadamente 27,25 nudos (50,47 km / h). También tenía una hélice de proa para maniobrar en puerto y maniobras de atraque. También fue la primera aerolínea británica que utilizó corriente alterna como potencia. [1]

El desacoplamiento eléctrico del sistema de propulsión de un barco tiene varias ventajas operativas y económicas, y se convirtió en un elemento estándar del diseño de cruceros en la década de 1990, más de 30 años después de que Canberra entró en servicio. Sin embargo, los alternadores de motor diesel y turbina de gas son la principal fuente de energía para la mayoría de los buques modernos propulsados ​​eléctricamente. También tenía un arco bulboso, dos juegos de estabilizadores y dos embudos uno al lado del otro. Los botes salvavidas, que estaban hechos de fibra de vidrio, se colocaron tres cubiertas más bajas de lo habitual para los barcos de su tipo, y se hundieron en el casco para permitir una mejor vista desde las cubiertas de los pasajeros.



HMS Andrómeda y Canberra frente a Puerto Stanley, Islas Malvinas, justo después de la rendición de las fuerzas argentinas el 14 de junio de 1982

Guerra de las Malvinas

El 2 de abril de 1982, Argentina invadió las Islas Malvinas, que inició la Guerra de las Malvinas. En ese momento, Canberra estaba navegando en el Mediterráneo. Al día siguiente, su capitán Dennis Scott-Masson recibió un mensaje que le pedía su hora de llegada a Gibraltar, que no estaba en su itinerario. Cuando llamó a Gibraltar, se enteró de que el Ministerio de Defensa había solicitado a Canberra para su uso como transporte de tropas. Canberra navegó a Southampton, Hampshire, donde fue rápidamente reparada, navegando el 9 de abril hacia el Atlántico Sur. [2]

Apodada la Gran Ballena Blanca, Canberra demostró ser vital en el transporte de 3 Brigadas de Comando a las islas a más de 9,000 millas náuticas (17,000 km) desde el Reino Unido. [2] Canberra fue enviada al corazón del conflicto. [2]

Canberra atracó en San Carlos Water el 21 de mayo como parte de los desembarques de las fuerzas británicas para retomar las islas. [3] Aunque su tamaño y color blanco la convirtieron en un objetivo imperdible para la Fuerza Aérea Argentina, Canberra, si se hundiera, no se habría sumergido completamente en las aguas poco profundas de San Carlos. Sin embargo, el transatlántico no resultó gravemente afectado en los aterrizajes, ya que los pilotos argentinos tendían a atacar a las fragatas y destructores de la Royal Navy en lugar de a los barcos de suministro y las tropas. Después de la guerra, los pilotos argentinos afirmaron que les habían dicho que no golpearan a Canberra, ya que la confundieron con un barco hospital.


Una pintura del regreso de SS Canberra a Southampton desde las Malvinas

Canberra luego navegó a Georgia del Sur, donde 3,000 soldados fueron transferidos del Queen Elizabeth 2. Fueron desembarcados en San Carlos el 2 de junio. Cuando terminó la guerra, Canberra se usó como un cártel para repatriar a los soldados argentinos capturados, y los desembarcó en Puerto Madryn, antes de regresar a Southampton a una entusiasta bienvenida el 11 de julio. El capitán Scott-Masson, que había comenzado su aprendizaje en el buque de guerra Empire Deben de Shaw, Savill y Albion Line a finales de la década de 1940, recibió un CBE y se convirtió en ayudante de campo de Su Majestad la Reina. [2]

Últimos años

Después de una larga renovación, Canberra regresó al servicio civil como un crucero. Su papel en la Guerra de las Malvinas la hizo muy popular entre el público británico, y como resultado de ello, la venta de boletos después de su regreso fue elevada durante muchos años. Sin embargo, la edad y los altos costos de funcionamiento finalmente la alcanzaron, ya que tenía un consumo de combustible mucho mayor que la mayoría de los cruceros modernos. Aunque Premier Cruise Line había hecho una oferta por el viejo barco, P&O ya había decidido que no querían que Canberra operara bajo una bandera diferente. Un reemplazo para Canberra, el Star Princess construido en 1988 fue transferido a P&O Cruises y pasó a llamarse Arcadia.

Canberra se retiró del servicio de P&O en septiembre de 1997 y se vendió a desguaces de barcos para su desguace el 10 de octubre de 1997, y partió hacia el astillero de desguace de Gadani, Pakistán, el 31 de octubre de 1997. Su gran calado significó que no podía ser varada hasta la mayoría de los barcos. , y debido a su sólida construcción, el proceso de desguace tomó casi un año en lugar de los tres meses estimados, y se desechó totalmente a fines de 1998.

Wikipedia

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Una reflexión de una diputada sobre Malvinas

El aprendizaje de Malvinas

Por Cornelia Schmidt Liermann || Infobae



Todos los argentinos que vivimos los años 80 tenemos algún recuerdo de un conflicto que pensábamos imposible: la Argentina le había declarado la guerra al Reino Unido, una de las potencias bélicas más importantes del mundo. Aun así, el país deshecho por la dictadura militar se unió en un solo grito de fe: las Malvinas fueron, son y serán argentinas.

Mientras los militares movilizaban a jóvenes muy jóvenes inexpertos a las islas, la ciudadanía entera se movilizaba alentando a aquellos jóvenes de cada una de las maneras posibles: donando alimentos, escribiéndoles miles de cartas, tejiendo ropa de invierno.

El 2 de abril se convirtió para muchos en un proceso que nos llevó de la euforia a una despedida eterna. Un día que, sin advertirlo, arrastraría a la muerte a 649 soldados y a muchos más que decidieron terminar con sus vidas tras la derrota y el maltrato.

Entonces, ¿qué nos enseñó Malvinas? Sí, que son nuestras. Que la soberanía le pertenece a nuestro país. ¿Qué más? Que las guerras generan sufrimiento. Pero también solidaridades impensadas.

Durante la Primera Guerra Mundial, en pleno enfrentamiento de trincheras, mi abuelo, el joven Paul Schmidt, del Regimiento de Infantería n° 83, aprendió a desmitificar al enemigo: durante las frías noches, cuando estaban acostados en el lodo codo a codo y las ratas se paseaban sobre ellos, y abrazados a sus carabinas, de una trinchera enemiga a otra se "tiraban" palabras de ánimo. Incluso compartían remedios con el enemigo. La noche los unía en humanidad. El día los enfrentaba en crueldad. Hoy conocemos muchas anécdotas similares de asistencia entre combatientes argentinos e ingleses.

Aquellos veteranos que pudieron volver a las islas relatan encuentros repletos de emoción con sus habitantes. Son los veteranos y los familiares de caídos en Malvinas nuestros mejores diplomáticos. Son ellos los que hoy comparten correspondencia tanto con los habitantes de las islas como con ex soldados británicos. Los unen los recuerdos, la memoria del miedo, del que perdió a un ser querido. Son artífices de uno de los proyectos humanitarios más bellos de estos últimos años: la identificación de los caídos.

Perdimos una guerra demencial. Aun así, los lazos con Malvinas se fortalecen día a día. Y son los mismos que, tras llevar un fusil, o cargar tristeza y desconfianza, hoy llevan cercanía, diálogo, comprensión.

Esa comprensión que nos falta a muchos políticos. Como reflexionó en un medio radial el ex director del Museo Malvinas, Federico Lorenz: "No reconocimos como país la experiencia de haber estado en Malvinas". Hoy tengo esperanzas de que Argentina logre, poco a poco, con honestidad, abandonar el enfrascamiento ideológico y abrazar una política de fraternidad.

Malvinas, prenda de paz y solidaridad.


La autora es diputada nacional. Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la HCDN.