sábado, 4 de octubre de 2014
Provocación en Tierra del Fuego: Ojalá los hubiesen lastimado peor
Miembros de Top Gear, de la BBC, fueron apedreados y expulsados de Tierra del Fuego
Visitaron la provincia en automóviles con patentes vistas como una provocación referida a Malvinas.
Perfil
El Porsche, el Lotus y el Ford Mustang, característicos del programa televisivo, fueron abandonados a la vera de la ruta nacional 3. | Foto: http://cronicasfueguinas.blogspot.com
Miembros del programa televisivo Top Gear, de la cadena británica BBC, fueron apedreados y tuvieron que abandonar Tierra del Fuego, luego de haber visitado la provincia en automóviles con patentes como la H982 FKL, vistas como una provocación referida a las Islas Malvinas. Las chapas fueron relacionadas con el nombre que los ingleses dan al archipiélago (Falklands) y al año de la guerra (1982).
El programa de TV británico se vio obligado a irse de madrugada por el el paso fronterizo alternativo Radman, rumbo a Chile, porque se les prohibió la entrada a la ciudad de Ushuaia luego de haber sido declarados "personas no gratas" por la Municipalidad de Río Grande. Asimismo, fueron apedreados en la ciudad de Tolhuin, donde uno de los integrantes de Top Gear fue herido levemente. Los automóviles fueron abandonados a un costado de la ruta 3, en una zona conocida como "Cabo San Pablo".
"Surgió el problema con la gente de Tolhuin que, con razón, estaba irritada, por lo tanto arrojó piedras contra los vehículos. Me hice presente, alcanzamos la caravana y los asistimos con una ambulancia ante un herido que era leve. Finalmente, les franqueamos la salida por el paso Radman, que es el lugar por el que entraron aproximadamente hace diez días", detalló el ministro Coordinador fueguino, Sergio Araque.
La patente que originó la polémica fue la del Porsche que manejaba el conductor y líder de Top Gear, Jeremy Clarkson, cuya inscripción “H982 FKL", fue interpretada como “Falklands”, como llaman los ingleses a las Malvinas, más el año de la guerra. Aunque las chapas de los otros dos automóviles, un Lotus y un Mustang, también fueron cuestionadas dado que tenían cifras similares a la cantidad de soldados que murieron, tanto argentinos como británicos, durante el conflicto bélico, lo que provocó que se prohibiera el rodaje del programa en espacios públicos de la ciudad de Ushuaia.
Osvaldo Hilliar, miembro de la asociación de veteranos de guerra, calificó la actitud del programa que emite la BBC de Londres como “una ofensa que no casualmente se hizo en la capital de las Malvinas, con toda una puesta en escena televisiva y sin considerar el sentimiento especial de los fueguinos por esta causa”, observó. Un gran número de manifestantes formado por integrantes del Centro de Veteranos de Guerra "Malvinas Argentinas", de gremios como la UOM el SATSAID y del partido Movimiento Solidario Popular, además de vecinos, cortó la ruta 3 en rechazo a la presencia de la delegación de Top Gear.
Asimismo, los Centros de Veteranos de Guerra de Tierra del Fuego pidieron que la delegación fuera expulsada de la provincia. Con la colaboración de autoridades provinciales y municipales, se decidió la salida hacia Chile por el paso fronterizo Radman, que no se utiliza habitualmente y al cual se llega por caminos alternativos.
viernes, 3 de octubre de 2014
Paracaidistas británicos buscan reconocimiento a un héroe
Paracaidistas marchan en Downing Street para exigir una medalla por 'El cabo Bulletproof', su héroe olvidado de la Guerra de las Malvinas
Stewart McLaughlin, 27 años, fue muerto durante la batalla de Monte Longdon
Por MARK NICOL - Daily Mail
Quinientos paracaidistas listos para marchar en Downing Street, en un intento por persuadir a David Cameron a dar una medalla de galantería a un soldado que murió en una batalla feroz durante la Guerra de las Malvinas.
'Bulletproof' McLaughlin Corporal Stewart, de 27, fue muerto por los disparos de cohetes después de liderar una sucesión de acusaciones temerarias hacia puestos de ametralladoras y francotiradores argentinos durante la batalla de Monte Longdon en junio de 1982.
El Paras encamina posiciones enemigas y aseguró una victoria heroica.
Coraje bajo fuego: Cabo Stewart 'antibalas' McLaughlin fue muerto por fuego de cohetes después de liderar una sucesión de ataques temerarias durante la batalla de Monte Longdon en junio de 1982
La captura de Monte Longdon resultó muy significativo. El pico domina la capital de las Malvinas, Puerto Stanley, y a los dos días de la batalla los soldados británicos fueron capaces de obligar a los argentinos a rendirse.
Después de la batalla, el oficial al mando de Cpl McLaughlin le presentó por una medalla. Pero la familia del soldado reclamar la citación escrita a mano se perdió antes de que pudiera ser escrito y enviado a Londres para su aprobación.
La marcha al nº 10 de Downing Street en julio es en protesta contra el Ministerio de Defensa de la negativa a considerar una medalla retrospectiva. El Primer Ministro tiene la facultad de otorgar premios a los veteranos en circunstancias excepcionales.
Después de la batalla, el oficial al mando de Cpl McLaughlin le presentó por una medalla. Pero la familia del soldado reclamar la citación escrita a mano se perdió antes de que pudiera ser escrito y enviado a Londres para su aprobación
Decisivo: La captura de Monte Longdon resultó muy significativo y dentro de los dos días de la batalla los soldados británicos fueron capaces de obligar a los argentinos a rendirse
Oficial al mando de Cpl McLaughlin, el teniente general Sir Hew Pike, ahora ha dado el paso sin precedentes de escribir una nueva citación, insistiendo en que el soldado merece un reconocimiento formal y que sus acciones eran "absolutamente fundamental" en la determinación del resultado de la batalla.
'En un momento se corrió bajo fuego para tirar de un hombre herido de nuevo en la cubierta por el acaparamiento de su cinta [a cintura con bolsas de almacenamiento], su ejemplo tranquilizar los que le rodean que él no parecía inmutó por nada y si ellos también se vieron afectadas que los llevaría de vuelta a la seguridad relativa ", escribe Sir Hew.
Una placa conmemorativa para Cpl McLaughlin cerca del lugar donde cayó en el Monte Longdon
'McLaughlin dio cuenta de que era sólo cuestión de tiempo antes de que incurren más bajas por lo que gritó: "Voy a contar uno, dos, tres, entonces vamos todos."
"Alrededor de un minuto después lo hizo la cuenta atrás y gritó:" ¡Vamos, muchachos, estoy a prueba de balas, me siguen! "
'Luego corrió hacia adelante hacia el fuego, seguido por el resto de la sección, que todo llegó a la tapa de las rocas ileso. Los miembros de la sección comentaron más tarde que era la cosa más valiente que jamás habían visto.
"El liderazgo de Cpl McLaughlin a través de una terrible batalla, de la que sus jóvenes soldados no tenían experiencia previa, inspira confianza en todos y sostenida a los que de otra manera hubieran flaqueado. '
Cpl McLaughlin, de Liverpool, fue uno de 23 Paras muertos esa noche.
Después de la batalla, los oficiales del regimiento recomienda que los soldados merecían medallas - pero la parte superior del Ejército de latón dictaminaron que sólo aquellas citas escritas en los formularios apropiados serían considerados. Al final, se hicieron sólo nueve premios.
El hijo del soldado, también llamado Stewart, dijo: "En el momento no tenían una máquina de escribir, por lo que liberó una Olivetti de los argentinos.
'Hubo entonces una loca carrera para escribir como muchas de las citas como sea posible antes de que el Paras llegó a casa.
'Una cita nunca se ha escrito para mi padre así que me gustaría el Primer Ministro para corregir un error que se ha mantenido durante tanto tiempo. Sr. Cameron es nuestra única esperanza, porque el Ministerio de Defensa no considera apelaciones de medallas. '
Evacuan heridos compañeros Paras desde el Monte Longdon
El Primer Ministro puede dictar laudos extraordinarias. En 2012, el Sr. Cameron anunció que los marineros que entregaron suministros a Rusia durante la Segunda Guerra Mundial deberían recibir la Estrella Polar Ártico.
El Ministerio de Defensa dijo: "Las citas de los premios galantería operativos se escriben en el momento de la operación y existen claras oportunidades para asegurar cualquier omisión se abordan en el momento.
'Cualquier cambio ahora sería socavar la integridad de los premios.'
Stewart McLaughlin, 27 años, fue muerto durante la batalla de Monte Longdon
- Después de la batalla, su oficial al mando le presentó por una medalla
- Pero la familia del soldado reclamar la citación escrita a mano se perdió antes de que pudiera ser escrito y enviado a Londres para su aprobación
- 500 Paras se prepararon marchar sobre No10 para exigir premio póstumo
Por MARK NICOL - Daily Mail
Quinientos paracaidistas listos para marchar en Downing Street, en un intento por persuadir a David Cameron a dar una medalla de galantería a un soldado que murió en una batalla feroz durante la Guerra de las Malvinas.
'Bulletproof' McLaughlin Corporal Stewart, de 27, fue muerto por los disparos de cohetes después de liderar una sucesión de acusaciones temerarias hacia puestos de ametralladoras y francotiradores argentinos durante la batalla de Monte Longdon en junio de 1982.
El Paras encamina posiciones enemigas y aseguró una victoria heroica.
Coraje bajo fuego: Cabo Stewart 'antibalas' McLaughlin fue muerto por fuego de cohetes después de liderar una sucesión de ataques temerarias durante la batalla de Monte Longdon en junio de 1982
La captura de Monte Longdon resultó muy significativo. El pico domina la capital de las Malvinas, Puerto Stanley, y a los dos días de la batalla los soldados británicos fueron capaces de obligar a los argentinos a rendirse.
Después de la batalla, el oficial al mando de Cpl McLaughlin le presentó por una medalla. Pero la familia del soldado reclamar la citación escrita a mano se perdió antes de que pudiera ser escrito y enviado a Londres para su aprobación.
La marcha al nº 10 de Downing Street en julio es en protesta contra el Ministerio de Defensa de la negativa a considerar una medalla retrospectiva. El Primer Ministro tiene la facultad de otorgar premios a los veteranos en circunstancias excepcionales.
Después de la batalla, el oficial al mando de Cpl McLaughlin le presentó por una medalla. Pero la familia del soldado reclamar la citación escrita a mano se perdió antes de que pudiera ser escrito y enviado a Londres para su aprobación
Decisivo: La captura de Monte Longdon resultó muy significativo y dentro de los dos días de la batalla los soldados británicos fueron capaces de obligar a los argentinos a rendirse
Oficial al mando de Cpl McLaughlin, el teniente general Sir Hew Pike, ahora ha dado el paso sin precedentes de escribir una nueva citación, insistiendo en que el soldado merece un reconocimiento formal y que sus acciones eran "absolutamente fundamental" en la determinación del resultado de la batalla.
'En un momento se corrió bajo fuego para tirar de un hombre herido de nuevo en la cubierta por el acaparamiento de su cinta [a cintura con bolsas de almacenamiento], su ejemplo tranquilizar los que le rodean que él no parecía inmutó por nada y si ellos también se vieron afectadas que los llevaría de vuelta a la seguridad relativa ", escribe Sir Hew.
Una placa conmemorativa para Cpl McLaughlin cerca del lugar donde cayó en el Monte Longdon
'McLaughlin dio cuenta de que era sólo cuestión de tiempo antes de que incurren más bajas por lo que gritó: "Voy a contar uno, dos, tres, entonces vamos todos."
"Alrededor de un minuto después lo hizo la cuenta atrás y gritó:" ¡Vamos, muchachos, estoy a prueba de balas, me siguen! "
'Luego corrió hacia adelante hacia el fuego, seguido por el resto de la sección, que todo llegó a la tapa de las rocas ileso. Los miembros de la sección comentaron más tarde que era la cosa más valiente que jamás habían visto.
"El liderazgo de Cpl McLaughlin a través de una terrible batalla, de la que sus jóvenes soldados no tenían experiencia previa, inspira confianza en todos y sostenida a los que de otra manera hubieran flaqueado. '
Cpl McLaughlin, de Liverpool, fue uno de 23 Paras muertos esa noche.
Después de la batalla, los oficiales del regimiento recomienda que los soldados merecían medallas - pero la parte superior del Ejército de latón dictaminaron que sólo aquellas citas escritas en los formularios apropiados serían considerados. Al final, se hicieron sólo nueve premios.
El hijo del soldado, también llamado Stewart, dijo: "En el momento no tenían una máquina de escribir, por lo que liberó una Olivetti de los argentinos.
'Hubo entonces una loca carrera para escribir como muchas de las citas como sea posible antes de que el Paras llegó a casa.
'Una cita nunca se ha escrito para mi padre así que me gustaría el Primer Ministro para corregir un error que se ha mantenido durante tanto tiempo. Sr. Cameron es nuestra única esperanza, porque el Ministerio de Defensa no considera apelaciones de medallas. '
Evacuan heridos compañeros Paras desde el Monte Longdon
El Primer Ministro puede dictar laudos extraordinarias. En 2012, el Sr. Cameron anunció que los marineros que entregaron suministros a Rusia durante la Segunda Guerra Mundial deberían recibir la Estrella Polar Ártico.
El Ministerio de Defensa dijo: "Las citas de los premios galantería operativos se escriben en el momento de la operación y existen claras oportunidades para asegurar cualquier omisión se abordan en el momento.
'Cualquier cambio ahora sería socavar la integridad de los premios.'
jueves, 2 de octubre de 2014
El espíritu de Prat: La ACh colabora con espionaje a la Royal Navy
¡EXCLUSIVO! Chile y la Guerra de Malvinas: El rol de la Armada
Por El Periodista
La decisión de colaborar con Londres fue tomada por el almirante José Toribio Merino cuando las fuerzas argentinas aún no desembarcaban en Puerto Argentino. Se habría iniciado a fines de marzo, con la entrega en Santiago de una carpeta con información sobre la marina trasandina al recién llegado agregado de defensa británico en Santiago.
El camino hacia una solución pacífica del conflicto del Beagle, que en diciembre de 1978 había llevado al borde de una guerra con Argentina, se veía muy incierto desde Chile en abril de 1982 cuando, bajo la presión de una muy negativa evolución del escenario interno, el régimen militar argentino que encabezaba el general Leopoldo Fortunato Galtieri ocupó las islas Malvinas.
Las autoridades militares chilenas, que desde febrero tenían indicios de que Buenos Aires preparaba algo, no sintieron alivio cuando se evidenció que el objetivo de Buenos Aires era el archipiélago bajo dominio británico y no las islas australes de Chile. Era una evolución ominosa, que ocurría cuando la mediación papal aceptada en 1979 estaba estancada.
La institución más preocupada era la Armada, cuyo mando estimó que a la consolidación de la ocupación de las Malvinas seguiría el establecimiento de una base naval transandina en esas islas. Ello se sumaría al reequipamiento de la marina argentina, que ya estaba recibiendo los aviones de ataque Super Etendard comprados en Francia y esperaba seis nuevos destructores y cinco nuevos submarinos que ya estaban en construcción en Alemania. Disponer de una base naval en esas islas daría a Argentina profundidad estratégica -espacio para operar desde bases logísticas fuera del alcance del enemigo- en el escenario marítimo austral. Ambos países carecían de profundidad estratégica marítima en diciembre de 1978, cuando sus flotas estuvieron a punto de enfrentarse, pero la marina chilena lo compensó mediante los fondeaderos protegidos preparados en los canales australes, que fueron un factor de ventaja a su favor.
Los analistas de la Armada preveían que un precedente exitoso en las Malvinas, además de generar ventajas para Buenos Aires, iba a alentar un golpe de mano sobre las islas australes. El alto mando naval, encabezado por el almirante José Toribio Merino, concluyó que…
Por El Periodista
La decisión de colaborar con Londres fue tomada por el almirante José Toribio Merino cuando las fuerzas argentinas aún no desembarcaban en Puerto Argentino. Se habría iniciado a fines de marzo, con la entrega en Santiago de una carpeta con información sobre la marina trasandina al recién llegado agregado de defensa británico en Santiago.
El camino hacia una solución pacífica del conflicto del Beagle, que en diciembre de 1978 había llevado al borde de una guerra con Argentina, se veía muy incierto desde Chile en abril de 1982 cuando, bajo la presión de una muy negativa evolución del escenario interno, el régimen militar argentino que encabezaba el general Leopoldo Fortunato Galtieri ocupó las islas Malvinas.
Las autoridades militares chilenas, que desde febrero tenían indicios de que Buenos Aires preparaba algo, no sintieron alivio cuando se evidenció que el objetivo de Buenos Aires era el archipiélago bajo dominio británico y no las islas australes de Chile. Era una evolución ominosa, que ocurría cuando la mediación papal aceptada en 1979 estaba estancada.
La institución más preocupada era la Armada, cuyo mando estimó que a la consolidación de la ocupación de las Malvinas seguiría el establecimiento de una base naval transandina en esas islas. Ello se sumaría al reequipamiento de la marina argentina, que ya estaba recibiendo los aviones de ataque Super Etendard comprados en Francia y esperaba seis nuevos destructores y cinco nuevos submarinos que ya estaban en construcción en Alemania. Disponer de una base naval en esas islas daría a Argentina profundidad estratégica -espacio para operar desde bases logísticas fuera del alcance del enemigo- en el escenario marítimo austral. Ambos países carecían de profundidad estratégica marítima en diciembre de 1978, cuando sus flotas estuvieron a punto de enfrentarse, pero la marina chilena lo compensó mediante los fondeaderos protegidos preparados en los canales australes, que fueron un factor de ventaja a su favor.
Los analistas de la Armada preveían que un precedente exitoso en las Malvinas, además de generar ventajas para Buenos Aires, iba a alentar un golpe de mano sobre las islas australes. El alto mando naval, encabezado por el almirante José Toribio Merino, concluyó que…
“Incapaz de oponer mejores argumentos y resignado a que su negativa no iba a detener al almirante, Pinochet aceptó la colaboración de la Armada con los británicos”
“La información que recibieron los ingleses sobre los movimientos y la posición del crucero argentino Belgrano habría sido clave para poner a los británicos en condiciones de atacarlo y hundirlo”
miércoles, 1 de octubre de 2014
Restauran película sobre la batalla naval de Malvinas
Las batallas de Coronel y de Malvinas: la Royal Navy en guerra en una restauración de un clásico británico mudo - video
El lanzamiento en el Festival de Cine de Londres de este año, una nueva restauración de Las Batallas de Coronel y las Islas Malvinas recrea dos de las batallas navales claves de la Primera Guerra Mundial. Dirigida por Walter Summers y lanzado originalmente en 1927, proyección de gala de archivo del BFI de la restauración contará con una puntuación en vivo interpretada por 24 miembros de la Banda de los Royal Marines de Su Majestad. La detección se lleva a cabo el 16 de octubre
The Guardian
lunes, 29 de septiembre de 2014
COAN: El fin del HMS Sheffield
Volviendo a leer...
El hundimiento del HMS "Sheffield"
Primeras misiones aéreas
A las 08:07Z (11.07 hora argentina) del 4 de mayo de 1982, un avión Neptune 2P-2H matrícula 0708/2-P-112 despegó de Río Grande al mando del capitán de corbeta Ernesto Proni Leston con la misión de verificar si había ruta despejada para tres Hércules KC-130 a Puerto Argentino.
Los Neptune eran viejos aviones de exploración norteamericanos, cuyos radares eran inadecuados para ese tipo de operaciones, hecho que obligaba a sus pilotos a aproximarse a unas 100 millas del objetivo, misión sumamente peligrosa ya que ponía al aparato al alcance de las defensas antiaéreas que el enemigo tenía a bordo.
Detección del enemigo – preparando el ataque
Eran las 07:03Z (10.05) cuando la Base Naval de Espora y el TOAS recibieron la comunicación del radarista Pernusi, a bordo del SP-2H, informando que se había detectado lo que parecía un posible blanco enemigo; un "duende" según la expresión utilizada. Fue el cabo Yerba el encargado de transmitirlo al Comando de Aviación Naval.
Eran las 07:30Z (10.30), cuando el teniente de fragata Carlos Machetanz salió corriendo de la sala de pilotos de la Base Aérea de Río Grande para dirigirse al edificio de oficiales, procurando no resbalar sobre el piso cubierto de escarcha. Soplaba un viento helado y la temperatura estaba por debajo de los 0 grados.
Cuando entró en el recinto, el teniente de fragata Armando Mayora se hallaba recostado sobre un camastro, del que se incorporó velozmente al ver entrar a Machetanz. Preocupado le preguntó que ocurría y Machetanz le explicó que se había detectado un posible blanco y que debía dirigirse a la sala de prevuelo donde se encontraban reunidos los otros pilotos.
Una vez en la sala vieron al capitán de navío Augusto Bedacarratz, segundo comandante de la Escuadrilla, dialogando con otros colegas. Para ese momento, él y Mayora habían sido designados para efectuar el ataque.
Realmente la elección no podía haber sido mejor. Ambos pilotos habían volado juntos en innumerables misiones de entrenamiento y se conocían lo suficiente como para no tener que utilizar demasiado la radio.
Cuando todo estuvo listo, los aviadores se encaminaron a sus aparatos. Comenzaban a vivirse momentos de ansiedad, ansiedad que iba en aumento a medida que pasaban los minutos.
Mientras los mecánicos supervisaban los aviones, los pilotos se colocaron sus equipos de supervivencia, sus cascos y sus trajes antiexposición que les permitirían sobrevivir en las aguas heladas durante media hora y se aprestaron a tomar ubicación dentro de sus cabinas.
Se alista la Sección “Vincha” en Río Grande
Desde el primer contacto anunciado esa mañana, la actividad en Río Grande era febril, la EA32 de inmediato se avocó a alistar sus dos cazas Super Etendard que ese día estaban en plena alerta (3-A202 y 3-A-203), sus pilotos comenzaron la planificación de la ruta de vuelo, mientras se coordinaba el repostaje en vuelo desde un avión cisterna KC-130H “Hércules” de la Fuerza Aérea Argentina. Paralelamente, se comenzaba el proceso de montaje de los misiles AM-39 “Exocet” en los cazas y se los alistaba para el inicio de lo que podría ser, después de varias cancelaciones, su primera misión de combate real. En la sala de pilotos de Río Grande los dos pilotos asignados a esta misión, el capitán de corbeta (CC) Augusto Bedacarratz y el teniente de fragata (TF) Armando Mayora, daban los últimos retoques a su plan de misión, revisaban su uniforme y se dirigían a sus aviones.
A las 0944 horas despega los dos aviones que conformaban la sección “Vincha”, con el CC Bedacarratz como líder, desde Río Grande, cada avión transportaba un misil antibuque AM-39 “Exocet”, el misil antibuque de lanzamiento aéreo más moderno de Occidente hasta ese momento y nunca probado en combate. Las aeronaves siguieron su itinerario previsto rumbo a la posición de los blancos reportados por el 2-P-112, volando a gran altura con rumbo Este.
A 250 millas del blanco toman contacto con el avión cisterna KC-130H de la Fuerza Aérea, matriculado TC-70, el cual les suministró el combustible necesario para continuar con su misión y alcanzar los blancos previstos, hasta esos momentos, los más modernos aviones argentinos no mostraron ningún inconveniente y todo seguía como estaba planeado. A las 1035 horas, el patrullero pudo actualizar nuevamente la posición de la flota británica, aunque los continuos problemas con el radar y demás sistemas electrónicos comenzaron a causar preocupación. Ya para entonces, la sección “Vincha” había actualizado la información sobre los blancos y ponía rumbo hacia los mismos: tres buques habían sido detectados en la posición 53º 4’ Sur; 58º 1’ Oeste. Ahora el CC Bedacarratz y su punto, el CF Mayora, volaban a 115 millas de sus blancos y cargaban sus datos en la computadora de misión mientras volaban a baja altura.
El Super Etendard numeral 3-A-203 fue uno de los integrantes del ataque contra el destructor británico, en el cual ambos aviones dispararon sendos AM-39 "Exocet". La foto fue tomada en el transcurso de una de las dos salidas de ataque en las que este avión participó contra la flota británica. (Foto: MUAN).
A las 1100 horas, ambos aviones trepan hasta los 300 metros de altura y durante tres segundos emiten el barrido de radar necesario para obtener la posición final de sus blancos. Ya con la lectura de radar, los aviones vuelven a rasante e ingresan los datos necesarios para que los misiles pudieran ser disparados. A las 1104 horas ambos aviones iniciaron la fase de ataque, trepan hasta la altura de lanzamiento y de inmediato el CC Bedacarratz dispara su misil AM-39 “Exocet”, pocos segundos después, el TF Mayora dispara el suyo, ambos se transformarían en los primeros pilotos en disparar en combate este tipo de misiles. La distancia aproximada de lanzamiento, con respecto a los blancos, fue de unas 30 millas (54 Km.), culminada la secuencia, los dos cazas argentinos rompen el ataque, vuelven a rasante y emprenden el retorno a casa, arribando a las 1210 horas, minutos antes había llegado su avión guía, el SP-2H matrícula 2-P-112.
El ataque
Cuando todo estubo listo, Mayora y Bedacarratz subieron las escalinatas y se acomodaron dentro de las estrechas cabinas, sujetándose con las correas y cinturones. Bedscarratz abordó el avión matrícula 3-A-202 y su numeral el 3-A-203.
Fue entonces que el nerviosismo dio paso al entusiasmo. Se lanzaron vítores a la patria y a los dos valientes que estaban por partir mientras se agitaban brazos, gorras y pañuelos en señal de despedida, deseando con los pulgares en alto, la mejor de las suertes. Los pilotos respondieron alzando los suyos y echaron a andar.
Las máquinas carretearon lentamente hacia la pista haciendo rugir sus turbinas. Debajo de sus alas derechas, se distinguía la silueta de los temibles Exocet AM-39, que en el transcurso de la guerra se convertirían en el verdadero terror de los ingleses. Los pilotos dieron plena potencia a sus motores y despegaron, ascendiendo a 15.000 pies (4500 metros de altura).
Ya en el aire, Bedacarratz y Mayora enfilaron hacia el punto de reunión con el avión-tanque KC-130, para efectuar el reabastecimiento. El encastre fue perfecto; los tanques se llenaron sin problemas y a las 10.04Z (13.04) se desengancharon. Se hallaban a unas 250 millas del objetivo.
El Hércules se alejó lentamente mientras los Super Etendard iniciaban su viaje de 800 km/h. A todo esto, el Neptune de Proni Leston ya había confirmado la detección del objetivo (10:50Z), permaneciendo durante tres horas en el área con el objeto de controlar la posición. Durante ese período se detectaron un total de cuatro buques enemigos en un sector ubicado a 85 millas al sur de Puerto Argentino.
Temiendo que los ingleses hubiesen detectado su presencia, Proni Leston comenzó a volar en zig-zag simulando que se trataba de un avión de rescate en busca de sobrevivientes.
A los 10:35 (13.35Z) el aparato ascendió hasta los 3.500 pies y transmitió las posiciones a los Super Etendard que venían en camino. Finalizada su tarea, se retiró a toda prisa, pegándose al mar, para aterrizar con sus doce tripulantes en Río Grande a las 15.04; había partido desde ese mismo lugar a las 08.07 hora argentina.
Bedacarratz y Mayora continuaron su avance al ras del agua, repasando la isla Beauchene por el lado sur, un promontorio rocoso envuelto en brumas, que emergía fantasmagóricamente del helado mar. Los pilotos alimentaron con la información recibida los sistemas de la unidad de Ataque (UAT) y ascendieron hasta los 500 pies para localizar los blancos con sus radares. No hallaron nada. Inmediatamente volvieron a descender y volaron otras 25 millas, al termino de las cuales, repitieron la operación. Fue entonces que aparecieron en sus pantallas los ecos de cuatro unidades de superficie, una grande, dos medianas y una más pequeña hacia la izquierda. En ese momento comenzaron a sentir las contramedidas electrónicas británicas cuando las luces de sus tableros se encendieron dando las señales de alarma. Eran las 10.50Z (13.50).
Tras otros 25 millas de vuelo volvieron a repetir la operación comprobando que los barcos se habían desplazado de sus posiciones. Los pilotos programaron sus instrumentos orientando las memorias de sus computadoras de a bordo así como también, las de sus misiles que, en los últimos 10 kms., serían guiados hasta el objetivo.
Eran las 11:04Z (14:04) cuando Bedacarratz disparó su Exocet, a una distancia aproximada de 30 millas. Mayora hizo lo mismo cuando vio salir al misil de su jefe, siendo aquella la primera vez que se disparaba este tipo de proyectil desde un Jet.
Mientras los proyectiles emprendían su vuelo a velocidad supersónica, los pilotos viraron bruscamente hacia la izquierda e iniciaron el escape a unos 1000 km/h al ras del agua o, como suele decirse en esos casos, “peinando las olas”. Había poca visibilidad y el mar, debajo, estaba encrespado. Bedacarratz advirtió a Mayora sobre el peligro de chocar contra el oleaje.
En plena trayectoria de regreso, el jefe de la formación creyó ser perseguido por un par de Harriers pero la voz de su numeral lo tranquilizó al advertirle que era él quien iba casi pegado a su cola.
Los 19 minutos previos al hundimiento del Sheffield
A pesar de contar con 19 minutos para hacerlo, los oficiales británicos a bordo del portaaviones Invincible no alertaron a la flota del primer ataque argentino con un Exocet, el 4 de mayo de 1982, en la guerra de Malvinas. El misil impactó en la fragata británica Sheffield, mató a 20 hombres e hirió a 24.
El Ministerio de Defensa británico confirmó que los oficiales consideraron "espurias" las visiones de los radaristas y que el alerta "no fue pasado". La cadena de mandos no creyó a los dos operadores de radar y los acusaron "de estar cazando conejos".
El diario The Guardian inició una investigación sobre el incidente, lo dejó al descubierto y obtuvo el testimonio de los dos operarios del radar que vieron el Exocet.
David Forster, que ha vuelto a la vida civil y vive en Australia, dijo: "Yo quiero que pidan disculpas" y pidió que el oficial que adoptó la decisión de no dar el alerta "explique su decisión".
"Esta idea ha estado en mi mente por 18 años. Murieron 20 personas porque no se dio el alerta. Yo debería haberme parado y gritado: ''Hay algo que viene. Alerten a la flota''. Yo me castigo en mi conciencia por la muerte de esos hombres. El remordimiento y la tristeza están en mi corazón", dijo Forster, que no fue escuchado por sus superiores en la sala de operaciones electrónica del portaaviones y nunca había hablado antes del episodio.
Junto a él, en la sala de radares estaba Mark Booth, hijo de un oficial de señales de la Marina y ahora golfista profesional.
"Nosotros hicimos lo que el entrenamiento nos ordenaba. Era para otra gente en la sala de operaciones tomar la decisión y actuar con esa información. Cualquier responsabilidad está en otras personas, no en la espalda de David", aclaró Booth.
"Si él armaba un griterío en la sala de operaciones, hubiera sido tratado de histérico. Nosotros sólo teníamos 19 años pero estábamos muy bien entrenados. Eramos muy buenos en nuestro trabajo y tuvimos reacción rápida", dijo.
El Ministerio de Defensa no ha identificado al oficial involucrado y no va a hacer una investigación del episodio.
El capitán del Invincible, sir Jeremy Black, se retiró de la Marina en 1992 y se negó a comentar el hecho. Pero el incidente había sido descripto en un libro de los oficiales del portaaviones que comentaban los problemas de la guerra. Según la historia británica oficial de Malvinas, un destructor cercano a la Sheffield le advirtió de la presencia de dos aviones Super Etendart de la Armada Argentina a 25 millas de la fragata. Su radar estaba paralizado porque oficiales del Sheffield hablaban por teléfono satelital al cuartel general de la marina británica en Londres. La interferencia magnética del teléfono había bloqueado su capacidad de detección. La advertencia a la tripulación fue: "Ataque de misiles. Pegó en cubierta".
El ataque al Sheffield fue el encuentro entre la Armada británica y los misiles franceses Exocet, que se usaron por primera vez, dos días después del hundimiento del crucero General Belgrano, donde más de 300 argentinos murieron.
......
Así fue como aquel 4 de mayo el "Sheffield” se encontraba a unos 35 kms. delante del grupo de portaaviones. Hacía frío pero el cielo se hallaba totalmente despejado y el mar estaba calmo, cosa rara en el Atlántico Sur.
El radarista de a bordo detectó repentinamente señales en su pantalla indicando la proximidad de un avión, lo que informó inmediatamente al lugarteniente Peter Walpole, oficial de guardia. Este se dirigió a cubierta e informó el hecho al teniente Brian Layshow, piloto del helicóptero Lynx de la dotación y entre ambos comenzaron a vigilar el horizonte. Pocos minutos después, creyeron distinguir algo a lo lejos, una especie de nube de humo muy confusa en la lejanía, dándose cuenta al instante de lo que se trataba. Los dos dijeron lo mismo a la vez; - "¡Por Dios, es un misil!"
El Exocet dio de lleno cuatro segundos después, por la banda de estribor, en medio del buque, a pocos centímetros de la línea de flotación. Al instante se produjo una terrible explosión que sacudió toda la nave, desencadenando un verdadero infierno.
El proyectil penetró en línea oblicua, perforando el casco y estallando con inusitada violencia en su interior. Arrasó el centro de control de máquinas, la sala de operaciones, el cuartel general de control de daños, los pasillos, camarotes y otras secciones, al explotar hacia arriba y al exterior. El barco quedó sin energía en el acto, flotando sin rumbo y emanando mucho humo.
Versión inglesa
Siendo aproximadamente las 10.00 del 4 de mayo, el HMS Sheffield estaba en "modo visualización de defensa", con lecturas de 2º grado, como parte de la Fuerza de Tareas Británica dispuestas en el interior de las Islas Malvinas durante la Guerra de las Malvinas. El Sheffield estaba relevando a su gemelo el HMS Coventry (D118) porque éste tenía dificultades técnicas con su "Radar Tipo 965".1 Y entre el Sheffield y el Coventry había intercomunicación intermitente sobre una banda de UHF. Las comunicaciones cesaron cuando se recibió un mensaje no identificado señalando simplemente "Sheffield is hit!".1 El portaaviones HMS Hermes (R12) despachó a sus escoltas HMS Arrow (F173) y HMS Yarmouth (F101) para investigar, y también salió un helicóptero. Reinaba la confusión, hasta que inesperadamente apareció y abordó al Hermes, el helicóptero Lynx del Sheffield, llevando al oficial de "Operaciones Aéreas" y al de "Operaciones,1 que confirmaban el impacto.
El Sheffield identificó el misil entrante, en su aparentemente viejo radar Type 965 (que era temporal pues se esperaba poder dotarlo del Type 1022" en cuanto estuviese disponible), cinco segundos antes del impacto. Y el oficial de Operaciones informó al Director de Misiles, quien se aprestó a dar esos datos al Sistema de Control de Fuego ADAWS 4.1
El avión argentino que disparó su misil no había sido detectado como aguardaban los británicos que sucediese, y hasta alcanzaron a tomar contacto visual con su traza de humo, confirmando que se trataba de un misil rasante al mar. Cinco segundos después, el Exocet impacta al Sheffield. Tal fue la sorpresa, que tampoco se realizaron las maniobras defensivas evasivas que suelen darse en estos casos como por ejemplo:
-cambiar violentamente de curso
-acelerar todo lo posible
-disparar cartuchos de bolas de aluminio (chaff), como contramedida hacia el radar del misil, y otras posibles capturas de blanco.
El Exocet disparado desde uno de los dos Super Étendards que habían despegado desde la Base Río Grande, Tierra del Fuego, era pilotado por el Capitán Augusto Bedacarratz, comandante de misión. Habría sido disparado en un modo de alcance de 11 km que era lo menos esperado por la armada británica que consideraba que los misiles serían arrojados desde una distancia de 80 km, a media altitud. Por este motivo resultó imposible detectarlo a tiempo y tomar las contramedidas que fueran efectivas. Hizo blanco, aproximadamente a 2 metros de la línea de flotación en el Deck 2, abriendo un boquete de 1 x 2,5 m cerca del centro de comando.1
El "Reporte MOD" acerca del hundimiento del Sheffield concluye que: "La evidencia indica que la cabeza explosiva no detonó".2 Sin embargo, algunos miembros de la tripulación y de la Task Force creen que si bien el misil 363 no explotó con el impacto;1 fue el incendio del motor del cohete lo que produjo que el Shefield se quemara. Por su parte, el capitán Sam Salt y otros integrantes de la dotación de a bordo han asegurado con vehemencia que la cabeza del misil sí explotó y que la detonación fue lo que causó el mayor daño así como la mayor cantidad de muertos y heridos. Sugieren que la explosión inutilizó inmediatamente los sistemas generadores de electricidad, haciendo cesar el suministro de agua, quebrando los mecanismos antifuego y permitiendo que el buque se consumiera por el fuego incontrolable.
También se da por sentado que el radar del buque antimisil era incompatible con los enlaces de satélite de comunicaciones lo cual reducía las posibilidades de interceptar a un misil Exocet con vuelo rasante. Por tanto, se concluyó que ni el radar Type 965 ni el misil Sea Dart que llevaban los destructores Tipo 42 estaban preparados para interceptar un misil que venía a ras de las olas.
Tras el ataque, la tripulación, mientras esperaba el rescate se puso a cantar Always Look on the Bright Side of Life de la Vida de Brian.
Los restos flotantes y quemados, fueron remolcados por la fragata Clase Rothesay HMS Yarmouth (F101); pero se abortó tal misión; mientras era remolcado, el barco se hundió en las 53°04′″S 56°56′″O, el 10 de mayo de 1982. Así se convirtió en el primer navío de la Royal Navy hundido en guerra en al menos cuarenta años. Veinte hombres de su tripulación (principalmente en el área de la cocina) murieron durante el ataque. El pecio es un cementerio de guerra y está señalado como un sitio controlado bajo el "Acta de Protección de Restos militares de 1986".
El hundimiento del Sheffield es achacado a veces al uso indiscriminado de aleaciones de aluminio, ya que sus puntos de fusión y de ignición son significativamente inferiores al del acero. Sin embargo, hay un error de base y es que la superestructura del Sheffield' fue hecha totalmente de acero.3 La confusión puede deberse a que las Armadas de EE.UU. y británicas abandonaron el aluminio luego de varios incendios en los años setentas. Los hundimientos de las fragatas Tipo 21 HMS Antelope (F170) y HMS Ardent (F184), ambas con superestructuras de aluminio movieron a cambiar el modo de trabajar con este material. De todos modos, para estos dos casos, se hubieran hundido del mismo modo si hubieran estado construidas con otros materiales ya que los daños producidos por las explosiones eran considerables. La Ardent en particular tras un severo bombardeo de once bombas, con cinco explociones; ningún barco de su tipo hubiera sobrevivido a semejante ataque. El fuego en ambas naves contribuyó a que se cambiara el uso de ropa con nylon y demás sintéticos, por vestidos ignífugos. El "Reporte Oficial" del hundimiento del Sheffield fue desclasificado según las leyes de Libertad de Información del Reino Unido, después de una campaña de ex personal de la marina británica que ha estado criticando los equipos de lucha contra el fuego del barco, el entrenamiento, los procedimientos y a ciertos miembros de la tripulación.4
Versión argentina
El Sheffield fue detectado por primera vez por un avión de reconocimiento argentino P-2 Neptune a las 7.50 AM del 4 de mayo. El avión mantuvo a los barcos ingleses bajo vigilancia, verificando de nuevo la posición del Sheffield a las 8.14 y a las 8.43. Dos aviones Super Étendard armados con misiles Exocet despegaron desde Río Grande a las 9.45 y se encontraron con un avión Hércules C-130 a las 10.00. A las 10.35, el avión de reconocimiento se elevó a 1,1170 metros y detectó dos contactos en las coordenadas 52º 33 55 Sur, 57º 40 55 Oeste mapa. Pocos minutos más tarde, se puso en contacto con los Super Étendards con esta información. Al volar a muy poca altitud, alrededor de las 10.50, ambos cazas se elevaron a 160 metros para verificar el contacto, pero, al no encontrarlos, decidieron continuar. Se acercaron 40 kilómetros y se elevaron de nuevo y tras unos pocos segundos de rastreo, sus objetivos aparecieron en las pantallas del radar. Ambos pilotos cargaron las coordenadas en sus armas antibuque, descendieron y después de una revisión de último minuto arrojaron sus misiles Exocet a las 11.04 desde unos 30 a 50 kilómetros de sus objetivos. No fue necesario que los aviones volvieran a cargar combustible en el aire y aterrizaron en Río Grande a las 12.04. Como unidad de apoyo estaba un Learjet 35 y dos IAI Dagger así como los escoltas del KC-1305 6
El regreso
Mientras esto ocurría en alta mar, los dos Super Etendard continuaban su viaje de regreso al continente. El comandante del KC-130 pidió el resultado de la misión y una vez transmitido, lo informó a Río Grande, donde era aguardado con mucha ansiedad.
El oficial de guardia llamó desde la torre a la sala de pilotos y cuando atendió el teniente Barraza, pasó la novedad. La alegría se adueñó de la situación. Hubo gritos, aplausos, vivas y gran algarabía, hasta tal punto, que los mecánicos en los hangares corrieron a sumarse al festejo.
Poco tiempo después se recibió la información de que los Super Etendard se acercaban, momento en que Bedacarratz informaba a Mayora que a partir de ese momento, pasaban a frecuencia de torre. Cuando se encontraban a 10 millas de distancia se puso en contacto con ella para indicar que se incorporaban a circuito de aterrizaje y de ese modo la torre los fue guiando hasta aterrizar sin inconvenientes.
El recibimiento fue apoteótico. Integrantes de las escuadrillas aeronavales y de la Fuerza Aérea, así como también personal civil y militar de la base gritaban eufóricos agitando en alto sus brazos y lanzando al aire sus gorras. Algunos corrían detrás de las aeronaves mientras estas carreteaban hacia los hangares.
Los pilotos descendieron mientras eran abrazados y felicitados por los presentes. Fueron momentos de mucha emoción.
Aqiel fue un vuelo impecable llevado a cabo por aviadores de elite. Bedacarratz y Mayora dispararon sus mísiles cuando el sistema de detección de sus aviones indicaba que habían entrado en la zona de alcance del objetivo, a unos 35 kms aproximadamente.
El ataque al “Sheffield” motivó la detención momentánea de toda la flota enemiga. Sus jefes, sumamente impresionados, emprendieron un cambio en las tácticas y las operaciones, convencidos de que si no lo hacían, los golpes que recibirían en el futuro serían demoledores. Nadie imaginaba que la Argentina era capaz de llevar a cabo un ataque de tal envergadura y eso desconcertó a muchos.
El "Sheffield” se hundió seis días después, mientras era remolcado lentamente hacia la isla Ascención, desapareciendo bajo las heladas aguas del Atlántico Sur.
Marinos caídos
Los 20 marinos abatidos, bajas de la jornada, cuando el HMS Sheffield fue impactado por un misil Exocet fueron los siguientes marinos del Reino Unido:
Oficial de Maestranza David R. Briggs, D.S.M.
Asistente de Catering Darryl M. Cope
Tte. Comandante David I. Balfour
Ing. de Armas Artificer Andrew C. Eggington
Subteniente Richard C. Emly
Oficial de Maestranza Cook Robert Fagan
Cocinero Neil A. Goodall
Ing. Mecánico Guardiamarina Allan J. Knowles
Lavandero Lai Chi Keung
Jefe de la cocina Tony Marshall
Oficial de Maestranza Anthony R. Norman
Cocinero David E. Osborne
Ing. de Armas Kevin R. F. Sullivan
Cocinero Andrew C. Swallow
Jefe de Armas Mecánico Michael E. G. Till
Ing. Mecánico de Armas Barry J. Wallis
Jefe de Cocina Adrian K. Wellstead
Artillero Brian Welsh
Tte. Comandante WEO John S. Woodhead, D.S.C.
Cocinero Kevin J. Williams
Fuente 1 Fuente 2 Fuente 3 Fuente 4
El hundimiento del HMS "Sheffield"
Primeras misiones aéreas
A las 08:07Z (11.07 hora argentina) del 4 de mayo de 1982, un avión Neptune 2P-2H matrícula 0708/2-P-112 despegó de Río Grande al mando del capitán de corbeta Ernesto Proni Leston con la misión de verificar si había ruta despejada para tres Hércules KC-130 a Puerto Argentino.
Los Neptune eran viejos aviones de exploración norteamericanos, cuyos radares eran inadecuados para ese tipo de operaciones, hecho que obligaba a sus pilotos a aproximarse a unas 100 millas del objetivo, misión sumamente peligrosa ya que ponía al aparato al alcance de las defensas antiaéreas que el enemigo tenía a bordo.
Detección del enemigo – preparando el ataque
Eran las 07:03Z (10.05) cuando la Base Naval de Espora y el TOAS recibieron la comunicación del radarista Pernusi, a bordo del SP-2H, informando que se había detectado lo que parecía un posible blanco enemigo; un "duende" según la expresión utilizada. Fue el cabo Yerba el encargado de transmitirlo al Comando de Aviación Naval.
Eran las 07:30Z (10.30), cuando el teniente de fragata Carlos Machetanz salió corriendo de la sala de pilotos de la Base Aérea de Río Grande para dirigirse al edificio de oficiales, procurando no resbalar sobre el piso cubierto de escarcha. Soplaba un viento helado y la temperatura estaba por debajo de los 0 grados.
Cuando entró en el recinto, el teniente de fragata Armando Mayora se hallaba recostado sobre un camastro, del que se incorporó velozmente al ver entrar a Machetanz. Preocupado le preguntó que ocurría y Machetanz le explicó que se había detectado un posible blanco y que debía dirigirse a la sala de prevuelo donde se encontraban reunidos los otros pilotos.
Una vez en la sala vieron al capitán de navío Augusto Bedacarratz, segundo comandante de la Escuadrilla, dialogando con otros colegas. Para ese momento, él y Mayora habían sido designados para efectuar el ataque.
Realmente la elección no podía haber sido mejor. Ambos pilotos habían volado juntos en innumerables misiones de entrenamiento y se conocían lo suficiente como para no tener que utilizar demasiado la radio.
Cuando todo estuvo listo, los aviadores se encaminaron a sus aparatos. Comenzaban a vivirse momentos de ansiedad, ansiedad que iba en aumento a medida que pasaban los minutos.
Mientras los mecánicos supervisaban los aviones, los pilotos se colocaron sus equipos de supervivencia, sus cascos y sus trajes antiexposición que les permitirían sobrevivir en las aguas heladas durante media hora y se aprestaron a tomar ubicación dentro de sus cabinas.
Se alista la Sección “Vincha” en Río Grande
Desde el primer contacto anunciado esa mañana, la actividad en Río Grande era febril, la EA32 de inmediato se avocó a alistar sus dos cazas Super Etendard que ese día estaban en plena alerta (3-A202 y 3-A-203), sus pilotos comenzaron la planificación de la ruta de vuelo, mientras se coordinaba el repostaje en vuelo desde un avión cisterna KC-130H “Hércules” de la Fuerza Aérea Argentina. Paralelamente, se comenzaba el proceso de montaje de los misiles AM-39 “Exocet” en los cazas y se los alistaba para el inicio de lo que podría ser, después de varias cancelaciones, su primera misión de combate real. En la sala de pilotos de Río Grande los dos pilotos asignados a esta misión, el capitán de corbeta (CC) Augusto Bedacarratz y el teniente de fragata (TF) Armando Mayora, daban los últimos retoques a su plan de misión, revisaban su uniforme y se dirigían a sus aviones.
A las 0944 horas despega los dos aviones que conformaban la sección “Vincha”, con el CC Bedacarratz como líder, desde Río Grande, cada avión transportaba un misil antibuque AM-39 “Exocet”, el misil antibuque de lanzamiento aéreo más moderno de Occidente hasta ese momento y nunca probado en combate. Las aeronaves siguieron su itinerario previsto rumbo a la posición de los blancos reportados por el 2-P-112, volando a gran altura con rumbo Este.
A 250 millas del blanco toman contacto con el avión cisterna KC-130H de la Fuerza Aérea, matriculado TC-70, el cual les suministró el combustible necesario para continuar con su misión y alcanzar los blancos previstos, hasta esos momentos, los más modernos aviones argentinos no mostraron ningún inconveniente y todo seguía como estaba planeado. A las 1035 horas, el patrullero pudo actualizar nuevamente la posición de la flota británica, aunque los continuos problemas con el radar y demás sistemas electrónicos comenzaron a causar preocupación. Ya para entonces, la sección “Vincha” había actualizado la información sobre los blancos y ponía rumbo hacia los mismos: tres buques habían sido detectados en la posición 53º 4’ Sur; 58º 1’ Oeste. Ahora el CC Bedacarratz y su punto, el CF Mayora, volaban a 115 millas de sus blancos y cargaban sus datos en la computadora de misión mientras volaban a baja altura.
El Super Etendard numeral 3-A-203 fue uno de los integrantes del ataque contra el destructor británico, en el cual ambos aviones dispararon sendos AM-39 "Exocet". La foto fue tomada en el transcurso de una de las dos salidas de ataque en las que este avión participó contra la flota británica. (Foto: MUAN).
A las 1100 horas, ambos aviones trepan hasta los 300 metros de altura y durante tres segundos emiten el barrido de radar necesario para obtener la posición final de sus blancos. Ya con la lectura de radar, los aviones vuelven a rasante e ingresan los datos necesarios para que los misiles pudieran ser disparados. A las 1104 horas ambos aviones iniciaron la fase de ataque, trepan hasta la altura de lanzamiento y de inmediato el CC Bedacarratz dispara su misil AM-39 “Exocet”, pocos segundos después, el TF Mayora dispara el suyo, ambos se transformarían en los primeros pilotos en disparar en combate este tipo de misiles. La distancia aproximada de lanzamiento, con respecto a los blancos, fue de unas 30 millas (54 Km.), culminada la secuencia, los dos cazas argentinos rompen el ataque, vuelven a rasante y emprenden el retorno a casa, arribando a las 1210 horas, minutos antes había llegado su avión guía, el SP-2H matrícula 2-P-112.
El ataque
Cuando todo estubo listo, Mayora y Bedacarratz subieron las escalinatas y se acomodaron dentro de las estrechas cabinas, sujetándose con las correas y cinturones. Bedscarratz abordó el avión matrícula 3-A-202 y su numeral el 3-A-203.
Fue entonces que el nerviosismo dio paso al entusiasmo. Se lanzaron vítores a la patria y a los dos valientes que estaban por partir mientras se agitaban brazos, gorras y pañuelos en señal de despedida, deseando con los pulgares en alto, la mejor de las suertes. Los pilotos respondieron alzando los suyos y echaron a andar.
Las máquinas carretearon lentamente hacia la pista haciendo rugir sus turbinas. Debajo de sus alas derechas, se distinguía la silueta de los temibles Exocet AM-39, que en el transcurso de la guerra se convertirían en el verdadero terror de los ingleses. Los pilotos dieron plena potencia a sus motores y despegaron, ascendiendo a 15.000 pies (4500 metros de altura).
Ya en el aire, Bedacarratz y Mayora enfilaron hacia el punto de reunión con el avión-tanque KC-130, para efectuar el reabastecimiento. El encastre fue perfecto; los tanques se llenaron sin problemas y a las 10.04Z (13.04) se desengancharon. Se hallaban a unas 250 millas del objetivo.
El Hércules se alejó lentamente mientras los Super Etendard iniciaban su viaje de 800 km/h. A todo esto, el Neptune de Proni Leston ya había confirmado la detección del objetivo (10:50Z), permaneciendo durante tres horas en el área con el objeto de controlar la posición. Durante ese período se detectaron un total de cuatro buques enemigos en un sector ubicado a 85 millas al sur de Puerto Argentino.
Temiendo que los ingleses hubiesen detectado su presencia, Proni Leston comenzó a volar en zig-zag simulando que se trataba de un avión de rescate en busca de sobrevivientes.
A los 10:35 (13.35Z) el aparato ascendió hasta los 3.500 pies y transmitió las posiciones a los Super Etendard que venían en camino. Finalizada su tarea, se retiró a toda prisa, pegándose al mar, para aterrizar con sus doce tripulantes en Río Grande a las 15.04; había partido desde ese mismo lugar a las 08.07 hora argentina.
Bedacarratz y Mayora continuaron su avance al ras del agua, repasando la isla Beauchene por el lado sur, un promontorio rocoso envuelto en brumas, que emergía fantasmagóricamente del helado mar. Los pilotos alimentaron con la información recibida los sistemas de la unidad de Ataque (UAT) y ascendieron hasta los 500 pies para localizar los blancos con sus radares. No hallaron nada. Inmediatamente volvieron a descender y volaron otras 25 millas, al termino de las cuales, repitieron la operación. Fue entonces que aparecieron en sus pantallas los ecos de cuatro unidades de superficie, una grande, dos medianas y una más pequeña hacia la izquierda. En ese momento comenzaron a sentir las contramedidas electrónicas británicas cuando las luces de sus tableros se encendieron dando las señales de alarma. Eran las 10.50Z (13.50).
Tras otros 25 millas de vuelo volvieron a repetir la operación comprobando que los barcos se habían desplazado de sus posiciones. Los pilotos programaron sus instrumentos orientando las memorias de sus computadoras de a bordo así como también, las de sus misiles que, en los últimos 10 kms., serían guiados hasta el objetivo.
Eran las 11:04Z (14:04) cuando Bedacarratz disparó su Exocet, a una distancia aproximada de 30 millas. Mayora hizo lo mismo cuando vio salir al misil de su jefe, siendo aquella la primera vez que se disparaba este tipo de proyectil desde un Jet.
Mientras los proyectiles emprendían su vuelo a velocidad supersónica, los pilotos viraron bruscamente hacia la izquierda e iniciaron el escape a unos 1000 km/h al ras del agua o, como suele decirse en esos casos, “peinando las olas”. Había poca visibilidad y el mar, debajo, estaba encrespado. Bedacarratz advirtió a Mayora sobre el peligro de chocar contra el oleaje.
En plena trayectoria de regreso, el jefe de la formación creyó ser perseguido por un par de Harriers pero la voz de su numeral lo tranquilizó al advertirle que era él quien iba casi pegado a su cola.
Los 19 minutos previos al hundimiento del Sheffield
A pesar de contar con 19 minutos para hacerlo, los oficiales británicos a bordo del portaaviones Invincible no alertaron a la flota del primer ataque argentino con un Exocet, el 4 de mayo de 1982, en la guerra de Malvinas. El misil impactó en la fragata británica Sheffield, mató a 20 hombres e hirió a 24.
El Ministerio de Defensa británico confirmó que los oficiales consideraron "espurias" las visiones de los radaristas y que el alerta "no fue pasado". La cadena de mandos no creyó a los dos operadores de radar y los acusaron "de estar cazando conejos".
El diario The Guardian inició una investigación sobre el incidente, lo dejó al descubierto y obtuvo el testimonio de los dos operarios del radar que vieron el Exocet.
David Forster, que ha vuelto a la vida civil y vive en Australia, dijo: "Yo quiero que pidan disculpas" y pidió que el oficial que adoptó la decisión de no dar el alerta "explique su decisión".
"Esta idea ha estado en mi mente por 18 años. Murieron 20 personas porque no se dio el alerta. Yo debería haberme parado y gritado: ''Hay algo que viene. Alerten a la flota''. Yo me castigo en mi conciencia por la muerte de esos hombres. El remordimiento y la tristeza están en mi corazón", dijo Forster, que no fue escuchado por sus superiores en la sala de operaciones electrónica del portaaviones y nunca había hablado antes del episodio.
Junto a él, en la sala de radares estaba Mark Booth, hijo de un oficial de señales de la Marina y ahora golfista profesional.
"Nosotros hicimos lo que el entrenamiento nos ordenaba. Era para otra gente en la sala de operaciones tomar la decisión y actuar con esa información. Cualquier responsabilidad está en otras personas, no en la espalda de David", aclaró Booth.
"Si él armaba un griterío en la sala de operaciones, hubiera sido tratado de histérico. Nosotros sólo teníamos 19 años pero estábamos muy bien entrenados. Eramos muy buenos en nuestro trabajo y tuvimos reacción rápida", dijo.
El Ministerio de Defensa no ha identificado al oficial involucrado y no va a hacer una investigación del episodio.
El capitán del Invincible, sir Jeremy Black, se retiró de la Marina en 1992 y se negó a comentar el hecho. Pero el incidente había sido descripto en un libro de los oficiales del portaaviones que comentaban los problemas de la guerra. Según la historia británica oficial de Malvinas, un destructor cercano a la Sheffield le advirtió de la presencia de dos aviones Super Etendart de la Armada Argentina a 25 millas de la fragata. Su radar estaba paralizado porque oficiales del Sheffield hablaban por teléfono satelital al cuartel general de la marina británica en Londres. La interferencia magnética del teléfono había bloqueado su capacidad de detección. La advertencia a la tripulación fue: "Ataque de misiles. Pegó en cubierta".
El ataque al Sheffield fue el encuentro entre la Armada británica y los misiles franceses Exocet, que se usaron por primera vez, dos días después del hundimiento del crucero General Belgrano, donde más de 300 argentinos murieron.
......
Así fue como aquel 4 de mayo el "Sheffield” se encontraba a unos 35 kms. delante del grupo de portaaviones. Hacía frío pero el cielo se hallaba totalmente despejado y el mar estaba calmo, cosa rara en el Atlántico Sur.
El radarista de a bordo detectó repentinamente señales en su pantalla indicando la proximidad de un avión, lo que informó inmediatamente al lugarteniente Peter Walpole, oficial de guardia. Este se dirigió a cubierta e informó el hecho al teniente Brian Layshow, piloto del helicóptero Lynx de la dotación y entre ambos comenzaron a vigilar el horizonte. Pocos minutos después, creyeron distinguir algo a lo lejos, una especie de nube de humo muy confusa en la lejanía, dándose cuenta al instante de lo que se trataba. Los dos dijeron lo mismo a la vez; - "¡Por Dios, es un misil!"
El Exocet dio de lleno cuatro segundos después, por la banda de estribor, en medio del buque, a pocos centímetros de la línea de flotación. Al instante se produjo una terrible explosión que sacudió toda la nave, desencadenando un verdadero infierno.
El proyectil penetró en línea oblicua, perforando el casco y estallando con inusitada violencia en su interior. Arrasó el centro de control de máquinas, la sala de operaciones, el cuartel general de control de daños, los pasillos, camarotes y otras secciones, al explotar hacia arriba y al exterior. El barco quedó sin energía en el acto, flotando sin rumbo y emanando mucho humo.
Versión inglesa
Siendo aproximadamente las 10.00 del 4 de mayo, el HMS Sheffield estaba en "modo visualización de defensa", con lecturas de 2º grado, como parte de la Fuerza de Tareas Británica dispuestas en el interior de las Islas Malvinas durante la Guerra de las Malvinas. El Sheffield estaba relevando a su gemelo el HMS Coventry (D118) porque éste tenía dificultades técnicas con su "Radar Tipo 965".1 Y entre el Sheffield y el Coventry había intercomunicación intermitente sobre una banda de UHF. Las comunicaciones cesaron cuando se recibió un mensaje no identificado señalando simplemente "Sheffield is hit!".1 El portaaviones HMS Hermes (R12) despachó a sus escoltas HMS Arrow (F173) y HMS Yarmouth (F101) para investigar, y también salió un helicóptero. Reinaba la confusión, hasta que inesperadamente apareció y abordó al Hermes, el helicóptero Lynx del Sheffield, llevando al oficial de "Operaciones Aéreas" y al de "Operaciones,1 que confirmaban el impacto.
El Sheffield identificó el misil entrante, en su aparentemente viejo radar Type 965 (que era temporal pues se esperaba poder dotarlo del Type 1022" en cuanto estuviese disponible), cinco segundos antes del impacto. Y el oficial de Operaciones informó al Director de Misiles, quien se aprestó a dar esos datos al Sistema de Control de Fuego ADAWS 4.1
El avión argentino que disparó su misil no había sido detectado como aguardaban los británicos que sucediese, y hasta alcanzaron a tomar contacto visual con su traza de humo, confirmando que se trataba de un misil rasante al mar. Cinco segundos después, el Exocet impacta al Sheffield. Tal fue la sorpresa, que tampoco se realizaron las maniobras defensivas evasivas que suelen darse en estos casos como por ejemplo:
-cambiar violentamente de curso
-acelerar todo lo posible
-disparar cartuchos de bolas de aluminio (chaff), como contramedida hacia el radar del misil, y otras posibles capturas de blanco.
El Exocet disparado desde uno de los dos Super Étendards que habían despegado desde la Base Río Grande, Tierra del Fuego, era pilotado por el Capitán Augusto Bedacarratz, comandante de misión. Habría sido disparado en un modo de alcance de 11 km que era lo menos esperado por la armada británica que consideraba que los misiles serían arrojados desde una distancia de 80 km, a media altitud. Por este motivo resultó imposible detectarlo a tiempo y tomar las contramedidas que fueran efectivas. Hizo blanco, aproximadamente a 2 metros de la línea de flotación en el Deck 2, abriendo un boquete de 1 x 2,5 m cerca del centro de comando.1
El "Reporte MOD" acerca del hundimiento del Sheffield concluye que: "La evidencia indica que la cabeza explosiva no detonó".2 Sin embargo, algunos miembros de la tripulación y de la Task Force creen que si bien el misil 363 no explotó con el impacto;1 fue el incendio del motor del cohete lo que produjo que el Shefield se quemara. Por su parte, el capitán Sam Salt y otros integrantes de la dotación de a bordo han asegurado con vehemencia que la cabeza del misil sí explotó y que la detonación fue lo que causó el mayor daño así como la mayor cantidad de muertos y heridos. Sugieren que la explosión inutilizó inmediatamente los sistemas generadores de electricidad, haciendo cesar el suministro de agua, quebrando los mecanismos antifuego y permitiendo que el buque se consumiera por el fuego incontrolable.
También se da por sentado que el radar del buque antimisil era incompatible con los enlaces de satélite de comunicaciones lo cual reducía las posibilidades de interceptar a un misil Exocet con vuelo rasante. Por tanto, se concluyó que ni el radar Type 965 ni el misil Sea Dart que llevaban los destructores Tipo 42 estaban preparados para interceptar un misil que venía a ras de las olas.
Tras el ataque, la tripulación, mientras esperaba el rescate se puso a cantar Always Look on the Bright Side of Life de la Vida de Brian.
Los restos flotantes y quemados, fueron remolcados por la fragata Clase Rothesay HMS Yarmouth (F101); pero se abortó tal misión; mientras era remolcado, el barco se hundió en las 53°04′″S 56°56′″O, el 10 de mayo de 1982. Así se convirtió en el primer navío de la Royal Navy hundido en guerra en al menos cuarenta años. Veinte hombres de su tripulación (principalmente en el área de la cocina) murieron durante el ataque. El pecio es un cementerio de guerra y está señalado como un sitio controlado bajo el "Acta de Protección de Restos militares de 1986".
El hundimiento del Sheffield es achacado a veces al uso indiscriminado de aleaciones de aluminio, ya que sus puntos de fusión y de ignición son significativamente inferiores al del acero. Sin embargo, hay un error de base y es que la superestructura del Sheffield' fue hecha totalmente de acero.3 La confusión puede deberse a que las Armadas de EE.UU. y británicas abandonaron el aluminio luego de varios incendios en los años setentas. Los hundimientos de las fragatas Tipo 21 HMS Antelope (F170) y HMS Ardent (F184), ambas con superestructuras de aluminio movieron a cambiar el modo de trabajar con este material. De todos modos, para estos dos casos, se hubieran hundido del mismo modo si hubieran estado construidas con otros materiales ya que los daños producidos por las explosiones eran considerables. La Ardent en particular tras un severo bombardeo de once bombas, con cinco explociones; ningún barco de su tipo hubiera sobrevivido a semejante ataque. El fuego en ambas naves contribuyó a que se cambiara el uso de ropa con nylon y demás sintéticos, por vestidos ignífugos. El "Reporte Oficial" del hundimiento del Sheffield fue desclasificado según las leyes de Libertad de Información del Reino Unido, después de una campaña de ex personal de la marina británica que ha estado criticando los equipos de lucha contra el fuego del barco, el entrenamiento, los procedimientos y a ciertos miembros de la tripulación.4
Versión argentina
El Sheffield fue detectado por primera vez por un avión de reconocimiento argentino P-2 Neptune a las 7.50 AM del 4 de mayo. El avión mantuvo a los barcos ingleses bajo vigilancia, verificando de nuevo la posición del Sheffield a las 8.14 y a las 8.43. Dos aviones Super Étendard armados con misiles Exocet despegaron desde Río Grande a las 9.45 y se encontraron con un avión Hércules C-130 a las 10.00. A las 10.35, el avión de reconocimiento se elevó a 1,1170 metros y detectó dos contactos en las coordenadas 52º 33 55 Sur, 57º 40 55 Oeste mapa. Pocos minutos más tarde, se puso en contacto con los Super Étendards con esta información. Al volar a muy poca altitud, alrededor de las 10.50, ambos cazas se elevaron a 160 metros para verificar el contacto, pero, al no encontrarlos, decidieron continuar. Se acercaron 40 kilómetros y se elevaron de nuevo y tras unos pocos segundos de rastreo, sus objetivos aparecieron en las pantallas del radar. Ambos pilotos cargaron las coordenadas en sus armas antibuque, descendieron y después de una revisión de último minuto arrojaron sus misiles Exocet a las 11.04 desde unos 30 a 50 kilómetros de sus objetivos. No fue necesario que los aviones volvieran a cargar combustible en el aire y aterrizaron en Río Grande a las 12.04. Como unidad de apoyo estaba un Learjet 35 y dos IAI Dagger así como los escoltas del KC-1305 6
El regreso
Mientras esto ocurría en alta mar, los dos Super Etendard continuaban su viaje de regreso al continente. El comandante del KC-130 pidió el resultado de la misión y una vez transmitido, lo informó a Río Grande, donde era aguardado con mucha ansiedad.
El oficial de guardia llamó desde la torre a la sala de pilotos y cuando atendió el teniente Barraza, pasó la novedad. La alegría se adueñó de la situación. Hubo gritos, aplausos, vivas y gran algarabía, hasta tal punto, que los mecánicos en los hangares corrieron a sumarse al festejo.
Poco tiempo después se recibió la información de que los Super Etendard se acercaban, momento en que Bedacarratz informaba a Mayora que a partir de ese momento, pasaban a frecuencia de torre. Cuando se encontraban a 10 millas de distancia se puso en contacto con ella para indicar que se incorporaban a circuito de aterrizaje y de ese modo la torre los fue guiando hasta aterrizar sin inconvenientes.
El recibimiento fue apoteótico. Integrantes de las escuadrillas aeronavales y de la Fuerza Aérea, así como también personal civil y militar de la base gritaban eufóricos agitando en alto sus brazos y lanzando al aire sus gorras. Algunos corrían detrás de las aeronaves mientras estas carreteaban hacia los hangares.
Los pilotos descendieron mientras eran abrazados y felicitados por los presentes. Fueron momentos de mucha emoción.
Aqiel fue un vuelo impecable llevado a cabo por aviadores de elite. Bedacarratz y Mayora dispararon sus mísiles cuando el sistema de detección de sus aviones indicaba que habían entrado en la zona de alcance del objetivo, a unos 35 kms aproximadamente.
El ataque al “Sheffield” motivó la detención momentánea de toda la flota enemiga. Sus jefes, sumamente impresionados, emprendieron un cambio en las tácticas y las operaciones, convencidos de que si no lo hacían, los golpes que recibirían en el futuro serían demoledores. Nadie imaginaba que la Argentina era capaz de llevar a cabo un ataque de tal envergadura y eso desconcertó a muchos.
El "Sheffield” se hundió seis días después, mientras era remolcado lentamente hacia la isla Ascención, desapareciendo bajo las heladas aguas del Atlántico Sur.
Marinos caídos
Los 20 marinos abatidos, bajas de la jornada, cuando el HMS Sheffield fue impactado por un misil Exocet fueron los siguientes marinos del Reino Unido:
Oficial de Maestranza David R. Briggs, D.S.M.
Asistente de Catering Darryl M. Cope
Tte. Comandante David I. Balfour
Ing. de Armas Artificer Andrew C. Eggington
Subteniente Richard C. Emly
Oficial de Maestranza Cook Robert Fagan
Cocinero Neil A. Goodall
Ing. Mecánico Guardiamarina Allan J. Knowles
Lavandero Lai Chi Keung
Jefe de la cocina Tony Marshall
Oficial de Maestranza Anthony R. Norman
Cocinero David E. Osborne
Ing. de Armas Kevin R. F. Sullivan
Cocinero Andrew C. Swallow
Jefe de Armas Mecánico Michael E. G. Till
Ing. Mecánico de Armas Barry J. Wallis
Jefe de Cocina Adrian K. Wellstead
Artillero Brian Welsh
Tte. Comandante WEO John S. Woodhead, D.S.C.
Cocinero Kevin J. Williams
Fuente 1 Fuente 2 Fuente 3 Fuente 4
domingo, 28 de septiembre de 2014
sábado, 27 de septiembre de 2014
Libro: ¿Combates en el litoral atlántico argentino?
Libro sobre Malvinas revela duros combates en la Patagonia
Un total de quince conscriptos argentinos murieron en intercambio de fuego con fuerzas especiales británicas en territorio continental argentino durante la guerra de Malvinas, afirma un libro sobre el conflicto escrito por un ex integrante de las fuerzas de elite y que es auspiciado por el Príncipe Andrés.
Se trata del libro “Piloto de Fuerzas Especiales, memoria de vuelo en la guerra de las Falklands”, que fue escrito por el piloto de helicópteros coronel Richard Hutchings y reproducido por el portal Mercopress.
Según sus propias palabras, esas acciones fueron mantenidas en secreto por ambos gobiernos, pero “varios ex conscriptos” se pusieron en contacto con él, “desesperados por contar sus experiencias”.
“Los conscriptos afirman que su experiencia de guerra contra el enemigo británico tuvo lugar en territorio continental argentino en la Patagonia, donde unos 3 mil conscriptos operaron junto a fuerzas regulares en la protección de aeropuertos, depósitos de combustible en las bases aéreas de Río Grande y Río Gallegos, para protegerlas de operaciones de sabotaje por fuerzas especiales británicas”, indicó el coronel Hutchings.
Estos conscriptos alegan que se enfrentaron con fuerzas de SAS y SBS (Special Air Service y Special Boat Service) en territorio argentino.l
El Liberal
Un total de quince conscriptos argentinos murieron en intercambio de fuego con fuerzas especiales británicas en territorio continental argentino durante la guerra de Malvinas, afirma un libro sobre el conflicto escrito por un ex integrante de las fuerzas de elite y que es auspiciado por el Príncipe Andrés.
Se trata del libro “Piloto de Fuerzas Especiales, memoria de vuelo en la guerra de las Falklands”, que fue escrito por el piloto de helicópteros coronel Richard Hutchings y reproducido por el portal Mercopress.
Según sus propias palabras, esas acciones fueron mantenidas en secreto por ambos gobiernos, pero “varios ex conscriptos” se pusieron en contacto con él, “desesperados por contar sus experiencias”.
“Los conscriptos afirman que su experiencia de guerra contra el enemigo británico tuvo lugar en territorio continental argentino en la Patagonia, donde unos 3 mil conscriptos operaron junto a fuerzas regulares en la protección de aeropuertos, depósitos de combustible en las bases aéreas de Río Grande y Río Gallegos, para protegerlas de operaciones de sabotaje por fuerzas especiales británicas”, indicó el coronel Hutchings.
Estos conscriptos alegan que se enfrentaron con fuerzas de SAS y SBS (Special Air Service y Special Boat Service) en territorio argentino.l
El Liberal
viernes, 26 de septiembre de 2014
jueves, 25 de septiembre de 2014
Un Puma sobre las Georgias
El Puma abandonado en las Georgias
Puma del Ejercito Argentino sobre la cubierta de vuelo del ARA Bahía Paraíso, durante la operación Georgias. Mas tarde la aeronave fue granizada por un intenso fuego de armas automáticas, pero el piloto pudo cruzar la bahía y aterrizó de emergencia el helicóptero en la costa Sur de la misma, en la orilla opuesta a Punta Coronel Zelaya (o King Edward Point). Los conscriptos Mario Almonacid y Jorge Néstor Águila murieron y otros cuatro resultaron heridos, el resto quedó fuera de combate.
Se trata del SA-330L Puma del Ejercito Argentino matrícula AE-504
Fuente: Facebook Soledad Malvinas
Puma del Ejercito Argentino sobre la cubierta de vuelo del ARA Bahía Paraíso, durante la operación Georgias. Mas tarde la aeronave fue granizada por un intenso fuego de armas automáticas, pero el piloto pudo cruzar la bahía y aterrizó de emergencia el helicóptero en la costa Sur de la misma, en la orilla opuesta a Punta Coronel Zelaya (o King Edward Point). Los conscriptos Mario Almonacid y Jorge Néstor Águila murieron y otros cuatro resultaron heridos, el resto quedó fuera de combate.
Se trata del SA-330L Puma del Ejercito Argentino matrícula AE-504
Fuente: Facebook Soledad Malvinas
miércoles, 24 de septiembre de 2014
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