Brexit: Gran Bretaña votó a favor de la salida de la Unión Europea
En el referéndum celebrado ayer, el "Brexit" se impuso con un 52% a favor
La Nación
Un cartel de campaña a favor de la salida de Gran Bretaña de la UE. Foto: AFP
El "Brexit" triunfó. En el referéndum celebrado ayer el país votó a favor de abandonar la Unión Europea, aunque así entró en terreno desconocido.
El bando partidario de marcharse se impuso con un 52% de los votos y la decisión desestabiliza el proyecto de unidad continental forjado tras la II Guerra Mundial con la esperanza de hacer imposibles futuros conflictos.
A su vez, plantea la posibilidad de años de negociaciones sobre comercio y lazos políticos y empresariales con lo que se convertirá en un bloque de 27 países. En esencia, la votación marca el comienzo, más que el final, de un proceso que podría llevar décadas.
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Los mercados financieros mundiales se desplomaron cuando el conteo casi definitivo mostró una victoria para la opción de abandonar el bloque con un 51,8 por ciento contra un 48,2 por ciento a favor de la posibilidad de permanecer en la UE.
La libra esterlina sufrió también su peor caída diaria al desplomarse un 10 por ciento frente al dólar, tocando un mínimo de 31 años debido a los temores del mercado de que la decisión golpearía con fuerza la inversión en la quinta mayor economía del mundo.
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El resultado dará inicio a al menos dos años de un conflictivo procedimiento de divorcio de la UE, que generará dudas sobre el rol de Londres como la capital financiera global y pondrá bajo una fuerte presión al primer ministro David Cameron para que renuncie, pese a que durante la campaña prometió que se mantendría en el cargo más allá del resultado.
El euro también se vio afectado al caer más de un 3 por ciento frente al dólar por las preocupaciones de que el resultado generaría un mayor daño económico y político al país frente a permanecer como parte del bloque. Los inversores corrieron en masa en busca de activos considerados de refugio, como el oro y el yen.
En la primera muestra de preocupación a nivel internacional, el viceministro de Finanzas de Japón para asuntos internacionales, Masatsugu Asakawa, dijo que consultaría con el ministro de Finanzas, Taro Aso, sobre la forma de responder a los movimientos del mercado.
Las fuerzas euroescépticas británicas se mostraron eufóricas, celebrando una victoria a la que calificaron como una protesta contra los líderes británicos, las grandes empresas y los políticos extranjeros -incluyendo a Barack Obama- que habían instado a una permanencia del Reino Unido en el bloque.
Agencia AP y Reuters
viernes, 24 de junio de 2016
jueves, 23 de junio de 2016
Owen Crippa recuerda su inolvidable 21 de Mayo
Malvinas: el otro vuelo de un halcón
Autor de una maniobra en combate única. Estuvo en la región y habló sobre la “desmalvinización”
Federico Aríngoli
federico@rionegro.com.ar
Río Negro
“Fui a dar una charla a un colegio y me dijeron: ‘No vaya a hacer una apología de la guerra’. Estamos locos si alguien que estuvo en la guerra va a venir a hacer una apología de la guerra. Nadie mejor que el que la sufrió para decir: muchachos si la podemos solucionar de otra manera, mejor”.
La reflexión sale de Owen Crippa quien tiene (entre otras condecoraciones) la Cruz al Heroico Valor en Combate por realizar, con un avión liviano (AerMacchi MB339), un ataque aéreo que se estudia en todo el mundo y que sirvió para que Argentina pueda repeler el desembarco de la flota inglesa en la bahía de San Carlos, el 21 de mayo de 1982.
Hace unos días estuvo en la región contando sobre lo que fue Malvinas pero, fundamentalmente, buscando dejar un mensaje “para que nos volvamos a encontrar los argentinos”.
P- ¿Cómo fue el pos-Malvinas?
R- Para los veteranos fue espantoso. Un desentendimiento total no solamente de las organizaciones militares y las políticas, sino de la sociedad en general. Toda la prensa, buenos periodistas y buenas personas, se dejaron llevar por la propaganda inglesa y hasta hoy escucho que hay periodistas que utilizan los tips que dejó la publicidad inglesa.
P- Qué es la “publicidad inglesa”.
R- Cuando (Winston) Churchill (nieto) dice: “Hay que revolcarlos en el barro de la humillación”. Los ingleses no son improvisados. Tienen bien claro que fue una guerra de interés geopolítico para la OTAN. A tal punto que un historiador llama a la guerra de Malvinas como la última batalla de la Segunda Guerra Mundial, porque si hacés un análisis global rápido te das cuenta de que en esa época hay cambios en el orden mundial.
P- ¿Fue el mensaje de los chicos con hambre y frío?
R- Entró ese mensaje. Los pobres chicos que no tenían nada. Los soldaditos explotados por la dictadura. Y hubo de todo. Hubo comportamientos excelsos y hubo basuras, pero la guerra es así.
P-: ¿Pero cómo llegaron?
R- Los pilotos llegamos bien. Estábamos a nivel de cualquier piloto de cualquier país del mundo.
P- ¿Y en tecnología?
R- Los (aviones) Super Etendard no los tenía nadie en el mundo. Tenían un sistema de misil inteligente que nunca se había aprobado en el mundo. Lo habíamos pagado a Francia pero los técnicos no bien empezó la guerra se vuelven a su país. Cuando empieza la guerra los ingleses le preguntan a los franceses, esto nos lo cuentan ellos: ¿Ustedes les habilitaron los sistemas de armas de los Super Etendard? No. ¿Ustedes piensan que los van a poder poner en funcionamiento? No. Cuando se produce el hundimiento del Sheffield, tuvieron conciencia de que los argentinos no somos tan incapaces.
P- ¿Hubo algunos cambios en estos años?
R- Sí, gracias al trabajo de los veteranos, que se fueron organizando pese a todos los contratiempos. También a la gente que nos acompaña y nos apoya. Todavía hay algunos gobernantes que vienen a sacarse la foto el 2 de abril y después desaparecen.
P- ¿Se superó lo que llaman desmalvinización?
R- El tema de la desmalvinización, donde se busca mezclar todo, es que no nos damos cuenta de que los últimos 60 años a esta parte los hemos gastado en peleas internas y discusiones estériles. Peleándonos entre nosotros y dejándonos llevar por esta publicidad inglesa que viene desde el inicio de nuestro país. Como veteranos nos planteamos varios objetivos y uno de ellos es tratar de llevar un mensaje para que nos volvamos a encontrar los argentinos. Yo jamás hablé de desmalvinización, yo hablé de desargentinización.
P- Contabas que tienen relación con veteranos ingleses. Cómo surge.
R- Las primeras entrevistas que a mí me hicieron después de la guerra, ya estando retirado, no me las hicieron periodistas argentinos, vinieron periodistas ingleses. Eso te da la pauta de la importancia que le daban en el extranjero.
P- ¿Y cómo ven la guerra?
R- El piloto al que yo no le tiro, le apunto y después decido ir por un buque, cuando lo vi por primera vez me dice: “Tomaste una muy buena decisión (risas)”. Él me decía que estaba en el Mar del Norte y de imprevisto lo llevan a Inglaterra y de ahí a Malvinas. Me dice que no sabía dónde estaba. Pero contaban el apoyo de la OTAN.
P- ¿Volviste a Malvinas?
R- No quiero ir porque no quiero que firmen un pasaporte como si entrara a un país extranjero. No quiero que jamás un inglés diga: “Sí, usted reconoció que las Malvinas son inglesas”. No quiero. Los ingleses son muy taimados. Son hábiles. Piensan a 100 años y sus organizaciones y estrategias están pensadas a 100 años.
La actualidad de los veteranos
P- Decís que hay discriminación para los veteranos, por qué.
R- Por ley discriminan. Estos días que yo estuve acá y que siempre aprovecho para reunirme con veteranos. Analizo la ley de Río Negro y digo pucha, están discriminando a los oficiales y a los suboficiales. Y es terrible. No se dan cuenta que Río Negro la mayoría de sus muertos son oficiales y suboficiales. Y que, por ejemplo, tienen uno de los pilotos de combate más destacado de la Argentina que nació en Bariloche: Carlos Carvallo.
Por eso te digo hay que trabajar, hay que cambiar la manera de pensar. Por ejemplo en Santa Fe conseguimos una atención de trabajo para que puedan desarrollarse. Se logró que todos los veteranos de Santa Fe tengan, por lo menos, asistencia médica. En la provincia no tuvimos ningún suicidado post Malvinas y tiene 800 veteranos.
P- Cómo fue aquel 21 de mayo.
R- Yo salí ese día a atacar. Yo sabía que me iba a encontrar con buques, los que me mandan me dicen que no me iba a encontrar con buques. Pero una maniobra de desembarco anfibio implica un apoyo logístico importante. No se puede hacer esa maniobra sin barcos. Es una maniobra muy compleja y muy grande.
A tal punto que no me dejan armarme completo. Yo tenía cañones y cohetes. Lindo poder de fuego, pero no son para hundir un buque. Son para hacer daños menores, dejarlo fuera de servicio. Si con bombas, pero no me dejan que yo saque mis coheteras y ponga bombas. No me dejan.
Y me dicen que le tire a lanchones y helicópteros.
De hecho ni bien despego veo adelante un combate con un helicóptero quemándose y otro huyendo. Sospecho que eran propios y no les tiro, gracias a dios, porque eran propios.
P- ¿Es normal que salieras solo?
R- No, es anti doctrinario. Nunca se concibe la operación de un avión de combate en solitario. Siempre, mínimo son dos.
Qué pasa, nosotros (en ese sector) teníamos solamente dos aviones y uno había quedado sin servicio la tarde anterior porque cuando venían aterrizando y los Harriers nos venían persiguiendo, ametrallan y uno se va de pista con un impacto con una cubierta.
Es noche, el 20, nos quedamos trabajando en el medio de la nada, en el barro y entre las pierdas. Llovizna, viento, con linternas, pocas herramientas, un equipo de cuatro personas.
Terminamos como a las 12 de la noche y teníamos que caminar entre medio de las trincheras cuatro o cinco kilómetros.
Cuando llegamos al refugio y entramos sin santo y seña, nos podría haber matado nuestra propia infantería, nos encontramos con la noticia de que Esteban, que lo había mandado (Mohamed Alí) Saineldin, como observador de la zona de San Carlos, avisaba que veían entrar buques ingleses. Entrada la madrugada avisa que entra en combate con helicópteros ingleses y que se empieza a replegar. Después se perdió comunicación. Había que salir urgente.
Primero nos piden que les demos apoyo aéreo cercano, les explico que era imposible porque yo corría riesgo de matar a mi propia gente. Era mi especialidad, yo era especialista en ese tipo de ataque. Sabía que en esas condiciones no se podía hacer.
Me opongo. Me dicen que salga para ver qué pasaba y que tire solamente a lanchones y helicópteros. Pero que era prioritaria la información.
Salgo. Cuando quiero entrar a la bahía me encuentro con niebla. No puedo entrar, giro hacia el norte, pensando que me iba encontrar con los barcos mar afuera.
Salgo mar afuera y no encuentro ningún buque y pienso que era raro si hacían un desembarco, que no se vieran. Me confunde una roca que está en mar, que se llama roca Punta Remolinos, una piedra muy filosa que de lejos parece el perfil de un barco. Primero me confunde, voy volando y me doy cuenta que es una piedra, empiezo a entrar por el estrecho.
En esa parte, al norte el estrecho tiene 3 o 4 kilómetros, ni bien entro al estrecho veo sobre la otra costa veo un barco inglés, sigo y veo otro, pero de repente aparece un helicóptero en vuelo estacionario en la boca de la bahía. Yo no veía adentro de la bahía. Volaba pegado para que no me detecten los ingleses, entonces me preparo para atacar ese helicóptero. Apunto. Era como tirarle al blanco y cuando me desprendo de la loma ya veo muchos busques. Pero como ya estaba yendo en ascenso para tirarle al helicóptero, pienso que era más redituable dejar fuera de servicio un buque que derribar un helicóptero.
Pensá que yo estaba a 300 metros del helicóptero y volando a 600 km por hora. Asique entre que miro, tomo la decisión y giro, el avión mío avanzó mucho y la inercia me llevo a pocos metros del helicóptero. Ya con mi avión a 90 grados, veo el gesto del piloto que me ve, te lo juro. Hasta me sonrió y pienso “Dios no quiso que sea tu día”. Termino la maniobra y me enfrasco en atacar al primer buque.
Como nuestros aviones son convencionales, viste que a veces se escucha decir “eran suicidas los pilotos argentinos porque pasaban rozando arriba de los buques”. No hay otra forma de atacar con un avión convencional. Así ataques un buque, un tanque o un puente, tenés que pasar por arriba. No hay otra forma. Son bombas por gravedad, no guiadas.
Asi que le empiezo a tirar a un cañón. Vuela el cañón. Después de años me entero que ahí hubo dos ingleses heridos. Y ya empiezo a tirar a lo que nosotros llamamos arboladura, que son las antenas de radar, radios, equipos y la zona del puente de comando donde está el comándate con su equipo. Tiro y me encuentro que tengo que recuperar para no chocar las antenas. Ahí veo que está lleno de barcos adelante.
Que pienso, si yo ataco y después giro, quedo a merced del ataque de los otros buques. Un festival. Me bajaban como una palomita. Entonces se me ocurre meterme entre todos ellos.
La pensé ahí, pero no es una cuestión de valentía, es una cuestión supervivencia. Yo lo hice porque dije es la única forma de que yo salga de este infierno. Si hubiese hecho lo otro en vez de 623 muertos, hoy había 624. Y Dios quiso que saliera bien.
Fui escapando entre los barcos y yo sabía que cuando pasara el último me iban a tirar con todo, pero había un istmo que separaba a otra bahía. Y digo, listo cuando llego acá van a ser unos minutos que me van a tirar con todo, pero yo salto al otro lado y por lo menos pongo entre el avión y los barcos, un pedazo de tierra.
En esa última parte yo iba volando con mi mano en el bastón y con la otra en el accionador del asiento eyectable. Yo sabía que si me impactaban ahí yo no iba a tener tiempo para hacer otra cosa.
Cuando toco tierra, veo que el Fairline me tira un misil. Hago la maniobra de desenganche de misil tradicional. Vuelvo y salto al otro lado. Cuando llego al otro lado, que era la bahía de Ruiz Puente, me encuentro con más buques ingleses. Ya para esto la tierra abajo mío hervía de tiros.
Y fue saltando así y Dios quiso que no me toque ni una esquirla. Y antes de volver pienso, si vuelvo y digo que había muchos buques me van a decir “está bien Owen eran cuatro o cinco”. Y era lógico que lo piensen así porque si me hubiesen dicho a mí que ahí había más de cuatro o cinco buques yo les decía que estaban locos.
Asique gire, volví a otra posición mas arriba, y dibuje en mi anotador de rodilla la costa y fui posicionando los buques como estaban. Posicioné 13, en realidad había más, pero con eso volví a Puerto Argentino. Y atrás mío se largó todo el ataque que fue terrible, la tierra temblaba a kilómetros.
P- ¿Volviste a salir?
R- No me dejaron salir.
“Cuando llego al otro lado, que era la bahía de Ruiz Puente, me encuentro con más buques ingleses. Ya para esto la tierra abajo mío hervía de tiros”.
Crippa salió en solitario a hacer un relevamiento y se encontró con un desembarco. Atacó, escapó entre fuego enemigo y regresó con información.
Nació en 1951 en Colonia San Rafael, al norte de Santa Fe.
En 1969 entró a la Escuela Naval y 1975 fue trasladado a Trelew.
Fue el único que pasó de “exploración y guerra antisubmarinas” a “caza y combate”.
Estuvo 15 años en servicio y ahora vive en Sunchales.
Autor de una maniobra en combate única. Estuvo en la región y habló sobre la “desmalvinización”
Federico Aríngoli
federico@rionegro.com.ar
Río Negro
“Fui a dar una charla a un colegio y me dijeron: ‘No vaya a hacer una apología de la guerra’. Estamos locos si alguien que estuvo en la guerra va a venir a hacer una apología de la guerra. Nadie mejor que el que la sufrió para decir: muchachos si la podemos solucionar de otra manera, mejor”.
La reflexión sale de Owen Crippa quien tiene (entre otras condecoraciones) la Cruz al Heroico Valor en Combate por realizar, con un avión liviano (AerMacchi MB339), un ataque aéreo que se estudia en todo el mundo y que sirvió para que Argentina pueda repeler el desembarco de la flota inglesa en la bahía de San Carlos, el 21 de mayo de 1982.
Hace unos días estuvo en la región contando sobre lo que fue Malvinas pero, fundamentalmente, buscando dejar un mensaje “para que nos volvamos a encontrar los argentinos”.
P- ¿Cómo fue el pos-Malvinas?
R- Para los veteranos fue espantoso. Un desentendimiento total no solamente de las organizaciones militares y las políticas, sino de la sociedad en general. Toda la prensa, buenos periodistas y buenas personas, se dejaron llevar por la propaganda inglesa y hasta hoy escucho que hay periodistas que utilizan los tips que dejó la publicidad inglesa.
P- Qué es la “publicidad inglesa”.
R- Cuando (Winston) Churchill (nieto) dice: “Hay que revolcarlos en el barro de la humillación”. Los ingleses no son improvisados. Tienen bien claro que fue una guerra de interés geopolítico para la OTAN. A tal punto que un historiador llama a la guerra de Malvinas como la última batalla de la Segunda Guerra Mundial, porque si hacés un análisis global rápido te das cuenta de que en esa época hay cambios en el orden mundial.
P- ¿Fue el mensaje de los chicos con hambre y frío?
R- Entró ese mensaje. Los pobres chicos que no tenían nada. Los soldaditos explotados por la dictadura. Y hubo de todo. Hubo comportamientos excelsos y hubo basuras, pero la guerra es así.
P-: ¿Pero cómo llegaron?
R- Los pilotos llegamos bien. Estábamos a nivel de cualquier piloto de cualquier país del mundo.
P- ¿Y en tecnología?
R- Los (aviones) Super Etendard no los tenía nadie en el mundo. Tenían un sistema de misil inteligente que nunca se había aprobado en el mundo. Lo habíamos pagado a Francia pero los técnicos no bien empezó la guerra se vuelven a su país. Cuando empieza la guerra los ingleses le preguntan a los franceses, esto nos lo cuentan ellos: ¿Ustedes les habilitaron los sistemas de armas de los Super Etendard? No. ¿Ustedes piensan que los van a poder poner en funcionamiento? No. Cuando se produce el hundimiento del Sheffield, tuvieron conciencia de que los argentinos no somos tan incapaces.
P- ¿Hubo algunos cambios en estos años?
R- Sí, gracias al trabajo de los veteranos, que se fueron organizando pese a todos los contratiempos. También a la gente que nos acompaña y nos apoya. Todavía hay algunos gobernantes que vienen a sacarse la foto el 2 de abril y después desaparecen.
P- ¿Se superó lo que llaman desmalvinización?
R- El tema de la desmalvinización, donde se busca mezclar todo, es que no nos damos cuenta de que los últimos 60 años a esta parte los hemos gastado en peleas internas y discusiones estériles. Peleándonos entre nosotros y dejándonos llevar por esta publicidad inglesa que viene desde el inicio de nuestro país. Como veteranos nos planteamos varios objetivos y uno de ellos es tratar de llevar un mensaje para que nos volvamos a encontrar los argentinos. Yo jamás hablé de desmalvinización, yo hablé de desargentinización.
P- Contabas que tienen relación con veteranos ingleses. Cómo surge.
R- Las primeras entrevistas que a mí me hicieron después de la guerra, ya estando retirado, no me las hicieron periodistas argentinos, vinieron periodistas ingleses. Eso te da la pauta de la importancia que le daban en el extranjero.
P- ¿Y cómo ven la guerra?
R- El piloto al que yo no le tiro, le apunto y después decido ir por un buque, cuando lo vi por primera vez me dice: “Tomaste una muy buena decisión (risas)”. Él me decía que estaba en el Mar del Norte y de imprevisto lo llevan a Inglaterra y de ahí a Malvinas. Me dice que no sabía dónde estaba. Pero contaban el apoyo de la OTAN.
P- ¿Volviste a Malvinas?
R- No quiero ir porque no quiero que firmen un pasaporte como si entrara a un país extranjero. No quiero que jamás un inglés diga: “Sí, usted reconoció que las Malvinas son inglesas”. No quiero. Los ingleses son muy taimados. Son hábiles. Piensan a 100 años y sus organizaciones y estrategias están pensadas a 100 años.
La actualidad de los veteranos
P- Decís que hay discriminación para los veteranos, por qué.
R- Por ley discriminan. Estos días que yo estuve acá y que siempre aprovecho para reunirme con veteranos. Analizo la ley de Río Negro y digo pucha, están discriminando a los oficiales y a los suboficiales. Y es terrible. No se dan cuenta que Río Negro la mayoría de sus muertos son oficiales y suboficiales. Y que, por ejemplo, tienen uno de los pilotos de combate más destacado de la Argentina que nació en Bariloche: Carlos Carvallo.
Por eso te digo hay que trabajar, hay que cambiar la manera de pensar. Por ejemplo en Santa Fe conseguimos una atención de trabajo para que puedan desarrollarse. Se logró que todos los veteranos de Santa Fe tengan, por lo menos, asistencia médica. En la provincia no tuvimos ningún suicidado post Malvinas y tiene 800 veteranos.
Una maniobra única
P- Cómo fue aquel 21 de mayo.
R- Yo salí ese día a atacar. Yo sabía que me iba a encontrar con buques, los que me mandan me dicen que no me iba a encontrar con buques. Pero una maniobra de desembarco anfibio implica un apoyo logístico importante. No se puede hacer esa maniobra sin barcos. Es una maniobra muy compleja y muy grande.
A tal punto que no me dejan armarme completo. Yo tenía cañones y cohetes. Lindo poder de fuego, pero no son para hundir un buque. Son para hacer daños menores, dejarlo fuera de servicio. Si con bombas, pero no me dejan que yo saque mis coheteras y ponga bombas. No me dejan.
Y me dicen que le tire a lanchones y helicópteros.
De hecho ni bien despego veo adelante un combate con un helicóptero quemándose y otro huyendo. Sospecho que eran propios y no les tiro, gracias a dios, porque eran propios.
P- ¿Es normal que salieras solo?
R- No, es anti doctrinario. Nunca se concibe la operación de un avión de combate en solitario. Siempre, mínimo son dos.
Qué pasa, nosotros (en ese sector) teníamos solamente dos aviones y uno había quedado sin servicio la tarde anterior porque cuando venían aterrizando y los Harriers nos venían persiguiendo, ametrallan y uno se va de pista con un impacto con una cubierta.
Es noche, el 20, nos quedamos trabajando en el medio de la nada, en el barro y entre las pierdas. Llovizna, viento, con linternas, pocas herramientas, un equipo de cuatro personas.
Terminamos como a las 12 de la noche y teníamos que caminar entre medio de las trincheras cuatro o cinco kilómetros.
Cuando llegamos al refugio y entramos sin santo y seña, nos podría haber matado nuestra propia infantería, nos encontramos con la noticia de que Esteban, que lo había mandado (Mohamed Alí) Saineldin, como observador de la zona de San Carlos, avisaba que veían entrar buques ingleses. Entrada la madrugada avisa que entra en combate con helicópteros ingleses y que se empieza a replegar. Después se perdió comunicación. Había que salir urgente.
Primero nos piden que les demos apoyo aéreo cercano, les explico que era imposible porque yo corría riesgo de matar a mi propia gente. Era mi especialidad, yo era especialista en ese tipo de ataque. Sabía que en esas condiciones no se podía hacer.
Me opongo. Me dicen que salga para ver qué pasaba y que tire solamente a lanchones y helicópteros. Pero que era prioritaria la información.
Salgo. Cuando quiero entrar a la bahía me encuentro con niebla. No puedo entrar, giro hacia el norte, pensando que me iba encontrar con los barcos mar afuera.
Salgo mar afuera y no encuentro ningún buque y pienso que era raro si hacían un desembarco, que no se vieran. Me confunde una roca que está en mar, que se llama roca Punta Remolinos, una piedra muy filosa que de lejos parece el perfil de un barco. Primero me confunde, voy volando y me doy cuenta que es una piedra, empiezo a entrar por el estrecho.
En esa parte, al norte el estrecho tiene 3 o 4 kilómetros, ni bien entro al estrecho veo sobre la otra costa veo un barco inglés, sigo y veo otro, pero de repente aparece un helicóptero en vuelo estacionario en la boca de la bahía. Yo no veía adentro de la bahía. Volaba pegado para que no me detecten los ingleses, entonces me preparo para atacar ese helicóptero. Apunto. Era como tirarle al blanco y cuando me desprendo de la loma ya veo muchos busques. Pero como ya estaba yendo en ascenso para tirarle al helicóptero, pienso que era más redituable dejar fuera de servicio un buque que derribar un helicóptero.
Pensá que yo estaba a 300 metros del helicóptero y volando a 600 km por hora. Asique entre que miro, tomo la decisión y giro, el avión mío avanzó mucho y la inercia me llevo a pocos metros del helicóptero. Ya con mi avión a 90 grados, veo el gesto del piloto que me ve, te lo juro. Hasta me sonrió y pienso “Dios no quiso que sea tu día”. Termino la maniobra y me enfrasco en atacar al primer buque.
Como nuestros aviones son convencionales, viste que a veces se escucha decir “eran suicidas los pilotos argentinos porque pasaban rozando arriba de los buques”. No hay otra forma de atacar con un avión convencional. Así ataques un buque, un tanque o un puente, tenés que pasar por arriba. No hay otra forma. Son bombas por gravedad, no guiadas.
Asi que le empiezo a tirar a un cañón. Vuela el cañón. Después de años me entero que ahí hubo dos ingleses heridos. Y ya empiezo a tirar a lo que nosotros llamamos arboladura, que son las antenas de radar, radios, equipos y la zona del puente de comando donde está el comándate con su equipo. Tiro y me encuentro que tengo que recuperar para no chocar las antenas. Ahí veo que está lleno de barcos adelante.
Que pienso, si yo ataco y después giro, quedo a merced del ataque de los otros buques. Un festival. Me bajaban como una palomita. Entonces se me ocurre meterme entre todos ellos.
La pensé ahí, pero no es una cuestión de valentía, es una cuestión supervivencia. Yo lo hice porque dije es la única forma de que yo salga de este infierno. Si hubiese hecho lo otro en vez de 623 muertos, hoy había 624. Y Dios quiso que saliera bien.
Fui escapando entre los barcos y yo sabía que cuando pasara el último me iban a tirar con todo, pero había un istmo que separaba a otra bahía. Y digo, listo cuando llego acá van a ser unos minutos que me van a tirar con todo, pero yo salto al otro lado y por lo menos pongo entre el avión y los barcos, un pedazo de tierra.
En esa última parte yo iba volando con mi mano en el bastón y con la otra en el accionador del asiento eyectable. Yo sabía que si me impactaban ahí yo no iba a tener tiempo para hacer otra cosa.
Cuando toco tierra, veo que el Fairline me tira un misil. Hago la maniobra de desenganche de misil tradicional. Vuelvo y salto al otro lado. Cuando llego al otro lado, que era la bahía de Ruiz Puente, me encuentro con más buques ingleses. Ya para esto la tierra abajo mío hervía de tiros.
Y fue saltando así y Dios quiso que no me toque ni una esquirla. Y antes de volver pienso, si vuelvo y digo que había muchos buques me van a decir “está bien Owen eran cuatro o cinco”. Y era lógico que lo piensen así porque si me hubiesen dicho a mí que ahí había más de cuatro o cinco buques yo les decía que estaban locos.
Asique gire, volví a otra posición mas arriba, y dibuje en mi anotador de rodilla la costa y fui posicionando los buques como estaban. Posicioné 13, en realidad había más, pero con eso volví a Puerto Argentino. Y atrás mío se largó todo el ataque que fue terrible, la tierra temblaba a kilómetros.
P- ¿Volviste a salir?
R- No me dejaron salir.
“Cuando llego al otro lado, que era la bahía de Ruiz Puente, me encuentro con más buques ingleses. Ya para esto la tierra abajo mío hervía de tiros”.
Crippa salió en solitario a hacer un relevamiento y se encontró con un desembarco. Atacó, escapó entre fuego enemigo y regresó con información.
Perfil de un aviador
Del campo a los cielosNació en 1951 en Colonia San Rafael, al norte de Santa Fe.
En 1969 entró a la Escuela Naval y 1975 fue trasladado a Trelew.
Fue el único que pasó de “exploración y guerra antisubmarinas” a “caza y combate”.
Estuvo 15 años en servicio y ahora vive en Sunchales.
lunes, 20 de junio de 2016
Entregan cuaderno a un VGM en Neuquén
Le trajo a un veterano el cuaderno que un inglés encontró en Malvinas
Un neuquino figuraba en una bitácora de guerra.
Florencia Figar viajó a Neuquén para entregarle a Gustavo Vera el cuaderno que escribió su jefe en la guerra y que fue encontrado por un soldado inglés.
Pablo Montanaro
montanarop@lmneuquen.com.ar
Lmneuquén
NEUQUÉN
Durante más de dos años, Florencia Figar, una joven de 20 años que vive en Berazategui, provincia de Buenos Aires, llevó consigo una obsesión: encontrar a una de las personas que aparecían mencionadas en un cuaderno de bitácora que durante la Guerra de Malvinas perteneció a un integrante del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 601 de Mar del Plata. Ayer, finalmente, Florencia pudo entregar ese "legado" a Gustavo Vera, un veterano neuquino que combatió en la guerra de Malvinas. Vera es una de las personas que aparecen citadas en el cuaderno que perteneció al subteniente Carlos Barri.
Cuando a mediados de 2013 Florencia viajó a Londres para un intercambio escolar, no se imaginó que iba a encontrarse con una parte de la historia de aquella contienda bélica que dejó marcada a una joven generación argentina.
Alojada en Kent, un pueblo al sureste de Londres, una noche después de la cena el padre de la familia que la albergó, Martin Bradford, le comentó a la joven que había pertenecido a Royal Marines (infantes de marina del Reino Unido) y que había estado en la Guerra de Malvinas.
"En un momento de la charla, Martin se dirigió a su biblioteca y trajo un cuaderno Laprida y me lo entrega con la condición de que encuentre a su dueño", cuenta Florencia a LM Neuquén.
El cuaderno lo había encontrado Bradford muy cerca del lugar donde esta fuerza británica de operaciones anfibias había desembarcado tras la rendición argentina el 14 de junio de 1982. "Me dijo que lo encontró tirado cerca del puerto aéreo", en la misma zona donde aquel joven combatiente Gustavo Vera esperaba junto a otros miles el regreso al continente.
Al volver de Londres, Florencia inició la intensa tarea de hallar a Barri, pero sin éxito. Entonces, decidió contactarse con veteranos de diversas localidades. "Los veteranos de Quilmes me dijeron que una de las personas citadas en el cuaderno vivía en Neuquén. Me pasaron el celular de Gustavo y un día lo llamé. Al marcar su número me temblaba la mano, tenía miedo de cómo podía reaccionar. Hablé con él y me di cuenta de que era una persona cálida y noble, y quedé en viajar a Neuquén para darle el cuaderno", relató la joven, quien el sábado participará del acto por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas en el Cenotafio del Parque Central.
"Encontrarme con este cuaderno es revivir esos difíciles momentos que pasé, incluso las broncas por aquellas sanciones que nos ponía Barri", cuenta Vera, quien llegó a Malvinas el 7 de abril de 1982.
Para Florencia, la entrega del cuaderno "es como seguir el legado de los excombatientes por más que no hayamos vivido esa experiencia traumática". Por eso sostiene que es importante que la juventud "siga apoyando a estas personas que fueron a una guerra con la edad que hoy tenemos nosotros". Y afirma: "La sociedad argentina estuvo mal en no recibir a los soldados cuando volvieron".
"Demuestra falta de atención dejando bombardear a dos aviones Sea Harrier sin abrir fuego con su pieza demostrando negligencia. 10 días de arresto", dice una de las entradas referidas a Gustavo Vera del cuaderno que hasta tiene la huella de una pisada de un borceguí. "Los Sea Harrier pasaban a 20 mil metros de altura, cómo le iba a tirar", dice Vera con una sonrisa.
Un neuquino figuraba en una bitácora de guerra.
Florencia Figar viajó a Neuquén para entregarle a Gustavo Vera el cuaderno que escribió su jefe en la guerra y que fue encontrado por un soldado inglés.
Pablo Montanaro
montanarop@lmneuquen.com.ar
Lmneuquén
NEUQUÉN
Durante más de dos años, Florencia Figar, una joven de 20 años que vive en Berazategui, provincia de Buenos Aires, llevó consigo una obsesión: encontrar a una de las personas que aparecían mencionadas en un cuaderno de bitácora que durante la Guerra de Malvinas perteneció a un integrante del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 601 de Mar del Plata. Ayer, finalmente, Florencia pudo entregar ese "legado" a Gustavo Vera, un veterano neuquino que combatió en la guerra de Malvinas. Vera es una de las personas que aparecen citadas en el cuaderno que perteneció al subteniente Carlos Barri.
El cuaderno quedará en el Museo Malvinas, ubicado en el Espacio para la Memoria en la ex Esma.
Cuando a mediados de 2013 Florencia viajó a Londres para un intercambio escolar, no se imaginó que iba a encontrarse con una parte de la historia de aquella contienda bélica que dejó marcada a una joven generación argentina.
Alojada en Kent, un pueblo al sureste de Londres, una noche después de la cena el padre de la familia que la albergó, Martin Bradford, le comentó a la joven que había pertenecido a Royal Marines (infantes de marina del Reino Unido) y que había estado en la Guerra de Malvinas.
"En un momento de la charla, Martin se dirigió a su biblioteca y trajo un cuaderno Laprida y me lo entrega con la condición de que encuentre a su dueño", cuenta Florencia a LM Neuquén.
El cuaderno lo había encontrado Bradford muy cerca del lugar donde esta fuerza británica de operaciones anfibias había desembarcado tras la rendición argentina el 14 de junio de 1982. "Me dijo que lo encontró tirado cerca del puerto aéreo", en la misma zona donde aquel joven combatiente Gustavo Vera esperaba junto a otros miles el regreso al continente.
Al volver de Londres, Florencia inició la intensa tarea de hallar a Barri, pero sin éxito. Entonces, decidió contactarse con veteranos de diversas localidades. "Los veteranos de Quilmes me dijeron que una de las personas citadas en el cuaderno vivía en Neuquén. Me pasaron el celular de Gustavo y un día lo llamé. Al marcar su número me temblaba la mano, tenía miedo de cómo podía reaccionar. Hablé con él y me di cuenta de que era una persona cálida y noble, y quedé en viajar a Neuquén para darle el cuaderno", relató la joven, quien el sábado participará del acto por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas en el Cenotafio del Parque Central.
"Encontrarme con este cuaderno es revivir esos difíciles momentos que pasé, incluso las broncas por aquellas sanciones que nos ponía Barri", cuenta Vera, quien llegó a Malvinas el 7 de abril de 1982.
Para Florencia, la entrega del cuaderno "es como seguir el legado de los excombatientes por más que no hayamos vivido esa experiencia traumática". Por eso sostiene que es importante que la juventud "siga apoyando a estas personas que fueron a una guerra con la edad que hoy tenemos nosotros". Y afirma: "La sociedad argentina estuvo mal en no recibir a los soldados cuando volvieron".
Huellas
Una pisada en el campo de batalla"Demuestra falta de atención dejando bombardear a dos aviones Sea Harrier sin abrir fuego con su pieza demostrando negligencia. 10 días de arresto", dice una de las entradas referidas a Gustavo Vera del cuaderno que hasta tiene la huella de una pisada de un borceguí. "Los Sea Harrier pasaban a 20 mil metros de altura, cómo le iba a tirar", dice Vera con una sonrisa.
sábado, 18 de junio de 2016
Acuerdo para identificar a soldados NN
Malvinas: hay un principio de acuerdo para identificar a los soldados NN
Con el aval de la Argentina y el Reino Unido, una misión de la Cruz Roja iría a fin de mes al cementerio de Darwin para evaluar las tareas a realizar; de las 230 tumbas, hay 123 que no pudieron ser identificadas
Nicolás Balinotti - LA NACION
Con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) como mediador, la Argentina y el Reino Unido llegaron a un principio de acuerdo para que un grupo de expertos avance en el corto plazo en el proceso de identificación forense de los soldados argentinos sin nombre (NN) que están sepultados en el cementerio de Darwin, en las islas Malvinas. Así lo reconoció hoy a LA NACION una alta fuente oficial que sigue de cerca la negociación entre Buenos Aires y Londres.
"Antes de fin de mes, el Comité Internacional de la Cruz Roja enviará una misión para evaluar los trabajos a realizar. El gobierno argentino, por un lado, y el Reino Unido, por el otro, autorizaron la misión, que tiene fines estrictamente humanitarios. La Argentina reafirma su derecho de soberanía", informó el funcionario argentino.
Desde su llegada a la Cancillería, Susana Malcorra privilegió esta misión para identificar a los soldados NN que combatieron en la guerra de 1982. Luis Fondebrider, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, participaría del reconocimiento de los cuerpos.
El cementerio de Darwin está situado a casi 90 kilómetros de Puerto Argentino. Entre praderas y colinas, hay 230 cruces de madera custodiadas por una más grande que sobresale en una geografía patagónica. Es un enorme territorio sin nada alrededor. De las 230 tumbas, 123 no pudieron ser identificadas.
El año pasado, durante la gestión kirchnerista, el gobierno de Malvinas exigió participar en la identificación de los soldados NN. Con este principio de acuerdo entre el Reino Unido y la Argentina, y con la Cruz Roja como mediador, se descarta que los isleños aceptarían este paso adelante, asumieron fuentes oficiales.
Con el aval de la Argentina y el Reino Unido, una misión de la Cruz Roja iría a fin de mes al cementerio de Darwin para evaluar las tareas a realizar; de las 230 tumbas, hay 123 que no pudieron ser identificadas
Nicolás Balinotti - LA NACION
Con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) como mediador, la Argentina y el Reino Unido llegaron a un principio de acuerdo para que un grupo de expertos avance en el corto plazo en el proceso de identificación forense de los soldados argentinos sin nombre (NN) que están sepultados en el cementerio de Darwin, en las islas Malvinas. Así lo reconoció hoy a LA NACION una alta fuente oficial que sigue de cerca la negociación entre Buenos Aires y Londres.
"Antes de fin de mes, el Comité Internacional de la Cruz Roja enviará una misión para evaluar los trabajos a realizar. El gobierno argentino, por un lado, y el Reino Unido, por el otro, autorizaron la misión, que tiene fines estrictamente humanitarios. La Argentina reafirma su derecho de soberanía", informó el funcionario argentino.
Desde su llegada a la Cancillería, Susana Malcorra privilegió esta misión para identificar a los soldados NN que combatieron en la guerra de 1982. Luis Fondebrider, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, participaría del reconocimiento de los cuerpos.
El cementerio de Darwin está situado a casi 90 kilómetros de Puerto Argentino. Entre praderas y colinas, hay 230 cruces de madera custodiadas por una más grande que sobresale en una geografía patagónica. Es un enorme territorio sin nada alrededor. De las 230 tumbas, 123 no pudieron ser identificadas.
El año pasado, durante la gestión kirchnerista, el gobierno de Malvinas exigió participar en la identificación de los soldados NN. Con este principio de acuerdo entre el Reino Unido y la Argentina, y con la Cruz Roja como mediador, se descarta que los isleños aceptarían este paso adelante, asumieron fuentes oficiales.
jueves, 16 de junio de 2016
Mayor Maiorano: El defensor antiaéreo de Puerto Argentino
La historia del héroe rosarino que lideró la defensa antiaérea de Puerto Argentino
La Capital
Hugo Maiorano tiene hoy 74 años y recuerda el conflicto bélico 34 años después. Valora la camaradería de sus hombres y admite que nunca se planteó regresar a las islas Malvinas.
Reflexivo. Maiorano comandó un grupo de 62 personas, todos regresaron con vida del conflicto.
Una tarde de 1959 Hugo fue al cine Radar a ver una película de acción. Tenía 17 años, terminaba el secundario en el Nacional 1 y su padre soñaba que comenzara una carrera universitaria. Pero él sabía que, como empleado de comercio, su papá no iba a poder costear la educación superior de tres hijos y, tal vez por eso, esa misma tarde comenzó a delinear otro futuro. Cuando terminó la película, dos oficiales de la Fuerza Aérea hablaron al público y ofrecieron, a quien quisiera, formarse en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba de manera gratuita. En 1982, con 40 años, Hugo ya era el Mayor Maiorano, especialista en "defensa antiaérea". Cuando se tomaron las islas Malvinas, una unidad a su cargo fue asignada a ese territorio. "Usted se queda, Maiorano", le dijeron sus superiores. Pero el 5 de abril él estaba en Puerto Argentino, en la costa este de la isla Soledad, organizando la defensa por pedido propio.
"Eramos un grupo de gente que trataba de sobrevivir. No estaba el hombre riguroso que daba las órdenes a los soldados. Tratábamos de alentarnos unos a otros y taparnos el miedo. Porque el miedo existe. El que diga que no lo tuvo está mintiendo", recuerda Hugo, quien tras la guerra estuvo prisionero de los ingleses por un mes y ahora, con 74 años, dice no haberse planteado nunca regresar a Malvinas. "Para mí es un recuerdo doloroso".
El 2 de abril de 1982 —casi 150 años después de la ocupación británica de 1833— las fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas. Poco tiempo antes Hugo Maiorano había sido asignado a la base aérea de Mar del Plata y allí le dijeron que una de las tres unidades a su cargo iría a Puerto Argentino (o Stanley, según la denominación británica), el principal puerto y la única ciudad de las islas Malvinas. En ese lugar había una pista de aterrizaje de mil metros de largo, un hangar y una torre de control. Era el único medio de contacto con el continente que serviría para la evacuación de heridos y el aprovisionamiento de alimentos y medios logísticos. Su misión era defenderlo.
"Los 62 hombres que integraban ese grupo que yo conducía volvieron vivos". Ese es uno de los mayores orgullos del Maiorano que volvió de la guerra. El mismo que, cuando el 14 de junio de 1982 las fuerzas argentinas capitularon ante las tropas inglesas, quedó detenido por el ejército inglés junto a otros oficiales. Y el que se sintió abandonado por el gobierno argentino —la dictadura cívico-militar que en ese momento estaba en manos de Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo y Jorge Isaac Anaya— que decidió no formalizar la rendición ni negociar la repatriación de los presos. "Estaban especulando con los prisioneros de guerra. No se preocuparon en lo más mínimo por irnos a buscar", dijo.
El primer ataque que sufrió la unidad dirigida por Maiorano fue el 1º de mayo de 1982. "Primero nos bombardearon dos aviones Vulcan que descargaron 21 bombas de 500 kilos. Les podríamos haber tirado, pero teníamos miedo de que fuera un avión propio", recordó. El objetivo del ataque había sido destruir la pista de aterrizaje en manos de Argentina, pero no lo consiguieron. "A las 8 vinieron con aviones Harrier, que son más chicos. Ahí nos dimos el festejo, porque nuestra capacidad era para aviones que atacan a baja altura".
Entre las bombas. Las diez semanas que transcurrieron desde el desembarco de la unidad hasta el regreso de los soldados tras el cese de hostilidades se sucedieron entre bombardeos, guarecidos en refugios subterráneos que elaboraron durante los primeros días en la isla. "La cosa se ponía cada vez peor. Teníamos mucha desventaja. Ellos tenían misiles y nosotros cañones. Además contaban con misiles antirradares, que localizaban los radares con los que nosotros pretendíamos rastrearlos a ellos y los hacían volar. Con su tecnología veían tanto de día como de noche con anteojos de visión nocturna. Nosotros teníamos uno cada 20 personas", detalló Maiorano. "El 14 de junio a mí me dijeron que se había terminado la guerra y, la verdad, estaba un poquito contento de que se hubiera acabado todo", confesó.
Pero ese no sería el fin de su estadía en Malvinas. Pasó otro mes hasta que se reunió con su mujer y sus tres hijas. "Se dieron cuenta de que yo era un cuadro y no me dejaron subir al barco que devolvía a los soldados al continente. Me llevaron hasta un frigorífico abandonado donde me reencontré con algunos compañeros", entre ellos el capitán Ugarte, a quien Maiorano había enviado tiempo atrás en una misión y, como nunca había regresado, lo dieron por muerto: había sido capturado por los ingleses. "Es muy fuerte enfrentarte a una emoción así", admitió.
Tras Malvinas, volvió a Rosario y fue subdirector del Liceo Aeronáutico Militar por seis años. Luego se desempeñó como agregado aeronáutico en Washington, fue jefe de la base aérea militar de Mar del Plata y, ya jubilado, se hizo cargo de la obra social de la Fuerza Aérea en Rosario.
En los 34 años que lo separan de Malvinas, nunca se planteó volver. "Hay muchos que lo hicieron. Yo no quiero. Tengo un mal recuerdo de lo que viví. Uno doloroso", admitió.
La Capital
Hugo Maiorano tiene hoy 74 años y recuerda el conflicto bélico 34 años después. Valora la camaradería de sus hombres y admite que nunca se planteó regresar a las islas Malvinas.
Reflexivo. Maiorano comandó un grupo de 62 personas, todos regresaron con vida del conflicto.
Una tarde de 1959 Hugo fue al cine Radar a ver una película de acción. Tenía 17 años, terminaba el secundario en el Nacional 1 y su padre soñaba que comenzara una carrera universitaria. Pero él sabía que, como empleado de comercio, su papá no iba a poder costear la educación superior de tres hijos y, tal vez por eso, esa misma tarde comenzó a delinear otro futuro. Cuando terminó la película, dos oficiales de la Fuerza Aérea hablaron al público y ofrecieron, a quien quisiera, formarse en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba de manera gratuita. En 1982, con 40 años, Hugo ya era el Mayor Maiorano, especialista en "defensa antiaérea". Cuando se tomaron las islas Malvinas, una unidad a su cargo fue asignada a ese territorio. "Usted se queda, Maiorano", le dijeron sus superiores. Pero el 5 de abril él estaba en Puerto Argentino, en la costa este de la isla Soledad, organizando la defensa por pedido propio.
"Eramos un grupo de gente que trataba de sobrevivir. No estaba el hombre riguroso que daba las órdenes a los soldados. Tratábamos de alentarnos unos a otros y taparnos el miedo. Porque el miedo existe. El que diga que no lo tuvo está mintiendo", recuerda Hugo, quien tras la guerra estuvo prisionero de los ingleses por un mes y ahora, con 74 años, dice no haberse planteado nunca regresar a Malvinas. "Para mí es un recuerdo doloroso".
El 2 de abril de 1982 —casi 150 años después de la ocupación británica de 1833— las fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas. Poco tiempo antes Hugo Maiorano había sido asignado a la base aérea de Mar del Plata y allí le dijeron que una de las tres unidades a su cargo iría a Puerto Argentino (o Stanley, según la denominación británica), el principal puerto y la única ciudad de las islas Malvinas. En ese lugar había una pista de aterrizaje de mil metros de largo, un hangar y una torre de control. Era el único medio de contacto con el continente que serviría para la evacuación de heridos y el aprovisionamiento de alimentos y medios logísticos. Su misión era defenderlo.
"Los 62 hombres que integraban ese grupo que yo conducía volvieron vivos". Ese es uno de los mayores orgullos del Maiorano que volvió de la guerra. El mismo que, cuando el 14 de junio de 1982 las fuerzas argentinas capitularon ante las tropas inglesas, quedó detenido por el ejército inglés junto a otros oficiales. Y el que se sintió abandonado por el gobierno argentino —la dictadura cívico-militar que en ese momento estaba en manos de Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo y Jorge Isaac Anaya— que decidió no formalizar la rendición ni negociar la repatriación de los presos. "Estaban especulando con los prisioneros de guerra. No se preocuparon en lo más mínimo por irnos a buscar", dijo.
El primer ataque que sufrió la unidad dirigida por Maiorano fue el 1º de mayo de 1982. "Primero nos bombardearon dos aviones Vulcan que descargaron 21 bombas de 500 kilos. Les podríamos haber tirado, pero teníamos miedo de que fuera un avión propio", recordó. El objetivo del ataque había sido destruir la pista de aterrizaje en manos de Argentina, pero no lo consiguieron. "A las 8 vinieron con aviones Harrier, que son más chicos. Ahí nos dimos el festejo, porque nuestra capacidad era para aviones que atacan a baja altura".
Entre las bombas. Las diez semanas que transcurrieron desde el desembarco de la unidad hasta el regreso de los soldados tras el cese de hostilidades se sucedieron entre bombardeos, guarecidos en refugios subterráneos que elaboraron durante los primeros días en la isla. "La cosa se ponía cada vez peor. Teníamos mucha desventaja. Ellos tenían misiles y nosotros cañones. Además contaban con misiles antirradares, que localizaban los radares con los que nosotros pretendíamos rastrearlos a ellos y los hacían volar. Con su tecnología veían tanto de día como de noche con anteojos de visión nocturna. Nosotros teníamos uno cada 20 personas", detalló Maiorano. "El 14 de junio a mí me dijeron que se había terminado la guerra y, la verdad, estaba un poquito contento de que se hubiera acabado todo", confesó.
Pero ese no sería el fin de su estadía en Malvinas. Pasó otro mes hasta que se reunió con su mujer y sus tres hijas. "Se dieron cuenta de que yo era un cuadro y no me dejaron subir al barco que devolvía a los soldados al continente. Me llevaron hasta un frigorífico abandonado donde me reencontré con algunos compañeros", entre ellos el capitán Ugarte, a quien Maiorano había enviado tiempo atrás en una misión y, como nunca había regresado, lo dieron por muerto: había sido capturado por los ingleses. "Es muy fuerte enfrentarte a una emoción así", admitió.
Tras Malvinas, volvió a Rosario y fue subdirector del Liceo Aeronáutico Militar por seis años. Luego se desempeñó como agregado aeronáutico en Washington, fue jefe de la base aérea militar de Mar del Plata y, ya jubilado, se hizo cargo de la obra social de la Fuerza Aérea en Rosario.
En los 34 años que lo separan de Malvinas, nunca se planteó volver. "Hay muchos que lo hicieron. Yo no quiero. Tengo un mal recuerdo de lo que viví. Uno doloroso", admitió.
martes, 14 de junio de 2016
13 de Junio: Tumbledown
Tumbledown
El 13 de junio, la lucha no era ni naval ni aérea: era por tierra. El 2do Batallón de Guardias Escoceses asumió la misión de tomar el monte Tumbledown junto al Primer Batallón de Fusileros “Gurkas”, el cual no participó del combate ya que rodeó el monte en dirección a Sapper Hill como parte de la estrategia británica de rodear y capturar las alturas que circundan Puerto Argentino para obligar la capitulación.
En la noche del 13, los escoceses lanzaron el ataque sobre Tumbledown donde se toparon con una resistencia feroz y violentísima del Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5) conformado en un setenta y cinco por ciento por conscriptos. En total, eran 800 marinos y 200 del Ejército, entre estos últimos había hombres de los regimientos de Infantería 4 y Mecanizado 7 y de la Compañía de Ingenieros Mecanizada 10, que se habían replegado junto a los del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 desde Monte Dos Hermanas.
A continuación, les compartimos un testimonio del coronel "VGM" Augusto Esteban Vilgré Lamadrid
Ejército Argentino
El 13 de junio, la lucha no era ni naval ni aérea: era por tierra. El 2do Batallón de Guardias Escoceses asumió la misión de tomar el monte Tumbledown junto al Primer Batallón de Fusileros “Gurkas”, el cual no participó del combate ya que rodeó el monte en dirección a Sapper Hill como parte de la estrategia británica de rodear y capturar las alturas que circundan Puerto Argentino para obligar la capitulación.
En la noche del 13, los escoceses lanzaron el ataque sobre Tumbledown donde se toparon con una resistencia feroz y violentísima del Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5) conformado en un setenta y cinco por ciento por conscriptos. En total, eran 800 marinos y 200 del Ejército, entre estos últimos había hombres de los regimientos de Infantería 4 y Mecanizado 7 y de la Compañía de Ingenieros Mecanizada 10, que se habían replegado junto a los del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 desde Monte Dos Hermanas.
A continuación, les compartimos un testimonio del coronel "VGM" Augusto Esteban Vilgré Lamadrid
Ejército Argentino
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domingo, 12 de junio de 2016
FAA: Inventario histórico de A-4 Skyhawk
Las adquisiciones de la FAA del A-4 Skyhawk
1966: Argentina A-4B Skyhawk (Denominación Douglas A-4P).
1966 - 1996: Douglas A-4C Skyhawk.
1994: A-4AR (USMC equivalente A-4M) Fightinghawk.
199.. : OA-4AR (equivalente USMC OA-4M) Fightinghawk.
Los aviones fueron distribuidos entre las unidades con la utilización de un sistema de asignación tipo Poule.
Compras de A/C: En 1965, la Argentina compró 50 A-4B Skyhawk excedentes de Marina de los EE.UU. para la Fuerza Aérea Argentina (FAA).
Después las aeronaves fueron modificadas en las instalaciones de Douglas en Tulsa, OK, se redesignó A-4P "Caza" (Hunter), de Douglas. Veinticinco A-4B/A-4Ps fueron entregados a la FAA en 1966 y otro 25 (A-4B/A-4P) fueron entregados en 1970. La Argentina también compró cuatro A-4B (BuNos 144894, 144932, 145017, 145053 y) de la FAA no operacionales utilizándolos como fuentes de piezas de repuesto. Los aviadores argentinos simplemente los llamaron "Bravos".
A-4B Skyhawk
En 1975, Argentina compró otros 25 A-4C Skyhawk de la FAA.
A-4B FAA números de serie = USN BuNos
C-201 = 142 799, C-202 = 142 171, C-203 = 142 421, C-204 = 142 136,
C-205 = 142 694, C-206 = 142 762, C-207 = 142 688, C-208 = 142 139,
C-209 = 142 684, C-210 = 142 128, C-211 = 142701, C-212 = 142 773,
C-213 = 142 129, C-214 = 142 109, C-215 = 142 102, C-216 = 142 098,
C-217 = 142 747, C-218 = 142 099, C-219 = 142 416, C-220 = 142.796;
C-221 = 142 108, C-222 = 142 752, C-223 = 142 110, C-224 = 142 119,
C-225 = 142 803, C-226 = 142 090, C-227 = 142 104, C-228 = 142 728,
C-229 = 142 734, C-230 = 142 736, C-231 = 142 748, C-232 = 142.749;
C-233 = 142 757, C-234 = 142 760, C-235 = 142 765, C-236 = 142.784;
C-237 = 142 788, C-238 = 142 830, C-239 = 142 838, C-240 = 142.855;
C-241 = 142 859, C-242 = 142 862, C-243 = 142 866, C-244 = 142.883;
C-245 = 142 893, C-246 = 142.901; C-247 = 142 902, C-248 = 142.910;
C-249 = 142 911, C-250 = 142 914.
Las pérdidas conocidas:
Varias bajas (aprox. 20) antes de la Guerra de 1982, el C-205 perdió en EE.UU. el 10 de Nov de 1967.
10 perdidos durante la guerra 1982
C-204: Capitán Danilo Rubén Bolzan (KIA), 08 de junio 1982
C-206: Primer Teniente Mario Víctor Nivoli (KIA), 12 de mayo 1982
C-208: Primer Teniente Jorge Rubén Ibarlucea (KIA), 12 de mayo 1982
C-215: Teniente Velasco (recuperado) 27 de mayo 1982
C-226: Primer Teniente Juan José Arraras (KIA), 08 de junio 1982
C-228: Teniente Alfredo Jorge Alberto Vázquez (KIA), 08 de junio 1982
C-242: Capitán Luciano Gudagnini (KIA> 23 de mayo 1982
C-244: Mayor Hugo Angel Palaver (KIA), 25 de mayo 1982
C-246: Capitán Manuel Oscar Bustos (KIA), 12 de mayo 1982
C-248: Capitán Fausto Gavazzi (KIA> 12 de mayo 1982
A-4C Skyhawk
4 perdieron después de la guerra de 1982. Uno el 12 NOV 1982, C-235 de 13 de julio 1983, C-234 de 31 de octubre 1984, y uno de 19 de noviembre 1984
6 en la exhibición en la Argentina son C-212, C 222, C 231, C-232, C 233, C-240
C-232 - 142749 BuNo
Grupo Técnico 5to, Gp, San Luis, Argentina
A-4C FAA números de serie = USN BuNos
C-301 = 147 714, C-302 = 148 438, C-303 = 149 526, C-304 = 149 618,
C-305 = 148 562, C-306 = 148 435, C-307 = 148 452, C-308 = 148 612,
C-309 = 147 747, C-310 = 148 450, C-311 = 148 517, C-312 = 147 765,
C-313 = 150 595, C-314 = 149 564, C-315 = 148.531, C-316 = 147 806,
C-317 = 147 830, C-318 = 148 556, C-319 = 148 533, C-320 = 149 642,
C-321 = 147,741, C-322 = 149 514, C-323 = 148 467, C-324 = 148 559,
C-325 = 149 585
Las pérdidas conocidas:
Uno probable, seis perdidos antes de la guerra de 1982.
Nueve perdidos durante la guerra de 1982.
C-301: Capitán José Daniel Vázquez (KIA), 30 de mayo 1982
C-303: Primer Teniente Jorge Ricardo Farias (KIA), 09 de mayo 1982
C-304: Mayor Jorge Osvaldo García (KIA), 25 de mayo 1982
C-305: Primer Teniente Jorge Alberto Bono (KIA), 24 de mayo 1982
C-309: Primer Teniente Néstor Edgardo López (KIA), 21 de mayo 1982
C-310: Capitán Omar Jesús Castillo (KIA) 30 de mayo de 1982
C-313: Primer Teniente Jorge Eduardo Casco (KIA), 09 de mayo 1982
C-319: Teniente Tom Lucero (recuperados) 25 de mayo 1982
C-325: Capitán Daniel Fernando Manzotti (KIA), 21 de mayo 1982
03 en la exhibición en la Argentina son C-302, C-314, C322
En 1994, la Argentina compró 36 A-4M Skyhawk excedentes, para incluir reformas del motor, cableado, y las actualizaciones de aviónica. La entrega de los aviones reformados, redesignados A-4AR Fightinghawks, comenzaron en 1997.
A-4AR FAA (A-4M) BuNos
C-905 = 159 472, C-906 = 158 161, C-907 = 158 167, C-908 = 158 178
C-909 = 158 419, C-910 = 158 193, C-911 = 158 429, C-912 = 159471
C-913 = 159 493, C-914 = 159 778, C-915 = 159 780, C-916 = 160 029
C-917 = 158 165, C-918 = 158 423, C-919 = 158 171, C-920 = 158 426
C-921 = 159 475, C-922 = 160 045, C-923 = 159 470, C-924 = 160 025
C-925 = 158 413, C-926 = 160 032, C-927 = 160 035, C-928 = 160 039
C-929 = 160 040, C-930 = 160 042, C-931 = 160 043, C-932 = 159 478
C-933 = 159 483, C-934 = 159 486, C-935 = 159 487, C-936 = 159 783
C-937 = 154 173 (ex A-4F; no operacional)
A-4AR Fightinghawk
Entregas después de la modernización en Palmdale, California, EE.UU.:
A-4AR - C-906-158161 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-908 hasta 158178 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-917 a 158.165 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-918 a 158423 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-920-158426 - Marzo 1999
A-4AR - C-919 a 158171 - Marzo 1999
A-4AR - C-923 a 159470 - Marzo 1999
A-4AR - C-936 a 159783 - Marzo 1999
Las pérdidas conocidas:
C-906 a 158.161 - 06 de julio 2005
Cerca de Daract, San Luis - Perdido, en un vuelo de entrenamiento
Piloto 1er Tte. Flores Martin pereció
C-936 a 159.783 - 24 de agosto 2005
Durante un vuelo de mantenimiento - piloto rescatado
TA-4AR FAA (TA-4J) BuNos
C-901 = 154 328
C-902 = 153,531
C-903 = 154651
C-904 = 154 294
OA-4AR Fightinghawk
Entregas después de la modernización en Palmdale, California, EE.UU.:
OA-4AR - C-903-154651 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
Fuente
1966: Argentina A-4B Skyhawk (Denominación Douglas A-4P).
1966 - 1996: Douglas A-4C Skyhawk.
1994: A-4AR (USMC equivalente A-4M) Fightinghawk.
199.. : OA-4AR (equivalente USMC OA-4M) Fightinghawk.
Los aviones fueron distribuidos entre las unidades con la utilización de un sistema de asignación tipo Poule.
Compras de A/C: En 1965, la Argentina compró 50 A-4B Skyhawk excedentes de Marina de los EE.UU. para la Fuerza Aérea Argentina (FAA).
Después las aeronaves fueron modificadas en las instalaciones de Douglas en Tulsa, OK, se redesignó A-4P "Caza" (Hunter), de Douglas. Veinticinco A-4B/A-4Ps fueron entregados a la FAA en 1966 y otro 25 (A-4B/A-4P) fueron entregados en 1970. La Argentina también compró cuatro A-4B (BuNos 144894, 144932, 145017, 145053 y) de la FAA no operacionales utilizándolos como fuentes de piezas de repuesto. Los aviadores argentinos simplemente los llamaron "Bravos".
A-4B Skyhawk
En 1975, Argentina compró otros 25 A-4C Skyhawk de la FAA.
A-4B FAA números de serie = USN BuNos
C-201 = 142 799, C-202 = 142 171, C-203 = 142 421, C-204 = 142 136,
C-205 = 142 694, C-206 = 142 762, C-207 = 142 688, C-208 = 142 139,
C-209 = 142 684, C-210 = 142 128, C-211 = 142701, C-212 = 142 773,
C-213 = 142 129, C-214 = 142 109, C-215 = 142 102, C-216 = 142 098,
C-217 = 142 747, C-218 = 142 099, C-219 = 142 416, C-220 = 142.796;
C-221 = 142 108, C-222 = 142 752, C-223 = 142 110, C-224 = 142 119,
C-225 = 142 803, C-226 = 142 090, C-227 = 142 104, C-228 = 142 728,
C-229 = 142 734, C-230 = 142 736, C-231 = 142 748, C-232 = 142.749;
C-233 = 142 757, C-234 = 142 760, C-235 = 142 765, C-236 = 142.784;
C-237 = 142 788, C-238 = 142 830, C-239 = 142 838, C-240 = 142.855;
C-241 = 142 859, C-242 = 142 862, C-243 = 142 866, C-244 = 142.883;
C-245 = 142 893, C-246 = 142.901; C-247 = 142 902, C-248 = 142.910;
C-249 = 142 911, C-250 = 142 914.
Las pérdidas conocidas:
Varias bajas (aprox. 20) antes de la Guerra de 1982, el C-205 perdió en EE.UU. el 10 de Nov de 1967.
10 perdidos durante la guerra 1982
C-204: Capitán Danilo Rubén Bolzan (KIA), 08 de junio 1982
C-206: Primer Teniente Mario Víctor Nivoli (KIA), 12 de mayo 1982
C-208: Primer Teniente Jorge Rubén Ibarlucea (KIA), 12 de mayo 1982
C-215: Teniente Velasco (recuperado) 27 de mayo 1982
C-226: Primer Teniente Juan José Arraras (KIA), 08 de junio 1982
C-228: Teniente Alfredo Jorge Alberto Vázquez (KIA), 08 de junio 1982
C-242: Capitán Luciano Gudagnini (KIA> 23 de mayo 1982
C-244: Mayor Hugo Angel Palaver (KIA), 25 de mayo 1982
C-246: Capitán Manuel Oscar Bustos (KIA), 12 de mayo 1982
C-248: Capitán Fausto Gavazzi (KIA> 12 de mayo 1982
A-4C Skyhawk
4 perdieron después de la guerra de 1982. Uno el 12 NOV 1982, C-235 de 13 de julio 1983, C-234 de 31 de octubre 1984, y uno de 19 de noviembre 1984
6 en la exhibición en la Argentina son C-212, C 222, C 231, C-232, C 233, C-240
C-232 - 142749 BuNo
Grupo Técnico 5to, Gp, San Luis, Argentina
A-4C FAA números de serie = USN BuNos
C-301 = 147 714, C-302 = 148 438, C-303 = 149 526, C-304 = 149 618,
C-305 = 148 562, C-306 = 148 435, C-307 = 148 452, C-308 = 148 612,
C-309 = 147 747, C-310 = 148 450, C-311 = 148 517, C-312 = 147 765,
C-313 = 150 595, C-314 = 149 564, C-315 = 148.531, C-316 = 147 806,
C-317 = 147 830, C-318 = 148 556, C-319 = 148 533, C-320 = 149 642,
C-321 = 147,741, C-322 = 149 514, C-323 = 148 467, C-324 = 148 559,
C-325 = 149 585
Las pérdidas conocidas:
Uno probable, seis perdidos antes de la guerra de 1982.
Nueve perdidos durante la guerra de 1982.
C-301: Capitán José Daniel Vázquez (KIA), 30 de mayo 1982
C-303: Primer Teniente Jorge Ricardo Farias (KIA), 09 de mayo 1982
C-304: Mayor Jorge Osvaldo García (KIA), 25 de mayo 1982
C-305: Primer Teniente Jorge Alberto Bono (KIA), 24 de mayo 1982
C-309: Primer Teniente Néstor Edgardo López (KIA), 21 de mayo 1982
C-310: Capitán Omar Jesús Castillo (KIA) 30 de mayo de 1982
C-313: Primer Teniente Jorge Eduardo Casco (KIA), 09 de mayo 1982
C-319: Teniente Tom Lucero (recuperados) 25 de mayo 1982
C-325: Capitán Daniel Fernando Manzotti (KIA), 21 de mayo 1982
03 en la exhibición en la Argentina son C-302, C-314, C322
En 1994, la Argentina compró 36 A-4M Skyhawk excedentes, para incluir reformas del motor, cableado, y las actualizaciones de aviónica. La entrega de los aviones reformados, redesignados A-4AR Fightinghawks, comenzaron en 1997.
A-4AR FAA (A-4M) BuNos
C-905 = 159 472, C-906 = 158 161, C-907 = 158 167, C-908 = 158 178
C-909 = 158 419, C-910 = 158 193, C-911 = 158 429, C-912 = 159471
C-913 = 159 493, C-914 = 159 778, C-915 = 159 780, C-916 = 160 029
C-917 = 158 165, C-918 = 158 423, C-919 = 158 171, C-920 = 158 426
C-921 = 159 475, C-922 = 160 045, C-923 = 159 470, C-924 = 160 025
C-925 = 158 413, C-926 = 160 032, C-927 = 160 035, C-928 = 160 039
C-929 = 160 040, C-930 = 160 042, C-931 = 160 043, C-932 = 159 478
C-933 = 159 483, C-934 = 159 486, C-935 = 159 487, C-936 = 159 783
C-937 = 154 173 (ex A-4F; no operacional)
A-4AR Fightinghawk
Entregas después de la modernización en Palmdale, California, EE.UU.:
A-4AR - C-906-158161 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-908 hasta 158178 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-917 a 158.165 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-918 a 158423 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
A-4AR - C-920-158426 - Marzo 1999
A-4AR - C-919 a 158171 - Marzo 1999
A-4AR - C-923 a 159470 - Marzo 1999
A-4AR - C-936 a 159783 - Marzo 1999
Las pérdidas conocidas:
C-906 a 158.161 - 06 de julio 2005
Cerca de Daract, San Luis - Perdido, en un vuelo de entrenamiento
Piloto 1er Tte. Flores Martin pereció
C-936 a 159.783 - 24 de agosto 2005
Durante un vuelo de mantenimiento - piloto rescatado
TA-4AR FAA (TA-4J) BuNos
C-901 = 154 328
C-902 = 153,531
C-903 = 154651
C-904 = 154 294
OA-4AR Fightinghawk
Entregas después de la modernización en Palmdale, California, EE.UU.:
OA-4AR - C-903-154651 - 18 de diciembre de 1987 - I Brigada Aérea
Transferido a la V Brigada Aérea (Villa Reynolds, San Luis)
Fuente
viernes, 10 de junio de 2016
FAA: El ataque de los A-4s en San Carlos
Guerra de las Malvinas: Los locos ataques a bajo nivel de los A-4 Skyhawk argentinos
Por David Cenciotti - The Aviationist
En su 30 aniversario, la Guerra de las Malvinas (Falkland para los argentinos) ofrece varios "estudios de casos" interesantes: ataques de largo alcance, atrevidas misiones de combate y ataque de locura baja altitud se ejecuta.
Para asegurarse de que los ataques de bajo nivel, llevadas a cabo por los argentinos A-4 que tratan de escapar de patrullas de combate aéreo del Sea Harrier siguen siendo una de las características distintivas de la guerra en el sur del Océano Atlántico.
En este vídeo, se puede ver algunos de los repetidos ataques aéreos por aviones de bajo vuelo argentinos durante el desembarco anfibio en las playas cerca de San Carlos.
En la era de los misiles stand-off, PGM y cazas furtivos, tales escenas son un poco anacrónicas. Pero interesantes.
jueves, 9 de junio de 2016
La Guerra de los Submarinos
Guerra de Malvinas: La batalla de los submarinos
Palhiue Digital
Las Marinas modernas del mundo fortalecen su sistema subacuático para defensa y protección de sus territorios. Nuestro país, lamentablemente se quedó en el tiempo y tardará mucho tiempo en recuperarse.
Mar del Plata, era el otoño de 1982, turistas buscando cocinas en el puerto y café con tortas en el Torreón del Monje o excursiones a la Sierra de los Padres tratando de llegar a la “Gruta de los Pañuelos”, para venerar a la virgen agradeciendo promesas cumplidas.
Nadie imaginaba que lejos de allí, en las profundidades del mar austral tendría lugar un capítulo de la guerra submarina con Gran Bretaña. Los argentinos, estuvimos cerca de comprometer el desarrollo de la operación inglesa en el Atlántico Sur. Pero la precariedad instrumental nos jugó en contra.
La Base de Submarinos está en “Cabo Corrientes”, donde el 30 de octubre de 1826 el almirante Guillermo Brown reunió a su escuadra y navegó junto a Tomás Espora y Leonardo Rosales, hacia el Río Uruguay y frente a la Isla del Juncal el 8 de febrero de 1827 venció a los brasileños.
Nuestra Fuerza de Submarinos” (COFUERSUB) a fines de la década del setenta estaba integrada por cuatro unidades, dos de origen norteamericano, el “Santa Fe”, clase Guppy II y el “Santiago del Estero”, clase Guppy I y dos más de origen alemán, el “Salta” y el “San Luis”.
Con la llegada de los Guppy en 1971, nuestro país dio un paso fundamental en el fortalecimiento de su fuerza. Por primera vez se contó con submarinos y no sumergibles, se incorporó el snorkel, que es básicamente un tubo que permite tomar aire de la superficie para así poder conectar los motores diesel bajo el agua y recargar las baterías sin salir a la vulnerabilidad de la superficie.
Estos buques fueron el paso intermedio entre el submarino diesel eléctrico convencional y el nuclear. Este sistema lejos de ser “chatarra” como muchos lo quisieron calificar estaba en servicio en la mayoría de las armadas del mundo, empezando por los EE.UU y siguiendo por los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y tenían capacidad para el trasporte de tropas, tubos lanzatorpedos en proa y popa, torpedos convencionales de corrida recta y buscadores, un sistema muy ingenioso llamado “Prairie Masker” que enmascaraba el ruido del buque fundamentalmente cuando se utilizaba propulsión diesel y carga de baterías al mismo tiempo y sobre todo una cadena logística de repuestos muy sencilla con motores General Motors de 12 cilindros en línea.
Si bien se montaron sobre cascos de submarinos de la clase “Balao”, se les introdujo toda la tecnología que le habían copiado a los U alemanes, eran unos verdaderos fierros irrompibles confiables y seguros.
Los ataques por sorpresa, por ejemplo del submarino “Conqueror” al Crucero “Belgrano” se hacen siempre a plano de periscopio, buscando confirmación del blanco y con frecuencia la maniobra de recuperación del peso perdido no es lo suficientemente rápida y ocasiona el afloramiento de la proa del sumergible, con el consiguiente peligro de ser visto por los destructores de escolta. La respuesta antisubmarina quedaría en principio a cargo de los sumergibles “San Luis” y “Salta”, incorporados ocho años antes del enfrentamiento con el Reino Unido.
El “Salta”, estaba en reparaciones y salio de las mismas con problemas, que para nada fueron mayores que los del “Santa Fe” y el “San Luis”. Su comandante adujo que se había comprobado una inusual generación de ruido, circunstancia que lo hacía fácilmente detectable a los sonares enemigos. La Armada aceptó la especie y lamentablemente lo desafecto del operativo. Con su actuación, otro habría sido el resultado de la batalla subacuática.
De esta manera, sólo quedaron a flote el “San Luis”, y el veterano, “Santa Fe”, para enfrentarse con la poderosa flota británica. El “San Luis”, construido en 1969 en el Astillero Howaldtswerke – Deutsche Werft de Alemania, y se incorporó a la Fuerza en 1974, y por su actuación en la Guerra de Malvinas, fue distinguido con la medalla al “Valor en Combate”, ya que logró burlar el bloqueo de la flota británica.
El “Santa Fe”, de origen americano, sirvió en la Armada Argentina entre 1971 y 1982. Pertenecía a la Clase Balao y había estado en la marina estadounidenense entre 1945 y 1971.
No es cierto que el “Santa Fe”, estaba por ser radiado del servicio activo y su misión de “transportar de tropas”, la cumplió con creces. Si bien el desempeño del “San Luis” fue más lucido, la tarea del “Santa Fe” fue más épica y desigual en comparación con los medios que enfrento del enemigo, al punto que capturado por fuerzas británicas en las costas de las Islas Georgias del Sur.
Luego de la Guerra, a principios de 1985, cuando era remolcado hacia el Reino Unido como “trofeo de guerra”, resultó hundido en medio de un violento temporal. El “Santa Fe” estuvo en combate desde el primer día de la guerra, condujo Comandos Anfibios y Buzos tácticos para el Operativo “Virgen del Rosario”.
Después, la nave regresó a Mar del Plata y retornó con más tropa a las Georgias del Sur. Allí es atacado con bombas de profundidad y misiles lanzados desde un helicóptero enemigo, había fragatas y un submarino nuclear esperándolo. Todos contra el viejo “Santa Fe”. Con el buque escorado, inundado y con varios heridos abordo, se desembarca toda la dotación y se procede a inutilizar el buque destruir las claves e impedir que nada cayera en manos inglesas.
Días después siendo prisionero de guerra muere asesinado el suboficial Félix Artuso. En la vela se encontraban de guardia Feldman y Muraciole, estos tripulantes junto con Ghiglione, Mareco, Macias, Silva y Bustamante se armaron voluntariamente con los fusiles FAL de dotación y comenzaron a repeler el ataque. Esta acción les negó a los helicópteros la vertical del buque y sólo les permitió disparar con sus armas livianas de abordo.
De pronto, una de las naves enemigas lanzó un misil, que debe haber sido un AS-ll o un AS- 12 que impactó y atravezó la vela. El cabo Segundo Alberto Macias, perdió una pierna y es parte de los héroes olvidados como el capitán de fragata Horacio Biscaín, un caballero y su segundo jefe lamentablemente, fallecido de un infarto, el capitán de corbeta Horacio Michelllis.
Un dato interesante: En 1978, la empresa “Varta Argentina”, de la ciudad de Merlo, provincia de Buenos Aires, con el asesoramiento naval reprodujo una batería del glorioso “Santa Fe” y se llevó a cabo su reposición en los diques de Puerto Belgrano. Se seccionó y se soldó el casco con mayor calidad y resistencia que el que poseían los submarinos americanos y sin aplicar restricciones al plano de profundidad. Conclusión no solo se reparó el “Santa Fe”, sino que se obtuvo una licitación internacional y se reparó al submarino Venezolano “Picua”. Esta situación no fue para nada digerida por los norteamericanos, que empezaron a presionar a nuestro país por todos lados.
El “Santa Fe” zarpó el 27 de marzo de 1982 y trasladaba a trece buzos tácticos. Cumplió con su misión de desembarco en Malvinas y fue de los primeros en llegar. Los Comandos debían capturar el Faro “San Felipe” en cabo Pembroke, en Malvinas y demarcar la playa para el desembarco de los vehículos anfibios.
La Fuerza de Submarinos tenía la tarea de destruir a los buques enemigos. Técnicamente estas naves, cuentan con tanques de inmersión, a ambos lados del casco que una vez inundados le dan el peso necesario para poder subir y bajar o navegar entre dos aguas.
El 12 de abril, el “San Luis” navegaba hacia el norte de las islas, pero fuera de la Zona de Exclusión y el “Santa Fe” se alistaba para una patrulla de sesenta días.
Su sistema de tiro no era computarizado pero si efectivo. Al ser hundido tenía abordo 10 torpedos Mk 14 y 3 Mk 37 de proximidad. Su distancia de lanzamiento no estaba condicionada a 2000 yardas. En ese momento llevaba a bordo once infantes de refuerzo, provisiones, armas y municiones. Además, transportaba a veinte soldados para reforzar la guarnición en Georgias del Sur.
Los portaaviones “Hermes” e “Invencible”, entraron en alerta, debido al avistamiento de periscopios. Cundió el nerviosismo y el “Santa Fe”, debía atacar la línea de reabastecimiento británica entre Ascensión y Malvinas, pero los helicópteros de la fragata “HMS Antrim” le dispararon un torpedo, cargas de profundidad, misiles y tiros de ametralladoras. Su tripulación respondió con fuego de fusilería. Un misil le atravesó el vertical de forma horizontal.
Ya sin posibilidades de acción, los tripulantes del submarino abrieron disimuladamente válvulas y escotillas de la nave, provocando su hundimiento. El “Santa Fe”, manteniendo su gloria, quedó inutilizable.
Los hechos impactaron en las autoridades de la Armada. El “Santiago del Estero”, una virtual chatarra, fue secretamente sacado a remolque de la Base de Mar del Plata y trasladado hacia Puerto Belgrano. La maniobra buscaba confundir a la Inteligencia británica, que lo creería en operaciones. Y, efectivamente, aunque el viejo submarino no podía moverse, los británicos creyeron que estaba operando en patrulla en alta mar, lo cual los obligó a mantener constante vigilancia y desvío de recursos.
La Guerra Antisubmarina es fundamentalmente una contramedida, una reacción planeada y deliberada. La ventaja más importante del submarino sobre el buque de superficie en su capacidad para eludir la detección. Esta capacidad por si sola es tan importante, especialmente en la era de los radares, aviones patrulleros y satélites, muchos expertos piensan que el submarino es un arma dominante en cualquier conflicto.
Pero la pérdida del “Santa Fe” dejó una sola una unidad operativa: el “San Luis”, que el 29 de abril recibió la noticia de que se habían modificado las reglas de enfrentamiento. Quedaba autorizado a disparar libremente sus torpedos en las zonas de patrulla al norte de las Islas.
Realizó una campaña de 40 días, llevó a cabo tres ataques al enemigo, no obstante haber operado con solo tres de sus cuatro motores diesel y haber tenido la computadora del sistema de armas fuera de servicio. Su capacidad de lanzamiento de torpedos era limitada a las condiciones de emergencia. El 1 de mayo lanzó un proyectil SST- 4 sobre un blanco a distancia, clasificado como un destructor o una fragata y sin poder apreciar su efecto. A continuación fue hostigado casi un día entero por buques y helicópteros, por lo que debió asentarse en el lecho del mar para evitar sufrir consecuencias.
El ocho de mayo efectuó un nuevo ataque sobre un blanco apreciado como submarino, con fuerte explosión en el azimut del lanzamiento, sin poder dilucidar los efectos. Finalmente el 10 de mayo efectúa un tercer ataque con dos SST-4 sobre un blanco, también clasificado como destructor o fragata, pero sin sufrir un posterior contraataque. El 11 de mayo recibió la orden de regreso a su base de operaciones, que cumplió sin novedad. El 19 de mayo ingresó a la Base Naval de Puerto Belgrano, luego de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión.
Veinticinco años después de la guerra, Sir Tim McClement, desveló la “contribución vital” que hicieron esos submarinos en la victoria contra Argentina.
Esa misión de los submarinos nunca fue descubierta por Argentina, reveló el alto oficial naval británico, Sir Tim McClement, segundo en el mando del “HMS Conqueror”, el mismo que hundió al crucero General Belgrano. Reconocen intento de incursionar en territorio nacional para destruir la base de aviones de Río Grande. McClement escribió un artículo con esa información para una publicación especial de la Marina Real, titulada “Royal Navy, A Global Force.
El militar afirma que los cinco submarinos nucleares estaban alineados, sumergidos, a orillas del límite territorial de 12 millas de Argentina, para dar la alerta de ataques aéreos lanzados contra las fuerzas británicas.
Los submarinos podían captar los lanzamientos de Skyhawks y otros aparatos aéreos de la base principal en Río Grande, señalando el tipo de aviones y su número y dando así la alerta 45 minutos antes de un ataque, indicó.
La amenaza de los bombarderos argentinos Skyhawk, armados con bombas de 1.500 libras y 2.000 libras, y sus Super Etendarts, con misiles Exocet, planteaban el mayor peligro para la marina británica, principalmente porque la Royal Navy carecía de sistemas apropiados de advertencia temprana.
Los dos buques portaviones de la Royal Navy, el “HMS Invincible” y el “HMS Hermes”, estaban al este de las islas y fuera de alcance de los bombarderos argentinos, había buques de guerra que estaban más cerca de Argentina y que eran altamente vulnerables, señaló.
Las tropas británicas que aterrizaban en las islas eran vulnerables a los ataques de los bombarderos, notó el militar.
La presencia de los cinco submarinos nucleares, “HMS Conqueror”, “HMS Splendid”, “HMS Spartan”, “HMS Courageous” y “HMS Valiant” y uno convencional, el “HMS Onyx”, fue la solución, tras el fracaso de un plan para atacar una de las principales bases aéreas de Argentina y destruir los Skyhawks.
Después de que abortó ese plan secreto, un grupo de soldados británicos tuvo que refugiarse en Chile. McClement, señaló que al comienzo del conflicto, una mayoría de esos submarinos estaban comprometidos en otras misiones.
El “HMS Conqueror” estaba siguiendo al crucero argentino “General Belgrano”, contra el que disparó ocho torpedos, el 2 de mayo, hundiendo al barco y causando la muerte de 323 hombres.
Los “HMS Splendid” y “HMS Spartan” estaban buscando al portaviones “25 de Mayo”, que se sospechaba se preparaba para atacar las fuerzas británicas, y el “HMS Onyx” desarrollaba operaciones ultra secretas de las fuerzas especiales, precisó.
Sin embargo, los cinco submarinos nucleares tomaron posición en el límite de 12 millas de Argentina para dar la alerta, lo que permitió la destrucción de varios bombarderos argentinos y obligó a otros a regresar a sus bases, lo que fue clave para la derrota de las fuerzas argentinas, concluyó el vicealmirante.
Nadie duda de Gran Bretaña y Estados Unidos para encarar acciones militares. En la Guerra de Malvinas Margaret Thatcher estuvo dispuesta a usar armas nucleares contra el territorio argentino, según reveló en un libro sobre el ex presidente francés Francois Mitterrand.
La intención de Thatcher de usar cargas nucleares para definir la guerra, fue abortada por la decisión de Mitterrand de colaborar con la “Dama de Hierro” y proporcionarle información sobre las armas que Francia le había vendido a Argentina. Es decir, se estuvo muy cerca de la locura.
Con el arma Submarina, cualquier país en serio, crea situaciones muy favorables, para que la fuerza de superficie o los componentes aéreos puedan realizar misiones con mayor éxito. “Los oídos debajo del mar”, alcanzan a detectar 60 – 70 u 80 veces más lejos de lo que pueden hacer los ojos del vigía de un buque y aún las ondas del radar, desarrollando así una labor importante de disuasión.
Material de consulta y fuentes: Archivos personales. Relatos del Capitán de Corbeta, Horacio Bicain, comandante del submarino “Santa Fe” en 1982.
Poder Naval. Revisión de un artículo del colega Alberto Amato, diario ”Clarín”. Nota periodística al actual Almirante Alejandro Maegli, durante el conflicto oficial subalterno del “San Luis”. Grupo de Investigaciones de Defensa. Publicación: “Submarinos de la Armada Argentina (1933-2000)” – Ricardo Burzaco – Eugenio B Ediciones. Libro: “Submarinos Argentinos” por Martín Ignacio Otero. Comunidad Submarinística Latinoamericana. Artículo Submarinos y Recursos. Submarinos nucleares en primera línea de la defensa británica en Malvinas. AFP, Londres, Reino Unido. Asesoramiento, Capitán de Fragata (RE) Osvaldo Goñi.
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Las Marinas modernas del mundo fortalecen su sistema subacuático para defensa y protección de sus territorios. Nuestro país, lamentablemente se quedó en el tiempo y tardará mucho tiempo en recuperarse.
Mar del Plata, era el otoño de 1982, turistas buscando cocinas en el puerto y café con tortas en el Torreón del Monje o excursiones a la Sierra de los Padres tratando de llegar a la “Gruta de los Pañuelos”, para venerar a la virgen agradeciendo promesas cumplidas.
Nadie imaginaba que lejos de allí, en las profundidades del mar austral tendría lugar un capítulo de la guerra submarina con Gran Bretaña. Los argentinos, estuvimos cerca de comprometer el desarrollo de la operación inglesa en el Atlántico Sur. Pero la precariedad instrumental nos jugó en contra.
La Base de Submarinos está en “Cabo Corrientes”, donde el 30 de octubre de 1826 el almirante Guillermo Brown reunió a su escuadra y navegó junto a Tomás Espora y Leonardo Rosales, hacia el Río Uruguay y frente a la Isla del Juncal el 8 de febrero de 1827 venció a los brasileños.
Nuestra Fuerza de Submarinos” (COFUERSUB) a fines de la década del setenta estaba integrada por cuatro unidades, dos de origen norteamericano, el “Santa Fe”, clase Guppy II y el “Santiago del Estero”, clase Guppy I y dos más de origen alemán, el “Salta” y el “San Luis”.
Con la llegada de los Guppy en 1971, nuestro país dio un paso fundamental en el fortalecimiento de su fuerza. Por primera vez se contó con submarinos y no sumergibles, se incorporó el snorkel, que es básicamente un tubo que permite tomar aire de la superficie para así poder conectar los motores diesel bajo el agua y recargar las baterías sin salir a la vulnerabilidad de la superficie.
Estos buques fueron el paso intermedio entre el submarino diesel eléctrico convencional y el nuclear. Este sistema lejos de ser “chatarra” como muchos lo quisieron calificar estaba en servicio en la mayoría de las armadas del mundo, empezando por los EE.UU y siguiendo por los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y tenían capacidad para el trasporte de tropas, tubos lanzatorpedos en proa y popa, torpedos convencionales de corrida recta y buscadores, un sistema muy ingenioso llamado “Prairie Masker” que enmascaraba el ruido del buque fundamentalmente cuando se utilizaba propulsión diesel y carga de baterías al mismo tiempo y sobre todo una cadena logística de repuestos muy sencilla con motores General Motors de 12 cilindros en línea.
Si bien se montaron sobre cascos de submarinos de la clase “Balao”, se les introdujo toda la tecnología que le habían copiado a los U alemanes, eran unos verdaderos fierros irrompibles confiables y seguros.
Los ataques por sorpresa, por ejemplo del submarino “Conqueror” al Crucero “Belgrano” se hacen siempre a plano de periscopio, buscando confirmación del blanco y con frecuencia la maniobra de recuperación del peso perdido no es lo suficientemente rápida y ocasiona el afloramiento de la proa del sumergible, con el consiguiente peligro de ser visto por los destructores de escolta. La respuesta antisubmarina quedaría en principio a cargo de los sumergibles “San Luis” y “Salta”, incorporados ocho años antes del enfrentamiento con el Reino Unido.
El “Salta”, estaba en reparaciones y salio de las mismas con problemas, que para nada fueron mayores que los del “Santa Fe” y el “San Luis”. Su comandante adujo que se había comprobado una inusual generación de ruido, circunstancia que lo hacía fácilmente detectable a los sonares enemigos. La Armada aceptó la especie y lamentablemente lo desafecto del operativo. Con su actuación, otro habría sido el resultado de la batalla subacuática.
De esta manera, sólo quedaron a flote el “San Luis”, y el veterano, “Santa Fe”, para enfrentarse con la poderosa flota británica. El “San Luis”, construido en 1969 en el Astillero Howaldtswerke – Deutsche Werft de Alemania, y se incorporó a la Fuerza en 1974, y por su actuación en la Guerra de Malvinas, fue distinguido con la medalla al “Valor en Combate”, ya que logró burlar el bloqueo de la flota británica.
El “Santa Fe”, de origen americano, sirvió en la Armada Argentina entre 1971 y 1982. Pertenecía a la Clase Balao y había estado en la marina estadounidenense entre 1945 y 1971.
No es cierto que el “Santa Fe”, estaba por ser radiado del servicio activo y su misión de “transportar de tropas”, la cumplió con creces. Si bien el desempeño del “San Luis” fue más lucido, la tarea del “Santa Fe” fue más épica y desigual en comparación con los medios que enfrento del enemigo, al punto que capturado por fuerzas británicas en las costas de las Islas Georgias del Sur.
Luego de la Guerra, a principios de 1985, cuando era remolcado hacia el Reino Unido como “trofeo de guerra”, resultó hundido en medio de un violento temporal. El “Santa Fe” estuvo en combate desde el primer día de la guerra, condujo Comandos Anfibios y Buzos tácticos para el Operativo “Virgen del Rosario”.
Después, la nave regresó a Mar del Plata y retornó con más tropa a las Georgias del Sur. Allí es atacado con bombas de profundidad y misiles lanzados desde un helicóptero enemigo, había fragatas y un submarino nuclear esperándolo. Todos contra el viejo “Santa Fe”. Con el buque escorado, inundado y con varios heridos abordo, se desembarca toda la dotación y se procede a inutilizar el buque destruir las claves e impedir que nada cayera en manos inglesas.
Días después siendo prisionero de guerra muere asesinado el suboficial Félix Artuso. En la vela se encontraban de guardia Feldman y Muraciole, estos tripulantes junto con Ghiglione, Mareco, Macias, Silva y Bustamante se armaron voluntariamente con los fusiles FAL de dotación y comenzaron a repeler el ataque. Esta acción les negó a los helicópteros la vertical del buque y sólo les permitió disparar con sus armas livianas de abordo.
De pronto, una de las naves enemigas lanzó un misil, que debe haber sido un AS-ll o un AS- 12 que impactó y atravezó la vela. El cabo Segundo Alberto Macias, perdió una pierna y es parte de los héroes olvidados como el capitán de fragata Horacio Biscaín, un caballero y su segundo jefe lamentablemente, fallecido de un infarto, el capitán de corbeta Horacio Michelllis.
Un dato interesante: En 1978, la empresa “Varta Argentina”, de la ciudad de Merlo, provincia de Buenos Aires, con el asesoramiento naval reprodujo una batería del glorioso “Santa Fe” y se llevó a cabo su reposición en los diques de Puerto Belgrano. Se seccionó y se soldó el casco con mayor calidad y resistencia que el que poseían los submarinos americanos y sin aplicar restricciones al plano de profundidad. Conclusión no solo se reparó el “Santa Fe”, sino que se obtuvo una licitación internacional y se reparó al submarino Venezolano “Picua”. Esta situación no fue para nada digerida por los norteamericanos, que empezaron a presionar a nuestro país por todos lados.
El “Santa Fe” zarpó el 27 de marzo de 1982 y trasladaba a trece buzos tácticos. Cumplió con su misión de desembarco en Malvinas y fue de los primeros en llegar. Los Comandos debían capturar el Faro “San Felipe” en cabo Pembroke, en Malvinas y demarcar la playa para el desembarco de los vehículos anfibios.
La Fuerza de Submarinos tenía la tarea de destruir a los buques enemigos. Técnicamente estas naves, cuentan con tanques de inmersión, a ambos lados del casco que una vez inundados le dan el peso necesario para poder subir y bajar o navegar entre dos aguas.
El 12 de abril, el “San Luis” navegaba hacia el norte de las islas, pero fuera de la Zona de Exclusión y el “Santa Fe” se alistaba para una patrulla de sesenta días.
Su sistema de tiro no era computarizado pero si efectivo. Al ser hundido tenía abordo 10 torpedos Mk 14 y 3 Mk 37 de proximidad. Su distancia de lanzamiento no estaba condicionada a 2000 yardas. En ese momento llevaba a bordo once infantes de refuerzo, provisiones, armas y municiones. Además, transportaba a veinte soldados para reforzar la guarnición en Georgias del Sur.
Los portaaviones “Hermes” e “Invencible”, entraron en alerta, debido al avistamiento de periscopios. Cundió el nerviosismo y el “Santa Fe”, debía atacar la línea de reabastecimiento británica entre Ascensión y Malvinas, pero los helicópteros de la fragata “HMS Antrim” le dispararon un torpedo, cargas de profundidad, misiles y tiros de ametralladoras. Su tripulación respondió con fuego de fusilería. Un misil le atravesó el vertical de forma horizontal.
Ya sin posibilidades de acción, los tripulantes del submarino abrieron disimuladamente válvulas y escotillas de la nave, provocando su hundimiento. El “Santa Fe”, manteniendo su gloria, quedó inutilizable.
Los hechos impactaron en las autoridades de la Armada. El “Santiago del Estero”, una virtual chatarra, fue secretamente sacado a remolque de la Base de Mar del Plata y trasladado hacia Puerto Belgrano. La maniobra buscaba confundir a la Inteligencia británica, que lo creería en operaciones. Y, efectivamente, aunque el viejo submarino no podía moverse, los británicos creyeron que estaba operando en patrulla en alta mar, lo cual los obligó a mantener constante vigilancia y desvío de recursos.
La Guerra Antisubmarina es fundamentalmente una contramedida, una reacción planeada y deliberada. La ventaja más importante del submarino sobre el buque de superficie en su capacidad para eludir la detección. Esta capacidad por si sola es tan importante, especialmente en la era de los radares, aviones patrulleros y satélites, muchos expertos piensan que el submarino es un arma dominante en cualquier conflicto.
Pero la pérdida del “Santa Fe” dejó una sola una unidad operativa: el “San Luis”, que el 29 de abril recibió la noticia de que se habían modificado las reglas de enfrentamiento. Quedaba autorizado a disparar libremente sus torpedos en las zonas de patrulla al norte de las Islas.
Realizó una campaña de 40 días, llevó a cabo tres ataques al enemigo, no obstante haber operado con solo tres de sus cuatro motores diesel y haber tenido la computadora del sistema de armas fuera de servicio. Su capacidad de lanzamiento de torpedos era limitada a las condiciones de emergencia. El 1 de mayo lanzó un proyectil SST- 4 sobre un blanco a distancia, clasificado como un destructor o una fragata y sin poder apreciar su efecto. A continuación fue hostigado casi un día entero por buques y helicópteros, por lo que debió asentarse en el lecho del mar para evitar sufrir consecuencias.
El ocho de mayo efectuó un nuevo ataque sobre un blanco apreciado como submarino, con fuerte explosión en el azimut del lanzamiento, sin poder dilucidar los efectos. Finalmente el 10 de mayo efectúa un tercer ataque con dos SST-4 sobre un blanco, también clasificado como destructor o fragata, pero sin sufrir un posterior contraataque. El 11 de mayo recibió la orden de regreso a su base de operaciones, que cumplió sin novedad. El 19 de mayo ingresó a la Base Naval de Puerto Belgrano, luego de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión.
Veinticinco años después de la guerra, Sir Tim McClement, desveló la “contribución vital” que hicieron esos submarinos en la victoria contra Argentina.
Esa misión de los submarinos nunca fue descubierta por Argentina, reveló el alto oficial naval británico, Sir Tim McClement, segundo en el mando del “HMS Conqueror”, el mismo que hundió al crucero General Belgrano. Reconocen intento de incursionar en territorio nacional para destruir la base de aviones de Río Grande. McClement escribió un artículo con esa información para una publicación especial de la Marina Real, titulada “Royal Navy, A Global Force.
El militar afirma que los cinco submarinos nucleares estaban alineados, sumergidos, a orillas del límite territorial de 12 millas de Argentina, para dar la alerta de ataques aéreos lanzados contra las fuerzas británicas.
Los submarinos podían captar los lanzamientos de Skyhawks y otros aparatos aéreos de la base principal en Río Grande, señalando el tipo de aviones y su número y dando así la alerta 45 minutos antes de un ataque, indicó.
La amenaza de los bombarderos argentinos Skyhawk, armados con bombas de 1.500 libras y 2.000 libras, y sus Super Etendarts, con misiles Exocet, planteaban el mayor peligro para la marina británica, principalmente porque la Royal Navy carecía de sistemas apropiados de advertencia temprana.
Los dos buques portaviones de la Royal Navy, el “HMS Invincible” y el “HMS Hermes”, estaban al este de las islas y fuera de alcance de los bombarderos argentinos, había buques de guerra que estaban más cerca de Argentina y que eran altamente vulnerables, señaló.
Las tropas británicas que aterrizaban en las islas eran vulnerables a los ataques de los bombarderos, notó el militar.
La presencia de los cinco submarinos nucleares, “HMS Conqueror”, “HMS Splendid”, “HMS Spartan”, “HMS Courageous” y “HMS Valiant” y uno convencional, el “HMS Onyx”, fue la solución, tras el fracaso de un plan para atacar una de las principales bases aéreas de Argentina y destruir los Skyhawks.
Después de que abortó ese plan secreto, un grupo de soldados británicos tuvo que refugiarse en Chile. McClement, señaló que al comienzo del conflicto, una mayoría de esos submarinos estaban comprometidos en otras misiones.
El “HMS Conqueror” estaba siguiendo al crucero argentino “General Belgrano”, contra el que disparó ocho torpedos, el 2 de mayo, hundiendo al barco y causando la muerte de 323 hombres.
Los “HMS Splendid” y “HMS Spartan” estaban buscando al portaviones “25 de Mayo”, que se sospechaba se preparaba para atacar las fuerzas británicas, y el “HMS Onyx” desarrollaba operaciones ultra secretas de las fuerzas especiales, precisó.
Sin embargo, los cinco submarinos nucleares tomaron posición en el límite de 12 millas de Argentina para dar la alerta, lo que permitió la destrucción de varios bombarderos argentinos y obligó a otros a regresar a sus bases, lo que fue clave para la derrota de las fuerzas argentinas, concluyó el vicealmirante.
Nadie duda de Gran Bretaña y Estados Unidos para encarar acciones militares. En la Guerra de Malvinas Margaret Thatcher estuvo dispuesta a usar armas nucleares contra el territorio argentino, según reveló en un libro sobre el ex presidente francés Francois Mitterrand.
La intención de Thatcher de usar cargas nucleares para definir la guerra, fue abortada por la decisión de Mitterrand de colaborar con la “Dama de Hierro” y proporcionarle información sobre las armas que Francia le había vendido a Argentina. Es decir, se estuvo muy cerca de la locura.
Con el arma Submarina, cualquier país en serio, crea situaciones muy favorables, para que la fuerza de superficie o los componentes aéreos puedan realizar misiones con mayor éxito. “Los oídos debajo del mar”, alcanzan a detectar 60 – 70 u 80 veces más lejos de lo que pueden hacer los ojos del vigía de un buque y aún las ondas del radar, desarrollando así una labor importante de disuasión.
Material de consulta y fuentes: Archivos personales. Relatos del Capitán de Corbeta, Horacio Bicain, comandante del submarino “Santa Fe” en 1982.
Poder Naval. Revisión de un artículo del colega Alberto Amato, diario ”Clarín”. Nota periodística al actual Almirante Alejandro Maegli, durante el conflicto oficial subalterno del “San Luis”. Grupo de Investigaciones de Defensa. Publicación: “Submarinos de la Armada Argentina (1933-2000)” – Ricardo Burzaco – Eugenio B Ediciones. Libro: “Submarinos Argentinos” por Martín Ignacio Otero. Comunidad Submarinística Latinoamericana. Artículo Submarinos y Recursos. Submarinos nucleares en primera línea de la defensa británica en Malvinas. AFP, Londres, Reino Unido. Asesoramiento, Capitán de Fragata (RE) Osvaldo Goñi.
martes, 7 de junio de 2016
Pipi Sánchez recuerda el raid sobre Bahía Agradable
Pipi Sanchez recuerda el 8 de Junio
El 7 de junio, sabíamos que al otro día, íbamos a operar los dos Escuadrones A4 B en forma conjunta contra el desembarco inglés en Bahía Agradable. Ese día disfrutamos cada minuto, como lo hacíamos siempre. Todos juntos, haciéndonos bromas, tratando de divertirnos y no pensar en el mañana.
El 8 por la mañana, se encontraban listas, dos escuadrillas de tres aviones por Escuadrón. Temprano dieron la orden de partida, pero sólo a los aviones del primer Escuadrón y nos dejaron en espera al resto, hasta tener resultados del primer ataque.
Todos los pilotos que quedamos en tierra (incluidos nuestros jefes), insistimos para salir juntos para no perder el factor de la sorpresa inicial; pero la orden fue mantenernos en espera.
A las 15 hs. aproximadamente, nos asignaron los blancos y ordenaron el despegue. De los seis aviones, dos volvieron por fallas técnicas; por lo cual formamos una sola escuadrilla de cuatro aviones A4 B. A pesar de la desventaja de no contar con el factor sorpresa, de las terribles condiciones climáticas reinante en la zona de operaciones para llegar al blanco y la información que nuestros "hermanos" le pasaban al enemigo, fuimos a cumplir con nuestras obligaciones.
Rindo mi homenaje y reconocimiento a los queridos "Ruso" Bolzan, "Turco" Arraras y Jorge Vázquez. Cayeron peleando como leones contra el enemigo, haciéndoles pagar caro la osadía. Pocas veces vi tremendo coraje y valor para enfrentar todas las defensas que el enemigo tenía disponible en ese momento. Serán siempre ejemplo para nosotros de lo que significa el compromiso con la patria, de defenderla aún a costa de la propia vida. No hay día que nos olvidemos de ustedes y los extrañaremos siempre! Nunca pedimos tregua... ni le dimos tregua al enemigo. Tampoco nos rendimos, sino que como soldados profesionales, tuvimos que cumplir la orden de no volar más! Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de haberlos conocido.
El 8 de junio de 1982, es conocido por los ingleses como "el día más negro de la flota".
Gloria a nuestros héroes caídos en combate, por la causa justa que es Malvinas!
Pipi Sanchez
El 7 de junio, sabíamos que al otro día, íbamos a operar los dos Escuadrones A4 B en forma conjunta contra el desembarco inglés en Bahía Agradable. Ese día disfrutamos cada minuto, como lo hacíamos siempre. Todos juntos, haciéndonos bromas, tratando de divertirnos y no pensar en el mañana.
El 8 por la mañana, se encontraban listas, dos escuadrillas de tres aviones por Escuadrón. Temprano dieron la orden de partida, pero sólo a los aviones del primer Escuadrón y nos dejaron en espera al resto, hasta tener resultados del primer ataque.
Todos los pilotos que quedamos en tierra (incluidos nuestros jefes), insistimos para salir juntos para no perder el factor de la sorpresa inicial; pero la orden fue mantenernos en espera.
A las 15 hs. aproximadamente, nos asignaron los blancos y ordenaron el despegue. De los seis aviones, dos volvieron por fallas técnicas; por lo cual formamos una sola escuadrilla de cuatro aviones A4 B. A pesar de la desventaja de no contar con el factor sorpresa, de las terribles condiciones climáticas reinante en la zona de operaciones para llegar al blanco y la información que nuestros "hermanos" le pasaban al enemigo, fuimos a cumplir con nuestras obligaciones.
Rindo mi homenaje y reconocimiento a los queridos "Ruso" Bolzan, "Turco" Arraras y Jorge Vázquez. Cayeron peleando como leones contra el enemigo, haciéndoles pagar caro la osadía. Pocas veces vi tremendo coraje y valor para enfrentar todas las defensas que el enemigo tenía disponible en ese momento. Serán siempre ejemplo para nosotros de lo que significa el compromiso con la patria, de defenderla aún a costa de la propia vida. No hay día que nos olvidemos de ustedes y los extrañaremos siempre! Nunca pedimos tregua... ni le dimos tregua al enemigo. Tampoco nos rendimos, sino que como soldados profesionales, tuvimos que cumplir la orden de no volar más! Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de haberlos conocido.
El 8 de junio de 1982, es conocido por los ingleses como "el día más negro de la flota".
Gloria a nuestros héroes caídos en combate, por la causa justa que es Malvinas!
Pipi Sanchez
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