"Vuelen la pista", el mensaje inglés que nunca llegó:
Telegrama de Lord Carrington autorizando la destrucción de la pista del entonces aeropuerto de Stanley, para evitar que los argentinos puedan usarlo una vez recuperadas las islas. El mensaje fue enviado el mismo 2 de abril, pero nunca llegó a destino debido al corte en las comunicaciones entre las islas y Londres:
Fuente: The National Archives
martes, 1 de abril de 2014
lunes, 31 de marzo de 2014
Los Pichiciegos, de Fogwill
La novela de la guerra de Malvinas
Por: Federico Ferroggiaro
Desde La Ilíada en adelante, para atrás no sabemos, la guerra es uno de los temas dilectos o ineludibles de la literatura. Ni hablar del cine, pero ese es otro terreno. Las bibliotecas, todas, hasta la de los pacificistas, atesoran libros que tienen como ambiente, causa, efecto o marco a la guerra, a las guerras. Las que ocurrieron y que la historia registra, y las otras, imaginarias, que transcurren en el futuro o en el espacio o en el tiempo indefinido de los mundos paralelos, maravillosos. Tácticas y estrategias, consejos para generales y guerreros, narraciones o poemas que exaltan el valor en el combate, diarios y testimonios, el sufrimiento de las víctimas o el decorado horroroso frente al que transcurre un relato que dialoga con ella. En la literatura, amor y guerra, habilitan una escritura múltiple y heterogénea, infinita.En Argentina, la guerra de Malvinas, entre otras consecuencias, produjo ─y todavía, como coletazos, produce─ un aluvión de discursos que la tuvieron y tienen como tema. La gran mayoría, un corpus importante, fueron escritos que contaban las proezas bélicas de los militares argentinos. Después, empezaron a llegar las versiones desde la mirada de los ingleses. Sin embargo, antes, anterior a los libros y contemporánea a la prédica desahuciada de los medios de comunicación, ya se había creado una novela sobre la guerra de Malvinas. Mejor dicho, LA novela sobre Malvinas, la que abría una serie de relatos ficcionales y, a la vez, fundaba una mirada antiheroica sobre la misma. Una mirada crítica, demoledora, tal vez, una de las pocas posibles para pensar seriamente la locura de una dictadura genocida.
Me refiero a Los Pichiciegos, de Rodolfo Enrique Fogwill, escritor argentino nacido en 1941 y fallecido en 2010. En nuestro país, la novela se publicó por primera vez en 1983, tras el retorno de la democracia, por editorial De La Flor y, desde entonces, ha sido reeditada por varios sellos. Elijo no ensayar una síntesis del argumento. Sí me gustaría señalar cómo, en la figura de los personajes, los pichis, los conscriptos que están apostados en el campo de batalla, puede verse el reflejo de una sociedad fragmentaria, cobarde y destruida por una coyuntura particular. Ocultos en un refugio subterráneo, de espaldas a la guerra, los pichis se limitan a luchar por sobrevivir y ese aprendizaje, el de la supervivencia, les permitirá ser invulnerables en el futuro, cuando vuelvan al continente para habitar el orden criminal de la dictadura.
Más allá de la “leyenda” sobre cómo Fogwill escribió la novela: durante el transcurso de la guerra, del 11 al 17 de junio de 1982, en San Pablo, Brasil, encerrado en su labor y ajeno al devenir de los sucesos, me interesa destacar la importancia de la novela. Porque, como si fuera la obra de un visionario, o producto de una epifanía, el autor logró poner en escena, de manera verosímil, la contracara, el doblez, la verdad antiheroica y antiépica de la guerra. A su vez, en esa operación, refutar el discurso oficial que exaltaba el valor y el patriotismo.
En una lectura canónica sobre Los Pichiciegos, Beatriz Sarlo señala que esta novela no quiere demostrar nada y sus personajes no están en condiciones para reflexionar sobre lo que les sucede, sobre lo que hacen. También, el mismo Fogwill, en la contratapa de la edición de Interzona, afirma que “estaba escribiendo sólo acerca de mí, de la revolución, la contrarrevolución, el amor, el comercio, la democracia que sobrevendría”. Parece, entonces, que la novela sería apenas una obra escrita con el correr de la pluma, una ficción aislada, independiente del mundo. No me lo creo.
Es más, leída hoy, desde el presente, Los Pichiciegos puede ayudarnos a pensar que no existe heroísmo en la violencia. Sin hipótesis de guerra en ciernes, pero en el seno de una sociedad fracturada, donde el desprecio al otro nos atraviesa a todos y nos empuja a un enfrentamiento permanente, la figura de los pichis tratando de sobrevivir a cualquier precio, muestran lo peor del individualismo, del sálvese quien pueda. También, el trágico final de aquellos pichis, salvo el de Quiquito, demuestra que con la supervivencia no alcanza: que no nos vuelve invulnerables, que a veces hay que probar con otras estrategias, más humanistas, más solidarias.
Infobae
domingo, 30 de marzo de 2014
La emboscada de Top Malo House
Top Malo House
(restos de la casa)
La batalla de Top Malo House figura en casi todos los libros británicos que tratan sobre el conflicto y en todas las cifras se manejan con total inexactitud: fueron 19 ingleses contra 16 argentinos y solamente los sargentos Doyle, Groves y Stone fueron heridos en el combate (No Picnic, pags. 110 y 112). Confirma esta versión la nota del sargento Derek Wilson, quien estuvo en Top Malo, que apareció en el fascículo editado por Marshall Cavendish Publications, The Falklands War (Ed. 1985) que expresa: "Fueron 19 contra 16, así que fue ¡casi una pelea mano a mano!. El suboficial describe como salieron de la casa los Comandos haciendo fuego y que parecia que estaban "very well prepared" y que en ese momento "we had three guys hit" (tuvimos tres muchachos tocados).
El brigadier Thompson corrige sin saber la cantidad de Comandos que intervinieron en el combate y detalla: "Cinco argentinos fueron muertos y siete heridos, los restantes cinco fueron tomados prisioneros", es decir diecisiete. (No picnic, pág. 110).
La sección de Comandos tuvo dos muertos, seis heridos y cuatro prisioneros. Eran solo doce.
Compañía de Comandos 601
Sargento 1° Juan Carlos HELGUERO. Herido y Prisionero.Compañía de Comandos 602
Capitán D. José Arnobio VERCESI. Prisionero. Mención.Teniente 1° D. Luis Alberto BRUN. Herido y Prisionero. Medalla "Al esfuerzo y la Abnegación". (Cita: Integrar una patrulla infiltrada, combatir con denuedo en inferioridad numérica, siendo herido de consideración.)
Teniente 1° D. Juan José GATTI. Prisionero. Mención.
Teniente 1° D. Horacio LOSITO. Herido y Prisionero. Medalla "Al Mérito Militar" (Cita: Integrando una patrulla de Comandos de la cual era 2do Jefe, durante una operación de alto riesgo en terreno controlado por el enemigo, reaccionar con decisión ante el ataque sorpresivo de fuerzas notoriamente superiores y combatir con singular valentía ocasionando bajas al enemigo. Pese a resultar herido en dos oportunidades durante el combate, continuar la acción hasta el limite de sus fuerzas, constituyendo un verdadero ejemplo para sus subordinados).
Teniente D. Ernesto Emilio ESPINOSA. Muerto. (Teniente 1° Post Mortem). Medalla PM "La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate". Cita: Voluntariamente proteger el repliegue de sus camaradas, cuando integraba una patrulla de exploración adelantada, y ante un ataque notoriamente superior en efectivos y material, combatir hasta lograr, merced del sacrifico de su vida, el cumplimiento de su misión.
Teniente D. Humberto Daniel MARTINEZ. Herido y Prisionero.
Sargento 1° Miguel Angel CASTILLO. Prisionero. Mención.
Sargento 1° Humberto Omar MEDINA. Herido y Prisionero. Medalla "Al esfuerzo y la Abnegación".
Sargento 1° Faustino Rogelio PEDROZO. Herido y Prisionero. Medalla "Al esfuerzo y la Abnegación".
Sargento 1° Mateo Antonio SBERT. Muerto. (Sargento Ayudante Post Mortem)
Medalla PM "La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate". Cita: Voluntariamente proteger el repliegue de sus camaradas, cuando integraba una patrulla de exploración adelantada, y ante un ataque notoriamente superior en efectivos y material, combatir hasta lograr, merced del sacrifico de su vida, el cumplimiento de su misión.
Cabo Raúl Roberto VALDIVIESO. Herido y Prisionero.
Recibieron además: (según corresponda)
Medalla del Congreso de la Nación Argentina a los Combatientes.
Medalla “Al muerto en Combate”.
Medalla “Al herido en Combate”.
Distinción de “Prisionero de Guerra”.
sábado, 29 de marzo de 2014
Homenajeando al soldado Horisberger
Soldado Juan Domingo Horisberger, “Héroe de Guerra”
El Honorable Concejo Deliberante de Tigre, solicitó al Congreso de la Nación otorgue la condecoración, en homenaje por su entrega, valor y patriotismo en la recuperación de las Islas Malvinas.
Durante la Reunión 24º y 15º Sesión Ordinaria del Cuerpo Legislativo de Tigre, se formalizó el requerimiento a fin de que el Soldado Horisberger sea condecorado con la medalla “El Pueblo Argentino al Valor en Combate”. Los Concejales de todos los Bloques políticos apoyaron la iniciativa impulsada por un grupo de vecinos y apoyada por el Honorable Concejo Deliberante (HCD).
El presidente del HCD Dr. Julio Zamora, subrayó: “Es un honor realizarle este homenaje al Soldado Juan Domingo Horisberger, quien luchó hasta la muerte en defensa de nuestra Patria. En el marco de la conmemoración por el Día de la Soberanía Nacional, rendimos homenaje a un vecino de Tigre que dio la vida por las Islas Malvinas”. Y Agregó: “En su figura reconocemos a todos los ex combatientes y reivindicamos el reclamo permanente de soberanía sobre las Islas Malvinas”.
Cabe mencionar que en abril del corriente año, el Intendente Sergio Massa, encabezó un acto donde se descubrió una Placa Homenaje, instalada frente a la casa del Soldado en la Localidad de Ricardo Rojas. Su accionar ha sido reconocido por varias Instituciones como el Ejército Argentino, el Congreso de la Nación, el Municipio de Mercedes, autores argentinos y extranjeros han puesto de manifiesto su entrega y coraje.
El Soldado Juan Domingo Horisberger vivenció su niñez y adolescencia en el barrio La Paloma de la Localidad de El Talar. Cursó sus estudios en las Escuelas Nº 35 y 15. El 17 de marzo de 1981 fue convocado al Servicio Militar Obligatorio y se incorporó en el Regimiento de Infantería Mecanizada 6º “Gral. Viamonte”. Por su destreza se transformó en un tirador destacado dentro de su tropa. Como miembro de la sección 6º se enfrentó al ejército inglés y sus aliados, en defensa de las Islas Malvinas.
Durante una de las batallas más cruentas en defensa de Puerto Argentino, en el Monte Tamblendown, perdió su vida en combate heroicamente.
Cabe destacar el trabajo de la “Unión de ex Combatientes de las Islas Malvinas de la República Argentina” que acompañó tal iniciativa.
Su Historia
Juan Domingo Horisberger, nació en Tigre, en abril del año 1.982 su regimiento, el viejo 6 de línea, se alistaba para partir hacia las Islas, donde una vez mas sus soldados darían testimonio de su profundo amor a la Patria, valor y arrojo ante el enemigo. En los combates finales del mes de junio, este valiente soldado junto al Sold OSCAR ISMAEL POLTRONIERI, logran frenar el avance de toda una compañía británica. Los ingleses, dicen que esas dos ametralladoras, eran dos verdaderos demonios, cada vez que levantaban la cabeza los hacia bajar una nueva ráfaga proveniente de un lugar inesperado, combinando de esta manera, entre ambas ametralladoras, el fuego y movimiento de manera sincronizada. Esto permitió el repliegue del resto de su sección. En uno de los saltos, su ametralladora se interrumpe, debido a que el aceite para armas usado en esa época, se ponía espeso a temperaturas por debajo de cero grado, provocando el mal funcionamiento de los mecanismos. Luego de solucionar dicho problema, se incorpora al combate y una ráfaga de ametralladora británica lo hiere de muerte. Al ver que no disparaba, su jefe de sección, el Subt VILGRE LA MADRID, lo toca en la espalda y este cae en sus brazos, muriendo en silencio. Es de destacar que, entre el 2 de abril y el 12 (fecha de partida del regimiento), a raíz de la preocupación por lo que significaba la guerra, fallece el abuelo del Soldado. Finalizado el conflicto, una comisión integrada por efectivos del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, se presentan en su domicilio para informarle del deceso de su hijo, su madre, que se encontraba pasos atrás del marido, y al escuchar esta noticia, se descompensa, y dos días mas tarde, muere también.Es por todo eso, y el valor demostrado de este héroe, que nos juntaremos a rendirle homenaje, y darle nuestra muestra de agradecimiento a su padre y familiares vivos, por tal honrosa colaboración a la Patria.
viernes, 28 de marzo de 2014
Operación Aerolíneas: 30 años de silencio
Las razones que los llevaron a romper un silencio de 30 años
Héroes que dejan el anonimato. Reunidos por Clarín, los comandantes Cuniberti, Bresciani, Ardalla, Prelooker y Bernard posan para la foto.
20/02/12
El 2 de abril de 1990, los hombres que protagonizaron esta saga de viajes fueron reconocidos como veteranos de guerra por el Estado Nacional. El acta que recibieron Gezio Bresciani, Juan Carlos Ardalla, Jorge Prelooker, Ramón Arce, Mario Bernard, Luis Cuniberti y Leopoldo Arias, entre otros que también participaron, lleva la firma del vicepresidente de aquel entonces, Eduardo Duhalde, y dice: “El honorable Congreso de la Nación (...) por su intervención en la lucha armada por la reivindicación territorial de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. 2 de abril de 1982 - 14 de junio de 1982”.
Hubo aplausos y más condecoraciones para a estos hombres del aire. Pero los hechos protagonizados, aquella odisea de espionajes y secretos a través de los cielos, siguieron conservando su carácter confidencial. No tienen ellos una respuesta ensayada para las razones de ese silencio perpetuado tres décadas. Creen, más bien, que la discreción pedida en aquel momento en que fueron reclutados se consolidó de tal modo que así continuó, inalterable, una vez terminada la guerra. “Desde los altos mandos –recuerda Prelooker– se nos pidió que dada la sensibilidad diplomática del caso había que hacer silencio . No se podía decir qué países estaban ayudando a la Argentina. Hicimos caso y si existió un pacto, no fue decidido, sino natural y espontáneo ”.
“Uno tiene más o menos un plan de vida: un trabajo normal, una casa, los hijos, el colegio, el auto. Un día te piden esta colaboración. No lo pensás. Y decís que sí. También comprendés que no hay que hablar porque son cuestiones que te exceden y que involucran a tu país, y eso es un poco lo que nos pasó”, reflexiona Juan Carlos Ardalla.
Pasó, además, el tiempo. En las caras de los comandantes se adivinan huellas de aquella juventud congelada en fotos, y la vida, casi entera, detrás. “Quizás sea eso –dice Bresciani– cierta idea de que 30 años después es un buen momento para contar aquellos hechos vividos. Nosotros sentimos que fuimos parte de un pequeño hecho patriótico , a pesar de la locura de la guerra, y también que ese hecho tenía que ser conocido por los argentinos”. “Fue, digamos, nuestro pequeño grano de arena. Algo increíble y trascendente para mi vida. Si hoy me lo pidieran, lo volvería a hacer. Nos alegra, de alguna manera, poder contarlo”, asegura Luis Cuniberti.
Huecos en la conformación de la Historia. La odisea de los pilotos aparece para llenar los baches de un suceso que todavía se intenta comprender. “Fue una historia de valor y coraje -concluye Ramón Arce-, una odisea al servicio de la Patria”.
Clarín
Héroes que dejan el anonimato. Reunidos por Clarín, los comandantes Cuniberti, Bresciani, Ardalla, Prelooker y Bernard posan para la foto.
20/02/12
El 2 de abril de 1990, los hombres que protagonizaron esta saga de viajes fueron reconocidos como veteranos de guerra por el Estado Nacional. El acta que recibieron Gezio Bresciani, Juan Carlos Ardalla, Jorge Prelooker, Ramón Arce, Mario Bernard, Luis Cuniberti y Leopoldo Arias, entre otros que también participaron, lleva la firma del vicepresidente de aquel entonces, Eduardo Duhalde, y dice: “El honorable Congreso de la Nación (...) por su intervención en la lucha armada por la reivindicación territorial de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. 2 de abril de 1982 - 14 de junio de 1982”.
Hubo aplausos y más condecoraciones para a estos hombres del aire. Pero los hechos protagonizados, aquella odisea de espionajes y secretos a través de los cielos, siguieron conservando su carácter confidencial. No tienen ellos una respuesta ensayada para las razones de ese silencio perpetuado tres décadas. Creen, más bien, que la discreción pedida en aquel momento en que fueron reclutados se consolidó de tal modo que así continuó, inalterable, una vez terminada la guerra. “Desde los altos mandos –recuerda Prelooker– se nos pidió que dada la sensibilidad diplomática del caso había que hacer silencio . No se podía decir qué países estaban ayudando a la Argentina. Hicimos caso y si existió un pacto, no fue decidido, sino natural y espontáneo ”.
“Uno tiene más o menos un plan de vida: un trabajo normal, una casa, los hijos, el colegio, el auto. Un día te piden esta colaboración. No lo pensás. Y decís que sí. También comprendés que no hay que hablar porque son cuestiones que te exceden y que involucran a tu país, y eso es un poco lo que nos pasó”, reflexiona Juan Carlos Ardalla.
Pasó, además, el tiempo. En las caras de los comandantes se adivinan huellas de aquella juventud congelada en fotos, y la vida, casi entera, detrás. “Quizás sea eso –dice Bresciani– cierta idea de que 30 años después es un buen momento para contar aquellos hechos vividos. Nosotros sentimos que fuimos parte de un pequeño hecho patriótico , a pesar de la locura de la guerra, y también que ese hecho tenía que ser conocido por los argentinos”. “Fue, digamos, nuestro pequeño grano de arena. Algo increíble y trascendente para mi vida. Si hoy me lo pidieran, lo volvería a hacer. Nos alegra, de alguna manera, poder contarlo”, asegura Luis Cuniberti.
Huecos en la conformación de la Historia. La odisea de los pilotos aparece para llenar los baches de un suceso que todavía se intenta comprender. “Fue una historia de valor y coraje -concluye Ramón Arce-, una odisea al servicio de la Patria”.
Clarín
jueves, 27 de marzo de 2014
La vida en las Malvinas bajo ocupación
Islas Falkland o Malvinas. ¿Cómo es vivir en el fin del mundo?
¿Cómo es vivir en el fin del mundo?Seguramente es una pregunta que muchos nos hemos hecho; al menos en mi caso, ha pasado por mi mente en repetidas ocasiones, de ahí que cuando surgió la oportunidad de conocer un lugar que no es tan fácil de imaginar, no dudé en subirme al avión y comenzar esta larga expedición.De entrada, debo aclarar que cuando digo que las Islas Falkland son un territorio que resulta difícil de imaginar, lo digo con toda honestidad y es que, desde que tengo uso de razón, lo único que sabemos (y que los medios nos han mostrado) de estas islas es el enredado conflicto geopolítico que las rodea, a tal grado, que resulta complicado referirnos a ellas por su nombre, sin que alguien asuma que tomamos partido.Personalmente les llamo Islas Falkland y no Malvinas, no porque esté más a favor de un país que del otro, sino por que así les llaman las personas que viven aquí. De hecho, este era una de los temas que más curiosidad me causaba y es que todos estos años, cada vez que escuchamos del conflicto de las islas, sólo nos llegan las posturas oficiales, lo que dicen los políticos y sus gobiernos, pero nunca podemos saber lo que siente la gente real, lo que dicen esos 2,950 habitantes que, a final de cuentas, son los que viven, sufren y disfrutan de todas esas decisiones que, hasta hace unos años, se tomaban a cientos de kilómetros de sus vidas.Sí, leyeron bien: 2,950 habitantes. En términos prácticos, podemos decir que hay más gente en un lleno del Teatro Metropólitan, que en el sorprendente archipiélago.Llegar a las Falkland no es nada sencillo, al menos por la vía aérea, donde sólo un avión comercial entra y sale de las islas cada fin de semana. Así, para llegar aquí desde la Ciudad de México uno debe tomar un avión rumbo a Santiago, pernoctar en la capital chilena y madrugar al día siguiente para continuar la misión en un nuevo vuelo que hará otra escala en Punta Arenas, pasar migración y finalmente dirigirse a Mount Pleasant, el modesto aeropuerto militar donde aterrizan todos los vuelos que llegan a estas islas, además, de ahí todavía habrá que hacer un recorrido por tierra antes de llegar a Stanley, la capital de las Falklands, un pequeño poblado donde vive la mayor parte de la población de este territorio (dos mil de los 2,950 habitantes) y donde también se encuentra la principal infraestructura de las islas: dos escuelas, un hospital, un supermercado y por supuesto, la asamblea legislativa y la casa de gobierno desde donde se gobierna a las islas de manera autónoma desde el 2009.
Es mi primera noche en “el fin del mundo”, y una de las primeras cosas más impactantes cuando se llega a las Islas es la facilidad que uno tiene para disfrutar del paisaje y perderse en el horizonte. Parece una tarea sencilla y cursi hasta cierto punto, pero en una época en donde las grandes construcciones y los rascacielos se multiplican por doquier, encontrarme en un lugar en donde no hay ni edificios ni árboles que estorben la panorámica, resulta tan encantador como sorprendente. Hay pastos, musgos, arbustos y flores, ¡pero no árboles! según cuentan los locales, se debe a que el viento no lo permite.Pero ¿cómo es vivir en el fin del mundo? Cómo viven los pescadores, cocineros, deportistas y comerciantes. En los próximos días, espero no sólo descubrirlo, sino también poder compartirlo con ustedes.Cambio y fuera desde el fin del mundo.
Sopitas
miércoles, 26 de marzo de 2014
martes, 25 de marzo de 2014
Combate terrestre: Trincheras
Trincheras
Hacer una trinchera puede ser un excelente refugio de emergencia en algunas situaciones, si te encuentras en plena naturaleza o necesitas pasar desapercibido. Los militares tienen amplia experiencia en realizar trincheras y asentamientos de larga duración utilizando lo mínimos materiales.
Una trinchera de tirador para 1 ó 2 personas puede ser excavada en menos de 8 horas con herramientas manuales (pico y pala) en un terreno semiduro. En sucesivas jornadas de trabajo se puede mejorar el refugio, ofrecerá mayor comodidad que una tienda de campaña y más eficaz a las inclemencias del tiempo, como la nieve o el viento. ¡¡¡Y siempre la puedas hacer más grande!!!
Así si tienes ubicada una zona de seguridad en el monte, una buena solución es: ¡!!Prepararte la trinchera durante varios fines de semana!!! Si está bien realizada, quedara oculta y dispuesta para el día que la necesites. ¡¡¡Y es gratis!!
Puedes mejorarla con sacos de tela o plástico duro, que son ligeros de transportar cuando están vacios y también algunas lonas para impermeabilizar el refugio. Las palas, picos, cubos y azadas puedes ocultarlas y en las cercanías y estar disponibles en caso de necesidad.
El método de trincheras puede combinarse con otros materiales. En la foto inferior tenéis un container protegido y enterrado con sacos de tierra; y una trinchera utilizando bidones metálicos, sacos y chapa para el techo.
Si ya tienes un terreno realizar una trinchera es seguramente el refugio más barato posible. Puedes reforzarlo con sacos, aplicando las técnicas del superadobe e improvisar un techo con chapa metálica, reforzados con puntales de obra.
En el manual de Supervivencia y refugios militares tenéis una amplia documentación de trincheras para colectivos, vehículos, contra armas nucleares, etc, también en otros manuales de francotiradores o infantería se dan buenas indicaciones de cómo hacer una trinchera.
Si eres un buen suvirvalista deberías conocer las ventajas que te ofrece una buena trinchera.
Hacer una trinchera puede ser un excelente refugio de emergencia en algunas situaciones, si te encuentras en plena naturaleza o necesitas pasar desapercibido. Los militares tienen amplia experiencia en realizar trincheras y asentamientos de larga duración utilizando lo mínimos materiales.
Una trinchera de tirador para 1 ó 2 personas puede ser excavada en menos de 8 horas con herramientas manuales (pico y pala) en un terreno semiduro. En sucesivas jornadas de trabajo se puede mejorar el refugio, ofrecerá mayor comodidad que una tienda de campaña y más eficaz a las inclemencias del tiempo, como la nieve o el viento. ¡¡¡Y siempre la puedas hacer más grande!!!
Así si tienes ubicada una zona de seguridad en el monte, una buena solución es: ¡!!Prepararte la trinchera durante varios fines de semana!!! Si está bien realizada, quedara oculta y dispuesta para el día que la necesites. ¡¡¡Y es gratis!!
Puedes mejorarla con sacos de tela o plástico duro, que son ligeros de transportar cuando están vacios y también algunas lonas para impermeabilizar el refugio. Las palas, picos, cubos y azadas puedes ocultarlas y en las cercanías y estar disponibles en caso de necesidad.
El método de trincheras puede combinarse con otros materiales. En la foto inferior tenéis un container protegido y enterrado con sacos de tierra; y una trinchera utilizando bidones metálicos, sacos y chapa para el techo.
Si ya tienes un terreno realizar una trinchera es seguramente el refugio más barato posible. Puedes reforzarlo con sacos, aplicando las técnicas del superadobe e improvisar un techo con chapa metálica, reforzados con puntales de obra.
En el manual de Supervivencia y refugios militares tenéis una amplia documentación de trincheras para colectivos, vehículos, contra armas nucleares, etc, también en otros manuales de francotiradores o infantería se dan buenas indicaciones de cómo hacer una trinchera.
Si eres un buen suvirvalista deberías conocer las ventajas que te ofrece una buena trinchera.
lunes, 24 de marzo de 2014
domingo, 23 de marzo de 2014
Recordando la experiencia del San Luis
"Viaje al fondo de los Mares del Sur"
El relato de la experiencia del comandante del San Luis. Magnificamente relatado por Jorge Fernández Díaz.
Sentimientos encontrados
El relato de la experiencia del comandante del San Luis. Magnificamente relatado por Jorge Fernández Díaz.
Sentimientos encontrados
Jorge Fernandez Diaz contó una nueva historia en Sentimientos Encontrados. Escuchá el relato aquí.
Haga clic para escuhar el relato "Viaje al fondo de los Mares del Sur":
Suscribirse a:
Entradas (Atom)