REGIMIENTO DE INFANTERIA 25 (RI 25)
Contra el desembarco que lanzaron los británicos el 21 de mayo. Una fracción de apenas poco más de sesenta soldados argentinos los primeros en advertir la acción Enemiga , se hallaba en el lugar e hizo pie firme contra la formidable máquina bélica que empezaba a desplegarse. Esta es la historia de aquellos valientes.
A las 8. 10 de la mañana del 21 de mayo de 1982, cuando las primeras luces del alba pugnaban por vencer a las tinieblas del invierno austral, un atribulado soldadito cordobés anunció en el puesto de comando "Aguila", que "un barco grande, blanco, que no parecía de guerra" entraba en el canal de Puerto San Carlos.
Esta fue la confirmación del tan augurado, temido, esperado desembarco británico en la isla Soledad, precisamente en su extremo occidental.
Repeliendo el desembarco.
Contra el desembarco que lanzaron los británicos el 21 de mayo. Una fracción de apenas poco más de sesenta soldados argentinos los primeros en advertir la acción Enemiga , se hallaba en el lugar e hizo pie firme contra la formidable máquina bélica que empezaba a desplegarse. Esta es la historia de aquellos valientes.
A las 8. 10 de la mañana del 21 de mayo de 1982, cuando las primeras luces del alba pugnaban por vencer a las tinieblas del invierno austral, un atribulado soldadito cordobés anunció en el puesto de comando "Aguila", que "un barco grande, blanco, que no parecía de guerra" entraba en el canal de Puerto San Carlos.
Esta fue la confirmación del tan augurado, temido, esperado desembarco británico en la isla Soledad, precisamente en su extremo occidental.
Los relatos posteriores dieron la impresión de que el acceso de las tropas británicas a territorio malvinense no fue "un paseo", que no hubo oposición, ya que el comando argentino no había previsto que allí iba a producirse la cabeza de playa.
Sin embargo, la realidad difiere bastante con esa leyenda del "paseo bajo la luz de la luna". Es que el Teniente 1º Carlos Daniel Esteban, al frente del equipo de combate "Güemes", compuesto por un total de sesenta y dos hombres, y cuarenta y uno en establecimiento San Carlos y veintiuno en la altura 234, a 9 kilómetros al norte, se cuidó de que las cosas no fueran tan fáciles.
El desembarco en sí mismo había sido precedido por tres largas horas de intenso cañoneo naval, que no estuvo dirigido a ningún blanco terrestre, por lo menos en poder de los argentinos. Fue un clásico "fuego de distracción" que puso a prueba las comunicaciones entre San Carlos y la 2340.
A las 3.00 desde esa altura que domina el estrecho, el subteniente Reyes abre fuego con sus cañones de 105 mm contra fragatas británicas que, con su respuesta "borran" las posiciones de la sección "Gato", causándole cuatro heridos '
Dicha sección deambuló luego durante veintiún días por la cabeza de playa británica, al borde de la inanición, hasta que sus componentes lograron ponerse a salvo.
Inmediatamente de haber sido advertido de la presencia del buque "Canberra" por la descripción del soldado, Estévez ("Aguila" en código) corrió a cerciorarse desde un puesto de observador adelantado.
A las 8.15, a medida que aumentaba la luz del día se pudo ver a tres fragatas y a las 8.20 una serie de lanchones de desembarco se desprendieron de los buques dirigiéndose a San Carlos. Dos minutos después las lanchas recorrían la bahía "en todas direcciones", sobrevoladas por numerosos helicópteros según el relato del oficial.
Sin embargo, la realidad difiere bastante con esa leyenda del "paseo bajo la luz de la luna". Es que el Teniente 1º Carlos Daniel Esteban, al frente del equipo de combate "Güemes", compuesto por un total de sesenta y dos hombres, y cuarenta y uno en establecimiento San Carlos y veintiuno en la altura 234, a 9 kilómetros al norte, se cuidó de que las cosas no fueran tan fáciles.
El desembarco en sí mismo había sido precedido por tres largas horas de intenso cañoneo naval, que no estuvo dirigido a ningún blanco terrestre, por lo menos en poder de los argentinos. Fue un clásico "fuego de distracción" que puso a prueba las comunicaciones entre San Carlos y la 2340.
A las 3.00 desde esa altura que domina el estrecho, el subteniente Reyes abre fuego con sus cañones de 105 mm contra fragatas británicas que, con su respuesta "borran" las posiciones de la sección "Gato", causándole cuatro heridos '
Dicha sección deambuló luego durante veintiún días por la cabeza de playa británica, al borde de la inanición, hasta que sus componentes lograron ponerse a salvo.
En San Carlos
El parte confeccionado por el teniente 1' Esteban sobre los acontecimientos de ese día es lo suficientemente elocuente pese a la extrema sobriedad del lenguaje militar utilizado.Inmediatamente de haber sido advertido de la presencia del buque "Canberra" por la descripción del soldado, Estévez ("Aguila" en código) corrió a cerciorarse desde un puesto de observador adelantado.
A las 8.15, a medida que aumentaba la luz del día se pudo ver a tres fragatas y a las 8.20 una serie de lanchones de desembarco se desprendieron de los buques dirigiéndose a San Carlos. Dos minutos después las lanchas recorrían la bahía "en todas direcciones", sobrevoladas por numerosos helicópteros según el relato del oficial.
Aproximadamente a las 8.30 "Aguila" recibe el aviso de que la infantería
británica, que había desembarcado, comenzaba a avanzar hacia el pueblo desde el oeste. Inmediatamente se advierte por radio a Puerto Argentino de lo que está sucediendo y se ordena luego un desplazamiento de las posiciones hacia el este, para evitar quedar cercados por un descenso helitransportado.
A las 8.40 dos compañías británicas llegan al pueblo (vacío), mientras que un helicóptero Sea King intentaba posarse con su carga de soldados, desde el este, para cerrar el cerco.
británica, que había desembarcado, comenzaba a avanzar hacia el pueblo desde el oeste. Inmediatamente se advierte por radio a Puerto Argentino de lo que está sucediendo y se ordena luego un desplazamiento de las posiciones hacia el este, para evitar quedar cercados por un descenso helitransportado.
A las 8.40 dos compañías británicas llegan al pueblo (vacío), mientras que un helicóptero Sea King intentaba posarse con su carga de soldados, desde el este, para cerrar el cerco.
El jefe argentino ordena abrir fuego contra la máquina enemiga y ésta, muy averiada, no se decide a descender, escapa humeando y finalmente cae al agua.
"Evidentemente tenían dudas sobre nuestra presencia, porque si no, no hubiesen enviado a ese gran helicóptero de transporte, que llevaba además colgando una especie de 'chinguillo' con municiones", memora Esteban.
Mientras tanto la infantería inglesa disparaba contra las posiciones de "Aguila" sin hacer blanco, así que dos minutos después enviaron otro helicóptero, pero esta vez un Gazelle de ataque, para que disparase sus cohetes contra los defensores.
"Le efectuamos fuego reunido con todas las armas y el aparato se precipitó a las aguas del río San Carlos. La máquina se hundió inmediatamente, un cuerpo salió flotando, mientras que otro tripulante se asió de una boya.
Una lancha tripulada por dos "kelper " se precipitó en auxilio de los aviadores y ordené que no se les disparase", señala "Aguila".
"El helicóptero derribado había marcado la posición y los infantes enemigos hicieron fuego de mortero sin dar en el blanco. Entonces se ordenó un nuevo cambio de posición, más hacia el este, para eludir los disparos de los británicos".
"Sobre la nueva posición apareció otro Gazelle que comenzó a atacarla con ametralladora, al tiempo que el piloto intentaba dar inclinación a la máquina para alcanzamos con sus cohetes. Otra vez se hizo fuego reunido y el aparato se precipitó a tierra incendiado, a diez metros de nuestras posiciones, lo que nos permitió comprobar la muerte de todos sus tripulantes."
"Era evidente que los helicópteros tenían la misión de dirigir el fuego, - dice Esteban - pero debido a que los derribamos los disparos de mortero y artillería naval nunca se nos aproximaron a más de 500 600 metros.
Los argentinos efectúan un nuevo desplazamiento cuando llegó otro Gazelle, aparentemente para dirigir el fuego naval y lo atacaron con todas sus armas. El piloto alcanzó a retirarse con su máquina humeando, que luego aterriza en llamas. "
"Al tiempo que se libraba el combate con los helicópteros, estimábamos que unos 200 infantes ingleses se encontraban en Puerto San Carlos y que más o menos el doble estaba dirigiéndose hacia el establecimiento", señala "Aguila"'
Después de un nuevo cambio de posición, los defensores vieron entre las 9.30 el primer ataque aéreo argentino contra la flota de desembarco, protagonizado por un Aermacchi de la ' aviación naval.
"Los infantes ingleses en ningún momento trataron de acercarse a las posiciones, el fuego de sus fusiles fue casi nulo y los morteros efectuaban muchos disparos sin conseguir blanco. "
"Aguila" Y sus cuarenta hombres esperaron durante dos horas el repliegue de "'Gato" desde la altura 234, pero el comandante enemigo que había perdido tres helicópteros de ataque y no sabía lo que tenía por delante, prefirió no correr ningún riesgo. Sin sentido.' Durante los ataques los defensores no sufrieron ninguna baja y solamente abandonaron algún material pesado y un lanzacohetes averiado.
Y los "daños probados" sobre el enemigo fuero los siguientes: una decena de paracaidistas muertos heridos que iban a bordo del primer helicóptero.
Tres Gazelle destruidos, un sea King seriamente dañado y sus tripulaciones muertas o heridas. La pequeña tropa argentina, dos oficiales, nueve suboficiales y treinta y un soldados emprendieron el regreso a pie a Puerto Argentino adonde llegaron el 26 de mayo, dándose incluso el gusto de festejar la fecha patria en Douglas Paddock con una formación especial.
El 28 estaban de vuelta en Darwin para participar en los combates de Goose Green, pero... esa es otra historia...
Tte. 1º Esteban, Tte. Estevez, Subteniente Goméz Centurión y Subteniente Reyes.
"Evidentemente tenían dudas sobre nuestra presencia, porque si no, no hubiesen enviado a ese gran helicóptero de transporte, que llevaba además colgando una especie de 'chinguillo' con municiones", memora Esteban.
"En primer lugar, deberían haber enviado un helicóptero de ataque, no de transporte. Quiere decir que ahí venía un grupo de tiradores que, en vez de bajarse a cierta distancia del pueblo para completar el cerco, descendió directamente en el centro del villorrio. Le debemos haber pegado con unos 2000 ó 2500 proyectiles, porque éramos cuarenta y dos hombres que nos bajamos casi un cargador por helicóptero, así que eliminamos totalmente al grupo de tiradores que iba dentro de la máquina y el aparato quedó destruido."
Mientras tanto la infantería inglesa disparaba contra las posiciones de "Aguila" sin hacer blanco, así que dos minutos después enviaron otro helicóptero, pero esta vez un Gazelle de ataque, para que disparase sus cohetes contra los defensores.
"Le efectuamos fuego reunido con todas las armas y el aparato se precipitó a las aguas del río San Carlos. La máquina se hundió inmediatamente, un cuerpo salió flotando, mientras que otro tripulante se asió de una boya.
Una lancha tripulada por dos "kelper " se precipitó en auxilio de los aviadores y ordené que no se les disparase", señala "Aguila".
"El helicóptero derribado había marcado la posición y los infantes enemigos hicieron fuego de mortero sin dar en el blanco. Entonces se ordenó un nuevo cambio de posición, más hacia el este, para eludir los disparos de los británicos".
"Sobre la nueva posición apareció otro Gazelle que comenzó a atacarla con ametralladora, al tiempo que el piloto intentaba dar inclinación a la máquina para alcanzamos con sus cohetes. Otra vez se hizo fuego reunido y el aparato se precipitó a tierra incendiado, a diez metros de nuestras posiciones, lo que nos permitió comprobar la muerte de todos sus tripulantes."
"Era evidente que los helicópteros tenían la misión de dirigir el fuego, - dice Esteban - pero debido a que los derribamos los disparos de mortero y artillería naval nunca se nos aproximaron a más de 500 600 metros.
Los argentinos efectúan un nuevo desplazamiento cuando llegó otro Gazelle, aparentemente para dirigir el fuego naval y lo atacaron con todas sus armas. El piloto alcanzó a retirarse con su máquina humeando, que luego aterriza en llamas. "
"Al tiempo que se libraba el combate con los helicópteros, estimábamos que unos 200 infantes ingleses se encontraban en Puerto San Carlos y que más o menos el doble estaba dirigiéndose hacia el establecimiento", señala "Aguila"'
Después de un nuevo cambio de posición, los defensores vieron entre las 9.30 el primer ataque aéreo argentino contra la flota de desembarco, protagonizado por un Aermacchi de la ' aviación naval.
"Los infantes ingleses en ningún momento trataron de acercarse a las posiciones, el fuego de sus fusiles fue casi nulo y los morteros efectuaban muchos disparos sin conseguir blanco. "
"Aguila" Y sus cuarenta hombres esperaron durante dos horas el repliegue de "'Gato" desde la altura 234, pero el comandante enemigo que había perdido tres helicópteros de ataque y no sabía lo que tenía por delante, prefirió no correr ningún riesgo. Sin sentido.' Durante los ataques los defensores no sufrieron ninguna baja y solamente abandonaron algún material pesado y un lanzacohetes averiado.
Y los "daños probados" sobre el enemigo fuero los siguientes: una decena de paracaidistas muertos heridos que iban a bordo del primer helicóptero.
Tres Gazelle destruidos, un sea King seriamente dañado y sus tripulaciones muertas o heridas. La pequeña tropa argentina, dos oficiales, nueve suboficiales y treinta y un soldados emprendieron el regreso a pie a Puerto Argentino adonde llegaron el 26 de mayo, dándose incluso el gusto de festejar la fecha patria en Douglas Paddock con una formación especial.
El 28 estaban de vuelta en Darwin para participar en los combates de Goose Green, pero... esa es otra historia...
Tte. 1º Esteban, Tte. Estevez, Subteniente Goméz Centurión y Subteniente Reyes.
Bravo RI 25 !!! La gloria de tu labor en combate perdurará eternamente !!!!
ResponderEliminarCoronel Seineldín, tu bravura en combate y tu hombría de bien se tatuará en la Morada de los Héroes!!