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miércoles, 8 de enero de 2025

Tumbledown: Britos y Vilgré Lamadrid después de la odisea

14 de junio, todo terminó, apenas unas horas antes habían combatido en Tumbledown.
Dos rostros, uno la alegría de haber sobrevivido y otro el del Jefe con varios muertos y heridos. Duro combate. Sus vivencias recién acontecidas y expresiones capturadas por la imagen.
A LOS BRAVOS DE MALVINAS.
Imagen: Soldado Carlos Daniel Britos y Subteniente Esteban Vilgre Lamadrid - 3ra Sección - Compañia B - RI Mec 6 - EA.

lunes, 6 de enero de 2025

El valiente sargento Adolfo Luis Cabrera

Homenaje a un Soldado


Grl Br (R) VGM Rodrigo Alejandro Soloaga  | DeySeg




A partir de la particular y destacable circunstancia de cumplirse un nuevo aniversario de la recuperación temporaria de nuestras Islas Malvinas y, consecuentemente, de los combates allí desarrollados, genera en mi, no sólo recuerdos, sino que me permite revivir, una vez más, hechos y situaciones transcurridos en esa ocasión.


Asimismo, los recuerdos afloran, se vuelven vívidos y cada uno de los episodios parece cobrar vida. Dentro de ellos, existe uno que siempre se presenta ante mí con gran intensidad, y puesto a pensar en las razones de ello, debo concluir que es así porque se refiere a la conducta de un verdadero soldado, de uno de tantos que siendo prácticamente desconocido, constituye un verdadero orgullo para quienes tuvimos el privilegio de conocerlo.

En esta ocasión, además de revivir esos instantes en la intimidad, creo que sería un justo homenaje de mi parte difundirlo con mayor intensidad a la puesta hasta el momento y compartir ese especial recuerdo con otros que se interesen en conocer las pequeñas grandes verdades de lo sucedido en las Islas Malvinas.

Durante las operaciones, me desempeñé como jefe de una fracción del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 “Cnl Isidoro Suárez”, único elemento de esa arma que participó con la totalidad de sus efectivos en la defensa de las Islas.

Dicha fracción, en el cumplimiento de su misión, pagó un caro tributo en sangre sufriendo seis muertos: tres suboficiales y tres soldados. Entre los primeros se encontraba el sargento de caballería ADOLFO LUIS CABRERA, quien revistaba como jefe de grupo en la primera sección de exploración.

Ese suboficial, oriundo de Concordia - esa generosa tierra entrerriana que tanto ha aportado al arma de caballería -, llevaba escasos meses destinado en el Escuadrón, pero se había integrado rápida y completamente, merced a un destacable esfuerzo de su parte.

El elemento a mis órdenes, constituido en reserva a pie de la Agrupación Ejército Puerto Argentino, se empeñó en combate directo con el enemigo el 11 de junio, manteniéndose en esa situación hasta el 14 de junio, día de la capitulación.

En la noche del 13 al 14 de junio, después de realizar varios desplazamientos ordenados, esa reserva se incorporó al dispositivo del R I Mec 7 en las alturas de Wireless Ridge y ocupó el extremo oeste. Por su parte, la 1ra sección, en la posición, ocupó también el extremo oeste, cerrando el flanco correspondiente. En su momento, el ataque británico, después de ejecutar un aferramiento frontal, se materializó con un envolvimiento precisamente con centro de gravedad en ese sector.

Ello implicó, como consecuencia natural, que la citada sección fuera la que recibió el ataque más intenso, lo que determinó, asimismo, que fuera la que más bajas sufriera, tanto en muertos como en heridos. En esas acciones cayó en cumplimiento de su deber, entre otros, el sargento CABRERA. Hasta ahí el relato breve, frío, pero natural de los hechos.

Asimismo, es conocido que una vez producida la capitulación, se concretó la evacuación de soldados argentinos que estaban como prisioneros de guerra, permaneciendo en las Islas en condición de tales un número reducido de militares. La casualidad quiso que la totalidad de los oficiales del Escuadrón permanecieran allí, lo que motivó que se perdiera la posibilidad de mantener contactos posteriores con los soldados, quienes al llegar de regreso a los cuarteles fueron licenciados definitivamente.

Con posterioridad, cuando me desempeñé como jefe del Escuadrón 1, heredero del antiguo Escuadrón 10, tuve oportunidad de reencontrarme con algunos ex soldados veteranos, circunstancia en la cual tuve la posibilidad de tomar conocimiento parcial del tema que hoy me ocupa, pero sin datos concretos ni testimonios directos. Desde hace algunos años, mis contactos con los antiguos soldados, se han incrementado. Esta circunstancia, posibilitó el reencuentro con gente que desde hace más de veinte años no veía, que fueron testigos directos del hecho y con ello la posibilidad de confirmar el episodio que paso a relatar.

En la circunstancia antes descripta del ataque británico a la posición de la fracción a mis órdenes, debe mencionarse que previo a la acción directa del enemigo, se produjo en el sector un durísimo combate contra las tropas inglesas que ejecutaban el aferramiento frontal, todo ello acompañado, por parte de las fuerzas británicas, de un impresionante apoyo de fuego de características excepcionales por su volumen e intensidad, que incluyó fuego de artillería de campaña, de artillería naval, de misiles antitanques empleados en contra de las posiciones defensivas, y sobre final, fuego de los cañones de los tanques empleados como artillería contra esas mismas posiciones.

La excepcional intensidad de lo expresado, además de la experiencia personal que me permite tal afirmación, ha sido destacada por variadas publicaciones tanto británicas como argentinas. Expresar que el fuego recibido fue impresionante resulta poco, ya que adquirió características abrumadoras. Resultaba difícil apreciar y razonar, y mucho más resolver con acierto. Debe mencionarse asimismo, que dado que la reserva se empeñó en un sector no previsto, ni preparado, no se habían realizado reconocimientos ni acuerdos, lo que sumado a que tanto la aproximación al lugar, la adopción del dispositivo como el posterior combate se ejecutaron durante la noche y bajo el fuego, las posiciones ocupadas fueron en muchos casos precarias, aprovechando las salientes rocosas del terreno.

La 1ra Sección sufrió especialmente dicha situación, dado que cubrió un frente no previsto por las tropas del Regimiento de Infantería Mecanizado 7, a cargo de ese sector originalmente. Dicha situación, como ya expresé, se vio agravada al concretarse el ataque principal enemigo por el flanco oeste, que incidió directamente sobre la Sección mencionada, la cual debió soportar la peor parte de la acción ofensiva. Tanto es así que, pese a los denodados esfuerzos realizados, ante el progreso del ataque que incidía con gran superioridad, el comandante de la Agrupación Ejército “Puerto Argentino” ordenó la ejecución de fuegos propios sobre el sector, en un intento de disminuir el ritmo de avance del enemigo o detenerlo si ello hubiera sido posible, con lo que dicho fuego incidió también sobre el sector de la 1ra Sección, con el consecuente peligro de batir a la propia tropa, riesgo que el mismo Comandante aceptó haber asumido.

Lo expresado busca evidenciar, en la medida de lo posible y dentro de la brevedad necesaria del relato, una situación que, para toda la reserva a pie y esa sección especialmente, resultaba crítica, les exigía una disposición especial y ponía a prueba las condiciones y cualidades de sus integrantes.

Cuando la situación se tornaba insostenible, después de recibir la orden de repliegue para la reserva a mis órdenes, impartí la misma orden a las secciones. Para la 1ra Sección resultaba más complicada su ejecución dado que se encontraba combatiendo en las distancias cortas, con un nivel de aferramiento importante y con riesgo de ser aferrada definitivamente.

En ese marco, su jefe el teniente Bertolini, transmitió a sus grupos la misma orden. El grupo al mando del sargento Cabrera combatía valerosamente con el enemigo bajo gran presión. Al recibir la orden, ante la dificultad de replegarse estando en contacto tan próximo con el enemigo, conocedor del riesgo de vida que implicaba para sus integrantes, dicho jefe de grupo no dudó y ordenó a sus soldados replegarse y permaneció en la posición a efectos de cubrirlos con sus fuegos y permitir que se rompiera el contacto.

En la ejecución de esta acción, mientras sus soldados lograron desprenderse, replegarse con el resto de la Sección y, de tal forma preservar sus vidas, el sargento Cabrera entregó la suya en defensa de sus hombres. Esta actitud, tan simple en su ejecución y tan grande en su trascendencia, es propia de un héroe de nuestra moderna historia militar, de un soldado cabal y de alguien que supo transformar en hechos su promesa de morir en cumplimiento del sagrado deber militar.

El sargento Cabrera entregó su vida en la forma en que lo hacen los grandes soldados. Ese hecho, nos muestra una grandeza de espíritu, una nobleza de alma, un espíritu de sacrificio, que sólo cabe en un corazón inmenso como el que tenía ese suboficial. Indudablemente, habrá quien piense que el sargento Cabrera cumplió con su misión, y eso es la auténtica verdad, pero no sólo cumplió con ella, sino que lo hizo ofreciendo a cambio su vida y logrando con ello preservar la de sus subordinados.

Habrá también quien piense que si esa es mi opinión, ¿porqué no se le otorgó al sargento Cabrera un reconocimiento a su valor?, la respuesta es simple, se llegó a conocimiento de su acción heroica mucho tiempo después de finalizada la evaluación de las conductas en la defensa de Puerto Argentino.

Esta falta de reconocimiento constituye una frustración para quien, como es mi caso, condujo a este valiente soldado en combate. Este relato, además de servir para difundir la conducta del sargento Cabrera, quiere ser asimismo, una forma de rendir tributo a su valentía, de expresar el orgullo que siento por haberlo tenido a mis órdenes, el agradecimiento eterno de quienes pudieron salvar sus vidas gracias a su sacrificio, y espero que también para que quienes lo lean compartan nuestro profundo reconocimiento e incorporen a sus plegarias una por el eterno descanso del alma de un verdadero soldado, el sargento Adolfo Luis Cabrera y otra por el bienestar de su señora esposa y de su hijo que entregaron a la Patria a su ser más querido.

Sargento de caballería Adolfo Luis Cabrera, descansa en paz, está seguro que has honrado la tradición de honor, valor y lealtad propia de los verdaderos soldados del Ejército Argentino, y con tu actitud eres ejemplo de virtudes militares.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Condecoración: Soldado Eduardo González (EA)

Soldado Clase 1962 EDUARDO GONZALEZ - RI 4 - EA

Reaccionar con presteza en un momento de incertidumbre, el 06 de junio en Monte Dos Hermanas, cuando una patrulla enemiga ataca por sorpresa con apoyo de morteros. Su grupo proporcionaba seguridad a una fracción de Infantería de Marina que instalaba un campo minado cuando se produjo el ataque.
El soldado GONZALEZ abrió fuego con su FAP deteniendo el avance enemigo y dando espacio para que su grupo contraatacase, persiguiendo a los ingleses y le capturase material.


martes, 24 de septiembre de 2024

Arribo del RIMec 25 a las islas

Arribo a las Islas Malvinas en el 1982, hace más de  41 años, para cumplir un sueño.





El domingo 11 de abril de 1982, domingo de Pascuas de Resurrección llegábamos a Puerto Argentino. A la mañana temprano, nos despedimos del 2do jefe del Regimiento de Infantería 25 en Colonia Sarmiento, Chubut, mayor Carlos Cáceres y los capitanes  Hernan Garay, Fernando Alberto Isturiz, Eduardo Jesús Olmos, Raúl Antonio Sevillano, Alberto Mario  Xifra, los Tenientes primeros Guillermo Sanguinetti, Fernando Palacios, el Teniente Bari Sosa  del Valle Sosa y yo nos embarcamos en un camión Mercedes Benz, creo que 1113 rumbo al aeropuerto de Comodoro Rivadavia "Gral. Enrique Mosconi".
En el aeropuerto de Comodoro Rivadavia había un movimiento inusual de maquinas y aviones de todo tipo, militares y civiles. Bastante complicado por la cantidad de pasajeros, cargas y todas las operaciones en ejecución. Nosotros no figurábamos en ningún documento o registro y menos en las listas de embarque, o sea la situación para poder salir rumbo a las deseadas islas se complico.
Pero allí apareció el espíritu de supervivencia del Infante, soldado argentino y gracias a Dios, los oficiales que estaban a cargo del embarque eran dos profesores de la Escuela Superior de Guerra, jefes de grupo del Curso Básico de Estado Mayor, movilizados como nosotros, de la cual éramos alumnos de 1er año. Creo que eran el Teniente Coronel, comunicante Carlos Washington Reveand y el Teniente coronel, zapador, Naredo José Cot. Con ellos hablamos y les dije que el Jefe del Regimiento Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín nos esperaba ese día para impartirnos la orden de operaciones para nuestro despliegue en su Unidad y posterior cena de Pascuas. El Capitán Olmos agregó  que el Jefe  nos esperaba ayer y que no pudimos embarcar en ninguna aeronave y el capitán Isturis reafirmó lo dicho por una conversación radial que había tenido ayer con el Mayor  Carlos Maria Vergara ,oficial de operaciones del Regimiento 25 y a cargo de la 2da jefatura en Puerto Argentino, quien le había dicho que no solo nos estaban esperando, sino que nos necesitaban lo más rápido posible.
Los oficiales de embarque ante tanta insistencia y viendo que en un Boeing 707 de Aerolíneas Argentinas preparado para el traslado del personal había lugar, nos embarcaron. En el viaje los pasajeros, oficiales, suboficiales y soldados  íbamos sentados en el suelo con lo cual se triplicaba la cantidad de personal a transportar.
Y de esa manera empezamos a vivir el sueño de la GESTA DE MALVINAS.
Así arribamos al Aeropuerto  de las irredentas Islas Malvinas. Aproximadamente pasado el mediodía, allí nadie nos esperaba, ni nadie sabía que llegábamos. Cada uno con su armamento  y equipo individual de combate, pistola 9mm, casco, bolsón portaequipo (que había sido embarcado como equipaje en la bodega del avión) y otros elementos necesarios para la contingencia que allí comenzaba, en este nuevo escenario. Escenario tan diferente para nosotros, Capitanes, alumnos de la Escuela Superior de Guerra y Técnica del Ejército Argentino, que una semana atrás estábamos cursando nuestras respectivas carreras de Oficial de Estado Mayor (Garay, Fernando Alberto Isturiz, Olmos, Sevillano y Yo.) y de Ingeniero Militar (Xifra).
El aeropuerto de las Islas se encontraba bastante congestionado y saturado con personal y cargas. Tuvimos que esperar que desembarcaran los bolsos portaequipo y los entregaran por nombre y apellido, lo que tampoco fue fácil.
Allí también usando la astucia de años de milicia y contactados con el personal de ejército y fuerza aérea  responsables de operar el aeropuerto, logramos subir a las 14.30 horas  a un camión Unimog 416 del Regimiento 25, recuerdo que a ordenes del Subteniente de Intendencia Antonio Agustín DUARTE, que no tuvo tiempo para dudar si nos podía llevar o no, y para los deseos de todos iniciamos nuestro traslado al Puesto de Comando Principal del Teniente Coronel Mohamed Ali Seineldín, el “Turco”.
La casa de las antenas era el lugar donde estaba en ese momento las instalaciones del Puesto de Comando del Regimiento de Infantería 25 que tenía la responsabilidad de la defensa de todo el perímetro de Puerto Argentino y en el ex cuartel de los Infantes de Marina Británicos en  Moody Brook, estaba el comandante de la Brigada de Infantería 9 General Américo Daher, otro paisano del Turco.
La casa de las antenas era en donde se encontraba el sistema de investigación de la meteorología, cartografía, oceanografía, de información y prensa británicos en las Islas.   Allí estaban los teletipos que permanentemente recibían la información periodística de los medios de la corona, por eso había muchas antenas. Era un galpón bien pertrechado con distintas oficinas en su interior donde se instalo la jefatura de la Unidad. Tenía un predio de 1 hectárea aproximada y a su alrededor se instalaron carpas  logísticas para los servicios y el rancho. En aquel lugar tenía su Puesto de Comando el Teniente Coronel Seineldín y hacia allí nos llevo el Unimog del Aeropuerto.
Nos presentamos al Jefe de Regimiento que estaba escuchando marchas militares y tomando un mate cocido. Él saludó a cada uno con afecto y un fuerte abrazo que hiso crujir las costillas a los no preparados o pocos conocedores de los  modales y conductas del “Turco”. Pero luego de darnos de comer, a  las 17.00 hs, nos mandó a presentarnos al General Daher para que el nos diera los destinos, pese a que la orden era “movilizados al RI 25”. Así era nuestro Jefazo, no quería que le cambiaran sus oficiales que él había formado para esta ocasión. Nosotros ante la duda cumplimos la orden y embarcamos otra vez todo el bagayo de soldados y partimos al cuartel de Moody Brook, a presentarnos al General Daher.
En el viaje de ida, era de día y así pudimos ver la ciudad desde la avenida costanera  o principal, Ross, la Catedral Anglicana, Iglesia de Cristo, el arco de huesos, la pro catedral Católica, Santa María, el monumento al combate naval de la primera guerra mundial la casa del Gobernador y el cuartel de los Royal Marines en Moody Broke.  
Cuando pasamos por la primera iglesia sin saber que era protestante, paramos y nos bajamos a agradecer a Dios nuestra presencia en las Islas. Estaba abierta y nos recibe muy afectuosamente el Rector  RP Harry Bagnall, nos invita a pasar, nos espera que en forma individual recemos y a la salida, creo que Isturiz le pregunta cuantos años tenía la Catedral y el RP rector nos dice que la  Iglesia Catedral de Cristo se inauguro  en 1892 , diseñada por Sir Arthur Blomfield y construido en 1890 - 1892 de ladrillo y piedra local en el sitio de la iglesia de la Santísima Trinidad, que fue destruida por la bajada de turba que destruyó parte de Stanley en 1886. El interior también es básico; de madera, vidrieras vitrales y almohadones  diseñados para representar diferentes aspectos de los más vistos por los feligreses locales. Además tiene unos vitrales que reflejan la historia de las islas Malvinas. Xifra le dice que nos teníamos que ir entonces muy rápidamente Harry nos dice que fue consagrada en 1892 que es la catedral anglicana más meridional del mundo. Por último yo le pregunto que era el monumento de huesos que estaba al frente y nos dice, es un arco de huesos de los maxilares de dos ballenas azules para conmemorar el centenario de la ocupación británica en las Islas Malvinas en 1933. Luego nos da la mano a cada uno de nosotros y nos invita a volver cuando queramos.
Continuamos el viaje viendo las casas frente al mar, de ladrillos, piedras y maderas pintadas de colores claros. Después pasamos despacio por la Iglesia Católica Santa María, que estaba cerrada, era más chica de madera y techos de chapa. Luego vimos la casa del Gobernador y el monumento en memoria de los caídos en una batalla naval el 8 de noviembre de 1914, frente a las islas en la Ira GM, una especie de pirámide con un Galeon en la punta. Y así llegamos al cuartel de los Marines en Moody Brook o Arroyo Caprichoso en español.
 Allí el General nos recibe sin entender nada ni saber qué hacer, muy amistosamente nos da la bienvenida y nos agradece la visita que le hacíamos y que no era necesaria. Nosotros le dijimos que el tenia que destinarnos,  se rio y dijo si lo estábamos cargando, porque ya veníamos destinados al RI 25 y allí debíamos estar. Después de reírse otro poco lo llama a nuestro jefe y muy sutilmente le dice que le devuelve el paquete que era de él y a las 19.30 hs aproximadamente nos despacha con sus vehículos a la estación meteorológica puesto de comando del Regimiento 25.
En el regreso de 5 km aproximados, de noche con la ciudad iluminada, veníamos comentando que el problema era que el Turco como no quería cambios en el ROL de Combate, nos enviara de regreso al continente.
El “Turco” en su libro, Malvinas un Sentimiento (pag 97) cuenta que el My Vergara le dice que recibirán refuerzos movilizados y él le dice si sabia quienes eran, “mi temor era que existiera una desigualdad en el nivel de instrucción y en el grado de motivación espiritual con el resto de los soldados.” El My le dice que solo conoce algunos nombres y les da los de los seis capitanes de la promoción 100, nosotros. El Tcnl dice “estos datos me tranquilizaron conocía a cada uno de los Capitanes y estaba seguro de la idoneidad de cada uno de ellos”.
Al llegar al Puesto de Comando nos encontramos con el Teniente 1ro Julián Nicolás Julian Lamas  y el Subteniente de  Arsenales  Sergio Gustavo Schirmer  , los que nos contaron la preocupación del Jefe para ubicarnos en el ROL de combate del Regimiento.
Entonces como yo, que con mi compañía de Patricios, la “D” Suipacha, le había servido de enemigo para los ejercicios que él hacía en el 78 como jefe del equipo especial de comandos, Halcón 8 y era entonces el más relacionado de los seis movilizados, decidimos que fuera el interlocutor válido para charlar con él y convencerlo para que nos deje en su ROL de combate.
El Tte 1ro Julian Lamas  nos alojo en una oficina de la Estación meteorológica y a las 21.00 hs aproximadamente,  yo me fui a charlar con él. Primero recordamos viejas épocas, escuchando música de bandas militares Argentinas y alemanas en un grabador portátil que había llevado, y tomando una sopita, caldo. Me mostró la Bandera del Regimiento que nos acompañaría en el combate, su sable de oficial y el Rosario que llevaba en su cuello, me regalo uno que me coloco como  una condecoración, y me pregunto si lo quería acompañar a rezarlo, así lo hicimos y a partir de ese día todos los días de la GESTA.
 Me conto entonces parte de la operación Rosario, su encuentro con el Gobernador y otras vivencias de Malvinas. Eran como las 00.30 horas y no me hablaba de nuestros destinos, entonces le pregunte que pensaba hacer con nosotros y los otros oficiales que habían llegado ese día, se puso un poco tenso y parándose me dijo que no había lugar para todos nosotros porque la unidad estaba completa. Entonces le pregunte por el ROL de combate, se puso más tenso, empezó a armar su cama en el piso y a buscar en su portacartas que tenia colgada en un clavo de la pared y con la energía que lo caracterizaba saca un documento que era la organización para el combate de la unidad. Y me muestra en la carta la distribución en el terreno del Regimiento para la defensa del aeropuerto que tenía prevista. Lo leo y noto que el oficial de operaciones era en realidad 2do jefe en Malvinas y oficial logístico, que no había oficial de operaciones e inteligencia, que el Jefe de la compañía de Servicios era el auxiliar del logístico, que en el Faro no había un oficial a cargo, que estaba por formarse una compañía de infantería en Colonia Sarmiento con soldados de la clase anterior y que no tenia oficiales, y otros detalles no importantes pero que me permitieron hacerle una propuesta ,  completar la plana mayor con  oficial de operaciones, de inteligencia y logístico, armar una reserva , completar la compañía a movilizar y poner un jefe a la fracción del faro. Me miro mientras daba vueltas a la mesa con cara de pocos amigos, pero me sonrió y me dijo ya esta, usted y el Cap Fernando Alberto Isturiz se quedan conmigo uno como oficial de inteligencia y otro como oficial de operaciones, el Cap Xifra como auxiliar logístico del My Carlos Maria Vergara , el Cap Hernan Garay  con la reserva a formar y allí podemos poner a uno de los Ttes 1ro (fue Guillermo Sanguinetti ), al Cap Olmos al faro y al Cap Sevillano a buscar la compañía a Colonia Sarmiento como jefe de la misma con el otro Tte1ro (Palacios) y al Tte Bari Sosa  con Miguel Angel Macchi  .
Me convido con un mate cocido y me preguntó que me parecía, con mi mejor cara de guerra y mientras me quemaba con el mate escuchando la marcha Ituzaingó, le dije Brillante, había logrado el objetivo de quedarnos en el Regimiento con él lo que era un verdadero Honor por estar a las ordenes de un auténtico maestro. Le hice algunos comentarios sobre la situación del continente y la alegría de la gente por la recuperación de nuestras Islas y me dijo que tenía que descansar. Me pare, me puse el casco lo salude militarmente, me dio otro abrazo y me dijo, no será fácil, conozco bien a los piratas y se vendrán con todo, mañana les daré a cada uno un rosario y me regalo una estampita de la virgen del Rosario que aún conservo.
 Mis compañeros estaban despiertos cuando llegue a la oficina dormitorio y saltaron de alegría por la solución del problema, ya éramos oficiales del Bravo 25.

lunes, 19 de agosto de 2024

La guerra de los helicopteristas (2/2)

E𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚: 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐦𝐛𝐚𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐢𝐥𝐨𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐡𝐞𝐥𝐢𝐜ó𝐩𝐭𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐌𝐚𝐥𝐯𝐢𝐧𝐚𝐬, 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐯𝐞𝐭𝐞𝐫𝐚𝐧𝐨 (𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 2)


Por Horacio Sánchez Mariño- (Horacio Sánchez Mariño es coronel (R) del Ejército Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas)



Nos juntamos y salimos de la zona en fila india agarrados de los cinturones. Voy adelante mirando el piso en busca de las Belougas. Llegamos a la zona donde se queman los helicópteros y vemos un caos de gente corriendo de un lado para otro. Los helicópteros se empiezan a poner en marcha. Al pasar, el Picho me dice que, en cuanto pueda, me viene a buscar. Nos sentamos en el suelo con mi tripulación sin hablar.
Nos enteramos de cómo respondieron el ataque nuestros soldados con sus fusiles. Con el tiempo leo, el libro de nuestro atacante, Jerry Pook. Su narración es exacta, salvo por pequeños detalles: “Ahora, iba por el Huey, el último blanco no dañado. Infortunadamente, su camouflage era el mejor, imposible de verlo hasta que ya era demasiado tarde en el ataque, por lo que debía estimar un punto inicial cada vez. Enfurecido, por lo tanto, había comenzado a tirar cuando podía ver el movimiento del rotor justo a un lado, muy tarde para corregir mi puntería. Fuera de mi llamado inicial, la acción fue desarrollada en silencio de radio. Sin embargo, luego de mi segundo o tercer intento de agarrar al Huey, hubo un brusco llamado de Mark Hare: “Green Two fue alcanzado”.




A partir de allí, Pook ordena poner rumbo al norte, a todo motor, frustrado porque el Huey se le escapó. “Sin embargo, tiempo después descubrí que había conseguido hacerle algunos impactos, causando daño en las palas del rotor”, dice al contar el vuelo de regreso. Chequea los daños del otro avión y descubre un agujero en el fuselaje por donde pierde combustible. Mark Hare, su numeral Green Two expulsa las bombas que no salieron y anavizan en el Hermes. En el debriefing, son amonestados por haber realizado tantos pasajes, por lo que Pook se queja amargamente de la ignorancia del almirantazgo. Lo enfurece que el almirante, “el gran submarinista” que nunca voló un avión le dijera: “Pienso que la sacó barata”. Más adelante Pook es también acusado por su numeral de ser demasiado arriesgado. El coraje de tu enemigo te honra. Por nuestra parte, los disparos de Pook pegaron en el piso y levantaron esquirlas de piedras que hicieron ocho agujeros en cada pala. El UH fue reparado con un “cemento importado”. Veinte años después, Quique Mior me confesó entre tragos que taparon los huecos con Poxipol. Así volamos hasta el 11 de junio, cuando el AE–418 fue destruido con artillería de campaña en el hipódromo de Puerto Argentino.



Nos volvimos a encontrar con Jerry Pook. El 30 de mayo participa de otra misión donde se convence de que, al final, se quedó sin suerte. En efecto, Pancho Ramírez, su tripulación y yo, con la mía, apoyamos al Regimiento 4 de infantería en un cambio de posición, a eso de las diez de la mañana. La fracción que yo transporto está al mando del subteniente Jorge Pasolli, un duro soldado a quien conocía bien porque estuvimos juntos en la 3a Compañía de Infantería. Al abordar mi helicóptero se produce un diálogo apurado entre nosotros:
—Tucho, guíeme adonde tenemos que ir; sé que es el monte Harriet, pero dígame el punto exacto.
—¡Uff! Yo estaba convencido de que usted sabía el lugar, mi teniente.
Nos miramos sorprendidos, pero nuestras dudas son interrumpidas por un Harrier a unos 300 metros que observamos por la ventanilla. Aterrizamos rápido, Pancho a una distancia prudente, y nos preparamos para el ataque, que no se produce. Afortunadamente, el avión no nos encuentra. El Picho nos ordena regresar a Puerto Argentino y vemos en el horizonte una columna de humo espeso. Pancho me dice que yo me vuelva y él iba a ver qué pasaba. Al llegar a monte Kent, ve un Puma quemándose. Levanta a un herido del Escuadrón Alacrán de Gendarmería Nacional, le salva la vida y 20 años después lo vuelve a encontrar cuando sus hijos se conocen en el Colegio Militar. Pancho es condecorado por esa acción.
Pook fue enviado más tarde a una misión en la zona y, en su merodeo, recibió un impacto de alguna de las fracciones del 4, alrededor de la una de la tarde, por lo que debe regresar al Hermes. A menos de cincuenta millas, el avión ya no responde a sus comandos y debe eyectarse sobre el mar. Afortunadamente, ni bien ingresa al agua, un helicóptero Sea King lo rescata rápidamente. Le queda un dolor en el cuello, pero a la noche, hombre de pocas sonrisas, Pook no para de reír cada vez que cuenta lo ocurrido.
Ese día la flota británica recibe un duro castigo. Escuadrillas de la Fuerza Aérea de A4 B y Dagger, entre los que se destaca el legendario capitán Marcos Carballo, atacan a la flota en San Carlos, especialmente a la fragata Ardent. A la tarde, dos escuadrillas de A4 Q de la Aviación Naval terminan la tarea iniciada, hundiendo la Ardent. El teniente Márquez muere en la acción; Philippi y Arca son derribados. Rótolo, Lecour y Silvester meten las bombas mortales. Años más tarde, el comandante de la nave, sir Alan West, devenido primer lord del Almirantazgo visita Buenos Aires y se reúne con los pilotos argentinos en La Biela, donde intercambian percepciones de ese episodio. Guerra de caballeros.
John Leeming, piloto de Harrier, alcanza un Skyhawk con sus cañones, el avión del teniente de navío Arca. Este se eyecta sobre el mar, cerca de Puerto Argentino y es rescatado por el Picho Svendsen y su tripulación. Durante 20 minutos, intentan infructuosamente acercarse al piloto hasta que Svendsen riesgosamente mete el helicóptero en el agua. El mecánico Martín San Miguel se para en el esquí y lo saca tomándolo del hombro. Arca se salva; lamentablemente, Leeming fallece seis meses después de la guerra en un choque de aviones.
Un rato después de que nos atacaron, vemos a lo lejos un avión atravesando el valle frente al monte Kent. Pensamos que vuelven a la carga. Sin embargo, es el teniente de navío Owen Crippa que vuela su pequeño Aermacchi en misión de reconocimiento. Llega al canal de San Carlos y se encuentra con la flota en pleno desembarco. Sin solución de continuidad, ataca con sus armas a la fragata Argonaut. Al ras del mar, hace escape y resulta ileso. El esquicio de la flota en el canal que dibuja es un documento histórico formidable que recupera décadas después.
La poca infantería frente al canal hace daño también. La compañía de Esteban, Vásquez y Reyes derriba tres helicópteros en el desembarco, hacen nutrido fuego y se repliegan. Llegan a monte Estancia, donde una escuadrilla de nuestros helicópteros los repliega a Puerto Argentino. El 28 de mayo los llevamos a Darwin. En mi helicóptero vuela otro amigo de la 3a. Compañía, José Vázquez, con sus soldados. Sonríe, me enorgullece su amistad. Vale la pena oír su sobria narración de la campaña. Cuando empieza a hacer frío en monte Kent, alrededor de las cinco de la tarde, vemos aproximarse un helicóptero. Es el Picho que vuelve a buscarnos. Entre sonrisas, me comenta que parece que sobretorqueó el motor. Lo veo exultante y San Miguel me cuenta el rescate que hicieron. ¿Cómo se enteraron del náufrago? “Estábamos volando y oímos la comunicación de Arcas con la Torre”. Bromeamos durante todo el vuelo sin saber que el 21 de mayo se convertiría en un día para recordar.


miércoles, 12 de junio de 2024

¿Cómo se pudo cambiar el curso de la guerra terrestre?

¿Qué pudo haber hecho un general argentino enfrentando la situación de la defensa de Puerto Argentino?





En su momento, el periódico británico The Guardian hizo público una denuncia en un editorial titulado "Veinte años después", señalando que el público británico solo pudo acceder a información que se les negó hace dos décadas hasta el año 2002. Después de este largo período de silencio, el almirante Sir John Woodward, comandante de la Fuerza de Tarea enviada por Margaret Thatcher para recuperar las Islas Malvinas, reveló a los periodistas de The Guardian, Jeevan Vasagar y Alex Bellos: "Ganamos la guerra con un importante grado de suerte. Cuando los argentinos se rindieron, las pérdidas británicas estaban aumentando y estábamos a punto de quedarnos sin alimentos y municiones. Si hubieran resistido una semana más, la historia podría haber tomado un rumbo muy diferente. Imagínense qué diferente podría haber sido nuestra historia política reciente".
Woodward también recordó haber enviado un mensaje desesperado a las fuerzas de tierra el 6 de junio de 1982, advirtiéndoles que el grupo aeronaval bajo su comando estaba "exhausto". Estas revelaciones coinciden con las afirmaciones de otros altos mandos militares británicos, quienes sostienen que la guerra de Malvinas distó mucho de ser el "paseo" que ciertos propagandistas del tatcherismo pretendían. En una entrevista realizada en 1996 en Londres, uno de los coroneles que comandó el Regimiento 2 de Paracaidistas (2 Para) respaldó esta tesis, señalando que si el alto mando argentino hubiera resistido una semana más, las tropas británicas hubieran enfrentado un colapso logístico.
Las revelaciones del almirante Woodward son especialmente relevantes al conocerse ahora lo que escribió en su diario durante esos días de junio: "Estamos al borde del abismo: si los argentinos nos soplan en la nuca, nos mandan al fondo. A lo mejor les pasa lo mismo: espero que así sea porque de otra manera nos espera una carnicería".



Julián Thompson, líder de los Royal Marines durante la guerra, expresó: "Si hubieran esperado un poco más, seguramente no hubiéramos podido responder de la misma manera". En efecto, a finales de 1981, debido a una crisis interna, Gran Bretaña había decidido vender sus dos portaaviones y retirar del servicio sus grandes buques de desembarco, lo que la dejaría sin capacidad para realizar operaciones anfibias a gran escala. La Royal Navy se reduciría a una fuerza de defensa costera.



El general Jeremy Moore, comandante de las fuerzas terrestres británicas en Malvinas, afirmó que sin los portaaviones y los grandes barcos anfibios, no habrían podido enfrentar a la Fuerza Aérea Argentina ni llevar a cabo un desembarco terrestre de manera profesional con sus tropas. Además, en mayo de 1982, Argentina estaba programada para recibir una entrega de veinte misiles Exocet de Francia (a pesar de su caos económico, el gasto militar era alto), pero en abril, durante la ocupación de las islas, solo contaban con cuatro. El misil Exocet y el avión Super Etendard formaban un sistema ofensivo diseñado para atacar buques, una tecnología avanzada en ese momento y que aún se mantiene operativa en la actualidad.



Nos podemos hacer la pregunta de qué faltó hacer en tierra para devolver a los soldados británicos a sus barcos. Como general argentino estacionado en las Islas Malvinas con suministros limitados y enfrentando ataques terrestres a posiciones fijas propias, la situación ciertamente presentaría desafíos importantes. A continuación se presentan algunas estrategias que potencialmente podrían cambiar la dirección de la guerra en estas circunstancias:


Fortificación y defensa
se debió priorizar la fortificación de posiciones defensivas para resistir los ataques terrestres enemigos. Mejorar los sistemas de trincheras, búnkeres y fortificaciones para brindar cobertura y protección a las tropas contra ataques de artillería e infantería enemigas. Implementar tácticas de defensa en capas para crear obstáculos y perímetros defensivos que obliguen al enemigo a exponerse al fuego defensivo.

  • Identificar posiciones defensivas clave: evaluar el terreno e identifique posiciones defensivas clave que ofrezcan ventajas naturales, como terrenos elevados, cuellos de botella y áreas con buena visibilidad y campos de tiro. Priorizar la fortificación defensiva de estas posiciones para establecer fortalezas que puedan dominar el área circundante y negar al enemigo objetivos estratégicos.
  • Mejorar los sistemas de trincheras: mejorar los sistemas de trincheras existentes y establecer otros nuevos para brindar cobertura y protección a las tropas contra ataques de artillería e infantería enemigas. Construir trincheras con patrones en zigzag para minimizar el impacto del fuego enemigo y crear múltiples capas de defensa. Reforzar las zanjas con sacos de arena, movimientos de tierra y otros materiales para aumentar su durabilidad y resistencia.
  • Establecer búnkeres y puntos fuertes: construir búnkeres y puntos fuertes fortificados para que sirvan como centros de comando, puestos de observación y posiciones de apoyo de fuego. Construye búnkeres con hormigón armado y acero para resistir los bombardeos aéreos y los bombardeos de artillería enemigos. Coloca ametralladoras, armas antitanques y equipos de francotiradores en posiciones fortificadas para proporcionar campos de tiro superpuestos y apoyo mutuo.
  • Crea obstáculos y perímetros defensivos: coloca obstáculos como alambre de púas, zanjas antitanques y campos minados para impedir el movimiento del enemigo y canalizar su avance hacia zonas de muerte. Establecer perímetros defensivos alrededor de posiciones clave con campos de fuego superpuestos y sectores de responsabilidad entrelazados para evitar la infiltración y el cerco del enemigo.
  • Utilice cobertura y ocultación natural: aproveche las características naturales como colinas, crestas y vegetación para proporcionar cobertura y ocultación adicional para las posiciones defensivas. Camufle trincheras, búnkeres y fortificaciones para mezclarse con el terreno circundante y minimizar el riesgo de detección por parte del reconocimiento enemigo.
  • Implementar defensas antiaéreas: instalar defensas antiaéreas como misiles tierra-aire, armas de fuego y sistemas portátiles de defensa aérea (MANPADS) para protegerse contra las amenazas aéreas enemigas. Coloque baterías antiaéreas en ubicaciones estratégicas para proporcionar cobertura de espacio aéreo superpuesto y disuadir los ataques aéreos enemigos en posiciones defensivas.
  • Establecer nodos de comando y control: establecer nodos de comando y control dentro de posiciones defensivas para coordinar el movimiento de tropas, dirigir los activos de apoyo de fuego y comunicarse con los cuarteles generales superiores. Equipe los centros de comando con equipos de comunicaciones, mapas y pantallas de inteligencia para facilitar el conocimiento de la situación y la toma de decisiones en tiempo real.

Movilidad y flexibilidad
Mantener la movilidad y la flexibilidad en las operaciones defensivas para evitar que el enemigo se afiance o explote las debilidades en las posiciones defensivas. Se debió utilizar reservas y unidades de respuesta rápida (comandos e infantes de marina) para contrarrestar los intentos de avance del enemigo y reforzar los sectores críticos bajo ataque. Realizar retiradas tácticas cuando sea necesario para consolidar las líneas defensivas y preservar la mano de obra. Algo que fue recalcado en acción los por los comandos del EA y por el mismo Capitán Robacio que solicitó que las tropas que estaban en el capital se movilizaran a las trincheras para combatir.

  • Creación urgente de unidades de respuesta rápida: Establecer unidades de respuesta rápida compuestas por infantería altamente móvil, apoyadas por vehículos blindados ligeros (AML-90) y elementos de reconocimiento. Estas unidades deben estar estacionadas en ubicaciones estratégicas en toda la isla para reaccionar rápidamente ante los intentos de avance del enemigo o para reforzar sectores críticos bajo ataque. Sobre todo puede alimentarse de tropas ya probadas en combate y descansadas.
  • Fuerzas de reserva: mantener fuerzas de reserva que puedan desplegarse rápidamente para reforzar las posiciones de primera línea o explotar oportunidades de contraataques. Estas reservas deben mantenerse preparadas y coordinar sus movimientos en función de la evolución de la situación táctica y la evaluación de las amenazas.
  • Postura de defensa ágil: se podía adoptar una postura de defensa ágil que permita la asignación flexible de fuerzas en función de los movimientos e intenciones del enemigo. En lugar de comprometer todas las fuerzas en posiciones defensivas estáticas, mantenga una reserva de tropas capaces de realizar operaciones de defensa móviles, incluidas maniobras de flanqueo y contraataques.
  • Artillería móvil: desplegar unidades de artillería móviles equipadas con obuses autopropulsados o piezas de artillería remolcadas para brindar apoyo de fuego a las posiciones defensivas en toda la isla. Estas unidades de artillería deben ser capaces de desplazarse rápidamente para evitar la detección y el fuego de contrabatería enemigo, manteniendo al mismo tiempo la capacidad de brindar apoyo de fuego preciso y oportuno a las unidades comprometidas.
  • Operaciones aerotransportadas y de asalto aéreo: utilizar operaciones aerotransportadas y de asalto aéreo para realizar ataques profundos detrás de las líneas enemigas, interrumpir las líneas de suministro enemigas y capturar objetivos clave. Despliega fuerzas de operaciones especiales y unidades de infantería aerotransportadas mediante helicópteros o aviones de transporte para llevar a cabo misiones de reconocimiento, incursiones y sabotaje contra zonas de retaguardia enemigas.
  • Retiradas coordinadas: cuando se enfrente a una presión enemiga abrumadora o posiciones defensivas insostenibles, realiza retiradas coordinadas para consolidar las líneas defensivas y reagrupar las fuerzas en posiciones más defendibles. Utilice la movilidad y la flexibilidad para ejecutar retiradas tácticas mientras mantiene el contacto con el enemigo e inflige bajas mediante emboscadas y acciones dilatorias.
  • Redespliegue estratégico: se pudo mantener la capacidad de redistribuir fuerzas estratégicamente entre diferentes sectores de la isla en función de las amenazas cambiantes y los requisitos operativos. Utilice activos de movilidad como aviones de transporte, helicópteros y lanchas de desembarco anfibio para trasladar rápidamente tropas y equipos a las áreas de mayor necesidad.
  • Explotar las características naturales: explota el terreno accidentado y las características naturales de las Islas Malvinas, como colinas, valles y acantilados costeros, para crear oportunidades para defensa móvil y tácticas de emboscada. Usa camuflaje y enmascaramiento del terreno para ocultar movimientos y sorprender al enemigo con contraataques inesperados o maniobras de flanqueo.

Contraataques y emboscadas
Se pudo aprovechar el conocimiento local del terreno para lanzar contraataques y emboscadas contra las fuerzas enemigas. Identificar líneas de suministro enemigas vulnerables, rutas de comunicación y áreas de retaguardia para ataques selectivos que interrumpan las operaciones y la moral del enemigo. Utilizar tácticas de ataque y fuga para infligir bajas y desmoralizar a las tropas enemigas mientras conserva sus propios recursos.

Reabastecimiento y refuerzo
Establecer rutas de suministro alternativas y redes de apoyo logístico para garantizar el flujo continuo de suministros esenciales, municiones y refuerzos a las posiciones de primera línea. Se pudo utilizar lanzamientos aéreos desde helicópteros o aviones desde el continente, misiones clandestinas de reabastecimiento y logística encubierta nocturna para evitar los bloqueos enemigos y mantener la preparación operativa.

Coordinación con activos navales y aéreos
Se pudo coordinar estrechamente la labor con activos navales y aéreos argentinos para proporcionar capacidades de apoyo de fuego, reconocimiento e interdicción en apoyo de las operaciones terrestres. Utilizar fuego y ataques aéreos y tácticas de bloqueo aeronaval para interrumpir los movimientos del enemigo (tal como se intentó en sus casos extremos con los Hercules bombarderos y los Pucará torpederos), reforzar las posiciones defensivas y mantener el control de las vías marítimas de aproximación críticas.

Mantener la moral y la disciplina

En todo momento se debe fomentar un sentido de camaradería, moral y disciplina entre las tropas para mantener la resiliencia y la determinación frente a la adversidad. Proporcionar servicios adecuados de descanso, recreación y apoyo para mantener la moral y la eficacia en el combate. Implementar una disciplina y un liderazgo estrictos para garantizar la cohesión y la unidad de esfuerzo en la defensa contra los ataques enemigos. Asimismo, se debía acceder a pleno a los recursos alimenticios civiles de la población kelper (sobretodo, el abundante ganado ovino presente en el territorio).

Tácticas de guerra urbana
Finalmente, si el avance británico se tornaba indetenible, entonces enfrentar la posibilidad del combate urbano en Puerto Argentino. Si se defiende áreas urbanas o urbanizadas, se debe emplear tácticas de guerra urbana para maximizar la ventaja defensiva. Utilizar edificios, calles y otras características urbanas para crear obstáculos y puntos de emboscada para las fuerzas enemigas. Llevar a cabo combates cuerpo a cuerpo y combates callejeros para negar al enemigo el control de infraestructuras y áreas urbanas clave. La infraestructura mayormente hecha de madera no brindaba un buen escenario para la creación de escombros y estructuras de cobertura y protección, pero es una alternativa que podía ser explorada.

Guerra psicológica

También se pudo explotar y aprovechar las tácticas de guerra psicológica para socavar la moral y la resolución del enemigo. Utilizar propaganda, desinformación y engaño para sembrar dudas y confusión entre las filas enemigas. Explotar factores culturales, lingüísticos y psicológicos para crear divisiones y disidencia dentro de las fuerzas enemigas.

En conclusión, se debía enfrentar dificultades abrumadoras en una situación defensiva en las Islas Malvinas lo cual requeriría una combinación de ingenio táctico, resiliencia y determinación para resistir los ataques enemigos mientras se buscan oportunidades para recuperar la iniciativa y cambiar la dirección de la guerra.