Integrantes de la Compañía de Ingenieros N 9 del EA. Bahía Fox, Gran Malvina.
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domingo, 17 de noviembre de 2024
viernes, 31 de mayo de 2024
miércoles, 24 de enero de 2024
sábado, 1 de octubre de 2022
La experiencia del SM (VGM) Carlos José Miguel Peirone en Bahía Fox
Le tirábamos con lo que encontrábamos
- Muchos de ellos estan por ahí, todos merecen ser escuchados, leídos y recordados para que las generaciones futuras sepan de ellos.
- Esta es una entrevista resumida, porque es muy extensa donde se trata con el mayor respeto el pensamiento y los sentimientos encontrados de un veterano a pesar de los años.
***Antes de que nos dejaran en Bahía Fox. Estábamos en Puerto Argentino y nos dicen “despeguen ahora que vienen dos pájaros negros a atacar”. Lanzaron las bombas y tiraron con los cañones y cuando nosotros ya habíamos salido nos enganchan, entre unos cañadones…cruzando para Bahía Fox. Me acuerdo que sentí dos estruendos y digo “Acá caemos y no salimos más”. ¡Iba el piloto, el copiloto, el mecánico y un artillero, el Cabo Principal Quinteros, que era el apuntador de la Mag, que era para tirarle a los aviones -que ni tiempo de tirarle tuvo porque casi nos dejaron haciendo un trompo en el aire!
- No nos derribaron porque se les había acabado la munición…
Es que ellos mismos después lo declararon…”
Un helicóptero que venía cruzando…no sé cuántas municiones quedaban, no les pudimos dar y veníamos de atacar Puerto Argentino “y se habían quedado sin nada, así que se iban para el portaaviones. Y llegamos a Bahía Fox, en pleno ataque, lo estaban cañoneando de la fragata y estaban sufriendo ataque aéreo por los otros Harrier. Así que el helicóptero permaneció estacionado más o menos a dos metros de altura, largamos los equipos y nos largamos de ahí arriba y a arrastrarnos a buscar un refugio…
*Bajamos en el medio del bombardeo
Si, si, de hecho, había un par de heridos…así que…ahí me entero que mi compañero el Cabo Primero Varas había fallecido. Pero me entero…porque a Bahía Fox íbamos por 24 horas y también estuvimos como 12 o 13 días. No me acuerdo bien los días. Nos tenían con el Mayor este que estaba a cargo de la compañía 9 de ingenieros del Ejército y enfrente había otra compañía, de que la única defensa antiaérea que tenían eran las 1270 y tenían los campos minados, pero con eso no bastaba. O sea, las mismas ovejas o los mismos pingüinos las hacían volar. Así que nos dejaron ahí…yo me acuerdo que salgo un día, estaba apostado con el misil y veo que vienen dos personas caminando custodiadas, pero con el mameluco de la Marina, era el Capitán Payarolla y un soldado, que fueron los dos únicos sobrevivientes del buque Isla de los Estados. Los atacó una fragata y el hombre de Fuerza Aérea que llevaba un Jeep para el Brigadier Castellano que estaba en Puerto Argentino, a cargo de toda la Fuerza Aérea, iba en la bodega cargada de combustible y munición. Se habían salvado tres, iban en una balsa y a 50 metros antes de llegar a la playa se largan al agua, nadan hasta ella, el Capitán, un soldado y un civil y cuando llegan a la playa le agarra un paro cardíaco al civil.
Entre los bombardeos y el agua helada… y la desesperación, fue terrible.
*Que recuerdo tiene de ese momento, de bajarse del helicóptero y el bombardeo, acomodarse, los compañeros, gritos, que arriba, que abajo…
Era una total confusión, era una mezcla de civiles, kelpers que eran ingleses y argentinos, porque había argentinos viviendo ahí y gente del ejército que corría de un lugar para otro…Yo me acuerdo que nos lanzamos del helicóptero y no me acuerdo cuantos metros me debo haber arrastrado hasta conseguir ubicarme sobre una especie de montaña de turba que se estaba secando y tirármela encima para cubrirme del fuego enemigo.
Estábamos entre los aviones que tiraban bombas y el cañoneo naval. Ahí hieren a un Teniente y a un soldado del Ejército y a un Suboficial de la Armada. Las fragatas a la entrada de la bahía venían cañoneando. Cañoneando…cañoneando, cuando se juntaban salía una sola tirando, pasaba y salía la otra…así continuamente…
Durante todo el día, es más, mientras estábamos en Bahía Fox, nosotros asegurábamos que habíamos derribado un helicóptero y los ingleses lo negaban. Y hace cosa de aproximadamente 4 o 5 años…(porque vos entras a internet y siempre van apareciendo cosas nuevas. Ellos primero dieron tanta cantidad de muertos…y tantos heridos y ahora son un poquito más de muertos y un poquito más de heridos. Tantas fragatas y ahora un poquito más… Y bueno…quedó que no lo volteamos). Y después con los años, me acuerdo que, hablando con otro Suboficial, me dice “Después de todos estos años reconocen los ingleses de que un helicóptero fue derribado” y yo me pongo a buscar y resulta que fue en la zona de Bahía Fox. Yo me acuerdo que le tirábamos con lo que encontrábamos…
Era cuando permanecimos en Bahía Fox, hacíamos las guardias, si aparecían aviones enemigos se le disparaba. Y el helicóptero este… se había aparecido y se le tiraba con Fal, con 12,70, con pistola, con el misil, con lo que viniera…Y eso fue a la tardecita porque estaba cerca de la fragata, el helicóptero era de la fragata. Entonces al ver las posiciones de cómo estaban ubicados, les marcaba las coordinadas para el tiro naval. Me acuerdo que al otro día salimos en el barco, en el Penélope y también casi nos hunden, nos salvamos por poco, llegamos a un lugar donde, el helicóptero había tocado tierra, había despegado, pero no llegó a la fragata. Nosotros lo vimos caer, pero al estar tapado por la montaña, se ve que pudo encarar de nuevo, pero no alcanzó a llegar. Así que los han rescatado del agua a los tripulantes. Por suerte…
*Bueno, pero ustedes tenían que dejar el helicóptero fuera de combate, en realidad…
En realidad, es dejar el material fuera de combate o de lo contrario disuadir al personal de que no tire de que se vaya. No de matar. No era la consigna. Es más, uno no tenía la experiencia de tirarle a una persona, o sea teníamos operativos, teníamos adiestramiento, pero le tirábamos a siluetas a tarros a cosas que se asemejaban a una persona, pero no a una persona. Llegó un momento que sí, hubo que empezar a tirarles porque “era él o era yo”. Yo recuerdo que mi primer disparo lo hice después de que me tiraron una ráfaga que me pegó al lado y dio en la pierna de un compañero y en la cabeza de otro que tenía al otro lado, o sea en la cabeza… le traspasó el casco, le quedó enganchado entre el gorro de lana…
¡Zafe de casualidad! Y ahí tire….
Yo parecía una estampilla pegada en el piso. Y ahí agarré y no me preguntes si apuntaba o no apuntaba, veía y tiraba al bulto, porque estábamos adiestrados para tirar al bulto y con tiro de precisión. Pero en este caso no te vas a poner a apuntar porque corres el riesgo que te vuelen la cabeza. Así que era tirar…
El enemigo estaba a 100 metros, máximo 150. Cuerpo a cuerpo o… muere uno o mueren los dos o te entregas. Cuando nos tomaron prisioneros yo podría haber peleado cuerpo a cuerpo. Los tenía a 20 metros…pero tenía 36 tipos y éramos 3, íbamos a parecer un colador. Lo que pasa que no teníamos ni para retroceder. ¿A dónde nos metíamos? en el agua. Aparte a Darwin ya lo habían tomado y Puerto Argentino iba en vías de ser tomado. Saca la cuenta que yo caí prisionero el 7 de junio a las 5 y pico de la tarde y estuve prisionero hasta el 19. En realidad, llegué a Puerto Madryn aproximadamente a las 6 de la tarde en el Camberra (buque inglés). Estuve del 7 al 15 en el frigorífico San Carlos y el 15 a la noche me cambian al Camberra hasta el 19 que llegamos a Puerto Madrin..
Cuando estaban en el medio de la batalla tratabas de agarrar y resguardarte, si tenías un herido al lado, tratabas de buscar un lugar donde fuera seguro o casi seguro, que no recibiera otro impacto o lo mataran, o les decía “quédate tirado en el piso, no te muevas, ni te corras del lugar quédate donde estás” …
El tiempo del bombardeo podrían ser 10 minutos, …1 hora o más, eso no se podía preveer…
Tenía soldados preparados, que no eran médicos, estudiaban medicina, estaban en el último año. Con el tema de los heridos los tenías ahí…o tratabas de hacer de señuelo…moverte vos con mucha cautela…rodando o vuelta carnero…de buscar otra posición para que te tiren ahí y dejen de tirar en el lugar anterior. Entonces al no moverse más lo daban como fuera de combate, como decíamos recién…el hecho no era matar a la persona si no disuadir… El otro día en una charla al finalizar dije “La guerra no es buena, ni para el que gana ni para el que queda derrotado”. Gracias a Dios existe la diplomacia, para que el último de los extremos sea entrar en guerra. Porque las dos partes pierden. Les dije “A ver, Argentina que hizo…perdió las islas, pero a los ingleses les van a faltar en estos momentos…cuando en ese momento eran 150 años…ahora le van a faltar….114 años para pelear diplomáticamente. Y es más la están ocupando ellos…nos duele…nosotros perdimos…perdimos personas que es lo más importante y esas personas tenían familia, mujeres, hijos, padres, hermanos…”. Les digo “ellos ganaron las islas, que es lo material, pero también perdieron seres humanos, que tienen padres, mujeres, hijos…Entonces las dos partes perdieron. Ganaron lo económico, estratégico, lo que se pueda arreglar hablando diplomáticamente…”
Después de dejar de ser prisionero, llego a Puerto Madryn,…desembarco y ahí nos llevan a unos hangares, donde estábamos todos los que desembarcábamos, que éramos aproximadamente 2000. De Fuerza Aérea éramos 2, el Cabo principal y yo, porque al Teniente lo subieron a otro barco y lo llevaron a Uruguay. Me acuerdo que había un cartel que decía “Ejército”, “Armada” y “Fuerza Aérea”. De Fuerza Aérea había uno de cada lado parados, El Cabo Principal Bevilaqua y yo. Para esto el Cabo Principal Piolo, dice “-como se llaman”, - ”Cabo Principal Bevilaqua…Cabo Peirone”. Y dice, “les voy a decir algo y no lo tomen a mal, ustedes en el listado figuran muertos o desaparecidos”. ¿Qué pasaba? cuando nosotros nos fuimos de Puerto Argentino e íbamos por 24 horas a Bahía Fox y no volvimos más…y dejaron de tener contacto con nosotros. Entonces nosotros nos manejábamos más con el Ejército que con los de Fuerza Aérea. Suponete con Fuerza Aérea estuvimos 15 días y el resto de la guerra estuvimos…con gente del Ejército o solos. Entonces me acuerdo que el jefe de artillería de Mar del Plata, el Mayor Mayorano -que es Comodoro retirado-, una vez que fui a Mar del Plata en un operativo, nos llamó al despacho y nos pidió disculpas. El tema que casi nos degollaron… por cumplir una orden que dio él…para la defensa. Nosotros le dijimos: “no, usted no se tiene que hacer problema por eso, era la orden, si no hubiéramos ido nosotros iban a ir otros”.
Yo una semana antes les había escrito una carta, pero no había dicho nada de que iba a ir a Malvinas, ni nada por el estilo, porque no sabía nada de eso. No teníamos teléfono fijo entonces cada 10 días más o menos, una semana, 15 días yo escribía y ellos me contestaban. ¡Cuando llega el mensaje pidiendo los artilleros y nos anotamos por voluntad, el tema era ya! Retirar las cosas, en tantos minutos viene el avión, nos carga nos lleva a Moreno, en Moreno nos dan otra ropa, nos dan una charla y al avión a Comodoro Rivadavia. Era una vorágine… Vos querías hablar por teléfono, ahí no había celular, los teléfonos eran fijos y tenías colas y colas de gente para hablar por teléfono. Es más…no teníamos teléfono fijo e iba a llamar a la policía de James Craik .
Porque mi papá era comisario. Le iba a dejar dicho. Y me fui…entonces cuando me fui a los dos o tres días que estaba ahí, en Malvinas, en Puerto Argentino, dicen “Va a venir un Hércules para llevar el correo”. Entonces me pongo a hacer una carta…hago la carta, la pongo en un sobre y la mando. Hete aquí que no se enteran por la carta que yo estoy en Malvinas. Mi papá en su momento mientras estaba en el trabajo llama a la Sexta Brigada y habla en ese entonces con un Suboficial que había sido encargado mío, Suboficial Albeldaño. Después me cuenta mi papá, que le dice:- “sabe algo de mi hijo, el cabo Peirone?” y dice que se queda callado y le contesta:-“no lo tome tan mal, él está bien”. Mentiras, no sabía nada, le dice:- “nosotros tenemos contacto, nosotros sabemos que él en este momento está en Malvinas”. Eso me lo contó mi padre y mi madre después. Y sí tenía la preocupación…porque ellos no tenían noticias mías. La única que se me cruzo si…era que en algún momento van a tener noticias porque van a llamar a la Brigada.
El tema es el siguiente…de que yo llego a Puerto Madryn y me dicen que estoy muerto o desaparecido. Yo rogaba a Dios que no se hubieran enterado mis padres, mi hermana -que le llevo 8 años-, que recuerdo me escribió una carta, que la recibí después de que volví de Malvinas. Igual cuando estuve prisionero, escribí por la Cruz Roja Internacional, no podía escribir más de 20 palabras. La recibieron después de 2 meses de que regresé de Malvinas. Claro porque hacia Malvinas- Suiza, Suiza- Buenos Aires, Buenos Aires- Córdoba, Córdoba, James Craik.
La preocupación mía era que no se hubieran enterado mis padres. Hete aquí que yo acá tenía un compañero, que era un poco más antiguo que yo, 6 meses casi un año más antiguo que yo, él estaba acá en el continente y él sí se fue en su momento para el lado de los pagos, vivía en Oliva, que es de donde era mi mamá. ¿Y ahí tenía yo todas mis tías mis tíos, entonces un tío mío casado con una hermana de mi mamá, pregunta “¿Che, de Carlitos sabes algo? Y le dice “Mirá… a Carlitos lo dan por muerto o desaparecido”, entonces él se queda callado, le cuenta a mi tía…o sea que sabía toda mi familia menos mis padres y mi hermana.
Ellos le dijeron que sabían esto, una vez que yo había aparecido. Es más cuando llegué al continente, que llegué a Puerto Madryn y que de Puerto Madryn me traen en un Boeing a Palomar, llego a Palomar, duermo esa noche ahí, porque llegamos como a las 12 de la noche. Al otro día era la jura de la bandera y ahí viene una ambulancia…nos cargan y nos llevan a Ezeiza, en Ezeiza ni tiempo de llamar tampoco, porque lo primero…bañarse, cambiarse de ropa (me preguntaron si quería la ropa vieja y le dije que sí). Y después me tuvieron 9 horas interrogándome…haciendo dibujos…Nos querían hacer una formación para rendirnos honores, pero le dijimos que no…nos queríamos ir. Ni mis padres ni mis tíos sabían que estaba en el continente. Nos reparten entonces a todas las unidades, Rio Cuarto, Mendoza, Córdoba, Paraná, Tandil, en todas los recibieron hasta con la banda. ¡Acá llegamos como a las 6 de la mañana, estaba el jefe de servicio, algunos estaban con la bata y en pijama…claro! pleno invierno. Después nos recibió el jefe de brigada y la Plana Mayor, nos dijeron que fuéramos tranquilos al Casino, que nos iban a dar 5 o 10 días de licencia…
¡Nada más! 5 o 10 días de licencia? ¡Venían de la guerra!
No nos importó nada, nos dicen tienen 10 días de licencia…tomé el colectivo y me fui a Córdoba. Me acuerdo que llegué a Córdoba justo….no sabían mis padres que iba para allá, porque llegué acá a la Sexta Brigada a las 6 de la mañana y entre una cosa y la otra, los amigos, hablé con los jefes, se hizo la noche y fui a sacar el pasaje en colectivo y ya…me fui, eran 12 horas de viaje. Llegué a Córdoba justo para el cumpleaños de mi mamá, el 22 de junio, a la tarde-noche.
Y toqué el timbre…y vino mi mamá y abrió
Se quedó muda y empezó a llorar …..
Mi papá también lagrimeaba, me abrazaba. Pero nunca trataron de tocarme mucho el tema ellos. Cuando yo hablaba de algo, ellos me escuchaban. Pero de insistir ellos o preguntarme…no…y mi hermana tampoco
Continua el relato; ¡mi mama casi se muere! Lo primero que hizo fue tocarme por todos lados…para ver si estaba entero. Pero traté de llevarla bien…traté…y trato de llevarla bien…trato de no estar todo el tiempo pensando…siempre la mente mía está en otra. Y doy gracias a Dios…tengo un hijo, se llama Carlos. ¡Y con mi señora Rosario tengo a Morena, que es mi hija del corazón, y es la luz de mis ojos Bianca esa sí! Esa me saca todo.
¡Todo lo que no se enteró mi papá que ya no lo tengo y mi mamá, que todavía está viva y mi hermana, ni mi sobrina que es mi ahijada…ni mi señora…ni mi hijo…la más chica sí sabe todo! Ella me pregunta y me encuentra la vuelta, yo por ahí no quiero hablar y me lo hace de una forma que termino contándole todo. También tengo una nieta, Paulina.
Cuando llego a casa estaba mi papá, mi mamá y estaba el hermano de mi papá y mi tía. También estaba con mi hermana.
Mi hermana cuando se enteró que yo estaba en Malvinas…no la pasó nada bien. Mientras yo estuve hasta los 16 años en mi casa, yo la llevaba a la escuela, la llevaba a todos lados.
Me quedé en Córdoba los 10 días, del 22 al 2…y después sí tuve la licencia de invierno.
Volver a la a la Fuerza Aérea después de los días de licencia fue un tema de que uno se empieza a sentir mal por el poco reconocimiento que recibe.
¿De la gente o de la Fuerza?
De la gente no puedo decir nada
¿De la Fuerza misma?
De la Fuerza misma…que…cuando llegaste que…haya una persona, no lo voy a nombrar, pero que te rete, disciplinariamente ponele…que te llame la atención por haber sido tomado prisionero. Y sin saber cómo fue el tema. No sé si en las otras dos fuerzas pasó lo mismo, cuando recién terminó todo lo que era la Fuerza Aérea, estaba todo como muy dividido, muy dado vuelta. Estaban los que estuvieron en Malvinas, estaban los que fueron al sur, estaban los que fueron al sur y había cierto resentimiento con los que fueron a Malvinas, estaban los que no fueron a ningún lado y apoyaban a los que estuvieron en Malvinas y estaban los que no fueron a ningún lado y por ahí iban a hablar y decían…” porque cuando yo estuve en Malvinas…” y no estuvieron en ningún lado…
Fue muy injusto por eso lo cuento, ahora uno viene en forma voluntaria a hablar, pero uno en los primeros momentos le decían: -“tiene que ir a la escuela tanto a hablar” y vos le decías:-“no…no tengo ganas de hablar”, te decían:-“usted va a ir a hablar”. Más de una vez les dije:-“no voy a ir a hablar” y cuando me preguntaban por qué, respondía :-”eso es algo personal, no voy a ir a decir a una escuela algo que el resto quiere que yo diga y que todo fue bueno. Porque todo no fue bueno”. A ver…si digo que no pasé hambre, miento. Si digo que no comí…miento también. Le decía: - “he comido…a veces he comido bien…a veces que he comido mal…y a veces que no he comido porque no había”. Pero era de acuerdo a las misiones que teníamos cada uno, en pleno bombardeo…no me pueden venir a traer la comida, me las tengo que aguantar…para eso me preparé y para eso estoy…
*Toda una vida dentro de la Fuerza Aérea
Si, la verdad que sí, toda una vida.
Siempre en Tandil, En una oportunidad pedí el pase a Mar del Plata, no me lo dieron. En otra pedí a Reconquista, me lo dieron, pero como me puse de novio y me casé, esta vez…no me fui. Era Reconquista para estar más cerca de mi hijo que estaba en Formosa. Y no sé si te dije, una vez a Mar del Plata que es cuando se fue toda la Artillería, en el año 81, y dijeron “no…acá va a quedar una batería de 40 y tiene que quedar gente” Así que quedamos un grupito acá.
*Volver a tener contacto con otros veteranos:
Del Centro de Veteranos me hice socio después de que me retiré. Mientras estaba en actividad no. Lo que te digo es que no entre a la Fuerza Aérea porque era mi vocación…porque cuando vas a entrar a un lugar, decís “voy a probar y a ver si me gusta”. A mí de afuera sí, me gustaban los aviones…el uniforme…el desfile…me gustaba el armamento… Y otra cosa es estar adentro. Cuando entré tuve un período de adaptación…lo pasé. Pasé el primer año y ahí es donde te va naciendo la vocación o que te empieza a gustar realmente lo que estás haciendo, o para lo que te estás preparando. Me pongo el uniforme, antes de la guerra, y lo llevo con orgullo y después de la guerra más todavía. En la Fuerza Aérea los Suboficiales Mayores no desfilan, hasta el último día desfilé. Yo podría haberme tomado 6 meses de licencia antes del retiro y no los tomé. Yo me podría haber retirado un año antes, consensuado con mi familia, me quedé…y económicamente perdiendo plata…porque durante ese año no cobraba la pensión de excombatiente…no cobraba nada…cobraba el sueldo de militar. Así que no tengo nada que decir contra la Fuerza, saca la cuenta que entré a los 16 años a la Fuerza Aérea. Pasé 40 años. Así que 40 años…y el orgullo de decir…para lo que entré a la Fuerza, para lo que me preparé…lo que el Estado o la gente esperaba de mí….lo pude hacer. Gracias a Dios y también con mucha suerte, más allá del adiestramiento, con una jerarquía…prácticamente de las primeras y con una edad no muy avanzada.
¿Si hoy en día me preguntan “volvés a Malvinas?” yo te digo “si vuelvo”. Me va a costar correr o arrastrarme como lo hacía…o llevar el peso que llevaba. Pero la experiencia que adquirí, no me la quita nadie, las cosas que viví tampoco.
Al encontramos con otros veteranos, hablamos y nos acordamos de cosas buenas…cosas malas…cosas lindas…cosas feas. Vos fíjate lo poco que nos comunicamos, lo poco que sabemos uno del otro, que después de años, no sé después de cuantas formaciones y todo lo demás…Siempre nos encontramos en las ceremonias del 2 de Abril con Luna, Larrosa, que son de Ejercito. Que después de años en una charla uno dice “cuándo viniste vos?”, -:”El 19 de junio”, “y a dónde fuiste?”, -:”Puerto Madryn”, “…yo también y en que viniste?, -:”En el Camberra”, “…yo también….” o sea vinimos en el mismo barco, sin saberlo!. Yo estuve siempre en Tandil, los otros estuvieron en distintas unidades. Pero después de habernos juntado en Tandil, de todas las charlas que habíamos tenido durante esos años, nunca se nos había ocurrido preguntarnos… Hasta que saltó uno y preguntó “en que viniste, donde llegaste y cuando llegaste?” . Veníamos en el mismo barco, llegamos al mismo destino….
¡Y acá estamos!
domingo, 4 de agosto de 2019
lunes, 3 de abril de 2017
Las peripecias del "Río Carcaraná"
Estremecedor relato de un náufrago: "Tenía un miedo infernal"
El oficial de comunicaciones de la Marina Francisco Elizalde vio hundirse el buque que tripulaba. Tras convertirse en un héroe del Ejército, tuvo que volver a su casa como un mendigo
Por Fernando Morales - Infobae
En abril de 1982, Francisco "Pancho" Elizalde era un joven oficial naval de radiocomunicaciones recién egresado. Poco menos de un mes antes, a mediados de marzo, había sido convocado junto a un grupo de colegas para integrar un plantel de operadores de radio en la estación transmisora de la estatal Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA). Sus tareas de rutina consistían en emitir un boletín noticioso diario, que se transmitía en distintos horarios a buques argentinos desparramados en los más remotos lugares del mundo.
En la tarde del 1° de abril algo extraño sucedió: su jefe directo le entregó al grupo de operadores del que formaba parte un mensaje cifrado para ser transmitido. Elizalde cumplió la orden, sin siquiera sospechar que lo que estaba haciendo era dar la noticia del desembarco argentino en Malvinas, algo que comprendió recién al día siguiente, cuando vio las tapas de los diarios. "Yo estaba viviendo en la casa con mis padres, era soltero, cuando voy a levantar el diario veo la recuperación de Malvinas, dije 'ah, era esto'. Y así fue que el 2 de abril me sorprendió y ahí fue que entendí por qué nos habían contratado unos 15 días antes", explicó.
Pocos días después, Elizalde fue comisionado a bordo del buque "Río Carcarañá", un barco que dada su antigüedad no se encontraba operativo, y no tenía siquiera baterías. La tripulación había sido "robada" de distintas unidades y estaba compuesta por hombres al borde de la jubilación y otros recién egresados. Tras una titánica tarea de oficiales y tripulantes, el buque fue puesto en condiciones de navegar y el 23 de abril zarpó desde las actuales instalaciones del Yacht Club Puerto Madero, con Elizalde como primer oficial de radio.
Como tantos otros navíos, el de Elizalde, un buque de la marina mercante, fue utilizado para probar si había submarinos en el círculo de exclusión unilateralmente dispuesto por los ingleses. La nave cumplió en forma exitosa su misión, y descargó en Puerto Argentino la totalidad de los pertrechos que transportaba. "La misión que se nos dice en ese momento era llevar aprovisionamiento para el Sur, y cuando estábamos navegando en el Canal, nos avisan que íbamos a ir a Puerto Argentino. Eso recién se confirma cuando ya estábamos en navegación. La realidad era que, y eso lo supe muchos años después, íbamos a ver la efectividad real o no del bloqueo determinado por los ingleses", relató Elizalde en diálogo con Infobae y añade: "El tema es que cuando vos usás un señuelo, tratás de que el daño sea el menor. Nosotros veníamos cargados de combustible, dos bodegas completas con tambores de 200 litros de combustible liviano, habíamos llevado una batería completa antiaérea que creo que después estuvo no sé si es Cambert, y lleno de explosivos y demás".
El mediodía del domingo 16 de mayo, dos Harrier que previamente habían sobrevolado sobre el buque, lo atacaron. "Le tiraron dos bombas y nos ametrallaron. En mi camarote, que como el camarote de radio está en la misma cubierta de la timonera, se ve que hay 23 impactos del cañón del Harrier. Yo estaba tirado en la cama descansando porque había largado la guardia a las 12, fui a comer y me tiré un rato para descansar porque tenía que volver a tomar guardia a las 4 de la tarde. No sé qué fue lo que pasó, abrí los ojos y me tiré por la escalera mientras había un montón de gente que venía desde la timonera, desde el puente bajando por la escalera y nos juntamos todos en lo que era el centro del buque que era donde nacían las escaleras en estos buques", relata Elizalde.
El abandono debió hacerse con la mitad de las balsas y botes, pues la otra mitad habían sido destrozados por el ametrallamiento de los Harrier. "La idea inicial es vamos, bajamos con los botes, nos vamos a tierra y después vemos cómo nos organizamos y cómo hacemos. Y eso fue lo que se hizo, se llevó todo como para poder hacer supervivencia. Yo tenía un miedo infernal en ese momento, fui el primero que se subió a un bote para poder bajar y soltar los ganchos", recordó. Con la ayuda del buque Forrest, los náufragos fueron llevados hasta Bahía Fox. "El shock es importante. Mientras estás en el buque estás viviendo la vida prácticamente de siempre con un estado de alerta importante pero de todas maneras es la vida de siempre. Pero una vez que está afuera eso es complicado. Creo que el shock más grande fue cuando llegamos a Fox", recuerda el marino.
En Bahía Fox, los náufragos fueron acomodados en un galpón para ovejas, "un galpón semicilíndrico que la chapa llegaba hasta unos 40 o 50 centímetros del suelo, apoyados sobre pilares, con lo cual el aire pasaba con una facilidad importante". El relato de esa noche es desgarrador: "No había luz, no había nada, así que el desconcierto y el desconsuelo era total. Los dos radios éramos de abundante anatomía y en ese momento le dijimos al primer oficial de cubierta, Mario Pedino, que era flaco, 'mira Pedino, entre nosotros dos vos te vas a congelar esta noche" y así estuvimos los tres tapados con frazadas para poder sobrevivir". El día siguiente transcurrió sin noticas sobre el desarrollo de la guerra, en estado de alerta, "con mucho miedo y con mucha desorientación". Sin embargo, al día siguiente, por pedido de los oficiales del Ejército, encontraron una nueva misión: "necesitaba poner unas antenas para ver si nos podíamos comunicar con el continente, con equipos de radio aficionados". "Y ahí cambia mucho para nosotros por el hecho de tener una misión clara", explica.
Los casi 20 días de trabajo de "Pancho" Elizalde con los soldados de Bahía Fox forjaron una unidad que aún se mantiene a punto tal que hasta el presente siente más pertenencia al regimiento en el que sirvió como voluntario que hacia el buque en el que cumplió su tarea reglamentaria. El Ejército lo reconoció con la medalla al mérito por su labor.
Tras ser herido por una esquirla de un cañonazo en la noche del 25 de mayo, el 5 de junio fue evacuado al continente junto al resto de sus compañeros marinos, primero en barco, luego en helicóptero y finalmente un avión de la Armada que lo dejó en el aeropuerto de Ezeiza. No había una banda militar lista para rendirle los honores que merecían: solo dos oficiales de inteligencia naval se aproximaron al contingente. Lo que siguió a esa recepción es aún más estremecedor: "Nos dijeron qué era lo que podíamos decir y lo que no podíamos decir, nos metieron arriba de un micro y nos dijeron que nos dejarían en Retiro o en Constitución. Por suerte convencimos al chofer que nos parara en los distintos lugares que nos quedaban cerca. (…) Me bajé en Puente Saavedra, vestido de verde con una barba de 40 días y una valija recuperada de mi buque, pare un taxi y le dije: 'no tengo plata, ¿me llevás hasta Belgrano?'".
Treinta y cinco años después, Elizalde sostiene que "la postguerra fue mucho más dura que la guerra". Sin embargo, sostiene que "de todo se puede sacar algo bueno": "Yo lo que saco son los hermanos que tengo. Yo soy hijo único pero tengo hermanos que están junto a mí, que son con los que hemos estado bajo fuego y hemos combatido. De todos se saca, de todos se aprende, de todos se ve. Uno aprende que tiene que hacer las cosas en equipo, no hay nada que se pueda resolver solo, hay que resolverlo en conjunto. Y eso es lo que nos falta, que tenemos que aprender a capitalizar y saber que hay muchas cosas que se pueden sacar, que hay mucho más que lo que la gente ha querido esconder de Malvinas. Hablan de los chicos, no hubo chicos, nadie es chico cuando siente el primer disparo que te pasa cerca. Yo no vi gente con miedo, yo vi gente determinada", concluye.
El oficial de comunicaciones de la Marina Francisco Elizalde vio hundirse el buque que tripulaba. Tras convertirse en un héroe del Ejército, tuvo que volver a su casa como un mendigo
Por Fernando Morales - Infobae
En abril de 1982, Francisco "Pancho" Elizalde era un joven oficial naval de radiocomunicaciones recién egresado. Poco menos de un mes antes, a mediados de marzo, había sido convocado junto a un grupo de colegas para integrar un plantel de operadores de radio en la estación transmisora de la estatal Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA). Sus tareas de rutina consistían en emitir un boletín noticioso diario, que se transmitía en distintos horarios a buques argentinos desparramados en los más remotos lugares del mundo.
En la tarde del 1° de abril algo extraño sucedió: su jefe directo le entregó al grupo de operadores del que formaba parte un mensaje cifrado para ser transmitido. Elizalde cumplió la orden, sin siquiera sospechar que lo que estaba haciendo era dar la noticia del desembarco argentino en Malvinas, algo que comprendió recién al día siguiente, cuando vio las tapas de los diarios. "Yo estaba viviendo en la casa con mis padres, era soltero, cuando voy a levantar el diario veo la recuperación de Malvinas, dije 'ah, era esto'. Y así fue que el 2 de abril me sorprendió y ahí fue que entendí por qué nos habían contratado unos 15 días antes", explicó.
Pocos días después, Elizalde fue comisionado a bordo del buque "Río Carcarañá", un barco que dada su antigüedad no se encontraba operativo, y no tenía siquiera baterías. La tripulación había sido "robada" de distintas unidades y estaba compuesta por hombres al borde de la jubilación y otros recién egresados. Tras una titánica tarea de oficiales y tripulantes, el buque fue puesto en condiciones de navegar y el 23 de abril zarpó desde las actuales instalaciones del Yacht Club Puerto Madero, con Elizalde como primer oficial de radio.
Como tantos otros navíos, el de Elizalde, un buque de la marina mercante, fue utilizado para probar si había submarinos en el círculo de exclusión unilateralmente dispuesto por los ingleses. La nave cumplió en forma exitosa su misión, y descargó en Puerto Argentino la totalidad de los pertrechos que transportaba. "La misión que se nos dice en ese momento era llevar aprovisionamiento para el Sur, y cuando estábamos navegando en el Canal, nos avisan que íbamos a ir a Puerto Argentino. Eso recién se confirma cuando ya estábamos en navegación. La realidad era que, y eso lo supe muchos años después, íbamos a ver la efectividad real o no del bloqueo determinado por los ingleses", relató Elizalde en diálogo con Infobae y añade: "El tema es que cuando vos usás un señuelo, tratás de que el daño sea el menor. Nosotros veníamos cargados de combustible, dos bodegas completas con tambores de 200 litros de combustible liviano, habíamos llevado una batería completa antiaérea que creo que después estuvo no sé si es Cambert, y lleno de explosivos y demás".
El mediodía del domingo 16 de mayo, dos Harrier que previamente habían sobrevolado sobre el buque, lo atacaron. "Le tiraron dos bombas y nos ametrallaron. En mi camarote, que como el camarote de radio está en la misma cubierta de la timonera, se ve que hay 23 impactos del cañón del Harrier. Yo estaba tirado en la cama descansando porque había largado la guardia a las 12, fui a comer y me tiré un rato para descansar porque tenía que volver a tomar guardia a las 4 de la tarde. No sé qué fue lo que pasó, abrí los ojos y me tiré por la escalera mientras había un montón de gente que venía desde la timonera, desde el puente bajando por la escalera y nos juntamos todos en lo que era el centro del buque que era donde nacían las escaleras en estos buques", relata Elizalde.
El abandono debió hacerse con la mitad de las balsas y botes, pues la otra mitad habían sido destrozados por el ametrallamiento de los Harrier. "La idea inicial es vamos, bajamos con los botes, nos vamos a tierra y después vemos cómo nos organizamos y cómo hacemos. Y eso fue lo que se hizo, se llevó todo como para poder hacer supervivencia. Yo tenía un miedo infernal en ese momento, fui el primero que se subió a un bote para poder bajar y soltar los ganchos", recordó. Con la ayuda del buque Forrest, los náufragos fueron llevados hasta Bahía Fox. "El shock es importante. Mientras estás en el buque estás viviendo la vida prácticamente de siempre con un estado de alerta importante pero de todas maneras es la vida de siempre. Pero una vez que está afuera eso es complicado. Creo que el shock más grande fue cuando llegamos a Fox", recuerda el marino.
En Bahía Fox, los náufragos fueron acomodados en un galpón para ovejas, "un galpón semicilíndrico que la chapa llegaba hasta unos 40 o 50 centímetros del suelo, apoyados sobre pilares, con lo cual el aire pasaba con una facilidad importante". El relato de esa noche es desgarrador: "No había luz, no había nada, así que el desconcierto y el desconsuelo era total. Los dos radios éramos de abundante anatomía y en ese momento le dijimos al primer oficial de cubierta, Mario Pedino, que era flaco, 'mira Pedino, entre nosotros dos vos te vas a congelar esta noche" y así estuvimos los tres tapados con frazadas para poder sobrevivir". El día siguiente transcurrió sin noticas sobre el desarrollo de la guerra, en estado de alerta, "con mucho miedo y con mucha desorientación". Sin embargo, al día siguiente, por pedido de los oficiales del Ejército, encontraron una nueva misión: "necesitaba poner unas antenas para ver si nos podíamos comunicar con el continente, con equipos de radio aficionados". "Y ahí cambia mucho para nosotros por el hecho de tener una misión clara", explica.
Los casi 20 días de trabajo de "Pancho" Elizalde con los soldados de Bahía Fox forjaron una unidad que aún se mantiene a punto tal que hasta el presente siente más pertenencia al regimiento en el que sirvió como voluntario que hacia el buque en el que cumplió su tarea reglamentaria. El Ejército lo reconoció con la medalla al mérito por su labor.
Tras ser herido por una esquirla de un cañonazo en la noche del 25 de mayo, el 5 de junio fue evacuado al continente junto al resto de sus compañeros marinos, primero en barco, luego en helicóptero y finalmente un avión de la Armada que lo dejó en el aeropuerto de Ezeiza. No había una banda militar lista para rendirle los honores que merecían: solo dos oficiales de inteligencia naval se aproximaron al contingente. Lo que siguió a esa recepción es aún más estremecedor: "Nos dijeron qué era lo que podíamos decir y lo que no podíamos decir, nos metieron arriba de un micro y nos dijeron que nos dejarían en Retiro o en Constitución. Por suerte convencimos al chofer que nos parara en los distintos lugares que nos quedaban cerca. (…) Me bajé en Puente Saavedra, vestido de verde con una barba de 40 días y una valija recuperada de mi buque, pare un taxi y le dije: 'no tengo plata, ¿me llevás hasta Belgrano?'".
Treinta y cinco años después, Elizalde sostiene que "la postguerra fue mucho más dura que la guerra". Sin embargo, sostiene que "de todo se puede sacar algo bueno": "Yo lo que saco son los hermanos que tengo. Yo soy hijo único pero tengo hermanos que están junto a mí, que son con los que hemos estado bajo fuego y hemos combatido. De todos se saca, de todos se aprende, de todos se ve. Uno aprende que tiene que hacer las cosas en equipo, no hay nada que se pueda resolver solo, hay que resolverlo en conjunto. Y eso es lo que nos falta, que tenemos que aprender a capitalizar y saber que hay muchas cosas que se pueden sacar, que hay mucho más que lo que la gente ha querido esconder de Malvinas. Hablan de los chicos, no hubo chicos, nadie es chico cuando siente el primer disparo que te pasa cerca. Yo no vi gente con miedo, yo vi gente determinada", concluye.
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