domingo, 23 de marzo de 2025
jueves, 27 de febrero de 2025
miércoles, 5 de febrero de 2025
Operación Plum Duff: El aviador trasandino que rescató a los SAS

Imagen referencial. Un Sea King HC.4 de 825 Escuadrón Aéreo Naval despega después de trasladar, desde San Carlos a Darwin, a comandos de la compañía 42 de los Royal Marines (Photo by Paul Haley/ Crown Copyright. Imperial War Museums via Getty Images)IWM/Getty Images - Imperial War Museums
Operación Plum Duff. El aviador chileno que rescató a los comandos británicos que planeaban atacar la base aérea de Río Grande
LA NACION
Jorge Freyggang Campaña, ex oficial de la Fuerza Aérea de Chile, se hizo famoso por ser el primer piloto comercial en llegar a la Antártica; sin embargo, pocos –ni siquiera sus más cercanos- conocían su rol en la guerra de Malvinas
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
Son casi las 11 de la noche y caen las primeras gotas sobre Gotemburgo. Solo dos chilenas, que promedian los 70 años, esperan frente al Stora Teatern, el centenario recinto del puerto sueco. Hace poco más de una hora que terminó el concierto de los Inti Illimani, y esperan tomarse una fotografía con los músicos.
Finalmente, aparecen los fundadores de la banda, Horacio Salinas y José Seves, que ya superan los 70 años y que no dudan en posar junto a sus compatriotas.
Es 21 de septiembre de 2023 y nos acercamos a Seves: le contamos que estamos escribiendo un artículo sobre el piloto Jorge Freyggang, hermano mayor de Renato, un saxofonista que estuvo en la banda durante diez años mientras estaban exiliados en Italia.
“Fuimos muy cercanos con Renato”, aclara el dueño del vozarrón emblemático del grupo.
También le señalamos que diversos documentos sindican a este excapitán de la Fuerza Aérea de Chile como uno de los represores de la dictadura chilena. Esta vez, José Seves -con cara contrariada- señala que jamás supo de esta historia. Nos dirá que es un episodio desconocido al interior de los Inti, como se le conoce a esta agrupación fundada en 1967 y que fuese una férrea promotora del gobierno socialista de Salvador Allende.
Dos semanas más tarde, el lunes 2 de octubre de 2023, y minutos antes de que el conjunto Amankay, integrado por holandeses y chilenos, se presente por primera vez en el teatro de la Universidad de Santiago, nos acercamos a Renato Freyggang y le preguntamos por su hermano Jorge y su rol en las sesiones de tortura en la base aérea de Temuco en 1973. El ex Inti Illimani, con semblante sereno, nos dice: “No tenía idea”, y luego agrega que le gustaría cooperar, saber si hay más antecedentes, y que no tendría problemas en reconocer que Jorge estuvo en eso. “En realidad, no me extraña, hubo muchos involucrados”.
La historia le daría la razón.
El aviador Jorge Freyggang
La pandilla salvaje
Hijo de un suboficial de la FACh que por mérito ascendió a oficial, Jorge Humberto Freyggang Campaña nació el 1 de abril de 1947. Eran cuatro hermanos, tres varones y una niña, y vivieron toda su infancia en Santiago.
A los 18 años ingresó a la Escuela de Aviación y a fines de 1969 egresó con el grado de subteniente, ocupando la antigüedad número 25. Difícilmente llegaría al generalato. Poco después fue destinado a Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. Allí conoció a Susana López González, hija de comerciantes locales; se casaron con separación total de bienes.
En mayo de 1973, el teniente Freyggang fue enviado a la Base Aérea Maquehue de Temuco, la que había iniciado sus operaciones a fines de los años 20 y en la que, varias décadas más tarde, el Papa Francisco ofrecería una misa teñida de polémica: subió al altar acompañado por un obispo silente y encubridor de un sacerdote pedófilo.
Es en este lugar, que en los 60 albergaba a la escuela de helicópteros de la FACh, donde Freyggang escribió su historia más brutal a partir del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
Uno de los que padeció aquella infamia fue Jorge Silhi Zarzar. Hasta su casa ubicada en el centro de Temuco, llegaron tres miembros de la FACh y un enfermero civil. Allí encañonaron a su madre y lo sacaron violentamente desde su hogar. Lo trasladaron hasta la Base Maquehue, ubicada a seis kilómetros al suroeste del centro de la ciudad. En aquel recinto, al entonces liceano lo recibiría “La pandilla salvaje”, un grupo compuesto por oficiales y suboficiales, dirigida por Freyggang Campaña.
“Aquí comienza un calvario que yo no me imaginaba que resultaría posible entre seres humanos: interrogatorios reiterados con golpes, con palos, con electricidad y lo peor de todo, el submarino seco, que es la bolsa de nylon que te ponen en la cabeza hasta que tú abras la mano y decidas que quieres hablar. Si lo hacías para aliviarte y no contestaban lo que ellos querían, volvía el submarino seco”, cuenta el hoy abogado Silhi, desde su casa en la capital de la Región de la Araucanía.
En esos días, Jorge Silhi tenía 19 años recién cumplidos. Era un conocido dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por lo mismo, recibió instrucción militar, pero sin alcanzar a pertenecer a las estructuras claves de su partido. En los interrogatorios insistirá que su perfil era intrascendente.
“Jorge Freyggang estuvo en mis interrogatorios y era uno de los que me golpeaba, pero los que más golpeaban eran los suboficiales”. En una de las sesiones de tormento, Silhi -quien siempre estuvo vendado- logró sacarse la bolsa plástica que lo asfixiaba y ahí Freyggang le tomó las manos y las ató con un cinturón.
Tras ocho días detenido en la Base Maquehue, donde lo interrogaron dos o tres veces al día y después de sufrir “una de las peores pateaduras”, Silhi fue dejado en libertad gracias a contactos familiares. “Cuando soy liberado, el que me va a dejar a mi hogar era Freyggang”, recuerda el abogado temuquense, que reconoció la voz de quien daba las órdenes de las golpizas que padeció.
A fines del 73, Jorge Silhi salió del país con destino a Argentina, donde permaneció un año. Volvería a Chile a estudiar Derecho, ya completamente descolgado de una militancia política. Recién a mediados de los 80 defendería a algunos perseguidos políticos de la dictadura de Pinochet.
Jorge Silhi en su casa en Temuco
El apellido Freyggang es repetido en varios procesos judiciales que se sustanciaron por los crímenes cometidos en Maquehue. En ellos, exoficiales y suboficiales sindicaron al entonces teniente como integrante e incluso jefe de la unidad de inteligencia que operó en aquel recinto militar. Varios de los integrantes de la denominada pandilla salvaje fueron condenados y hoy cumplen condena en prisión.
Un reconocimiento inusual
En la hoja de vida militar de Jorge Freyggang Campaña, un documento de 56 carillas manuscritas y entregada por la propia FACh, se consigna que dos semanas antes del golpe militar –y con la edad de 26 años- pasó a ser jefe del Departamento de Inteligencia del Grupo 3 Maquehue de Temuco, donde “tuvo una destacada actuación antes, durante y después de los sucesos del 11 de septiembre de 1973″.
El texto agrega: “Cumplió con valentía y decisión su actuación frente a elementos marxistas, practicando interrogatorios, detenciones, allanamientos y otras misiones”.
Hoja de vida militar de Jorge Freyggang
Como pocas veces, la propia FACh acreditó la participación de uno de sus oficiales en detenciones extrajudiciales. Aún más: Freyggang obtuvo las mejores calificaciones mientras estuvo destinado en Temuco.
El 12 de septiembre de 1975, dejó su rol en inteligencia y asumió distintas labores administrativas; incluso sería el director del jardín infantil del regimiento.
Seis meses después, en la Laguna del Laja, sufrió su primer accidente aéreo cuando estrelló el helicóptero Dell UH-1H que conducía. La institución lo felicitó por su maniobra y concluyó que se debió a una “falla de material”.
A mediados de 1977, solicitó ser dado de baja de la institución “por motivos particulares”. A fines de agosto dejó las filas de la FACh con el grado de capitán, cerrando su hoja militar llena con múltiples loas; “se le puede confiar cualquier misión”, apuntaron sus superiores.
En los días siguientes, regresó a la Patagonia para iniciar su añorado negocio: tener su propia línea aérea. Para ello, se asoció con su suegro Sergio López, quien era dueño de una librería en Punta Arenas. Ambos se endeudaron y en diciembre del mismo año compraron la línea aérea Tama a Luciano Julio, que solo contaba con una aeronave, un maltrecho CC-CAK.
A pesar de lo precario de la firma, Freyggang le dio un nuevo impulso a la empresa: él piloteaba, su suegro era ejecutivo y su mujer atendía el público. Con el viejo avión aumentó la periodicidad de los vuelos entre Punta Arenas, Cerro Sombrero, Porvenir y Puerto Williams.
Pero la gran apuesta de Freyggang fue en 1980: viajó a Estados Unidos para adquirir tres aviones. Tama se ponía pantalones largos y, cada tanto, ponían avisos publicitarios en los diarios locales. Pero sabía que necesitaba algo más grande para remecer el débil mercado aeronáutico de la zona, hasta que ideó su gran golpe de marketing: el domingo 22 de marzo de 1981, su rostro apareció en la prensa local bajo el titular: “Hazaña histórica de empresa magallánica. Abierta ruta comercial a la Antártica. Jorge Freyggang, piloto civil, fue el primero en llegar a la Antártida con un avión comercial.”
El 22 de marzo de de 1981 el diario El Magallanes da cuenta de la hazaña de Jorge Freyggang, primer piloto civil en unir en vuelo América con la Antártida
El viaje hasta la base Teniente Marsh en la Antártida fue su particular homenaje a la institución que lo formó como piloto, el mismo día del aniversario de la FACh, celebrando el aterrizaje de esta hazaña aeronáutica entre los vítores de sus ex camaradas del aire, a quienes les llevó varias sandías.
¿Un espía de los ingleses?
El otoño de 1982 fue durísimo para los habitantes del extremo sur del continente. Argentina estaba en guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Fue una conflagración corta pero sangrienta.
A muy poco andar del conflicto, el alto mando de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) envió a Chile a uno de sus hombres para que consiguiese el apoyo local bajo el más estricto sigilo. El elegido fue Sidney Albert Edwards, un oficial que a sus 48 años hablaba perfecto español y era experto en inteligencia militar. En Londres sabían que estaban dando inicio a una relación quid pro quo, en la que la ayuda sería recíproca: tras la guerra, Chile recibiría seis Hawker Hunter, un radar de larga distancia, misiles antiaéreos y tres cazabombarderos Canberra de reconocimiento fotogramétrico de gran altura. Mientras que los aviadores británicos usarían el espacio aéreo chileno para labores de espionaje, instalando en Punta Arenas un radar que les permitió detectar los movimientos de los cazas argentinos, y varias pistas en las que aterrizaban aeronaves inglesas camufladas como máquinas chilenas.
Pero la ayuda subrepticia hacia los británicos no estuvo exenta de incidentes.
Sea King con las aspas plegadas a bordo de la cubierta de vuelo del HMS Intrepid. Atrás asoma el portaaviones ligero HMS Hermes.
El mapa con la operación frustrada que publicó el periódico inglés Daily Mail en 2014
El 17 de mayo de 1982, el helicóptero Sea King HC-4VC, bajo el mando del teniente Richard Hutching, despegó desde el portaviones HMS Invencible. En el interior iban además ocho hombres del S.A.S., las fuerzas especiales del ejército británico. Era una misión arriesgada y casi suicida. La operación secreta, denominada Plum Duff, tenía como objetivo infiltrar la base aeronaval argentina de Río Grande, destruir los aviones Super Étendard, asesinar a sus pilotos, pero por sobre todo, destruir los 3 misiles AM-39 Exocet que aún mantenía la Fuerza Aérea Argentina, el principal dolor de cabeza para Margaret Thatcher, luego que semanas antes, el 4 de mayo, dos de estos misiles habían hundido al destructor británico HMS Sheffield.
La base Aérea de Río Grande, en 1982, objetivo de los comandos que participaron en la operación Plum Duff
Pero algo falló, y debido a las condiciones climáticas, el teniente Hutching abortó la misión pues había sido detectado por un radar hostil: el copiloto pudo observar una bengala en las cercanías. Decidieron dejar a los comandos SAS en un punto cercano al río Silva. Luego prosiguieron rumbo a Punta Arenas y ya en territorio chileno, el Sea King fue abandonado y destruido por sus propios ocupantes.
El incendio del helicóptero no sólo fue advertido por los lugareños sino que rápidamente se convirtió en noticia internacional. Los tres tripulantes del Sea King decidieron esconderse, hasta recibir nuevas órdenes. Fueron siete largos días en que el incidente pasó a ser un inesperado y casi insalvable conflicto diplomático, hasta que –según rezaba el protocolo- Hutching tomó su teléfono satelital y llamó a Sidney Edwards:
“Entréguense a las autoridades chilenas y yo me ocuparé de que lleguen a Santiago”, fue la instrucción que recibió el piloto. Y así lo hicieron. En los días siguientes abandonaron el territorio chileno rumbo a Londres.
La Prensa Austral publico la noticia del rescate de los tres pilotos del Sea King. Si bien la crónica habla de "misterio", jamás menciona a los 8 comando británicos que iban en el helicóptero
La tripulación del Sea King británico tuvo una salida "oficial". Los tres pilotos dieron una conferencia de prensa al llegar a Santiago, pero negaron la existencia de comandos británicos en el continente
Mientras, los 8 hombres de la SAS seguían escondidos en el sur de Chile, específicamente en la ciudad de Porvenir. Pero no aguantarían mucho tiempo.
Se hacía urgente sacarlos del país, por lo que los oficiales de enlace chilenos contactaron al ex camarada de la FACh, Jorge Freyggang. Los ingleses pagaron una alta cifra con el propósito de resguardar las identidades de sus pasajeros que, de paso, mejoraron las alicaídas arcas de aerolíneas Tama.
Aprovechando la tranquilidad del domingo 30 de mayo, los ocho comandos británicos fueron trasladados desde Porvenir hasta Punta Arenas a bordo de un monomotor. En la capital de Magallanes, los esperaba el Beecheraft Queen Air BE-80 piloteado por Freyggang. Hizo escala en Puerto Montt para cargar combustible y al llegar a Santiago, fueron recibidos por una columna de vehículos que los llevó a una casa de seguridad. Jorge Freyggang respiró tranquilo. La misión secreta había resultado exitosa y la paga generosa. Estuvo 6 días en la capital, reunió a su familia y el sábado emprendió el vuelo de regreso a Punta Arenas.
Sería el último de su vida.
Vecinos de Punta Arenas aún conservan, como souvenirs, pedazos del Sea King que los comandos británicos abandonaron y prendieron fuego tras abortar el ataque a la base de Río Grande
Aquel 5 de junio de 1982 había sido pronosticado con mal tiempo. No era un buen día para volar. Los 1308 kilómetros que separan Puerto Montt con la austral Punta Arenas se encontraban con cielos completamente nublados. Es una geografía compleja y un clima inestable, con vientos bravos. Pero Freyggang se tenía confianza. Había despegado aquella mañana desde Santiago en su Beecheraft Queen Air BE-80. Hizo una escala en el aeropuerto El Tepual de Puerto Montt. Lo acompañaba su esposa Susana López, sus hijos Jorge (9), Patricio (7), Susana (2) y la asesora del hogar, Brunilda Navarro. Despegaron cerca de las 10 de la mañana para volver a su amado Magallanes.
A las 18:10 horas, Jorge Freyggang se contactó con el operador de la torre de control del aeródromo de Chile Chico. Tenía una emergencia:
“Solo veo mar a mi alrededor; también veo la luna. No observo tierra. Me queda combustible para unos 20 minutos, así que trataré de amarar. Búsquenme. No me olviden”.
Fue su último contacto radial.
“Perdido avión de Tama”, tituló al día siguiente diario El Magallanes. La noticia caló hondo en Punta Arenas. Freyggang era un hombre conocido en la austral ciudad y había consolidado cierto prestigio entre los aviadores. Su bigote le otorgaba más años que los 35 que tenía al momento del accidente.
Los archivos oficiales de la Operación Plum Duff fueron desclasificados hace 10 años. Sin embargo, las imágenes del helicóptero británico incendiado en el sur de Chile trascendieron en 1982
“Era un tipo extrovertido, simpático, alegre y ameno. Muy sincero y transparente”, lo recuerda hasta estos días desde su oficina en Punta Arenas, Luis Utman, quien lo conoció cuando ingresaron como cadetes a la Escuela de Aviación en 1965. El destino los volvió a unir a principios de los 80, cuando Luis comenzó a pilotear para la empresa Tama. Por eso le dolió tanto su partida, pues a pesar de la experiencia de Freyggang, poco pudo hacer aquel infausto atardecer de junio de 1982. Los fuertes vientos y escaso combustible lo sentenciaron. Técnicamente se cree que el avión pudo caer entre Punta Arenas y el Mar de Drake. Utman participó directamente en la búsqueda del avión siniestrado, la que se prolongó por dos semanas.
Durante años se especuló que el chileno había sido un espía trabajando para los ingleses y que incluso volaba de manera permanente a Puerto Argentino, en las Islas Malvinas. Incluso se levantó la versión de que su accidente habría sido un atentado de la inteligencia argentina, o que habría fingido su propia muerte y la de su familia, siendo visto años más tarde en Inglaterra, Australia u otro país, que sólo la imaginación popular pudo inventar.
Los rastros de Freyggang Campaña y su familia nunca fueron encontrados.
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
miércoles, 7 de agosto de 2024
Cimiento de la trampa de Malvinas: El incidente del HMS Shackleton
El HMS Shackleton y el diseño de la geopolítica británica de Malvinas
Resumen
1) ¿Qué misión estuvo realizando el HMS Shackleton en las Malvinas y Antártida?
El HMS Shackleton realizó misiones de reconocimiento y patrullaje en las Malvinas y la Antártida.
2) ¿Qué tipo de recolección de información buscaba?
Buscaba recolectar información geológica, hidrográfica y meteorológica.
3) ¿Cómo interpretaba la inteligencia británica el rol de Argentina en la región?
La inteligencia británica veía a Argentina como una amenaza potencial, preocupándose por sus actividades en la región.
4) ¿Qué se investigó respecto al petróleo y otros recursos naturales?
Se investigaron potenciales yacimientos de petróleo y otros recursos naturales.
5) Opinión ¿Cómo pudo quedar afectada la geoestrategia británica en la región debido a esta incidente? ¿Pudo ser un antecedente para el diseño de una política hacia Malvinas y una posible búsqueda de alianza secreta con Chile para gestionar los recursos en la región a futuro?
Este incidente influyó en la estrategia británica, promoviendo una política de defensa más firme en Malvinas y posibles alianzas con Chile para gestionar recursos estratégicos, asegurando su influencia en la región.
Ver también:

El HMS Shackleton, un buque polar británico, desempeñó un papel fundamental en las misiones de reconocimiento y patrullaje en las Malvinas y la Antártida durante el periodo previo a la guerra de las Malvinas en 1982. Estas misiones, aunque en apariencia científicas y de investigación, tenían objetivos estratégicos y geopolíticos claros. A continuación, se presenta un análisis detallado de las operaciones del HMS Shackleton y su impacto en la geoestrategia británica en la región, incluyendo el contexto histórico y las posibles repercusiones a largo plazo.
1. Misión del HMS Shackleton en las Malvinas y la Antártida
El HMS Shackleton, diseñado originalmente para exploraciones científicas, fue utilizado por la Marina Real Británica para llevar a cabo misiones de reconocimiento en el Atlántico Sur. Estas misiones se centraron en áreas alrededor de las islas Malvinas y el continente antártico, regiones de interés estratégico tanto por sus recursos naturales como por su posición geopolítica.
2. Tipos de recolección de información
El buque se enfocó en la recolección de diversos tipos de datos, incluyendo:
- Información geológica: Exploraciones y estudios del subsuelo marino para identificar potenciales yacimientos de petróleo y gas natural.
- Información hidrográfica: Mapeo de las características del fondo marino, corrientes oceánicas y otros datos relevantes para la navegación y operaciones militares.
- Información meteorológica: Recolección de datos climáticos y meteorológicos para comprender mejor las condiciones ambientales que podrían afectar las operaciones navales y aéreas.
3. Interpretación de la inteligencia británica sobre el rol de Argentina
La inteligencia británica veía con preocupación las actividades de Argentina en la región. Consideraban que Argentina tenía aspiraciones expansionistas en el Atlántico Sur, especialmente en las Malvinas, que Argentina reclamaba como propias. Esta percepción llevó a la vigilancia constante y a la preparación para una posible confrontación militar.
4. Investigación sobre petróleo y recursos naturales
El HMS Shackleton y otras operaciones británicas en la región incluyeron la búsqueda de recursos naturales, particularmente petróleo y gas. Las islas Malvinas y las áreas circundantes se consideraban ricas en hidrocarburos, lo que aumentaba la importancia estratégica de controlar estas áreas. Los estudios geológicos y las prospecciones submarinas realizadas por el Shackleton y otros buques proporcionaron datos cruciales sobre la potencialidad de estos recursos.
5. Impacto en la geoestrategia británica y alianzas regionales
Esto es opinión: El incidente y las misiones del HMS Shackleton probablemente tuvieron un impacto significativo en la geoestrategia británica en el Atlántico Sur. La información recolectada subrayó la importancia de mantener una presencia robusta en la región para proteger los intereses británicos, tanto en términos de soberanía territorial como de explotación de recursos naturales.
Influencia en políticas hacia las Malvinas:
- Refuerzo de defensa: Los datos obtenidos podrían haber justificado un refuerzo en las defensas de las Malvinas, anticipándose a posibles agresiones argentinas. Por eso se ajustó la dotación de Royal Marines de la Naval Party 8901 en las islas.
- Políticas de contención: La percepción de amenaza por parte de Argentina pudo haber llevado a políticas de contención más estrictas y a un aumento en la presencia militar británica en el área.
Posible búsqueda de alianzas:
- Alianza con Chile: La necesidad de asegurar recursos y mantener la estabilidad regional pudo haber impulsado a Gran Bretaña a buscar alianzas estratégicas con Chile. Chile, también con intereses en la Antártida y en el control de rutas marítimas estratégicas, podría haber sido visto como un aliado natural.
- Gestión conjunta de recursos: Una posible alianza con Chile podría haber incluido acuerdos para la gestión conjunta de recursos naturales en la región, beneficiando a ambos países y fortaleciendo su posición frente a otras potencias.
Contexto histórico y geopolítico
La presencia del HMS Shackleton en las Malvinas y la Antártida debe ser entendida dentro del contexto más amplio de la Guerra Fría y las tensiones geopolíticas de la época. La región del Atlántico Sur, aunque lejana, era estratégica no solo para Gran Bretaña y Argentina, sino también para otras potencias globales interesadas en los recursos y las rutas marítimas.
Conclusión
El HMS Shackleton desempeñó un papel crucial en la recolección de información estratégica en las Malvinas y la Antártida, influenciando la geoestrategia británica en la región. Las misiones del buque no solo revelaron datos importantes sobre recursos naturales, sino que también subrayaron la necesidad de una defensa robusta y la posible formación de alianzas estratégicas con países como Chile. Este incidente destaca la intersección de la exploración científica y la estrategia militar, y cómo esta combinación puede influir en las políticas y alianzas internacionales.
La información obtenida y las acciones subsiguientes probablemente prepararon el terreno para la defensa británica durante la guerra de las Malvinas y continuaron moldeando las políticas británicas en la región en los años siguientes. La geoestrategia en el Atlántico Sur sigue siendo un tema de relevancia, y los antecedentes establecidos durante las misiones del HMS Shackleton continúan influyendo en las dinámicas políticas y militares de la región.
jueves, 1 de agosto de 2024
La rajadura en la pared ¿Qué tendría que haber ocurrido para que la operación Rosario cumpliera sus objetivos?
¿Qué hubiese tenido que pasar para la operación Rosario cumpliese con los objetivos del Alto Mando argentino?
Para que el plan de ocupación de las Islas Malvinas por parte de Argentina en 1982 hubiese resultado en una resolución diplomática, varias condiciones y factores clave habrían tenido que alinearse de manera específica. Analizaremos estas alternativas y factores desde la perspectiva de febrero de 1982:
1. Respuesta internacional moderada:
- Estados Unidos y la OEA: Argentina esperaba que, al ocupar las islas, el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y una posición neutral o favorable por parte de Estados Unidos (dada la Doctrina Monroe y el contexto de la Guerra Fría) obligarían al Reino Unido a negociar. Para que esto hubiese sido cierto, Estados Unidos y la OEA tendrían que haber adoptado una postura más conciliadora y menos inclinada hacia el apoyo a Reino Unido.
- No intervención de la ONU: La Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU tendrían que haber optado por no involucrarse directamente o haber emitido resoluciones llamando a la negociación sin imponer sanciones a Argentina.
2. Respuesta británica menos agresiva:
- Gobierno británico en dificultades: Si el gobierno de Margaret Thatcher hubiese enfrentado una mayor oposición interna o problemas significativos que hubiesen desviado su atención de las Malvinas, la posibilidad de una respuesta militar rápida podría haber sido menor. Problemas económicos más agudos o crisis internas significativas en el Reino Unido podrían haber disminuido la capacidad de respuesta.
- Prestar mayor atención al Libro Blanco de la Defensa de 1981 que preveía la baja del servicio de importantes activos de superficie de la Armada Real, con especial énfasis en las fuerzas de desembarco. (ver aquí)
- Consideraciones logísticas: Si la capacidad logística británica para movilizar una fuerza expedicionaria en el Atlántico Sur hubiese estado limitada por factores técnicos o financieros, la opción militar habría sido menos viable, forzando a una solución diplomática.
3. Preparación y diplomacia argentina:
- Mejor planificación y comunicación: Una ocupación con mínima resistencia y sin bajas británicas podría haber favorecido una negociación. Además, Argentina habría necesitado una estrategia diplomática sólida desde el primer momento de la ocupación, buscando el apoyo de países clave y presentando su caso de manera convincente en foros internacionales.
- Negociaciones previas y alianzas: Un trabajo previo más efectivo para obtener el apoyo de países influyentes y construir una red de alianzas diplomáticas y políticas habría sido crucial. Esto implicaría haber cultivado relaciones más estrechas con países de la Comunidad Europea, el Tercer Mundo y potencias emergentes.
4. Condiciones en las islas:
- Colaboración o neutralidad de los isleños: Si los isleños hubiesen adoptado una postura más neutral o incluso colaborativa (lo cual es improbable dada su fuerte identidad británica), las opciones diplomáticas habrían sido más factibles. La resistencia activa de los isleños consolidó la respuesta británica.
- Condiciones geopolíticas regionales: En el contexto de América Latina, una menor rivalidad con Chile y una mayor unidad regional podrían haber proporcionado a Argentina un respaldo más sólido para su reclamo.
5. Factores de contención:
- Evitar provocaciones: Mantener una ocupación pacífica, evitando provocaciones o acciones que pudiesen justificar una respuesta militar por parte del Reino Unido.
- Respuestas iniciales de bajo perfil: Si el Reino Unido hubiese adoptado una política de bajo perfil inicialmente, Argentina podría haber tenido tiempo para fortalecer su posición diplomática y consolidar su control.
Conclusión preliminar
Para que el escenario de una ocupación argentina de las Malvinas y una posterior resolución diplomática se hubiese concretado, se necesitarían una serie de eventos y decisiones estratégicas altamente improbables en la práctica. Las expectativas argentinas subestimaron la importancia de la reacción británica y el apoyo internacional al Reino Unido. Un enfoque más realista podría haber incluido una preparación más detallada para enfrentar posibles respuestas militares y un esfuerzo diplomático más robusto antes de la ocupación.
Incluso seguir con más detenimiento el Libro Blanco de la defensa británico, que preveía la baja de muchos buques hacia fines de 1982, hubiese sido un gesto de mínima prudencia y paciencia recomendable.
viernes, 13 de enero de 2023
Diplomacia: Relaciones chileno-británicas
Relaciones Chile-Reino Unido
Las relaciones británico-chilenas son las relaciones exteriores entre el Reino Unido y Chile . Los dos países mantienen fuertes lazos culturales, ya que la cultura chilena se anglicanizó un poco después de la independencia, y desde entonces ha visto muchas inversiones mutuas. Las visitas estándar, en los términos que aplica cada país, permiten visitantes y estudios de corta duración, sin necesidad de una visa de viaje avalada en un pasaporte.
Relaciones chileno-británicas

El presidente Sebastián Piñera y el primer ministro David Cameron en el número 10 de Downing Street en 2010.
Se destacan los territorios vecinos en el Atlántico Sur y el Pacífico. El territorio de ultramar de las Islas Malvinas del Reino Unido está cerca de la provincia chilena de Tierra del Fuego y la comuna de Cabo de Hornos . Las Islas Pitcairn están cerca de la Isla de Pascua .
A medida que se han construido más bases en la Antártida basada en la investigación, una de las del Reino Unido se ha convertido en la Base Antártica Teniente Luis Carvajal Villaroel de Chile.
Historia
El presidente chileno Sebastián Piñera y su esposa se reunieron con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham en 2010
Inglaterra jugó un papel importante en la historia de Chile . Según A History of the British Presence in Chile de William Edmundson , 2009, Chile tenía la misma jefa de estado que Inglaterra en el siglo XVI, la reina María I. Cuando se casó con Felipe II , él todavía era un príncipe, por lo que el rey de España, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico , lo nombró a él y a María rey y reina de Chile ., así como de Inglaterra, Irlanda, Nápoles y Jerusalén. María se convirtió en tal desde su matrimonio en 1554 hasta la coronación de su esposo como Rey de España en 1556, cuando Chile pasó a formar parte de las posesiones de los españoles. Aunque no hay constancia ni evidencia que sustente la afirmación de que Felipe fue nombrado 'Rey de Chile', aún permanece como anécdota conocida en el país.
A lo largo del período colonial chileno, los buques de guerra británicos en tiempos de guerra, corsarios ocasionales y, en tiempos de paz , piratas británicos y coloniales , forajidos, en riesgo de ser ejecutados por partes neutrales, hostigaron a las ricas autoridades españolas en Chile saqueando sus barcos. En tiempos de paz, los barcos comerciales privados de ambos imperios traían bienes de necesidad mutua. Las fuerzas británicas y mapuche se aliaron para deponer el dominio español en el país. Gran Bretaña ayudó a los chilenos en la lucha por la independencia en la década de 1810, encabezada por Lord Cochrane. El Almirante Británico Lord Cochrane fue el primer comandante de la Armada de Chile que luchó en la Guerra de Independencia de Chile.y cinco buques de la Armada de Chile han sido nombrados en su honor.
A principios de la década de 1910, Gran Bretaña vendió un acorazado súper acorazado Almirante Latorre a Chile. Aunque retenido por la Royal Navy durante la guerra, el barco fue entregado después y sirvió como buque insignia de la Armada de Chile durante muchas décadas a partir de entonces. En la era moderna, la Armada de Chile y la Royal Navy mantienen una estrecha relación con una ex fragata británica Tipo 22 y tres Fragatas Tipo 23 en servicio chileno.
Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, con el conflicto del Beagle aún pendiente , Chile y Colombia se convirtieron en los únicos países latinoamericanos en abstenerse de votar en el TIAR (al igual que Estados Unidos y Trinidad y Tobago ). Chile proporcionó al Reino Unido información limitada pero significativa. Sir Lawrence Freedman describe en detalle la posición chilena en su libro The Official History of the Falklands Campaign.
miércoles, 2 de marzo de 2022
Asalto aerotransportado: Mikado inspirado en Entebbe
Funciones que son particularmente vitales - Operación Mikado
Rubber-Band Powered BlogEn el apogeo de la Guerra de las Malvinas en mayo de 1982, los británicos propusieron una incursión del Servicio Aéreo Especial (SAS) en un aeródromo ubicado en el extremo sur de Argentina.

Un C-130K de la Royal Air Force
Titulada Operación Mikado, hay una buena razón por la cual la incursión no continuó. Ningún avión podría llevar las bolas necesarias para escapar con éxito de esta misión.
Retrocedamos. La Guerra de las Malvinas, la recuperación británica de sus islas del Atlántico Sur por el mar por parte de las fuerzas argentinas, duró dos meses y medio en 1982. Por coincidencia, se produjo un nuevo amanecer en el puente aéreo táctico en esta época, como el concepto de lo que se podía lograr con un transporte (como digamos, un Hércules C-130) estaba cambiando. Desde la Segunda Guerra Mundial, el transporte aéreo táctico se había mantenido como un medio para ganar ventaja sobre un enemigo en el campo de batalla (lanzar paracaidistas desde la línea del frente) o reabastecer unidades distantes (especialmente aquellas atrapadas en los bolsillos del territorio enemigo). Pero todo eso cambió en 1976.
Ese año, terroristas palestinos secuestraron un avión de Air France y lo obligaron a ir al aeropuerto de Entebbe en Uganda. Los israelíes organizaron un esfuerzo de rescate (sobre el que escribiré en otra publicación) con cuatro C-130 Hércules, entregando un equipo de tropas de fuerzas especiales que combatieron a los soldados y secuestradores ugandeses en la terminal del aeropuerto, y rescataron a los rehenes. Cuatro años después, Estados Unidos intentó replicar esta hazaña en una escala mucho más ambiciosa en Irán, con la Operación Garra del Águila. Para rescatar a 60 rehenes retenidos en su antigua embajada en Teherán, los EE. UU. Utilizaron seis C-130 para entregar 120 operadores de Delta Force y su comitiva, junto con fragmentos de combustible, a un sitio llamado Desert One en medio de Irán (otro tema para otra publicación de blog). En Desert One, los Deltas serían descargados en helicópteros Marine RH-53, que serían reabastecidos y enviados a Teherán para el rescate. Los meses de preparación no llegaron a nada en Desert One cuando la misión fue abortada después de que uno de los RH-53 se descompuso, y el desastre se desarrolló cuando otro RH-53 entró en un C-130, matando a ocho militares estadounidenses. Sin embargo, por sus propios méritos, el elemento C-130 de la Operación Garra del Águila, que había volado por debajo de la red de radares de Irán, cumplió sus objetivos y escapó (de lo contrario) sin ser detectado, fue posiblemente un éxito y demostró la audacia que fue posible con meses de planificación, la inteligencia correcta y un poco de ayuda de los países vecinos.
Estas redadas tuvieron una consecuencia más duradera que el rescate de rehenes (o el intento de los mismos). Alimentaron la imaginación de los gobiernos de todo el mundo, que ahora dieron testimonio de los efectos de las incursiones aerotransportadas de precisión que se lanzan a largas distancias en el corazón de una potencia extranjera, produciendo efectos a nivel estratégico. El éxito de tales incursiones en el futuro mejoraría aún más con la introducción de gafas de visión nocturna de segunda generación como el PVS-5 (no utilizado en Entebbe) a las potencias occidentales a principios de la década de 1980; y la introducción de sistemas de contramedidas de guerra electrónica en los aviones de transporte. Ambas características dieron a las tripulaciones la capacidad de volar más bajo bajo una capa de oscuridad e intentar evitar la detección de radar, logrando algún elemento de sorpresa al asaltar un objetivo.

Viaje al fondo de la tierra: la ruta británica para retomar las Malvinas.
Pocos podían esperar entonces que la invasión de abril de 1982 de las Islas Malvinas por parte de la junta militar gobernante de Argentina fuera el escenario para un ataque aéreo táctico decisivo. Pocos fuera del establecimiento británico esperaban algún esfuerzo para retomar las islas. Incluso la Fuerza de Tarea de la Royal Navy que zarpó para reclamar las Malvinas tuvo cierto grado de precaución sobre su éxito. Su cubierta aérea provendría de sistemas de misiles a bordo de barcos y de los cazas Sea Harrier lanzados desde los portaaviones HMS Hermes e Invincible, los pequeños jets de salto aún se están introduciendo en servicio. Su oposición fue un total de 240 aviones enviados por el ejército argentino, desde combatientes supersónicos y aviones de ataque, hasta aviones de apoyo aéreo y helicópteros de tropas. No menos preocupante era una armada de aviones de transporte y vigilancia, que se utilizaron para reabastecer a la guarnición argentina en las Malvinas, o acechar a la Fuerza de Tarea de la Marina Real a través del Atlántico Sur. Una serie de aeródromos a lo largo de la costa sur de Argentina les permitió llegar fácilmente a las Malvinas, garantizando a las fuerzas desplegadas allí cierta cobertura aérea. Desde el mar, la Armada de Argentina optó sabiamente por no enviar su portaaviones al conflicto (una decisión reivindicada por el Royal Navy que hundió al general ARA Belgrano con relativa facilidad), dejando que sus aviones de ataque a bordo se lanzaran desde el aeródromo de Río Grande extremo más meridional del continente argentino. Aquí había una flota de A-4 Skyhawks (más tarde utilizada para realizar ataques de bombardeo de bajo nivel contra la flota de la Royal Navy) y un puñado de Dassault Super Etendards, este último capaz de disparar el misil antibuque Exocet. La Royal Navy en sí estaba equipada con Exocets lanzados al mar, y la posibilidad de que los aviones argentinos los lanzaran desde una distancia de 70 km creó temor en sus corazones.

Un Super Etendard de la Armada argentina, con un Exocet visible debajo del ala de estribor. Los primeros cinco de los 14 Super Etendards para Argentina se entregaron en 1981 y todavía estaban en integración con el Exocet cuando estalló la guerra. En 1984, se entregaron los nueve aviones restantes.
A pesar de la ventaja de la placa base, los brazos aéreos de Argentina enfrentaron varias desventajas durante todo el conflicto. La captura de las Malvinas tomó por sorpresa a muchas unidades militares argentinas. La Armada de Argentina todavía estaba lanzando la introducción del Exocet a su Super Etendard, y poseía solo cinco misiles que podían lanzarse por aire. Francia estaba convencida de cortar el suministro de más misiles, lo que llevó a Argentina a buscar rápidamente Exocets adicionales a través de Perú (que finalmente fueron negados por Francia). Mientras tanto, los Skyhawks confiaron en un método altamente arriesgado para lanzar una línea de bombas "tontas" a bajo nivel y alta velocidad para hundir barcos. Sin el uso de su portaaviones, la Armada de Argentina confió en solo dos aviones cisterna KC-130 para dar a sus Super Etendards y Skyhawks el alcance para atacar a la Fuerza de Tarea de la Royal Navy. Sobre las Malvinas, los jets rápidos de la Fuerza Aérea solo podían brindar minutos de cobertura durante cada misión, o también llevar a cabo ataques con bombas tontas.

Un Super Etendard argentino tomando combustible de un KC-130
La realidad de la amenaza que enfrenta la Fuerza de Tarea fue clara el 4 de mayo de 1982, cuando un misil Exocet golpeó al HMS Sheffield. La ojiva en el Exocet no detonó, pero el daño del impacto causó que la nave se hundiera seis días después. La Fuerza de Tarea no tenía dudas de que si un misil golpeara a uno de los portaaviones, especialmente al buque insignia, el HMS Hermes, y los sacara de la acción, la guerra se perdería.

HMS Sheffield después de ser golpeado por un Exocet
El mismo día que el HMS Sheffield fue herido de muerte, se produjo un desarrollo importante en Inglaterra. Un transporte Hércules C-130K, que había sido equipado apresuradamente con una sonda de reabastecimiento de combustible aire-aire, logró su primera conexión nocturna desde un camión cisterna. La modificación de la sonda fue parte de un esfuerzo furioso dentro de la Royal Air Force (RAF) para extender el alcance de su flota en respuesta a la Guerra de las Malvinas. El aeródromo amistoso más cercano estaba en la Isla Ascensión en el medio del Atlántico, a una distancia considerable de los aeródromos amistosos más cercanos en Inglaterra y Gibraltar. El rango de vuelo para los aviones de la RAF necesitaría extenderse aún más para llegar a las Malvinas, ya sea para ayudarlos a recuperarlos o para mantenerlos después de la guerra. Una posibilidad muy distante para la RAF consistía en un ataque contra el continente argentino.
La inclusión de una sonda de reabastecimiento de combustible en el C-130K demostraría ser un instrumento vital en una posible incursión contra Argentina que, de llevarse a cabo, sería uno de los ataques más audaces de la historia. Hasta ahora, la comunidad de inteligencia británica había liderado los esfuerzos para negarle a Argentina el misil Exocet en el mercado negro. Asimismo, se realizaron esfuerzos diplomáticos en Francia para evitar cualquier posibilidad de que más exocetos encuentren su camino a Argentina.

Ayudado por Roger Moore en la película de 1983 de James Bond "Octopussy".
Después del golpe en el HMS Sheffield, cuatro Exocets lanzados al aire permanecieron en el arsenal argentino. Una incursión de bombardeo de alto nivel al estilo de Black Buck por un vulcano en Río Grande demostraría ser demasiado vulnerable para la tripulación, sin garantía de la destrucción del Exocet en el suelo. Peor aún, casi no existía inteligencia sobre la disposición de la Armada argentina en Río Grande. La mejor vía para la retirada del conflicto de Exocet sería mediante una incursión de las fuerzas especiales entregada por un transporte. Poco después de que estalló la guerra, el Escuadrón No. 47 de la RAF comenzó a prepararse para esta posibilidad con un régimen de vuelo nocturno C-130K Hércules.
La incursión se tituló Operación Mikado, e involucraría a dos (y luego solo uno) Hércules C-130K que entregarían hasta 60 tropas desde el Escuadrón SAS B al aeródromo de Río Grande por la noche. Las prioridades del Escuadrón B eran triples: buscar y destruir a los Exocets; destruir cualquier avión de la Armada argentina que encontraron; y, si es posible, encuentre a los pilotos en sus bloques de alojamiento y matarlos.

Un C-130K de la Royal Air Force
Los pilotos del C-130K entrenaron duro. Se practicó la formación de dos aviones volando a bajo nivel durante la noche, realizando ensayos en los campos de aviación de la RAF en Inglaterra y Escocia. Hay una descripción fantástica de los ensayos aquí, incluidas entrevistas con uno de los navegantes y pilotos del C-130K. En mi investigación limitada, no puedo encontrar evidencia sobre si la aeronave estaba equipada con algún receptor de advertencia de radar o equipo de gafas de visión nocturna durante el entrenamiento o inmediatamente antes de la redada (y agradecería cualquier consejo) Cualquiera de los sistemas hubiera sido esencial para mejorar Las posibilidades de éxito de la redada.
La planificación y los ensayos para la Operación Mikado continuaron, pero se presentaron varios factores clave. Si bien los C-130K podrían reabastecerse de combustible, mantener a los petroleros Victor en la estación para un viaje de regreso a la Isla Ascensión los dejaría peligrosamente cerca de Argentina. Sin la posibilidad de un vuelo de regreso, los C-130K tendrían que abandonarse en Río Grande o volar a la vecina Chile (unos 80 km al oeste). Otro factor limitante fue la falta de inteligencia crucial en Río Grande. Ambos problemas se manifestaron en la Operación Plum Duff, un precursor de Mikado que buscaría construir una imagen más clara del objetivo.

Un Seaking de la marina real
El 17 de mayo, un Royal Navy Sea King fue despojado para ser una "lata de gas volador" y enviado desde la flota, con la misión de entregar un equipo de observación SAS a un lugar cerca de Río Grande. El éxito de la misión es discutible. Según esta cuenta, el Sea King fue detectado en el radar, y los combatientes argentinos fueron enviados a interceptarlo. Sin embargo, una fuerte neblina protegió al Sea King, y por pura suerte su tripulación descargó la patrulla SAS no en el punto de entrega acordado (que estaba repleto de infantes de marina argentinos) sino en la frontera con Chile. El Ministerio de Defensa del Reino Unido nunca reveló el destino final de esta patrulla, que se cree que partió de la frontera con Argentina. Mientras tanto, la tripulación del Sea King destruyó su helicóptero y evadió al ejército chileno durante más de una semana antes de ser capturados y devueltos al Reino Unido. Para una cuenta de esta misión, revise estas memorias de la tripulación.
El papel de Chile durante estos eventos demostró públicamente que se había convertido en una especie de socio silencioso para los británicos en las Malvinas. Dejando de prestar apoyo explícito, el trato de Chile a la tripulación del Sea King fue bastante hospitalario, y los vuelos de reconocimiento de Nimrod volaron desde el aeródromo de San Félix, propiedad de Chile, en el Océano Pacífico. Es especulativo sugerir que la RAF habría empleado el Nimrod R.1 de San Félix para volar a lo largo de la frontera entre Chile y Argentina, pero existe un fuerte argumento de que este podría haber sido el caso. Las ganancias de ELINT de este avión, especialmente en la construcción de una imagen de la cobertura de radar de Argentina, serían demasiado buenas para perderse.
Con este escrutinio, Argentina seguramente debe haber visto que Río Grande estaba en la mira. Ya habían intentado acercar la guerra al enemigo con la Operación Algiceras, una incursión de comando utilizando minas de lapa en los barcos en el puerto de Gibraltar, que estuvo terriblemente cerca del éxito. En su propio territorio, la amenaza a Río Grande fue suficiente para que tres batallones de marines argentinos estuvieran estacionados para defender la base aérea contra cualquier ataque, superando abrumadoramente cualquier fuerza que los británicos pudieran desembarcar allí, incluso por sorpresa.
La responsabilidad de la redada sería con el Escuadrón B de SAS, y si los riesgos no fueran evidentes para ellos, entonces la falta de inteligencia sobre el terreno sí lo era. Los israelíes habían lanzado Entebbe con planos arquitectónicos de la terminal aérea donde estaban retenidos sus rehenes, mientras que los estadounidenses sistemáticamente construyeron una imagen de su embajada capturada en Teherán. A falta de inteligencia satelital proporcionada por los Estados Unidos, no existía tal imagen de Río Grande para los británicos. El brigadier Peter de la Billière, director de la SAS, había defendido la redada poco después de que estallara la guerra al Ministerio de Defensa y al Primer Ministro como esenciales para la seguridad de la Fuerza de Tarea. El mayor John Moss, comandante del Escuadrón B, estaba menos convencido de su posibilidad del éxito de la redada, lo que llevó a su reemplazo sumario en el equipo. En la Isla Ascensión, el Escuadrón B de SAS esperó con la RAF C-130K la orden de llevar a cabo el ataque, que tendrá lugar entre el 19 y el 23 de mayo.

El plan ahora requería que se lanzara un solo C-130K desde Ascensión a la hora del día con un equipo de hasta 55 soldados SAS y Land Rovers en su bodega de carga. Durante un vuelo de 12 horas a través del Atlántico Sur, el C-130K repostaría hasta cuatro veces en camiones cisterna Victor (que probablemente requerirían reabastecimiento de combustible) antes de descender a la altura de la cima de las olas para acercarse a la costa argentina bajo una capa de oscuridad. La combinación de largas horas pasadas en la parte posterior del Hércules durante el reabastecimiento de combustible aire-aire, y una inserción táctica de bajo nivel volada durante más de 100 km, significaron que las tropas SAS habrían sido sometidas a uno de los paseos más incómodos de la historia de Hércules.

Suponiendo que el C-130K no hubiera despertado los radares argentinos durante su ingreso, el transporte rugiría sobre la ciudad de Río Grande mientras su población dormía. Al aterrizar en la Pista 25, el Hércules arrojaría inmediatamente su carga de tropas SAS desde las puertas exteriores y la rampa de carga, desplegándose alrededor del avión para proporcionar una cubierta protectora. Los maestros de carga habrían desencadenado a toda prisa los Landrovers de la cubierta de carga (tal vez incluso antes del aterrizaje) y descargado los vehículos a través de la rampa durante una ruidosa descarga del motor. La planificación inicial requería que el C-130K permaneciera en el aeródromo durante 30 minutos durante la redada y recogiera las tropas después de que se completara su misión (o incluso que el avión fuera abandonado), pero el Escuadrón B dejó a la tripulación de la RAF sin duda - ellos harían su propio camino a casa. A medida que el Escuadrón B asaltaba los hangares y bloques de alojamiento de Río Grande, los maestros de carga del C-130K yacían boca abajo en la rampa, mirando el tiroteo a través de gafas de visión nocturna y dirigiendo a la tripulación de Hércules mientras atacaba el impulso inverso a lo largo de la pista de aterrizaje de Río Grande. Una vez que hubiera suficiente distancia disponible en la pista, la tripulación del C-130K seleccionaría la potencia delantera completa y despegaría, volando la distancia restante hacia la seguridad en Chile. En total, el C-130K pasaría menos de cinco minutos en suelo argentino, y marginalmente más tiempo en su espacio aéreo. Mientras tanto, el Escuadrón B llevaría a cabo su misión y luego se abriría camino hacia la frontera con Chile.
Pero la llamada al lanzamiento nunca llegó. El desembarco anfibio en las Malvinas comenzó el 21 de mayo. El 25 de mayo, se cree que la Armada argentina pasó dos Exocets en el hundimiento del SS Atlantic Conveyor, que transportaba una carga útil esencial de helicópteros y equipos de construcción de pistas para los británicos. Sin embargo, gran parte del daño a la Royal Navy Task Force se produjo a manos de ataques de bajo nivel de aviones de ataque argentinos que entregaban bombas no guiadas, y estos aviones sufrieron un alto costo. A pesar de algunos temores de que podrían verse abrumados, los Sea Harriers de la Royal Navy se habían demostrado un luchador notablemente moderno y capaz en defensa de la flota, sin mencionar que proporcionaron un poco de apoyo aéreo cercano durante los aterrizajes. Una vez que los británicos aceptaron el plan para insertar el SAS en Río Grande por el C-130K, en su lugar se trasladaron a una inserción submarina, con los asaltantes cubriendo la última distancia en un bote inflable. Si bien Río Grande está cerca del agua, el SAS aún habría tenido que abrirse paso a través de las defensas de la base antes de que pudieran hacer su daño, y luego llegar a un lugar seguro, a pie a Chile, o en lancha auxiliar al submarino. La misión se practicó en las Malvinas, pero fue reemplazada por el fin de la guerra.
Si la Operación Mikado hubiera seguido adelante, entonces es fácil esbozar dónde habría encontrado el fracaso. El malogrado comandante del Escuadrón B de SAS, el mayor John Moss, luego fue a Río Grande después de la guerra y consideró que la redada habría sido suicida. Sin tener en cuenta los tres batallones marinos en Río Grande, el equipo de SAS se habría enfrentado a aviones fuertemente vigilados (y dispersos), una perspectiva difícil de matar a los pilotos argentinos en sus camas, y una búsqueda de dónde estaban exactamente almacenados los Exocets. Luego tendrían que cubrir la distancia restante hasta una frontera hostil con Chile, alterando así un delicado equilibrio diplomático aquí. Aún más difícil de predecir es el grado de éxito que Mikado habría logrado; sin duda, habría destruido varios aviones argentinos y causado una pérdida considerable de vidas que habría arrojado resultados sobre las Malvinas. Suponiendo que el Hércules llegó a Río Grande sin ser detectado (las unidades de radar de la RAF insistieron en que detectaron los C-130K durante los ensayos), habría sido una larga espera de cinco minutos en el suelo en Río Grande para salir ileso.

Actividad de la Royal Air Force en Ascension Island
La Guerra de las Malvinas aún resultó fructífera para los C-130K de la RAF. Junto con los transportes VC-10, fueron fundamentales para formar un puente aéreo desde Inglaterra a la Isla Ascensión (y más tarde a las propias Malvinas) que vio más de 3,250,000 libras de carga transportada por aire durante las primeras etapas de la guerra. A lo largo de la guerra, Hércules equipado con tanques de combustible adicionales hizo lanzamientos aéreos a la Fuerza de Tarea de la Royal Navy, justo a través de las naves cuando cerraron en las Malvinas.
Hoy, la Royal Air Force ha ganado y perdido muchas capacidades que poseía durante las Malvinas. La flota de Nimrod se fue, eliminando cierto grado de protección de fuerza para una flota de superficie, y pasará otro año antes de que se entregue el RC-135 para proporcionar una capacidad de recolección ELINT. Por el contrario, los C-130K de la RAF se desarrollaron a pasos agigantados en el rol de operaciones especiales, y cuentan con un considerable historial de servicio en los últimos años en Libia, Irak y Afganistán. En comparación con 1982, el C-130K hoy está equipado con una torreta de sensores infrarrojos, cámaras de televisión y contramedidas para derrotar a los misiles guiados por infrarrojos entrantes. Los equipos están bien versados en el uso de gafas de visión nocturna para volar a bajo nivel al amparo de la oscuridad. A pesar de su talento, el C-130K ha envejecido con el tiempo y el uso intensivo, y pronto será retirado del servicio. El soporte de operaciones especiales se dejará al C-130J, al menos hasta 2022, cuando la RAF espera retirar su flota de modelos J. A partir de entonces, todo el puente aéreo táctico se convertirá en el dominio de 22 transportes Atlas A400M.
Es cierto que un Atlas podría haber enviado una fuerza bastante intimidante a Río Grande, pero tengo mis dudas de que, en el clima económico de hoy, se hubiera arriesgado en una pista de aterrizaje hostil durante cinco minutos.
lunes, 20 de diciembre de 2021
Inteligencia: La caída del Canberra chileno en 1984
El día que la aviación argentina derribó en secreto un avión chileno

La caída del Camberra de la FACh "342" sucedió el día 25 de Mayo de 1984.
Lo sucedido con ése Canberra de reconocimiento es uno de los temas más oscuros de los últimos tiempos.
Se sabe que la FACh realizaba varios vuelos en la zona de Tierra del Fuego y Santa Cruz ingresando a nuestro espacio aéreo sin ningún inconveniente. Aparentemente consideraron que ése día por ser fiesta nacional, el escuadrón Mirage estaría más relajado en Gallegos y todo parece indicar que el Camberra se adentró más de la cuenta. Al ser detectado por el radar de Gallegos, se ordenó el despegue de dos Mirage.
A partir de ése momento pocos saben qué sucedió en realidad.
Los PR.Mk9 disponían de un avanzado sistema de alerta radar, estimandose que los pilotos chilenos al ser detectados por Gallegos y sabiendo que había Mirage cerca, decidieron regresar hacia Chile haciendo un escape en vuelo rasante para evitar que los Mirage pudieran detectarlo. Todo indica que durante ése escape a máxima potencia colisionaron con un cerro o la ladera de un cerro. Convengamos que los pilotos de la FACh tenían muy poca experiencia en éste tipo de aeronave y que no tenían mucho entrenamiento para volar a muy baja altitud entre montañas ya que el punto fuerte del Camberra era su buen techo operativo.
Que ambos tripulantes hayan perdido la vida indica que el orígen de la pérdida del avión fue algo súbito e imprevisto que no les dió tiempo a iniciar la secuencia de eyección. Es por ello que se descarta un posible derribo por parte de nuestros Mirage.
Y sí que hicimos algo. Los Mirage despegaron. Esa fue la respuesta y causa del derribo
Algun jefe de la Fuerza Aérea Argentina comentó que en ambos días Argentina entró en combate contra Chile y para evitar CONSTERNACIÓN a nivel nacional en AMBOS PAISES se decidió mantener estos echos en el mas absoluto SECRETO pues las reacciones políticas y populares podrían empujar a ambos paises a una guerra
jueves, 20 de mayo de 2021
La diplomacia secreta americana contra Galtieri
El viaje del enviado de Reagan para evaluar la salida de Galtieri y su reunión con Pinochet sobre Malvinas: “Que Argentina aprenda la lección”
Mientras la guerra escalaba en las islas y el mundo percibía que en nuestro país no había un liderazgo claro, Vernon Walters llegó en secreto a Buenos Aires y se reunió por separado con los Comandantes en Jefe. La preocupación era que Argentina -según inferían por palabras de Galtieri- se alineara con la Unión Soviética o China a cambio de apoyo en el conflicto. Luego viajó a Chile y se entrevistó con Augusto Pinochet, que le dijo: “Los argentinos se metieron solos en este problema”Por Juan Bautista Tata Yofre || Infobae

En los primeros días de mayo de 1982, la guerra de las Malvinas escalaba mientras los diplomáticos continuaban analizando la propuesta de las Naciones Unidas y presentando notas ante el Consejo de Seguridad. El 8 de mayo se realizó una reunión en el domicilio particular de Javier Pérez de Cuéllar con los representantes argentinos, mientras Gran Bretaña, a través de una nota al Consejo de Seguridad, justificaba la extensión del bloqueo a las islas. El domingo 9, mientras seguían las negociaciones en Nueva York, las fuerzas británicas iniciaron un nuevo ataque contra Puerto Argentino, y en Buenos Aires se confirmó el hundimiento del navío “Isla de los Estados” y el ataque al pesquero “Narwal”.
De acuerdo a la visión del brigadier Basilio Lami Dozo, cuando estalló el conflicto de las Malvinas el país se partió en dos: uno al Norte del Río Colorado y el otro al Sur. En el primero la vida transcurrió sin sobresaltos. En el otro la población vivió con pasión, intensamente, la guerra. En Buenos Aires la confusión no era menor. Tras el apoyo de los Estados Unidos a Gran Bretaña, el político Francisco Manrique se entrevistó, el 8, con Leopoldo Fortunato Galtieri en la Casa de Gobierno. A la salida explicó que las acciones argentinas por la cuestión de las Malvinas se estaban desarrollando “dentro del mundo occidental” y que “nadie debe, ni puede, suponer el alejamiento de sus valores tradicionales. Nada apartará al país de su ubicación geográfica e ideológica en el mundo”. En sintonía, aunque con más sutileza, Costa Méndez apuntó que los Estados Unidos “se alió con el enemigo, y espero que se rectifique y revise su actuación respecto a América latina”. Sin embargo, las declaraciones más comentadas en esas horas las formuló el ex canciller radical Miguel Ángel Zabala Ortiz para La Nación del 11 de mayo: “Si la Unión Soviética o China, por ejemplo, nos dan su ayuda y quieren contribuir a la defensa de nuestro país, no obstante las diferencias ideológicas, no podremos dudar”.
Los partidos políticos tampoco eran ajenos a lo que estaba sucediendo: en los días previos al domingo 9, la Multipartidaria ofreció viajar a los Estados Unidos para ratificar todo lo hecho por el gobierno militar al ocupar Malvinas, y en Mar del Plata 50.000 personas participaron en un acto en el Estadio Ciudad de Mar del Plata donde juraron públicamente fidelidad a la bandera, bajo los sones marciales de la banda de la Agrupación de Artillería de Defensa 601. Los medios gráficos argentinos estaban repletos de fotos de soldados en las trincheras, aviones, barcos y declaraciones públicas. Entre estas últimas, no faltaron las que realizaron al Diario Popular, el 11 de mayo, Moria Casán, Silvia Pérez, Graciela Alfano, Libertad Leblanc y Luisina Brando. Todas criticaban a la Thatcher por “inescrupulosa, resentida, belicista, loca, bruja” y otros epítetos. “‘Los argentinos hablaron tanto en estas últimas semanas que no entendemos más nada”, dijo Francis Pym. El canciller británico se confesaba particularmente atrapado en saber quién habla en nombre de quién en la Argentina de hoy: “Hay un presidente Galtieri, hay un señor Costa Méndez, hay una Junta, hay generales, hay almirantes.”, publicó el semanario brasileño Veja”, en su edición nº 713 del 5 de mayo.
El 11 de mayo a las 10 horas se reunieron el Comité Militar y la Junta Militar, en el Estado Mayor Conjunto. Durante las conversaciones los tres comandantes decidieron hacer “un censo o relevamiento de empresas, compañías, entidades financieras, establecimientos de propiedad británica (capitales británicos) para estructurar un sistema que posibilitara el bloqueo de fondos, títulos y demás bienes de esa procedencia, para materializarlo en caso de necesidad nacional.” Costa Méndez –que ingresó más tarde – informó que había recibido sugerencias de dirigentes políticos (no identificados) que aconsejaban convocar a representantes de los partidos políticos para consultarlos antes de firmar o acordar términos de negociación. Seguidamente, el canciller apreció que Gran Bretaña intentaría una ofensiva militar significativa…”. El mismo día, en otro lugar de Buenos Aires, el general de división Juan Carlos Trimarco le confiaba al economista radical Bernardo Grinspun que “Galtieri intentaría seguir adelante con su plan político de perdurar en el poder hasta 1984 y lograr elegirse electoralmente en 1989, todo esto, además, sin dejar la comandancia del Ejército. Trimarco sostuvo que nadie se opondría dentro de la Fuerza.”
“Lenta y ardua negociación en las Naciones Unidas” y “Obstáculos en la gestión de Pérez de Cuéllar” eran los títulos de los dos matutinos más importantes de Buenos Aires, Clarín y La Nación, el miércoles 12 de mayo, día en que Galtieri se reunió con su gabinete. Según relató el Secretario de Hacienda, Manuel Solanet, abrió la reunión el Presidente: “Se está llegando al momento de mayor confrontación de voluntades. No habrá imposición total de una voluntad. El resultado no será diez a cero, eso es imposible ni de uno ni de otro lado. No habrá aniquilamiento. Luego de un gran enfrentamiento bélico, aún mayor que el que hoy tenemos, se alcanzará una solución negociada”. Luego, el presidente Galtieri cerró la reunión pidiendo que se analizara la confiscación de todos los bienes muebles e inmuebles de propiedad británica en la Argentina. Flotaba, en la Sala de Situación de Casa Rosada, “la sensación de que tanto el Presidente como el canciller sobreestimaban las posibilidades argentinas en el plano militar y, consiguientemente, en el diplomático”, opinó posteriormente Manuel Solanet en su poco difundido, pero no menos importante, libro “Notas sobre la guerra de Malvinas”.
Mientras se realizaba la reunión de gabinete en la Casa de Gobierno, sobre el mediodía, casi en las puertas de la Cancillería, fueron secuestrados cuatro periodistas; tres británicos (dejados en Luján) y un norteamericano del Canal 15 de Nueva York (liberado en el Rosedal). Todos fueron abandonados desnudos pocas horas más tarde. No faltaron las explicaciones, ridículas, intentando disminuir los daños a la alicaída imagen del gobierno en el exterior: “Se esperó a que [Juan] De Onis, de The New York Times, se fuera el sábado para decretar la expulsión del periodista estadounidense Jansen.” En realidad, Juan De Onis se fue en un momento providencial. Desde hacía semanas era puntillosamente observado por la Policía Federal porque usaba una máquina “rara” para transmitir información al exterior. La tenía en la habitación del hotel “República”. Era una laptop, con conexión telefónica que ya en esa época usaba The New York Times. Un periodista argentino, amigo de Juan De Onis, fue a su hotel para ver la “máquina” y le avisó del peligro que corría.
Mientras pasaban las horas los EE.UU. enviaron a Buenos Aires a uno de sus funcionarios más conocidos y experimentados en el arte de “la diplomacia paralela, o militar”. No era otro que el general Vernon “Dick” Walters. Desde hacía casi tres décadas el asesor de cinco presidentes, ex subdirector de la CIA y embajador en destinos centrales y, ahora, embajador “at large” de Ronald Reagan, conocía Argentina. En 1958, había acompañado el vicepresidente Richard Nixon a la asunción presidencial de Arturo Frondizi. En 1960 volvió para secundar al presidente Dwight Eisenhower en su encuentro con Frondizi en Bariloche. Luego, durante años entró y salió de la Argentina recorriendo los pliegues de las FF.AA. en “misiones especiales”. En 1982, sostenía que el gobierno de Galtieri era “el más pro occidental de todos los tiempos”, por eso no entendía los deslices que aventuraban una posible alianza o cooperación de Buenos Aires con Moscú. Durante las densas veladas diplomáticas “Dick” ofrecía de vez en cuando algo de alivio cómico, con sus anécdotas sin fin y su conocimiento enciclopédico de varios argentinos tradicionales: “¿Usted sabe la definición de un argentino?: “Es un español que habla italiano, a quien le gusta fingir que es inglés”.
Raúl Quijano, el embajador argentino ante la OEA, llamó al general Héctor Iglesias para contarle que un vocero del Departamento de Estado dijo que Haig transmitió a Pym que Gran Bretaña no infringiera una derrota militar total a la Argentina. “¿Cuánto más podemos pelear? ¿Qué hay de la posibilidad de que viaje un enviado norteamericano a Buenos Aires, para intentar una última solución? ¿Será William Clark?” Finalmente, viajó el general Vernon Walters para sondear o analizar el derrocamiento de Galtieri. Más tarde trascendieron detalles de la visita secreta a Buenos Aires en la segunda semana de mayo. Según esos detalles, Walters se entrevistó separadamente con los miembros de la Junta Militar. En sus encuentros, el funcionario norteamericano intentó convencer a los argentinos de la necesidad de continuar negociando. Además, anidaba en las cabezas del gobierno de Washington, algo que con alguna frecuencia había dicho Galtieri en la intimidad: que si la situación lo forzaba pediría ayuda a los soviéticos y los cubanos. En otras palabras, era la teoría de “romper el cerco”. Se le adjudicaba a Galtieri haber dicho a Haig que “el primer deber de cualquier militar, acorralado, es romper el cerco, y la Argentina no dudará en dar ese paso”. “Era importante tratar de disuadirlo de esta acción, si es que la estaba contemplando seriamente”, comentó años más tarde Alexander Haig. El brigadier Basilio Lami Dozo le dijo al enviado norteamericano que los soviéticos “ofrecían equipos militares y asistencia a precios moderados, pero el dinero es sólo parte del precio y la Argentina jamás pagará ese precio”. Anaya por su parte fue más contundente: “No importa lo que suceda; nunca, repito, nunca volvería hacia la Unión Soviética. Traicionaría todos los sentimientos que mantuve durante toda mi vida”. También le interesaba al enviado norteamericano la preocupación de Washington por las deterioradas relaciones a partir de los anuncios de Haig del 30 de abril. En cada uno de los despachos que visitó se encontró con la misma respuesta. Primero, los Estados Unidos debían modificar su actitud y “demostrar la amistad que el gobierno de Reagan dice guardar para la Argentina”. Así salió publicado en La Nación del 14 de mayo. Al mismo tiempo, los jefes militares informaron a Walters, la presunción de que el gobierno de Reagan intentaba desestabilizar al gobierno militar y, entre otras pruebas, se le impuso un listado de contactos del embajador Schlaudeman con políticos argentinos, ya a esa altura críticos con el desarrollo de los acontecimientos.
El 12 de mayo, Costa Méndez y Esteban Takacs conversaron telefónicamente:
CM: “¿Usted sabe que su interlocutor Walters está en Buenos Aires y que anoche conversó con el Presidente? Ayer llegó inesperadamente al mediodía… hoy todavía parece que está acá, pero no ha tomado contacto con la Cancillería.”
ET: Yo tengo la impresión de que el mensajero es el mismo que me anticipó, en el sentido de que ellos no van a dejar que se hunda el sistema interamericano ni la NATO y que en ese sentido, van a hacer todos los esfuerzos. Pero esta es una declaración general, sería bueno saber si realmente están dispuestos a dar alguna señal más concreta.”
En el Día de la Armada, Jorge Anaya pareció enmendar a Vernon Walters: “Adherimos a Occidente, sí, pero a un Occidente que quiere replantear sus pautas, para que la conducta de sus pueblos vuelvan a ser regidas por auténticos principios de libertad, enmarcados en la filosofía cristiana y no distorsionados por espurios intereses económicos”.
“Durante la semana pasada, mientras la Argentina intentaba en vano una solución ecuánime ante el secretario general de las Naciones Unidas, asomó en el ‘frente interno’ una llamada ‘propuesta política para la posguerra’”, relató Jorge Lozano desde su columna de “El Popular”, haciendo referencia al paso de Vernon Walters por Buenos Aires. Y advertía: “Más vale que algunos tripulantes no abandonen el barco en medio de la tormenta. Porque el pueblo siempre repudia a los cobardes y a los traidores. Aunque esta guerra se pierda”.
Después de pasar por Buenos Aires, Vernon Walters viajó a Santiago de Chile para encontrarse con el presidente Augusto Pinochet Ugarte. Previamente, almorzó con el canciller trasandino René Rojas Galdames y el embajador de los EE.UU. James Theberge. Para discutir cuestiones bilaterales y el conflicto de las Malvinas. El canciller chileno expresó algunas inquietudes para que sean transmitidas al Secretario de Estado. Entre otras, su molestia por no ser recibido por Alexander Haig y otros altos funcionarios para discutir el conflicto del Atlántico Sur. Sobre Argentina, Rojas Galdames observó que el actual conflicto hacía que la Argentina no sea una amenaza militar inmediata para Chile, aunque eventualmente podía recuperarse después de la guerra y ser “un vecino poderoso y amenazante”.
La cita con Pinochet Ugarte se realizó el 13 de mayo de 1982 por la tarde, y posteriormente envió a Washington un “Memorando de la Conversación”:
“El presidente (Pinochet) me dijo que está muy preocupado por la situación de Malvinas. De todas maneras, hay una sola cosa que nos aseguro, Chile no va a tomar ventaja de los problemas de Argentina. Él piensa que los argentinos se metieron solos en este problema por culpa de su imprudencia y agresividad. Él sospecha que si no hubiesen atacado las Malvinas, hubiesen atacado las islas del canal de Beagle. Igualmente, Pinochet ha tomado una posición moderada en este tema. Él no ha respaldado a los argentinos de la manera en que lo han hecho otros países de Latinoamérica pero ha ofrecido recientemente el barco hospital ‘Piloto Pardo’ para sacar a los argentinos heridos. Los ingleses han aceptado dejar el barco ahí pero los argentinos igualmente dijeron que no lo necesitaban. El presidente Pinochet expresó mucha preocupación sobre la ayuda de Perú a Argentina y dijo tener evidencia de un pacto secreto entre Perú, Bolivia y Argentina. Ambos, Perú y Bolivia tienen reclamos territoriales sobre Chile. Dijo que Bolivia no es importante salvo por ser el puente entre Argentina y Perú. Está convencido de que algún día peruanos y bolivianos le pedirán ayuda a Argentina contra Chile para recuperar territorios perdidos en la guerra de 1879. Piensa que Estados Unidos se portó muy bien y que si se hubiera actuado razonablemente, la ayuda de mediación del Secretario Haig se hubiese aceptado. El no condena a nadie pero culpa a los argentinos por su intransigencia en demandar la soberanía de las islas como una precondición de negociación y no el resultado de la misma.
Pinochet me preguntó que había estado haciendo en Argentina, le contesté que no había ido ahí a negociar. Las negociaciones todavía están en manos del secretario de las Naciones Unidas llamado Pérez de Cuéllar. Fui a la Argentina a ver a la Junta con la esperanza de preservar las relaciones de Argentina y Estados Unidos después del incidente Malvinas. Le conté que había estado con todos los integrantes de la Junta y cada uno de ellos me dio su palabra de honor que no recibirían ayuda soviética. Pinochet se mostró incrédulo con respecto a esto. Él piensa que pueden recibir ayuda encubierta a través de un tercero como Cuba o Perú. Pinochet estaba en un estado de ánimo filosófico. Se mostró preocupado sobre qué va a pasar en Chile cuando él deje el gobierno […] Nos desea lo mejor en tratar de encontrar una solución al conflicto argentino-británico pero no cree que podamos encontrar una solución hasta que los argentinos aprendan la lección”. Tras esta “discreta misión”, Walters no volvería a Buenos Aires para dialogar con los mismos interlocutores. Después de 1983 lo haría con funcionarios y militares del gobierno democrático argentino.