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domingo, 11 de agosto de 2024

HMS Endurance: Buque de inteligencia británico

 

Un inocente buque polar

CR Gabriel Alejandro Esbry

HMS ENDURANCE 

Una joya de la Inteligencia Británica “perdida" en el Atlántico Sur


A través de la reconstrucción del derrotero del HMS Endurance (1) , el presente artículo de opinión busca desentrañar lo oculto detrás de la estela de un buque que cumplió una trascendental tarea como medio de obtención de información para la inteligencia militar de la Royal Navy (RN) en los prolegómenos del 2 de abril de 1982. El análisis de las acciones encubiertas realizadas por la tripulación del barco y otras acciones que tuvieron como protagonistas a los isleños, nos llevarán a replantearnos si la Operación Rosario fue error de apreciación o un riesgo calculado de uno de los servicios de inteligencia más antiguos del planeta.

2 de abril de 1982, cientos de miles de personas se congregan en las principales plazas de la nación. El júbilo había ganado las calles y con las primeras horas del viernes el orgullo nacional amanecía a flor de piel pues nuestra enseña patria volvía a flamear en el firmamento malvinense. Ante los ojos del mundo, los británicos habían sido “sorprendidos” por la acción de una fuerza militar que había planificado minuciosamente el camino a la victoria. Dicha acción estratégica fue pergeñada en un sigilo impenetrable a fines de 1981. El secreto y la sorpresa garantizarían el rumbo seguro a Puerto Argentino. Muchos de los protagonistas de la Operación Rosario cayeron en la cuenta de su tremenda responsabilidad solo apenas unas horas antes de poner pie en la turba malvinera. Poco después del desembarco y a casi 150 años de añoranza, nuestra enseña volvía a contemplar desde lo alto la capital de las islas. Pero en aquel día histórico, la maniobra anfibia de las fuerzas militares argentinas no pasaría inadvertidas para la inteligencia británica. El 9 de abril, el Contraalmirante Carlos Busser (2),al regresar a Buenos Aires y exponerlas acciones llevadas a cabo durante la recuperación expresó: "Cuando recibí las instrucciones de planificar la Operación (Rosario), se me impusieron tres condiciones: sorpresa, incruento y mínimo tiempo para ocupar la isla. Bueno, debo decir que el enemigo sabía hora y lugares de nuestra llegada. Si no hubo más bajas fue por voluntad de Dios”.


Evolución de las percepciones sobre la amenaza argentina

La primera hipótesis de invasión argentina sobre Malvinas fue realizada por el Joint Intelligence Committee (3) (JIC) en 1965. Durante la década de los 60 y 70 dicha apreciación se mantuvo con la misma categorización: "posible invasión" (4).

En 1980, un funcionario del Foreign Office declaró en una sesión pública del Parlamento sobre la problemática Malvinas que, en materia de seguridad criptográfica, la Argentina era "un libro abierto". Concretamente, el Ground Control Headquarter (GCHQ) interceptó las comunicaciones argentinas, evidenciando su claro interés sobre la problemática de la colonia inglesa más austral del planeta. En relación a lo anterior, cabe aclarar que motivos no le faltaron a la Inteligencia británica para poner en su agenda a nuestro país como objetivo de búsqueda para sus medios de obtención de información.

“Algunos de los sistemas de comunicaciones diplomáticas y militares de alto nivel de Argentina utilizaron máquinas de cifrado europeas costosas, pero completamente comprometidas. Sus unidades militares también utilizaban equipamiento de EEUU, los que también fueron vulnerables”. (5)

A continuación, se detallan algunas señales estratégicas que se sucedieron en la zona de conflicto con anterioridad a la crisis de 1982y que a su vez colocarían en alerta al Foreign Office (6) :

  • El 4 de febrero de 1976 se produjo el incidente entre el ARA Alte Storni y el buque de investigación oceanográfica Shackelton. El navío británico, que se encontraba navegando en aguas jurisdiccionales argentinas, se negó a detener su marcha iniciándose entonces una persecución con disparos de advertencia. Si bien el hecho no paso a mayores, se desencadenó un incidente diplomático entre ambas naciones (7). 
  • Posteriormente, para diciembre de1976 la Armada Argentina (ARA)había instalado secretamente una base científica en la Isla Molle o Thule. Dicho archipiélago estaba dentro de la zona pretendida por ambos países, pero bajo control del Reino Unido (RU). La detección de las instalaciones y personal argentino fue realizada por el HMS Endurance, cuando el 20 de diciembre de 1976 su helicóptero de reconocimiento identificó a la distancia la inconfundible bandera argentina ondeando en su mástil. Éste fue el indicio que despertó las alarmas del JIC en Londres: ¿Recurrirá la Argentina a la opción militar para recuperar Malvinas? Mientras tanto, los kelpers comenzaron a organizar una fuerza local para resistir una posible invasión desde el continente. Debido a lo sucedido en Thule, la inteligencia británica advertiría en 1977 que la opción militar argentina era cada vez más probable (8). 
  • A principios de 1977 la Inteligencia de los EEUU detectó la existencia de un plan militar para recuperar las Islas Malvinas. Las inmediatas presiones políticas desde Washington obligarían a cancelar cualquier intento de recurrir a la opción militar (9). 
  • En octubre de 1977, un informe de inteligencia enviado desde la embajada británica en Bueno Aires advertía a Londres sobre el incremento de la actividad militar por parte de la Armada Argentina en la región Austral. El primer ministro James Callahan ordenó la ejecución de una operación "secreta" que consistía en el envío inmediato de un submarino nuclear y dos fragatas para que se mantuviesen alistadas a 1.000 millas de Malvinas con la finalidad de rechazar cualquier intento de invasión. 
  • En un informe del Departamento de Estado (EEUU) sobre la personalidad del nuevo Jefe del Ejército Argentino (enero de 1980), se describe al General Galtieri como una persona moderada que promueve el diálogo político y que ante el litigio por el Beagle no estaría dispuesto a adoptar ninguna medida que altere la mediación papal. Por otro lado, distintos documentos diplomáticos británicos colocan desde 1977 a la Armada Argentina en la línea dura del gobierno argentino que promueve la recuperación de Malvinas por la opción militar (10). 
  • En 1981, un documento producido por el embajador británico en Buenos Aires informaba sobre el encendido discurso dado por Galtieri, donde se expresaba la necesidad imperiosa de ponerle fin a la cuestión Malvinas (11).
  • Durante 1981 y comienzos de1982 la prensa argentina "alertaba" sobre la inevitable opción militar para el caso que se abandonen las negociaciones por la soberanía de las islas. Al respecto, el agregado naval de la Royal Navy en Buenos Aires informó que algunas de esas noticias periodísticas eran alentadas desde la Armada Argentina (12).

Por otro lado, debido al incidente en Thule (1976), en 1980 tras la llegada de Margaret Thatcher al poder, levantó el bloqueo de venta de armas a Chile vigente desde inicios del gobierno de facto de Pinochet (13). Claramente y recurriendo a una vieja jugada política de equilibrio de poder, se decidió contribuir al fortalecimiento militar del país trasandino aduciendo una creciente hostilidad argentina en la región austral. Entre los años 1980y 1982, sus Fuerzas Armadas habían adquirido equipamiento militar por la suma de US$ 110 millones, actividad que fue realizada en el más absoluto secreto debido a las críticas que podría haber generado que un gobierno democrático como el de Reino Unido apoyase a una dictadura militar en Latinoamérica.

Para abril de 1981, el JIC advertía que, si se fracasaba en la negociación por la soberanía de las islas, habría un "alto riesgo de que [Argentina]recurriera a medidas más contundentes contra los intereses británicos... En tales circunstancias, la acción militar... o la invasión a gran escala de las Malvinas no puede descartarse" (14). En marzo de ese mismo año, distintos indicios de una posible invasión argentina de las islas fueron discutidos en una reunión del JIC (15). Sin ninguna duda, con los antecedentes de Thule sumado a la desconfianza que se le tenía a la Junta Militar argentina, la Inteligencia británica entendía que se estaba manifestando un cambio de actitud diplomática por parte de Buenos Aires lo que significaba un endurecimiento de la postura respecto de la cuestión Malvinas que podría terminar en una opción militar.

El último informe de inteligencia previo a la guerra fue elaborado enjulio de 1981. En dicho documento se advertía sobre la peligrosidad de una guerra pero que el gobierno argentino solo recurriría a la "invasión militar" de las Malvinas si Gran Bretaña se negaba a continuar con las negociaciones por la transferencia de la soberanía. El equipo de análisis apostaba por una escalada gradual del conflicto con una virulencia marcada por señales claras y sin sorpresas. Esta estimativa de inteligencia elaborada por el JIC fue la que acompañó las decisiones al máximo nivel político hasta el 30 de marzo de1982. Sorprendentemente, el Equipo de Análisis de América Latina del JIC se había reunido unas dieciocho veces entre julio de 1981 y fines de marzo de 1982 pero en ninguna ocasión se trató el tema Malvinas y llamativamente todos los indicios que sugirieron la adopción de la opción militar por parte de Buenos Aires para recuperar Malvinas serían misteriosamente desoídos.

Por otro lado, como se mencionó anteriormente, los analistas de inteligencia del JIC esperaban una sucesión de indicios bien definidos entiempo y espacio que le permitieran brindar la alerta estratégica al gobierno británico. Este esquema mental rígido y tradicional se aferraba a que el GCHQ (16) debería interceptar las comunicaciones que impliquen el alistamiento, movilización y concentración sobre la costa del Atlántico de las unidades militares del Ejército Argentino que se encontraban desplegadas en la frontera con Chile (17).

Sobre el incidente de las Georgias, un informe de inteligencia de fecha 31 de marzo afirmaba que, si bien el gobierno argentino no había originado el hecho en sí, se estaba aprovechando de la situación para reforzar sus reclamos de soberanía y presionar a Londres para forzarlo al diálogo. También se dejaba bien claro que, si se expulsaba a los operarios argentinos por la fuerza, generaría una situación de alto riesgo donde la Junta Militar podría tomar la decisión de invadir.

Finalmente, una última estimativa de inteligencia elaborada el 1ºde abril, es decir 24 hs antes de la Operación Rosario, confirmaba las intenciones argentinas de desembarcar en Malvinas y resalta la alarmante e inusual cooperación entre las tres FFAA, las que habían destacado una fuerza conjunta rumbo al Atlántico Sur.


El HMS Endurance

El Endurance fue un buque polar que navegaba por el Atlántico Sur desde 1967 con la finalidad de conectar y controlar los intereses británicos situados en estas latitudes, y simultáneamente evaluar la actividad delas naciones que trabajaban en el sector antártico reclamado por la Corona. Pese a las restricciones del Tratado Antártico, el navío se adentró por el continente blanco dotado de helicópteros artillados con misiles y ametralladoras. También, en palabras de su capitán, el Comandante de la RN Nick Barker, el principal armamento del barco era la sala de escucha ubicada en la parte superior del hangar. Dotado con los más modernos equipos para el monitoreo del espectro electromagnético, la embarcación tenía la capacidad de interceptar la mayoría de las bandas radiales usadas en aquella época. Sus operadores eran hispanoparlantes, pudiendo con ello hacer una interpretación in situ de los mensajes interceptados, constituyéndose con ello en un recurso estratégico parala Inteligencia británica (18). Al respecto, dicho equipamiento habría sido instalado por el GCHQ como consecuencia del incidente de la isla Thule y a los efectos de realizar un seguimiento de los buques argentinos en la zona austral y poner en preaviso ala Corona de aquellas acciones que pudiesen ser consideradas como una amenaza. En resumen, el HMS Endurance era un buque de la Royal Navy en apoyo del British Antarctic Survey, pero que también fue utilizado como medio de obtención electrónica por el GCHQ para interceptar e interpretar las comunicaciones argentinas en el Atlántico Sur.

En septiembre de 1981, mientras en Buenos Aires la Junta Militar definía con el más absoluto sigilo las acciones sobre Malvinas, en Londres el Ministerio de defensa británico remitía al secretario privado de Thatcher un informe secreto sobre el conflicto del Atlántico Sur. Este documento, además de describirlos riesgos que afrontaría la Corona ante la escalada del conflicto en una eventual invasión militar argentina, detallaba las capacidades militares de ambas partes a ser empleadas en el Atlántico Sur. Al respecto, llama la atención que en dicho informe no existió comentario alguno sobre la estación de interceptación electrónica destinada a escuchar las comunicaciones argentinas. Solo se atinó a justificar la permanencia del Endurance como medio de transporte e insignia de la presencia británica en la zona austral.

Durante la crisis de las Islas Georgias (marzo de 1982), las comunicaciones argentinas también fueron interceptadas por el Endurance. Se pensó que las advertencias basadas en la inteligencia de señales que denotaban una creciente belicosidad, respondían a un denodado esfuerzo por evitar que el mencionado buque polar fuese retirado del servicio (19).


El British Antarctic Survey (BAS)

El BAS es la agencia británica para los asuntos antárticos y la investigación científica. Fue creada durante la 2º GM en 1943 en el marco de la operación secreta Tabarin, donde los distintos refugios situados entre Malvinas y el continente blanco, tuvieron la misión secundaria de alertar sobre la presencia de buques o submarinos alemanes en dicho sector (20) (21). Dotados de equipos de comunicaciones que podían enlazarse con Londres, los refugios del BAS cumplieron una importante tarea en el seguimiento del conflicto de las Georgias a fines de marzo de 1982. Fue en esas circunstancias que, un equipo de científicos ingleses que no habían sido descubiertos por las tropas argentinas, informaría a la inteligencia británica que dichas islas estaban débilmente defendidas, contribuyendo con ello ala reconquista militar ejecutada el 25de abril de 1982 (22).


Recortes en el área de defensa 

La situación económica apremiante que vivía RU había llevado al gobierno conservador de Thatcher a implementar una serie de drásticos recortes en el área de defensa para mediados de 1981. Al respecto, los ajustes en la Royal Navy eran 2 veces mayores a los del Ejército y 7 veces superiores a los de la RAF (Royal Air Force). De un momento para otro la Marina real tenía que desprenderse al menos de un portaviones, los buques de desembarco, destructores, fragatas y otros navíos auxiliares como el HMS Endurance y la desactivación de la 3ra Commando Brigade de la Infantería de Marina (23). El libro blanco de la defensa de junio de1981, propuso abandonar la presencia naval británica en el Atlántico sur y Antártida (24). Por primera vez en la historia parlamentaria británica, un gobierno conservador decidió por reducir el presupuesto en defensa y achicar la estructura de sus FFAA. Lo anterior despertó fuertes críticas y descontento entre los militares, y una sensación de marcada decadencia se extendía sobre lo que en otros tiempos había sido el orgullo imperial: la Royal Navy


Tras la estela de la invasión 

Planteado el escenario prospectivo de invasión a gran escala de Malvinas, el Endurance fue enviado a buscar los indicios que corroboraría la hipótesis sobre las intenciones de Argentina. Durante 1981 y principios de 1982 Nick Barker recorrió el sector antártico, el Atlántico Sur y los principales puertos argentinos(Bases de la Armada Argentina) en Tierra del Fuego y el continente para evaluar la seriedad de la amenaza.

Durante 1981, además de obtener información de las FFAA argentinas, el Endurance recorrió la costa de nuestro país con la intención de evaluar el clima político y militar reinante respecto de Malvinas (25). El 9 de diciembre de ese mismo año, el buque zarpó para recorrer Georgias y los distintos puestos del BAS en la región austral. En el viaje, el equipo de inteligencia interceptó informes meteorológicos transmitidos por buques argentinos, los que incluían detalles de la posición, curso, velocidad y otras transmisiones con el continente. Según los reportes del BAS, el 20 de diciembre se vio al ARA Almirante Irizar atracar subrepticiamente en Puerto Leith (Islas Georgias). Asimismo, llamó la atención que desde el buque argentino mantuviesen el silencio de radio ante el intento de enlace por parte de los británicos. También, en un pasaje por la Base de la Armada Argentina en Ushuaia, Barker se sorprendió por el frío recibimiento propiciado por los marinos argentinos y por los rumores de guerra que habría escuchado en alguna que otra reunión social. Seguidamente, el Endurance se dirigió a Punta Arenas (Chile) para evaluar las percepciones de la Marina de Chile sobre las intenciones de Argentina en la zona. Cabe resaltar que, en un pasaje del libro de su autoría, el capitán del Endurance concluía sobre el inevitable camino de la guerra: "Para cuando zarpamos el 30 de enero (1982), ya no tenía ninguna duda que habría una invasión argentina en Malvinas” (26). Todos estos hechos, más las impresiones de Barker sobre la apremiante situación en el Atlántico Sur, fueron informados a la inteligencia de la Royal Navy. A lo anterior habría que sumarle las constantes denuncias respecto a vuelos no autorizados que eran llevados a cabo por aeronaves de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) sobre el aeródromo de la capital malvinense y la zona de las Islas Georgias (27).

Posteriormente, el 11 de marzo de 1982 el ARA Bahía Buen Suceso atracaba y desembarcaba por segunda vez al personal de Davidoff para trabajar en la factoría abandonada en Puerto Leith (Islas Georgias). Tanto el Gobernador Rex Hunt como Barker informaron que se trataba de un intento subrepticio de establecer presencia permanente en Georgias.


¿Qué sabia realmente Thatcher sobre el HMS Endurance? 

En lo que respecta al conflicto del Atlántico Sur, la historia del HMS Endurance constituye en sí misma un capítulo aparte como prolegómeno de la guerra que se desató el2 de abril de 1982. De acuerdo con lo determinado por el Ministerio de Defensa británico, la última campaña del buque polar en el Atlántico Sur seria en 1982 para luego ser retirado del servicio activo y puesto a la venta. Este hecho motivó que el gobierno conservador fuese objeto de duras críticas porque se asumía que, el solo retiro del buque no solamente dificultaría las actividades del BAS en la zona y el relevo del contingente de los Royal Marines, sino que también podría ser interpretado por Argentina como una marcada señal de desinterés del gobierno británico sobre Malvinas.

Desde que se tomó la decisión de replegar y colocar a la venta el buque, Thatcher recibió numerosos pedidos que reclamaban la necesidad de mantener la presencia del Endurance en la zona austral. Según documentos desclasificados en 2012, para febrero de 1982 la primera ministra mantenía su decisión de vender la embarcación, pese a que el capitán del buque había informado (enero de 1982) a la inteligencia británica sobre los indicios que presagiaban una guerra por la soberanía de las islas. Todo esto sugiere que Thatcher nunca supo de la importancia que representaba dicho navío como medio de obtención de información y al parecer tampoco estaba al tanto de los indicios recolectados durante diciembre de 1981 y enero de 1982 (28).Ante semejante augurio de conflictividad, cabe preguntarnos… ¿porqué persistir en retirar del Atlántico Sur el activo más importante de inteligencia estratégica que podía ponerlos en alerta ante una invasión Argentina? ¿Sabía Thatcher que el Endurance era un medio trascendental para la vigilancia estratégica en el Atlántico Sur? ¿Se le informó a la primera ministra sobre los múltiple indicios que presagiaban que algo podría pasar en Malvinas o Georgias?


La hipótesis de invasión 

En el informe del Ministerio de Defensa británico del 4 de septiembre de 1981 se advierte con una inusual alarma el peligro de una invasión a "pequeña o gran escala" por parte de las fuerzas militares argentinas. Dicho documento, luego de un detalle general sobre la cantidad de buques y aviones que ostentaban tanto la Armada Argentina como la Fuerza Aérea, describe las siguientes capacidades asignadas a las potenciales fuerzas invasoras:

  1. Acoso o arresto de los buques británicos en el Atlántico Sur. 
  2. Ocupación militar de una o más delas islas que se encuentran inhabitadas. 
  3. Arresto de los miembros del BAS en Georgias. 
  4. Operación militar a pequeña escala sobre las islas. 
  5. Invasión militar de las islas a gran escala.

Al referirse al tipo de contingente que se necesitaría para afrontar la amenaza, reconoce que la acción preventiva de enviar una Fuerza de Tareas a las islas podría generar el efecto contrario al de disuasión, y despertaría a su vez el orgullo nacional argentino alentando con ello la ocupación completa de las islas. Por otro lado, deja bien claro que con la desprogramación de los buques para desembarco y otros navíos prevista para 1984, la corona debería recurrir a buques comerciales, dejando entrever el error que representaba persistir con los recortes de la RN. Pese a ello, Thatcher mantuvo su decisión de achicar gastos en el área de defensa como estaba previsto y no se descarta que haya desestimado las mencionadas advertencias tildándolas de exageradas y/o extorsivas.

Es de destacar que, R.T. Jackling funcionario del Ministerio de defensa que firmó el citado documento, afirmó en 2005 que no se esperaba de ninguna manera una invasión a gran escala, es decir que el grado de probabilidad era solamente aplicable a una acción militar menor. No obstante, el Foreign Office no veía la necesidad de actualizar o elaborar nuevos planes de contingencia para hacer frente a una invasión que según el JIC sería el último estadio de una crisis preanunciada.


Plan de Contingencia 

En declaraciones posteriores al conflicto, Thatcher expresó que ni su gabinete "ni la inteligencia británica" pudieron percibir lo que ocurriría el2 de abril de 1982 como para poder adoptar las medidas necesarias afines de instrumentar una acción disuasoria. Las evaluaciones sobre las actitudes políticas de la Junta Militarse habrían hecho por las declaraciones altisonantes de los medios de prensa de Buenos Aires y el endurecimiento diplomático del Palacio San Martín (29). Distintas fuentes confirman que tanto el JIC, como el Ministerio de Defensa y el Foreign Office creyeron en todo momento que, de existir una guerra, la misma sería precedida de un número determinado de señales de alerta, que llevarían al gobierno a poner en práctica alguno de los planes de contingencia previstos. Todo da a entender entonces que en el nivel político comenzó a considerarse la escalada de crisis a partir del desembarco de los obreros de Davidoff en Puerto Leith cuando el 19de marzo del ’82 izaron el pabellón argentino en presencia un grupo de Infantes de Marina de la ARA.

"Sin embargo, a la hora de juzgar nuestra reacción ante la nueva Junta[La Junta Militar argentina] es importante cuanta retórica agresiva se había pronunciado en el pasado sin ningún resultado tangible. Además, basándonos en la experiencia, nuestro punto de vista era que Argentina seguiría una política progresiva del conflicto partiendo depresiones diplomáticas y económicas. Al contrario de lo que se decía entonces, no tuvimos hasta casi último momento información alguna sobre que Argentina estaba a punto de emprender una invasión a escala total" Margaret Thatcher.

La primera ministra afirmó en su autobiografía que los informes de inteligencia producidos por el JIC entre los días 3 y 30 de marzo descartaban la invasión a gran escala por fuerzas militares argentinas, por lo que la preocupación de la mandataria se centró en la opción diplomática puesto que hasta el momento la única situación de crisis que se vivía en torno al tema Malvinas era el incidente con los operarios del empresario Davidoff (30). 

Sin embargo, el oficial de inteligencia de la RN Comandante Robert Green (31) sostiene que tras haber recibido los informes alarmantes de Barker, el Comandante en jefe de la flota Almirante Fieldhouse ordenó "a fines de enero" la elaboración de un plan de contingencia para afrontar la amenaza argentina (32). Cabe aclarar que, tanto Fieldhouse como el lord del Almirantazgo almirante Leach habrían encabezado durante 1981 reuniones "conspirativas" a los efectos de contrarrestar la decisión del Ministerio de Defensa de proseguir con los recortes en la flota. Pese a la reticencia del Foreign Office, Fieldhouse se había mostrado particularmente insistente sobre la elaboración de los planes de contingencia respecto del caso Malvinas (33). Otro dato llamativo se observa el 31 de marzo cuando Thatcher recibió la noticia que se esperaba un desembarco argentino en la capital de Malvinas. Reunida en su despacho con algunos de sus funcionarios para tratar la urgencia acuciante, se hace presente sin haber sido llamado el Jefe del Estado Mayor de la Royal Navy Almirante Leach y sobre ese encuentro la mandataria británica manifestó lo siguiente: "Cuando por fin llegó, le pregunté qué podíamos hacer. Estaba tranquilo, sosegado y seguro de sí mismo: «Puedo reunir una fuerza…con destructores, fragatas, lanchas de desembarco y buques de apoyo. Irá encabezada por los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible. Puede estar lista para zarparen cuarenta y ocho horas".

Asimismo, Leach predijo que cuando los argentinos vieran la enseña del imperio, huirían inmediatamente (34).


¿Actitud aplomada de un previsor o la confianza del cómplice de un ardid a sabiendas que su oportunidad ha llegado?

Cabe aclarar que dos días antes (29 de marzo) el secretario de Defensa le había informado a Thatcher que reunir un contingente de buques de la RN le llevaría como mínimo una semana, declaración que se contradice con lo enunciado por Leach.

Según fuentes británicas, la marina real habría terminado el planeamiento de su plan de contingencia a mediados del mes de marzo, motivo suficiente para que Leach mantuviese la calma ya que se le presentaba una buena oportunidad para salvara la flota de superficie de los recortes propiciados por el propio gobierno. A diferencia de años anteriores, este documento tuvo las particularidades propias de un plan de campaña donde se establecía un teatro de operaciones y se preveía el empleo de una fuerza conjunta predominantemente naval y su magnitud se ajustaría según el grado de la amenaza argentina.



El Informe Frank 

El Falklans Island Review o usualmente conocido como el Informe Frank´s fue elaborado en enero de 1983. El motivo de la investigación fue revelar el grado de responsabilidad institucional ante la "sorpresiva invasión argentina de Malvinas". Luego de analizar los informes de inteligencia y lo declarado por sus protagonistas se llegó a la "insólita conclusión" que el gobierno de Thatcher no pudo haber previsto lo ocurrido el 2 de abril (35).

Por otro lado, llama la atención que en dicho informe se menciona como aspecto negativo la "ausencia de planes detallados para responder a la amenaza", cuando en realidad vimos que para marzo del ´82 la Royal Navy había terminado el planeamiento del plan de campaña ordenado dos meses antes por el Almirante Fieldhouse.

Tampoco menciona que el HMS Endurance era una plataforma de inteligencia de señales y no les presta la debida atención a los reconocimientos efectuados por la Fuerza Aérea y Armada Argentina en Malvinas y Georgias para fines de 1981y comienzos de 1982. Pero la crítica puntual se acota sobre el error de lectura de las señales de índole mediático (prensa argentina) y conducta en el nivel político. En ningún momento se alude a la información obtenida de primera mano por Barker ni por las autoridades británicas de las islas. Para el mes de marzo del 82, la cuestión Malvinas era de baja prioridad para el JIC.

Otro aspecto llamativo es que mientras se estaba desarrollando el incidente de las Georgias con el hecho significativo del izamiento dela bandera en presencia de personal militar, el equipo de analistas del JIC que llevaba Latinoamérica, no se reunieron para tratar la gravedad del asunto pese a las advertencias que llegaban desde la gobernación británica de las islas.

Además, se trató con poca importancia las advertencias sobre la "invasión militar de las islas" que ejecutarían las FFAA en Malvinas. Se asevera que tanto el Ministerio de Defensa como el Foreign Office tuvieron en cuenta los informes de Barker pero en alguna medida los mismos no recibieron la entidad o importancia necesaria solo por la simple razón que las palabras de dicho marino "no adelantaban la ejecución de una inminente invasión". Según estos considerandos, resulta contradictorio que la inteligencia estratégica solo haya estado preocupada por la precisión de la fecha en que se llevaría a cabo la Operación Rosario y no haberse enfocado en una de las tareas principales que es la de identificar aquellas señales que proporcionen la alerta necesaria en tiempo para evitar la sorpresa estratégica.


Warning Signals 

Graham Bound, isleño, periodista y fundador del periódico local Penguin News; fue protagonista de los hechos y plasmó sus experiencias en varias obras de su autoría. En su libro "Falklands Islanders at War", editado en 2002, denuncia que las conclusiones del informe Frank´s son cuanto menos "ridículas e insultantes" para aquellos que vivieron la guerra en primera persona. Destaca que, durante los seis meses previos al 2 de abril, Rex Hunt dio sobradas señales de alerta sobre la invasión que se avecinaba. Bound asegura que hubo evidencias en demasía respecto de las actividades de reconocimiento estratégico argentino tanto aéreo como naval. La oficina de LADE en Puerto Argentino era considerada una base de inteligencia de la Fuerza Aérea cuya misión era la de evaluar el grado de respuesta militar británico y reunir información de todo tipo. Sobre las fallas de inteligencia que sospechosamente no pudieron prever la Operación Rosario, deja entrever que posiblemente se llevó acabo en Londres "una política deliberada para ignorar las advertencias delos isleños" (36).

Michael Armitage, Jefe del EM de Inteligencia de la Defensa, afirma que no tenían indicios de la invasión argentina a Malvinas (37). Al respecto, un dato no menor lo constituye el hecho que el propio ministro de Defensa se encontrase en Nueva Zelanda en el momento de la alerta de invasión proporcionada por el Endurance.

El ministro de Defensa John Nott, pese a lo ocurrido con los chatarreros en Georgias, recién consideró la amenaza de invasión 4 días antes que ocurriese (38).

Se entendía que todos los rumores surgidos en la prensa respecto a una posible invasión militar argentina a Malvinas, era una estrategia para presionar a GB y que su gobierno aceptase un plan gradual de retirada de las islas en 30 años.

El 30 de marzo el Agregado de Defensa británico en Buenos Aires informó que parte de la flota argentina se dirigía hacia el Atlántico sur, y con este dato la oficina del Commonwealth sugirió que los argentinos invadirían alguna de las islas de Malvinas en el mes de abril.


Conclusiones 

Una de las misiones trascendentales de la Inteligencia a nivel estratégico es la de proporcionar la alerta necesaria con la suficiente antelación para que se puedan poner en práctica los planes de contingencia previstos para la ocasión según el tipo de incidente que pueda llegar a producirse. Resulta sorprendente, y a la vez muy extraño, que uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo haya soslayado las señales enviadas desde el atlántico sur, sobre todo cuando la virulencia del conflicto se venía incrementando desde diciembre de 1976. Quienes fueron protagonistas y tuvieron la responsabilidad de enviar las debidas alertas, no eran personas ignorantes en los conocimientos de la doctrina de inteligencia y sabían muy bien lo que tenían quehacer. Todos ellos militares, personas que alguna vez fueron formados en las disciplinas de la exploración y reconocimiento. El propio gobernador era un ex veterano de la 2ºGM y había estado al servicio de la inteligencia durante la guerra de Vietnam como integrante de la embajada británica en Saigón.

Desde el punto de vista del análisis, resulta también muy llamativo el papel del JIC a la hora de evaluar las señales, aunque sabemos hoy que aparentemente no todas, y quizás las más importantes, llegaron alas manos de sus analistas. En ese sentido, resulta por lo menos poco claro el proceder de otras agencias subsidiarias como el Servicio de Inteligencia de la RN a la horade transmitir información de alta prioridad hacia el JIC. Al respecto, la conducta de ciertas autoridades navales deja entrever que manejaban cierta inteligencia que el Estado ignoraba. Claro está que la propia Thatcher desconocía la existencia de algunos incidentes que podrían haber generado otra actitud respecto del conflicto. Según el investigador Robert Aldrich, el JIC fue duramente criticado por haber fallado en proveer la alerta de invasión de varios conflictos como la invasión soviética a Checoeslovaquia (1968) y Afganistán (1979) y la guerra entre Irán e Irak (1980). Ante semejantes fracasos cabe preguntarnos, ¿por qué bajar la guardia en una situación de crisis que involucraba un dominio colonial propio? No lo sabemos. También ignoramos porque ante semejante error que desencadenó una guerra, la Primera Ministra mantuvo en el cargo al director del JIC hasta el final de su mandato, cuando lo lógico hubiese sido relevarlo.

Finalmente, el informe Frank´s despertó más dudas que certezas al tratar de determinar cuál fue el error que se cometió al no haber advertido la Operación Rosario.

Las críticas observan que se buscó proteger al gobierno, quizás en la intención de no mostrar debilidad tanto en el ámbito local como internacional, o posiblemente para no exponer las intencionalidades de otros actores como la RN, la que probablemente quería aprovecharla situación para revertir el descalabro de su flota de superficie. 


(1) HMS: “Her Majesty's Ship": Buque de Su majestad [la Reina], por sus siglas en ingles. 

(2) Se desempeñó como Comandante de la Fuerza de Desembarco de la Operación Rosario (2 Abr 82). 

(3) JIC: Comité Conjunto de Inteligencia por sus siglas en inglés. Constituye la cabeza del Sistema de Inteligencia a nivel estratégico nacional. 

(4) Jagger, 2015 

(5) Aldrich, 2010 

(6) Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña. 

(7) Irizar.org, 2014 

(8) BBC, El ataque a Malvinas/Falklands "sorprendió" a Thatcher, 2012  

https://www.bbc.com/mundo/ noticias/2012/12/121227_malvinas_falklands_invasion_ thatcher_lav

(9) Burns, 2012 

(10) Thatcher Foundations, 2020 

(11) Frank y otros, 1983 

(12) Ibidem 

(13) BBC, 2013. 

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/02/130214_serie_archivos_secretos_visitas_generales_compra_de_armas_ch 

(14) Jagger, 2015 

(15) Barker, 2002 

(16) Government Communications Headquarters: Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno por sus siglas en inglés. 

(17) Aldrich, 2010

(18) Barker, 2002 

(19) Aldrich, 2010 

(20) Más tarde y con la llegada de la Guerra Fría, el BAS también tendrá como objetivo advertir sobre la presencia de buques de la URSS. 

(21) BAS, 2019 

(22) El personal del BAS también tuvo la responsabilidad de monitorear las comunicaciones en el Atlántico Sur, destacándose la presencia de miembros que hablaban español, los que desempeñaron un importante rol durante la crisis de las Georgias. 

(23) Parry, 2012 

(24) Gamba & Freedman, 2012 

(25) Barker, 2002

(26) Barker, 2002 

(27) Thatcher Foundations, 2020 

(28) La postura de replegar y vender el HMS Endurance se mantuvo hasta el inicio de la guerra en abril del ’82. 

(29) Thatcher, 2012 

(30) Ibidem 

(31) Durante la guerra se desempeñó como integrante del Staff de Inteligencia del Cuartel General de la Royal Navy ubicado en la localidad de Northwood. 

(32) Mc Manners, 2008

(33) Aldrich, 2010 

(34) Aldrich, 2010 

(35) Frank y otros, 1983 

(36) Bound, 2002 

(37) Dorman, Kandiah, & Staerck, 2005 

(38) Dorman, Kandiah, & Staerck, 2005



BIBLIOGRAFÍA 

Aldrich, R. J. (2010). GCHQ - TheUncensored Story of Britain´s Most Secret Intelligence Agency. London: Harperpress. 

Barker, N. (2002). Beyond Endurance - An Epic of Whitehall and the South Atlantic Conflict. South Yorkshire: Pen & Sword.

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Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/12/121227_malvinas_falklands_invasion_thatcher_lav

BBC. (2013). Papeles secretos Chile-Reino Unido: los generales fantasma de Pinochet en Londres. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/02/130214_serie_archivos_secretos_visitas_generales_compra_de_armas_ch

Bound, G. (2002). Falkland Islanders at War. Bransley: Leo Cooper. 

Burns, J. (2012). Land that lost its heroes. How Argentina lost the Falklands War. London: Bloomsbury.

Dorman, A., Kandiah, M., & Staerck, G.(2005). The Falkland War. London: Centrefor Contemporary British History.

ESBRY, G. A. (2015). Inteligencia de Señales durante la Guerra de Malvinas. Manual de Informaciones. 

Frank y otros. (1983). Falklands Island Review ( Frank´s Report). London. 

Gamba, V., & Freedman, L. (2012). Señales de Guerra (El conflicto de las Islas Malvinas 1982). Buenos Aires: El Ateneo. 

Irizar.org. (2014). 1976 - Incidente ARA “Storni” - RRS “Shackleton”. Obtenido de http://www.irizar.org/invasionesinglesas50.html

Jagger, C. (2015). The Falklands War - anintelligence failure? (discussion piece). Obtenido de https://www.linkedin.com/pulse/falklands-war-intelligence-failurediscussion-piece-chris-jagger

JUNTA MILITAR. (1982). Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur. Buenos Aires: JM.

Larraquy, M. (2020). La guerra Invisible - El ultimo secreto de Malvinas. Buenos Aires: Sudamericana.

Mc Manners, H. (2008). Forgotten Voices of the Falklands. The real story of the Falklands War. London: Ebury Press.

Parry, C. (2012). Down South - A Falklands War Diary. London: Penguin Group.

Thatcher Foundations, T. (2020). Thatcher Foundations. Obtenido de www.thatcherfoundations.com

Thatcher, M. (2012). Los años de Downing Street: La autobiografía de la Dama de Hierro. Madrid: Aguilar.


El autor es Coronel, Oficial de Estado Mayor y Estado Mayor Conjunto. Realizó la Escuela de Comando y Estado Mayor en el Ejército de Liberación Popular de China. Tiene los títulos de Licenciado en RRII y Licenciado en Estrategia y Organización de la Facultad del Ejército Argentino.


Este artículo fue publicado en Visión Conjunta año 15  Número 28 . 2023

lunes, 20 de diciembre de 2021

Inteligencia: La caída del Canberra chileno en 1984

El día que la aviación argentina derribó en secreto un avión chileno





La caída del Camberra de la FACh "342" sucedió el día 25 de Mayo de 1984.
Lo sucedido con ése Canberra de reconocimiento es uno de los temas más oscuros de los últimos tiempos.
Se sabe que la FACh realizaba varios vuelos en la zona de Tierra del Fuego y Santa Cruz ingresando a nuestro espacio aéreo sin ningún inconveniente. Aparentemente consideraron que ése día por ser fiesta nacional, el escuadrón Mirage estaría más relajado en Gallegos y todo parece indicar que el Camberra se adentró más de la cuenta. Al ser detectado por el radar de Gallegos, se ordenó el despegue de dos Mirage.
A partir de ése momento pocos saben qué sucedió en realidad.
Los PR.Mk9 disponían de un avanzado sistema de alerta radar, estimandose que los pilotos chilenos al ser detectados por Gallegos y sabiendo que había Mirage cerca, decidieron regresar hacia Chile haciendo un escape en vuelo rasante para evitar que los Mirage pudieran detectarlo. Todo indica que durante ése escape a máxima potencia colisionaron con un cerro o la ladera de un cerro. Convengamos que los pilotos de la FACh tenían muy poca experiencia en éste tipo de aeronave y que no tenían mucho entrenamiento para volar a muy baja altitud entre montañas ya que el punto fuerte del Camberra era su buen techo operativo.
Que ambos tripulantes hayan perdido la vida indica que el orígen de la pérdida del avión fue algo súbito e imprevisto que no les dió tiempo a iniciar la secuencia de eyección. Es por ello que se descarta un posible derribo por parte de nuestros Mirage.
Y sí que hicimos algo. Los Mirage despegaron. Esa fue la respuesta y causa del derribo
Algun jefe de la Fuerza Aérea Argentina comentó que en ambos días Argentina entró en combate contra Chile y para evitar CONSTERNACIÓN a nivel nacional en AMBOS PAISES se decidió mantener estos echos en el mas absoluto SECRETO pues las reacciones políticas y populares podrían empujar a ambos paises a una guerra

domingo, 25 de julio de 2021

Satélites norteamericanos sobre la actividad naval argentina


Guerra de Malvinas - Satelites - CIA y el fondo del mar



El satélite acababa de cumplir su misión sobre Puerto Argentino y sus alrededores, pero, con una velocidad aproximada de 27.500 km/h, tenía menos de cinco minutos para tomar las imágenes requeridas de la Base Naval Puerto Belgrano, la principal de la Armada Argentina.
Por Mariano Sciaroni || El Snorkel


El satélite acababa de cumplir su misión sobre Puerto Argentino y sus alrededores, pero, con una velocidad aproximada de 27.500 km/h, tenía menos de cinco minutos para tomar las imágenes requeridas de la Base Naval Puerto Belgrano, la principal de la Armada Argentina. Algo que se había complicado los días anteriores, ya que un techo de nubes impedía discernir que había amarrado “allí abajo”.
Desde los 400 km. de altura de su órbita baja, enfocó sus cámaras de alta resolución a las coordenadas 38º 53`33``S y 62º06`16``O y procedió a tomar las imágenes pedidas. Misión cumplida.
Nadie lo había visto venir, menos lo habían visto marcharse.


***
Poco tiempo después, las imágenes se encontraban en el National Photographic Interpretation Center (o Centro Nacional de Interpretación Fotográfica), un departamento de la CIA que dependía de la poderosa Dirección de Ciencia y Tecnología y que se encontraba integrado por analistas civiles y militares de todas las fuerzas.



No era la primera vez que se tomaban imágenes satelitales de la base naval. La CIA mantenía (y mantiene) una constante vigilancia sobre los enemigos, en ese tiempo los países del Pacto de Varsovia, pero a los aliados o afines, mejor también controlarlos. A finales de la década del `70, había aumentado, por alguna razón, el reconocimiento satelital sobre la base y sobre otros puntos de interés militar en Argentina y, en general, en el Atlántico Sur.



(1) y (2) Dos imágenes satelitales de Bahía Blanca y la Base Naval Puerto Belgrano, obtenidas por la cámara de mapeo de un satélite espía norteamericano KH-9. La de la izquierda fue obtenida el 4.1.1979 por el KH-9 misión 1214-5 y la de la derecha el 30.3.1979 por la misión 1215-5.






Imágenes de la cámara panorámica son complementadas, en misiones de reconocimiento militar, por imágenes de alta resolución de la cámara principal. Fuente: U.S. Geological Services – desclasificación año 2002

No había habido demasiada suerte, sin embargo, en los últimos días. Nubes. Complicaban todo. Pero este 28 de mayo la meteorología resultaba más favorable y las imágenes revelaban las siluetas de los buques. Y allí estaban casi todos los buques de la Armada Argentina.


“BUQUES CAPITALES DE LA FLOTA ARGENTINA SE ENCUENTRAN EN LA BASE NAVAL PUERTO BELGRANO...BUQUES PRESENTES INCLUYEN AL PORTAAVIONES 25 DE MAYO (CV) SIN AVIONES EN LA CUBIERTA DE VUELO…UN SUBMARINO DE ATAQUE CLASE GUPPY (SS)…UN SUBMARINO DE ATAQUE CLASE 209 (SS) EN DIQUE SECO…UN DESTRUCTOR MISILISTICO-HELICOPTERO TIPO 42 (DDGH), UN DESTRUCTOR MISILISTICO CLASE GEARING FRAM II (DDG), UN DESTRUCTOR CLASE SUMNER (DD), UNA FRAGATA LIVIANA FRANCESA TIPO A-69 (FFG), CINCO BARREMINAS COSTEROS CLASE TON (MSC), Y NUMEROSOS AUXILIARES.”
La Armada Argentina se encontraba mayormente en puerto: el portaaviones, uno de los destructores tipo 42 y dos viejos destructores norteamericanos, uno de los avisos franceses y otras tantas embarcaciones.
Lo más interesante, sin embargo, eran los submarinos. Había un Tipo 209 en dique seco y un “Guppy” (genéricamente, un submarino de la Segunda Guerra Mundial con mejoras hidrodinámicas y en ciertos sistemas de a bordo) amarrado.
El “Guppy” no podía ser otro que el ARA Santiago del Estero, que la inteligencia había perdido a fines de abril, cuando desapareció subrepticiamente de su amarradero habitual de la Base Naval Mar del Plata. Realmente un misterio, ya que el submarino se consideraba inactivo desde el año anterior, sin posibilidades de sumergirse y menos de ir a una guerra.
Nadie sabía, entonces, el estado operacional del Santiago del Estero. Y, sabiendo que sería preguntado sobre ello, el analista no tuvo más que agregar en su memo que:


“NO SE PUEDE DETERMINAR EL ESTADO OPERACIONAL DEL SUBMARINO GUPPY”


Desde el 30 de abril que Estados Unidos no tenía mayores problemas en pasar la información satelital recibida al Reino Unido.


La vital información recogida no fue la excepción y, con alguna lógica demora, cruzaba el Atlántico y llegaba al Cuartel General de la flota británica en Northwood.


Buena información para las dos Fuerzas de Tareas coloniales en el sur. Especialmente útil para los submarinos del Almirante Peter Herbert, la Fuerza de Tareas 324. El oficial responsable comenzó a preparar un informe de inteligencia actualizado y, apenas terminado y aprobado, se subió al satélite.


***
Había tres satélites espías estadounidenses (de reconocimiento por imágenes) en órbita. Los británicos no tenían esa capacidad, así que necesitaban apoyarse en su aliado.
Un HEXAGON/KH-9, lanzado el 11 de mayo de ese año, que tenía el problema de que el film debía ser eyectado hacia tierra, donde era recuperado en vuelo cerca de Hawai y, desde allí transportado en avión hacia el continente.



Los dos KENNAN/KH-11 eran los más modernos del mundo. La información era pasada encriptada y en tiempo real a una estación en tierra, y estaba en condiciones de ser analizada en cuestión de minutos. El KH-11/4 había sido desviado de su órbita sobre la Unión Soviética a principios de abril y estaba haciendo casi todo el trabajo.





(3) Gráfico de la órbita baja del KH-11/4, modificada a principios de abril de 1982 para cubrir Malvinas y áreas de interés en Argentina. Había sido lanzado el 3 de septiembre de 1981 desde la Base Aérea Vandenberg en California


***
Los satélites de reconocimiento eran complementados con la información obtenida de la violación a las comunicaciones “seguras” de la Armada Argentina.
Había habido algunos problemas a mediados de abril, cuando los argentinos cambiaron el código, pero ello fue rápidamente solucionado (pareciera que alguien en Argentina se puso nervioso al leer un artículo del 15 de abril del New York Times que dejaba entrever que las comunicaciones eran interceptadas)


Es que las máquinas Crypto AG de dotación de la fuerza no eran mayor traba para la CIA. Es más, se decía que la NSA (National Security Agency o Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU.) tenía “acciones” en esa empresa y, por tanto, la llave para leer los mensajes en clave. Una copia de esa llave estaba en poder de la CIA.


Algunos funcionarios norteamericanos pareciera que se jactaron demasiado de ello, y el 9 de junio, William J. Casey, Director de la CIA, tuvo que amenazar con acciones penales para los involucrados en difundir “el secreto”. El código fue nuevamente cambiado por los argentinos, y nuevamente roto por la CIA.


Obviamente, ayudaban al panorama también los amigos de por acá cerca y los que estaban demasiado cerca, más aún.


Sin embargo aún con todos esos recursos, el Joint Intelligence Committee (JIC), el comité conjunto del Reino Unido que organiza a todas las agencias de inteligencia, tenía un panorama confuso acerca de los buques que se consideraban más importantes (y peligrosos) de la Armada Argentina: el portaaviones ARA 25 de Mayo y los submarinos.


Al portaaviones Northwood lo situaba, en las primeras horas del 28 de mayo, en las cercanías del Cabo Blanco, al sur del Golfo San Jorge.


El submarino HMS Spartan estaba cerca de allí, tratando de ubicarlo, pero no lo había logrado. El comandante del buque, James Taylor, así como Chris Wreford-Brown, en el HMS Conqueror (a 320 millas náuticas al Este del Cabo Blanco y sirviendo de zaguero para cualquier intento de rompimiento) se preguntaban si la información de inteligencia, generalmente buena, estaba acertando esta vez.



(4) Portaaviones ARA 25 de Mayo en la Base Naval Puerto Belgrano. Fotografía tomada en junio de 1979, durante el Operativo Unitas XX. Fuente: Department of Defense, EE.UU.


Con los submarinos argentinos la situación era peor aún.


El 21 de abril el ARA Santiago del Estero había salido de su apostadero. Pocos días después, el espionaje británico (gracias a los norteamericanos) se había percatado de esta situación y buscaba desesperadamente conseguir información acerca del estado operativo de la unidad. Algo que no se había logrado ¿Estaría camino a la Isla Ascensión, listo para atacar a las unidades logísticas?
Asimismo, inteligencia informaba el 26 de mayo por la tarde que el ARA Salta tenía problemas en sus tubos de torpedos. Nadie sabía si estaba en el mar o no el 28.


El ARA San Luis, se afirmaba para el mismo 26, estaba definitivamente en patrulla, posiblemente en camino hacia el norte del Estrecho San Carlos. El 28 se dudaba de su posición, o en Puerto Belgrano o en el mar, no quedaba a nadie claro ello.


Las piezas faltaban en el rompecabezas.


***

Casi a las 9 de la noche del 29 de mayo, a unas 300 millas al Este de Isla de los Pingüinos, en medio de un clima horrendo y un mar agitado, surgió de las profundidades del mar un artefacto que podría describirse como un florero de lata diseñado por un artista kitsch.


El mástil AYH, si bien tenía algunos cristales defectuosos, no captó señal electrónica con grado de peligro alguno, lo que pudo ser corroborado por el operador en el equipo MAE UA4 del HMS Conqueror.


Con el reaseguro que no había nadie emitiendo en el área, pronto emergieron otros apéndices, entre los que destacaban un periscopio y una antena de comunicaciones.


Durante 7 horas se mantuvo en plano periscopio y con los apéndices extendidos. El submarino tenía, desde hace más de un mes, problemas para recibid comunicaciones, algo que se había exacerbado luego de dañar el mástil con hielo cerca de Georgias del Sur. Sin embargo, esta vez la culpa no era de la antena o del satélite (también norteamericano) sino del equipo de clave, que tenía un mal día.

(5) Submarino HMS Conqueror regresando a su base, luego de Malvinas. Fuente: Ministry of Defense, Reino Unido


Seis reportes recibidos. Entre ellos COR 430 informaba a la Fuerza de Tareas 324 (los submarinos) que la Armada Argentina se encontraba en Puerto Belgrano o en las cercanías de Bahía Blanca. La información de inteligencia se hacía más clara.
El HMS Spartan repitió para la misma hora el procedimiento y recibió también la señal COR 430. Sus equipos electrónicos UAB eran más modernos y sensibles, pero tuvo más cuidado de exponer apéndices, ya que solo estaba a 90 millas náuticas del continente. El radar AN/APS-128 de un EMB-111 Bandeirante Patrulha (de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina) que había detectado hacía unas horas le recordaba el peligro de ser demasiado indiscreto. Apenas bajada la información del satélite, volvió a las profundidades.
Los restantes submarinos británicos formalmente asignados a la FT 324 estaban desperdigados en el Atlántico Sur. El HMS Onyx y el HMS Courageous recién estaban penetrando latitud 35º S y arribando a la “Grilla CORPORATE”, el HMS Splendid estaba saliendo de ella (por problemas insuperables en uno de sus Turbogeneradores) y el HMS Valiant ya tenía bastantes preocupaciones operando dentro del Estrecho de Le Maire.

Northwood movió las áreas de patrulla y de responsabilidad de las unidades submarinas para adecuarse al nuevo escenario proporcionado por inteligencia: el portaaviones estaba en puerto y, sin Grupo Aéreo Embarcado en cubierta, era dudosa una pronta zarpada. El ARA Santiago del Estero estaba amarrado, así como uno de los Tipo 209 (se estimó era el ARA Salta – quizá por los problemas en los tubos de torpedos anunciados), en dique seco
Las contingencias a enfrentar eran menores ahora para los submarinos. La certidumbre ampliaba la libertad de acción. Buena información, en el momento justo. Un satélite que hizo la diferencia.


Ni KENNAN ni HEXAGON fueron decisivos. Tampoco lo fue el quiebre de las comunicaciones cifradas argentinas. Pero la guerra es un partido de póquer, y si el contrincante puede mirar nuestras cartas, no importa la buena mano que tengamos, el otro siempre podrá jugar en sus términos.


A 30 años del conflicto, vale la pena recordar las ventajas ajenas y las falencias propias. De esa forma, resaltan aún más el coraje y la entrega de nuestros marinos, soldados y aviadores.


***


Agreguemos un par de datos más.

El ARA Santiago del Estero, que no tenía sonar ni posibilidades de sumergirse desde 1981 (es decir, no podía combatir en forma alguna), había sido trasladado desde la base de submarinos en Mar del Plata hacia Puerto Belgrano, donde fue camuflado entre dos cargueros. Se hicieron algunas operaciones de “velo y engaño” para intentar confundir respecto el estado operativo del submarino, lo que parcialmente se logró.

EL ARA San Luis estaba en Puerto Belgrano desde el 19 de mayo, habiendo arribado luego de una patrulla de 39 días, en la cual debió permanecer 864 horas en inmersión. Los diversos problemas mecánicos que se fueron suscitando durante el combate (ya que atacó y fue atacado) hicieron que debiera ingresar a dique seco, donde fue observado por el satélite.



(6) ARA San Luis a poco de arribar a la Base Naval Puerto Belgrano, luego de su patrulla de guerra. Detrás, se aprecia el portaaviones.

El ARA Salta estaba en el mar desde el 21 de mayo, haciendo pruebas de torpedos y evaluando ciertas falencias del buque. Pero, principalmente, generando incertidumbre en la flota británica. Efectivamente, desde el día 23 tenía problemas con los tubos lanzadores. Recién tomó puerto el 29 de mayo.

El ARA 25 de Mayo no salió de Puerto Belgrano después de ingresar allí el 10 de mayo. Su Grupo Aéreo Embarcado operaba desde bases en tierra. Hubo algunas maquinaciones argentinas para despistar a la inteligencia británica acerca de su paradero, lo que pareciera dio resultado parcialmente.


Pareciera que el ojo del satélite no se equivocaba demasiado.

(7) Documento, “Argentine Naval Combatants”





(8) Documento, “Increased defensive measures”


***





Bibliografía:

  • Casey, William J (Director CIA), Memo en “Unauthorized Disclosures on the Falklands Situation”, 9 de junio de 1982.
  • Freedman, Sir Lawrence “The official history of the Falklands campaign”, Tomos I & II, Routledge, Londres, 2005.
  • National Photographic Interpretation Center (CIA – USA), Memo respecto “Argentine Naval Combatants”, 28 de mayo de 1982.
  • National Photographic Interpretation Center (CIA – USA), Memo respecto “Military Forces, Argentina”, mayo de 1982.
  • National Security Council Meeting (Casa Blanca – USA), Minutas de análisis, “South Atlantic Crisis”, 30 de abril de 1982,
  • Taylor, James (RN) - HMS Spartan – “Report of Proceedings”
  • Wreford-Brown, Christopher (RN) - HMS Conqueror – “Report of Proceedings”



viernes, 14 de febrero de 2020

Espionaje: La CIA espió a Argentina con las máquinas Crypto

El golpe maestro de la CIA y sus socios alemanes

Una investigación de ‘The Washington Post’ y las cadenas ZDF y SRF destapa el espionaje de EE UU y Alemania a otros Gobiernos durante décadas


 
Boris Hagelin, con un máquina de cifrado. GETTY


Yolanda Monge || El País

Es uno de los mayores casos de espionaje, material de novela de John Le Carré o de un guion cinematográfico. Durante más de cinco décadas, la CIA y los servicios de espionaje de la entonces Alemania Occidental (BND, en sus siglas germanas) controlaron en secreto una empresa suiza que fabricaba y vendía dispositivos de encriptación y líneas de comunicación seguras a más de 120 países. Pero el caso es que ni las líneas ni los mensajes cifrados eran seguros, ya que la CIA y los alemanes tenían acceso a la información a través de los dispositivos, según desveló este martes una investigación periodística de The Washington Post, junto a las cadenas de televisión ZDF (Alemania) y SRF (Suiza).

Fue El golpe de inteligencia del siglo, titulaba este martes el periódico estadounidense. Fueron clientes de la empresa Crypto AG y sus máquinas trucadas países como Irán, juntas militares de América Latina, naciones rivales como India y Pakistán, Estados miembros de la OTAN como España, la ONU e incluso el Vaticano, según la extensa investigación, que asegura que “estas agencias de espionaje manipularon los dispositivos de la compañía para poder romper fácilmente los códigos que los países usaban para enviar mensajes cifrados”. Hasta ahora, ese peculiar partenariado era uno de los secretos mejor guardados de la Guerra Fría.

Todo empezó en plena Segunda Guerra Mundial, cuando la firma Crypto fue creada por Boris Hagelin, un empresario e inventor nacido en Rusia pero que huyó a Suecia cuando los bolcheviques tomaron el poder. Cuando los nazis ocupaban la vecina Noruega en 1940, Hagelin decidió emigrar de nuevo, en esta ocasión a Estados Unidos.

El inventor llevaba consigo la famosa máquina encriptadora, bautizada como M-209. Según la historia interna de la CIA, citada en la investigación del Post, se hacía necesario controlar a Hagelin para que limitara la venta del codificador solo a países aprobados por Washington. En definitiva, Crypto no debía caer en manos de los soviéticos, los chinos o los norcoreanos. Esos países, sin embargo, nunca fueron clientes de la compañía, por lo que, en teoría, quedaron fuera de los límites directos del espionaje montado por EE UU y Alemania.

No obstante, los agentes de la CIA obtuvieron mucha información valiosa de Pekín y Moscú a través de las interacciones de estos países con servicios secretos o diplomáticos de naciones que sí tenían los aparatos de cifrado. La conocida como Operación Thesaurus se firmó en un elitista club de Washington, el Cosmos, cuando Hagelin selló en 1951 con un apretón de manos durante una cena el primer acuerdo secreto con la inteligencia estadounidense, que trajo consigo a William Friedman, el padre de la criptología americana.

El acuerdo consistía en que Hagelin trasladaba la compañía a Suiza y restringía las ventas de sus modelos más sofisticados a países aprobados por Langley (donde tiene la sede la CIA). Las naciones que no estaban en esa lista obtenían de Crypto AG sistemas anticuados y sin apenas efectividad. A Hagelin se le compensaba económicamente por la pérdida de ventas.

El siglo XX avanzaba y prácticamente nadie en Crypto, excepto Hagelin, sabía de la implicación de la CIA en la compañía. Los beneficios eran abundantes. Cada año, según los registros de la inteligencia alemana, el BND entregaba su parte de las ganancias en efectivo a la CIA en un oscuro garaje de Washington.

En la década de los ochenta, la operación pasó a denominarse Rubicón. Para entonces, ya existían algunas tensiones entre Washington y Bonn a cuenta de los objetivos y del reparto de la información conseguida. Ambas partes, según la investigación, también usaron para su espionaje a otras empresas, a Siemens en Alemania y Motorola en EE UU.

Crypto, además, daba buenos beneficios. Según la CIA, en 1975 la compañía ganó más de 51 millones de francos suizos (unos 47,8 millones de euros). Mientras, Rubicón permitió décadas de acceso sin precedentes a las comunicaciones de otros Gobiernos. Por ejemplo, en 1978, cuando los líderes de Egipto, Israel y EE UU se reunían en Camp David para negociar un acuerdo de paz, la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, en sus siglas en inglés) escuchaba de forma secreta las comunicaciones del presidente egipcio Anwar el-Sadat con El Cairo.

A través de un sistema de Crypto se supo también que el hermano del presidente de EE UU Jimmy Carter estaba supuestamente en nómina del líder libio Muamar el Gadafi. La tecnología también propició que la Administración de Ronald Reagan pasase información a Londres sobre la breve guerra del Reino Unido con Argentina por las Malvinas. En 1989, el uso del Vaticano de un aparato de Crypto fue determinante en la captura el general panameño Manuel Antonio Noriega cuando el dictador buscó refugio en la Nunciatura de Panamá.

Los alemanes abandonaron el programa hacia finales de los noventa; la CIA continuó. Pero Crypto se fue disolviendo y dejó de existir en 2017. Ahora existen Crypto International y CyOne; la primera asegura que nunca supo nada de la trama de Crypto, y la segunda se acoge al socorrido “sin comentarios”.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Los buques ELMA espiando a la Task Force

La marina mercante espiando a la Royal Navy



Grandes Historias Desconocidas de Malvinas... comienzo diciendo que esta gente de nuestra Marina Mercante hizo un trabajo de espionaje Grandioso y sin embargo habiendo tantos Veteranos Truchos o gente que ni fue a Malvinas los del Buque ELMA Rio de la Plata aun esperan un reconocimiento
El 5 de abril de 1982 el buque mercante Río de la Plata de la Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), atravesaba el Canal de la Mancha, proveniente de Finlandia y se dirigía al puerto de Bilbao, como última escala de carga antes de su destino final en Buenos Aires.

En tanto surcaban esas aguas internacionales tan cercanas a las costas de Inglaterra y con objeto de tener más noticias a raíz del conflicto suscitado por la reciente de recuperación de las Islas Malvinas por parte de nuestro país, el comandante de la nave, Capitán de Ultramar, Carlos Benchetrit, encendió el televisor de la Cámara de oficiales.

Apareció en pantalla un canal londinense transmitiendo en coloridas imágenes la zarpada del puerto de Portsmouth de los portaaviones Invencible, luego buque insignia de la Task Force, y el Hermes de 28.000 toneladas. Se podía apreciar que ambos partían en medio de un clima festivo, despedidos por bandas de música y una apreciable cantidad de público que evidenciaba su euforia enarbolando banderas y símbolos británicos.



El resto de la “Taske Force”, en realidad más del ochenta por ciento del poderío naval inglés, partieron de otros puertos. De Plymouth, salieron, el Sir Galahad y el Sir Geraint; de Devenport, partió la fragata Antelope; de Gibraltar lo hicieron los destructores y fragatas Glascow, Sheffield, Coventry, Brillant y Broasword; en cambio de Faslane, en Escocia, ya lo habían hecho, el 29 de marzo, los submarinos Conqueror y Splendid. Otras naves de guerra que se encontraban en bases distantes como Belice y Canadá se fueron sumando luego a la flota en su marcha hacia el Atlántico Sur.

Unos cuarenta barcos de guerra iban a ser apoyados logísticamente por cerca de setenta barcos auxiliares, algunos de la Marina Real y otros requisados, como el transporte de pasajeros Camberra ademas de la RFA que es la flota auxiliar de la Royal Navy

Todos estos componentes planeaban reunirse en las cercanías de la Isla Ascensión que se encuentra a unas 3.500 millas de Malvinas para luego fraccionarse en tres flotillas operativas. Una a ordenes del Capitán, Brian Young, en el crucero Antrim, que debía dirigirse a Georgias. Otro grupo de batalla centrado en el Hermes y el Invencible, a cargo del almirante, Sandy Woodward, tuvo la misión de llegar a Malvinas lo antes posible y el tercer grupo de elementos anfibios, a órdenes del Comodoro Mike Clapp, en el Fearless, debía permanecer un tiempo más en Ascensión efectuando ejercicios de desembarco y aguardando la reunión del resto de las naves aún dispersadas o con problemas técnicos.

El día 19, el Río de la Plata ya había dejado el puerto de Bilbao y se encontraba navegando hacia Buenos Aires, cuando poco antes de la media noche, a la altura de la Isla Do Fogo, en Cabo Verde, recibió un telegrama cifrado de ELMA disponiendo desviara su rumbo hacia la Isla Ascensión y desde una distancia no menor de 12 millas realizara un avistaje de los buques británicos que pudieran encontrarse en inmediaciones de la misma.

Benchetrit, no sin asombro, leyó detenidamente el mensaje y de inmediato se dirigió a la mesa de mapas donde con prolijidad y firmeza trazó un rumbo a Ascensión. Acto seguido convocó a sus oficiales para imponerlos de las órdenes de la Empresa. Estos, luego de escucharlo atentamente, no solo prestaron su plena conformidad, sino que expresaron su vivo entusiasmo en poder colaborar siendo útiles en un momento tan crucial para el país.

Esa misma noche, donde se aceleraron tanto los motores como los corazones, se doblaron las guardias del puente con objeto de no perder detalle en caso que llegaran a tener un encuentro con naves del oponente.

La Isla Ascensión, una posesión británica arrendada al gobierno de Estados Unidos, está situada a poco más de 1.900 Kilómetros de la costa occidental de África y a mitad de camino entre Londres y Puerto Argentino. Surge en el Atlántico meridional como un afloramiento volcánico de forma circular de unos 160 Km. cuadrados, donde se destaca, entre otras elevaciones menores, el Monte Verde (Green Mountain) de 820 metros.

Más allá de que Ascensión no cuenta con puerto, sus dos principales ventajas son su excelente fondeadero en la rada de Georgetown, su capital y la pista de aterrizaje en el aeródromo Wideawake , que traducido significa bien despierto- vigilante. En cuanto a la ayuda norteamericana su gobierno no tuvo reparo en brindarle a los ingleses, entre otras comodidades, sus polígonos de tiro y el aprovisionamiento de miles de litros de combustible que fueron llevados a la isla en buques tanqueros estadounidenses sin que se diera publicidad.

Como dicha isla incrementó en esos días su actividad, se impuso en la misma un estricto control en el manejo de los efectivos arribados y en las tareas de seguridad y aprovisionamiento. A cargo del mismo fue designado el Capitán de Navío, Mac Qeen, de la Armada Real quién contó, preventivamente, para asegurar su defensa, con un avión Nimrod de reconocimiento lejano y un destacamento terrestre de refuerzo.

Tal como era de imaginar a medida que se acumulaban materiales, hombres y armamentos, dicha base, de carácter vital para los ingleses, se transformó también en un objetivo prioritario para los servicios de inteligencia argentinos quienes pese a los limitados recursos con que contaban, pronto iban a desentrañar ese misterio.

Mientras el Río de la Plata se dirigía a toda marcha hacia su objetivo, el tercer grupo de la Fuerza de Tareas naval británica había comenzado a llegar a la isla donde cumplían sus obligadas escalas técnicas. Fue así como el Camberra, ahora transformado en transporte de tropas y barco de carga que llevaba en sus bodegas aviones Harrier, ancló a una milla de la costa. Otro tanto hizo el buque de asalto, Fearless, con 1.000 infantes de marina a bordo, varias lanchas de desembarco y un remolcador de bandera holandesa arrendada por la Marina Real Inglesa.

El 23 de abril, el Río de la Plata, llegó a Ascensión cuando el reloj marcaba la hora 17:00. Poco antes de su arribo se había cruzado con un barco de guerra inglés que se encontraba efectuando ejercicios tácticos con un submarino, pero éstos continuaron con su actividad e ignoraron el paso del mercante.

A marcha moderada y una distancia entre diez y doce millas del fondeadero pudieron observar que en el mismo se encontraban quince barcos británicos. Desde ese mismo momento en que estuvieron también al alcance de una clara recepción en la honda VHF, pusieron en marcha un grabador de cinta que ubicaron junto a la radio, lo que les permitió grabar todas las comunicaciones que se efectuaban entre los buques y también entre estos y la isla. A través de la captación de dichas emisiones pudieron establecer no solo la identidad de algunos de los buques avistados y quienes se encontraban al mando, sino también que tipo de trabajos se estaban efectuando sobre los mismos.

Increíblemente durante el pasaje del barco argentino frente al fondeadero donde se encontraban en plena tarea los barcos ingleses, ninguno de ellos demostró percatarse de dicha presencia, como tampoco se notó, en las conversaciones que los mismos mantenían por VHF, que se hubieran percibido de la observación a que estaban siendo sometidos.

Una vez concluido el avistaje y tras haber logrado un impecable registro magnetofónico, Benchetrit, decidió continuar la navegación rumbo a Buenos Aires.

Esa misma noche envió a la Empresa un mensaje cifrado especificando el detalle de lo que habían logrado divisar.

La transmisión emitida desde el Río de la Plata fue localizada por los británicos a través de Two Boats, un equipo de intercepción y criptografía de la GCHQ “Government Communications Headquarters (Jefatura de Comunicaciones Gubernamentales) que operaba en Ascensión bajo cobertura comercial brindada por una conocida compañía de comunicaciones internacionales. Pero ya era tarde, el secreto de los preparativos y potencial de la Fuerza de Tareas había sido develado y de ahí en más, los mandos argentinos iban a tener exacta información acerca de la partida de la flota desde Ascensión, su composición, velocidad y derrota. Este informe crucial con otro posterior, enviado por Benchetrit, sumado al avistaje de un Boeing 707 de Fuerza Aérea, completó la información de un oficial superior de inteligencia argentino que se encontraba en Londres y había sido testigo de la partida de la Fuerza de Tareas desde Portsmouth.

La identidad de los buques avistados se pudo establecer en coincidencias con la observación, a través de binoculares y las características particulares que señalaba el libro nomenclador de radiotelegrafía que se poseía a bordo. Esta conjunción se vio facilitada por la experiencia del 2do Oficial, Armando Busto, quien había revistado un tiempo en la Armada Argentina y conocía suficientemente los distintos perfiles de las naves de guerra.

Al día siguiente cuando habían dejado a Ascensión unas 30 millas atrás, se recibió en la radio del mercante otro telegrama de ELMA, el cual expresaba la conformidad por la observación realizada, pero, además, disponía su regreso a Ascensión, con el fin de completar más datos sobre los buques avistados y tratar de obtener fotografías.

Sin dudar un instante, Benchetrit, ordenó poner rumbo a la isla a la cual llegaron en horas de la noche.
Con el fin de disimular el verdadero sentido de su presencia en el lugar, se trató de darle a la nave una apariencia exterior distinta. Para ello se modificaron las posiciones de las luces de navegación, se ordenó apagar las interiores y con la ayuda de algunas luminarias en sitios claves, se proporcionó al buque, al menos en horas donde reinaba la oscuridad, el aspecto de ser un pesquero.

Siempre con el VHF abierto y el grabador en marcha, iniciaron una navegación alrededor de la isla a una distancia de cinco millas de la costa. En dicho periplo, que se cumplió a marcha lenta y duró toda la noche, se percibió actividad de aviones y helicópteros que operaban en el aeropuerto, en tanto la flota permanecía en quietud y silencio radial.

Tal como lo había calculado Benchetrit, cuando el carguero cumplió su giro a la isla, se encontró llegando al ancladero con la primera luz de la mañana. Era una hora ideal, pues con el sol a sus espaldas y la incidencia de los rayos iluminando las naves allí surtas, le resultó más fácil avanzar sin ser percibido y poder distinguir claramente las características de las mismas. Desde esa ventajosa posición, el Río de la Plata fue acercándose hasta una distancia entre dos y tres millas de los otros barcos, sin detener su marcha y sin que, al parecer, fuera advertida su presencia.

Durante el transcurso de ese avistaje aprovecharon para obtener excelentes fotos de todos los barcos, improvisando un teleobjetivo que armaron adaptando el foco de unos binoculares que colocaron delante del lente de la única cámara fotográfica con que contaban a bordo.

Resultó más que interesante y por momentos increíble para los tripulantes del carguero argentino, ver la multiplicidad de tareas que los británicos estaban efectuando. A simple vista un trabajo engorroso donde embarcaciones menores y helicópteros se movían como abejas en una colmena tratando de suplir en el fondeadero la falta de muelles y guinches. Evidentemente la necesidad política de querer mostrar al mundo que estaban prestos a reconquistar “sus islas” sin demora, obligaba a las Fuerzas británicas a completar, lejos de miradas indiscretas, un alistamiento desmesuradamente esforzado.

Sobre la blanca mole del Camberra, evolucionaban varios helicópteros Sea King, portando en sus eslingas, planchas metálicas con el fin de equiparlo con cubiertas de vuelo, emplazándolas entre las pasarelas y las chimeneas, para permitir, que en una se posaran aviones Harrier y en la otra, helicópteros. Para lograrlo habían desplazado algunos mástiles de antenas y colocando puntales en el hueco de una piscina vacía.

Era dable también ver lanchones de desembarco efectuando maniobras junto al anfibio Fearless, desde el cual oían claramente por radio las órdenes de su capitán, Jeremy Larsen.

Mientras tanto, la fragata, Antelope permanecía quieta en una punta del fondeadero, era notable la actividad en torno a los transportes, Sir Galahad, Sir Tristan, Stromnness, Pearleaf y Sir Bedivere, donde los remolcadores de mar, Typhoon y Salvagemen se desplazaban con gran agilidad llevando materiales y personal.

Luego del reconocimiento y siempre a marcha normal, el Río de la Plata fue alejándose del lugar. No había hecho una milla cuando por radio se escuchó una voz de alarma advirtiendo a los buques sobre la presencia de un intruso y requiriendo reducir al mínimo las conversaciones.

El mercante continuó su marcha tratando de aparentar ser ajeno a lo sucedido, pero en pocos minutos tuvo una ingrata visita. Dos helicópteros Sea King, que amenazantes, efectuaron evoluciones a muy baja altura con intención de obligarlo a alejarse del lugar. Durante el tiempo que duró el hostigamiento, desde las aeronaves británicas se tomaban fotografías y se filmaba al buque desde todos los ángulos. Benchetrit, ante la posibilidad de un abordaje por parte de tropas comando, tomó la precaución de colocar todo el material comprometedor en una bolsa lastrada, lista para ser fondeada. Pero ello no fue necesario pues luego de media hora de acoso, los helicópteros se alejaron en dirección a Ascensión.

Pero allí no terminó todo. En medio del silencio radial, se sintió la voz del Comodoro, Clapp, desde el Fearless, requiriendo en forma amable a la Fragata Antelope, que: “si consideraba oportuno, y no interfería en sus trabajos”, saliera a capturar al “stranger ship”. Sin embargo pese al sugerente pedido, desde la nave de guerra, alguien que se identificó como Capitán, Tobin, contestó por radio que “iba a hacer todo lo posible pero iba a demorar más de dos horas en poder salir”.

Se ignora si esta fragata zarpó en persecución del buque argentino, pero a sus tripulantes sorprendió no verla aparecer en el horizonte ya que dada su velocidad de 30 nudos, era factible que lo hubiera podido alcanzar más adelante.

En ese momento tan incierto se recibió, como una ironía del destino, un telegrama de la Empresa ELMA, disponiendo el regreso urgente del Río de la Plata a Montevideo. Lo insólito del caso consistió en observar que dicho cable había sido despachado la noche anterior y por razones técnicas de horario, el radiotelegrafista no lo había recepcionado oportunamente.

De todas maneras ya era tarde para cualquier conjetura y siguieron navegando con un total silencio radial y electrónico para no ser detectados, demorando la transmisión del mensaje a la Empresa paras el día siguiente.

Efectivamente ya asegurados que ningún barco los seguía y calculando que se encontraban lo suficientemente alejados de la conflictiva base, transmitieron la información obtenida a la sede de la empresa ELMA. No bien habían concluido con el contacto telegráfico, cuando fueron sobrevolados por un avión de reconocimiento de la Fuerza Aérea británica, que luego de algunos pasajes rasantes, se alejó rumbo al Oeste hasta perderse de vista. Esta última novedad alcanzaron a comunicarla a Buenos Aires y luego cortaron toda transmisión para continuar la navegación en silencio por más de veinticuatro horas.

Como la falta de noticias preocupó a las autoridades de ELMA, que no recibían respuesta a los llamados, el gerente de la Empresa decidió enviar un radiograma sin clave cifrada, pero cuyo texto estaba redactado en términos lunfardos. El mismo decía “Bencho, picátela al socaire de macacos y domani chamuyame como era el quía que te ojeó. Un abrazo, el Capitán, Radivoj”. Para quienes no están familiarizados con el lunfardo la traducción aproximada sería: “Bencho” (apelativo con que se lo conocía a Benchetrit), andante rápidamente hacia la costa brasileña y mañana háblame de cómo era la persona que te avistó”.

Durante el trayecto al continente, alcanzaron a divisar a unas veinte millas por proa, un buque de guerra que evidentemente se dirigía a Ascensión, pero dada la distancia no llegaron a identificarlo. Presumiendo que el mismo proviniera de la isla brasileña de Trinidad, donde quizá podrían encontrarse otros barcos británicos, pusieron rumbo a la misma. Dicha isla fue reconocida en todo su perímetro a una distancia entre media y una milla, sin que se viera embarcación alguna. Cumpliendo ese trámite, el Río de la Plata hizo puerto primero en Montevideo y luego emprendió rumbo a Buenos Aires, donde el resto del material logrado, grabaciones, fotografías, etc. fueron entregados a ELMA y a través de la misma a la Armada Argentina.

En medio del beneplácito de sus superiores y de los mandos navales, Benchetrit, fue requerido nuevamente por personal de la Armada para cumplir otra misión secreta. El Capitán aceptó, pero los trabajos que necesitaba el barco para estar en condiciones, demoraron su salida y al finalizar los mismos, la contienda terminó y la misión se canceló.

Benchetrit continuó con sus viajes en el Río de la Plata, siempre hacia el norte de Europa. Tres años después del conflicto, se encontraba navegando cerca del Golfo de Vizcaya, cuando atento a la radio alcanzó a escuchar una conversación entre dos barcos ingleses a quienes identificó como ex participantes en la guerra de Malvinas. Sin pensarlo mucho fue a buscar las cintas que había grabado durante el episodio de Ascensión y las puso en el aire a través de la misma frecuencia.

Luego que se oyeron esas voces provenientes de seres que ya no estaban y desde naves que ahora yacían en el fondo del mar, se hizo un profundo silencio. Quizá los marinos británicos jamás hayan podido dar una explicación lógica a esa alucinante experiencia, ni imaginar que un marino argentino, con métodos muy simples, los continuaba sorprendiendo.
En la primer foto el ELMA Rio de la Plata y la segunda el ingenioso zoom para sacar fotos de los buques Britanicos

Asi somos los Argentinos cuando estamos unidos.