domingo, 23 de marzo de 2025
jueves, 27 de febrero de 2025
miércoles, 5 de febrero de 2025
Operación Plum Duff: El aviador trasandino que rescató a los SAS

Imagen referencial. Un Sea King HC.4 de 825 Escuadrón Aéreo Naval despega después de trasladar, desde San Carlos a Darwin, a comandos de la compañía 42 de los Royal Marines (Photo by Paul Haley/ Crown Copyright. Imperial War Museums via Getty Images)IWM/Getty Images - Imperial War Museums
Operación Plum Duff. El aviador chileno que rescató a los comandos británicos que planeaban atacar la base aérea de Río Grande
LA NACION
Jorge Freyggang Campaña, ex oficial de la Fuerza Aérea de Chile, se hizo famoso por ser el primer piloto comercial en llegar a la Antártica; sin embargo, pocos –ni siquiera sus más cercanos- conocían su rol en la guerra de Malvinas
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
Son casi las 11 de la noche y caen las primeras gotas sobre Gotemburgo. Solo dos chilenas, que promedian los 70 años, esperan frente al Stora Teatern, el centenario recinto del puerto sueco. Hace poco más de una hora que terminó el concierto de los Inti Illimani, y esperan tomarse una fotografía con los músicos.
Finalmente, aparecen los fundadores de la banda, Horacio Salinas y José Seves, que ya superan los 70 años y que no dudan en posar junto a sus compatriotas.
Es 21 de septiembre de 2023 y nos acercamos a Seves: le contamos que estamos escribiendo un artículo sobre el piloto Jorge Freyggang, hermano mayor de Renato, un saxofonista que estuvo en la banda durante diez años mientras estaban exiliados en Italia.
“Fuimos muy cercanos con Renato”, aclara el dueño del vozarrón emblemático del grupo.
También le señalamos que diversos documentos sindican a este excapitán de la Fuerza Aérea de Chile como uno de los represores de la dictadura chilena. Esta vez, José Seves -con cara contrariada- señala que jamás supo de esta historia. Nos dirá que es un episodio desconocido al interior de los Inti, como se le conoce a esta agrupación fundada en 1967 y que fuese una férrea promotora del gobierno socialista de Salvador Allende.
Dos semanas más tarde, el lunes 2 de octubre de 2023, y minutos antes de que el conjunto Amankay, integrado por holandeses y chilenos, se presente por primera vez en el teatro de la Universidad de Santiago, nos acercamos a Renato Freyggang y le preguntamos por su hermano Jorge y su rol en las sesiones de tortura en la base aérea de Temuco en 1973. El ex Inti Illimani, con semblante sereno, nos dice: “No tenía idea”, y luego agrega que le gustaría cooperar, saber si hay más antecedentes, y que no tendría problemas en reconocer que Jorge estuvo en eso. “En realidad, no me extraña, hubo muchos involucrados”.
La historia le daría la razón.
El aviador Jorge Freyggang
La pandilla salvaje
Hijo de un suboficial de la FACh que por mérito ascendió a oficial, Jorge Humberto Freyggang Campaña nació el 1 de abril de 1947. Eran cuatro hermanos, tres varones y una niña, y vivieron toda su infancia en Santiago.
A los 18 años ingresó a la Escuela de Aviación y a fines de 1969 egresó con el grado de subteniente, ocupando la antigüedad número 25. Difícilmente llegaría al generalato. Poco después fue destinado a Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. Allí conoció a Susana López González, hija de comerciantes locales; se casaron con separación total de bienes.
En mayo de 1973, el teniente Freyggang fue enviado a la Base Aérea Maquehue de Temuco, la que había iniciado sus operaciones a fines de los años 20 y en la que, varias décadas más tarde, el Papa Francisco ofrecería una misa teñida de polémica: subió al altar acompañado por un obispo silente y encubridor de un sacerdote pedófilo.
Es en este lugar, que en los 60 albergaba a la escuela de helicópteros de la FACh, donde Freyggang escribió su historia más brutal a partir del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
Uno de los que padeció aquella infamia fue Jorge Silhi Zarzar. Hasta su casa ubicada en el centro de Temuco, llegaron tres miembros de la FACh y un enfermero civil. Allí encañonaron a su madre y lo sacaron violentamente desde su hogar. Lo trasladaron hasta la Base Maquehue, ubicada a seis kilómetros al suroeste del centro de la ciudad. En aquel recinto, al entonces liceano lo recibiría “La pandilla salvaje”, un grupo compuesto por oficiales y suboficiales, dirigida por Freyggang Campaña.
“Aquí comienza un calvario que yo no me imaginaba que resultaría posible entre seres humanos: interrogatorios reiterados con golpes, con palos, con electricidad y lo peor de todo, el submarino seco, que es la bolsa de nylon que te ponen en la cabeza hasta que tú abras la mano y decidas que quieres hablar. Si lo hacías para aliviarte y no contestaban lo que ellos querían, volvía el submarino seco”, cuenta el hoy abogado Silhi, desde su casa en la capital de la Región de la Araucanía.
En esos días, Jorge Silhi tenía 19 años recién cumplidos. Era un conocido dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por lo mismo, recibió instrucción militar, pero sin alcanzar a pertenecer a las estructuras claves de su partido. En los interrogatorios insistirá que su perfil era intrascendente.
“Jorge Freyggang estuvo en mis interrogatorios y era uno de los que me golpeaba, pero los que más golpeaban eran los suboficiales”. En una de las sesiones de tormento, Silhi -quien siempre estuvo vendado- logró sacarse la bolsa plástica que lo asfixiaba y ahí Freyggang le tomó las manos y las ató con un cinturón.
Tras ocho días detenido en la Base Maquehue, donde lo interrogaron dos o tres veces al día y después de sufrir “una de las peores pateaduras”, Silhi fue dejado en libertad gracias a contactos familiares. “Cuando soy liberado, el que me va a dejar a mi hogar era Freyggang”, recuerda el abogado temuquense, que reconoció la voz de quien daba las órdenes de las golpizas que padeció.
A fines del 73, Jorge Silhi salió del país con destino a Argentina, donde permaneció un año. Volvería a Chile a estudiar Derecho, ya completamente descolgado de una militancia política. Recién a mediados de los 80 defendería a algunos perseguidos políticos de la dictadura de Pinochet.
Jorge Silhi en su casa en Temuco
El apellido Freyggang es repetido en varios procesos judiciales que se sustanciaron por los crímenes cometidos en Maquehue. En ellos, exoficiales y suboficiales sindicaron al entonces teniente como integrante e incluso jefe de la unidad de inteligencia que operó en aquel recinto militar. Varios de los integrantes de la denominada pandilla salvaje fueron condenados y hoy cumplen condena en prisión.
Un reconocimiento inusual
En la hoja de vida militar de Jorge Freyggang Campaña, un documento de 56 carillas manuscritas y entregada por la propia FACh, se consigna que dos semanas antes del golpe militar –y con la edad de 26 años- pasó a ser jefe del Departamento de Inteligencia del Grupo 3 Maquehue de Temuco, donde “tuvo una destacada actuación antes, durante y después de los sucesos del 11 de septiembre de 1973″.
El texto agrega: “Cumplió con valentía y decisión su actuación frente a elementos marxistas, practicando interrogatorios, detenciones, allanamientos y otras misiones”.
Hoja de vida militar de Jorge Freyggang
Como pocas veces, la propia FACh acreditó la participación de uno de sus oficiales en detenciones extrajudiciales. Aún más: Freyggang obtuvo las mejores calificaciones mientras estuvo destinado en Temuco.
El 12 de septiembre de 1975, dejó su rol en inteligencia y asumió distintas labores administrativas; incluso sería el director del jardín infantil del regimiento.
Seis meses después, en la Laguna del Laja, sufrió su primer accidente aéreo cuando estrelló el helicóptero Dell UH-1H que conducía. La institución lo felicitó por su maniobra y concluyó que se debió a una “falla de material”.
A mediados de 1977, solicitó ser dado de baja de la institución “por motivos particulares”. A fines de agosto dejó las filas de la FACh con el grado de capitán, cerrando su hoja militar llena con múltiples loas; “se le puede confiar cualquier misión”, apuntaron sus superiores.
En los días siguientes, regresó a la Patagonia para iniciar su añorado negocio: tener su propia línea aérea. Para ello, se asoció con su suegro Sergio López, quien era dueño de una librería en Punta Arenas. Ambos se endeudaron y en diciembre del mismo año compraron la línea aérea Tama a Luciano Julio, que solo contaba con una aeronave, un maltrecho CC-CAK.
A pesar de lo precario de la firma, Freyggang le dio un nuevo impulso a la empresa: él piloteaba, su suegro era ejecutivo y su mujer atendía el público. Con el viejo avión aumentó la periodicidad de los vuelos entre Punta Arenas, Cerro Sombrero, Porvenir y Puerto Williams.
Pero la gran apuesta de Freyggang fue en 1980: viajó a Estados Unidos para adquirir tres aviones. Tama se ponía pantalones largos y, cada tanto, ponían avisos publicitarios en los diarios locales. Pero sabía que necesitaba algo más grande para remecer el débil mercado aeronáutico de la zona, hasta que ideó su gran golpe de marketing: el domingo 22 de marzo de 1981, su rostro apareció en la prensa local bajo el titular: “Hazaña histórica de empresa magallánica. Abierta ruta comercial a la Antártica. Jorge Freyggang, piloto civil, fue el primero en llegar a la Antártida con un avión comercial.”
El 22 de marzo de de 1981 el diario El Magallanes da cuenta de la hazaña de Jorge Freyggang, primer piloto civil en unir en vuelo América con la Antártida
El viaje hasta la base Teniente Marsh en la Antártida fue su particular homenaje a la institución que lo formó como piloto, el mismo día del aniversario de la FACh, celebrando el aterrizaje de esta hazaña aeronáutica entre los vítores de sus ex camaradas del aire, a quienes les llevó varias sandías.
¿Un espía de los ingleses?
El otoño de 1982 fue durísimo para los habitantes del extremo sur del continente. Argentina estaba en guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Fue una conflagración corta pero sangrienta.
A muy poco andar del conflicto, el alto mando de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) envió a Chile a uno de sus hombres para que consiguiese el apoyo local bajo el más estricto sigilo. El elegido fue Sidney Albert Edwards, un oficial que a sus 48 años hablaba perfecto español y era experto en inteligencia militar. En Londres sabían que estaban dando inicio a una relación quid pro quo, en la que la ayuda sería recíproca: tras la guerra, Chile recibiría seis Hawker Hunter, un radar de larga distancia, misiles antiaéreos y tres cazabombarderos Canberra de reconocimiento fotogramétrico de gran altura. Mientras que los aviadores británicos usarían el espacio aéreo chileno para labores de espionaje, instalando en Punta Arenas un radar que les permitió detectar los movimientos de los cazas argentinos, y varias pistas en las que aterrizaban aeronaves inglesas camufladas como máquinas chilenas.
Pero la ayuda subrepticia hacia los británicos no estuvo exenta de incidentes.
Sea King con las aspas plegadas a bordo de la cubierta de vuelo del HMS Intrepid. Atrás asoma el portaaviones ligero HMS Hermes.
El mapa con la operación frustrada que publicó el periódico inglés Daily Mail en 2014
El 17 de mayo de 1982, el helicóptero Sea King HC-4VC, bajo el mando del teniente Richard Hutching, despegó desde el portaviones HMS Invencible. En el interior iban además ocho hombres del S.A.S., las fuerzas especiales del ejército británico. Era una misión arriesgada y casi suicida. La operación secreta, denominada Plum Duff, tenía como objetivo infiltrar la base aeronaval argentina de Río Grande, destruir los aviones Super Étendard, asesinar a sus pilotos, pero por sobre todo, destruir los 3 misiles AM-39 Exocet que aún mantenía la Fuerza Aérea Argentina, el principal dolor de cabeza para Margaret Thatcher, luego que semanas antes, el 4 de mayo, dos de estos misiles habían hundido al destructor británico HMS Sheffield.
La base Aérea de Río Grande, en 1982, objetivo de los comandos que participaron en la operación Plum Duff
Pero algo falló, y debido a las condiciones climáticas, el teniente Hutching abortó la misión pues había sido detectado por un radar hostil: el copiloto pudo observar una bengala en las cercanías. Decidieron dejar a los comandos SAS en un punto cercano al río Silva. Luego prosiguieron rumbo a Punta Arenas y ya en territorio chileno, el Sea King fue abandonado y destruido por sus propios ocupantes.
El incendio del helicóptero no sólo fue advertido por los lugareños sino que rápidamente se convirtió en noticia internacional. Los tres tripulantes del Sea King decidieron esconderse, hasta recibir nuevas órdenes. Fueron siete largos días en que el incidente pasó a ser un inesperado y casi insalvable conflicto diplomático, hasta que –según rezaba el protocolo- Hutching tomó su teléfono satelital y llamó a Sidney Edwards:
“Entréguense a las autoridades chilenas y yo me ocuparé de que lleguen a Santiago”, fue la instrucción que recibió el piloto. Y así lo hicieron. En los días siguientes abandonaron el territorio chileno rumbo a Londres.
La Prensa Austral publico la noticia del rescate de los tres pilotos del Sea King. Si bien la crónica habla de "misterio", jamás menciona a los 8 comando británicos que iban en el helicóptero
La tripulación del Sea King británico tuvo una salida "oficial". Los tres pilotos dieron una conferencia de prensa al llegar a Santiago, pero negaron la existencia de comandos británicos en el continente
Mientras, los 8 hombres de la SAS seguían escondidos en el sur de Chile, específicamente en la ciudad de Porvenir. Pero no aguantarían mucho tiempo.
Se hacía urgente sacarlos del país, por lo que los oficiales de enlace chilenos contactaron al ex camarada de la FACh, Jorge Freyggang. Los ingleses pagaron una alta cifra con el propósito de resguardar las identidades de sus pasajeros que, de paso, mejoraron las alicaídas arcas de aerolíneas Tama.
Aprovechando la tranquilidad del domingo 30 de mayo, los ocho comandos británicos fueron trasladados desde Porvenir hasta Punta Arenas a bordo de un monomotor. En la capital de Magallanes, los esperaba el Beecheraft Queen Air BE-80 piloteado por Freyggang. Hizo escala en Puerto Montt para cargar combustible y al llegar a Santiago, fueron recibidos por una columna de vehículos que los llevó a una casa de seguridad. Jorge Freyggang respiró tranquilo. La misión secreta había resultado exitosa y la paga generosa. Estuvo 6 días en la capital, reunió a su familia y el sábado emprendió el vuelo de regreso a Punta Arenas.
Sería el último de su vida.
Vecinos de Punta Arenas aún conservan, como souvenirs, pedazos del Sea King que los comandos británicos abandonaron y prendieron fuego tras abortar el ataque a la base de Río Grande
Aquel 5 de junio de 1982 había sido pronosticado con mal tiempo. No era un buen día para volar. Los 1308 kilómetros que separan Puerto Montt con la austral Punta Arenas se encontraban con cielos completamente nublados. Es una geografía compleja y un clima inestable, con vientos bravos. Pero Freyggang se tenía confianza. Había despegado aquella mañana desde Santiago en su Beecheraft Queen Air BE-80. Hizo una escala en el aeropuerto El Tepual de Puerto Montt. Lo acompañaba su esposa Susana López, sus hijos Jorge (9), Patricio (7), Susana (2) y la asesora del hogar, Brunilda Navarro. Despegaron cerca de las 10 de la mañana para volver a su amado Magallanes.
A las 18:10 horas, Jorge Freyggang se contactó con el operador de la torre de control del aeródromo de Chile Chico. Tenía una emergencia:
“Solo veo mar a mi alrededor; también veo la luna. No observo tierra. Me queda combustible para unos 20 minutos, así que trataré de amarar. Búsquenme. No me olviden”.
Fue su último contacto radial.
“Perdido avión de Tama”, tituló al día siguiente diario El Magallanes. La noticia caló hondo en Punta Arenas. Freyggang era un hombre conocido en la austral ciudad y había consolidado cierto prestigio entre los aviadores. Su bigote le otorgaba más años que los 35 que tenía al momento del accidente.
Los archivos oficiales de la Operación Plum Duff fueron desclasificados hace 10 años. Sin embargo, las imágenes del helicóptero británico incendiado en el sur de Chile trascendieron en 1982
“Era un tipo extrovertido, simpático, alegre y ameno. Muy sincero y transparente”, lo recuerda hasta estos días desde su oficina en Punta Arenas, Luis Utman, quien lo conoció cuando ingresaron como cadetes a la Escuela de Aviación en 1965. El destino los volvió a unir a principios de los 80, cuando Luis comenzó a pilotear para la empresa Tama. Por eso le dolió tanto su partida, pues a pesar de la experiencia de Freyggang, poco pudo hacer aquel infausto atardecer de junio de 1982. Los fuertes vientos y escaso combustible lo sentenciaron. Técnicamente se cree que el avión pudo caer entre Punta Arenas y el Mar de Drake. Utman participó directamente en la búsqueda del avión siniestrado, la que se prolongó por dos semanas.
Durante años se especuló que el chileno había sido un espía trabajando para los ingleses y que incluso volaba de manera permanente a Puerto Argentino, en las Islas Malvinas. Incluso se levantó la versión de que su accidente habría sido un atentado de la inteligencia argentina, o que habría fingido su propia muerte y la de su familia, siendo visto años más tarde en Inglaterra, Australia u otro país, que sólo la imaginación popular pudo inventar.
Los rastros de Freyggang Campaña y su familia nunca fueron encontrados.
Daniel Avendaño y Mauricio Palma
viernes, 20 de septiembre de 2024
viernes, 13 de enero de 2023
Diplomacia: Relaciones chileno-británicas
Relaciones Chile-Reino Unido
Las relaciones británico-chilenas son las relaciones exteriores entre el Reino Unido y Chile . Los dos países mantienen fuertes lazos culturales, ya que la cultura chilena se anglicanizó un poco después de la independencia, y desde entonces ha visto muchas inversiones mutuas. Las visitas estándar, en los términos que aplica cada país, permiten visitantes y estudios de corta duración, sin necesidad de una visa de viaje avalada en un pasaporte.
Relaciones chileno-británicas

El presidente Sebastián Piñera y el primer ministro David Cameron en el número 10 de Downing Street en 2010.
Se destacan los territorios vecinos en el Atlántico Sur y el Pacífico. El territorio de ultramar de las Islas Malvinas del Reino Unido está cerca de la provincia chilena de Tierra del Fuego y la comuna de Cabo de Hornos . Las Islas Pitcairn están cerca de la Isla de Pascua .
A medida que se han construido más bases en la Antártida basada en la investigación, una de las del Reino Unido se ha convertido en la Base Antártica Teniente Luis Carvajal Villaroel de Chile.
Historia
El presidente chileno Sebastián Piñera y su esposa se reunieron con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham en 2010
Inglaterra jugó un papel importante en la historia de Chile . Según A History of the British Presence in Chile de William Edmundson , 2009, Chile tenía la misma jefa de estado que Inglaterra en el siglo XVI, la reina María I. Cuando se casó con Felipe II , él todavía era un príncipe, por lo que el rey de España, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico , lo nombró a él y a María rey y reina de Chile ., así como de Inglaterra, Irlanda, Nápoles y Jerusalén. María se convirtió en tal desde su matrimonio en 1554 hasta la coronación de su esposo como Rey de España en 1556, cuando Chile pasó a formar parte de las posesiones de los españoles. Aunque no hay constancia ni evidencia que sustente la afirmación de que Felipe fue nombrado 'Rey de Chile', aún permanece como anécdota conocida en el país.
A lo largo del período colonial chileno, los buques de guerra británicos en tiempos de guerra, corsarios ocasionales y, en tiempos de paz , piratas británicos y coloniales , forajidos, en riesgo de ser ejecutados por partes neutrales, hostigaron a las ricas autoridades españolas en Chile saqueando sus barcos. En tiempos de paz, los barcos comerciales privados de ambos imperios traían bienes de necesidad mutua. Las fuerzas británicas y mapuche se aliaron para deponer el dominio español en el país. Gran Bretaña ayudó a los chilenos en la lucha por la independencia en la década de 1810, encabezada por Lord Cochrane. El Almirante Británico Lord Cochrane fue el primer comandante de la Armada de Chile que luchó en la Guerra de Independencia de Chile.y cinco buques de la Armada de Chile han sido nombrados en su honor.
A principios de la década de 1910, Gran Bretaña vendió un acorazado súper acorazado Almirante Latorre a Chile. Aunque retenido por la Royal Navy durante la guerra, el barco fue entregado después y sirvió como buque insignia de la Armada de Chile durante muchas décadas a partir de entonces. En la era moderna, la Armada de Chile y la Royal Navy mantienen una estrecha relación con una ex fragata británica Tipo 22 y tres Fragatas Tipo 23 en servicio chileno.
Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, con el conflicto del Beagle aún pendiente , Chile y Colombia se convirtieron en los únicos países latinoamericanos en abstenerse de votar en el TIAR (al igual que Estados Unidos y Trinidad y Tobago ). Chile proporcionó al Reino Unido información limitada pero significativa. Sir Lawrence Freedman describe en detalle la posición chilena en su libro The Official History of the Falklands Campaign.
lunes, 20 de diciembre de 2021
Inteligencia: La caída del Canberra chileno en 1984
El día que la aviación argentina derribó en secreto un avión chileno

La caída del Camberra de la FACh "342" sucedió el día 25 de Mayo de 1984.
Lo sucedido con ése Canberra de reconocimiento es uno de los temas más oscuros de los últimos tiempos.
Se sabe que la FACh realizaba varios vuelos en la zona de Tierra del Fuego y Santa Cruz ingresando a nuestro espacio aéreo sin ningún inconveniente. Aparentemente consideraron que ése día por ser fiesta nacional, el escuadrón Mirage estaría más relajado en Gallegos y todo parece indicar que el Camberra se adentró más de la cuenta. Al ser detectado por el radar de Gallegos, se ordenó el despegue de dos Mirage.
A partir de ése momento pocos saben qué sucedió en realidad.
Los PR.Mk9 disponían de un avanzado sistema de alerta radar, estimandose que los pilotos chilenos al ser detectados por Gallegos y sabiendo que había Mirage cerca, decidieron regresar hacia Chile haciendo un escape en vuelo rasante para evitar que los Mirage pudieran detectarlo. Todo indica que durante ése escape a máxima potencia colisionaron con un cerro o la ladera de un cerro. Convengamos que los pilotos de la FACh tenían muy poca experiencia en éste tipo de aeronave y que no tenían mucho entrenamiento para volar a muy baja altitud entre montañas ya que el punto fuerte del Camberra era su buen techo operativo.
Que ambos tripulantes hayan perdido la vida indica que el orígen de la pérdida del avión fue algo súbito e imprevisto que no les dió tiempo a iniciar la secuencia de eyección. Es por ello que se descarta un posible derribo por parte de nuestros Mirage.
Y sí que hicimos algo. Los Mirage despegaron. Esa fue la respuesta y causa del derribo
Algun jefe de la Fuerza Aérea Argentina comentó que en ambos días Argentina entró en combate contra Chile y para evitar CONSTERNACIÓN a nivel nacional en AMBOS PAISES se decidió mantener estos echos en el mas absoluto SECRETO pues las reacciones políticas y populares podrían empujar a ambos paises a una guerra
sábado, 30 de enero de 2021
viernes, 5 de junio de 2020
lunes, 10 de febrero de 2020
Malvinas: La operación Mikado en la versión rusa
Malvinas: las aventuras de las fuerzas especiales británicas en la Patagonia
Revista Militar (original en ruso)
La operación Mikado planeada por los británicos durante la Guerra de Malvinas a veces se menciona brevemente en fuentes rusas. En 1979, Argentina ordenó en Francia, entre otras armas y misiles Exocet. En abril de 1982, los argentinos, según el vendedor, la compañía francesa Aerospatiale, lograron obtener cinco de esos misiles antibuque, que se almacenaron en la base aérea argentina del Río Grande en Tierra del Fuego. El 4 de mayo, el cohete Exocet dañó severamente al destructor Sheffield, que luego se hundió. Este incidente impresionó a los británicos. Según la inteligencia británica, el 13 de mayo, los argentinos tenían tres cohetes listos para usar, y era urgente resolver el problema con ellos. Para destruir misiles y aviones argentinos, se desarrolló la operación "Mikado".
El plan original de ataque al Río Grande incluía el uso de un par de Hércules C-130 con 50-55 fuerzas especiales británicas SAS a bordo. Se suponía que los Hércules saldrían volando de una base aérea en la Isla Ascensión en el Atlántico y, disfrazándose de C-130 argentinos, se sentarían audaz y abiertamente en Río Grande. Después de aterrizar, los atacantes, en teoría, atacarían hasta que los argentinas se quedaran sin aviones y destruyeran todo a su paso, incluido los Exocet. Después de completar la misión, el Hércules despegaría y se dirigiría a la base de Punta Arenas en Chile, o sería volado y los comandos caminarían hacia la frontera chilena.
Como parte del Mikado, se desarrolló una operación de reconocimiento por separado, Christmas Pudding, que es poco conocida en Rusia, y los detalles de los participantes directos se filtraron a la prensa británica solo esta primavera. El propósito de la operación es establecer la vigilancia de la base de Río Grande, recopilar información y prepararse para la fase principal del Mikado.
Los combatientes del SAS (Escuadrón B, 22 Regimiento SAS) de su base en el Reino Unido volaron al Atlántico. Luego, desde la Isla Ascensión en el Atlántico sur en las Hekules, fueron desembarcados en el océano y recogidos por el portaaviones Invencible. En los primeros minutos del 18 de mayo, un helicóptero Sea King con ocho cazas SAS despegó del Invencible. Después del despegue, el helicóptero de repente descubrió en su camino una plataforma de producción de gas en alta mar, que era conocida por todos, excepto por la inteligencia británica. La plataforma tuvo que volar y perder tiempo. Al final resultó que más tarde, el buque de guerra argentino vio un helicóptero, pero no abrió fuego, por temor a dañar la plataforma.
Después de varias horas de volar en la densa niebla sobre Argentina, el helicóptero se perdió y aterrizó. Otras versiones de lo que sucedió divergen. El piloto del helicóptero afirmó que, a pesar de la visibilidad casi nula, hizo todo bien, y el aterrizaje fue claramente en el lugar planificado, y el comandante del grupo SAS decidió que habían aterrizado en el lugar equivocado. Después de una breve reunión, discutiendo con los pilotos y con el temor de que el helicóptero hubiera sido visto y aterrizado en el área equivocada, se decidió que la operación se canceló y el helicóptero volaba a Chile. Dos soldados que ya habían aterrizado fueron conducidos de regreso por el comandante del grupo a un helicóptero.
La frontera entre Argentina y Chile fue cruzada en helicóptero, los combatientes de las fuerzas especiales aterrizaron en la costa sur de la Bahía Inutil por razones de seguridad.
El helicóptero fue a la base aérea chilena en Punta Arenas. Al no llegar a la base, la tripulación (3 personas) según el plan era destruir el automóvil. Decidimos hacer todo en silencio. Se sentaron, hicieron agujeros en el helicóptero, pero el primer intento de inundación no funcionó. Durante el próximo aterrizaje, el helicóptero se estrelló en la playa. La tripulación voló un helicóptero, se escondió durante 8 días en el suelo y luego se fue por su propia cuenta a Punta Arenas, donde el 25 de mayo se entregó al ejército y las autoridades locales. La tripulación del helicóptero fue transportada a Santiago, donde los pilotos dieron una sensacional conferencia de prensa internacional.
Al mismo tiempo, los soldados desembarcados de las fuerzas especiales estaban probando su destino. El equipo de Spenaz finalmente decidió que cumplirían su misión y se fueron al Río Grande. En sus manos tenían dos tarjetas emitidas en Inglaterra: una hoja rasgada del atlas de la escuela de los años 30 y una tarjeta argentina del año 43 con el sello de la biblioteca de la Universidad de Cambridge de 1967. Río Grande no se indicó en estos mapas. No había mapas a bordo del portaaviones, como esperaba el comandante del grupo. El grupo tampoco tenía suficientes provisiones para una batería de larga duración y dispositivos de visión nocturna.
Al amanecer del 18 de mayo, el grupo contactó y recibió órdenes de continuar la operación. En este punto, uno de los luchadores tenía fiebre alta. El comandante del grupo decidió esperar. El estado de ánimo general estaba deprimido. Las personas tenían la sensación de que ya habían sido canceladas y abandonadas a sus propios dispositivos.
El 19 y 20 de mayo, el grupo yacía en sacos de dormir bajo redes de camuflaje entre las pampas nevadas al aire libre, se sacudió por el frío y esperó a que el soldado se recuperara.
En la noche del 20 de mayo, comenzaron a moverse, pero quedaban unas 10 millas hasta la frontera con Argentina, y otras 30 millas tuvieron que ser cubiertas desde la frontera a lo largo del territorio enemigo hasta Río Grande. No era realista sin comida extra.
El 21 de mayo, durante una sesión de comunicación, se les ordenó llegar a cierto punto de evacuación, donde uno de los oficiales de SAS que ya estaba en Chile tuvo que esperarlos. Después de una sesión de comunicación, el walkie-talkie, que estaba mojado mientras aún aterrizaba en el Atlántico, falló.
El 22 de mayo, el grupo llegó al lugar designado, pero no se encontró con nadie. Los soldados esperaron otros tres días, gastando un suministro de alimentos que ya era deficiente.
El 26 de mayo, el comandante del grupo y otro luchador, dejando a las fuerzas principales y tomando sus pistolas, decidieron ir a la ciudad chilena de Porvenir. Se las arreglaron para detener el camión en el suelo y llegar rápidamente a Porvenir, desde donde hicieron una llamada desde la única cabina telefónica al cónsul británico. El cónsul estaba horrorizado, sin saber que se estaba llevando a cabo una operación especial, y aconsejó a las fuerzas especiales que se rindieran a las autoridades. Fue otro golpe a la moral. Y en la tarde del mismo día, el comandante del grupo y su luchador tropezaron inesperadamente en la taberna con tres de sus colegas de SAS, que no intentaron llegar al punto de evacuación por razones desconocidas. La sorpresa de los participantes del "Pastel de Navidad" no conocía límites.
El 30 de mayo, el grupo se cambió a ropa de civil y, con mayor secreto, fue enviado desde Porvenir a Santiago.
El 8 de junio, se les ordenó regresar a casa.
La carrera del comandante del grupo había terminado. Fue acusado de negarse a aterrizar durante el primer aterrizaje y robó un helicóptero en Chile, en lugar de realizar la operación. El comandante renunció a las fuerzas armadas británicas y hasta hace poco mantuvo la boca cerrada, pero en marzo de 2014 decidió contar la historia de las aventuras de SAS en la Patagonia durante la Guerra de las Malvinas.
Este episodio es el único intento confirmado por los británicos para llevar a cabo operaciones terrestres directamente en el continente de Argentina en esa guerra.
Los argentinos, sin embargo, tienen su propia visión de esta historia. Según ellos, los soldados argentinos lograron subirse a un helicóptero desde armas pequeñas al sur de Río Gallegos, lo que obligó a los británicos a cambiar su ruta de vuelo, llegar a territorio chileno y estrellarse bajo Punta Arenas.
En realidad, el fracaso de la operación preparatoria "Christmas Pudding" puso fin a la operación principal "Mikado", que recibió el sobrenombre de "Sure Death", por las críticas y la negativa a realizar lo que muchos soldados británicos perdieron sus puestos y el servicio militar.
Y el 25 de mayo, mientras el SAS se congelaba las bolas en las estepas patagónicas, los argentinos golpearon el Atlantic Conveyor, que se hundió unos días después, con dos misiles Exocet.
viernes, 3 de enero de 2020
Canallas: Más detalles de la ayuda trasandina al Imperio Británico
La polémica ayuda de Chile a Inglaterra en la Guerra de Las Malvinas
En 1982, luego de enterarse del movimiento de tropas argentinas en la Patagonia y de un pacto secreto entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar Chile, el (r) general chileno de la Fach, Fernando Matthei, decidió contactarse con militares británicos para ofrecer ayuda militar a los ingleses.Jorge Fuentes || Guioteca
El rol que jugó Chile en la guerra de Las Malvinas es, según varios entendidos, más importante de lo que en su momento se comentó. Según una biografía inglesa de la fallecida y famosa primera ministra Margaret Thatcher, escrita por Charles Moore, ésta estaba impresionada por el nivel de apoyo internacional que había acumulado desde la invasión argentina a las islas. “Primero, encubiertamente, llegó Chile, cuya disputa con Argentina sobre el Canal de Beagle lo había hecho hipersensible ante la agresión argentina. Incluso, antes de que la invasión se completara, Chile ofreció a Reino Unido el uso de sus puertos. De ahí en adelante las tareas de inteligencia y la cooperación logística fueron constantes. Para el 6 de abril, Santiago ya había “ofrecido” los servicios de su fuerza aérea y naval, todo ello autorizado por el dictador Augusto Pinochet”.
Para graficar la buena relación que Pinochet logró con la “Dama de Hierro”, Moore agrega que “en 1998 él fue detenido en Londres como resultado del intento de un juez español por extraditarlo y que se enfrentara a los cargos por crímenes como tortura y asesinato. Lady Thatcher protestó vehementemente contra este tratamiento”.

General Fernando Matthei.
La famosa “Dama de Hierro” aseguraría en ese mismo momento que, sin la ayuda clave de Chile, la guerra de Malvinas no hubiese sido fácil de ganar. “Tenemos una enorme deuda”, dijo Tatcher. Lord Edward Cecil Parkinson, ex miembro del gabinete de la primera ministra, también dijo posteriormente que Chile fue un aliado que prestó importante ayuda a su país durante el conflicto con Argentina. El mismo Parkinson aseguró que la decisión de Inglaterra de hundir el buque argentino “General Belgrano” el 2 de mayo de 1982 se tomó con información de la armada Argentina que fue interceptada por Chile y entregada al Reino Unido.
Pero fue el (r) general de la Fuerza Aérea de Chile, FACH, Fernando Matthei Aubel, el encargado de develar en 1999 en una entrevista un secreto a voces que se mantuvo oculto durante más de década y media. “Yo hice todo lo posible para que Argentina perdiera la Guerra de las Malvinas”, aseguró el general chileno.
Matthei, quien fue agregado militar en Londres entre 1971 y 1974, detalló que “Chile no tuvo nada que ver en las Malvinas. Fui yo, por mi cuenta. Toda la nación argentina puede estar resentida conmigo”. Matthei aseguró haber tomado la iniciativa luego que recibiera informes de un gran movimiento de las tropas argentinas en la Patagonia, algo que los ingleses desconocían por completo. “Llegó a Chile por aquel entonces el wing commander Sidney Edwards y negociamos la entrega de aviones, misiles antiaéreos y radares a cambio de información. ¿Si hablé con Pinochet? Sí, pero fui lo suficientemente vago para que él se desentendiera si algo andaba mal. Los apoyamos con monitoreo permanente, radares y escuchas con dispositivos electrónicos”.
Matthei justificó su decisión tras escuchar las palabras del dictador argentino Leopoldo Galtieri, quien aseguró públicamente a sus compatriotas que “las islas Malvinas era el primer paso y que el siguiente era la recuperación de los otros terrenos. Además, el contexto era diferente al actual. En aquel momento las relaciones entre la Argentina y Chile atravesaban momentos críticos, a partir de las diferencias que había entre ambos países en torno de los límites fronterizos, que fueron zanjados con el Tratado de los Hielos Continentales en 1991″.
El pacto de Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile
Hugh Bicheno, un ex agente del MI6 (el mítico servicio de inteligencia exterior británico), y quien realizó misiones en Londres, Buenos Aires y Centroamérica, en su libro “Al filo de la navaja: La historia no oficial de la guerra de Malvinas”, exculpa a Margaret Tatcher y Augusto Pinochet de una supuesta alianza “contranatura” entre una democracia y una dictadura, afirmando que, en este caso, el enemigo común de ambos era la dictadura argentina de Leopoldo Galtieri, a su juicio, mucho peor que la chilena.Bicheno, incluso, va mucho más lejos, pues asegura que existía un acuerdo “secreto” entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile. “El general (R) Fernando Matthei confirmó en 1999 la colaboración de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) con los británicos. El declaró que no quiso involucrar a Pinochet en los detalles operativos, pero evidentemente contó con su beneplácito. Lo del pacto argentino-peruano-boliviano ya lo sabía, pero salió a flote en la prensa de Buenos Aires durante el intento de agresión argentino contra Chile sobre las islas Nueva, Picton y Lennox, en 1979”, aseguró Bicheno.
El ex agente británico aseguró también que “Thatcher no tuvo lazos con Pinochet durante la guerra. Las FF.AA. chilenas dieron ayuda voluntaria, porque si Argentina hubiese tenido éxito en las Malvinas, Chile hubiera sido el próximo objetivo. Había un acuerdo militar “secreto” entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile, y eso todo el mundo lo sabía. Perú incluso le proporcionó material bélico a Argentina durante el conflicto. Thatcher demostró una poco común integridad al agradecer a Pinochet por la ayuda que él le ofreció. La victoria británica derribó una dictadura militar argentina que buscaba el genocidio y, en efecto dominó, derribó otra en Bolivia, la de Luis García Meza, que tenía el apoyo de la Junta argentina”.
viernes, 14 de junio de 2019
Malvinas: Opción 13, el plan de bombardeo británico de ciudades argentinas desde Chile
"Opción 13": el plan secreto de los ingleses para bombardear Buenos Aires durante la guerra de Malvinas
La información desclasificada en los archivos británicos revela que existieron planes para lanzar las bombas de los aviones Vulcan sobre la capital. “Ataque a blancos seleccionados en el Continente”, dicen los documentos que detallan las estrategias que se iban perfeccionando o descartando según la evolución del conflicto. La "Opción 13" nunca llegó a materializarse, pero la amenaza jugó un importante papel en la guerra psicológicaPor Alejandro Amendolara | Infobae

El documento secreto del ministerio de Defensa británico con el plan de las operaciones para los aviones Vulcano,, elegidos para bombardear Buenos Aires y otros blancos del continente
Ante la inminencia de una acción militar argentina sobre las islas Malvinas, alertados por los servicios de inteligencia propios y de EE.UU., en una reunión en el Ministerio de Defensa británico en Whitehall, se asumió que nada podía hacerse en el corto plazo para impedirla. En esos momentos, la flota de desembarco argentina aún se encontraba en navegación hacia su objetivo final: la recuperación de las Islas Malvinas.
Eran las 14.00 horas del 31 de marzo de 1982, en la Sala 5301 del edificio del Ministerio de Defensa, cuando se inició el estudio de sanciones y represalias para el supuesto que se concretara la amenaza. En la minuta de esa reunión, se incluyó como posible represalia contra Argentina, que la Real Fuerza Aérea realizara ataques aéreos "sobre ciudades argentinas o a buques en el mar, que tendrían que ser lanzados desde la isla de Ascensión. Sin el apoyo de aviones cisternas, debido a la distancia involucrada en la aproximación, la aeronave tendría que aterrizar para completar la misión en el continente sudamericano, posiblemente Montevideo o Santiago. En consecuencia, en el probable supuesto de negativa en el uso de aeródromos en América del Sur, los ataques sobre blancos argentinos no son factibles".
Para entonces, el ministro de Defensa John Nott ya había ordenado la zarpada de un submarino nuclear hacia el Atlántico Sur, y el alistamiento de dos más. La Marina Real (Royal Navy) desempolvó los planes de contingencia para Malvinas y colocó en alerta a la flota, mientras que la Real Fuerza Aérea (RAF) apresuradamente preparó un plan para bombardear objetivos en Argentina.

La Operación Rosario: 2 de abril de 1982, la Argentina recupera las islas Malvinas
En la reunión de Jefes de Estado Mayor de las fuerzas armadas británicas del 2 de abril a las 15.10 horas de Londres (+3 respecto de Buenos Aires), se discutió la "posibilidad de obtener asistencia de potenciales aliados, particularmente Chile, y en menor medida Brasil", para el empleo de bases aéreas en América del Sur, y se encomendó al Foreign Office para "obtener autorización para el uso de aeródromos en Chile, si se intentara desplegar aviones de la RAF dentro del alcance operacional de las islas Malvinas".
En ese mismo momento, en el Atlántico Sur, se cumplían las etapas finales de la Operación Rosario, que culminarían con la evacuación del Gobernador Rex Hunt y la dotación de Royal Marines de las islas.
A las 9 de la mañana del 3 de abril, se realizó una nueva reunión de Jefes de Estado Mayor para evaluar los acontecimientos ocurridos desde el día anterior. En su transcurso se informó que Chile había recibido una solicitud argentina para que no reabasteciera buques y aeronaves del Reino Unido en ruta hacia las Islas Malvinas, y que Brasil no brindaría instalaciones o asistencia a las fuerzas británicas comprometidas en operaciones contra los argentinos.
No obstante el intenso despliegue diplomático británico, el 4 de abril, el Foreign Office debió informar a los jefes militares que la mayoría de los países sudamericanos habían expresado su apoyo a la Argentina. Pero la embajada británica en Santiago de Chile había comunicado que "existía la posibilidad de apoyo chileno" (Telegrama N° 66 del 3 de abril 82), por lo que se decidió que debían continuar los esfuerzos para determinar la posibilidad de usar aeródromos en ese país.
La RAF echaría mano a los viejos bombarderos Avro Vulcan, cuyo retiro gradual del servicio se encontraba a medio completar cuando estalló la crisis. A pesar de tantos años asignados a operaciones para ataques con cargas nucleares a baja altura dentro de la OTAN, con su gran alcance y capacidad para llevar una importante carga de bombas convencionales, resultaba ideal para la tarea.
Desde comienzos de la década del 70, no habían ejercitado su capacidad de bombardeo convencional ni el reabastecimiento en vuelo, por lo que resultaba indispensable el entrenamiento de las tripulaciones y capacidades de las aeronaves, previo a su despliegue a la Isla de Ascensión.
Las distancias hacia objetivos en Argentina eran más de lo que podía lograr el avión, por lo que –además de sucesivos reabastecimientos en vuelo-, resultaba vital obtener permisos de sobrevuelo y eventual aterrizaje en países sudamericanos para que el bombardeo sea efectivo.

Avión Avro Vulcan B.2 utilizado por la Real Fuerza Aérea para cumplir operaciones en el Atlántico Sur. Esta aeronave, matrícula XM597, cumplió misiones sobre Malvinas con misiles antirradar “Shrike” norteamericanos
Se encomendó al Foreign Office obtener esos permisos para sobrevolar Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y así asegurar la aproximación aérea para incursionar sobre territorio argentino. Las Cancillerías de estos países negaron en forma inmediata los permisos a los británicos.
Quedaba aún abierta la opción de operar desde Chile. Las horas pasaban y la planificación comenzó a contemplar el envío de aviones Vulcan para operar desde bases trasandinas, para lo cual tendrían que trazar una ruta de vuelo desde su base en Gran Bretaña hasta Santiago/Punta Arenas. Ante las negativas de sobrevuelo sobre América del Sur, se debió delinear una ruta que implicaba cruzar el Atlántico Norte, sobrevolar Estados Unidos, y llegar a Chile desde el Pacífico.
Con estas premisas, el 8 de abril se emitió el primer borrador titulado "Operaciones de Vulcan contra Argentina desde Ascensión", para utilizar estos bombarderos contra blancos en Argentina. El concepto de la operación sería el siguiente:
- Los Vulcan a gran altura, particularmente de día, serían extremadamente vulnerables a las fuerzas de defensa conocidas. Se recomienda que las operaciones deberían ser contempladas solo de noche y a baja altura. El bombardeo sería realizado por radar, y en consecuencia, los blancos deberían ser de área más que de naturaleza puntual; poblados, aeródromos e instalaciones portuarias serían esa mejor opción.
- La distancia extrema desde Ascensión, aún a Buenos Aires con regreso a Ascensión, requeriría el apoyo de 7 aviones cisterna Víctor para un único Vulcan cargando solo 7 bombas de 1.000 libras. Las misiones desde Ascensión hacia blancos en o alrededor de Buenos Aires y la recuperación a la base más cercana con capacidad para Vulcan en Chile, que es Santiago, sería de todos modos considerablemente más efectiva en costo. El requerimiento de cisternas sería de xx Víctor para cada Vulcan; el último reabastecimiento sería realizado apenas antes de las últimas luces a gran altura con una penetración del espacio aéreo argentino realizado en la oscuridad y a bajo nivel.
- Una vez en Santiago, los Vulcan proveerán un blanco muy vulnerable para misiones ofensivas de apoyo. De todos modos, desde esta base podrían realizarse ataques convencionales a bajo nivel, y sin recurso de AAR (Reabastecimiento en Vuelo). Sin embargo, se requeriría un sustancial soporte terrestre en términos de hombres y equipamiento para apoyar operaciones sostenidas.
El informe concluía que "Un despliegue hacia Ascensión y una operación única por cada avión desde Ascensión, es una propuesta factible. La capacidad máxima de 56 bombas de 1.000 libras es, sin embargo, de escasa significación real, pero el rápido y despliegue abierto de los Vulcan a Ascensión con sondas de reabastecimiento visibles, Víctor cisterna aparcados a lo largo y anunciando que cada Vulcan es capaz de cargar 21 bombas de 1.000 libras, debe imponer una amenaza real y significativa a Argentina –si ellos creen que tenemos la voluntad de emplearlos".

Primer borrador del 8 de abril de 1982. “Operaciones de Vulcan contra Argentina desde Ascensión”
Una consulta informal entre oficiales aeronáuticos de Gran Bretaña y Chile, dio como resultado que John Heath, embajador británico en Santiago de Chile informara, por Telegrama Secreto N°89 del 9 de abril, que "el General López, Jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), ha pasado el mensaje vía Griffin para expresar que la FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate".
Pero, previendo una represalia argentina sobre los aeródromos chilenos, la ayuda tendría sus condiciones, por lo que el mensaje proseguía: "En razón de la debilidad de la defensa aérea en los aeródromos del sur, especialmente Punta Arenas y Balmaceda, la FACH necesita urgentemente lo siguiente, en anticipación de un posible ataque argentino: a) 4 ó 5 unidades antiaéreas móviles Bofors 40/70 (usadas); b) 2 unidades de Bloodhound".

Vulcans y Nimrods en la isla Ascensión
La urgencia resultaba ser tal, que Heath aclaró en el telegrama que "la FACH estaría lista para comprarlos inmediatamente por contrato comercial y a precio normal, y enviar mañana un C-130 al Reino Unido si fuera necesario para recogerlos. Como no tienen experiencia en unidades Bloodhound en particular, la FACH estaría lista para recibir expertos británicos vestidos sin insignias para operar las unidades, lo que será normal para contratos comerciales similares para armamento nuevo".
El diplomático británico solicitó respuesta inmediata sobre estas posibilidades y requerimientos para poder contar con información para la reunión del 12 de abril, a la que lo había convocado el Comandante en Jefe de la FACH, general del aire Fernando Matthei Aubel, en la cual "seguramente se levantará el tema".
"... el General López, Jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), ha pasado el mensaje vía Griffin para expresar que la FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate".
El mensaje era música para los oídos de los oficiales aeronáuticos británicos. Contarían con una base a pocos cientos de kilómetros de las bases argentinas, y la factibilidad de la opción de bombardear Buenos Aires comenzaba a tomar forma.
Pero el general Augusto Pinochet dejó en claro a sus Jefes de Estado Mayor, que no autorizaría que los británicos iniciaran operaciones militares contra Argentina desde territorio chileno, por temor a provocar a "un vecino inestable". A pesar de ello, no habría problemas en recibir en aeródromos chilenos aeronaves británicas "en emergencia".

Telegrama Secreto N°89 del 9 de abril de 1982 del embajador británico en Santiago de Chile. “La FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate”
El Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Terence Lewin, encomendó la preparación de un documento de trabajo estableciendo las opciones para la Operación Corporate. Siguiendo sus instrucciones, y tras la consulta a cada una de las fuerzas armadas, al ministerio de Defensa, y al Foreign Office, se confeccionó un listado de opciones, que se dividía entre aquellas que se encontraban en curso y las que quedarían disponibles para su futura consideración. Se pretendió formular una graduación en orden ascendente de acuerdo al impacto político-militar de cada una, en base a apreciaciones eminentemente subjetivas, que se revisarían y eventualmente se modificarían a medida que evolucionara la situación.
Entre las opciones futuras, bajo el título "Ataque a blancos seleccionados en Argentina Continental" se encontraba la "Opción 13", bajo la cual se fijaba el objetivo y las circunstancias que se consideraban operarían a favor y en contra de la iniciativa.
Entre los primeras, se señalaban la obtención de la sorpresa; la reducción de la efectividad de la Fuerza Aérea Argentina; la posibilidad de aferrar la defensa aérea argentina en forma remota al área del conflicto. Las desventajas serían las repercusiones internacionales; el cuestionamiento de la legalidad de los ataques; la justificación directa para aplicar represalias contra expatriados británicos en Argentina, entre otras.
Contando con nuevos datos y estimaciones, el 10 de abril se introdujeron modificaciones a la planificación. Se concluyó en el informe que "un despliegue hacia Ascensión, y un solo vuelo saliendo de Ascensión por cada uno de los ocho Vulcan a fin de atacar blancos en los alrededores de Buenos Aires, es una proposición factible. La capacidad de 168 bombas de 1.000 libras es significativa, a pesar de la limitada precisión de los Vulcan operando de noche en misión convencional".
Se insistía con el aspecto psicológico que la maniobra pudiera causar entre los argentinos: "el despliegue rápido y abierto de los Vulcan a Ascensión, con sondas de reabastecimiento visibles, y los Víctor cisterna aparcados a su lado, constituirá una amenaza real y significativa a Argentina –si están convencidos que tenemos la voluntad de emplearlos".
En paralelo se confeccionó un informe con los posibles blancos de carácter económico en territorio argentino, apuntando principalmente a campos y refinerías petrolíferas; yacimientos y sistemas de gasoductos, sobre nudos de las redes ferroviarias, y el sistema de carreteras, y de sus efectos para el esfuerzo militar y sobre la población.

En la reunión del Gabinete de Guerra del mediodía del viernes 16 de abril, presidida por Margaret Thatcher, se discutió la filtración a la prensa sobre el reacondicionamiento de los aviones Vulcan y su capacidad para llegar a blancos sobre territorio continental argentino
La isla de Ascensión se encontraba en medio del Océano Atlántico, y lejos de los ojos argentinos. Había que difundir los preparativos de las misiones de bombardeo, y que los mandos militares y opinión pública argentina tomaran conocimiento de ellos. Pero ¿cómo se lograría?
Cumpliendo directivas del Gabinete británico, el 11 de abril de 1982 se constituyó el Grupo de Proyectos Especiales, bajo la dirección del Coronel T.S. Sneyd, en el ámbito del Ministerio de Defensa, para la preparación y promulgación de las operaciones de decepción y propaganda. Sus planes serían implementados por el Servicio Secreto de Inteligencia y por el Foreign Office.
El arte del engaño o decepción, es tan antiguo como la guerra misma. En las operaciones militares convencionales, los comandantes no solo deben motivar a sus tropas, sino también buscar afectar la del enemigo. La propaganda, como elemento crucial de las acciones psicológicas, debe basarse en información que resulte creíble para el enemigo.
Apenas dos días después de los desembarcos argentinos en Malvinas, el 4 de abril, el periodista Jon Connell, del Sunday Times, realizó un análisis sobre las distintas opciones militares para "recapturar las Falklands", expresando que "una posibilidad, por supuesto, sería no atacar las Islas Falklands sino Argentina misma –sus bases militares y navales costeras".
Los cuadros comparativos de las fuerzas de ambos países mostraban un claro desbalance a favor de Argentina en el número de medios aéreos. La opinión pública británica comenzaba a preocuparse sobre el éxito de la fuerza de tareas.
En la reunión del Gabinete de Guerra del mediodía del viernes 16 de abril, presidida por Margaret Thatcher, se discutió la filtración a la prensa sobre el reacondicionamiento de los aviones Vulcan y su capacidad para llegar a blancos sobre territorio continental argentino.
La noticia sería publicada el próximo domingo en el Sunday Express en primera plana. A pesar que el acta de la reunión refleja la lamentación por no haber logrado detener la filtración, los asistentes concluyeron que "si bien en realidad no hay intención de atacar el continente argentino, podría existir alguna ventaja militar si los argentinos lo temieran".
Ese mismo domingo 18 de abril, la portada del Sunday Express titulaba "Los Vulcan listos para golpear Argentina". La nota, firmada por Michael Toner, relataba con detalle el alistamiento de los bombarderos y de su despliegue al Atlántico Sur, y que si bien no estarían equipados con bombas nucleares, "tendrán la capacidad para destruir cada aeródromo y puerto naval argentino", y que "si los Vulcan eran empleados adecuadamente, toda la estructura militar argentina podría ser destruida".

El periodista reconocía en su nota que la decisión de utilizar los Vulcan contra Argentina "puede ser un resultado del trabajo de 'operaciones psicológicas'" dentro del Ministerio de Defensa. "Un poco conocido grupo de expertos ha estado trabajando horas extras para desalentar y desestabilizar la opinión militar en Argentina". Tal vez, al decirlo, Toner reconocía implícitamente su participación en la acción de propaganda. Su nota contenía detalles similares a la planificación del 10 de abril, y que el Gabinete ahora había considerado oportuno que llegara a oídos argentinos.
Toner concluyó describiendo la amenaza en términos inequívocos: "No hay duda que la mera amenaza de operaciones de Vulcan aterrorizará a cualquier experto en Argentina que conozca lo que pueden hacer estos aviones. Pueden destruir cualquier blanco virtualmente a voluntad. Solo con ese hecho, se le podría prácticamente garantizar inmunidad a la flota británica en el Atlántico Sur contra ataques aéreos argentinos".
La acción psicológica ya había dado su puntapié inicial. La noticia, tomada por las agencias internacionales, fue replicada profusamente en los medios británicos y argentinos durante los días siguientes. La "diplomacia de cañoneras" hacía una nueva demostración de lo que estaba en condiciones de hacer.

“Por qué deberíamos bombardear Argentina”, declaraciones de Winston Churchill (nieto), en el periódico The Sun, el 23 de abril de 1982
Fue el vocero del Partido Conservador, el parlamentario Winston Churchill, nieto del famoso primer ministro británico, quien, en una nota publicada por el periódico The Sun el 23 de abril, bajo el título "Por qué deberíamos bombardear Argentina", justificaba las acciones sobre el continente ante la amenaza de la aviación argentina operando desde sus bases en el litoral Atlántico contra la fuerza de tareas británica.

El fin de un Vulcan si hubiese sido interceptado por los Mirage III
Expresaba Churchill: "Un factor adicional evidente, que hasta ahora podría haber sido pasado por alto por la Junta, es la capacidad de la fuerza de bombarderos Vulcan de la RAF para eliminar –si fuera necesario-, todas las bases aéreas argentinas clave en el continente con un único ataque sincronizado al estilo israelí. Desde bases en el Atlántico Sur los Vulcan tienen el alcance y la capacidad para hacer cráteres en las pistas con bombas convencionales y destruir en tierra la mayor parte de la Fuerza Aérea Argentina con bombas de racimo… Eliminar a la Fuerza Aérea Argentina con un golpe rápido y devastador, garantizaría la victoria para la Fuerza de Tareas, y aseguraría un mínimo de bajas británicas".
Si bien las fuerzas argentinas estaban tomando las medidas adecuadas para la defensa del territorio argentino, de sus bases aéreas y de las instalaciones estratégicas en el territorio nacional, también comenzaron a actuar las organizaciones de Defensa Civil y las delegaciones locales de la Cruz Roja Argentina.
Pero la reacción más pintoresca fue la del Semanario Tal Cual, en su edición del 23 de abril, que esbozó una serie de interrogantes y respuestas ante "estos momentos de tensión e incertidumbre que vive el país", con recomendaciones prácticas ante un bombardeo de la ciudad de Buenos Aires.
- Si [la guerra] llega al continente ¿llegará a Buenos Aires? – Si es una guerra abierta entre los dos países, puede ser bombardeada tanto Buenos Aires como Londres o cualquier ciudad.
- Si llega a Buenos Aires ¿se construirán refugios? – Seguramente, ya que no serán suficientes los refugios naturales (sótanos especiales, subterráneos, etc.)
- ¿Hay que evacuar la ciudad? – Esta posibilidad se atenderá únicamente si existiese un ataque con invasión a Buenos Aires.
- En caso de bombardeo, ¿qué hay que hacer? – Los miembros de la Defensa Civil instruirán a la población a su debido tiempo, por todos los medios de información que están a su alcance (radio, TV, etc.).
- ¿Cuáles son los refugios para bombardeo? – Los naturales, las construcciones de hormigón armado que estén bajo la superficie. Subterráneos, garajes subterráneos, sótanos de grandes edificios (el Barolo en Avenida de Mayo al 1300, tiene sótano anti-bombardeo).

El 4 de mayo de 1982, el destructor HMS Sheffield fue alcanzado por uno de los dos misiles Exocet lanzado por los Super Etendard. La opción de bombardear Buenos Aires se diluía y los ingleses se concentraron en las Bases Aéreas
En Buenos Aires la guerra todavía parecía muy lejana, y se confiaba en una solución pacífica del conflicto. No había necesidad de buscar refugio o prestar atención a las prevenciones. En cambio, en las principales ciudades del sur argentino, en donde eran incesantes los movimientos de tropas y armamentos, las autoridades y la población habían tomado completa conciencia de la eventualidad de un ataque, realizando ejercicios de oscurecimiento y simulacros de evacuación a refugios y medidas de protección ante bombardeos.
En el atardecer del 30 de abril, llegó a los comandantes argentinos el aviso del despegue de aviones Vulcan y Víctor cisternas desde la Isla de Ascensión, apreciándose que tendrían como destino el litoral continental.
Los soviéticos habían desplegado un buque "científico" para que navegara en proximidades de la isla, por lo que presumiblemente fue quien dio el alerta ante semejante movimiento de aviones. Sin embargo, el rumbo tomado por los atacantes sería Malvinas.
A las 4.40 de la madrugada del 1° de mayo se efectivizaba la amenaza del Vulcan, lanzando sobre la pista del aeropuerto la cantidad de 21 bombas de 1.000 libras, de las cuales solo una impactó en forma efectiva, rápidamente reparándose los daños. Se iniciaban así las misiones denominadas "Black Buck" por los británicos.
Con el desarrollo de las operaciones militares, y el acceso a mayor información de inteligencia, la "Opción 13" continuó reformulándose. El 4 de mayo de 1982, el destructor HMS Sheffield fue alcanzado por uno de los dos misiles Exocet lanzado por un par de aviones Super Etendard que operaban desde la Base Aeronaval de Río Grande, en Tierra del Fuego.
La opción de bombardear Buenos Aires se diluía de las planificaciones, que ahora se concentraron principalmente sobre las Bases Aéreas Militares en el sur del continente. En cada oportunidad en que la flota británica recibía un golpe certero de la aviación argentina, se ajustaban las planificaciones ante la presión parlamentaria y de la opinión pública.
No obstante, la idea de bombardear Buenos Aires, que había surgido aún antes del 2 de abril y descartada a medida que evolucionaban las operaciones, recobró vigencia el 13 de mayo, pero para una nueva acción psicológica.

Recorte del periódico “Daily Express” del 19 de abril de 1982, con la especulación de los posibles blancos en territorio continental argentino.
Previo a los desembarcos británicos en San Carlos, en la isla Soledad, la aviación argentina basada en tierra era considerada como la principal amenaza para el establecimiento de una cabeza de playa segura.
El Grupo de Proyectos Especiales realizó una propuesta para "pasar el rumor por medios discretos no atribuibles que se están planificando ataques diurnos con bombarderos Vulcan contra blancos al norte en el continente, previos a cualquier desembarco principal en las Islas Malvinas". Con ello se intentaría reducir la cantidad de aviones atacantes en el área de operaciones de Malvinas, replegando algunos elementos hacia los aeródromos en el norte.
De todos modos, para que fuera efectivo, el rumor debía resultar creíble y atractivo para los mandos argentinos, el Grupo consideró que "si se difundiera que los ataques están siendo cambiados a horas diurnas, ello podría motivar a la Fuerza Aérea Argentina a buscar activamente el enfrentamiento a fin de lograr una victoria prestigiosa derribando un Vulcan. Indicando que los ataques serán realizados contra una instalación grande de combustible cerca de Buenos Aires, una opción creíble, se espera que atraiga algunos cazas al norte".
El Coronel T.S. Sneyd, finaliza su informe expresando: "Se recomienda que se otorgue autorización para emplear medios discretos y no atribuibles para informar a las autoridades argentinas que aviones Vulcan van a atacar instalaciones de combustible en el área de Buenos Aires a la luz del día en el futuro cercano. Se destacará que el cambio a bombardeo en horas diurnas es a fin de lograr mayor precisión y así reducir bajas civiles".
Las consecuencias políticas de una acción británica sobre el continente condicionaron cualquier ataque de estas características. Argentina encontraba apoyo en el ámbito de la Organización de Estados Americanos, y siempre quedaba latente la posibilidad de regionalizar el conflicto. Era un riesgo que Gran Bretaña no pretendía asumir. Había justificado su reacción militar en el principio de legítima defensa del Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas y en la Resolución 502 del Consejo de Seguridad, por lo que un ataque abierto sobre el continente parecía innecesario, y ello pondría en peligro la legalidad de sus acciones.

Siempre existió la posibilidad de que Gran Bretaña pudiera fracasar en su objetivo militar primario en las Islas Malvinas, y que la Fuerza de Tareas fuera humillada. Fue así que, hasta el final del conflicto nunca se descartó la idea de estos ataques sobre el continente, ni se suspendieron las planificaciones.
La opción quedaría reservada para cuando las necesidades operativas militares así lo requirieran, siempre que justificara el medio empleado, y se soportara la condena internacional. La "Opción 13", de "Ataques a blancos seleccionados en Argentina Continental", siempre estuvo sobre la mesa de planificación, a la espera de obtener luz verde en el Gabinete de Guerra.
El bombardeo de la ciudad de Buenos Aires permaneció vigente en la mente de los planificadores británicos como también en el diseño de las acciones de guerra psicológica.
Cumplidos 37 años de que Charly García compusiera la canción "No bombardeen Buenos Aires", ahora sabemos que su plegaria no fue ficción.