La historia de los prisioneros ingleses que estuvieron arrestados en Comodoro durante la Guerra de Malvinas
El 3 de abril de 1982, un día después que Argentina recuperó momentáneamente la soberanía de las Islas Malvinas, soldados argentinos tomaron como prisioneros a seis marines británicos y un guardafaros. Los siete fueron traslados a Comodoro Rivadavia donde permanecieron 12 días detenidos en el Liceo Militar General Roca.Por Fredi Carrera || ADN Sur
@fredicarrera
CONTENIDO EXCLUSIVO (ADNSUR) - En el patio del enorme Liceo General Roca de Comodoro Rivadavia, institución donde cientos de chicos hoy cursan sus estudios primarios y otros tantos terminan la secundaria como cadetes, aún está en pie la casa en la cual estuvieron detenidos 7 prisioneros de guerra ingleses durante el otoño de 1982.
La vivienda en la actualidad es habitada por un oficial que presta servicio en esa institución militar.
Según cuenta la historia a la que tuvo acceso ADNSUR, fueron seis marines británicos y un guardafaros los prisioneros que estuvieron detenidos en Comodoro Rivadavia, ciudad que fue Centro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, y a donde llegaron 495 soldados heridos que fueron atendidos en el Hospital Regional.
Los marines fueron apresados el 3 de abril, un día después de la recuperación de las Islas Malvinas y mismo día en que llegó el primer soldado herido al nosocomio.
Stefan Charles York, de 27 años; James William Mc Kay, de 21; Gary Moor, de 19; Jeffrey William Warnes, de 36; Richard Overall, de 22; y Martin Thomas Smith y Stephan Dale fueron detenidos cerca de Puerto Argentino, el centro del archipiélago y dos días después, según narra una nota de Clarín, fueron traslados a Comodoro Rivadavia.
Los ingleses llegaron a esta ciudad de madrugada en un Hércules C-130 que aterrizó en la pista del Aeropuerto General Mosconi, donde los esperaba el jefe de la compañía de Reserva del Liceo, capitán Luis Bruno. Desde allí fueron trasladados al instituto militar bajo estrictas medidas de seguridad y fueron recibidos por el teniente coronel Miguel Angel Arévalo, director y jefe de la Agrupación Comodoro Rivadavia, quien falleció el 30 de abril en un accidente que tuvo el helicóptero que lo transportaba cerca de Caleta Olivia, Santa Cruz,.
Los prisioneros la primera noche quedaron arrestados en una casa del patio exterior del LMGR. Al otro día fueron trasladados a la Sala de Armas, la única habitación que por cuestiones de seguridad estaba enrejada en la institución. Mientras tanto se suspendieron las clases para los cadetes por cuestiones de seguridad.
El traductor de los prisioneros
Edgardo Blaguerman por ese entonces cumplía con el Servicio Militar Obligatorio en el Liceo Militar General Roca. El conscripto era oriundo de Buenos Aires, y cuando se presentó a realizar el servicio en el distrito San Martín de Ramos Mejía lo subieron a un Unimog y lo llevaron hasta El Palomar, donde lo embarcaron a un avión.
“De aquí en más empieza su vida militar. En dos horas van a estar en Comodoro Rivadavia. Ese va a ser su destino”, le dijeron.
Blaguerman llegó a la ciudad el 3 de febrero y luego de una instrucción de 25 días en un yacimiento petrolero abandonado comenzó a prestar servicio en el Liceo.
Este medio logró contactarlo pero fue imposible entrevistarlo por sus ocupaciones diarias. No obstante su testimonio quedó registrado en un trabajo realizado por estudiantes de la Escuela ORT.
Frente a la cámara Blaguerman, quien fue intérprete junto al soldado Claudio Tantignone, contó detalles de la estadía de los prisioneros.
“Cuando llegaron los prisioneros fueron trasladados al Liceo Militar General Roca donde no existían cárceles porque era un colegio. Entonces la primera noche durmieron en una de las casas que en general las usan los oficiales. Se las adaptó con una custodia militar y al día siguiente la que era una de las armerías fue acondicionada como prisión”, narró.
Y continuó: “la orden que llegó del comando en jefe del Ejército fue que sean tratados correctamente. Se les daba de comer, tenían su lugar para higienizarse, un tiempo para hacer alguna actividad física. En realidad se buscó no llegar a un conflicto mayor hasta no tener en claro que iba a pasar porque en ese momento todavía no había prisioneros argentinos”.
Blaguerman había cursado cuatro años de inglés y era uno de los pocos soldados del Liceo que manejaba el idioma. Según contó el cuarto donde estaban los prisioneros era como una ele y estaba custodiado por los dos frentes que daban a los pasillos. “Éramos dos soldados intérpretes que nos dividíamos los turnos. Estábamos sentados con una silla al pie de la entrada que era la prisión de estos soldados ingleses. La orden era tratar de escuchar o ver si detectábamos algo raro que tengamos que informarles a nuestros oficiales. Principalmente pasó ese tiempo entre hacer intermediarios entre las peticiones de los prisiones y la respuesta de los oficiales argentinos”, contó.
En el relato Blaguerman asegura que en forma preventiva ellos fueron desarmados ya que los marines ingleses tenían experiencia en combate. “Uno de los soldados llevaba 20 años como mercenario, era alguien que cobraba por ir a la guerra. La mayoría nos llevaba 10 años de diferencia. Hay uno de ellos que me preguntó ‘¿cuántos años tenía?’ le dije ‘18’ y me dijo ‘yo tengo 38, hace 20 que trabajo de esto’”.
La estadía de los marines era un secreto en la ciudad para evitar un posible rescate inglés. Sin embargo, todo cambió el 13 de abril cuando Diario Crónica de Comodoro Rivadavia publicó la noticia en su edición del día bajo el título: “Infantes británicos están alojados en el Liceo Militar General Roca”.
Ese titular cambió todo para los prisioneros que cuatro días después fueron embarcados a un Fokker de la Fuerza Aérea y trasladados a Montevideo para su liberación. Solo uno de ellos volvió a pelear en las islas.
Según pudo confirmar ADNSUR esos siete ingleses no fueron los únicos prisioneros que estuvieron en la ciudad. A fines de mayo un piloto ingles fue trasladado a la zona luego de que se eyectó en Puerto Argentino. El combatiente británico sufrió heridas de consideración y fue trasladado a esta base, confirmaron excombatientes que en ese momento prestaban servicios en la Fuerza Aérea.
Historias casi desconocidas en una ciudad que vivió la guerra de cerca, con apagones, simulacros, camiones de combate y un hospital preparado para recibir a los heridos.
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