Llevaron al cementerio de Darwin el reclamo para que se identifique a los 123 cuerpos enterrados allí como NN
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Siete ex combatientes viajaron por primera vez a Malvinas con sus hijos, a 32 años de la guerra.
Pablo Roesler - Tiempo Argentino
Una noche en Monte Longdon, una bandera argentina en las islas
Regalo - Los jóvenes, en su primera visita a las Malvinas, aprovecharon para izar con orgullo la bandera argentina.
La batalla de Monte Longdon fue una de las más crueles y definitivas de la Guerra de Malvinas. Treinta y dos años después, un grupo de siete sobrevivientes de ese combate acamparon en las posiciones que defendieron el 11 y 12 de junio de 1982. Pasaron una noche junto a sus hijos, de entre 19 y 26 años, la misma edad que tenían ellos cuando eran jóvenes soldados conscriptos del Regimiento de Infantería Nº 7 de La Plata y la dictadura cívico-militar los envió a pelear contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
"La tarde del miércoles 15 y hasta el mediodía del jueves, el Longdon volvió a ser nuestro. Los hijos nos hicieron este regalo: buscaron el fierro más alto e izaron la celeste y blanca", escribió Hugo Roberts, quien viajó con sus hijos Joaquín y Alejo, en Facebook. Las palabras de este ex combatiente son el pie de una foto en la que, en primer plano, muestra un mástil improvisado sosteniendo a una bandera argentina en esos terrenos despoblados donde hace tres décadas las balas silbaban sobre sus cabezas y las detonaciones de los bombazos ingleses lo estremecían todo.
"En el medio de la mayor violencia, la de la muerte enamorada que se lleva a los jóvenes para cegarles el futuro, ellos –nuestros hijos padres– nos izaron sin permiso, en un desafío que no nos animábamos a saldar. Ahí, con un mástil hecho de una esquirla, con la certeza de una canción partisana y la bandera que aguantó la noche más furiosa, anduvimos visitando –uno a uno– algunos fantasmas que no ahorran presencia aunque no existan", completó Carlos Giordano, que viajó con sus hijos Camilo y Manuel.
Con los ex combatientes del Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) La Plata y sus hijos, viajaron también sus compañeros Fernando Magno, y sus hijos Agustín y Juan; Rodolfo Carrizo, y Martín; Fernando Terminiello, con Guido y Julieta; y Carlos Mercante y Guillermo Bianchi. También se sumaron a la partida Guido Volpe, hijo del presidente del CECIM La Plata, y Agustín Alonso, hijo del titular de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas.
Al regreso, cenaron en el CECIM: fue la bienvenida para ese contingente que pasó una semana en las islas, acampó en Monte Longdon y visitó el cementerio de Darwin, donde desplegaron una bandera con el pedido de identificar a esos 123 soldados sepultados en tumbas sin nombre.
"No es como te lo imaginás. Por supuesto que nosotros teníamos imágenes de las islas, fotos y videos, que fuimos completando con los relatos de nuestros viejos. Pero cuando estás ahí te das cuenta de que es completamente diferente, que todo es más fuerte de lo que creías que conocías", explicó Manuel Giordano. Junto a él, Agustín Alonso y Alejo Roberts, otros dos hijos recién llegados de Malvinas, comparten el pollo a la parrilla y sus palabras.
"Lo más impactante me pareció el cementerio (de Darwin). Ahí están, en el medio de la nada, en un predio que en la inmensidad de ese campo aislado en medio de la Isla es chiquito, enterrados los soldados sin identificar", dice Manuel. "Las placas dicen 'soldado conocido solo por Dios', pero eso no quiere decir nada, ni siquiera podés saber si creían en Dios o en qué Dios creían", apunta Alejo.
A Darwin llevaron el reclamo por la identificación de los 123 soldados sepultados como NN que iniciaron el CECIM y el Estado argentino.
La visita a las islas comenzó el domingo 12 de octubre, cuando los 18 platenses aterrizaron en Monte Agradable (Mount Pleasant), una base militar que concentra unos 2000 soldados del Reino Unido, casi la misma cantidad de habitantes que tiene Puerto Argentino, donde se albergaron. Luego visitaron el cementerio, Goose Green (otro campo de batalla), la bahía San Carlos, y el miércoles acamparon en Monte Longdon, donde el grueso de los ex combatientes del CECIM pelearon posiciones con los ingleses en las compañías A, B y C, en 1982.
En la cena de bienvenida, Mario Volpe, presidente del CECIM La Plata y vicedirector del Museo Malvinas, pidió un brindis por sus hijos y los de sus compañeros. "Este viaje de padres e hijos a Malvinas reafirma toda la idea del CECIM de trascender lo que hemos hecho en todos estos años. Y los que estuvieron en este viaje han podido ver que vamos en el camino correcto", dijo antes de levantar la copa. Los jóvenes acababan de proyectar videos de la visita: imágenes de las zambullidas en el helado mar que rodea las islas, una guitarreada nocturna en Monte Longdon, la recorrida por el cementerio.
"Nosotros fuimos a Malvinas porque nos mandó, nos obligó la dictadura. Pero ustedes fueron sabiendo cuál es la disputa y esa es una posibilidad que nos dio la democracia", tomó la palabra Ernesto Alonso. "Ustedes no fueron pensando en fierros, en situaciones bélicas. Fueron pensando en conocer, saber, interpretar y en tomar decisiones para recuperar definitivamente los derechos que tenemos sobre las islas", completó. Y pidió otro brindis, el segundo de la noche.
Martín Carrizo –uno de los jóvenes que izó la bandera en Monte Longdon– tomó la palabra en representación de los hijos: "Esta semana, sin lugar a dudas, cada uno de nosotros pudo entender mejor la realidad y lo que vivió cada uno de ustedes. Todo el tiempo que estuvimos en Malvinas el CECIM estuvo presente, porque los nombramos, porque nos acompañaron y nos contienen, y porque hicieron posible el sueño de muchos de nosotros."
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